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TEMA 1: INDICE
Una norma jurídica es un mandato o regla que tiene como objetivo dirigir el comportamiento
de la sociedad. En concreto, la norma jurídica confiere derechos e impone deberes a los
individuos de la sociedad. Toda norma jurídica debe respetarse por los individuos, ya que,
si se incumple puede suponer una sanción.
Heterónomas: impuestas por otras personas ajenas al individuo que se debe someter a ellas.
Bilaterales: existen dos partes, la parte que debe cumplir las normas y, por otro lado, la parte
encargada de exigir su cumplimiento.
2. Según si están dictadas para la totalidad de las personas (normas de derecho común) o
bien para una determinada clase de personas o cosas (normas de derecho especial).
3. Por el ámbito de aplicación, las normas pueden ser rígidas (solo pueden aplicarse a los casos
contemplados sin ninguna matización) y de equidad (permiten matización en función de cada
caso concreto).
Es un mandato dirigido a una pluralidad de individuos y susceptible de ser impuesta por medios
coercitivos. Según esta definición se establecen tres caracteres de la norma jurídica.
CARACTERÍSTICAS:
Generalidad.‐
La
norma
no
tiene
por
destinatarios
a
personas
concretas,
sino
un
conjunto
más
o
menos
amplio,
pero
indeterminado
de
personas.
Alteridad
(o
exteriores
respecto
a
las
conductas
que
regula).‐
Del
latín
“alter”
(el
otro),
el
Derecho,
y
por
tanto,
la
norma
jurídica,
rige
las
relaciones
de
conducta
de
una
persona
en
relación
con
otra
persona,
sin
entrar
en
la
esfera
interna
(pensamientos,
intenciones,
etc.).
Característica
opuesta
a
la
“interioridad”
de
algunas
normas,
por
ejemplo,
morales,
cuyo
cumplimiento
obedece
a
convicciones
del
propio
obligado.
Bilateral.‐
Relacionada
con
la
anterior,
la
norma
jurídica
reconoce
derechos
pero
también
recíprocos
deberes
u
obligaciones.
Heterónoma
(o
exterior
en
cuanto
a
su
creación).‐
Emana
y
se
impone
por
persona
distinta
al
destinatario,
por
quien
detenta
el
poder
normativo.
Característica
opuesta
a
la
“autonomía”
que
se
trata
de
normas
(ej.
éticas
o
morales)
autoimpuestas.
Abstracta.‐
La
norma
contiene
un
supuesto
de
hecho,
una
hipótesis
de
una
situación
actual
que
puede
ser
real,
objetiva.
Autonomía
o
estructura
propia.‐
A
partir
del
supuesto
de
hecho,
la
norma
describe
también
una
consecuencia
jurídica
Obligatoria.‐
Contiene
un
mandato
o
prohibición
imperativa,
no
circunstancial
Coercible.‐
Coactivo,
imponiéndose
sanciones
por
su
incumplimiento.
2.4.‐ Distinción
de
norma
jurídica
y
ley
o
legislación.
‐
Baste
decir
que
la
ley
es
un
tipo
de
norma
jurídica,
pero
no
todas
las
normas
jurídicas
son
leyes,
pues
también
las
disposiciones normativas
con
fuerza
de
ley
(R.D.
Ley
y
R.D.
Legislativos),
los
reglamentos
(Decretos,
Órdenes,
etc.),
los
actos
administrativos,
etc.
2.5.‐ Distinción
de
las
normas
jurídicas
con
respecto
a
otro
tipo
de
normas.‐
Por
lo
general,
de
carácter
interior,
unilateral
y
no
coercible:
1)
Normas
morales.‐ Tienen
por
finalidad
orientar
al
hombre
hacia
el
bien,
evitando
el
mal.
2)
Normas
religiosas.‐
Se
suponen
elaboradas
e
impuestas
por
la
divinidad
y
regulan
la
conducta
del
hombre
señalándole
sus
deberes
para
con
Dios,
para
consigo
mismo,
y
para
con
sus
semejantes.
Estas
reglas
las
encontramos
en
los
libros
sagrados
de
la
religión
correspondiente
(La
Biblia,
El
Corán,
El
Talmud).
3)
Normas
de
trato
social.‐
Su
objeto
es
hacer
más
llevadera
la
convivencia
en
sociedad
(urbanidad,
decoro,
cortesía,
etc.).
Las
encontramos
en
los
códigos
éticos,
etc.
4.‐ Clases.
Son
diversos
los
criterios
de
clasificación
de
las
normas
jurídicas,
entre
ellos:
1)
Por
la
voluntad
del
individuo: ‐ Normas
imperativas
o
no
dispositivas.‐
Obligan
independientemente
de
la
voluntad
del
individuo
(ej.
para
que
una
hipoteca
quede
legalmente
constituida,
precisa
ser
formalizada
en
escritura
pública,
o
el
cobro
del
IVA,
o
la
retención
por
IRPF
en
nómina).
‐ Normas
dispositivas:
Obligan
cuando
no
existe
una
voluntad
expresa
en
contrario
del
individuo
(ej.
el
C.C.
determina
dos
posibles
regímenes
económicos
para
el
matrimonio:
gananciales
o
separación
de
bienes;
si
los
interesados
no
manifiestan
su
voluntad,
se
establece
una
norma
dispositiva,
cual
es
que
regirá
el
régimen
de
gananciales
–norma
supletoria‐)
también
se
podrían
incluir
en
esta
categoría,
las
normas
interpretativas,
que
son
aquella
que
interpretan
la
voluntad
de
las
partes.
2)
Según
el
interés
preponderante
que
tutelan,
los
sujetos
de
las
relaciones
y
la
calidad
en
que
ellos
actúan:
‐ Normas
de
derecho
público.
‐ Normas
de
derecho
privado.
3)
Según
sean
dictadas
para
una
totalidad
o
determinada
clase
de
personas,
cosas
o
relaciones
jurídicas:
‐ Normas
de
derecho
común.‐
Son
las
dictadas
para
la
totalidad
de
las
personas,
cosas
o
relaciones
jurídicas,
por
ejemplo,
el
Derecho
Civil.
‐ Normas
de
derecho
especial.‐
Son
dictadas
para
una
determinada
clase
de
personas,
cosas
o
relaciones
jurídicas,
en
razón
de
ofrecer
peculiaridades
que
exigen
apartarla
de
la
disciplina
general
de
las
normas
comunes,
como
el
Derecho
Comercial. Tenemos,
entonces,
que
las
normas
de
derecho
común
se
aplican
supletoriamente
respecto
de
las
de
derecho
especial,
pero
a
la
inversa,
los
vacíos
legales
comunes
no
pueden
ser
llenados
con
las
normas
de
derecho
especial.
Es
así
como
las
normas
generales
del
derecho
civil
suplen
los
preceptos
de
las
demás
ramas
del
derecho
privado
cuando
ellas
no
existen,
es
decir,
cuando
existen
vacíos
legales.
4) Según el mandato que contengan las normas:
‐ Normas
de
mandato.‐
Las
que
ordenan
o
mandan
expresamente
alguna
cosa
o
imponen
la
observancia
de
ciertos
requisitos
para
realizar
el
acto
o
definen
ciertas
materias.
‐ Normas
prohibitivas.‐
Las
que
impiden
o
niegan
la
posibilidad
de
hacer
algo.
‐ Normas
permisivas.‐
Las
que
toleran
alguna
cosa
o
reconocen
o
declaran
un
derecho.
5)
Según
su
función:
‐ Normas
supletorias
o
integradoras.‐
Suplen
los
vacíos
del
contenido
de
las
declaraciones
de
la
voluntad
de
las
partes
o
autores
de
un
acto
jurídico
(ej.
Art.
1547
CC,
aplicables
sobre
negligencias,
se
aplican
si
no
es
referida
en
el
contrato:
“Cuando
hubiese
comenzado
la
ejecución
de
un
contrato
de
arrendamiento
verbal
y
faltare
la
prueba
del
precio
convenido,
el
arrendatario
devolverá
al
arrendador
la
cosa
arrendada,
abonándole,
por
el
tiempo
que
la
haya
disfrutado,
el
precio
que
se
regule.”)
‐ Normas
interpretativas,
explicativas
o
discurvias.‐
Sirven
de
reglas
para
la
interpretación
de
las
normas
jurídicas
o
de
los
actos
jurídicos
(así,
arts.
19
a
24
CC
en
relación
a
cómo
ha
de
interpretarse
la
ley;
así,
art.
19
CC:
“1
.
El
extranjero
menor
de
dieciocho
años
adoptado
por
un
español
adquiere,
desde
la
adopción,
la
nacionalidad
española
de
origen.
2.
Si
el
adoptado
es
mayor
de
dieciocho
años,
podrá
optar
por
la
nacionalidad
española
de
origen
en
el
plazo
de
dos
años
a
partir
de
la
constitución
de
la
adopción.”;
y
el
art.
1560
CC,
sobre
la
interpretación
de
los
actos
jurídicos:
“El
arrendador
no
está
obligado
a
responder
de
la
perturbación
de
mero
hecho
que
un
tercero
causare
en
el
uso
de
la
finca
arrendada;
pero
el
arrendatario
tendrá
acción
directa
contra
el
perturbador. No
existe
perturbación
de
hecho
cuando
el
tercero,
ya
sea la
Administración,
ya
un
particular,
ha
obrado
en
virtud
de
un
derecho
que
le
corresponde.”)
‐ Normas transitorias o temporales.‐ Son las que tienen duración puramente temporal, ya sea
para satisfacer una necesidad circunstancial o para facilitar el paso de la antigua legislación a
la nueva.
‐ Normas regulares o normales.‐ Son las que aplican de un modo u otro los principios
generales de una rama del derecho o de una institución jurídica (ej. retraso
injustificado en la entrega de una vivienda comprada, el adquirente puede reclamar
daños y perjuicios).
‐ Normas excepcionales o singulares.‐ Se aplican a casos que obedecen a principios
antitéticos de los generales del ordenamiento jurídico. Son las que se inspiran en
principios contrapuestos a aquellos, respecto de los cuales constituyen excepciones.
Encuentran su explicación o razón de ser en la necesidad de proteger los intereses de
una de las partes, de los terceros o de posibilitar la constitución de una relación jurídica o el
ejercicio de un derecho que, ajustándose a las normas regulares o no, sería dable alcanzar o
sería muy difícil (ej. retraso en la entrega de una vivienda comprada a
consecuencia de un supuesto de fuerza mayor, no se puede reclamar indemnización de daños
y perjuicios)
‐ Normas reguladoras o referidas.‐ Son las que regulan en forma directa una relación jurídica.
‐ Normas de aplicación, reenvío o referenciales.‐ Son las que, para los casos que ellas
contemplan, no establecen regulación, sino que disponen que ésta ha de ser la que
para casos distintos contemplan otras normas. Por ejemplo, el artículo 1900 relativo a
la permuta hace remisión a las normas reguladores de la compraventa.
9) Según su alcance:
‐ Normas de derecho particular o local.‐ Son las que imperan sólo en una parte
determinada del territorio nacional.
‐ Normas rígidas o de derecho estricto.‐ Son las que sólo pueden aplicarse a los
supuestos que contemplan y no a otros por análogos o parecidos que fueran (ej.
mayoría de edad a los 18 años)
‐ Normas elásticas o de derecho flexible.‐ Son aquellas cuya aplicación puede extenderse a
otros casos o supuestos por ellas contemplados, parecidos o análogos porque responden al
espíritu de la norma y nada se opone a su aplicación extensiva o
analógica, a ambas o, al menos, a la primera (ej. la emancipación a la mayoría de edad
–18 anos‐, pero también con 16 años, incluso con 14 años).
‐ Normas sustantivas o materiales.‐ Son las que tienen una finalidad propia y subsistente por
sí, fijando la regla de conducta y las facultades y deberes de cada cual (por ejemplo, las
normas de derecho civil).
‐ Normas adjetivas o formales.‐ Son las que poseen una existencia dependiente y
subordinada, pues solo tienden a facilitar los medios para que se cumpla la regla
establecida, garantizando el respeto a las facultades y deberes atribuidos por las
normas sustantivas (por ejemplo, las normas de derecho procesal).
Fuente en sentido figurado es la razón primitiva de cualquier idea o causa dirigida de un hecho.
Las fuentes se dividen en dos:
fuentes directas (ley, costumbre y principios generales del derecho), que son aquellas que encierran
en sí la norma jurídica, y fuentes indirectas, que son aquellas que ayudan a la producción y
comprensión de la norma jurídica, pero sin darle existencia por si mismo.
Por ejemplo, la jurisprudencia (única indirecta) del poder supremo no encierra en sí la norma jurídica,
pero ayuda a su aplicación.
Las fuentes directas pueden ser principales (o de aplicación preferente) como es la ley y subsidiarias (o
de aplicación subsidiaria) como la costumbre (subsidiaria de primer grado) y los principios generales
del derecho (subsidiaria de segundo grado).
Según el Código Civil Español. Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y
los principios generales del derecho.
A) La ley
En un sentido jurídico amplio, la Ley es cualquier norma positiva o extrapositiva, bien sea
escrita o bien oral [consuetudinaria]. En sentido estricto, la Ley será la norma general que
nace de la potestad del Estado y que constituye una regla de Derecho objetivo o que es una
norma jurídica de carácter general, establecida por el Estado a través de sus órganos; ya
sean las Cortes Generales para toda la nación o las Asambleas Legislativas para las
Comunidades Autónomas que dispongan de ellas.
El rasgo fundamental de la Ley es su carácter escrito que se desprende de esta acepción
restringida, por lo que quedará excluidas de su ámbito las normas no escritas como las
costumbres. Acotando más el concepto de Ley, será la norma general, emanada del Estado o
de las Comunidades Autónomas, con carácter escrito que reúna unos requisitos que se
desprenden de su origen, elaboración y rango.
Puede ocurrir que una ley no regule taxativamente todos los actos humanos (porque la vida humana
va mucho más rápida que la ley, en esos casos existe una laguna. En ese caso se aplica la analogía)
Ej. La Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 no contiene ninguna norma que nos indique la
edad mínima para poder concertar un arrendamiento urbano, es decir, que presenta un vacío
legal con respecto a ese punto en concreto.
Si bien podemos hablar de las lagunas de la ley –del Código Civil o del Código de Comercio–,
no podemos hacerlo cuando nos referimos al ordenamiento jurídico, en ese sentido la
Exposición de Motivos del nuevo Título Preliminar del Código Civil dice: «La formulación de
un sistema de fuentes implica la exclusión de las lagunas del Derecho» por lo tanto se admite
la existencia de laguna legal pero no la del ordenamiento. Según Lacruz, no puede haber
lagunas del ordenamiento puesto que según el art. 1.7º del cc: «Los jueces y tribunales tienen
el deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose al
sistema de fuentes establecido». Es decir, que una determinada ley podrá presentar una serie
de lagunas pero el ordenamiento jurídico nos va a proporcionar los medios adecuados para
llenar ese vacío legal.
La analogía: es el instrumento técnico, que sirve para rellenar las lagunas de la ley y puede ser definido
como la aplicación extensiva de la norma a un caso no previsto por ella pero que presenta afinidad con
otros que si regula.
“Procederá
“Procederá lala aplicación
aplicaciónanalógica
analógicade
delas
lasnormas
normascuando
cuandoestas
estas no
no contemplen
contemplen un
un supuesto
supuesto específico,
pero regulen otro semejante entre los que se aprecie identidad de razón”
específico, pero regulen otro semejante entre los que se aprecie identidad de razón”
C) La costumbre:
Puede ser definida por aquella norma jurídica e la que se manifiesta en una colectividad determinada
la voluntad jurídica general a través de los usos uniformes.
La costumbre es una fuente formal del derecho (forma de manifestarse el Derecho) que tiene
su correlativa fuente material en los grupos sociales. Al conjunto de normas que surgen de la
costumbre se les conoce como normas consuetudinarias. La costumbre a diferencia de la ley
pertenece a la tradición oral.
La costumbre es una fuente subsidiaria de primer grado porque se aplica solo en defecto de ley. Para
que la costumbre tenga valor jurídico, (para que tenga valor debe cumplir unos requisitos) los
requisitos son:
1º Elemento externo: integrado por la necesidad de que el uso generador de la costumbre sea
general, uniforme, constante y con cierta duración en el tiempo.
2º Elemento interno: o convicción del carácter obligatorio de la norma.
“Lo principios generales del derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio
de su carácter informador del ordenamiento jurídico”
E) La Jurisprudencia
Se entiende el criterio uniforme y constante de aplicar el derecho en las
Instancias generales del d. Por tanto, para que exista jurisprudencia es necesario dos sentencias del
Tribunal Supremo.
La Jurisprudencia hace referencia al art 1 párrafo sexto
-La analogía: Según el art. 4.1 CC, “procederá la aplicación analógica de las
normas cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante
entre los que se aprecie identidad de razón”. El uso de la analogía está, sin embargo,
sujeto a ciertos límites, ya que, como dice el art. 4.2 CC, “las leyes penales, las
excepcionales y las de ámbito temporal no se aplicarán a supuestos ni en momentos distintos
de los comprendidos expresamente en ellas”.
-La supletoriedad: Permite aplicar una regulación de carácter más general para
suplir las lagunas que presente la regulación específica de una determinada materia. La
supletoriedad funciona en diferentes niveles: así, determinadas fuentes del Derecho son
supletorias respecto a otras (p. ej., los principios generales del Derecho se aplican con carácter
supletorio respecto a la ley y a la costumbre)
-La decisión fundada exclusivamente en equidad sólo será posible cuando la Ley
expresamente lo permita en un caso concreto.
Las normas jurídicas viven en el tiempo y adquieren fuerza obligatoria desde que entran en
vigor y despliegan esa fuerza obligatoria hasta que son modificadas o derogadas por otras.
Aunque caben que las normas sean obligatorias desde su momento de publicación la
generalidad de los códigos establece un tiempo llamado “vacatio legis” que es un periodo entre
la publicación y la entrada en vigor.
Existen leyes que entran en vigor el mismo día de su aplicación como por ejemplo los
presupuestos generales del Estado.
B) La derogación
En cuanto a la derogación, dispone el art. 2.2 CC que “las leyes sólo se derogan
por otras posteriores. La derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y
se extenderá siempre a todo aquello que en la ley nueva, sobre la misma materia, sea
incompatible con la anterior. Por la simple derogación de una ley no recobran
vigencia las que ésta hubiere derogado”. Para que una norma posterior pueda
derogar a otra anterior, debe tener un rango igual o superior a ésta, nunca inferior.
La cuestión fundamental en el derecho transitorio es aquel que regula la eficacia de las normas
jurídicas en el tiempo. Es la de determinar si la ley nueva ha de aplicarse a las relaciones
jurídicas nacidas bajo el Imperio de la ley anterior, (esto es lo que se llama
retroactividad). O si por el contrario, la ley nueva ha de respetar el estado jurídico creado
con anterioridad (principio de irretroactividad).
El fraude de ley está previsto con carácter general por el art. 6.4 CC: “Los actos
realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por
el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y
no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir”.
E) El fraude de ley
Puede ser definido por aquel acto cuyo resultado está prohibido por una ley, pero busca amparo en
otra ley dictada con distinta finalidad. Siendo esa ley incapaz de protegerme del todo.
“Los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado
prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerará ejecutado en fraude
de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiese tratado de eludir”
Al nacimiento de la persona física hace referencia el art 30 del Código Civil, cuando exige o
manifiesta que el nacido ha de vivir 24 horas enteramente del claustro maternal.
Lo que indica que, a efectos civiles, el nacimiento no se produce por el parto, si no que se
produce cuando han pasado 24 h y está totalmente desprendido del claustro materno (cordón
umbilical).
“La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el entero
desprendimiento del seno materno”
A la extinción hace referencia el art 32 y dice que la persona se extingue en el momento de la muerte.
LA AUSENCIA CIVIL
Concepto
Esta figura está regulada en los arts.181 a 192 cc. La declaración judicial de ausencia legal es
consecuencia de la necesidad de proveer de modo estable la desaparición de una persona de
su domicilio o de su última residencia, cuando esta es algo más que una mera falta de
noticias, siempre que concurran una serie de requisitos .
La ausencia declarada no es un estado civil ni produce una modificación de la capacidad de
obrar, sino que se pretende solventar el vacío que causa su desaparición en su patrimonio y
en su familia .
En efecto, cuando se da la desaparición y los requisitos –situación de hecho, ausencia de
hecho– unas personas deben y otras pueden, pedir la declaración de ausencia que se declara
por resolución judicial.
b) Por prueba de la muerte del ausente (art. 188.1º). En este caso se abre la sucesión y se
produce la delación a favor de los herederos testamentarios o ab intestato; aceptada por esos
la herencia, el representante del ausente fallecido les hará entrega del patrimonio del mismo.
No obstante, el hecho de que toda persona física tenga, por definición, personalidad desde el
punto de vista jurídico, no significa que toda persona pueda actuar eficazmente en el tráfico
jurídico.
Se denomina “capacidad jurídica” a la aptitud para ser titular de derechos
subjetivos y obligaciones y para ser parte en relaciones jurídicas. La capacidad jurídica,
que no es susceptible de graduación (se tiene o no se tiene, pero no se puede tener una
capacidad jurídica restringida o limitada) no es sino una manifestación de la
personalidad jurídica, y por tanto se reconoce a todas las personas, tanto físicas como
jurídicas.
En cambio, la “capacidad de obrar” es la aptitud para actuar eficazmente en el
tráfico jurídico, ejercitando derechos, cumpliendo obligaciones y realizando actos y
contratos. La capacidad de obrar sí es graduable, es decir, se puede tener en mayor o
menor medida. Como regla general, se puede decir que tienen plena capacidad de obrar
los mayores de edad no incapacitados. En cambio, la capacidad de obrar puede verse
restringida o limitada cuando se den en la persona determinadas circunstancias:
a) Los menores de edad: Como regla general, los menores de dieciocho años no
pueden actuar por sí mismos en el tráfico jurídico (contratando, ejercitando derechos,
cumpliendo obligaciones), sino que han de hacerlo a través de sus representantes
legales. Un caso especial es el de los menores emancipados. El sujeto menor de edad,
pero mayor de dieciséis años, puede obtener la emancipación por concesión de los
padres o del tutor (en este caso se habla de “habilitación de edad”), por concesión del
Juez, o por el hecho de vivir de forma independiente con el consentimiento de los padres.
El emancipado puede actuar por sí mismo como si fuera mayor de edad, pero
necesita la asistencia de sus padres o de un curador para realizar eficazmente los actos y
contratos que tienen mayor trascendencia (art. 323: tomar dinero a préstamo, gravar o
enajenar bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales u objetos de
extraordinario valor). Obsérvese que en estos casos los padres o el curador no actúan
representando al emancipado; es éste el que actúa, aunque necesita la asistencia de
aquéllos.
La tutela y la curatela:
La tutela:
La tutela se constituye sobre menores e incapacitados en los casos de incapacidad más
grave, mientras que a la curatela, mucho menos frecuente, se sujetan los menores que
ya están emancipados y no tienen padres, los pródigos (declarados incapaces para
administrar sus bienes) y los afectados por una incapacidad leve, siendo necesaria la
asistencia del curador para que puedan realizar determinados actos concretos.
La curatela:
Están sometidos a curatela los emancipados cuyos padres han muerto o están
incapacitados, los que han obtenido el beneficio de la mayor edad y
los pródigos (declarados incapaces para administrar sus bienes).
Tiene por objeto completar la capacidad de estas personas, por lo que será necesaria la
intervención del curador en aquellos actos que los menores o pródigos no pueden realizar
por sí mismos según haya dispuesto la sentencia judicial de declaración de incapacidad.
“La curatela de los incapacitados tendrá por objeto la asistencia del curador para aquellos actos
que especialmente la sentencia haya establecido”
5. LA REPRESENTACIÓN
Se entiende por representación aquel medio por el cual una persona realiza un acto jurídico en
nombre de otra.
Clasificación legal: es la que reconoce nuestro código civil que distingue en el art 35,
corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público y asociaciones civiles,
mercantiles o industriales de interés particular.
Las asociaciones.
Podemos definir la asociación, en sentido estricto, como aquella persona jurídica
privada, formada por un conjunto de personas voluntariamente organizadas con vistas a
la consecución de un fin que ha de ser lícito, determinado, y de interés general –en el
sentido de no lucrativo-.
Las fundaciones.
Son aquellas personas jurídicas de Derecho Privado y de base patrimonial que,
por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la
realización de fines de interés general.
Se trata de una figura que los poderes públicos tienden a promocionar como una
forma de encauzar la contribución de los particulares a la consecución de fines de
interés general (educativos, culturales, asistenciales, etc.), para lo cual se les reconocen
importantes ventajas, especialmente de carácter fiscal. Por eso, son muchas las personas
físicas y jurídicas que acuden hoy a la creación de fundaciones con el fin de aprovechar
tales ventajas.
COSAS Y BIENES.
Pueden ser objeto de un derecho subjetivo todas aquellas realidades sobre las
cuales se puede atribuir a un sujeto un determinado ámbito de poder a fin de satisfacer
sus intereses (cosas materiales o inmateriales, comportamientos ajenos o prestaciones,
atributos de la personalidad, etc.)
Las cosas constituyen el objeto inmediato de los derechos reales; sin embargo,
también pueden constituir el objeto mediato de los derechos de crédito, ya que la
prestación del deudor (el comportamiento debido por éste al acreedor) puede consistir
en realizar determinadas actuaciones en relación con una cosa (transmitir su propiedad
en la compraventa, ceder su uso en el arrendamiento, custodiarla en el depósito, etc.).
b) Las cosas deben tener una existencia autónoma y unitaria, que les permita ser
objeto de un derecho subjetivo y de un tráfico jurídico independiente. La
individualización de una cosa puede resultar de su propia naturaleza (p. ej., un animal) o
de una intervención humana, que puede ser material (el líquido o el gas recogidos en un
recipiente) o meramente ideal (división de las fincas). Del mismo modo, la unidad de la
cosa puede ser física o económica (el mobiliario de una casa, una empresa).
-Son inmuebles por naturaleza el suelo y los materiales que lo conforman, así
como el vuelo, el subsuelo y las aguas.
-Son inmuebles por destino aquellos bienes que, siendo muebles en sí mismos,
estén destinados al servicio permanente de un inmueble, sin estar adheridos a él (p. ej.,
maquinarias o instrumentos de una explotación).
-Son bienes muebles por naturaleza las cosas susceptibles de apropiación que se
pueden transportar de un punto a otro sin deterioro de su naturaleza o de la cosa
inmueble a la que estuvieren eventualmente unidas.
-Se consideran muebles por analogía los bienes inmateriales (energías, ideas y
creaciones) y los derechos reales sobre bienes muebles.
-Por último, son bienes muebles por exclusión los demás derechos patrimoniales
que no tengan la consideración de inmuebles (p. ej., los derechos de crédito).
Son cosas de propiedad privada las que pertenecen a los particulares o al Estado
o entidades públicas sin estar destinadas al uso o al servicio público (arts. 340 y 345).
Los bienes de propiedad privada que pertenecen al Estado o a las entidades públicas se
denominan “bienes patrimoniales”. A pesar de ser bienes de propiedad privada, la
Administración tiene importantes prerrogativas en relación a ellos, ya que puede
proceder por su propia autoridad a deslindarlos o a recuperar la posesión indebidamente
perdida, y no pueden ser objeto de embargo; sin embargo, sí pueden ser enajenados, y
se puede adquirir su propiedad por prescripción.
La Comunidad de Bienes es la forma más sencilla de asociación entre varios autónomos para
Podemos definir la Comunidad de Bienes como la asociación entre dos o más autónomos
(llamados socios comuneros) que tienen una cosa o derecho en común y por la que obtienen un
Es la opción más recomendable cuando son varias las personas que van a poner en marcha
Constitución com.Bienes:
Contrato privado
Es necesario firmar un contrato privado de comunidad de bienes entre los socios comuneros.
Domicilio de la comunidad.
Todas las cláusulas que se decida pactar: duración, causa de disolución, posibilidad de
autonómica que corresponda. Si se aportan bienes inmuebles o derechos reales, será necesaria
escritura pública.
Mínimo de socios
Para crear una Sociedad de Bienes, se necesitan mínimo 2 socios. No existe un máximo.
No existe aportación mínima. Pueden aportar bienes o dinero y trabajo. Estos dos últimos no
Siempre deberá existir un capital mínimo de partida que podrá ser la aportación de la cosa
común.
Responsabilidad
empresarios autónomos que son, la responsabilidad de los socios comuneros por deudas frente
a terceros es ilimitada y solidaria. Es decir, los socios responden con sus bienes presentes y
Si la comunidad acumula pagos pendientes podrían reclamar el coche, la casa y cualquier bien
de los socios. Así se desprende del artículo 395 del Código Civil referido a la Comunidad de
Bienes.
Esta es la principal desventaja que presenta una Comunidad de Bienes con respecto a la
Sociedad Limitada. Sin embargo, podemos limitar nuestra responsabilidad si nos acojamos a
Gracias a esto nuestra vivienda quedará exenta de responsabilidad siempre que su valor no
supere los 300.000 euros y siempre que hayamos actuado de buena fe.
-Los frutos naturales, que son los productos orgánicos de la cosa (cosecha,
productos de los animales, minerales, madera, etc.), ya sean producidos
espontáneamente por ésta o gracias a la actividad humana; en este último caso el CC
habla de “frutos industriales”.
-Los frutos civiles son los rendimientos que se obtienen de la cosa en virtud de
una relación jurídica constituida sobre ella (rentas de un arrendamiento, interés que
produce un capital prestado, rentas derivadas de un contrato de renta vitalicia,
rendimientos de un negocio o explotación, dividendos de unas acciones, etc.).
Según la situación en que se encuentren, los frutos –sobre todo los naturales e
industriales- son aparentes o no aparentes, según que hayan o no nacido y sean o no
perceptibles. Los frutos aparentes pueden estar pendientes (todavía adheridos a la cosa),
separados (segregados natural o artificialmente), percibidos (tomados con intención de tenerlos
como propios) o consumidos (desaparecidos por su utilización o
transformación).
4) EL PATRIMONIO.
Pro indiviso es una expresión jurídica de origen latino que hace referencia a la situación de una
cosa o derecho que pertenece a varias personas en común, sin que existan partes diferenciadas a
cada uno de los propietarios o titulares del derecho. Cuando existe la copropiedad, la cosa o el
derecho pertenece a varias personas, sin que pueda decirse qué parte específica corresponde a
cada uno, pues el bien o derecho pertenece a todos, sin división material de las partes.
1. LA RELACIÓN JURÍDICA
¨Relación jurídica es el vínculo que une a dos o más personas físicas o morales, respecto
determinados bienes o intereses, estable y orgánicamente regulada por el Derecho, como
cauce para la realización de una función social merecedora de tutela jurídica¨.
2. EL DERECHO SUBJETIVO
1º El sujeto: o titular del derecho, que es la persona a la que se le concede el poder jurídico .
2º El objeto: que es la realidad sobre la que recae el poder del sujeto.
3º El contenido: constituido por el poder o conjunto de poderes atribuidos al titular.
Derechos absolutos
Son aquellos derechos que pueden ejercitarse frente a todos los demás sujetos de un
determinado orden jurídico (es decir, los que originan un deber general de respeto). Los
derechos absolutos tienen eficacia frente a todo el mundo (eficacia erga onmes), puesto que no
solo confieren un poder inmediato y directo sino que excluyen la intervención ajena en la esfera
de su señorío; imponiendo a los demás el deber de respetarlo (Albaladejo, 2002). Son derechos
absolutos los derechos reales (ej. propiedad) y los derechos de la personalidad.
Derechos relativos
Son los que confieren a su titular un poder sobre la conducta de una concreta persona, (como
el que corresponde al acreedor sobre el deudor). A diferencia de los absolutos se dirigen solo
contra una persona individualmente determinada frente a la que ostentan el derecho
subjetivo y no frente a todos (Albaladejo, 2002).
Ej. El derecho de crédito solo se detenta frente a una persona (o varias concretas y
determinadas) con la que se ha celebrado un contrato, de compraventa, arrendamiento, etc.
Esa facultad o poder que solo puede ser ejercido frente al sujeto o sujetos que asumieron el
compromiso de realizar una determinada conducta. Son derechos relativos los derechos de
crédito.
-En materia de derechos reales concurrentes sobre un mismo bien, rige el criterio
de preferencia temporal (“prior tempore, potior iure”): los derechos anteriores
prevalecen siempre sobre los posteriores.
-Prohibición del abuso de derecho y del ejercicio antisocial del mismo. Art. 7.2
CC: “La ley no ampara el abuso del derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo
acto u omisión que por la intención de su autor, por su objeto o por las circunstancias en que se
realice sobrepase manifiestamente los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño
para tercero, dará lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas
judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso”.
Extinción: la desaparición absoluta de un derecho que deja de existir para el titular y para los demás.
Pérdida: de un derecho la desaparición relativa del mismo que tiene lugar por la separación de su
titular a la que puede seguir la adquisición por un tercero.
Causas:
Tanto la extinción como la pérdida pueden deberse entre otras a las siguientes causas:
El poder o facultad de disposición. Como quiera que el derecho subjetivo se confía al arbitrio
de su titular, corresponde a este la posibilidad de realizar toda una serie de actos que afecten
a la sustancia y subsistencia del derecho. A esta posibilidad se le denomina poder o facultad
de disposición, y consiste en la enajenación o transmisión del derecho a otra persona, la
constitución a partir del mismo de otros derechos limitados y la posibilidad de extinguir el
derecho renunciándolo.
Ej. Cuando alguien se apropia de una cosa (caza) que no tenía dueño. O se construye una casa
en un solar de su propiedad.
Es derivativa cuando el adquirente para hacer suya la cosa se basa en la pérdida del mismo
por aquel a quien pertenecía, o en que un derecho de este quede reducido o limitado,
constituyéndose con las facultades que le resten, un nuevo derecho a favor del adquirente.
El primer supuesto, el que se basa en la pérdida de un derecho, hablamos de la adquisición
derivativo-traslativa, puesto que un mismo derecho se traslada a otra persona.
Ej. La compraventa, en ella el comprador adquiere la cosa porque el vendedor se despoja de ella
(pierde su propiedad).
Ej. Mediante el derecho de usufructo se adquiere el derecho a utilizar una cosa cuya propiedad
pertenece a otra persona, es decir, que sobre la base del derecho de propiedad ajena
constituiremos uno nuevo que a su vez comportará una limitación del primero. La adquisición
derivativa, al mismo tiempo puede ser inter vivos o mortis causa, según que el derecho se
transmita entre vivos (ej. la donación o la compraventa) o bien que se transmitan a causa de la
muerte de una persona (ej. la herencia o el legado).
La modificación de un derecho es toda alteración que sufre desde que nace hasta que se
extingue.
Las modificaciones pueden ser subjetivas, referidas al titular del derecho, cuando se
cambia de titular o aumenta o disminuye su número y objetivas, referidas a la cosa, pudiendo
ser cuantitativas cuando aumenta o disminuye la cosa (ej. El dueño de una casa la eleva un
piso más) o cualitativas cuando se transforma la cosa (ej. La deuda no pagada se transforma
en una indemnización de daños y perjuicios).
Ej. la muerte de su titular si el derecho era personalísimo, por el transcurso del plazo que tenía
de vida un arrendamiento, la destrucción de la cosa, etc.
Ej. cuando se vende una casa, el propietario pierde su derecho de propiedad pero este subsiste
para el nuevo adquirente.
La renuncia es una forma de perder los derechos mediante la que el titular del derecho hace
dejación voluntaria del mismo sin transmitirlo a ninguna otra persona, simplemente se
desprende de él. Dicha renuncia solo será válida en el supuesto de que se haga dentro de los
límites del art. 6.2 cc, es decir, sin contrariar el interés o el orden público ni perjudicando a
terceros.
LA RENUNCIA
Se entiende por renuncia el abandono de un derecho por su titular sin transmitirlo a una tercera
persona. La renuncia tiene los siguientes caracteres:
1. Que el renunciante sea titular del derecho, en base al principio existente en nuestro derecho
que nadie puede renunciar a lo que no le pertenece.
2. Que el titular tenga la libre disposición del derecho.
A pesar de lo señalado hasta aquí, no todos los derechos son renunciables. Según el Código
Civil son irrenunciables los siguientes derechos:
La prescripción extintiva
Concepto y fundamento
La prescripción puede definirse como una forma de extinción de los derechos y las acciones
derivadas de la falta de ejercicio por su titular durante el plazo de tiempo señalado por la ley.
La falta de ejercicio del derecho, según Díez-Picazo y Gullón, es la
inactividad del titular ante su lesión.
Ej. El acreedor que no reclama el pago de una deuda; el propietario que no impide que
un tercero ocupe su finca, etc.
El fundamento de esta figura se encuentra en que es necesaria para el orden social y para la
seguridad jurídica. No sería justo que una persona resucitase viejas pretensiones, y poner en
peligro la situación quieta y pacífica mantenida por otras personas durante largo tiempo.
Además es justo que el titular de un derecho sea diligente en orden a su ejercicio, y que si no
lo es que el perjuicio deba depararle para él. La prescripción pretende evitar el ejercicio
intempestivo de un derecho.
Objeto de la prescripción
Según la regla del art. 1.930.2 parece ser que son extinguibles por prescripción cualquier
clase de acciones y derechos, puesto que el precepto se refiere tanto a derechos de crédito y
como a derechos reales, es decir derechos de naturaleza patrimonial Por el contrario la
institución de la usucapión solo es aplicable a los derechos reales.
Para que la prescripción extintiva opere han de cumplirse los siguientes requisitos ;
1º Que el derecho sea prescriptible. Lo cual de acuerdo con el art. 1.930.2 es la regla general
en nuestro derecho en relación con los derechos patrimoniales. No obstante, algunos
derechos en vez de prescribir, caducan.
2º Que el derecho en cuestión permanezca inactivo, no ejercitado, pudiéndolo haber sido.
3º Que transcurra el plazo señalado por la ley sin ejercitarse el derecho.
4º Que producido un acto extemporáneo (fuera de plazo) de pretendido ejercicio del derecho,
el sujeto pasivo contra el cual se ejercita, alegue la prescripción ya producida y no haya
renunciado a ella.
El titular del derecho que permanece inactivo puede ejercitar eficazmente su derecho
mientras no venza el plazo de prescripción. Si dentro del plazo de prescripción se realiza un
acto de ejercicio del derecho, el discurrir de la prescripción cesa, se interrumpe, lo que
supone que nuevamente se ha de empezar a contar el plazo desde el principio, en el
supuesto de que volviese a producirse una nueva etapa de inactividad.) La interrupción borra
el plazo anterior, es por ello por lo que hay que volver a empezar a computarlo.
Cuestión diferente de la interrupción, es la suspensión de la prescripción, en esta se produce
una paralización del plazo prescriptivo, pero a diferencia de la interrupción aquí el plazo
transcurrido conserva su eficacia, de manera que el plazo anterior y el posterior a la
suspensión pueden sumarse. La suspensión de la prescripción no está regulada por el cc,
aunque las partes pueden acordarla.
Los motivos por los que se puede interrumpir la prescripción están enumerados en el art.
1.973 cc y son las siguientes:
1º El ejercicio judicial del derecho. Bajo este concepto hay que incluir el hecho de formular
la demanda, así como el intento de conciliación llevado a trámite.
2º El ejercicio extrajudicial del derecho. Cualquier reclamación por el titular del derecho al
sujeto pasivo interrumpe la prescripción. (Ej. Requerimiento notarial de pago de una deuda.)
3º El reconocimiento del derecho. Este puede ser expreso o tácito y debe de haberse
hecho con la finalidad de interrumpir la prescripción. Ej. El deudor que paga intereses dentro
del periodo de prescripción, está reconociendo la deuda.
Plazos de prescripción
- Los derechos reales sobre bienes inmuebles prescriben al los treinta años (art. 1.963) salvo
la acción hipotecaria que prescribe a los veinte (art. 1.964).
- Los derechos reales sobre bienes muebles prescriben a los seis años (art. 1.962).
- Los derechos personales prescriben a los 15 años salvo que se establezca otra cosa en la
ley.
- El derecho a cobrar prestaciones periódicas pagaderas por plazos inferiores a un año
prescribe a los 5 años.
- El derecho a cobrar los servicios profesionales (honorarios de abogado) y otros supuestos,
prescriben a los 3 años.
- Los interdictos posesorios y el derecho a reclamar la indemnización derivada de la
responsabilidad extracontractual prescribe al año.
La caducidad
Otra forma de actuar el tiempo como límite de la eficacia de los derechos subjetivos es la
caducidad. Se trata también de una forma de extinción de las acciones y de los derechos por
el transcurso del tiempo, pero no le es aplicable enteramente
el régimen jurídico de la prescripción). Las principales diferencias entre ambas
figuras consisten en que:
b) La caducidad puede ser declarada de oficio por el juez aunque el interesado no la alegue,
la prescripción solo puede ser declarada si se alega por el interesado, es decir a instancia de
parte.
c) Los plazos de caducidad generalmente suelen ser mucho más cortos que los de
prescripción
Los civilistas definen obligación como: Derecho del acreedor dirigido a conseguir del deudor
una prestación de dar, hacer o no hacer garantizada con todo el activo patrimonial del deudor.
“Crédito” y “obligación” son términos sinónimos, puesto que designan una misma
relación, vista desde el punto de vista de cada uno de los implicados: el derecho
de crédito del acreedor se corresponde con la obligación del deudor.
Las fuentes de las obligaciones son aquellos hechos o situaciones que determinan que un sujeto
quede obligado a realizar algo a favor de otro. Las fuentes de las obligaciones más importantes
son la ley, el contrato, y la denominada “responsabilidad extracontractual” o
“responsabilidad por daños”.
2) EL OBJETO DE LA OBLIGACIÓN.
2.1. Obligaciones de dar, hacer y no hacer.
El objeto de toda obligación es la “prestación” o conducta que ha de realizar el
deudor. La prestación debe ser posible, lícita y determinada o, al menos, determinable
con arreglo a criterios objetivos. Según el tipo de prestación que debe realizar el deudor,
cabe distinguir los siguientes tipos de obligaciones:
Son aquellas obligaciones que tienen por objeto la entrega de dinero. Desde el
punto de vista jurídico, el dinero se define como una cosa mueble, fungible y divisible,
que sirve como medio de pago de las obligaciones, como instrumento de cambio y
como medida de valor de las cosas y servicios.
Las obligaciones pecuniarias pueden ser de dos tipos: las deudas de cantidad son
aquéllas que tienen por objeto la entrega de una cantidad de dinero líquida, es decir, ya
determinada (p. ej., la de pagar el precio en una venta); en cambio, las deudas de valor
son aquéllas que requieren una liquidación previa para determinar su cuantía exacta (p.
ej., las obligaciones indemnizatorias).
b) Solidaridad: También puede ser activa (de acreedores), pasiva (de deudores) o
mixta (de unos y otros). Cuando la obligación es solidaria, cada acreedor, sin contar con los
demás, puede exigir el cumplimiento íntegro de la prestación al deudor único, sin
perjuicio de que, en la relación interna, deba entregar a los demás acreedores su parte;
del mismo modo, el acreedor único puede exigir la prestación íntegra a cualquiera de los
deudores, sin perjuicio de que aquél que haya pagado pueda reclamar su parte a los
demás deudores en la relación interna. En caso de incumplimiento de la obligación,
todos los deudores responden solidariamente de la indemnización debida al acreedor. La
solidaridad refuerza notablemente la posición del acreedor, que ve ampliadas sus
posibilidades de cobro.
Las obligaciones unilaterales son aquéllas en las que sólo existe una parte
acreedora y otra deudora (p. ej., las que derivan del contrato de préstamo). Ahora bien,
existen ciertos casos en que las dos partes de una relación son, al mismo tiempo y de forma
recíproca, acreedores y deudores. Se trata de las llamadas “obligaciones
bilaterales, recíprocas o sinalagmáticas”, que son muy frecuentes en la práctica, y
que presentan un régimen especial en determinados aspectos especialmente importantes:
-Si no se establece otra cosa, las dos obligaciones deben ser cumplidas de forma
simultánea. Por tanto, si una de las partes, sin haber cumplido su propia obligación,
exige a la otra el cumplimiento de la suya, ésta última puede oponerse a la reclamación
utilizando la llamada “excepción de contrato incumplido”.
-Si una de las partes incumple su obligación, la otra puede optar entre exigir el
cumplimiento forzoso o la resolución del contrato, más la indemnización de daños (art.
1124).
Aunque sólo puede ser exigido al deudor –o a sus herederos-, el pago puede ser realizado por
cualquier sujeto, siempre que la obligación no sea personalísima, y con independencia de que
tenga o no un interés propio en que se realice el pago, y de que el deudor apruebe el pago, lo
ignore o lo desapruebe. El tercero que paga una deuda ajena tiene derecho a dirigirse a
continuación contra el deudor, pero lo que podrá reclamarle será distinto según los casos: si
actuó contra la voluntad del deudor, sólo podrá repetir contra éste en la medida en que el pago
le haya resultado útil; si actúa ignorándolo el deudor, o sin que éste manifieste su acuerdo o su
oposición, podrá reclamarle lo pagado; pero si actúa con el consentimiento del deudor, o en
virtud de un interés propio (o bien cuando así lo establezca expresamente la ley), se
produce lo que se denomina “subrogación por pago”, en virtud de la cual el tercero
que paga se coloca en la misma posición que tenía el acreedor original, y por tanto podrá
dirigirse contra el deudor aprovechando todas las garantías, privilegios y ventajas que tuviera el
crédito original.
En principio, quien tiene derecho a exigir el pago es exclusivamente el acreedor (o sus
herederos); pero, en determinados casos, también puede recibir el pago un tercero distinto, con
plenos efectos liberatorios para el deudor: cuando se trate de un tercero autorizado para recibir
el pago; cuando el pago realizado al tercero resulte ser útil para el acreedor; cuando el acreedor
ratifique el pago realizado al tercero; y cuando se paga de buena fe al “acreedor
aparente”.
La figura conocida como “cobro de lo indebido” se produce cuando un sujeto
realiza por error un pago a otro sujeto que no tenía derecho a cobrar (p. ej., se paga una
deuda que nunca existió o que ya estaba pagada; o se paga por error a una persona
distinta del acreedor). En estos casos, el que recibe el pago tiene obligación de restituir lo
indebidamente cobrado, pero tiene derecho a que le sean abonadas las mejoras y gastos que
haya realizado en la cosa. Si actuó de mala fe, su responsabilidad es más grave: deberá restituir
los frutos o intereses producidos o que hubiera debido producir la cosa entregada; responderá
de las pérdidas y deterioros que haya sufrido ésta por cualquier causa (incluso por caso
fortuito); y deberá indemnizar también los daños y perjuicios causados a quien realizó el pago
indebido (arts. 1895 y ss.).
La imputación de pagos.
C) La dación en pago.
Consiste en la realización por el deudor de una prestación distinta de la debida,
que es aceptada por el acreedor con la finalidad y el efecto extintivo propios del pago. A
diferencia del supuesto anterior, la dación en pago extingue automáticamente la
obligación, sin necesidad de que se proceda a la previa liquidación del bien o bienes
entregados.
Compensación.
Novación.
El acreedor de una obligación puede cambiar por dos razones fundamentalmente: por la
subrogación en la posición del acreedor original del tercero que paga una deuda ajena en ciertos
casos22, o por la cesión del crédito. Este último es un contrato en virtud del cual el acreedor
original transmite su derecho de crédito a otro sujeto, ya sea a título oneroso o a título gratuito,
sin necesidad de contar para ello con el consentimiento del deudor. Por el contrario, el cambio
de la persona del deudor requiere necesariamente el consentimiento del acreedor para liberar al
deudor original, ya que no se puede obligar al acreedor a que prescinda de la garantía que para
él supone la persona
y el patrimonio de su deudor (art. 1205 CC).
Desde otro punto de vista, la novación puede ser extintiva (la obligación original
se extingue y es sustituida por una nueva) o puramente modificativa (la obligación
original subsiste, pero con alguna modificación). La diferencia es importante porque en
la novación modificativa la obligación, pese al cambio de alguno de sus elementos,
conserva el resto de sus condiciones (como la fecha, las garantías, los privilegios, etc.);
la regla en esta materia es que se presume que la novación es puramente modificativa,
salvo que por acuerdo expreso de las partes o por ser incompatibles la obligación
originaria y la nueva deba entenderse que la novación tiene un carácter extintivo.
Al estudiar los elementos de la obligación se han distinguido los sujetos (acreedor y deudor),
el objeto (la prestación) y el vínculo (que es el nexo que liga a los sujetos con respecto al objeto):
éste, pese a ser un concepto unitario, puede diferenciarse en débito, que es el deber del deudor
de cumplir la prestación y el correlativo derecho de crédito del acreedor de exigirlo
y responsabilidad que es la sujeción del patrimonio del deudor al cumplimiento de la prestación,
como garantía para el acreedor, que puede dirigirse contra el mismo, caso de incumplimiento.
Este principio de responsabilidad lo proclama el artículo 1911 con carácter de patrimonial y de
universal: Del cumplimiento de las obligaciones responde el deudor con todos sus bienes
presentes y futuros.
LA FIANZA.
Concepto y caracteres.
Por el contrato de fianza un sujeto (fiador) se obliga personalmente frente al
acreedor a pagar o cumplir por el deudor principal en caso de que éste no lo haga. Se
trata de una garantía personal, puesto que el fiador responde frente al acreedor con todos
sus bienes presentes y futuros. La obligación del fiador tiene carácter accesorio, puesto
que su destino depende de la obligación principal (p. ej., se extingue cuando ésta se
cumple). El fiador puede asumir su posición de garante, bien de forma gratuita, o bien
de forma onerosa (p. ej., cuando recibe una retribución del deudor principal, como
sucede en los avales bancarios). La constitución de la fianza no está sujeta a ningún
requisito de forma, aunque sí ha de constar de forma expresa la voluntad del fiador.
Contenido.
En la relación entre fiador y acreedor, aquél se obliga a responder frente a éste
en caso de incumplimiento del deudor principal. Frente a la reclamación del acreedor, el
fiador puede oponerle el llamado “beneficio de excusión”, señalándole bienes del
deudor que sean suficientes para cubrir la deuda con objeto de que los agote antes de dirigirse
contra él mismo. Sin embargo, el fiador no podrá oponer el beneficio de
excusión cuando la fianza se haya constituido como solidaria; en tal caso, el acreedor
podrá dirigirse indistintamente contra el deudor principal o el fiador.
En la relación entre fiador y deudor principal, aquél dispone de dos vías de
actuación: antes de pagar al acreedor, y cuando se den determinadas circunstancias (art.
1843: cuando se le reclame judicialmente el pago, cuando el deudor sea declarado en
concurso o sea insolvente, cuando el deudor se hubiera comprometido a relevarle de la
fianza en un plazo determinado, cuando haya vencido el plazo de exigibilidad de la
deuda principal, y cuando se hayan cumplido diez años desde la constitución de la
fianza), podrá ejercitar contra el deudor la llamada “acción de relevación o cobertura” con
objeto de que éste le libere de la fianza o le garantice el reembolso de lo que haya de pagar.
Una vez que el fiador haya pagado ya al acreedor, podrá ejercitar contra el deudor principal la
correspondiente acción de reembolso (que comprende el capital pagado más los intereses,
gastos y daños), pudiendo subrogarse para ello en los
derechos que tuviera el acreedor frente al deudor.
La fianza puede definirse como aquel contrato por el que una tercera persona distinta del
acreedor y del deudor se obliga al cumplimiento de una obligación principal subsidiariamente.
Es decir, cuando el deudor o fiador anterior no la cumple.
A la fianza hacen referencia los art 1822 y siguientes del Código Civil. La fianza tiene los
siguientes caracteres.
1. Es un contrato accesorio ya que no puede existir ni tiene razón de ser sin una obligación
principal.
2. Es un contrato consensual: ya que se perfecciona por el mero consentimiento de las partes
3. Es un contrato unilateral ya que solamente produce obligaciones para la persona del fiador y
en favor del acreedor.
4. Puede ser gratuito u oneroso, aunque lo corriente en la práctica civil es que sea gratuito.
TIPOS DE FIANZA
La doctrina y la ley ha clasificado a la fianza en tres tipos: los cuales son la fianza convencional,
legal y judicial. La fianza convencional es la que surge con la voluntad entre el acreedor y el
deudor. La fianza legal es aquella impuesta por la ley con el fin de asegurar el cumplimiento de
una obligación. La fianza judicial es otorgada mediante una resolución judicial
También el código civil manifiesta que la fianza puede ser civil y mercantil. La fianza civil es
aquella que está regulada en los diferentes códigos civiles y normalmente se otorga a título
gratuito. La fianza mercantil es aquella que otorga una Institución autorizada y se regula por la
autoridad hacendaria de manera onerosa. Sin embargo también encontramos que la fianza puede
hacerse gratuitamente, en la cual el fiador no recibe ninguna retribución por otorgarla. Al contrario
de esta se encuentra la fianza onerosa, en la cual el fiador obtiene una retribución por otorgarla.
C. Las obligaciones de las partes:
Obligaciones del acreedor: el acreedor no tiene otra obligación que la de pagar al fiador el precio de la
fianza y solo en el caso que así se haya pactado y el pago corresponda al acreedor.
Obligaciones del fiador: Tiene una serie de obligaciones, beneficios y derechos frente al acreedor.
Como obligación principal tiene la de pagar la obligación principal subsidiariamente (para el caso que
el deudor no cumpla).
Tiene dos beneficios, el de exclusión y el de división. El de exclusión es aquel en que el fiador virtud del
cual puede detener la acción del acreedor. El de división es aquel en el que el fiador puede dividir los
efectos de la obligación.
Para que el fiador pueda aplicar este último beneficio debe cumplir los requisitos.
1. Que oponga el beneficio de exclusión al acreedor cuando este le requiera el pago
2. Que el fiador señale bienes del deudor que reúnan los siguientes requisitos: primero, que sean
bienes realizables en territorio español y que no
Según el art 1831 no tendrá lugar el beneficio de exclusión en los siguientes casos:
1. Cuando el fiador haya renunciado expresamente a ello
2. En caso de quiebra o concurso del deudor.
3. Cuando el fiador se haya obligado solidariamente con el deudor.
4. Cuando el deudor no pueda ser demandado dentro de España.
5. Cuando se trate de una fianza judicial.
A todo acreedor le interesa la integridad del patrimonio del deudor. Hay que partir
del art. 1911 del Código Civil que señala: “Del cumplimiento de las obligaciones responde
el deudor con todos sus bienes, presentes y futuros”. Pero este artículo es insuficiente, por
eso el art. 1111 del Código Civil va más allá: “Los acreedores, después de haber perseguido
los bienes de que esté en posesión el deudor para realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar
todos los derechos y acciones de éste con el mismo fin, exceptuando los que sean inherentes
a su persona; puede también impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de
su derecho”. Establece tres etapas que habrá de seguirse en ese mismo orden.
La acción subrogatoria
Según el derecho romano, “debitor debitoris, debitor meus est”: “el deudor de mi
deudor, es deudor mío”. Se permite que nos coloquemos en el lugar de mi deudor
para ejercitar los derechos del que debe frente a otro. Tiende a que entren en el
patrimonio del deudor bienes que ya tenían que estar dentro de él. Los acreedores se
subrogan en la posición de un deudor, para que entren en el patrimonio del mismo,
para que después el acreedor actúe en contra de ese patrimonio que ya se ha visto
afectado. Aparece en todos los códigos (italiano, francés, español…), como
mecanismo de sustitución procesal. El acreedor ejercita en nombre propio unos
derechos del deudor, que éste no ejercita. La finalidad es restaurar la solvencia del
deudor. Después de que exista la solvencia del deudor, se actuará contra su
patrimonio. Para ello se requieren los siguientes requisitos:
4. El art. 1111 del Código Civil refiere también que no cabe ejercitar la acción
subrogatoria cuando estemos ante derechos personalísimos.
A todo acreedor le interesa la integridad del patrimonio del deudor. Hay que partir
del art. 1911 del Código Civil que señala: “Del cumplimiento de las obligaciones responde
el deudor con todos sus bienes, presentes y futuros”. Pero este artículo es insuficiente, por
eso el art. 1111 del Código Civil va más allá: “Los acreedores, después de haber perseguido
los bienes de que esté en posesión el deudor para realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar
todos los derechos y acciones de éste con el mismo fin, exceptuando los que sean inherentes
a su persona; puede también impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de
su derecho”. Establece tres etapas que habrá de seguirse en ese mismo orden.
La acción subrogatoria
Según el derecho romano, “debitor debitoris, debitor meus est”: “el deudor de mi
deudor, es deudor mío”. Se permite que nos coloquemos en el lugar de mi deudor
para ejercitar los derechos del que debe frente a otro. Tiende a que entren en el
patrimonio del deudor bienes que ya tenían que estar dentro de él. Los acreedores se
subrogan en la posición de un deudor, para que entren en el patrimonio del mismo,
para que después el acreedor actúe en contra de ese patrimonio que ya se ha visto
afectado. Aparece en todos los códigos (italiano, francés, español…), como
mecanismo de sustitución procesal. El acreedor ejercita en nombre propio unos
derechos del deudor, que éste no ejercita. La finalidad es restaurar la solvencia del
deudor. Después de que exista la solvencia del deudor, se actuará contra su
patrimonio. Para ello se requieren los siguientes requisitos:
A través de esta acción, la ley permite al acreedor rescindir los actos y contratos
que haya podido realizar el deudor en fraude de los derechos de aquéllos (fundamentalmente,
con objeto de sacar los bienes de su patrimonio enajenándolos a
terceros, evitando así su embargo y ejecución). Se trata también de una acción
subsidiaria, que sólo se puede ejercitar cuando el acreedor no tenga otra forma de
cobrar. Para que la acción sea acogida, el acreedor debe probar que entre el deudor y el
tercero hubo un acuerdo fraudulento, aunque el fraude se presume en ciertos casos
(fundamentalmente, cuando se trate de enajenaciones gratuitas, y cuando se trate de
enajenaciones onerosas realizadas por un deudor que previamente hubiera sido ya
condenado o embargado). La acción está sometida a un plazo de caducidad de cuatro
años desde la enajenación.
Si la acción es acogida, el acreedor podrá dirigirse contra los bienes enajenados
de forma fraudulenta para cobrar su crédito, pese a no estar ya en el patrimonio del
deudor, y siempre que no hayan pasado a estar en poder de un tercero de buena fe. En
este último caso, el acreedor sólo podrá pedir una indemnización de daños y perjuicios a
quienes hubieran participado en el fraude.
b) Una vez que se liquidan los bienes, tienen derecho a cobrar en primer término
los acreedores que la ley considera privilegiados. Los privilegios crediticios pueden ser
de dos tipos: los privilegios especiales recaen sobre bienes concretos (p. ej., el que se
reconoce a los acreedores cuyos créditos están garantizados con prenda o hipoteca),
mientras que los privilegios generales recaen sobre el resto de los bienes del deudor (p.
ej., los créditos de la Seguridad Social, algunos créditos tributarios, y otros).
c) Una vez que hayan cobrado los acreedores privilegiados, lo harán los
acreedores ordinarios, en proporción a la cuantía de sus créditos, sobre el remanente que
pueda quedar.
Tipos de concurso
El concurso voluntario: es el solicitado por el propio deudor, que deberá probar su
insolvencia.
El concurso necesario: se da cuando los acreedores lo solicitan.
Si hay acuerdo en esta fase, se reparten los bienes del deudor en conformidad al acuerdo. Y si
no hay acuerdo se procede a la liquidación de los bienes del deudor.
Causales de autocontratación
Principalmente, el autocontrato suele ocurrir cuando una de las partes es representante de otra, y
realiza un acto en que el representante es una parte y el representado es otra.
Asimismo, puede haber autocontratación cuando una persona es representante de dos partes. Por
ejemplo, un corredor de bolsa puede representar tanto al vendedor como al comprador, y así
vender en nombre de uno y comprar en nombre de otro.
Son obligatorios los que generan el nacimiento de obligaciones (p. ej. contrato de mandato)
IV. Unilaterales y bilaterales: Son unilaterales los que producen obligación para una sola de
las partes contratantes (p. ej. la donación excepto las remuneradas). Son bilaterales los que
producen obligaciones para ambas partes contratantes (p. ej. contrato de compraventa)
El negocio jurídico, según sea celebrado por una o dos partes, es unilateral o bilateral.
En este sentido, el contrato es siempre negocio jurídico bilateral – o plurilateral -. Pero cuando
se habla de contrato unilateral o bilateral, no se alude al número de partes que intervienen
en el mismo – pues, tal y como hemos apuntado el contrato no puede ser unilateral en
este sentido -, sino a que sea productor de obligaciones bien a cargo de una sola de las partes
– por ejemplo, el préstamo -, o bien a cargo de ambas, como contrapartida la una de la
otra. Es decir, el contrato bilateral es el que produce obligaciones recíprocas o bilaterales.
Hay contratos que son necesariamente: - Unilaterales – como el préstamo -, ya que en
ellos es de esencia que sólo una
parte quede obligada a favor de la otra. El préstamo, sólo hace nacer la
obligación de devolver la cosa o suma prestada una vez perfeccionado con la entrega
de la misma. - Bilaterales – como la compraventa -, ya que en ellos lo que es de esencia es dar
algo, recibiendo algo a cambio – la cosa a cambio del precio -. Entonces, siendo unilateral o
bilateral el tipo abstracto de contrato, lo será necesariamente cualquier contrato
concreto que se celebre. Por el contrario, hay contratos cuyo tipo abstracto no implica
unilateralidad ni bilateralidad; y, por tanto, los
contratos concretos que se celebren de este tipo abstracto pueden ser lo uno o lo otro.
Por ejemplo, en el mandato puede ser prestado el servicio gratuitamente por el
mandatario, en cuyo caso es unilateral, o cobrando una retribución, en cuyo caso es
bilateral.
B. Contratos bilaterales imperfectos Cabe que sólo una parte quede obligada básicamente
frente a la otra – contrato unilateral -, aunque a cargo de ésta pueda surgir
eventualmente alguna obligación a favor de aquélla, pero sin que tal obligación tenga
el carácter de contrapartida de la primera. Por ejemplo, aunque el mandato o el depósito
sean gratuitos, el mandante o el depositante están obligados a abonar a los mandatarios o
depositarios, los gastos que se les hubiesen ocasionado por cumplir el mandato o
conservar la cosa depositada. Estos contratos son unilaterales, ya que la bilateralidad ni
se basa sólo en que ambas partes queden obligadas la una frente a la otra, sino que tales
obligaciones sean contrapartida la una de la otra.
CONTRATO CONMUTATIVO: es aquel contrato en el cual las prestaciones que se deben las
partes son ciertas desde el momento que se celebra el acto jurídico, un ejemplo muy claro es el
contrato de compraventa de una casa.
CONTRATOS ALEATORIOS: es aquel que surge cuando la prestación depende de un
acontecimiento futuro e incierto y al momento de contratar, no se saben las ganancias o pérdidas
hasta el momento que se realice este acontecimiento futuro.
Ejemplos son el contrato de compraventa de cosecha llamado de "esperanza", apuestas, juegos, etc.
Entre las características comunes de los contratos aleatorios destacan: La incertidumbre sobre la
existencia de un hecho, como en la apuesta, o bien sobre el tiempo de la realización de ese hecho
(cuándo).
LOS ELEMENTOS DEL CONTRATO.
Para que exista un contrato válido, es imprescindible que se den estos elementos:
Consentimiento.
a) Tienen que concurrir, al menos, dos sujetos que actúen como partes
contratantes. Sin embargo, no son infrecuentes en el tráfico los supuestos de
“autocontratación”, en los que un mismo sujeto está presente en las dos partes de un
contrato, actuando en su propio nombre y al mismo tiempo como representante de la otra (o
como representante de dos sujetos distintos). El principal problema que plantean estos
supuestos es el riesgo de que se produzca un conflicto de intereses, y que el representante
aproveche su situación para favorecer sus propios intereses en perjuicio de su representado. Por
eso, el CC prohíbe en ciertos casos la autocontratación (art. 1459), por lo que el contrato así
celebrado será nulo de pleno derecho.
El error (art. 1266) supone un conocimiento falso de algo, siendo esta falsedad recognoscible
para una de las partes y excusable para la otra. El error, para tener trascendencia anulatoria,
debe ser esencial y recaer sobre la sustancia de la cosa que fue objeto del contrato, o sobre
aquellas condiciones de la misma que principalmente hubiesen dado motivo a celebrarlo.
consiste en el conocimiento equivocado de una cosa o de un hecho basado en la ignorancia total
o parcial de esa cosa o de ese hecho o de la regla jurídica que lo disciplina. Existe en nuestro
derecho dos clases de error, el error de hecho y el error de derecho. Para que el error pueda
invalidar el contrato el error ha de ser esencial.
El dolo: son las palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno los contratantes que
inducen al otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho. El dolo debe ser principal o
causante, exigiéndose un nexo causal entre él y la celebración del contrato
La violencia es la coacción física, de tal forma que se emplea una fuerza irresistible para
arrancar el consentimiento. La intimidación (art. 1267) por su parte es la coacción moral,
cuando se inspira a uno de los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente
y grave en su persona (véase personalidad) o bienes o en la persona o bienes de su cónyuge,
descendientes o ascendentes.
El Código Civil no señala quienes pueden prestar consentimiento, sino que dice quienes no
pueden prestar consentimiento. Según el art. 1263, no puede prestar consentimiento ni
celebrar contrato los menores no emancipados y los incapacitados.
Objeto.
Las obligaciones que nacen del contrato pueden recaer sobre toda clase de
prestaciones, ya se trate de bienes o servicios, siempre que reúnan los requisitos que ya
se vieron en la lección anterior: debe tratarse de prestaciones posibles (aunque, en
general, se admite que pueda tratarse de cosas futuras, siempre que puedan llegar a
existir), lícitas, y determinadas o determinables con arreglo a criterios objetivos y sin
necesidad de que medie un nuevo acuerdo entre las partes.
Causa.
Se puede definir la causa del contrato como el fin esencial, común a ambas
partes, por el cual éstas celebran un determinado contrato, y que justifica la tutela que el
ordenamiento otorga a dicho contrato: así, por ejemplo, en los contratos onerosos la
causa está en el intercambio de prestaciones, mientras que en los contratos gratuitos la
causa está en el ánimo de liberalidad de quien realiza una atribución patrimonial a favor
de otro.
Para que el contrato sea válido, la causa debe ser existente, lícita y verdadera.
Aunque no se haya expresado en él, se presume que el contrato tiene una causa, y que
ésta es lícita, mientras no se pruebe lo contrario. En cuanto al requisito relativo a que la
causa sea verdadera, hay que señalar que los supuestos de falsedad de la causa
contractual dan lugar a la figura conocida como “simulación”. La simulación se da
cuando las partes, con la finalidad de engañar a terceros, manifiestan exteriormente
celebrar un determinado contrato, sin que tal declaración se corresponda con su
verdadera voluntad. La simulación puede ser absoluta (cuando el contrato simulado no
encubre ningún otro contrato), o relativa (cuando el contrato simulado encubre un
contrato distinto, al que se denomina “contrato disimulado”). El contrato simulado, que
es pura apariencia, es nulo por falta de causa; pero, en cambio, el contrato disimulado
será válido cuando se pruebe que reúne los requisitos necesarios para su validez.
Forma.
-En ocasiones, la ley configura una forma determinada como requisito esencial
para la validez de un determinado contrato (p. ej., la forma escrita para el contrato de
arbitraje, la escritura pública notarial para la donación de inmuebles o para las
capitulaciones matrimoniales, etc.). Se habla entonces de “forma ad solemnitatem”.
-En otros casos, la ley prevé la posibilidad de que cualquiera de las partes pueda
exigir a la otra el otorgamiento de una determinada forma, a efectos, p. ej., de facilitar la
prueba del contrato o su inscripción en el Registro de la Propiedad, pero sin que la
forma en cuestión sea requisito de validez, por lo que el contrato será válido y
obligatorio aunque se realice de otro modo, y cualquiera de los otorgantes podrá
compeler al otro a otorgar aquélla (p. ej., en los contratos relativos a bienes inmuebles
en general). A veces se habla de “forma ad probationem” para designar estos
supuestos.
A parte de estos elementos esenciales del contrato a los que se refiere el art. 1261, en virtud del
principio de autonomía de voluntad de las partes, estas pueden establecer los pactos, cláusulas y
condiciones que tengan por conveniente. Podrán introducir elementos de los que se hagan depender
la eficacia del contrato, como la condición, el plazo y el modo.
B.1 La condición es la determinación de la voluntad que hace depender la eficacia del negocio de un
hecho futuro e incierto. Según que la condición afecte al momento inicial de la entrada en vigor del
contrato o a la extinción del mismo, se distinguen dos tipos de condiciones
I. Condición suspensiva: cuando la eficacia del contrato depende del hecho puesto como condición.
“Te cedo mi propiedad si alguno de mis hijos se marcha”
II. Condición resolutoria: tiene lugar cuando la eficacia del contrato se viene produciendo hasta que se
cumple el suceso o evento puesto como condición.
El plazo o término: es el momento temporal en el que comienzan o terminan los efectos del contrato.
I. Termino inicial, es el día cierto a partir del cual empiezan a producirse efectos jurídicos
II. Termino final, señala el día en que el contrato deja de producir efectos jurídicos.
El modo es una obligación accesoria, que puede incluirse en algunos negocios o contratos a títulos
gratuitos (donación o testamento) por el cual el beneficiario, se obliga a realizar algún tipo de
prestación
“Te dejo mi herencia con la condición de pasarle una pequeña paga a alguien”
“Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan
celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para su
validez”
Así se establece en nuestro derecho el llamado “Principio de Libertad de Forma en los contratos”.
Sin embargo, en nuestro derecho y según el art. 1280 deberán hacerse constar necesariamente en
escritura pública los siguientes contratos:
“También deberán hacerse constar por escrito, aunque sea privado, los demás
contratos en que la cuantía de las prestaciones de uno o de los dos contratantes
exceda de 1.500 pesetas”
-El contrato puede quedar sin efecto o ser modificado si ambas partes se ponen
de acuerdo para ello (mutuo disenso).
-En algunos casos, una de las partes tiene la posibilidad de dejar sin efecto el
contrato de forma libre y unilateral, bien porque así lo prevea expresamente la ley, o
bien porque así se pactó en el propio contrato. En tales supuestos se suele hablar de
“revocación” o de “libre desistimiento”.
Sin embargo, si el contrato se celebra sin los requisitos esenciales, se produce lo que se llama
ineficacia del contrato en cuyo caso se faculta a las partes a resolver o rescindir de él. En
nuestro derecho existen dos grados de ineficacia del contrato:
-Mientras no se anule el contrato, este será válido y producirá plenos efectos jurídicos
- Una vez anulado el contrato, éste dejara de producir efectos jurídicos
- Una vez anulado el contrato procederá la devolución de lo que las partes hubiesen recibido.
- El contrato anulable puede dejar de serlo mediante la renuncia expresa de aquel a quien
corresponda ejercitar la llamada acción de nulidad.
Puede ocurrir que la obligación no se cumpla o page exactamente, en cuyo caso habrá que determinar
el alcance y efecto de dicho incumplimiento.
Cuando el deudor no hace aquello a lo que se obligó estamos ante el fenómeno del incumplimiento. El
incumplimiento puede ser por el no cumplimiento de la prestación debida, por lesión del derecho de
crédito del acreedor o por realización de la prestación, pero no con las condiciones que se acordó.
Cuando una persona, llegado el momento del cumplimiento de la obligación, no cumple, el acreedor
va a intentar que cumpla a través del cumplimiento forzoso. El acreedor realiza una acción judicial de
cumplimiento para conseguir que un juez obligue al deudor a realizar la prestación, esto sería
cumplimiento forzoso in natura. Cuando el cumplimiento forzoso no es posible, el acreedor solicitará
que el deudor entregue el valor económico de aquello a lo que se obligó, esto sería el cumplimiento
forzoso por equivalencia. Esto se regula en los art. 1096, 1098, 1099, 1101 y 1106 del CC. Además, ese
incumplimiento muchas veces además de lesionar el derecho de crédito puede producir una serie de
daños y perjuicios que hay que indemnizar. Esta indemnización se conoce como resarcimiento. El
resarcimiento consiste en reclamar, además del cumplimiento de la prestación, los daños y perjuicios
que el incumplimiento me hubiese producido
. Ejecución in natura:
Si se trata del incumplimiento una obligación de dar el juez podrá obligar a esa persona a la entrega de
la cosa pactada. Cuando se deba entregar una cosa determinada, el acreedor puede obligar al deudor
a que la entregue. Si la cosa es genérica o indeterminada se podrá exigir el cumplimiento a expensas
del deudor. Si se trata de una obligación de hacer, se puede realizar por un tercero a expensas del
deudor. (art. 1098). ‘Ejecutar a su costa’ Si se trata de una obligación de no hacer habrá que deshacer
lo mal hecho. Art. 1099 CC. Cuando la obligación fuere pecuniaria, directamente la ejecución forzosa in
natura consiste el embargo de los bienes, por el art. 1911.
El dolo
Es la acción u omisión voluntaria realizada con malicia que impide el exacto cumplimiento de una
obligación.
El dolo equivale a la mala fe. Pero una mala fe que no es lo mismo que la intención
totalmente dolosa de causar daño al acreedor, es decir, ‘incumplo para producirte un
daño’. Muchas veces se incumple no para causar un daño al acreedor sino porque no
se puede cumplir, en este caso también habría dolo. En principio, en un
incumplimiento consciente, aunque sea involuntario, hay dolo. La importancia del dolo
radica en que si se incumple con dolo la responsabilidad será mayor que si es por
negligencia, es el peor de los incumplimientos. Esto es lo que se conoce como
agravamiento de la responsabilidad por dolo. Si hay dolo, hay un resarcimiento
integral (1107 CC).
La agravación se pone de manifiesto porque los Tribunales no pueden moderar en el
incumplimiento por dolo, lo que ha de resarcirse es objetivo. Además, no cabe la
renuncia anticipada del acreedor a exigir la indemnización. El dolo hay que probarlo
siempre por la nparte interesada(acreedor).
B) La culpa
Consiste en la acción u omisión voluntaria, realizada sin malicia que impide el exacto
cumplimiento de una obligación.
Como son los casos fortuitos y fuerza mayor. Aunque algunos consideran que el caso fortuito
es el escalón posterior a la fuerza mayor el código civil le da un tratamiento tan similar que
incluso llega a confundirse, y así vamos a estudiarlo, como si fuese una figura jurídica.
El caso fortuito o fuerza mayor puede definirse como aquel accidente no imputable al deudor
que impide el exacto cumplimiento de una obligación.
Puede ocurrir que el deudor incumpla sin incurrir ni en dolo, ni en culpa ni en mora. Su
incumplimiento se debe a circunstancias ajenas a su voluntad, imprevisibles e
inevitables. Se produce lo que se conoce como caso fortuito o fuerza mayor en los
que no hay culpa del deudor. En este caso la obligación se extingue y no hay
resarcimiento. (art. 1105 CC) Caso fortuito o fuerza mayor son aquellos supuestos
que son imprevisibles y, si se hubieran podido
prever no se habrían podido evitar. Caso fortuito o fuerza mayor son sinónimos.
Existen dos teorías sobre la evolución del caso fortuito o fuerza mayor:
Tesis subjetiva: Sólo había caso fortuito o fuerza mayor cuando había totalmente
una ausencia de culpa del deudor. No se podía achacar el incumplimiento a una
conducta culpable del deudor.
Tesis objetiva: Solo serán aquellos acontecimientos que quedan fuera del alcance
del deudor. Hoy en día nos encontramos más en una objetivación que en una
subjetivación. Hoy, entendemos por caso fortuito o fuerza mayor: aquellos
acontecimientos o eventos imprevisibles e inevitables que siendo absolutamente
extraños a la voluntad del deudor hacen que éste, aunque no pueda llevar a cabo el
cumplimiento de la obligación, quede exonerado del cumplimiento. El caso fortuito y
fuerza mayor tiene que probarlo siempre el deudor. En las obligaciones de dar,
cuando la cosa no se da al acreedor, se presume la culpa del deudor. Por tanto, será
el deudor quien tenga que probar que ha habido un caso fortuito o fuerza mayor.
Aunque la regla general es que cuando hay caso fortuito o fuerza mayor no hay
responsabilidad, hay
excepciones: cuando las partes pactan la responsabilidad por caso o por las
excepciones legales del 1096 y del 1885 del CC.
Según la tradición, para que exista la obligación extracontractual de indemnizar se exige según
el art 1902 los siguientes requisitos:
-La de los padres por los hechos de los hijos menores de edad que se encuentren
bajo su guarda.
-La de los tutores por los hechos de los menores o incapacitados que están bajo
su autoridad y habitan en su compañía.
-La de los empresarios por los daños que hayan causado sus dependientes o
trabajadores en el ejercicio o con ocasión de sus funciones.
-La de los Centros docentes de enseñanza no superior por los daños causados por
los alumnos menores de edad mientras estén bajo el control o vigilancia del profesorado
del Centro.
-La de las Administraciones Públicas por los daños que causen los funcionarios
a su servicio en el ejercicio o con ocasión de sus funciones.
-Responsabilidad del dueño o poseedor por los daños causados por animales o
por objetos potencialmente peligrosos.
-Responsabilidad del conductor por los daños personales causados por la
circulación de vehículos de motor.
-Responsabilidad del fabricante o importador por los daños causados a los
consumidores por productos defectuosos.
-Responsabilidad de las Administraciones Públicas por los daños derivados de la
prestación de servicios públicos.
LA REPARACIÓN DEL DAÑO.
1. Se trata de una responsabilidad directa del empresario, y por lo tanto, de conformidad al art
1903 párrafo último. “cesará su responsabilidad cuando demuestre que empleo la diligencia de
vida”
3. El daño debe ser causado por su autor cuando este se encuentre desempeñando el trabajo o
funciones que tenga encomendados.
5. En virtud del art 1904, el empresario que paga tiene derecho a reclamar lo pagado por el
daño al causante del daño.
La compraventa.
A) Concepto y caracteres.
Es el contrato que tiene por objeto la transmisión de una cosa a cambio de un
precio cierto. Pueden ser objeto de venta tanto las cosas materiales (el derecho de
propiedad sobre ellas) como los derechos (reales o de crédito), las energías, y otros
bienes inmateriales aptos para el tráfico jurídico (derechos de autor, marcas, patentes,
etc.).
El contrato de compraventa no está sujeto a especiales requisitos de forma, por
lo que es válido y obligatorio aunque se celebre verbalmente o en documento privado;
sin embargo, en la venta de inmuebles se aplican los arts. 1279 y 1280 CC, por lo que
cualquiera de las partes puede exigir a la otra que se avenga a otorgar la escritura
pública, sin la cual no se puede inscribir el contrato en el Registro de la Propiedad.
Los elementos reales que intervienen en el contrato de compraventa son la cosa y el precio. En
principio, pueden ser objeto de este contrato todas las cosas tanto incorporales como corporales y los
derechos. Para que una cosa pueda ser objeto del contrato de compraventa debe reunir 3
instrucciones:
1. Una existencia real o posible como así lo establece el art 1460
2. Debe ser de lícito comercio como así se exige para todos los contratos en el art 1271
3. Debe ser una cosa determinada art 1445
4. El precio es el elemento característico del contrato de compraventa y que lo diferencia de otras
figuras afines tales como la permuta.
determinado
a) Deber de conservación. Como establece con carácter general el art. 1094, "el
obligado a dar alguna cosa lo está también a conservarla con la diligencia propia de un
buen padre de familia". El vendedor, desde que nace la obligación de entrega,
responderá de la pérdida o deterioro de la cosa cuando haya habido dolo o culpa por
suparte (art. 1101), o cuando, habiendo caso fortuito, deba responder por él (por
haberincurrido en mora o hallarse obligado a entregar la misma cosa a dos o más
sujetos).Cuando la cosa vendida se pierde o deteriora antes de su entrega al comprador, ha de
presumirse, salvo prueba en contrario, que ello se debió a culpa o negligencia del
vendedor, y que, por tanto, éste ha de responder por incumplimiento (art. 1183 CC).
Si la pérdida o deterioro no son imputables al vendedor, se plantea el problema
de la atribución de riesgos; hay que determinar si el comprador sigue obligado a pagar
el precio pactado, o si puede liberarse de tal obligación mediante la resolución del
contrato. Aunque la cuestión es discutida, la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia
entiende que, en caso de venta de bienes específicos, el riesgo corresponde al comprador;
en cambio, en la venta de bienes genéricos el riesgo corresponde al vendedor hasta que se
produzca la especificación.
b) Entrega de la cosa y transmisión de la propiedad. La obligación esencial del
vendedor es la de entregar al comprador la posesión de la cosa vendida, transmitiéndole
la propiedad de la misma.
En principio, es válida la venta de cosa ajena, es decir, la de cosa que en el
momento de contratar no pertenece al vendedor, pero que éste puede adquirir
posteriormente para cumplir la obligación de entregarla al comprador. Si no realiza tal
adquisición, el vendedor responderá por incumplimiento conforme a las reglas
generales. Si transmite la cosa al comprador sin haberla adquirido previamente del
verdadero dueño, éste podrá reivindicarla del comprador (salvo que éste la adquiera por
usucapión o sea un tercero especialmente protegido); entonces el comprador podrá exigir del
vendedor el saneamiento por evicción.
La cosa ha de ser entregada en el estado en que se encontraba al perfeccionarse
la venta, con los frutos producidos desde el mismo día (art. 1468). También deberán entregarse
los accesorios, aunque no hayan sido mencionados, si la venta es de cosa
determinada (art. 1097), incluyendo la titulación de la misma. Salvo pacto en contrario,
corresponden al vendedor los gastos de entrega, los de otorgamiento de la escritura
pública y, en el caso de inmuebles, el Impuesto de Plusvalía.
En caso de doble venta (cuando se vende una misma cosa a dos sujetos
distintos), y al margen de la responsabilidad penal y civil en que haya podido incurrir el
vendedor, se plantea el problema de determinar cuál de los compradores adquirirá la
propiedad de la cosa. Si se trata de bienes muebles, corresponderá al que primero haya
adquirido la posesión; si se trata de inmuebles, a quien primero haya inscrito su título en
el Registro; en su defecto, a quien primero haya adquirido la posesión; y, en último
término, al que presente título (contrato) de fecha más antigua. En cualquier caso, será
exigible que el comprador preferido haya actuado de buena fe.
En caso de doble venta (cuando se vende una misma cosa a dos sujetos
distintos), y al margen de la responsabilidad penal y civil en que haya podido incurrir el
vendedor, se plantea el problema de determinar cuál de los compradores adquirirá la
propiedad de la cosa. Si se trata de bienes muebles, corresponderá al que primero haya
adquirido la posesión; si se trata de inmuebles, a quien primero haya inscrito su título en
el Registro; en su defecto, a quien primero haya adquirido la posesión; y, en último
término, al que presente título (contrato) de fecha más antigua. En cualquier caso, será
exigible que el comprador preferido haya actuado de buena fe.
b) En caso de que sean inviables las dos opciones anteriores, el comprador podrá
exigir la rebaja proporcional del precio o, en caso de que la falta de conformidad sea
jgrave, la resolución del contrato, con la consiguiente devolución del precio pagado.
b) En caso de que sean inviables las dos opciones anteriores, el comprador podrá
exigir la rebaja proporcional del precio o, en caso de que la falta de conformidad sea
grave, la resolución del contrato, con la consiguiente devolución del precio pagado.
La permuta.
Es el contrato por el cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa
para recibir otra a cambio. Se aplican a la permuta, con carácter supletorio, las normas
de la compraventa, con la particularidad de que ambos contratantes vienen a asumir
obligaciones similares a las del vendedor.
Actualmente las normas de la permuta se aplican con mucha frecuencia en las
operaciones de intercambio de solares por locales o pisos a construir; si bien este caso
se da la particularidad de que una de las obligaciones recae sobre cosa futura que ha de
ser construida, por lo que ofrece determinados aspectos próximos al contrato de obra.
El arrendamiento de cosas.
Es el contrato por el cual una de las partes (arrendador) se obliga a dar a la otra
(arrendatario) el goce o uso de una cosa por tiempo determinado y precio cierto. Su
régimen está contenido en el CC, aunque quedan al margen del mismo los
arrendamientos especiales urbanos y rústicos. No requiere una forma especial para su
validez, si bien, en el caso de inmuebles, será imprescindible la escritura pública
notarial para que el arrendamiento pueda ser inscrito en el Registro de la Propiedad.
Las obligaciones esenciales del arrendador son: entregar la posesión de la cosa al
arrendatario; hacer en ella las reparaciones necesarias para conservarla en estado de
servir al uso a que ha sido destinada; mantener al arrendatario en el goce pacífico del
arrendamiento durante todo el tiempo del contrato, prestando el saneamiento por vicios
ocultos y por evicción en los mismos términos que en la compraventa; y no variar la
forma de la cosa arrendada. Por su parte, el arrendatario está obligado a pagar en los
términos convenidos el precio pactado, que normalmente consiste en una renta periódica
(alquiler); a usar la cosa diligentemente, destinándola al uso pactado o al que se derive
de su naturaleza; a pagar, en su caso, los gastos de la escritura pública notarial; a
notificar al arrendador las usurpaciones de que sea objeto por parte de un tercero; a
notificar igualmente la necesidad de reparaciones urgentes, tolerando su realización
dentro de los límites establecidos por la ley; y a restituir la cosa al arrendador al
finalizar el arrendamiento. En caso de que el arrendatario no restituya voluntariamente
la cosa al terminar el contrato, el arrendador puede utilizar una acción judicial especial,
de carácter sumario, para recuperarla en un breve plazo: la acción de desahucio.
El arrendatario puede concertar un subarriendo total o parcial con un tercero,
siempre que no se le haya prohibido expresamente en el contrato; en tal caso, el
arrendador tendrá acción directa contra el subarrendatario para exigirle el cumplimiento
de lo pactado en materia de uso y conservación de la cosa, y también para exigirle el
pago de las cantidades que aún no haya satisfecho al arrendatario.
Además de otras causas generales de extinción aplicables a todos los contratos
(p. ej., resolución por incumplimiento de alguna de las obligaciones esenciales), el
arrendamiento se extingue:
EL ARRENDAMIENTO URBANO
1. Uso de vivienda por porteros, guardas y demás que las tengan asignadas por razón o del
servicio que presten.
2. Uso de las viviendas militares.
3. Aquellos arrendamientos en los que, arrendándose una finca con casa habitación, sea el
aprovechamiento agrícola la finalidad primordial del arrendamiento.
4. El uso de las viviendas universitarias cuando estas reúnan los requisitos del artículo 5 de la ley
de arrendamientos urbanos.
B) Tipos de contratos de LAU
La regularización de contratos de vivienda en la ley de arrendamiento urbanos no es tan simple como
parece, ya que, siguen vigentes en nuestro derecho la ley de arrendamientos urbanos de 1964 con las
modificaciones que se establecieron en el año 1985 según el decreto “Boyer”
En las disposiciones transitorias de la ley de 1994 se distinguen los siguientes contratos.
1. Contratos de vivienda y de local de negocio, celebrados a partir del 9 de mayo de 1985 (tras el
decreto Boyer)
2. Contratos de arrendamiento de viviendas celebrados antes del 9 de mayo de 1985.
3. Contratos de arrendamiento de local de negocio celebrados antes del 9 de mayo de 1985.
C) Prórroga del contrato
La ley de 1994 señala en su art 10
“Si llegada la fecha de vencimiento del contrato o de cualquiera de sus prórrogas una vez transcurrido
como mínimo 3 años de duración de aquel. Ninguna de las partes hubiese notificado a la otra al menos
con 30 días de antelación a aquella fecha su voluntad de no renovarlo el contrato se prorrogará
necesariamente 1 año más”
Sin embargo, la ley de 1964 estableció la llamada “prórroga forzosa” a señalar en el art 57
“llegado el día de vencimiento del plazo pactado, este, se prorrogará obligatoriamente para el
arrendador y potestativamente para el arrendatario, aun cuando un tercero suceda al arrendador en
sus derechos y obligaciones.
10.3 LA RENTA
A) Tipos de contratos
Según el art. 1544 existen dos tipos de contratos:
Arrendamiento de obra (obras en el sentido de la albañilería)
Es el contrato por el cual un sujeto (denominado “comitente” o “dueño de la
obra”) encarga a otro (el “contratista”) la ejecución de una obra acabada a cambio
del pago de un precio determinado. Se caracteriza esencialmente porque el contratista no
asume una simple obligación de medios, sino de resultado, de tal manera que la obligación
ha de considerarse incumplida en el caso de que el comitente no obtenga la obra terminada
El contratista puede obligarse a realizar la obra con o sin suministro de
materiales. Cuando se compromete, no sólo a prestar su trabajo o industria, sino
también a proporcionar los materiales necesarios, el contrato puede presentar perfiles
propios de la compraventa de cosa futura, lo que obligará a determinar en cada caso, en
función de las circunstancias, si serán aplicables las normas de uno u otro contrato.
Arrendamiento de servicios (cualquier otra cosa)
C) El arrendamiento de servicios
Aquel contrato por el cual una de las partes se compromete respecto de la otra a realizar en
servicio de ello una actividad o trabajo a cambio de una remuneración en proporción al tiempo
y a la cantidad de trabajo producida.
D) El contrato de obra
Es aquel contrato en el que una persona llamada empresario o contratista se obliga a ejecutar
una obra en beneficio de otra llamada propietario que se obliga a pagar por ella un precio
cierto.
El elemento fundamental del contrato de obra es que el objeto de este contrato no es la energía
del trabajo o el trabajo como tal sino la obra o el resultado del trabajo.
Según el art 1588 se pueden distinguir los siguientes tipos de contratos de obra:
11.1 EL CONTRATO DE
PRÉSTAMO………………………………………………………………….……..pág 2
11.2 EL CONTRATIO DE
DEPÓSITO………………………………………………………………………….pág 2
A) Características
C) Clases de depósitos
EL CONTRATO DE PRÉSTAMO
2º El comodato recae sobre cosas fungibles mientras que el mutuo recae sobre dinero.
EL CONTRATIO DE DEPÓSITO:
Es el contrato por el cual un sujeto (depositante) entrega una cosa mueble a otro
(depositario) para que la custodie y la restituya. Al igual que el mandato, el CC lo
configura, en principio, como gratuito y unilateral, aunque puede pactarse una
retribución a favor del depositario, en cuyo caso el contrato es oneroso y bilateral.
El depositario está obligado a custodiar la cosa con la diligencia debida y a
restituirla cuando le sea reclamada por el depositante. Salvo pacto en contrario, no
puede usar la cosa depositada. Por su parte, el depositante está obligado a satisfacer al
depositario los gastos y daños afrontados por razón de la cosa, y a pagarle la retribución
pactada, en su caso. Como garantía, el depositario dispone del derecho de retención.
Una modalidad especial de depósito, llamado “secuestro” o “depósito judicial”,
es la que tiene lugar cuando se decreta judicialmente el embargo de un bien mueble o
inmueble que se entrega para su custodia a un tercero como medida de aseguramiento
del mismo. Otro supuesto especial es el del llamado “depósito necesario” de efectos
introducidos por los clientes en los establecimientos de hostelería, de los que responden los
titulares de éstos conforme a los arts. 1783 y 1784 CC
Características
Es un contrato principal (subsiste sin necesidad de otro contrato)
Bilateral (por obliga a las dos partes)
Real (porque se perfecciona por la entrega de la cosa)
Temporal (se da por un tiempo determinado)
Oneroso (porque es renumerado)
Clases de depósitos
Judicial: Mientras que el deposito judicial o secuestro tiene lugar cuando se decreta el
embargo o aseguramiento de bienes litigiosos (que están en un litigio)
Extrajudicial: se llama también depósito voluntario y es aquel en el que la entrega de
la cosa para custodia se realiza por la voluntad del depositante.
TEMA 12.-
LA PROPIEDAD Y LOS DERECHOS REALES-
1.- Los Derechos reales: concepto, caracteres y clases.
2.- La propiedad y sus formas.
3.- El Registro de la Propiedad y sus funciones
1.- LOS DERECHOS REALES: CONCEPTO, CARACTERES Y CLASES.
El derecho real es un poder directo e inmediato atribuido a una persona sobre una
cosa, que impone a los demás el deber de respetarla.
El derecho real tiene los siguientes caracteres:
1.- Que el derecho real recae sobre una cosa especifica y determinada.
2.- Que el derecho real no puede ser producto de mera obligación contrato o
título, y necesita de una causa más poderosa, llamada modo.
3.- Que el derecho real da lugar a una acción eficaz contra cualquier poseedor de
la cosa.
Clases: De protección provisoría: Posesión
De protección perfecta
y definitiva
Derechos reales
Propiedad industrial
Sobre bienes i
Propiedad intelectual
2.- LA PROPIEDAD Y SUS FORMAS.
Concepto:
Según el artº 348 del C.C., la propiedad es el derecho de gozar y disponer de una
cosa, sin más limitaciones que las establecidas en la ley.
Contenido:
En nuestro derecho se consideran como facultades de la propiedad las siguientes:
1.- Facultad de libre disposición, en virtud de la cual el propietario puede:
a.-Enajenar, es decir; transmitir su derecho a otra persona a titulo oneroso o
gratuito.
b.-Limitar o gravar, es decir; desprenderse del ejercicio de una o varias facultades
que integran el dominio, transfiriendo esa facultad a un tercero.
c.-Transformar y destruir, es decir; variar la naturaleza de la cosa, su forma o su
destino, o abandonar o inutilizar la cosa.
2.-Facultad de libre aprovechamiento, en virtud de la cual puede el propietario
usar de la cosa para la satisfacción de sus necesidades.
3.-Facultad de exclusión, en virtud de la cual el propietario tiene poder para evitar
perturbaciones por otras personas en el goce o utilización de la cosa.
La protección del derecho de propiedad:
Si todo derecho ha de estar normalmente protegido por una acción, que es el
modo de hacerlo valer en juicio, cuando sea desconocido por alguien, la
propiedad como derecho más extenso que es, requiere una especial tutela y está
protegido por variedad de acciones.
Se pueden hacer tres grupos:
1.-Las acciones que se dan para reprimir una perturbación total, tendiendo al
reconocimiento del derecho de propiedad y a la restitución de la cosa que
indebidamente retiene un tercero.
Entre ellas destacan: la acción reivindicatoria y la acción rescisoria del dominio.
2.- Las acciones que se dan para reprimir una perturbación parcial ya realizada o
bien para prevenir el daño que pueda temerse.
Entre las primeras, la acción negatoria; y entre las segundas, la acción de daño
temido y la denuncia de obra nueva.
3.-Las acciones para el señalamiento de límites, como la acción de deslinde y
amojonamiento.
La copropiedad.-
Según el artº 392 del CC. hay copropiedad cuando la propiedad de una cosa
pertenece proindiviso (sin determinación de partes) a varias personas.
La propiedad horizontal.
A ella hace una leve mención el artº 396 del C.C., al señalar que: “los diferentes
pisos o locales de un edificio o las partes de ellos susceptibles de
aprovechamiento independiente, podrán ser objeto de propiedad separada que
llevará inherente un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes
del edificio.
De ésta forma en la propiedad horizontal se distinguen:
Un derecho de propiedad exclusivo de cada propietario sobre su propio piso o
local Y un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes del
edificio (escaleras, jardines, ascensores, etc.)
Se pueden hacer tres grupos:
1.-Las acciones que se dan para reprimir una perturbación total, tendiendo al
reconocimiento del derecho de propiedad y a la restitución de la cosa que
indebidamente retiene un tercero.
Entre ellas destacan: la acción reivindicatoria y la acción rescisoria del dominio.
2.- Las acciones que se dan para reprimir una perturbación parcial ya realizada o
bien para prevenir el daño que pueda temerse.
Entre las primeras, la acción negatoria; y entre las segundas, la acción de daño
temido y la denuncia de obra nueva.
3.-Las acciones para el señalamiento de límites, como la acción de deslinde y
amojonamiento.
La copropiedad.-
Según el artº 392 del CC. hay copropiedad cuando la propiedad de una cosa
pertenece proindiviso (sin determinación de partes) a varias personas.
La propiedad horizontal.
A ella hace una leve mención el artº 396 del C.C., al señalar que: “los diferentes
pisos o locales de un edificio o las partes de ellos susceptibles de
aprovechamiento independiente, podrán ser objeto de propiedad separada que
llevará inherente un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes
del edificio.
De ésta forma en la propiedad horizontal se distinguen:
Un derecho de propiedad exclusivo de cada propietario sobre su propio piso o
local Y un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes del
edificio (escaleras, jardines, ascensores, etc.)
Se pueden hacer tres grupos:
1.-Las acciones que se dan para reprimir una perturbación total, tendiendo al
reconocimiento del derecho de propiedad y a la restitución de la cosa que
indebidamente retiene un tercero.
Entre ellas destacan: la acción reivindicatoria y la acción rescisoria del dominio.
2.- Las acciones que se dan para reprimir una perturbación parcial ya realizada o
bien para prevenir el daño que pueda temerse.
Entre las primeras, la acción negatoria; y entre las segundas, la acción de daño
temido y la denuncia de obra nueva.
3.-Las acciones para el señalamiento de límites, como la acción de deslinde y
amojonamiento.
La copropiedad.-
Según el artº 392 del CC. hay copropiedad cuando la propiedad de una cosa
pertenece proindiviso (sin determinación de partes) a varias personas.
La propiedad horizontal.
A ella hace una leve mención el artº 396 del C.C., al señalar que: “los diferentes
pisos o locales de un edificio o las partes de ellos susceptibles de
aprovechamiento independiente, podrán ser objeto de propiedad separada que
llevará inherente un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes
del edificio.
De ésta forma en la propiedad horizontal se distinguen:
Un derecho de propiedad exclusivo de cada propietario sobre su propio piso o
local Y un derecho de copropiedad sobre los demás elementos comunes del
edificio (escaleras, jardines, ascensores, etc.)
virtud del cual cada copropietario debe contribuir a los gastos que originen en
proporción a su cuota de participación.
La multipropiedad.
Es aquella en la que edificios construidos como pisos o apartamentos, son
vendidos individualmente a distintos propietarios, no teniendo derecho estos a
ocuparlos más que un periodo preestablecido cada año, que se señala en el
contrato de adquisición.
Regulado en la Ley 42/98 de 15 de diciembre, sobre el Derecho de
aprovechamiento por turno de bienes inmuebles de uso turístico, y Ley 4/2012, de
6 de julio, de contratos de aprovechamiento por turno de bienes de uso turístico,
de adquisición de productos vacacionales de larga duración, de reventa y de
intercambio y normas tributarias.
3.-EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD Y SUS FUNCIONES.
Es aquel órgano que tiene por finalidad garantizar la seguridad jurídica y el
tráfico inmobiliario, a través de los asientos que se practican.
Según el artº 1 de la Ley Hipotecaria y 605 del C.C., el Registro de la propiedad
tiene como objeto la inscripción y anotación de los actos y contratos relativos al
dominio y demás derechos reales sobre bienes inmuebles.
Respecto a protección y publicidad, véanse los artículos 606 y 607 del C.C.
El artículo 1.911 CC dispone al respecto que <Del cumplimiento de sus obligaciones responde el
deudor con todos sus bienes presentes y futuros>.
1º) Es una responsabilidad general. El deudor incurre en esa responsabilidad siempre que incumpla
una obligación cualquiera. Hay ciertas obligaciones que pueden estar garantizadas por una
determinada garantía expresamente pactada por el acreedor y el deudor. Esta responsabilidad
patrimonial universal asegura a todas y a cada una de las obligaciones del deudor, aunque no se haya
acordado así expresamente el contrato.
2º) Es una responsabilidad patrimonial. El patrimonio del deudor responde del cumplimiento de la
obligación. Sólo responderán de dicho cumplimiento aquellos bienes y derechos del deudor de
carácter patrimonial.
No serán embargables en ningún caso los bienes inalienables; tampoco el mobiliario y menaje de la
casa que no tengan carácter suntuario (de lujo), la ropa del deudor y de su familia; tampoco los libros e
instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión; tampoco el sueldo, salario, pensión o
retribución del deudor en lo que no exceda de la cuantía señalada para el salario mínimo
interprofesional.
3º) Es una responsabilidad universal. Significa que del cumplimiento de sus obligaciones responde el
deudor con la totalidad de sus bienes patrimoniales. Esta responsabilidad universal se puede hacer
efectiva no sólo sobre los derechos y bienes patrimoniales que tuviera el deudor en el momento del
vencimiento de la obligación (bienes presentes), sino que se puede hacer extensiva a los que adquiera
con posterioridad.
Las obligaciones nacen y se constituyen con la finalidad de ser cumplidas, ya que su incumplimiento
perjudica el interés del acreedor. La economía de mercado se basa en la libre circulación de bienes y
servicios entre los miembros del grupo social, por lo que el derecho de crédito es uno de los pilares
básicos de este sistema.
Por garantías de las obligaciones entendemos aquellos medios que el Ordenamiento o la voluntad de
las partes establecen con la finalidad de asegurar el cumplimiento de la obligación del deudor,
reforzando por tanto el derecho del acreedor a recibir la prestación debida.
2. MODALIDADES
1º) Las garantías reales. Son aquellas que conceden al acreedor un poder directo e inmediato sobre
una o varias cosas determinadas del deudor. En caso de incumplimiento de la obligación por el deudor,
el acreedor puede dirigirse directamente contra la cosa, ejecutarla judicialmente y venderla por el
procedimiento legalmente establecido, haciéndose en pago con el importe obtenido con dicha venta.
Son la prenda y la hipoteca.
2º) Las garantías personales. Son aquellas en las que es una persona quien garantiza de manera
personal el cumplimiento de la obligación. Existen diversas modalidades como la fianza, la cláusula
penal y el derecho de retención y las arras.
Las garantías reales son las que recaen sobre cosas o bienes patrimoniales concretos o determinados
del deudor.
El CC distingue:
1º) La prenda, que recae sobre los bienes muebles del deudor, llevando consigo un desplazamiento
posesorio de la cosa de éste al acreedor.
2º) La hipoteca, que recae sobre los bienes inmuebles del deudor, sin que haya necesidad de
desplazamiento posesorio.
A) La prenda.
Es un derecho real de garantía que se caracteriza por recaer sobre un bien
mueble y porque supone un desplazamiento posesorio, ya sea entregando el bien al
propio acreedor (llamado “acreedor pignoraticio”), o a un tercero designado de común
acuerdo. Dicho desplazamiento tiene una doble función de publicidad del gravamen y
de seguridad para el acreedor, y constituye un presupuesto ineludible para el nacimiento
del derecho real de prenda. En caso de incumplimiento, el acreedor puede ejecutar la
prenda, exigiendo la venta de la cosa en pública subasta, por vía judicial o notarial, para
hacerse pago con el precio obtenido.En la práctica son muy habituales ciertos tipos especiales
de prenda, que están sometidos en parte a normas peculiares: p. ej., la prenda de dinero
(llamada “prenda irregular”), la de créditos, o la de títulos-valores (p. ej., acciones de
sociedades anónimas).
2. LA HIPOTECA
La hipoteca inmobiliaria es un derecho real de garantía que sujeta o recae sobre bienes inmuebles
del deudor, y que asegura el cumplimiento de un crédito mediante la concesión a su titular, el
acreedor hipotecario, de la facultad de realizar el valor de esos inmuebles de su deudor
(hipotecante), enajenándolos mediante los procedimientos legales establecidos y percibiendo su
precio en pago del crédito.
El objeto de la hipoteca inmobiliaria debe ser necesariamente un bien rústico o urbano, que además
ha de reunir la condición de ser enajenable.
El acreedor hipotecario es un acreedor preferente, pues goza de prioridad para el cobro de su crédito
con el precio del bien garantizado frente a los restantes acreedores del deudor.
Es admisible que pueda enajenar la finca hipotecada a un tercero, que la adquiere con la hipoteca,
pese a que el enajenante sigue siendo el deudor. Si el deudor (enajenante) no paga su deuda, el
acreedor hipotecario podrá ejercitar la correspondiente acción y realizar el valor de la finca, aunque
ésta haya cambiado de propietario. Surge así la figura del tercero hipotecario, que es la persona que
responde, aunque no sea deudor. Ese tercer poseedor sólo responde de la deuda del enajenante con
la finca hipotecada.
Podemos definirla diciendo que es un contrato por el cual una persona distinta del deudor,
denominada fiador, asume expresamente la obligación de cumplir la prestación de deudor para el
caso de que éste no la cumpla.
La fianza supone añadir al patrimonio del deudor, como garantía básica del cumplimiento de su
obligación, un nuevo patrimonio responsable: el de un tercer sujeto denominado fiador.
Los sujetos de este contrato son el acreedor de la obligación garantizada y el fiador. El deudor de la
obligación garantizada no es parte de este contrato.
Puede ser fiador cualquier persona con capacidad de obrar o con capacidad general para obligarse,
entendiendo la actual Jurisprudencia que puede ser fiador incluso un menor emancipado.
2. CARACTERES DE LA FIANZA
1º) La fianza es una obligación accesoria, ya que presupone la existencia de una obligación principal
válida entre el acreedor y el deudor, a la que garantiza. Si la obligación principal se extingue por su
pago o cumplimiento, o por otra posible causa se extinguirá también la relación de fianza.
2º) Es una obligación subsidiaria, porque sólo podrá exigirse el pago de la deuda al fiador en caso de
que el deudor principal incumpla su obligación. La ley establece a favor del fiador el llamado
<beneficio de excusión>, que es una facultad que corresponde al fiador consistente en que, ante la
reclamación del acreedor, el fiador puede negarse a pagar si el acreedor no ha acreditado haber
perseguido antes todos los bienes de que esté en posesión el deudor principal.
Pero en la actualidad, la figura más extendida es la llamada fianza solidaria, en la que el acreedor
puede dirigirse indistintamente contra el deudor principal o contra el fiador, y cuando lo hace contra
éste, no se puede alegar el beneficio de excusión.
3º) La fianza debe ser expresa: es el denominado <principio de no presunción de la fianza>. La fianza
no requiere una forma especial ni solemnidad de ningún tipo, ni siquiera que conste por escrito.
4º) Acción de reembolso: una vez que el fiador ha pagado al acreedor como consecuencia del
incumplimiento del deudor afianzado, el fiador podrá ejercitar la correspondiente acción de reembolso
para recuperar del deudor la reducción patrimonial sufrida como consecuencia del pago.