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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO.

ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

© 2014, Rafael Jiménez Díaz

Editado e Impreso por www.lulu.com

ISBN: 978-1-291-91017-9

Queda prohibida la reproducción total o parcial de


esta obra sin el consentimiento y/o autorización
expresa del autor.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

AGRADECIMIENTOS

Sirvan estas líneas como agradecimiento a todas aque-


llas personas que, de una u otra forma, me han ayudado
a confeccionar esta obra. Muchas gracias a todos.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

INDICE

Introducción General………………………………...3

Tratamiento terapéutico de un caso


de cleptomanía desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso…………………………...7

Tratamiento terapéutico de un caso


de ludopatía desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso….....................................21

Tratamiento terapéutico de un caso


de pedofilia desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso….....................................35

Tratamiento terapéutico de un caso


de homosexualidad egodistónica desde
la Terapia de Aceptación y Compromiso………….57

Tratamiento terapéutico de un caso


de TOC desde la Terapia de
Aceptación y Compromiso………………………….72

Conclusiones Generales……………………………..83

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

INTRODUCCIÓN GENERAL

Este libro recoge y analiza los resultados de la


aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso o
ACT (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999; Wilson y
Luciano, 2002) en el tratamiento de cinco problemas
psicológicos (cleptomanía, ludopatía, pedofilia, homo-
sexualidad egodistónica y trastorno obsesivo-compul-
sivo o TOC), bastante diferentes entre sí en cuanto a
sintomatología pero, como se irá viendo a lo largo del
libro, con mucha similitud en cuanto a los procesos
funcionales implicados.
Así, estos cinco casos son abordados con ACT bajo
la óptica del modelo psicológico denominado Modelo
de los Mecanismos Tensionales (Jiménez, 2012) basado
en el Trastorno de Evitación Experiencial o TEE
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996) y en
la Teoría de la Terminación Conductual (McConaghy,
1980).
El Trastorno de Evitación Experiencial o TEE
(Hayes et al.,1996) hace referencia a una dimensión
funcional del sufrimiento psicológico en el que un
individuo se halla envuelto de forma crónica y
persistente, a pesar de lo desadaptativo que esto le
resulta para su vida. Básicamente, lo que sus defensores
proponen es que los esfuerzos de una persona por evitar
ciertos pensamientos, sentimientos, sensaciones fisio-
lógicas o eventos privados de cualquier tipo, producen
el efecto contrario. Por ejemplo, cuando uno se dice a sí
mismo: «Tengo que evitar pensar que soy una mala
persona» o «Tengo que pensar que yo no soy una mala
persona», paradójicamente, ambos enunciados contie-
nen el contenido evitado «soy una mala persona».
Según esto, cuando cualquier persona intenta evitar o
suprimir un contenido, llamémosle X, necesariamente

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

va a estar en relación o en contacto con dicho contenido


X, produciéndose un efecto paradójico. Este fenómeno
paradójico descrito en el TEE (Hayes et al., 1996) ya ha
sido puesto de manifiesto anteriormente en algunos de
los trastornos que se recogen en este libro, tales como la
ludopatía (Jiménez, 2013), la pedofilia (LoPiccolo,
1994; Jiménez, 2012) y el trastorno obsesivo-compul-
sivo o TOC (McCarthy y Foa, 1990; Gold y Wegner,
1995)
El Modelo de los Mecanismos Tensionales asume los
fenómenos paradójicos del TEE (Hayes et al., 1996),
pero tiene de novedoso el papel determinante que otorga
a la tensión (de ahí su nombre), entendida como
malestar fisiológico, en la explicación de bastantes
trastornos psicológicos. Este postulado es desarrollado
directamente a partir de la Teoría de la Terminación
Conductual (McConaghy, 1980), que afirma que,
cuando un individuo se encuentra ante una situación
estimular catalogada como amenazante, se produce una
activación fisiológica desagradable que sólo desaparece
llevando a cabo una conducta compulsiva de contacto
con ese estímulo. Este fenómeno seguiría un patrón de
reforzamiento negativo en el que el refuerzo de la
conducta sería la eliminación de las sensaciones de
malestar y ansiedad.
Combinando las dos teorías en las que se basa, la del
TEE (Hayes et al., 1996) y la de la Terminación
Conductual (McConaghy, 1980), a través del Modelo de
los Mecanismos Tensionales se entiende mejor cómo se
instauran, de forma crónica en los pacientes, las
preocupaciones, obsesiones y pensamientos negativos
característicos de cada trastorno o problema psicológico
y cómo, para reducir la ansiedad producida por todos
esos eventos aversivos (que paradójicamente aumentan
al intentar ser evitados), se llevan a cabo conductas
desadaptativas o inadecuadas socialmente.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

A lo largo del presente libro, se irá viendo cómo la


evitación experiencial, el aumento paradójico en la
intensidad de los eventos privados y la descarga de
tensión están presentes, de una u otra forma, en los
cinco casos analizados y cómo la ACT es una
herramienta terapéutica útil para desenmascarar y
romper los círculos viciosos en los que los clientes de
esos casos se hayan envueltos.

Referencias

Gold, D.B. y Wegner, D.M. (1995). Origins of ru-


minative thought: Trauma, incompleteness, nondis-
closure, and suppression. Journal of Applied Social
Psychology, 25, 1245-1261.

Hayes, S.C., Wilson, K.G., Gifford, E.V., Follete, V.M.


y Strosahl, K. (1996). Experiential avoidance and
behavior disorder: a functional dimensional approach to
diagnoses and treatment. Journal of Consulting and
Clinical Psychology, 64, 1.152-1.168.

Hayes, S.C., Strosahl, K.D. y Wilson, K.G. (1999)


Accepttance and conmmitment therapy. An experiential
approach to behavior change. NuevaYork: Guilford
Press.

Jiménez, R. (2012). Pensamientos Incontrolables: El


Modelo de los Mecanismos Tensionales en la Psico-
patología Humana. Raleigh: Lulu Press.

Jiménez R. (2012). La génesis de las parafilias sexuales


y la homosexualidad egodistónica: el Modelo de los
Mecanismos Tensionales. Avances en Psicología
Latinoamericana, 30 (1), 146-158.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Jiménez, R. (2013). Conceptualización y tratamiento


terapéutico de un caso de ludopatía desde el análisis
funcional y la terapia de aceptación y compromiso.
Avances en Psicología Latinoamericana, vol. 31(2),
443-452.

LoPiccolo, J. (1994). Acceptance and Broad Spectrum


Treatment of Paraphilias. En S. C. Hayes, N. S. Jacob-
son, V. M. Follette y M. J. Dougher (Eds.). Acceptance
and Change: Content and Context in Psychotherapy (pp.
149-170). Reno: Context Press.

McCarthy, P.R. y Foa, E.B. (1990). Obsessive-compul-


sive disorder. En M.E. Thease, B.A. Edelstein y M.
Hersen (Eds.). Handbook of outponent treatment of
adults: Noupsychotic mental disorders (pp. 209-234).
Nueva York: Plenum.

McConaghy, N. (1980). Behavior Completion Mecha-


nisms. New York: Plenum Press.

Wilson, K. G. y Luciano, M. C. (2002). Terapia de


Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento
orientado a los valores. Madrid: Pirámide.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO


DE CLEPTOMANÍA DESDE LA TERAPIA DE
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO

La cleptomanía se define como un trastorno del control


de los impulsos que se caracteriza por un impulso in-
controlable de robar objetos, aún cuando estos resultan
innecesarios para el individuo. El sujeto no los roba por
su valor económico o para su uso personal, sino para
reducir la tensión que experimenta justo antes del robo.
Esta tensión únicamente disminuye cuando el sujeto
lleva a cabo el robo (OMS, 1992; APA, 2002).
A pesar de que todavía se observan ciertos rechazos
o prejuicios sociales hacia los individuos que padecen
cleptomanía, hace tiempo que esta conducta es con-
siderada un trastorno psicológico, trastorno que in-
terfiere negativamente en el funcionamiento cotidiano
de las personas que lo padecen. Por ello, resulta de
interés analizar los procesos funcionales implicados en
dicho problema psicológico para escoger el tratamiento
más adecuado para abordarlo. Por lo general, cuando los
sujetos aquejados de cleptomanía intentan controlar o
evitar la tensión previa al robo, ésta suele hacerse más
intensa aún (Jiménez, 2012), por lo que tiene sentido
emplear la ACT, terapia que ha mostrado su eficacia
terapéutica en el tratamiento de psicopatologías donde
los efectos paradójicos de la evitación de eventos
privados son clave (Hayes, 2004). En síntesis, dicha
terapia busca generar las condiciones para que el
paciente aprecie los inconvenientes de la evitación de
eventos privados, sensaciones o experiencias, así como
sus efectos paradójicos y decida aceptar tales eventos
privados, sensaciones o experiencias porque esa
aceptación está al servicio de la actuación impregnada
de valores personales (Hayes, Stroshal y Wilson, 1999;
Wilson y Luciano, 2002; Luciano y Valdivia, 2006).

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Descripción del caso clínico

La cliente del caso clínico de cleptomanía que se


expone se trata de L., una joven de 18 años de edad,
soltera y estudiante de 1º curso de Bachillerato. L.
acude a consulta demandando ayuda por un problema
de cleptomanía que viene padeciendo desde hace unos
tres años.
L. relató que, desde hace unos tres años, ex-
perimentaba impulsos incontrolables por robar objetos
cuando se encontraba en distintos establecimientos
(supermercados, tiendas de complementos, ropa, etc.).
Cuando L. intentaba resistir esos impulsos, ex-
perimentaba una tensión tan insoportable que se veía
obligada a rendirse a tales impulsos para que dicha
tensión disminuyese.
La primera vez que L. robó un objeto tras
experimentar este impulso incontrolable, tenía 12 años.
L. acompañó a su abuela a la tienda de ultramarinos del
barrio. Cuando pasaron por las estanterías de las
golosinas a L. le llamó la atención una piruleta roja de
gran tamaño. La cliente refería que no tenía costumbre
de pedir a los adultos que le comprasen nada y que,
aunque pensó en pedírselo a su abuela, finalmente le dio
reparo hacerlo.
Ante estas circunstancias, la cliente mencionó que,
por un instante, barajó la posibilidad de coger la piruleta
y meterla en su bolsillo, mientras su abuela conversaba
animadamente con la dependienta, para llevársela sin
pagarla. Aunque, de inmediato, L. descartó tal idea por
considerarla inapropiada e inmoral, la cliente recuerda
que empezó a sentirse ansiosa tras haber valorado esa
posibilidad. Según refería L., ella había tenido una
educación bastante estricta por parte de sus pro-
genitores. Desde muy pequeña, le inculcaron la ne-

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

cesidad de cumplir las normas, respetar a los mayores y


ser una niña modélica y bien educada.
Por todo ello, aunque había conseguido resistir el
primer impulso y finalmente no había robado aquella
golosina, en el fondo, se sentía culpable. L. refería que,
aunque al final no hubiese robado nada, por un instante
pensó en hacerlo y para ella el solo hecho de pensarlo
era casi tan malo como hacerlo realmente.
La cliente mencionó que intentó tranquilizarse
asegurándose a sí misma que ella realmente no hubiese
sido capaz de llevar a cabo el hurto, pero le resultó
imposible relajarse. Mientras más aumentaban sus
esfuerzos por asegurarse y convencerse de que ella era
incapaz de robar algo, más tensa se iba poniendo y peor
se encontraba.
En aquellas circunstancias, la cliente, de repente, se
dio cuenta de que la única manera de que aquella
angustia desapareciese era robando la piruleta. Si
realmente la robaba, no tendría que seguir angustián-
dose por la posibilidad de que aquello ocurriese. L.
aseguró que aunque saliese de allí sin robar la piruleta,
sabía que se iba a sentir tan mal como si lo hubiese
hecho realmente, así que no tenía sentido seguir
resistiéndose. En ese instante en el que valoraba la
posibilidad de llevar a cabo el hurto, su ansiedad
aumentó y empezó a preocuparse por la posibilidad de
ser descubierta si finalmente acababa llevando a cabo el
robo. Su pulso se había acelerado, sentía un nudo en la
garganta y presión en sus sienes.
De repente, L. metió compulsivamente la piruleta en
su bolsillo y experimentó un gran placer repentino y un
gran alivio. El problema fue que, nada más salir del
establecimiento, L. comenzó a sentirse terriblemente
culpable. La efímera sensación de bienestar que
experimentó al meter la golosina en su bolsillo apenas
duró unos segundos.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

A raíz de aquel episodio, L. pondría todo su empeño


en que no volviese a suceder nada parecido nunca más.
Tenía que asegurase de que ella no era una ladrona y de
que aquello fue un hecho completamente aislado. A
partir de ahí, cada vez que entraba, no solo a la tienda de
ultramarinos donde robó por primera vez sino a
cualquier otro comercio, L. empezaba a darse auto-
instrucciones del tipo: «No vuelvas a hacer algo así»,
«Tienes que controlarte», etc. Estos pensamientos la
ponían tensa, en estado de alerta, y hacían que se
disparase el ciclo descrito en el primer episodio de robo,
produciéndose el mismo desenlace: L. acababa robando
de nuevo.
En algunas ocasiones, la cliente conseguía con-
trolarse, pero era más habitual que no lo hiciese. En
general, sus robos se hacían más continuos en
determinadas épocas de estrés como, por ejemplo, en las
fechas de exámenes o cuando tenía discusiones
importantes con amigas o familiares. De todas formas,
en las pocas ocasiones en las que se controlaba y salía
de los establecimientos sin cometer hurtos, L. recuerda
sentirse igual de culpable que cuando robaba, ya que
para ella el solo hecho de pensar en robar ya era algo
inmoral aunque lograra controlar su impulso.

Análisis Funcional y Topográfico del caso

En base a todos los datos que aporta L., parece claro que
sufre el trastorno del control de los impulsos deno-
minado cleptomanía, dado que cumple con los criterios
diagnósticos que establece el CIE-10 (OMS, 1992) y el
DSM-IV-TR (APA, 2002).
Al margen de esto, desde una perspectiva basada en
el Análisis Funcional, habría que dejar claro que este
diagnóstico psicopatológico tiene una utilidad clínica

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

limitada, ya que no proporciona ninguna clave a nivel


funcional que pueda orientarnos a la hora de programar
nuestra intervención terapéutica. Para establecer el
tratamiento idóneo, es determinante llevar a cabo el
análisis funcional y topográfico de las conductas
problemas con el objetivo de actuar sobre las variables
relevantes de este caso en concreto.
La conducta que la cliente L. señala como
problemática es el robo impulsivo de diversos objetos
que viene manifestando desde hace unos tres años.
Desde el punto de vista topográfico, podemos con-
siderar que esa conducta, que se da cuando la cliente se
encuentra en distintos establecimientos donde surge la
posibilidad de robar (situación estimular desenca-
denante), va precedida por las siguientes respuestas:

1) Respuesta cognitiva previa: La cliente tiene pen-


samientos del tipo «Tengo que controlarme» (evi-
tación), «Seguro que vuelvo a caer», «Podrían acabar
descubriéndome» (miedo), «Debería ser capaz de
controlarme, pero si robo conseguiré este objeto y
reduciré de una vez por todas esta angustia» (ambi-
valencia).

2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de


la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, la
cliente experimenta una activación fisiológica desa-
gradable (tensión, agitación, ansiedad, etc.).

Como se puede apreciar, lo que la cliente cataloga


como «ganas de robar», en realidad implica todo un
entramado de sensaciones fisiológicas desagradables,
desencadenadas a su vez por múltiples respuestas
cognitivas. Los pensamientos relacionados con el miedo
y la evitación van acompañados de una activación
fisiológica aversiva. Esta activación fisiológica se

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

incrementa aún más cuando surgen pensamientos


ambivalentes, debido al esfuerzo o tensión que genera el
tener que decidirse entre dos opciones posibles (en este
caso, robar o no). Además, los pensamientos evitativos
hacen que paradójicamente esté aún más presente en la
mente del individuo el contenido que pretende evitar
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996).
Ante estas circunstancias, la activación fisiológica llega
a hacerse tan insufrible que L. se ve obligada a robar
para que ésta disminuya. Nuestra cliente experimentaba
una gran tensión fisiológica cuando intentaba controlar
su impulso de robar y todos los esfuerzos por evitar
estas sensaciones eran infructuosos y hacían pa-
radójicamente que se fuese sintiendo cada vez peor. Ella
ya sabía que si robaba, luego acabaría sintiéndose mal y
culpable consigo misma, pero la cuestión es que ella ya
estaba sintiéndose mal antes de robar. Realmente, la
anticipación ansiosa de la posibilidad de no controlar su
impulso es lo que, paradójicamente, hacía que no lo
controlase.
A nivel topográfico las respuestas que emite la
cliente cuando cede al impulso de robar son las
siguientes:

1) Respuesta cognitiva: La cliente, tras batallar sin éxito


por controlar todas las sensaciones desagradables que
experimenta cuando se encuentra ante la posibilidad de
cometer un hurto, tiene el pensamiento «No soporto esta
angustia, me rindo».

2) Respuesta motora: La cliente acaba robando.

Las consecuencias de estas respuestas son obvias, a


corto plazo la cliente ha descargado el malestar
fisiológico originado por los intentos de evita-
ción/control de la conducta problema, pero a largo plazo

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

se siguen desencadenando consecuencias negativas


(deterioro de la autoestima de la cliente, riesgo de ser
descubierta, etc.). Estas consecuencias negativas de-
sencadenan en la cliente pensamientos relacionados con
la culpa tales como «Soy una ladrona, una delincuente»,
«No tengo fuerza de voluntad» o «Me estoy dañando a
mí misma», pensamientos que la predispondrán a
esforzarse aún más por controlar sus impulsos la
próxima vez que se encuentre ante la posibilidad de
robar (factor de mantenimiento).
Debido a estas consecuencias, cada vez que la cliente
se encuentra en contacto con situaciones estimulares
donde surge la posibilidad de robar cualquier objeto, se
dispara el proceso de lucha-rendición descrito an-
teriormente.
Como se puede observar, la conducta de la cliente
sigue un patrón de reforzamiento mixto donde se
combina el refuerzo negativo (la cliente consigue
eliminar sensaciones fisiológicas desagradables) y el
refuerzo positivo (la cliente consigue objetos ape-
tecibles para ella).
Aunque para L. la conducta problema que pretendía
eliminar era el robo impulsivo de objetos, bajo nuestro
punto de vista el problema sobre el que incidir era más
bien el círculo vicioso de lucha-rendición en relación a
la propia conducta de robar.

Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso

Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico


anterior, la intervención terapéutica se encaminó a
eliminar la conducta de control/evitación del impulso de
robar, dado que el propio intento de control/evitación

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

constituye el factor principal del problema (Hayes,


Strosahl y Wilson, 1999).
El primer paso en la aplicación de la Terapia de
Aceptación y Compromiso consistió en la discusión
junto a la cliente de la finalidad y utilidad de las
estrategias de control/evitación que venía utilizando
hasta ahora, para que entendiese claramente que tales
estrategias constituían el factor principal de mante-
nimiento de su conducta-problema.
L. entendió sin muchas dificultades las explicaciones
funcionales de su problema. De hecho, ella misma ya
comentaba, durante las entrevistas iniciales de recogida
de datos clínicos, cómo las sensaciones desagradables
que experimentaba cuando intentaba resistir el impulso
de robar aumentaban a medida que lo hacían sus propios
esfuerzos de control. De todas formas, para ayudar a la
cliente a entender mejor dicho proceso, se empleó una
metáfora elaborada ad hoc, aunque inspirada par-
cialmente en la propuesta anteriormente por Hayes,
Strosahl y Wilson (1999) y que se denominó «metáfora
del monstruo».
Sintetizando, por cuestiones de espacio, en esta
metáfora se le explica a la cliente que las sensaciones
desagradables que experimenta equivalen a un monstruo
que crece y se pone más furioso mientras más atención
se le presta. En cambio, si se ignora al monstruo este
permanece pequeño e inofensivo.
A parte de desenmascarar los procesos paradójicos
contraproducentes de la evitación experiencial, se
consideró oportuno, para trabajar los pensamientos de
culpa del tipo «Soy una ladrona, una delincuente» o
«No tengo fuerza de voluntad», aplicar la técnica
conocida como «separación del yo contexto-yo con-
tenido» (Hayes et al., 1999; Wilson y Luciano, 2002).
Esto consistió en explicar a la cliente cómo, con
independencia de que le puedan surgir determinados

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

contenidos mentales o pensamientos negativos en


cualquier momento dado, ello no implica necesaria-
mente que ella esté de acuerdo con dichos contenidos o
pensamientos.
Una metáfora que se empleó en esta fase del
tratamiento fue la de «la casa y los muebles» (Wilson y
Luciano, 2002), según la cual, la casa equivaldría al yo
como contexto mientras que los muebles harían
referencia al yo como contenido. Las cualidades que se
atribuyan a los muebles (buenos, malos, agradables,
desagradables, apropiados, inapropiados, etc.) no tienen
por qué ser generalizadas a la casa. Esta toma de
distancia entre la persona y su contenido cognitivo o
verbal es lo que se conoce como «defusión».
Tras conseguir que L. experimentara cierta dismi-
nución de culpabilidad, asumiera que seguir robando
tendría consecuencias muy negativas a medio-largo
plazo para ella (posibilidad de ser descubierta,
disminución de la autoestima, etc.) y comprendiese que
intentar controlar el impulso de robar era contra-
producente, el siguiente paso de la intervención
terapéutica consistió en plantearle su compromiso con la
decisión de abandonar la conducta de robo ahora que
sabía que no podía evitar o controlar el hecho de «sentir
ganas» de robar. Es decir, abandonar la conducta de
robar implicaría necesariamente aceptar y sobrellevar
toda la activación fisiológica desagradable que la cliente
experimentaba cuando se encontraba ante la posibilidad
de cometer un hurto.
Es en esta fase cuando se expone a la cliente la
alternativa terapéutica de aceptar las ganas de robar
como una de las muchas experiencias aversivas que
puede experimentar en otros contextos cotidianos de su
vida. De esta forma, se le ofrecieron ejemplos de otras
circunstancias en las que tenía que aceptar experiencias
desagradables tales como esperar en clase, aunque se

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

encontrase fatigada, hasta que tocase la sirena para salir,


esperar y soportar la sensación de hambre hasta que
salía del instituto y podía marcharse a casa para
almorzar, etc. Finalmente, la cliente se comprometió
con la decisión de aceptar que los pensamientos
desagradables seguirían apareciendo, pero eso no sería
impedimento para llevar a cabo una vida plena según
sus valores, orientada a conseguir metas. A este
respecto, la propia cliente estableció como principales
valores u objetivos a corto-medio plazo, el conseguir
permanecer sin robar y el lograr terminar el curso de
Bachillerato.
Se dio por finalizado el tratamiento después de diez
sesiones (una primera sesión de recogida de datos
clínicos, dos sesiones para explicar a la cliente el
análisis funcional de su caso, dos sesiones para que
asimile, a través de metáforas, los procesos paradójicos
de la evitación experiencial, tres sesiones para trabajar
«separación del yo contexto-yo contenido» y «defu-
sión», una sesión de establecimiento de valores y una
última sesión en la que la cliente se compromete con su
elección de no volver a robar) y se volvió a citar a la
cliente para mantener una entrevista de seguimiento
dentro de dos meses.
Al cabo de esos dos meses, la cliente L. acudió a la
cita de seguimiento y manifestó que se mantenía sin
haber robado nada en ese tiempo. Además, informó de
que la intensidad de las «ganas de robar», que
experimentaba al encontrarse en cualquier comercio
donde surgía la posibilidad de robar algún objeto, era
mucho menor que antes de iniciar la terapia.
Al cabo de cuatro meses, se contactó telefónicamente
con L. para continuar con el seguimiento de su
evolución terapéutica. L. comentó que, a pesar de que
todavía sentía «ganas de robar» cuando surgía la
posibilidad, permanecía sin hacerlo. A nivel anímico, la

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

cliente refería encontrarse mucho mejor que antes de


llevar a cabo la Terapia de Aceptación y Compromiso.
El último contacto telefónico con L. se mantuvo a los
seis meses de finalizar la terapia y sirvió para confirmar
su evolución positiva, ya que se mantenía sin robar,
había logrado superar el curso de Bachillerato y refería,
en general, un buen estado anímico.

Conclusiones del caso

El buen desenlace del caso clínico expuesto nos permite


ser optimistas al respecto de las posibilidades de la
Terapia de Aceptación y Compromiso en el tratamiento
de la cleptomanía.
Este caso clínico vuelve a poner de manifiesto la
máxima del Análisis Funcional que hace referencia a
que la conducta siempre tiene un sentido o función. Por
lo tanto, se hace fundamental que el terapeuta entienda
esta función de las conductas del cliente para poder
ayudarle. Esta función siempre tiene que ser analizada
en relación al entorno o contexto de la persona.
En las funciones pueden intervenir procesos de
reforzamiento positivo, negativo o mixto y es una
condición imprescindible por parte del psicólogo clínico
delimitar tales procesos para poder operar sobre ellos.
En este caso de cleptomanía de la cliente L., su
conducta de robo impulsivo estaba gobernada por un
proceso de reforzamiento mixto. El descubrimiento de
que los esfuerzos por controlar tal conducta generaban
en ella una activación fisiológica desagradable, que
paradójicamente le impedía controlarla, fue clave. Por
una parte, la conducta de robo era reforzada
negativamente al permitir a la cliente liberarse, aunque
solo fuese a corto plazo, de sus pensamientos de miedo,
culpa y ambivalencia y descargar la tensión fisiológica

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

desagradable producida por sus intentos de evita-


ción/control previos y, por otro lado, la conducta
también era reforzada positivamente al permitirle
conseguir objetos apetecibles para ella.
Aunque a largo plazo las consecuencias negativas de
la conducta de robo (llegar a ser descubierta y
denunciada, problemas de autoestima, etc.) superaban a
las positivas, estas propias consecuencias negativas
constituían a su vez un factor de mantenimiento que
retroalimentaba el círculo vicioso de lucha-rendición en
el que se hallaba inmersa la cliente. Así, cuando L. se
percataba de todas esas consecuencias negativas, se
autoinstruía para intentar evitar o controlar la conducta,
reanudándose el mencionado círculo vicioso.
Por ello, el que la cliente tomase conciencia de los
efectos paradójicos y contraproducentes de la evitación
experiencial fue un factor clave en la aplicación de la
Terapia de Aceptación y Compromiso. Cuando la
cliente asimiló que no había ninguna forma efectiva de
reducir la activación desagradable que experimentaba
cuando surgía la posibilidad de robar y que para
abandonar dicha conducta tendría que aceptar tales
sensaciones desagradables, estuvo en condiciones de
comprometerse con la elección de no volver a robar.
Para finalizar, habría que señalar que algunas
variables del caso clínico, tales como un adecuado nivel
intelectual de la cliente (que le ayudó a asimilar sin
problemas la explicación del análisis funcional de su
conducta y las metáforas sobre los efectos de la
evitación) y el hecho de que su problema, a pesar de
ocasionarle sufrimiento y malestar psicológico sig-
nificativo, no hubiese desembocado aún en una
depresión clínica ni presentase comorbilidad con
trastornos de personalidad (como puede ocurrir en
ocasiones), propiciaron la buena resolución terapéutica
del mismo. Posiblemente, la aplicación de la Terapia de

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Aceptación y Compromiso en otros casos de clepto-


manía con variables personales distintas implicaría
algunas dificultades que habría que tener en cuenta y
que indudablemente retrasarían (o incluso impedirían) el
proceso terapéutico.

Referencias Bibliográficas

American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR.


Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
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Hayes, S.C. (2004). Acceptance and commitment


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21
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO


DE LUDOPATÍA DESDE LA TERAPIA DE
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO

La ludopatía o juego patológico se caracteriza por un


impulso incontrolado por participar en diversos tipos de
juegos de azar (loterías, máquinas tragaperras, bingos,
apuestas, etc.) de una manera excesiva o desadaptativa,
produciéndose un deterioro de la vida del sujeto
consistente en pérdidas económicas, problemas fa-
miliares, laborales, personales, etc. (OMS, 1992; APA,
2002).
A pesar de que todavía se observan ciertos rechazos
o prejuicios sociales hacia los individuos que padecen
ludopatía, hace tiempo que esta conducta es considerada
un trastorno psicológico. Por todo esto, cobra especial
interés el conocimiento de los factores implicados en la
génesis, eclosión y mantenimiento de la ludopatía así
como el encontrar tratamientos terapéuticos eficaces
para abordarla.
La mayoría de los ludopatas que acuden a terapia
suelen informar que sus intentos o esfuerzos por
controlar o evitar los deseos de jugar hacen que
experimenten una desagradable activación fisiológica
que solo desaparece jugando finalmente (Jiménez,
2012), por lo que tiene sentido emplear la ACT, terapia
que ha mostrado su eficacia terapéutica en el tra-
tamiento de las psicopatologías donde la evitación de
eventos privados tiene una papel funcional determinante
(Hayes, 2004; Jiménez, 2013).

Descripción del caso clínico

El cliente del caso clínico de ludopatía que exponemos


se trata de V., un varón de 55 años, casado y con dos

22
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

hijas de 14 y 18 años. V. acude a consulta demandando


ayuda por un problema de adicción a las máquinas
tragaperras que viene padeciendo desde hace aproxi-
madamente dos años.
V. relató que desde hacía bastante tiempo era
aficionado a las máquinas tragaperras y que de vez en
cuando participaba también en algunos tipos de
loterías, pero es desde hace unos dos años cuando
empezó a tener problemas serios con el juego.
El cliente refería que obtuvo algunos pequeños
premios en sus inicios con las máquinas tragaperras y
que en aquellas ocasiones se sentía muy satisfecho. Por
ese motivo, V. continuaba jugando de vez en cuando y,
aunque poco a poco las pérdidas superaban a las
ganancias, esporádicamente conseguía algunos peque-
ños premios. Los juegos de azar siguen un patrón de
reforzamiento intermitente en los que unas veces se
consigue el premio (reforzamiento positivo) y otras no.
Si V. hubiese seguido mucho tiempo sin ganar nada,
probablemente habría acabado dejando esta actividad
por completo, pero el cliente mencionaba que las
ganancias aisladas que conseguía de vez en cuando
bastaban para animarle a seguir jugando, sin tener en
cuenta que, a largo plazo, las pérdidas iban superando
claramente a las ganancias.
V. refería que cuando las pérdidas económicas
empezaron a ser preocupantes (llegando a gastar hasta
250 euros semanales) y dedicaba cada vez más tiempo
a esta actividad, comenzó a tener problemas familiares
y las mentiras a su esposa eran frecuentes.
Ante esas circunstancias, cada vez que V. se
encontraba ante una máquina tragaperras y sentía
deseos de jugar, era asaltado por pensamientos de culpa
que le predisponían a resistirse porque sabía que su
conducta le estaba ocasionando problemas económicos
y familiares pero, por otro lado, pensaba en la

23
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

posibilidad de ganar y recuperar el dinero que había


perdido anteriormente. Esta ambivalencia era expe-
rimentada por el cliente como sumamente de-
sagradable.
Finalmente, la culpa, la ambivalencia y el miedo
ante la posibilidad de no poder «resistir la tentación» le
ocasionaban una tensión y un malestar psicológico tan
inaguantable que V. acababa jugando para librarse de
esas sensaciones tan negativas.
Después de jugar, cuando V. se daba cuenta de que
había vuelto a perder dinero, se sentía mal consigo
mismo y se prometía que la próxima vez sería más
fuerte y haría todo lo posible para controlar este
problema, pero el mismo proceso se repetía una y otra
vez.

Análisis Funcional y Topográfico del caso

En base a toda la información que aporta V. parece


claro que padece un trastorno de ludopatía o juego
patológico, ya que cumple con los criterios que
establece el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR
(APA, 2002).
Ahora bien, desde una perspectiva basada en el
Análisis Funcional, habría que aclarar que este
diagnóstico psicopatológico tiene una utilidad clínica
limitada, ya que no proporciona ninguna clave a nivel
funcional que pueda orientarnos a la hora de establecer
nuestra intervención terapéutica. Para programar el
tratamiento adecuado se hace necesario llevar a cabo el
análisis funcional y topográfico de las conductas
problemas con el objetivo de actuar sobre las variables
relevantes de este caso en concreto.
La elaboración de dicho análisis funcional no fue
dificultosa basándonos en la gran cantidad de in-

24
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

formación que aportó el cliente a lo largo de la sesión


inicial de recogida de datos mediante entrevista clínica.
A parte de la entrevista clínica, no se usó ningún
instrumento de evaluación estructurado. La conducta
que el cliente señalaba como problemática era la
adicción a las máquinas tragaperras que venía
manifestando desde hace dos años. Desde el punto de
vista topográfico podemos considerar que esa conducta,
que se daba cuando el cliente se encontraba en contacto
con las máquinas tragaperras (situación estimular
desencadenante), iba precedida por las siguientes res-
puestas:

1) Respuesta cognitiva previa: El cliente tiene pen-


samientos del tipo «Seguro que vuelvo a caer» (miedo),
«Soy un vicioso, no tengo fuerza de voluntad», «Estoy
dañando a mi familia» (culpa), «No debería pensar en
jugar» (evitación), «Debería controlarme, aunque si
gano recuperaré algo de dinero» (ambivalencia).

2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de


la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, el
cliente experimenta una activación fisiológica de-
sagradable (tensión, agitación, ansiedad, etc.).

Como se puede observar, los pensamientos re-


lacionados con el miedo y la culpa desencadenan una
activación fisiológica desagradable. Esta activación
fisiológica aumenta aún más cuando aparecen pen-
samientos ambivalentes, ya que cuando una persona
tiene que elegir entre dos opciones posibles (en este
caso, jugar o no), se produce una especie de activación o
tensión debido al hecho de tener que decidirse entre una
opción u otra. Además, los pensamientos evitativos
hacen que paradójicamente esté aún más presente en la

25
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

mente del sujeto el contenido que pretende evitar


(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996).
Ante estas circunstancias, la activación fisiológica
llega a hacerse tan insoportable que V. se ve obligado a
jugar para que ésta disminuya. El cliente experimentaba
una gran tensión fisiológica cuando intentaba controlar
su adicción y todos los esfuerzos por evitar estas
sensaciones eran infructuosos y hacían paradójicamente
que se fuese sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que si
acababa jugando, posteriormente se sentiría mal y
culpable por ello, pero la cuestión es que él ya estaba
sintiéndose mal antes de hacerlo. Lo que se intenta
explicar es que la anticipación ansiosa de la posibilidad
de no controlar su impulso de jugar es lo que,
paradójicamente, hace que finalmente no lo controle.
A nivel topográfico las respuestas que lleva a cabo el
cliente cuando cede a sus impulsos son las siguientes:

1) Respuesta cognitiva: El cliente, tras luchar sin éxito


por controlar las sensaciones desagradables que
experimenta cuando se encuentra ante la máquina
tragaperras, tiene el siguiente pensamiento: «No soporto
esta angustia, me rindo».

2) Respuesta motora: El cliente acaba jugando nue-


vamente a la máquina tragaperras.

Las consecuencias de estas respuestas son claras, a


corto plazo el cliente ha reducido el malestar fisiológico
desencadenado por los intentos de evitación/control de
la conducta problema, pero a largo plazo se siguen
desencadenando consecuencias negativas (pérdidas
económicas, discusiones familiares, deterioro de la
autoestima del sujeto, etc.). Estas consecuencias ne-
gativas hacen que en el cliente vuelvan a emerger los
pensamientos relacionados con la culpa tales como:

26
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

«Soy un vicioso, no tengo fuerza de voluntad» o «Estoy


dañando a mi familia», pensamientos que lo pre-
dispondrán a esforzarse más por controlar su adicción la
próxima vez que se encuentre ante la posibilidad de
jugar (factor de mantenimiento).
Debido a estas consecuencias, las máquinas tra-
gaperras son catalogadas por el cliente como estímulos
aversivos o ambivalentes (aversivos y apetitivos a la
vez) pero, en cualquier caso, como estímulos relevantes.
De esta manera, cuando el cliente se encuentra en
contacto con máquinas tragaperras o con situaciones
estimulares que puedan implicar su proximidad (bares,
salones de juego, etc.), se produce una activación
fisiológica, a modo de aviso, que dispara el proceso de
lucha-rendición descrito anteriormente.
Como vemos, la conducta del cliente sigue un patrón
de reforzamiento mixto donde se combina el re-
forzamiento negativo (consigue eliminar malestar fi-
siológico) y el reforzamiento positivo intermitente (muy
ocasionalmente el cliente obtiene pequeños premios
económicos).
Aunque para V. la conducta problema que pretendía
eliminar era el juego con las máquinas tragaperras, para
nosotros el problema a tratar era más bien el círculo
vicioso de lucha-rendición en relación a la propia
conducta de juego.

Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso

Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico


anterior, nuestra intervención terapéutica se dirigió a
eliminar la conducta de control/evitación del juego,
dado que el propio intento de control/evitación

27
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

constituía el factor principal del problema (Hayes,


Strosahl y Wilson, 1999).
El primer paso en la aplicación de la Terapia de
Aceptación y Compromiso consistió en la discusión
junto al cliente de la finalidad y utilidad de las
estrategias de control/evitación que venía utilizando
hasta ahora, para que entendiese claramente que tales
estrategias constituían el factor principal de man-
tenimiento de su conducta-problema.
Solo fueron necesarias tres sesiones para lograr este
objetivo. El cliente V. no tuvo demasiadas dificultades
para entender las explicaciones funcionales de su
problema. De hecho, él mismo ya refería, durante la
entrevista de recogida de datos clínicos, que intuía en
cierta manera que las sensaciones desagradables que
experimentaba cuando intentaba resistir el impulso de
jugar aumentaban a medida que lo hacían sus propios
esfuerzos de control. El cliente explicaba que cuando
intentaba controlarse sentía «temblores de manos»,
«sudor frío» y «retorcijones de estómago» que solo
desaparecían «cayendo en la tentación de jugar». En
cualquier caso, para ayudar al cliente a entender mejor
este proceso, en una de las tres sesiones, se empleó una
metáfora inspirada en la propuesta anteriormente por
Hayes, Strosahl y Wilson (1999) y que se denominó
«metáfora de los visitantes molestos».
En resumen, en esta metáfora, las sensaciones
desagradables serían equivalentes a los visitantes
molestos que acuden a una fiesta a la que no han sido
invitados. Si el anfitrión les presta atención, estos le
impedirán disfrutar de su fiesta y si intenta echarlos
puede producirse un conflicto desagradable que arruine
definitivamente la reunión. La solución sería ignorarlos
y centrarse en otros invitados a los que sí aprecia.
A parte de desenmascarar los procesos paradójicos
contraproducentes de la evitación experiencial, se

28
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

consideró oportuno, para trabajar los pensamientos de


culpa del tipo «Soy un vicioso, no tengo fuerza de
voluntad» o «Estoy dañando a mi familia», aplicar la
técnica conocida como «separación del yo contexto-yo
contenido» (Hayes et al., 1999; Wilson y Luciano,
2002). Esto consistió en explicar al cliente cómo, con
independencia de que le puedan surgir determinados
contenidos mentales o pensamientos negativos en
cualquier momento dado, ello no implica necesaria-
mente que él esté de acuerdo con dichos contenidos o
pensamientos.
Una metáfora que se empleó en esta fase del
tratamiento fue la de «el tablero y las fichas» (Wilson y
Luciano, 2002). Según esta metáfora, el tablero
equivaldría al yo como contexto mientras que las fichas
harían referencia al yo como contenido. Las cualidades
que se atribuyan a las fichas (buenas, malas, agradables,
desagradables, apropiadas, inapropiadas, etc.) no tienen
por qué ser generalizadas al tablero.
Tras conseguir que V. experimentara cierta dismi-
nución de culpabilidad, asumiera que seguir jugando
tendría consecuencias muy negativas a medio-largo
plazo para él (agravamiento de las pérdidas económicas,
discusiones familiares, etc.) y comprendiese que intentar
controlar el impulso de jugar era contraproducente, el
siguiente paso de la intervención consistió en plantearle
su compromiso con la decisión de abandonar la
conducta de juego ahora que sabía que no podía evitar o
controlar el hecho de «sentir ganas» de jugar. Es decir,
abandonar la conducta de jugar implicaría ne-
cesariamente aceptar y sobrellevar toda la activación
fisiológica desagradable que el cliente experimentaba
cuando se encontraba en contacto con las máquinas
tragaperras.
Es en este punto cuando se expone al cliente la
alternativa terapéutica de aceptar las ganas de jugar

29
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

como una de las muchas experiencias aversivas que


puede experimentar en otros contextos cotidianos de su
vida. Así, se le ofrecen ejemplos de otras circunstancias
en las que tiene que aceptar experiencias desagradables
tales como esperar en el automóvil mientras se ve
inmerso en un atasco de tráfico, esperar y soportar la
sensación de hambre hasta que sale del trabajo y puede
ir a casa para comer, etc.
En la última sesión mantenida, el cliente se
comprometió con esta alternativa terapéutica, aceptando
que los pensamientos y sensaciones desagradables
seguirían apareciendo, pero eso no sería impedimento
para llevar a cabo una vida plena según sus valores,
orientada a conseguir metas. A este respecto, el cliente
estableció como principales valores u objetivos a corto-
medio plazo, el conseguir permanecer sin jugar, el
ahorrar algo de dinero y el mejorar la comunicación con
su mujer y sus hijas.
Se dio por finalizado el tratamiento después de nueve
sesiones (una primera sesión de recogida de datos
clínicos, una sesión para explicar al cliente el análisis
funcional de su caso, tres sesiones para que asimilase, a
través de metáforas, los procesos paradójicos de la
evitación experiencial, dos sesiones para trabajar
«separación del yo contexto-yo contenido», una sesión
de establecimiento de valores y una última sesión en la
que el cliente se compromete con su elección de no
volver a jugar) y se citó al cliente para dentro de un
mes.
Transcurrido ese mes, el cliente V. acudió a la cita y
manifestó que se mantenía sin jugar a las máquinas
tragaperras. Además, informó de que la intensidad de
las «ganas de jugar» que experimentaba al pasar por
bares u otros lugares donde había instaladas máquinas
tragaperras era mucho menor que antes de iniciar la
terapia.

30
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Al cabo de cuatro meses, se contactó telefónicamente


con el cliente para llevar a cabo el seguimiento de su
evolución terapéutica. V. comentó que, a pesar de que
todavía sentía «ciertas ganas de jugar» cuando se
encontraba en contacto con máquinas tragaperras, era
capaz de permanecer sin jugar. A nivel anímico, V.
refería encontrarse mucho mejor que antes de llevar a
cabo la Terapia de Aceptación y Compromiso, si bien es
cierto que las «ganas de jugar» que todavía expe-
rimentaba le ocasionaban cierta inquietud.
El último contacto telefónico con V. se mantuvo a
los nueve meses de finalizar la terapia y sirvió para
confirmar su evolución positiva, ya que el cliente se
mantenía sin jugar, refería un estado anímico bueno,
había logrado ahorrar algo de dinero y conseguía
comunicarse con mayor facilidad con su familia.

Conclusiones del caso

Asumiendo la necesidad de más validación empírica


que respalde la eficacia de La Terapia de Aceptación y
Compromiso en el tratamiento de la ludopatía, el
satisfactorio desenlace del caso clínico expuesto nos
permitiría albergar cierto optimismo al respecto de las
posibilidades de dicha terapia.
Así, este caso clínico volvería a poner de manifiesto
la máxima del Análisis Funcional que hace referencia a
que la conducta siempre tiene un sentido o función. Por
tanto, sería fundamental que el terapeuta entendiese esta
función de las conductas del cliente para poder
ayudarle. Está función siempre tendría que ser analizada
en relación al entorno o contexto del sujeto.
En las funciones podrían intervenir procesos de
reforzamiento positivo, negativo o mixto y sería una

31
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

condición necesaria por parte del terapeuta delimitar


tales procesos para poder operar sobre ellos.
En el caso de ludopatía del sujeto V. expuesto en este
caso, su conducta de juego impulsivo estaba gobernada
por un proceso de reforzamiento mixto. El des-
cubrimiento de que los esfuerzos por controlar tal
conducta generaban en el cliente una activación
fisiológica desagradable, que paradójicamente le impe-
día controlarla, fue clave. Por un lado, la conducta era
reforzada negativamente al permitir al cliente de-
sembarazarse de sus pensamientos de miedo, culpa y
ambivalencia y descargar la tensión fisiológica de-
sagradable producida por sus intentos de evita-
ción/control previos y, por otro lado, esta conducta
también era reforzada positivamente (de forma in-
termitente) al permitir al cliente conseguir esporádicos
premios económicos.
Aunque a largo plazo las consecuencias negativas de
la conducta de juego (pérdidas económicas, problemas
familiares, problemas de autoestima, etc.) superaban a
las positivas, estas propias consecuencias negativas
constituían a su vez un factor de mantenimiento que
retroalimentaba el círculo vicioso de lucha-rendición en
el que se hallaba inmerso el cliente. Así, cuando el
cliente se percataba de todas esas consecuencias
negativas, se autoinstruía para intentar evitar o controlar
la conducta, reanudándose el mencionado círculo
vicioso. Por ello, el que el cliente tome conciencia de
los efectos paradójicos y contraproducentes de la
evitación experiencial sería un factor clave en la
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso.
Cuando el cliente asimila que no hay ninguna forma
efectiva de reducir la activación desagradable que
experimenta cuando surge la posibilidad de jugar y que
para abandonar dicha conducta tendrá que aceptar tales

32
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

sensaciones desagradables, está en condiciones de


comprometerse con la elección de no volver a jugar.
Para finalizar, hay que señalar que algunas variables
del caso clínico, tales como un buen nivel intelectual del
cliente (que le ayudó a asimilar sin problemas la
explicación del análisis funcional de su conducta y las
metáforas sobre los efectos de la evitación) y el hecho
de que su adicción fuese aislada y no hubiese
comorbilidad con alcoholismo o adicciones a otras
sustancias, como suele ser común en muchos casos de
ludopatía (Lesieur, 1985; Rodríguez Martos, 1987;
Rosenthal y Lesieur, 1992), propiciaron la buena
resolución terapéutica del mismo. Posiblemente, la
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso
en otros casos de ludopatía con variables personales
distintas (individuos con bajo nivel intelectual,
problemas de adicción al alcohol u otras sustancias,
problemas de personalidad, etc.) implicaría algunas
dificultades que habría que tener en cuenta y que
indudablemente retrasarían (o incluso impedirían) el
proceso terapéutico.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO


DE PEDOFILIA DESDE LA TERAPIA DE
ACEPTACIÓN Y COMPROMISO

Según el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR (APA,


2002), para que un sujeto sea diagnosticado de pedofilia
debe presentar, durante un período de al menos seis
meses, fantasías sexuales recurrentes y altamente
excitantes e impulsos sexuales o comportamientos
sexuales ligados a los niños. Además, estas fantasías,
impulsos o comportamientos deben provocar un
malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo. Esta definición, en apariencia bastante
coherente, no está exenta de controversias. En primer
lugar, hay comportamientos que provocan malestar
individual o social en una cultura pero no en otra. Así,
en Occidente, el que una persona adulta mantenga
relaciones sexuales con una persona menor de 18 años
no sólo está mal visto, sino que incluso puede ser
perseguido por la justicia. En cambio, en la cultura
gitana, en muchos países musulmanes y en algunas
regiones de México y Sudamérica es normal que se
casen chicas menores de edad con hombres adultos.
Además de estas diferencias de criterio, otro
problema a la hora de diagnosticar una pedofilia radica
en determinar los márgenes de las conductas implicadas
en dicho trastorno. Según los criterios diagnósticos del
CIE-10 (OMS, 1992) y DSM-IV-TR (APA, 2002), no
sólo se consideran anormales las conductas sexuales
explícitas, sino también los pensamientos o fantasías
placenteras relacionadas con los estímulos parafílicos
(en este caso, niños/as menores de edad) siempre y
cuando se den de forma recurrente como mínimo a lo
largo de seis meses. Esto añade aún más dificultad al
tema, ya que ¿qué se considera recurrente?, ¿Todos los

36
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

días?, ¿Una vez a la semana?, ¿Un par de veces al mes?


Además, el tema de que las fantasías o pensamientos
parafílicos deban de ser considerados placenteros por el
sujeto no está nada claro. Muchos sujetos aquejados de
parafilias (incluida la pedofilia) describen pensamientos
que son ambivalentes o contradictorios, es decir, no son
placenteros o desagradables sin más. Asimismo, algunos
de ellos mencionan experimentar culpa o tensión
psicológica acompañada de una activación fisiológica
desagradable antes de aceptar sus fantasías sexuales
parafílicas o llevar realmente a cabo las conductas
parafílicas, tras lo cual, ya sí experimentan placer
(Jiménez, 2012).
Por lo que parece, los procesos mentales y
comportamentales implicados en la pedofilia (y en el
resto de parafilias) son sumamente complejos y dignos
de ser analizados desde el punto de vista topográfico y
funcional para poder ser entendidos mejor.

Descripción del caso clínico

El cliente del caso clínico de pedofilia que se expone se


trata de D., varón de 22 años, soltero y estudiante de 2º
curso de medicina. D. solicitó ayuda para intentar
controlar unos pensamientos obsesivos de índole sexual,
que venía padeciendo desde hacía varios años.
El cliente refería que desde pequeño fue un niño
tímido e inseguro, influenciado por unos padres
sobreprotectores en exceso. Sus progenitores no le
permitían salir solo a la calle hasta que tuvo 11 o 12
años. Por ese motivo, D. creció como un niño tímido y
con escasas habilidades sociales. Tuvo dificultades para
hacer amigos y se sentía inseguro y con poca
autoestima. El cliente refiere que, al cumplir los 12
años, empezó a experimentar atracción por las chicas de

37
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

su edad. D. informa que se masturbaba pensando en


ellas, pero que nunca fue capaz de interaccionar
socialmente con ninguna. Algunos compañeros de su
colegio ya salían con chicas y contaban sus primeros
escarceos sexuales con ellas y, por ello, D. asegura que
se sentía inferior y acomplejado con respecto a ellos. El
cliente pensaba en aquella época que jamás tendría
novia ni estaría con ninguna chica debido a su timidez y
temía que su única experiencia sexual fuese la mas-
turbación.
Con el paso de los años, D. se sentía cada vez más
inseguro y empezaba a estar deprimido. Es en torno a
los 16 años cuando D., que seguía sin entablar relación
con ninguna chica, se da cuenta de que con algunas
vecinas de su barrio, de 10 u 11 años de edad, no se
siente tan tímido como con las compañeras de su edad.
D. recuerda que, en algún momento, surgió en su cabeza
la posibilidad de intentar mantener algún contacto
sexual con ellas, pero pronto rechazó esa idea, ya que
las consideraba demasiado pequeñas para él. Aunque,
de inicio, había descartado la idea, D. menciona que se
sintió culpable por haber barajado tal posibilidad. A raíz
de aquel episodio, D. empezó a esforzarse por no tener
pensamientos sexuales cuando se encontrase en si-
tuaciones en las que estuviesen presentes chicas de
menor edad que él.
Por ejemplo, en su barrio, cuando coincidía con
niñas de menor edad que él (de entre 10-11 años), su
mente era asaltada por pensamientos del tipo: «Debo
evitar pensar en que me atraen estas niñas». Tras estos
pensamientos aparecían otros tales como: «Voy a
mirarlas para asegurarme de que realmente no me
gustan». Entonces, D. les lanzaba un fugaz vistazo,
apareciendo a continuación los pensamientos «Estoy
mirando a estas niñas, soy un pervertido» y «Aunque
prefiero las chicas de mi edad, estas niñas tienen algo de

38
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

atractivo». El cliente, entonces, se sentía más culpable


aún al percibir que sus vecinas, más pequeñas que él,
«le atraían».
El cliente D., que solía masturbarse por las noches,
enseguida se preocupó por la posibilidad de que entre
sus fantasías sexuales pudiesen aparecer imágenes de
esas niñas más pequeñas que él. Pensaba: «No voy a
pensar en mis vecinas, son demasiado pequeñas», pero,
paradójicamente, acababa pensando en ellas. D.
menciona que, sin entender muy bien el motivo, estos
pensamientos llegaban acompañados de cierta relajación
placentera, hecho que lo angustiaba sobremanera.
Además, D. menciona que notaba su propia erección
bajo el influjo de estos pensamientos. El cliente
experimentaba una especie de anticipación de placer al
estar en contacto con esas imágenes. Entonces, D.
intentaba asegurarse de que esos pensamientos no le
resultaban placenteros, fantaseando brevemente con
ellos para ver qué efecto le producían. Muy a su pesar,
descubrió que dicha aproximación a los pensamientos
que pretendía evitar sí que le resultaba placentera.
Como el resultado de su sondeo no era el que esperaba,
sino que, efectivamente, había experimentado placer al
fantasear con los pensamientos que pretendía reprimir,
el cliente se sentía cada vez más confuso y culpable.
D. refiere que experimentó aquellos episodios de
intentos de control de los pensamientos y relajación
placentera (cuando finalmente estos aparecían) durante
varias noches consecutivas, hasta que una de ellas optó
voluntariamente por rendirse (al resultarle imposible
evitar la aparición de tales pensamientos) y se masturbó
fantaseando con sus vecinas de menor edad. D. describe
aquel episodio como un acto impulsivo y repentino,
dejándose llevar por la frustración acumulada al no
poder hacer desaparecer de su mente los pensamientos
relacionados con sus vecinas pequeñas. Según él, se

39
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

rindió a la «tentación» para no seguir sufriendo.


Posteriormente a ese hecho, D. se sintió terriblemente
culpable, ya que si consideraba que pensar en niñas
pequeñas estaba mal, acompañar esos pensamientos con
la masturbación era aún peor.
A partir de ahí, mientras más se esforzaba el cliente
por controlar los pensamientos relacionados con sus
vecinas pequeñas, más intensos eran y no desaparecían
hasta que volvía a rendirse a ellos integrándolos en una
fantasía sexual mientras se masturbaba. Además, D.
menciona que, aunque seguía sintiendo mayor atracción
por las chicas de su edad que por las menores,
paulatinamente las fantasías sexuales con menores
fueron haciéndose predominantes. Si D. iniciaba la
masturbación fantaseando con chicas de su edad (o con
actrices, modelos, etc.), inmediatamente era «invadido»
por las fantasías pedófilas y, por mucho que se
esforzase, no podía retomar las fantasías iniciales.
Además, una vez que ya había iniciado la masturbación
fantaseando con chicas de su edad, el flujo de excitación
sexual, desencadenado previamente por ellas, hacia que
posteriormente fuese más difícil reprimir las fantasías
con las niñas pequeñas una vez que aparecían. Este
proceso se repetía una y otra noche, sintiéndose el
cliente cada vez más culpable y perdiendo la poca
autoestima que le quedaba.
D. menciona que llegó a intuir que sus intentos de
control estaban haciendo que cada vez se encontrase
peor e intentó olvidarse del tema, quitándole impor-
tancia, diciéndose a sí mismo cosas tales como: «Sólo
son fantasías, tampoco es tan grave» o «No le voy a
dar tanta importancia a esto». Estas palabras de
autoconsuelo lo aliviaban momentáneamente, pero
inmediatamente pensaba que no podía olvidarse de algo
tan preocupante y que era su deber controlar esos
pensamientos y asegurarse de que verdaderamente no le

40
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

atraían las niñas pequeñas y, entonces, todo volvía a


empezar.
D. recuerda que, paulatinamente, empezó a extender
su preocupación a otras muchas situaciones. Si, por
ejemplo, en las noticias de la televisión informaban
sobre casos de pornografía infantil o de abusos sexuales
a menores, D. se preocupaba por la posibilidad de que él
pudiera llegar a convertirse en uno de esos delincuentes.
Como con anterioridad se había masturbado pensando
en niñas menores que él (cosa que en un principio
consideraba moralmente inaceptable), ¿quién le ase-
guraba que no acabaría pasando de la fantasía a la
realidad o que acabaría pensando en niñas aún más
pequeñas todavía? En relación a esta última preo-
cupación, D. relató como, en una ocasión en la que iba
paseando por la calle observó a dos niñas pequeñas, de
unos tres o cuatro años aproximadamente, sentadas
sobre unos escalones. Las niñas vestían con faldas y
estaban sentadas de tal manera que dejaban a la vista su
ropa interior. Enseguida, el cliente se dio la auto
instrucción «Tengo que asegurarme de que no me
atraen» y lanzó una fugaz mirada para comprobarlo,
pero, entonces, pensó «He mirado a esas niñas
pequeñas, soy un pervertido».
Aquella noche, el cliente D. no se preocupó por la
posibilidad de que le surgieran fantasías con niñas de 10
u 11 años, sino que se preocupó por la posibilidad de
que le apareciesen en su mente imágenes de aquellas
niñas de cuatro o cinco años mostrando su ropa interior.
Cuando se dijo a sí mismo «No voy a pensar en esas
niñas pequeñas», D. recuerda que en su mente apareció
justamente la imagen de esas niñas y, entonces,
experimentó cierta relajación momentánea seguida de
un sentimiento de culpa por vivenciar aquella relajación
como placentera. A continuación se esforzó por alejar
de su mente aquellas imágenes, pero cuanto más se

41
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

esforzaba por no pensar en ellas, más lo hacía y su


tensión iba en aumento. Se sentía culpable por pensar en
esas niñas pequeñas y sentía miedo ante la posibilidad
de acabar masturbándose pensando en ellas (como ya lo
había hecho anteriormente cuando le venían pen-
samientos relacionados con sus vecinas).
D. se sentía fatal por tener aquellos pensamientos,
pero al mismo tiempo pensaba que era su deber
preocuparse por ellos y por eso no podía abandonarlos.
Sabía por propia experiencia que no dejaría de
preocuparse hasta que se rindiese a su obsesión y la
integrase en una fantasía sexual mientras se masturbaba.
Entonces, pensó en hacer eso y sintió ambivalencia
entre seguir reprimiéndose y esforzándose por controlar
aquellos pensamientos o masturbarse para acabar con
todo de una vez. Finalmente, tras muchos intentos de
controlar sus pensamientos y ante la imposibilidad de
hacerlos desaparecer, D. se rindió y también acabó
masturbándose pensando en aquellas niñas más pe-
queñas. Aunque, a corto plazo, D. experimentó una gran
liberación de tensión, inmediatamente después se sintió
terriblemente culpable, ya que pensaba que si mas-
turbarse pensando en niñas de 10 u 11 años estaba mal,
hacerlo con niñas de cinco años era aún peor.
A partir de ahí, todos los esfuerzos de D. se
centrarían en evitar pasar de la fantasía a la realidad.
Así, por ejemplo, en una ocasión en la que su prima, de
ocho años de edad, se quedó a dormir en su casa, se
preocupó por la posibilidad de que fuese capaz de
buscar algún contacto con ella. Su prima se había
quedado al cuidado de la familia de D. porque sus
padres tenían que viajar fuera de la ciudad por motivos
de trabajo. El cliente refiere que jugó con su prima a
juegos que implicaban cierto contacto físico, como el
«policía-ladrón», y que se preocupaba por asegurarse de
que los roces que podían surgir fuesen fortuitos y no

42
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

buscados voluntariamente por él para excitarse sexual-


mente. D. pensaba «Tengo que controlarme, no voy a
pensar en abusar de ella», pero en su mente, justamente,
lo que aparecía era «abusar de ella». Seguidamente, el
cliente era asaltado por múltiples pensamientos del tipo:
«No soy capaz de hacerlo, pero si he pensando en ello
es porque tal vez quiera hacerlo», «No quiero pensar
más en esto, pero ¿cómo no voy a preocuparme por algo
tan terrible?», «Si me preocupo es porque soy capaz de
hacerlo», «Por otro lado, siento una gran curiosidad por
tener una experiencia sexual de verdad», «Soy un
pervertido por pensar así», «Si lo hago no tiene por qué
saberlo nadie», etc. Todos estos pensamientos hacían
que D. experimentase sensaciones muy desagradables.
Aunque D. relata que consiguió controlar su impulso
en aquella ocasión, la sensación que le quedó después
fue de un gran malestar. Se sentía tan culpable como si
hubiese abusado realmente de su prima pequeña. Al
cabo de unos cuantos meses, su prima volvería a
quedarse en su casa. La niña se estaba bañando en la
piscina del jardín de la casa y, entonces, se repitieron los
mismos pensamientos y D. experimentó las mismas
sensaciones desagradables. El cliente sabía que, aunque
consiguiese controlarse como la vez anterior, iba a
seguir sintiéndose culpable, así que finalmente se rindió.
No fue capaz de tocarla, pero se masturbó mientras la
espiaba oculto tras el seto del jardín. Inmediatamente
después, se sintió profundamente arrepentido. D. men-
cionó que no se conocía a sí mismo, no se explicaba
cómo pudo llegar a hacer algo así.
Además de masturbarse mientras espiaba a su prima,
posteriormente también lo había hecho en un par de
ocasiones mientras miraba a través de su ventana a las
niñas en el patio de un colegio cercano a su domicilio. A
pesar de ello, el cliente asegura que estos episodios
fueron aislados y que lo más frecuente era que se

43
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

masturbase a través de simples fantasías y no espiando a


niñas reales. Aunque el cliente informa de que jamás
tuvo ningún contacto real con menores de edad y de que
no había mantenido otras conductas problemáticas tales
como buscar por Internet o descargar contenido por-
nográfico relacionado con menores, se sentía terri-
blemente angustiado por estos pensamientos y por la
posibilidad de acabar pasando de la fantasía a la
realidad.

Análisis Funcional y Topográfico del caso

Analizando toda la información que aporta el cliente D.,


parece claro que padece un trastorno de pedofilia, ya
que cumple con los criterios diagnósticos que establece
el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR (APA, 2002).
Dicho esto, desde un enfoque basado en el Análisis
Funcional, habría que dejar claro que este diagnóstico
psicopatológico tiene una utilidad clínica limitada, ya
que no ofrece ninguna clave a nivel funcional que pueda
orientarnos a la hora de programar una intervención
terapéutica. Para establecer el tratamiento adecuado
sería indispensable llevar a cabo el análisis funcional y
topográfico de las conductas problemas con el objetivo
de actuar sobre las variables relevantes de este caso en
concreto.
Las conductas que el cliente D. señala como
problemáticas son las fantasías sexuales recurrentes con
niñas de corta edad y la preocupación por la posibilidad
de pasar de la fantasía a la realidad. Desde el punto de
vista topográfico podemos considerar que las fantasías
sexuales pedófilas que se dan cuando el cliente se
dispone a masturbarse o cuando se encuentra próximo a
niñas menores de edad (situación estimular desen-
cadenante), van precedidas por las siguientes respuestas:

44
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

1) Respuesta cognitiva previa: El cliente tiene pen-


samientos del tipo «Seguro que vuelvo a caer» (miedo),
«Tengo que evitar pensar en niñas pequeñas», «Tengo
que controlarme» (evitación), «Estos pensamientos me
producen placer, soy raro», «Soy un vicioso, no tengo
fuerza de voluntad», «Soy un pervertido por pensar en
estas cosas» (culpa), «Sólo son fantasías, tampoco es tan
grave», «No le voy a dar tanta importancia a esto»
(ambivalencia).

2) Respuesta fisiológica previa: Como consecuencia de


la respuesta cognitiva señalada en el punto anterior, el
cliente experimenta una activación fisiológica desa-
gradable (agitación, ansiedad, etc.) y cierta activación
pre-sexual (inicio de los movimientos de erección del
pene).

Como se puede apreciar, los pensamientos asociados


a miedo, evitación y culpa desencadenan una activación
fisiológica que el cliente vivencia como desagradable.
Además, a esta activación fisiológica desagradable se le
une la activación sexual originada por las imágenes de
contenido sexual (a pesar de ser catalogadas como
inadecuadas e inmorales por el cliente). Por último, el
malestar aumenta aún más cuando aparecen pen-
samientos ambivalentes, debido a la incertidumbre y
tensión que experimenta por tener que decidirse entre
las dos opciones posibles (en este caso permitir la
fantasía o no).
Además, los pensamientos evitativos hacen que
paradójicamente esté aún más presente en la mente del
sujeto el contenido que pretende evitar (Hayes, Wilson,
Gifford, Follette y Stroshal, 1996). En nuestro caso,
cuando D. se decía a sí mismo: «Tengo que evitar
pensar en niñas pequeñas», ese enunciado ya contiene

45
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

el contenido evitado «niñas pequeñas». D. expe-


rimentaba cierta relajación instantánea justo cuando
aparecía en su mente ese contenido evitado «niñas
pequeñas», puesto que si ya había aparecido en su
mente el contenido que le preocupaba que apareciese, se
ahorraba parte del esfuerzo necesario para seguir
reprimiendo o suprimiendo ese contenido.
Esta pequeña relajación instantánea unida a la
percepción de su propia activación pre-sexual, hacía que
el cliente se sintiese aún más culpable, ya que
vivenciaba esos fenómenos como físicamente pla-
centeros a pesar de que moralmente no fuesen acep-
tables. Además, estas percepciones lo encaminaban a
anticipar el placer futuro que podría experimentar si
aceptaba esos pensamientos fantaseando con ellos
voluntariamente. A continuación, el cliente realizaba
pequeños sondeos de comprobación, fantaseando bre-
vemente con esas imágenes y comprobando que cuando
aparecían, lo hacían acompañadas de placer. Como los
resultados de sus sondeos no eran los deseados, el
cliente se sentía cada vez más confuso y culpable y, ante
estas circunstancias, la activación fisiológica llegaba a
hacerse tan insoportable que D. se veía obligado a
permitir y aceptar voluntariamente las fantasías pe-
dófilas para que ésta disminuyese.
Nuestro cliente experimentaba una gran tensión
fisiológica cuando intentaba controlar sus pensamientos
y todos los esfuerzos por evitar estas sensaciones eran
infructuosos y hacían paradójicamente que se fuese
sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que si se
masturbaba con esas fantasías, luego acabaría sin-
tiéndose mal y culpable consigo mismo, pero la cuestión
era que él ya estaba sintiéndose mal antes de hacerlo y
además, debido a los efectos paradójicos de la evitación
experiencial descritos anteriormente, no había forma de
suprimir tales pensamientos.

46
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

A nivel topográfico, las respuestas que emitía el


cliente, al rendirse y masturbarse permitiendo las
fantasías de carácter pedófilo, eran las siguientes:

1) Respuesta cognitiva: El cliente, tras luchar sin éxito


por controlar e intentar eliminar de su mente las
fantasías relacionadas con menores, tiene el siguiente
pensamiento: «No soporto la tensión, me rindo».

2) Respuesta motora: El cliente acaba masturbándose.

3) Respuesta fisiológica: Descarga repentina y placen-


tera de la activación fisiológica previa (agitación,
ansiedad y tensión sexual acumulada).

Como vemos, la conducta del cliente seguiría un


patrón de reforzamiento negativo (el cliente consigue
eliminar malestar fisiológico). Las consecuencias de las
respuestas que emite son claras, a corto plazo el cliente
ha descargado el malestar fisiológico desencadenado
por los intentos de evitación/control de la conducta
problema y la tensión sexual que se hubiese acumulado,
pero a largo plazo se siguen desencadenando con-
secuencias negativas (aumento de la culpabilidad,
asociación del placer con los estímulos pedófilos,
deterioro de la autoestima, etc.). Estas consecuencias
negativas predispondrían al cliente a esforzarse más por
controlar sus pensamientos y sensaciones la próxima
vez que se encontrase ante la posibilidad de masturbase
con fantasías pedófilas o ante la posibilidad de mantener
un contacto pedófilo real.

47
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso

Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico


anterior, la intervención terapéutica se dirigió a eliminar
la conducta de control/evitación de pensamientos y
sensaciones, dado que el propio intento de con-
trol/evitación constituía el factor principal del problema
(Hayes, Strosahl y Wilson, 1999).
El primer paso consistió en desculpabilizar al cliente,
ya que él se refería a sí mismo con etiquetas como
«pedófilo», «pederasta» o «pervertido». Fue fun-
damental «despatologizar» su problema, para lo que, en
todas las sesiones, se evitó a toda costa emplear el
término parafilia o similares y, en su lugar, se empleó el
término problema, mucho menos estigmatizante. Ade-
más, se le hizo hincapié al cliente en el hecho de que él
no debía considerarse ningún delincuente sexual puesto
que jamás había mantenido contactos reales con
menores y que los pensamientos, por desagradables o
graves que pareciesen, eran completamente inocuos. En
referencia a tales pensamientos, se evitó catalogarlos
como fantasías, ya que esta denominación implica
cierto componente de deseo, de «querer llevarlo a
cabo», y se hizo referencia a ellos como obsesiones o
compulsiones cognitivas, para que el cliente tuviese
claro su carácter egodistónico.
Seguidamente, se hizo el repaso a la biografía
expuesta por D. para que tomase consciencia de que el
factor predisponente de su problema fue el hecho de, en
el pasado, haber catalogado como inmoral algo que, por
su edad, podía ser relativamente normal. Este hecho no
es otro que el que hace referencia al episodio narrado
donde experimentó, a los 16 años, atracción por niñas
de 10 u 11. Además, se le explicó cómo los pen-
samientos sexuales extravagantes (de toda índole) pue-

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

den ser frecuentes y darse puntualmente en cualquier


persona y se le hizo hincapié en diferenciar el yo
«contexto» del yo «contenido» a través de la «metáfora
del zoológico y los animales». Según esta metáfora, el
zoológico equivaldría al yo como contexto mientras que
los distintos animales harían referencia al yo como
contenido. Las cualidades que se atribuyan a los
animales (buenos, malos, agradables, desagradables,
feroces, dóciles, bonitos, feos, etc.) no tienen por qué
ser generalizadas al zoológico en sí mismo. Por último,
se le reforzó el hecho de que demandase ayuda, con-
siderándolo una prueba de su integridad moral y del
carácter egodistónico de sus pensamientos.
Otro factor que hacía sentir culpa al cliente era el
hecho de que, aunque catalogaba sus pensamientos
como inmorales y podía notar que le desagradaban o
incomodaban, desde el punto de vista meramente físico
le originaban algunas sensaciones placenteras (erección,
excitación y orgasmo). Para ayudar al cliente a des-
prenderse de esa culpabilidad se le lanzó el mensaje «el
pene no piensa» y se le explicó que cualquier contenido
de índole sexual, por inmoral o extravagante que
resultase, podía producir una activación de los genitales
y que es el cerebro el que finalmente acababa de-
sechando ese contenido por no considerarlo apropia-
do. El cliente se dio cuenta de que, en su caso, su
primera reacción también fue desechar ese contenido,
pero su mente insegura e hiper-responsable no se sintió
satisfecha y siguió preocupándose por el tema, obli-
gándole a estar en contacto una y otra vez con los
contenidos temidos.
Una vez que el cliente ya se hubo desprendido, al
menos parcialmente, del exceso de culpabilidad que
manifestaba, se procedió a la discusión junto a él de la
finalidad y utilidad de las estrategias de con-
trol/evitación que venía utilizando hasta ahora, para que

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

entendiese claramente que tales estrategias constituían


el factor principal de mantenimiento de su conducta-
problema. Uno de los motivos que dirigían a D. a
intentar mantener bajo control los pensamientos e
imágenes mentales relacionados con menores era, a
parte del hecho de que los consideraba inmorales, el
miedo a ser capaz de pasar de la fantasía a la realidad. A
este respecto, se le explicó que, por mucho que
pretendiese asegurarse, siempre existiría la posibilidad
real de cometer los actos que temía. Siempre existiría
una posibilidad por remota que fuese, por mucho que
intentase asegurarse, nunca podría estar seguro al cien
por cien. Aunque este planteamiento produjo de inicio
una gran ansiedad a D., al final se percató de lo
ineficaces y contraproducentes que resultaban sus
intentos de control.
Para ayudarle a entender mejor las explicaciones
funcionales de su problema, se empleó una metáfora
elaborada ad hoc, aunque inspirada parcialmente en las
propuestas anteriormente por Hayes, Strosahl y Wilson
(1999) y que se denominó «metáfora de las alarmas».
Según esta metáfora, la activación fisiológica de-
sagradable que se produce al contactar con el contenido
mental temido equivaldría a múltiples alarmas que
suenan estridentemente cuando hay algún peligro. Son
útiles en cuanto nos avisan de la proximidad de un
peligro (en este caso el masturbarse empleando un
contenido mental inmoral), pero se vuelven in-
soportables si no se desactivan a tiempo. La cuestión es
que están programadas para desactivase por sí mismas y
cualquier intento externo por apagarlas de otra manera,
hará que el sonido se vuelva más estridente aún.
En esta fase de la intervención se produjo un
estancamiento, ya que, a pesar de que el cliente entendía
perfectamente que los intentos de represión de los
pensamientos que temía hacían que aumentase su

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

activación fisiológica, presentaba una gran resistencia a


permanecer pasivo ante ellos, pues estaba convencido
de que era «su deber» suprimirlos. El cliente presentaba
aún más dificultad para no prestar atención a tales
pensamientos cuando estos aparecían una vez que ya
había iniciado la masturbación, ya que valoraba la
aceptación terapéutica de los pensamientos o imágenes
como generadora de excitación sexual o como pro-
ductora de parte de su placer sexual. De esta forma, D.
no apreciaba ninguna diferencia cualitativa entre la
aceptación terapéutica que se le proponía y la rendición
que llevaba a cabo ante los pensamientos (lo que él
entendía por fantasear) antes de haber iniciado el
tratamiento psicológico.
Para que el cliente asimilase las diferencias cua-
litativas entre ambos procesos (aceptación terapéutica
frente a rendición compulsiva) se usó una nueva
metáfora: «la metáfora del conflicto bélico». Según esta
metáfora, cuando surge algún conflicto bélico, no es lo
mismo que un determinado país se declare neutro (es
decir, que no participe en la contienda) o que ese mismo
país se rinda ante su enemigo o se alíe con él. Así, el
cliente, al aceptar los pensamientos pedófilos, estaría
adoptando una postura neutra, de no participación en su
guerra particular, pero en ningún caso de rendición o
alianza con ese contenido mental.
Finalmente, el cliente se comprometió con el hecho
de aceptar que estos pensamientos seguirían apare-
ciendo y que «las alarmas» seguirían sonando, pero eso
no sería impedimento para llevar a cabo una vida plena
según sus valores, orientada a conseguir metas. A este
respecto, D. estableció como objetivos, a corto-medio
plazo, el conseguir terminar la carrera de medicina y el
establecer una relación de pareja con alguna chica de su
edad. En relación a la consecución de este último
objetivo, para terminar la intervención con D. se

51
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

dedicaron varias sesiones al entrenamiento en ha-


bilidades sociales empleando la técnica del modelado y
el role-playing.
En total se llevaron a cabo 20 sesiones semanales, de
las cuales dos fueron de evaluación y 18 de tratamiento.
Al cabo de tres meses, se contactó telefónicamente con
el cliente para llevar a cabo el seguimiento de su
evolución terapéutica. D. mencionó que, a pesar de que
todavía tenía pensamientos e imágenes relacionadas con
niñas menores de edad, estos eran menos vívidos, no
iban acompañados de una activación fisiológica tan
desagradable como la que experimentaba en el pasado
y, por lo general, eran reemplazados sin demasiadas
dificultades por fantasías normalizadas (chicas de su
edad) que le permitían masturbarse sin experimentar
culpa. A los nueve meses se llevó a cabo el último
contacto telefónico con D. y sirvió para confirmar su
evolución positiva, ya que, según comentó, los
pensamientos relacionados con menores apenas apa-
recían y cuando lo hacían no lo alteraban demasiado,
incluso aunque apareciesen durante la masturbación en
las fases de máxima excitación. Aunque el cliente no
había conseguido entablar ninguna relación afectiva o
sexual con chicas de su edad, se mostraba bastante
optimista a este respecto, asegurando que se sentía
menos tímido a la hora de hablar con chicas y que había
hecho algunas amigas entre sus compañeras de facultad.

Conclusiones del caso

Un estudio de caso único es obviamente insuficiente


para llevar a cabo cualquier generalización de re-
sultados, por lo que asumimos la necesidad de más
validación empírica que respalde la eficacia de La
Terapia de Aceptación y Compromiso en el tratamiento

52
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

de las parafilias sexuales. A pesar de ello, el resultado


positivo del caso clínico expuesto nos permite ser
optimistas al respecto de las posibilidades de dicha
terapia y nos permite sugerir algunas consideraciones
teóricas novedosas al respecto de la génesis y man-
tenimiento de las conductas parafílicas.
Así, el hecho de que el cliente solicitara ayuda
debido a su pedofilia (todavía en fase germinal) con-
trasta con la idea generalizada de que los pedófilos
suelen tener un perfil de personalidad antisocial y que
no sienten culpa ni remordimientos, ya que rara vez
acuden de manera voluntaria a solicitar terapia psi-
cológica. Se asume que los pedófilos no quieren «cu-
rarse» de su parafília porque les resulta sumamente
placentera. Quizás esto no sea tan sencillo. Po-
siblemente, los pedófilos sí que experimentan culpa y
remordimientos, es más, esa culpa y remordimiento es
la que haría que el problema se mantenga y se agrave
cada vez más (según lo visto en el análisis funcional de
este caso). Quizás, el contenido de las fantasías
parafilicas, que se describe en el CIE-10 (OMS, 1992)
o DSM-IV-TR (APA, 2002) como altamente placentero
para el sujeto, sea tan egodistónico como las obsesiones
de un TOC (Jiménez, 2012). Las fantasías solo le
resultan placenteras al sujeto cuando las acepta a modo
de compulsión (cognitiva o a través de una conducta
real). Muy probablemente, el motivo por el que los
sujetos pedófilos no suelen pedir ayuda psicológica se
deba a la consideración de que el hecho de sentir
atracción sexual por niños pequeños no es un tema fácil
de revelar a un profesional (debido al rechazo social que
produce). En los pocos casos en los que se solicita
terapia para actuar sobre estas inclinaciones sexuales,
habría que estar sumamente atentos al posible efecto
iatrogénico que puede tener la terapia sobre los sujetos,
ya que estos pueden valorar el hecho de necesitar una

53
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

intervención psicológica como la confirmación de que


son «enfermos», «pervertidos» o «raros».
Otra implicación teórica que se puede sugerir en base
al caso expuesto sería el hecho de que probablemente no
haya diferencias cualitativas, en el plano estrictamente
sexual, entre las personas que padecen pedofilia (o
cualquier otra parafilia) y el resto de la población. El
propio Freud (1905) afirmaba en su obra Tres ensayos
sobre la teoría sexual, refiriéndose a las perversiones
(como se denominaban las parafilias en aquella época),
lo siguiente: «la disposición a las perversiones es la
disposición originaria y universal de la pulsión sexual
de los seres humanos…». Así, la inteligencia humana
permite a las personas descubrir muchas posibilidades
sexuales y todas ellas tienen la capacidad de generar
placer sexual, al menos desde el punto de vista
fisiológico. Cualquier contenido mental de índole
sexual, aunque pueda ser considerado, desde el punto de
vista psicológico o moral, como desagradable por parte
de los sujetos (egodistónicos), podría desencadenar una
activación fisiológica a nivel sexual. Esta mínima
activación sexual es instantáneamente inhibida, pero en
los sujetos inseguros podría generar culpabilidad y
conflictos morales que precipitarán los procesos evi-
tativos descritos en el caso analizado. Posteriormente,
debido a los efectos paradójicos y contraproducentes de
la evitación experiencial, es cuando los sujetos se verían
obligados a aceptar los contenidos parafilicos para
descargar la tensión acumulada por los esfuerzos
evitativos. Por tanto, las diferencias entre sujetos con
parafilias y población normal no radicaría en factores
sexuales, sino que los factores claves serían los rasgos
de personalidad neurótica que predispondrían al patrón
evitativo.
Durante la adolescencia, cuando se inicia el despertar
hormonal, es normal que las personas ideen y busquen

54
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

formas de experimentar placer sexual (en especial si


todavía carecen de las habilidades sociales necesarias
para iniciar contactos sexuales con otras personas). La
mayoría baraja muchas posibilidades y descartan
aquellas de las que luego puedan arrepentirse. A
diferencia de los demás, que una vez rechazan la idea se
olvidan de ella, los adolescentes neuróticos e inseguros
empieza a atormentarse por haber barajado tales
posibilidades, metiéndose de lleno en los círculos
cerrados de evitación similares a los descritos en el caso
clínico de este artículo. En este punto sería interesante
analizar el papel de protección que pueden desempeñar
las bromas o el sentido del humor. A diferencia del
cliente D., que se sentía terriblemente angustiado al
percatarse de que las chicas de menor edad que él
podían tener cierto atractivo físico, muchos jóvenes que
perciben el atractivo de chicas de menor edad que ellos
suelen descargar la tensión sexual y/o moral que les
origina esta percepción bromeando directamente sobre
los emergentes atributos sexuales de estas chicas en
relación a su corta edad. La broma sería un «mecanismo
de defensa» al modo de los establecidos por Anna Freud
(1936).
Dejando de lado ya las consideraciones teóricas y
centrándonos exclusivamente en los aspectos tera-
péuticos del caso expuesto, habría que señalar algunas
variables del mismo que propiciaron su buen desenlace.
Por ejemplo, es un factor relevante el hecho de que la
parafilia se encontrase en fase germinal y que el cliente
no hubiese llevado a cabo conductas pedófilas reales, ya
que de lo contrario sería mucho más complicada
(cuando no imposible) una intervención satisfactoria.
Nuestro cliente aún conservaba su capacidad de
excitación con estímulos sexuales normalizados, pero en
los estadios avanzados de la pedofilia (o de cualquier
otra parafilia) los sujetos suelen perder la capacidad

55
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

para disfrutar con las relaciones sexuales normalizadas,


ya que este tipo de interacciones no les va a permitir
descargar tanta tensión como el contacto parafílico.
Quizás, cuando estos individuos mantienen una relación
sexual normalizada, lo hacen con la sensación de que es
su obligación, de que deben intentar disfrutar con dichas
relaciones y olvidarse de sus gustos parafílicos. Para
ellos una relación sexual normalizada es una prueba o
examen y nadie disfruta en los exámenes, por lo que la
experiencia les resulta aversiva en comparación con las
conductas parafílicas. Otro factor que ayudó a la buena
resolución del caso fue el buen nivel intelectual del
cliente (que le ayudó a asimilar sin problemas la
explicación del análisis funcional de su conducta y las
metáforas sobre los efectos de la evitación).

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
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57
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO


DE HOMOSEXUALIDAD EGODISTÓNICA DES-
DE LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPRO-
MISO

El concepto de homosexualidad hace referencia a una


orientación sexual hacia las personas del mismo sexo.
Hace ya bastante tiempo que la homosexualidad dejó de
considerarse un trastorno, pero, a pesar de ello, este tipo
de conducta sexual sigue provocando, en algunos casos,
malestar psicológico. Es lo que se conoce como
homosexualidad egodistónica.
Los procesos comportamentales implicados en este
tipo de homosexualidad son sumamente complejos y
dignos de ser analizados, no solo desde el punto de vista
topográfico, sino también a nivel funcional para poder
ser entendidos mejor. A este respecto, hay que señalar al
análisis funcional como una técnica básica para
entender los diversos tipos de conductas problemáticas
que pueden manifestar los seres humanos (Kohlenberg y
Tsai, 1991; Ferro, Valero y López Bermúdez, 2009).
Por otro lado, en lo que a su abordaje se refiere, en la
actualidad, las intervenciones terapéuticas con estos
usuarios suelen ir encaminadas a la plena aceptación de
esta orientación sexual, si bien hay casos en los que la
resistencia por parte del paciente a esta aceptación es tal
que, funcionalmente, los eventos privados relacionados
con el contenido homosexual pueden tener una función
aversiva similar a las obsesiones de un TOC (Jiménez,
2012). En estos casos en los que dichos eventos
privados de contenido homosexual son claramente
egodistónicos se hacen necesarias intervenciones
similares a las que se llevarían a cabo en el tratamiento
de componentes obsesivos. A este respecto, la Terapia
de Aceptación y Compromiso se ha mostrado eficaz
como una herramienta terapéutica en el tratamiento de

58
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

psicopatologías de diversa índole en las que la evitación


de los eventos privados juega un papel funcional
determinante (Hayes, 2004).

Descripción del caso clínico

El cliente del caso clínico de homosexualidad ego-


distónica que se presenta en este artículo se trata de B.,
varón de 20 años que solicitó ayuda angustiado porque
tenía serias dudas sobre su orientación sexual.
El cliente narró su historia desde que era pequeño,
refiriendo que era el único hijo varón de la familia y que
tenía tres hermanas, dos mayores y una menor que él. B.
pasaba mucho tiempo con ellas y disfrutaba jugando a
juegos típicamente femeninos como las muñecas, las
«casitas», la «comba» o el «elástico». B. recuerda que
sus padres, con frecuencia, le recriminaban por jugar a
juegos de niñas, advirtiéndole que se volvería «mari-
quita».
Por otro lado, B. recordaba que desde pequeño se le
daban mal los juegos propios de niños y los deportes en
general y que, por ello, recibía muchas burlas por parte
de sus compañeros de colegio. Éstos se reían, además,
de sus gestos afeminados (el propio cliente sugiere que
los adoptó de sus hermanas al pasar tanto tiempo con
ellas). Este hecho afectaba mucho a B. y cada vez se fue
apartando más de los chicos de su colegio.
Durante la adolescencia fue un chico tímido,
inseguro e introvertido. Aunque, inicialmente, B. refiere
haber experimentado cierta atracción por las chicas, con
frecuencia se sorprendía a sí mismo mirando a otros
chicos. Al parecer, lo hacía para compararse con ellos,
ya que B. era un chico con sobrepeso y acné y se sentía
inferior a sus compañeros de instituto, la mayoría de

59
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

ellos deportistas que empezaban a tener una mus-


culatura atlética y bien formada.
Con el tiempo, B. empezó a preocuparse por la
posibilidad de que esa admiración o envidia inicial
pudiese desembocar en algún tipo de atracción sexual.
Llegado a este punto, el cliente sintió una necesidad
imperiosa de asegurarse de que no le atraían los
hombres. Así, cuando se cruzaba con algún chico
atractivo, lo miraba para asegurase de que no le
despertaba ningún tipo de atracción. El hecho de estar
continuamente mirando a otros chicos (aunque la razón
de hacerlo fuese el comprobar si le atraían o no), así
como el ser capaz, realmente, de apreciar el atractivo en
los hombres, le estaba originando a B. mucha inquietud.
El cliente pensaba que si los miraba tan a menudo y era
capaz de apreciar su atractivo era porque, quizás, fuese
homosexual. Esta idea aterraba sobremanera a B. quien
se decía a sí mismo: «Tengo que evitar pensar que soy
homosexual» o «Tengo que dejar de pensar en otros
hombres». B. refiere que mientras más se esforzaba por
evitar este tipo de pensamientos, paradójicamente, más
insidiosos se hacían.
Por otro lado, el cliente refería que cuando se
masturbaba pensando en otras chicas, procuraba que en
su mente no se cruzasen imágenes de hombres. Se decía
a sí mismo: «No pienses en hombres mientras te
masturbas» y, justamente, en su mente aparecían
imágenes de hombres. B. refiere que, sin comprender
muy bien el motivo, estas imágenes llegaban acompa-
ñadas de cierta relajación placentera, hecho que le
originaba una gran angustia. Asimismo, percibía su
propia erección bajo el influjo de este contenido mental.
El cliente experimentaba una especie de anticipación de
placer al estar en contacto con esas imágenes. Entonces,
B. intentaba asegurarse de que esas imágenes mentales
no le resultaban placenteras, fantaseando brevemente

60
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

con ellas para ver qué efecto le producían. Muy a su


pesar, descubrió que dicha aproximación a las imágenes
que pretendía evitar sí que le resultaba placentera.
Como el resultado de su sondeo no era el que esperaba,
sino que, efectivamente, había experimentado placer al
fantasear con el contenido mental que pretendía
reprimir, B. se sentía cada vez más confuso y culpable.
Este círculo vicioso se repitió noche tras noche
siguiendo el mismo guión. Al llegar a la edad adulta,
con muchas dudas e inseguridades sobre sí mismo y su
sexualidad, B. empezó a preocuparse por la posibilidad
de que fuese capaz de pasar de la fantasía a la realidad.
Además, B. refiere que experimentaba bastantes di-
ficultades para interaccionar sexualmente con mujeres,
dado que su físico no era, según él, demasiado
agraciado y se mostraba tímido e inseguro. A pesar de
estas dificultades, sus primeras relaciones sexuales
fueron con mujeres, pero estas relaciones no fueron del
todo satisfactorias para él, ya que las vivió como una
especie de examen en los que se obligaba a disfrutar
para asegurarse de que él realmente no era homosexual.
El hecho de no disfrutar plenamente con las mujeres
suponía para nuestro cliente una prueba irrefutable de su
homosexualidad.

Análisis Funcional y Topográfico del caso

Analizando toda la información que aporta el cliente B.,


parece claro que estamos ante un caso de ho-
mosexualidad egodistónica, Ahora bien, desde un
enfoque basado en el Análisis Funcional, habría que
dejar claro que esta denominación diagnóstica tiene una
utilidad práctica limitada, ya que no ofrece ninguna
clave a nivel funcional que pueda orientarnos a la hora
de programar una intervención clínica. Para establecer

61
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

el tratamiento adecuado se hace indispensable llevar a


cabo el Análisis Funcional y Topográfico de las
conductas problemas con el objetivo de actuar sobre las
variables relevantes de este caso en concreto.
Las respuestas que el cliente B. señala como
problemáticas son las fantasías sexuales recurrentes con
hombres y la preocupación por la posibilidad de pasar
de la fantasía a la realidad. Desde el punto de vista
topográfico podemos considerar que las fantasías
homosexuales que se dan cuando el cliente se dispone a
masturbarse (situación estimular desencadenante), van
precedidas por las siguientes respuestas:

1) Respuesta cognitiva previa: El cliente tiene


pensamientos del tipo «Seguro que vuelvo a pensar en
lo mismo» (miedo), «Tengo que evitar pensar en los
hombres», «Tengo que controlar esto» (evitación), «En
el fondo, estos pensamientos me producen placer,
quizás me gusten los hombres», «Soy anormal por
pensar estas cosas» (culpa), «Bueno, no debo darle tanta
importancia a esto, realmente todavía no he hecho nada
con ningún hombre», «Tener fantasías homosexuales no
es sinónimo de que realmente yo sea homosexual»
(ambivalencia).

2) Respuesta fisiológica previa: Las respuestas cog-


nitivas señaladas en el punto anterior, van acompañadas
de una activación fisiológica desagradable (tensión,
agitación, ansiedad, etc.) y cierta activación pre-sexual
(inicio de los movimientos de erección del pene).

Como se puede apreciar, los pensamientos de miedo,


evitación y culpa van acompañados de una activación
fisiológica que el cliente experimenta como aversiva.
Además, a esta activación fisiológica desagradable se le
une la activación sexual originada por las imágenes de

62
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

contenido sexual (a pesar de ser catalogadas como


inmorales e inapropiadas por parte del cliente).
Asimismo, cuando aparecen los pensamientos de
ambivalencia, la activación fisiológica aumenta aún
más, ya que el cliente experimenta una imperiosa
necesidad de aclararse, de tener que decidirse de una
vez y elegir entre las dos opciones posibles (permitir la
fantasía o no).
Por otro lado, los pensamientos evitativos hacen que
paradójicamente estén aún más presente en el cliente los
contenidos que se pretenden evitar (Hayes, Wilson,
Gifford, Follette y Stroshal, 1996). Cuando cualquier
persona intenta evitar o suprimir un contenido,
llamémosle X, necesariamente va a estar en relación o
en contacto con dicho contenido X, produciéndose un
efecto paradójico. En nuestro caso, cuando B. se dice a
sí mismo: «Tengo que evitar pensar en hombres», ese
enunciado ya contiene el contenido evitado «hombres».
El cliente experimenta cierta relajación instantánea justo
cuando aparece en su mente ese contenido evitado
«hombres», puesto que si ya ha aparecido en su mente
el contenido que le preocupaba que apareciese, se
ahorra parte del esfuerzo necesario para seguir
reprimiendo o suprimiendo ese contenido.
Esta pequeña relajación fortuita unida a la per-
cepción de su propia activación pre-sexual, hace que el
cliente se sienta aún más culpable, ya que valora estas
experiencias como físicamente placenteras a pesar de
que moralmente no le parezcan aceptables. Además,
estas percepciones lo enfocan a que anticipe el placer
futuro que podrá experimentar si acepta esos pen-
samientos o imágenes mentales de forma voluntaria, en
vez de intentar reprimirlos. Por ello, el cliente decide
realizar pequeños «experimentos» o sondeos de
comprobación, fantaseando brevemente con esos
pensamientos o imágenes mentales, para comprobar si

63
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

realmente le resultan placenteras o no. Efectivamente,


cuando el cliente permite la aparición de ese contenido
cognitivo, experimenta placer al descargar la activación
fisiológica desagradable ocasionada por los esfuerzos de
represión. Como los resultados de sus sondeos no son
los deseados, el cliente se siente cada vez más confuso y
culpable.
El cliente experimentaba una gran tensión fisiológica
cuando intentaba controlar o evitar sus pensamientos y
todos los esfuerzos por evitar esas sensaciones eran
infructuosos y hacían paradójicamente que se fuese
sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que si se
masturbaba con esas fantasías, luego acabaría sin-
tiéndose mal y culpable consigo mismo, pero la cuestión
es que él ya estaba sintiéndose mal antes de hacerlo y,
además, debido a los efectos paradójicos de la evitación
experiencial descritos anteriormente, no había una
manera eficaz de suprimir tales pensamientos.
A nivel topográfico, las respuestas que emite el
cliente, al rendirse y masturbarse permitiendo las
fantasías de carácter homosexual, son las siguientes:

1) Respuesta cognitiva: El cliente, tras luchar sin éxito


por controlar e intentar eliminar de su mente el
contenido sexual relacionado con hombres, tiene el
siguiente pensamiento: «No soporto esta angustia, me
rindo».

2) Respuesta motora: El cliente acaba masturbándose.

3) Respuesta fisiológica: Descarga repentina y placen-


tera de la activación fisiológica previa.

Como vemos, la conducta del cliente sigue un patrón


de reforzamiento negativo (el cliente consigue eliminar
malestar fisiológico). Las consecuencias de las res-

64
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

puestas que emite son claras, a corto plazo el cliente ha


descargado el malestar fisiológico desencadenado por
los intentos de evitación/control de la conducta
problema, pero a largo plazo se siguen desencadenando
consecuencias negativas (aumento de la culpabilidad,
aumento de su conflicto moral al asociar el placer con
los estímulos homosexuales, deterioro de la autoestima
del sujeto, etc.). Estas consecuencias negativas pre-
dispondrán al cliente a esforzarse más por controlar sus
pensamientos y sensaciones la próxima vez que se
encuentre ante la posibilidad de masturbase con
fantasías homosexuales o ante la posibilidad de man-
tener un contacto homosexual real.

Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso

Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico


previo, la intervención clínica se encaminó a que el
cliente se replantease la funcionalidad de su conducta de
control/evitación de pensamientos y sensaciones, dado
que el propio intento de control/evitación constituía el
factor principal de su problema.
El primer paso consistió en fomentar la «deses-
peranza creativa» (Wilson y Luciano, 2002) para que el
cliente tomara conciencia de que, a pesar de todos sus
esfuerzos por controlar o evitar los pensamientos o
sensaciones que lo atormentaban, no había conseguido
ningún resultado positivo. Para facilitar ese proceso se
empleó la «metáfora del hoyo» (Wilson y Luciano,
2002). A modo de resumen, en dicha metáfora se
expone la situación de un hombre que intenta salir del
hoyo en el que se encuentra atrapado cavando con una
pala. El resultado es que el hoyo cada vez se va
haciendo más hondo y el hombre se hunde más y más.

65
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

A pesar de que el cliente entendía perfectamente que


los intentos de represión de los pensamientos que temía
hacían que aumentase su activación fisiológica, pre-
sentaba una gran resistencia a permanecer pasivo ante
ellos, pues estaba convencido de que era «su deber»
suprimirlos. Así, se tuvo que hacer bastante hincapié
para que el cliente asimilara que la aceptación
terapéutica de los pensamientos que se le proponía no
implicaba el estar de acuerdo con su contenido. Para
ello, se llevó a cabo el proceso conocido como
«separación del yo contexto y del yo contenido», para lo
cual se le explicó al cliente cómo, con independencia de
la orientación sexual de cada uno, es normal que en las
personas se den de forma ocasional pensamientos
sexuales de contenido diverso y que eso no implica que
uno esté necesariamente de acuerdo con dichos con-
tenidos o que quiera llevar a la práctica en la vida real
las situaciones que representan. Una metáfora que se
empleó en esta fase del tratamiento fue la de «el bloque
de pisos y los vecinos». Según esta metáfora, el bloque
de pisos equivaldría al yo como contexto mientras que
los distintos vecinos que lo habitan harían referencia al
yo como contenido. Las cualidades que se atribuyan a
los vecinos (buenos, malos, agradables, desagradables,
simpáticos, antipáticos, etc.) no tienen por qué ser
generalizadas al bloque de pisos en sí mismo.
Uno de los motivos que dirigían a B. a intentar
mantener bajo control los pensamientos e imágenes
mentales de índole sexual relacionados con hombres
era, a parte del hecho de que los consideraba inmorales,
el miedo a ser capaz de pasar de la fantasía a la realidad.
A este respecto, se le explicó que, por mucho que
pretendiese asegurarse, siempre existiría la posibilidad
real de cometer los actos que temía. Siempre existiría
una posibilidad, por remota que fuese. Por mucho que
intentase asegurarse, nunca podría estar seguro al 100

66
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

por 100. Aunque este planteamiento produjo de inicio


una gran ansiedad a B., se llevaron a cabo varias
sesiones de trabajo en exposición a estos pensamientos a
través del ejercicio de exposición experiencial que
aparece en el manual de Wilson y Luciano (2002). El
cliente experimentó una reducción de la ansiedad ante
estas cogniciones de incertidumbre sobre el futuro y al
final se percató de lo ineficaces y contraproducentes que
resultaban sus intentos de control.
Finalmente, B. se comprometió con el hecho de
aceptar que estos pensamientos seguirían apareciendo,
pero eso no sería impedimento para llevar a cabo una
vida plena según sus valores, orientada a conseguir
metas. A este respecto, el propio cliente estableció como
objetivos, a corto-medio plazo, el encontrar trabajo, el
ampliar su red social y el establecer una relación de
pareja heterosexual. En relación a la consecución de
estos objetivos, para terminar la intervención con B. se
dedicaron varias sesiones al entrenamiento en ha-
bilidades sociales empleando la técnica del modelado y
el role-playing.
En total se llevaron a cabo 18 sesiones semanales, de
las cuales dos fueron de evaluación y 16 de tratamiento.
Al cabo de dos meses y medio, se contactó te-
lefónicamente con el cliente para llevar a cabo el
seguimiento de su evolución terapéutica. B. informó
que, a pesar de que todavía tenía pensamientos e
imágenes relacionadas con hombres, estos eran menos
vívidos, no iban acompañados de una activación
fisiológica tan desagradable como la que experimentaba
en el pasado y, por lo general, eran reemplazados sin
demasiadas dificultades por fantasías relacionadas con
mujeres. A los ocho meses se llevó a cabo el último
contacto telefónico con B. y se confirmó su evolución
positiva, ya que, según comentó el cliente, los
pensamientos relacionados con hombres apenas apa-

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

recían y cuando lo hacían no lo alteraban demasiado,


incluso aunque apareciesen durante la masturbación en
las fases de máxima excitación. En relación a sus
valores, el cliente había conseguido un empleo como
dependiente en una frutería y, aunque no había logrado
iniciar ninguna relación sentimental heterosexual,
manifestaba haber conocido a bastantes chicas y
encontrarse menos tímido y mucho más seguro y
cómodo al interaccionar socialmente con ellas.

Conclusiones del caso

Un único caso clínico puede ser insuficiente para llevar


a cabo cualquier generalización de resultados, por lo
que se asume la necesidad de más validación empírica
que respalde la eficacia de ACT en el abordaje de la
homosexualidad egodistónica. A pesar de ello, la re-
solución satisfactoria del caso clínico expuesto nos
permite ser optimistas en relación a las posibilidades de
dicha terapia y nos permite sugerir algunos plan-
teamientos teóricos al respecto de la génesis y man-
tenimiento de dicho fenómeno psicológico.
Quizás pueda resultar controvertida nuestra decisión
de abordar los pensamientos e imágenes homosexuales,
experimentados por el cliente, como si se tratasen de las
obsesiones de un TOC, en vez de dirigir la intervención
hacia el reconocimiento de la homosexualidad como la
verdadera orientación sexual del paciente. Probable-
mente, en otros casos donde el contenido homosexual
no sea experimentado tan aversivamente por parte del
sujeto y lo que predomine sea el miedo a ser rechazado
socialmente, la primera opción terapéutica podría ser la
plena aceptación de la orientación homosexual, pero esa
no era la situación de nuestro caso. Nuestro cliente
rechazaba intensamente la posibilidad de asumir una

68
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

orientación homosexual. Por ello, nuestra terapia estuvo


encaminada a la aceptación de los eventos privados,
pero en dirección al valor de una orientación he-
terosexual (orientación que era la deseada por el
cliente).
En cuanto a las implicaciones teóricas que se pueden
sugerir analizando el caso expuesto, y siendo prudentes
a la hora de hacer generalizaciones en base a un único
sujeto, habría que destacar la posibilidad de que el
fenómeno de evitación experiencial descrito estuviese
en la base de la génesis de la orientación homosexual en
general y no solo en la homosexualidad egodistónica.
Así, cualquier hombre sabría apreciar y percibir la
belleza de otros individuos de su mismo sexo (aunque
experimenten cierta resistencia a la hora de reconocerlo)
y lo mismo ocurriría con las mujeres. En las personas
heterosexuales, esta percepción de la belleza o el
atractivo sexual de alguien de su propio sexo les podría
desencadenar admiración o envidia, pero para un
adolescente inseguro esta capacidad de reconocer el
atractivo de las personas de su propio sexo les podría
originar, al igual que al sujeto de nuestro caso clínico,
una gran angustia, ya que la interpretaría como el
indicio de una supuesta homosexualidad. Debido a la
potente erotización del organismo a esas edades,
desencadenada por el despertar hormonal, los sujetos
podrían experimentar esa angustia, activación o
agitación fisiológica como una auténtica excitación
sexual (Jiménez, 2012). Dado que el esfuerzo por
resistirse a esos pensamientos y sensaciones haría que
aumentase aún más su angustia, mientras que aceptando
tales eventos privados se descargaría la tensión
acumulada (descarga que resultaría placentera),
acabarían asociando el placer con los sujetos de su
propio sexo.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Algunos individuos heterosexuales también nece-


sitan liberar la tensión que les produce su capacidad
para reconocer la belleza en los individuos de su sexo.
Por ejemplo, las mujeres no tienen reparos en alabar la
belleza de sus iguales y algunas chicas jóvenes, cuando
se encuentran ebrias en las discotecas, suelen bailar más
juntas de lo normal o con movimientos exageradamente
provocadores entre ellas mismas. Algunos hombres,
cuando se encuentran bajo los efectos del alcohol, son
aún más exagerados y bromean con sus amigos como si
«se metieran mano» o simulan directamente ser ho-
mosexuales. El alcohol actúa como un desinhibidor y
los hombres lo aprovechan para descargar las tensiones
acumuladas por la presión social de tener que mostrarse
siempre masculinos (Jiménez, 2012). La broma sería un
«mecanismo de defensa» al modo de los establecidos
por Anna Freud (1936).
Lo mismo podría ocurrir en las fiestas de disfraces o
en carnavales cuando muchos hombres aprovechan para
disfrazarse de mujeres. En el caso de los travestis, su
inseguridad masculina haría que esta relajación (al
vestirse como mujeres y actuar como tales) fuese tan
placentera que les resultaría mucho más fácil vivir
definitivamente como mujeres a pesar del posible
rechazo social. Habría casos en los que su identificación
con el sexo contrario sería tal, que decidirían operarse y
convertirse en transexuales. Sería interesante analizar
por qué no todos los homosexuales son transexuales.
Quizás, sin descartar las posibles influencias de
alteraciones hormonales congénitas, cuando la sen-
sibilización homosexual y las dudas con respecto a la
orientación sexual tienen lugar en la infancia, habría
más posibilidades de que se acabara desarrollando
transexualidad, mientras que si empezaran en la
adolescencia (cuando la identidad de género está ya casi
constituida), sería más probable que la homosexualidad

70
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

no fuese acompañada de transexualidad. En este último


supuesto, el sujeto se adaptaría a la homosexualidad sin
cambiar su identidad de género y sería probable que
intentase vencer su inseguridad masculina exagerando
sus rasgos propiamente masculinos (dejándose la barba,
fortaleciendo su musculatura en el gimnasio, etc.).
A la hora de valorar si se desarrollará transexualidad
en un individuo homosexual o no, habría que tener en
cuenta, además de la edad de sensibilización, las
presiones sociales y familiares a las que se vería
sometido el individuo. En un entorno comprensivo y
tolerante, el sujeto podría adaptarse a su homo-
sexualidad sin tener que cambiar por ello su identidad
de género, mientras que en un entorno demasiado
represivo e intolerante, el sujeto podría sentirse obligado
a cambiar su identidad de género para que el entorno (y
él mismo) aceptase mejor su orientación homosexual.
Por último, si antes de las dudas sobre su sexualidad el
sujeto ya ha experimentado cierta atracción por per-
sonas del sexo contrario, e incluso ha mantenido alguna
relación heterosexual satisfactoria, lo más probable sería
que, cuando el sujeto experimentase posteriormente
atracción homosexual, acabase desarrollando una
homosexualidad egodistónica o una orientación bisexual
(Jiménez, 2012).

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO DE UN CASO


DE TOC DESDE LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN
Y COMPROMISO

Según el CIE-10 (OMS, 1992) y el DSM-IV-TR (APA,


2002), el TOC se caracteriza por la presencia de
obsesiones (pensamientos, impulsos o imágenes re-
currentes y persistentes experimentados como ego-
distónicos, es decir, como intrusos e inapropiados) y
compulsiones (comportamientos o actos mentales de
carácter repetitivo que el individuo se ve obligado a
realizar para reducir el malestar provocado por las
obsesiones).
Este simple diagnóstico psicopatológico tiene una
utilidad clínica limitada, ya que no proporciona claves a
nivel terapéutico para aplicar en cada caso concreto.
Aunque no se han realizado demasiados estudios es-
pecíficos analizando la eficacia de la Terapia de
Aceptación y Compromiso o ACT (Hayes, Stroshal y
Wilson, 1999; Wilson y Luciano, 2002) en el trata-
miento del TOC, al menos sí hay algunas inves-
tigaciones previas que permiten ser optimistas sobre las
posibilidades de esta terapia, como una herramienta
terapéutica eficaz, en el tratamiento de este tipo de
psicopatología ((McCarthy y Foa, 1990; Gold y Weg-
ner, 1995; Hayes, 2004).

Descripción del caso clínico

El cliente del caso clínico presentado se trata de M., un


menor, de 16 años de edad, estudiante de 3º de
bachillerato, que acude a consulta acompañado de su
madre y que demanda ayuda debido a que, desde los 11
años, le vienen a la cabeza, continuamente, pen-
samientos del tipo «Deseo que algo malo les ocurra a

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

mis padres», «Me da igual si mis padres mueren»,


«Puedo producir daño a mis padres solo con mi
pensamiento», etc. El menor sentía estos pensamientos
como egodistónicos (ajenos a su propia voluntad),
aunque, según él, solían ir acompañados de cierto
bienestar o relajación cuando dejaba de esforzarse por
controlarlos. Por otro lado, como eran continuos,
empezaba a pensar que tal vez él desease realmente que
a su familia le ocurriese algo malo, ya que si no, no
pensaría en eso continuamente. Se sentía responsable de
dichos pensamientos y culpable por ellos y, además,
tenía la creencia irracional de que cuanto más pensaba
esas cosas, más probable era que sucediesen.
Como datos relevantes en la historia personal del
cliente hay que mencionar que, tal y como pusieron de
manifiesto él y su propia madre, sus padres fueron
extremadamente protectores con él durante su infancia,
por lo que M. creció siendo un niño muy dependiente,
inseguro y temeroso. Por otro lado, en los primeros años
de colegio, sus calificaciones académicas no fueron
buenas y los profesores se lo hacían ver a sus padres, los
cuales, aunque no le regañaban, sí le decían que eso no
estaba bien y que debía esforzarse más. El niño, para
conseguir la aprobación de sus padres y profesores, se
volcó en sus estudios y comenzó a lograr unas
excelentes calificaciones. Los profesores lo alababan y
lo ponían de ejemplo a sus compañeros de clase, por lo
que M. se volvió excesivamente responsable para no
defraudar a sus profesores ni a sus padres. El cliente
refiere que los otros niños de su edad lo veían como un
«empollón solitario» y aquello afectaba a su autoestima.
En cuanto a la relación entre sus padres, M. relató
que ésta no era muy buena y que en la familia había
muchas broncas. Por ello, se preocupaba por si, algún
día, sus padres se podían pelear para siempre y
separarse. Además, se «comía la cabeza» por si él tenía

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

algo que ver en las discusiones de sus padres, buscando


alguna responsabilidad propia en tal asunto. La ines-
tabilidad familiar le provocaba a él una gran ines-
tabilidad emocional y una gran inseguridad.
En relación a los pensamientos obsesivos por los que
M. demandaba ayuda, el menor informó de que la
primera vez que los experimentó fue a la edad de 11
años. Era primavera y nuestro cliente había ido al
campo con algunos familiares. Sus padres también iban,
pero habían salido un poco más tarde en otro coche. M.
prefirió irse en el coche de su tío junto a sus primos.
De repente, cuando M. llevaba un rato en el campo y
sus padres no habían llegado aún (habían sufrido un
pinchazo y en aquella época no disponían de teléfono
móvil para avisar), empezó a preocuparse. Pensaba
«¿Por qué tardarán tanto?», «¿Y si les ha ocurrido
algo?» Estos pensamientos le originaban un gran
malestar. Por otra parte, M. recuerda que hacía un día
estupendo de campo y, por un instante, decidió dejar de
preocuparse y disfrutar de la naturaleza con sus primos
pero, en seguida, le afloraban pensamientos como:
«¿Cómo no voy a preocuparme por mis padres?», «¿Es
que acaso no me importa lo que les ocurra?», «No
puedo ponerme a jugar mientras a ellos tal vez les haya
pasado algo».
M. relató que, repentinamente, se vio asaltado por un
pensamiento que lo desconcertó mucho más que las
preocupaciones anteriores y que fue el siguiente: «No
me puedo quitar de la cabeza la idea de que les haya
ocurrido algo malo, pero si lo pienso tanto…¿no será
que realmente quiero que les ocurra?». Esta duda le
ocasionó tal angustia, tensión y culpa, que M., para
intentar relajarse, acabó rindiéndose y llegó a pensar lo
siguiente: «Ya estoy harto, no pienso seguir dándole
vueltas a esto». M. refiere que este pensamiento le
permitió relajarse momentáneamente, pero enseguida lo

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

valoró como «Me da igual lo que les ocurra a mis


padres».
A partir de ese día, cada vez que sus padres se
retrasaban al volver del trabajo, M., además de
preocuparse porque les pudiese pasar algo, se
preocupaba aún más por la posibilidad de experimentar
cogniciones del tipo «Si me preocupo tanto por la
posibilidad de que les haya ocurrido algo malo, quizás
sea porque en el fondo lo deseo».
Con el tiempo, estas cogniciones dieron paso a las
obsesiones por las que el cliente solicitó ayuda: «Deseo
que algo malo les ocurra a mis padres», «Me da igual si
mis padres mueren» o «Puedo producir daño a mis
padres solo con mi pensamiento».

Análisis Funcional y Topográfico del caso

En base a toda la información aportada por el cliente,


parece obvio que se está ante un caso clínico de TOC.
Ahora bien, lo que interesa a nivel terapéutico no es
tanto este diagnóstico psicopatológico como las claves
funcionales relevantes en el caso para poder operar
sobre ellas.
Así, como factores predisponentes para la aparición
del TOC hay que señalar variables como el estilo
educativo sobreprotector por parte de sus padres, que
propició que M. creciese siendo un niño muy
dependiente, inseguro y temeroso, y las alabanzas de sus
profesores en el colegio, que lo reforzaban para
comportarse de manera responsable y perfeccionista.
Además, el hecho de que los otros niños de su edad lo
viesen como un «empollón solitario» afectaba a su
autoestima y alimentaba su inseguridad. Para finalizar,
la mala relación de sus progenitores llevaba a M. a
preocuparse por una posible separación y por si él tenía

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

alguna responsabilidad en tal asunto, factor que


propiciaba un contexto de evaluación/valoración y/o
contexto de dar razones (Hayes et al., 1999; Wilson y
Luciano, 2002).
Todos estos eran factores predisponentes para que
apareciese el TOC, sólo faltaban algunos factores
precipitantes. El principal factor precipitante fue el
episodio, cuando el cliente tenía 11 años, en el que él se
encontró en el campo con unos familiares y sus padres
se retrasaron.
En ese contexto antecedente, el cliente se encontró
de repente en un «tira y afloja» sin solución, ya que, si
se preocupaba por sus padres, se sentía mal y si no lo
hacía, se preocupaba «por no preocuparse» (ya que,
según él, su deber como hijo responsable era
preocuparse por sus padres). A nivel funcional, las
respuestas del cliente serían las siguientes:

1) Respuesta cognitiva previa: «¿Por qué tardarán tanto?


¿Y si les ha ocurrido algo?» (miedo), «Quizás debería
dejar de preocuparme y disfrutar de la naturaleza con
mis primos, pero ¿cómo no voy a preocuparme por mis
padres?» (ambivalencia), «¿Es que acaso no me importa
lo que les ocurra?» (culpa), «No puedo ponerme a jugar
mientras a ellos tal vez les haya pasado algo»
(preocupación).

2) Respuesta fisiológica previa: Activación fisiológica


desagradable (tensión, agitación, ansiedad, etc.).

Tras estos períodos de preocupación/no preocu-


pación/preocupación por no preocuparse, M. acabaría
rindiéndose y tendría una especie de compulsión
cognitiva, llevando a cabo las siguientes respuestas:

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

1) Respuesta cognitiva: «Ya estoy harto, no pienso


seguir dándole vueltas a esto».

2) Respuesta fisiológica: Liberación de la tensión


acumulada.

Mediante esta compulsión cognitiva, M. liberó


momentáneamente toda su tensión almacenada, pero en
seguida, valoró ese pensamiento como: «Me da igual lo
que les ocurra a mis padres», por lo que, de nuevo, se
reanudó su angustia.
A partir de ahí, entrarían en juego los efectos
paradójicos que tiene la evitación de los pensamientos
(Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Stroshal, 1996).
Cuando M. empezara a decirse a sí mismo «No quiero
pensar en que deseo que a mis padres les pase algo
malo» o «No debería pensar tanto en que lo que les
pueda ocurrir o ¿es que acaso quiero que les ocurra
algo?», sin darse cuenta, estaría en contacto una y otra
vez con los contenidos que pretendía evitar: «deseo que
a mis padres les pase algo malo» y «quiero que les
ocurra algo». Ante estos pensamientos, M. empezaría
experimentando cierta tensión o ansiedad cuando
anticipa que va a aparecer el contenido aversivo y justo
en el momento en el que aparece «…deseo que a mis
padres les pase algo malo», experimentaría cierta
relajación, ya que si ese contenido a evitar ya ha
aparecido, no tiene que seguir esforzándose por evitarlo
(los esfuerzos evitativos son los que aumentan la tensión
y el malestar). Todo esto confundía a M., que asociaba
esa momentánea relajación, experimentada como pla-
centera, a los pensamientos aversivos sobre su familia,
por lo que se sentía culpable.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Tratamiento terapéutico del caso clínico basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso

Teniendo en cuenta el análisis funcional y topográfico


anterior, la intervención terapéutica se dirigió a eliminar
la conducta de control/evitación de eventos privados,
dado que el propio intento de control/evitación cons-
tituye el factor principal del problema (Hayes, Strosahl
y Wilson, 1999; Wilson y Luciano, 2002).
El primer paso consistió en exponer al cliente la
«desesperanza creativa» (Wilson y Luciano, 2002) para
que M. tomara conciencia de que, a pesar de todos sus
esfuerzos por controlar o evitar los pensamientos o
sensaciones que lo atormentaban, no había conseguido
ningún resultado positivo. Se le expone al cliente el
análisis funcional que se ha elaborado de su conducta
para que comprenda que los intentos de control/evi-
tación constituyen el propio problema. Para ayudar a la
facilitación de ese proceso se utilizó la metáfora de «la
tela de araña». A modo de síntesis, en tal metáfora se
presenta la situación de una mosca que intenta salir de la
tela de araña en la que se encuentra atrapada, agitando
enérgicamente sus alas y patas. El resultado es que la
mosca se va enredando más y más en la tela a medida
que aumentan sus esfuerzos por escapar.
La solución terapéutica que se le propone al cliente
para contrarrestar estos efectos paradójicos y per-
judiciales de los intentos de control/evitación es la
aceptación incondicional de cualquier evento privado. A
pesar de que el cliente comprendía perfectamente que
los intentos de represión de los pensamientos que temía
hacían que aumentase su activación fisiológica, seguía
presentando una gran resistencia a permanecer pasivo
ante ellos, pues estaba convencido de que era «su
deber» suprimirlos. Por ello, se tuvo que hacer bastante
hincapié para que el cliente asimilara que la aceptación

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

terapéutica de los eventos que se le proponía no


implicaba el estar de acuerdo con su contenido. Para
ello, se empleó la estrategia terapéutica conocida como
«separación del yo contexto y del yo contenido» a fin de
alcanzar el proceso de «defusión». Una metáfora que se
empleó en esta fase del tratamiento fue la de «el museo
y las obras de arte», según la cual el museo equivaldría
al yo como contexto mientras que las distintas obras de
arte que alberga harían referencia al yo como contenido.
Las cualidades que se atribuyan a las distintas obras
(buenas, malas, agradables, desagradables, apropiadas,
inapropiadas, morales, inmorales, etc.) no tienen por
qué ser generalizadas al museo en sí mismo.
Aunque M. asimiló sin demasiados problemas todo
lo trabajado en las sesiones, se quejaba de no apreciar
ninguna diferencia cualitativa entre la aceptación
terapéutica que se le proponía y la rendición o
compulsión cognitiva que él mismo llevaba a cabo ante
los pensamientos obsesivos, sintiéndose bastante cul-
pable ante ella, antes de haber iniciado la terapia. Para
que el cliente percibiese las diferencias cualitativas
entre ambos procesos (aceptación terapéutica frente a
rendición compulsiva) se usó la metáfora de «el
espectador del circo». Según esta metáfora, cuando uno
acude al circo y presencia los distintos números que se
ofrecen en el espectáculo, no tiene por qué disfrutar de
todos ellos o parecerles divertidos por igual. Habrá
algunos que le resulten muy atractivos y otros que, en
cambio, le parezcan aburridos o inapropiados, pero él
permanecerá en su asiento presenciándolos todos hasta
que finalice la función.
Finalmente, M. se comprometió con el hecho de
aceptar que estos pensamientos seguirían apareciendo,
pero eso no sería impedimento para llevar a cabo una
vida plena según sus valores, orientada a conseguir
metas. A este respecto, el propio cliente estableció como

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

objetivos, a corto-medio plazo, el terminar bachillerato,


entrar a formar parte en el equipo de baloncesto local y
el ampliar su red social.
En total se llevaron a cabo 15 sesiones semanales, de
las cuales dos fueron de evaluación y 13 de tratamiento.
Al cabo de cuatro meses, se contactó telefónicamente
con el cliente para llevar a cabo el seguimiento de su
evolución terapéutica. M. informó que, a pesar de que
todavía experimentaba sus pensamientos obsesivos,
estos eran menos vívidos, no iban acompañados de una
activación fisiológica tan desagradable como la que
experimentaba en el pasado y, por lo general, de-
saparecían rápidamente. A los siete meses se llevó a
cabo un último contacto telefónico con M. y se
confirmó su evolución positiva, ya que, según comentó
el cliente, sus pensamientos obsesivos apenas aparecían
y cuando lo hacían no lo alteraban demasiado. En
relación a sus valores, el cliente había conseguido
superar sus estudios de bachillerato, ingresar en el
equipo de baloncesto local y ampliar su red social al
relacionarse con el resto de compañeros de dicho
equipo.

Conclusiones del caso

Un solo caso clínico puede ser insuficiente para llevar a


cabo cualquier generalización de resultados, por lo que
se asume la necesidad de más validación empírica que
respalde la eficacia de ACT en el abordaje del TOC. A
pesar de ello, el desenlace positivo del caso clínico
expuesto permite albergar cierto optimismo en relación
a las posibilidades de dicha terapia.
El descubrimiento de que los esfuerzos por controlar
ciertos eventos privados generaban paradójicamente que
el cliente estuviese en contacto una y otra vez con

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

dichos eventos fue clave en la terapia. Ante esos eventos


M. experimentaba tensión o ansiedad justo antes de que
apareciesen, seguido de cierta relajación una vez que ya
habían aparecido (y no tenía que seguir esforzándose
por reprimirlos). Esta relajación momentánea tenía una
gran importancia a nivel funcional debido a que se
constituía como el principal factor de mantenimiento del
problema de M., quien asociaba dicha relajación,
experimentada como placentera, al propio contenido
aversivo sobre su familia, por lo que se sentía culpable.
Esta culpabilidad lo encaminaba a seguir esforzándose
por evitar dichos contenidos, reanudándose una y otra
vez el círculo vicioso en el que se hallaba inmerso.
Por todo ello, el que los pacientes de TOC tomen
conciencia de los efectos paradójicos y contra-
producentes de la evitación experiencial sobre cualquier
contenido mental aversivo es un factor clave en la
aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso
en este tipo de problemática psicológica.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

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conductual orientado a los valores. Madrid: Pirámide.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

CONCLUSIONES GENERALES

A lo largo de todo este libro, se ha ido dejando claro y


haciendo hincapié en que los estudios de caso único son
claramente insuficientes para llevar a cabo cualquier
generalización de resultados. Ahora bien, asumiendo la
necesidad de más validación empírica que respalde la
eficacia de la Terapia de Aceptación y Compromiso en
el tratamiento de los diversos problemas psicológicos
analizados a lo largo de este libro, los resultados
obtenidos en cada caso nos permiten albergar cierto
optimismo sobre las posibilidades de esta emergente
terapia de 3ª generación.
Así, en un futuro, ACT podría ser el primer
tratamiento de elección a la hora de abordar problemas
psicológicos donde la evitación experiencial de eventos
privados (pensamientos, emociones, sensaciones corpo-
rales, etc.) juegue un papel determinante como factor
precipitante y de mantenimiento de dichos problemas.
Como se ha podido comprobar a lo largo de los casos
clínicos analizados en este libro, problemas psicológicos
de sintomatología muy diversa y que, aparentemente,
poco tienen que ver entre sí, comparten una misma
explicación a nivel funcional, siendo el factor clave la
evitación experiencial de eventos privados.
Los ejercicios y técnicas que se incluyen en ACT
permiten a los sujetos tomar conciencia de forma clara
de los fenómenos paradójicos y contraproducentes de la
evitación experiencial y les ayuda a romper los círculos
viciosos en los que se encuentran atrapados sin salida.
En cuanto a la prevención de los problemas
psicológicos analizados en este libro, los factores
predisponentes que favorecerían la aparición del
Trastorno de Evitación Experiencial o TEE serían los
contextos de fusión/literalidad, de dar razones, de
evaluación/valoración y de control/evitación, contextos,

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

todos ellos, reforzados socialmente. Estos contextos


promueven la fusión patológica con los propios eventos
privados (fusión/literalidad), la búsqueda de una causa o
explicación para esos eventos privados (dar razones), su
análisis constante (evaluación/valoración) y los intentos
de eliminar, o al menos mantener bajo control, los
eventos privados que son valorados como aversivos
(control/evitación).
Por todo ello, para finalizar, se considera fun-
damental hacer mención a la importancia de la
prevención desde la infancia de los patrones de
evitación, ya que éstos se encuentran en la base de los
problemas clínicos abordados en este libro. Mientras
más se fomenten los contextos de fusión, evaluación,
evitación y de dar razones, más inseguros serán los
individuos y más importancia darán al hecho de tener
bajo control sus pensamientos, imágenes mentales,
emociones, etc., haciendo juicios constantes sobre la
moralidad de los mismos y poniéndose a prueba a ellos
mismos ante cualquier situación o estímulo que les
resulte perturbador o amenazante para su integridad
moral.

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TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO. ABORDAJE
DE CINCO CASOS CLÍNICOS

Rafael Jiménez Díaz


e-mail: rfjdpsicologo@hotmail.com

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