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INCÓMODA”
A Luis la idea le daba vueltas en la cabeza desde hacía rato. De hecho, era el motivo
de sus desvelos, de su intranquilidad. Era su secreto, algo que no había compartido
con nadie. Y cada día que pasaba la angustia aumentaba y el nivel de la ansiedad se
hacía insoportable.
Hasta que un día dijo “¡No más!” y decidió montar su restaurante. Comenzó con
mucho entusiasmo, hizo un préstamo al banco y, según sus proyecciones, podría
pagarlo, incluso, ANTES que se cumpliera el plazo. Desbordaba de confianza y de
optimismo porque estaba convencido de que tenía el plan PERFECTO.
Su comida era insuperable, tal y como TODOS sus conocidos se lo decían. La casa de
Luis era el sitio habitual de reunión para los familiares, los compañeros de trabajo y los
amigos de toda la vida. Cualquier cumpleaños, cualquier despedida de soltero,
cualquier ocasión especial se celebraba allí: todos querían la comida de Luis.
Durante esas frecuentes reuniones, uno de sus amigos MÁS entusiastas le contaba
una y otra vez las historias de cómo hoy, en el siglo XXI es TAN FÁCIL triunfar en los
negocios gracias a las redes sociales. Le decía que en cuestión de un mes un “amigo
de un amigo” había acumulado 90.000 fans en Facebook y 103.000 seguidores en
Instagram. ¡Wooowww!
Ese fue el empujoncito que Luis requería para dar el primer paso. “No aguanto más”,
pensó. “Adiós, Luis, el fracasado. Hola, Luis, el exitoso”, se dijo frente al espejo. Y así,
un 15 de abril Luis abrió las puertas de su negocio y el primer día, su esposa y sus
cuñados fueron a comer. Al día siguiente, fue el turno de sus amigos del colegio y el
tercer día los comensales fueron sus compañeros de la facultad.
Era lo que había esperado durante años, la película que había corrido en su mente
una y otra vez, mil y una veces. Pero, al cabo de una semana, Luis “se quedó sin
conocidos...” que fueran a comer a su restaurante. La enorme sonrisa de los días
anteriores se transformó en una mueca que mezclaba ansiedad, curiosidad y un poco
de rabia.
Los días siguientes no fueron fáciles. Estaba de mal humor, le costaba concentrarse
en el trabajo y no dormía bien. Le dolía mucho ver las mesas vacías en su restaurante
y no entendía la razón. En medio del desespero, solo se le ocurrió una idea: tomó el
teléfono y llamó a ese amigo que durante tanto tiempo le habló acerca de los milagros
que, según él, eran posible en las redes sociales.
Fue una larga conversación en la que Luis se desnudó y hasta dejó planteada la
posibilidad de tirar la toalla. El contraataque de su amigo, sin embargo, sirvió como
revulsivo: le devolvió el entusiasmo y, entonces, decidió que era hora de sacar la
artillería pesada”.
Contrató una empresa que le montó una “estrategia promocional en redes sociales” y,
tal como le había contado su amigo, al cabo de un mes, tenía más de 80.000
seguidores en sus redes sociales. ¡No lo podía creer!, su restaurante estaba en boca
de todos, pensaba.
Alcanzó a llegar a fin de mes juntando centavos y antes del tercero tuvo que pedirle
prestado dinero a su hermano. Y para el quinto mes no solo le debía dinero al banco y
a su hermano, sino también a su padre, que había salido en su auxilio, pues las ventas
no fueron suficientes para cubrir los salarios de los 5 empleados que quedaban de los
8 que había contratado para comenzar.
Ya Luis estaba desesperado y lo peor era que no sabía qué hacer, cómo salir de esa
situación. En cada noche de desvelo lo único que lograba era cultivar la idea de tirar la
toalla, de renunciar a su sueño de ser el propietario de un restaurante lleno y
reconocido. Sin embargo, en su cabeza había algo que no lo dejaba desistir, una
suave voz que le decía que aún había una oportunidad para él.
Sin saber a ciencia cierta porqué lo hizo, fue directo al estudio, prendió el computador
y comenzó a buscar ayuda, decidió guglear. “Cómo aumentar las ventas de un
restaurante” fue la frase que escribió en el buscador y, luego de 15 minutos viendo
enlaces diversos, llegó a un sitio web en el que daban “tips de marketing” para dueños
de restaurantes.
Le llamó la atención porque era un término en el que Luis JAMÁS había pensado en el
pasado. Cuando menos se dio cuenta, había consumido toda la tarde allí, frente a su
computador, y se sentía cansado. Cansado, sí, pero también ilusionado. Guardó una
buena cantidad de archivos y tomó muchas notas en una libreta. Al anochecer, tenía
hambre y decidió parar la búsqueda por ese día, el día en que descubrió un MUNDO
NUEVO de conceptos de negocios que NUNCA había considerado.
Aprendió que los milagros d e las redes sociales que le prometió su amigo no eran más
que un espejismo y que necesitaba una manera de generar nuevos prospectos para su
negocio. Entendió que había una forma de conseguir que esos prospectos visitaran su
restaurante y se convirtieran en clientes y, finalmente, descubrió cómo mantener a
esos clientes comprando regularmente.
“He sido un tonto”, fue la gran conclusión de su investigación. Se dio cuenta de que
había cometido muchos errores, pero también entendió que había una oportunidad
para él, para su sueño, si lograba corregirlos. También estaba FASCINADO con esos
procesos que forman parte de algo llamado Sistema de Marketing, que se dio a la
tarea de implementar en su negocio.
Para los siguientes pasos, he preparado una serie de videos en los que VOY A
REVELARTE detalladamente cómo funciona EXACTAMENTE un sistema de
marketing PODEROSO e INFALIBLE (el mismo que yo utilizo)...
...lo hago en video porque es mucho más sencillo, práctico y, sobre todo, DIDÁCTICO
revelártelo en ese formato. El contenido en este momento está en etapa de puesta a
punto, pero espero publicarlos en los próximos días...
https://MercadeoGlobal.com/serie/
...ahí mismo iré publicando esta serie de videos tan pronto estén listos.
Por ahora, te recomiendo que NO INVIERTAS un centavo en actividades de marketing
mientras no veas mis videos.
Hasta pronto.
Tu amigo,
Álvaro Mendoza