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Cuando un colega solicita ayuda este debe prestarse con gusto. La odontología
moderna no es posible ejercerla solo, se necesita de otros para practicarla, por esto, los
grupos odontológicos son necesarios para el ejercicio de la odontología.
Lo anterior no significa que debemos encubrir al colega. Si este hace algo malo,
debemos defender al paciente y a la sociedad. Al colega drogadicto, o alcohólico, debe
ayudársele a resolver su problema o a vivir con él, pero protegiendo a la sociedad y a los
pacientes de los males que pueda cometer. Mientras se trata debe ser incapacitado y si su
problema es irreversible, debe de pensionarse.
Ante el colega deshonesto o mal preparado es importante ayudarle a resolver su
problema; si esto no es posible, debe retirársele de la práctica para evitar el daño que pueda
producir.
Dados los costos de los servicios de salud, es imposible atender sin cobrar a los
colegas y su familia. Todo odontólogo tiene la obligación de tener un seguro de salud que
lo cubra a él y a su familia para que no sea carga económica para sus colegas. Sin embargo,
si el colega tiene problemas económicos debe hacerse una concesión y cobrarles una tarifa
reducida o no cobrar honorarios. Esto es una señal del colegaje solidario con el odontólogo
que está en una situación que requiere ayuda. Los insumos como droga, material
quirúrgico, yesos, que no dependen del odontólogo, deben cobrarse.
Ante el error del colega, el odontólogo debe hacérselo saber. Esto por lo general
es difícil; desafortunadamente entre odontólogos se considera una ofensa hablar al colega,
del error que cometió. No es adecuado comentar el error con otros colegas, a no ser que sea
necesario, pues puede prestarse a denigrar del otro.
Puede suceder que el error sea repetitivo, de graves consecuencias o haya sido
hecho por negligencia manifiesta; en estos casos el odontólogo tiene obligaciones de darlo
a conocer a los órganos de control y regímenes disciplinarios que existieran.
Cuando se han hecho huelgas, los odontólogos creen que con cubrir las
emergencias, se liberan de toda responsabilidad por los daños y sufrimientos que la huelga
trae. Sin embargo, el deber del odontólogo para con la sociedad, va más allá de evitar la
muerte; debe aliviar también el sufrimiento. Desafortunadamente los que sufren con un
paro odontológico son los pobres, los que no tienen voz: por eso nunca sabremos cuanto
dolor, sufrimientos y muertes produce un cese de actividades en los servicios de salud.
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