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Fundamentos de Física

Autor: Daniel Palacios Rodríguez


Fecha: 23/09/2019

El estudio de la física moderna comienza entre a finales del siglo XIX y a principios del
siglo XX. Aunque se han realizado experimentos de física moderna con anterioridad, se
considera como punto de inicio de la física moderna el año 1900, cuando el alemán Max
Planck propone la idea del “cuanto” de energía. Planck propuso la idea de que la energía se
dividía en unidades indivisibles, y que ésta no era continúa como decía la física clásica; es
decir, que todos los niveles de energía posibles son múltiplos de un nivel de energía
mínimo llamado cuánto. Por ello nace esta nueva rama de la física, que estudia las
manifestaciones que se producen en los átomos, los comportamientos de estas partículas
que forman la materia y las fuerzas que las rigen. Se conoce, generalmente, por estudiar los
fenómenos que se producen a la velocidad de la luz o valores cercanos a ella, o cuyas
escalas espaciales son del orden del tamaño del átomo o inferiores.
Los temas anteriormente tratados de la física clásica no servían para resolver los problemas
presentados, ya que estos se basan en certezas y la física moderna en probabilidades, lo que
provocó dificultades para adaptarse a las nuevas ideas.
Uno de los enfoques de la física actual es comprender la relación entre las fuerzas que rigen
la naturaleza, la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear
débil. Comprender y lograr una teoría de unificación, para así poder entender el universo y
sus partículas.
La física moderna se suele dividir en dos ramas principales, la mecánica cuántica, útil para
abordar temas como la física nuclear, atómica o molecular, y la teoría de la relatividad, útil
para abordar temas como la cosmología.

Teoría clásica
La física clásica es suficientemente adecuada para solventar la mayor parte de problemas
técnicos humanos, así como para explicar la estructura general del sistema solar y el
universo. Sin embargo, ofrece respuestas parciales e insatisfactorias a ciertos problemas
cosmológicos.
Se denomina física clásica a la física basada en los principios previos a la aparición de la
mecánica cuántica. Incluye el estudio de la mecánica, la termodinámica, el
electromagnetismo, la óptica, la acústica, la dinámica de fluidos, entre otras. La física
clásica se considera determinista (aunque no necesariamente computable o
computacionalmente predecible), en el sentido de que el estado de un sistema cerrado en el
futuro depende exclusivamente del estado del sistema en el momento actual.

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Algunas veces, se reserva la frase nominal "física clásica" para la física pre relativista. Sin
embargo, desde el punto de vista teórico la teoría de la relatividad introduce supuestos
menos radicales que los que subyacen en la teoría cuántica. Por esa razón resulta
conveniente desde un punto de vista metodológico considerar en conjunto las teorías físicas
no-cuánticas.

Mecánica cuántica
La mecánica cuántica es la rama de la física que estudia la naturaleza a escalas espaciales
pequeñas, los sistemas atómicos y subatómicos y sus interacciones con la radiación
electromagnética, en términos de cantidades observables. Se basa en la observación de que
todas las formas de energía se liberan en unidades discretas o paquetes llamados cuantos.
Sorprendentemente, la teoría cuántica solo permite normalmente cálculos probabilísticos o
estadísticos de las características observadas de las partículas elementales, entendidos en
términos de funciones de onda.

Termodinámica
Se identifica con el nombre de termodinámica a la rama de la física que hace foco en el
estudio de los vínculos existentes entre el calor y las demás variedades de energía. Analiza,
por lo tanto, los efectos que poseen a nivel macroscópico las modificaciones de
temperatura, presión, densidad, masa y volumen en cada sistema.
La base de la termodinámica es todo aquello que tiene relación con el paso de la energía, un
fenómeno capaz de provocar movimiento en diversos cuerpos. La primera ley de la
termodinámica, que se conoce como el principio de conservación de la energía, señala que,
si un sistema hace un intercambio de calor con otro, su propia energía interna se
transformará. El calor, en este sentido, constituye la energía que un sistema tiene que
permutar si necesita compensar los contrastes surgidos al comparar el esfuerzo y la energía
interior.
La segunda ley de la termodinámica supone distintas restricciones para las transferencias de
energía que, en hipótesis, podrían llevarse a cabo si se tiene en cuenta la primera ley. El
segundo principio sirve como regulador de la dirección en la que se llevan a cabo los
procesos termodinámicos e impone la imposibilidad de que se desarrollen en sentido
opuesto. Cabe destacar que esta segunda ley se respalda en la entropía, una magnitud física
encargada de medir la cantidad energía inservible para generar trabajo.
La tercera ley contemplada por la termodinámica, por último, destaca que no es posible
lograr una marca térmica que llegue al cero absoluto a través de una cantidad finita de
procedimientos físicos.

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Electromagnetismo
El electromagnetismo es la rama de la física que estudia y unifica los fenómenos eléctricos
y magnéticos en una sola teoría. El electromagnetismo describe la interacción de partículas
cargadas con campos eléctricos y magnéticos. La interacción electromagnética es una de las
cuatro fuerzas fundamentales del universo conocido.
El electromagnetismo abarca diversos fenómenos del mundo real como por ejemplo la luz.
La luz es un campo electromagnético oscilante que se irradia desde partículas cargadas
aceleradas. Aparte de la gravedad, la mayoría de las fuerzas en la experiencia cotidiana son
consecuencia de electromagnetismo.
Los principios del electromagnetismo encuentran aplicaciones en diversas disciplinas
afines, tales como las microondas, antenas, máquinas eléctricas, comunicaciones por
satélite, bioelectromagnetismo, plasmas, investigación nuclear, la fibra óptica, la
interferencia y la compatibilidad electromagnéticas, la conversión de energía
electromecánica, la meteorología por radar, y la observación remota. Los dispositivos
electromagnéticos incluyen transformadores, relés, radio/TV, teléfonos, motores eléctricos,
líneas de transmisión, guías de onda, fibras ópticas y láseres.
Óptica
La óptica es la rama de la física que involucra el estudio del comportamiento y las
propiedades de la luz, incluidas sus interacciones con la materia, así como la construcción
de instrumentos que se sirven de ella o la detectan. La óptica generalmente describe el
comportamiento de la luz visible, de la radiación ultravioleta y de la radiación infrarroja. Al
ser una radiación electromagnética, otras formas de radiación del mismo tipo como los
rayos X, las microondas y las ondas de radio muestran propiedades similares.
La mayoría de los fenómenos ópticos pueden explicarse utilizando la descripción
electrodinámica clásica de la luz. Sin embargo, la óptica práctica generalmente utiliza
modelos simplificados. El más común de estos modelos, la óptica geométrica, trata la luz
como una colección de rayos que viajan en línea recta y se desvían cuando atraviesan o se
reflejan en las superficies. La óptica física es un modelo de la luz más completo, que
incluye efectos ondulatorios como la difracción y la interferencia, que no se pueden abordar
mediante la óptica geométrica.
Algunos fenómenos dependen del hecho de que la luz muestra indistintamente propiedades
como onda y partícula. La explicación de estos efectos requiere acudir a la mecánica
cuántica. Al considerar las propiedades de la luz similares a las de las partículas, se puede
modelar como un conjunto de fotones individuales. La óptica cuántica se ocupa de la
aplicación de la mecánica cuántica a los sistemas ópticos.

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La óptica como ciencia es un campo muy relevante, y es estudiada en muchas disciplinas
con las que está íntimamente relacionada, como la astronomía, varios campos de la
ingeniería, la fotografía y la medicina (particularmente la oftalmología y la optometría). Las
aplicaciones prácticas de la óptica se encuentran en una gran variedad de tecnologías,
incluidos espejos, lentes, telescopios, microscopios, equipos láser y sistemas de fibra
óptica.
Acústica
La acústica es una rama de la física interdisciplinaria que estudia el sonido, infrasonido y
ultrasonido, es decir ondas mecánicas que se propagan a través de la materia (tanto sólida
como líquida o gaseosa) (no pueden propagarse en el vacío) por medio de modelos físicos y
matemáticos. A efectos prácticos, la acústica estudia la producción, transmisión,
almacenamiento, percepción o reproducción del sonido. La ingeniería acústica es la rama
de la ingeniería que trata de las aplicaciones tecnológicas de la acústica.
La acústica considera el sonido como una vibración que se propaga generalmente en el aire
a una velocidad de 343 m/s (aproximadamente 1 km cada 3 segundos), o 1235 km/h en
condiciones normales de presión y temperatura (1 atm y 20 °C).
Dinámica de Fluidos
La dinámica de fluidos estudia los fluidos en movimiento y es una de las ramas más
complejas de la mecánica.
Aunque cada gota de fluido cumple con las leyes del movimiento de Newton las ecuaciones
que describen el movimiento del fluido pueden ser extremadamente complejas. En muchos
casos prácticos, sin embargo el comportamiento del fluido se puede representar por
modelos ideales sencillos que permiten un análisis detallado.

La Teoría de la Relatividad
La teoría de la relatividad de Albert Einstein es famosa por su predicción de fenómenos
bastante extraños pero reales, como el envejecimiento más lento de los astronautas respecto
a las personas que vivimos en la Tierra y el cambio en la forma de los objetos a altas
velocidades.
La verdad es que si tienes una copia del artículo original de Einstein de 1905 sobre la
relatividad, es de lectura fácil. El texto es sencillo y claro y sus ecuaciones son, en su
mayoría, álgebra: nada que presente un problema para un estudiante de instituto.
Eso se debe a que el objetivo de Einstein nunca fue elaborar una estrafalaria teoría
matemática. Le gustaba pensar de forma visual, creando experimentos en su mente e
intentando solucionarlos en su cabeza hasta poder ver las ideas y los principios físicos con
una claridad cristalina.

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1895: Persiguiendo un rayo de luz
Para entonces, el desprecio mal disimulado de Einstein por los métodos educativos rígidos
y autoritarios de su Alemania natal ya le había supuesto la expulsión del equivalente actual
de instituto, por ello se mudó a Zúrich con la esperanza de asistir a la Escuela Politécnica
Federal (ETH).Sin embargo, Einstein decidió que primero asistiría durante un año a una
escuela en Aarau, una ciudad cercana, para prepararse. La institución hacía hincapié en
métodos vanguardistas como el pensamiento independiente y la visualización de conceptos.
En ese entorno feliz, pronto empezó a preguntarse cómo sería correr junto a un rayo de luz.
Einstein ya había aprendido en la clase de física qué era un rayo de luz: una serie de
campos eléctricos y magnéticos oscilantes que se mueven a 299.792 metros por segundo, la
medida de la velocidad de la luz. Si corriera junto a un rayo de luz a esa velocidad,
razonaba Einstein, podría ser capaz de observar una serie de campos magnéticos y
eléctricos oscilantes justo a su lado, que en el espacio serían aparentemente estáticos.
Pero eso era imposible. Para empezar, dichos campos estáticos violarían las ecuaciones de
Maxwell, las leyes matemáticas que codificaban todo aquello que conocían los físicos del
momento sobre la electricidad, el magnetismo y la luz. Las leyes eran (y son) bastante
estrictas: cualquier onda en los campos tiene que moverse a la velocidad de la luz y no
puede permanecer estática, sin excepciones.
Y lo que es peor: los campos estáticos no encajarían con el principio de relatividad, una
noción que los físicos han asumido desde los tiempos de Galileo y la era de Newton en el
siglo XVII. Básicamente, la relatividad afirmaba que las leyes de la física no podían
depender de la velocidad a la que te movieras; todo lo que podías medir era la velocidad de
un objeto en relación a otro.
Pero cuando Einstein aplicó este principio en su experimento mental, originó una
contradicción: la relatividad dictaba que cualquier cosa que pudiera ver mientras corriese
junto a un rayo de luz, incluyendo los campos estáticos, también debería ser algo que los
físicos de la Tierra pudiesen crear en el laboratorio. Pero nunca se había observado algo así.
Einstein dio vueltas a este problema durante otros 10 años, durante sus años de
universitario en la ETH y tras mudarse a Berna, capital de Suiza, donde se convirtió en
examinador en la oficina de patentes suiza. Allí fue donde consiguió resolver la paradoja de
una vez por todas.
1904: Medición de la luz desde un tren en movimiento
No fue tarea fácil. Einstein puso a prueba todas las soluciones en las que pudo pensar, pero
nada funcionaba. Empujado por la desesperación, empezó a pensar en una noción simple
pero radical. Las ecuaciones de Maxwell funcionan para todo, pensó, pero quizá la
velocidad de la luz siempre haya sido constante.

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En otras palabras, cuando ves pasar volando un rayo de luz, no importa si su fuente se
mueve hacia ti, se aleja de ti o se desplaza hacia un lado, ni tampoco importaría la rapidez a
la que se mueve dicha fuente. Siempre medirías la velocidad del rayo a 299.792 metros por
segundo. Entre otras cosas, eso significaba que Einstein jamás podría ver campos estáticos
oscilantes, porque nunca podría atrapar ese rayo de luz.
Esta era la única forma en la que Einstein podía reconciliar las ecuaciones de Maxwell con
el principio de relatividad. Aun así, en un principio parecía que su solución tenía un
gravísimo defecto. Einstein explicó posteriormente el problema mediante otro experimento
mental: imagina disparar un rayo de luz a lo largo de una vía férrea mientras un tren circula
en la misma dirección a unos 3.200 metros por segundo.
Alguien que esté junto a las vías mediría la velocidad del rayo de luz mediante el número
estándar: 299.792 metros por segundo. Si la velocidad de la luz no fuera constante, las
ecuaciones de Maxwell tendrían que funcionar de forma diferente dentro del vagón de tren
y se habría violado el principio de relatividad, concluyó Einstein.
Esta aparente contradicción dejó a Einstein devanándose los sesos durante casi un año. Más
adelante, en una hermosa mañana de mayo de 1905, se dirigía al trabajo con su mejor
amigo, Michele Besso, ingeniero al que conocía desde sus días como estudiante en Zúrich.
Ambos estaban debatiendo el dilema de Einstein, algo que hacían con frecuencia. Y de
repente, Einstein vio la solución. Trabajó toda la noche y cuando se volvieron a ver la
mañana siguiente, Einstein le dijo a Besso: «Gracias. He resuelto completamente el
problema».
Mayo de 1905: Un rayo alcanza un tren en movimiento
La revelación de Einstein consistía en que los observadores en movimiento relativo
experimentan el tiempo de forma diferente: es perfectamente posible que dos
acontecimientos tengan lugar de forma simultánea desde la perspectiva de un observador,
pero que ocurran en momentos diferentes desde la perspectiva del otro. Y ambos
observadores estarían en lo cierto.
Einstein ilustraría posteriormente este argumento mediante otro experimento mental.
Imagina que de nuevo tienes un observador que está junto a las vías mientras pasa el tren.
Pero este momento, un rayo alcanza el primer y último vagón justo cuando pasa frente a él
el vagón central del tren. Debido a que ambos impactos ocurren a la misma distancia del
observador, su luz llega al ojo al mismo tiempo. Así que este observador puede afirmar sin
equivocarse que ambos han sucedido de manera simultánea.
Mientras tanto, el otro observador está sentado en el punto medio exacto de este tren. Desde
su perspectiva, la luz de ambos impactos también tiene que viajar la misma distancia, y del
mismo modo medirá la velocidad de la luz como igual en ambas direcciones. Pero debido al
movimiento del tren, la luz que procede del rayo en el vagón de cola tiene que viajar más
distancia hasta el observador, alcanzándolo unos instantes más tarde respecto a la luz

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procedente del primer vagón. Debido a que los pulsos de luz han llegado en momentos
diferentes, dicho observador solo puede concluir que los impactos no han sido simultáneos
y que el impacto frontal sucedió primero.
En resumen, Einstein se dio cuenta de que lo que es relativo es la simultaneidad. Una vez
aceptas eso, todos los efectos extraños que asociamos a la relatividad son simplemente una
cuestión de álgebra.
Einstein redactó rápidamente sus ideas en un estado de euforia extrema y envió su artículo
para que fuera publicado pocas semanas después. Le otorgó un título (Sobre la
electrodinámica de cuerpos en movimiento) que reflejaba su lucha por reconciliar las
ecuaciones de Maxwell con el principio de la relatividad. Como conclusión incluyó un
agradecimiento a Besso («a quien agradezco por algunas sugerencias valiosas») lo que
garantizó a su amigo ser recordado por la posteridad.
Septiembre de 1905: Masa y energía
Sin embargo, este primer artículo no fue el último. Einstein siguió obsesionado con la
relatividad durante todo el verano de 1905 y en septiembre envió un segundo artículo como
una especie de idea adicional.
Estaba basado en otro experimento mental. Imagina un objeto en reposo, escribía. Ahora
imagina que espontáneamente emite dos pulsos de luz idénticos en direcciones opuestas.
Este objeto permanecerá quieto, pero debido a que cada pulso transporta cierta cantidad de
energía, el contenido de energía del propio objeto disminuirá.
Ahora bien, decía Einstein, ¿cómo vería este proceso un observador en movimiento? Desde
su perspectiva, el objeto simplemente seguiría moviéndose en línea recta mientras los dos
pulsos echan a volar. Pero aunque la velocidad de los pulsos sería la misma (la velocidad de
la luz) sus energías serían diferentes: el pulso que se mueve hacia delante, en la dirección
del movimiento, tendría una energía mayor que el que se mueve hacia detrás.
Mediante fórmulas algebraicas, Einstein demostró que para que todo esto fuera coherente,
el objeto no solo tiene que perder energía cuando emite estos pulsos de luz, sino que
también tendría que perder un poco de masa. O, en otras palabras, la masa y la energía son
intercambiables.
Einstein escribió una ecuación en la que relacionaba ambos conceptos. Empleando la
notación actual, que abrevia la velocidad de la luz mediante la letra c, creó la que
probablemente sea la ecuación más famosa de la historia: E = mc2.

La teoría cuántica
La teoría cuántica, es una teoría física basada en la utilización del concepto de unidad
cuántica para describir las propiedades dinámicas de las partículas subatómicas y las
interacciones entre la materia y la radiación. Las bases de la teoría fueron sentadas por el
físico alemán Max Planck, que en 1900 postuló que la materia sólo puede emitir o absorber
energía en pequeñas unidades discretas llamadas cuantos. Otra contribución fundamental al

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desarrollo de la teoría fue el principio de incertidumbre, formulado por el físico alemán
Werner Heisenberg en 1927, y que afirma que no es posible especificar con exactitud
simultáneamente la posición y el momento lineal de una partícula subatómica.
En los siglos XVIII y XIX, la mecánica newtoniana o clásica parecía proporcionar una
descripción totalmente precisa de los movimientos de los cuerpos, como por ejemplo el
movimiento planetario. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, ciertos
resultados experimentales introdujeron dudas sobre si la teoría newtoniana era completa.
Entre las nuevas observaciones figuraban las líneas que aparecen en los espectros
luminosos emitidos por gases calentados o sometidos a descargas eléctricas. Según el
modelo del átomo desarrollado a comienzos del siglo XX por el físico británico nacido en
Nueva Zelanda Ernest Rutherford, en el que los electrones cargados negativamente giran en
torno a un núcleo positivo, en órbitas dictadas por las leyes del movimiento de Newton, los
científicos esperaban que los electrones emitieran luz en una amplia gama de frecuencias, y
no en las estrechas bandas de frecuencia que forman las líneas de un espectro.
Otro enigma para los físicos era la coexistencia de dos teorías de la luz: la teoría
corpuscular, que explica la luz como una corriente de partículas, y la teoría ondulatoria, que
considera la luz como ondas electromagnéticas. Un tercer problema era la ausencia de una
base molecular para la termodinámica. En su libro Principios elementales en mecánica
estadística (1902), el físico estadounidense J. Willard Gibbs reconocía la imposibilidad de
elaborar una teoría de acción molecular que englobara los fenómenos de la termodinámica,
la radiación y la electricidad tal como se entendían entonces.
Introducción del cuanto de Planck
A principios del siglo XX, los físicos aún no reconocían claramente que éstas y otras
dificultades de la física estaban relacionadas entre sí. El primer avance que llevó a la
solución de aquellas dificultades fue la introducción por parte de Planck del concepto de
cuanto, como resultado de los estudios de la radiación del cuerpo negro realizados por los
físicos en los últimos años del siglo XIX (el término "cuerpo negro" se refiere a un cuerpo
o superficie ideal que absorbe toda la energía radiante sin reflejar ninguna). Un cuerpo a
temperatura alta —al rojo vivo— emite la mayor parte de su radiación en las zonas de baja
frecuencia (rojo e infrarrojo); un cuerpo a temperatura más alta —al rojo blanco— emite
proporcionalmente más radiación en frecuencias más altas (amarillo, verde o azul). Durante
la década de 1890, los físicos llevaron a cabo estudios cuantitativos detallados de esos
fenómenos y expresaron sus resultados en una serie de curvas o gráficas. La teoría clásica,
o precuántica, predecía un conjunto de curvas radicalmente diferentes de las observadas. Lo
que hizo Planck fue diseñar una fórmula matemática que describiera las curvas reales con
exactitud; después dedujo una hipótesis física que pudiera explicar la fórmula. Su hipótesis
fue que la energía sólo es radiada en cuantos cuya energía es h·n , donde n es la frecuencia
de la radiación y h es el ‘cuanto de acción’, ahora conocido como constante de Planck.

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La energía es discontinua y depende de la frecuencia de la radiación:

Aportaciones de Einstein: Efecto fotoeléctrico


Los siguientes avances importantes en la teoría cuántica se debieron a Albert Einstein, que
empleó el concepto del cuanto introducido por Planck para explicar determinadas
propiedades del efecto fotoeléctrico, un fenómeno experimental en el que una superficie
metálica emite electrones cuando incide sobre ella una radiación.
Según la teoría clásica, la energía de los electrones emitidos —medida por la tensión
eléctrica que generan— debería ser proporcional a la intensidad de la radiación. Sin
embargo, se comprobó que esta energía era independiente de la intensidad —que sólo
determinaba el número de electrones emitidos— y dependía exclusivamente de la
frecuencia de la radiación. Cuanto mayor es la frecuencia de la radiación incidente, mayor
es la energía de los electrones; por debajo de una determinada frecuencia crítica, no se
emiten electrones. Einstein explicó estos fenómenos suponiendo que un único cuanto de
energía radiante expulsa un único electrón del metal. La energía del cuanto es proporcional
a la frecuencia, por lo que la energía del electrón depende de la frecuencia.
Einstein aplica el principio de conservación de la energía al efecto fotoeléctrico:
Energía incidente= Energía de extracción + Energía cinética

Efecto Compton
El físico estadounidense Arthur Holly Compton (1892-1962) obtuve el Premio Nobel de
Física en 1927 por sus trabajos sobre los rayos X y la teoría corpuscular de la luz. El efecto
Compton se presenta cuando un rayo X sufre una colisión con un electrón. Comptom
descubrió este efecto al experimentar con rayos X, los cuales fueron dirigidos contra una de
las caras de un bloque de carbón. Al chocar los rayos X con el bloque se difundieron en
carias direcciones; a medida que el ángulo Beta de los rayos difundidos aumentaba
también se incrementaba su longitud de onda.

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La energía cinética (1/2 mv2) que el cuanto le comunica al electrón le representa una
pérdida en su energía original hf. Por tanto, el cuanto al ser difundido tendrá una menor
energía (hf), pues ha aumentado su longitud de onda y ha disminuido su frecuencia. Es
evidente que la energía original del cuanto de rayos X antes del impacto equivale a:
hf= hf´ + ½ mv2
Compton encontró que para calcular la longitud de onda de un cuanto después del impacto,
se requiere conocer el ángulo beta descrito y aplicar la siguiente ecuación:

El átomo de Bohr
En 1911, Rutherford estableció la existencia del núcleo atómico. A partir de los datos
experimentales de la dispersión de partículas alfa por núcleos de átomos de oro, supuso que
cada átomo está formado por un núcleo denso y con carga positiva, rodeado por electrones
cargados negativamente que giran en torno al núcleo como los planetas alrededor del Sol.
La teoría electromagnética clásica desarrollada por el físico británico James Clerk Maxwell
predecía inequívocamente que un electrón que girara en torno a un núcleo radiaría
continuamente energía electromagnética hasta perder toda su energía, y acabaría cayendo
en el núcleo. Por tanto, según la teoría clásica, el átomo descrito por Rutherford sería
inestable. Esta dificultad llevó al físico danés Niels Bohr a postular, en 1913, que la teoría
clásica no es válida en el interior del átomo y que los electrones se desplazan en órbitas
fijas, llamadas estacionarias, sin emitir energía. Cada cambio de órbita de un electrón
corresponde a la absorción o emisión de un cuanto de radiación.
La aplicación de la teoría de Bohr a átomos con más de un electrón resultó difícil. Las
ecuaciones matemáticas para el siguiente átomo más sencillo, el de helio, fueron resueltas
durante la segunda y tercera década del siglo XX, pero los resultados no concordaban
exactamente con los datos experimentales. Para átomos más complejos sólo pueden
obtenerse soluciones aproximadas de las ecuaciones, y se ajustan sólo parcialmente a las
observaciones.

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Mecánica ondulatoria: Dualidad onda corpúsculo
El físico francés Louis Víctor de Broglie sugirió en 1924 que, puesto que las ondas
electromagnéticas muestran algunas características corpusculares, las partículas también
deberían presentar en algunos casos propiedades ondulatorias (Dualidad onda-corpúsculo).
l=h/p=h/m·v
Esta predicción fue verificada experimentalmente pocos años después por los físicos
estadounidenses Clinton Davisson y Lester Halbert Germer y el físico británico George
Paget Thomson, quienes mostraron que un haz de electrones dispersado por un cristal da
lugar a una figura de difracción característica de una onda.
El concepto ondulatorio de las partículas llevó al físico austriaco Erwin Schrödinger a
desarrollar una ‘ecuación de onda’ para describir las propiedades ondulatorias de una
partícula y, más concretamente, el comportamiento ondulatorio del electrón en el átomo de
hidrógeno.
Aunque esta ecuación diferencial era continua y proporcionaba soluciones para todos los
puntos del espacio, las soluciones permitidas de la ecuación estaban restringidas por ciertas
condiciones expresadas por ecuaciones matemáticas llamadas funciones propias o eigen
funciones (del alemán eigen, ‘propio’). Así, la ecuación de onda de Schrödinger sólo tenía
determinadas soluciones discretas; estas soluciones eran expresiones matemáticas en las
que los números cuánticos aparecían como parámetros (los números cuánticos son números
enteros introducidos en la física de partículas para indicar las magnitudes de determinadas
cantidades características de las partículas o sistemas). La ecuación de Schrödinger se
resolvió para el átomo de hidrógeno y dio resultados que encajaban sustancialmente con la
teoría cuántica anterior. Además, tenía solución para el átomo de helio, que la teoría
anterior no había logrado explicar de forma adecuada, y también en este caso concordaba
con los datos experimentales. Las soluciones de la ecuación de Schrödinger también
indicaban que no podía haber dos electrones que tuvieran sus cuatro números cuánticos
iguales, esto es, que estuvieran en el mismo estado energético. Esta regla, que ya había sido
establecida empíricamente por Wolfgang Pauli en 1925, se conoce como principio de
exclusión de Pauli.

Mecánica de matrices
De forma simultánea con el desarrollo de la mecánica ondulatoria, Heisenberg desarrolló
un análisis matemático diferente conocido como mecánica de matrices. La teoría de
Heisenberg, elaborada en colaboración con los físicos alemanes Max Born y Ernst Pascual
Jordan, no empleaba una ecuación diferencial, sino una matriz infinita formada por infinitas
filas compuestas a su vez de un número infinito de cantidades (véase Teoría de Matrices y
Álgebra Lineal). La mecánica de matrices introdujo las matrices infinitas para representar
la posición y el momento lineal en el interior de un átomo. Existen otras matrices, una para
cada una de las restantes propiedades físicas observables asociadas con el movimiento de

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un electrón, como la energía o el momento angular. Estas matrices, igual que las ecuaciones
diferenciales de Schrödinger, podían resolverse; en otras palabras, podían manipularse para
predecir las frecuencias de las líneas del espectro del hidrógeno y otras cantidades
observables. Al igual que la mecánica ondulatoria, la mecánica de matrices coincidía con la
teoría cuántica anterior en los procesos en que dicha teoría concordaba con los
experimentos, y también explicaba fenómenos que la teoría anterior no podía explicar.

Significado de la mecánica cuántica


Posteriormente, Schrödinger demostró que la mecánica ondulatoria y la mecánica de
matrices son versiones matemáticas diferentes de una misma teoría, hoy denominada
mecánica cuántica. Incluso en el caso del átomo de hidrógeno, formado por sólo dos
partículas, ambas interpretaciones matemáticas son muy complejas. El siguiente átomo más
sencillo, el de helio, tiene tres partículas, e incluso en el sistema matemático relativamente
sencillo de la dinámica clásica, el problema de los tres cuerpos (la descripción de las
interacciones mutuas de tres cuerpos distintos) no se puede resolver por completo. Sin
embargo, sí es posible calcular los niveles de energía. Al aplicar la matemática mecano
cuántica a situaciones complejas, los físicos pueden emplear alguna de las muchas
formulaciones matemáticas. La elección depende de la conveniencia de la formulación para
obtener soluciones aproximadas apropiadas.
Aunque la mecánica cuántica describe el átomo exclusivamente a través de interpretaciones
matemáticas de los fenómenos observados, puede decirse a grandes rasgos que en la
actualidad se considera que el átomo está formado por un núcleo rodeado por una serie de
ondas estacionarias; estas ondas tienen máximos en puntos determinados, y cada onda
estacionaria representa una órbita. El cuadrado de la amplitud de la onda en cada punto en
un momento dado es una medida de la probabilidad de que un electrón se encuentre allí. Ya
no puede decirse que un electrón esté en un punto determinado en un momento dado, sino
que hay una zona de probabilidad, llamada orbital, donde es más probable que se
encuentre.
El principio de incertidumbre de Heisemberg
La imposibilidad de determinar exactamente la posición de un electrón en un instante
determinado fue analizada por Heisenberg, que en 1927 formuló el principio de
incertidumbre. Este principio afirma que es imposible especificar con exactitud y al mismo
tiempo la posición y el momento lineal de una partícula. En otras palabras, los físicos no
pueden medir la posición de una partícula sin causar una perturbación en la velocidad de
dicha partícula. Se dice que el conocimiento de la posición y de la velocidad son
complementarios, es decir, que no pueden ser precisos al mismo tiempo. Este principio
también es fundamental en la visión de la mecánica cuántica que suele aceptarse en la
actualidad: los caracteres ondulatorio y corpuscular de la radiación electromagnética
pueden interpretarse como dos propiedades complementarias de la radiación.

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Teoría de la unificación de la física
Realmente no lo sabemos a ciencia cierta. Hemos identificado hasta cuatro fuerzas
(llamadas interacciones): La Gravitatoria, La Electromagnética, La Fuerte y La Débil. Pero
pudiera ser que algunas fuerzas fueran en realidad la misma, o sea que estemos dando
nombres diferentes a lo que sería la misma interacción. A esto lo llamamos "Unificación"
de las fuerzas. Por ejemplo, la primera unificación importante la hizo Newton al darse
cuenta de que la fuerza que nos pega al suelo (el peso) es la misma que la fuerza que hace
girara a la Luna alrededor de la Tierra, a la Tierra alrededor del Sol, etc. Es la fuerza de la
gravitación universal.
El primer ejemplo de unificación en la Física lo encontramos con Newton en el siglo XVII,
quien consiguió unificar la física de lo terrenal con la física de los astros del firmamento
mediante su enunciación de la Ley de Gravitación Universal. Newton se dio cuenta de que
la fuerza que hacía moverse a los planetas era la misma que hacía caer las manzanas de los
árboles.
La siguiente unificación se produce en el siglo XIX con James Clerk Maxwell, quien
consigue unificar la electricidad y el magnetismo en cuatro “ecuaciones elegantes” que
consiguen describir cualquier fenómeno asociado con esta fuerza. La figura de Maxwell
tuvo una gran influencia posterior en Einstein, quien movido por la misma motivación
pretendió unificar la mecánica clásica newtoniana con el electromagnetismo de Maxwell en
su relatividad especial, enunciada en 1905. Sin embargo, este ejemplo de unificación no es
del todo cierta dado que mecánica y electromagnetismo no fueron formuladas en la
relatividad especial bajo un conjunto común de ecuaciones, sino mediante ecuaciones
independientes reescritas bajo el criterio general de covarianza con el fin de que fuesen
válidas para observadores en sistemas de referencia espacio-temporales inerciales
diferentes.
Posteriormente, Einstein sí conseguiría en 1915 realizar un ejemplo real de unificación a
través de su teoría de la relatividad general. Consiguió unificar en ella su relatividad
especial con la Ley de Gravitación
Universal de Newton haciendo uso de su principio de equivalencia: un sistema inercial
uniformemente acelerado es equivalente a un sistema no inercial afectado por un campo
gravitatorio dado que un observador inmerso en cada uno de ellos no sabría distinguir en
cuál está. En paralelo a Einstein, Max
Planck había conseguido unos años antes dar una explicación plausible sobre el problema
de radiación del cuerpo negro unificando electromagnetismo y termodinámica en lo que
supuso el nacimiento de la mecánica cuántica al considerar la luz con carácter corpuscular,
tal y como ya había sugerido Newton en su época.
No pasaría mucho tiempo hasta que los físicos del siglo XX que se habían encargado de
desarrollar la mecánica cuántica a partir de la mecánica clásica newtoniana, se diesen
cuenta de que tenían que introducir las ideas de relativismo de Einstein en el mundo del
átomo, lo que dio lugar a la teoría cuántica de campos a partir de los años 30.

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Y desde entonces, el sueño de la física moderna de conseguir la unificación de todas las
teorías no se ha dejado de perseguir. El propio Einstein dedicó los últimos años de su vida a
buscar dicha unificación. Sin embargo, su fracaso estaba prefijado de antemano dado que
éste nunca tuvo en consideración el principio de incertidumbre de Heisenberg que
gobernaba la mecánica cuántica, el cual parece ser un principio de físico ineludible de
nuestro universo. Por otro lado, Einstein era un gran desconocedor de las fuerzas nucleares
débil y fuerte, las cuales ya se habían descubierto en aquella época. La causa de su
desconocimiento se debe a que durante sus últimos años dejo de leer los avances en la física
moderna y se dedicó a intentar unificar la fuerza gravitacional y electromagnética sin tener
en cuenta que existían dos adicionales de tipo nuclear.
Los intentos más acertados de conseguir una teoría que lo explicase todo aparecen a finales
de la década de los 60 de la mano de Gabriele Veneziano, el padre de la Teoría de Cuerdas.
Desde entonces y hasta nuestros días, la compleja evolución de esta teoría nos ha abierto la
posibilidad de lograr el santo grial de la Física: unas ecuaciones que lo gobiernen todo y
que nos den respuesta a la razón de nuestra existencia, tanto en el pasado como en el futuro.
No obstante, la Teoría de Cuerdas aún no ha sido demostrada experimentalmente, aunque
cada vez hay más indicios de que podríamos haber dado con la tecla adecuada. Solo el
tiempo, sea lo que sea eso, lo dirá.

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Conclusión
Las teorías de física en general, son un fundamento, un antecedente sumamente importante
para constitución de la física actual y la compresión de las fuerzas que rigen nuestro
universo. Regularmente la física es sigue en la búsqueda de la unificación para poder
comprender esas fuerzas que nos constituyen. Las teorías son avances a manos de cientos y
de hombres que pasaron por siglos de búsqueda, investigación y arduo trabajo para poder
entender las leyes de esos componentes que nos rigen.
La física es una de las disciplinas académicas que influye en los seres vivos ya que estamos
unidos a ella ya que en sus estudios nosotros como seres humanos realizamos cada uno de
ellos en nuestra vida diaria. Como podemos ver la física influye en nosotros porque en cada
movimiento realizamos, al caminar, al saltar, al correr, al hacer ejercicio, o con tan
simplemente bostezar estamos ocupando la física.
En mi opinión la física es un factor importante en nosotros que gracias a ella sabemos todo
referente a nuestra época y que a cada día esta revolucionado para comprendedla cada día
mejora y no nos veamos en una situación de ignorancia.

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