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a la que vincula al artista con sus predecesores.Del mismo 2.

Las dos revoluciones


modo que el novelista siempre aprenderá alqo nuevo al
estudiar y-reestudiar a Dostbievski o James 1-un senüdo
del desarrollo y la {orma, y e!mo"Jo de extraer inspiración de
una fuente fecunda- también el sociólogo aprende perma-
nentemente al releer a hombres como lVeber v Simmé1.
Este es el rasgo que diferen ciz a le sociología de algunas
cienciasfísico-iraturales.Lo que el físico joveñ puede alpren- El resquebrajamiento del ztiejo orden
der, aun de un Newton, tiene un límite. Una véz entendidos
los puntos fundamentales de los Princípia, es Doco probable Las ideas fundamentales de la sociología europea se com-
qug !u relectura Ie ofrezca, como físico, mucho más (aunque qrgnd.el mgjgr si se las encara como rÁpuesta ^l derrumbe
podría extraer nuevas ideas de ellos como historiador de la del viejo.régimen, bajo los golpes del industrialismo y la
ciencia). ¡Cuán diferente es la relación del sociólogo con democracia revolucionaria, a comienzosdel sielo XIX. v los
un Simmel o un Durkheim! La lectura directa será siempre problemas de orden que éste creara. Tal es la"única .áríclu-
provechosa,sietnpre dará como resultado la adquisición-de sión que podemos eit¡aer dei carácter de las ideas y las
una información fecunda. capaz de ensanchar loi horizontes obras donde aparecen, y de la relación de idea y obri con
del lector. Proceso semejante al del artista contemporánec la época. Los elementosjnteiectualesde la socíoloeíason
que se enfrascaen el estudio de la arquitectura medieval, el producto de .la refracción de las mismas f.uerzasv telnsiones
soneto isabelino o las pinturas de Matisse. Tal es Ia esencia que delineaton el liberalismo, el consenado¡ismt y el ra-
de la historia del arte, y Ia razón de que la historia de la dicalismo-mbdernos.
sociologíasea tan diferente de ia historia de la ciencia. El colapso del viejo orden en Europa --orden que se aDo-
yaba en el parentesco,7a tierra, ja-clase social.la relisi^ón.
la cómunidad locai y Ja monarquía- liberó'los diürsoi
elementosde poder, iiqrera y státus consojidados.aunoue
J.-
en forma precaria, desdéla Edad \fedia. Disiocadb, poi l.
Revolución,-re-unidosconfusamentepor el industrialiimo y

La formac¡óP las fuerzas de Ja democracia, encontiar.emosa esoselernen-


tos recorriendo a tumbos el paisaje polítr'code Europa du-

iiél Pens-amiento rante todo el siglo XIX, en ia búsóueda de contextos,rrre"os.


Del mismo modo que la historia política del siglo XIX re-

--:*blógico 1
prácticos de l,os ho¡nbres p"or volver a
.gistra-.los-esfu-erzos-
co¡solidarlos, la historia del pensarniento sociai re,gistralos
esfuerzos teóricos realizados en tal sentido; es dlcir, ias
tent¿tivas de ubicarlos en perspectivas de impoStancia fijosó-
Robert Nisbet fio y científica para la núevf era. La índoll de h .o-,.¡rri-
dad, la lccalización del poder, la estratificación de Ia riqueza
y los prir-ilegios, el rol del inciividuo en Ia naciente soci;dad
de masas,Ia reconciliaciónde los valoressacroscon ]as reaii-
Amorortu editores dades pc'líticas v económicas, la dirección de la sociedad
occidental: he ahí ricos temas para la ciencia del hornbrc
del siglo XIX, iguaknente sustanciososcomo problemas por
dirimir en el mercado. en la cámara legislatíü. v también.
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con bastantefrecuencia.en ]as barricadás. -¿
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9r a+
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esa palabra. Parz aquellas figuras -y para muchos otros-


Dos fuerzas, monumentales por su significación, dieron ex- lia Revolución Francesa pareció casi un acto de Dios en su
trema relevancia a estoe temas: la Revolución fndustrial y inmensidad cataclísmica. Con la posible excepción de Ia
Ia Revolución Francesa. Sería dificil encontrar alg(tn área Revolución Eolchevique en el siglo XX, oitgúñ otro acon-
del pensamierto que no hubiera sido afectada por uno de tecimiento desde Ia caída de Roma en el siglo V suscitó
estos acontecimienlor o por ambos. Su naturalezl ca'tzclismi- emociones t¿n intensas, reflexiones t¿n graves ni tantos dog- ,
ca se torna muy evidente si observamqsia reacción de quie- mas y Flerspectivasdiversos relativos al hombre y su futuro.
nes vivieron durante esas revoluciones y sufrieron süs coD- Tal como afinr.a E. J. Hobsbav¡¡n en uno de sus últimos
secuenciasinmediatas. Hoy resulta harto sencillo sumergir escritos, ias palabras son testimonios que .a ¡nenudo hablan
cada revolución, con sus rasgos distintivos, en procesos de más alto que los documentos. El período comprendido por
cambio de largo plazo; tendemos a subrayar la continuidad
el último cuarto del siglo XVIII y' la primera mitad del
más que la discontinuidad, la evolución más gue la revo-
siglo XIX es, desde el punto de vista del pensamiento so-
lución. Pero para los intelectuales de esa época, tanto ra-
cial, uno de ios más ricos de la historia en lo que atañe a
dicales como consérvadores,los cambios fueron tan abruptos
la formación de palabras. Consideremoslas siguientes,inven-
como si hubiera llesado el fin del mundo. El contraste entre
tadas en ese lapso o -lo que es lo mismo- moCificadas ,
Io presente¡' lo pasado parecia total -ter¡orífico o embria-
entonces para áarles e! sent'ido que hoy tienen: industría,
.qador, según cual fuera 1z relación dei sujeto con el viejo industrieiista, democracia, close, clase media, idcclogía, ín-
o¡dcn y con Jasfuenas en él actuantes.
telectual, racíonaiismo, humanítario, atomktico, masa, co-
¡ En esie capítirio nos ocuparellros,no tarto de ios acontcci-
rnercíalismo, p r oIetariado, colcctil;istrzo,i.gualitario, lib eral,
mientos y los can:biosproducidos por las dos rerioluciones,
conscruador, científico, utilitario, burocracia, capitalísmo,
como de ias imásenes;' reflejosque puecianhaiiarse de eilos
crisis.l Hubo ot¡as, pero éstas son para nosotros las mas
en el pensamier¡to social del siglo oasado. No abriremos
juicio sobre io que fueron en su realiCad histórjca las revo- interesantes.
luciones Industria! o Francesa, en su relación concreta con Evidentemente, estas palabras no fueron simples tantos en
un juego de reflexiones abstractas acerca de la sociedad y
Jo que las precedió -v Io que las siguió. ]iuestro interés se
cenirará sobrelas ideas.v el vínculo ent:e aconiecimientose srrt Lrñbios. Todas y cada una de eilas estuvieron saturadas
por un interés moral y una adhesión partidaria, lo mismo
ideas nunca e: directo;'r'iempte estánde por rnedio las con- .
cepcioncs edstentes sobre aquéilos. Poi. eso es. crucial el al terminar ei sielo XIX ccmo en sus comier¡zos. cuando
iricieron rr't Esro no significa negar ni ár"rr.."" i' ';r:'
papel que desernpeñatz raioraciin mo:'ai, la ideoJogía po- "purñión. en el estudio objetivo de la sociedad.
su eficacia posterior ,.i:;:
rluL4.
.!:urguesía Todos ios grandes períodos del pensjmiento en la historia ;.i L.l
La Revolución Industria!, el pocier de ia ,v el na.- de la cultura se caracteriz¿n por la proliferación de nuevos
cimiei:io del pro)etariauo pueden o no haber sido lo gue
términos y de ntrer.asacepcionespara los antiguos. ¿De qué
Marx supuso que fueron: pero queda e:: pie el hccho de
gue, si se prescinde de su concef,ciónai respecto,no hay otro modo podrían cortaise los lazos de los convencionalis-
mos intelectuales, si no mediante los filosos bordes de las
otra fcrma de erplicar lo que quizá fue posteriormente el
nuevas palabras, capaces de expresar por sí solas nuevos r-. :
ma,vor movimiento intelectual o social de la historia de
valores y fuerzas que pugnan por manifestarse?Nada más
Occidente. Cabe afirmar lo mismo de l¿ Retolución Fran- ¡, ..
fácil.,que aplicarles los epíteto5 fls .jergar y .barbarismo
cesa. Alfred Cobban se refirió hace poco a! omito, de la
Iingiiísticor cuando surgen 'bienpor primera vez; cierto es que
Revolución Francesa, queriendo decii. a! parecer, que no
solo la subitar,eiCadde la Revolución sino tarnbién su im-
algúnas de ellas los teñían merecidos y recibie¡on' el , , ;,.;!:
justo castigo del olvido posterior, pero la história revela pal-
poitancia ltabiar, siio e..:ageradas.Pe¡o desde el punto de
-;;iii;
r-istade alsunos cie los fundadcresde la socicloqía-Co¡nte
I The Agc of Reaolutioa, Nueva York: Mentor Books, 1964,
T;q;;;it';'ll" F¡..- io fue ;;l;' .";;i;,;j págr. 17 y sigs. \/é¿sc ia.¡Bbién Ray:moad Williamr, op. cíC., XI-
mente di-sti¡lto, ¡nás o ;nenos el que Sore: habría de dar a X\ryII.

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mariamente que fueron pocas las palabras claves en el es- bajadora. Por primera vez en ia historia del pensamiento
tudio humanístico del liombre y la sociedadque no comen- euiopeo, ia clase trabajadora (distingo .ciase trabajadoran
zzrzn como neologismosnacidos de la pasiói moral 1' i¿l de los pobres, los oprimidos, los h-umildes, que Por supue.sto
interés ideológico. constituyen temas permanentes) fue tema de preocupación
moral y analítíca. Algunos estudiosos han sugerido en los
últimos tiempos que la situación de ia clase trabajadora,
Los tcmas clel industrialismo aun en las primeras etapas del industrialismo, era mejor que
la que había prevalecido durartte un par de siglos antes-
Nada lo pone más en et'idencia que el efecto de la Rev<¡lu- Quizás esto sea cierto; pero es difícil que los observadores
ción Inclustrial sobre el pensamiento decimonórrico. Si bien independientes sustentaran en los comienzos del siglo XIX
Ia fue-rzade la Revolucién Industrial adouiere mavor noro- tal opinión. Tanto para los radicales como para los con-
riedad en 1a obra -literaria y erudital- de loí ineleses sen'adores-. la indudable degradación de los trabajadores, al
(aunque más no sea porque esta Revolución es tan inglesa privarios de las estructuras protectoras del gremio, la aldea
como es francesaIa Revoluciónpolítica iniciada en i7B9), el y la lamilia, fue Ia característica fundamentai ,v más esPan-
industrialisrr:ono deió de tener impl:cacionesDara los pen- tosa del nuei,o orden. La declinación del status del traba-
sadoresfrznceses,, álemanes.La arnlrita difusión q,r. iuvo .iador común- para. no mencionar al artesano especializado,
en toda Eirro¡.,aLa rique:a de las nacíorLes de Adarn Süith. es objeto de la acusación de unos y oiros. En el continente,
p u b l i r : a d oe n i 7 7 6 . a C v i r t i ó: i , c l u s ca j c s e r u d i t c sr n á se n c e - IJo¡raicl v l{egel aludían con iis3usto al nsiste¡naingiésu, al
rr;.dos c11 siis c;'¡usi.ros ios i;r"r-,L,]cnasc.iLlectea¡ía esa Revolu- advcriir ia i¡lestabilid;ld general de la sociedao quc rr:sulta-
ción.\fucho a,,r;sd; r;d"l; i;;;;-.H.'';i;.;á" l"¿""'¡'r, ría fatalmente de la pérciida, por ilarte del hombre, de las
se hicie¡a ccrricl:te. ]os iscrito¡es alencanesv f¡auceses va de- raít:es cle su trabajc en la farr'ilia, la parroquia y ia c-omtt-
signaban comr, os.iiena ir.clés' )as l¿erzaí ccmbjnadás clel nidad. Ya en 1807 en fnglaterra. Robe¡t Southey l¡asaba
individualismo ie:a.l I' dr J 1cc:,on:isr:.: sue csraban trans- en sran Darte su crítica al nuei'o sistema fabril en el em-
formando a la s,,cieáad inglrsa. C.rnto i'"."rnos rcpetida- pobiecirnierrto de sectores cada vez ma)'ores de la población.
m e n t e e n l o s c ; , ; : j ¡¡ i ¡ . , q u e ! : e u e n , i e . i e C o m t e a i { , ' e b e r . Nueve arlos después escribió en su Collaquies: "iUnl pueblo
los sociólogos :lei...:¡,.i:r¡nlos probjen:as cie Ia comunidad, el puecle sel denrasiado rico: pues ia tendencia dei sistema
status i' Ja autor¡dac.i en el co:;texro casi invariable dc los comerciai, y más específicarierrte ciel sistema fabril, es acu-
cambies imprc:r,s .ob:'e la sociedad .ri¡opea por )as fuerzas mular riqueza más bien que ciistribuirla... los grandes capi-
C e r i r a c i a sd e l ¿ . - - 1 , . ; ¡ , , , ,C
1 cr l t r a l , a j o . e ;
iapifal industriai l talistas llegan a ser como tiburones en un estanque, que
l o s n u e v o s r o l c s , l r " , , , , n : t , r ed e n e s o c : c sr ' ' e l o b r e r o devoran a los peces más débiles: v no hav duda de que ia
:¡, F.evclución Iiiust:iá\
¿Qué aspectos (jr: habr';an de pro- pobreza de u¡ra parte dei puelrio parece auryrentar en ia
vocar ina)'or ca;:tiCai c'e respuestas sociclógicas y de re- núsma proporción que ia riqueza de otra.o2 Como había de
sultar rnás rectores en la formulación de problemas v con- ocur¡ir a 1o larso de todo ei sielo. Southev señala el con-
ceptos? Cinco de rllos, a nuestro juicio, áesempeñaro., u., traste entre su época y las arrteriores. "Con lg malos que
papel cr,-rcial la :i¿u¿ci/;.-¿ de Ia clase trabajadora. la trcns- eian los iernpos' feudáles -le hace decir a "Si. Tho-ut
f ormación Ce Ie prr i,;t.{a.d. la cíudad industríal, la tecnolo- More. su principai voce¡o er: lcs Colloquics-, no fuerotr
gía y eI sistema feL".i Cran parte cie la sociolosía es en tan ¡;crirrdiciaies ccrmo esta í:t¡c(v comercial para los scnti-
ri.qor una respuest¡ a, rtto represen-.ado po¡ estis nuer-as m i e n t o s b u e l , o s y g e n e r o s o sd . l a n a t u r a l e z a h u m a n a . r g
situacior,es,-"*ius co,'t..;>t<,r 'cie los sutiles efectbs l¡ue eilas cje:.- Vollanros a los rscritos dei rr::< :itpaz de ios radicalesinele-
cieron sobie'la menre homlrres rales .orrJ To.nr.r",lill.. ses de esr: ¡reríodo, \\tilliam Ir.,],r-',:rt.:borrecido v perseguido
Mar>: r' Weber.
E s i r . c u e s t i o n a b i e q t r e e i r : ; á s n o t a b l e i ' r : l á s a r : i'pcll.ai a
selnente 2 C i t a d c ; ' r .' r l \ ' i l l : : , t : . . o!. cii yt;:-': !5.
d e l l e t i d o d e e s t o s á r ] : ' . c l . , sf u e i a s i t u a c . ' , : , d e ] a tra- 3 \\'ill ir;::s. nág :6

'ru AI
sin descanso por las fuerzas gue detentaban el poder. La <nexo enEe hombre y hombre que el desnudo interés per-
base de su crítica a la nuev¿ economia no es muy distinta sonal y el duro *pago al contaácr"'. El indust¡iaüsr"o ha
de la de Southey; es precisamente lo que él considera Ia ahogado <Ios éxt¿sis más paradisíacos de fen¡or religiosq de
funesta decünación del status del obrero. El nuevo sistema entusiasmo caballeresco y de senti¡nentalismo filistéro, * en
.ha extinguido casi por completo la clase de los pequeños Ias heladas apas del calcu'lo egoísta'.o A no dudarlo, Manr
granjeros; de un extremo al ot¡o de Inglaterra, las casas tenía una opinión escéptica del antiguo patriarcalismo, ya
que albe¡garon antes a los pequeños granjeras y a sus v€rr- que veía en él un velo que ocultaba la explotación real;
turosas famiüas, se convierten ahora en ruinas, con todas pero muchos conservadores de la época hubi,eran aceptado
'referencia
sus venranas tapiadas, excepto una o dos, dejando pasar la iin objeciones su'terminología- Su al .nexo del
luz precisa para que algún trabajador, cuyo padre fue dfnelo' en apariencia debe más a Carlyle ----cuyo Sígns of
quizas el pequeño granjero, atienda a sus \ijos semidesnudos the Times, escrito en 1829, exponía con elocuencia y pasión
y famélicos.. .'{ la atrofia de Ia cultura europea por el comercialismo- oue
.Quisiera ver -escribe Cobbett-, a los pobres de Ingla- a los radicales o liberaies.?Él cónservador Babac había'de
terra como eran los pobres de Inglaterra cuando yo nací; y escribir en Francia: .No hay mejor pariente que un billete
solo ia falta de medios podrá hacerme desistir de esforzarme de mil francos-' Y antes q"e ét Bónaid, en un ensayo ?cgtca.
por rezlizar esedeseo.' Cobbett veia destruida a su alrededor de Ia familia rural y urbani, presentó comer.ialismo como
toda relación tradicional que diera seguridad; Ios artesanos el atributo fundamental de todo lo "Íque él odiaba en el
y gra::jerosse habían transfornrado en <n)anos, (hands), moderni-smo
srlbditos ahora de los .Señores de ia Fibra, Soberanos de . Esta es la razón de que los cargos formulados contra el
Ia Hilandeúa, grandes Hacendados de la Hebra. . . Cuando capitaüsmo por los conservadores del siglo XIX hayan sido
los ténninos eran patrono y hombre, todos estaban en su a menudo más severos que los de los socialistas. Mientras
lugar, y todos eran iibres. Ahora, en realidadr es urra cues- estos últimos aceptarotr ál capitalismo, al menos al punto
tión de dnos ,v esclaaos,ró de considerarlo un paso necesario del pasado al futuro, los
La semejanzaentre Southey y Cobbett refleja aquí cierta tradicionalistas tendieron a rechr.arlo de plano, juzgando
afinidaci entre el consen-adorismoy el radicalismo que ha- que toda evolución de su naturaleza industrial de masas-ya
bría de perdurar a lo iargo de todo el siglo (me refiero, poi fuera dentro del capitalismo o en un socialismo futuro-
supuesto,a la evaiuación del industrialismo v sus subpro- sg¡5¡i¡r,rí¿un apartamiento continuo de las virtudes supe-
ductos: escasao nula fue su afinidad en las cuestiones riores de Ia sociedad feuCal cristiana. Lo que más desprecia-
políticas). Lo que describen en sus esciiios conser."-adores ban los consen'adoresera lo que ios socialistasaceptaban en
como T'ocgue.'ilie, Taine 1 el norteame¡icano Hau'thorne, el capitalismo -_sg tecnología, sus modos de organización y
como reacción horrorizada ante el cuadro que Presentaban el urbanismo--. Veían en estas fue¡zas las causas de la des-
Manchester )' otras ciudades de los }ficila¡rds de Inglaterra..
r El téraino coao el francé¡ philístist, duiva
no difiere, en su intensidad emocional, de lo que iba a inglés ,áili¡tinc,
escribir Engels. Itfanchester resultó el oüPo ideal,, por así del alemán Philister, y sc utiliza para dcsigaar ua espíritu vulgar, de
gustos convencionalc¡ c indifc¡eatc a la cultura y,el arte. Em-
decirlo, de las reaccionesconsen'adoras1' radicales contra ia plcado originalmente por los estudiautcs univcrsitarios alemanes
nueva industria y ei desplazarnientode ia clase trabajadora para refcrine sobre todo a la gente iletrada dc pueblo, fue incor-
desde su meciio rural. porado a Ia lengua inglesa por el poeta Mathew Arnold. (N. dcl E.)
El propio h{arx, cu,vo ciisgusto por el ruralisrno era tan 6 <Ma¡.ifcsto of t.he Communi¡t Party>, ea, Ma¡x ard Engcls: Basic
desorbitadocomo su odio ai pasado,aFarececomparando en Wtitings o¡ Politícs and Philosophy, de Lewis S. Feucr, comp.,
el Manifiesto Conuni¡ic las .idíiicas relacionesfeudales v Ga¡dea City: Doubleda¡r Ancbor Bools, 1959, pág. 9.
patriarcáles, del pasado ccrn las que nc han dejado otró 7 Véase Asa Briggs, <The Language of "Class" in Early Nine-
teenth Ccntury Eogland>, cn Asa Briggr y John Saville, cos¡ps.,
4 \t'iiiiams. páe. 15.
Essays i¡ Labou¡ Hístory, Lond¡c¡: Macmillan and Co-, 1960,
pág.47.
5 Wiltiams, ire-i. lO.
}\ ';',:-'' \e
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LO
(

integración de lo que Burke iiatnzra chosterías iu.eares de comprada-".v ven{idas en la bolsa. El especuiador, e.l mejor
f
descanso' del espíritu humano; Bonald, tes ii|ns'roríolrr. ejerrrplo dei nuer-o orden económico a los oios dá jos córr-
,v Southel-,"ei lazo de uniónn. se^'aciores- se conr.ierte en ei principal ob.ieiir.o del ataoue
El segundo {e los remas derivados de ra Revorución Indus- d e B u ¡ k e . E l a s c e r ¡ d i e n t em a l i s n o é j e r c i d ó p o r l o s q u e ' é l
trial tiene i'elación con la propiedai -r¡ás r- su influen.ru ,uur.1l ilamaba nlos nuevos traficanteso -los que espe:ulaban con
orden social. Como t eremos adelante, ningú;: ;;t..8, tierras r- propiedades. los compraciores ,,,enáedoresde ac-
de la Revoiución Fra:icesa represertó ,r.,^roi ;[;;;;5::para 6¡¡n¿g
- !.
c¡one-c- aparece en for¡¡a noiabje en sus páeinas. Burke
los conservado.es que la confiicación de tá práJ"6"¿ !' expon€ ei probjema sin anrbaees. Su temor're'side en que
debiliiarr¡iento dei "¡
.upoi o instituciona ) a ésia.'f^' práp;eáud, el poder poiítico se transfie¡a dE ia tierca a nuevas formas'de
1' Ja fur.,cióll guc deleaba asignársere en ia sociciaci.' ,obie- capitai. Pero detrás Ce ejio esraba su l:rofunda convicción
pasa a cualquier o.tro símboió el s,, acción-
a;,..=^r:i..¿o*
sobre ios consen.ario¡-es1,.radicaies del sigio XIX. para {e- que ¡ódo ese orde:r, con el cual éj se había comTrrome-
los tloo c-orr tarrta- pasión, se fundaba. en última instaniia, en
prim.ero:. elia era la base indi-s;:ersal.¡le-ie
la :.-r:i. l^ )a pro;::eiecj de la ljerra. En este nue\:o orden econóáico
i_eies:a.el estado 1' todos ios orr'os sranies girp." _.".,áf.i. podil '''tr a ia pro¡:iedad frasmerrad a. aicrnjzad"
r a í e . 4 s ¡ a d i c a . l e ss u a b o ] i c i ó ¡ _ " ¿ 1 . , . r - .cro i t . o l e i o ;* .oi-
ss:-,iii_ | e r t l c e 3 n D C t ' : o so a c c j c ; e s i r n : j t : - s o ¡ r a l e qs ue jarnás inspi_
¡nienro colecti'o-- resu,tó c.aciattz :r,á; i¿..,.r.r. íii !,r-;;;,;r-
raría':i ir¿.::aclr'i ilc..'aríar:]-tacia')a esiabilicid. ptr su¡ruesio,
tal Cc s,.:saslii:^acior,es.
Rurke 'rtr,ía rzzót N. oj._.rsiaite. iue oiro conse¡1.acl'or,lei
Sjli r':i-balEo. ri:-r ,..ic\- '.i..i ¡ri - . ( : . ; . . . _ : : : : . : , i. . l : i - :
ii-.:t¡_i.:b a ]a :iglo XX. cj eco:,r.,,1:.i..,a J,:.,:..ri..,,h.S.-.:l;:-ii-_,etcr. cuie:. i:,zo Cr¿
s i t u e c i ó n c l e i a c l a s e t : a b e ; ¿ , o c , : - a: -. , a . ,... : r , zc u ; i o _ . i , . " r , , r r i _ e s i e l ) u r i o i a r . e r i a C e r a : e s j s d e C a , + i l á l i s n t .S o c i a i i s m a n r l
d a d e : ' . : : ' eu n o s ' r , t r o s . i e l c a . r á c : . : ¡L - , , r a r - i ei r t r r : . . , . i : , . o . I)cnz,¿crac':',. go:-clu¡t;:C." .rbse:-r.ac!ón
\{a:x 1 Le Plal' estaban ic:al:le:,ie i; aci:erio en la j:_ ?9íi la Ce que un ilue_
' b . i o d c r c e - ) e ¡ > r o p i c d . a ds ó - ; C a i . c c r ¡ c i e t a h a d e q e n e r a d ó e n
'ariaLr;e base eco::ó:nica cie ia fa::i.ia z .;o :erro cle li :,i;.
la posesió.r c'e boncs r. aicio:res i:--¡,-rersonaies. :lo nrr¡ará ,,a
toria, )- a:r:bcrsi:ubicran ;;ociio acp_J.--ai .as e-.cla:::":;.;, i¡ansic!ó:l del cap:talismo ai socialiino cuanCo ésta se pro-
pa]aiurasde uii cc:-,-.e:-i.aic,l dei s:...lo-\\- Sir Le".:s i-"=.';.1.
q u i c n c s r : r i b ; ó : . L z s r z . a c - ; o i i e sü ; - . . r : . e ¿",-.rr-iiir¡--.1
p a r C = , a sC e i i e l ' : - a .e : : i r e c o t r . . . l :j.ai : . r _ - ". '.c:, = En el !:l.o XiX los ec::s.rr-.-eic.es.,-raciicales iesco;.lfiaban
, ,ar o: ,,: z a : . , . 2. .: l r r , a ^ _
' , e : : - : i o r i a l e s . por ieua. .,i.qlc¿,pitai ;:::.::t:ial .. iei fi::anciero: pero mie¡-,-
d:s c r , : : - q l - : i . . . . e¿:.,1¿ : , : , : : : _ : io Í r . ' , i . , r , " . . , ; i - ; t r a s e s t c sú l i ¡ : r o s t e ; i i e ¡ o : c e d a t e z : . : : á s . d e s p u é i c i e i { a r x .
i a . j : i - . 1 . . , ,? : ioai i t ) c z : j a e = i r a i l ¡ j ; . ¡ , ó . . - . . . . a s c o : : . . . : . i.:L i - ? S> e -
a constCe:ar es:a :o¡-na ie :¡.olie'ia.i cono u¡: ;¿rso ese¡lciai
c i a i e : , : : ; rg i d a s í u r , d a ¡ ¡ , . . ¡ : ¡ a , : : : : : : l ec 3 . z : . , . a a ; ó : , e : . , : r e e r
e n i a e i ' c l ' " : c i ó :h: a c i a e l s c c : a l i : , ; r o . . . . a, e n s a r q ü e l a c , r r o . i .
5 O r ¡ i : ' i ' , t a t t e r ; - a . : o r ¡ : - a ¡l l; i ; : a : : i - : : . , i . s : : : . l r o : . : a ; i ? .
a_.i,'Que sus ¡nal¿s capitai:s;as sob::i-eniría'con la iiouidació¡-, rer,o-
:ro sl'.':--,;-,re admi¡icia. cie la h:iro:,. i.r,..-.=i. :;;',..;i;;¡,;
' c n l a s c o n d i c i o n e su ¡ b a ; : a s e ; ¡ i u s : ¡ . : e . l : s . i a l u c i o : : a : - l ai e l a p r o p i e d a C p d r - a d a . a q u é l l o s e s t i m a r o n q u e
;,ro:;i.ir¡ ;; era la pronia naturaieza ie ese ca:trzi lo cue creaba ines-
i a ¡ i e r r a ¡ i e n e t o C a ' , . í a¡ ¡ a r . o r i ¡ - e s c e : : i e r c i a d e i a q . .
l o c o ; r ú ¡ : s € .s u p o i ? . " i \ - j ; i 3 ú n . o : : s e : i . a _ . : , 3¡ i, l,r : . ; . i á ¿ " " o . tabilidad v aiienacjón e; ia pobiación. r. qui ei "mero hecho
d e l a v e r a c ¡ C a dd e e s t a s: a l a b r a s : : e : : t : : , c s u n ¡ a c i : c a l . d e s e r l a ; : r o r i e d a C ¡ ú b i : c a t : - , r i - . - a C a ' nloo a f e c t a b a , T o d o
aur_ Jo que había hecho cie la pro'piedaC de Ia tier:a te:¡a de
g u e s í . . - r sl i b e r a i r s
P e r o - a a f i r i d a C e : : t r e ( ó r : : . e r r . a d c : . e.s, . : a d ; c a i e s : b a ¡ r á s he¡encia v prinoee::irura. én casj ¡oios )cs paÍses, en una
a l i á : a : : : ' ¡ : o so i i i a ' c ¿ r ( r e : : c , i i p o i - . : . , : . : . . : * e ¡ , u o t ! ' a é p o c a . - i o q u e . h a b i a l l e r aj o p o r i g u a l a l c a n r ¡ e s i -
l; o,:;.;;: n a d o v a i a a r i s i o c i a c i a - d u r a ¡ : r e s i t l ó s . a p r e s e : 1 . a :v- p e r - :
: r d i r s : r i ¿ i d e E r i : : ( r s ( : a l sr.. ¡ : r á s e s : , t c i : . : : e : ¡ e
;a =:-,_r:irdad p e t u a r , a ; r r o ¡ : i e d a d p c r e . : ; i ; : : a C e - : o j o s i o , o t . o _ .r . á ; ó r " r .
d e t i : c a b s t r a c r o e i t n p e i - s o n a . ,i á ; : - : ¡ : r : . ; : ; ; ; i
s a l v o i o s r e l i s i o s o s .? a : a c o : - \ - e r t : ¡ i ae ¡ o b j e t o d e j a a n : b i c i ó í
"4.;.,r;
sin lír¡:ites, la auaiicia r- el ;¡roiec:lo:ismc- l:acía aho:a
q u e l a i i s : r a f ' . - : e i ae l ; : ¡ l a : "i e ' l a i c e o l c , s í ac o n s e n . a d a r a .
L:na terce:a cue:tió:r ,.usc::air por la Rer-oluciónl¡dus:rial

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\ f,re la del urbanismo. De Ia misma manera que la situación prendernos ante el carácter cada vez.más .urbano' del ra-
social de Ia clase trabajadora llegó a ser, por primera vez, dicalismo. Con esto no solo quiero significar las raíces de-
tema de la pasión ideológica, t¿mbién Io fue el carácter mográficas ciudadanas de casi todos los movimientos ra-
social de la ciudad. Antes del siglo XIX, la ciuciad, al me- dicales del siglo XIX, sino también el sabor urbano del
nos en Ia medida en que se ocuPan de eüa los esc¡itos radicalismo, el ordenamiento típicamente urbano de valores
humanistas, fue considerada como depositaria de todas las que vemos en el pensamiento radical.
gracias y virtudes de la civilización. A veces encontramos Marrc consideró al nacimiento del urbanismo como una ben-
{recuérdense |os Ensayos de Montaigne, o las Conleiones dición capitalista, algo que debía difundirse mfu aún en
de Rousseau) expresiones de desagrado frente a la ciudad, el futuro orden socialista. El carácter esenciabnente turba-
pero éstasse dirigen no tanto a su naturalezz (y menos aún no' del pensamiento radical moderno (y su falta consiguien-
zlzpobrez,a y suciedad que puede mostrar) cuanto a las dis- te de preparación teórica y tictiez con respecto al rol de las
tracciones que proporcionan en cie¡t¿s ocasiones sus rique- poblaciones campesinas en el siglo XX) procede en gran
zas y su üda intelectual más acüva. Pero el rechazo real medida de Manr y de una concepción gue relegó el rura-
de la ciudad, eI miedo a ella corno fuerza de cultura, y lismo a la co¡tdición de un factor retrógrado. Es interesante
los presagios relativos a las afecciones psicológicas que in- acivertir que Engels, cuvo estudio de las clasestrabajadoras
cuba, configuran ur¡a actitud mental casi desconocidaantes inglesastiene en generai más rasgosde un espíritu exaltado
del sigio XIX. Como voh'eremos a verlo repetidas veces, la que de estricto rnarxismo, se angustió ante Ja expansióndel
ciudad constitu)'eei contexto de casi todas las proposiciones urbanismo. .Sabemos :nuy bien -escribió-, que el aisla-
sociológicasrelativas a la desorganizaciínr la aiienación y el miento del individuo. . . es en todas partes el principio
aislamiento mental: estigmas todos de la pérdida de comu- fundamental de la socied,admoderna; pero en ninguna se
nidad y pertenencia. Podemos estar seguros que no faitaron. rnanifiesta de manera más estrepitosay evidente este egciís-
razones para los malos augurios. Vo]vamos a ltfanchester: mo mezquino. que en el f.ánago frenético de ia gran ciu-
entre los años 1801 y alrededor de 1850 la población saltó dad.ne Podemos compalar sus palabras con las de Tocgue-
de 70.000habitantesa algo m* de 300.000.Junto al aumen- ville despuésde una visita a Manchester: oDe esta sucia
to de las cifras aumentó: naturaLnente. la mugre -cla cloaca pirte la ma.y*orcorrjente de industria humana, para
insalubridadn, al decir de Ruskin- más aiiá de todo lo fertilizer el mundo entero. De este albañal inmundo fluve
gue el hombre europeo estaba preparado a soport¿r. Como oro puro. Aquí alcanza la humanidad el desarrollo tnls
en los otros dos temas cue hemos tocado. también aquí es corrpleto '.' bruia!; aquí hace sus miJagrosla civilización,y
inevitable ei contraste: ésta vez, eI que diste enre lai ciu- el hombre cir-ilizadose vuelve casi un salvaie.nloLos con-
dades estables,relativamente simples y amuralladal gue en- serr.adoresseñala¡:con insistenciael erado .n que la cul-
contramosen cientos de láminas de la üda urbana medieval- tura eu¡-opea-desde sus idealesmoralésv espiritüaleshasta
y Ios conglomerados extendidos, sin concierto ni limites gue su artesaní4 sus cantos r' -.u iiteratura- ie ha basadosobre
ofrecen a la mirada las nuevas ciudades de los Midlands. los ritmos de la camplña. la sucesión de las estaciones,Ia
Acaso ias ciudades inglesas presentaran el peor de los es- alternancia de ios eler¡entos naturales r. Ia relación orofun-
pectáculos del urbanismo -así lo vieron los humanist¿s fran- da entre el hombre 1' el suelo. Solo ca6e esperar deiarraigo t
cesesy alemanes, lo mismo que los ingleses- pero como y alienación del aleiamlento del hornbre de estosritmos, ,v
pusieron de relieve las novelas de Büzac, Victor Hugo y su exposicióna las presionesartificjales de la ciudad. Si
más tarde 7-ola, eI fenómeno de París superó todo lo ima- el radicalismo modeino es urbano en su mentalidad, el I
ginable. consen'adorismo.en canrbio, es en g!an medida rural.
Al comienzo, los radicales y consen'd,dores concordaron bas-
tente en su desagradopor el urbanismo. Hay tanta nostalgia 9 Citado por Briggs, of- ci!., pág. 48.
por el pasado rural en Cobbett como en Burke; pero a l0 Alexis de Tocouer-ille, Jaurneys to Engiand cnd lreland, trzd.
medida que transcurre el siglo no podemos menos que sor- dc George Lau'rence y K.P.\{a1'er; K. P. Mayer, comp., \'ew
,s5. ), Ifaren: Yalc Universitl' Piess, 1958, págs. 107 1 sigs.
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I)ebernos rnertcionar, por último, otros dos temas igualmente ¡niento de la máquina rotatwa de vapor, la )anzaden o lz
vitales, igualmente cargados de pasión ideológica án el pen- máquina de hiiar, una forma de tiranizar la mente del hom-
samiento del siglo XIX: la tecnología y el sisre¡nafabril. bre y un instrumento pat^ su degradación moral. En aparien-
Bajo el efecto de Ia primera y dentro de los confines del cia, había entre el homb¡e y Ia máquina una transferencia de
último, conservadores y radicales pudieron ser testigos de fvctza y destreza primerq y de inteügencia despues,preña-
cambios que influían sobre Ia relación histórica entre el da de malos augurios para las criaturas hechas a imagen
hombre y la mujer, que arnenazabart (o prometían) hacer y sernejanza de Dios. De la misma mznera que la [ábñca
de la familia tradicional algo caduco, que aboliríañ la sepa- (para Bentham, el modelo perfecto de Io que debieran ser
ración cultural entre la ciudad y el campo, y posibilitarían, todas Jasrelaciones humanas) fue consideradapor hombres
por primera y? cn Ia historia, la liberación de las energías como Coleridge, Bonald ,v Haller, el arquetipo de una regla-
productivas del hombre de los iírnites impuestos por la na- mentación económica soio conocida hasta entoncesen cuar-
twa)ez-ao la sociedad tradicional. teles y prisiones, también Ia máquina se convirtió a sus ojos
Ambos temas, la tecnología y )a fábrica, dieron materia en el símbolo perfecto de Io que estaba ocurriendo en las
para innurnerables discursos,sermones y oraciones, así como mentes y la cultura humanas
trabajos eruditos, en el siglo XIX. Los radicales muestran CarlyJe se dirigía a los consen'adores v a los humanistas por
cierta ambir.-alenciahacia ellos. La subordinación del obrero igual cuando escribió: u\=o solo Io externo y lo físico son
a la máquina, su incorDoración anónima al régimen implan- gobernados ahora p;ot )a máquina, sino también lo íntimo
tado por la sirena de la fábrica y el c^pataz. la proletariza.- y lo espiritual-.. La misma costumbreregula,no,va nuestro
ción de su status son, er,identemente,tópicos en que abunda modo de actuar: tambjén nuestrosmodos de pensar y de
Ia literatura radical; pero también en esto la respuestacon- sentir. Los hombres mecanián su mente y su corazón tanto
sen¡adoraes la más fundamental. \fientras \,farx vislumbró como susmanos. Han perdido la fe en el esfuerzoindividual
en la rnáquina una for¡na de esclav'irudy una rnanifestación y en la fuerza natural, de cualquier índole Que fuera. Sus
de Ia alienación dei trabajo, identificó cada yez más esa anhelos y luchas no persiguen una perfección íntirna, sino
esclavitud y esa alienación con Ia propiedad privada, más combinacionesy disposicionesexteriores,institucicnesy cons.
que con la máguina como tal. En 1o ¡elativo a ia disciplina tituciones, es decir, mecanismosde uno u otro tipo. Todos
de la f.ábrica, las palabras de Eneels, suscitadas pór Ia sus esfuerzos,adhésiones, opiniones: se vueh'en hacia los
condena anarquista al sistema fabril, reflejan io qué llegó mecanismosy adquieren carácter mecánico."r2 Con el mis-
a ser casi genéral en los escritosradrcalesáei últjáo siglá: mo espíritu decía Carlyle: "El mecanismo echó raíces en
.El deseode abolir la autoridad en la inciustria de sran las fuentes más íntimas r.' primarias de las conviccionesdel
escalaes equivaienrea desearla abolición de ia propii in- hombre, 1' eleva desde ailí'innumerabies ramas que cubren
dustria, ciestruir el telar para volver a la ruec.a.nti Lha ve, toda su vida y actividad: unas cargadas de frutos ,v otras
que se.aceptaa la fíh:nca y su ciivisión dei trabajo impuesm de veneno.rls Y Tocqueviile veía en la máquina ,v en ]a
mecánicamente como necesidad histórica. no har- más oue consiguientedivisión del trabajo instrumentos de una {egra-
un corto paso a esa especiede idealización de lá f¿U;cá v dación 'más espantosaque todas las que hubiera sufrido el
de Ia mái¡uina que encontramos en las obras iiterarias í' hombre bajo las pasadas dranías. Todo lo puesto en la
artísticas de los radicales a comienzosdel sieio XX. máquina b4o la forma de dest¡ezay' dirección era quitado
Los conservadoresdesconfiaron de la fábriá r' de su dir-i- -,-pensaba Tocqueviile- de la esencia del hombre, debili-
sión mecánica del trabajo como habían desconfiadode todo tándolo, subordinándolo 1' estrechando su mentalidad. oEl
otro sistema gue.parecierf, por_su propia naturaleza, diri, arte a..lanza,ei artesano ritrocede,rl{
€TIooa destrurr al campeslno.al artesano, tanto conro a la
familia o la comunidad iocal. Era fácil ver en el funciona- 12 Carlylc, <Signs of the Times>, lVilliams, oP. c;t., pág. 79.
13 lbíd., págs. 79 y sigs.
It !4 Dcmocracy' in America, Philllps Bradlc¡', comp., I-u-cva Yo¡k:
<On Authcrit-v>, s¡ Fcucr, op. cit., pág. *83.
Alfred Knopf, 1945, II, pág- 159.


+8 49
(

La democracia como reuolución


social, y así'eran tenidos por otros individuos a uno y otro
lado del Atlántico. Tainej cuya erudición y juicio poáemot
La Revolución Francesa no fue menos aniquiladora en sus
discutir, pero no su agudeza e ingenio, estuvo-en Io cierto al
efectos sobre el dogma ¡' Ios sentimientos trádicionalistas. Y
calificar á Ia Revojuóión como él netUo histórico más im-
ia revolución política de Francia tuvo lo que tanto faltó
poÍante en Europa despuésde la caida de Roma.
a la revolución económica: emisarios y discípuios diligentes
que hicieran de ella la primera gran revolución ideológica
Aquí apenas podemos insinuar los alcancese intensidad de
de la historia de Occidente. Si los cambios políticos implan-
Ia influencia de Ia Revolución sobre el pensamientoeuroDeo.
tados por la Revolución Francesa resultaron o no más de-
Basta¡á para ello considerar a los soclólogos.-papelDe. Comie a
cisivos para ia hisro¡ia posterior de Euro¡ra -o del mundo-
Durkheim, sin excepción, le asignaron un decisivo en
que los cambios económicos producidos por la Revolución
el establecimiento de las condicjon¿s socialei que les inte-
resaban en forma inmecijata. Así, Comte señalá.específica-
fndustrial, será siempre cosa discutible; pero aquélla tuvo,
mente el desorden engendrado óor ella como anticedente
pcr su i:risr¡ra naiuraieza. una intensidad dramática y subi-
de zu.propia obra. Comle crevó qüe .los falsosdogmas, de la
tan:idad que nada en ésta pudo equiparar. La incisiva De-
Revolución -el igualirarismó, 1Z soberaniapopu-lar y el in-
r;iaración de lo-. f)erechos del Hombre. la naturaleza insólin
dividualismo- eran los responsables,aún *ás'que eÍ ,ruevo
ie ias le1'es aprobaclas entre 1789 y i795, Ieves que abarca-
sistemaindust¡ial. de que cundiera la desor.ianiiaciónmoral
bar', todr:s los asttec¡.¡sde la r:siructura social francesa -Dara
en Europa. Tocc¡uevilieestaba obsesionado" por 1a R."olu-
¡ : i ¡ i ¡ l s i s t i r e n s u s a s D e c t o ss a ¡ r g u i n a r i o s .e r l e s : : c i a l l o i r c -
-i'"r,<rr-- ción; eiJa es el verdadero tema Ce su estudi,ode la de¡no-
l,).cscn[¿Cosltor ci iucron suflcic¡,t¿i ?ara geta'n-
cracia noruea¡;rericlla, .u tenía proy.ectadauna larga of,ra
ti,'.at'a la Rer-olució:'i ur,a suerre de ¡niienarisn'lo que habúa
para anai.izar específicamentesui efectos.Le play lJatribu-
d.r convertirla. durante u:r sigJo, en el acontecimiento más
ye-reFetidas 1.ecesser ia causa principal de ia pinosa situa-
cr¡niürbadol de ia hisroria política e intelectual de Francia.
'Iodo ción cie la clase raba-iadora hada'mediados de siglo,
lo que el inCus*.riaiismosigrrifica en el s;slo XIX para 1,
también la secularizaciánde la eciucación,la indiv-i?uali-
.i;,. letras,: los mor'jmrenlos soc:'a'iesl' la leejsláción ingieses,
j,:. es la Revolución Cernocrática de'Franciá de fines áel si- zación cie ia propiedad ¡' el crecimiento acelerado de la
buroc.¡acia.
3)r, \\¡¡J¡ para )os fraic:eses. .que iarrto le ciis_eustaba..4.1finali¿ar el si-e)o,
l]urkheim srguepreocupaqocon lo gue llama la susritución
i,ualcuier escoiar sabe hov oue Ia Rer,'oluclón Frarrcesa :lc,
clel (egoismo corporat!\.oDpor un .egoísmo*no individua]r. El
íní cíó ios procesos de centralización.' iguaii:a:'is:lio. coiecri-
. impacto intelectuái de la Rer-olución fue rnenosseneral
\'rsr!)OnaCronalis¡a.seCu.la¡:zaciórtt' Dut Oí.¡aiia que ,ios pat'-
en Alemania. Tenemos nuchas ¡¡uebas de ia fascüación
tidarios de amboi' banclos le at¡iÉusero¡, e:r un princioio.
que eje:ciera sobre Hegel. ' es inilCabie que t" erp*.iai"tu,
E n l o s c : o m i e n z o si e l s i e i o X I X h u b ó h i s r t , r i a d o r e s ' - - e l r n á s
r,r'tal:ieentre ellos ToJqr¡er-ille- qr)e señaiaron las hondas
racionalización de ia ley emprendiia po¡ ios revolucionarjos
.íiirres qr¡e renían eslos p.ocesos .ri la i:istoria de Francia:
constitul'ó el impulso inmedlato ce los estud¡osde Savisnv.
Otto von Gierkl encontró en el efecro destructivo dJ Ía
¡;"..o Ia Revolución conquístó su jnflne¡rcia tenez sobre ia
c. 'nnicllcia elrropea untei de que ei ¿urálisis histórico las
Revolució¡.rsobre asociaciones inter:nediastalescomo el mo-
reveiara. I)e cualquier manera.. dejando de lado todo io que
nasterio.el gremio ¡- ia cornuna, ia mavor inspiración para
su monun'¡enta!e-.tudiodel estado-; la asociaciónen la'his-
t:r'c¡r¿¡ri e! ca.n:ino a Ia Revoiución, nada podría menosca-
toria europea. Y es indudable que'Leo Srrausstiene razón
bal el u\traoidinario cspectácuio de un puñado de hombres
lrciorn¡¡dores libr:rales. in¡eiecruales póiíticos. especulado- al afirn:ar- c¡tre Jas catesoríasbáiicas de autoridad de Max
l-esfjnannieros, r'is!onarios clc la Weber -arrtoriclad tradicional. autoridad racional v auto-
fanáiicoi rnorales.
"co¡lornía. ridad cer-isrnática- deben n:ucho a ia Rer:ol"li¿tí u *,
;;a.'a citar solo alcu:-,osde los tipos que florecieron simr'lrá-
ti:a c .,lcesi.'a¡¡erreen el cr,rs,, ,1" ia Rer-olución oue se efectossoble el antjguo orcien.li \fosca. profundament; jm-
creían cornprornciicios e¡l la co¡rstiruc!ón de u. :..,rrei.c, t:.cen l5 Lec' Strauss, \'atural RigLt and Hi:tar¡'. Chicaco: L-nir.ersit.v

\:''
50
I
l
por Ias ler:turasde Tainr:, tomó de la Revolución
f)r('si(rr¡adc) ya reclamaban ate¡rciórt, y z medida que aquélla progresaba
lrs clcrnentos esencialesdc su teoría del poder. .\*o menos fueron ocupando casi toda ia escena.Podremos decir cuanto
aft:c:tadclresultó \4ichels, e¡r la forrnulación de su olev de la queramos de sus causaseconómicas, del rol de los hombres
oli.garquíao1.'su crítica dr:l "centr¿rlismodemocrádcou. de negocios o sen'idorespúbiicos ajenos a la ideologia, de la
Lo que es cierto de la socjología dcl si:rlo pasaio, es igual- importancia de los procesospuramente administrativos, y de
m(.'ntecierto de muchos titros calrr¡rosdel pensamiento: la los efectos internos de las guerras que la Revoiución debió
historiografía,la jurisprudcncia, la filosofia rnoral v la cien- librar contra otros países.Pero basta con que examinemos
cia ¡-rolítica.Todas ellas se vieron cn situación ie tratar Ias Ios preámbulos de las leves que comenzaror, a aparecer ha-
cuestionessuscitadas,en forma tan dramática, por la Rer-o- cia 1790, Ios debates que se desarroiiaron en Ja Asamblea y
lución: la tradición aersu.sla razón v Ia le1', la reliciín uer- la Convención, Ios Iibelos 1- panfletos que circuláron por
szs el estado,lanaturaleza delapropiedad, la relación deias toda Francia, para poner en evidencia que cualesquierafue-
clasessociales,la administración ¡rriblica. Ia centraiización, el ran las fuerzas sub¡acentesal corfienzo, el poder de la pré-
nacionaiismo .v, quízá ¡:or encima de todas las. demás, el dica moral, de la filiación ideológica, de la creencia política
iguaütarismo. La palabra democracia, gu€ resr¡:nía todas guiada puramente por la pasión, alcanzá un punto casi sin
estas cuestiones,se remonta directarnente en su iorma mo- precedentes en la historia, salvo tal vez en las guerras o
derna a la Revolución Francesa.E. Weekley'escd.be: osolo rebeiiones relisiosas. El aspecto ideoJógico es bastante noto-
con Ia Revolución Francesala -v r>al¿bradernocracía deió de rio en la Declaración de i,osDerechos-del lfombre v en los
ser un mero tér¡nino literario ¡r;rsó a forrcer parÉ del prirneros debates relativos al sitio que del:ía ocupar la reli-
vocabulario político.n1{; gión; ¡rer-oalcitnzé una irrtensirjad casi apocalíptica en los
¿Cómo fue que esta Revolución, más que niizuna hasta tiempos del uComité de Salut Public, (Albert Guerard ha
entonces, atrajo la atención de los hombres iurante un su.geridoque. osalr.-ación:,es .ia traciucción más expre.sir-adel
siglo, dominó el pensamiento en tantos campos 1' afectó las término f,rancéssalut qve aparece en este apelativo).*
propias categoríasmediante las cualcs los hombres se iden- Fueron los conserr-ado¡es.comenzando por Burlie, quienes
iifican a sí mismos, e identifican su rclación con 1a política y. primero llamar:on la atención sobre cjicho carácter ideoló-
la moraiidad? Dar una respuestac-abales aflrnio complejc, gico. Burke fue acerba-ente ztacado por sugerir en 1790
pero hav un aspecto que interesa ¿ nuestros propósitos: Ia que los propósitos de la Rer.olución Francesa eran funda-
Revoiución Francesa fue la'primera revolución profunda- mentalmente diferentes de los de la norteamericana. Se lo
r¡ente ideológica. Esto no significa menoscabar a .ia revo- acusó de traicionár ios principios en los que fundarrrentara
Iución norteimericana, que sacudií' la.mentaiiiaC europea su enjuiciamiento de la East India Company, I su defensa
con su Declaración de Independencia.Pero esta úiti-ra per- de los colonos estaciounidenses;pero éI veía en Ia Revo-
seguía, objetivos limitados casi exclusivamente a la inde- lución Francesa una fuerza compuesta de pode.r político,
pendencia de In-elaterra; ninguno clc:.suslíderes -ni siquie. racionalismo secular e ideología moralista, que era, a su
ra Tom Paine- sugirió que fuera el medio para unv re- juicio, única, Y en esto teníá razón Por rnucho que los
construcción social y morál, que abarcara a Ia irlesia, la irrejuicios influyeran sobre su versión de los hechos y las leyes,
familia, Ia propiedad y otras instituciones- por sentimental que fuera su opinión de la monarquia fran-
En Francia ocurrió un fenémeno n)uy diferente. A los pocos cesa y maliciosa su caracterizacián de los que ejercieron el
mesesdel comienzo de Ia Revolución los principios morales poder revolucionario, si pensamos que hacia 1794 hombres

of ChicagoPress,1953,pág.57.El profesorStrausshabríapodido, * En inglésse designaestecuerpo coao Commíttecof Public Sa-


sin embargo, hacer extensiva su exposición a otras grandes ideas fcty; pero la palabra rclety connota <seguridad> más que <salva-
dc la historia occidental, comenzando quizá por los efectos de Ia ción>. De allí que Guerard propusiera llamarlo Committcc of Pu-
guerra del Pcloponeso sobre la filosofí:r política griega en el si- blíc Saloatio¿. En castellano-no-se presenta este problema, pues el
glo IV a. C. organismo se conoce, en efecto, como <Comité de Salvación Pú.
16 Words Ancient and Modern, citado por Wiiliams, op. cit., XIT. biica>. (N. det E.)

r-,_J
{ex
52-€r 53
( I

corno Robespierre y Saint-Just hubieran encorrtrado su opi- en ella cambió con la est:'uctura ciel estado v su relación
nión sobre las repercusiones de la Revolución, mucho má-. co¡r los interesessocialesy' económicos. La políiica se volvió
pr'óxima aIa realidad que Ia del liberal Richard Price (quien. entoncesuna forma de vida inteiectual v moral no diferente
como sabemos,fue el móvil irunediato de las Reflecüohs dé de la descripta por Rousseau en sus Confesiones: ol.legué á
B-urkQ no podemos sino advertir en ello un d'ejo de iro- comprender que todo estaba conectado, en sus raíces, con
nía. Pues mientras Price no veía más allá de ios objeti- la política. ]' que de cualquier modo quc procediesé,naciie
vos políticos proclamados por la Revolución, Burke advirtió sería si¡ro como Ia naturaleza de su gobieino lo hiciera.nls
Ia subv?centeintensidad oral, cr.ra_.i-religiosa. del conrexto de En su Díscurso sobre ia economía política escribió Rousseau:
racionalisrrropolítico de¡rtro del c.¡al últi*os tomaron uSi es bueno saber cómo acíuar frente a los hombres tal
"ito,
forma. Aquello que los filósofos del racionalismo descartaron conro son_.mucho mejor es hacer de ellos Io que es necesarir.¡
del aborrecido cristianismo durante la Revolución, lo invis- que sean. La autoridid rrrás absoluta es.la que penetra en
tieron con verdadero celo cle misio:reros en Ia obra revolu- el ser más íntimo del hombre, ). s€ preocupa tanto por su
cionaria. r-oluntadcomo por susaccior,es-.. Si cumpliéraniosia Vo-
Una generación después.Toi:qtrc'.'l'ljr' ;ic hacía sino volcar luntad General,-habríamossaiisfecho todos los cleicr¡sparti-
en nuevaspalabras la afirma.i,.i¡rcir-.ij::r'i;r:ctrando ¿:crjbía: cularesi otrás paiabras,puesto que Ja viriuci rio ei más
que esta"., conformiciad de ,.rs cieseosparticulares con la Vo-
"Ningurra rebe]ión política nr,i,'rior, I or. r.ioienta que fuera.
luntad General, habríarnos e-.¡ablecido ei reino -de la vir-
9.?lp"it¿ tan apasionaclc¡entr¡..ia-sráo.pr,e: el ideál q'r" sé
fij6 la Revolucióa Francesa no fue solb c'arabiar el -<iste¡na tud.u10La relaciír, que lisó a Rou.sseaucon la Rer,oluciónes
francés s::ic llada lrerios cl¡.relcq-cner.ar. a toCa la especie interesante;pensai que fúe:a u::a de las ocausas,de ésta es,
humana. Creó una atmósfeia dc fen.or n:isional r. adqrririó, por supuesto,absurdo. Con a:i¡erioridad a 1789 se lo.leía y
verdacjerannente,iodos los aspectos de u¡r retraci'mien'totu- iespetábamuv poco en Francia. Sus ideas no parecíán im-
ligioso... para consternaciónde los obsen.adorescontem: portar ciemasiadoni siguiera al estaiiar el movimiento. Pero
poráneos. Quizá fuera más exacto decir gue desarroiló una hacia 1791, trece años despuésde su muerte. se había con-
especiede religión, aunoue imperfecta, pués ca¡eció de Dios, vertido en Ia Eminencia Gris; el más admirado, citado e
de ritual g d. ]? promesa de una vida iutu¡a. Sin embar.eo, influ;-ente enire tocios los philosofthes. Su interesante corn-
esta extraña reiigión. como eI Islam, inuncló el murrdc entero binación de iguaiitarismo individualista (tan vivo en los
con srrsaróstoles, militantes y nrártires.ol? discursossobre-las artes )- ias ciencias, y sobre e! origen de
Es debido a s'.r carácrer ideblósicc¡ que Ia Rer-r,lución se la desigualdad) \.cie una \.'iiuntaC General que <Íabalegiti-
transforrnáerr cbsesiónde los iniélectuálesdru"a,-rr-,: ,-iécacias. midad al poder político absoiuto (como Io expuso en el I

Los nrercl: aconrecimientos,aun si consislen en Cestronar Discurso sobre Ie econonzía1:o[ítica y en El contrato socíal¡ i'

mona!"cas-expropiar v,decapitar, no cauti\-an las esperanzas estabahecha a la medida cie las aspiracionesrevolucionarias.
de los rornánticos,iciealistasv visionariosa lo iarrc¡ de varias Para empezar, ia augusta Declaración de los Derechos del
generaciones,ni átormentan a ios aprensivot tru&"i"""i;t;r. Hombre especificaba con cla¡idad que "la fuente de toda
Hacen íaita dogmas y herejías, y lá Rer-<¡luciónios rur-o eu soberanía es esenciaimente la nación; nadie, ningún indi-
abundancia; ella contribuyó a prlomover en Europa c.lcci- viduo pue.Je ejercer auioridad alguna que no proceda en
dental las actitudes mentales aceica clel bien '.- el rri;rl en la claros térrninos de ellan. Y más arielante: .La ley es la
poiítica, reservadasantes a la religión ,: a la'der:r,,nolocía.. expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos.tie-
Todo e! carácter de la política y del r,ri .le los i;rtciectuáles nen el derecho de participar en su creación, va. sea perso-
17.,.Th¿ O_id Rcgime and thc lrrench ft¿t)t,!-,tion, traci. -ll: Stuart 18 Conlessions of f ean Jacque: Rousscau,Boston: The Bibliophi-
Gilberq Garden- Cit1.: Doubl,:dav A¡¡chor ii<,oks, l955-
¡ráiís. l2 list Society,1933, II, pág. i*l.
y sigs. Burke había cscrito cn 1790: <Si t.rman¡:s en considcrici'ón to- 19 The Social Contract and Ditcourscs, G- D. H. Cole, trad. 1'
das las ei¡cunstancias, Ia Revolueió¡¡ Francesa ¡c¡ulta el aconlecimien- comp., Nueva Yorli: E. P. Dution and Cornpany, i950, págs. 297
to más asombroso guc ha ocurrido en el munCo hasta l¿ fecha.> y sigs.

.s!', .t
\A
54 55
( I

. lrírlmente o por medio de sus representantes.Debe ser igual u¡clccido t:l reconocirnientodei paísD.Las socicCades de be-
;rara todos, tanto en lo que protege como en lo que castisa. r¡t.J'it'e:¡lci¿
y las asociaciones<ie ayuda mutua ftreron cic-
Todos los ciudadanos,iiendo i[uales .nt" ,uj ojos, son claraclasilcqales o al menos sospechosas.nEs tarea dr: le
igualme::teaptos,paraocupar.cualquier carqo:.puesrg. y em- racirirr --cle<'laróLe Chapeiier en un discursoanre la Asa¡n-
pleo núbiico, según su capacidad y sin otra distinción que blea- -. es tarea de los funcionarios públicos en nombre de la
la qrre establecen sus virtudes y ta¡entos.D aación, pro¡rorcionarempleo a quiln Io solicite y' asistencia
En ciios térrninos aparece redactada gran parte de Ia Ie- a los dóbilesv enfermos.oSi ias antiguas corporacioneseran
gislación específica de la Revolución.2d Uni Iey que lleva inaceptables,sobre ia base de su corrupción de la voluntad
fecha dei 2 aL 17 demarzo de 1791. abolía para siemnre los general. ¿por qué habrían de permitirse otras nueras? uPues-
aborrecidosgremios y corporaciones,inu,rguiando Ia iibertad to que Ia abolición de todo tipo de corporacionesde ciuda-
de trabajo (libertá du traaail). Esta ley fue seguida, tres da¡ros del ¡nismo estado del mismo bficio es una de las
Tqe.l cle_spués,
por una medida más rigurosa, 1a famosa "
basesfundamentales de la-Constitución de Francia, se prohí-
( oi Le Cltafelier del 14 al L7 de junio,-que no solo con-
be restablecerlas de f a:to baio cualquier pretexro cle tbima.u
firmaba la ábo[ción de los gremiós sino'que prohibia el Los decretosposterioresde Napoieón relativos a las asocia-
estable:iniento de cualquier Torrna ciorie-s.no hicieron sino ampliar i' coníirmar io c¡':e ltabía
-\ia no existe corporaciónalg'una dentro
"ÁÁlárí-á.-rt*iáá¿".
dál estado: no ha;* comenzado la Rer-olución ln su' fase democrárióo-liberal,
;rás qri: ei interés particular de cada indii-iduo y ei interés hccho a \:eccssoslalaio Dor los l:istc-'riaclorcs c.rr-:íi
c!e-ctacan
-r'nerai.. ., Las asanrbleas democráticasadquiríár así. de el i:apei oreaccjonai';6,que desernpeñóNapoiéón con res-
rolpe. una magn:tud de poder que los ret'esiupuestambnte pecto a aquélla. Sr¡s ieves íueron más amplias- r' el sistema
absbiu¡osno hibían logrado jam?s, u p.rut de sls esfuerzos. policial con que las puso en vigor falteba en 179i. Pero no
Ei. cis?'usto de Rousseau por las .alociaciones paicialeso Ias creó; se iiniitó a extenderlas v sistematizaria:. Así. en
dentro Cei estaclose incorpóraba ahora a !a leeislación. iB10 agregó a la!;Ievesexiste-tesnüevos artículos que piohi-
"No
debe =ermitirse la reunión de Ios ciudadanosáe ciertos ofi- bían las asociacionesde más de veinte personas.Aunque Ia
cios en pro de sus supuestosintereses.nL-n estado c..-¿¡d¿6t¿. prolesta popular hizo que estas restriccionesse moderaran
ramenre iibre -dijo uno de los leqisladores-r no Cebe so-. en 1812, esta acerba contro','ersiapoiítica concernientea las
pori?riren sr¿seno ninguna corporación, ni siquiera aquellas asociaciones;que düró tres generaciones-no terrninó sino
consasra.dasa la instrucción púbiica, con el rechazo finai /en las postrimerías del siaio pasado)
.que como ;aies h3n
de las le1.esque las nrohibíán o limitaban. \iéremos más
20 A _5.'cial History of the Frcnch Rcuolutíon- cit \orrna:: Hamp- adelante que Qomte, Le Piar i' Tocguer-ille. para nombrar
son (Loncires: Routledge and Kegan Paul, 1963j, répre:enra-.ün
tratamie ¡ro excelente i. novcdoso de Ios aspectos soc;ales de la
solo tres sociólosos.se preoculraron profundame:ite por las
Revolu¡ión. l-éase también el notable a¡tículo de Franklin F. Ford corisecuenciasdé la restricción de la libertad de asociación
¿.The Rerolutionary-Napoleonic Era: Horv \fuch of a lVater-
para la sociedad.
:l"dl?, American Historícal Reaicw, octubrc de 1963, págs. l8- La familia experimentó también un profundo cambio en la
29. El orofesor Ford escribe: <El más rascendente dé ioios los legislación revolucionaria.2l Como los plzilosophes, Ios le-
cambios ocurrió en la estructura social y, lo que no rer-iste menos
gisladores revolucionarios encontraron que las costumbres
importancia, en la forma como los hombies concebían la estructura
social.> Para repasar la historia institucional completa de ia Rer.o-
patriarcales ,v la indisolubilidad del lazo matrimonial (eran
luc_ión ique contiene la verdadera esencia de su impacto sobre el óontrarias a Ia naturaleza ,v a la razón,. IJna lev de 1792'
o-rden anrtrior), es preciso aún ho,v remitirse al notablc conjunto de designaba al matrimonio como contrato civil, ¡- establecía
obras producidas en Francia al terminar el siglo, muy pocas de las diveisos motivos que jusdficaban el divorcio. Tales mediclas
cuales podremos mencionar en las páginas siguientes, Lo! mejores se apoyaban invariablernente en la ley natural, con frecuen-
'-com-
estudios ac.rca de las leyes que eliminaron las corporations' .r
munautés, son el de Etienne Martin Saint-Léon, Hístoire d¿s cor- 21 El análisis más cabal del cfccto de la Revolución sobre el sis-
poratíons d¿ méticr¡ (Parls, 1898) y el de Roger Saleilles, Da la
tema de parentcsco en Francia sígue sicndo cl de Marcel Rouquet,
9¿r.ronaii,é jaridique ( París, l9l0). Eoolulíoi du droít de famllle x¿rs l'inditidualisrne, París, 1909-
^ú\ .'
"s!
56 s*,
:i'c i'ii:ts iil,,wifit:as. como vere{ s más adelante, obsesionóa Le Plav más que
-Que esta disposición!.¿e bien recibida y.
trtt¡tl¡rio :rlir io t:n alounos sector¿slo demuestra e: hecho de ninguna otra de las medidas revolucionariasv lo imp."r!:ó
(irrt¡ ('n t'i st'sto año de Ia República el número ie Ciyorcios a róalizar un vasto estudio de la famiiia ;' de Ía propiódad.
rx.t'tlió t'¡r París el de matrimonios; pero habrían ie seguirla Otra expresión del esfuerzo por liberar a los indiriduos de
otras: r'i¡i'-'ularlas con Ia reforma de ia famiiia. se esrab"lecie- las antiguas autoridades, es el control de la educación, asu-
ron estricias li¡nitaciones al poder paterno, y en todos los casos mido por el gobierno en lugar de Ia familia a partir de
Ia autoridad del padre cesaba cüando láí t-,iio_.alcanzaban t793.23 Con anterioridad, la educación primaria era un
la_ma¡'oría de ed¿rdlegal. E;n1793 ésra se fijó-en los veintiún quehacer conjunto de la fanilia v de la ielesia.Las uni-
versidadesfrancesaseran instituciones eclesiás¡icassemiau-
1ñqr; pol esa misma fecha el gobierno deóretó ia inclusión
de los hijos ilegídmos en los asuntos relarivos a herencia fa- tónomas. Los sucesitos,gobiernosrevolucionarios..que creían
miliar. Los Iegieladores tenían una actitud abiertarnenre hos- con Danton que ndespuésdel pan, la educaciónes la necesi-
til a las costumbres que regían ia solidaricad cie la familia dad primera del pueblno, adoptaron muchas medidas diri-
antigu¿. Iíombres,corno Lepelletier y Robesoierre, apelando .qidasa la r.'eza centralizarla 1' extenderla, institu,véndolano
específicamente a }os precepros de Rousseau-len su bitrurso cofno un mero derecho sino como un deber politico de todos
sobre ia economía política). insistieron en que ej esrado los ciudadanos.Napoleón dio impulso poderosoa este pro-
debía tener primacía de derecho sobre la r.iCa de lc_. iór.enes. pósito centralizador;pues declaró públicamenteque la edu-
Los iesisjado¡-essosteníarr,que dentro de ja fa;::l:á. v en cación era un mecanismo pa:'a producir sujetos eficientes.
cualr¡uie;' r-'tl'ome.Jic, debían prer.alccer lo: jclrales :e' ,.í,:al- .En ei establecimientode un orqanismo de enseñanza._se-
dad r'los derechos individuaies. Co¡rcebían a ;a ízr-;:--a ccmo ñaló-, mi principal objerivo .i contar con un medio de
una pequeña re-pública (une petite républíctue). r- ;rohibie- dirigir las opiniones políticas v morales: pues mientras no
ron ai pacire ejercer en ella una autoridacj *áo:.irquicao. enseñemosal pueblo desde ia infancia si han de ser repu-
Las rejaciones entre Iz f.arnl!ía y sus dependie::tes dornésti- blicanoso monárquicos,católicoso librepensadores, el eitado
cos, tales como los sirvienies- eran estabiecidas scbre una no constituirá una nación.,r3{De jando de lado la motivación,
base contractual- I a unidad patriarcal de ia lani,ia que- estaspalabras pociían provenir de Rousseauo de alguno de
daba así ciisueita, aI menos en ia letra cie ia le'''. -.i-{uiendo Ios jacobinos..
la poiítica se¡r9.r, adoptaCa .or, ,.r¡r".toá iá¿o;iorir,_,por. La religión también fue profundar¡ente afectada, y aquí
La moci¡icac:ón de ia pro¡:iedad poi obra cje jos r¿cisiadores el lazo entre el lluminismo y la Rei-oluciónes quizásel más
revolucirr::aii,.ii nc fue menos profunda.l2 Antes ie ja R.e_ claro de todos. Ei abate Ravna!, cuvos escritosanticlerica-
volución :a coslurb¡e: v lz ley habían a:er,zair¿ .::: -.isi,e:-na Ies le habían acarreado la censura de la iglesia, alcanzó un
de here¡:ciÁ por ei cr.ial las fincas, grandes v pequeias. ten- tardío desquitedurarrte Ia Convención, cuando sus palabras
dían, a ser preservadas intactas. f permaáeiían ie gene- fueron declamadascon entusiasmo: uEl estado no ha sido
ración c:r¡ qeneración' en poder de Ias m;smas 'faniilias. hecho para la religión; la reiigión es para el estado.El estado
Ahora sc hacía dif,filr perpetuar la propieiad ía-:i.iiar en es supremo respectode todas las cosas;toda distinción entre
el agre:raciosocial- Ciur su-concepciói dá que Ia p¡ooiedad el poder temporal y el poder espiritual es un palpable'ab-
pertenecía ¿¡ Ios m,bmbros indiviáuales de la famiiia,'ei go- surdo, y no puede haber más que una sola y única juris-
bierno ¡r:'r'ria¡naba el partage forcé, mediante el cuai'el dicción en todas aquellas cuestionesdonde sea necesario
paCre r:st:¡ir:r obli,qado por ley a legar partes ieuaies de la brindar o defender la utiliciad pública.rzó Cuando estalló
propiedacl a srs hijos, al limitar lá liberrad téstamentaria
del ¡rarlr'...r' l'.r'zar una. dir-isión i.gualitaria de ia 23 Antonin Debidour, Hístoire des rapports le I'EgIise et de I'Etat,
1:ropiedad, 2a ed., París,l9l l.
Ia solicariii;¡,tl ec<¡nómica de h iámilia se debiri¡aba. Esto,
24 G. Lowes Dicl¡inson, Reuoluiion and Reaction ín .,\{odct¡1l:rtttt'
ca, Londres, 1892, pá9. 54.
22 Yéas= Philippe Sagnacr.La lágislation ciaíl¿ d.e Ia Ré¿olution 25 Citado en A Short Historv of the Fr¿nch Peofle, dr' (iit,'ri'r
I:rangaise,Pnrís, 1898. Guignebert, ta!. de F. Richmond, Nueva York, 1930, II, pág. 265.

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-!¿

58 59
la Re'olución no existía un deseo manifiesto de aboiir el primera agitación libertaria. Pero r,o debemos soslal'arsu
c¡'istianismo,pero-sí el de regularlo por completo. En caso' racionalismg, ni el atractivo que éste tuvo para quienes, si-
de haber una iglesia-.éstadebla refleiár el caricteidel nuer,o guiendo a Platón, creían en ias bases racionales dei estado
o.clcn .político. En el nombre de la liberté, Ia -{samblea justo. La pasión por la unidad eeornétrica1.'la simetría llevó
su¡lrimió todos los 'otos monásticospermanentesv las órde- a los le.qisladoresresolucionarios, más aliá de cuestiones
nes religiosas.Fueron transferidas al estado las funciones de relativamente trir-iales (como 7a reíorma del sistema mone-
ecltrcació¡r1' caridad que habían correspondido a la ielesia tario y la normalización de las pesas y medidas) hasta la
.v las di'ersas órdeneL Los obispos 1' párrocos debíai ser
'co*rrr.s, tzrea más excita¡te de r¿cionaljzar ias unidades de espacio
elegidos ieual que los funcionaiio, los ciérieos y tiempo.dentro de las cuaies i-ivían los hombres; Había el
aceptar el zustento del estado, y formular en ese carácter - - proyecto de abolir las antiguas p-ro.r'inciaq'¡' reempla44rlas
un voto_de fideljdad a é1.Quienés se nesa.on a hacerlo fue. por unidades y subunidades perfectamente gsbmétricas .de
ron declaradosenemigosdel pueblo. administración política, orientadas todas en última instancia
Pero el golpe más rotundo fue la confiscación de las pr.o- hacia su centro, 'París. Fue reformado el. calerdario, asig-
piedadespertenecientesa la ielesia.Desde el r:unro de ,lisa nando nuev-:osno.mbresa los días ¡- ios mesespara recordar
de Ia naturaleza de los grupos sociales-v asóciacionesam- constantemente4.lpueblo la rupiura con el antiguo régimen.
paradas por la ler:. el rnáy'oi interés de Lste acto reside en Pues si un p.uehle ha de ser a un iiernpo libre y sabio, debe
los debates c¡ue desencadenóen relació¡r con eI carácter ser liberado-.de.r'igjos recuerdos ¡' prejuicios ertgastadosen
corporarivo cle la i.¡iesia.Ifírs cle u¡r mienibró
'clá¿ode la- ,{,sar;r- asociacione5' y, 'sírnbolost¡acir::cnalt:. Abolidos ios centros
blca planteó la cuéstión de si la islesia, su caráctéi. traCicionales.dqedupací6n,hab'tzque establec€rr¡u€vosc€:h:
corporativo, no debía ser indemnizáda.'Aun en ac¡r¡élor-' tros .v cr€2r.,¡ürr.::organismo de propa<anda para liberar al
ganismo se_tuíanencontrandoexpresión antisuas idáái' cor- pueblo -en las-palabtas de Rousseau- de le5 uprejuicios
¡rorativas de ia jurisp-rudencia:pero fueron-ahogadps por de sus padre5r^..¡l
el aluvión irresistible de argypgntos- de,,slel' naturálo,'ieé,4¡, La Revolución-era también obra ciei poder; no el podcf
los cuales.noexisten.n ¡".i¡drd iriás personasque 1", .,atül.'' en el sentido mecánico sirr.pie ie f,uerza aplicada sobse
la.lcs (es decir, los'individuos),1' todbs los derióhob'que Ia un pueblo por,-ün..rg@.bierno externo ita¡a la prosecución Cc
ir{iesia pudiera reclam4r desaparecíananle los derechós so, el poder considerado como algo
sus propios;"qb:l',g1i.vos,.:sino
beranos dei estado. Thouiet áeclaró ante el'querpo leqisia., gue nacía deJ,pueblo''..era traimutado por Ios.fines;liberta-
tivo: ul-os derechosde los individuos.son difere'ntes'áloi' rio-s, igualitariós y:;racionalistas de rnanera tal qr.re dejaba
<le Ia corporación; Ios individuos existen ante Ja liv- v de ser poder para ,coRvertirseea ei ejercicio de Ia voluntad
ticnen derechos que sur-qende la naturaleza _,-spn imóieí- . popular. Tal haHa:sido el sueño de Rousseau,y fue el sue-
cri¡>tibles,tales como el derecho de propiedad: Ias co.pora- ño de muchos durante la Rer-olución.
cionesr.en cambio, s^oloexisten por Ia-1e1,,,v-sus derLchos Lo' que dio ,significación histórica a la Revolución en ila
dc¡renclende ésta.¡28Concluía zu discurso óon esta densa mente de sus líderes y, aitn másr'ert las mentes de los revo-
ob.servación:"La destmcción de un o¡:samsrnor corPor¿trvo lucionarios del siglo XIX (para quienes aquélla era un
;;;:'; ;;ñi?;." ejemplo obsésivo), fue sü mezcla sinsular de poder y liber-
Por múitiples razones,pues, debemos considerar en realidad tad, de poder e igualdad, de poder y fraternidad, y de
a Ia Revolución según Ia imagen que de ella se formaron : poder y raz6n. Desde un punto de vist¿ puramente intelec-
las generacionesde intelectualJsqué Ia sucedieron: Ia obra tual, estasafinidades representan de manera bastante aPro-
combinada de Ia liberación, la igualdad y e! racionalismo. ximada las fases sucesivasdel desarrollo de Ia Revolución.
Tocqueville escribió que e-l igualitarismo pronto lle.gó a ser .'De qué otro modo, sino por el poder colectivo.del pueblo'
el apremiante ethos moral de aquélla, una vez disipada la i-repiesentado primero pót la Aiamblea y la Convénción, .
luego por el Comité y finalmente por un solo hombre-,
26 Citado por Paul Janet, cl,a propriété pendant la Rés,olution hubierá sido posible alcanzar la libertad para los millones
Frangaise>,
Rcauc d¿sDcux Mondes,-1877,pág. 328.

*'*\¿
6sfr 61
I

r¡te ,{rlfrian la opresiór¡ cle las aborrecidas autondades de la


Ios socialesq,r. ,.pt, ¿ban al ciudadano de la meta de una
rglesia. la aristot-racia, los grernios y 1z lrronarquía? Del
Francia une et indiaisible.
podc' cor¡r:ebidocomg liberaéión no trábía más qué un corro
paso erl ¡¿odgrconcebido como igualdad; pues ii cada ciu- En las últimas décadas se ha ilegado a considerar al jaco-
dada¡ro de Francia era por definición paitícipe del nuer.o binismo como el que mejor er;tresa esta fusión singular de
moralismo y podér absoluto. Aunque investigaciones re-
ord_errpolítico. ¿acasoe-stono proporcioñaba lá igualdad de
poder: la forma más fundamenral de igualdad:, y en ia cientes han rei'elado los orísetes de clase media y objetivos
estruetr.¡ra.de la nación, declarada desde el comienzo única puramente económicos, de la may'oría de los miembros
fue¡¡te legitima de autoridad en la República, residía una de los clubes jacobinos, asi corno las técnicas de .club de
forrl¡¿ de fraternidad que hacía aparecer cad..,cásy discrimi- debates" a que recurrían, la imagen del jacobinismo que
naiorias a tod:aslas formas anteriores. Por último, ¿de qué ha inspirado desde entonces a ios radicales y atormentado
otra ma¡¡era sería posible aczbar con la confusión pólí- a los conservadoresestui'o ¡nucho más cerca de la realidad
tica, social y económica Jegada por el feudalismo, e implan- política revolucionaria del sielo XX que ningún otro_e!e-
tar un nuevo sistema de sociedad: como no fuera pbr ei mento de la sociedad iiberal u burguesa del siglo XIX. El
ejercicio de un poder tan racional como ilimitado? historiador Robert Palmer sugiere algo de esto en el si-
.f,a transición de una nación oprimida hacia la democracia guiente ¡:árrafo:
--dtl',:Iar6el Comité de Salvación Pública-,* es como el es- nSu república denocrática iebía ser unitaria, sólida, total,
donde el indir.iduo esiuvie¡-afusionaCo en la sociedady el
ft:erzo mediante el cual Ia naturaleza surge de la nada. H","
que rehacer enteramentea un pueblo si querernoshacerió ciudacianoen ia nación. La soberanía nacional debía limi-
tar los de¡echos i;:clii'iciuaies.!a voluntad gcncral prcvale-
libre, ciestruir sus prejuicios, alterar sus costumbres, iimitar
sus necesidades,erradicar sus vicios y purificar sus deseos.'2? cer sobre los deseospriuados. En interés del pueblo el es-
tado debía ser intervencionis:a, ,v brinciar sen'icios socia-
Es irr:posibie no advertir aquí el natiente moralismo poií-
-total-
tico -a veces moralismo les; debía pro.ve('ial'¡' orientar las ins¡ituciones del país,
que se sumaba á Io,
y ernplear la leeislar:iónpzrz elevar al hombre común. Se
temas ie liberación, igualdad, raz6i. y poder. Rousseau
pareceríamás a ios estadosdei siglo XX que a los del XIX;
-n*ivo'
había señalado el camino en su D¡sczrso sóbre Ia economía
"la función del gobierno -dijo Robespierre.el 5 de
¡toIítica .v en EI contrato social. El poder sin moralidad es so-, es dirigir la"sfuer¿as-otál"s y físicas de la naciófl".r28
tira¡:ía; ia- moralidad sin poder es esféril. Por eso, a medida
Ei paso final es ei clue va dei poder al terror: en toda re-
c¡.¡c ¡)rclrresaba ia Revolución, se ievantaba ese crecienre
llarnadc a la r-irrud en apoyo de las medidas más extre- volución digna de ese no¡-::brees preciso darlo. Pues, como
Írá.S tori: rdas por el gobierno. Una nuer:a manifestación de declaró Robespierre: .Si la base del gobierno popular en
tiempos de paz es la virtuc. la base del gobierno popular en
conciencia relisiosa acompañaba inevitablemente al moralis-
mo. ciCómo ñemos de rLconocera un republicano?,. Dre- tiempos de revolución es 'a i'irtud y.'el terror: terror sin el
guntaba Barére de Vieuzac. Su respuestaiodría traber iido cual Ia virtud es impoter:te- \irtud sin la cual el teror es
tomacia directamente dei capítulo de EI contrato social, asesino.o2sSin dud¿r.pal-i: cle la fascinación y autojusti-
ficación que haliaban !ós es¡:ectadorescristianos en la quema
acerca de la religión civil: ol-e reconocerem65-5e5fg¡j¿-
de los no creyentes y herejes durante la Inquisición, la en-
cuando hable de su país con "sentimiento religioso" 1. del
pueblo soberano con "devoción religiosa".o Con razón, los, contraron Ios espectadoresreuolucionarios del guillotinamien-
to de los contrarrevolucior¡arios .v traidores en el París de
historiadores del nacionalismo han rastreado sus orígenes
1794. En el contexto del Terror fue donde tuvieron su
modernos en la Rerolución. El sentimiento político fire la
origen las connotacionespecuiiarmente modernas cle la trai-
llama que.fundió con su calor todas ias reiaciones y símbo-
ción y ia subversión; cada una de esasconnotacioneses tan
* Ver nota de página 53.
28 Robert R. Palmer, Tu:zlue u'ho Rulcd, Princeton: Princeton
27 Citado por John \{orlc1. en su biografía de Rousseau, Lon-
IJniversity Prcss, 19{1, pág. 311.
dres, 1915, If, píg. 132.
29 Citado por Palmer, op. cit., pá9. 276.

62-*F
o- 63
i
( ..:-
inseparable dei carácter de la rnoderna ¿.-ot.ir de ma- z,íduo era el heredero del desarrollo histórico; no el gremio,
sas, como la herejía lo era del carácter .de ia islesia me- sino el empresario; no la clase o el estado,sino el ciudadano;
dieval. Para un Saint-Just, inspirado por la feroiidad dis- no Ja tradición litúrqica o corPorativa- sino la razón indiai-
ciplinada ,v espiritualízada de un inquisidor medier.al, el te- dual. Cada vez más, podemos ver a la sociedad como un
rror podía tener las..propiedades de un agente cauterizador: agregado impersonal, casi mecánico, de votantes, cotner-
aunque penoso, indispensablepara exterminar la infección ciantes, r,endedores,compradores, obreros ,v fieles: en re-
p9]!1ica. Fue en- estos términos qr¡e revoiucionarios dei siglo sumen, como unidades se¡:aradasde una población más que
XfX, como Bakunin, pudieron justificar el uso del terror. como partes de un sistema orgánico. Por_ supuesto gue
.]ustificación que continúa en el sislo XX: en las obras algunoi, como }farx, prer-ieron, juntq c9n Ia- descomposi-
de Lenin y Trotsky, de Stalin, Hitler-y \{ao. Ha,v, sin ducia, cién de la antigua jerarquía ,v auioridad, la formación de
una gran diferencia entre la realiclad de la Revolución un nuevo tipo -el del sistema industrial-, Pgro esto no
Francesa y Ia realidad del totalitarismo del siglo XX, pero Ie impidió cbnsiderar igualmente al individuo beneficiario
no es menos cierto que eúste una continuidad r-ital- cbmo del pioceso v, una t-eálibre de la tiranía de _la propiedad
lo han señaladovarios estudiososactuales (entre otros J. L. priváda de Ia industria, destinatario dq ll- salvación final.
Talmon 1' Hannah Arendt), siguiendo concepros de Toc- Abstraccíót¿.Esto se relaciona con la individualización, pero
queville, Burckhardt y Taine. atañe en primer 'lugar a los talores morales- Muchísimas
mentalidades cle este siglo fueron impactadas. no solo por
la tendencia de tos ralores históricos a hacerse cada vez más
Indiitli¿alízación, abstracción1, generalízación sccrrlale.l, carla vez lltás utiiitarios, sitro también Por su se-
paración eada vez ma)'or de las raíces concretas y- particula-
Si conternplamosambas revolucionesdesde ei punto cle r-is- ies que les habían otorsado, durante muchos sig,los,su dis-
ta de los procesosmás amplios y fundamentaiés que tienen tind;idad simbólica v un medio para su realización. El
en común. encontraremos tres especialmente notables. Los honor
llamaré indiaidualización, abstraciión v generalización. E\los pítulo magistral de La dentocracia en América-, la lealtad,
representan gran parte de Io que significó el cambio rer-o- ia amistail ,v el decoro se originaron todos, como valores,
lucionario para Ios filósofosy estudiososde la ciencia social en los contextos r'nu)' particularizados de la localidad y el
del sigio.XIX.Ia importancia de cada uno de ellos ha per- rango. Ahora, sin que disminu,veraen modo alguno su atrac-
durado hasta el sielo XX. tivo como palabras, como símbolos, experimentaban profun-
Indiaidualizacíón. En ei mundo moderno, ia historia parece das alteraciones los.contextos en los cuales habían comuni-
?puntar claramenre en todas partes hacia la separación de cado su significado y habían servido de orientación durante
los individuos de ias estructuras comunales v córporati\-as: siglos al pensamiento y la conducta -humanos. Muchos de
de -los gremios, de la comunidad aldeana, dá la i'glesia his- esios valores habían dependido, para su concreción, de la
t6rica, la casta o el estado, y de Ios lazos patriárcales en experiencia. directa del hombre en la naturaleza: de sus
general. Algunas personas, quizá las más, ven esta sepa- ritmos y ciclos de crecimiento y decadencia, de frío y de
ración en los términos progresistas de una liberación,- la calor, de luz y de sombra. Ahora, un sistema tecnológico
emancipación de una tradición que se ha vuelto opresir-a. de pensamiento y conducta comenzaba a inter¡ronerse enfie
Otros adoptan una opinión más sombría, )' ven en- ello el el hombre y el habitat natural directo. Otros valores ha-
surgimiento de un nuevo tipo de sociedad, donde el egoísmo bían dependido de los lazos del patriarcalismo, de una aso-
moral ¡; el atomismo social son las cualidades dominantes. ciación estrecha y primaria, y de un sentido de lo sacro que
Pero 1'a sea desde el punto de vista general dei proqreso. o se apoyaba en un concepto religioso o mágico del mundo.
de Ia declinación, existió un reconoéimiento unániñe qu. Ahora, esos rralores se r.oh'ían abstractos -a causa de la
abarcó filósofostan diferentescomo Bentham. Coleridee. Tóc- tecnología, la ciencia 1' la democracia política-' eran'des-
guer'ilie, Marx, Spencer y Taine. No el gtupo sino"el' indi- plazados de lo particular y de lo concreto. También esto

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podría representar el progreso para muchos )' una ceclina- ceneral. (:uián iliA rdo era el terremoto gue comenzaba
ción cultural para otros. en Euópa occidental, se extendía al resto de Europa- y el
Generalízacióñ. La nación, ) aun el ambito interrracional, l¡emisferio occidental Ln el siglo XIX, y prosigue incólume
han llegado a sei' considerados en forma crecie¡-,te como en el Extremo Oriente,'el Medio Oriente, la América la-
carnpos esencialespara el ejercicio del pensamien-.o-;' la tina v Africa en nuestros días.
lealád hurnanos. Desde ia familia y la comunicad iocal,
las ideas se l¡an exte¡rdido en nuestra época a la nací6n, la
democracia, la visión de un orden internacional futu:o- Jun-
to con los intereses y- las funciones se ampiía ia -ez1'tad,y
también las percepcionesde los hombres. que )'a no \-en en
sus colgén:res tt étos individuos particularó¡ sino -rnás bien
mremDrosoe un a-*regadogeneral, o clase, Como dijeia Os-
trogorski: .Al deicom¡:oner -lo concreto, Ia lógica_ de los
heihos tanto como la de las ideas, abnó \a Puerta a io gene-
ral. En eito, al igual quc en todo 1o demás, el indusiriaiismo
dio ei pr^nár im"prrlso.A los ojos de los-fabricantes- :a masa
de serés hun:anós que se afanan en ia !ábvica e¡ar solo
trabajadcres. v el trábajaclor asociaba al ciueño de ia ¡áhrica
con ia iiea cie ntero caititelistao ttatrano. Por.¡i¿ es:ar en
contacto íntimo, cada cual concebía ai otro rnedia:.ie ia
eiiminación mental de sus característicasir,diviciua.es espe-
ciales. reteniendo únicarnente lo que tenía er¿ coinúíl con
los oiros n:ien:blos de su ciase., 36 La cie¡nocrac;a:e'.'olu'
cionaria hizo eri la esfera irolítica lo que la Revoiuc:ón In'
dustrial en la econónica. En caCa caso el particular:s:+odel
antiguo orden la te:icl::¡'tt'ta a Jlensar err térmir,ts cie io
concreic, el rico o i.ror-l:roso,el pobre o ciesvalido iientit'i'
cable:-, ciesaparec!óji:::to con su iocaiismo. Lz ;ni-'ma
tenclerrcia.a i¡énsar c;tciai',,:zlnás en iérmirros Ce'"-a c'izse
olos capitalistas,. :r e>::lresa
tiabajar,l.r;ra",nlos ¡i<:,br..'sn.
con isu¿.] ftñrza cn la ir:nrie¡rciaa pensar en tér.-r.::.osde
. r'otaitesr, obuu'olraciar, uciudad anl'ruo,elcétera.

En su F,eflettrcn: on tl¿¿:Re¿olution in Frar,ce Butke es-


cribió: *En nrrrchasi)artes de Europa reina el franco des-
orden; en muchas otras se escucha un rnulmullo sub¡errá-
neo, un movimientr,' co¡rft¡soque ame¡laza con ur t€rremo-
to genera! en el mt¡ndo ¡:olítico.o3i
Pero ni siquiera la prescienciade Burke pudo reveiarie cuán

3A D¿¡r,oc¡acy and the Organization of Political Partíz:, Londrcs,


1902, I. pá9. {8-
3l The ll'irks of Ed¡nuttd Burke, itueva York: Harprr and Bro'
thers, 1837, I, pírgs. 524 y sigs'

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