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Qué es un clásico

Por: Josefina Ludmer

25 Oct
http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=10190

– Qué es un clásico?

– Qué clásico no leíste (por qué?)

– Qué clásico es el que más releés/disfrutás (por qué?)

Los clásicos plantean problemas históricos, de lectura [de modos de leer], de valor, y de función
representativa de la literatura. Además, pensar en los clásicos de la literatura implica pensar en
una cultura de la biblioteca, que va siendo cada vez más desplazada por la cultura de los medios.

La historia de los clásicos es una historia particular, larga y sinuosa. Las obras [y también los
autores que las escribieron] pasan por un periodo de discusión y de debate [sobre su valor sobre
todo, que se ve tanto en el Martín Fierro como en la obra de Borges] hasta que son aceptados por
todos y quedan fuera de discusión. Este proceso, que Bertolt Brecht llamó “el proceso de
producción de un clásico”, puede ser más o menos largo e ilumina los mecanismos de
canonización y de atribución de valor literario. En el medio puede cambiar la idea de la literatura,
de política, la historia misma y los modos de leer. En América latina la canonización muchas
veces viene de afuera, de Europa o de Estados Unidos. En resumen, el clásico se constituye en
algún momento y por lo tanto podría dejar de serlo. Podría ser tragado por la historia, desaparecer
de los programas de enseñanza, del periodismo, de la televisión y de las listas de ediciones de
Obras maestras.

Pero lo importante de los clásicos es su valor representativo y su carácter nacional.

Y aquí me voy a uno de mis clásicos que es Borges, que no creía en los clásicos. Encontré dos
textos suyos titulados así, “Sobre los clásicos”. El primero salió en Sur [número 85, 1941] y allí
dice que no hay nación que no tenga su libro representativo y sagrado, que no importa el mérito
esencial de las obras canónicas, que importa el número de los problemas que suscitan. Y deplora
la canonización irreversible del Quijote y de Martín Fierro. Dice Borges en 1941: Carecemos de
un libro capaz de ser nuestro símbolo, y eso implica libertad. Es mejor no tener clásicos porque
entonces nuestra tradición es potencial y abarca todo el pasado.

Borges no quiere clásicos porque la obra clásica congela y cierra algo y define una tradición que
puede ser coerción .

En “Sobre los clásicos” de 1965 [en Otras inquisiciones] , dice que un clásico es aquel libro que
una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo
fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Lo
clásico sería un fenómeno de lectura o de decisión de lectura o de modo de lectura. Los clásicos
implican identidades: una nación elige una obra como su representante.

Borges insiste con la idea de que las obras literarias no tienen valores en sí, que el valor se
construye y atribuye, especialmente en el caso de los clásicos. “Clásico no es un libro que
necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres,
urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad”.

Esa es la lección de nuestro clásico.


Italo Calvino, en cambio, está por los clásicos, y frente a Borges podría decirse que “cree en los
clásicos”. En Por qué leer a los clásicos [1981], enumera: la lectura de los clásicos constituye una
experiencia riquísima, los clásicos se releen y cada relectura es como un redescubrimiento,
ejercen una gran influencia sobre los individuos o las comunidades, vienen cargando sobre sí
muchas interpretaciones y dejan huellas en la cultura, uno se define en relación o en oposición a
ellos.

-No sé qué clásico no leí pero fueron muchísimos. Cuando cursé la Facultad de Letras se trataba
de leer a muchos porque las historias de la literatura eran las historias de los clásicos. Muchas
me aburrieron y tomaba la lectura como un deber. Me encantaron Gargantúa y Pantagruel, En
busca del tiempo perdido, el Quijote y Robinson Crusoe porque sentía que conservaban su total
frescura.

Me interesa el problema de los clásicos del siglo XX aquí en América latina y en Argentina. Los del
XIX son bien claros : son las obras del periodo de construcción de la nación, Facundo y Martín
Fierro. Los del XX son, para mí, las obras de la era de las editoriales nacionales [Emecé, Losada y
Sudamericana] es decir, las obras de la culminación de la nación y de las empresas nacionales:
Borges, Cortázar, Puig. Leemos en ellos representaciones nacionales, una lengua nacional y
sujetos nacionales.

Me pregunto si todavía es posible la construcción de un clásico en esta era global , o si por fin nos
liberamos de ellos.

Josefina Ludmer

Octubre 2010

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