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Qué es la diabetes

Definición de diabetes
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles de azúcar (glucosa) en sangre
elevados.
A la glucosa que circula por la sangre se le llama glucemia.
El aumento de glucemia es el resultado de defectos en la secreción de insulina, en su acción o en ambas.
La insulina es una hormona que fabrica el páncreas y que permite que las células utilicen la glucosa de la sangre
como fuente de energía.
Un fallo de la producción de insulina, de la acción de la misma, o de ambas cosas, genera un aumento de los
niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia). De no controlarse adecuadamente, a largo plazo, la presencia
continua de glucosa alta en la sangre puede provocar alteraciones en la función de diversos órganos,
especialmente los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos.

¿Es común tener diabetes?


La diabetes mellitus es una enfermedad que se presenta con mucha
frecuencia entre la población general. Los dos principales tipos de
diabetes son la diabetes tipo 1, antes llamada infanto-juvenil, y la tipo 2,
antes conocida como la del adulto.
Esta última supone en torno al 90 % del total de los casos de diabetes y
su incidencia está aumentando de manera muy llamativa en los últimos
años, en relación con los cambios en el estilo de vida, cada vez más
sedentario y con una dieta que favorece la ganancia de peso.
Recientemente se ha acuñado el término “diabesidad” unificando estas
dos enfermedades muy estrechamente asociadas, diabetes tipo 2 y
obesidad. De hecho, el 85 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen
exceso de peso. En los últimos tiempos se está viendo un fenómeno
nuevo, el diagnóstico de diabetes tipo 2, la anteriormente conocida como
del adulto, en niños. Esto va en paralelo con la obesidad infantil, que está
creciendo de manera exponencial.
La diabesidad se podría considerar la epidemia del siglo XXI. En España,
el estudio di@bet.es (publicado en 2012) encontró que el 13,8 % de los
mayores de 18 años presenta diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5 millones de personas. De éstas, más del
40 % desconocían que presentaban la enfermedad.
La diabetes tipo 1, por el contrario, no está relacionada con el estilo de vida. A pesar de ello, su incidencia también
está aumentando, aunque de manera mucho más moderada. No se conoce la causa de dicho incremento, aunque
se han postulado diferentes teorías, ninguna confirmada. La mayoría de las diabetes tipo 1 se originan por un
proceso autoinmune, que afecta a las células del páncreas que producen la insulina. Por definición, todos los
pacientes que presentan diabetes tipo 1 deben tratarse con múltiples inyecciones diarias de insulina, a diferencia
de lo que sucede con los tipo 2, que pueden tratarse con estilo de vida y pastillas, aunque muchos acaban
precisando insulina. A día de hoy no contamos con ningún tratamiento que pueda prevenir la diabetes tipo 1. Se
ha ensayado con una serie de fármacos, pero sin ningún éxito hasta el momento.
El panorama cambia radicalmente para la diabetes tipo 2, donde la prevención puede desempeñar un papel muy
importante. En primer lugar, hay que detectar quiénes están en riesgo de presentarla para concentrar la
estrategia preventiva en estas personas.

Diabetes tipo 2
En este tipo de diabetes la capacidad de producir insulina no desaparece pero el cuerpo presenta una resistencia
a esta hormona. En fases tempranas de la enfermedad, la cantidad de insulina producida por el páncreas es
normal o alta. Con el tiempo la producción de insulina por parte del páncreas puede disminuir.
Causas:

1. Factor genético o hereditario. La diabetes tipo 2 tiene mayor riesgo hereditario que la tipo 1. En casi todos
los casos un padre o un abuelo tienen la enfermedad. En el caso de gemelos idénticos, si uno tiene la
enfermedad, el otro tiene un 80% de posibilidades de desarrollarla.
2. Estilo de vida. El 85 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen exceso de peso. El porcentaje restante a
menudo tiene un defecto hereditario que causa resistencia a la insulina.

Diagnóstico:
Las personas con diabetes tipo 2 pueden estar años con la glucosa alta sin tener síntomas de diabetes. Muchas
veces el diagnóstico es casual al realizarse un análisis de sangre o de orina por otro motivo. La poliuria, polidipsia,
polifagia, fatiga y pérdida de peso características de la diabetes tipo 1 también pueden estar presentes.

ACERCA DE LA ENFERMEDAD DE PARKINSON

La enfermedad de Parkinson afecta a aproximadamente 80 000 australianos.1 Si eres uno de ellos, es probable
que sepas que este trastorno neurológico del movimiento no tiene cura.

DEFINICIÓN Y SÍNTOMAS

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico del movimiento, degenerativo y progresivo, que afecta
a aproximadamente 80 000 australianos. Aunque normalmente se presenta después de los 65 años, alrededor
del 15 % de las personas con esta afección presenta una enfermedad de Parkinson temprana antes de llegar a los
50 años.2

A medida que la enfermedad de Parkinson progresa, se vuelve cada vez más incapacitante, lo que hace que las
actividades cotidianas como bañarse o vestirse se tornen difíciles o imposibles. Muchos de los síntomas de la
enfermedad de Parkinson se relacionan con el control motriz, que es la habilidad para controlar los músculos y el
movimiento.

Los cuatro síntomas principales de la enfermedad de Parkinson son los siguientes:

 Temblor (estremecimiento rítmico e involuntario de una extremidad, de la cabeza o del cuerpo entero):
Es el síntoma más reconocido de la enfermedad de Parkinson y, a menudo, comienza con un temblor
ocasional en un dedo que, con el tiempo, se propaga a todo el brazo. El temblor puede afectar solo una
parte o un lado del cuerpo, especialmente durante las etapas tempranas de la enfermedad. No todas las
personas que sufren la enfermedad de Parkinson presentan temblores.
 Rigidez (endurecimiento o falta de flexibilidad en las extremidades o articulaciones): La rigidez muscular
que se experimenta con la enfermedad de Parkinson comienza, a menudo, en las piernas y en el cuello.
La rigidez afecta a la mayoría de las personas. Los músculos se tensan y se contraen, y algunas personas
pueden sentir dolor o endurecimiento.
 Bradiquinesia o aquinesia (lentitud en el movimiento o ausencia de movimiento): La bradiquinesia es uno
de los síntomas clásicos de la enfermedad de Parkinson. Con el tiempo, las personas con enfermedad de
Parkinson pueden presentar una postura encorvada y caminar lento, arrastrando los pies. También
pueden perder, a la larga, la capacidad de comenzar a moverse y de continuar haciéndolo. Después de
algunos años, pueden experimentar aquinesia o "congelamiento", y no ser capaces de moverse en
absoluto.
 Inestabilidad postural (equilibrio y coordinación debilitados): Las personas con inestabilidad postural
pueden tener una posición encorvada, con la cabeza agachada y los hombros caídos. Pueden presentar
una inclinación hacia atrás o hacia adelante, y pueden sufrir caídas que les causen daño. Las personas con
una inclinación hacia atrás tienen una tendencia a la "retropulsión" o a mecerse hacia atrás.

CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO

La enfermedad de Parkinson tiene como causa la degeneración de una pequeña parte del cerebro llamada
substantia nigra (sustancia negra). A medida que las células cerebrales en la substantia nigra mueren, el cerebro
se ve privado de la sustancia química dopamina.

La dopamina permite que las células cerebrales implicadas en el control del movimiento se comuniquen, y los
niveles reducidos de dopamina provocan los síntomas de la enfermedad de Parkinson. De acuerdo con la National
Parkinson Foundation (Fundación Nacional de Parkinson), el 80 % de las células que producen dopamina se
pierden incluso antes de que aparezcan los síntomas motrices de la enfermedad de Parkinson.3

Por lo general, con el paso del tiempo, la enfermedad de Parkinson se vuelve cada vez más incapacitante. Si sufres
enfermedad de Parkinson, es posible que tengas problemas para realizar actividades cotidianas como levantarte
de una silla o desplazarte por una habitación. A medida que la enfermedad avanza, algunas personas necesitan
usar una silla de ruedas y otras quedan postradas.

OPCIONES DE TRATAMIENTO PARA LA ENFERMEDAD DE PARKINSON

Aunque la enfermedad de Parkinson actualmente no tiene cura, existen varias opciones de tratamiento, incluidas
la medicación y la cirugía.

Los tratamientos para la enfermedad de Parkinson incluyen los siguientes:

TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS

 Fármacos dopaminérgicos (incluida la levodopa): Clase de fármacos de acción similar a la dopamina, que
se utiliza para tratar los síntomas de la enfermedad de Parkinson
 Inhibidor de descarboxilasa: Fármaco que se usa con levodopa para tratar los síntomas de la enfermedad
de Parkinson
 Agonistas de la dopamina: Clase de fármacos que se une a los receptores de la dopamina e imita la acción
de esta
 Anticolinérgicos: Clase de fármacos que relaja el músculo liso y se utiliza principalmente para tratar los
temblores en la enfermedad de Parkinson
 Inhibidores de la monoaminooxidasa B (MAO-B): Clase de fármacos que se usa para tratar todos los
síntomas de la enfermedad de Parkinson. Estos fármacos obstruyen una enzima que degrada la dopamina,
lo que le permite permanecer durante más tiempo en el receptor.
 Inhibidores de la catecol-O-metiltransferasa (COMT): Clase de fármacos que se une a los receptores de la
dopamina e imita la acción de esta

Aunque se pueden usar medicamentos para la enfermedad de Parkinson a fin de mejorar la función motriz, es
posible que, con el tiempo, estos pierdan su efectividad, provoquen efectos secundarios, o ambos. Además, a
medida que la patología avanza, los niveles de medicamentos que se requieren para controlar la función motriz
pueden causar efectos secundarios intolerables o indeseables.

PALIDOTOMÍA

Una palidotomía implica la destrucción de una región del cerebro que participa en el control del movimiento. Una
palidotomía puede ser unilateral o bilateral. Los efectos negativos pueden incluir hemorragia, debilidad,
deficiencia visual y del habla y confusión.

TERAPIA DE ESTIMULACIÓN CEREBRAL PROFUNDA (DBS)

La terapia de estimulación cerebral profunda (deep brain stimulation, DBS) es una terapia de estimulación
cerebral que ofrece un tratamiento ajustable y, si es necesario, reversible para la enfermedad de Parkinson. La
terapia DBS utiliza un dispositivo médico implantado similar a un marcapasos para suministrar estimulación
eléctrica a algunas áreas del cerebro definidas. La estimulación de dichas áreas permite a los circuitos del cerebro
que controlan el movimiento funcionar mejor.

La terapia DBS conlleva efectos secundarios quirúrgicos y farmacológicos. Para más información, consulta la
sección Beneficios y riesgos.

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