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Principales enfermedades del cultivo de maíz:

El manejo de enfermedades en el cultivo del maíz es un verdadero reto. El


aumento de la superficie cultivada, especialmente cuando no hay rotación de
cultivos, así como prácticas deficientes, pueden ser responsables del aumento de
la incidencia y la gravedad de algunas enfermedades importantes.

Los brotes de enfermedad dependen de la conjunción de diversos factores como,


la presencia de un patógeno, el manejo del cultivo y el medio ambiente. Cuando
los factores interactúan en una combinación adecuada, puede desarrollarse una
enfermedad.

Para manejar efectivamente enfermedades en el cultivo del maíz, es preferible


prevenir o controlar un brote cuando está en niveles bajos, en lugar de intentar
controlar la enfermedad que ya ha producido daños importantes. El monitoreo de
parcelas en todas las etapas del cultivo es importante para detectar síntomas y
poder tomar decisiones informadas sobre qué acciones deben realizarse.

A continuación presentamos una breve descripción de las enfermedades del


cultivo del maíz con mayor incidencia en México. Con el objetivo de que sirvan de
guía para la identificación de enfermedades en campo.

 Achaparra miento del maíz u hoja colorada:

Esta enfermedad se presenta en las tierras bajas cálidas y húmedas de varios


países de América Central y América del Sur, el Caribe, el sureste de los Estados
Unidos de Norteamérica y México, aunque también se le encuentra en elevaciones
de más de 2,000 metros. La enfermedad es transmitida por chicharritas de las
especies Dalbulus maidis, D. elimatus y otras de menor importancia. Estas al
alimentarse de una planta enferma adquieren el virus y propagan la infección
hasta que mueren. El mismo vector puede transmitir el virus del rayado fino del
maíz entre otros virus y fitoplasmas, por eso son comunes las infecciones mixtas.
El patógeno es el mollicute helicoidal Spiroplasma kunkelii.

Las plantas infectadas muestran diversos síntomas, dependiendo del genotipo del
maíz. Los más comunes se manifiestan en las hojas, que se vuelven rojizas o
purpúreas, amarillentas, y rayas cloróticas en la base de las hojas más jóvenes,
cuyas puntas pueden volverse color púrpura rojizo. Por lo general, los síntomas
foliares aparecen al aproximarse la época de la floración. El enanismo o achaparra
miento de las plantas se debe al acortamiento de los entrenudos.

Las yemas axilares desarrollan mazorcas estériles en muchos de los nudos, y se


observa una ramificación excesiva de raíces. En casos graves puede ser que las
plantas no produzcan mazorca, o, cuando las hay, su diámetro se reduzca
considerablemente, o su formación de grano es deficiente.

Estrategias de manejo: Rotación de cultivos para eliminar la incidencia y romper el


ciclo del insecto vector. Como control químico puede aplicarse un insecticida
sistémico a la semilla para el control de plagas del suelo y realizar aspersiones de
insecticida para controlar la plaga.

 Carbón de la espiga:

El patógeno es el hongo Sporisorium reilianum. Se presenta en la etapa de


floración de la espiga y formación de mazorca. En infecciones tempranas se
reduce el desarrollo de la planta y las espiguillas no se forman,
observándose en su lugar una masa negra de esporas, la mazorca también
se ve afectada desarrollándose también como una masa de esporas
negras. El efecto colateral de la infección es el achaparra miento de la
planta. Los residuos de cosecha enfermos pueden ser una importante
fuente de inoculo, además de que las esporas pueden mantener su
viabilidad en el suelo hasta por 10 años.

El carbón de la espiga puede ocasionar daños económicos significativos en


zonas maiceras tantos secos y cálidos como de altitud intermedia y clima
templado.

Estrategias de manejo: Rotación de cultivo, el uso de materiales genéticos


tolerantes. La aplicación de fungicidas a la semilla y al suelo son opciones
de manejo brindando una protección a la planta para evitar el
establecimiento del patógeno.

 Manchas foliares o tizón:

Causada por hongos Helminthosporium, Leptosphaeria, Phaeosphaeria,


Hyalothyridium, Curvularia, Septoria, entre otros.

Las lesiones que producen son de un aspecto similar a quemaduras. La pérdida


del área foliar disminuye la captación solar (fotosíntesis), lo que deriva en pérdida
de peso de grano, llegando a producir pérdidas hasta del 30% si la infección es
previa a la floración.
La infección se ve favorecida a temperaturas de 20 a 30 grados y humedad
relativa alta.
Estrategias de manejo: La rotación de cultivos, drenaje del suelo, sembrar
materiales tolerantes, respetar fechas de siembra, eliminar malezas dentro del
cultivo, tratamiento a la semilla y nutrición balanceada ayudan a disminuir la
afectación de esta enfermedad en campo. La aplicación de fungicidas
preventivos apoya el manejo de la enfermedad.

 Pudrición de la raíz:

Generada por hongos, sus afectaciones ocurren desde la siembra, durante la


germinación y el desarrollo del cultivo. En pre-emergencia impide la germinación
de la semilla. La pudrición post-emergente se observa en la planta por presentar
un color amarillento, falta de vigor y estrangulamiento a nivel de la base del tallo,
ocasionando la muerte de la misma.

Las condiciones que favorecen la enfermedad son suelos pobremente drenados,


con excesiva compactación y una temperatura base de 10-13 °C.

Estrategias de manejo: Es recomendable la rotación de cultivos, sobre todo si los


cultivos son de la misma familia de gramíneas. También se recomienda realizar
tratamiento a la semilla con fungicidas. El tratamiento con Trichoderma sp. y
Bacillius sp. han mostrado buenos efectos de control.

 Pudriciones del tallo:

Es causada por hongos de los géneros Fusarium, Diplodia, Pythium,


Macrophomina y bacterias como Erwinia. Pero se considera que la causa más
frecuente es Fusarium.

Se presenta un marchitamiento total de la planta, seguido de un rápido


secamiento. Como el complejo de hongos daña al tallo, en la base de la planta,
el peso de la mazorca y el viento fuerte ocasionan que las plantas se acamen y
en consecuencia la trilladora no las pueda levantar durante la cosecha,
traduciéndose en pérdidas. El daño por insectos puede facilitar su penetración.
Son una continuación de las pudriciones de raíz e intermedias para la pudrición
de mazorcas.

Estrategias de manejo: La prevención incluye el uso de semilla sana, tratada con


fungicida y un control adecuado de insectos plaga del suelo. Se deben evitar
riegos pesados. La inoculación de fungicidas del orden biológico como
Trichoderma sp y Bacillus sp. en la semilla y al suelo pueden servir también
como manejo preventivo para que no se exprese la enfermedad de manera
drástica durante el ciclo de cultivo.
 Rayado fino del maíz:

Es causado por un virus transmitido por la chicharrita Dalbulus maidis, de la


misma forma que el virus del achaparra miento, el insecto transmite el virus al
alimentarse de una planta sana posteriormente de haberse alimentado de una
enferma. La apariencia inicial de la planta muestra unas manchas cloróticas
pequeñas y aisladas fácilmente observables a la luz, más tarde, las manchas se
vuelven más numerosas y se fusionan, formando rayas de 5 a 10 cm a lo largo de
las nervaduras.

Este virus puede encontrarse desde la región sur de América del Norte hasta
América del Sur, incluido el Caribe, y se ha observado que en varios países
centroamericanos reduce el rendimiento hasta en un 43%.

Si la infección se produce en la época de floración, es posible que las plantas no


muestren síntomas, pero si ocurre en la etapa de plántula, los granos no se
forman bien y su llenado sea deficiente.

Estrategias de manejo: Al ser el vector el mismo insecto que el del achaparra


miento, las estrategias de manejo son similares. Rotación de cultivos, tratamiento
con insecticidas sistémicos a la semilla y en pos emergencia aplicar insecticidas
para evitar el establecimiento del insecto..

 Roya del maíz:

Las tres royas del maíz son: roya común por Puccinia sorghi, roya por Puccinia
polysora y roya tropical Physopella zeae.

Esta enfermedad está ampliamente distribuida por todo el mundo, en climas


subtropicales y templados y en tierras altas donde hay bastante humedad.
Produce pústulas pequeñas, tanto en el haz como en el envés de las hojas. Las
pústulas son de color naranja o café claro en las etapas iniciales de la infección;
más adelante la epidermis se rompe y las lesiones se vuelven negras.

Roya tropical Physopella zeae. Los brotes de esta enfermedad son esporádicos y
restringidos a las regiones tropicales del Continente Americano. La forma de las
pústulas varía de circular a ovalada; son pequeñas y se las encuentra debajo de la
epidermis. En el centro de la pústula la lesión es de color blanco a amarillo claro y
presenta un orificio. La pústula está a veces rodeada de un borde de color negro,
pero su centro continúa siendo claro. No se conoce hospedante alterno de este
hongo.

Estrategias de manejo: Como medida preventiva se debe comenzar con un campo


libre de esquilmo, la rotación de cultivos ayuda a disminuir la resiliencia de la
enfermedad, también es de gran ayuda sembrar híbridos que presentan
resistencia al patógeno. En cuanto al control químico, la aplicación de fungicidas
foliares es una alternativa.

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