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'Ftoordinador:
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Osvaldo Bayer

~:~i:-,1

·;Já de la crueldad argentina


11/J/
Julio A. Roca
'}mocidio de los Pueblos Originarios

; iD.lana lenton /Adrián Moyano / Walter Delrio


,. ' hano Nagy I Alexis Papazian i
Mapelman I Marcelo Musante / ~
itiilálClonado I Miguel Leuman
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Título: Historia de la crueldad argentina.
Subtítulo: Julio A. Roca y el genocidio de los Pueblos Ongmanos.
Autores: Osvaldo Bayer (director); Diana Lenron (editora); Adrián Moyano; W: el debate histórico sobre nuestra violencia _ 7
Delrio; Mariano Nagy; Alexrs Papazían; Valena Mapelman; Marcelo Musanre; S
Maldonado; Miguel Leuman.
Correctora: Luc1ana Mignoli íl
Tirada: 4500 ejemplares !i
ll
©Red de lnvesttgadores en Genocidio y Polínca Indígena en Argenrma \~
1
http://www.redgenocrdio.org.ar/ • 'd2!os indios" y ei genocidio
'~!Roca: sus repercusiones en la prensa y ía políttca. 29
Diseño de rapa: Rurh H. Aravena Castillo
ln1preso en: Alruna Impresores, W\V\v.altuna1mpresores.con1.ar
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:q¡¡eihmcea Guayama ....... , ... . 51
Editado en Argentina
©De los autores. :iJ_:¡-;;_:::;._.
Agradecemos la invalorable colaboración de la Asociación Ivfutual Comunitari~ · i;Jíg~na y los silendos historiográficos . . 67
lnrenor y Personal de la AFIP (AMCIPA) Región Junín, Pc1a de Buenos Aires ... -';•' -;

decemos también a Luciana Mignoli por su aporre en la corrección de textos p- ~


esta edición. ' -<-:;¡:-;:Ja coq¡o campo de concentración de índígenas hacia fines
Todos los derechos reservados. Esta publicación puede ser reproducida gráfi ' "«"<•< 77
hasta 1.000 palabras, círando la fuente. No puede ser reproducida, m en toddi
parte, registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de infor --
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en ninguna forn1a ni por ningún medio, sea mecánico, foroquímíco, electr
~~-):~educciones y masacres:
por fotocopia o cualquier otro, sin pern11so prevío e~cnto de la editorial y/0:4 ''' . '~obre los pueblos originarios
autores, derechohabíentes, según el caso. 105
~!Marce/o
..., M1is1111te
Hecho el depósito Ley 11. 723 _

p,~q.dón y los maestros/as


~~Estado Nacional, ... , . 131

Bayer, Osvaldo'
Hisroria de la crueldad argennna 'Julio A. Roca y el genocidio de los pu .. #JfÜ1Sión: Desmonumentar a Roca
i:B\c'ent ' .... , _
,____ __ cnar10 133
blos orígínanos I Osvaldo Bayer y Diana Lcnton. -
RfGPI, 201 O.
128 p. il.; 23xl5 cm.

ISBN 978-987-25881-0-6

1. Historía Argentina. I. Len ton, Diana Il. Tín1lo


CDD 982
\:;,th~nzar el debate histórico sobre nuestra

Osvaldo Bayer1

¡w!(¡ueremos dar una base documental aí debate público que


l~?~i .seis años, cuando .-conformamos el grupo A\vka L1\ven",
11

:Muche significa "Rebelde ªJ11anecer", Es eÍ ,nombre de una nifia


, \S:ah Martín de los Andes, hi¡a de una mu¡er mapuche y de un
1
;;·'.;'gra1!res e_uropeos. J_usro un símbolo.
-1 :\J_~óJne~zó a· reunirse JUnto al monumento al generai Julio A.
-¡~~~na). del mismo nombre, que manos anónimas rebaurízaron
):'.yeblq~ Originarios", Cada dos JUeves invitábamos a algún
:::'Rr.f qlle_J;os habiara del tema o nosotros mísmos traíamos a
, t~fhistórjcos o diversas ínterpretadones del nemp~ en que
, paña al Desierto",
ió.,una -cue$tiÓn de Ética. Cómo tener e! monumento 1nás
'rl;no sófo había realizado una campaña para eíimínar a los
, ~-_Illlestfas.pampas sino, además, para quedarse con esas
:, a quien había sido el que implantó la feroz Ley de Res1-
¡!xtranjeros que luchaban por normas reivindicativas y
;,''----~ iépfe:Sivas violentas contra el movim1enro trabajador.
;:~J+W denuesrro prolongado debate histórico, porque, en
~üal queríamos llegar era obtener respuesta aí por qué tanta
'_~a.do. ~ tµd,a nuestra hisroría, para así llegar a uno de los
1:!)11tes de la historia de esa crueldad: eí sistema de desapan-
jno fue posible que tantos hombres y organismos de ía

~a_1historiá.dor y autor de guiones cinemarogr:íficos. Docente de la C:irc-


,,, __ ilpanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Trabajó en los
nj:en el patagónico Esquel y en C!arin, dd cual fue secrcrario de redac-
, _·tagpnía_ Rebeldey el film del mismo nombre fue perseguido y tuvo que
1_~'.7.5. Viyió en el e.tillo, en Berlín, hasta su regreso a Buenos Aires, en
:~: -m ~n Página/12. Entre otros libros ha publicado: Seven110 Dí Gio-
;,!'!0'fncia (1970);. La Pntagonin Rebelde (Los ve11gadori:s de la Ruago11u1 trd-
~,-- t?mos); Los nnnrqrustas expropiadores (1974); Radow1tzl.1\ ;n11irt1r o
}1984, en colaboración con Juan Geln1an). Fue el guionista- de los fllms
,, . Patagonia Rebelde ( I 97q') , rioao
'i-- -
' es aust·11cu1 {1983), Cunn'111t·1u1: t•xz/u1
" l'
i' conzo s1 nada hub · ¡ 11986) ·
99o) El . iera pasar, o _ , La tt1111ga (1989), 11Jnor A1nénc11
_, ____ '_ vindicador 0991) Y Pnn1t·o111\1ilirar {199-,) los ú!runos seis en
___~marua. · - ' · ·
Yro1ogo. \__,QJllt:!IZ<tl t'.I Ut:U<llt'. !ll!:>llHILU ~UUlt'. J!Ut'.~Ud VIUIC:lit...l<I
Osvalclo Bfl)'t!r

sociedad se dedicaran a 1a feroz represión con la rorrura, el secuesrro, el reducir al respetar las leyes de humanrdad ni las leyes que ngen el acto de guerra, Esta heca-
pns1onero a la nada, y el de rerminar haciéndoío "desaparecerº? Más, la ferocidad tombe de prisíoneros desarmados que reaimente ha tenido lugar deshonra al ejér-
má..xÍina de quitar a las embarazadas sus niños al nacer y destinados a familias de cíto cuando no se protesta del atentado. 1v1uestra una crueldad refinada e instintos
n1ili_tares o de alle~ados a ésros, al mismo tiempo que se hacía "desaparecer" a la sangumarios y cobardes en aquellos que matan por gusto de matar o por presen-
madre que había dado a luz. tarse un especr:iculo de un montón de cadáveres".
_ Teníamos para eso, pues, que comenzar eí estudio de la crueldad de nuestra Este documento está inciuido en el frondoso trabajo un1versítano de Diana
historia en rodas sus capítulos. Y queríamos comenzar por el monumenro más Len ron titulado La cuestión de los mdíos y el genocidio en los ttempos de Roca: sus
grande que posee nuestra sociedad: el del milirar Julio A.rgenrrno Roca. En eJ repercusiones en kz pre11Sa} la política. Como citamos, La Nación dice: "Una cruel-
debare queríamos llegar a involucrar a los representantes de 1a ciudad de Buenos dad refinada e instintos sanguinarios" demuestran ios que cometen esas bcstíali-
Aires para que, como resultado del mismo, se aprobara el traslado del monu- dades. Y nos preguntamos: ¿Y ios que defienden hoy todavía ese proceder,
i_:i,enro a las tierras bonaerenses recibidas por Roca como premio por su matanza. también son crueles? Más rodavia: la crónrca del día anterior ( 16 de noviembre de
Solo tres de los legisladores se interesaron por este problema de identidad tan pro- 1878) aplica el término de "crímen de lesa humanídad", nada nlenos, un término
fundo. Los demás, al pasar frente a nuestras reuniones, miraban para otro lado. O que parecería nuevo en Ja hisrona, pero que ya se utilizaba en ese tíempo. Dice ia
no conc~rrieron a 1as clases que, por iniciativa de esos tres legisladores, dimos en crónica de ese día que "la carnicería que se ha hecho con los indios es bárbara y
salones de la Legislatura. sa1va1e" y que "esos indios fueron encerrados en un corral y fusiladof así como
_. Luego de Ía publicación de este libro, lo enviaremos a! min1sreno correspon- animales y peor que animales". Y se pregunta La Nación: "¿Y se han o1vidado las
diente para que se quite también de una buena vez el retrato de Roca de los cien leyes de la guerra y el respeto a la civilización hasta un punto tan deplorable? Esas
pesos -el billete, por supuesto, de más valor adqu1sit1vo (a San Martín no sólo se matanzas deshonran y la Civilización protesta contra ellas". Bien, hoy, el diario La
Hevó su monumento al Retiro, smo que se lo "degradó" a figurar en el billete de Nación defiende esa carnicería a través de sus editoríalistas y autores de notas.
c111co pesos)- y al dorso de ese biJlere de Roca, el cuadro con Jos militares que con- El trabajo de la antropóloga Diana Lenron trae una carta del general Julio
sumaron el genocidio a tiros de Remington. Argentíno Roca, de 1878, al gobernador de Tucumán, Dommgo Marrinez
Esperemos que este libro sea tomado en escuelas secundarias y en aulas un1ver- Muñecas, cuando aquél comenzó a manejar como verdaderos esclavos a ranqueles
sitanas para abrír el gran debate sobre nuestro pasado y el por qué de su eterna y mapuches enviándolos a trabajar a la caña de azúcar, principalmente a las fincas
crueldad. Porque estamos acosrumbrados a que sólo se escuche la palabra oficial. de los Posse, parientes de él, de Roca. En esa carra, Roca le ordena al gobernador
L~ dictadura de la d~sapanción de personas le dio una gran ímportancía a los cíen de Tucumin que "se reemplazen (sic) los indios olgazanes (sic) y estúpidos que la
anos de1 genocidio de los pueblos originanos. En 1979 se h1c1eron actos nun1ero- provmc1a se ve obligada a traer desde el Chaco, por los pampas y ranqueles."
sos _Y exposic1?nes en honor a Roca y los diarios más importantes iinpnrnieron En estas expresiones se nora lo racista que era Julio Argentino Roca. Menciona
suplementos de muchas páginas sobre el terna. Y, por supuesto, obtuvieron gran- la antropóloga que "Roca le enviará a Tucumán esos indios a cambio de apoyo
des ganancias ya que acompañaron esas páginas con publicidad de las sociedades polít1co para la futura campaña presidencial", Inmediatamente recibió la res-
rurales, est~nc1eros y, también, de empresas extranjeras. puesta de una decena de los pnnc1pales empresanos azucareros solicitándole qui-
Uno de los diano,s que más 1mpottancía le da a la defensa de Roca es el diario nientos indígenas, con o sin fan1ilia, que fueron remitidos a Tucumán. Esos
LaN, ., d
, acton, Y uno e sus más conspicuos redactores, Mariano Grandona, es quien qu1n1entos indios "painpas y ranqueles" -más sus mujeres e hijos- habían sido
m~s- ataca nuestros debates ciudadanos. Cierta vez, en un artículo publicado en capturados en noviembre de 1878 por Rudecindo Roca, hermano de Julio Argen-
Pagtna/12 1e señalé lo siguiente: "Al doctor lvlanano Grandona Je recomendaría- tino. En realidad, los indios pampas comenzaron a llegar a ios ingenios tucuma-
mos leer su prop10 diario". "Sí -le dijimos-, La Nación del 17 de noviembre de nos en fecha tan temprana como 1877, por míluenc1a de Ernesto Tornqu1sr,
1878. Es decir, plena Campaña al Desierto. Dice textualmente en primera páaina empresano muirifacético, proveedor del ejército de línea y posteriormente hom-
ba10 el título "Impunrdad": b
bre fuerte de los gabmeres pres1denc1ales de Roca.
_ .':El (re_g~miento) Tres de Línea ha fusiíado, encerrados en un corral, a sesenta Charles Darwm -errado por Diana Lenron- atestiguaba "escandalizado, que s1
indios pns1one
, ros,. J1cch o b.ar b aro y co b ard e que avergüenza a la civilización y bien se asesina a sangre fría a rodas las nlUJercs indias que parecen tener n1ás de
llace mas salv ·
' ªJcs que a ¡os in d'Jos a Jas 1uerzas
e
que hacen la guerra de tal 1nodo sin· veinte años de edad para evitar su reproducción, se perdona a los niúos a los cua-
--------- ---_,-·

11
les se vende o se da para hacerlos cnados domésticos, o más bien escíavos •

"Cuando protesté en nombre de la humarndad -prosigue Darwin- me respondie-


1 - Proyecto de ley
111
ron: 'sin embargo, ¿qué hemos de hacer? ¡Tienen tantos hijos estos salvajes! ,

Osva!do Bayer
Arisróbulo del Valle -el célebre parlamentano de aquella época- dirá: "Hemos
reproducido las escenas bárbaras -no tienen otro nombre- de que ha sido teatro el Artículo 1º: El Poder Ejecutivo ordenará, a través de la reparríción que corres-
mundo, míentras ha existido ei comercio c1vi1 de los esclavos. Hemos tomado ponda, el rraslado del monumento dedicado al general Julio Argenríno Roca,
familias de los indios salvajes, las hemos traído a este centro de civilización, donde actualmente emplazado en la Av, Diagonal Sur J. A. Roca y Peni. El destino del
todos los derechos parecen que debieran encontrar garanrías, y no hemos respe- mismo será la Estancia La Larga, propiedad de la familia Roca, en la localidad
tado en estas familias nmguno de los derechos que pertenecen no ya al hombre bonaerense de Da1reaux.
civilizado, sino al ser humano: al hombre lo hemos esdavizado, a la mujer la
hemos prostituido, al niño ío hemos arrancado del seno de la n1adre, al anciano lo Ardculo 2º: La plaza donde se halla emplazado actualmenre pasara a llamarse
hemos llevado a servir como esclavo a cualquier parre, en una palabra, hemos des- "Homenaje a la mujer que pobló estas rierras". Es decir, a la mujer de los pueblos
conocido y hemos violado todas las leyes que gobiernan las acciones morales del oríginarios, en cuyo vientre se formó el nativo criollo, que conforma_actualmenre
hombre". Del Valle denunciará que "cada nueva campaña convierte a las mujeres el 56 por dento de la población argentina, y la mujer inmigrante, q~en sufrió los
y los niños en botín de guerra y acusa a la opmión pública de complicidad", mfinitos sacrificios de la llegada y la adaptación al nuevo suelo: ella fue la que
Mariano Grandona, para justificar de alguna manera lo injustificable, señala tuvo que soportar princípalmenre la vida en los conventillos y cnar a los numero-
que esos indios eran "indios chilenos", cosa que es una aberración hístórica, ya sos hijos de aquel entonces. Y tuvo que soporrar la soledad y el desamparo que
que ellos pertenecían a un territorio que no tenía las fronteras artificiales que se sufrió junto a sus hijos cuando se aplicó la Ley de Residencia, por la cual se expul-
pondrán luego en medio de la cordillera para justificar la importancia de los ejér- saba a los hombres que luchaban por una vida más digna, pero se dejaba aquí a
citos y la compra artificial de armas. sus mujeres y sus hijos. El regreso a sus países de origen, definitivamente, significó
Por su parre, el escritor Félix Luna ha escrito en Debates, el diario de Morón: que en muchísimos casos esas mujeres no volvieron a reunirse con sus compañe-
"Roca encarnó el progreso, msertó Argentina en el mundo: me puse en su piel (el ros de vida y debieron soias críar a sus hijos.
libro de Luna se llama Soy Roca) para entender lo que implicaba exterminar unos
pocos cientos de indios para poder gobernar. Hay que considerar el contexto de Artículo 3º= Comuníquese, etcétera.
aquella época en que se vivía una atmósfera darw1nista que n1arcaba la superví-
vencia del más fuerte y la superiorídad de la raz.t blanca. Con errores, con abusos,
con costos, hizo la Argennna que hoy disfrutamos: los parques, los edificios, ei Proyecto de ley
palac10 de Obras Samrarías, el de Tribunales, la Casa de Gobierno".
Parece ser que -para Félix Luna- tanto Anstóbulo del Valle como Darwin esta- Articulo 1º: Impóngase el nombre de Avenida de Los Pueblos Origínanos a la
ban ya "fuera de contexto" porque vivieron esa época. Con ei argumento de avenida denominada Julio Argenrino Roca.
Luna, e imitando' sus argumentos, podrían1os JUstificar hasta a Hider, y decir "s1
bien exterminó unos pocos millones de Judíos, predicó la supervivencia del más Ardculo 2º· El cambio de nombre se llevará a cabo el día 12 de Octubre.
fuerte y la' superioridad de la raza aria; con errores, con abusos ... hizo la Alemania Ardculo 3°: Comuníquese, etcétera.
del auto popular (el Volkswagen) y de ías pnmeras autopistas", Tal cual.
La Histona nene que estar dirígida por la Ética. Si no, no hay futuro para la 1
humanidad.
USl)(l[tlO l5r1)'t'1" l - Yroyccro de ley

dio a los habitantes ongmanos en la conqu1sra española, o al traram1enro que die-


,, ron Gran Bretaña, Holanda, Portugal y otros países europeos a los africanos.
Finalmente) ía de1nocrac1a argentína ha reconocído a ios descendientes de los
pueblos que vivían en nuestro terntorío antes de Ía conqulsta europea, con sus
plenos derechos c1t1dadanos. 1 Es un insuíto pues, para esos pueblos seguir mante-
niendo en un lugar tan céntrico -a pocos metros de Ía Plaza de Mayo y de la Casa
Rosada-, la estatua de quien buscó exterminarlos y [es quitó su hábuat. Debemos
tener en cuenta, además, que de acuerdo a un estudio antropológico, se ha com-
probado q~e un _54 ~or ci~nto de ia población ~rgenrina tiene ascendencia de esos
pueblos or1g1nar1os.- El criollo por excelencia nene esa sangre, casi siempre prove-
niente de la mujer de esos pueblos. Rendir un culto a ese general que, en todos
sus discursos alusivos, se refinó con palabras de enorme desprecio a los que él lla-
maba "sus enemigos", es burlarse de los pueblos que ong1nanamenre habitaron
las tierras luego llamadas argentinas. Roca se repite siempre llamándolos "los sal-
vajes", "los bárbaros". a Íos ranqueles, mapuches, pehuenches, tehuelc~s, pam-
pas, etc. Y además se precia de su aniquilamíento. En los documentos de época
está escrito reueradamente este racismo despojado de roda consideración hacia
nuestros primeros habitantes) mientras otros contemporáneos de él se refirieron
con admiración a las cualidades que presentaban esos seres humanos.
Los argentinos tenemos el deber de una profunda autocrírica con respecto a las
políticas de exterrn1nlo y de carácter racista que durante siglos se llevaron a cabo
contra esos habitantes. Uno de ellos es quitar del centro de la udad ese monu-
mento3 y no destruírlo, porque la h1stona por más nefasta que sea no debe destruír-
sela o ignorarla. Y nuestra propuesta es, como decíamos al principio, trasladarlo a
los campos que recibió con10 premio por su campaña, por cierto, nada honesta.
Fundamentos
1. En 1996 se sancionó la nueva Consnrución Nacional (Santa Fe l 994), que ha supnmido d arr.
Más allá dej vaior artístico de una estatua, creemos que el arte no es neutro y 67'1. inciso 15. Fue reemplazado por d arr. 75°, inciso 17, en los s1gu1enres términos: "Recono-
que el ~onu1nento al general R~ca n~ es_un rerraro aséptico del genocida-presÍ- cer la pre-existencia én11ca y cultural de los pueblos indígenas argennnos. Garantizar el respeto a
su 1denndad y el derecho a una educación bilingüe e 1nrcrculrural; reconocer la personería JUrÍ-
dente, sino que tiene un contenido didácnco que inuestra sólo una cara de ía his-
dica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunaanas de las nerras que rradicional-
tona, silenci~nd~ la hi~:~ria desconocida de aquellos que sufrieron por culpa de mente ocupan; y regular la enrrega de otras apras y suficiente para el desarrollo hurnano;
las acciones de dicho m1l1tar y de su época. ninguna de ellas será ena¡enablc, uansmisible 111 susceptible de gravámenes o en1bargos. Asegu-
Al solicHar se traslade la estatua de Roca del centro de Buenos Aires a la estan- rar su parnc1pación en la gestión refcnda a sus recursos nacuralcs y a los dc1nás intereses que los
cia, La Larga perseguimos una cuestión fundatnenral de ética. Estos ternrorios afecten. Las provincias pueden CJercer concurrentemente estas atribuciones" (lvlardncz Sarasola.
esran s_Huados en Oa1reaux, Pcia. de Buenos Aires, campos que recibió Julio Carlos. Nut'Stros p111s11nos los 111rlios, Elv1EC:l~, Buenos Aires, 2005).

Argentu~~ Roca como pago por su accJonar en la llamada "Conquista del 2. Nora publicada en d diano C/1nii1 (16 de enero de 2005), "El 54 gh de !os argentinos nene
antepasados indígenas" (r<igs. 34 \' .15).
Desierto
,- , por parte- e!el go b"1erno naciona J. La lonna
- belicista en que se exterm1- 3. La ley 12.565 que se Sillll'.ll11lÓ d 10 de octubre de 1938 (que 111odificó la le\' 12.167 dd año
no_ al _habnante de nuestras pa1npas, mediante el H.enlington, las torturas, y el 1935) destinó !a su1na de 3)0.000 pesos 111oncda nacional. para cnglf dos 111onumcntos al 'ftc.
reducirlo a u,n estado de esclavitud con10 a sus n1u¡en:s y sus hijos, se nos apa~ece c;raL I)on J. A. Roca, uno en la l~ap1ta! Federal _y otro en la ciudad de -rucuin:in. Posrcnor-
con1o un n1erodo de una brutalidad inusitada que hace recordar al trato que se 1nente, la ley ! 2.697 pro1nulgada el 25 <le sept1e1nbre de 194 I, declaró de utilidad pública una
fracción de terreno ubicHb en b HHersccción de las calles Perú, Als1na \"!)lag. Julio A. Roca.
El habHante natural fue cazado como un anunal salvaje. Zeballos, escmor de
Comparamos y decimos que mientras San Jviardn sie1npre habló de "nuestros
los vencedores, escribía poco después, con orgullo: "El rem1ngron les ha enseñado
paisanos los indios'\ Roca se expresó con toral desprecio tildándolos de "los salva-
a los salvajes que un batallón de la república puede pasear por la pampa entera,
JeS, los bárbaros", Emplea esas palabras hasta en su alocución ante el Congreso de
dejando el campo sembrado de cadáveres"_ 5
la Nación cuando da cuenta de su expedición. Ya Avellaneda en su presídencia, en
el decreto por el cual ordena la campaña contra el indio, pone esas palabras que ,, El diario La Tribuna, de Buenos Aires, del !ºde JUnio de 1879, aconsejaba:
Para acabar con los restos de las que fueron poderosas tribus, ladrones audaces,
denotan racismo y desprecto contra esa parte de la población de nuestro país. El 5
enJ~bre de ianzas, amenaza perpetua para la cívilización, no se necesita ya otra
de octubre de 1878 se sancionó la Ley 947, que autorízaba al Poder Ejecunvo
táctica que la que los cazadores europeos emplean contra el pbalí. Mejor dicho
Nacional a inverrír hasta 1.600.000 pesos fuertes para concretar el corrímiento de
contra el ciervo. Porque el indio es ya sólo un ciervo disparador y Jadeante. Es
la frontera a ía margen izquierda de los ríos Ncuq uen y Río Negro "previo somen-
precíso no tenerles lásnma."
miento o desalojo de los indios barbaros de la Pampa, desde el río Quinto y el
Y, en 1878, fatanislao Zeballos proponia "quitarles el caballo y la lanza y obli-
Diamante hasta los dos ríos mencionados", Eso se pagaría "a través del producido
garlos a cultivar la nerra, con el remington al pecho diariamente: he aquí el único
de las tíerras públicas nacionales que se conquisten". Es decir, la.conquista de esas
medio de resolver con éxito el problema social que entraña la sumísión de esos
tierras pobladas por los pueblos or1gínarios fue financiada por los estancieros del
bandidos", Califica a los mdígenas de "bandas de ladrones corrompidos" y de
norte bonaerense, encabezados por el títular de la SoC1edad Rural, Martinez de
"vándalos", Se felirna que "felizmente el día de hacer pesar sobre ellos la ma~o de
Hoz, apellido conocido no precisamente para la democracia argenrína. Se emitie-
hierro del poder de ia Nación, se acerca" y propone: "Los salvajes deben skr trata-
ron 4.000 títulos públicos con un valor nominal in1c1al de 400 pesos cada uno.
Cada titulo daba derecho a la propiedad de una legua de tierra (2.500 hectáreas) dos con Implacable rigor porque esos bandidos incorregibles mueren en su ley y
solamente se doblan aí hierro" 6 -
en los territorios por conquistarse, y otorgaba una renta en efectivo del seis por
Por su parte, el doctor Ricardo Caillet-Bois, profesor de la universidad y de la
cremo anual hasta que se hiciera efectíva la posesión de la propiedad. El emprésti-
Escuela Superior de Guerra escribe: "Olvídamos fácilmente que hasta ayer el pais
to ímplicaba la venta de 4.000 leguas (1 O millones de hectáreas ubicadas entre las
tuvo que cu1d~r dos fronteras: la internacional y ía línea siempre movediza y
líneas de frontera y los ríos Negro y Neuquén).
nunca _respetada que separaba la zona civilizada de aquella en la cual era rey y
Para dejar en claro la mentalidad racista y egoísta de la campaña de Roca, basta
señor el bárbaro del desierto". 7
leer el siguiente articulo del diario La Prensa del I 6/ 1O/1878, que representa el
modo de pensar de la alta sociedad argentina, de los altos Jefes del ejércíto y de los Basta por ejempío leer este párrafo del libro de Juan Carlos Walther, profesor
del Colegío Militar de la Nación, para darnos cuenta de "la perversión de los con-
polítícos del poder. Dice asi: "La conquísta es santa; porque el conquistador es el
ceptos y del fiel segu1m1ento de la línea de ía cruz y la espada" heredada desde íos
Bien y el conquistado, el Mal. Siendo Santa la conqursra de la Pampa, carguémosle
a ella Íos gastos que demanda, ejerrnando el derecho legítimo del conquisrador"- tiempos de la conquista. "La Conqmsra del Desierto -dice- no fue una acción
mdiscriminada ní despiadada contra el indio aborigen de nuestras pampas. A la
inversa, la conquísra del desierto se efectuó contra ei indio rebeíde, reacio a los
l. El racismo reiterados y generosos ofrecimientos de las autorídades, deseosas de incorporarlos
a la vída civilizada, para que como tal conviviera )Unto a los dem:is pobladores,
La crueldad salía a la superficie en una sociedad críolla europeizada, profunda- pacíficamente, y así dejara de una vez de ser bárbaro y salvaje, asímilándose a los
mente racísta. El pensador Juan Bautista Alberdi -uno de los padres de la Consn- usos y costumbres de los demás argenrínos". Tiene el mismo tono del famoso
rución Nacional- escribió: "No conozco personas distinguidas de nuestras Requerimiento, la ínrimación en idioma espafiol que se hizo en la Conquista a los
sociedades que lleven apellido pehuenche o araucano. ¿O acaso alguien conoce a indígenas que no acaraban la dominación española y la fe católica.
algún caballero que se enorgullezca de ser indio? ¿Quién de nosotros acaso casaría
a su hermana o a su hija con un indio de la Araucanía? Preferiría mil veces a un
5. Bayer, Osvaldo. El cncubn1111auo. Desde b Gente, IMFC, Buenos Ain:s, 1992.
zapatero inglés". 4
6. Baycr, Osvaldo. "La sombra <le !nacayal", op. ctt.
7. Cailler-Bo1s, Ricardo. "Prólogo";¡ l.1t Co1u¡111str1 di·! DcS11-rto dd Corond Juan Carlos \Xlalthcr
EUDEBA, Buenos Aires, 1979.
4. B:iycr, Osva!do. "L;¡ so1nbra de lnacayal" C!.11'111, Buenos Aires, abril, 1999.
En orro párrafo, el coronel Walther expresa: "Esa cruenta y muy ignorada epo- de que muchas de ellas no eran nativas de esas tierras, sino de la Araucania chí-
peya demandó pnvactoncs, penurias y muertes heroicas de muchos de los expedi- lena''. 8
c1onarios, quienes, las más de las veces, regaron con su generosa sangre las tierras La malicia y la ignorancia se dan de la mano en ese último párrafo: "no eran
recorndas para que fueran libres, o depron sus huesos como jalones del progreso nativas de esas nerras" _ Para ei blanco, para su mente aprovechada, el aborigen
frente a esa lucha frente a un mdio rudo, altivo y salvaje, que dommado por un debía respetar las fronteras marcadas por la írracionalidad y el espírítu mezquino
atávíco espíritu de libertad -propío del medio en que vivía- tarde le hízo com- de quienes ní siquiera aprendieron a atesorar el sueño de Bolívar de la Gran
prender que la misma no era un acto de guerra que buscaba su exrermínío, sino, Nación Latínoamerícana.
por el contrarío, su objetivo era integrarlo al seno de la sociedad como un ser cíví- El militar prusíano Melcherr propone al gobierno argenríno el somenmíento
lizado y que así viviera una paz constructiva", Y prosigue el autor: "Pujantes ciu- definitivo del índio pero, además, aprovecharlo. Haceríos soldados rasos de los
dades que hoy exhiben con orgullo su progreso fueron ·hasra no hace un siglo propíos ejércitos blancos para así tenerlos vigilados día y noche. Hacer de ellos
solitarios fortínes de la frontera, en esa sangrienta puja de la civilización contra la síervos castrenses. Y convertirlos en lo que él llama "cosacos americanos": es decir,
barbarie que ·se cobija en el entonces misterioso y desconocido santuario del tropas autónomas de represión. 9
desierto", Luego llega la sublimación cuando compara a los exterminadores de Es esclarecedora, sin duda, ia frase siguiente escrita en 1975 por Walther,
mdios: "No hubo batallas de la resonancia de Maipú, ltuzaingó, Curupaity, pero donde este representante del ejércíro, heredero del que luchó contra el dominio
los combares ocurridos evidenciaron por su sangriento dramatismo, que los solda- español, reconoce que la exterminación del índio es la conrinua~ión de ía línea
dos de la Conquísra del Desíerro fueron dignos émulos de sus hermanos de armas íniciada con la conquista del "nuevo continente,,, Escribe Walther: "Este secular
de la Independencia''. Una perversa comparación: la eliminación del indio con la proceso, inicíado en los albores de la conquista hispánica, finalizó no hace un
lucha de liberación. O esra orra frase: ''.Antes de la campaña subsistían ígnomínio- siglo -por 1885- en los lejanos confines patagóntcos". 10
sas fronteras mrernas señaladas por las chuzas del salva¡e en el linde de ese vasco Es decir, las burguesías críollas habian proseguido la misma política hispánica
desíerto que moraban". Es decir, como los conquistadores hispanos, se arrogaban de exrermínio y le habían puesro su punto final en la Argentina.
el derecho de propiedad de la nerra aunque ellos eran los verdaderos invasores. Es
increíble la arrogancia con que esre historiador -y la casi absolura mayoría del
resto de los hisroriadores argentinos sobre este rema- describe la matanza exclusi- 11. Los antirracistas
vamente desde su punto de vma. Da por sentado que el blanco tiene razón y
derecho; el indio es el invasor, el usurpador. Que se describa la hisroria de acuerdo La forma de operar, según Alvaro Barros, era la siguiente:
a los intereses y el pensamiento de la época, vaya y pase, pero que además se le
quieran dar valores morales al crimen es ya inadmisible a 120 años de los hechos. "El Gobierno manda entregar racíones a los indios, con el objero de que
Es que sigue en la misma tradición y convencimíenro: el abongen es el salvaje que vivan de ellas sín necesidad de robar. La imprevísión con que se procede a
tuvo que ser liberado con la cruz y la espada y que, s1 en el mtento fuera extermi- su entrega ha permíndo que los encargados y los proveedores puedan abu-
nado, la culpa es de él "por su atávico espíritu de liberrad" De paso, la tierra fue sar libremente. Vencido el plazo, ía entrega no se hace; los indios esperan,
para el blanco, mejor dicho, para la burguesía que esraba en ese momenro en el reclaman, van y vienen y nada consiguen, hasta que cansados y apurados
poder. por la necesidad convienen con el proveedor recibir el todo en dinero o
Pero la mentalidad disrorsionada por siglos de falsear valores éticos lo lleva al una parte en dinero y otras en efectos. En dinero víenen a recibir apenas un
profesor Walther a establecer fronteras y nacionalidades artificiales creadas por el 10% del valor de los articulas y ésros de tan mala calidad y tan escamotea-
~!aneo para denominar "exrran¡ero" al indio. Dice Cailler-Bo1s en su prólogo al dos, que poco nlás o menos sufren la mísma rebaja.
libro de Walther La Conquista del Desierto: "Si agregamos que el extremo norre
del.país, gran parre de Santa Fe, Sanriago del Esrcro y Chaco estaban en poder del
belicoso indio aborigen, fácil es comprobar que la porción ovilizada donde la
Nación hacía efectiva su soberanía era sólo un tercio de su territono porque en ei 8. \Xfalther, Juan Carlos. La C'o11q111sta dt·I Desierto. EUDEBA, Buenos Aires, l 979.
9. Bavcr, Osva!do. E1 encubrunicnto, op. cit.
resto dominaban o se disputaban palmo a paln10, tribus salvajes con el agravante
l O. \X'..1lther, Juan C:irlos. La Conqutstfl del Des1eno, op. cit.
--_,-· 19
l - Proyec[o de ley

Lo que no venden al proveedor lo entregan con 1gua1 desventaja a otros, en Un testigo de la época, el ingeniero Trevelot, opinaba: "Los 1ndíg~nas han pr~­
pago de tejidos u otros efectos que sobre esm les dan al fiado; y despo¡ados así bado ser susceptibles de docilidad y disciplina. En lugar de masacrarlos para casn-
. . 1 . .d "
de este recurso, van luego a desquitarse en Jos intereses de os hacenda os .11 aarlos sería mejor aprovechar esta cualidad actualmente enojosa. Se llegará a ello
:in dificultades cuando se haga desaparecer ese ser moral que se. llama tribu. Es un
EI planteo de Barros coincidía con una carta ding1da por los comerciantes de haz bien ligado y poco mane¡able. Rompiendo violentamente los lazos que estre-
Azul a la mutual de los estancieros: "Los indios pampas de Camel son más fáciles chan los miembros unos con orros, separándolos de sus jefes, sólo se tendrá que
de civilizar rectan1ente y n1ás dispuestos a recibir la alta educación cívica, que tratar con individuos aísiados, disgregados, sobre los cuales se podrá concretar la
nuestras masas rurales y aún las urbanas misn1as (. .. ). Nos creemos autonzados acción. Se sigue después de una razzia como la que nos ocupa,_ una costumbre
para decir en todos los terrenos, desde el confidencial y pnvado hasta el público u cruel: los niños de una corra edad, si los padres han desaparecido,. se entregan a
oficial que los indios pampas serian a la fecha en que escribimos relativamente diestra y siniestra. Las familias distinguidas de Buenos Aires buscan celosamente
honrados, laboriosos y morales si nosotros, los hombres de la civilización, no . b "16
estos jóvenes esclavos para llamar las cosas por su nom re . , _ .
hubiésemos sido tan malvados y corrompidos" 12 Por aquellos años, Juan Bautista Alberdi ponia su cuota de lucidez y ampliaba
El prop10 Estarnslao Zeballos reconocía a su manera que Ja acmud de "los blan- el foco sobre otro de los verdaderos objetívos de la campaña: "La lucba contra el
cos" era la causa de la reacción de los habitantes orígrnarios: "Si por amor a mí indio fue un pretexto de los gobíernos para armarse e imponerse a los desconten-
patría no suprimiera algunas páginas enteras de la adm1n1srración pública en las tos. Los ejércitos no se empleaban mayormente contra el índio. Lo4 índígenas
fronteras y de la conducta de muchos comercíanres, se vería que algunos de los fero- ,
apenas ocupan hoy la atención de una d ec1ma parre d " ' . " . 17
e lCJerc1to . ,
ces aízamíenros de los indios fueron la ¡usra represalia de grandes felonías de los En la vereda de enfrente, José Hernández, el autor del 1\111rtín Fierro dec1a:
cristianos, que los trataban como a bestlas y los robaban como si fueran ídiotas". 13 "Nosotros no tenemos el derecho de expulsar a los índios del territorio y menos
Dice el Padre Birot, cura de Marrin Garchi: "El mdío siente muchísimo de extermínarlos. La civilización sólo puede dar los derechos que se deriven de
cuando lo separan de sus hijos, de su mu1er; porque en la pampa todos Íos sen- ella misma. La sociedad no hace de los gobiernos agenres de comercio, ni los
timientos de su corazón están concentrados en Ia vida de f..1milia" ~ Otro sacerdote faculta para labrar colosales riquezas, lanzándolos en _las especul~cíones atr~vidas
digno, el padre Savmo, que estaba a cargo de Íos pnsioneros, se quejaba de la con- del crédito. La soC1edad no podria delegar, sm suicidarse, semepntes funciones,
ducta poco cristiana de los civilizadores: "Es más fácil converrír a los indios de las . . . . 18
que son el resorte de su actividad y d e su 1n1c1anva ,
fronteras que a los que tienen concacro con los cristianos, pues, los cristianos,
salvo unos pocos, son de una moral que está muy lejos de ser crisnana. No quiero
hacer mención de la perfidia, de ia borrachera, de los robos, de Íos mismos asesi- 111. La explotación de los soldados
naros y de Jos escándaíos de todo género de que los cristianos con quienes tratan}
muy a menudo, les dan el rrlste ejemplo"_ t 4 El ex comandante de fronteras Alvaro Barros denunció en el parlamento nacío-
El padre salesíano Alberto Agostmi bnndaba este panorama: "El prmc1pal naí, en ¡ 876, la malversación de fondos del presupuesto de defensa en estos tér-
agente de la rápida extínción fue la persecución despiadada y sin [regua que les minos: "El ejército argentino, siendo uno de los más deficíenres y arrasados, es el
hicieron los esrancíeros, por medio de peones ovejeros quienes, estimulados y más caro del mundo (... ). El resultado económico de este desorden es norable.
pagados por los parrones; los cazaban sin misencordia a tiros de Winchester o 1os Mientras que el soldado alemán cuesta 199 pesos fuertes por año y el francés 189,
envenenaban con estricnina, para que sus mandantes se quedaran con los campos el argentino cuesta 521 y mucho más en tiempo de guerra, y sufre como ninguno
y en todo nempo, todo género de necesidades y miserias". Y ctta una ~r:nga d~l
19
primeramente ocupados por los aborígenes. Se llegó a pagar una libra esterlina
por par de orejas de índios. Al aparecer con vida algunos desorepdos, se cambió la coronel Nicolás Levalle a las tropas de fronteras estacionadas en Guam1n1, publ1-
oferra: una 1ibra por par de testículo". 15
15. Pigna, Fdipe. Lor nutos dt' /11 histor111 argt'nttna. Planeta, Buenos Aires, 2005.
1! . Barros, Alvaro. indios, fto11tt•1;1s )' sr:gundad h1h·no1: Sobr-Hachene, Buenos Aires, 1975. J 6. Yunque, Á!varo. /listona dt· !oJ 111gn1111ws, op. Clt.
12. Barros, Alvaro, idr:1u.
i 7. Barros, Alvaro, op. cu
l 3. Zcballos, Esran1slao. Vinjt' al p11ís de los iln111c111ws. Solar, Buenos Aires, 1980.
J 8. Pigna, Felipe, op. ctt.
! 4. Yunque, Alvaro. /iistona tÍt• /or 1trgt•11t111os. Futuro, Buenos Aire~. 1957.
19. Barros Alvaro, ap. cu.
20 i - • ,..,;--~- -- .

cada el 30 de JUfllO de 1876 por el diano Eco del Azul· "No tenemos yerba, no y ansí andaban noche y día
tenemos tabaco, no tenemos azúcar, en fin estamos en la última misena". Y sigue dele bala a los ñanduces.
Barros leyendo la crónica del penodista dei diana sobre eÍ estado de la tropa: Ah, ¡hijos de una'. .. La codicia
"Imagínese usted a un soldado mal vestido, casi de_snudo, al raso coinpleramenre, o¡alá Íes ruempa el saco;
en medio de los rigores de un ínvicrno harto cruel, sín lumbre que calentara sus n1 un pedazo de tabaco
miembros ateridos, y más que todo sín el alimento necesario a la conservación de le dan al pobre soldao
sus fuerzas, ímagínese todo esro digo, y tendrá una idea más o menos exacta de lo y lo tíenen de de!gao
que acá. se ha su fid"20
n o. 1nás ligero que guanaco ...
y no sólo estaban los soldados sino también sus 1nuJeres, las "cuarteleras". Asi Yo he visto en esa milonga
describe su vida el comandanre Manuel Prado: "En aquellas épocas, las mu¡eres muchos Jefes con estancias,
de fa rropa eran consideradas como "fuerza efectJva" de Íos cuerpos. Se les daba y piones en abundancia,
;racionamiento y, en camb10, se les unponían obligaciones: lavaban la ropa de los y ma¡adas y rodeos;
etiferm_os, y cuando la división tenía que marchar de un punto a otro, arreaban las he visto negocios feos
qbitlládas. Había algunas mu¡eres -como la del sargento Gallo-, que rivalizaban a pesar de mí inorancia ...
< '--c.Q_~ !OS milicos más diestros en el arre de amansar un potro y de bolear un aves- Tiene uno que soportar
tri.ii; Eran todas la alegria del campamento y ci señuelo que conrenía en gran el traramíento más vil:
-{iaj"é _laS- -deserciones. Sin esas mujeres, la existencia hubiera sido imposible. Las a palos en lo Civil
:'pohres impedían el desbande de los cuerpos". 21 y a sable en lo militar...
<:;jq_sé -Hernández dejó en nuestro poema nacíonal un testimonio demoledor Y es necesarío aguantar
sol:fre las condiciones de vida del soldado de frontera: el rigor de su destino;
el gaucho no es argennno
¡Y qué indio ni qué servicio! sino pa hacerlo matar.
llo teníamos ní cuartel. Él nada gana en la paz
Nos mandaba el coronel y es el pr11nero en la guerra;
a trabajar en sus chacras, no le perdonan si yerra,
y dejábamos las vacas que no saben perdonar,
que las llevara el infiel... porque el gaucho en esta uerra
Daban entonces Ías armas so'l o sirve pa votar. 22
pa defender los cantones,
que eran lanzas y latones
con araduras cie tíento ... IV. La tierra
Las de JUego ni las cuenro
porque no había municiones. En Londres se hizo un homenaje gígantesco al generaí Roca. La crónica dirá:
Y un sargento chamuscao "Jamás los altos banqueros y comerciantes de Londres, en número tan grande y
me contó que las tenían, selecto han ofrecido a un hon1bre pt'iblico extranjero iguales demostraciones de
¡1 simpatía ní tributado a un país ran aíras elogios como los que han hecho a la
pero que ellos las vendían
para cazar avestruces; Repu'blºica Argennna."'º
-~

1
20. Barros, Alvaro, íde111. 22. Hcrnández, José. A-f11rti11 Fierro. Ediciones varias ..
21. Prado, 1vbnud. l.a gut'rr11,tf 11utlá11. EU11EBA, Buenos Aires, l 966. 23. Baycr, Osvaldo. "La snn1bra de lnaciyal", op. clf.

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!
1 - rruyci...lu uc 1c:.r
22 Osvaldo Bayer

La ley de remate público del 3 de noviembre de 1882 otorgó 5.473.033 de


Una comísión ciendfica que acompañó a los "conquistadores" se daba plena- hectáreas a los especuladores. Otra ley, la 1.552 llamada con el irónico nombre de
mente por satisfecha con los resultados del genocidio: "derechos posesorios", adjudicó 820.305 hectáreas a 150 propietarios. La ley de
"premios militares" del 5 de septiembre de 1885, entregó a 541 oficiales superio-
"Se trataba de conquistar un area de 15.000 leguas cuadradas ocupadas res del Ejército Argennno 4.679.510 hectáreas en las actuales provincias de La
cuando menos por unas 15.000 almas, pues pasa de 14.000 el número de Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubur y Tierra del Fuego. La cereza de la rorta
muertos y prisioneros que ha reporrado la campaña. Se trataba de conquis- llegó en 1887: una ley especial del Congreso de la Nación premió al general Roca
tarlas en el sentido más lato de la expresión. No era cuestión de recorrerlas con otras 15.000 hectáreas. 25
y de domínar con gran aparato, pero transitoriamente, como lo había Si hacemos números, tendremos este balance:
hecho la expedición del general Pacheco al Neuquén, el espacio que pisa- • La llamada "conqmsta del desierto" sirvió para que entre 1876 y 1903, es
ban los cascos de los caballos del ejército y ei circulo donde alcanzaban las decir, en 27 años, el Estado regalase o vendiese por moneditas 41.787.023
balas de sus fusiles. Era necesano·conqu1Star real y eficazmente esas 15.000 hect:ireas a 1.843 tcrrateníentes vinculados estrechamente por lazos econó-
leguas, limpiarlas de indios de un modo ran absoluto, tan incuestionable micos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel
que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo, el capital desn- periodo.
nado a víviftcar las empresas de ganadería y agricultura, tuviera él m1~mo • Sesenta y siete propietarios pasaron a ser dueños de 6.062.00S hectáreas.
que tributar homenaje a la evídencía, que no experímentase recelo en lan-
e
• Entre ellos se destacaban 24 familias "patricias'' que recibieron parcelas que
zarse sobre las huellas del ejército expedicionario y sellar la toma de pose- oscilaban entre las 200.000 hectáreas de los Luro a las 2.500.000 obtenidas
sión por el hombre civilizado de tan dilatadas comarcas. . , por los Marrinez de Hoz.
y eran tan eficaces los nuevos principíos de guerra fronteriza que hab1an • Como señala Jacinto Oddone, la concentración de la propiedad se fue acen-
dictado estas medidas, que hemos asisndo a un espect:iculo inesperado. tuando y "hacia la década del 20 en el presente siglo [el XX], concluido ya el
Esas maniobras preliminares, que no eran sino la preparación de la campa- proceso de formación de la propiedad rural, solamente cincuenta fumilias
ña fueron en el acto decisivas. Quebraron el poder de los mdios de un eran propietarias de más de 4 millones de hectáreas en la provincia de Buenos
m~do tan completo, que la expedición al río Negro se encontró casi hecha
Aires", 26
antes de ser principiada. No hubo una sola de esas columnas de explora-
ción que no volviese con una tribu entera pr1s1onera, y cuando llegó e~
momento señalado para el golpe final, no existían en roda la Pampa central Además de esta gran concentración de tierras en pocas manos, también es ínte-
sino grupos de fugitivos sin cohesión y sm ¡efes. resante tener en cuenta los negociados escandalosos que realizaron las clases
Es evidente que en una gran parte de las llanuras recién abiertas al tra- gobernantes y algunos propietanos nacionales y extranjeros. Alvaro Yunque, en su
ba¡o humano, la naturaleza no lo ha hecho todo, y que el arte y la ciencia libro Calfimmí. La conquista de las Pampas, comenta que: "En 1884, el Gobierno
deben intervenir en su cultivo, como han tenido parte en su conquista. compra en La Pampa cuatro leguas de tierra para establecer un fuerte. Los paga
Pero se debe considerar, por una parte, que los esfuerzos que habría que 5.165 pesos con 85 centavos la legua. Dos años antes, el Gobierno las había ven-
hacer para tfansformar estos campos en valiosos elementos de riqueza y de dido a un particular a 500 pesos la legua. ¿En dos años diez veces más su pre-
progreso, no están fuera de proporción con las asp1ra~iones de una ~a~a cio? ... "_ Esta práctica se va a repetir a lo largo de nuestra historia.
¡oven y emprendedora; por otra parte, que la supenoridad intelectual, la
actívidad y la ilustración, que ensanchan los honzontes del porvenir Y 25. En [Otal le entregaron a Julio A. Roca 65.000 hectáreas. Los diputados prov1nc1alcs en 1881 le
hacen bro~ar nuevas fuentes de producción contra la humanidad, son los otorgaron en premio 50.000 hecd.rcas de ucrras. La ley I.389 dispone que: "El Senado y
mejores títulos para el dominio de las tierras nuevas. Precisar:iente al C:imara de Diputados de la prov1nc1a de Bs. As. Artículo 1°. Acuerdasc en propiedad 20 leguas
amparo de estos principios, se han quitado éstas a la raza estéril que las cuadradas de terreno al bngadicr general Julio Argennno Roca como premio de los scrv1c1os
ocupaba"24. prestados a la provincia con la translación de la frontera al Río Negro. Árrícu!o 2º Queda auto-
nzado el poder ejecutivo para hacer ubicar CS[a donación dentro de la sección novena."
26. Pigna, Felipe, op. cu.
2'Í. Pigna, Felipe, op. cit.
V. Final de fiesta La Socíedad RuraL hoy aún todopoderosa organízación de terrateníentes, se
dirigió ya en 1870 al gobierno instando a una más severa represión de los "indios
Es que la guerra contra el "salvaje" se hízo sm piedad. El comandante Prado salvaíes". Encabezaban esa lista el estanciero ]ose Martínez de Hoz y le siguen ape-
informa que a los indios que se tomaban prisioneros se los esraqueaba y torturaba llidos que hoy contmúan perteneciendo a la elite de latifundistas: Arnadeo, Leloir,
atrozmente, mutilándolos o descoyunr<lndolos para que ínformaran. El general Temperley, Arucha, Ramos Mejía, Llavallol, Unzue, Miguens, Terrero, Arana,
Roca escribió: "La ola de bárbaros que ha inundado por espado de siglos las férti- Casares, Señorans, Martín y Ornar, Real de Azúa.
les llanuras ha sído por fin destruida''. Y finalmente informará al Congreso: "El Desde el puerro, los vencidos fueron trasladados al campo de concentración
éxJro n1ás brillan re acaba de coronar esta expedición dejando así libres para siem- montado en la isla Martín Garcia. Desde allí fueron embarcados nuevamente y
pre del dominio del indio esos vastísimos territorios que se presentan ahora llenos "depomados" en el Hotel de Inmigrantes, donde la clase dirigente de la época se
27
de deslumbradoras promesas al inmigrante y al capital exrran1ero". dispuso a repartirse el borín, según lo cuenta el diario El Nacional que titulaba
Pero la sociedad argentina trataba de convencerse a sí misma de que había "Entrega de indios"~ "Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de índios
hecho una buena obra. Un año después, el coronel Barbará expresaba: "Los indios j1 y chinas a las familias de esta cmdad, por medio de la Sodedad de Beneficen-
hoy ya han perdido la fisonomía salvaje. La reacción se ha operado hasta en. su . ,, 29
eta ,
físico. Las indias vísten a la usanza del país y los niños han depdo el chamal o chi- Un grupo selecto de hombres, mujeres y niños prisioneros fue obligado a desfi-
rípá y visten pantalón, saco y gorra. Honor al gobierno y al pueblo argentino por lar encadenado por las calles de Buenos Aires rumbo al puerto. fara evitar el
esta hermosa conquista de la humanidad y civilización", escarnio, un grupo de militantes anarquistas irrumpió en el desfile al gríto de
Los ganadores se quedaron con las fierras. El general Roca mismo redbió 65 "dignos'\ "los bárbaros son los que les pusieron las cadenasn, prorrumpieron en
mil hectáreas como botín de guerra. Hubo campos para los otros generales y ofi- un emocionado aplauso a los prisioneros que logró opacar el clima festivo y
ciales y para los esrancíeros y comercíanres que habían financiado la matanza. "parriótíco" que se le quería imponer a aquel siniestro y vergonzoso "desfile de la
El comandante Prado, uno de los protagomstas de la campaña, escribírá más victoria", 30
tarde, desengañado: ''.Al ver despues despilfarrada la tterra pública, comercializada Los indios que se salvaron de la matanza fueron enviados a trabajar a los caña-
en concesiones fabulosas de treinta y más leguas, daban ganas de maldecir la con- verales del Norte, para los dueños y señores del azúcar, en condiciones de absoluta
quista lamentando que las tierras no se hallasen aún en manos de ios caciques explotación, o a servir durante seís años en el ejército y ia marina. Las mujeres
Rengue Curá o Saihueque". indias fueron repartídas entre las familias aristocráticas, como sirvientas y los
Las familias de los caciques lnacayal, Folle! y otros ¡efes mdígenas fueron lleva- niños dados en adopción. El diario El Nacíonal informa: "Llegan los índios prisio-
das prisioneras al Tigre. De allí, a lnacayal y a Folle! se los llevó al Museo de La neros con sus familias. La desesperación, el llanto no cesa. Se ies quita a las
Plata. Los exhibían a la europea para que la población tuviera oportunidad de ver madres sus hijos para en su presencia regalarlos a pesar de los gritos, los alaridos y
cómo eran los saívajes. 28 Inacayal, quien nunca perdió su alnvez, solía decir: "Yo las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En
jefe, hijo de esta tierra, blancos ladrones, matar a mis hermanos robar mis caballos aquel marco humano, unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo,
y la tí erra que me ha visto nacer. Ahora pns1onero ... desdichado", la madre apríera contra el seno al hijo'de sus entrañas, el padre se cruza por
Y también se hará oír la voz de la Iglesia por intermedio de monseñor Fagnano: delante para defender a su familia de los avances de la civilizaciónn 3 l
"Dios en su infinita misericordia ha proporcionado a estos indios un medio efica-
císimo para redimirse de la barbarie y salvar sus almas: el trabajo, y sobre todo la
religión, que los saca del embrutecimiento en que se encontraban".

27. Viñas, David. ludios, Ejército y Fro111t>ra. Sannago Arcos Editor, Buenos Aires, 1983.
28. i\-lartínez Sarasola C. comenta que en Francia: "en 1899, en b Exposición Universal de París 29. El Nacional, 31 .XJI. ! 878, Buenos Aires.
fueron expuesros en una Jaula nueve onas que habían sido 'ca1.:ldos' y trasladados hasra allí. Un 30. Spalding, Hoban. La clizst' traba;adora arge11t111a (docunientos para su historu1, 189011912).
letrero advenía a los visitantes: 'Indios caníbales'. Al nus1onero reverendo José María Beauvoir Galerna, Buenos Aires, 1972.
le cupo la fonuna de poder rescatar a los desdichados r volverlos a su nerra" (op. cit., p<ig. 287). 3 l. Baycr, Osvaldo. El t'llít1brr11ue11to, op. at.
26 Osvafdo Bayer

VI. La represión obrera todos los obreros que fueron sacrificados de esa manera por reclamar por sus dere-
chos. Porque a esto hay que agregar ia crueldad de las represiones ordenadas por
Con respecto a la represión, Julio Argentino Roca fue uno de los más crueles _Roca contra las manifestaciones
_ y las huelgas obreras . En 1902. ante ¡a primera
,
perseguidores del movímiento obrero. No se les puede culpar a los trabajadores de huelga general, establecerá nada menos que el Estado de sitio, para disponer por
huelgas injustas o de manifestaciones violentas. La Ley de ReSidencia, la conocida encim_a de todas las leyes y las d1spos1c1ones constítuclonales, el uso de la fuerza
como 4.144, fue uno de los disposinvos estatales más crueles de nuestra hísroria.
'i! represiva. Y en 1904, e: 1° de mayo, en el día del trabajador, ordenará reprimir
Se expulsaba a los obreros "que perturbaran el orden público" Pero las conse- ca~ toda ~1o_Ien_c1a 1a clas1_ca marcha ob_rera, ocasionando la policía la muerte del
cuencias eran aún más crueies ya que a la muJer y a ios hijos se los dejaba aquí, de primer mart1r d~l movím1ento trabajador argentino: el mannero Juan Ocampo,
de 18 años de edad.
tal manera que quedaban por lo general srn sustento y, en ia mayoría de los casos,
esos hogares quedaron destrozados para siempre. La solidaridad obrera fue la úni-
ca capaz de resolver el problema económico de esas familias, ya que los trabajado-
res daban parre de sus jornales para las familias de los expulsados. Las
publicaciones de época que nos habían de la crueldad y el cmismo de los que
aprobaron esta ley -redactada por Miguel Cané- llenan tomos. Vamoc< a citar nada
menos que al diario conservador La Prensa del 6 de mayo de 1903:

Afirma el Presidente en su mensaje que el Gobierno aplicó con la mayor


moderación el Estado de sitio y la ley de extrañamiento, cuando los hechos
que son de notoriedad pública deponen que esas medidas fueron en sus
manos instrumentos de terror, que la policía esgrímió, en cumplimiento de
órdenes superiores, con ia arbitrariedad más extremada; cuando se impídió
en absoluto el ejercido del recurso del hábeas corpus, garantía suprema de
la libertad individual, y se sustrajo de la Jurisdicción de los jueces estableci-
dos por la Consmución a los que eran objeto de las persecuciones guberna-
mentales; cuando se probó en repetidas ocasiones que los expulsados eran
hombres tranquilos y laboriosos, arraigados de largos años en el país,
padres de hijos argentinos, y a pesar de todo se les arrancó de sus hogares y
se condenó a sus familias a la más espantosa miseria. cuando muchos de los
que sufrieron los rigores de esa ley de excepción acreditaron, al llegar a los
puntos de destino, que habían sído víctimas de una negra ínjusricía, y sus
clamores pÍ'ovocaron en todos los países cultos un movimíento uníversal de
protesta; y cuando la crueldad y las arbirranedades llegaron a ral extremo
que los m1Smos órganos oficiales hubieron de reconocer que la ley adolecía
de defectos, que convenía corregír, para cohonestar de esta suerte el uso
apasionado y vioiento que se había hecho de sus disposiciones draconianas.

Citainos nada menos que a La Prensíl, no a la Protesta. Que después de este


párrafo del diario La Prensa haya todavía h1stonadores que ven a Roca como un
gran político da la paura deí pensamiento de ellos. Analícese cada párrafo de este
editorial para llegar a la conclusión de que rnantener esa estatua es un insulto a
vjvrnao n11yer

Por eso, mantener este monumento al represor es un 1nsulto también al moví- 2 - La "cuestión de los indios" y el genocidio
n11ento obrero y a sus héroes.
en los tiempos de Roca: sus repercusiones en la prensa
Como vemos, el delino militansta del general Roca llevó hasta el extremo el
desprec10 por la vida humana. No hay grandes obras públicas m localismos tras- y la política 1
nochados que justifiquen qu_e semejante personaje slga ocupando su sitial vigi-
lante en el centro de la ciudad. En las tierras ganadas a tiro limpío contra los
pueblos onginaríos y con la compañía de sus descendientes, actuales poseedores Diana Lenton2
de esas tierras, su monumento se justificaría más: los únicos agradec1dos deben ser
sus descendientes, que ahora poseen la cierra que les dejó su antepasado.
Observaciones sobre el genocidio

Los estados nacionales que se conscítuyeron en América tras las guerras de la


Independencia buscaron homogeneízar, es decir, forzar una cíerta uniformidad
cultural, social y biológica que se creía necesaria para garantizar la "unidad nac10-
nal". Uno de los mecanismos por los cuales el estado o los sectores hegemónicos
buscaron forzar dicha uniformidad -mecanismos que fueron en:¡ desmedro no
sólo de los pueblos que han sido vicamas directas del saqueo cultural sino de toda
la ciudadanía argentina, por el empobrecimiento que representa y porque se ha
privado a las generaciones futuras del derecho a vívir en la diversidad- ha sido la
destrucción de los elementos que las elites intelectuales consideraron ínferiores.
En algunos momentos de nuestra historia, dicha destrucción se ha visto asociada
al genocidio.
Ahora bien, ¿cómo definir un concepto tan controvertido? Para ello nos basa-
mos en la "Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio",
aprobada por la Organización de Naciones Unidas el 9 de abril de 1948, que
define en su artículo 11 °:

"Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencíonados a conti-


nuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a
un grupo nacional, étnico, racíal o religioso como tal:

a) Matanza de miembros del grupo;


b) Lesión grave a la mtegrídad física o mental de los miembros del grupo;

1. Este capitulo dcnva de una ponencia preparada para ser expuesra en ocasión de las Jornadas "La
Hisrona de nosotros" realizadas en le Legtslan1ra porteña el 8 de Julio de 2005, y posterior-
mente, un jueves de 2006 en el marco de la can1paña que Osvaldo Baycr realiza al aire libre
frente al monumento del gcnocida.
2. Antropóloga, investigadora del CONICET, docente de la Universidad Nacional de Buenos
Aires. Coordina JUnto a Wa!ter Ddno la Red de Investtgadorcs en Genocidio y Política Indíge-
na en Argenuna.
- ,._ La ..cuestión de !os indios" y el genocidio en los tiempos de lloca ... 31

e) Sometimiento íntencional del grupo a condicíones de existencia que


momento, aun en el propio seno del oficialismo7; refleja la aflmdad de la nega-
hayan de acarrear su destrucción física) toral o parcial;
ción del genocidio con otros discursos promotores de la víolencia, aí presumir a
d) Medidas destinadas a impedir nac1m1entos en el seno del grupo;
priori que el pensamiento más "natural" es eí genocida :y q_ue sólo un avance
e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo", 3
extraordinario dei pensamiento atajaría la inevitabilidad del mismo.
Es ímportante entonces recoger el desafio y detenerse en el contexto político e
En este capltulo nos referíremos al carácter genocida de ia política de los
ideológico y en ias repercusíoncs contemporáneas de estas :·acciones contra los
gobiernos de la llamada "generación del 80" y las mmediatamente posteriores,
indios" en los terrítorios dei sur del país. Para eso vamos a ubicarnos en la socie-
contra los pueblos originarios del terrirono que hoy ocupa el Estado argcnríno.
dad argentma en vísperas de la llamada Conquista del Desierto. ,
Ello no significa pretender a priorí que aquel genocidio fuese el primero ní el últi-
En 1878 el país estaba presídido por Nicolás Avellaneda. El Congreso Nacio-
mo en nuestro país, ya que a lo largo de la l11stona regional se han producido epi-
nal, a instancias del ministro de Guerra, Julio A. Roca, ayudado por la prédica de
sodios y procesos que comparten muchas de sus caracterísncas. Entre ellos, el que
Estanislao Zeballos, sancionó la ley que concretaría el corrimiento de la frontera
e1ecutaron lvfitre y sus aliados contra el pueblo paraguayo, que puede considerarse
del Estado hasta el Río Negro (Ley 947). En realidad esta nueva Ley se dirigía a
el primer gran ensayo b10polítíco del subconnnente, y otros que se han verificado posibilitar el financíamiento de la acción militar mediante un empréstito especíal,
a lo largo de nuestra historia, incluidos los crímenes de la úluma dictadura mili-
ya que dicha expansión ya se había determinado mediante la Ley 215 de 1867,
tar. Sin embargo, no nos detendremos en esta ocasión en el análisís de estos otros
, Cuando decimos "frontera" no debemos imagínarnos una línea .¡:errada y geo-
casos. Nos interesa evaluar y argumentar la aplicabilidad del concepto de genoci-
gráficamente precísa, al estilo de las que hoy rigen en términos internacion~:s.
dio a las "accíones contra los Indios" emprendidas por las n1ilicías nacionales, y las
En los tiempos en que eí Congreso Nacional sancionó las leyes para la expans10n
decisiones políticas que se tomaron respecto de la población sobrevív1ente.
de esta "frontera", puede decirse que había tres fronteras superpuestas: la primera)
Una resolución anterior de la misma ONU sintetizaba: "El genocidio es la
internacional, con Chile a lo largo de la Cordillera, si bien por largos años fue
negación del derecho a la existencia de grupos humanos enteros (... )", 4 En los años
sólo una pretensión, y con los países extranjeros en general, especialmente euro-
de la Conquista del Desíerto, un militar y explorador argentino, el teniente
peos, a lo íargo de la costa atlántica; la segunda, entre las pretensiones de las. dife-
Rohde, comentaba al pasar:
1 rentes províncias, que tampoco estaban fijadas, y una tercera, igualmente difusa,
'Páf;i' convertir a los indios en trabajadores (Ün1ca condición bajo Ía cual pue-
con los Pueblos Indios.
den re~Iamar derecho de ex1stenc1a) ... " 5 Esta expresión resume la conversión de
El térmíno "froncera" se utilizaba y se utiliza rambién con connotaciones de
los pueblOs otrora soberanos en objetos de consumo y herramientas del vencedor)
"territorio ideológico"; al pretenderse como límite entre la civilización y la barba-
siendo ;s_ú deshumanización una vía más para JUStificar su desaparición.
rie. Esta acepción fue relatívizada en su momento por el propio Sarmíento 8 ; sin
Uria--expresión muy difundida a la cual suelen recurrir anacrónicos defensores
1
embargo, goza -o padece- de gran difusión popular.
de l~ :caffipañas contra los índios, es la que afirma que "hay que situarse en el
cont~O-de la época", dando por hecho ~ue dicho contexto JUstificaría el genoci-
dio, -a.1-: menos en un níveí programáríco Esta afirn1ación) además de ocultar la 6. Ver por CJ.
existencia de disidencias profundas y reconocidas en la clase política del hrrp://\V\vw.lanac1on.com.ar/archivo/nora.asp?nora_1d: 74 l 720&ongen=acumulado&acumu-
lado_id=; hrr_p://w,vw.iaef.org.ar/ mails/960noricia.efl 52/Reunion_de_diciembre.hun; Y una
recopUación en hnp://argennna._índymedia.org/ne\vs/2005/02/264061.p~l~. ..
7. Ver Len ron Diana, "Rdactones 1ncerécnicas: derechos humanos y aurocnnca en la Generac1on
3. -RCs_pe'c_ro cle la discusión sobre b. perunenc1a de aplicar "rerroacnv:tmente" el concepto de geno-
del '80". En La prable111dtic11 indígena. Radovich J.C. y A.O. Balazore (co1np.). C.E.A.L., Colec-
cidip, Scguiinos la recornend:tdón de b. ONU en cuanto a b. propiedad de su aplicación a !a
ción Los Funda-menros de la Ciencia del I-Iombre, N° 51, Buenos Aires, 1992.
poütica nazi entre 1938 y 1945, y a !as acciones curcas en Armenia en 1915.
8. Sarmiento advenía en Facundo: Civilización y B11rbane l 1845) sobre esta paradop.l limiración
4. Cit. en Feiersre1n Daniel, "Una discusión abierta: !a violencia políricl. en !a Argenona y su pecu-
intrínseca al avance de la c1vili7.ación, que n1<is de cien años m<i.s rarde denunció 1'hcodor
liaridad genocida". En Fc1ersrcin Daniel y Guillenno Lev~' (cotnps.) 2004 "H,uta qui: /11 11111i:rh'
Adorno ("La educación después de Ausdnvitz" En: T. Adorno, Consignas. An1orronu, 1993
nos separe",: Poder;• pnict1ci1s socu!/t•s gi:noculas t'11 /llnénca L11111111. Ediciones Al Iviargen, La Plaw,
p. 61-89. ! 1967], p. 80). Concrer:unente, Sarmiento advertía que en las ·ronas de frontera, d n1<i.s acá, el
lado perrenec1enrc al rcrritono c1vilizado, presentaba stgnos de barbane más profunda que el
5. Énfasis en el original: Cnd. Conrado Villcgas Expalicirin 11/ Gri111 L11go N,1huel 1--!1111p1 en el 11i10
m:ls all:í, de ral manera que los asenranuenros urbanos podían consntu1rse en un foco de Hlstru-
1881. EUDEBA, Buenos Aires, 1977 II88Jj, p. 196.
sión de "cosru1nbn:s b;irharas" hacia el 1nedio ruraL
32 Diana Lenton 2 - La ··cuesnón de los 1nd1os.. y el genocidio en los ncmpos de H.oca ... 33

Por el conrrarío, existió durante los años de convivencia enrre el Estado argen- El famoso tratado de paz mcentivado por Ludo V. Mansilla en su "Excursión a
tino y los pueblos indígenas soberanos una sociedad mixta en muchos aspectos, los Indios Ranqueles" fue firmado en 1872 entre los caciques Rankiilche Manuel
en la que, sin perjuicio de los episodios violentos, predominaban los intercambios Baigoma y Yanquetruz por una parte, y el Estado nacional representado por el
pacíflcos9 . Sin embargo, este ensayo de sociedad fronteriza pacifica no sólo no fue General Arredondo por la otra. Este tratado es un ejemplo de aquellos hechos
estimulado políticamente sino que fue cortado de raiz 10, y posteriormente "para set violados" Constatación que si no hicieron los Rankiilche, ya había sido
negado. hecha por el Estado nacwnal que superpuso al Tratado de 1872 la Ley Nacional
La expresión diplománca más relevante de esta coyuntura fueron los llamados N° 215 de 1867, razón por ia cual el Congreso Nacional no convalidó el tratado,
"Tratados con los mdios". Desde la Colorna estos .Tratados tuvieron un lugar aun cuando el mismo "mantuvo de hecho la paz" hasta 1878. Si para los ranque-
prmc1pal en la política militar. Al princ1pw eran orales y seguían pautas de cele- les los últímos tratados fueron un elemento más en una serie de malentendidos,
bración acordes, en gran proporción, a los usos de íos pueblos originarios; más para ei estado nacional fueron solamente una herramienta para "ganar tiempo" en
tarde comenzaron a ser escritos, a medida que el Estado comenzó a imponer sus el transcurso de un derrotero seguro 13 .
condicíones y también su esriio polítíco 11 , Ya imdada la Campaña al Desierto de Roca, el Coronel Napoleón Uriburu
Previamente, esros Tratados habían sido s1stemáticamente rralcíonados, más cruzó el río Neuquén el 12 de mayo de 1879 y entró en territorio de Sayhueque
aun, en los últímos tiempos puede decirse que del lado "blanco" se hacían para ser violando un tratado, y contra las ordenes explícitas del Congreso y del propio
traicionados: es el caso del último, firmado en 1878 entre el gobierno nacional y Roca. Sin embargo, en medio de la euforia por su victoria, la círcuiastancia de la
el cadque Epumer, cuando ya se había sancwnado la ley de expansión de la fron- desobediencia de Uriburu y la traición que significó, fue perdonada y luego olvi-
tera hasta el Río Negro, que lo condenaba al fracaso. dada.
Estos Tratados no sólo fueron luego abandonados y traicionados sino también Dado que en ciertos casos ias misiones "llegaron a los indios" antes que la
negados, hasta el punto de afirmarse en el Congreso Nacional, en 1885 -¡a esca- agencia estatal 14, podemos afirmar que la calidad de "cristíanos" de algunos gru-
sos siete años de la celebración del último!-, que nunca habían existido los Trata- pos indígenas, bautismo mediante -que en muchos casos era ínterpretado por los
dos con los indiosu indios y ofrecido por los sacerdotes como una especie de alianza-, no disuadió a la
empresa militar de avanzar sobre ellos en idénticas condidones. A la hora de ata-

9. Ver por e1emplo Palermo Miguel Angel, "L• complCJa 1nregración hispano-indígena del sur 11. Ver Levaggi Abclardo "Los cratados con los Indios en Argentina", Ponencia al Seminario de
argenuno y chileno durante el periodo colonial", An1ér1ca !ndígen11 vol. Ll, N° l. enero-marzo Derecho Indígena Co111parado, Conse10 Argenrino para las Relaciones Inrernacionales, Ministe-
1991, Instituro lndigenisra Interamericano, México D.F; rambién Mandnn1 Raúl y Sara Ortelli rio de Jusnc1a de la Nación, Buenos Aires, mayo 1998; Briones Claudia y Monra Carrasco Pacta
"Repensando v1e1os problemas: observaciones sobre !a araucan1zación de las pampas", Rcvtsta servandd. Capitulaciones, convenios y tratados con 111díge11as e11 Pa111pa y P11tago111a (Argentina
si111t

Runa XXII, Universidad de Buenos Aires, 1995. 1742-1878), Internanonal World Group for Indigcnous Affalfs (IWGIA), Buenos Aires, 2000;
1O. La conquista del desierto implicó pasarle por encima también a pegueños pobladores cnollos, y Tamagn1n1 Marcela y Graciana Pércz Zavala "El debilitam1enro de los ranqueies: el tratado de
los llamados "pioneros". En los Dianas de Sesiones del Congreso Nacional de los años posreno- paz de 1872 y los conflictos 1nrraétn1cos", en Nacuzzí Lidia (comp.) Funcionarios, dip/0111dticos,
res a la Campaña abundan las referencias a solicuudes de parnculares que se presentan como guerreros, lviiradas hacra el otro en las fronteras de parnpa y patago111a (siglos XVIII y XIX). Publica-
pobladores antiguos de la fronrera, que han perdido sus cosechas arrasadas por el paso de los ciones de la Sociedad Argcnnna de Antropologia, Buenos Aires, 2002, pp. 119-157.
cjércttos. En algunos casos, s1mplcmenre, se les ha solicitado la entrega de aHmenros y nunc:i se 12. Ver Len ton Díana 2005, "De centauros a protegidos. La construcdó11 del su1eto de la política 111di-
les pagó, Otras veces eran los soldados hambncntos los que entraban en los campos a servirse. ge111sta argentina desdr: los debates parla111e11tanos (1880- 1970). Tesis Doctoral en Filosofía y
También- aparecen solicitudes de nerras, dado que cuando se realizó el gran reparto de las tierras Letras de la U.B.A. (inédita),
conquistadas no se consideró a los annguos pobladores cnollos o gnngos, sino que se prefirió 13. Ver Tamagn1n1 y Perez Zavala 2002, op. ctt.
pnvanzar al por mayor. lvlás aun, el "infOnnc Rohde" incluido en la lvicmona dd Min1sreno de í4. En 1873 Federico Anetros fundó el "Consejo para la conversión de los indios al catolicismo",
Guerra y Manna de 1881 denunciaba que los funcionarios de la Gobernación de Paragones con sede en el arzobispado de Buenos Aires, que en la década siguiente tuvo una relación mis
expulsaban a anttguos pobladores cnollos e 1nm1grantcs de la margen sur dd Río Negro, "após- conflictiva que convergcnH: con d gobierno nac1ona1. Entre 1874 y 1877 las m1s1oncs enviadas
toles de la civilización" para quedarse con sus tierras (reproducido en Cnd. Conrado Villegas por Ane1ros llegaron a !os ascnram1cntos de Cipnano Carriel, Mdinao, Ravlef, Coliqueo y
1881, op. c1~.). Esto se radicalizó en la Ley de uerras de 1902, cuyo artículo 16 dispone que "En Namuncur:i. Ver Nicolern Ivtaria Andrca, 2008. Indígenas y 11úsio11cros en la Pat11go111a. Hrullas
lo sucesivo- b ocupación de tierras fiscales no servirá de titulo de prefcrenoa para su adqu1s1- de los sa/esranos en !t1 c11!tur11 y religiosidad de los pueblos ong111arios. Buenos Aires, Ed. Conn-
e1on" {Diana de Sesiones dd Senado de la Nación, período 1902, sesión del 30/12). ncnte.
L/UUJíl Lt:JJlOlJ
2 - La "cuestión de los índios" y el genocidio en los nempos de Roca ... 35

car a las familias, el Ejército no se fijó s1 se trataba de indios ya cnsuarnzados, con


Catecis1no sobre sus límites, se establece también que la Patagonia es la frontera
lo cual ademas vIO!ó su propio acuerdo con la Iglesia. Puede decirse que los úni-
sur.
cos pactos que no víoló el Estado en esta cuestión fueron los que mantuvo con los
Recién en la edición de 1874 del manual "Elementos de Geografía'', usado en
terratenientes y los financistas.
las escuelas de primeras letras, se cambia el concepto, estableciendo que el límite
Volvamos ai comexto geopolíríco de la Campaña.
aí Sur es "el oceano Atlántico y Estrecho de Magallanes", incorporando así la
_ La i~ea de una Nación argentina henda en su territorialidad por bárbaros que
Paragonia al territorio nacional en la enseñanza de geografía en las escuelas argen-
le 1mp1den gozar_ de lo que le pertenece es un tópico del discurso político
tinas, aunque todavía se excluye a la Tierra del Fuego.
impuesto a posrer1or1 de la conquista militar de los territorios indios.
El giro político que llevó a presentar a la Patagonía como parte deí país argen-
En su estudio sobre la cartografía oficial decimonómca, la geógrafa Carla Lois
tino, como s1 su 1ntegrac1ón territorial fuese ya un hecho y no un mero volunta-
nos muestra que el primer mapa "integral" de la Argentina que mcluye a la Pata-
rísmo, coincide con los años que van entre el fin de ia guerra de la Triple Alianza
gonia ~e confecdonado en 1875, con la autoria de Van Seelstr~ng y Tour-
(1864-1870), que consolida el poder de cierta elite social en nuestro país, y la
mente1-'.
Guerra del Pacífico (1879-1884) que despeja el cammo para las aventuras bélicas
Por otra parte, los libros de texto escolares enseñaban en 1856 y hasta 1871
en la Paragoma y realimenta el .conflicto de límites entre Chile y Argentina,
que la Paragonia era un pais aparte. Una evidencia de ello es el Cate~zsmo de Geo-
cuando los dos estados hacen de la expansión territoríal un eíemento esencial de
grafía editado onginalmente por la Librería Inglesa de Buenos Aires en 1856. Este
su construcción soberana. ~
era el texto en base al cual se enseñaba geografía en las escuelas de la entonces
Sin embargo, es importante destacar que esta idea resultaba nueva en el con-
Confederación Argentina. El método pedagógico, llamado catecismo, consistía
texto ídeológíco del momento y que para el sentido común argentino las tierras
en una serie de preguntas y respuestas, ias que eran aprendidas de memoria por
patagónicas eran, efectivamente, nerras ajenas, en poder ajeno, a las que se ahora
los alumnos.
se decía que se debía rnvadir, por razones de estado.
Tras recorrer en los primeros cuarenta y nueve capítulos ei mundo con sus con-
A la vez, otros factores, afincados aparentemente en tíerras lejanas, íncídirían
tmentes y países, trata ''.America del Sur". Ante la pregunta "¿Cuáles son los Esta-
en la suerte de los pueblos pampeano-patagónicos, esta vez en su dimensión
~os y paises :om_prendidos en la '.Amen ca del Sur"'?, el catecismo responde:
humana. Uno de ellos es la aceleración del f¡roceso de industrialización en el sec-
Colombia, _dzvidzda en tres repúblicas que son, Nueva Granada, Venezuela y
tor azucarero, a partir de la década de 1870 6 , que elevó la demanda de una mano
Ecuador, Bolivia, Perú, Chile, la Confederación Argentina, el Uruguay, el Par~­
de obra de características especíales. En este contexto, el ministro Julio A. Roca
guay, Patagonia, el Imperio del Brasil y la Guayana francesa, holandesa e inglesa".
sugería por carta en 1878, al gobernador tucumano Domingo Martínez Muñe-
Cuando en el capitulo correspondiente a ía "Confederadón Argentina", el cate-
cas, que se remplazen [sic] los indios olgazanes is1c] y estúpidos que ía provincia
cismo pregunta: "¿Cuáles son los límites de la Confederación Argentina?", res-
se ve obligada a traer desde el Chaco, por los Pampas y Ranqueles, que él mísmo
po~de: "Bolivia al Norte, la República del Paraguay, el Brasil, la República
le enviaría, a cambio de apoyo político para la futura campaña presidencial.
Onental, y el Océano al Este, Patagonza y el Océano Adánnco al Sur Chile ai
Inmediatamente recibió la respuesta de una decena de los principales empresarios
Oeste'', '
azucareros solicitándole 500 indígenas con o srn familia que fueron rápidamente
Es decir que a rz;iediados del siglo pasado, se enseñaba en las escuelas de nuestro
remitidos a Tucumán, donde Ía mentada baja "productividad" de los peones pam-
país, que la Paragoma era un país diferente al nuestro y uno más de Aménca del
pas era compensada por su bajo costo. Así, los ingenios tucumanos se convirtie-
· que e! !'imite
Sur· M'as ~un, · sur d e nuestro pa1s · era la Patagonia, excluida del
ron en el destino de miles de prisíoneros tomados durante las campañas milirares
entonces termorío nacional. En el capitulo dedicado a Chile, al preguntar el
de conqursta de la Pampa y la Paragonia, y del Chacal?.
La guerra civil entre Buenos Aires y la República desencadenada en 1880 creó
otro destino para los hombres vencidos, que fueron obligados a enrolarse como
l 5._ Lois Carla, "La Patagon1a en el mapa de la 1\rgennna moderna. Política y deseo (erri- soldados, ante la demanda producida por las baps y deserciones. Los "indios ami-
tonal en 1a cartogra ¡··1a o f'1c1 al argennna
· en la segunda 1nttad del siglo XIX", en
· Pedro
Navarro Flona.(con1p.), JJarsajes del progreso: In rc,•stgniflcacióu de la Patagouu1 Norlt', 1880-
l 6. Ver Eduardo Rosenzva1g, Historur SocutÍ de Tt1Cu111d11 y dt•Í azúca1; To1110 2: El Ingenio, Universi-
1916. Ed. de la Universidad Nacional dd Con1ahue, Ncuguén, 2007, _p. 115.
dad Nacional de Tucumán, San Miguel Jd 'fucum:i.n, ! 986.
Diana Lenton 2 - La "cuestión de los indios" y el genocidio en los ucmpos de Roca ... 37
36

gos" de la frontera bonaerense partíciparon obligadamente pa~a el bando "nacio- mismo libro, que describe la impotencia de los padres a quienes la Sociedad de
nal", es decír contra íos porteños de Tejedor, en los combates de Barracas, Puente Beneficencía arrebataba sus hijos.
. Renro y M.1serere. IS
Al s1na, Todavía en 1885, y a raíz de la crónica en La Nación de un "reparto" que resul-
En 1884 el presidente Julio A. Roca envió al Congreso Nacional eí proyecro de tara excesivamente escandaloso, el diputado bonaerense Mariano Demaría inte-
la ley que autorizaría a su gobierno a realizar la "Conquisra del Desierro del rrumpió un orden del día para expresar que:
19
Norte". aún cuando todavía no se había condmdo la del Sur . La esrraregia del
gobíer~o era presentar esta segunda conquista como esencialmente diferente y a "Este hecho, señor presidente, ocurrido en una ciudad que tiene la preten-
los pueblos ongínatios del Chaco como esencialmente mansos y -a diferencia de sión, fundada, creo, de ser culta, llama índudablemente la atencion. Esta
20
íos "salvajes" patagónicos- dispuestos a la conquista pacíflca . simple narracion subleva el espíritu. Yo creo que es deber nuestro, por lo
Si bien puede atribuirse la propaganda roqmsta de esta campaña, que la pre- menos, que se alce, como io hago, una voz en este recínto, que manifieste
sentaba como un "paseo militar" sin víctimas, a un error de cálculo del gobíerno, que, en manera alguna podemos aceptar hechos de esta naturaleza, y que es
es más posible que la misma se debiera aí deseo de apaciguar una opinión pública obligacion estncta, 1mpenosa, de humanidad de parte de los que esran
que se encontraba sensibilizada por lo que se había visto durante las campañas obligados á íntervenír en esto, no permitirlos" 21 ,
patagónicas.
Efectivamente, Ltz Prensa, El Nacional, La Razim y La Nación, mformaban casi Otros dipurados, como el mendocino German Puebla, respondían np sm iro-
diariamente, mientras duraron las acciones militares, sobre el reparto de prisione- nía, en la mísma sesión, que:
ros, la destrucción de las familias indias y, en general, la barbarie que se cernía
sobre la pretendida civilización que se había ido a ímponer tras las fronteras. En "la violación por eÍ Poder Ejecutivo aí pnnc1pio constitucional que he
este género se íncluye la cíta de El Nacional que nos trae Osvaído Bayer en este enuncíado que es terminante y las leyes especiales conformes con él no es
de hoy, sino de cuatro años atrás, aunque es la primera vez, tal vez por
haberse producido en la Cap1ral y en estos momentos, que se levanta una
protesta de esta magnitud en la Cámara";
17. En realidad los índios "pampas" comenzaron a llegar a los 1ngen1os rucum:mos en fecha tan tem-
prana como 1877, por influencia de Ernesto Tornquist, empresario mulrif.1cédco, proveedor del
agregando que los indios somendos eran distribmdos como esclavos en Mendoza
ejército de línea y posrenormente, "hombre fuene" de los gabinetes presidenciales de Roca. La
mayoría de los "repanos" de pnsíoneros se produjo enrre 1878 y 1880, habiendo llegado a Bue- desde que comenzaron a someterse.
nos Aires y arras cap1rales de provincia en su mayoría a parur del segundo semestre de 1878. Diomsio Schoo Lastra, quien fuera secretario pnvado y fiel defensor del presi-
18. Ver por ejemplo Fotheringham Ignaao H., La vuia dt.• un sold11do, o re1n1111scencu1S de lasfronte- dente Roca, recordaba en sus memorias, escrítas muchos años después en París,
ras,Círcuio Milirnr, fü As., 1970 11908]. que:
19. La fecha "oficial" de finalización de ías campañas militares en Patagon1a es la de la rendición de
Savhueque, el 1/1/1885. Sin embargo, por décadas se extendieron las e..xpedic1ones punitivas
"La cunosidad del vecíndario de Buenos Aires era atraída a diario por los
p~ciales, constituyéndose lo que se llamó "policía domésuca".
20. La extendida cr6nologia de la "Conquista del Oes1eno Verde" desmiente est::is apreciaciones. convoyes de índios pns10neros que cruzaban las calles de la ciudad rumbo
Luego de la campaña de Vicrorica en 1884, se sucedieron: la campaña del general Vinncr en a Íos cuarteles o a la Isla de Marrín García: cacíques, capitanejas, centena-
1889 -<oralmente infructuosa-; entre 1907-1911 las operaciones militares a cargo del general res de indios de lanza y de chusma ... ", 22
O'Donnd en el cenero y esre de la actual Formosa y en todo el actual Chaco; en l 912 la del coro-
nel Rostagno en la regi6n del füo Pikomayo, que sometió "miles de indios casi sin resistencia y
En 1879, el teniente Francisco Barbará23 argumentaba:
ocupó efccnvamente el terntorio por primera vez", inaugurando además la exploración masiva de
la mano de obra indígena, esnmulada explícnan1enre desde la presidencia por Roque Sáenz Peña
(Lenton 2005, op. ctt.). Fuentes hístonográficas milirares ubican en el 31 de diciembre de 19 l 7 21. Diana de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación. 30/10/1-885.
la fecha oficial de fina1ización de "la conquista dd desieno del norte" (Dirección de Asuntos Hís~ 22. Dion1s10 Schoo Lastra, El indio del dt'sÚ·rto, 1535-1879. Agencia General de Librería y Publica-
tóncos del Ejército [D.A.H.E.l 2003 "Expediciones y campañas al desierto" hup://W"\V\V,ejer- ciones, Casa Jacobo Peuser Lrda., Buenos Aires, 1928, p. 271.
c1to.mil.ar/dahe/hístorrn/dcs1erro.html}. Postenormerne -hasta bien entrado d siglo XX~ se 23. Teniente Cnel. Francisco Barbará, Ñía11ua/ o Vocabulano dr: la lengua p11111pa y dr:I estilo fi1111ilia1;
produjeron constantes expediciones pun1nvas en relación con aconrec1n1ientos puntuales. Ed. Emecé, Buenos Aires, 1944 1J879!.
Diana Lenton
38
La República posible y la palpabilidad de la guerra
"Más de diez mil indios de ambos sexos han Sido capturados por las fuerzas
nacwnales desde 1875 hasra el presenre. Su mayor parre ha sido distribuída En las páginas que siguen, nos detendremos en un momento de la "guerra con-
en esta Capíral y en algunas provmc1as" tra el indio", que nos permítirá ilumínar varias cuestiones que consideramos fun-
damentales para mensurar su carácter genocída.
En ese contexto, y frente a ía propuesta gubernamental de repetír y profundi- Dos editoriales publicados en La Nación el 16 y el 17 de noviembre de 1878,
zar la experíencia e~ el Chaco, la Sociedad Geográfica Argentina presentaba sus respectivamente, daban cuenta de la indignación del periodista ante ia noticia del
reparos: fusilamiento de 60 ranqueles, "prísíoneros desarmados", por orden del coman-
dante Rudecrndo Roca -hermano del Ministro de Guerra- en las cercanías de
"La conquisra "deí Chaco va á emprenderse, ¿pensará el Gobierno Argen- Villa Mercedes, provincia de San Luis.
tíno, llevarla a cabo por medios idénticos á los empleados en.la Pampa? Según La Nacióll se trataba de "indios [que] comerciaban en Villa Mercedes
- ' "74
Esto es lo que tratamos de prevenir... , - con los vecínos", estableciéndose con esta afirmación no sólo el carácter pacífico
de la presencia indígena en Villa Mercedes, sino la aceptación que la cíudadanía le
y más explírnamenre aún, el legislador Aristóbulo del Valle explicaba, para daba a dicha presencia. El diario íronízaba sobre las explicac10nes mentirosas del
oponerse a autorizar al gobierno a enviar fuerzas militares al Chaco: parte militar de Rudecmdo Ro_ca, quien habia afirm_ado que los ;~nque!es habían
sido muertos en un enfrentamiento, cuando en realidad los habian fusilado den-
"La humanídad entera está interesada en que roda la tierra quede s~jera a la tro de un corral:
acción Civilizadora, a objeto de que pueda responder a los grandes fines
que la humanidad debe llenar; pero frente a este princíp10, incorporado al "Cosa rara que cayeran heridos 50 índios yendo en disparada y en disper-
derecho público de rodas las naciones, existen otros no menos respet~b.les. sión. Rara puntería la de los soldados, que pudieron a la disparada casar
(... ) Entonces, pues, entre esros dos principios [los derechos de la C!Vlhza- [sic] a los salva1es, que nunca lo han conseguído nuesrros soldados, y más
ción y el derecho a la vida], se produce el equilibno, y las nac1_o_nes -~1vilrza­ raro aun, que todos los tiros se aprovecharan matando sin dejar ní un solo
das conquistan los pueblos salva1es introduciendo la civihzac10n por herido" ... (La Nacióll, 16111/1878).
medios pacíficos, y no usando de las armas, sino cuando es absolutamente
25
mdispensable par~ establecer la Civilización". ¿Qué había pasado?
En 1878 el gobierno nacional firmó un tratado de paz con el fonko rankiilche
Lo verdaderamente anacrónico, entonces, es JUSrificar hoy, por ia ~xaltaci~n
Epumer, que ratificaba otro de seis años atrás, sin modificaciones, a pesar de que
exirísra de sus efectos, un proceso histórico que fuera cuestionad~ desde la étI~a
la situación geopolítica ya había cambiado. A los pocos días, ei 8/11/1878, un
en el mismo momento en que se producía. No es cier_to que la ética y_l,a filo~~fta
contingente de "guerreros ranquelinos" se dirígíó a Villa Mercedes de San Lws a
polítíca decímonónica conllevaran ia necesidad acrítica de la expanston m1h~ar
cobrar las raciones estipuladas en el pacto. Debían retirar también eiementos para
sobre los rerritoríos pampas, ranqueles, tehue_lches o m~puches. Por el ~?ntrar10.
labranza, sueldos para los prmcípales caciques, ganado en pie, etc. Iban en son de
ei pensami~mo político "de la época" habilitaba a la crínca y la prevenc10n de los
paz, acompañados de sus mujeres e hijos y entre ellos iba en carácter de enviado
crímenes de lesa hurnanidad.
pienrpotenciario, José Gregario Yancamil, sobrino de Epumer.
El histonador Juan C. Depetris detalla: "Yancamil pertenecía a aquel grupo de
personajes influyentes de tierra adentro que sostenían la paz con el cristiano.
Hasta se había casado cristianamente a instancias de un franciscano como inues-
tra de voluntad amistosa. A una legua de Villa Mercedes, en Pozo del Cuadril,
24. Revisra de la Sociedad Geográfica Argcnnna, ail.o 1881, Ton10 l: 7; cit. en Carla Lois Y Y Clau-
dia Troncoso, "Integración y desintegración indígena en d Chaco: los debates en ~a Socteda.d donde existía un retén militar de avanzada, son encerrados por las tropas, separa-
Geográfica Argentina (l881-l890)" Prilner Congreso Vinual de Antropología V Arqueolog1a dos y fusilados. CaSI la rotalidad de los sobrevivientes quedan malamente heridos.
Ciberespacio, octubre de 1998: hnp://\V\Vw.naya.org.ar/congn:so. Entre ellos, niños y mujeres. Yancamil queda prisionero y reponiéndose de sus
25. Diario de Sesiones del Senado de b Nación, período 1884, sesión dd 1918.
40 2 - La "cuestión de los indios" y el genocidio en los uempos de Roca ... 41

heridas, mientras que las familias integran luego un contingente de prísioneros de. , blancas, la circulación de armamento ) todo ello sum1"do en u n n1ve
· l d. e corrup-
que son llevados a la zafra tucumana, entre ellos la mu¡er de Yancamil y sus dos
26
c1on qu~ fu~ t~mpranamenre denuncíado por los contemporáneos31,
hijitas. Ninguno de los ranqueles envíados a Tucumán regresó ...". . El ed1ronahsra
" de La Nación no dudó en calificar a los hechos d.e v·111 aerce
M -
1
Si Deperr1s acíerta con su caracterización de Yancamil como promotor de la des como cr11nen de lesa hun1anidad ,

paz en la frontera, lo cierto es que a consecuencia de la inasacre, Yancamil aban-


donó la polítíca pacífica27 y podría pensarse que éste era uno de los obíerívos bus-
cados: boicotear cualquier in1ciat1va de paz porque el "negocio" para ciertos
sectores estaba en la guerra. La guerra permitió a aquellos empresarios azucareros
contactados por el mínisrro Roca proveerse de numerosos connngenres de mano
de obra forzada28 ; permitió a personas influyen res y no tanto, proveerse de perso-
nal doméstico o de peones en sus estancias, siempre en carácrer forzado. Proveyó
al ejércuo de línea, a la Marina y has[a a Ia policía porteña de los elementos nece-29
saríos para cubrir las vacan res provocadas por las numerosas bajas y deserciones ,
No sólo "liberó" los rícos territorios indios transformándolos en "desiertos,,~ o en
30
"tierra vacante", al decir pragmático de Félix Luna , dando lugar al enríqueci-
míenro de terratenientes, políticos e intermediarios. Además, como en roda gue-
rra, generó un circuíto mercantil relacionado con ías provísiones a los soldados,
las raciones y prendas para los indios, el traslado de prísioneros y cautivos, la trata

26. Depetris José, "El desuno de la comunidad ranquel", Revista Pr11nero de Octubre, N° 42, Santa
Rosa, L1 Pampa, octubre 2002.
27. Luego de prorngonrzar la bar.illa de Cochicó en 1882, Yancamil es enviado prisionero a 1v1ardn
Garda, de donde se fuga al menos dos veces -una de ellas en compañía de Pincén-, siendo
recapturado por el ejérctto (de la invcsugación de 1v1anano Nagy y Alex1s Papaz.1an, comunica-
ción personal), y años después es trasladado para el servicio en los esrablec1m1eotos del mismo
Rudec1ndo Roca que secuestrara a su familia, a !a sazón en 1'vlis1ones, desde donde también pro-
tagoniza una espectacular fuga que quedó grabada hasta hoy en la hisrona regional misionera.
28. Esro se repetida con los prisioneros "traídos" dd Chaco. Por e1emplo, el ingenio San Pablo, per-
teneciente al senador provincial Ambrosio Nougués, recibió en 1885, c1enro treinca "indios con '
sus familias", quienes luego de caminar durante catorce días hasta Rosano fueron embarcados Fuente: La Nación, 16 de noviembre de 1878 (Microfilmado).
en el tren "a culatazos" -según testimonia el diana provincial La Razón el 29 de octubre de
1885- para que "el señor Zavaleta'' los entregara al ingenio.
29. Ver Ennque Mases, Estado y cuestión indígena. El desuno final de los indios somelidos en el 3 L Por ejemplo el Comandan re Manuel Prado, en La guerra al nialón EUDEBA B Ai
fin del territorio (1878-1910), Prometeo libros/Entrepasados, Bs.As., 2002; Juan Bdz.a, En la 1960 / 1907J; Alfredo Ebdot, Recuerdos y relatos de fa Guerra
PI UI B · . dt·frout~ras· r - eroreya
•t> '~
J..,it
uden/ods res,
e es1erto,
isla del fuego: Encuentros, Publicación dd Instituto de Invcsngaciones Históncas Tterra del us tra'. uenos },Jrcs, 1964 / 1909]; el sacerdote Beauvoir en su Boletin Sillesiano, cte.
Han estudiado las d1ferenres 1nodalidades de esta corrupción JuJio Vezub l d.' ,, dos. Las
Fuego, Instituto Salesiano de Arres Gráficas, Buenos Aires, 1974. to rfi' d. e ¡ E - ' 11 IOS y sotaa
La incorporación de indígenas al ejército provocó críticas en el seno de la clase política por vana- faBlanco B
rgra ras e ar. os ncrna y Edgardo lvforeno durante la "Conquista del Desiert ·~ Ed El e
A· IQO? N - o, · eran te
das razones, que iban desde los derechos de los indios reducidos en tanto nuevos ciudadanos, E . • uenos . ires, - _; orma Sosa, Jvfu;eri:s 111díge11as en la Panipa y Ja Patagonta, Ed
hasta la segundad de la ciudadanía que conviviría con indios armados: ver Lenron 2005, op. cit. ·'n1ecc,bBuenos Aires, 2001; Juan Be!za 1974, op. c1r.·' \'\!alrer Delno "Con fi1nam1ento, d eporra-.
30. "(. .. )Ahora eres/ la cuna de la paz. /y dd rraba¡o. I Cuando yo re habité I eras puros tacuruscs. / c1on Y aut1s~os en, la costa del río Negro 1883-1890", Cuadenios de ;lntropologia Socuz!No 13,
lvlonte sin ílor, I indiada y rolderia ... (. .. ) / 1U ncrra vacante/ fue una cuna grande, I :ispcra _y Facultad de Fdosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires, pp. 131-155 7001· O Id
Ba · 1006 H' , Y sva o
materna ! Tu esterilidad I yo la fecundé I cada !una nueva (. .. )" (Félix Luna, en Gringil Cb1u¡11i:-
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' istoru1 ae ul crueumd argenflllll, Tonw 1: julio A.r{Te/Jf11JO Ro a Ed D 1
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. e enrro
u ura e a ,ooperacion F orea! Gonn1, Buenos Aires.
i1t1).
~ - .L..a \..uc.:.uu11 uc 1us 1nu1os y el genoc 1ct 1o en Jos tiempos de Roc."l ...
43
42 Diana Le11to11

Recordemos que la característica de los crímenes de lesa hu111anidad es que la


persona asesinada no cuenta como tal, pues la acción criminal va dirigida contra
una "víctima colectiva"~ Más estríctamente, según algunos enfoques, se considera
cnmen ele lesa hun1anid11d únicamente a los que cumplan con ia definición ante-
ríor y hayan sido cometidos por un agente del Estado en cumplimíento de una
acción gubernamental.
La criríca del diario por los hechos de San Lms se dirigía especíalmente a que
esta clase de actos no respetaban ni "las leyes de la humanidad ni las leyes que
rigen el acto de la guerra''. dado que existía la opción alrernanva y disponible para
el comandante, seglln el diario, de "mandarlos bien seguros a Buenos Aires, como
se ha hecho con otros". Esto era posible porque todavía no se había generado una
reacción general contra el reparto de indios, como ocurrió pocos afias más tarde.
De manera similar, La Nación denunciaba el l 7/ll/1878 que el coronel Olas-
coaga (futuro Gobernador del rerntorio de Neuquén, y por el momento protago-
nista de la lucha de fronteras en el norte santiagueño)

"en cambio de unos chiniros que pudo mmar dejó que los mdios pasaran a
degüello a los 30 guardias nacionales que llevaba (. .. ) abandonándoles a la
saña y el espírítu de venganza de los indios que se encontraron sín sus
mujeres e hijos",

Este testimonio se dirigía más a reprochar la falra de lealrad del coronel hacía
su tropa que a evaluar la apropiación de los "chmitos" que en 1878 parecía corres-
ponder a la lógica de la guerra32 . Aun así, en la misma nora, el cronista de La
Nación afirmaba que el ministro de la guerra U.A.Roca) "se desconceptuó"
cuando derivó a un tal comandante Rodríguez, acusado de crueldad contra sus
soldados, al frente contra ios indios, y advertía:

"Va a desconceptuarse por completo s1 no hace aígo por castigar hechos de


Fuente: La Nación, 17 de noviembre de 1878 (Microfilmado).
esta naturaleza, salvajes y bárbaros (... ). Sobre todo, la tmpumdad produce
33. "Estos hcc~~s" se sucedieron in1nrerrump1damcnre, constJ[uyéndose en el 1nodus opemn<fi d~ fas
la reperícion de los crímenes, y es posible que s1 las fuerzas nacionales (... )
hoy L..) fusilan sesenta índios pnsioneros o un coronel deja que se pasen a acciones ~1!1tares sobre los ternronos indios hasta bien entrado d siglo XX. El diPµ?_~c(Ji~ciO-'
degüello treinta guardias nacionales, poco tiempo después se asesinarán a nal yone~~ Ezequiel Paz denunciaba en 1885 en la Cámara, para criticar_Ja-_1ri3.tc;Íón del
familias enteras, se fusilarán a los mdios, mujeres y niños( ... ). Para evitar la ~ob,ierno: Un ofloal Gon1cnsoro, en su espcdición al Chaco, ha romado do¡ci~~o.S,--:Culcllenta
repetición de tales hechos 33 es preciso moralizar por el castigo y aplicar con 1nd10~ entre ni~os y adulros, n1uJeres y hombres, _y Jos ha hecho fusilar, didendO',eh, un parte
oficial que hab1an sido muenos en la pelea. Este hecho acaba de ser denunci<ido-én la casad
imparcial severidad la pena de la ley" b. r e
go 1erno por un o 1c1al que lo ha prcscnc1ado, e inquiriendo en antesalas del señor Ininistro de
la Guerra el sefior dipuwdo por llictunan, señor Araoz, la veracidad de estos hechos y las medi-
32. Decía d m1n1stro de Guerra, Adolfo Alsína, en 1877: "Pincén es un indio 1ndóm1ro y perverso, das que se pensaban adoprnr, d señor ministro de Ja Guerra le contestó que efectiva
azoce dd .Oeste y norte de la provincia fde Buenos Aires, y'] jamás se somerer<i, a no ser que, por G , ¡ b' ¡ ,, ( . . mente
~1ncnsoro la m 1echo algo de eso y que pensaba casugarlo... D1ano de Sesiones de Ja ·
un golpe de fortuna, nuestras fuerz.as se apoderen de :.u chusma. Si esto úlumo no sucede, Pin- Ca mara de Diputados de la N;1ció11, 31/I0/1885).
cén se conservará rebelde" (cn. en Claudia Sdser s/d, "Indio bravo").
.... - ~<i ....... ~.:>LHJH ........ iV.:> UIUIU;> y¡;:¡ ¡:;c11u1...1u1u t;ll IUS ue1npos ue 1'.0Ca. ·-

••• Y el día después que no sín resistencia, veían partir a contingentes de·los suyos con destino desco-
nocido.
La República Argentina careció de un "proyecto" sobre los rerritorios que El diario La Nación, en la misma edición que estuvimos analizando, del 16 de
anexaba por la fuerza. Las tierras se lotearon y pnvanzaron no tanto por la agencia noviembre de 1878, reproducía un Intercambio telegráfico en el que el ministro
estatal como a pesar de ella. De ígual manera, faltó -puede decirse que hasta el día Roca felicitaba al coronel Villegas por haber "tomado" a Pincén. En su telegrama,
de hoy- una decrsión integral y a largo plazo sobre el saldo humano de conqmsta, Roca instaba a su subordinado: "No demore a sus prísíoneros", En su respuesta,
más allá de su utilización puramente exrractiva y urgente. Especialmente, su Villegas explicaba: "Pronto le enviaré a Pincén, pues si se lo demoro, es porque
reproducción como sujetos individuales y colectivos no estaba contemplada, o creo útil renedo aquí por unos días".
estaba negada simbólicamente, o era direcramenre combanda. En la misma línea, un telegrama del general Roca, desde Trenque Lauquen, al
Una consecuencia del estilo político implementado por quienes llevaron ade- Comandante Freíre, definía:
lante el proyecto de conqmsra fue el vaciamiento del territono. Si bien se reconocía
a veces la utilidad de los indígenas para el trabajo, ese traba¡o sería explotado fuera "Es necesario hacer un escarmíento con todos los indios prisioneros y no
del rerrltono de origen. La única opción para permanecer relanvamenre cerca era quiero que queden de ellos por allá. Tan luego como desocupe los que
el servicio en el ejército, contra otros indígenas o contra otros sectores sociales. tiene, mándemelos para transportarlos lejos de ia fronreran 36 .
De hecho, como destaca Walter Delrio34 , la Ley 215 de 1867 contemplaba
cíerta política respecto de las agrupaciones indígenas que quedarían en medio de La referencía a "desocupar los que tiene" el Comandante Fraga en duamíní,
la avanzada colonizadora; en cambio, la Ley 947 de 1878 y las que le siguieron ya sugiere que estos indígenas, como los de Pincén, eran ocupados en rareas útiles al
no mencíonan la existencia de indígenas. ejército. Es sabído que la demanda de índivíduos indígenas para cubrír plazas del
La llamada "cuestión indígena" entre 1878 y l 885 se centralizó en el probiema ejércíro iba en aumento, por ia deserción imparable de los soldados. Por lo tanto,
militar y social que representaban los prisioneros de guerra, no en una política el envío de los índígenas a Buenos Aires para ser repartidos priorizaba, además de
general. Apenas cumplida la primera parte de la invasión, como lo expresó el las entendibíes deseos de propaganda, las consideraciones "disciplinarías" -y la
Mimstro de Guerra Carlos Pellegrim ante el Congreso Nacional, desestructuración de las comunidades como estrategia política- por sobre las alu-
didas razones económicas.
"( ... )el fondo de la cuestión no es sobre cuanto ha de costar este proyecto, De hecho, la lecrnra de fuentes de origen militar sugiere que la toma de prisio-
sino sobre qué se va a hacer con estas tribus de indios, que vienen a some- neros de "chusma" -y sus propíedades- parecía ser en muchos casos el principal
terse voluntariamente. (. .. ) Creo que ningún señor diputado pedirá que se objetivo, a contramano de la representación pública de la empresa. Valga un
les mate!" 35 , ejemplo, tomado del parte del subjefe de brigada Miguel E. Vida! a su superior, el
27 de marzo de 1881:
Pero, me interesa plantear aquí la hipótesis de que durante la primera adminis-
tración de Roca, el reparto de indígenas pns1oneros iba más allá de una considera- "A las dos de la mañana recibí orden del Gefe de la Bngada coronel
ción economicisra acerca de ia forma de amortizar la acción militar, para tratarse Lorenzo Wintter, de (. .. ) buscar el para1e Quemequemetreo donde debía
de una acción de .carácter propiamente polínco dingída a exhibir el poder del existir la toldería del cap1tanejo Movfinqueo; (... ) en este orden ataqué las
estado sobre los cuerpos en toda su magnírnd. El traslado de los tndios prísíoneros tolderías haciéndoles una persecusión a los que huian (. .. ), donde hice al ro
consríruyó no sólo una medida de disciplinamienro concreto sobre ellos mismos, por serme imposible continuar mas adelante por el mal estado de la caba-
sino una manifestación del nuevo orden de cosas ante la sociedad no-indígena y llada, (... ) habiendo dado por resultado la toma de veínte y ocho de
especíalmenre ante ios índígenas que quedaron en el sur o en el norte del país, chusma, diez y síere muertos, trescientas y tantas cabezas de ganado
vacuno, quín.ienros y pico entre caballos y yeguas y(. .. ) mil trescientas ove-
¡as, que quedaron en mí poder; (. .. ) la toldería se había concluido". 37
3'Í. \'?'alter Dclno, }vfononas d~ exproputció11.S01n~tiJnlt'11!0 ,. n1corpon1ció1111ulígena en la Patago11111,
1872-1943"Ed. de la Un1vcrs1dad Nacional de Quiln1cs, 2005.
35. Diano de Sesiones de b Cán1ara de Diputados del Congreso Nacional, sesión dd 24/8/1885. 36. Cit. en !v1ascs 1002, op. cu.
2 - La "cuestión de los indios" y el genocídio en los tiempos de Roca ... 47

. chusma era tomad a "en eal'd 38


En algunos casos, 1a i ad d' e re h enes" , aunque p,or
lidad e indefensión del sector vicrlmízado para favorecer en cambio la percepción
io general pareció obedecer al propósito de vaciar el rerrirono. Por e¡emplo, del del poder omnímodo del estado.
diario de operaciones del reníente coronel Juan Díaz en Pulmaiy: La centralidad de Marrín García en la ruta del repartimíento es un dato que
surge de las fuentes lireranas, parlamentarias y periodísticas de la época. El asilo
"A la madrugada se tomó una china que volvía a Íos toldos. Los tenientes en Martín García era el paso previo a la redistribución definitiva de los prisione-
Sontag y Canaveri salen en persecución de la chusma. Regresó el primero, ros, aunque a veces se consuruía en su destino final, especialmente para los ancia-
mas el. segun do continuo
. . la persecuc1on
. , a pie ..."39
, nos y enfermos que no eran requerídos para el trabajo.
Hay quien dice que para fines de 1879 la cantidad de "alojados" en Martín
Pese a la incipiente crítíca y demanda de cambio, podemos dec1r que los luga- García era tan grande que la cm dad de .Buenos Aires debió recurrir a los cuarteles
res de repartimiento de los miles de indios sometidos -mediados por las largas y de Palermo y Renro 41 y al corralón munícípal del Once. En sentido contrario,
durísimas travesías desde la frontera, donde muchos encontraban la muerte- se Norma Sosa42 argumenta que fue la presión dei vecindario porteño "horrorízado"
convírtieron en el sitío donde se consumó el genocidio. Esto era confirmado por por los cortejos harapientos la que decidió el traslado a Martín García de quienes
algunos observadores horrorizados como el gobernador Alvaro Barros, por lo que en primera ínsrancia habrían sído destinados al Retíro.
se lee como un "exceso", aun en el contexto de la guerra. La bíopolítica del estado roquísra se concentró en la disposición de los cuerpos
En Martín García y a lo largo del Río Negro se crearon campos de concentra- de los indígenas someudos sin descuidar la regulación de su capacidad hproduc-
ción de prísíoneros indígenas, previos a su traslado. Walrer Delrio recupera a par- tíva, incluyendo la separación de mujeres y varones y la apropiación de los niños.
tir del testimonio de John D. Evans la descripción de uno de estos asentamientos Estas acciones apuntaron a lo que hoy ya no puede desconocerse como un plan
en Valchera, sus hambrunas) sus cercos perimetrales y su férrea vigilancia. En los genocida sistemático. La ausencia de regístros sobre los derroteros índivíduales,
primeros años de la década de 1880 existió la imc1ativa -realizada a medias- de sumada al reemplazo de los nombres nativos, el arrebato de los menores y su
trasladar a todos los índígenas de la región a un úmco campo en Valchera. En "adopción" -en variadas condicíones- por las familias criollas apropiadoras, los per-
1889 se corran los fondos monetaríos destinados a estos establecimientos, ademas manentes traslados y otras prácticas que dieron en dificultar el reconocimiento y la
de pasar de la Jurisdicción del Mimsrerio de Guerra a la del Interior. Delno des- memoría colectiva, terminan de definir el carácter de "poder desaparecedor" asu-
cribe cambién la puja entre misioneros y agentes estatales de que era objeto la mído por el estado y sus agentes durante el período de "organización nacional"43 .
población indígena asentada en dichos can1pos y en instalaciones religiosas como Es justamente en este marco, es decír, cuando la diáspora y la desaparición son
la de Chíchínales40 procesos en pleno curso, que debe ponderarse la emergencia esporádica de pro-
Los campos de concentración de indígenas podrían haber constituido un espa- yectos que se presentan como tendientes a la "integración" del indígena -vale
cio donde se exhibíeran las técnicas y tópicos de la sociedad disciplinaria. Sin decir, su recuperación para la ínserción subordinada- en la sociedad nacional, que
embargo, son escasos íos documentos que acompañen prácticas exhaust~vas_ de serán la base de lo que se llamará luego "política indígena" o "indigenísra",
individualización, regístro y documentación que eran comunes en otras insntu- Decimos entonces que se trata de un genocidio porque se cumple con la defi-
ciones estatales tales como comisarías, prisiones, regimientos. Esto sugiere que nición de la ONU anteriormente cítada, en todas sus partes.
estos campos pretendían hallarse en los márgenes de lo social, ya que el destino
previsto para su población era su desaparición. _
En casos como éste el silencío -la falta de información sobre el destino de los
individuos- es parre de la política de disciplinamiento, aumentando la vulnerabi-
41. En Retiro se alojaba d Reg1m1ento 8°, donde se concenuaba parre de la ch11s111a para ser repar-
tida. Los varones pasaban a servir en el mismo regimiento. También se encontraba el Reg1-
m1enro l de Árrilleria, que alojó a Orkeke y su gente después de Apelcg.
37. Cir. en Villcga.s 1977 J 1881), op. rn., p. 106.
42. Norma Sosa op. Cit., p. J 8 l.
38. Minisrcno de Guerra y Manna, Ca111paiu1 de los Andes al Sur de /¡¡ P11rago11uz. 1Vio 1883. Partes
43. Ver Len ton Diana y Jorge Sosa 2009, "La expatriación de los pan1pas y su incorporación forzada
detallados)' düzno dt• !.1 expedición; reeditado por EUDEBA, Bs As., l 978; p. 183.
en la sociedad tucumana de finales del siglo XIX", Jornadas de Es111dios lndígt'1U1S )' Co/0111ales-
39. lv1inisteno_de Guerra y lv1anna 1978l1883] op. cir., p. 431. C.EI.C., }UJUY, 26 a 28 de noviembre de 2009, para la 1nv1sibilización de los pampas en Tucu-
40. \Vaher Ddrio 2005, op. cir.
mán y su pronta exundón.
u1a111i L..t'nron '}, - La cuesuon ue tos 1nt11os y et gc11uciu1u cu iu~ uc111pu~ uc 1'-uL<t •••

Afirmar el genocidio no implica negar la supervivencia de los pueblos. El pro- que se exalta y se refuerza en sus manifestaciones físicas; de un poder que se
yecto genoc1da no se define por su éxito, smo por su intencíonalidad. Julio A. afirma como poder armado y cuyas funciones de orden no están separadas de las
funciones de guerra • 48
11
Roca alardeaba en un discurso ante la Asamblea Leg1slanva, el 6/5/1884:
En este contexto se consolidó el Estado argentíno. Nuestras instítucíones de
"No cruza un solo indio por las extensas pampas donde tenían sus asientos gobierno, incluyendo a las de política específica indígena, son herederas de una
numerosas tribus ... ", estructura montada sobre eí genocidio. La única manera de poder establecer bases
firmes y verídicas sobre las cuales orientar una convívencia más o menos armónica
En realidad, la extinción de los "salva¡es" era un deseo de ciertos sectores de la y pacífica, es develar la verdad que subyace a nuestras respectivas narrativas de ori-
política que se había hecho explícíto con suficiente frecuencia hasta convertirse en gen: la de la Nación argentína, ias de los Pueblos Originaríos en su coyuntura
parte del sentido comun. En la década de 1820, el gobernador de la Provincia de actual.
Buenos Aires, Martín Rodriguez, manifestaba públicamente la intención de su No hay justicía sm verdad; no hay futuro sm memoria.
gobierno de "extermínar" prímero a los "indios nón1ades'', y luego a los uindios
amigos", 44
Afirmar ei genocidio no significa tampoco negar el mestizaje, sino reconocer
en el mísmo la cuota que lo hace partícipe como herramienta del genocidio, en ía
medida que se constituye como víolencia de género 45 _
Seglin Michel Foucault46 , el genocídio -o me¡or dicho, el programa genocida,
independientemente de sus resultados concretos- forma parte íntrinseca de la
constitución de las naciones modernas. El ataque sistemático a los pueblos origi-
narios y sus territorios podría entenderse como una bisagra entre las guerras del
siglo XIX y los genocidios del siglo XX.
Algunos autores interpretan que el sistema de separación y distribución de las
familias indígenas estaba legitimado en el horizonte ideológico del momento,
pero que sin embargo "adoleció de una serie de irregularidades', o "anomalías" que
Ío convirtió "en un instrumento de exploración más que de civilización": por ía
falta de definic10nes "acerca de quién estaba encargado de ese reparto, sumado a
las continuas transgresiones" que denvaron "en una sene de abusos" 47 , Por lo que
apuntamos anteríormente, creo que no es atinado interprerar que el sistema de
reparto derívó en "abusos", sino que su carácter genocida estaba planteado desde
ei mido, y es parte de la propia mctonalidad de guerra con que la pnmera admi-
nistración de Roca -y luego la de Juárez Celman y quienes le sucedieron- visuali-
zaban el lugar de Íos indígenas vencidos, sm efecmar distinc10nes. El estado
roquista se corresponde con aquella descripción foucaultiana de una forma de
poder "que no sólo no disimula que se ejerce directamente sobre los cuerpos, sino

44. Walther Juan Carlos, Ltl conquista del tÍesterlo: 111íos .1527-1885,. Circulo I"vtilirar, Biblioteca del
Oficial, Buenos Aires, ] 947.
45. Ver Susana Rotker, Cau11vas. Olvulos y 111en1or111 en !tt A1gt•JJttna, ed. Arid, Buenos Aíres, 1999, y
Norma Sosa, 2001, op. ctr.
1lG. Michd Foucáulr,-La l'olunrad de Saber. 1978. 48. Michd Foucault, V igi!ar y cast1ga1: N11n1111e11to de la prtsidn. Siglo XXI cd., México, 1988
<\7. Por CJ. Ennque Mases, 2002, op. cn., p. 86. l I 9761.
3 - Las preguntas que lancea Guayama

Adríán Moyano 1

"Aunque según todos los informes que he recibido sí yo no


regreso de Catamarca hubíera caído en poder de los caciques
del Bracho, pues Guayama con 30 hombres me esperaba en
el lugar casí desierto de la Orqueta, príncip10 de la travesía de
30 leguas que divide las provincias de Córdoba y Catamarca",

Julio Roca a su hermano Ataliva desde Tucumán,


abtll de 1870.

Roca todavía tenia el grado de mayor cuando marchaba hada el norte con la
satisfacción de emprender una misión presidencial. En verdad, la vanidad del
joven oficial resultaba excesiva: tenía que desplazar al comandante de las fuerzas
nacionales en Salta, en el marco de las íntermmables intrigas de la política criolla.
Pero Roca se sentía valorado por el presidente Sarmiento y suponía que su desem-
peño era trascendente. Con los 50 hombres que componían su contingente se
instaló en el corazón de los valles calchaquíes, porque calculaba que Felipe Varela
y los restos de la montonera podían desprenderse de nuevo sobre el norte, desde
Bolivia. Por entonces, los federales dispersos en Pozo de Vargas se refugíaban del
otro lado de la frontera y periódicamente le recordaban a los liberales que allí esta-
ban todavía. En esa coyuntura, Félix Luna le hizo decir al futuro conquistador del
terrirorio mapuche que Santos Guayama era "uno de los cabecillas más temibles
de Yarda".
Después de desbaratar ei úlumo intento del veterano caudillo y de desplazar al
oficial que no quería Sarmiento, Roca quedó como jefe de las fuerzas nacionales
en Salta. Pero como consecuencia de otras intrigas, ei sanjuanino dispuso ponerlo
al frente del Regimiento 7 con asiento en Tucumán, medida que implicó al
ascenso de Roca a teniente coronel. Tiempo después, comenzó a novíar con una

1. Licenciado en Ciencias Políticas Y pcnodista. Reside desde 1991 en b. Furilofinapu (Barilochc).


Traba¡a en Radio El Arka de esa ciudad y en medios gráficos. Es colaborador del periódico
n1apuche .;1zkiutuwe y autor de "Crónicas de la resistencia mapuche"
chica cordobesa y hacía allí se dirigía para visitarla, cuando un jinete alcanzó a su perpetrado los representantes de la autorídad. Para los casos que relata, eí mllsico
1efe a todo galop~. Le traía una noticia que hirió su orgullo de soldado: sus subor- se preocupa de destacar que Bairoletto era hijo de inmígrantes italianos y que
dinados se habían amotmado. Presto, pegó la vuelta y volvió tras sus pasos a "Mare Cocido" había arribado a Chaco como producto de una extradición. Los
maracaballos. protagonistas de su h1srona habían nacido en Íos úlnmos años del síglo XIX, prác-
La ímportanc1a que tuvo ese morín en la suerte futura del pueblo mapuche fue ticamente tres décadas despues de la emboscada que se frustró en La Horqueta.
decisiva. Si los pobres milicos del 7 no se hubieran sublevado o si hubieran con- Sin ánimo de profundizar demasiado, cabe mencionar que la noción de ban-
cretado su propósito días después, su Jefe se habría topado con Guayama y 30 de dido social se generalizó a partir de la tarea de Eríc Hobsbawm, cuando cuatro
sus hombres, como el propío Roca se encargó de restímoníar en la carta que des- décadas atrás se propuso examinar formas populares de resísrencia. Para el histo-
pués le mandó a su hermano. Es posible que los acontecímientos que se desataron riador marxista, deben considerarse bandidos sociales a aquellos que practicaban
a partir de 1879 se produjeran de todos modos, porque los procesos histórícos no el robo y el saqueo como estrategia de supervivencia, en los márgenes de las socie-
se explican solamente por actuaciones individuales, pero tenemos derecho a dades rurales. En la percepción de los hombres y mujeres castigados por las condi-
hacernos la pregunta: ¿qué habría sucedido sí la emboscada de Guayama hubiera ciones económicas que se ínsrauraron a partir del siglo XVIII, se convirtieron en
resultado? E! concepto de exterminio que más tarde el tucumano se encargó de héroes y ejemplos de rebeldía, ante un orden que no favorecía en nada a vastas
Instalar, ¿se hubiera generalizado? Ahora bien, ¿quién fue el jefe de esa partida que franjas de la población.
pudo cambiar el curso de los acontecímientos? ¿Quién era el lagunero Guayama? Incluir a Guayama en el grupo donde sobresalen Bairoletto y Peralta implica
Una primera respuesta proviene de la cultura masíva. A juzgar por su mención en primera instancia, atribuirle las características de bandolero rural o social.
en "Bandidos rurales,,> un rema de León Gieco, Guayama fue precisamente un Ahora bien, el propio Roca consideraba a su oponente "cabecilla de Varela". ¿Qué
bandido rural y popular. Pero la verdad es que apenas sí se menciona su apellido significaba esa denominación hacía 1870? Son apenas tres palabras que, sin
en una larga y heterogenea enumeración: embargo, denotan un contenido intenso. Al catamarqueño ie tocó comandar las
últímas insurrecciones federales que tuvieron lugar en el norte de la Argentina,
Jvlartina ChapmzaJ\ bandolera de San Jwm, después del asesinato de otra leyenda: Ángel Vicente Peñaloza. El "Chacho" per-
juan Cuello, juan Moreira, Gato Jvforo y Brunei, dió la vida en 1863, cuando ya prisionero, oficiales nacionales consideraron que
El Tigre de Queq11én, Guayama, el Jvfanco Frías, la Única manera de terminar con los crónícos ievantamientos del gauchaje era ase-
Barrie11tos y Veldzquez, Cardoso y Cubillas, sinar al caudillo y escarmentar a sus paisanos. Para lograr su cometido, pasearon
Gaucho Gil, José Dolores, Gaucho Lega y Alardm, su cabeza en un pica por todos los parajes y pueblos que pudieron. Inmediata-
bandidos populares de leyenda y corazón mente, esa crueldad demostró su inutilidad, porque apenas tres años despues,
Queridos por anarcos, pobres y pupilas de burdel Felipe Varela lanzó desde San José de Jáchal (San Juan) su célebre proclama. En
Todos }itera de la le;1 todos }itera de la le/. ella, dirigía su exhortación a los "argentinos" y hacía referencia al "pabellón de
mayo". Reivindicaba la gesta libertadora, al mencionar la campaña de los Andes y
la victoria decisiva de Ayacucho. Fustigaba "la desgraciada )Ornada de Pavón",
Sobre rodo, la canción del cantautor detalla, con la profundidad que permite el agredía claramente a Barrolomé Mitre, a quien calificaba de usurpador del
mercado pop, la existencia de Juan Baunsra Bairoletto y de Segundo David gobierno de la Nación, y también criticaba la guerra del Paraguay. "Nuestra
Peralta, alias "Mate Cocido". Gieco sigue los relatos más difundidos, según los Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan
cuales los dos malandrines eran en el fondo gente de honor y buen corazón, que engalanada en glonas, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada
robaban a los poderosos para distribuir parte del botín entre ios sectores menos en más de cíen millones y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes
favorecidos, tanto por la penetración co1nercial británica como por los grandes desttnos por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño, que después de la
patrones de Buenos Aires. Tan1bién es habitual sostener que al comienzo de la derrora de Cepeda lagnmeando JUró respetarla", 3
vida pública de los bandidos, se enconrraba un hecho de ín¡usncta, al que habían

3. Proclama, en Luna, Félix. "Los caudillos", novena edición, noviembre de 1983. A. Peña Lillo
2. Fragmen[o de "Bandidos rurales", León Giccn. E!v!l 2001. Editor SA. Buenos Aires. Argennna.
"::3 _Las pregunras que lancea Guayama 55

En orden a lograr la adhesión de sus paisanos, Varela denunciaba que desde la


.Cifra al cruzar la cordillera. Dice Luna a propósito de Varela que "a su lado cabal-
usurpación de Mitre, "el monopolio de los resoros públicos y ía absorción de las
, aban rodas los antiguos lugartenientes del Chacho: Severo Chumbíra, Carlos
rentas provinciales vinieron a ser patrimonio de los porteños, condenando al pro-
J.ngel, Santos Guayama, Sebasrián Elizondo y Pablo Ontiveros, rodas gauchos de
vinciano a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño es ser
entero corazón y probado cora1e" Quiere decir que el sanjuanino podía eviden-
cn1dadano exclusivista; y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad,
<ciar ademas cierta coherencia a esa altura de su existencia. No sólo ostentó el
sin derecho. Esta es Ía polínca del Gobierno Mitren
rango de "cabecilla temible de Varela", en su currículum también hay que men-
En otro de sus párrafos, apuntaba que "tal es eÍ odio que aquellos fratricidas por-
cionar que fue lugarteniente de Peñaloza. Entonces, no parece que estemos frente
teños tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sído desola-
al estereotipo del bandido rural.
dos, saqueados y asesmados por los aleves puñales de los degolladores de oficio:
La mención que el lagunero logró en la canción de Gieco no fue ia primera. La
Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, lrrazábal y Otros vanos dignos de Mitre",
"Cueca de Varelá' se le anncipó en casi un siglo y medio. Dice así:
Nótese que además, la proclama calificaba a los porteños de "mandones sin íey,
sin corazón" y "sin conciencia" y que en sus últimos tramos, vociferaba: "¡Abajo
los infractores de la ley!", Además, especificaba que "nuestro programa es la prác- A la carga, a la carga
uca estricta de la constitución jurada, del orden común, la paz y la amistad con el dijo Várela,
Paraguay, y la unión con las demás repúblicas amerícanas". Finalmente, decía: ya se van los juje1íos
"¡Compatriotas nac10nalisras! El campo de la lid nos mostrará el enemigo. Allí los la polvareda.
mvíta a recoger los laureles del rnunfo o la muerte, vuestro jefe y amigo. Felipe A la carga, a la carga
Varela", dijo Chumbita,
He aquí un ídeano. Y sí Guayama era lugarteniente de quien había puesto ía a mí no se nze escapa
firma debajo de esas líneas, puede condmrse que comparría plenamente ese nbía bonita.
cuerpo de doctrina. Para el lagunero, los que estaban fuera de la ley eran sus A fa carga, a la carga,
adversarios y no sus compañeros federales. De hecho, el programa políríco de la dijo Arredondo,
insurrección era "la prácdca estricta de la consnrución jurada", es decir, la de ronzpanzos /.as trincheras
1853. Además, los líderes del gauchaje no sólo estaban interesados en la paz y de dos en fondo.
amistad con Paraguay, sino también en "la unión con las demás repúblicas ameri- A la carga, a la carga
canas", Entonces, al menos a mediados de los 60, la actuación de Guayama no dijo G11ayama
encap en el estereonpo del bandido social al estilo Hobsbawm y menos aún, en la si no entran1os_ hoy
descnpción pop de León Gieco. Es verdad que los héroes cuya memoria procuró serd nza1íana 4
perpetuar el cantauror cruzaron en más de una ocasión sus armas con la autori-
dad. Sin embargo, sólo a través de forLar los acontec1m1entos se podría aseverar
que las motívaciones de Baírolerro o Peralta eran sobre todo, políticas. La recopiladora supone que tales estrofas debieron originarse hada 1867, en
Hacía 1867, la"práctica del saqueo era común a los bandos que se enfrentaban cercanías o durante la batalla de Pozo de Vargas. Los versos precedentes se docu-
en el marco de Ía guerra civil, pero afirmar que la excusa centraí de movilizaciones mentaron en Catamarca, los síguientes en Tucumán:
ran ímportruites era el enriquecimiento personal de los protagon1sras, es otra exa-
geración. En abril de ese año, la insurrección federal que supo campear en Men-
doza, San Luís, San Juan, La Rioja y Catamarca; Jugó su suerte en Pozo de Vargas, A la carga, a la carga,
cerca de la capital riojana. Diversas fuentes coinciden en afirmar que bajo las dijo Vare/a,
órdenes de Varela se congregaron cerca de 5.000 combatientes, concentración
inusual para los parámetros de la época que pocas veces se superó en la historia 4. Fernández L1.tour de Botas, Olga, "Cantares históncos argennnos" Biblioteca de Cultura
argentina. Cabe recordar que el famoso Ejército de los AnJes no pudo superar esa Popular. Ediciones del Sol. Buenos Aires. 2004. Las c1ras s1gu1enres que se rdac1onen con mou-
vos folklóncos nenen el m1sn10 ongen.
57
./HU Ul0 .!VJfJJtlFlfJ

ción musícal que acompañó tanto la gesta de la independencía como las guerras
nuzrchen los laguneros, civiles, que es reaimente llamativo que en nuestros días, no goce de difusión.
ron1pa11 trincheras. Hay otro ingrediente que permite diferenciar a Guayama de Bairoletto o
A la carga, a /á carga, Peralta: estamos frente a una persona de origen claramente indígena. Hasta donde
dijo Elizondo, sabemos, no existe un estudio que agote su figura con minuciosidad, pero en
n1arche11 los íaguneros general suele afirmarse que nació alrededor de 1830, en el seno de una familia
de dos en fondo. huarpe que ya estaba acriollada. Su paisaje original fueron las Lagunas de Gua-
A la carga, a la carga, nacache, que se extienden por el noreste de Mendoza, el sudeste de San Juan y el
dijo Guayama, noroeste de San Luis, es decir, la Kuymn Mapu, de los mapuche.
1narche11 los laguneros, Los relatos más difundidos aseveran que hacía el siglo XV, los huarpes tenían
guerra ganada. como hábitat el terrítorío que hoy es jurisdicción de esas provlncias, inclusíve el
norte de Neuquén. En general, se asevera que sus comunidades se diseminaban
entre el río Jáchal por el norte y el Diamante por el sur, entre Ía cordillera por el
Dicen que Guayama tenía su origen en las lagunas de Guanacache,, en el sur de
oeste y el valle puntano de Canearán por el este. Las clasificaciones a las que eran
San Juan y que a su gente, se la llamaba precisamente, lagunera. Notese que su
tan afectas ios investigadores del siglo XIX y buena parte del XX dividía!,\ a los
presencia era valorada entre las filas federales, a ral punro que con su marcha, se
huarpes en cínco grandes grupos, entre dios, los huanacache o precisamente,
daba por ganada la guerra. ". laguneros. Si bien no parece probable que los huarpes no establecíeran relaciones
Su apellido aparece en una decena de canciones del nempo de las montone-
con los pewenche y otras parcialidades mapuche, hay que tomar precauciones ante
ras", según la monumental obra de Fernández de Latour de Botas. En rodas las
aseverac10nes del tipo "a mediados de ese siglo (el XVJII) los huarpes neuquinos
mencíones, se hace explícita su condición de líder feder~ y de coi:iba.r~ente ague-
fueron intensamente aculturados por los mapuches" 5"Ya apuntamos en otros tra-
rrido. También resulta evidente que los suyos le prodigaban adm1tac10n. ~n San
baJOS la necesidad de revisar la hipótesis de la Araucanización de Pampa y Patago-
Luis, se encontraron unas estrofas que llevan como rítulo simplemente A don
nia, según la cual una multitud de pueblos indígenas "argentinos" se pusieron
Santos Guayama"; espontáneamente de acuerdo para desaparecer y fundirse relativamente. rápido en
la identidad mapuche o más bien, "araucana''. Que además, "vino. de .Chile" 6•.•
¡Viva Dios!¡ Viva la Virgen! Sabemos que afirmaciones de esta Jndole tuvieron más que ver con el objetivo de
j Viva el lucero primero! construir una idenndad argentina de rasgos bien diferenciados, cuando el libera-
¡Viva don Santos Guaya111a lismo comenzó a imponerse a1 término de la guerra civil. Entre esas característi-
.con todos sus conipañeros! cas, la exclusión de las minorías en la conformación de la "argentinidad" fue una
¡Viva la Patria! determinación polínca muy explícíta que se adoptó con particular énfusis desde la
¡Viva la Unión! victoria de Buenos Aires en su pleito con la Confederación. Sin embargo, las
¡Viva don Santos Guayama etnias minoritarias exístieron y fueron protagonístas.
co11 todo st1 batallón! En términos generales, se admite la ascendencia huarpe de Guayama a pesar de
¡Y viva la pipa su fisonomía de gaucho. Como vimos, fue hombre de Peñaloza y lugarteniente
del v1110 carlónl Varela, es decir, un federal muy activo durante buena parte de sus existencia.
posible pensar a partir del suyo y de otros ejemplos, en contenidos errt1cc1s
federalismo argentino? Para aproximarse a una respuesta 1 en primer térrnif!Pci!i/:/
Sin demasiado esfuerzo, pueden recrearse los vivas y el griterío que ganarían los
alrededores del fuego una vez que el gunarrero rematara su faena ... No obst_anre,
hay que mencionar que Guayama también_ aparece en canciones que su~1eron 5. http://es.\Vikipedia.org/,viki/Huarpc
en.tonar los adversanos, porque narrar hechos de armas o andanzas de lideres 6. Moyana, Adrián. "Crónicas de b resistencia mapuche", Coopcrat1va Chilaverc
carismáticos no fue patrimonio exclusivo de los federales. Es tan vasta la produc- 1 Buenos Aires, 2008.
3 - Las preguntas que lancea Guayama 59

habría que pregunrarse quiénes eran Ios federales hacia 1860 en la zona de San
~urante la insurrección de Tupac Amaru "los cerros de Famatína nunca dejaron
Juan y La Rio¡a. En "Los hijos de Facundo", el norable hisroriador Ariel de la
de tronar y sacudirse, llamando a sus vasallos (indios)" para lanzarse "a la libertad
Fuente 7 menciona que en 1778, los padrones de la diócesis de Tucumán registra-
de su raza", Puede avizorarse enronces, que existía en aquella zona una "identidad
ban para La Rio¡a casi 10.000 habitantes, de los cuales eí 54 por ciento era indíge-
indígena" en oposición a los españoles y sus descendientes. Justamente, Dávila era
na. Según el investigador, era un alto porcen[aje en comparación con las demás
apellido de conquistador.
provincias deí noroeste. La falta de registros no ayuda a seguir la evolución que
Al analizar el origen de 1O líderes federales del Departamento de Famatina que
siguió la población rio¡ana durante eí siglo XIX pero un informe sanitario de
tomaron actíva partícípación en [as montoneras riojanas de los 60, de la Fuente
1877 sostenía que la sociedad de esa provincia estaba formada por tres grupos: "la
encontró que seis de ellos eran indígenas, "en contraste con la composición abru-
raza blanca, es decir, los más ricos"; "la raza mesnza de origen indígena) que es la
madoramente blanca y española del Partido Unitano", Esa particularidad no era
más numerosa}) y "la raza mestiia de origen africano, que es más pequeña (que la
exclusiva de esa jurisdicción, ya que en eí Departamento de Arauco existía una
indígena) en cantidad de gente" 8 , Esa era la terminología que se encuenua en la
población importante de campesínos indígenas que vendían sus cosechas con
"Memoria del Ex Médico Titular de la Provincia de La Rioja" Claro que esa dis-
antícipación a los terratenientes, obvíamente·de mayores posibilidades económi-
tinción hacía más referencia a representaciones que a rasgos estnctos de "purezan
cas. De esa zona era oriunda la familia Chumbíta, grande y también de origen
europea, indígena o negra.
indígena. Se dice de sus antepasados que fungieron como "gobernadores" o cací-
Para de la Fuente no hay mayores dudas. "La composición étnica de la provin-
ques en Aymogasra a fines del siglo XVIII. Hacía 1840, el "indio" ©rencio
cia también moldeó las identidades de los partidos políticos que lucharon por ei
Chumbira era comandante de la milicia local y amigo personal del Chacho. Una
poder desde la independencia hasta la consolidación del Estado nacional", Para
década más _tarde, Severo Chumbita se convirtió en comandante del departa-
suste_ntar su aseveración, se vale de numerosos ejemplos y daros en los que sobre-
mento y en los 60, se desempeñó como uno de los líderes federales más impor-
sale la presencia de afro-descendientes, a la que pasaremos por alto por no ser
tante de La Rioja, a tal punto que parricíp6 en cuatro insurrecciones montoneras.
ob¡eto de estas líneas. Pero también estuvieron allí los "indios". Para 1814, la
Para sus adversanos, era "el indio Chumba"
población indígena se había reducido al 26,6 por ciento en toda La Rio¡a, pero su
Tales alineamic_ntos no se r_egístraron sólo en la provincía del norte. Domingo
presencia era muy importante en determinados departamentos que luego adqui-
Sarmienro observó que en las lagunas de Guanacache, los propietar10s pequeños y
neron trad,ición federal. La composición étnica de los federales no pasó desaperci-
medianos de origen indígena enfrentaron a los grandes estancíeros de ancestros
bida para los unitarios, que además de calificar de "gauchos" a los rebeldes de
españoles duranre los diversos episodios de la interminable guerra civil. Como
1860, también se referían a ías montoneras que conformaban "los indios de
gobernador de su provincia, pudo apreciar que cuando los hacendados extendían
Vichigasta", "los indios de Machigasta" o "los mdios de Arauco", Esas aprecíacio-
sus domin10s, empu¡aban al gaucha¡e fuera de sus tierras orígínaíes y así sólo con-
n~s _figuran seg~n el historiador, en correspondencias privadas, en arrícuios perio-
seguían "aumentar las filas del Chacho",
dísncos y en libros. Por e;emplo, Sarmiento calificaba a las insurrecciones
Además, era común que los uniranos identificaran a los federales con "las cla-
montoneras de "venganzas indias" y en su opinión, los levantamientos de Peñalo-
ses abyectas de la sociedad", entre ellos, los mulatos e "indios". El propio Sar-
za constituían un "movimiento indígena campesino"
miento menciona en "Recuerdos de provincia" que "el indio Sayavedra" era uno
Hacia 1868, un integrante riojano de "la raza blanca" observaba que hasta
de los últimos descendientes huarpes del barrio de Puyuta. Al comenrar su
medía~,os del siglo XIX, perduraban en la provmda tradiciones orales según las
muerte al térmíno de una borrachera, el futuro presidente de los argentinos trajo
cuales las almas de los Incas y sus primeros caciques sacrificados por los españo-
a colación que años ames, Sayavedra "hubo de lancearme ... en la plaza (de San
les L.~ ~;gaban por los cerros de Famatma a la espera de la hora de la gra11 ema11-
Juan), apellidándome salvaje (unitario)", Al parecer, Guayama no fue el úmco
cipac1011 · El mismo texm apunta que en los "pueblos de mdios" recordaban que
huarpe que marchó bajo la divisa del federalismo. En síntesis, para de la Fuente
era clara en el mterior del país la identificación de la facción ro¡o punzó con las
7. De la Fuente:, 1\nd. "Los hijos de Facundo. CauJillos y 1nontoncras en b prO\'tncia de La lUo¡a
durante d proceso de formación del Estado nacional argenuno ( 1853~ 1870). Pron1eteo Libros. "castas" inferiores. Al 1nenos en parre, también asi se explica la notable capacidad
Buenos Aires, 2007. federal de nlovilizar a los sectores populares. Al mismo tiempo, se justifican así las
8. De la Fuente op. cit.. prácticas excluyentes de los unitarios en este periodo, que motivaron la repri-
9. De b Fuente n1cnc1ona a "E! Mint..'.ral", <le(~. l)~i.vi!a. El ~nfas1s aparecía cn d ong1na!.
60
Adrián !vloyano

; 1
riojano hacia el territono de los rankiil mapuche sí no hubiera exisndo una posibi-
del presidente Sarmiento a sus partidarios de Santa Fe, a quienes acusaba lidad de entendimiento?
men d a , ,,10
· · " 1 desprec10 de casta · Se detuvo en la evidente articulación que en la década del 60 lograron líderes
de poner en v1genc1a e < -lugar hacia 1860 no se limitaron a
e ' y sucesos que tuvieron federales y sobre todo, parcialidades rankiiiche, la mvesngadora Marceía Tamag-
l
Pero os renomenos e d 1 . . de Buenos Aires en Pavón, el nuevo
, D ués del tr1unro e os unuar1os . ., , , níni, que observó la serie de malones y salidas que se registraron a parm de 1863
La _RiºJª· esp . al - ió vanas expe ic1ones m1··1·irares en d1recc1on a las provincias
- d' ,
gob. i.erno nac1on env . - 'd. d Ante esa disyuntiva, Peñaloza supuso en la zona de Río Cuarto, es decir, la Frontera Sur12 . Aquella fue una de las épo-
. solidar su autor1 a . - cas más sangrientas de la historía argentina, que co.incídió con la necesídad del
del inte~or pa~a ;.º'.~ al no conseguíría enfrentar a las huestes naci~nales y les
Estado liberal que nacia, de terminar con los particularismos que todavía resistían
que en arma in iv1 u s líderes federales. Como se sabe, el más importante
propuso acuerdos a otro . có en marzo de 1862 se extendió por en ei ínterior del país. Las represiones que siguieron a los alzamientos montoneros
defecc10nó'. pero el levanta~~e~~rc{:~a:r:;~ortc de San Juan Y también San Luis. fueron particularmente violentas y en algunas ocasiones, los comandantes justifi-
las tierras ri?Janas, el. ~es~e _1· , eses después cuando el murísmo concedió caron los intermmables degüellos por la solidaridad que detectaban entre el gau-
, · surreccion nna11zo tres m ' _ . , cha) e y las parcialidades mapuche que, a su manera, también se oponian al proceso
La
- primera in - Claro ue el acuerdo no funcionó ·por diversos mot1v~s, asi
la firma de un tratado. q . ción que finalizó con su asesinato estatal unificador que nada bueno auguraba para ellas. También utilizaron el
el Chacho se levantó nuevamente, insurrec , argumento para confiscar caballadas entre los vecinos, ante el peligro que signifi-
que d , b d 1863 De todas maneras, su trágica muerte no alcanzo para
el 12 e nov1em re e , . a fines de 1866 tuvo lugar la más impor- caban "las tribus enemigas de la pampa'', además de "las fuerzas puntan¡s de Juan
cerrar el Ctclo de rebeld1as montoneras y e , Felipe Varela. Su movi- Sáa,. y "las mil monroneras encabezadas en la rnísma províncía por nuestros ene-
, d , amente la que tuvo como ¡eie a migos de causa, que hasta mucho tiempo después la han agitado en connívencia
l
tante d e peno o, prec1s , . . , d J Saá Y Juan de Dios Videía, referentes
miento contó con la parnc1pac1on e uan - l ,l < s con las montoneras de San Luis y la Rioja". 13
1) d al de San Luis Y San Juan, respectivamente. El plan era que os u nm~
Hacia 1863, la frontera sur de Córdoba no constituia una priondad estratégica
e er es - .ias cu anas para que Varc:la cumpliera idénnco comen o
rebeClaran a las p~ov~~Jª L;, caudillos coma.ban con la suerte de las armas para
para el gobierno de Mitre, a tal punto que la línea se habia corrido desde el Río
en atamarca Y a · - M' e No obstante, Qumto hacia el Cuarto. Desde la perspectiva de los mapuche, los winka se limita-
luego dirigirse a Córdoba, c;nven~~~:l;~~u~:: Yl:i~:~~~ª~s:n {~i~) Y se sabe, el ban a defenderse y mal. En función de esa debilidad, se multiplicaron los malon
los nac1onal:s venc~r.01~0: :r::es el polvo de la derrota en Pozo de Vargas (La que perpetraron no sólo rmzkülche, sino también los salineros de Kalftikura. Un
caramarqueno mor 10 ll · Gua ama parti- año antes, montoneros habían levantado el norte de San Luis y en determinada
- ) Como aseveran ias cuecas y triunfos de aque os uempos, y coyuntura, los departamentos cordobeses de San Javier y Cruz del Eje quedaron
Ri o¡a · . .. · - s Como contra-
c1 ó de la batalla en la que prevalecieron las tropas sanuaguena . . ' Julio en manos insurrectas. Fue en aquella ocasión que ordenaron al Regimiento 7, por
p 'd. ., . ., a las órdenes del coronel Arredondo en San Ignacio.
parn a, ¿quien s1rv10 entonces el mando de Baigorria, dirigirse hacía San Luís, al temerse el cruce de
Roca que poco más tarde ascendió a sargento mayor. . l Peñaloza hacia el sur.
• . d ¡ ·fueron aJenas a os sucesos
Las diversas parcialidades d.el mun o mapuCle, ' l l.-b -' l Los historíadores que se detuvieron en estos acontecímíentos mencionan que
rque para os 1 eraies, a
que tenían lugar entre los zvinka? Aparentemente no, po - l uno de los cabecillas federales más destacados en las invasiones a Córdoba y San
hipótesis más temida era que se produJ_era una alia~za en~re_ l~s in~:~e~~~: ~:~ Luís fue Juan Gregono Puebla. Obviamente, para los liberaíes se trató apenas de
lonko que solían hostilizar las fromeras de Buenos Aires, Cor~~ba y , . ó en un "gaucho alzado" que después de Pavón acompañó al Chacho. Pero curiosa-
su prosa tan confusa con10 il.ustratíva, el l~gendario iv:anue ~tgorrp1a _~~unr e
"M . . " e la supenori d ad "man d o· ord en s-' ai
tese a ara¡ ar a enaioza, qu
sus emanas qu , . d S Luis se opínaba que pasaría pata
había aparecído en el Real, provincia . ~ an ' y d 1 "Chacho" se dirigió 12. Tamagn1ni, Marcda. "Invasiones ranqudes y montoneras provinciales. La frontera del Río
,, i 1 Peto en aque. lla ocas10n, la montonera e . l
nerra a d entro _ N b . a qué íría e Cuarto hacia 1863" TCrccras Jornadas de Arqueología Histórica y de Contacto dd Centro
hacia Córdoba, para sorpresa de propios y exrranos. o o stante, <:par ÜcS[C de la Argennna y Sem1nano de E[nohistona. Cuanas Jornadas de Arqucologia y Etnohis-
tona del Centro Oeste del país" Volumen II. lviana Bechís (compiladora). Universidad Nacio-
nal de Río Cuarto. 2005.
l 3. Carta de Doroteo Gonz:llez, con1andanre accidcnral del Río Cuarto al m1n1sno de Gobierno de
1O. De: la Fuente, op. crt.. _ . t - Córdoba, Saturntnn L:i.spiur, 20 de enero de l 863. Citada por Tan1agn1n1.
11 Bainorna, 1v1anud. '·lv1einonas"' Ediciones Solar, Buenos Aires l l)7).
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i
62 - -·_¡

menre, Puebla había participado hacia 1853 y junto a Kalfiikura de un ma/012 que los. movimientos anriliberaies. Pero según la autora, "ambas fuerzas sociales, el
se había dingido a ia provincia de Buenos Aires. El propio !012/w Ío había invitado. desierto y la 111011to11era estaban combinadas, razón por la cual las invasiones no
Después de ía derrota en Las Playas, que rerminó con la aventura cordobesa, fue~on sólo producto del desélJ!lparo sino también expresión de rodas esas fuerzas
Puebla reapareció en San Luis al mando de 200 montoneros. Cuando lrrazábal sociales en las que encarnaba la barbarie, en suma la de todos aquellos que queda-
sesgó la vida de Peñaloza, fueron varios los cuadillos mtermedios que se propusie- ban fuera del orden mitrista". t6
ron marchar hacia el sur, para ganar las tolderías amigas. Entre ellos Puebla, que Para ~ostener su argu~entación, trae a_ colación el tesrímonlo de Baígorria,
comunicó esa determinación a los gauchos que lideraba a través de una procíama. cuando esta, apunta el peligro que significaba que Peñaloza pasara para las rolde-
Los jefes nacionales tuvieron conocimiento de ese movimíento y le salieron al r1as. Ademas, la correspondencía que las autoridades militares produjeron en
cruce. Corría novíembre de 1863 y tres días después de la acción, el comandante 1863 demuestra que esa vínculación no sólo existía síno que además, era caratu-
González le informaba al gobierno cordobés que "éi 20 del corríenre se íntroduio lada ~orno p~rniciosa. para los intereses del Estado. En esos textos, queda en eví-
en este Departamento (de Río Cuarto), Puebla con una montonera como de cien denc1a el origen social y las relaciones que mantenían con los rankiilche ios
hombres, y con tal motivo fue necesario ponernos en campaña con el coronel Bru- "gauchos malos". _Por, eiemplo, un fusilado en 1861 aparece acusado de robo y de
gorría, pero el 21 fueron desechas ías montoneras por un Escuadrón del Regi- mantener una reiac1on comercial con las parcialidades nzapuche. Obviamente,
miento No. 7, y la milicia de Achiras en los campos de Chaján, resuírando que par; los representantes del Estado se trataba de un traidor "a la causa de la liber-
casi todos han sido muertos y hechos prisioneros a excepción de Puebla que ha tad · Otra carta d: Laspiur a Baígorria le ordena al coronel permanecer en su
podido escaparse como con diez hombres y van en dirección a tierra adentro"º 14 apostadero porque comprende que ese punto se halla ígual invadido ,\ie los índios
Tiempo después, el grupo arribó a las tolderías de Pa12getmz Gner, Mariano Rosas y tal vez de los enemigos de la causa que en pequefi.o número le círcunvalan" _ Por
para los cristianos. La llegada de fugítivos montoneros a las mka de los ra12kiílche eso, debía comprender el militar "la necesidad de defender la Provincia ant~s de
continuó hasta 1867. proteger a los vecinos" n
En diciembre de 1863, el comandante González le explicaba a las autoridades H~y más testimonios, entre ellos una misiva de Doroteo González al goberna-
cordobesas que sus oficíales estaban "en comisión persiguiendo las montoneras dor de Córdoba, en la que da cuenta de un malon que ruvo lugar el 30 de ma 0
que andan dispersas en ía cumbre. También da cuenta esta Comandancia que se de 18?,3 en .Río C~.arto. El "encargado de la comandancia general acciden~­
han presentado aquí al coronel Baigorria los individuos Simón Luengo, Ajenar mente , explica que en el momento de mi llegada impartí a todos los comandan-
Pacheco e Hilarión Nicolai, como también de haber invadido los indios del Sur a tes generales de esta comandancia general que se me había encargado, las órdenes
mmediaciones de La Carlota ei 25 del próximo pasado, y llevándose bastante (de) convementes para evitar eí progreso de la rebelión que ya había asomado al oeste
sus haciendas de los señores Vázquez y Pizarra, y haber sido tomadas dos partidas de la provmcia, así como prestar protección a la frontera que debían invadir los
del Regimiento N° 2 de caballería de línea", l 5 bárbaros del ~esierto de acuerdo con los rebeldes 1 En el párrafo siguient; se
ª".
Al año siguiente, un grueso contmgenre de l .500 ra12kiilche sitió Villa Merce- que¡aba González porque encontraba que "deplorable es hasta el extremo, señor
des y con ellos combatió Juan Gregario Puebia hasta perder la vida. Su muerte fue gobernador, que aun más allá de la mitad del siglo XIX, cuando la civilización
mouvo de festejo para las aurondades que respondían a Buenos Aires. La dispari- hace rápidos progresos en todo el universo, sólo entre nosotros existan hombres
dad técnica comc:;nzaba a tornarse definitoria, las crónicas recuerdan que los ata- que desconociendo lo que valen los que pueden, la misión que están destmados a
cantes quedaron desmontados, sólo armados con sus 1.uaiki y facones, para lle?ar en 1a n.erra, Í9 hasta sus m~sr.:ios inte~eses, hagan causa común con los sal-
soportar el fuego constante de la artillería y la fusilería. va¡es del desierto , a fin de satistacer pasiones ran perniciosas, cuanto mnobles"
Tamagníni considera que para la historiografía liberal, los malon del período Resulta hasta conmovedor observar que para el "comandante accídental". no
fueron consecuencia del desamparo en que quedó ese tramo de la frontera, al pr1- cabía otra posibilidad que someterse al Estado, jamás pasaría por su cabez." que
vileg1ar las autondades nacionales el combare contra las montoneras del norte y

16. ídem.
14. En T.tm:i.gn1n1, "Invasiones r:tnqudes y 1nontoneras prov1nc1alcs .." Se n1o<lifica !a orrograffa 17. En Tamagn1n1, op. ar., Anexo 3.
onginnl para facilitar la con1prensión dd lector. 18. Subra.vado propio ..
15. En Ta1nagn1n1, op. cit.. 19. Subrayado propio.
l>)

aquellos "rebeldes" y "bárbaros del des1erro", podían no encontrar atractivos los falta demasiadas reflexiones o especulacíones íntelectuales: la increíble mortan-
"rápidos progresos" que hacía la civilización de los tríunfadores en Pavón. dad, el racísmo y la profundización de la pobreza ofendían la visra.
Mencionaremos una última misiva que también es muy ilustrativa, datada en Por eso, no sería exrrafio que hubieran aflorado entendjmíentos con Tierra
¡ulio del mismo año por el sargento mayor Thomas O'Gorman con destino al Adentro. Para la tradición mapuche sobre todo guluche, el aízamíento general de
gobernador de Córdoba. El ofidal cuenta de una "invasión ejecutada por un 1881 es un hito prmcípal de la resistencia de su pueblo. En otro trabajo, ya nos
número de 100 índios sobre el Fuerte de Achiras, en el cual han entrado y han asomarnos a la participación puelche en ese fittra ma/011 21 . En la memoria colec-
saqueado completamente rodas sus casas, absteniéndose de matar y cautivar. tiva de los mapuche, quedó impreso su sesgo trágico: los weichafa de a caballo y
Dichos indios, entre los cuales vienen muchos cristianos y uno de ellos (...) con sus waiki frente a un ejércím que había llegado a la conríenda en ferrocarril.
Femando Sosa que es conocido por haber pertenecido al Chacho, están en De aquella ofensiva desesperada participaron prácticamente todas las parcialida-
combinación con las montoneras y seg-Un avisos se dirigían sobre el Río Cuarto", des 111apuche, inclusive aquellas que se habían caracterizado por sus buenos tratos
En realidad, la concreción de estas combinaciones no debería llamar la aten- con los winka. Hubo pu lonko que intentaron permanecer neutrales pero sus lwna
ción. La artículación entre montoneras federales y diversas parcialidades 1napuche de todas maneras marcharon al combate. En una jornada detern1inada, cada par-
se explica también porque la noción de frontera como línea infranqueable es erró- cialidad debía aracar un fuerte intruso en la Araucania. El anhelo era expulsar a
nea. Las relaciones entre expresiones de la sociedad "argentina" y las diferentes los wínka al norte del Bío Bío. Difícilmente, algún mapuche creyera en la factibi-
mlderias fueron múlnples desde 1810. lnclusíve en üempos vírreinales se habian lidad de ese_ objetivo a esa altura de los acontecimientos pero la det~rminación
llevado a cabo "negodos" con las comunidades libres y la celebración de parla- poma de relieve un elemenro cenrral de la cultura mapuche: su vocación por la
mentos fue una practica continua. Se sabe rambién que las mka de los mapuche índependenda y la libertad. Esa opción por la resistencía, inclusive ante la derrota
funcionaron como ámbito de refugío político cuando unitarios o federales necesí- ·inevitable, dejó impreso un sello en las generaciones de los futuros mapuche y ese
taron exiliarse alternativamente. Y también constituyeron reparo para los perse- rasgo, define al conjunto del pueblo mapuche inclusive en la actualidad.
guidos por la Justicia. Las alianzas entre íos !onko y las sucesivas _amoridad:s de la La actitud racional que de Varela reclamaba el novelista, no siempre se tra-
Confederación fueron moneda corriente y también las dis1denc1as entre disnntas dujo en negocíación, en sumís1ón ante los vencedores o en la búsqueda de Iimí-
parcialidades mapuche. Hacia 1860 y cuando comenzaba a edificarse el Estado al rar los despojos que se venían. La racíonalidad no tiene por qué ser sinónimo de
gusro de Buenos Aires, Tierra Adentro funcionó como un ímán para todos aque- defección y entreguísmo. Más bien, se relaciona con la comprensión del tiempo
llos que no cuajaban en el nuevo orden de las cosas. En consecuencia, los winka que toca vivir y del desafío que hay que asumir. Ame los avances chilenos y
que buscaron refugío en las tolderías, en más de una ocasión guerre~r,on contra argentinos, las diversas parcialidades Jnapuche actuaron como pueblo en base a
los fuerzas de línea que los perseguían, en el marco de los innumerables malon. fundan1entos culturales muy sólidos y caractcrístícos. Su opción colectiva fue la
Entre ellos, Hilarión Nicolai, Juan Gregorio Puebía, Fernando Sosa y orros. Unos resistencia y así, condicionaron el futuro después de la derrota: perder la liber-
años después, cuando Varela retomó la senda de la rebelión, volvieron a mtensifi- tad con los 1vaiki en la mano no tiene el mismo sígniflcado que resignarla a tra-
carse las arremetídas rankülche en la frontera cordobesa. vés de la rendición o la asimilación. La aseveración también es válida para las
Una obra le añade ficción a la novelesca vida de aquel huarpe federal. Se deno- interminables ínsurreccíones federales que evidentemente, dialogaron con los
mina "El tiempo diablo del Santo Guayama'' 20 . Su autor se vale de la trama para ma/012 entre 1860 y 1870. Una hístona de la resistencia no puede soslayar la
opinar que las íntermlnables revueltas que encabezó Varela, podían explicarse con exístencia de decenas o hasta centenas de gauchos como Puebla, Nicolai o Gua-
la incomprensión que experimentaba el viejo caudillo ante el nuevo orden de las yama, aunque por ahora las preguntas sean más que las respuestas. El avance es
cosas. Aunque se considera a sí mismo crítico de las narraciones más difundidas, considerable si se tiene en cuenta que durante mucho tiempo, se pensó que
el escntor termína partícípando del dogma liberal, según el cual el úníco progreso sobre el supuesto Desierto que se extendía Tierra Adentro, campeaba el más
posible era el que encarnaba ese proyecto polírico. Nos parece que más bien fue ai absoluto de los silencios.
contrano, los líderes federales del 60 y 70 enrendían perfecramente qué signifi-
caba la construcción de.ese Estado para el 1nrenor del país. Además, no hacían

20. Conc:nn, Ro'lando. "El nempo diablo del Snn10 c;uay;una" Corregidor (2003). 21. lvioyano, "Crónicas Je la res1srenc1a mapuche". Ed. del autor, Barilochc.
4 - El genocidio indígena y los silencios historiográficos 1

Walter Delrio2

En los últimos años se viene produciendo un debate en torno a la denominada


"Campaña del Desierto" que ha ínvolucrado a distintos sectores sociales, acadé-
micos, medios de comunícación, organizaciones y funcionarios. En particular, la
discusión sobre la viabilidad o inviabilidad de la aplicación del término "genoci-
dio" a dicha campaña militar ha dividido las aguas evidenciando la tensión enrre
distintos rípos de relato sobre la misma.
Uno de ellos es la historiografía nacionalista, que originada en el mismo dis-
curso político contemporáneo de las campañas de conquista ha contribuído a ins-
talar en el sentido común dos imágenes estereotipadas: por un lado, la figura del
"indio malonero" y de su víctima "la cautiva' y, por el otro, la figura dompacta de
un ejército-estado nacional moderno liderado por Julio A. Roca, que hacia 1879
habría dado por concluido con el "problema'. Ambas imágenes han sido reprodu-
cidas e instaladas en el sentido común a través del aparato académico y educativo,
como "conocimiento legitimado". Para ello, un instrumento importante han sido
las representaciones pictóricas de autores como Rugendas, Della Valle y Blanes,
utilizadas de forma excluyente para ilustrar libros de texto, enciclopedias y traba-
jos académicos. Estas plantean la división dicotómica entre el antes y el después
de la conquista, como un pasaje entre el mundo salvaje y la civilización. Estos
estereonpos han sido construidos y leginmados a partir de la consolidación de
una matriz esrado-nac1ón-rerrltorlo, desde la cual también quedarían selecciona-
dos cuáles serían las fuentes, los relatos, los temas y las imágenes habilitadas para
la "Historia nacional1'.
Al mismo tiempo, se relegan y confinan como no-relato los epísodios y proce-
sos posteriores a dichas campañas de conquísta estatal. No se habilitan respuestas
ni preguntas con respecto a qué sucedió con los prisioneros de las expediciones
armadas o cuál fue la situación de los pueblos origmarios con posterioridad al
sometimiento militar.

1. Este capítulo fue tn1c1almenre preparado para formar parre de los talleres "Hisrona y Políríc::i
Indígena" realizados en los Institutos de Formación Docenre de Fiske Menuko (Gral. Roca) y
Bariloche, entre 2005 y 2006.
2. Historiador y antropólogo, 1nvesngador del CONICET, docente de la Universidad Nacional de
Río Negro. Coordina ¡unto ::i Dian::i Lenton la Red de Invesugadore.s en Genocidio y Polítíca
Indígena en Argennna.
uo 4 - J::.J genoc1d10 indígena y los silencios hlsroriográflcos 69

(En Comandante Prado, "La guerra al malón")

En \'iolcntn corrern el Indio rurellu!n uno de 101. ttch lujos c¡uc In rnuJrc lie.1c u !IU l11du.

(La vuelta del malón por Della Valle, 1892).


(En Eduardo Ramayón, "Ejéroto Guerrero, Poblador y Civilizador")
ivaíter Uetno 4 _ ~I genoc1u10 tna1gena y 1os sllcnctos h1stonográticos 71
70
yendo además un reclamo extemporáneo, ilegítimo e improbable de ser atendido
Como sociedad carecemos de imágenes para pensar ramo en eí ames Y el des-
. debido aí uempo rranscumdo.
pués de la campaña del desierto, y las que renen:os d~' esta supues;~ epopeya de la
civilización constituyen una representación p1ctor1ca por encargo : a la cual suce-
sivas generaciones vienen aplicando nuevos recorres. Como se aprecia en la ima- EJERCITO GUERRERO,
gen del cuadro de Blanes reproducida en la reedición del libro de Ramayón, el P'OBLADOR
recorre que se ha hecho de este cuadro una y or_ra vez excluye la esc_ena del margen Y CIVILIZADOR
izquierdo del lienzo en el cual aún se aprecian los indígenas somendos. l:auardo E. Ramayón
Lucha de fronteras con el indio
EUDEBA

;~¡,-Mediante estos mecanismos se ha excluido del domínio del conocímiento legí-


,t!¡no y se ha denegado voz pública a cuaíqmer otro relato híst6rico, particulari-
;; dolo y eyectándolo del orden disciplinario.
4
;· ;_ Más allá de esta "pnvatización" o reclusión a ámbitos privados de otros posí-
1
~!es relatos, sigue operando no obstame la experiencia social, donde esas otras hís-
~fir.ias subyacen con sus propias fuentes, relatos, temas e imigenes. Las historías de
~9.uéHos que fueron objeto de dichos procesos de sometimienro e incorporación
,przada, quienes construyen sus propias prácticas lingüísticas y definen colectíva-
- mente la experiencia. Las personas construyen subjetívidad en relación con eí pre-
A lo largo del tiempo, rodo esro ha venido a fortalecer la idea de la campaña al '°.sente y con "sistemas de significación heredados del pasado, sistemas que afectan
desíerto corno úhico y último ínstante de la relación entre el estado nacional y los ~_-el proceso interpretativo porque están encarnados en experiencias sociales" 5, Se
pueblos originarios. lnvisibilizándose tamo épocas previas, como el hecho de que ·trata ~e experiencias de dominación silencíadas por los procesos hegemónicos y
las campañas militares de somerím1emo se desplegaron en orras regiones del país contadas de generación en generación por ellos mísmos.
y hasta fechas más cercanas, como la campaña de Rostagno en el Chaco en 1917.
No se trata, entonces, tan sólo de una determ.1nada "versión de la historia'' sino 3. "Cualquier seno 1nvcscigador de historia, cuaígu1er estudioso del pasado que se docu1nenrc, se
de la construcción de los límites de la disciplina 1nisma y de los consecuentes prt=guncará azorado: ¿qué genocidio?" Juan JosC Cresro, La M1ció11, 23 de nov1embre de 2004.
campos de visión. Así, cualquier otro tipo de relato -o bien por sus métodos o 4. Alonso, A. I 988 "1~he effecrs of truth: re-presenranons of rhe past and rhe imag1ning of co1n-
conclusiones- comenzó a ser considerado por fuera de la disciplina, como una mun1ty." The Journal of Hisroncal Soc1ology vol. l (1 }: 33-57.
versión "catcnte de toda documentación" 3 y que respondería a "oscuros intereses'' 5. Ganguly, K. 1992 "lv1igranr Idenraies: Personal Memory and thc Construcrion of rhe Sel-
fhood" Cultural Srudfrs vol. 6( 1).
(obtención de üerras, "expansion1smo chileno" o la disolución social), consnru-
n'atrer uetno 4 - El genocidio indígena y los silencios hisronográflcos 73

Archivos verosímiles y memorias veraces implementadas con la población sometida, inciuidos mujeres, niños y ancianos,
como genocidio?
Los repositorios documentales oficiales generados por las distintas oficinas En la práctica, el recorte sobre estas fuentes ha sido operanvo al olvido estraté-
gubernamentales no consrituyen ei único archivo hegemónicamente recortado y gíco que nos mantíene sin imágenes posibles para pensar s_obre el pasado. Sin
Ieg1nmado. Así también el género identificado como "crónicas" de via1eros~ explo- dudas, la asociación entre los tCrminos "campo de concentración" o "genocidio" y
radores, científicos y colonos y las publicaciones periódicas de época han sido los epísodios conocídos como "conquista del Desierto" genera ruido no sólo en
identificadas como parre del corpus para el hrstonador académico. No obstante, los medios de opinión pública síno también en los circuitos académicos. La pre-
sobre cada uno de estos ripos de registro podemos encontrar un recorte generado gunta en todo caso es contra que trasfondo hace ruído esta asociación: ~_Con la
por los mecanismos dei archivo. ausencia de imágenes para pensar lo verosímil? ¿Se. trata, como sostienen algunos,
Veamos un ejemplo. Un texto muy utilizado para extraer imágenes de la histo- de una categoría anacrónica?
ria chuburense es john Da11iel Evam. El Moli11ero de Clery Evans, en el cual uno Veamos otro ejemplo en donde el recorre de archivo también incluye a otro
de los colonos galeses deí Chubut transmite oralmente sus n1emorias a su níera, npo de corpus: las "publicaciones de ía época". Como lo detectara Diana Lenton,
quien tas transcribe. Estas memorias han sido utilizadas como fuente por parte de y se detalla en un cagírulo en. este misl11o libro, en el dian~ La N_,llción del 16 de
una narranva oficial que ha identificado a través de ella los temas principales e noviembre de 1878 , un edrtonal unhza la denomrnacron de cnmen de lesa
imágenes de una historia provindal que coloca el acento en el papel de los "pione- humanidad" para referirse a los hechos sucedidos en Villa Mercedes, al siit de la
ros", Esro se condensa en el episodio m<is recordado, en el cual Evans consigue provincia de San Luis. Se denuncia que allí las autoridades militares, más específi-
huir, gracias a su caballo Malacara, de la gente "tehuelche" de Foyel que habían camente Rudecindo Roca -hermano de Julio A.-, hizo pasar como "emboscada
dado muerte sanguinaría -sin justificativo aparente- a sus compañeros de travesía. indígená' al fusilamiento de 60 guerreros encerrados previamente en un corral. Se
Sin embargo, existen otros episodios en dicho libro. En uno de ellos se describe la trataba de gente que se dirigía al pueblo a realizar intercambios, disponiendo de
ex1stencía de un "reformatorio" en Valchera en el cual ei gobierno después de un tratado firmado con eí gobierno. El diario remarcaba que se trataba de un cri-
1885 había concentrado a "la mayoría de los mdios de la Patagonia", quienes men contra la civilización y que s1 se mantenía impune seguramente se repetirían
"estaban cercados por alambre tejido de gran altura." Evans cuenta que reconoce hechos similares o peores en la campaña que estaba por realizarse hacia la Patago-
entre los recluidos a un amigo de la infancía a quien no puede rescatar por carecer nia.
1
del dinero que se le pide para ello y que finalmente muere al poco nempo en Descartando entonces la hipótesis de que los "crímenes de lesa humanídad '
aquel campo de concentración. 6 formaban parre de lo "impensabie" de aquella época, cabria preguntarse por qué
Una de las dos historias ha sido recuperada por ia historia oficial: en libros de no hablar sobre la misma utilizando los mlsmos conceptos que se utilizaron por
texto y guías de turismo. el episodio dei Malacara, es reiteradamente conmemo- entonces, por qué no pensar también en otros términos como genocidio. En
rado. El mausoleo que guarda los restos del caballo forma parre de los recomdos tanto que ías categorías del análisis histórico son en sí mismas exterr1poráneas,
turísncos para los visitantes de la localidad de 1revelin. El otro, el de un campo de resulta entonces que el ruido se produce contra las ímágenes comparudas e 1nter-
concentración en Va1cheta aparece citado sólo en pocos trabajos, en algunos casos nalizadas por el senndo común y que han sido concebidas desde un relato nacio-
sólo como pie de págína. 7 nalista. El constructo de "la campaña del desierto" ha fijado la memoria a un
¿Puede ser tomado el tesnmonio de Evans como fuente para el trabajo del his- relato hegemónico en ei cual no sólo no existen estos episodios como el de Val-
toriador? Por lo menos, sí lo ha sido para fijar efeméndes provinciales ¿Puede ser cheta sino que toda ia explicación misma queda reducida a la suposición de que
también considerado como fuente para sostener la existencia de campos de con- finalmente el "desierto" estaba poblado por "indígenas extranjeros" -chilenos-
centración para la pobjación indígena sometida por las campañas de conquista que o bien huyeron a su patria, o bren perecieron en la batalla. Así el relato de la
que habían finalizado un año antes? ¿Puede llan1arse al conjunto de estas medidas "epopeyá' 9 es también el no-reiato de lo que han VJVido los pobladores de las

(i. C.:lery Evans,}ohn D'1111c! Eiwns, I:.l Alolinero (1994:92-93). 8. Sugerenrcmcnte se trata de c¡einplares que se encuenrran 1:1hantes en la n1ayor parte Je las
7. En d libro de F1on y De Vera, Tn•vt·!i11, u11 pu,·blo t'JJ los Jtt.'JJ!flOS del nwlino (2002:24-25) apare- hcnu:rotecas de la Ciudad de Buenos Aires.
e.en CHadas las dos hisronas: b dd i'V1abcnn en d tex[n central, b de Valchctn en las notas a pie 9. Esranislao Zeba!los, por e¡e1nplo, sosrenia haber sido convocado a escribir b histnna <le esca
oc pagina. "cruzada"
·o·--- -- -- ··- -o-··-; -~u_.,,,.,,._,..,., ... ,,~._,,,._,
5 ,<au.. v">
~Vtltrer LJt:ITltJ
74
aquellos que suelen comenzar con la frase "sabía llorar m1 abuela/o cuando con-
Pampas y la Patagoma, no sólo durante los movímientos militares llamados "cam- taba" introduce a ~a audiencia en un clima que debe acompañar a una hisroría
pañas" sino, fundamentalmente, una vez finalizados los mismos. dolorosa pero fundamental p~ra una familia y comunidad. Estos relatos expresan
¿Cuál es la historia que subyace entonces y qué imágenes tenemos para repre- el ddor, la perdida, que implicaron las campanas de los "expedicionarios". Cuen-
sentarla? Es en la memoria social -ya que "no se recuerda solo" - donde se encuen- tan como los abuelos fueron obligados a traslados forzados, sometidos a torturas y
tran otros relatos. asesrnaros una vez reducidos por aquellas fuerzas militares. Es clave en el relato el
La memona oral a menudo ha sído de¡ada de lado activamente por quienes la m~mento de Ja huida de los lugares donde estaban concentrados "como animales
11

consideraron como producto contemporáneo que sólo nos "habla deí presente", o de sírios dond~ se _consumaron matanzas generalizadas. El camino sin rumbo, la
La operatoria desacreditadora ha sido a través de la msístencía en la "pureza' o ayuda de un animal como el nahuel o el ñanco, son los elementos que llevan el
"impureza" de los informantes. relato hasta la llegada del antepasado a un lugar donde quedarse y donde formar
Por el contrario, consideramos -parafraseando a Ricoeur- que la memoria es el una nueva comumdad. La marca de cierre suele subrayar que no se recordaba
conjunto de huellas de¡adas por los acontecimientos que han afectado al curso de s~Jo, ,~ue "sabían llorar cuando se acordaban'\ "así decían los antiguos", 0 "así lo
la Historia: "la memoría asume y desea la labor de ser fiel y exacta, tiene por oi yo ,
ob¡eto la fidelidad y la exacrítud" es decír "lo que ha tenído lugar". Allí es donde Si c~íncidimos en _que un recuerdo es una imagen (Ricoeur 11 ) el punto a seña-
podemos encontrar recorridos perdidos en las memorias oficiales, hechos no pen- lar aqu1 es que ~oda imagen es sometida_ a los criterios de verosimilituf y verací-
sados y no descriptos por la historíografía: dad. Como sostiene Cruz Rodriguez 12; lo verosímil es un artefacto internalizado
al punto que "la realidad inverosímil no es registrada", La lectura académica ha
"Ay, para qué le voy a contar, porque a mí me contaba mi abuelita porque abordado los elementos del 11gtram como la presencia del nahuel, el pasa¡e a través
ellos se escaparon de la guerra, pobreclta sabía llorar mí abuelita, sabía llo- de tuneles sub,rerráneos, ~te., como marcadores de la ínverosimilitud de aquello
rar cuando se acordaba. Ella dice que se escaparon allá, cuando los tenían a narrado a traves de este genero y, en consecuencía, ha inhabilitado a dichas narra-
todos corno anímales, dice que los juntaban, los tenían como para toreo.
ti~as como mat~rial para el estudio histórico. Sin embargo, esto no es lo que hace
Una galleta le solían dar a la semana ... sabía llorar mí abuelita, lloraba, se
ruido, ya que -~1c~as contadas han sído consideradas como "material" para otras
acordaba ... Decían cómo los araban, cuando los arreaban, dice que arrea- tareas del academico como el registro de la mitología y personajes folciorizados.
ban las personas, las que iban así embarazadas cuando iban teniendo fami- En cambio, son las imágenes del ngtrttm las que necesmamenre hacen rmdo con
lia le iban a cortar el cogote del chico y la mujer que tenía familia iban la histonografía nac10nalisra al punto que son distintas, porque el recuerdo es dis-
quedando tirao, los mataban. Venian en pata así a tamango de cuero de n~'.º Y porque registra aquello que no ha quedado registrado en los archivos his-
guanaco, así decía nú abuela. Los llevaban al lugar donde los mataron a
t~r1c~~ estatales: los campos de concentración, las masivas deportaciones a miles
todos, de distintos lados, los que se escaparon llegaron para acá. Dios de lulometros, la separación de las familias, la tortura y la matanza indiscrimi-
quiera que nunca permita eso de vuelta'', nada.
La memoria social expresada en el ngnnn1 es entonces veraz ya que se encuen-
Catalina Amilef, pobladora de Furahuao (Pcia. de Chubur).
tra inscripta en ellab huella del nempo, se trata de una tradición resguardada por
~~ces1:as entexruaftzac1ones. Consntuye una fuente Ineludible para ei hacer del
De acuerdo a las normas del admapu, las palabras de los antiguos, recordadas a hístonador ya que, parafraseando a Cruz, alberga la reconstrucción del mundo
través de los ngtram, poseen fidelidad con el sennmiemo del abuelo y su experien- efec.ruada desde la perspectiva del su¡ero y establece otro tipo de relación con la
cia y senttdo. Este es el genero veritativo del modo mapuche que se ha trasmitído realid~d. Finalmente, problemama algo que hasta el momento, en Jo que a los
en n1apuzugun y también en castellano. Lo que es contado como 11gt1n1n debe ser e~rud1os de l,as relaciones entre pueblos originarios y sociedades colonízadoras, no
entendido no sólo como verdad sino también como legado de otras generaciones. solo ha quedado por fuera del debate sino que ha consmuído el arma fundamen-
1o ,l
Su performance tiene marcas de apertura y c1erre que 1o enmarcan , en especia ,

~~· Ricoeur, P~ul 1999. La lectrnn del tre111po p11síldo: 1ne1110r111 )' olvrdo. I\•\adnd, Arrecife.
10. Baun1an, R. and Bnggs, C. 1990 "Poecics and Performance as cnnca! perspccnv~s on languagc · Cruz Rodngucz, lv1anucl 1986. N11n11tu rdad: La Nuev11 S!11tes1s. lv1adrid: Ediciones Península.
1

and social lifc". A111111,1/ Remt'lll ofAnthropo/og_J' 19: 59-88.


ral y auto-legitimante de ios lustoriadores: los critenos de verosimilitud de la 5 - La Isla Martín García como campo de concentración
fuente. Pamendo de que nmguna fuente, m las legmmadas por la emohistona,
de indígenas hacia fines del siglo XIX 1
están fuera de una determinada arena de performance, de un determinado hori-
zonte y marco interpretatívo epocal, consideramos que no basta con utilizar las
narrativas como "fuentes'' si no están entextualizadas en sus propios sistemas de
Alexis Papazian y Mariano Nag:J
códigos. Así, los géneros narratívos mapuche, la historia de sus códigos y las for-
1nas históricas de contar una historia son fuentes para el abordaje de las luchas
históricas y las experiencias sociales. Introducción
¿Es posible pensar en una Historia que ínvoiucre distintos marcos ínterpretati-
vos? ¿Puede el discurso académico aceptar un nahuel que habla, pueden estar esos A fines del siglo XIX, cuando el estado-nación argentino encaró las campañas
marcos juntos para pensar a la etnohistona como una empresa de diálogo que militares hacia Pampa y Patagoma con el objetivo de someter a los pueblos mdí-
empíece a reflexíonar sobre estas conexiones? Un buen comienzo es preguntarse genas, consolidar su soberanía territoríal y obtener tierras para la producción
¿por qué unas imágenes_ y no otras? agropecuaría, la isla Martín García adquirió un importante rol como campo de
No se trata de "hablar por los otros" o "dar cabida", smo de analizar los proce- concentración de los indígenas detenidos.
sos por los cuales, las imágenes que perduran en la historia oral no son las mismas En aquel entonces, el Estado envió a la isla a miles de nativos que fue~on clasi-
que las de la historia oficial. Una forma concreta de pensar también en las relacio- ficados según sus aptítudes y características para desempeñarse en los trabajos en
nes sociales. la isla o como futura mano de obra en distintos lugares del país. Y si bien Martín
García fue un sitio de recepción de presidiarios mucho antes de la conquista del
desierto, entre 1870 y 1890 el importante flujo de trasladados obligan a pensar en
un proceso ínédito, que a su vez modificó la fisonomía y el funcionamiento del
lugar en su totalidad, como así también el del propio Estado y, por supuesto, el de
los propios pueblos indígenas derrotados.
En ese lapso, la isla Martín García abandonó su papel marginal para conver-
tirse en un lugar nodal para el estado nacional, en cuanto a lugar de detención y
poseedor de mano de obra disponible. Allí, los cautivos fueron asentados en con-
dición de sometidos por el Estado, por su condición de indígenas, y por un lapso
no estípulado.
En este traba¡o, se mtenta echar luz sobre el func10namiento de la isla Martín
García como un gran campo de concentración de índígenas, relacionando este
proceso con las políncas genocidas llevadas a cabo por el Estado argentino para
lograr su consolidación.
En tal sentido, nuestros objenvos apuntan a (!) analizar los modos de clfcula-
ción de indígenas entre diferentes ínstítuciones disciplinarias; (2) repensar estas

i. Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en la.<i XII Jornadas lnterescuclas-Depana-
mcntos de Historia que se realizaron en la Universidad del Comahue en la ciudad de Bariloche
en Noviembre de 2009. Agradecemos los comentarios y correcciones de la Dra. Diana Lenton,
la Dra. Claudía Salotnón l"ñrqu1n1 y el Dr. Wahcr Delno.
2. Docentes de Historia, Facuitad de Filosofía y Leuas, UBA. Doctorandos en Anrropología e
Hisrona respectivamente. /v1iembros de la Red de lnvcsngadores en Genocidio y Polírica Indí-
gena en Argcnnna.

, - , arre de un proceso genoc1da de mayor alcance Poco después de la Revolución de Mayo, el almirante Guillermo Brown derro-
Practicas. concentracionanas
.al fu
como P l ,1 d 1 1 XIX
ro en acto en e u nn10 cuarto e ig o ·
s· tó a los realistas y ocupó la isla a favor de Las Provincias Unidas del Río de la Plata
temporal y espaci que e pues
y en 1817 llegaron los primeros presos polítícos del periodo independentista.
En 1854, Buenos Aires, tras la secesión de la Confederación Argentina, la
Ubicación geográfica e historia general incluyó en su Constitución como parte del territorio bonaerense. Durante la
década de 1860, por orden del presidente Bartolomé Mitre la isla comenzó a for-
. , i medio centenar de kilómetros del puerto de tificarse y a tener presencia institucional bajo la órbita del gobierno nacional.
Marnn Gama se encuentra a cas O . al. S t maño es de 180 hectá-
. d d' de la costa nent. . u a Entte 1869 y 1873, se realizó la confección de los primeros padrones de la isla;
Buenos Aires y ~ mdenlos e iez h cia ei sur de la estratégica desembocadura del se formalizaron los permísos de extracción de piedra y arena; se reglamentó ía
reas y esta locahza a evemente ª _ Pl
· f1 · n el Río de la ata. -forma de acceso a la tierra6, comenzaron a funcíonar el correo y el telégrafo 7 y se
río Uruguay en con uencia co fi·. en el Tratado del Río de la Plata rubn- dio orden de trasladar el lazareto a la isla8, pero mantemendo la preemmencia de
Pertenece a ía Argentina según se li9J073· "La Isla Martín García será destinada i la isla como Plaza y Prisión Militar.
d Ar f a y Uruguay en ·
ca o entre gen m !.pira la co11servació11 y preservación de fa fauna y En torno a la cárcel observamos que Ías listas de presidiarios son de las más
exclusivauzente a res.erva natura t 'bf· A- , "3
. . . d. . , de fa Rep11 1ca rgentma... · variadas en tíempo y orígen, desde presos comunes hasta criminales; desde anar-
flora autóctonas, bª1º ;urzs zcczon , . - , d' ·
.. , n pohnco-Jurrs icc1ona , l vale la pena mencionar
quistas y socialistas hasta ex presidentes en desgracia y desde soldados ¡esertores
Con respecto a la con dic10 . d O h h l h bi
. fu iruación por largos peno os. e ec o os a - hasta caCiques, mdios de lanza y sus familias. Sobre estos últimos haremos hincapié
q ue la isla mantuvo una con sa s . d d al .
- - . . , nen) acceso a la prop1e a , s. vo por conces10- en las páginas síguientes.
tantes de la isla no rnv_ieron (mene a En torno a Íos derechos políricos exístió la
nes determinadas en nempo Y. iorm · d el largo período de predo-
l presenranres uranre 1 La isla Martín García como campo de concentración
imposibilidad de votar y ~egir res deClr que la isla Martín Garcia ha quedado
mmio de la Armada. Po dnamo esos que le han otorgado una partícularídad y El análisis documental que realizamos permíte generar puntos de conexión
entrampada en una sene e proc . l , ali' d b . l .entre los diferentes campos de concentración donde fueron remitidas familias
.. , . ··1 1 d los Territorios Nac1ona es, mas a e estar ªJº a
una con d1c1on s1m1 ar a a e , ., ¡ , ' indígenas tras la expansión de la frontera Argentina. Algunos investigadores como
. , d B enos Aires. Esta s1tuac1on se pro ongo por mas
Jurisdicción de la provmcia e u . d.. ·1· la Armada devolvió la pose- Mases, Delrio y Lenton múan el alcance del confinamiento en diferentes campos
., l 'l · a dicta uta mi ltar,
de un sí.glo. Recien tras a u ;~~uenos Aires, la cual la incorporó como parte del
síón de la isla a la provmcia . . ¡ ¡ 12103 d ]arándola Reserva
. , , d L PI E 1989 se sanGono a ey ec
municipio e a ata. n d 1 L 10 907 de Reservas y Parques 4. Alfonsín, Jorge. 2002. Historras de Martín Garcia. Ce1ne11terios, calles, cárceles, Buenos Aires,
Natural de Uso Múltiple en el marco e ª¡·/Y · ' Editorial L.0.L.A. Fiue, Ernesro. I 971. kfartin Carda, Buenos Aires, Emecé Editores. I<r5pf1.
N al a hasta la actua i ad. Pedro. 2003. Misteriosa 1\1arti11 García. La cenicienta del Plata, Buenos Aires, Editorial Dunken.
arur e~, statusbque c~ns~rvhístona de la !sía se ilustra, desde épocas coloniales,
5. Hux Mc1nrado. 2003, C11aques Puelches, Pa111pas y Sen-anos, Buenos Aires, Editorial Elefante
Una smtesis asica . ed'a .. de Juan O'iaz d e Sol'is, en 1516, quien la bautizó
Blanco. Hux, Metnrado. 2003. C11aques Pa111pas y Ranqueles, Buenos Aires, Editonal Elefante
con la llegad a d e la expe ic10n . , . ¿·
. . al d fallecido en aquel VJaJC. La postenor isputa entre Blanco. Hux, Meinrado. 2004. Caciques Boro1uu y Araucanos, Buenos Aires, Editorial Elefante
asi en homenaje espensero al . . d ·d· d í
. _ . lazamien[o· la 1nst ac1on e un prest 10 e _ª Blanco. Hux, Me1nrado, 2004. Caaques Pehuenche•s, Buenos Aires, Edironal Elefunre Blanco.
España y Po~tugal daddol su empda mitad d;l siglo XVIII, la creación de guarn1- lvlases, Enrique Hugo. 2002. Estado y cuestión indígena: El destino final de los indios soniendos en
Corona espanola des e a segun . d · d el sur del temtorto (1878-191 O). Buenos Aires, Ptometeo Libros/ Entrepasados .
. .: b- . ente la apertura de vanas canteras e pie raque
clones m1hrares y, su s1gu1entem ' . U 6. Carra de !a Dirección General de Correos al Jefe de la Isla (Coronel Luis Py) Sobre la creación
.. h al tanto a Buenos Aires como a ruguay. de una Oficina de Correos en la isla. Reglan1e11to a que por orden del SE el Se1íor /vfinrstro de la
Proveyeron d e d ic. o, maten d ; cas coloniales es menciona . d d' r
a por trerentes Gue1Ta (Rufino Victonca) rlebe a¡ustarse... el seíior Con1a11da11te de fa fs/11 Alartin Garcr'a. Véase
La presencia mdigena des e epo . . 4 ., "al'd d
.al. d l ·1 . ría de la isla y en la de duerentes patci i a es AGA: Ca¡a 15272. Fechado: 7/06/l869.
autores espec1 iza os en a usro , _ 5 ·
7. VéaseAGA: Caja 15272. Fechado: 06/02/1872.
índígenas de la zona pampeano paragomca 8. De la Ca_pnania Cenrral del Puerro de Buenos Aires al Jefe de la Isla sobre el cierre del Lazareto
de Ensenada y los lazarcros flotantes de Bs.As. y el traslado a Mardn García de los mismos. Véa-
d.!· Pbr:i.. Capírulo VIII: isb.s. Artículo 45. " AGA. Ca¡a ! 5275. Fechado: I6/l2/l873.
3. Tratado 1nternac1ona1de1 Rio e ;i
-- -·-- ···-····· ~~·~· .. '-'-''"'-' ._.u11pu uc t..u11ccnrrac1on ae 1na1genas ... 81

concenrracionarios entre los que se mencionan Carmen de Paragones) Junín de del diccionario pues la taxonomia variada con la que los índígenas son llevados a
9 14
los Andes, Chmchínales, Valchera, Cuartel de Retiro y la propia Marrin Garcia . la isla , va más allá de la dada por la Real Academia. La circulación de los mdíge-
A su vez, diferentes rraba)os históricos centrados en la exp~sión estatal Arge~­ nas dentro de múlnples instituciones carcelarías 15 profundiza la dimensión políti-
rina y/ 0 en el reparnmienro de indios han mencionado a la isla como un espacio ca del campo de concentración de Martín García. El campo se nos muestra como
de reclusión de caciques, capitanejas y su chusma 1o< Por otro lado, diferentes un espacio de control sobre los cuerpos. Los mdígenas quedan bajo la tutela esta-
invesrígadores han calificado el proceso de co~qulsra como u~ ac::io~ar genocida tal personificada por las aurondades militares que disponen de ellos según sus
a partir de la sisremaricidad del Estado que, desde diferentes_ insmuc10nes y/ o en capacidades, necesidades y órdenes imparrídas 16. La isla func10na como un
diferentes momentos generó dinámicas" ... con la intención de destrrur, total o par- campo de concentración que luego pasará a repartír indios.
. ,, l l
cialnzente, a un grupo nac1011al étnico, racia¡ o rel tgzoso... , _ En esre punto cabe aclarar que no consíderamos a1 campo de concentración de
Este cruce de trabajos y perspectivas nos exige un abordaje profundo sobre la la isla como un can:po_ de exterminío 17_ Por el contrario, la isla se nos presenta
15/a-conio-canzpo en conexión con otras instituciones de disciplinamíento desde como un centro de disciplinamiento e incorporación (incompleta) de mdígenas al
12
un marco donde el genocidio constituye al Esrado Nación . Estado argentino. El propósito del destierro en Marrin Garcia era la reclusión en
Ahora bien, la Real Academia Española enciende por ''canzpo de concentración" espac10s insriruc10nales con lógicas discíplinantes, con el fin principai de dorar al
al "rednto en que por orden de la autoridad se obliga a vivir a czerto número de per- Estado-Nación y a los "ciudadanos argentinos" de cuerpos disponibles.
sonas por razones políticas, sanítarías, etc.,, 13 Dicha definición (claramente mode- . f'.5te proceso se. enmarca en lo que Foucaulr 18 caracterizó como :¡pciedades dis-
rada) nos permite pensar a la isla como un campo. En las fuentes consultadas, las ciplmarias, es decir sociedades, en paiabras de Hardr y Negri, en las cuales " ... el
autoridades militares y políticas, imprimen sobre los mdígenas, el casngo del des- dominio social se constmye a traves de una red ramificada de dispositivos 0 de aparatos
tierro. La isla se co~víerte en un espacio geográfico extraño e inhóspito. Sin que p1·oducen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas19_ La obediencia
embargo, la documentación también nos amplía, en cierra medida, la definición

14. En la _documentación revisada no se suele mencionar el "delito" comecido {situación que si sueie
9. 1v1ases. 2002. Op. Cit.; Dclrío, Walter 2005.1vfe111orras de e:xprop1ació11. Son1eti11ue11to e uzcorpo- mencionarse para Jos prisioneros criollos catalogados como Jadroncs, asesinos, criminales, delin-
racióu indígena-en la Patagonia (1872-1943). Buenos Aires, Edirorial de la U~1.versidad Nacio- cucnres, desertores, ere.. ) sino que la condición del indígena esra dada por su rol al intenor de la
nal de Quilmes. y Len ton, Diana. 2005. De cen1auros ''protegidos. La co11stn1cc1on del ~qeto de la sociedad indígena o por su sexo o edad, por ej. Cacique; Capitaneja; de pelea; chusma, chinas,
política indigenista arge11t111a desde los debates parlauicntarios (1880-1970), Buenos Aires, Tesis criaturas ... etc. Véase AG1\. Cajas 15272 a 15287 inclusive.
Docroral, Universidad de Buenos Aires. 15. ~rilizamo~ d término "carcclano"; desde la formalidad propia de una prisión y desde un sen-
10. Mases 2002. Op. Cit.; Hux 2003 y 2004. Op. Cit.; Kropíl 2003 Op. Cit. , Lenro_n 2005 Op tido amplio del rerm1no. Incluimos dentro del camios carcelario a diferentes desunos iinpuesros
Cit.; Sosa, Norma. 2001. M 1qeres 111díge11as de la Panzpa y la Pntago11:n, Buenos Aires. Emecc a los indígenas, desnnos supedhados a la Interpretación y ncccsídad de diferentes mandos mili-
Editores; Copello, Sanuago Lu'is. 1944. c~·strones del Arzobispo Anezros a fiivar de los rndios hasta tares y civiles que evaluaban el rol del pns1onero a partir de su aucoridad entre los indígenas {ej:
la conquista del desierto, Buenos Aires, Editonal Difusión. ~c1ques Y cap1tane1os) o su condición físíca, etaria y/o de genero que los (in)habilitaba para
l 1. Convención para la Sanción y Prevención del Ddiro de Genoc_1dío. Articulo 2ª .1 ~48. Pa1:'1 diversos npos de uabaJO (en canteras, reg1m1encos del ejerato, trabajos domésncos, en estancias,
m:ls información, véase el trabajo presentado por la Red de 1nvesugadores en Gcnoc1d10 y Poli- etc.).
tíca Indígena en Argentina. 2008. ''Apones para una reflexión sobre el genocidio y sus efectos 16. Nos :efenmos a diversos repanim1enros dentro y fuera de la isla, donde los indígenas serán
en relación a la política indígena en Argcnuna", en: lsoc10/-0gin- Revista Electri1111ca de Ciencias rem1ndos según sus capacidades individuales y segtin las necesidades coyunrurales del poder
Sociales. Año l. No l. Buenos Aires, Argcnnna. hup:/ /isociologia.com.ar/numerol /red-1nvesn- estatal o pnvado (véase m:is detalle en el siguiente aparrado).
gadores-genoc1dio.pdf 17. No negamos las defunciones provocadas por el cauríverio en la isla; sino que la ampliamos en
I 2. Feierstcin, Daniel. 2007. El genocidio co1no prdcuca socuif. Entre el 1u1zis1110 y '11 experre11c1a argen- busca de una me1or comprensión del acto de reclusión. Con respecto a las muerres dcnrro de Ja
tina, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.El auror plantea un 1noddo que divide a los isla, el AGA posee una gran cantidad de actas de defunción que van de 1878 hasrn 1885 y
genocidios n1odernos en cuarro tipos: Constnuye1uc, colonial, poscolonial Y reorgan12ad,or. Es donde figuran las flrn1as del c1ru1ano o dd fiumacéutico como firmas auronzadas a dar parres~
nuestro intcrt!s destacar el genocidio consntuycntc: "st' rejl,•re 11 111 an1quilació11 cuyo _objet1110, éll explicaciones de los decesos. AGA. Ca1as 15277 / 15278115280 / 15281 / 15283/ 15285 "¡
tiniuiws dt' las rt•faoo11es sacra/es, es la co11fon1111ció11 dt• u11 Estado 1111ció11, lo cual requit.'re dt•Í 11111- 15286. Por otro lado la ep1den1ia de viruela que se expandió en la isla en I 879 nos da 1ndicios
qui!ainunto dt' todas aqueífas fraccront'S o.:cluul11s rf,•f pacto estiltal, tanto poblacrones orit_,rz111trlílS de una _mayor morrandad que se ve reflejada en las actas de defunción producidas desde !a
~01 110 111íclt'tJ1 políticos oposrton:s al nuevo pacro esli1t11!'( pág. 99) Parroquia de la isla (véase Archivo del Arlobispado de Buenos Aires, Libro de Defunciones,
13. Rea! Academia Española. Dicc1onano de la Lengua Española, 1970. p.239. Capilla de fv1arrín Garda).
es asegurada por medio de insntuciones disciplinarias. Inst1tuc1ones que, como se
algo y tenen1os todos la intenc1on de cristianarnos por la fiesta de p
111enc1onó, están presentes en la isla. de resurreccion. ascuas

7;;o:d~ros m¡'Sioneros que¡ me.ha entregado tu carra y te escnve esra


En el s1gu1enre aparrado se hará énfasis en las formas de circulación de los índí-
gcnas por diferentes espacios de discíplinam1ento concentracionario y buscaremos y q:
en e correo con a D1recc1on que me señaJas.
aprehender dicha dinámica en relación con la apropiación de los cuerpos por Me voy a darte nonc1as de nuestros hijos:
parre del Estado.
nu~stros _hijos están en Buenos Ayres, pero no se como están
. cuatro de
~:,:~mpoco pude verlos cuando pasé por Buenos Ayres. Otros dos hi¡·o;
en guam1n1 en el carhué.
No sé quando nos sacarán de aquí!
Oremos a Dios afín de que se compadezca de nosotros.

tu marído
Jacímo Segundo Puelpan

En la isla de Martín Garcia20.

Vista desde la Isla Martin Garcia

Encarcelamiento y circulación en la isla

Mamn Garcia en 6 de Marzo de 1879

a la Señora Juana, esposa de Jacinto Segundo Puelpan:

Mi querida Esposa,
tu carta me encontró gozando de salud.
Hemos llegado a la ISia de Marrin García hace unos tres meses; Estaré
aquí no se hasta cuando, pero no me pondrán en un cuerpo de línea. Soy
demasiado anciano.
El Señor arzobispo ha enviado acá dos Padres misioneros para consolar-
nos y cnstíanarnos. Ya nos han enscóado ia Doctnna Crisnana, ya sabemos

l 8. Foucaulr, Michad. 1976. Vigilar y arstlgar, México, Siglo XXI Edi[orcs.


l 'J. !-larde, lvlichad y Ton1, Negri NEGRL 2000. hn¡ieno. lvia.~sachussc1s, E~[ldos Unidos, Harv:ud
20
Un1vers1ty Prcss, Cambridge. . Carra de Jac1nro Pudpan ;¡ StJ C:Si'º"·'·
' ·.
AG
A,
ea¡a 15279, 06/03/1879.
nibilidad como cuerpo) . y n o su erim1nac1on,
· ·· puede · apreciarse que ía salud resultó
El documento transcripto nos abre un panorama nodal en lo que hace a la his-
un tema recurren~e e importante para las autoridades de la Isla.
tona de la 'isía Martín García y su relación co1no campo de concentración de indí-
La preocupac10n en torno al control sobre Íos cuerpos Y las enfermedades es
genas. Si bien esta carta es un documento poco común en términos de
parre
l central
d . del las políticas
, higienistas
. de la epoca23 . Entre.e11as, po d emos me
. l utr
producción e interlocutores participantes, resalta por su valor testlmoníal que
e trato ado a os md1genas destinados a la ISia que, tras su llegada, debían atrave-
condensa, en pocas líneas, una extensa cantidad de información que se ve refle-
sa: una serie de.pro_ced1m1enros vinculados 'íz la debida inspección científi.ca"24, Es
pda en otros documentos referidos a mdígenas en Martín García. Por ello, toma-
asr que el propro crru¡ano de la isla, Sabino O' Donnell, informa detalles de sus
remos la carta como punto de partida urilizándola como disparador que nos
expenenc1as como profesional ante el arribo de 148 .in d'igenas:
permita desarrollar la temátíca propia de este apartado.
"... co11cl11i
,- de vacu11ar a todos los .mdios del denósz•o
:r ~, [· · · ] Jn d uaa
J b'
teniente
"No sé quando nos sacarán de aquí!" vem1111 ya zmpreg1111dos o contagiados. Al vamnarlos se ha desan-olíado entre
En la documentación relevada hay ejemplos claros sobre la imprecísión en lo ellos, llegando hoy. el ntímero de vmtlentos a o11ce, de los que fallecieron dos ho
relativo aí tiempo de permanencia como "presos" tras su llegada a la isla. En tal temprano. Se crera que la v11cu1111ció11 h11b1era influido en la propa -ación ~
sentido, buena parte de los apresados eran incorporados a diversas instituciones aumento de Íos enfermos, pero semejante opinión solo la zgnomncza pu;de abJ'_
militares, donde servían por tiempo índererminado, marcando una diferencia sus- gar. jamas el preservativo, el antídoto, puede producir el mal[ ... ). Ha lle -ado
tancíal con el trato recibido por los soldados criollos que cumplían con el servido el 11101nento en contesta1: .. respecto al trabajo de estos indios a 1os n2ale~
de armas por un tiempo previamente estipulado. Es así que en septiembre de pueda causarles. Y que
1882 el Jefe de la Intendencia y Comandancia General de Armas ([CGA), Joa-
quín Viejobueno, acepta la cédula de bap del soldado Manuel González, pero "El tril bªla'lº ?ebsado Y.laborioso no podrá menos que ser nocivo a muchos de ellos
adara y explicita que el trato a seguir con: [... ,·l en ae zlulad · por su faa ¿ta ae
_ e11 que se hallan los 7nas, J buena ali111enta-

c~~n, ::,' lasj."11trias que vzven padeciendo; el abatímíento moral pues sienten
"... los soldados José Colombin, lvfmzuel Lopez y Francisco Mari leo por las cir- e os pen ida del desierto ... y además las enfennedades que va tomando cre-
cu.nstanc1as de ser indígenas deben conservarse en la isla conzo se ha dispuesto cer,
f todo
· Lbesto acotISC]a la mayor t11o>peración en el trabano , ··· Es p·• wso
, sacanos
.1

[... ] Haga notar aljefe del Batallón de Artillería de Plaza lo dispuesto en el últi-
21 a aire 1 re y aún obligarlos a hacer un poco de ejercicio ...
1110 pdrrafo, referente a los indígenas, y que le sirva de nonna ell lo sucesivo" .
·¡ac;rlo~ temprano a tr11b11111r, sm apurarlos mucho, y haceríos retirar ct111ndo
De aquí se desprende que una vez cumplido el período estipulado en los bata- e so mo esta ya creo que será un medio de atender it m salud.
llones, los "blancos" eran dados de baja pero los indígenas no eran liberados. Es
decir, que su incorporación es indefinida e incompleta en términos temporales2
que a diferencia de los "blancos", los indígenas "está11 a disposzción delgobiemo" ,
r ''Estos
. t1zdios estfi11
- también acostztmbrados al b111ío.·. creo que sera. conve-
niente que a la hora de retírarlos (9 o 1O de la maña ' .1 l h
bañar. .. ·: 25 1 a; se es aga

"Tu carta me encpntró gozando de salud"


Sí retomarnos la idea del campo de concentración no como campo de la
muerte sinO más bien como un campo de dis1c'iplinamiento, es decír un campo
cuyo fin es regular la vida de las victimas con un objetivo determinado (su dispo- 23. Cab. · durante este periodo ' la isla ramb.,
d e señalar que 1en 1c.unc1ona como un centro de recepción
Dec1~:1~::~ que, a modo preventivo, debían pasar un penodo de cuarentena en el lazareto.

higiénico s'onc~aa~ee~ec~~s1::~~e:e~~:d~: ;:~;~~~sá1tn1cda1'gep1demiológica, las políticas de control


, . · enas, y aunque no son exclusi · d · l
21. Del Jefe del !CGA al Jefe de la Isla, Gral. Lcopoldo Nelson. AGA. Ca¡a ! 5282. 29/09/1882. El 2 m15mos manteniendo cspccific1dades en función del acror involucrad vas e os
subrayado es nuestro. 4. Dd C1ru1ano de la Isla, Sabino O'Donnell· al 'Ja J •f-1 d ¡ o.
22. Del JefC dd ICGA al 2° Jefe de la Isla, Cnd. lvtaxun1no !\1aroso. AGA. Caja 15279. i4/02/ 15280. 26/12/1879. , - e e e a Isla, Cnel. M. Matoso. AGA. Caja

1879.
·······- • ..r··-·-·--' ··-··· ····-- . ...CJ
) - La lsla Marrin Garc1a como campo de concentración de indígenas ... 87

El documento ilustra de manera ciara la reíación entre el higientsmo y la utili-


Una "ve~ considerados aptos para el servicío, tal como se lo consignaba en las
dad de los indígenas en diversos espacios dentro y fuera de la isía. La vacunación,
listas, el destino pnncipal era el mencionado Batallón de Artillería de Plaza,
el baño, el aseo y los ejercicios físicos son aspecros centrales para su incorporación
creado en 1876 y aunque ya un año antes se habían enviado 144 mdígenas de la
como mano de obra en las canteras de la isla, como miembros del Batallón de
gente de Catríel para los trabajos de fortificación de ia isla30 , es sin duda con el
Artilleria de Plaza, etc. 26 . Las muertes producidas por la viruela u otras enferme-
avance sobre la frontera comenzada por el Ministro de Guerra Adolfo Alsma y
dades, son vistas como un probiema por las autoridades de la isla, pues, como se
c~ntinuada por su sucesor, Julio A. Roca, que los contingentes índígenas enviados
sostuvo con anterioridad, no es la eliminación física del indígena lo que se busca,
a 1a isla aumentaron considerablemente.
sino un estado de salud aceptable para su posterior utilidad.
Para ello, dicho batallón funcionó como un importante engranaje en el marco
del sometimíento y el disciplinamíemo de los indígenas, donde permanecian al
"Pero no me pondrán en un cuerpo de línea. Soy demasiado anciano"
menos seis años, y solía haber una irresoluble escasez de personal. También es
La frase de Jacinto Puelpán da cuenta de uno de los usos y destinos de los indí- importante Ia inc?rporación a un ejército que se erigía como baluarte de la patria
genas llevados a la isla. Es ¡ustamente la capacidad para tareas lo que decidía si y organizador de la nación, por lo tanto las guarniciones militares serán consíde-
eran incorporados o sí se incluían entre los "indios inútiles o tlébiles" 27 . De no radas el lugar apropiado para civilizar a los 'salvajes'.
"servír" pasaban a formar parte de los "indios deí depósito" 28 , aunque esta no era Para fines de la década de 1870, la remísión de indígenas y su circulación se
una caractenzación definitiva, ya que muchos de los catalogados así, luego podían hícieron constantes y el Batallón de Artillería de Plaza ofició no sólo como una
ser trasladados fuera de la isla para distintas act1v1dades. división del ejércíto con sus características y objetivos de la época, síno también
De todos modos, la importancia dada a la posibilidad de utilizarlos como como ámbito donde los indígenas se mstruían como soldados índios.
fuerza de trabajo está presente en ías autoridades y se evídencía en los documen~ Cabe aclarar que el uso del batallón como un espacío para ia instrucción mili-
tos, en los cuales se vuelcan las órdenes que solicitarán la remisión de determinada tar de los índígenas era una práctica llevada adelante desde e] Minísterío de Gue-
cantidad de indígenas, pero con la aclaración previa del no envío de quienes por rra y Marina y no contaba con el agrado de los mandos militares de la isla,
distintas círcunstancías no pueden realizar labores, es así que: quienes veían, por un lado, cómo el flujo constante de indígenas allí destinados
dificultaba la organización del cuerpo militar con la rigidez y disciplina que los
"Por orden del señor lvfimstro de Mamia se envía en el vapor Resguardo al ¡efes deseaban. Y por otro, observaban que la circulación de los indios-soldados
Capitán Don Bernardino Prieto, para que conduzca a este pue,.to todos los hacia otros puntos del territorio nacional provocaba que el batallón fuera un
indios que tra;o dicho vapor del Chaco dejando allí úmcamente las indias cu~rpo síempre cambíante en cuanto a sus integrantes y al nivel de instrucción
inservibles ya por stt ve.fez conzo por cualquier defecto que las i1nposibilita para militar. A esto debe sumarse, como un dato no menor, que los miembros eran
el traba;o, clasificando tanto de las indias como de los mdios, el nombre y la enemigos recientemente sometidos. Dicha disconformidad aparece reflejada en
- de- cada uno ,,29
edad aproxz1nada , algunos documentos que además bríndan datos referidos al alto número de
miem_bros indígenas integrantes del cuerpo militar citado. Fue así que en 1877, el
Jefe del Batallón de Artillería de Plaza, Benito Cárcova, escribía al Coronel
25. Del CiruJano de la Isla, al 2° Jefe de la Isla. AGA. Caja 15278. 10/12/1878. Durante los Matoso:
siguientes 6 meses: llegarán a Mardn García un Capellán y un lv1islonero de la congregación
vicennna -o lazarista- será parte de su labor evangelizar y salvar las almas en los ttempos de la
viruela (véase Copello 1944: 104 y ss.). ''Pongo en conoc1111iento de usted que ha!!dndOse el cuerpo de 1ni n1ando en
26. Kroplf2003. Op. Cit. pagma 131. regular estado de instrucción en el arnza de i11fd.11te1ia y siendo necesario que se
27. A modo de ejemplo véase "Lista de 111dios inútiles o r/Jbiks''. AGA. Caja 15283. l"/05/1882 e¡emten en los fi1egos. [... ] Tengo el honor de acompmíar a wted un pedido
28. Véase como ejemplos diferentes "Listados de 11tcr07lr:'S p11r.1 indios''. AGA. Ca¡a 15273-15287,
por duplicado de Los cartuchos de fogueo que se necesitan para el objeto mdi-
inclusive. En estos list::i.dos figuran los diferentes repan1m1enros dentro de la prisión y d bat::i.-
llón. Uno de dios sude ser "indios i:u depósito".
19. Cana de b Comandancia General de lvtann::i. firmada por 1'v1anano Cordero, al Jefe de la Isl::i. de 30. Carra de L. !vt. Cn1npos (ICGA) al Comandante de la Isla. AGA. Caja 15276. l"/0611875. En
Martín Gar~ía Coronel Do nato Álvarcz.. D. Alvan.7. ordena, dos días después, "... renlitanse los ral sentido, en esre pa.~o de_ In_ investigación nos aboca.n1os al período l 870-1890, stn embargo
111dios y chus11111 qui' St' h11/lc11 en cmuiicw11,·s... "AC;A. Ca¡a 15280. J 2/ J 1 /1879 y 14/I l /1879. hay menciones n que la practica de remitir indígenas n la isla para realizar rraba¡os de disnnta
indolc es anrenor a dicha etapa.
..r11ex1s rapazran y 1v1aru1110 1vagy J - La 1s1a 1v1art1n Garc1a como campo de concenrración de indígenas ...
89

cado. pernzitiéndonze hacer p1'esente a usted que siendo este cuerpo conzpuesto "Tengo orden del seJÍor Ministro de la Gue1Ta para separar ciento y cincuenta
en su 111ayor parte de indios. por naturaleza tbnidos a las amias de fuego, es indios de esa isla, para 1narineros, los cuales deben ingresar en la Escuela Prac-
doblemente necesario el hacerles perder ese temor injimdado... [... ] por estas ticantes establmda en el Bergantin Rosales { . .]Los ciento cincuenta indios los
razones espero ... si cree atendible 1nts razones, ordene se nze provea por donde hard usted elegt1'y que estos sean jóvenes y sanos, al efecto los hard usted sonzeter
J ,,3¡
corresponaa a un reco11oci1111e11to nzédico. Esta fuerza la tendrá usted reservada y con nin-
gún 1notivo la entregard usted sin una orden finnada por el seiior Ministro de
Más allá de las apreciacíones de Cárcava acerca del "temor" de los índígenas a la Guerra''. 35
las armas de fuego, el documento echa iuz sobre el roí "educador" que poseía el
batallón y de la 1mporranda del indio para nurrír las compañías. Seis años des- Claro que el servicio de ar1nas, como espacio de sujeción, discíplinamiento y
pués, en 1883, los problemas continúan y el Comandante Nelson, Jefe de la Isla, circulación, no fue el único, sino que muchos eran confinados a los diversos tr;-
le escribe a Viejobueno, dando cuenta de que: bajos de la isla, a cualquiera de las labores que exigiera una peonada como fuerza
de trabaío:
"... el personal del Batallón de Artilleria de Plaza es insuficmzte para cumplir
el servicio ... además de que su composición es 111ala, pues sus dos terceras partes "Con motivo de la construcción de un galpón en ese punto para la Subprefec-
son indios sacados de entre los 1ni51nos que están con la deno1ninación de presos tura, usted manifestó que había pedido a esta Prefectura Markima se sirva
[... ]Por las razones expuestas verá Usted me;orary aumentar el personal de la 1nanifestarle qt~e había inpartid~ sus órdenes a fin de ¡u.e el he11·ero, el ca1pi11-
Guarnición de esta PlaZll dando· a ftas cristianas
· • y nu1s• o,/; I "3?
1 ~c1ates... - tero y unos mdzos fi1eran dedicados a aquel trabajo''. 3

En el mismo documento, Matoso advierte sobre la falta de oficiales para el , En este punto, e~ necesarío acI~rar que las característícas de la isla permitían un
control de los distmtos lugares donde se alo¡aban los presos e indios. Es por ello upo de encarcelamiento fuera de lo común, ya que el lugar destinado a los índios
que un mes después ante el no esclarecimiento del asesinato de un vecino, el jefe presos no funcionaba como un presidio tradicional, sino que, dadas sus condicio-
de la JSla msistia en afirmar que " ... la Plaza de .iYfartin Garcia se encontraba des- nes naturales, oficiaba como un gran campo de concentración de índígenas que a
bordada ... '03 , dada la carenda de personal y Ja cantidad excesiva de presos e su vez, se encontraban en distintas situaciones de acuerdo a su potencial utilidad
indios. como cuerpo disponible37 ,
Este 'descontrol' se relaciona no sólo con el Ejército, también mcluye a la Pasaremos a otros án1bítos que. unidos al ya vísto, conforman el itinerario de
Marma como otro destino de los apresados. Es así que algunos navíos de la lo posible en romo a ias msriruc1ones de control indígena en la isla.
Armada incorporaron importantes canttdades de indígenas. Estas naves permane-
cieron en la isla y funcionaron como un 'bujue-escuela' donde se ínstruía a los "Ya nos han enseñado la Doctrina cristiana, ya sabemos algo ..•"
nuevos integrantes sobre cuestíones marítimas 4 , Una de las embarcaciones desti-
nadas a ía labor de la enseñanza de los flamantes marinos fue el Bergantín Rosa- Otro aspecto central en la incorporación de ios pueblos origmanos al Estado-
les, que solía unir frecuentemente la isla con el puerto de Buenos Aires. Nación argennno es el de su civilización a través de la cristianización y la educa-
ció~. En diferentes documentos se observa la presenda de capellanes y padres
misioneros que cristianizaban a los indígenas llegados a Martín García e interce-
31. Carra del Jefe del BataHón de Artillería de Plaza al Jefe de la Isla M. f'v1aroso. AGA. Caja 15277.
28/04/1877. El subrayado es nuestro. 35. Carra del Jefe militar en Martín García, Coronel Donara Alvirez al 2" Jefe de la Isla, M.
32. Carra del Jefe de la J~la, L. Ndson, al Jefe de la ICGA, J. Yiejobueno. AGA. Ca¡a 15284. 30/ Maroso. AGA. CaJ:i 15279. 06/03/1879. El énfasis da cuenra de la comperencia por d 'recurso'
l 1/!883. que si bien parece desbordar, resulra escaso.
33. Carta dd _Jefe de la Isla, lvL ivb.roso, al Jefo de la ICGA, J. Vie¡obueno. AGA. Ca¡a 15283. 21/ 36. Cana al Comandante Militar de la Isla, de Luís Maria Campos. AGA. Caja 15283. 02/07/1883
l 2/!883 37. Sólo existen algunas escasas excepciones acerca de una n:m1sión de indígenas por algún deliro 0
34. Vale recordar aquí. que uno de los problemas, en rdanvo a la salud, a los que tuvieron que c:1men, .~ª que la 1nayor parre de los connngenres llegaban a la isla en ctlidad de indígenas a
enfrentarse lo5 indígenas destinados a la inanna fue d escorbuto. Esrn enfennedad diezmó a la d1spos1c1on del estado dada su condición de ral. Era dicha marcación la que los convenía en
población indígena enrolada en la manna (vt!asc lv1ases, Op. Cit. 2002) "encarcclables'', por dio las lisras se encabezaban con el rítulo de "Prcsidi:inos e Indios Presos"
. ---···- - ··r··-····· ..r - -··· ..... - - --·6.J _; - La 1s1a 1v1arnn Garc1a como campo de concenrración de índígcnas ... 91
/V

dían ante diferentes autoridades militares3 8 , Por otro lado, en 1876, se a~rió la Otras veces, las n1ás usuales, los Hermanos de la Misión debieron actuar con
escuela de ia ísla39 que orientaba su labor civilizatoria incorporando a hIJOS de mayor premura que la víruela amenazante. Es así que sin evangelizar, ni anotar
diferentes indígenas presos en la isla, . . . , como correspondía a los 'nuevos miembros de la Iglesia', entre enero y mayo de
Se complera asi el cuadro en lo referido al control sobre_ la vida toda de los 111d1- 1879, el Capellán José Biror y el Misionero Juan Cellener bautizaron a mas de
genas. Las creencias y las formas de conocimiento d~ ~~s or1g~nar1os so~ {de 600 indígenas (hombre y mujeres, niños y ancianos) que llegaban a la isla infesra-
manera incompleta y parcial) desarticuladas desde la rel1g10n cnsnana y la_educa- dos de ia pesre4 2
ción occidental. Luís María Campos le escribe al Jefe de la Isla, Donato Alvarez, _ Un aspecto interesante del acto baunsmal es eí reemplazo del nombre origína-
no por nombres acríollados. Si bien no siempre se daba este cambio, el mismo era
que:
habitual entre los indígenas que estaban bajo el servicio de armas y entre los que
" habiéndome comunicado con facha 8, el visitador de los lazanstas Don fosé iban a_ otro tipo de reparnmientos. Este accionar era parre constítutlva de lo que
B;;ot, que dos de los misioneros volvía11 a la isla de .Martín Gama con el objeto DaníeJ Fe1erstein llama práctica social genocída. En ella se da ",,,la destr11ccíó11, ..
de crzstianar a los Indios de Pincén, Eptaner Ro~as, con sus Caciques respectivos de la identidad de 1111a sociedad [la indígena], . , , para el establecumento de nuevas
y a los mdios marmeras del Bergantí11 Rosales',.'º relac1011es sociales y modelos identttarías.,. "hegemónicos (2007: 83). El reemplazo
del nombre no sólo actuaba sobre la persona des(re)nombrada; genera vacíos de
Los lazarístas se ocuparon de baunzar, casar y anotar las defunciones. En ciertas información que en la actualidad obstaculizan el acceso a la historia familiar entre
ocasiones lo hicieron con sumo detalle, como el 15 de sepnembre de 1879 día en los miembros de diferentes Pueblos Origínarios43,
Al igual que la instrucción en la doctrína cristiana, la educación laíca también
que:
se hizo presente en la isla. El informe del Consejo Nacional de Educación remí-
"... el cacique Pancho Pincén Cathrunao de cincuenta y cinco años~ natural del ndo en 1884 al Jefe de la Isla, Leopoldo Nelson, mencionaba, entre otras cuestio-
Car/me de estado cacíque mdia domiciliado en el cuartel del lazareto [contrae nes una lista "de nhíos cuya 11S1stencia es regular" y "niños cuya asistencia es 1nuy
matrimon10 con] Paula Lai'ttt, natural de Chadileufii . , , de edad cincuenta in-egular": entre los primeros encontramos a:
a1íos ...
Alvina Ca1í11mil [hijo de] Jasé Canmnil
De igual manera y con el mismo detalle se labra el acta de casamiento del: Rasana Catriel[hija de] J11a11J Catriel
Catalina Camel [hija de] Rosano Catriel
"cacique Epunier Rosas de sesenta y cinco a1íos, natural de Leufuco, d~ est~o R11fi110 Gonzdlez I Eugema Ganzdlez [hijos de] Maria Chalufi.,,
Cacique ¡ 11dia domiciliada en el cuartel del Lazareto.,, [contrae- matnmomo
,,4¡
con] Rosita Rupayghm; natural de Leufuco, de edad cuarenta anos.,, Entre los segundos a:
Catalina Purrdn [hija de] José Félix Purrán
lvliguel Jvlelideo [hijo de] juan lvle!idea"4 4
Si tomamos en cuenta que la escuela se inauguró en 1875 y el documento
círado es de 1884, encontramos un vacío de Información de casi una década de
38. En 1875 el Capellán de la isla será José Oviedo, designándose luego el Padre Gabnd lv1agaña. A
comienzo5 de 1879, el Padre José Birot reemplazará a lv1agaña. Véase AGA. Ca¡a 15276, docu-
mento del 5/05/75 y Caja 15279, documento con fi:cha del 22/01/79. " , 42. Archivo del Arwbispado de Buenos Aires. Libros l .Y 2 de Baunsmos de la Capilla de lv1artín
39. Nota del Preceptor S. lviéndez al Sr. Jefe de Martín García donde informa qu~ A .eJ::ctos de la./? Garda. Firmas del Capellán José Biror y el 1v1is1onero Juan Cellener. lvCasi: ta.1nbién Copdlo
de educación obliglltona. .. se hall.a el establen1111ento \escuda N°. ~J en du~os1C1011 de _reCJb1r 1944)
· gres1tr ,,, e'l"• Recuérdese que
ai111111/0S que 1;an de 111 .
L.ev• de Educacion Comun fue sancionada 43. Esra variable de an:ílisís es suman1cnte rica y 1ncreceda otro rrabaJO al aquí abordado, de1amos
por la provincia de Buenos·Aires en 1875. AGA. Caia 15274. Fechado 06/04/76 abierta nucstr:i 1nqu1crud a necesanas futuras investigaciones.
40. De la !CGA al Jefe de la Isla. AGA Cap 15279. !'echa: 19/08/ 1879 . . 44. Del ConseJO Nacional de Educación (CNE) a1 Jefe de !a Isla AGA. Caja 15285. Fecha:l l/10/
41. Archivo del Arzobispado de Buenos Aires. Libro i d<.: 1\ 1arnn1on1os ,de la Capilla de Marun
1 I 884 }' 26/I I/ l 884. Véase ta1nbién la designación de la maestra de niñas Jacinta Quiñones por
García. Folio 33 y 34. Firma José Birot. Capdhí.n. (vé:ise Copel\n I 94'1). ocden del CNE, AGA Ca¡a: 15282 Fecha: 06/03/82.
/11t'Xts rapazuzn y 1vu1nnno 1vagy :J - La is1a .tvlarnn Garc1a como campo de concentración de indígenas ... 93

funcionamiento escolar. Será Csra otra tarea pendiente sobre la historia de la "... en contestación a la nota de V.S.,fi:ha. 30 del mes ppdo. referente a los Sres.
escuela en Martín Garcia y sus alumnos (que incluían tanto a hijos de oficiales y Jefes y Oficiales... que se han acercado a Ud. a pedir chmas se dice: que no
cnollos como a los hijos de mdígenas presos en la isla). En lo refendo al rol de la puede hacerse lugar a ese pedido, por cuanto están esas chinas a disposición del
iglesia en la isla cabe agregar que, en cierras ocasiones, se encuentran documentos Exmo. Gobiemo''. 47
donde:
Dicha contestación es reforzada por la visita del:
"... Los Padres lvfisioneros Lazaristas, encargados de los Indios, suplican ... se
dignen mandaría Buenos Aires] los mdios detenidos actualmente en la Isla de "Temente Coronel Don Ignacro Fothermgam a fin de inspeccionar... [el
Martin García co1110 pr1s1011eros de guerra, pero suz ntngrln delito de ninguna piquete] ... de Indios, fo1nilias de estos....y si los Indios se conservan en fo1111-
clase... "~ lia como han vemdo de la fronteras, pues habiéndose prohivido el que Íos cincos
se repartieran en esa, deben conservarse reunidos... ", 48
Estos indios son:
Ni la respuesta del ICGA, ní la mspección Forheríngam fueron impedimenro
J° Francisco Callfitqueo, llamado también Pancho Coliqueo -ya v1qo y para que pedidos excepczonalmente nonnados que la mísma Inspección y Coman-
enff?rnzo- tíene corno 70 a?ios. dancia de Armas recibía y derivaba a la isla, permítieran que: ".. . 1maJ/amilia mdí-
2° Andres Platero de 55 a 60 míos. gena compuesta por una China y dos chicos, varón? mu;er, ... [sea] destinada a la
3° lvfillaguer de 55 a 60 míos. familia del Saíor Juez Correccional, Doctor Borres''. 4
4° José Platero de 50 míos. De manera similar el Sr. Carlos Campos escribió a su hermano, Luís María
Campos, el deseo de: " ... tener para el servrczo de mí familia a una indígena de las
"Los padres 1n1szoneros conocen a estos Indios y garantizan al Gobierno Argen- que se hallan m la Isla de Martin García mego a Ud. tmer a bíen concederme una
tino que 110 hay y no puede haber nmgún inconveniente en sacarlos de la isla y con tres hijos, comprometiéndome a darles la educación debida ... ''.
. ae
ponerlos en casas o Estanc1as J .
part1cu lares argentinos... ,, 45
Deseo que, frarernalmenre, Luís María Campos reenviara a la isla de Martín
García, dándolo por "Concedido, pase al Gefe de ía Isla... , para que la entreguen [los
El e¡emplo ilustra cómo el rol de la Iglesia se transforma y no sólo intercedía indígenas) al portador de esta [carra]" 50
entre las almas de los indígenas y Dios, sino que también mediaba la entrega de De igual forma al [>r. Gregario Torres le entregaron prímero ".. . 11 indios, 4
1
indígenas a particulares argentinos. Sobre este tlpo de entregas haremos foco en chinas y 7 criaturas... 'º y tras unos días, a ocho familias indígenas más. Igual-
las próximas páginas. mente el Coronel Balza recibió "... dos chinas y cuatro criaturas... "con autorización
52
de L. M. Campos Y ci Jefe de la ísla, Donara Álvarez, hízo cumplir rres órdenes
"Me voy a darte noticias de nuestros hijos..." del Presídente que solicítaba que "... envíen 6 chinas de entre JO y 12 años y un chmo
J !.
ae .
a 1nmna .J d" 53
etül ; se «J• J
utspongan ... ae las eh'111as ae
J
entre 8 y JO a?ios... )' sean
Así como Jacmro Puelpan daba noticias a su mujer sobre la filiación de sus
hijos, muchos mdígenas presos en la isla fueron vícumas de '1nedidas destinadas a
47. De la ICGA, firma L.M. Campos al Segundo Jefe de la Isla, M. Maroso. AGA. Ca¡a 15279.
mzpedir nacimientos en el seno del grupo; [y del] tmslado por la jiterza de niños del Fecha, 04/02/1879.
,,46
gmpo a otro. gmpo . 48. De Ja ICGA a Maroso. AGA. CaJa 15279. Fecha: 22/02/1879. El subrayado es nuestro.
Las prácticas de repartimiento de índígenas vuelven a conectar la isla al conti- 49. De la ICGA a Macoso. AGA. Cap 15279. Fecha, 14/0211879. .
nente. Dichas prácticas eran llevadas adeianre a pesar de la respuesta de la Inren- 50. Carra de C. Campos a L. lv1. Campos. En la parre 1nfenor de la m1s1na, L. lvL Campos escribe
dcnc1a y Comandancia Gcnerai de Armas acerca <le que: al jefe de la tsla para que entregue el pedido hecho por Carlos Ca1npos al portador de la carra.
AGA. Ca¡a 15279. Fecha: 28/0211879.
51. De la ICGA a la isla. Firn1a L.M. Ca1npos. 1\GA. Cap1 15279. Fechado 12/03/1879.
45. Del Padre José Birot al Excelendsirno Seií.or lv1in1stro de Guerra y lvb.nna. Recibido por Luis 52. De la ICGA a la csla. AGA. Cap 15279. Fechado 2410311879.
lviarfa. Can1pbs.AGA. Ca¡a 15279. Fechado: 07/07/1879. El destacado es nuestro. 53. Dd Jefe de la Isla tvL García al Segundo Jefe de la Isla {lviatoso).AGA. Ca¡a 15279. Fechado en
46. Convención para b Sandón y Prevención del !)di ro de Genocidio. Artículo 2° 1948. Buenos Aires, el 28/02/ I 879
7••

Conclusión
- d . " 54 ue "de las chmas peq11e-
remrtidas tres al mismo E-.:cmo. Senor Presr ente... dyq d d lndiecito
- de la ludiada en depósito sea11 remitidas 8 de las e mayor e a ' y tbm, . Las problemáticas teóricas referídas a la pertinencia o no del uso de térmínos
nas.:. l J d- d t das estas criaturas ... sanas)' robustas ... Tanz zen 1e1n1tzr como genocidio y canzpos de concentración, en el contexto hístóríco de la expansión
varonde osaen1ayore a• o .. , ~ ,,55
una India ... que tenga edad de 20 años, con ln;o varan pequeno ... militar del estado sobre las parcialidades indígenas hacia fines del siglo XIX, han
sido un tema de interés central en este trabajo.
Entendemos haber generado un aporte capaz de dar cuenta, al menos de forma
inicial, de la función de la Isla Martín García durante el periodo de expansión
estatal. Hemos analizado los modos de circulación de indígenas entre diferentes
instituciones disciplinarias. Dicho análisis nos permite recrear sentidos (visuales,
histórícos y reales) sobre la práctica cotidiana en un campo de concentración
durante un genocidio. En otras palabras, buscamos dar con un fugar (la isla Mar-
tín García)· donde la documentación oficíal de la Armada Argentma nos permita
observar la práctica sisremátíca de concentración y disciplinamiento indígena. Dar
con un lugar (y sus documentos) que abra conexiones con otros lugar'i permitién-
donos comprender un proceso de mayor alcance temporal y geográfico, como ha
sido el de la expansión y creación del Estado-Nación-Territorio argentino 56 .
Entrelazar estos hechos en diferentes escalas nos permite visualizar un proceso
genocida que excede al marco de Ía isla, pero que no de¡a de contenerla como
campo de concentración.
Quedan pendientes un sinfín de hzstonas condensadas en la isla. Historias que
entrelazan procesos de resistencia indígena pos-conquista de Pampa y Patagonia;
historias que marcan itinerarios forzados tras los repartos de familias; historias de
los que han perdido el nombre tras los bautismos; historias que nos sitúan en el
presente en el recuerdo de la JSla que los antiguos han legado a las actuales genera-
ciones, etc...
Analizar e investigar los procesos del pasado y su devenir actual es parte central
t gada al Sr Juez Correccíonal Dr. de una labor que excede el ámbito académico a la vez que debe realizarse con la
Detalle del Documento ofidal que ordena sea en re . . "
Borres "una familia indígena compuesta de una Chína y dos chicos, varón y mu1er mayor profundidad y experrícia posible. Situar y dar cuerpo al genocidio sobre los
Pueblos Originarios no es un tema pendiente de los historiadores; es un tema
La documentación referída al repartimiento de indígenas no se ;,gota en ~a ªJu~ pendiente de la hisrona.
citada sin embargo consideramos que estos docun_1entos dan .su tc1e~te e ar1 a
en torno a la circuiación de indígenas desrmados a la Isla Marnn Gama.

56. Briones, Claudia y Ddrio, \Valrer 2002. "Patria si., colonias rambién. Estrategias diferenciales de
radicación de indígenas en Pampa y P:uagonia ( 1885-1900)", en: Ana Tcruel, Mónica Lacarr1eu y
54. Dd Jefe de la Isla a l'v1acoso. AGA. Ca¡a l 5279. Fechado l l/03/1879 Ornar Jerez (comps). Fronteras, Ciudades y Estadns. (To11101), Córdoba, Alción Editora, pp. 45-78.
55. D djefe de la Isla a }....laroso. AGA. Cap t5279. Fech·.ido 27/03/1879
Fuentes
ARCHIVO GENERAL DE LA ARMADA. Ca;m fsfa lvlarti11 García. Afios 1870-1890.
ARCHIVO DEL ARZOBISPADO DE BUENOS AlRES. Libros de Actm. Capilla de
Marti11 Garcia. Anos 1859-1890.

Martin Garcia en la actualidad (Fotos tomadas por Diana Lenton en enero 2009).
La 1gles1a y el antiguo
aserradero de Bartolomé de
Las Casas. (Fotos tomadas
por Tomas Qu1roga, año
2009).

El trabajo en el obraje.
(Museo lchoalay y Museo del Hombre
Chaqueño, Peía. del Chaco; fotos
tomadas por Marcelo Musante
en 2009).
Julio A. Roca, "canonizado" en los vitrales de la Catedral de Bariloche, armados en
1947 a sugerencia de los hermanos Bustillo. (Foto tomada por Diana Lenton en Nicolás Avellaneda, ídem antenor. (Foto tomada por Diana Lenton en noviembre
noviembre de 2008). de 2008).
El"kultrunazo';·~anifestación popular y periódica de repudio a la monumentalización
de Roca en el Centro Cívico de Bariloche. (Foto tomada por Ozkar Moreno, de Avkin Intervenciones espontaneas en el monumento a Roca en la Ciudad de Buenos Aires.
Pivke Mapu). (Fuente: lndymedia, http://argentma.mdymedia.org/).
6 - Campañas militares, reducciones y masacres.
Las prácticas estatales sobre los pueblos originarios
del Chaco

Va/ería Mapelman y Marce/o Musante 1

Introducción

"No dudo que esas tribus proporcionarán brazos baratos a la industria azuca-
rera y a los obra;es de madera como lo hacen algunas de ellas en las haciendas
de Salta y ftt¡tl)'- Comidero indispemable también adoptar un sistema ade-
cuado para situarlos en los puntos convenientes, limitándoles los terrenos que
deben ocupar con sus familias a efectos de ir poco a poco modifidndo sus cos-
tumbres y civilizarlos"
Graffitt1 en la Plazoleta Conquista del Desierto de la Ciudad de Santiago del Estero,
rebautizada "Pueblos Originarios" por decisión popular. (Fotos tomadas por Diana Benjamín Victorica, Jefe de las campañas militares al Chaco.
Lenton, marzo de 2009). Carra enviada el 31 de Dicíembre de 1884 al Ministro Interino
de Guerra y Marina. 2

El ob¡etivo de este capitulo es indagar cuáles fueron ías principales estrategias


de control socíal implementadas por el Estado argentino sobre los pueblos origi-
narías de la región chaqueña, cómo este accionar repitió la lógíca de lo realizado
en las crueles campañas militares a Pampa y Patagonía y cómo se siguieron lle-
vando a cabo prácticas de disciplinamiento hasta bien entrado el siglo XX.
La idea es explorar a través del análisis de las campañas militares a la zona, del
sístema de reducciones estatales y de las matanzas de Napalpí (Chaco) y La
Bomba (Formosa) durante íos gobiernos democráticos de Marcelo T. de Alvear en
1924 y Juan Domíngo Perón en 1947, respectivamente, cuáles fueron algunas de
las caracrerístlcas, morivacíones y objetivos del accionar represlvo sobre los pue-
blos mdígenas.

í. Valeria Mapelrnan es documentalista. Recientemente ha dingído Mbyd. Tierra en Ro10 y Octubre


Pilagd. Relatos sobre ei si/enno. Marcelo Musante es sociólogo, docente un1vers1tano y en la
Escuela Media N° 7 de la Unidad Penal N° 39 de ltuzaingó. Ambos son miembros de la Red de
Invcsttgadores sobre Genocidio y Política Indígena en Argentina.
2. Citado en: Carrera, Iñigo. l 984. Campa!Ías niilitares y clase obrera, Chaco, 1870-J 930. Centro
Editor de América Launa. Buenos Aires.
Afiche para el acto de solicitud de cambio de nombre de la Plazoleta "Conquista del
desierto"
106 ~'i//t'J"Ul 1YUlf'ClflUln ) ' ~ ~HH f.ClV -'•'"-'"u•<. 0 - '-...-oUUt-"Uld1> IUllll«lt::1>, 1<-UU<..<..lUllC1> J lli<.l1>•l'-1C1>. L..t.:> ¡.tt<l<..Ul..d::O l;.':>ldldlC.:> •••

Las campañas militares al Chaco impulsadas en 1884 por el Presidente de la Julio A. Roca es el mismo que apenas cmco años atrás, en 1879 durante ía pre-
Nación Julio Argentino Roca con el fin de apropiarse de las tierras oríginanas y de sidencia de Nicolás Avellaneda, había comandado las mvasíones a Pampa y Para-
subsumir a las comunidades indígenas sobrevivientes nunca fueron discutidas, ni gonia en lo que se dio a conocer como la "Conquista del Desierto", En eí discurso
reconocidas por el propio Estado nacional como parre de un genocidio. ante el Congreso que menc10namos, también las comparó y dejó en dato los mre-
La no discusión de esas campañas que modificaron profundamenre las prácti- reses que movilizaban al gobierno argentino:
cas sociales de los pueblos originarios, sus prácncas culturales, su modo de incor-
poración al Estado argentino y al modo producción capitalista, permite que se "Llevada felizmente a término la ocupación militar de La Pampa y la Patago-
sostenga sobre estos pueblos una latente posibilidad de represión. nlfl en toda su extensión y extirpada la barbane que esterilizaba a aquellos Vf/S-
La alianza tejida por el ejército, la clase polínca y los sectores económícos tos temtortos adonde hoy acuden los pobladores civilizados y las especulaczones
dominantes en esos años fundacionales del Estado argennno relegó a los pueblos del comercio y de la mdustrta, engrandeciendo la Nación, ha llegado el
mdígenas a una sítuación de subalrernidad que aún hoy limita sus posibilidades 1110111e11to de abrir operaciones decisivas sobre los ta1nbién extensos y ricos ten·i-
de reconocimiento de derechos. torios del Chaco"
Incluso, cada vez que las comunidades ocupen el espacio público -corres de
ruta, reocupación de terrenos propíos, acampes, manifesrac1ones- para vísibilizar Como documenta Diana Lenton4 , estas decisiones del gobíerno argenríno no
sus demandas, el poder de policía del Estado será enarbolado como amenaza de eran "producto de la época' como se intentó contar a través de la historjografla ofi-
represión, trayendo el terror de lo sucedido en Napalpí y en La Bomba al presente cial y como aún suele ser explicado por los defensores de las campañas militares. En
y acrualizándoío con las constantes persecuciones que sufren en esros días las esas sesiones del Congreso, mientras Roca y su Ministro de Guerra y Marina, Benja-
~omunidades indígenas de provincias como Neuquén, Formosa o Tucumán. mín Victonca -quien meses después comandaría las tropas al norte- JUStificaban el
Escas comunidades que habitan desde tiempos ancestrales el rerrirorío nacíonal envío de tropas, también se levantaron voces oposítoras como las de Aristóbulo del
fueron incluidas por medio de la fuerza militar y de acuerdo con un modelo eco- Valle denunciando íos metodos, asesinatos y secuestros llevados adelante por el ejér-
nómíco y político de exclusión que nunca los reconoció como sujetos plenos de cito en la Paragonía y se preguntaba sí se haría lo mismo en el Chaco.
derechos, sino que por el contrario los visualiza como ciudadanos de segunda, La decisión oficial de ocupar militarmente los rerrirorios respondió a un modo
caracterizados según las etapas históricas como bárbaros, salvajes, enemigos, y/o particular de 1nrenrar construir ia Nación argenrína pero que no era la única alrer-
1
inferiores a proteger. En deflnidva como el "problema indígena a resolver. ' naríva posible.
Se eligió eliminar Ías fronteras mtenores con el indígena a ttaves del asesmaro y
la usurpación de tierras, depndo en evidencia que ío que se estaba poniendo en
¿Cómo se incorporaron los territorios indígenas del norte juego era la urgencia de anexar territonos para la profundización de un npo de
al Estado argentino? sistema económico, de modificar los modos de propiedad y, sobre todo en eí
norte, de mcorporar y asegurarse mano de obra barata para los ingenios y obrajes
El 26 de julio de 1884, el presídente Julio Argentino Roca solicitó ante el Con- que se estaban ínsralando en la región.
greso de la Nación. ía adjudicación de una pamda especial del presupuesto para Según las palabras del párrafo del discurso presidencial citado, se debía extirpar
llevar adelante una ofensiva militar al Chaco y justificó su necesidad de este la barbane (los pueblos ongmarios), que esterilizan (es decír, que no son produc-
modo: tores de riquezas como los ganaderos de la zona central) para que acudan los
pobladores civilizados (el lugar de los indígenas debe ser ocupado por blancos y de
"Deben1os renzover las fronteras con los intlígenas; éstos deben caer so111et1dos o ser posible por mmigrantes europeos) y de ese modo se desarrollarán las especula-
reducidos ba;o la ;urisdicción nacional, put!iendo entonces entregar (tierras)
seguras 11 la i121111gración y a las explotaciones ele las intiustrias de la civilización 3. Citado por Diana Lcnron en; "Dt• centauros 11 protegulos. la consm1cció11 del su;eto de la política
esas doce mil leguas qJie riegan el Bennqo, el Pilcomayo, el Pamnd y el Pam- tndige111sta argent111a a iravés de los debates parla111enrarios''. Tesis Doctoral. 2005. Faculrad de
3 Filosofía y Letras. UBA. En csre rrabaJO se realiza una pormenorizada 1nvesngación en la que se
gua)' y que fhnitan las 111ontt11ías que nos separan con Bolivra'"
relevan rodas las discusiones parlamentarias sobre los pueblos indígenas.
4, Lcnron, 2005. Op. Cf't.
-·---··-· --- r---···-- -··
rno

cwnes del comercio y de la industria engrandeciendo la Nación (es decir, las especula- Considerado un "naturalista" y festepdo por el presidente Avellaneda en el
ciones del capital extranjero, en ese momento inglés, van a permítir que la prólogo del "El Gran Chaco" por sus aportes a la ciencia, Fontana describe algu-
nos de los modos utilizados por el ejército para incorporar a las comunidades
Argentina progrese). . . , ..
Si bien se suele definir el año 1884 como el momento en que se imcia la lla- indígenas al naciente Estado argentino.
mada conquista del "desíerto verde": en realidad las avanzadas militares comenza-
ron mucho tiempo ames. Lo solicitado por Roca en el Congreso de la Nación '.ít un indio tonzado prisionero en un encuentro de annas se le ató al cuello un
puede pensarse como la oficialización, la puesta en palabras, de los intereses de la cordel c11yo extremo op11esto jite asegurado a la cincha del caballo en q11e mon-
clase gobernante, de la generación de pensadores liberales del '80 y de la oligar- taba el soldado que debía conducir/e. Puesto este en marcha y et1ando el cordel
quía rerraren1enre, pero que en realidad ya se venía realizando a través de expedi- perdió su elasticidad, el indio cayó como un tronco, pues no dio un solo paso, ni
profirió la mds ligera q11eja''. 7
ciones militares anteríores.
Las estrategias de dominación estatal se iniciaron a mediados del siglo XIX,
que es cuando se consolidan las fronteras interiores a través de pactos y por medio Al mismo tiempo mientras los ejércitos ya avanzan regularmente sobre Chaco
de la instalación de fortines entre las tierras ya incorporadas a la ganadería en las ·y Formosa, Íos indígenas apresados son enviados a ingenios y obrajes a trabajar
actuales provincias de Santa Fe y Sannago del Estero con los territorios que el como mano de obra semiesciava y se los incorpora forzadamente como soldados
Estado reconocía de domimo indígena. De todos modos, y a pesar de los acuer- ,para formar parte de guerras fronterizas haciendo de guías y realiWfdo los traba-
dos con el compromiso de no avanzar por parre del ejército, la construcción de i,jos pesados de las tropas. También se los incluye en los mismos eJércitos de las
fortines va a permítir a los ejércitos una mayor accesibilidad a las zonas fronterizas :campañas buscando fragmentar la resísrencía indígena, se los encierra en reduc-
con la construcción, por ejemplo, de caminos terrestres. ;ciones y misiones reíigiosas, se los deporta a otros campos de concentración como
Luego, a partír de 1870, comienzan los envíos de tropas de un modo más siste- Ja Isla Martín García y se disuelven sus núcleos familiares por el envío de mu¡eres
mático, con el consiguiente corrimiento de las fronteras. Esto significó el desco- •o chicos a trabajar para familias aristocráticas de los centros urbanos.
nocimiento por parte del Esrado de los acuerdos previos y el avance de columnas Durante las últimas década del siglo XIX, la utilización como mano de obra de
militares sobre los territorios indígenas. Los avances se efectúan en especíal desde ~os Wichi, Qom, Moqoit y Pilagá apresados se da en los ingenios azucareros de
dos frentes: desde el norte de Santa Fe y desde el este de Salta, lo que permitió Tucumán, Salta y Ju¡uy, que en esos años se encuentran en pleno proceso de inno-
e , · 5 ivación tecnológíca, concentración de capitales y que, por lo tanto, comienzan a
reorganizar los rornnes existentes , _ _ .
De este modo comienzan a sucederse las campañas militares de Napoleón Un- · ~jercer un fuerte control social y económico no sólo sobre los terrirorios de la
buru a principios de la década, de Manueí Obligado en 1879, Luís Fontana en egión del noroeste, smo también sobre las comumdades de Chaco y Formosa de
1880, Juan Solá en 1882, Francisco Bosch en 1883 y nuevamente Obligado y onde necesitan "extraer" la mano de obra.
6 ,. Por lo tanto, los intereses y necesidades de estas empresas se dan de modo coinci-
Rudecindo lbazeta en 1883 .
El teniente coronel Luís Jorge Fontana también participó de la expedición de dente con la profundización de los avances militares. En esos años se fundan los
Napoleón Uriburu como escriba y registró la Invasión militar en un libro de .principales ingenios azucareros: Las Palmas (Chaco, 1882), La Esperanza Oujuy,
memorias llamado "El Gran Chaco", Fontana fue otra de las coincidencias entre ,\1884), Ledesma Ou¡uy 1884), Formosa (Formosa, 1884), entre otros, y al mismo
las campañas al ;ur y al norte ya que parncipó en ambos ejércitos, fue secretario J:iempo se tienden y desarrollan líneas férreas (financiadas con capital inglés) que
de la Gobernación del Territorio Nacional del Chaco entre 1875 y 1884 y a partir ::,conectan las principales ciudades y que permiten el traslado de la producción y de
de ese año fue el primer gobernador del Ternrono Nacional del Chubut. los obreros8 ,
Las indignas condic10nes de trabajo a las que eran sometidos los obreros indí-
genas en los ingeníos y obrajes se extendieron a lo largo del tiempo, incluso más
5. Giordano, Manana. 2005. Discurso e u111zgen sobre el i11díge11a chaqueilo. Ediciones al Margen.
Bs As.
6. Para estas enumeraciones se consideran los textos de lv1aníne1. Sarasola, Carlos. Nuestros Paira-
nos, los 111dios. Emece. 2005; Silva, Mercedes. !vfe1110nas del Gran Chaco 2° Parte. Encuentro
Interconfésional de Misioneros. 1998 y Trinchero, Hugo. Los Donunros del De11101110. Civiliza- 7. Trinchero, Hugo. Op. Cit. 2000.
ción y Barbarie e11 lm Fronteras de k1 Nación El Chaco Central. Buenos Aires: EUDEBA.2000. 8. Trinchero Op Cit. 2000.
i 10 \liI/ena lvlape/1111111 y lVlarcelo Musante 6 - Ca.111pañas mi1irares, reducciones y masacres. Las pr:icticas estatales ... 111

allá de la etapa de las campañas militares y cuando ya desde el Estado se proponía


una supuesta ínregración pacífica.
Muchos años después, el 1O de agosto de 1936, el Dr. Lorenzo Galíndez9
redactó un informe a pedido de la Comisión Honoraria de Reducciones de Indios
en el que describe las condiciones de trabajo en el ingenio San Martín de Tabacal,
fundado a princ1p10s de 1900 y cuyo propietano era Robustiano Patrón Costas,
quien después fue también gobernador de Salta:

"Te11en1as establecimt~ntos de e111presas particulares (el ingenio San Jvfartín de


Tabacal} en las que el indio traba;a de sol a sol sin descanso, mal alimentado,
casi demudo, viviendo en huetes hechas de paja, llenas de piojos y donde se pro-
ducen las mtis grandes enfennedades mfecczosas. Los indios están directamente
ba10 la acción de un tratante que los contrata y manqa como bestias y que des-
pués de haberlos hecho traba1ar todo lo que es necesarzo, tenninada la zafra, los Vale utilizado como medio de pago en la Colonia General Vedia. Museo del Hom-
despide dándoles unos trapos vie;os y unas moneditas" bre Chaqueño. ~

La motívación de ias campañas militares de fines de siglo esta estrechamente prisionero de guerra a la Isla Martín García o repartido entre las familias aristo-
ligada con el desarrollo económico de estas empresas que se transforman en amos y cráticas de las grandes capitales.
señores de los territorios que ocupan y sobre las personas. El Estado tiene sus ofid- En su libro de entrevistas a ancianos tobas, el historiador qom Orlando Sán-
nas dentro del ingenio, tiene las oficmas de correos y la policía que los protege. Se chez recoge los testirnoníos sobre la captura de uno de sus cacíques más impor-
borran los límites entre Ío público y lo privado quedando los sujetos sometidos al tantes de la resistencia indígena, Meguesoxochi, en una fecha cercana a 1884:
arbitrio de las decisiones de los dueños de las empresas. Por ejemplo, a las extensas
¡ornadas laborales, a omínr los pagos por el trabajo realizado o a implementar los "Él jiie engmíado ... Lo convencieron para que se entregara y así evitara mtis
conocídos sistemas de vales que sólo tenían valor dentro del ingenio, por lo tanto derramamiento de sangre... Una vez esposado, los soldados desataron sus horri-
el indígena debía gastar su paga en la proveeduría del establecimiento que también bles venganzas e iban matando a los indefensos ancianos de anzbos sexos con
era propiedad del dueño. Esto generaba un circuía vicíoso en el trabajador que- una edad centenaria, mujeres embarazadas y niños pequeños, excepto a los que
daba constantemente endeudado. Al respecto, agrega Galíndez: escaparon del cerco de Íos militares para salvar sus vídas.

"Tenemos a los sefwres feudales que poseen todas las llaves admmistrativas en "Cuando jite sometido)' prisronero jttnto con los leales de él jite conducido por
manos, las oficinas de correos y telégrafos de la Nación dentro de S/IS estable-
S/IS la orilla del rio Teuco hasta el puerto de Bennqo. Luego jite embarcado en tm
cimientos, la policía provincial que cmda dentro de los mismos, legisladores buque de guerra a través del Paraná, hacia un rumbo desconocido. El barco
provinciales que son e1npleados o prestan servicios en los ingenios': lO hizo su. prbner anclaje en Santa Fe e hicieron bajar a unas cuantas familias;
desde ese nzonzento ellos notaron la ausencia de lvfeguesoxochí. Los co1npañeros
Durante los años de las campañas militares, se llevó adelante -además del dis- de él que estaban atados de pze o 1nano se dieron cuenta de que no se encon-
c1plinamiento por el trabajo- una polírica de tráfico de personas. El resto de los traba con ellos. Sospecharon que durante el trayecto jite matado ''. 11
sobrev1v1entes que no era enviado a íos 1ngen1os y obrajes fue trasladado como

9. Amcghino, J,\.; Galindez, L. y Pardal, R. l 936. !11jOr111es en: A1i111steno dt·l lnterror. Co11usió11
Honorarta d; Reducaont•s de Indios. Publicación Nu .:f. Buenos Aires. l l. S:inchcz, Orlando. 2009. "Tob11. Historia de los aborígenes qo1npi (tobas) contada por sus a11cr11-

1O. Ameghino, A; Galindez., L y Pardal, R. I 936, op. clf. 11os''. Libreria de la Paz. Resistencia.
112 Vr1/erir1 feínpebnnn y felarcelo Musante 6 - Campañas milirarcs, reducciones y masacres. Las prácticas estatales ... 113

Esros traslados contados por los ancianos en 1979 a Orlando Sánchez son tam- Finalmente en 1884 se produce Ja oficíalización de las campañas militares por
bién registrados en la correspondencia oficial que confirman el envío de prísione- parte del Presidente Julio A. Roca que se va llevar adelante a través de una expedi-
ros indígenas para ser posteriormente repartidos. La Isla Martín García es uno de ción masiva de tropas -divididas en tres regimientos- a cargo del General Ben¡a-
íos lugares a íos que se los deporta para luego ser reenviados como esclavos a fami- mín Victoríca.
lias relacionadas con e! poder, a rrabaíar en ingenios y obrajes, para formar parre También durante ese año se dividió la gobernación del Chaco en los Territo-
de ejércitos de línea. El resto muere en los centros de detención. rios Nacionales de Chaco y Formosa para que el Estado pudiera tener mas control
El 12 de noviembre de 1879, por e1emplo, la Comandancia General de Marina sobre los espacios a conquistar.
envía al Jefe de la Isla de Martín García, Coronel Donara Álvarez, la siguiente Las campañas militares de Victorica, a pesar de lo anunciado oficialmente, no
carta: llegaron a someter completamente a las comunidades indígenas del Chaco y
durante los años siguientes se continuaron enviando diferentes expediciones
"Por orden del Sefzor lvfimstro de Marma se envia en el vapor Resguardo al armadas a cargo de los generales Vintter y O'Donnel respectívamente.
Capitán Don Bemardino Prieto, para que conduzca a este puerto todos los De todos modos, el cercamiento en zonas de escasos recursos naturales, la per-
mdios que tra10 dicho vapor del Chaco de;ando allí únicamente las indias secución, el encierro en reducciones y mísiones, ia exploración laboral y las muer-
mservibles ya por su vejez como por cualquier defecto que las imposibilita para tes ya habían debilitado certeramente a los Qom, Wichi, Moqoít y Pilagas.
el trabajo, clasificando tanto de las mdias como de los indios, el nombre y la En 1911 se lleva a cabo el último envío de tropas a cargo del colronel Enrique
edad aproximada de cada uno" 12 Rosragno y el Presidente de la Nación Hipóliro Yrigoyen dará por finalizadas en
1917 las campañas militares al Chaco. Más allá de esa declaración formal hay
Un año después, el 5 de febrero de 1880, el ya menc10nado Luis Jorge Fontana registros militares que confirman acciones castrenses de hostigamiento hasta 1938
que en ese momento firma como Gobernador interino del Chaco le envía una y es recién en ese año cuando el Ejércíto Argentino da por ºpacificadoº el terríto-
carta al Jefe de la Isla avisando lo siguiente: rio. Esto, de rodas maneras, tampoco va a significar el fin de los mecanismos de
control sobre las comumdades indígenas de la región.
"Se llevan a la ísÚZ, a bordo del vapor Guarany a 20 mdios, 25 chinas y 9
menores procedentes del Chaco''.
Si son otros, si son distintos, hay que eliminarlos.
Y el 11 de febrero de 1880, Lms María Campos de la Inspección de la Coman- Los mecanismos discursivos.
dancia General de Armas le solicita al Jefe de la Isla un informe para saber si los
"20 mdios recibidos del Chaco serán útiles al serv1c10 de amias". Maroso, Jefe de la Como antes se intentaba explicar a través de la descripción de las campañas
isla, cuatro días despues, le pide informes al cirujano para saber por ías condicio- militares, los ejérciros actúan dentro de un marco de referencía. Son avalados por
nes de los indígenas. los discursos que se construyen para sustentar desde lo simbólico su acción y tie-
Los relatos orales de las comunidades robas sobre el traslado de prisioneros en nen como laderos mecanísmos de control de la población como lugares de encie-
buques de guerra con destino desconocido durante las expediciones militares rro, persecuciones, quita de tierra y exploración laboral.
encuentran su contraparte en estas carras mencionadas y ejemplifican también el Cuando a fines del sigío XIX, la oligarquía argentina comíenza a consrirmr el
modo en que eran considerados los pueblos indígenas por el Estado nacional. Estado-Nación tal como hoy Jo conocemos, con las fronteras en los límites actua-
les, va a hacerlo por sustracción y no por inclusión. En la decisión polítíca, econó-
mica y militar de anexar 1os terrírorios indígenas, los sujeros que había sobre ellos
12. Todos los reg1srros que se ciran en esre arrículo sobre el traslado de prisioneros a !v1artín Garcia (los qom, 1noco1t, pilagá, \V1chi, comunidades que ancestralmente víven en esas
forman parre del cxbausnvo trabajo de 1nvest1gación que están llevando addanre los bisronado- tierras) no van a ser incíu1dos en el proceso de constitución estataL
res !v1ariano Nagy y Alex1s Papaz1an y fueron facilitados por los autores. Para más información No se deciden realizar políricas incíus1vas sino que por el contrario se íos va a
véase el cap(tuJo de este libro referido a !viartín García o en: Nagy y Papazian. 2009. De la lsla intentar elimínar, convertir, civilizar, disciplinar. Y para poder reaiizar cualquiera
con10 Ca111pO. Prdcttcas de disc~p/in1111úe11ro 111digen11 en /11 lsla AJ11rtí11 G11rcü1 hacia fines s. XIX
de esas acciones primero es necesarío definir a esos indígenas como otros distintos
En: XII Jornadas lnrerescudas-Dcpartamcnros de Historia. San Carlos de Bariloche.
Va!ena frlapc.•L111an y Jvlarcelo 1\1usa11te 6 - Campanas mllnares, reducciones y masacres. Las practJcas estatales ... 11)

e inferiores. De ese modo, si los que ocupan las tierras son "inferiores", "salvajes" En 1879, Bartoíomé Mitre, quíen fue Presidente del pais, fundador del diar10
y bárbaros", el Estado adquiere a través de ese mecanismo enuncíativo la potestad La Nación y uno de los que escribieron ía historia que aún hoy se estudia en las
de decidir qué es lo que se va a hacer con esos territorios y con las personas que los escuelas a través de la ponderación inmaculada de los próceres nacionales, escrí-
habitan. Si son ínferíores, no pueden decidir; si son salvajes, no pueden estar en bió:
vecmdad con quienes producen la tierra por el progreso del país. Hay entonces
que someterlos o eliminarlos. ·~ .. fas tribus salvajes de la Anzérica, lo nusmo que sus naciones relativamente
En su períodización para caracterízar una práctica social genocida, Daniel nzds adelantadas, no poseían en stt organización física, ni en su. cerebro, ni en
Fe1erstein plantea seis momentos que pueden rastrearse a ío largo de un proceso los instnunentos auxiliares que 1nqoran y peifeccionan la condición humana,
hísrónco. Esas etapas son la conformación de una otredad negativa, el hostiga- los elementos creadores, regeneradores, etenzamente fecundos y eten1a111e11te
miento, ei aislamiento, el debilitamiento sistemático, el exterminio y la realiza- progresivos y perfectibles que caracterizan las sociedades o las civilizacwnes des-
14
ción simbólica n tmadas a vivtr perpetuamente en el tiempo y en el espacto... ''.
Los dos primeros momentos, la construcción de una orredad negativa y el hos-
ngamíento, en el caso de las campañas militares se retroalirnentan. Hacia fines del A través de esas construcciones, primero fueron saívajes, después enemígos y
siglo XIX, las operacíones discursivas van a hacer centro en dos objetivos: el indí- finalmente invísibilizados. Y al eliminarlos desde el discurso, al tejer con la hísto-
gena como sujeto inferior y sus territorios pensados como desierto. ria que sólo hay índios en eí pasado (incluso desde quienes recono,¡:en el genoci-
Al conceptualizar a las etnias aborígenes como un otro lejano y distinto, se van dio de las campañas), al plantear un momento hístóríco donde fueron
a poder comenzar a realizar prácticas de hosugamíento a través de envíos milita- exterminados; se los eíimina también del presente.
res, de íeyes adversas, de persecuc10nes, de la división social de trabajo impuesta, De ese modo a partir del asesinato, de la persecución y cercamiento de los
del modelo de educación, de la religión. sobrevivientes, de su debilitamiento como grupo particular frente al poder, se los
La oligarquía que gobierna ei país en el momento de ías campañas va a mtentar íntenró entonces borrar de la historia 15 . Los indios quedan en el pasado, sin nom-
homogeneizar cultural, política y territonalmente el país, y las comunidades indí- bres, sin formas de orgarnzación, como una especie de prehistoria de la Nación
genas que sobrevivan a Ías campafias militares van a tener que someterse a los Argentma.
nuevos patrones culturales impuestos desde el Estado. La otra operación discursiva se hace a través de la construcción de una ímagen
Para esta clase dirigente la forma de generar un tipo de identidad argentina es a del propio territorio que habitaban. Si el indígena como su¡eto era ia barbarie
naves de la supresión de las diferencias y en ese imaginario de lo que debe ser el frente a la civilización representada por la oligarquía y los terrateníentes, la carac-
ciudadano nacional, el indígena queda afuera. terización geográfica del Chaco como "desíerto,, va a ser la oposición al concepto
Entonces, se necesita construír a un otro negativo y amoral que se diferencíe de de tierra férril, rraba¡ada, del campo utilizado para el progreso.
la 1dent1dad blanca y europea asociada al progreso, al futuro y la civilización. Y esto ¿Que significaba esa idea de desierto? ¿Qué significa ese "Impenetrable Cha-
se iogra a través de ía invención de relatos que se naturalizan en libros escolares, en queño"? ¿Para quién es impenetrable? ¿Acaso para los tobas, pilagás y wích1s que
fechas patrias y en discursos públicos y pnvados que tuvieron por misión borrarías viven, comen y llevan siglos en esas tierras? ¿O es para los que no pueden acceder
raíces y culturas diferentes del país y cimentar un ripo particular de historia. fácilmente a esos montes entreverados a colonizarlos?
Biologizar las relac10nes sociales y utilizar el concepto de "raza" enrre los distin- Al respecto, el lnstituro Geográfico Argentino (IGA), creado en 1879, hizo un
tos grupos.humanos va a servir para íegitlmar "científicamente" la construcción uso muy particular del término "desierto", ya que a pesar de hablar técnicamente
de ese "otro negativo", y justificar de ese modo el supuesto ideológico sobre el que de los ripos de biomas que hay en la región chaqueña con bosques subtropícales,
se conformaron los estados modernos en Aménca Latina: el de la superíoridad de
unos -los blancos, los iluminados, los descendientes de europeos-¡ de los otros, los
indígenas, los negros, los gauchos. 14. Garbuslky, Edgardo. 2003. La 11ntropologü1 argenttna en su historra y perspectivas. Cedcu. Facul-
tad de Humanidades y Artes UNR; Disponible en hnp://co!eg1oanrropologos.d/documenros/
La-an tropologia ~a rgen n na.h tn1
l J. Fc1crste1n, Dh.n1el. 2007. El genocidio c01no prdcttca social, Fondo de Cuhura Económ1ca, Bue- 15. De Gon, Esteban, y Manna Guuerrez.. "Fronteras y Genoddio: Violencia y represión como
nos Aires. política de Estado en J\rgcnnna a fines del siglo XX." Bs As. s/daros.
. ----· --- - ---r-···---·- .7 -·---· ---- -·-··-·-···- ... ~---¡---- ___________ , ------------- J - - - - - - - - - - - · - - - ... - - - - - - · - - -

esteros y demás tipos de vegetación, en todos sus textos se refería constantemente La utilización como mano de obra en obrajes, en ingeníos y en el ejército aso-
ai "desierto chaqueño". ciado a los avances militares para la conquista de los territorios va a permítír la
De esta manera, se llevaba a cabo una representación imagínaria del área geo- consolidación de un modelo de país basado en la exportación de materias primas.
gráfica sobre la que se prerendía ejercer un domin10 efectivo. Los objetivos políti- Y también se va a promover la incorporación de colonos extranjeros para que tra-
cos se vehiculizaron sobre los científicos. bajen esas mismas tierras que les van siendo quitadas a las comunidades indíge-
Esta relación se hace manifiesra el 2 de marzo de 1885 en la recepción que en nas.
el mismo IGA se le hace al general Ben¡amin Victorica a su regreso de ia campaña La ocupación de territorios aborígenes por medio de las armas, terratenientes y
militar al Chaco del año anterior y en la que el comandante Fontana lo felicita y colonos va a necesitar de la creación de espacios jurídicos que promuevan la figura
adula: de la propiedad privada. Con ese senádo, se sanciona en 1891 la Ley 2.875, cono-
cida como Ley de Liquidación, que proporcionó el marco legal para la enajenación
"Haber sometida a tanta tribu es una de las ttmbres de hanar que pueden de tierras sm necesidad de colonizarlas. Por ejemplo, permitió la instalación de
ostentar en toda ttempo los que han dingzdo la expedición al Chaca, tan sabia empresas obrajeras como La Forestal, facilitó la entrega de tíerras a colonos y asi
y tan pn1denten1e11te... El indio en stt expresión actual es co1110 un producto de dejó sentada jurisprudencia para el otorgamiento legal de los terrenos 18.
aquel suela, tip1cmneme caracterizado por el aislamiento en que se ha desarro-
llado. Puesto en contacto con tazas supenores se tornará en un factor económico
y será de gran utilidad en el progreso de las mdustl'las que empiezan a implan- la "regla de la bandera": el encierro en las reduccionek
tarse en el Chaco ''. 16
Pero de acuerdo a las categorías planteadas para categorizar las prácticas socia-
Una vex construida discursívamente la ídea del desierto, de vacío; el territorío les genocidas, hay una tercera etapa que es fundamental: el aislamiento. En todo
puede ser apropiado, como así los hombres, mujeres y niños que vivan en él. genocidio hay necesariamente un momento donde los grupos humanos conside-
Para Fontana, ya se habían logrado conquistar esos territorios (cuando en reali- rados diferentes, inferiores o peligrosos son aislados. O más claramente y para
dad se van a seguir enviando ejércitos con ese fin durante los siguíentes 30 años). pensarlo en el presente, siempre que exísta una sítuación de aislamiento es muy
Y, explímamente, deja asentado que después deí uso de las armas y del someti- probable que haya un genocidio.
miento, ei modo de apropiación y de dominio sobre los sujetos debe pasar por la En 1911 comenzó a funcionar en eí país un régimen de reducciones civiles
incorporación al modelo económico a través de ia conversión, poco a poco, de ese aborígenes (eran controladas por el Estado a diferencia de las misiones religiosas
otro indígena negativo en un SUJeto pasible de ser utilizado como mano de obra instaladas en la región unos años antes). Estas colonias eran fundamentales para el
barata. sistema de control de la población originaria sobreviviente del genocidio iniciado
Esra relación entre conquista militar y apropiación de los sujetos a partir del cuatrocientos años antes por los conquistadores españoles. Eran una versión reno-
sistema de trabajo se dio a lo largo de todo este período cuando los militares y vada de las antiguas reducciones y concentraban a miles de personas de distintos
patrones "descubrieron" la mano de obra indígena. Desde el comienzo del envío pueblos que el Estado argentmo someáa aí trabajo esclavo para satisfacer las nece-
de milicías a la región, muchos indígenas fueron remitidos a traba¡ar a Salta y sidades de ingeruos, algodonales y obra¡es.
Jujuy en los ingeniÓs azucareros. Las dos primeras reduccíones creadas fueron las de Napalpí (Chaco) y Bartolo-
mé de las Casas (Formosa) en 1911 y posteriormente, se inauguraron en 1936
"Las 'obra; es (la zafi'a en este casa) proparctonaran el primer contacto pacífico dos más en territono formoseño, las colonias Florentino Ameghino y Francisco
sostemdo con el hombre blanco. Allí aprendieron el papel de peón asalariado. Javier Muñiz 19,
Aprendieron a obedecer a los patrones y a llevar a cabo tareas específicas de ellos El Ministerio del Interior era el orgamsmo de gobierno que velaba por el buen
requeridas" i 7 funcionamiento del régimen de colonias. La policía y ia Gendarmería Nacional

17. Tola, Florencia. 2000. "Relaciones de poder y apropiación del orro nen rela[OS sobre 1n1c1acio-
(<

16. Lo1s, Carla ..~999. La invención del desierro chaqueí10. Scnpa Nova Revista decrrón1ca de geo- nes sham:inicas en el chaco argennno". En hnp://jsa.revues.org/documenrl 849.hrml.
grafía y ciencias socm!es. En \'l\V\V. ub.es/geocrlr/sn-38.hlm. 18. Giordano, Op. Clr.. , 2005
l JO Valerra .1Hapei111an )' Marceío JVlusante 6 - Campañas militares, reducciones y masacres. Las prácrícas estatales ... 119

tenían a cargo el discíplinarniento y la represión. Las industrias pagaban al Estado dad de dinero que lleva el círculo: rraba10-pago en vales-compra en tíendas del
una suma esrabíecida por ley a carnb10 de la obtención de los obreros y esros fon- establecimiento-deuda-trabajo-pago de la deuda-trabajo.
dos eran administrados por el Minisreno del Interior de la Nación. Dos citas textuales de 1911 ofrecen una evidente demostración del accionar
Un informe del Ministerio del Interior de la Nación de 1939 lo explica de este estatal que permite pensar complejidad del proceso y observar dos mecanismos
modo: complementarios de dominación.
Por un lado, Lynch Arribalzaga, responsable máxímo de la Reducción Estatal
"Du.rante los nzeses de za.fra en los ingenios azucareros hay cierto 111ovimiento de Napalpí, destacaba -al momento de su ínauguración- la función del· trabajo
de indios desde Fonnosa y Chaco hacia las provindas de Salta y ]ujtty como así como modo de disciplinamiento:
también aÍ Ingenio Las Palmas (Chaco). El mgemo Las Pnímas cumple con los
requisitos solicitando el penniso necesario (a la Co1ntsión Honoraria de Reduc- "Atrib11yo suma importancia a In instrucción pública ... que haga de él (el indí-
dones de Indios) para In contratación de braceros mdígenas, haciéndose cargo gena) un obrero hábil y capaz, por tanto, de ganarse el pan con facilidad e inde-
deí transporte hasta el ingenio y de su regreso''. pendencia... buenos obreros o artesanos, no bachilleres, es lo que yo deseo''. 20

Rememoradas en los relatos de las comunidades como campos de concentra- Por otro, el General Rostagno, comandante de la última campaña militar,
ción, el sísrema de reduccíones les ofrecía nerras (sin título de propíedad) para escribía ese mísmo año, al Minístro de Guerra: ~
una producción de subsistencia, lo que permitía a los dueños de las grandes cíerras
tener mano de obra disponible en las cercanías de íos campos productivos del ''Esos indios que no huyeron porque fiieron sorprendidos por las patrullas q11e se
interior chaqueño para cuando necesitaran los '(brazos fuertes y baratos". les aparecieron de todos lados, fiieron bien tratados y servírdn de eficaz ele-
La reducción no permíte el mantenimiento de las anteriores acrivídades pro- mento de propaganda para hacer conocer a los otros, que la vigilancia y la jus-
ductivas cqmo la caza o la pesca síno que incluye el trabajo remunerado. Es un ticia de las tropas nacionales se extiende a todos los habitantes del territorio sin
sistema que se levanta sobre el otro. En el mforme recién citado de 1939 se evi- distinción de razas y que el Gobiemo Nacional estd dispuesto a darles tierras y
dencia el objetivo estataÍ a través de la Comisión Honoraria de Reducciones Indí- elementos de trabn;o si desean someterse''. 21
genas:
"Propaganda", "vigilancia", "razas", "darles tierras" i "someterse"; cínco concep-
"Una de las mayores preocupaciones de In comisión es inculcar al indio la idea de tos que sintetízan el entramado de consrruccíones discursivas creadas sobre: las
que no hay otra ni mejor manera de vivir que mzbajando... se procura ocupar al comunidades mdígenas.
aborigen en otras actívídades que lo alejen de la selva... mculcdndole el derecho a Los discursos sobre el exito del sistema de reducciones eran repetidos en esos
la propiedad... poniéndolo así poco a poco en contacto con la vida civilizada''. años. El Presidente de la Nación, Victorino de La Plaza clio su opinión sobreilíÍS:
bondades de las reducciones: :to; ':!
Disciplinar en las bondades de la civilización, pero que la especíalización sea
concreta y útil al desarrollo deí sistema productívo naciente. Las tareas a las que se "Los resultados penmten aftnnar que el sistema, hace posible la i11corp,o
destinaba a los indígenas eran el azúcar, la madera y el algodón, tres ramas que de Íos mdios a Ía cwiliznción. En ambas reducdones hay cercá rk'Zl'ff:QW
necesítaban mano de obra abundante, barata y en periodos cortos. mmisos, trabn;ndores, cuyos hijos van a la escuela sin que haya,sido,¡f#eg
Al mismo tiempo, la cercanía de las reducciones con los centros urbanos va a presencia, en ningún rno1nento, no ya de tropas, sino siqttiera:deNrf:tlf;-s¡¡,
crear otro tipo de disciplinamiento. En este caso, a través del consumo y la necesí- . ' "72
danne de In polzc1a .- . <' "'
·.:hl;··ic

19. En el caso de la Reducción Francisco Javier Muúiz, la n11sma fue puesra "baJO la dirección ad 20. Artleda, Teresa. 2004. "La ac[ualidad de las relaciones interemlcas: eh
honorem de I~ delegada señora Marganra G.A. de Da Rocha, esposa del segundo jefe del rcg1- Resistencia. Facultad de Humanidades. UNNE.
mienro de Jírl.ea, ma_yor don Alberto C. Da Rocha" (Me1nonas del 1vlin1srcrio del Inrenor, 2 l. Carrera Iñigo, Op. Cit., 1984
1937). 22. Silva, Op, Cit. 1998
1.L.l

De La Plaza, a la vcr. que aplaudía el éxito del sistema de reducciones, de¡aba


entrever la posibilidad del accionar policial en caso de ser necesario. ¿Qué pasaría si
esos 2500 indios mansos decídieran reclamar por alguna situación que creyeran
illJUSta?
Hacia 1922, nuevamente un Presidente de la Nación, en este caso radical Hipó-
lito Yrigoyen, ponderó los resultados obtemdos por el sistema ímplementado.

''. .. con los consigwentes multados de orden, disciplimt y honestidad en el tra-


ba;o. Gracias a ello el indio encuentra hoy un albergue seguro y eficaz protec-
ción, con el satisfactorio resultado de haberse 111Stafado mnumerables chacras
que los mismos indígenas cultivan ba;o la dirección de dicha comisión. El s1s-
te111a de reducción, a base de la colonia agrícola, da excelentes resultados':
23

Estos halagadores discursos de ambos presidentes de la Nación se ale¡an de los


recuerdos que las comunidades tienen sobre el sistema de reducciones. Un relato
recogido por Juan Chico y Mario Fernández en su libro "Napal'pí, la voz de la
sangre" describe la explotación laboral que regía en esa reducción.

''La regla de la bandera era que al aclarar el día, el aborigen veia la bandera
zzada y tenía que estar en su puesto como hachero o co1no cosechero, y no aban-
donarlo. Cuando el sol estaba en medio del cielo la volvían a izar y era la señal 1931 - Llegada de trabajadores indígenas por tren al Ingenio las Palmas.
para comer, y despues al anochecer cuando estaba entrando el sol la izaban de
vuelta para dejar el traba;o hasta el otro día" 24 Las reducciones estaban milirarízadas y eran un violento mecanismo de incor-
poración del indígena al Estado argenrino. Rogelia Lópcr. recuerda en otro relato
La Reducción de Napalpí servia y a la vez era producto de dos estrategias de recogido por Chico y Fernández.
domínación que se superponían con el fin de terminar con el "problema indíge-
na''< La estrategia militar que los persiguió, asesmó e intentó reducirlos en espa- ''Mi papd siempre me contaba lo de la Coloma Aborigen porque él trabajaba
cios como Napalpí y Bartolomé de las Casas y la estrategia económica que los en Napal'pi en el año 16 (1916) . .. El decía que había fiestas, que a veces
necesitaba como mano de obra barata mientras liberaba terrenos para ser vendi- traía11 la banda de música y habia muchos milicos. Por eso mi papd abandono.
dos a privados. Más lndígenas recluidos implicaban más fuerza de trabajo pero Y los criollos b11scaba11 a los aborígenes, pero la gente no queria salir del monte
también menos personas en los montes. porque era monte alto y ellos peleaban por la tierra y 110 le querían a los blan-
Durante las dos primeras décadas del 1900, cuando las campanas militares y cos, porque !.os n1ilicos 1nataban a nuestra gente':
las reducciones tuvieron como contrapartída la instalación de colonos y empresas
algodoneras; fueron entregadas 2.500.000 hectáreas de tíerras fiscales a manos Las condiciones de vida en la reducción eran precarias. En un informe de la
privadas, lo que representa el 26% del rerrirono provincial 25 , Comisión Honoraria de Reducciones de Indios de 1939, el Dr. Lorenzo Galíndez
al final de su artículo le especifica al responsable de la comisión:

23. Giordano, Op Cit. 2005. "Para temunar diré que en las reducciones hay nzuchos proble111as de orden
24. Chic0, Juan y lv1ano Fernin<le-L, Napalpí. La voz de la sangre" Colección .Aprenda111os a leernos. n1édico e higiénico, los que he anotado (se refiere a infecciones, raquttts1110, etc.
Dirigida por Teresa Art1eda. Subsecrecaría de Cuhura de !a Prov1nc1a del Chaco. 2008.
y la poca dedicación de los médicos) son los nzds urgentes y si a la solución de
25. Giordano, Op Cit. 2005.
Va/er111/\111pe/n1any1\1arcelo Musante o - t...ampanas mlJuares, reducciones y masacres. Las pcict1cas escara.les ••. 123
122

estos se 11 niera el ale¡aimento de los despachos de bebidas de las Red11cctones, El gobernador de la provincia, Fernando Centeno, había decretado -en defensa
de ios productores algodoneros chaqueños- una serie de restricciones económicas
cosa qtte ab11nda en los alrededores de Napalpí, se habrd ganado mucho''.
y había prohibido que los tobas y mocovíes fueran a trabajar en los ingenios de las
Ese mismo año en las memorias del Min1steno del Interior se solicitaba resol- prov1ncias del noroeste argentino.
A este hecho, a las condiciones de hacinamiento e higiene de la Reducción y a
ver el otro problema: "la falta de agua es 1111 problema de esta colonia como :n las
otras por la zona en qtte estd emplazada. Para almacenar el agua. ~e lluvia, t~~ISJ!,en­ la persecución constanre de los indígenas por la policía local, se incorpora un fac-
tor de índole religioso. La aparición de movimientos de resistencia que tenían
sable para beber en defecto de la otra, se ha disp11esto la constmccwn de zm al;zbe , Ya
como característica particular su carácter mesiánico. Se produce entonces ei
habían pasado 28 anos de la inauguración de la reducción.
nucleamiento de tobas y mocovíes para protestar contra las condicíones de exís-
tencía y rebelarse contra las autoridades de la Reducción.
Las masacres en la memoria colectiva. Napalpí Comenzaron a crecer, a su vez, entre los "blancos" los discursos que hablaban
de "fanáticos líderes religiosos"; indígenas asesinos y malones. Los discursos eran
El exterminio es otro momento en la periodización de una práctica social generados por la prensa local, la prensa de Buenos Aires y los colonos y terrate-
genodda. Es el momento del asesinato de esas personas que fuero~ simadas dis- nientes de la zona, que veían pdigrar el mantenimiento de las condiciones econó-
cursivamente como otras, que fueron aisladas, que fueron perseguidas, amen~­ micas de explotación. ~
das y que ahora van a ser ejecutadas. Lo sucedido en la reducción de Napalpí en En los alrededores de Napalpí y pueblos vecinos se asentaban además de
1924, del mismo modo que lo ocurrido en La Bomba en 1947, fueron dos salva- empresas algodoneras y forestales, los colonos a los que el Estado nacional había
jes matanzas de centenares de personas ~n cada caso. , , . entregado campos para usos agrícola-ganaderos. La relación entre "blancos" e
Pero como venimos proponiendo a lo largo de este traba¡o, un genoc1d10 no indígenas estaba surcada por una vecindad que, más allá de los réditos económi-
debe pensarse como lo ocurrído en un momento determinado, sino que es un cos que obtenían de ella los "blancos", tenía un fuerte componente de discrimina-
proceso social que se desarrolla a lo largo del tiempo e incluye diferentes modos ción. Los "ocros", los "salvajes", los "cuatreros" estaban demasiado cerca.
de ejecución además de la violencia militar. Estos asesinatos masívos de personas El diario La Voz del Chaco, portador del discurso de los colonos, opinaba de
son hechos que marcan la memoria social y las formas de res1stenc1a de las comu- este modo sobre la asignación de parcelas de nerras a los indígenas dentro de las
reducciones:
mdades sobre ías que se llevan a cabo. . . , ,
Las desiguales condicíones de existencia que deben sufrir los pueblos mclígenas
no pueden pensarse sin tener en cuenta las campañas militares n1 las matanzas "... esos colonos desde hace años allí instalados vienen dando a los indios ejem-
aparentemente aisladas como Napalpí y La Bomba. Toda su estela de muert.os que plos de laboriosidad e implícitamente le brindan la enseñanza que aquellos
permea las construcciones de subjetivídad. El terror espera tener el escenario pre- necesitan para el cultivo de la tierra, no vemos la razón de su desalo;o violento,
parado a través de las construcciones discursivas y luego se tatúa en los cuerpos que viene a restar aí territorio la producción algodonera y maicera de esas cha-
individuales por medio de la represión y la violencia física. crn.s, desttnadas a ser infecundas en 111a11os de los indios, aún en el hípotético
El 19 de julio de I 924, trece anos después de establecida la Reducción Indíge- caso que estos las traba;en''. 26
na de Napalpí, la gendarmeria nacional asesinó a más de. 500 tobas y mocov1es.
Los muertos se calculan en muchos más, si se considera el accionar m1htar de los Mientras canto, la reunión en un espacío público de tobas y mocovíes para
días siguientes, cuando contínuaron las persecuciones y asesi~atos. . reclamar por condiciones más dignas de subsistencia alarmaba a los vecinos y
Entre varios factores, Napalpí fue una sublevación de tobas y mocov1es pro- autoridades. De este modo los rumores sobre enfrentamientos fueron creciendo.
ducto deí fracaso del sistema de reducciones como estrategia de dominación. El día 18 de julio, un día antes de la matanza, un grupo de colonos escribia al pre-
Sometidos espacíal y culturalmente, se vieron envueltos en una lucha econói:iica sídente de Ia Cámara de Comercio e Industnas:
entre colonos y terratemenres del Chaco con los duenos de los ingenios de Salta y
Ju¡uy.
26. Giordano, Qp Cir. 2005.
v111cria 1v111peonan y 1VJarce10 1VJusa11re o - Campañas milirares, reducciones y masacres. Las pr.ictícas esratales ... 125

"Por resolución de la asamblea de trescientos vecmos, realizada para comiderar Melitona Ennque la última sobreviviente de la masacre, falledda en 2008, deja
situación creada por indígenas revoltosos en que en un ntánero de quinientos tesnmonio de Jo vivido a Chico )' Fernández.
peifecta111ente annados y equipados asaltan, saquean y asesinan indefensos
pobladores... si no nos quieren mandar policfas, que nos renzitan armas, que "Le sorprendieron a los indígenas. Los masacraron sin saber la razón ... bien
serán esgrnnzdas por poblndores para defender estos frutos de tantos esfiterzos y temprano llegaron los policías. Se asustaron toda In gente cuando llegaron a la
sacrificios·: 27 costa. Era una explosión. Muchos murieron de los mocovies, ancianos; jóvenes y
jovencitas. Mu.rieron todas nuestras abuelas. Qué se van a enfrentar al anna de
El 18 de ¡ulio, avíones de la Escuela de Aviación províndal comenzaron a reco- fuego. Iban cayendo las ancíanas que estaban cantando.
rrer la zona. Y al día siguiente, por la mañana, el Heraldo del Norte relataba lo
sucedido: Los cuervos 110 volaron u.na se1na11a, porque estaban co1n1endo de los cuerpos.
No le de¡aban entrar a los indígenas ni para mirar donde estaban los muertos.
"Co1110 a las nueve, y sin que los inocentes indígenas hicieran un sólo disparo, Estaba custodiado por la policía. Quién iba a enterrar a los muertos, quedaron
como lo prueba el hecho de no haber szdo herido ningún hombre ni caballo, ahi en la zntenzperie. No se pennitía enterrarlos':
hicieron repetidas descargas cen11das y enseguida, en medio del pánico de Íos
indios -más mu¡eres y niños que hombres- atacaron. Se produjo entonces In En aquel momento sólo fueron citados a declarar los policías ite intervinieron
más cobarde y feroz camícería, degollando a los hendas sm respetar sexo ni y la causa fue archivada. Un fiscal de ese momento, Dr. Jerónimo Cello, le solicitó
edad. ''. 28 al juez Juan Sessarego que estaba a cargo de la causa Napalpi que:

Al día siguiente, diversas solicíradas en diarios locales aplaudieron el accionar "No proceda a cerrar el (expediente 910124) por lo inconveniente que resulta-
policial: ría en un asunto co1no eL que nos ocupa... no deben declarar sólo los comisarios
y oficiales de policía, cuando en autos consta de una n1anera clara y precisa que
"Los que suscriben, vecinos caracterizados de este pueblo, comiderando los han intervenido agentes y particulares en gran número. En fonna expresa soli-
hechos recientemente ocurridos entre fuerzas policiales del territorio y el male- cito se citen a declarar a los aborígenes prisioneros que supongo los debe
vaje mdígena envalentonado, que tanto trabajo ha dado últimamente a /ns haber''. 31
autoridades locales cometiendo mmtmerables hechos delictivos; ha resuelto
manifestarle szt aprobación al Sr. Gobemador". 29 El libro ya varias veces citado de Chico y Fernández es el primero escrito por
personas de la comunidad Toba. Fue publicado en 2008, casi 80 años después de
Las construcciones del discurso que se efectuaron sobre esre hecho permiten la masacre. El silencío, la muerte y el terror que producen estos accíonares represí-
entrever el manejo que se operó desde el poder para negar la masacre. Si hasta ese vos tienen también ese objetívo. Silencíar ia memoria, clausurar los recuerdos y las
19 de julio los conflictos que venían ocurríendo en las cercanías de Napalpí eran voces. Finalmente, la hístoría contada por estos dos histonadores qom logró ser
mulares de los diarios locales y se reflejaban en los nacionales, los días posteriores publicada )' difundida.
)' hasta muchos años después (con excepción del Heraldo del Norte que sacó un
número especíal al cumplirse un año), los hechos referidos no fueron desarrolla-
dos en profundidad. Hasta ~ue luego del 2000 resurge con quienes proponen La Bomba
remscribirlo como genocidio3 .
En octubre de 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, en un
27. Carrera Iftigo, Op Cir. 1984 para1e llamado La Bomba, cerca de Las Lomiras, provincia de Formosa, se reunie-
28. Vida! Mano,. Napa/pi, l.a hérida abierta. Chaco. Ediciones de la Paz. 2004 ron miles de personas pertenecientes al pueblo pilagá para celebrar un encuentro
29. Carrera Iñigo. Op. Cit., 1984.
30. Por e¡emplo, ·Áranda, Darío. 2004. "Masacre indígena <le Napalpi: 80 años de impunidad",
Disponible en hnp://argenrína.1ndymcdia.org/ne\vs/2004/07 /21094 l .php 31. Díaz, Carlos fZAJI)J 2009. "El año de la masacre". Librerla de Ia Paz. Resistencia.
!Lb va1eru11Vlape1111a11y1v1arceto 1v1usante 6 - Campañas milirares, reducciones y masacres. Las prácticas estatales ... 127

religioso. Es difícil precísar su número ya que rn1enrras pa_ra los sobrevivientes, Chanchos, etc. y abandonaron sus comunidades de origen para caminar durante
hoy anclan os, que estuvieron en el lugar se trataba de "muchís1rnas personas", en vanos días hasta La Bomba. Una vez allí convocados por Tonkier y sus seguidores
las. únicas fuen;es oficiales que existen este número varia entre 1500 y 8000. quisieron levantar un santuarío llamado Corona, que consísría en una elevación
Hacia un tiempo atrás con la llegada de misioneros pentecostales que habían de tierra alrededor de la cual se desarrollaba el culto.
difundido la Biblia en la zona, se había desarrollado un movimiento sincrético Muchas de estas personas que ya habían sido conchabados por ingemos, obra-
religioso en el que el líder carismático Tonkiet, documentado bajo ei nombre jes y algodonales para las cosechas, es decir que ya habían tenido que someterse al
español de Luciano Córdoba, profetizaba la llegada de un nuevo Dios y sanaba a trabajo en las empresas debido al avance de la industrialización y la creciente
los enfermos. Los pilagá se habian reunido a escuchar sus palabras. demanda de mano de obra, se encontraban en octubre del '47 reunidas en La
32 Bomba.
Según el tesdmomo del anciano pilagá Salqoe :
Aquella muititudinaria manifestación religiosa fuera de los límites controlados
"Ammc1aban que el poder de Dios venia. Estábamos cerca de LtlS Lomitas. de la reducción (para 1947 llamada Colonia Aborigen) era una afrenta para el
Después corrió la noticia de que el poder estaba acá y empezó a llegar gente de poder estatal.
todos lados y se zmta/aron a orillas del madrejón''. 33 El Ministeno del !menor fue informado de que ''algo raro se gestaba" y ante ''la
peligrosa a1nenaza" se envió a un inspector que era a la ve:z administrador de la
La reunión de miles de indígenas alrededor de Tonkiet llamó la atención de Coloma, para persuadir a los participantes del encuentro religi~o de que se diri-
los vecinos y del Regimiento 18 de Gendarmería Nacional, con asiento en las Las gieran a Barrolomé de las Casas.
Lomitas, a pocos metros de la comunidad de La Bomba. Nuevamente, del mismo Mientras las danzas y los tambores se mezclaban con los himnos bíblicos canta-
modo que habia sucedido en Napalpí, se echa a correr ei rumor sobre el supuesto dos en lengua pilagá, en los regimíentos de la zona se gestaba la represión. Así lo
malón que se estaba gestando. demuestra un documento secreto y reservado perteneciente a los Archivos del
Continúa Salqoe: Ministerio del Interior, a cargo de Angel Borienghi, en el que Natalio Faverio,
director de Gendarmeria Nacional, informa que el Ministro de Guerra y Marina,
"Entonces la gendannería se entera de esto pero no sabían el 1notivo, se pregun- Humberto Sosa Malina, ha ordenado el desplazamiento de tropas hacia Lomitas a
taban por qué vienen de todos fados, y era que la gente venía por el poder que fin de prevemr desmanes. Este movimiento de tropas se justifica en la documen-
no sabían bien qué era, pero venia del cielo. Cada día viene mds gente, cada tación porque unos 1.500 pi/agá, comandat/;Js por el cací~tte Pablito Navarro, se
tarde hay nzds gente rezando, no ttenen otro interés que orar''. concentraron en Las Lomitas en actitud de ftanco alzamiento 4 ,
Las advertencias del inspector y los gendarmes no fueron escuchadas por los
El rumor del malón es sobre lo que se va a montar lo simbólico para transfor- ancíanos y caciques que acostumbrados a vivir en una relativa libertad, concha-
mar a esos "pobres indígenas" en "peligrosos indios", Hasta días antes de octubre bándose sólo en épocas de cosecha, se negaban a abandonar el encuentro religioso
de 1947, los pilagá eran definidos por el propio Estado nac10nal como esos suje- para dirigme a ia coionia. Para el Estado Nacional la indisciplina tenía que cesar y
tos indefensos a los que hay encerrar en reducciones para poder "civilizarlos", Pero la genre debía ser encerrada en un espacio controlado para que pudiera ser
ahora algo había cambiado sobre como se debía definir a las personas reunidas en enviada a trabajar.
La Bomba. Recuerda el mismo Salqoe que:
Las personas que querían escuchar la palabra de Tonluet (Luc1ano) y sanarse de
diferentes dolencias a través de su palabra provenían de distínros parajes: Pozo "Venían cada tarde también los gendarmes y los del pueblo a ver qué hacía la
Malina, El Descanso, Cacique Coquero, Esramslao del Campo, Pozo de los gente. Entonces los blancos dijeron: -¡ Vtmzos a hacer tmba;m· a tanta gente!
Nosotros no sabfa111os adónde nos querían llevar, pero ellos decían: tenenzos que
32. IOdos los tcsnmon1os de ancianos Pilag:i. Citados en este artículo fueron registrados por Valcna conseguir un lugar para hacerlos trabajar; pero ya tenían un lugar preparado
lv1apclman para su docun1enral "Ocrubre Pilag:i. Relatos sobre el silencio" que fue estrenado en
abril de 20 I O ~uentras se escribe este capirulo )'que cuenta con n1avor _profundidad lo sucedido
alrededor de clia masacre. 34. Docun1enros Secretos y Reservados, legajo 997, año l 947, Archivo Intermedio, AGN, Minisrc~
33. lvtadrejón: pequeño río de aguas lenrns .V pantanosas. no del Interior
128 Váler1a lvlapebnan y lvfarcelo lvfusante 6 - Campañas militares, reducciones y masacres. Las prácticas estatales ... 129

con la tierra lista. Después llego el admzmstrador (de la coloma) Bartolomé de ya no podían seguir llevdndola. Seguramente la madre de esa criatura aunque
las Casas. Decia que tenian que ir a un lugar 111ds seguro pero para los ancianos estaba muy afligida no pudo llevar a su cadáver por el camino. Muchos ancia-
eso no tenía in1portancia. Los andanas no saben có1no se vive de esa forma, nos murieron en el monte y en los campos, de hambre y de sed No se puede
ellos caminan y andan por todos lados. A ellos no les interesaba zr a un "lugar aguantar nzds de dos días sin comer o beber. Hubo mucho sufrinziento '~
seguro·: estaban acostu.1nbrados a vzvzr así 1101nds. A los anczanos no les inzpor-
taba mds que orar, por eso no entendían lo de las 'berras seguras''. Cuando (los Finalmente, los pilagá que fueron capturados durante la trágica huida fueron
ancianos) no aceptaron la propuesta del admmzstrador (de la Reducción Barto- enviados a la Reducción para Indígenas Francisco Muñíz y a la Colonia Barrolo-
lomé de las Casas), éste avisa al gobierno de la negativa. Ahora nosotros com- mé de Las Casas a donde se los distribuyó en los lotes y se los puso a trabajar en el
prendemos lo que significaba la seguridad de la tierra. " desmonte y los aserraderos, ya que la venta de postes de quebracho era una de las
fuentes de ingreso para el mantenimiento de las colonias.
El 1O de octubre al caer la tarde, cientos de efectivos de la Gendarmería Nacio- Otro abuelo, Navarrete, narra Íos días posteriores a la masacre:
nal, provenientes de distintos regimientos se pusieron ba}o las órdenes del coman-
dante Emilio Fernández Castellanos y su segundo en el mando José Aliaga "Cuando reventó el fitego yo me fid con la gente de (el cacique) Pablito para
Pueyrredón. Alrededor de las seis de la tarde, apuntaron sus armas contraía mul- Paragztay cammando durante 5 días y 5 noches hasta zm lugar que se llamaba
titudinaría reunión fusilando a cientos de personas utilizando armas de largo El cuervo, que era tierra boliviana pero ya estaba ocupada P'* los paragzMyos.
alcance y ametralladoras. Cuado estábamos en ese lugar nos alcanz/J el inspector enviado por el gobierno.
De acuerdo a los testimonios de ios sobrevivientes, la matanza se extendió por Los gendannes nos tra;eron para el lado de Las Lomitas y de ahí a Colonia
varios días. Después de los fusilamientos del día 1O de octubre, se miciaron Mufziz con (el cacique) Pab/ito y toda su gente. Ahí estaban los wichi pero no
las persecuciones de tesngos a través de los montes, las mujeres sufrieron violacio- había problemas entre nosoti·os. Había también zm admmzstrador. Ahí hicie-
nes y hubo más fusilamientos en las comunidades cercanas. El 16 de octubre un ron traba;ar a toda la gente cortando postes de quebracho colorado",
avión despegó del aeródromo militar del Palomar, en Buenos Aires, dirigiéndose a
la provincia de Formosa y deteniéndose en la cíudad de Resistenda donde se le
colocó una ametralladora Colt en lugar de la puerra. Algunas palabras finales
Los heridos que fueron llevados a través de los montes no sobrevív1eron por
falra de atención médica. Muchos niños y niñas murieron por las heridas de bala. Dos masacres de esta naruraíeza no se construyen exclusivamente con armas
Los más ancianos vencidos por el cansancio abandonaron la marcha y ya nunca estatales. No alcanzan las decísíones políticas de los presidentes de la Nación,
se supo de ellos. Los cadáveres de los que fusilados no pudieron ser sepultados Marcelo T. de Alvear y Juan D. Perón. Hace falta el apoyo de importantes secto-
y continúan desaparecidos. res de la socíedad. Por acción u omisión. El genocídio es la categoría de una posi-
El abueío Salqoe recuerda el momento de la hmda: bilidad estatal, pero necesita del respaldo de sectores de la sociedad civil.
El terror sembrado en las campañas del desierto, Napalpí y La Bomba arenta
"Aluchos murieron en el monte, en las pampas mientras escapaban de vuelta a contra la memoria social. Durante décadas, los pueblos Qom y Pilag:i no tuvieron
sus territorios. Algunos se fueron hasta fnge111ero }uárez. Yo tarnbién escapé con la oportunidad de contar lo sucedido, el terror fue sembrado con éxito, y tam-
los anctanos, con nli padre y con 711i n1adre para la co1nu111d11d de Cacique bién la mentíra. Algunos historiadores, antropólogos y medios de comunicación
Coquero. Can1indba1nos todos ;untos cuando encontran1os a una viefita sen- hícieron su aporre para cubrir estos crímenes con un manto de silencio. Sin
tada ;unto a un drbol con una tinaja que nos dijo: -acd esta la huella de los embargo, la memoria de los sobrevivientes permaneció en espera de ser escu-
demds que estdu escapando para aquel lado. Y em fi~sca la huella. ivfi padre Íe chada.
preguntó si ella podía seguir ca1ni11t111do, )' ella contestó que no, que ya no En los años 2004 y 2006 las masacres de Napalpí y La Bomba dieron lugar a
podía seguú; que 110 podía can1ina1; dijo: -tengo que quedarn1e aquí y soportar dos demandas contra el Estado Nacional de características inédiras en el derecho
cualquier; cosa que pase. Cuando se ternúne el agua de nu tzna;a voy a n1or1r argentmo, fundadas en los principios jurídicos de la ímprescríptibilidad de los crí-
aquí. C1'Mndo scgunnos can1i11a11do encontranzos una criatura, estaba niuerta y menes de lesa humanidad. Todavía no hay avances imporrantes sobre ella aunque
va1eru11nape11ua11.Y1v1arce10 JVJusante

en ambos casos se ha demostrado la ex1stenc1a de fosas comunes en jas que los 7 - El papel de la educación y los maestros/as
, fu eron 1nc1nera
, d os35 .
cad averes en la constitución del Estado Nacional
La propuesta de este trabajo, al inscribir dentro un proceso de prácticas sociales
genocidas ías diferentes formas de v10lencia efernva y simbólica sufrída por. los
pueblos oríginanos, Intentó ser una herramienta para desnaturalizar el por que de Stella Maldonado 1
sus actuales condiciones de existencía.
No puede pensarse como azaroso que íos diferentes pueblos indígenas tengan La educación pública, universal y gratuíta fue en la Argentina constitutiva del
similares problemas para acceder a la salud, a la educación, al traba¡o, a la recupe- Estado Nación. Como correlato, los docentes fueron Íos apóstoles laicos de un
ración de tierras. Por lo tanto, la situación de exclusión en la que hoy se encuen- proceso civilizatono que se realizó sobre el genocidio de los pueblos originarios y
tran estas comunidades tiene como hitos fundacionales las campañas militares, las el arrasamiento de las culturas de las grandes masas de inmigrantes llegadas de
polítícas de sometímiento y su incorporación al modo de producción capitalista, Europa, que se deshacía de su excedente absoiuto de población.
las cuales no deben pensarse sólo en términos de un genocidio originario y consn- El proyecto de Estado oligárquico de la generación del 80 tuvo una gran efica-
ruyente, ni como casos índividuales y aislados donde las fuerzas armadas se cia en términos de integración y homogeneización. Para cuando se sanciona la ley
"e~tra1imitaron 11 , sino como un proceso histórico cuyas prácticas sociales genoci- 1420, en 1884, todas las capitales de provincía tenían su escuela Normal Nacio-
das se siguen reproduciendo en el presente a través de un sistema hegemónico de nal. Desde estas instituciones se formaron muchas generacioneslde maestras/os,
negación, 1nvisibilización y explotación 36 . con una fuerte identidad andada en las ideas posítivistas propias de la epoca que
La no resolución por parte del Estado Nacional de las campañas militares orde- dejaron una marca indeleble en el sistema educativo argentino. Su optimismo
nadas por Julio Argentíno Roca en 1884 y los disnntos episodios disciplinadores pedagógico sin fisuras tuvo una eficacia símbólica sumamente potente a la hora
como las matanzas de Napalpí y La Bomba se complementaron para sostener una de convertír a la escuela en un instrumento de integración y ascenso social, por
relación asimétrica de fuerzas y una amenaza armada efectíva sobre los pueblos supuesto en los marcos de las necesidades del desarrollo capitalista dependiente de
ongmaríos que pesa sobre ías diferentes posibilidades de resolución de los conflic- nuestro país.
tos que se producen. Por ejemplo, estas formas de utilización del terror influyen Aún así, adentro de la escuela estuvo nuestro pueblo, que tempranamente se
directamente sobre ía negación a discutir la propiedad de la tierra por parte del apropió de las herramientas necesarias para leer y producir periódicos, organizarse
Estado y sobre el accionar represivo ante las formas de resístencia de las comuni- y didácticamente constituír un bloque histórico que produjo acelerados procesos
dades indígenas. de disrribución de Ía riqueza y democratización de la sociedad resistiendo a los
Si no fuera de este modo, no haría fu.Ita que Salqoe, sobreviviente de la masacre golpes militares del 55 y el 66.
de La Bomba, se siga cuestionando en el presente: En ese período se produjo además una gran expansión deí sistema educativo,
con importantes expetíencias de educación popular en los 60 y 70.
''Hoy en día se está buscando la integración de los pueblos mdígenas, ¡pero hace Tan claro estuvo esto para el poder económico y político concentrado, que una
a1íos que nutrieron nuestros ancestros), segui112os siendo esclavos! ¡Si no fuera así de las tareas fundamentales de la dictadura genocída 76/83 fue desmantelar el sis-
habría presidemes indígenas, gobernadores indígenas, doctoras aborígenes!''. tema educativo, perseguir, asesinar, encarcelar, cesantear docentes y estudiantes,
prohibir libros, asignaturas, cerrar carreras. Lo decía claramente Jaime Laman
Smarr, ministro de gobierno de Ibérico Saint Jean en la Províncía de Buenos
Aires: "no alcanza con eliminar a los guerrilleros, hay que eliminar también a los
35. Ver AA.VV. (Red de Invesngadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina) 2008. "Rin- que los armaron con ideologías subversivas, que no son otros que los profesores
cón Bomba y Napal_pi: debates sobre los límites de la 1usric1a." Publicación audiovisual en for- de todos los mveles de la enseñanza"
n1aro CD/DVD. No en vano, uno de los primeros asesinados por la dictadura fue Isauro Aranci-
36. Ddno, Len ron, Musan te, Nagy, Papazian y Raschovsky. "Reflexiones sobre Ia dinámica gcno-
bía, en la sede de su sindicato ATEP, en Tucumán. La Íucha de lsauro y la
cida en la relación de! Esrado argentino con los pueblos ong1nanos''. En: 2° Encuentto fntenza-
cronal .And/isis;t!e las Prdcttcas Socudes Genoadas, Un1vcrs1dad Nacional de Tres de Febrero.
2007. l. L1 Profesora Stella lvtaldonado es Secrcrana General de CTERA.
132 Ste!úz Maldonado

CTERA desde su fundación, por defender una educación popular, democdtica y 8 - A modo de conclusión: Desmonumentar a Roca
con un sentido emancipatorío, colocó a sus dirigentes inmediatamente en la míra en el contexto del Bicentenario
de los genocídas.
Recuperada la democracia, desde la escuela, con muchas dificultades ai princi-
pio, pero con mucha fuerza e mstalación actualmente, se ha traba¡ado sobre la
historia reciente, la memoria de los luchadores populares y la desmitificación de la
historia nacional develando también lo que significó la supuesta "campaña del ,,.. 'L euman ¡
migue!
desiertoi' como modo de exterminio de ios pueblos originarios para ampliar la
frontera agrícola que produjo el famoso "país de los ganados y las mieses" que En primer lugar quiero dar un agradecimíento a Osvaldo Bayer por la mvita-
cantó Lugones en el primer centenario, que se celebraba bajo Estado de Sitio para ción a escribir algunas líneas y deslizar aigunas reflexiones en torno a la pro-
reprimir las luchas obreras conducídas por anarquistas y socialistas. puesta de desmonumentar a Roca, en un contexto de celebración de
Hoy como producto de nuestra larga lucha, tenemos nuevas leyes que consa- Bicentenarios.
gran a la educación como derecho social, el respeto a la multiculturalidad, los Para nosotros, los mapuche, la figura de Roca tiene un profundo significado,
derechos del niño/a, la sustentabilidad ambiental, la eqmdad de género, la no dis- dado que fue él quíen llevó adelante la genocida campaña milirar conrra nuestro
criminación, etc., pero nuestro desafío es hacer que lo que dicen las leyes no sea pueblo, llamada eufemísticarnenre "campaña del desierto"" ~'
meramente declarativo y se transforme en realidad. Es lograr que nuestras escuelas La primera cosa que me gustaría resaitar en esta nora, es el hecho de cómo,
sean lugares de construcción de derechos, formando sujetos que estén en condi- cada cierto tiempo y casi en forma reiterada, aparece en algunos medios el debate
c10nes de pensar críncamente y organizarse para exigir el pleno e¡ercicio de sus acerca de la pertenencia o no de los mapuches al "territorio argentíno". Los argu-
derechos individuales y los del conjunto. mentos que se usan para fundamentar y argumentar esta posición tienen una
larga hisroria y no son nuevos. Según Diana Lenron es Estanislao Zeballos, inre-
lectuai orgánico del roquismo, quien en su libro "La conquista de 15.000 leguas"
construye los argumentos que darán cuerpo a esta idea, que suele surgir de tanto
en tanto y que no es nueva. Lo que falta mencíonar tal vez, es que estas ideas fue-
ron funcionales al proyecto de apropiación del rerritorio mapuche, pues es el
punto desde donde se comienza a consrruir la idea de desierto.
Para quienes a diario realizamos nuestra milirancia mapuche no debería ser
extraño que de manera casi habitual nos encontremos con este discurso. Es más,
muchos de los que dicen ser amígos de la lucha indígena piensan de esta manera.
Quizás lo significativo de esto, es que no hasta hace muchos años atrás, Casamí-
quela haya sido el intelectual al cual muchos mapuches citaban a la hora de hablar
del tema mapuche. Afortunadamente la lucha de nuestro pueblo y la toma de
conciencia que posreríormente se fue dando, coloco a Casamiquela en el papel del
historiador orgáníco roquísra que fue. Sin embargo, este discurso sobre el mapu-
che invasor cuenta todavía con una buena cantidad de historíadores regionales,
nacionales y del campo popuíar que miliran en estas ideas.
Por lo tanto, debatir en torno a este rema es una tarea desmonurnentadora,
pues Roca es y ha sido mucho más que un monumenro: es parre de ia red simbó-
lica que construyeron los que ganaron, los que terminaron entregando la Patago-

l. Mesa de Traba¡o de !os Pueblos Ong1nanos de Fiske Menuko, y Epu Bafken.


134 JVJ1guet Letunan

nia a los mgleses, y posreríormente fueron los autores de la matanza de


trabajadores que muy bíen nos relatara don Osvaldo Bayer en su libro "La Patago-
nia Trágíca",
Por supuesto, esta rarea desmonumenradora no tiene sólo por objeto coíocar
las cosas en su lugar y evitar que el resto de la sociedad siga repinendo este dis-
curso seudo histórico sobre el que se construyó parre de la historia indígena del
país. Puesto que la idea de apropiación para integrar a la "civilización" que esgri-
miera Esranislao Zeballos requiere ser resignificada y ver cuál es la dimensión que
adquiere en el actual contexto histórico y cómo juega la ídea de progreso asociada
a un discurso que aflora sobre todo, cuando nuestro pueblo lleva su lucha ade-
lante. Es ínreresanre ver cómo la sociedad suele asociar nuestras demandas con
una vuelta atrás en la historia.
Quizás una tarea desmonumenradora en este sentido sea la construcción de un
proyecto político desde lo mapuche; hablo de proyecto, no de discurso ni reivin-
dicación.
Cuando hablamos de la sociedad y su modo de pensar, no podemos dejar de
pensar en los medios de comunicación de la época y en el papel que ¡ugaron en
ese entonces, propagandizando las ideas del roquismo, que terminaron constru-
yendo la ídea civilizaroria y el consenso social al respecto. Habría que preguntarse
st la función de íos medios en el actual contexto ha cambiado, y ver qué tlpo de
discurso aparece por estos medios y ciertos periodistas cuando se roca el ínreres
de la minería, de las petroleras, y sobre todo cuando se cuestmna el modelo sojero
de la Sociedad Rural, Monsanro, Cargill, etc.
Otra gran tarea desmonumenradora que debemos profundizar todo lo que se
pueda es la que desde hace un tíempo se está llevando adelante desde algunos sm-
dicatos de la educación, como las Jornadas que desde la CTERA y SUTEBA se
llevaron adelante con este tema y de ías cuales fuimos parte muchos hermanos.
Sobre todo cuando vemos cómo las grandes corporaciones transnacionales, soje-
11
ras, míneras, llevan adelante iniciativas de "colaboración con escuelas, donde se
tiende a reforzar la ideología del mercado y de competencia en la población.
Por último no podemos de¡ar de pensar en una tarea desmonumenradota en el
acruai contexto histórico. No sólo para nosotros como pueblo or1g1narío, sino
mmbién para el resto de ía sociedad, esa rarea implica retomar el llamado que
nuestro hermano Evo Morales ha hecho en la reciente Cumbre realizada en
Cochabamba, para salvar al planeta de la amenaza de extinción a manos del capi-
talismo, plantearnos la rarea de religar al hon1bre con la naturaleza y que no ren-
gamos que hacernos responsables de nuestro propio genocidio.

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