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Código de barras

El código de barras es un código basado en la representación de un conjunto de


líneas paralelas de distinto grosor y espaciado que en su conjunto contienen una
determinada información, es decir, las barras y espacios del código representan
pequeñas cadenas de caracteres. De este modo, el código de barras permite
reconocer rápidamente un artículo de forma única, global y no ambigua en un punto
de la cadena logística y así poder realizar inventario o consultar sus características
asociadas. La correspondencia o mapeo entre la información y el código que la
representa se denomina "simbología". Estas simbologías pueden ser clasificadas
en grupos atendiendo a dos criterios diferentes:

Tratados de libre comercio

Un tratado de libre comercio (TLC) consiste en un acuerdo comercial regional o


bilateral para ampliar el mercado de bienes y servicios entre es de los diferentes
continentes o básicamente en todo el mundo. Eso consiste en la eliminación o
rebaja sustancial de los aranceles para los bienes entre las partes, y acuerdos en
materia de servicios. Este acuerdo se rige por las reglas de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) o por mutuo acuerdo entre los países.

Un tratado de libre comercio (TLC) es un acuerdo comercial vinculante que


suscriben dos o más países para acordar la concesión de preferencias arancelarias
mutuas y la reducción de barreras no arancelarias al comercio de bienes y servicios.

Un TLC no necesariamente lleva una integración económica, social y política


regional, como es el caso de la Unión Europea, la Comunidad Andina, el Mercosur
y la Unión de Naciones Suramericanas. Si bien estos se crearon para fomentar el
intercambio comercial, también incluyeron cláusulas de política fiscal y
presupuestario, así como el movimiento de personas y organismos políticos
comunes, elementos ausentes en un TLC.

Históricamente el primer TLC fue el Tratado franco-británico de libre comercio (o


Tratado de Cobden-Chevalier) firmado en 1891 y que introduce también la cláusula
de nación más favorecida.

Objetivos oficiales de un Tratado de Libre Comercio[editar]


Los objetivos principales de un TLC son:

 Eliminar barreras que afecten o mermen el comercio entre las zonas que
firman el tratado.
 Promover las condiciones para una competencia justa.
 Incrementar las oportunidades de inversión.
 Proporcionar una protección adecuada a los derechos de propiedad intelectual.
 Establecer procesos efectivos para la estimulación de la producción nacional y
la sana competencia.
 Ofrecer una solución a controversias.
Los tratados de libre comercio son importantes para acabar con el proteccionismo
económico (que protege la producción nacional) pues se constituyen en un medio
eficaz para garantizar el acceso de productos a los mercados externos, de una
forma más fácil y sin barreras.
Formalmente, el TLC se propone la ampliación de mercado de los participantes
mediante la eliminación de los derechos arancelarios y cargas que afecten las
exportaciones e importaciones. En igual sentido busca la eliminación de las
barreras no arancelarias, y de subsidios a las exportaciones agrícolas, la
reestructuración de las reglas y procedimientos aduaneros para agilizar el paso de
las mercancías y unificar las normas fitosanitarias y de otra índole.

Ejemplos de tratados de libre comercio en América Latina[editar]

 Alianza del Pacífico


 Área de Libre Comercio de las Américas - ALCA (cancelado)
 Tratado de Libre Comercio de América del Norte - TLCAN
 Tratado de Libre Comercio Chile-Estados Unidos
 Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos
 Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República
Dominicana
 Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos
Globalización

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural a


escala mundial que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre
los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociales y culturales, a través
de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un
carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso
dinámico producido principalmente por la sociedad, y que ha abierto sus puertas a
la revolución informática, llegando a un nivel considerable de liberalización y
democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico
nacional, y en sus relaciones nacionales e internacionales.

Este proceso originado en la Civilización occidental y que se ha expandido alrededor


del mundo en las últimas décadas de la Edad Contemporánea (segunda mitad del
siglo XX) recibe su mayor impulso con el fin de la Guerra Fría, y continúa en el siglo
XXI. Se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a
una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los
movimientos de capital se configuran a escala planetaria («nueva economía»)
cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre
circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de
consumo. El ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización y
se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones
nacionales e internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad
y seguridad jurídica, además de universalizar el reconocimiento de los derechos
fundamentales de ciudadanía. En la cultura se caracteriza por un proceso que
interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global (aldea global),
al respecto existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno de
asimilación occidental o de fusión multicultural. En lo tecnológico la globalización
depende de los avances en la conectividad humana (transporte y
telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la masificación de
las TIC y el Internet. En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y
tradicionalistas causan desinterés generalizado y van perdiendo terreno ante el
individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad abierta. Los medios de
comunicación clásicos, en especial la prensa escrita, pierden su influencia social
(cuarto poder) frente a la producción colaborativa de información de la Web 2.0
(quinto poder).

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