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Adoración

ADORACIÓN
El léxico relacionado con el culto de adoración es muy extenso en la Biblia, pero el
concepto esencial es el de “servicio”. El heb.heb. hebreo >‡b_oÆd_aÆ y el gr.gr. griego
latreia se referían ambos originalmente a la tarea de los esclavos o sirvientes
asalariados. En consecuencia, a fin de ofrecer este “culto” a Dios sus siervos deben
postrarse—heb. hisûtah‡waÆ o gr.gr. griego proskyneoµ—y así manifestar temor
reverencial y una actitud de admiración y respetuosa adoración.
Adorar es reconocer la trascendencia, la absoluta soberanía, y el misterio de Dios
infinito, porque "sólo él es el Santo" (Sal 99,5). Esta actitud interna se puede expresar
con gestos externos o con fórmulas oracionales. Sólo Dios puede ser adorado, puesto
que sólo él es el primer principio de quien procede y depende todo (Mt 4,10; Deut 6,13).
"Ante él se postrarán todas las familias de los pueblos" (Sal 22,28). Los salmos invitan a
adorar a Dios, "porque él nos ha creado" (Sal 95,6-)

Si bien es excepcional que el hombre se encuentre así con Dios en una experiencia
directa, es normal que en el universo y a lo largo de su existencia reconozca la
*presencia y la acción de Dios, de su gloria y de su santidad. La adoración es la
expresión a la vez espontánea y consciente, impuesta y voluntaria, de la reacción
compleja del hombre impresionado por la proximidad de Dios: conciencia aguda de su
insignificancia y de su *pecado, confusión silenciosa (Job 42,1-ó), veneración trepidante
(Sal 5,8) y agradecida (Gén 24,48), homenaje jubiloso (Sal 95,1-6) de todo su ser. Esta
reacción de fe, puesto que efectivamente invade todo el ser, se traduce en gestos
exteriores, y apenas si hay adoración verdadera en que el *cuerpo no traduzca de alguna
manera la soberanía del *Señor sobre su *creación y el homenaje de la criatura
conmovida y consintiente. Pero la criatura pecadora tiende siempre a escapar al influjo
divino y a reducir su adhesión a las solas formas exteriores; así la única adoración que
agrada a Dios es la que viene del corazón.

I. LOS GESTOS DE ADORACIÓN.

Se reducen a dos, la postración y el ósculo. Una y otro adoptan en el *culto su forma


consagrada, pero convergen siempre con el movimiento espontáneo de la criatura
delante de Dios, dividida entre el *temor pánico y la fascinación maravillada.

1. La postración, antes de ser un gesto espontáneo es una actitud impuesta a la fuerza


por un adversario más poderoso, la de Sisara, que cae herido de muerte por Yael (Jue
5,27), la que Babilonia impone a los israelitas cautivos (Is 51,23). El débil, para evitar
verse constreñido a la postración por la violencia, prefiere con frecuencia ir por si mismo
a inclinarse delante del más fuerte e implorar su gracia (IRe 1,13). Los bajorrelieves
asirios suelen mostrar a los vasallos del rey arrodillados, con la cabeza prosternada
hasta el suelo. Al *Señor Yahveh, "que está elevado por encima de todo" (IPar 29,11),
corresponde la adoración de todos los pueblos (Sal 99,1-5) y de toda la tierra (96,9).

2. El ósculo añade al respeto la necesidad de contacto y de adhesión, el matiz de *amor


(Ex 18,7; ISa 10,1...). Los paganos besaban sus *ídolos (IRe 19,18), pero el beso del
adorante, que no pudiendo alcanzar a su dios, se llevaba la mano delante de la boca (ad
os = adorare, cf. Job 31,26ss), tiene sin duda por objeto expresar a la vez su deseo de
tocar a Dios y la distancia que le separa de él. El gesto clásico de la adorante de las
catacumbas, perpetuado en la liturgia cristiana, con los brazos extendidos y expresando
con las manos, según su posición, la ofrenda, la súplica o la salutación, no comporta ya
ósculo, pero todavía alcanza su sentido profundo.

3. Todos los gestos del culto no sólo la postración ritual delante de Yahveh (Dt 26,10; Sal
22,28ss) y delante del *arca (Sal 99,5), sino el conjunto de los actos realizados delante
del *altar (2Re 18,22) o en la *"casa de Yahveh"' (2Sa 12,20), entre otros los sacrificios
(Gén 22,5; 2Re 17,36), es decir, todos los gestos del servicio de Dios, pueden englobarse
en la fórmula "adorar a Yahveh" (ISa 1,3; 2Sa 15,32). Es que la adoración ha venido a ser
la expresión más apropiada, pero también la más variada, del homenaje al Dios, ante el
que se prosternan los ángeles (Neh 9,6) y los falsos dioses no son ya absolutamente
nada (Sof 2,11).

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Entréguense y sométanse a Dios en Cristo .
Ríndanse al Señor, esto es, como sus siervos. Entreguen el dominio y el gobierno
de sus vidas a Cristo. Tampoco presenten sus miembros al pecado, como instrumentos
de iniquidad, sino preséntense a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros
a Dios como instrumentos de justicia. De quien son siervos y a él obedecen. Ríndanse al
Señor para que de hoy en adelante pertenezcan a él. Yo soy tuyo, 4 dijo el salmista. Los
que se rinden al pecado y al mundo dicen en: «Pecado yo soy tuyo; mundo, yo soy tuyo;
riquezas, yo soy tuyo; placer, yo soy tuyo.» «Yo soy tuyo», dijo el salmista, «entregado a
tu temor, dedicado a tu servicio, yo soy tuyo, sálvame.»

Entréguense a Cristo, pecadores, conságrense a su temor.

3 Ver Sal. 25.3.


4 Sal. 119.94.

Esta entrega debe ser tal que requiere que ustedes estarán dispuestos a que él: 1.
Les asigne su tarea. 2. Les asigne su lugar de su tarea.
Que Él les asigne su trabajo y que les coloque en donde le parezca. Como siervos
del Maestro deben hacer el trabajo del Maestro. Deben estar listos a realizar cualquier
trabajo que el Maestro les asigne.
No deben escoger o elegir: haré esto, no haré aquello. No deben decir: esto es muy
duro o esto es muy bajo, o esto es mejor dejarlo. Los buenos siervos, cuando han elegido
a su Maestro, le dejarán a él decidir su trabajo y no discutirán su voluntad sino que la
cumplirán. Cristo tiene muchos servicios que deben realizarse; algunos son fáciles, otros
difíciles; algunos traen honores, otros traen reproches; algunos se adaptan a nuestras
inclinaciones naturales y a nuestros intereses temporales, otros son opuestos a ambos.
En algunos podemos agradar a Cristo y agradarnos a nosotros mismos, como cuando él
requiere que nos alimentemos y nos vistamos, proveernos de lo necesario para nuestra
manutención; hay algunos deberes espirituales que son más agradables que otros, como
gozarse en el Señor, alimentarnos con las delicias y el consuelo de la religión; estas son
las obras gratas del cristiano. En otros no podemos agradar a Cristo sino negándonos a
nosotros mismos, como dando y prestando, dando frutos y siendo pacientes,
amonestando a las personas en pecado; alejándonos de su compañía, testificando contra
su hechicería, confesando a Cristo y su nombre cuando ello será motivo de vergüenza y
reproche; navegando contra el viento; nadando contra la corriente, yendo en contra de
los tiempos, olvidando nuestra seguridad, nuestras libertades y nuestras conveniencias
por direcciones para la renovación de nuestro pacto con Dios en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo. Sin embargo, el poder para hacer todas estas cosas nos es dado
ciertamente en Cristo que nos fortalece.

ADORACIÓN EN EL A.T Y N.T

ADORAR

HEBREO, Shajah (‫ש‬ ָ ‫ ה‬, H7812) , «adorar, postrarse, bajarse, inclinarse». Esta palabra se
ָ ‫ח‬
encuentra en el hebreo moderno con el sentido de «inclinarse o agacharse», pero no en
el sentido general de «adorar». El hecho de encontrarse más de 170 veces en el Antiguo
Testamento demuestra un poco de su significado cultural. Lo encontramos por primera
vez en Gen_18:2 en donde Abraham «se postró en tierra» delante de los tres mensajeros
que le anunciaron que Sara tendría un hijo. El acto de inclinarse en homenaje o
reconocimiento de autoridad y sumisión se hace generalmente delante de un superior o
un gobernante. Por eso David se «inclinó» ante Saúl (1Sa_24:8). A veces alguien se
inclina ante uno que es social o económicamente superior, como cuando Rth_ e «inclinó»
delante de Booz (Rt 2.10). José vio en un sueño que las gavillas de sus hermanos se
«inclinaban» ante su gavilla (Gen_37:7-10). Shajah es el término que comúnmente se
usa para llegar ante Dios en adoración (como en 1Sa_15:25 y Jer_7:2). A veces se usa
otro verbo que significa inclinarse físicamente, seguido por «adorar», como en Exo_34:8
«Y entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró». Otros dioses
e ídolos también son objetos de adoración, postrándose delante de ellos (Isa_2:20;
44.15, 17).
En el ATAT Antiguo Testamento hay ejemplos de adoración individual (Gn. 24.26s; Ex.
33.9–34.8). Pero se pone el acento en la adoración en el seno de la congregación (Sal.
42.4; 1 Cr. 29.20). En el culto del tabernáculo y del templo el ritual ocupaba un lugar
prominente. Aparte de los sacrificios matutinos y vespertinos diarios, la celebración de la
pascua y la observancia del día de expiación constituían momentos culminantes en el
calendario religioso judío. Los actos rituales del derramamiento de sangre, de la
presentación de incienso, del pronunciamiento de la bendición sacerdotal, etc., tendían a
destacar lo ceremonial en detrimento de los aspectos espirituales del culto de adoración,
y hasta tendían a introducir una sensación de tensión o conflicto entre las dos actitudes
(Sal. 40.6; 50.7–15; Mi. 6.6–8). Pero no cabe duda de que en Israel serían muchos los que
tendrían la posibilidad de tomar las palabras de alabanza pública (p. ej.p. ej. por ejemplo
Sal. 93; 95–100) y las oraciones (p. ej.p. ej. por ejemplo Sal. 60; 79; 80), y usarlas para
expresar su amor y gratitud a Dios (Dt. 11.13) en el acto real de culto espiritual interior.

Este culto público sumamente complejo que se ofrecía en el tabernáculo y en el templo,


distaba mucho del de los tiempos primitivos, cuando los patriarcas creían que el Señor
podía ser adorado dondequiera que él mismo hubiese elegido revelarse. Pero el que ese
culto público en el templo constituía una realidad espiritual resulta claro por el hecho de
que cuando fue destruido el santuario, y los exiliados se encontraban en Babilonia, el
culto siguió siendo una necesidad, y para hacer frente a ella se “creó” el servicio de la
sinagoga, que consistía en (1) el Shema>, (2) oraciones, (3) lectura de las Escrituras, y
(4) exposición. Pero más tarde, en el segundo templo, los servicios diarios, el día de
reposo, las fiestas y las abstinencias anuales, y las alabanzas del himnario (Libro de los
Salmos) aseguraban que la adoración siguiese siendo un factor vital en la vida nacional
judía.

ADORAR, ADORADOR

GRIEGO;

A. VERBOS 1. eusebeo (εὐσεβέω, G2151) , actuar piadosamente hacia. Se traduce


«adoráis» en Act_17:23: Véase PIADOSO (SER).

2. proskuneo (προσκυνέω, G4352) , hacer reverencia, dar obediencia a (de pros, hacia, y
kuneo, besar). Es la palabra que con más frecuencia se traduce adorar. Se usa de un
acto de homenaje o de reverencia: (a) a Dios (p.ej., Mat_4:10; Joh_4:21-24; 1Co_14:25;
Rev_4:10; 5.14; 7.11; 11.16; 19.10(b) y 22.9); (b) a Cristo (p.ej., Mat_2:2,8,11; 8.2; 9.18;
14.33; 15.25; 20.20; 28.9,17; Joh_9:38; Heb_1:6, en una cita de la LXX de Deu_32:43,
refiriéndose a la Segunda Venida de Cristo); (c) a un hombre (Mat_18:26); (d) al dragón,
por parte de los hombres (Rev_13:4); (e) a la bestia, su instrumento humano (Rev_13:15;
14.11; 16.12); (g) a demonios (Rev_9:20); (h) a ídolos (Act_7:43). Nota: En cuanto a
Mat_18:26, se menciona de la siguiente manera en la «Lista de lecturas y de
traducciones preferidas por el Comité Estadounidense» (véase la Versión Revisada
Inglesa, Classes of Passages, IV): «a la palabra «adorar»» en Mat_2:2, etc., añadir la nota
marginal «la palabra griega denota un acto de reverencia, tanto si se hace al hombre
(véase cap. 18.26) o a Dios (véase cap.

4.10)»». La nota de Joh_9:38 en la Versión Standard Estadounidense (ASV) en relación


con esto es de lo más falso, implicando que Cristo era una criatura. J. N. Darby traduce
este verbo en su New Translation como «hacer homenaje» [véase el Prefacio Revisado a
la Segunda Edición (1871) de su versión]. Véanse también ARRODILLAR(SE),
POSTRAR(SE), REVERENCIA (HACER), SUPLICAR.

3. sebo (σέβω, G4576) , reverenciar, acentuando el sentimiento de maravilla o de


devoción. Se usa de adorar: (a) a Dios (Mat_15:9; Mc 7.7; Act_16:14; 18.7,13); (b) a una
diosa (Act_19:27). Véanse HONRAR, PIADOSO (SER), TEMEROSO (SER), VENERAR.

4. sebazomai (σεβά ζομαι, G4573) , similar al Nº 3, honrar religiosamente. Se usa en


Rom_1:25 (RVR), «honrando» (RVR77) y «adorando» (VM). Véase HONRAR.

5. latreuo (λατρεύω, G3000) , servicio, dar servicio u homenaje religioso. Se traduce


como adorar en Phi_3:3 en la VM. Véase SERVIR. Nota: La adoración a Dios no se define
en ningún pasaje de las Escrituras. Una consideración de los verbos anteriores muestra
que no queda limitada a la alabanza; ampliamente puede considerarse como el
reconocimiento directo de Dios, de su naturaleza, atributos, caminos, y demandas, ya
bien por el derramamiento del corazón en alabanza y acción de gracias, o bien mediante
actos ejecutados en el curso de tal reconocimiento.

B. Nombre proskunetes (προσκυνητή ς, G4353) , similar a A, Nº 2, aparece en Joh_4:23:

En el NTNT Nuevo Testamento se encuentra nuevamente el culto del templo y de la


sinagoga. Cristo participó de ambos, pero constantemente inculcó la idea de que la
adoración debía representar el amor del corazón hacia un Padre celestial. En su
enseñanza el acercarse a Dios mediante el ritual y el sacerdocio no sólo no tiene
importancia, sino que ya no es necesaria en absoluto. Por fin la “adoración” es la
verdadera >‡b_oÆd_aÆ o latreia, un servicio ofrecido a Dios no sólo en función de culto
en el templo sino de servicio a los demás (Lc. 10.25ss; Mt. 5.23s; Jn. 4.20–24; Stg. 1.27).
Al comienzo, sin embargo, la iglesia no abandonó el culto en el templo; y probablemente
los cristianos siguieron concurriendo a los servicios en la sinagoga también. Además,
cuando se produjo finalmente la ruptura entre el judaísmo y la iglesia, el culto cristiano
puede haber adoptado como modelo el servicio de la sinagoga.

El gran factor contribuyente en la ruptura con el día de reposo, el templo, el ritual, etc.,
judaicos, fue el encarnizado antagonismo de los judíos contra la iglesia. Pero por lo que
hace al NTNT Nuevo Testamento nuestras nociones en cuanto al culto cristiano son muy
vagas. Indudablemente el día principal de adoración era el día del Señor (Hch. 20.7),
aunque se habla de servicios diarios al comienzo (Hch. 2.46). No se hace mención en el
NTNT Nuevo Testamento de servicios para conmemorar la resurrección del Señor y la
llegada del Espíritu en Pentecostés. El culto se llevaba a cabo en las casas de los
creyentes. En tales circunstancias no hacían falta ministrantes oficiales. La simplicidad
era la nota principal de estos servicios de adoración de las iglesias reunidas en las casas,
y consistían en su mayor parte en *alabanza (Ef. 5.19; Col. 3.16), *oración, lectura de las
Escrituras, y exposición. En la iglesia de Corinto vemos que se “habla en lenguas” (1 Co.
14). El ágape, seguido por la Cena del Señor (1 Co. 11.23–28), constituían también
rasgos comunes del culto cristiano. Pero en todos los casos el acento recaía sobre el
Espíritu, y sobre el amor y la devoción interior del corazón.

MÚSICA E INSTRUMENTOS MUSICALES

I. Música

Resulta evidente, dadas las frecuentes referencias en el ATAT Antiguo Testamento, que
la música representaba un papel importante en la cultura hebreo Según la tradición,
Jubal, hijo de Lamec, que “fue padre de todos los que tocan arpa y flauta” (Gn. 4.21), fue
el inventor de la música. La estrecha relación entre las artes pastoriles y musicales se
evidencia en el hecho de que Jubal tenía un hermano mayor, Jabal, que fue “padre de los
que habitan en tiendas y crían ganados” (Gn. 4.20).

En una etapa posterior la música fue consagrada el servicio del culto en el templo, pero
también tuvo expresión secular desde las primeras épocas. Así, Labán reprochó a Jacob
el que se fuera secretamente sin darle la oportunidad de amenizar su partida “con
alegría y con cantares, con tamborín y arpa” (Gn. 31.27). Frecuentemente se usaba la
música en momentos de regocijo, ocasiones en las que generalmente se la vinculaba con
la *danza. Había cantos de triunfo después de las victorias en las batallas (Ex. 15.1ss;
Jue. 5.1ss). Miriam y las mujeres celebraron la caída del faraón y sus jinetes “con
panderos y danzas” (Ex. 15.20ss), y Josafat regresó victorioso a Jerusalén “con salterios,
arpas y trompetas” (2 Cr. 20.28). La música, el canto, y la danza eran comunes en las
festividades (Is. 5.12; Am. 6.5). En particular, constituían rasgos de las fiestas de la
vendimia (Is. 16.10), y de las celebraciones matrimoniales (1 Mac. 9.37, 39). Los reyes
tenían cantores e instrumentistas (2 S. 19.35; Ec. 2.8). El zagal también tenía su lira (1 S.
16.18). Los jóvenes en las puertas se entretenían con música (Lm. 5.14). Hasta la ramera
aumentaba sus poderes de seducción con el canto (Is. 23.16). La música se usaba en
momentos de duelo como también en los de alegría. La endecha (qéÆnaÆ) que
constituye el libro de Lamentaciones y el lamento de David por Saúl y Jonatán (2 S. 1.18–
27), son ejemplos notables. Se hizo costumbre contratar quejumbrosos profesionales
para que colaborasen en los funerales. Entre ellos siempre se incluían los flautistas (Mt.
9.23). Según Maimónides, el esposo más pobre debía contratar por lo menos dos
flautistas y una mujer plañidera para el funeral de su mujer (MisûnaµyoÆt_ 4).

Así como la música formaba parte integral de la vida social hebreo, ella tenía, también,
su lugar en la vida religiosa. 1 Cr. 15.16–24 contiene un relato detallado de la
organización por David del coro y la orquesta levíticos. Aparte de este pasaje sólo hay
referencias dispersas e indirectas al uso de la música en el culto religioso, y hay pocos
elementos que sirvan para obtener una impresión clara del carácter del servicio musical
en el templo.

De la naturaleza de la música que tocaban los músicos hebreos no tenemos información


alguna. No se sabe con seguridad si tenían algún sistema de notas. No se ha conservado
ningún sistema identificable. Se han hecho intentos de interpretar los acentos del texto
hebreo como una forma de notación, pero sin éxito. Dichos acentos constituían una guía
para el recitado más bien que para la música, y de todos modos son de origen tardío. Si
bien no tenemos elementos de comprobación en cuanto a la música instrumental del
templo, podemos descubrir por la forma de los salmos que estaban destinados a ser
cantados en forma antifonal, ya sea por dos coros (Sal. 13; 20; 38), o por un coro y la
congregación (Sal. 136; 118.1–4). Parecería que después de la cautividad los coros se
formaban con un número igual de voces masculinas y femeninas (Esd. 2.65). Pero no
está claro si cada uno de los coros era de voces mixtas, o si uno era de voces masculinas
y el otro de voces femeninas. Probablemente lo que hacían era entonar más bien que
cantar, si bien no se sabe cómo entonaban, y con toda seguridad sería algo muy
diferente del canto eclesiástico moderno.

De la Mesopotamia proceden las pruebas documentales (parte temprana del 2º milenio


.a.C.) sobre el cordaje y la afinación de las arpas, y de los instrumentos musicales con
letanía (s.s. siglo(s) VI a.C.a.C. antes de Cristo) ; cf.cf. confer (lat.), compárese D.
Wulstan, O. R. Gurney, Iraq 30, 1968, página(s) 215–233; W. G. Lambert, en H.
Goedickeedición, editado Near Eastern Studies … W. F. Albright, 197, página(s) 335–353.
En Ugarit (perteneciente al 1400 a.C. aprox.) se encontró un grupo de tablillas
cuneiformes con himnos en lengua hurrita, con un tipo de notación musical; confer (lat.),
compárese A. D. Kilmer, RARA Revue d’Assyriologie 68, 1974, página(s) 69–82; ibidibid
ibidem (lat.), en la misma obra. (con D. Wulstan),. página(s) 125–128, con referencias
anteriores. Se ha hecho un intento de reproducir la afinación de arpas y la himnología en
forma musical en un disco fonográfico; confer (lat.), compárese A. D. Kilmer, R. L.
Crocker, R. R. Brown, Sounds from Silence, 1977.

II. Instrumentos musicales

Acerca de los instrumentos de la Biblia tenemos algo más de información, si bien no hay
información definida en cuanto a su forma o construcción. Sin embargo, se han
encontrado instrumentos pertenecientes a otras naciones antiguas del Medio Oriente,
principalmente de los egipcios. La etimología de las palabras hebreas contribuye en
alguna medida, como también las versiones antiguas, pero, con todo, el conocimiento
que tenemos es muy limitado. Los instrumentos que se mencionan en la Biblia se
pueden dividir en tres grupos principales: cuerdas, vientos, y de percusión.

a. Cuerdas

(i) La lira. El kinnoÆr, que se traduce generalmente “arpa”, aunque también “cítara”, es
el primer instrumento musical que se menciona en la Biblia (Gn. 4.21), y es el único
instrumento de cuerdas que se menciona en el Pentateuco. Es uno de los instrumentos
con los que Labán el sirio hubiese querido despedir a Jacob, si este no hubiera partido en
forma tan apresurada (Gn. 31.27). Esta alusión sugiere que el instrumento puede haber
sido de origen sirio. Ha habido diferentes opiniones sobre si se trataba realmente de un
arpa o una lira. El peso de la opinión favorece a la lira, que es la palabra que se emplea
en Revised Standard Versión: NT, 1946; AT, 1952; Common Bible, 1973. El hecho de que
era uno de los cuatro instrumentos musicales que iban delante de los jóvenes profetas (1
S. 10.5) indica que era un instrumento portátil y, por consiguiente, pequeño. Antiguas
pinturas en tumbas egipcias representan a extranjeros, semitas de Sutu (Transjordania),
portando liras que tocan con un plectro o púa. Tampoco se sabe a ciencia cierta si el
kinnoÆr se tocaba con un plectro o a mano. En 1 S. 16.23 “David tomaba el arpa [lira] y
tocaba con su mano”; pero la ausencia de la mención de un plectro no constituye prueba
de que las cuerdas eran tocadas con los dedos únicamente. No hay seguridad en cuanto
al número de cuerdas que tenía el kinnoÆr. Josefo pensaba que tenía diez. Otra
sugestión, basada en la asociación del instrumento con el hebreo sûƒméÆnéÆt_
(‘octava’, Septuaginta (vs. gr. del AT) hyper teµs ogdoeµs) en 1 Cr. 15.21, es que tenía
ocho cuerdas; pero la alusión en este pasaje está lejos de ser evidente.

El kinnoÆr era un instrumento de madera, siendo el de David probablemente de ciprés


(2 S. 6.5). Los que Salomón hizo hacer para el templo se fabricaron de sándalo (1 R.
10.12), y evidentemente eran de gran valor. Josefo (Ant.Ant. Josefo, Antigüedades de los
judíos 8.94) dice que la armazón de los mismos tenía electro, es decir ya sea un metal
mixto o ámbar.

La palabra “arpa” aparece también (en Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds.
rev. 1929, °sba°sba S. de Ausejo, Sagrada Biblia, 4ª eds. 1964) como traducción del
vocablo arameo qéÆt_roÆs (Versión de Reina y Valera, rev. 1960 “tamboril”; Revised
Standard Version: NT, 1946; AT, 1952; Common Bible, 1973 “lira”; Versión de Reina y
Valera, rev. 1977, Dios habla hoy, “versión popular”, 2ª eds. 1983, L. Alonso Schökel, J.
Mateos, Nueva Biblia Española, 2ª eds. 1977, Biblia de Jerusalén, totalmente revisada,
1981 “cítara”), que aparece únicamente entre los instrumentos de la orquesta de
Nabucodonosor en Dn. 3. Es la misma raíz de la que ha surgido la palabra occidental
“guitarra”.

(ii) El salterio. Este vocablo viene del griego psalteµrion, que denota un instrumento que
se pulsa con los dedos en lugar del plectro. El verbo griego psalloµ significa tocar
incisivamente o puntear. Es la palabra que se usa con más frecuencia para traducir el.
hebreo neµb_el, aun cuando ocasionalmente se encuentra la traducción “vihuela”,
“arpa”, etc. En la Septuaginta (vs. gr. del AT) neµb_el se traduce de diversas maneras
(psalteµrion, psalmos, kithara, nablion, nabla, nableµ, naula y nablas). Se acepta
generalmente que se trataba de una especie de arpa, como traduce L. Alonso Schökel, J.
Mateos, Nueva Biblia Española, 2ª eds. 1977, aunque no hay seguridad en cuanto a su
descripción exacta. Se menciona por primera vez en 1 S. 10.5, y esto parecería
confirmar la opinión de que era de origen fenicio, ya que hubo poco contacto entre Israel
y Fenicia antes de esta fecha. Se han hecho intentos de reconstruir la forma del neµb_el
identificándolo con el significado original de la raíz de la palabra odre, jarra o cántaro. Se
ha sugerido que tenía una caja de resonancia abultada en el extremo inferior. Esta
identificación de la raíz ha llevado incluso a la suposición de que tenía forma de gaita.
Pero estas sugestiones son meras conjeturas.

Como el kinnoÆr, el neµb_el se hacía con madera de ciprés y más tarde con sándalo. Es
evidente que David sabía tocar tanto el neµb_el como el kinnoÆr. Como en la Biblia se lo
vincula generalmente con otros instrumentos musicales, se piensa que representaba el
contrabajo.

La palabra hebreo <aµsŒoÆr se suele vincular con neµb_el. Esta palabra proviene de la
raíz que significa “diez”, y se piensa generalmente que indica que el instrumento tenía
diez cuerdas. Esta interpretación se encuentra también en la Septuaginta (vs. gr. del AT)
y la Vulgata latina (psalteµrion, decajordeon y psalterium decem jordarum). Con toda
probabilidad el neµb_el <aµsŒoÆr era simplemente otro tipo de neµb_el.

La palabra “salterio” aparece también como traducción del arameo psanteµréÆn (Dn.
3.5ss), otro de los instrumentos que componía la orquesta de Nabucodonosor. La palabra
arameo parecería ser traducción del gr. psalteµron, y se traduce “arpa” en °nbe°nbe L.
Alonso Schökel, J. Mateos, Nueva Biblia Española, 2ª eds. 1977. J. Stainer (The Music of
the Bible,. página(s) 40–55) sostiene, argumentando detalladamente, que en realidad se
trata del dulcémele. Sin embargo, resulta imposible determinar con mayor seguridad de
qué instrumento se trataba, salvo que era un instrumento de cuerdas.

(iii) La sambuca. Esta palabra aparece en Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds.
rev. 1929, °ci°ci F. Cantera Burgos y M. Iglesias González, Sagrada Biblia, versión crítica,
1975, Biblia de Jerusalén, totalmente revisada, 1981, en Dn. 3, como traducción del
arameo sabbƒk_aÆ (Versión de Reina y Valera, rev. 1960 “arpa”). Es uno de los
instrumentos de la orquesta de Nabucodonosor, y por consiguiente no era hebreo. La
palabra sabbƒk_aÆ se identifica generalmente con el gr. sambykeµ, y esta es la
traducción que aparece en Dn. 3 en la Septuaginta (vs. gr. del AT). Ha sido descrita ya
sea como un arpa triangular pequeña de cuatro o más cuerdas y tono alto, o un arpa
grande de muchas cuerdas. Cualquiera sea la descripción correcta, se trataba de un
instrumento de cuerdas. Según Estrabón (10. 471) era de origen bárbaro. Más
acertadamente rsvrsv Revised Standard Version: NT, 1946; AT, 1952; Common Bible,
1973 traduce “trigón”.

(iv) La zampoña. Esta es la traducción del arameo suÆmpo, que se considera


generalmente como un préstamo gr. Aparece en la Biblia únicamente en la orquesta de
Dn. 3. En la actualidad se entiende que era un tipo de gaita (así Versión moderna (hecha
por H. B. Pratt), eds. rev. 1929. La traducción al italiano moderno es sampogna, una
especie de gaita que se usa actualmente en dicho país. De otro modo podría derivarse
del gr. ty(m)panon, una especie de tambor.
b. Instrumentos de viento

(i) La flauta. 1. Equivale al heb. hléÆl, traducido así en Versión de Reina y Valera, rev.
1960. Esta palabra aparece sólo seis veces en el ATAT Antiguo Testamento. En el N.T la
flauta es el gr. aulos, usada en Septuaginta (vs. gr. del AT) para hléÆl. La Vulgata latina
emplea tibia. Tanto aulos como tibia son términos generales que abarcan tanto
instrumentos con lengüeta, tales como el oboe y el clarinete, como instrumentos que se
tocan soplando por o a través de un agujero, como es el caso de la flauta.

La palabra hléÆl proviene de una raíz que significa agujerear o perforar. La palabra aulos
viene de una raíz que significa soplar. Pero ni la derivación de hléÆl, ni su traducción en
Septuaginta (vs. gr. del AT), ofrece indicación alguna de la naturaleza del instrumento. El
peso de la opinión parece favorecer al oboe más bien que a la flauta, pero no se sabe
con seguridad. Igual que en la actualidad, parecería que en la antigüedad era habitual
que el que tocaba un instrumento con lengüeta llevara consigo una cantidad de
lengüetas en una caja (gr. gloµssokomon). Se trataba, en efecto, de una caja para
lengüetas y no una “bolsa”, como dice Versión de Reina y Valera, rev. 1960, lo que
Judas usaba como alcancía (Jn. 12.6; 13.29).

La flauta se usaba en las procesiones festivas (Is. 30.29), en momentos de regocijo


nacional (1 R. 1.40), y también en los funerales (Mt. 9.23). El hecho de que podía
producir un sonido lastimero lo evidencia la alusión a dicho instrumento en Jer. 48.36.

2. “Flauta” es también la traducción del arameo maroÆqéÆt_aÆ. Aparece únicamente


en Dn. 3 (°vrv1°vrv1 Versión de Reina y Valera, rev. 1909, F. Cantera Burgos y M.
Iglesias González, Sagrada Biblia, versión crítica, 1975, Biblia de Jerusalén, totalmente
revisada, 1981 “pifano”), y se deriva de la raíz sûaµraq, palabra onomatopéyica que
significa “silbar” o “sisear”. El sonido de la mayoría de los tipos de flautas va
acompañado de un silbido o siseo. Por lo tanto es una suposición razonable el que el
instrumento a que se hace referencia pertenece a esta clase.

3. Otra palabra hebreo (>uÆg÷aµb_) que se traduce “flauta” (“organo” en Versión de


Reina y Valera, rev. 1909) ocurre sólo cuatro veces en el Antiguo Testamento. En Gn.
4.21 evidentemente constituye un término genérico que cubre todos los instrumentos de
viento, así como la palabra paralela en este versículo, kinnoÆr, es el término general
para todos los instrumentos de cuerda. En Job 30.31 aparece nuevamente en asociación
con el kinnoÆr, y en Job 21.12 representa a la sección de los vientos en paralelo con los
miembros de las familias de cuerdas y de percusión. La encontramos nuevamente en el
Sal. 150.4 entre numerosos instrumentos de otros tipos. La Septuaginta (vs. gr. del AT)
no ofrece ayuda en cuanto a la naturaleza de este instrumento, porque usa tres palabras
diferentes. (En Gn. 4.21 kithara, ‘guitarra’; en los dos pasajes de Job y salmos, ‘salterio’;
y en Sal. 150.4 organon, ‘órgano’.) La derivación de la palabra hebreo es incierta.
Algunos la han ligado con una raíz que significa “lujuriar”, “sentir afecto desmesurado”,
aludiendo así a sus tonos sensuales o atrayentes; pero esto no es más que conjetura. No
cabe duda de que tiene que ser algún tipo de flauta, o posiblemente un grupo de flautas.
(ii) La bocina. Esta palabra (hebreo qeren) ocurre frecuentemente en el ATAT Antiguo
Testamento. Es cognado del gr. keras y el lat.. latín cornu. Parece haberse usado en la
época bíblica con dos fines: como recipiente para llevar aceite, y como una especie de
trompeta. En este segundo sentido aparece en tres pasajes únicamente. En Jos. 6 se usa
como sinónimo de sûoÆfaµr (el hebreo yoÆb_eµl significa literalmente cuerno de
carnero) en el relato de la captura de Jericó. En 1 Cr. 25.5 (cf.cf. confer (lat.), compárese
Biblia de Jerusalén, totalmente revisada, 1981, con nota) se enumera a los que David
señaló para tocarla, y en Dn. 3 es uno de los instrumentos de la orquesta de
Nabucodonosor. Las trompetas antiguas se hacían con cuernos de animales
evidentemente. Posteriormente fueron imitados con metales.

(iii) La trompeta. La trompeta se menciona frecuentemente en la Biblia. Esta palabra se


usa principalmente como traducción de dos vocablos heb. diferentes, sûoÆfaµr y
h‡ssƒraÆ. La LXX Septuaginta (vs. gr. del AT) traduce uniformemente salpinx, palabra
que también se usa en el NT Nuevo Testamento.

El sûoÆfaµr, cuerno largo con extremo retorcido, era la trompeta nacional de Israel. Se
usaba en ocasiones militares y religiosas para reunir a la gente. El sûoÆfaµr se sigue
usando en las sinagogas judías en el día de hoy.

La h‡sraÆ era una trompeta hecha, de plata batida. A. Moisés Dios le mandó que hiciese
dos trompetas para reunir a la congregación, y para poner en movimiento al
campamento. Nm. 10.1–10 contiene las instrucciones que Dios le dio a Moisés con
respecto a las ocasiones en que debía hacer sonar la trompeta. Se trataba
principalmente de un instrumento sagrado y no marcial.

En 2 S. 6.5 °vrv2°vrv2 Versión de Reina y Valera, rev. 1960 tiene “flauta” para el Hebreo
mƒna>an>éÆm, que aparece únicamente en este pasaje. Se usa juntamente con los
címbalos (véase c. (ii) infra (lat.), abajo), entre otros instrumentos que David y los hijos
de Israel tocaban ante el Señor. La raíz de donde se deriva esta palabra significa
“temblar”, “vibrar”, y es probable que fuese una especie de matraca. La Septuaginta (vs.
gr. del AT) traduce kymbala, ‘cimbalos’, y por consiguiente es menos acertado que la
Vulgata latina sistra, ‘matracas’ (gr. griego seistron de seioµ, ‘sacudir’, ‘mover adelante y
atrás’). Versión moderna (hecha por H. B. Pratt), eds. rev. 1929 traduce “sistros” y en el
mg margen “castañuelas”; L. Alonso Schökel, J. Mateos, Nueva Biblia Española, 2ª eds.
1977 “sonajas”. Se han conservado ilustraciones de matracas o sonajas egipcias
antiguas que consisten de un aro en forma de ovalo con una manija, al que se fijaban
varillas con anillos sueltos que se golpeaban entre sí cuando se sacudía el instrumento.

c. Percusión

(i) Campanillas. Dos palabras hebreo diferentes se traducen “campanillas”: pa>‡moÆn,


de una raíz que significa ‘golpear’, aparece cuatro veces en Éxodo, con referencia a las
campanillas de oro en las vestiduras de Aarón; la otra palabra, mƒs, se encuentra
únicamente en Zac. 14.20. La Septuaginta (vs. gr. del AT) tiene jalinoi, ‘brida’. La palabra
hebreo viene de la misma raíz que la que se traduce “címbalos”, y probablemente se
refiere a los discos o tazas metálicos que se fijan en las bridas de los caballos, ya sea
como ornamento o con el fin de producir un tintineo.

(ii) Címbalos. Esta palabra viene del griego kymbalon, que aparece una vez en el NT (1
Co. 13.1), y también en la Septuaginta (vs. gr. del AT) como traducción de los vocablos
hebreo mƒsy sƒléÆm. kymbalon se deriva de kymbeµ, que significa fuente o plato
ahuecado. Las dos palabras hebreo derivan de la misma raíz, palabra onomatopéyica
que significa zumbar o temblar. mƒsparecería una forma posterior de esta palabra, que
aparece unas doce veces en los libros de Crónicas, una vez en Esdras, y una en
Nehemías. La forma más antigua sƒléÆm se encuentra en los Salmos y una vez en 2
Samuel. En el Sal. 150 se usa la palabra dos veces en un solo versículo con diferentes
adjetivos. Se sabe que existían dos clases de címbalos en la antigüedad. Un tipo
consistía en dos platos de metal de poca profundidad que se tenían uno en cada mano y
se golpeaban entre sí. Los otros tenían forma de taza, y una de estas se tenía fija
mientras que la otra se golpeaba netamente con ella. Se ha sugerido que en el Sal. 150
se hace alusión a los dos tipos de címbalos, pero esto es mera conjetura.

En todos los pasajes donde se mencionan címbalos se usan en ceremonias religiosas. El


gr.gr. griego kymbalon se usa en 1 S. 18.6 en la Septuaginta (vs. gr. del AT), como
traducción del hebreo sûaµléÆsû, que proviene de la raíz que significa “tres”. La Vulgata
latina traduce systrum, ‘sonaja’. Se ha sugerido que se trataba de un triángulo o un
instrurnento de tres cuerdas, pero no hay ninguna seguridad en cuanto a lo que
denotaba.

(iii) Pandero, tamboril, tamborín. Estas palabras se usan como traducción del hebreo toµf
(Septuaginta (vs. gr. del AT) tympanon). Este instrumento era una especie de tamborín
que se sostenía y se golpeaba con la mano. Se usaba como acompañamiento para el
canto y la danza (Ex. 15.20). Siempre se asocia en el ATAT Antiguo Testamento con la
alegría y el gozo, y aparece acompañando la alegría de los festejos (Is. 5.12), y el
regocijo de las procesiones triunfales (1 S. 18.6).

Pensamientos sobre el Poder de la Música

Por el poder de la música, quiero decir su poder de afectar a los oyentes y levantar
varias pasiones en la mente humana. De esto tenemos varios ejemplos sorprendentes en
la historia antigua. Se nos dice que los músicos de la antigua Grecia eran capaces de
producir cualquier pasión que les pareciera: inspirar amor u odio, gozo o dolor,
esperanza o temor, valor, furia o desesperación. Ya fuera levantar estas pasiones una
después de otra o variar la pasión de acuerdo con la música.
¿Cómo podemos explicar esto? La música moderna no alcanza estos efectos,
aunque todos confiesan que nuestros instrumentos superan a los de ellos en toda forma
de comparación.
¿Qué era la lira, su instrumento de siete o diez cuerdas, comparado con nuestro
violín? ¿Qué era cualquiera de sus flautas comparada con nuestro oboe o nuestra flauta
alemana? ¿Qué, todos ellos juntos, todos los que se usaban hace dos o tres mil años,
comparados con nuestro órgano? ¿Por qué, entonces, con esta ventaja inconcebible, la
música moderna tiene menos poder que la antigua?
Algunos han dado una respuesta muy breve a esta pregunta, cortando el nudo que
no han podido desatar. Dudan, o pretenden que dudan, que tal cosa sea cierta.
Probablemente, hasta la han negado. Pero nadie que sea sensato hará tal cosa, a menos
que el prejuicio le haya cegado completamente. Porque hacerlo equivaldría a negar la fe
de la historia, ya que ningún hecho ha sido mejor probado. Es más fácil cerrar los ojos
ante la realidad. Ningún otro caso ha llegado hasta nosotros con un testimonio más
irrefutable. No tenemos mayor razón, entonces, para dudar más del poder de la música
de Timoteo que de las armas de Alejandro. Ni tenemos tampoco más razón para negar la
toma y el incendio de Persépolis que para negar lo que se nos dice, que esto se debió al
inesperado furor producido en
Alejandro por el mencionado músico. Y los varios efectos que fueron sucesivamente
forjados en su mente (tan bellamente descritos por Dryden en su Oda para el Día de
Santa Cecilia) son ejemplos sorprendentes del poder de una simple arpa para
transportar, por así decirlo, la mente fuera de uno mismo.
También leemos de otro ejemplo, incluso en la historia moderna, del poder de la
música, semejante al que hemos mencionado. A un músico, que fue llevado al Rey de
Dinamarca, se le preguntó si podría incitar cualquier pasión con su música, a lo que
contestó afirmativamente y se le pidió que lo intentara con el Rey. Muy pronto el Rey
estaba llorando y cuando el músico cambió el espíritu de la música rápidamente se llenó
de tal furor que, arrebatando una espada de manos de uno de sus asistentes (porque
previamente le habían quitado la suya) inmediatamente lo mató y hubiera matado a
todos en el salón, si no lo hubieran detenido por la fuerza.
Esta historia por sí sola quita toda duda relacionada con la música antigua. Pero,
¿por qué la música moderna en general, en el presente sentido de la palabra, es cosa
tan diferente? Es decir, un contraste de varias notas, opuestas entre sí y sin embargo
unidas. «Por lo alto y por lo bajo, huyen las notas de la fuga.» El Dr. Gregory dice:
«Esta armonía ha sido conocida en el mundo por más de doscientos años». Sea como
sea, desde que fue introducida, desde que el contrapunto fue inventado, así como ha
afectado el curso de la música, también ha destruido sus efectos.

Ciertamente, algunos han imaginado y tratado de probar que los antiguos estaban
familiarizados con esto. Parece que es necesario un solo argumento para probar lo
contrario. Tenemos muchas piezas importantes de música antigua que ahora están en
manos de los estudiosos. El Dr. Pepusch, que estaba bien versado sobre la música de la
antigüedad (probablemente mejor que cualquiera otro en
Europa), me mostró varios folios griegos con muchas composiciones. Ahora la pregunta
es: ¿Había o no algún contrapunto en ellas? El erudito sabe que no hay tal cosa. No se
puede encontrar la menor traza de él. Todo es melodía y nada de armonía.
Así como la naturaleza de la música ha cambiado, también ha cambiado su forma.
Nuestros compositores no intentan mover las pasiones, sino una cosa muy diferente:
variar y contrastar las notas de mil maneras diferentes. ¿Qué tiene que ver el
contrapunto con las pasiones? Se aplica a una facultad de la mente muy diferente. No a
nuestro gozo, o esperanza, o temor, sino únicamente al oído, a la imaginación o a un
sentimiento interno. El placer que causa no depende de que pueda provocar la pasión.
No afecta ni las pasiones ni el juicio; ambos quedan fuera de su jurisdicción.
¿Necesitamos otro ejemplo? No podemos tener uno de mayor fuerza que las
modernas oberturas, voluntarios o conciertos que consisten completamente de sonidos
artificiales, sin una sola palabra. ¿Qué tiene que ver cualquiera de las pasiones con esto?
¿Tienen juicio, razón, sentido común? Absolutamente ninguno. Todo esto queda
totalmente excluido por sonidos extravagantes y sin sentido.
En este respecto, la música moderna no tiene ninguna relación con el sentido
común, como no lo tiene con las pasiones. En otro, es obvio, innegable, contrario al
sentido común el permitir y hasta designar diferentes palabras a ser cantadas por
diferentes personas al mismo tiempo. ¿Qué puede ser más repugnante que esto para
una persona inteligente? Díganme, ¿a cuál de estas sentencias he de dar atención? Yo
puedo dar atención únicamente a una sentencia a la vez y puedo oír tres o cuatro al
mismo tiempo. Y, para complicar más el asunto, esta extravagancia ha encontrado un
lugar hasta en el culto de Dios. Ocupa (¡que pena! ¡Que vergüenza!) La mayor parte de
nuestra música eclesiástica.
Se encuentra hasta en nuestros mejores motetes o cánticos y en las partes más
solemnes de nuestro culto público. Que diga cualquier persona imparcial o sin prejuicio,
si puede haber una mayor burla a Dios.
Volviendo a nuestro asunto, ¿Es extraño que la música moderna no responda al fin
para el cual fue designada y planeada? De ninguna manera. Si Timoteo hubiera «seguido
la resonante fuga» su música no hubiera tenido ningún peligro. No hubiera afectado a
Alejandro más que el Bucéfalo, y la ciudad más hermosa en el mundo de su tiempo no
hubiera sido destruida.
Es cierto que en algunas ocasiones la música moderna ha parecido tener un efecto
tan poderoso como la antigua, de manera que frecuentemente personas individuales y
algunas veces asambleas numerosas, se han visto derramar lágrimas.
¿Pero cuándo sucedió tal cosa? Generalmente, si no siempre, cuando se ha
cantado un hermoso solo, cuando el sonido ha sido un eco del sentimiento, cuando la
música ha sido extremadamente sencilla y sin adornos. Cuando el compositor se ha
preocupado por la melodía, no por la armonía. Entonces, y sólo entonces, el poder
natural de la música para mover las pasiones ha aparecido. Esta música fue calculada
para tal fin y lo ha cumplido.
Por esta razón es que tantas personas se ven afectadas por los aires escoceses e
irlandeses. Estos son compuestos no de acuerdo con las reglas del arte, sino de la
naturaleza. Son simples en el más alto grado. No hay armonía, de acuerdo con el
presente sentido de la palabra, pero contienen mucha melodía. Y esto no se oye
únicamente, sino que se siente, por todos los que mantienen su gusto nativo, por
aquéllos cuyo gusto no se ha viciado (podría decir, corrompido) por dar atención al
contrapunto y la música complicada. Es el contrapunto, es la armonía (así llamada) lo
que destruye el poder de la música. Si alguna vez esto pudiera desaparecer de nuestras
composiciones, si alguna vez pudiéramos retornar a la simplicidad y la melodía de los
antiguos, entonces los efectos de nuestra música serían sorprendentes como cualquiera
de la que ellos compusieron. Probablemente aún más grandes, ya que los instrumentos
modernos son mucho mejores que los antiguos.

Juan Wesley
Inverness,
9 de Junio de 1779
229
Direcciones para el canto congregacional

Para que esta parte del culto sea más aceptable a Dios y de mayor provecho para ti y los
demás, ten cuidado en observar las siguientes instrucciones:

1. Canten todos. Procura reunirte con la congregación tan frecuentemente como te sea
posible. No permitas que un poco de debilidad o cansancio te lo impida.
Si tal cosa es una cruz para ti, tómala, y descubrirás que es una bendición.

2. Canta fuertemente y con vigor. No cantes como si estuvieras medio muerto o medio
dormido. Levanta tu voz con fuerza. No tengas más temor de oír tu voz, ni más
vergüenza de ser oído ahora, que cuando cantabas los cantos de Satanás.

3. Canta con modestia. No grites, como si quisieras sobresalir o distinguirte del resto de
la congregación, para que no destruyas la armonía. Procuren todos unir sus voces a las
del resto de la congregación para producir un sonido claro y melodioso.

4. Canta a tiempo. Cualquiera que sea el tiempo en que se cante, procura guardarlo, no
te adelantes ni te atrases; sigue a las voces que guían y ve con su tiempo tanto como te
sea posible. No cantes muy despacio. El arrastrar el tiempo es cosa natural en los vagos
y ya es tiempo de que esa costumbre desaparezca de entre nosotros y de que cantemos
todos nuestros himnos tal y como los cantábamos al principio.
5. Sobre todo, canta espiritualmente. Piensa en Dios en cada palabra que cantes. Que tu
intención sea complacerlo a él antes que a ti mismo o a cualquiera otra criatura. Para
lograr esto, pon mucha atención en el sentido de lo que cantas y cuida de que tu corazón
no se envuelva demasiado con la melodía, sino ofrécelo a Dios continuamente, para que
tu canto sea tal que el Señor pueda aprobarlo aquí y tú puedas recibir tu recompensa
cuando venga de su gloria en las nubes.

BIBLIOGRAFIA

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ambiente, organización y culto, 1974; H. Zimmerman, “Adoración”, °DTB°DTB J. B.
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Wörterbuch, 1962) por Daniel Ruiz Bueno y revisado por Luis Arnaldich, 1967, 1967, cols.
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Escocia.

Edición auspiciada por Wesley Heritage Foundation, Inc. P.O. Box 76 Henrico, NC 27842.
USA. Editor General JUSTO L. GONZÁLEZ

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