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A

tu
Alcance
Un regalo de Amor
y Felicidad
Ricardo León Villegas A.

Diez principios para obtener un amor abundante y una felicidad abundante

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Dedico este breve mensaje a mis hijos y mi amada Hilda, compañera de viaje por este
planeta, quienes me ayudaron a comprender mejor lo que aquí escribo.

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¿Qué deberíamos saber sobre el amor?
Quizás en este momento, no te encuentres preparado para comprender tantas cosas
importantes que debas resolver con tu actual situación emocional, al haber recibido el
regalo del amor. o bien sea porque te encuentres atascado en medio del desierto
sentimental que te abruma. No pretendo daros ningún consejo en este corto escrito, pero
anido la esperanza de que, cuando el tiempo borre las huellas de la pasión o las cenizas de
malhadados recuerdos, puedas continuar el nuevo camino que elijas para prolongar tu
alegría o recuperarla.
Espero que puedas celebrar los principios de viejos maestros y beber en la misma copa de
sus memorias para brindar por la paz y el bienestar que ellos encontraron, y que alguna vez
nos parecieron tan distantes, aunque siempre permanecieron a nuestro lado.
Si en este momento estás dispuesto a emprender este periplo de tus sueños y ya te
encuentras sumergido en el embriagante pozo de la pasión y los deseos, entonces
revisemos las reglas necesarias que te permitan prolongarlos para llevar una vida amorosa,
independiente y plena.
A quien sea que reciba estas palabras, acudo a tu corazón para que acojas este regalo del
universo, legado a través de los maestros que nos aman y siguen guiándonos desde sus
dimensiones. Aquí me limitaré a recibir su luz. Es tu responsabilidad y decisión acogerla con
gratitud, pues cada cual obtiene del universo lo que le corresponde y solicita.
El verdadero conflicto que nos mantiene atados a nuestra desdicha es la respuesta a nuestra
manera errónea de relacionarnos con nosotros mismos. Comprenderás con el tiempo, que
la mayor necesidad que encontramos en nuestra vida no surge espontáneamente de ti, sino
de lo que tú mismo has ido creando para ti y no procesas conscientemente.
El amor es más que una simple construcción social y personal. El concepto de amor lo vamos
deformando con la información que recibimos del entorno y se percibe a través del
ensueño, la música, la poesía y la publicidad, que nos seduce con la falaz promesa de que
hay que ir tras una figura encantada a la que hay que rescatar; de una chica o chico que nos
va a hacer felices y del decir que el amor todo lo puede, de que el amor es eterno, y te da
un único sentido a tu vida.
El amor es la virtud natural que nos hace completamente disponibles, no solo para los
demás, sino también para nosotros mismos: es una disposición maravillosa para renovarnos
y aprovechar todas las oportunidades válidas para verificar nuestro comportamiento, y si
es necesario, lo transforma.

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Experimentar el amor y manifestarlo en todo su esplendor, constituye, sin duda, una valiosa
experiencia mientras permanezcamos cautivos en esta dimensión y arropados con esta
peculiar manera de vivir y sentir. Pero ten presente lo que alguna vez decía Louis Evely:
“Para quien ama, mil objeciones no llegan a formar una duda, para quien no ama, mil
pruebas no llegan a constituir una certeza.”
El amor está disponible para todos, pero debe ser elegido y compartido por quienes solo se
sienten felices y comprometidos a conservarlo libremente. Esta no es solo una conquista
que logramos. Las relaciones no aportan el amor, nosotros somos quienes ponemos el amor
en la relación. No olvides que, cuando somos cariñosos, ha de surgir inevitablemente una
relación cariñosa. “El alma que puede hablar con los ojos, también puede besar con la
mirada”, lo expresaba con esta bonita frase el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer .
El enamoramiento es una pasión alimentada por la admiración y el deseo, en la que se
centra toda la energía vital de quien la experimenta. El enamorado vive pendiente del
objeto de sus sueños con un intenso deseo de conseguirlo, por ese motivo se convierte en
esclavo de su pasión y pierde su libertad, pierde la objetividad y se aleja de la realidad, la
deforma y fantasea a la medida de sus anhelos. Quienes comparten una relación amorosa,
deben estar atentos para no perderla, pues causa demasiado dolor mientras se logra
restablecer el equilibrio emocional.
Quiero compartir a continuación algunos principios que podrían guiar tu pensamiento para
obtener un amor abundante y una felicidad abundante.
El primer principio es comprender el poder del pensamiento
El amor nace y muere en su propio capullo, que es el pensamiento de lo que se crea. Nos
convertimos en lo que pensamos. De los pensamientos más amorosos nacen las
experiencias y relaciones más amorosas y gratificantes.
Lo que pensamos de nosotros mismos, se proyectan a nuestras relaciones. Si piensas en tus
necesidades también debes pensar en las de tu pareja o compañero. El pensamiento no
sustituye a la información. Pero la información puede sustituir al pensamiento. La acción
que pueda resultar de nuestro pensamiento va a afectar a terceras personas o influir
directamente en ellas, por tanto, puedes preguntarte entonces ¿A quién le afecta este
pensamiento?
Estamos tan identificados con nuestra mente, que damos por hecho que lo que pensamos
es verdad, simplemente porque nosotros lo pensamos. Ante cada pensamiento que te
atormenta, vas a responder como si fueras la persona que más te ama en el mundo.
El segundo principio es el respeto:

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La primera persona que merece respeto eres tú. El respeto es aceptar, comprender y
entender nuestras limitaciones y las de nuestros semejantes tal como son, sin herir,
maltratar y humillar.
Recuerda que cuando vives con respeto hacia los demás, te vuelves más tolerante, más
paciente, comprensivo y responsable de tus acciones.
Vale la pena preguntarnos ¿qué respeto en mí? Y qué respetas de los demás’
El tercer principio es el poder de la entrega:
Si deseas recibir amor ¡todo lo que tienes que hacer es darlo! Cuanto más amor entregues,
más recibirás, no solamente de parte de la persona amada, sino del universo. Amor es dejar
salir de tu alma la compasión, el agradecimiento y la alegría que experimentas al compartir
tus experiencias con el otro.
Antes de comprometerte en una relación, no te preguntes tanto por lo que la otra persona
te puede ofrecer, sino por lo que tú puedes aportarle a ella. La fórmula eficaz para una
relación amorosa, feliz y estable es extender la ternura de tu corazón en vez de apropiarte
de la bondad del otro. Robert Conkin, autor de un buen libro de persuasión decía a
propósito: “la gente le dará a usted lo que necesita en la medida que usted le de lo que le
hace falta”.
Probablemente no sepas con precisión por qué amas o cuidas de alguien, esta situación
podría requerir una gran cantidad de pensamientos conscientes que te ayuden a identificar
lo que deberías cambiar, a saber, por qué te sientes que deberías o no estar con alguien
que quizá ames o conoces; de por sí eso ya es bueno para ti. El objetivo no es evitar el
compromiso, sino las emociones negativas, darte una oportunidad para el crecimiento
personal, este debería ser el principio en que debemos comprometernos a vivir en una
verdadera relación amorosa. Lo que fracasa no es la relación, sino la manera en que nos
relacionamos. En lugar de pensar en ello, debemos desarrollar el gusto por el crecimiento
personal y anticiparnos a explorar los secretos del amor. Si puedes llegar a ese lugar que
llena el corazón y embriaga tus sentidos, no hay nada malo que no pueda superar tu
voluntad y ofrecerte la oportunidad para seguir avanzando en tu crecimiento personal y el
de tu pareja. Recuerda que nadie puede amar lo que no siente y nadie puede sentir lo que
no puede amar.
El cuarto principio es el poder de la amistad
Para encontrar el amor que te corresponda, primero debes encontrar la amistad que
responda a tu interés y a tu mirada. Muchas veces es imposible expresar el amor con
palabras. Resulta más que complicado traducir en palabras lo que se siente en este estado
de embriaguez. Puede parecer realmente cursi o un tópico muy extendido, pero los que
realmente han estado o están aún enamorados, saben que es cierto.

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Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos enamorado de alguien que no
compartía nuestro amor, y aun así hemos sobrevivido. Sin embargo, cuando el sentimiento
no es verdadero, vivimos alimentándolo de ilusiones que siempre terminan
frustrándonos. El amor no puede ser racionalizado, por más que lo intentemos; en el
enamoramiento hay muy poca racionalidad, en cambio cuando hay amor en la relación hay
verdadera correspondencia y amistad.
En el enamoramiento se nubla la mente y nos vuelve un poco locos. Ya no te guía la
cabeza, sino la química. Cuando llega el amor, esa amistad fluye a tu corazón para sentir
que funciona correctamente.
“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás
tener”, lo expresaba textualmente Gabriel García Márquez, quien transmite en esta
frase como el estado del enamoramiento no correspondido, conduce a la frustración
inconsciente y le produce tanto dolor al ego. El Verdadero regalo de la vida no es sentir que
nos enamoramos de alguien y somos correspondidos, sino que hemos encontrado alguien
que se enamora de lo que también amamos en nosotros mismos.
Recuerda finalmente que la amistad es la relación en la que crece la semilla del amor. Si
deseas colocar amor en una relación, establece una amistad incondicional.
El quinto principio es el poder del contacto físico:
El contacto físico modifica una de las expresiones más poderosas del amor que existen,
suprime barreras y crea vínculos más cálidos entre las personas; altera nuestro estado
orgánico y emocional para disponernos al amor. La tibieza del tacto nos ayuda a sanar el
cuerpo, especialmente el corazón.
Cuando las palabras no alcanzan a expresar los deseos de nuestro corazón, un abrazo, una
caricia o un beso, satisfacen lo que te impide decirlo; rompe el silencio que reclama el amor
reciproco. La actriz Ingrid Bergman lo ilustraba con esta frase: “¿Un beso? Es un truco
encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas” o como decía
Pablo Neruda “En un beso, sabrás todo lo que he callado”.
El sexto principio es el desapego:
Quizás hayas escuchado el dicho de que si amas algo déjalo libre, si vuelve, es tuyo, si no lo
hace nunca lo fue. Dentro de una relación amorosa la gente necesita ocupar su propio
espacio y su propio tiempo. Por tanto, debemos permitir que el yo conviva con el nosotros.
“El amor maduro es una fusión en que la propia integridad esté a salvo”, escribía el
psicoanalista Erich From.
Para mantener el amor hay que desprenderse del miedo a estar solo, renunciar a la
codependencia, que no es más que una creencia de que necesitamos que nos amen para
sentirnos bien y ser felices. Mejor di a tu ser amado: “Pensando en mi felicidad, me acordé

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de ti”. El hecho de vivir experiencias individuales nos ofrece la oportunidad de compartir
con los demás las novedades que enriquecen nuestro mundo y nos desengancha de la
rutina.
El séptimo principio es el poder de la comunicación:
Cuando aprendemos a comunicarnos abiertamente y con sinceridad, la vida cambia.
Permite que la persona que amas lo sepa y que de veras lo aprecias. Nunca te guardes las
palabras mágicas: te quiero. No dejes escapar la oportunidad de halagar y decir las cosas
con flores a quien tengas cerca o lejos de ti. Despídete de todas las personas a quienes amas
con palabras cariñosas, pues puede ser la última vez que compartas con ellas. Que esta sea
una magnífica ocasión para expresarles el valioso momento que nos han cedido para
escucharnos y compartirlo.
La comunicación asertiva consiste en saber cómo expresar la propia opinión y afirmarla con
las palabras correctas y las formas correctas, evitando una actitud pasiva o una respuesta
agresiva. Nos enseña, por lo tanto, no ser ni víctimas ni ególatras, restableciendo un
equilibrio comunicativo que nos permita recuperar la confianza en nuestra propia
capacidad de establecer una buena relación. De hecho, las personas no asertivas tienden a
mostrar lenguaje corporal y temores típicos de personas con baja autoestima y acaban
aislándose.
Con esta actitud pasiva o sumisa, estos sujetos no son capaces de afirmar sus ideas y
opiniones, a menudo resultando víctimas de sujetos "verdugos o dominantes". Esta actitud
a menudo te impide obtener lo que quieres en la vida conyugal o de pareja y te lleva a una
autoestima muy baja, porque creen que no valen lo suficiente y terminan prematuramente
con la relación.
Las personas equilibradas son aquellas que pueden expresar sus puntos de vista y opiniones
escuchando los de su pareja y tienen un mayor control, confianza en sí mismos. El lenguaje
corporal es espontáneo y se reconoce por algunas expresiones corporales particularmente
abiertas, cordiales y coherentes en los diversos niveles de comunicación.
Te comunicas correctamente cuando te otorgas recíprocamente el derecho a expresar las
opiniones, necesidades, emociones y sentimientos; cuando somos flexibles en aceptar
humildemente los errores y aceptar su responsabilidad en ellos. Igualmente, cuando
permites al otro experimentar y sentir placer, satisfacción, y a estar solo(a) si lo desea,
incluso si insistes en tener compañía.
El amor incondicional existe y no entiende de límites. Esta frase anónima demuestra que
los sentimientos no entienden de razonamientos ni lógica, sino que es mejor dejarlos
fluir. El amor sabe escribir su propio camino, sin necesidad de que seamos nosotros quienes
lo tracemos.

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Cuando estás verdaderamente enamorado(a), eres capaz de pasar por encima de los
defectos de tu pareja. Sabes que los tiene como los tienes tú, pero si sigues conservando el
mismo aroma de las bellas virtudes que descubriste cuando se conocieron, esto tiene más
peso que cualquier impedimento para seguir vinculado a esa relación. Quizás esta bella
frase del filósofo alemán Sam Keen, lo acabe por resumirlo mejor: “Aprendemos a amar no
cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta
a una persona imperfecta”
El octavo principio es el poder del compromiso:
Si deseas amor en abundancia debes establecer el compromiso de lograrlo mediante
pensamientos y acciones. El compromiso es la verdadera prueba de que el amor está
presente. Debes comprometerte a crear la relación que quieras compartir con alguien que
también la desee. Abandonar la relación puede ser una opción muy dolorosa porque
romperá un compromiso y nos hará sentirnos culpables. Sin embargo, la medida del
sufrimiento vendrá dada por nuestra resistencia al cambio inevitable. Busca, entonces, con
todas tus fuerzas, para verlo como un paso que necesitas para volverte más fuerte y
aprender a aceptar que en esta vida, todo sucede para llevarnos a dar un salto adelante y
sobre todo para aprender lo más importante; que podemos amar incluso sin la pretensión
de recibir lo que damos incondicionalmente. El compromiso es el propósito que distingue
una relación frágil de una sólida. Esto no implica, desde luego, tener que permanecer en
una relación, sino el anhelo de perpetuarla cuando sean favorables las condiciones. Si debes
marcharte, recuerda que solo toma un segundo decir hola, pero a veces se tarda toda una
vida para decir adiós.

El noveno principio es el poder de la pasión


La pasión enciende el amor y lo aviva. La espontaneidad y las sorpresas crean pasión. Una
pasión, aunque fugaz, no procede exclusivamente de la atracción física, sino de un
misterioso sentimiento que nos atrapa como una adicción, despertando una fascinación por
quien amamos. El amor y la felicidad comparten el mismo sabor y olor de su esencia, pero
todo lo que se necesita es experimentarla como una novedad sin apegarnos a ella, pues
perderemos la libertad que requiere el amor que nos integra a la plenitud de la vida.
El décimo principio es la confianza.
Confiar es permitir que el pensamiento no pierda su pureza y se desborde de ambiciones
de apropiarse del otro, de controlarlo y someterlo a sus pasiones. La confianza es el
sentimiento libre que goza solamente del instante en que el amor se acerca y nos deja
adivinar su tierno secreto, mientras regresa a la fuente natural a la que pertenece. El amor
es la manifestación espiritual que solo anida en nuestra vida en los instantes en que le
brindamos nuestro interés y confianza.

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Si nos encontramos cegados por la sospecha, la ansiedad y el temor, nuestra pareja se
sentirá atrapada y acabará por regresar al lugar que cree que le corresponde. Nunca podrás
amar a alguien a menos que confíes en ella. Si quieres conservar la estabilidad de lo que
construyas no trates de acercar demasiado las columnas en que se soportan.
Una manera simple de saber si verdaderamente amas a alguien es preguntándote ¿Confío
en ella plenamente? Si la respuesta es negativa, piénsalo con cuidado antes de acrecentar
tu compromiso. No olvides que contamos con una inagotable fuente de amor y que cuando
toca a nuestra puerta debemos estar atentos para recibirlo como un regalo y compañía para
el alma.
Muchos maestros comentan, que cuando lleguemos al final de nuestra vida, lo único que
cuenta para nuestra evolución, es el amor que hemos dado y el que hemos recibido. Es el
servicio al otro el que provee la alegría con la que el universo crea a sus criaturas.
Finalmente, no confundas el amor con el afecto, pues este último solo manifiesta la nobleza
de la intención, que puede ser un primer paso de acercamiento de donde puede surgir.

Solamente anhelo que en lo que resta de nuestra vida acá en la Tierra, llegues a comprender
que los maestros que te aman seguirán vigilantes desde el balcón de tus sueños para que
siga floreciendo el amor en ti.
Si bien es cierto que la ilusión del amor y la belleza solo anidan en tus sueños, también el
sol y la alegría en el despertar de tu conciencia, será un motivo más para acallar el
sufrimiento y justificar la inmortalidad del alma.
Habitan en nosotros emociones aparentemente negativas como la furia, el enojo, la tristeza
que también despiertan la conciencia si nos preguntamos por qué están sucediendo, si
están allí como algo que necesitamos comprender y si son reales. Estos estados son puertas
que al abrirlas nos exponen a la realidad. ¿Acaso es necesario sufrir para ganar lo que solo
ha perdido la calma? Cuando hayas aprendido hacer las preguntas, el universo responderá
y entonces recuperaras la felicidad. Se que las emociones a veces nos detienen, pero es
necesario reconocerlas, cuando son de odio y resentimiento, estas nos bloquean. Habrá que
tomar conciencia y retornar al camino del amor propio.
Casi siempre nos cuestionamos por lo que aún no logramos, en vez de valorarnos por lo que
sí hemos alcanzado. Es importante expresar las emociones en vez de reprimirlas, pero
igualmente es indispensable respetar al otro y no agredirlo.
Existe otra emoción que también nos impide avanzar y se refugia tras la agresión y la
desesperanza, que es el miedo. Cuando se dispara, perdemos el control y resulta casi
inevitable, pero recuerda que este es un mecanismo inconsciente que fue implantado para
evitar que muera el ego, la personalidad, más no el alma.

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No es necesario tener una persona exclusiva a quien amar, sino sentirse amado y acogido
por tu alma y por quienes desean compartir contigo ciertos tramos de tu camino.
Quienes gozan de una vida amorosa estable son aquellos que tienen confianza en sí mismos
y en las leyes espirituales; son emprendedores y obstinados sin ser obsesivos o posesivos;
entran en el juego de la amistad, pero no son competitivos, están abiertos a sentir el placer
y no se estancan allí. Saben lo que están haciendo y sienten que son responsables de lo que
les pasa. Ser uno mismo es un acto profundamente revolucionario, provocador y
perturbador. Muchos de quienes te rodean se sentirán amenazados por esta forma de tu
ser y reaccionarán, lo lamento por ellos, pues la envidia crea sufrimiento.
Estos ganadores tienen un concepto alto de lealtad e inspiran confianza, pueden ser a veces
silenciosos, pero ponen a disposición del mundo su entusiasmo, sus habilidades y talentos,
y hacen lo mejor que pueden sin sentirse culpables; su luz es personal y esparcen su buen
sentido del humor. Luchan ... pero también hacen milagros con su amor y servicio a los
demás. Piensan con positivismo y a pesar de tantas limitaciones en este planeta, confían en
inmortalidad del alma y que el universo son lugares llenos de recursos por conquistar.

¿Qué debemos saber para sentirnos felices?

Para muchos, la felicidad puede ser un objetivo mal definido y difícil de alcanzar. Una
manera de pensar en la felicidad consiste en definirla como "cualquier cosa que la motive."
Una vez que haya identificado la actividad, sea lo que sea, usted podrá comenzar a enfocar
su mente para que pueda integrarla en su vida cotidiana.
Cuantas veces pensamos en ciertas situaciones y nos preguntamos ¿si hago esto o aquello
¿seré feliz? Esta es una decisión en la que solo acierta el corazón y no la razón. Es tan
confiable su respuesta que nos responde de inmediato. La felicidad es un estado de
confianza y amor en que ni siquiera tenemos miedo de perderla. Aunque la felicidad es un
sentimiento transitorio la podemos disfrutar tanto cuanto consideramos que la merecemos.
Existen muchos estudios que apoyan la creencia de que las personas con una perspectiva
optimista y positiva tienden a ser más saludables y disfrutan de una vida más larga. Por
ejemplo, en un estudio, la tendencia a esperar siempre lo peor estaba vinculada con un
riesgo del 25 por ciento mayor de morir antes de cumplir los 65 años. Las personas felices
viven más- un 35 por ciento, de acuerdo con un estudio. Otra investigación encontró que la
felicidad y la alegría mejoran la salud y aumentan la longevidad. Otros estudios demuestran
que las personas optimistas viven más tiempo que las personas pesimistas. Por lo que no es
una sorpresa que los centenarios sean un grupo de personas felices y optimistas. Los
pensamientos positivos y las actitudes, de alguna manera, parecen hacer cosas en el cuerpo
que fortalecen el sistema inmunológico, aumentan las emociones positivas, disminuyen el
dolor y alivian el estrés. De hecho, se ha demostrado científicamente que la felicidad puede
alterar sus genes.

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Quisiera compartir contigo algunas aportaciones que no son en si mismas unas reglas a las
que hay que seguir, sino un recuerdo que nos regala el goce del alma que hay que evocar.
He sintetizado diez de estos secretos que invitan a una reflexión:

El primer secreto para obtener una felicidad abundante es dedicar un buen tiempo libre a
actividades placenteras y alimentarse sanamente

El placer no es lo que deseamos, sino por lo que sentimos entusiasmo, a veces lo que
deseamos es lo que nos hace sentir culpables. La culpa en sí misma no es una emoción, sino
un sentimiento producido por nuestras creencias y no por nuestras convicciones. Hay
muchísimas cosas que nos brindan placer como hacer deporte, las relaciones sociales
satisfactorias, el juego entre muchas otras que, aunque implican esfuerzo, nos generan
neurotransmisores que contribuyen a mantener el buen ánimo. Las personas felices tienden
a comer más saludablemente, hacer más ejercicio y dormir mejor que las personas que
están estresadas o deprimidas, todos estos hábitos están relacionados con la salud.

Por otra parte, es más probable que si lleva un estilo de vida saludable se sienta feliz;
independientemente de lo que ocurra primero; la felicidad constituye es en sí misma un
estilo de vida saludable. El simple hecho de pensar en un evento positivo y sonreír; como
resultado, puede hacerlo más feliz y optimista (más que sólo poner una sonrisa falsa, lo que
está relacionado con un peor estado de ánimo). Una sonrisa genuina trabaja los músculos
faciales alrededor de sus ojos y puede producir cambios cerebrales que mejoran el estado
de ánimo. Tratar de ser feliz puede provocar cambios físicos y emocionales.

Para mantener nuestras relaciones sociales sanas y libres de prejuicios debemos aprender
a que nuestro ego conviva con el de los demás. El hombre que suele comparar sus virtudes
y su propia rectitud con la de sus semejantes, acaba por enredarse en las relaciones
interpersonales. Recuerda que el reino en este mundo es tan amplio que puedes
compartirlo sin que los demás requieran tu espacio. Thoreau decía a propósito que:” hay
noventa y nueve patrones de la virtud por cada hombre virtuoso”.

El segundo secreto para gozar de una felicidad abundante es ser optimista

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El optimismo consiste en ver la vida como un rio abierto y generoso que nos conduce al mar
abierto de posibilidades infinitas y nos van mostrando un bello paisaje mientras lo alcanza.
Aunque la vida también nos puede causar dolor, no está diseñada para el sufrimiento. El
dolor es tan solo la alarma que nos hace tomar conciencia de que debemos tomar
nuevamente los remos que nos conduzcan a la felicidad. El sufrimiento no nos convierte en
personas estupendas o víctimas a las que hay que rescatar. Recuerde que ninguna cantidad
de sufrimiento es capaz de producir felicidad. Si somos capaces de abandonar el
sufrimiento, que es solamente la prolongación consciente del dolor, encontraremos la
verdadera iluminación. El sufrimiento es carencia de felicidad. Recuerda las palabras de
Ethel Cotton:” Ríe y el mundo reirá contigo, llora y lloraras solo”. La felicidad solo se
experimenta cuando se comparte. Nuestra felicidad es la mejor sonrisa con que podemos
agradecer al universo.

El optimismo se alimenta con la esperanza. La esperanza es como un hilo que nos conecta
con el futuro, pero hay que saberla anclar al presente para que no se desvanezca. Las
personas ilusas circunscriben su felicidad en lo más improbable, lo que acaba
empobreciendo sus vidas y terminan cambiando su presente por un futuro inalcanzable.

El optimismo al igual que la esperanza son como puertas invisibles que se abren solamente
cuando posees la llave y no su sombra. El verdadero despertar nada tiene que ver con la
apariencia, es la conciencia de estar construyendo el futuro con las bases del presente.

El tercer secreto para una felicidad abundante es la aceptación de nuestros límites en vez
de la perfección.

La herida que recibe el ego durante nuestra vida es también la reafirmación de nuestra
capacidad para establecer mejores lazos de afecto y comprometernos emocionalmente con
los demás. No hay manera de evitar el dolor si estamos abiertos para recibir felicidad. Si no
estamos dispuestos a sentir nuestra vulnerabilidad, jamás sabremos encontrar nuestras
fortalezas. Ciertamente, no podemos cambiar la manera en que sentimos que el mundo nos
mira, pero si somos más indulgentes, humildes y generosos, lo que percibiremos será
nuestra peculiar belleza y el amor que recibimos. Quiero compartir contigo este bello

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consejo tibetano. “Cuando tu conciencia te falle, acude a tu corazón, cuando tu esperanza
te abandone, acude a tu paciencia”.

Abandonar la perfección de nuestro ego no requiere autoayuda, es simplemente abandonar


la creencia de una carencia interior que hemos alimentado por largo tiempo. ¿Quién te ha
dicho que para obtener la felicidad necesitas una razón?

El cuarto secreto para una felicidad abundante es pensar que todo estará disponible para
tu supervivencia

El famoso escritor y conferencista Dr. Wayne Dyer solía invitarnos a decir “Lo que necesito
ya está aquí y es para mi bien más elevado”, estas palabras nos unen a la confianza para
suplir la creencia de que si no obtenemos lo que deseamos no podemos ser felices.
Recuerda lo que alguien decía “Nadie es tan pobre que no pueda dar, ni nadie es tan rico
que no pueda recibir”

El quinto secreto para una felicidad abundante es no tener planes para cumplir sino saber
que es lo que nos gusta hacer.
Para sentirnos felices no necesitamos planes ni metas, ya lo decía Robert Holden: “Mientras
esperamos, la felicidad espera, Mientras esperamos, el amor espera, Mientras esperamos,
las oportunidades esperan”

Las metas son compromisos ineludibles que nos estresan, los sueños no, Las metas como
las promesas son para cumplirlas, y no hay nada malo en ellas, pero deben hacerse
confiables, creíbles y proporcionales al empeño que pongas en ellas. Las metas son
importantes para conquistar logros que también proporcionan felicidad, pero son a corto y
largo plazo. Las metas son para cambiar algo que consideres deseable para tu vida, pero
llénalas de felicidad y amor mientras se cumplen. Pero también recuerda que nada crea más
infelicidad que fijarse metas que no concuerdan con las propias convicciones. Piensa
igualmente que el fracaso solo constituye una mínima parte de tus posibilidades de vivir
una vida satisfactoria. Procura que no solo te ocurra lo conveniente sino lo que te haga feliz.

El sexto secreto de la felicidad es vivir más en el presente

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No hay mejor manera de derrotar el pasado que vivir atento al presente. “Quien vive
totalmente el presente no tiene tiempo para nada más” nos lo recalca Rajneesh.

El presente nos recuerda que ya no queda por rescatar el equipaje que yace en el naufragio,
ni nos resulta útil para llevarlo en el nuevo viaje que emprenda nuestro sueño. Nuestra
memoria es el pasado que reconocemos para que no se repita si lo queremos cambiar. El
futuro tampoco te pertenece ahora, pero lo estás actualizando. La gloria imaginada del
mañana solo ensombrece el disfrute del presente. No olvides que la felicidad puede ser el
resultado de fusionar la felicidad del pasado con la alegría del momento presente.
Lo único que tenemos que hacer para conseguir la felicidad es seguir las reglas que nos
faciliten vivir bien y nos dificulten sentirnos mal. Necesitamos también sentir los límites que
nos encaminen a la conquista de bienestar. El secreto de la salud resulta de una adaptación
exitosa a las condiciones cambiantes de nuestro entorno.

Las personas que permanecen saludables se distinguen por su actitud relajada ante los
problemas y permanecen abiertos a recibir los cambios, sean positivos o negativos. Aceptan
la inevitabilidad de eventos traumáticos de la vida como oportunidades para realizar
cambios también inevitables. Confían en la capacidad humana para resolver el impacto que
generan ciertas situaciones inesperadas. Han creado una red de apoyo y se encuentran
profundamente involucrados con su familia y amigos y sienten una pasión por todo lo que
emprenden.

Sentir la vida como una pasión nos da felicidad. Somos mucho mejores de lo que a veces
pensamos. Vivimos en medio de una promesa que hemos olvidado y es la de que podemos
poner las alas que queramos a nuestros anhelos y aún morir para seguir soñando.

El séptimo secreto para obtener una felicidad abundante es despertar a la conciencia

Debido a que nuestro cerebro distorsiona la realidad, inventamos historias para sí mismo y
para los demás. Esta situación nos hace vulnerables al engaño, aunque a veces sentimos
que nos protege al justificar nuestros errores. Cuando aprendemos de nosotros estamos
tomando conciencia y conectándonos con la fuente universal. Aprendemos que lo que

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amamos y odiamos en nosotros es lo que nos hace amar u odiar a los demás. Establecemos
una profunda relación con la nada y el todo cuando silenciamos la mente y a la vez somos
conscientes de nuestros actos. “Sin la conciencia reflexiva del hombre, dice Jung, el universo
sería una enorme máquina insignificante, pues dada nuestra experiencia, somos la única
criatura capaz de afirmar un sentido”. Cuando hayamos aprendido a reconocernos,
podremos distinguir la realidad y lo que verdaderamente nos hace felices y poder fijar una
mejor manera de vivir y comportarnos.
El octavo secreto para obtener una felicidad abundante es la conquista de la paz interior

Lograr el punto de quietud de la mente permite alcanzar la felicidad que también es la paz
de la mente. Ella se encuentra entretejida en los hilos de tu ser. La paz que solo se despierta
en el silencio es el mejor momento para armonizarnos con la fuente a la que realmente
pertenecemos. Si te encuentras en medio del pastizal de la floresta, recuperaras la alegría
que tenías cuando retozabas en tus juegos infantiles. Te has preguntado ¿qué ha cambiado?
¿Es acaso la naturaleza o es tu mirada la que ha perdido su lustre? “Nunca se verá el mundo
carente de maravillas, sino de hombres incapaces de maravillarse”, decía Chesterton.

Meditar nos aparta del barrullo de los pensamientos y nos acerca al silencio y a la soledad
donde puedes encontrarte. La infelicidad desaparece cuando nos comprometemos con el
silencio a derrotarla. No hay que buscar la felicidad, sino decidir ser feliz. Buscar la felicidad
resulta inútil pues no existe un lugar fuera de tu alma donde se encuentre
espontáneamente. Solo se busca lo que tememos encontrar. La búsqueda de la felicidad ha
traído consigo mucha infelicidad por ser una justificación del ego. Con solo tu aceptación ya
tienes lo que buscas. La paz no es más que la no resistencia a sentirse feliz.

No podemos controlar y a la vez ser felices El miedo conduce al control, y el control nos
genera problemas. Ni siquiera debemos controlar lo que pensamos que nos hace felices,
sino alejarnos de lo que pensamos y eso es meditar. Si queremos sanar viejas heridas, no
tratemos de entender la curación, estemos abiertos a recibir el milagro.

El noveno secreto para obtener una felicidad abundante es reducir tus elecciones y
compromisos.

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Es saludable poner límites a nuestras exigencias y deseos. Vivir satisfactoriamente requiere
de una sola elección y de un solo compromiso en el presente. El sentido común nos indica
que es suficiente para calmar la sed del deseo con una pequeña copa y no con el cáliz
embriagante de la gloria eterna. Es más fácil perderse en un laberinto, que en un camino
estrecho que nos obligue a transitar sin prisa.
No es de extrañar que, al prolijo festín de la dicha, solamente acudan aquellos que han
elegido la templanza y la austeridad, quienes han aprendido a escoger lo poco entre la
abundancia. Entre más opciones tengamos para escoger, menos satisfechos estaremos con
lo que hemos elegido. Emmons nos lo recuerda al respecto con esta frase, "Desear más se
relaciona con un aumento de la ansiedad y la desdicha”.

El décimo secreto para obtener una felicidad abundante es vivir una buena relación de
pareja o de amistad y actuar con gratitud. Ya he expuesto los secretos, solo limítate a
repasarlos.
La gratitud en realidad es una forma de generosidad, porque implica ofrecer o ayudar a los
demás para lograr algo, incluso si solo les agradeces verbalmente. La generosidad, a su vez,
está vinculada de forma neutral a la felicidad. La capacidad de sentir gratitud por las cosas
cotidianas mejora el control de la impulsividad y te convierte en una persona más paciente,
lo que te lleva a tomar decisiones más sensatas--incluidas las decisiones sobre su salud y la
economía. Curiosamente, la gratitud se asocia con un mayor nivel de felicidad a través de
un vínculo neuronal con la generosidad.
Los experimentos han demostrado que adquirir el hábito de enumerar tres cosas por las
que se siente agradecido todos los días, produce mejoras considerables en la depresión, a
veces en tan solo dos semanas. De hecho, el ser agradecido desencadena la liberación de
antidepresivos y sustancias químicas reguladoras del estado de ánimo, mientras que a su
vez inhiben el estresor químico llamado cortisol.

Quiero para finalizar, compartir esta hermosa propuesta de Sri Aurobindo:

“Transforma tu corazón en una intención ordenada; que todo en ti sea luz.


Transforma el esfuerzo en un flujo regular y soberano de vigor del alma;
que todo en ti sea meta consciente.
Transforma el placer en un éxtasis continuo y sin objeto;
que todo en ti sea felicidad.
Transforma al individuo aislado en la personalidad universal;
que todo en ti sea divino”

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