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UNIDAD 5

Qué es la Justicia:

La justicia es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales debe


basarse una sociedad y el Estado, estos valores son; el respeto, la equidad,
la igualdad y la libertad.

La justicia en sentido formal es el conjunto de normas codificadas aplicadas por


jueces que al ser violadas el Estado imparte justicia, suprimiendo la acción o
inacción que genero la afectación del bien común.

La palabra justicia proviene del latín iustitia que significa justo, y deriva
del Ius.

La justicia social

La justicia social es la distribución equilibrada de los bienes dentro de una


sociedad. Este término surgió en el siglo XIX con el aparecimiento del
capitalismo, el cual se incrementó el descontento de las clases sociales más
desfavorables, es por ello, que el término justicia social, tiene dos corrientes,
para los socialistas el Estado debe garantizar el desarrollo de la clase social más
desfavorecida y el respeto por los derechos humanos y el liberalismo sostiene el
desarrollo de oportunidades y protección a la empresa privada.

Actualmente, se vincula justicia social con el término de justicia distributiva de


Aristóteles, es dar cada uno lo que le corresponde según su contribución a la
sociedad. En contraposición a la justicia distributiva existe la justicia retributiva
es el castigo o pena que se le aplica a una persona en proporción a la falta
cometida por la misma.

En el año 2007, la Organización de las Naciones Unidas proclamó el día 20 de


febrero de cada año como Día Mundial de la Justicia Social.

La justicia como valor

La justicia como valor es el principio moral de cada persona que decide vivir
dando a cada quien lo que le corresponde o pertenece. La justicia como
valor busca el bien propio y de la sociedad.
Vea también Valores.
La justicia divina

La justicia divina es la justicia llevada a cabo por Dios. Para los cristianos es
Dios quien tiene el poder de ejercer la justicia divina ya que él puede castigar o
premiar al hombre de acuerdo a sus merecimientos.

La justicia en filosofía

La justicia en filosofía es una definición que varía según el pensamiento de


cada filósofo. Platón decía que el individuo debía salir de la oscuridad, de la
caverna del desconocimiento, es decir, la persona se hace justa en la misma
medida en que tiene conocimiento, por lo tanto, quien tiene más conocimiento
puede ser más justo, lo que traduce una idea de que los gobernantes deben
tener amplios conocimientos para saber gobernar y para realmente hacer
justicia. El filósofo Aristóteles definía justicia dar a cada ciudadano lo que le
corresponde según sus necesidades y aporte en la sociedad. Mientras que Kant
decía que la justicia de un Estado debe velar por tres principios fundamentales;
la libertad de los individuos, la igualdad entre ellos y la independencia de cada
miembro de una comunidad. En cuanto que Kelsen indicaba un derecho natural
que prevalecía sobre el derecho positivo ya que si éste va en contra de los
derechos fundamentales del ser humano no se puede hablar de justicia.

"La justicia es ciega"

Es una expresión originada por la representación de justicia es una mujer que


lleva los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra. Los
ojos vendados destacan que la justicia no mira a las personas, sino la justicia es
igual para todos. La balanza figura el juicio que determinará poniendo a cada
lado de la balanza los argumentos y pruebas presentados. La espada expresa
que la justicia castigará con mano dura a los culpables.

Qué es Ius:

Ius es un término del derecho romano; su definición hoy en día podemos


equipararla a la del derecho objetivo: se refiere al conjunto de reglas y
normas que conforman un ordenamiento jurídico.
Juvencio Celso hijo, jurisconsulto romano que vivió entre los siglos I y II de
nuestra era, definía el ius o el derecho como “el arte de lo bueno y de lo
equitativo” al afirmar, en latín: “ius est ars boni et aequi”.

Esta afirmación es considerada como uno de los dogmas fundamentales del


derecho romano, pues en ella se encuentran condensados algunos de sus
principios.
En primer lugar, la referencia al ars ha solido tomarse en el sentido de teckné
(en griego, τέχνη), lo cual alude a un ‘saber hacer’.

Lo bueno (boni), por su parte, aludiría a aquello que es moralmente considerado


adecuado o correcto.

Y lo equitativo (aequi), a su vez, vendría a hacer referencia a la justicia aplicada


a casos particulares y concretos, donde la balanza nunca ha de inclinarse hacia
ningún lado, sino que considera a todos los actores como iguales ante la justicia.

En suma, el ius hacía referencia, en la Antigua Roma al conjunto de normas


buenas y justas elaboradas por los hombres y aplicadas a los
hombres (para distinguirlas del derecho divino o el fas), de allí que lo podamos
considerar como un equivalente anterior a nuestro actual concepto de derecho.
De ius, a su vez, se derivan otras voces, como iudex, que significa ‘juez’; iustitia,
‘justicia’; o iurisprudentia, ‘jurisprudencia’.

Otros términos del derecho relacionados con la palabra ius son:

 Ius gentium, como derecho de gentes;


 Ius civile, derecho civil;
 Ius puniendi, derecho para castigar;
 Ius poenale, derecho penal objetivo;
 Ius cogens, derecho imperativo internacional;
 Ius domicilii, derecho de domicilio;
 Ius soli, derecho de suelo;
 Ius sanguinis, derecho de sangre;
 Ius naturale, derecho natural;
 Ius publicum, derecho público;
 Ius privatum, derecho privado;
 Ius commune, derecho común.

DIFERENTES ESPECIES DE JUSTICIA

Las tres especies son Justicia en sentido estricto, aunque alguna de ellas
participe más perfectamente del género:

 Justicia conmutativa: el sujeto activo y pasivo es la persona privada (o


alguna sociedad como persona moral): los términos de la justicia
conmutativa son personas o comunidades consideradas como distintas e
iguales. La exigencia es de equivalencia absoluta; exige equilibrio
perfecto. Estas exigencias se basan en datos objetivos (procedentes de
obligaciones contractuales u operaciones de cambio: compraventa,
trabajo).

 Justicia distributiva: el sujeto pasivo es el individuo respecto de la


comunidad; el sujeto de esta justicia es repartir proporcionalmente los
beneficios y las cargas de la sociedad entre sus miembros (cargos
oficiales, beneficios y seguridad social, subsidios concedidos a escuelas,
etc.).

 Justicia legal: el objeto de esta justicia es el bien común, al que ha de


contribuir cada miembro de la sociedad con una medida de
proporcionalidad.

Partes primarias de la justicia. Como la justicia, en el sentido propio de la palabra,


tiene por objeto lo que es debido, se divide de la misma manera que las
relaciones de lo mío y de lo tuyo. De ahí que, naturalmente, se distingan tres
partes primarias de la justicia, tres justicias diferentes, según que se considere:
1.°, las relaciones del hombre con la sociedad, esto es, lo que es debido por el
ciudadano al cuerpo social; 2.°, o bien las relaciones de la sociedad con cada
uno de sus miembros, esto es, lo que es debido por la sociedad a los ciudadanos,
y 3.°, o también las relaciones de los hombres considerados como individuos y
no como partes de la sociedad. Tal es la división clásica de la justicia, en justicia
legal, distributiva y conmutativa.

Entre las relaciones que caracterizan estas tres justicias, la primera es una
relación de subordinación, la segunda una relación de superioridad y la tercera
una relación de coordinación.

La justicia legal regula las relaciones de los miembros con la sociedad


ordenándolas, ajustándolas al bien común. Es la que inclina a los buenos
ciudadanos a aceptar los sacrificios necesarios para el bien público y que al
mismo tiempo inspira a los hombres de Estado el celo por el bien y les dirige en
su solicitud por todo lo que a él pueda

contribuir.

La justicia legal tiene, pues, un objeto propio perfectamente determinado, es a


saber, «lo que es necesario para el bien común de la sociedad». He aquí por qué
es una virtud especial. Sin duda se la llama también una virtud general, pero en
un sentido muy distinto. Es general, porque tiene por término la sociedad y, si
puedo expresarme así, la generalidad de los ciudadanos. En cuanto posee su
objeto propio, la justicia legal no supone como sin razón opinan algunos autores
los actos de otras virtudes. Lejos de ser dependiente y subordinada, goza de una
perfecta autonomía.

La justicia distributiva regula las relaciones de la sociedad con sus miembros y


distribuye los bienes y las cargas sociales según los méritos sociales y los
recursos de cada cual. Debe volverse a encontrar en todas las leyes y, por
consecuencia, en su aplicación por los tribunales y la administración,
estableciendo en todas partes una cierta igualdad proporcional, por lo menos en
relación con el objeto de la ley.

La justicia conmutativa da a otro exactamente lo que le es debido en derecho


estricto, como el cumplir sus obligaciones, pagar a sus acreedores, restituir lo
robado, reparar los daños e indemnizar los perjuicios. Sostiene siempre los dos
platillos de la balanza, deuda y pago, recibido y devuelto, en perfecto equilibrio.

Tales son las tres partes primarias de la justicia. Para tener de ellas una noción
más distinta y más precisa conviene compararlas entre sí.

Comparación entre las tres partes primarias de la justicia. Estas tres especies de
justicia convienen en que: 1.0, no se refieren inmediatamente al hombre que
practica sus actos, sino directamente a una persona física o moral distinta (virtus
ad alterum); 2.°, las tres dan a otro lo que se les debe, lo que tiene derecho a
exigir como suyo, y 3.0, tienden a establecer la igualdad objetiva entre la deuda
y lo que es dado o ejecutado. Cuanto mejor se encuentren estas tres
propiedades características en la justicia, ésta será más perfecta y mejor
merecerá el nombre de tal. He ahí por qué, comparada con las otras dos, la
justicia conmutativa es la justicia perfecta. Sólo ella, en efecto, supone una
distinción completa entre las dos personas, sujeto y término del derecho; sólo
ella confiere un derecho perfecto y jurídico que posee la inviolabilidad y !a
coacción; sólo ella establece la igualdad aritmética entre la cosa debida y la cosa
dada.

La justicia legal no implica una distinción absoluta entre los dos términos, presto
que el deudor es una parte de la sociedad de la cual es el acreedor. El deber
impuesto por la justicia legal es, bajo cierta relación, menos riguroso que el de la
justicia conmutativa. No puede exigirse con la fuerza de la coacción por los
individuos, pero puede serlo por el depositario de la autoridad social. La justicia
legal no establece la igualdad objetiva, como la justicia conmutativa, sino que
impone cargas sociales proporcionalmente a las capacidades de los individuos.
La justicia conmutativa deja por completo a un lado las disposiciones, las
relaciones y la capacidad del deudor. El papel de la justicia legal es obligar a
cada asociado, en la medida de sus fuerzas, a cooperar al bien común. Por lo
mismo, el que puede contribuir más se encuentra en sí (and und für sich)
obligado a una mayor cooperación y puede ser a ello constreñido por la ley. Esta
ley de proporcionalidad ha hecho llamar a la justicia legal (así como también a la
justicia distributiva) justicia geométrica. Por estos motivos la justicia legal es,
pues, una verdadera justicia; no es una justicia estricta.

Partes potenciales o secundarias de la justicia. De este modo la justicia se


ramifica en tres especies distintas. ¿Hemos llegado a los últimos términos del
análisis de esa virtud? No, porque comprende también partes potenciales o
secundarias. ¿Qué quiere decir esto? Según la enseñanza de Santo Tomás,. a
la cual pueden referirse las de toda la escuela, se llaman partes potenciales o
secundarias de una virtud «ciertas virtudes anejas que no tienen toda la
perfección de la virtud principal y se refieren a actos secundarios ». En otros
términos, las partes potenciales de la justicia son virtudes adjuntas a la justicie
que, reproduciendo sus caracteres, aunque atenuados, verifica: sus condiciones,
pero de una manera más o menos completa, más o menos perfecta.

La aplicación de estas nociones a la justicia conmutativa, ha conducido a Santo


Tomás, a Lessius , etc., a establecer para esta virtud las partes potenciales
siguientes: 1.°, la religión; 2.°, la piedad; 3.°, la observancia (el respeto y la
obediencia); 4.°, el reconocimiento; 5.°, la vindicta o castigo; 6.°, la verdad o
veracidad; 7.°, la liberalidad, y 8.°, la equidad. Prescindiendo del estudio
detallado y del análisis completo de estas virtudes, nos limitaremos a hacer dos
observaciones destinadas a proyectar alguna luz sobre la controversia que ha
llegado a ser célebre de la justicia-caridad:

1.° Estas diferentes virtudes pertenecen a la virtud justicia, y no pueden


colocarse entre ninguna otra de las virtudes teologales o morales, por ejemplo,
la caridad. Sobre este punto no puede ponerse en duda el sentido de Santo
Tomás. Vuélvase a leer la cuestión LXXX, donde el gran Doctor establece el
principio fundamental: «Para que una virtud pueda ser aneja de otra debe
satisfacer dos condiciones: tener con la virtud principal un elemento común y no
tener la perfección de ésta.» De donde concluye que esas virtudes a que nos
hemos referido más arriba, pertenecen con toda verdad a la virtud de la justicia;
además, en las cuestiones siguientes, Santo Tomás demuestra que cada una de
estas virtudes en particular son realmente una parte de la justicia.

COORDENADAS HISTÓRICAS DE LA JUSTICIA

a. Coordenadas ideológicas en que nace:

El significado de la justicia cobra su auténtico relieve si se la sitúa en las


coordenadas ideológicas que le dieron su configuración original. La matriz
ideológica de la justicia está constituida por una interacción de tres factores: la
religión judeo cristiana, la filosofía griega y el derecho romano.
 La religión Judeo cristiana introduce en la noción de Justicia los rasgos
de mesianismo, escatología, utopía. Para el judeo cristiano la Justicia es
una Promesa divina (un don de lo alto) y una decisión humana (un trabajo
del hombre), es una realización presente y un horizonte de esperanza
escatológica, es un ideal absoluto y una concreción parcial de la Bondad.
Por razón de estas características, la justicia occidental tiene rasgos
prometeicos, sirve para someter a crisis total el mundo humano y
constituye el programa de la permanente e inacabable liberación.

 La filosofía Griega introduce un logos clarificador. El concepto de justicia


occidental le debe a la filosofía griega la luz de la verdad. Dentro de la
reflexión griega la justicia adquiere los rasgos de iluminación que posee:
la exactitud en la noción, la armonía en la división y la claridad de la
sistematización.

 Por su parte, el derecho romano proporciona a la justicia los niveles de


“positivación jurídica” que precisa. El compromiso profético de la religión
judeo cristiana y la iluminación clarificadora de la filosofía griega quedan
completadas por la positivación del “ius” romano, concreción en el
contenido, exigibilidad en la vinculación, sociabilidad en la exteriorización.

b. Trayectoria histórica:

Situada al interior de las coordenadas ideológicas mencionadas, la Justicia


occidental tiene una trayectoria histórica cuyo conocimiento ayuda a comprender
su significado real. Tanto en la vida como en la reflexión, la justicia ha sido una
preocupación constante del hombre occidental. Desentrañar su contenido
constituye una de las principales tareas de la reflexión humana. Por otra parte,
ninguna categoría ética ha recibido tantos elogios como la Justicia, llegando a
convertirse en objeto de la exaltación poética.

Sin querer hacer una exposición detallada de la historia del tema, no podemos
dejar de aludir a los momentos privilegiados de la reflexión humana sobre la
justicia.

 Los presocráticos inician el tema de la justicia con una mentalidad a la


vez filosófica y poética. Platón atribuye a Simónides la definición de
justicia que había de quedar inmortalizada “Dar a cada uno lo que le
conviene”.

 Dentro de la teoría platónica sobre al justicia hay un detalle que la explica


de modo suficiente; al cambio de la definición de Sinónides por “hacer
cada uno lo suyo”. La Justicia mantiene el orden entre las tres clases de
ciudadanos (filósofos, militares y trabajadores) y entre las tres pulsiones
del hombre (racional, irascible y conscupiscible) logrando que cada una
de las partes haga lo que le conviene. De este modo integra Platón toda
la vida ética de la ciudad y del hombre dentro del cuadro de las cuatro
virtudes cardinales: Prudencia (virtud de los filósofos y de la parte
racional), Fortaleza (Virtud de los militares y de la parte irascible),
Templanza (virtud de los trabajadores y de la parte conscupiscible) y la
Justicia (virtud que consigue que cada una de las partes del hombre y
cada una de las clases ciudadanas “haga lo suyo”).

 El libro V de la Ética nicomaquea de Aristóteles marca un hito en la


reflexión occidental sobre la justicia. A él se debe la definición exacta de
la Justicia como virtud (colocándola en la categoría de hábito), la
determinación de sus elementos constitutivos y la división tripartita que se
ha convertido en una división clásica.

 Del derecho Romano nació otra definición de justicia con notable


influencia en la cultura occidental. Se trata de la célebre definición de
Ulpiano “Iustitia est constans et perpetua voluntas sus suum cuique
tribuendi”. Firme voluntad de dar a cada cual lo suyo.

 Santo Tomás y el renacimiento tomista de los siglos XVI – XVII introducen


la reflexión aristotélica y el derecho romano en la corriente cristiana.

 La reflexión filosófica y la ciencia jurídica, desde la época moderna


hasta nuestros días, ha analizado la realidad de la justicia desde las
diversas opciones filosóficas y jurídicas.

 Dentro de la perspectiva histórica conviene anotar la poca importancia


que ha tenido el concepto de justicia en el marxismo, tanto en el
marxismo de los fundadores como en el marxismo leninismo. Marx tuvo
una visión negativa del derecho y nunca utilizó la palabra “justicia” en la
parte constructiva de su teoría social. Sin embargo, y a pesar de su
pretendido carácter “científico” la obra de Marx tiene un aliento ético y en
consecuencia denuncia una situación de “injusticia” (alineación,
explotación) y proyecta una sociedad futura “justa”.

Podemos terminar esta breve exposición de la perspectiva histórica anotando,


por una parte, “la decadencia actual de la idea occidental de justicia”, al advertir
la degradación que sufre esta noción en el lenguaje y en la vida de muchos
grupos sociales, pero por otra parte, también se constata un florecimiento de
estudios serios en torno a este tema.

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