Lunes 30 de setiembre del 2019
DÍA 1 -27-
El Gurú
El
retiro
ORLANDO CERRUTI
Director de OBCerrutti y profesor
de Pacífico Business School
P
or una cuestión de orden va-
mos a definir el retiro como la
etapa en la que personas, cuya
edad supera ya los cincuenta
años, hacen el tránsito de un
trabajo de alta demanda en tiempo, exi-
gencia y compromiso, a otro de menor de-
manda en estos aspectos, o simplemente
dejan de trabajar. Por lo general, la nueva
etapa trae consigo menores ingresos, que
pueden proceder tanto de nuevos trabajos
como de ahorros privados o de un sistema
pensionario.
Todos hemos fantaseado con lo que nos
gustaría hacer llegado ese momento, cuan-
do dejemos de trabajar, en algunos casos de
lunes a viernes de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y,
en otros, bastante más que eso.
Por fin, al despertar una mañana, des-
cubrimos eufóricos que no tenemos obli-
gaciones laborales, que estamos retirados.
Entonces arrancamos con nuestros pen-
dientes o cosas que queríamos hacer: qui-
zá un viaje o estar más tiempo con nuestra
pareja, familiares y amigos; tal vez atender
lecturas atrasadas o temas académicos pos-
tergados, practicar más deporte o dedicar-
nos a un trabajo a tiempo parcial.
Pero, pasan las primeras semanas o meses
y, en un buen número de casos, descubrimos
que esa euforia inicial o ‘luna de miel’ se va
difuminando, pues nos encontramos insatis-
fechos al no materializarse los planes como
pensábamos.
Entonces, nos comenzamos a hacer las
clásicas preguntas del retirado: ¿quién soy?,
¿para qué estoy acá?, ¿qué hago con mi tiem-
po libre?, ¿cómo agrego valor? Sucede que
contar con un flujo de dinero acorde con las
expectativas de vida que nos hemos trazado
es indispensable, pero no siempre suficiente.
Porque, así como debemos tener un portafo-
lio financiero relacionado con los ingresos
deseables, hace falta trabajar dos portafo-
lios adicionales: uno que contenga nuestros
activos emocionales y, el otro, nuestras ac-
tividades.
El activo más importante de nuestro por-
tafolio emocional es nuestra identidad. Con
anterioridad, en la etapa prerretiro, cuando
alguien nos preguntaba quiénes éramos,
la respuesta de muchos de nosotros estaba
vinculada a su actividad laboral: soy geren-
te, ejecutivo, empleado, consultor, aboga-
do… y, trabajo en tal o cual empresa o por
mi cuenta.
En otras palabras, nuestra identidad esta-
ba fuertemente ligada a nuestro trabajo y al
retirarnos sentimos su ausencia y se genera
un vacío en nuestra identidad, que eviden-
ciamos automáticamente cada vez que al-
guien nos pregunta qué hacemos o cuando
no sabemos cómo presentarnos a una nueva
persona. Lo paradójico es que, normalmen-
te, mientras más éxito se haya tenido en la
vida laboral, mayor será la vinculación entre
identidad y ex trabajo, lo cual incrementa la
posibilidad de generar este vacío.
Es, por lo tanto, recomendable prepararse
para este momento y buscar los elementos
dormidos de nuestra identidad, esos poster-
gados por el trabajo (por ejemplo, estudio,
“Las personas retiradas,
que tienen trabajos de
voluntariado de mediana o
baja dedicación, logran un
mayor nivel de satisfacción
en la vida, mayor autoestima
y una mejor salud física y
mental”.
enseñanza, trabajo a tiempo parcial o comu-
nitario, pasatiempos o lecturas) y rescatarlos
para adecuar nuestra identidad a la etapa de
retiro de manera progresiva y con menores
sobresaltos. Un factor que contribuye a la
fluidez de esta adecuación es que la orga-
nización en la que estemos trabajando nos
permita reducir la carga laboral desde uno
o dos años antes de nuestro retiro. En todo
caso, cuánto antes y cuánto más se prepare
uno para este cambio, más capacitado estará
para superar las dificultades que se puedan
presentar.
Sin embargo, además de nuestra identi-
dad, hay otras necesidades emocionales por
satisfacer en esta nueva etapa: darle propósi-
to a nuestra vida, sentir que agregamos valor
y somos estimados, crecer como personas
y desarrollarnos socialmente. Para lograr
satisfacer estas necesidades emocionales,
nos valemos de nuestro portafolio de acti-
vidades.
Antes del retiro, nuestro trabajo nos per-
mitía darles un propósito a nuestras vidas,
reforzar nuestra autoestima y agregar valor
a la sociedad. Ahora, en la etapa del retiro,
podemos seguir manteniendo estos efectos
positivos mediante trabajos comunitarios o
profesionales a tiempo parcial, remunera-
dos o no. Las personas retiradas que tienen
trabajos de voluntariado de mediana o ba-
ja dedicación (al menos 200 horas al año),
logran un mayor nivel de satisfacción en la
vida, mayor autoestima y una mejor salud
física y mental.
SOCIALES
ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR
De igual manera, el reforzar nuestros
vínculos auténticos con la familia y amigos
nos permitirá reemplazar parcialmente el
soporte que obteníamos del trabajo antes
de retirarnos, aquello que nos daba esta-
bilidad, seguridad, estatus y el importante
sentimiento de pertenencia. Asimismo,
nuevas actividades como los trabajos co-
munitarios o de tiempo parcial, los acadé-
micos, los deportes, los espirituales, los
pasatiempos y la vida social nos permiti-
rán conocer nuevas personas y extender
nuestra red de amistades.
Finalmente, este portafolio de activida-
des irá construyendo una rutina que nos
ayudaráaestructurarnuestravidayanoso-
trosmismos,permitiráquenuestrasemana
noseaundomingoseguidodeseissábados.
La rutina diaria construida mediantelasac-
tividades que hemos detallado y comenta-
do previamente, sin desdeñar aquellas que
pueden aparecer como terrenales o trivia-
les, son elementos necesarios para nuestra
estabilidad emocional.
En la cultura hindú de los Áshramas,
la vida tiene tres etapas: Brahmacharya,
cuando uno es niño y joven, en la que uno
se dedica a aprender; Grihastha, cuando
construimos nuestra vida profesional,
ahorramos, creamos una familia y esta-
mos más atrapados en las recompensas
terrenales como poder, fama, estatus y
dinero; finalmente, Vanaprastha, cuan-
do decidimos focalizarnos menos en las
ambiciones profesionales y recompensas
terrenales y más en lo espiritual, en apo-
yar a otros y en la búsqueda de sabiduría.
Preparémonos, pues, para el retiro y
veámoslo como una nueva etapa en donde
experiencias y posibilidades hoy desco-
nocidas le darán realce y satisfacciones a
nuestras vidas. Miremos con optimismo lo
que vendrá y saquémosle el máximo de lo
que podamos obtener y aportar.
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