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La esencia de la verdad

El cine es una construcción. De la misma forma que el lector está leyendo estas
letras y las entiende, de una forma muy similar funciona en su esencia más primitiva el
cine. Cada palabra está hecha de letras, letras que a su vez por si solas no tienen mucho
sentido. Una “A” no vale mucho por si sola, empieza a tener un sentido si viene en la
palabra “Amor”, en la palabra “dignidAd”, en “rArezA” etc… Pero lo interesante de
pensar en esto es también entender que lo sabemos sin darnos cuenta. Se podría leer un
tanto rara la anterior oración, pero no es hasta que volvemos a pensar en las partes
primigenias de algo que la construcción del mensaje adquiere importancia. Es como
voltear a ver los ladrillos que conforman el lugar en donde estamos, los percibimos pero
sin embargo no los vemos de la misma forma que la “C”, la “I”, la “N”, y la “E” se
esconden a simple vista en la palabra CINE.

El cine está hecho de fotogramas, fotogramas que forman tomas, tomas que
forman escenas, escenas que forman secuencias, secuencias que forman actos y actos
que forman películas. Cada fotograma tiene una función dentro del todo. Sin este
sencillamente la película no sería la misma, algo siempre cambia cuando se cambia lo
más pequeño de algo mucho más grande. Es como agregar un átomo más a un elemento,
el elemento cambia y se transforma. La toma de un gato seguido por una toma de un
bote de leche seguido de la toma de el mismo gato pero ahora con el vientre abultado
nos hace entender una situación completa y esto sucede porque el cine se construye. No
es necesario ver todas la acciones del gato para saber que lo que lo llevó a tener la
barriga abultada es que se tomó la leche. Pero para entender el porqué de eso hay que
pensar no solamente que el cine se construye sino “dónde” se construye. ¿Dónde fue
que el espectador vio que el gato se había tomado la leche que como resultado llevó a
que tuviera el estómago lleno? Claramente el espectador no vio literalmente esto, pero
sin embargo sí lo vio, lo vio en su mente. El espectador construyó en base a las tomas
dadas unos “entonces” que juntaba cada una de las partes de lo que estaba viendo.
Estaba un gato, “entonces” _________ un bote de leche, “entonces” _________ y el gato
tiene un vientre abultado. Lo que llena el espectador son esos espacios. Estaba un gato,
entonces vio un bote de leche, entonces se la tomó y el gato tiene un vientre abultado.
Así es como entendemos las acciones en el cine. El espectador llena los espacios que no
han sido literalmente vistos, y si el espectador tiene las claves suficientes para llenar
esos espacios con pocas opciones es mucho más fácil predecir con qué opción va a
llenar ese espacio. Ese es el trabajo de la construcción cinematográfica, saber cuáles son
los fotogramas necesarios y en qué orden para que el mensaje que queremos decir se
construya en la cabeza del espectador. Es por eso que el cine no es un acto de magia que
sucede frente a nosotros, es un acto de magia que sucede dentro de nosotros; es
revelarle al espectador que el conejo no estaba en el sombrero sino que el sombrero era
el conejo.

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El cine tiene un gran poder justo por eso, porque no es que el mensaje llegae
directo a la mente sino porque es la mente quien lo construye y nos hace parecer que
siempre estuvo ahí. Y no solo eso, sino también tenemos reacciones físicas ante esa
construcción.. ¿Quién no ha llorado, reído, espantado etc… ante una película que nos
atrapa? Esto no es solo por lo que vemos sino por el cómo es que hemos construido en
nuestra cabeza lo que no vemos pero creemos que sí vimos.

El cine de ficción siempre tiene un candado de seguridad para nuestra mente. Al


final por más real que veamos y sintamos lo que vemos sabemos que “es solo una
película” y que seguramente el actor está en su casa y que esas situaciones que vemos en
la pantalla no son “reales”, es decir nuestro mundo está a salvo. Esto nos da confort y
cierto rango de seguridad al saber que la construcción que se creó en la mente del
espectador es solo “entretenimiento”. En el cine documental es muy distinto.

En el cine documental asumimos que las cosas son reales o están apegadas a la
realidad. Si tomamos el ejemplo de hace 3 párrafos de nuestro gato empachado por la
leche y lo analizamos como si fuera un documental seguramente nos sentiríamos mal
por el gato y querríamos ayudarlo a que no se enfermara por llenarse la barriga; cuando
si lo vemos como ficción tal vez hasta nos da risa la situación del gato. Esto hace que el
“asumir” que algo es verdad crea una emoción muy distinta en el espectador y esto
influye también en la construcción que se debe de hacer porque los “entonces” no están
dibujando un mundo que solo vive en la pantalla (es decir, un mundo que solo lo vive un
gato que no existe) sino que están dibujando el mundo en donde quien lo ve vive (es
decir el gato que vimos existe por ende ese mundo existe).

El pensar en la construcción del espectador asumiendo que lo que ve es real es la


base fundamental de crear un documental. Es por eso que nuestro apego a la realidad
tiene que ser una de las veletas que nos guíen en su creación. Pero la gran mayoría de las
veces la realidad no es tan atractiva y muchas veces no es tan entretenida. ¿Si queremos
ser fiel a la realidad de un día tenemos que narrar sus 24 horas? Afortunadamente no es
así, a lo que le tenemos que ser fiel es la esencia de esa realidad. ¿En esencia estoy
narrando lo que aconteció? ¿En esencia estoy narrando lo que alguien sintió? ¿En
esencia estoy narrando la atmósfera de esa situación? Eso siempre debe de estar en la
mente de documentalista ya que es el fino filtro entre retratar la verdad y retratar un
espejismo.

Es por eso que una de las tareas más útiles del documentalista es el pensar en la
esencia de la verdad de lo que se quiere retratar ya sea en la toma, en la escena, en la
secuencia, en el acto o en la película. Cada parte de esa construcción debe de tener esa
esencia para que así, en el momento de juntar esas partes la construcción de los
“entonces” nos lleve a que el espectador no solo construya la película en su mente, sino
que al final construya una verdad de la realidad en la que vive, y pocas cosas son tan
poderosas como esa construcción en la mente de un ser humano.

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Lo anterior tiene implicaciones éticas muy profundas ya que muy fácilmente se
puede dar a sentir como verdad algo que es completamente opuesto a la realidad (e
incluso puede pasar inintencionalmente, pero la mayoría de las veces que esto sucede es
con dolo y es por eso que la manipulación mediática es un brazo de poder muy grande).
Y si esto sucede el espectador puede tener en su mente una idea muy distinta del
mundo donde vive y por ende las decisiones que puede tomar no sean en base a su
entorno real sino un entorno que se alguien construyó en su cabeza y el espectador ni
siquiera se dio cuenta. Es por ello que el documentalista necesita explorar muy bien lo
que piensa retratar para saber por dónde es que se encuentra la esencia de la verdad que
piensa retratar.

La tarea de todo documentalista (ya sea, director, editor, productor etc, todos
ellos son documentalistas) no es el encontrar la verdad sino es el explorar la verdad.
Esto nos refiere a que si exploramos la verdad podemos encontrar muchas más piezas
para la construcción de esta a que si tan solo decidimos buscar una sola y única verdad.
El tratar de buscar la verdad nos lleva a respuestas como Sí y No y el explorarlas nos
lleva a respuestas mucho más complejas como los porqués de ese Sí y ese No y ahí es
donde podemos empezar a encontrar lo necesario para en el cuarto de edición construir
esa “esencia”.

No hay mejor ejercicio para un documentalista que analizar las realidades que se
han construido en su mente y el preguntarse porqué es que se construyeron así. ¿Será
por algo que nos dijeron nuestros padres?, ¿por algo que escuchamos en los medios?
¿algo que leímos?, ¿algo que vivimos? Y a la vez que respondemos alguna de estas
preguntas el pensar en la imágenes y el orden que en nuestra mente se crean. Ese mismo
proceso es el que es muy útil en el momento de filmar y editar. Primero preguntarse,
¿qué concepción tengo de esto que quiero retratar? Segundo, ¿qué sucedió para que yo
tenga esa concepción? Tercero ¿es mi concepción de eso apegada a la verdad? El
responder estas preguntas con imágenes y sonidos es el más necesario reto para un
documentalista en cualquier parte del proceso cinematográfico.

¿Cómo filmamos “la injusticia”? ¿Cómo filmamos “el dolor”? ¿Cómo se filma “la
desesperanza”, “el heroismo”? Quien se de a la tarea de querer filmar los conceptos
anteriores seguro fracasará por que esos conceptos no se filman, se construyen. Se
construyen a través de imágenes y sonidos que en esencia retratan la verdad de algo que
existe. Y ahí es donde la realidad no se crea en la pantalla, sino la realidad se crea en el
espectador, y a veces, en los mejores casos, después de ese proceso el espectador decide
hacer algo para cambiar su realidad.

Texto por Pedro G. García

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