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Elementos básicos de La Historia del Derecho:

Periodificaciones:

Metodología

Metodo Cronico

Metodo Monograico o temático

Importancia de la Historia de derecho:

Conocimiento del sistema jurídico actual:

Científica

Práctica

HISTORIA DEL DERECHO PERUANO


Sin historia no hay patria. La Nación requiere de la patria y la historia para forjar un Estado sólido
con amor y desprendimiento de sus ciudadanos.

El derecho establece los principios y las normas jurídicas fundamentales para que el Estado-
Nación ofrezca seguridad, bienestar, desarrollo y justicia al pueblo en general. De ahí que el
derecho es cambiante, pero dentro de un marco de estabilidad y seguridad jurídicas, respetando
los derechos adquiridos, máxime los humanos, en los campos civil, político, económico, social y
cultural.

En este contexto, todos los pueblos han generado su propio derecho, desde incipiente hasta
perfeccionado y sistematizado. Es el caso de las civilizaciones y culturas tanto primitivas como
desarrolladas. Desde la monarquía hasta la democracia y desde el liberalismo hasta el socialismo.

En efecto, el derecho romano fue la más alta expresión jurídica de la antigüedad occidental;
mientras que en el siglo XVI, los pueblos americanos sólo habían logrado un derecho incipiente o
primitivo, mejor aún, un prederecho. En éste, las normas consuetudinarias se encontraban
mezcladas con costumbres de carácter moral, de organización política, económica y social. Fue,
por ejemplo, el caso de los incas con los mores, al decir del ilustre jurista, historiador y maestro
Juan Vicente Ugarte del Pino.

En este orden de ideas y para su mejor estudio, la historia del derecho peruano ha sido dividida en:
1) Derecho primitivo; 2) Derecho indiano y 3) Derecho republicano.

El primero,muy lejos de lo que concibió en 1937, el más grande historiador de la República y


abogado, Jorge Basadre Grohmann, en su juventud, cargada de etnocentrismo e historicismo
jurídicos, según Ugarte. El segundo, como la imposición del derecho de Castilla más la suma de
costumbres incásicas que beneficiaban al conquistador español, tal como lo señala el jurista e
historiador Jorge Basadre Ayulo, hijo de Basadre Grohmann. El tercero, producto de nuestra
independencia y lucha constitucional por tener una patria mejor, con órdenes de carácter jurídico,
público e interno, materializados en constituciones, códigos y leyes que aún no hemos aprendido a
respetar.

La historia del derecho peruano, en sus períodos indiano y republicano, puede enfocar temas
concretos, específicos. No necesariamente tiene que ser de carácter general, total. En otras
palabras, podrá tratar las especialidades del derecho: constitucional, penal, civil, comercial, laboral,
internacional público, etc. Asimismo, puede desarrollar temas jurídicos relacionados con la vida
política, económica, social y cultural de la nación. Para ello, analizará, interpretará y evaluará
resultados integrales de determinadas instituciones jurídicas o la existencia de ellas. Esto, sin
duda, no es posible en el derecho primitivo, habida cuenta que en él no existe aún una clara
diferenciación entre moral y derecho penal, entre éste y el derecho civil, etc.

Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, en la historia del derecho peruano primitivo, conjugando
conocimientos de doctrina jurídica y los últimos aportes de la historiografía inca, sí se puede y se
debe cuestionar determinados temas, como, por ejemplo: ¿Hubo o no derecho en el Estado inca?,
y si lo hubo, ¿podemos dividirlo en derecho público y derecho privado?, ¿en derecho penal y
derecho civil?, etc.

Obviamente, la situación es diferente tanto en el derecho indiano como en el derecho republicano.


En ellos, por ejemplo, los temas, respectivamente, podrían ser: ¿Las capitulaciones fueron
contratos?; ¿Cómo y por qué los reyes católicos restringieron el ejercicio abogadil en las colonias
por decretos de 1516 y 1528?; ¿Es el cabildo hispano el antecedente de la municipalidad?; ¿Con
el derecho de transición se inicia el derecho republicano?; ¿Qué produjo el febril constitucionalismo
en los inicios de la República?; ¿Cuáles fueron las consecuencias de la influencia liberal en el
derecho peruano del siglo XIX?; ¿Por qué recepcionamos –o, mejor dicho, copiamos– códigos y no
producimos nuestro derecho nacional?, etc.

EL DERECHO PRIMITIVO

En verdad, no podemos afirmar que en el Estado inca hubo derecho, propiamente dicho. El
Tahuantinsuyo estaba en proceso de extensión, consolidación y perfeccionamiento cuando recibió
el choque de la conquista e imposición de la civilización occidental. Los quechuas aparecieron más
o menos a fines del siglo XIII y fueron dominados en 1532. De un lado, sus normas de
organización política, económica y social estaban mezcladas con costumbres morales y religiosas;
y, de otro lado, ellas no fueron impuestas a rajatabla –como antes se creía-, porque la expansión
incaica no fue producto exclusivo de la conquista, sino, principalmente, de negociaciones basadas
en la reciprocidad, redistribución de excedentes, enseñanza del cultivo bajo el sistema de la
producción vertical, uso racional de los ecosistemas o microclimas.Y, por último, en base a la
reciprocidad, respetaron o incorporaron determinadas costumbres de las etnias anexadas o
aliadas, siempre y cuando no dificultaran la integración del incario, la misma que aún no habían
logrado.
Sin perjuicio de lo anteriormente anotado, podemos afirmar, con propiedad, que el Estado inca
recién estaba generando sus propias normas jurídicas, las mismas que constituían un prederecho.
El fundamento de éste era, justamente, las bases normativas de su expansión, desarrollo y
consolidación. Fundamentos creados por los arquetipos jurídicos: Manco Cápac y Pachacútec, con
formas de trabajo como el ayni, la mita y la minka, la posesión y propiedad discontinua de la tierra,
la autarquía de los ayllus, autoridad y responsabilidad del kuraka, los mores y tabúes como
normativa penal, el servinakuy, etc., todos ellos como mecanismos de control social, pero de
ninguna manera como derecho. En consecuencia, los incas estaban en camino de tener su
derecho, como lo habían logrado, primero, los mesopotámicos y, después, los romanos. Esto, en
virtud de que los pueblos generan su propio derecho.

De ahí que la sustentación de la hipótesis del prederecho incaico o derecho primitivo peruano,
tiene que hacerse con los resultados de las últimas investigaciones etnohistóricas sobre el Estado
inca y los aportes de las visitas o informes administrativos y documentos judiciales. De ninguna
manera, con la repetición clásica de lo escrito por la mayoría de los cronistas de los siglos XVI y
XVII, fuente fundamental de quienes se aventuraron a afirmar la existencia de un derecho inca al
estilo occidental.

Respecto a lo primero, son los aportes de John Víctor Murra, Giorgio Alberti, Enrique Mayer,
Natham Wachtel,María Rostworowski de Diez Canseco y Franklin Pease García-Yrigoyen, entre
otros. En cuanto a lo segundo, no hay duda alguna que los cronistas, tanto españoles como
mestizos, distorsionaron los hechos por varias razones. Por ejemplo, en función a su interés y,
principalmente, los de origen español, quienes, además, captaron mal a sus narradores por
desconocimiento tanto del lenguaje como de las costumbres, las cuales fueron entendidas como
semejantes, iguales o superiores a su realidad occidental (Rostworowski, Heraclio Bonilla, etc).

La afirmación de la existencia del derecho incaico la tomó de los cronistas el primer profesor de
Historia del derecho peruano Román Alzamora, quien escribió un texto de cátedra sobre el
particular (1876). Esos apuntes más alguna literatura más histórica que jurídica fue sistematizada
por Jorge Basadre Grohmann, en 1937, en su libro Historia del Derecho Peruano. Para entonces,
sólo se conocía la historia romántica y occidentalizada del Imperio de los Incas. Ella fue escrita a
partir de las crónicas, como la de Pedro Pizarro, Sarmiento de Gamboa, Bernabé Cobo, y,
principalmente, la del Inca Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala, entre otros. Y, más
aún, constituyeron la fuente fundamental de Basadre y otros historiadores del derecho peruano que
siguieron su escuela.Además, dicho sea de paso, la Historia del Derecho Peruano fue escrita con
un marcado espíritu historicista y etnocentrista jurídicos, imperantes en la época y, especialmente,
adoptados por Basadre durante su estancia en Alemania, donde triunfante crecía como la espuma
el pangermanismo nazi, producto de esas corrientes.

Sin duda, el no contar con la nueva información que hoy se dispone sobre la historia incaica, fue
una limitación sustancial y obliga a modificar todo lo escrito.Así lo reconoció el propio gran
historiador de la República. En efecto, esta aclaración la hace Basadre en el extenso capítulo
“Algunas reconsideraciones cuarentisiete años después”, que le agrega a la segunda edición de su
importante libro Perú: problema y posibilidad (Lima, 1978), habida cuenta que la primera edición,
de esta vigente obra, data de 1931.

Ahí, Basadre Grohmann apunta: “Asistimos hoy a una verdadera revolución en toda la historia
andina mediante el desarrollo del interés por asuntos…”. También hace referencia a las visitas o
informes administrativos de las autoridades coloniales: “En aquellos documentos hablan los indios
de abajo y no los parientes de los Incas o los curacas, tal como ocurre en las crónicas. John Murra
ha podido afirmar, con fundamento, que en el examen del mundo andino se puede ahora “ir más
allá de las crónicas hacia (su) comprensión desde un punto de vista andino también”. Y concluye
recalcando que lo que se sabía ayer acerca del mundo andino, hoy resulta completamente
obsoleto, en virtud a los nuevos descubrimientos y estudios de la historiografía.

En honor a la verdad histórica y jurídica, merecen una mención especial los cronistas españoles
llamados legistas o juristas por el historiador inglés Markhan que difundió su ilustre colega nacional
Raúl Porras Barrenechea. Ellos fueron los licenciados en derecho Juan Polo de Ondegardo,
Hernando de Santillán y Juan de Matienzo. Nosotros agregamos al abogado Francisco Falcón,
quien –aunque no fue cronista–, realizó una obra jurídica de suma importancia en defensa de los
indígenas. Estos escritores constituyen la bisagra fundamental para entender la existencia de un
prederecho aborigen que, en mínima parte se agregará al derecho de Castilla, impuesto por el
conquistador español, y cuyo producto dará lugar al derecho indiano.

Empero, ¿quién fue el primero que cuestionó la existencia del derecho incaico trabajado por
Basadre? Fue su discípulo y sucesor en la cátedra de Historia del Derecho Peruano en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos: Juan Vicente Ugarte del Pino. Éste, en la década de
los años setenta, a la luz de los nuevos aportes historiográficos antes señalados, afirmó: “Tampoco
sería serio ni científico, presuponer como existente un Derecho Inca o incaico, tipificándolo desde
un “etnocentrismo” viciado; vicio que proviene desde las mismas fuentes consultadas, en su
mayoría las Crónicas de la Conquista y en especial las obras de los escritores del siglo XVII como
Garcilaso y Huamán Poma, con el añadido de que todas las lagunas existentes han sido rellenadas
a base de hipótesis, lo cual es peligroso cuando se trata de estudiar las constantes jurídicas y la
línea de evolución de un pueblo”.

En este marco, nosotros escribimos nuestro primer tomo de la Historia del Derecho Peruano
referido al derecho primitivo y concluimos en la existencia de un prederecho incaico (Lima, 1988).
La obra fue prologada por el propio Ugarte del Pino, ex decano de la Facultad de Derecho de la
UNMSM y del Ilustre Colegio de Abogados de Lima, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia
de la República y, a la sazón, presidente de la Asociación Peruana de Historia del Derecho y de las
Instituciones, entidad a la que pertenecemos.

El abogado Javier Vargas Vargas, otro discípulo sanmarquino y también sucesor en la mencionada
cátedra de Basadre, escribió Historia del Derecho Peruano. Parte General y Derecho Incaico
(Lima, 1993), sin tener en cuenta las propias observaciones de su maestro, ni las de Ugarte y
tampoco nuestro referido libro. Sendas obras originaron el sesudo artículo del joven historiador y
abogado Renzo Honores Gonzales, bajo el título de Derecho Prehispánico. Aproximaciones
recientes (Revista Crónicas de Historia del Derecho, N° I, Lima, 1994, pp.73-78, del Instituto
Peruano de Historia del Derecho). En él, Honores afirma: “Vargas cita a autores clásicos en temas
andinos (Louis Baudin, Heinrich Cunow, Hermann Trimborn) cuyos aportes han sido hoy
sustancialmente superados… No se aprecia en el trabajo de Vargas los aportes de la historiografía
moderna”. En suma, Vargas repitió en 1993 lo que su maestro Basadre había escrito en 1937.

Algunos historiadores del derecho peruano llaman a este prederecho derecho prehispánico, para
referirse al sistema jurídico aborigen anterior a la conquista española. Esta denominación fue
cuestionada por el jurista, filósofo e historiador Fernando de Trazegnies Granda, quien cuestionó la
existencia del derecho prehispánico. Tituló a su artículo con la interrogante ¿Hay un Derecho
prehispánico? Concluyó afirmando que “el derecho es un producto específico de una determinada
historia: la historia del mundo occidental”. Y agregó que más académico y científico, sería no
hablar de derecho, sino de “formas de regulación social diferentes del Derecho, pero
extraordinariamente efectivas” (Revista Ius et Veritas, Año III, N° 4, Lima, pp. 44-48). Sea dicho de
paso, De Trazegnies es fundador del Instituto Peruano de Historia del Derecho, entidad diferente a
la creada por Ugarte del Pino.

Frente a esta afirmación, el no menos ilustre historiador y jurista Jorge Basadre Ayulo le contestó
que:“De ser así, entonces, no se habría registrado en la historia de la humanidad el derecho
gestado en el mundo no occidental, como es el caso, por ejemplo, del pueblo mesopotámico con
su código de Hammurabi”.

EL DERECHO INDIANO

El derecho indiano o de Indias tomó esta denominación como consecuencia de la creencia original
de que Cristóbal Colón había llegado a las Indias Occidentales. No hubo idea alguna de que había
descubierto un nuevo continente como se comprobaría más tarde, otorgándosele el nombre de
América. En consecuencia, el homenaje se le rindió al cartógrafo italiano Américo Vespucio,
mientras que Colón sufrió las injusticias del rey católico Fernando VII, quien fue demandado por el
hijo del almirante a la muerte de su padre en 1506. Después de muchos años de litigio, el nieto –
Luis Colón–, ganó el proceso arbitral en 1536 y le fueron restituidos todos los derechos otorgados
en el “contrato” conocido como la Capitulación de Santa Fe de 1492.

¿Qué es el derecho indiano? Es la suma del derecho castellano (derecho del pueblo conquistador)
con las instituciones y costumbres indígenas que no se opusieran o estuvieran en contradicción
con la religión cristiano-católica, contra las costumbres castellanas y, máxime, contra el sistema
jurídico peninsular. Esta conjunción gestó un nuevo derecho que fue bautizado con el nombre de
Derecho Indiano.

En efecto, por ejemplo, la mita –sistema económico y social de trabajo del Tahuantinsuyu– fue
inmediatamente absorbido por los conquistadores porque además de lo apuntado convenía
sobremanera al pujante Imperio Español. Contrariamente, se prohibió y castigó el servinacuy por
contravenir a la moral y a las costumbres occidentales y, principalmente, a la religión cristiana que
había instituido el matrimonio formal como la única vía digna y ejemplar de la unión de un hombre y
una mujer. La relación extramatrimonial de prueba de los pueblos indígenas fue considerada
inmoral por los hispanos.

En verdad, podemos afirmar que en el crisol de la peruanidad se fundieron muchos elementos


hispanos con lo indígena para forjar nuestra identidad nacional. Por lo tanto, no sólo debemos
considerar que los castellanos nos otorgaron su idioma, religión y sangre, sino, además, su sistema
jurídico como pueblo conquistador. Bien sabemos que desde los romanos hasta muy avanzado el
siglo XIX, imperó la costumbre que el país conquistador o colonizador imponía con su Derecho. Así
lo hizo Colón en América a partir del 12 de octubre de 1492 y Francisco Pizarro en Perú desde
1532 hasta inicios del siglo XIX. En suma, tuvimos tres siglos de derecho indiano: 300 años de
legislación dictada desde la metrópoli.

El derecho indiano ha sido harto tratado por notables historiadores y juristas tanto nacionales como
extranjeros. En cuanto a los primeros, sin duda alguna, reviste especial importancia el trabajo de
Basadre. Su magistral obra Los fundamentos de la Historia del Derecho (Lima, 1967), según Lewis
Hanke “el derecho indiano lo trata en forma completa y equilibrada”. Este valioso aporte ha sido
ampliado, desarrollado y sistematizado por su heredero, Jorge Basadre Ayulo, quien también ha
escrito su Historia del Derecho Peruano, en tres tomos y que ya cuenta con varias ediciones.

De igual manera los maestros y juristas Víctor Manuel Maúrtua, quien escribió Antecedentes de la
Recopilación de Yndias (Madrid, 1906). Juan Vicente Ugarte del Pino, Guillermo Lohmann Villena,
Eduardo Rada Jordán, José Tamayo Herrera y los historiadores Rubén Vargas Ugarte y Héctor
López Martínez, entre otros.

Entre los extranjeros están Antonio Muro Orejón, Alfonso García Gallo, Niceto Alcalá Zamora y
Rafael Altamira; Víctor Tau Anzoátegui, Ricardo Levene y Ricardo Zorraquin Becú; Hanke Lewis y
Ernesto Shafer, entre otros.

EL DERECHO REPUBLICANO

La historia de este derecho va de la mano con los anales de la República. Esto es, desde las
primeras normas dictadas por el general José de San Martín Matorras, lo que constituye el derecho
intermedio o de transición en la ruptura entre la colonia y la independencia, al decir del abogado
René Ortiz Caballero. Asimismo, la primera Constitución de 1823 y las que siguieron hasta la
vigente de 1993. También es la labor codificadora y los diversos códigos aprobados, así como las
leyes y otras normas que, en conjunto, constituyen el ordenamiento jurídico de la nación, tanto el
derogado como el vigente.
Esta normativa ha implantado, modificado y cambiado sistemas e instituciones jurídicas, que han
tenido especial y fundamental relevancia en los actores políticos, económicos y sociales de la
república. Obviamente, no se trata de hacer un catálogo o relación cronológica del ordenamiento
jurídico a partir de la independencia.

La historia del derecho peruano republicano debe precisar, en lo general, la historia, desarrollo y
desempeño de las instituciones jurídicas, producto de la democracia y del sistema republicano.Así
como también sus problemas, causas y consecuencias en la búsqueda y administración de la
justicia y en la consecución del progreso y desarrollo nacionales. Es decir, una historia social del
derecho.

De ahí que podemos desarrollar temas concretos de ese tipo de historia –social del derecho– como
los tratados por De Trazegnies en su libro La idea de Derecho en el Perú republicano del siglo XIX
(1980), obra reimpresa en 1993. En ella, “nos propone justamente integrar esas tres disciplinas: la
Dogmática, la Filosofía y la Sociología del derecho, a fin de reparar las insuficiencias de cada una
de ellas. Esa es su propuesta metodológica central para abordar la historia del Derecho”. En este
orden de ideas, los temas podrían ser, entre otros: ¿El Congreso es realmente representante y la
última palabra de la soberanía popular?; el avance y retroceso en la eliminación del tributo
indígena; ¿A quiénes benefició la inmigración china?; las consecuencias de la abolición de la
esclavitud; causas y resultados del Contrato Dreyfus; los contratos sobre el salitre; regulación de la
propiedad; ¿Es el matrimonio un contrato?; imposición del matrimonio civil y del divorcio, etc.

Para conocer la historia del derecho republicano es fundamental la obra del inigualable historiador
de la República Jorge Basadre Grohmann. Es una historia totalizadora, completa, donde lo jurídico
está trabajado con precisión académica y científica, dado, también, su condición de destacado
abogado. Sin duda, es la mejor y más acabada historia de la República que hasta hoy se ha
escrito, razón por la cual registra muchas ediciones.

En consecuencia, la historia del derecho republicano obligadamente tiene que contener una
sucinta historia de las constituciones de la república. Tema extraordinariamente trabajado por el
maestro y jurista Ugarte del Pino, cuya obra Historia de las Constituciones del Perú nes del Perú,
se ha convertido en un clásico en la bibliografía constitucional. Así también, tenemos diferentes
obras de esta misma naturaleza escritas, en diversas épocas, por conspicuos hombres de derecho,
como Domingo García Belaunde, José Pareja Paz Soldán, Manuel Vicente Villarán y Toribio
Pacheco y Rivero, entre otros. De ahí la necesidad de analizar e interpretar las diversas cartas
políticas que registra nuestra historia constitucional. Ellas son las correspondientes a los años: 1)
1823; 2) 1826 o Vitalicia; 3) 1828; 4) 1834; 5) 1839 o de Huancayo; 6) 1856; 7) 1860; 8) 1867; 9)
1920; 10) 1933; 11) 1979, y 12) 1993.

Será muy conveniente revisar la Constitución de 1837 o Pacto de Tacna, que dio origen formal a la
Confederación Perú-boliviana. Sobre esta ley fundamental, debemos preguntarnos: ¿fue ésta,
también, una Carta política peruana? Desde Villarán hasta García Belaunde, pensamos que no,
empero el profesor de derecho constitucional de la PUCP –hoy vicerrector académico–, Marcial
Rubio Correa, sostiene lo contrario y la numera como la quinta Constitución peruana.

Como puede apreciarse, el tema constitucional ha sido harto trabajado. Así, por ejemplo, el jurista
y periodista arequipeño Pacheco y Rivero, publicó en 1854, Cuestiones Constitucionales
(Arequipa, Imprenta de Francisco Ibáñez y Herm), que al decir de Basadre, , es la primera historia
constitucional del Perú. Así también el abogado, historiador y destacado periodista Manuel
Atanasio Fuentes escribió Derecho Constitucional Universal e Historia del Derecho Público
Peruano, en 1874, (2 tomos). En 1920 aparecen Las Constituciones de 1860 y 1920 concordadas
para uso de los estudiantes de Derecho del jurista Manuel Vicente Villarán.

Del tema constitucional tenemos que pasar al tema de la codificación nacional en la historia del
derecho republicano, porque es la época de los códigos y es una de las características de este
período, como la recopilación lo fue del derecho indiano. En efecto, la inquietud codificadora tanto
sustantiva como adjetiva comienza en Perú con la labor del contradictorio jurista Manuel Lorenzo
de Vidaurre y Encalada, cuyos extensos códigos penal, civil, de procediemientos y eclesiástico, no
tuvieron un final feliz. Primero, por el rechazo de los peruanos al Libertador Bolívar en 1826, y,
segundo, porque los generales Agustín Gamarra Messia y Andrés de Santa Cruz Calaumana
pospusieron su valioso o cuestionado y hasta folclórico aporte, según opiniones favorables o
adversas a quien fue el primer presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República, creada
por Bolívar.

La Confederación Perú-boliviana propició para que Santa Cruz impusiera los códigos bolivianos
dentro de su política y administración integracionista (1836-39). Ésta fue, entonces, una concesión
forzosa y no una recepción voluntaria.

En concreto, la codificación peruana recién se inicia después de la mitad del siglo XIX y comenzó a
consolidar la legislación intermedia producida en la ruptura entre la colonia y la independencia,
breve período que produjo el mestizaje jurídico según Basadre y que Ortiz llama derecho de
transición. Así registramos los diversos códigos en las diferentes especialidades del derecho.

Empero, ¿qué influencia tuvo el Código Francés o de Napoleón de 1804? Para unos, bastante,
como el ilustre jurista José Antonio Barrenechea. Para otros, muy poca o relativa, y, más bien,
subrayaron producción jurídica nacional en nuestro primer Código Civil de 1852. Lo cierto es que el
brillante joven abogado e historiador Carlos Augusto Ramos Núñez hace precisiones muy
interesantes sobre la recepción de este Código, que fue paradigma de la codificación desde inicios
del siglo XIX hasta iniciado el XX, en su sugestiva obra El Código napoleónico y su recepción en
América latina (PUCP, 1997). Dicho sea de paso, Ramos también tiene una excelente biografía
jurídica de: Toribio Pacheco, jurista peruano del siglo XIX (1993), egregio hombre de derecho
nacido en Arequipa, igual que el autor.

Nuestra historia jurídica republicana registra muchos corpus legis. Entre otros, los códigos civiles
de 1852, 1936 y 1984. Los procesales civiles de 1852, 1912 y 1993. Los códigos penales de 1863,
1924 y 1991. Los procesales penales de 1863, 1920, 1940, 1991 y 2004.Así también tenemos el
de Ejecución Penal de 1991, los códigos de comercio (por ejemplo, los de 1853 y 1902), Tributario,
del Niño y Adolescente hasta el último promulgado en el país bajo la denominación de Procesal
Constitucional de 2004.

Los diversos códigos han creado y recreado instituciones jurídicas y anulado otras, y, obviamente,
han motivado oportunos y sesudos comentarios a favor y en contra tanto de las instituciones como
de los autores y gestores de las mismas. En este contexto, la historia del derecho peruano
republicano debe registrar a los más conspicuos juristas de las diferentes ramas del derecho.
Algunos de ellos los venimos tratando en la sección Abogados de ayer y hoy, de este suplemento
de análisis legal: Jurídica.

La Historia del Derecho Civil Peruano siglos XIX y XX, es tratada, in extenso, por Ramos, en una
voluminosa como ambiciosa obra. A la fecha ya ha publicado cinco tomos y está en camino de
aparecer el sexto. Sin duda, es una obra de gran aliento y, por lo tanto, merece nuestro mayor
reconocimiento y apoyo.

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