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(DES)GENERANDO IDENTIDADES. Intersexualidades y la inteligibilidad de lo humano.

Lionel Brossi

Lionel Ricardo Brossi


lionelbrossi@gmail.com
Universidad Autónoma de Barcelona

Título:

(DES)GENERANDO IDENTIDADES
Intersexualidades y la inteligibilidad de lo humano.

Palabras clave: intersexualidades, identidad de género, cuerpo, derechos humanos

Resumen

En el presente trabajo, se intenta reflexionar sobre cómo una ideología o doctrina


explícita articulada sobre la naturaleza de nuestra sexualidad, una ideología material
articulada por las instituciones, prácticas profesionales y la sociedad en general, y
un tipo de ideología espontánea que Zizek 1 define como aquella que opera en el
centro de la realidad social en sí, van configurando performativamente nuestra
concepción de la sexualidad, excluyendo a muchas personas la posibilidad incluso
de ser consideradas dentro de la categoría de “lo humano”. Surge a partir de lo
anterior una dimensión política en este trabajo, que intenta ir de la mano con las
demandas intersex2.
El movimiento entre lo teórico y lo político, nos ayuda a cuestionar constantemente
nuestras posiciones y a estar abiert*s a nuevas significaciones posibles,
constituyendo un modo de pensamiento de resistencia, que desafía la visión
hegeliana de una posible ordenación cerrada del conocimiento (cuyo eje sistémico
es el concepto). Este ejercicio no intenta realizar una especie de “etnografía” para
exponer un catálogo arbitrario de narrativas sobre intersexualidades, sino dar cuenta
de cómo determinadas manifestaciones presentan a través de elementos retóricos,
temáticos y estilísticos, demandas específicas y diversas que a su vez cuestionan
las corporalidades sexuadas como verdaderas entidades normales, naturales, fijas,
y duales, y cómo la articulación de nuestro lenguaje trunca muchas veces la
consecución de dichas demandas.

1
Zizek, Slavoj. Ideología. Un mapa de la cuestión. Introducción. En http://www.lacan.com/zizek-ideologia1.htm
2
Las demandas de la comunidad intersex son de carácter diverso, como se puede observar por ejemplo, en las peticiones de
diferentes organizaciones como ISNA (Intersex Society of North America) fundada por Cheryl Chase http://www.isna.org, la OII
(Organización Internacional intersexual) cuyo fundador es el Sr. Curtis Hinkle http://intersexualidad.org y MULABI, cuya
Directora Ejecutiva es Natasha Jiménez http://www.mulabi.org entre otras peticiones y organizaciones.
Fijos, los conceptos van generando víctimas. Irreductibles experiencias y

discontinuidades inaplicables a cualquier teleología. No somos homogéne*s ni

necesitamos lo mismo. No podemos encarnar la demanda de quien vemos en el

espejo. Ni el reconocimiento médico ni del Estado, palabras transmutadas en

identidades políticas3 que exigen más sutileza que una marcha del orgullo4.

Saberse intersex es para much*s personas, una cuestión de vida o muerte. Muy

pocos festejan su cuerpo y muy pocos se saben o se dicen fuera del Par impuesto.

El camino se trazó hace mucho y pareciera que recién se avista 5.

El cuerpo oprimido y su efecto nació del concepto que modeló sus límites y esculpió

sus cicatrices. Ósmosis en el cuerpo traducida en la asignación violenta de

identidades vacías, que no permiten rearticularse a partir de su mera existencia 6.

Imposición de significaciones antes de poder comprenderlas, transmisión de una

instancia del lenguaje, anterior a lo que habrá que reprimir (Enaudeau, 2006).

Pensar lo intersex es derribar muros. Porqué prefiero el azul y no el rojo, el otoño y

no el invierno, las mañanas y no las tardes no es asunto de la ciencia. El habitus

inscrito en el cuerpo, sabiduría infundada sobre una mera comodidad clasificatoria,

que poco revela de aquellos pequeños pero importantes accidentes que lo animan.

Insostenible tesis de Parménides. Mapas genéticos que saben de oscuridad. Límites

significantes como disposiciones fantásticas. La luz de la ciencia esconde en sus

espaldas inspiraciones imaginarias que terminamos por encarnar.

3
El mismo término intersex, es utilizado por muchos activistas, no como una palabra capaz de delimitar una categoría sexual,
sino como una articulación política desde la cual posicionarse.
4
El argentino Mauro Cabral es licenciado en Historia, activista intersex, colabora como experto en temas de intersexualidad y
transexualidad en el Programa para América Latina y el Caribe de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays
y Lesbianas, es miembro del Espacio Latinoamericano de Sexualidades y Derechos (MULABI) y miembro de Global Advocates
for Trans Equiality (GATE) entre otras organizaciones.
En un taller sobre intersexualidad en Barcelona, Cabral indicó que para hablar de intersexualidad se exige mucha más sutileza
que la política de identidad promocionada por ejemplo, por los colectivos GLBT.
5 5
Considerando que el movimiento intersex nace en Estados Unidos en los años noventa y en Europa comienzan a
escucharse voces de activismo intersex a principios de este siglo, podemos decir que la historia de este movimiento está
recién configurándose.
6
Se hace necesario una “reevaluación y reorganización conceptual del mundo social” Wittig, M. (2006). El pensamiento
heterosexual. (J. Sáez, & P. Vidarte, Trans.) Madrid: Egales S.L.

2
Si nos acercamos a sus sentidos posibles, nos encontramos con un concepto
relativamente nuevo, ciertamente despojado del estigma de sus sinónimos
aproximados; una designación casi sin historia, puesta a nombrar asépticamente una
cierta disposición fantástica de los cuerpos, anclada a la vez en la imaginación
atormentada y la mitología; una reescritura en clave políticamente correcta de las
conjugaciones múltiples del hermafroditismo victoriano, una colección de alteraciones
diversas de los genitales, de orígenes diversos, que se hace presente en la marcha de
uno cada dos mil nacimientos; una señal para la rapidez imprescindible y al parecer
inapelable de la intervención quirúrgica y hormonal sobre los cuerpos de recién
nacidos; una remisión obligatoria a las teorías de John Money 7 y a su aplicación en la
historia de la medicina y de la vida de las gentes, el modelo que desde la psiquiatría, la
urología pediátrica, la endocrinología y la cirugía ha normalizado durante décadas, y
normaliza, los genitales “indescifrables” de las personas intersexuales; el movimiento
político organizado de esas mismas personas, quienes abiertamente desafiamos la
normalización compulsiva de nuestra identidad y la necesidad de volverla literal sobre
nuestros cuerpos, volviendo a un reclamo ético desoído por casi todos en caos todas
partes, y que sin embargo hoy, otra vez, en este lugar, quiere hacerse oír: el respeto
fundamental por nuestra autonomía. Pensar la intersexualidad hoy, demanda por tanto
la consideración de un cierto entramado de imaginarios culturales, instancias
normativas y binarios genéricos que se desplazan indefectiblemente y con una
consistencia siempre distinta, de las discusiones académicas a los comités de bioética,
de las aulas universitarias a los quirófanos, de las decisiones consensuadas de los
comités interdisciplinarios a la soledad de la experiencia personal, de los gráficos en un
papel a las pulsaciones de la vida, de las palabras y los libros a las personas y sus
cuerpos.
Mauro Cabral. Pensar la intersexualidad hoy. (2003)

Intersexualidades como lugar de disputa, término suturado por imperativos

biomédicos, políticos y sociales, acarreando inclusiones y posibilitando

borramientos.8 Sexualidades que nos golpean contra la pared para comenzar de

nuevo. Desde los feminismos hasta el activismo intersex, la vida, o en el mejor de

los casos, hacer vivible la vida, como eje central de muchas teorías y luchas.

Cómo sobrevivir sin encarnar las normas 9, cuál es la relación ideal, cómo dar por

sentado aquello que nos divide, cómo soportar la violenta normalización. Exclusión

a quienes no viven conforme a las regulaciones del Par.

7
Jhon Money, junto con los psiquiatras John y Joan Hampston, consideraban inestimable el valor de la intersexualidad para el
estudio comparativo de la morfología y fisiología corporales, crianza y orientación psico-sexual, estableciendo una absoluta
negación de inclinación natural, concluyendo que las gónadas las hormonas y los cromosomas no determinaban
automáticamente el género, concluyendo que la conducta y la orientación masculina o femenina no tienen una base instintiva
innata. Fausto-Sterling, A. (2000)
8
Desde el comienzo de su utilización como término en 1917 por el biólogo Richard Goldshmidt hasta los inicios de la década
de los noventa, el término “intersex” refería a un diagnóstico y a una categoría epistemológica que solamente circulaba en el
mundo académico de la biomedicina y no se utilizaba en conversaciones entre los médicos y sus pacientes, o quienes estaban
a cargo de su cuidado. De hecho el lenguaje médico era más bien evasivo, en donde se hablaba de gónadas indiferenciadas,
desarrollo sexual, sexo incompleto, etc. (Holmes, 2009,p.2)
9
El planteamiento por parte del feminismo de cuestiones de vida o muerte, significa según Butler (2001), que el feminismo es
en cierta medida filosófico y va de la mano con el objetivo de transformación social.

3
Tengo la impresión de que todo el mundo debería ser desgraciado; ya ve, vivimos en un
mundo tan sencillo…Hay un sistema basado en la dominación, el dinero y el miedo, un
sistema más bien masculino, que podemos llamar Marte; y hay un sistema femenino
basado en la seducción y el sexo, que podemos llamar Venus. Y eso es todo. ¿De verdad
es posible vivir y creer que no hay nada más? Maupassant pensaba, y con él los realistas
del siglo XIX, que no había nada más; y eso lo llevó a la locura.

Michel Houellebecq. Ampliación del campo de batalla. (1994)

Sexualidades igualadas en lo per/verso/formativo.10 El género devenido en norma,

imposición de hombre o mujer, el binario que se refuerza - aunque la diferencia no

sea tal - es la ley inamovible del sistema patriarcal.11

La identidad, tal como la sentimos profundamente, es demanda de un derecho

inalienable. No es puzzle de lo social, psicológico, cromosómico, hormonal y otros

accidentes, pues la identidad no es homogénea. Deshacer los esencialismos sin

dejar una única marca,12 buscar los puntos en común para hacer una vida vivible,

que se ve continuamente cruzada por polaridades de atracción o rechazo, de

curiosidad o miedo y por diferentes matices de lo positivo o negativo.

Marte o el sistema masculino. Hombre. El Hombre. Los Hombres. Pronombres y

artículos preceden al género que por los siglos de los siglos se constituyó como

universal. Desde el Intangible constituido en carne y su creación, hasta los

enarbolados héroes que siguen con los pies un balón que cambia el orden del

mundo.

Orden. Orden de géneros, orden de sexos, orden de cuerpos, orden de ideas. El

universal arraigado en nuestro lenguaje, nos posibilita escribir sobre otras

constituciones no hegemónicas, pero no nos permite hablar. Reemplazamos en la


10
Según Butler, las formas de género dominantes y no dominantes se equiparan por la performatividad, pero muchas formas
identitarias obstruyen esa misma performatividad originaria para resignificarse.
11
Fausto Sterling (2000) asegura que uno de los objetivos primordiales de su libro Sexing the body, es manifestar que
etiquetar a alguien como un hombre o una mujer es una decisión social, que la ciencia puede “ayudarnos” a tomar una
decisión por un lado o por el otro, pero solo nuestra creencia en torno al género puede definir nuestro sexo. De hecho, la
autora postula que esas creencias, afectan desde el vamos a todo tipo de conocimiento producido por la ciencia y que los
signos que el cuerpo devela para que nosotros lo atribuyamos a la categoría hombre o mujer vienen modelados por nuestra
idea de género.
12
Que se quiera combatir a los esencialismos, tampoco significa que podemos categorizar las identidades como se nos da la
gama. Por ejemplo, las demandas de personas cuya identidad no es compatible con la que se le asignó en forma violenta l a
nacer, o las de un individuo que siente que su cuerpo está atrapado dentro de otro cuerpo, difieren en diferentes aspectos
unas de otras y a veces se oponen.

4
escritura a las vocales por un símbolo más justo: la arroba. O y A, hombre y mujer.

Todos son atendidos y atendidas. Luego no damos cuenta que la O y la A no hacen

justicia con tod*s quienes no forman parte del Par, y las reemplazamos por

asteriscos, cruces, espacios en blanco, estrellas.

Podemos escribir pero no nombrar. El silencio como constitutivo de nuestro lenguaje

y del poder ser de much*s. ¿Producción para el hombre, o por el hombre? Él ha

fijado las reglas y las llevamos con nosotros desde que hemos visto la primera luz.

Mucho se ha escrito acerca del hombre por tradición, por genealogía, por

historicidad, por lucha de poderes, por civismo, por fuerza, pero cuáles son las

características que hay que tener para pertenecer al Orden Privilegiado. Qué ideas

acabadas puede sugerir lo biológico/jurídico/psicológico. No es deshacer la

existencia del hombre o de la mujer, es reconocer la imposibilidad de fijar sus límites

significantes. El género es pregunta.13

No es sólo el género el que está en disputa. Es el cuerpo. El cuerpo en disputa.

¿Cómo desasociar el género de nuestro cuerpo, del cuerpo que lo encarna en

diferentes maneras? No podemos adivinar la identidad de género desde la

constitución biológica del cuerpo, pero sin cuerpo no hay identidad de género, por lo

que devienen en entidades críticamente discernibles y a su vez indisociables.

Genitales. Supuestos decidores de nuestra identidad, quedan revocados como tal

con la experiencia sexuada y vivida de cualquiera, en la que lo mismo, cuyas

piedras fueron arrojadas por nuestra historia efectual, se desarma y deja a lo otro

como constitutivo del sí. No desaparece lo mismo sino que lo otro lo constituye.

La medicina no funciona sola y el derecho no funciona solo, al binario de la diferencia sexual lo


construimos entre todos.

13
Nuevamente, y citando a Butler (2001), los conceptos sociológicos de hombre y mujer, no pueden referirse a una diferencia
sexual, por lo mismo no homogeneizable, ya que la red compleja de prácticas preformativas e identitarias hacen que el género
no sea ni unívoco ni claro, pues las diferentes formas y posibilidades de encarnación y vivencia de los atributos que definimos
como “sexuales” o “genéricos” no lo permitiría.

5
No conozco ninguna persona que no tenga ninguna cicatriz relacionada con la diferencia
sexual. El género nos marca en el cuerpo a todos. Las personas intersex tienen una cicatriz
más brutal, más visible, pero no distinta a la cicatriz que tenemos todos. Hay que poner a
trabajar las cicatrices. No es necesario ni ser intervenido ni tener un cuerpo promedio para
que la vida sea posible y cada uno debe emanciparse de ello. Algunas personas pagan un
precio más alto, pero no hay nadie que esté a salvo de pagar ese precio.

Mauro Cabral. CONGENID14.

Tiene que ver con lo humano, tiene que ver con la vida y la muerte. Cómo lograr un

posible cambio social. Solo con la teoría no se llega a destino, debe implicarse una

articulación e intervención política y social para participar en verdaderas

transformaciones, donde las voces sobre las que se escribe no sean una retórica

secundaria, sino las principales que fomenten y accionen esa transformación.

Autonomía.

Propusieron que el sexo describe atributos físicos y que es anatómicamente y

psicológicamente determinado. La transformación psicológica del sí, devenida en

género nos convencía el ser hombre o mujer. Convicciones que se expresarían

luego en nuestro comportamiento15 (Fausto-Sterling, 2000). Segunda ola del

feminismo o el sexo representado por la anatomía y procesos psicológicos, donde el

género representa cómo determinadas fuerzas sociales modelan el comportamiento.

El Par, dentro de un marco heterosexual, está performativamente establecido, fijado

por un modo de articulación hegemónica del discurso. Representaciones de

palabras subestimando representaciones de las cosas. La inscripción psíquica como

potencia de un proceso físico, interiorizado.

Las normas dominantes de género se equiparan con las no dominantes a través de

la performatividad (Beck-Gernsheim, Butler, & Puigvert, 2001). La relación de

14 Pre-conferencia CONGENID. Congreso Internacional sobre Identidad y Derechos Humanos. Barcelona, 4 al 6 de junio de
2010.
15
A comienzos de los años setenta, John Money y Anke Ehrhardt, popularizaron la idea de que sexo y género son categorías
separadas.

6
dominación legitimada, permanece oculta y es efectiva: deglución y digestión de

categorías. Cáscaras vacías.

Cal relata en Middlesex: “Abrí los ojos. Y en el espejo no estaba yo. Había

desaparecido la Mona Lisa de sonrisa enigmática. Ya no era la chica tímida con el

enredado pelo negro sobre la cara, sino su falso hermano gemelo” (Eugenides, 2005,

p. 566).

El género, aceptado como un concepto sociológico, deviene en norma y el Par se

instituye. La cuestión sociológica hombre y mujer, no es la diferencia sexual, ni

tampoco es sólo simbólica. ¿Cómo se convierte a lo puramente simbólico en

instrumento de intervención social? El cuerpo, el género y la diferencia están en

disputa. Debemos rearticular la forma de pensar(nos) y encarnar(nos) 16.

Resignificaciones de la identidad ponen en duda los preceptos de lo seguro, el

control social de lo real o lo no real como opresión de los cuerpos. Lo irreal es lo

inhumano y hay categorías identitarias que son consideradas por la normativa

heterosexual como tal, como si la existencia de algun*s opacase el reflejo del agua

en la que nos miramos. Cómo se debe transitar este suelo para ser humano.

Practicas inteligibles con el sello de la norma permanecen implícitas y normalizan el

campo social, definiéndonos en relación a ellas, sin poder ampliar el campo de

batalla, donde nada es menos cierto que su contrario.

Insistir en el Par cuando nos referimos al género, en el adentro y en el afuera, no

hace más que naturalizar lo hegemónico, esa forma reguladora del poder, o el poder

de lo inconfeso.

16
¿Dónde se sitúan las personas intersex en los discursos de la diferencia de Butler? Mauro Cabral proponía interrogarse
“hasta qué punto es una ficción regulativa pensar que en realidad siempre hay dos cuerpos opuestos”, porque la mayoría de
las personas intersex, se identifican como hombres o mujeres y uno de los objetivos principales del movimiento intersex es el
de “el derecho de las personas a vivir en su género sin tener que pagarlo con su cuerpo”. Cabral, M. La excepción y la regla,
2005.

7
Situarnos en el límite de lo mismo para que la presencia revele la ausencia del otro

cuerpo, indica que el afuera no está descosido de la corporalidad y el margen no

está vacío. El binomio de pregunta y respuesta, como lo dicho y lo no-dicho,

antecede a toda dialéctica, generando oposiciones, superándose en una nueva

proposición. El diálogo es un diálogo sin fin por lo que no hay palabras primeras ni

últimas y todo pregunta ya es respuesta y viceversa17. Descubrir las contradicciones

del texto, las tensiones y las fisuras que son propias a su heterogeneidad, no para

destruir en sentido negativo, sino para deconstruir, comprender su mecanismo y

volver a construirlo con nuevo sentido.

Allí la teoría deviene necesariamente en articulación política. No es una negación de

las categorías hombre y mujer. Las condiciones de aceptabilidad ordenan al mundo

en su relación conocimiento/poder. Atravesamos esos cuestionamientos para

descubrir las fisuras, los puntos de escisión, porque las variaciones son posibles,

son un hecho.

Como Tiresias, primero fui una cosa y luego otra. Fui ridiculizado por mis compañeros de clase,
convertido en conejillo de Indias por los médicos, palpado por especialistas y calibrado por Don
Dinero. Una pelirroja Grosse Pointe se enamoró de mi, sin saber lo que era. (También le gusté a su
hermano.) Un carro blindado me condujo a una batalla urbana; una piscina me convirtió en mito;
abandoné mi cuerpo para tomar posesión de otros: y todo eso ocurrió antes de que cumpliera
dieciséis años.
Jeffrey Eugenides. Middlesex. (2005)

Identidad de género y las posibilidades de ser humano para un*s y para otr*s,

refieren a categorías de lo humano como excluyentes de quienes no operan en sus

términos impuestos. No concordar con las formas en que lo humano está siendo

17
Éste es el carácter de universalidad que Gadamer atribuye a la hermenéutica, que es asimismo objeto de crítica de Butler y
de la deconstrucción derridiana. El común acuerdo criticado por Butler, remite a El giro hermenéutico de Georg Gadamer
(2007), quien encauza al lenguaje como centro de toda interpretación, en el cual todo objeto susceptible de ser comprendido
es lenguaje. La hermenéutica según este filósofo, habla de posibilidades continuas de actualización de nuestra “historia
efectual” (ideas previas y prejuicios), pero de limitaciones en torno a la idea de comprensión sostenida por la finitud de nu estro
ser, de nuestro lenguaje y por el poder de la tradición y las normas.

8
producido por la práctica y el discurso. Obviedad aparente. Siempre somos sujet*s

de reinterpretaciones. Lo humano es una categoría que puede excluir y que excluye.

La categoría como medida de articulación política debe permanecer abierta a

cuestionamientos18; ¿Quiénes excluyen nuestras propias categorías?, ¿Son

sensibles respecto a las cuestiones de género?

La contingencia de lo humano define poblaciones variables y restringidas. Ser

susceptibles de rearticulación negando una semiosis única, que solo cabe en

ideologías totalitarias. Las normas resignifican pero no deben derivar de la propia

resignificación, sino de una teoría radical democrática. Pensar una vida inseparable

de su forma (rompiendo la relación vida/política), implica volver a pensar el concepto

de “vida” supuesto por el pensamiento occidental (Agamben, 2005). Las raíces

patriarcales en torno a quiénes entran en la categoría “humano”, de la definición de

lo que es o no es humano, deben someterse a un balance crítico, y así aprehender

sus limitaciones y las presuposiciones que implican19.

La resignificación no es una política, y tampoco es suficiente para un cambio social;

las consecuencias que conlleva la reapropiación de significados deben ser

cuestionadas, aceptando algunas y rechazando otras. Violencias que crean

comunidades a través de exclusiones.

18 En relación a las violaciones basadas en la orientación sexual y la identidad de género, se recomienda revisar los Principios de
Yogyakarta, “Un proyecto encaminado a desarrollar una serie de principios jurídicos internacionales sobre la aplicación de la
legislación internacional de los derechos humanos a las violaciones basadas en la orientación sexual y la identidad de género , a fin
de imbuir de una mayor claridad y coherencia a las obligaciones estatales en materia de derechos humanos”, dentro de cuyos
signatari*s se encuentra el activista Mauro Cabral, como representante de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para
gays y lesbianas y cuyo principio rector en relación a las intersexualidades es el punto número 9. Dichos principios pueden
encontrarse en Internet en los siguientes sitios: http://www.mulabi.org o en http://www.intersexualidad.org
19 19 19
Cuando se habla por ejemplo sobre “Los Derechos Humanos de las Mujeres” , Butler refiriéndose a Bunch , explica que
“las mujeres tienen su propia serie de derechos humanos, que cuando pensamos en la humanidad de las mujeres lo “humano”
es quizás diferente de lo que ha significado cuando ha funcionado como presumiblemente masculino” Beck-Gernsheim, E.,
Butler, J., & Puigvert, L. (2001). Mujeres y transformaciones sociales. Colección Aperturas ed. (C. Vendrell, & E. Oliver, Trad.)
Esplugues de Llobregat, España: El Roure.
Para Bunch (2004), el sistema de derechos humanos ha devenido en una complejidad en la que gobiernos y
organizaciones no gubernamentales pueden trabajar a favor de éste a nivel nacional, regional e internacional.
Sin embargo, muchos de esos mecanismos, son atacados por gobiernos y organizaciones precisamente porque
se han convertido en efectivas herramientas de persuasión y no siempre en pro de reforzar los derechos de las
personas.

9
Las convicciones sobre lo humano y sus categorías no son suficientes y no nos

permiten un verdadero cambio social, y la cartografía de lo humano debe

permanecer abierta a la crítica.

¿Podemos ser considerad*s human*s si nos identificamos con cierto género?, ¿O

es que hay que ampliar la idea de lo humano para poder incluirnos en dicha

categoría? En el caso de poder pertenecer, el cuestionamiento es qué garantías se

reconocen y se ponen en práctica para poder encarnar nuestra identidad.

Con determinadas prácticas médicas, jurídicas y sociales, la vida y la muerte

parecieran devenir indiscernibles20 y el poder intenta hacer olvidar la muerte a

través de copias y de reproducciones preformativas. Motivados por el propio deseo

proliferante, nos comemos nuestra propia vida para vivir, la eterna utopía de curar

para producir, de dejar algo en lugar de. Es aquí, cuando en el reino de la

mercancía, uno nuevo se anuncia: el de la “anormalidad” sustituida por copias,

prótesis de cuerpos normalizados, codificados y consumibles.

Más allá de la lógica necesaria de un discurso de razón21, más allá de los límites

mutilantes de la expresión escrita de una intuición: la vida deviene artefacto, no más

consumidora, sino consumida. Es el orden que anticipaba Attali (1979), del pecado

a la anormalidad, de la ofrenda a la norma y del sacrificio a la sustitución, sustitución

iatrogénica, el mal disuelto deviene más fuerte que la terapia que lo intentaba

combatir.

20
La idea foucaultiana en la que los cuerpos pasan a insertarse en la máquina de producción capitalista, deviene en Attali
(1979), en que la maquinaria se inserta en los cuerpos, donde el devenir se traduce desde un “consumir” a ser “consumidos”,
en un juego antropófago en el que la prótesis, la copia se convierten en cuerpo. Encarnaciones del mismo tipo de roles de
normalización, jugado por actores diferentes.
21
Sobre la importancia de retomar el discurso de la razón olvidado por la “Postmodernidad”, ver “La cuestión de la
transformación social” escrito por Judith Butler en Beck-Gernsheim, E., Butler, J., & Puigvert, L. (2001). Mujeres y
transformaciones sociales. Colección Aperturas ed. (C. Vendrell, & E. Oliver, Trans.) Esplugues de Llobregat, España: El
Roure.

10
Si el cuerpo es el lugar de opresión, esa opresión lo constituye a su vez en lugar de

resistencia.

Cuando hablamos de hombres y mujeres, son muchas las nociones que damos por

sentado, así como las características que atribuimos a cada uno de estos géneros,

¿Pero cómo nos situamos dentro de esa noción de hombre o dentro de esa noción

de mujer?, ¿Qué personas son auténticamente masculinas o femeninas?, ¿Cuáles

son los elementos físicos, psicológicos y sociales que yo identifico en mí para

definirme como tal?, ¿Son delimitables esas características?, ¿Coinciden esos

elementos con las apreciaciones de otras personas que se consideran hombre o

mujer?, ¿Qué posibilidades excluyo cuando hablo de la dualidad de género?, ¿Si

tengo en claro qué es un hombre y qué es una mujer, entonces cómo defino a las

sexualidades que no concuerdan con las características atribuidas a esos

géneros?.La monosemia, de pretensión estricta, lo único que hace es autorizar su

propio significado, abriendo una sola cerradura (Clair, 1999).

Vadeando los géneros binarios, escurriéndose de la postal sepia de la familia y, sobre


todo, escamoteando la vigilancia del discurso; más bien aprovechando sus intervalos y
silencios; entremedio y a medias, reciclando una oralidad del detritus como alquimia
excretora que demarca en el goce esfinteral su crónica rosa. Me atengo a la
perturbación de este aroma para comparecer con mi diferencia. Devengo coleóptero
que teje su miel negra, devengo mujer como cualquier minoría. Me complicito en su
matriz de ultraje, hago alianzas con la madre indolatina y aprendo la lengua patriarcal
para maldecirla.
Pedro Lemebel Loco Afán. Crónicas de Sidario. (2000)

Al hablar de sexualidades, o al intentar definir las sexualidades humanas, es

imposible hacer justicia a los mismos conceptos. Nuestros cuerpos (en el sentido

amplio del término) son demasiado complejos para fijar una definición acabada,

cerrada u objetiva. “Sexo” no es una categoría puramente biológica y a la luz de las

11
ideas de hombre y mujer, le sigue una sombra llena de significaciones que no puede

apartarse de nuestra ilusión enunciada sobre el género.

Definiciones espaciales, temporales, históricas y relacionales, no son identidades

inamovibles, pueden ser no arbitrarias a su contemporaneidad pero sí a la verdad

de sus límites y posibilidades. El papel del lenguaje y del discurso en la sociedad,

vale también para el papel del lenguaje y el discurso en la cultura, en las maneras

de relacionarse e interaccionar. La enunciación del género, solo comprende a

algun*s sujet*s, y much*s otr*s quedan fuera de ella.

El cuerpo sobre el que se esculpen los discursos de género, es modelado muchas

veces por procesos de origen imaginativo, que terminan por crearlo. Las

representaciones semánticas del género en su forma más tradicional, no consiguen

otra cosa más que su clausura.

En qué sentido podríamos acercarnos a una comprensión más cercana de lo que

significa ser hombre o mujer. A decir de Mauro Cabral, para hacer trabajo intersex,

lo primero que debemos pensar, es si tenemos una idea amplia acerca de lo que

son los hombres y las mujeres, de lo contrario no sería posible.

Empezar por el binomio, empezar por entender lo que queremos deconstruir, pero

que cotidianamente reafirmamos en nuestro discurso, con nuestros actos, con

nuestra forma de relacionarnos con el mundo y de vernos a nosotr*s mism*s. Los

referentes del discurso hegemónico siempre son los mismos, con diferentes

matices, pero por lo general encasillados en dos cuadraditos, de los cuales hay que

marcar uno con una equis: hombre o mujer.

La pertinencia de las decisiones en torno al género, que emergen desde la mirada,

palpaciones, copias médicas, plasmadas en scanners, radiografías y muestras, se

inscribe en los cuerpos de todas las personas y en muchos casos, más brutalmente

12
en las personas intersex, donde el vaivén entre la lógica racional de lo verdadero y

de lo falso, sustentada por esas copias y esos modos de ver, se impone ante la

lógica de sanación, que no sería más que la de la no intervención quirúrgica cuando

no existan signos de riesgos vitales. El cuerpo joven y adulto como testigo, se ve

imposibilitado de olvido y actualiza constantemente lo ominoso. Temblor ante un

estimulo que recuerda la intervención, un bisturí que presagia una mutilación: el

mecanismo corporal capaz de transmitir las emociones y los recuerdos. Una marca,

la marca de lo mismo, y el enmudecimiento de lo otro no ontologizable, el origen no

representable de la representación. No poder contar lo vivido, silencios encriptados

en el cuerpo. Cuerpo en clave testimonial, invadido de memoria o imposibilitado de

olvido. El quirófano como habitación que anula estímulos, una mano que introduce

la tortura del monitoreo o las “cirugías secundarias”. Síntomas como representación

de un conflicto que para much*s no ha podido ser tramitado ni puesto en palabras.

Aún algun*s, después de muchos años, después de toda una vida.

Tenía apenas diez años el día que visité por primera vez un consultorio psi. Pero hoy,
29 años después, recuerdo a la perfección un consejo que recibí, ahí mismo, en aquel
entonces: ¿por qué no compraba un papel floreado y forraba las tapas grises del libro
que estaba leyendo? La segunda serie de visitas empezó unos años después, cuando
ya tenía 14 y las sugerencias florales se habían transformado en –otras – expectativas
de género. Por qué no le daba una oportunidad a lo femenino, escuchaba en cada
sesión, sentado contra una pared que separaba ese consultorio de aquel donde no
había consejos sino vigilancia hormonal.

Mauro Cabral. “Autodeterminación y libertad”22

¿Porqué llegamos a pensar que una emergencia social puede ser resuelta con una

cirugía?, preguntan Morland y Cabral. La intervención quirúrgica a recién nacidos

con signos de intersexualidad, sigue siendo parte integral de manuales de

tratamientos médicos y es común que los profesionales no soliciten consultas con

22
Diario Página 12. Suplemento SOY. Veintidós de octubre de 2010. Versión en línea:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-1675-2010-10-29.html

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especialistas en género cuando confunden la asignación sexual con la identidad de

género y la orientación sexual. El género no es solamente una construcción social,

es una construcción policausal donde intervienen innumerables e indefinibles

factores. Defecto falocéntrico freudiano, los genitales no prescriben el género.

Defecto que remite a una posibilidad crítica sobre nuestras prácticas de género.

Cirugías genitales muchas veces ilógicas, absurdas, estructuradas por experiencias

y conceptos cerrados o imaginarios 23.

Las cirugías son malas. Crean binarios y mutilan. La mutilación e insensibilidad crean
indiferencia y anulan el derecho de decidir sobre el propio cuerpo de manera
autónoma. La autonomía hay que construirla. La persona tiene que saber que
cualquiera sea la opción que elija va a tener una vida que va a poder vivir si se opera o
si no se opera. Si no se opera va a ser discriminado, si se opera, las consecuencias
que va a traer la cirugía. Todos debemos a ayudar a construir esa autonomía. Es
necesario parar las intervenciones que se hacen a niños y a niñas. La cirugía puede
tener un buen resultado. Lo importante es avanzar sobre la autonomía de alguien.
Sean buenos o malos los resultados, las personas actualmente no deciden.

Mauro Cabral. CONGENID

Para identificar nuevos referentes genéricos en el discurso, al menos en la escritura,

basta con un asterisco que abarca todas las posibles variaciones genéricas, pero

cuando las personas hablan y escriben reafirmando al binomio en sus interacciones

sociales, van configurando una función contextual del lenguaje, en el sentido que

además de los aspectos que norman a éste y al discurso, esas interacciones van

dando un significado particular que termina por configurar nuestras relaciones. La

perpetuación del discurso binomial traduce “la rapidez imprescindible y al parecer

inapelable de la intervención quirúrgica y hormonal sobre los cuerpos de recién

nacidos” (vide supra), operaciones quirúrgicas muy justificadas a neonatos intersex,

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Lain Morland, observa que el psicoanálisis debe ser pensado como una posibilidad, en el sentido en que por todos sus
defectos falocéntricos, es útil justamente porque puede ayudarnos a entender los modos en los que nuestras prácticas de
género, incluyendo las cirugías genitales, son muy a menudo ilógicas, absurdas y estructuradas por experiencias y
explicaciones infantiles en las que insistimos en pensar que fueron expulsadas de nuestras psiques. Morland, L. (2004). Intersex,
the structural unconscious and clinicians. The psychologist, 17 (11).

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porque “tiene que ver con supervivencia”. Sobran situaciones en las que esas

intervenciones no responden a temas puntuales de riesgo vital, sino a una

normalización sexual con un visto bueno de un comité de bioética que discute dónde

poner la equis, basándose en modelos reproducidos de la constitución fisiológica de

nuestro sexo y donde –retomando una cita de Goethe- lo que no se ha dibujado, no

se ha visto. Pareciera ser, que si no hay copia ni reproducción, no hay existencia

posible, y las diosas y los dioses siguen siendo remodelados y reproducidos a partir

de su misma arcilla.

Pensar la intersexualidad hoy, demanda por tanto la consideración de un cierto


entramado de imaginarios culturales, instancias normativas y binarios genéricos que se
desplazan indefectiblemente y con una consistencia siempre distinta, de las
discusiones académicas a los comités de bioética, de las aulas universitarias a los
quirófanos, de las decisiones consensuadas de los comités interdisciplinarios a la
soledad de la experiencia personal, de los gráficos en un papel a las pulsaciones de la
vida, de las palabras y los libros a las personas y sus cuerpos.

Mauro Cabral, Sexualidades Migrantes, 2003

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