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DE LA FELICIDAD
DARWING RODRÍGUEZ O.
Estudiante
El filósofo existencialista del siglo XX Albert Camus declaró que "Un hombre sin ética
es una bestia salvaje desatada sobre este mundo".
Conforme a la definición dada por Cortina (1994) “(…) la ética es un tipo de saber de los
que pretende orientar la acción humana en un sentido racional; es decir, pretende que obremos
racionalmente. (…)”, me permito adicionar que la ética debe y puede dar orientación real y
práctica a nuestras vidas, nuestros mejores intereses racionales, sin sacrificar a los demás. La
necesidad más básica de la ética radica en el hecho de que no sabemos automáticamente qué
beneficiará nuestras vidas y qué será perjudicial. Constantemente enfrentamos elecciones que
afectan la duración y la calidad de nuestras vidas. Debemos elegir nuestros valores: dónde vivir,
cómo pasar nuestro tiempo, con quién asociarnos, a quién creer. Debemos elegir qué pensar y
cómo lograr nuestros objetivos. Qué rasgos de carácter adquirir y cuáles eliminar. ¿Cuáles de
nuestras respuestas emocionales son beneficiosas y cuáles perjudiciales? Con qué criterios juzgar
a los demás y sobre qué base interactuar con ellos. Debemos pensar de manera proactiva sobre
estos problemas y dirigir deliberadamente nuestras vidas. En la medida en que no lo hagamos,
estamos a merced de factores sociales y emocionales que pueden estar lejos de ser óptimos: un
bote a la deriva.
El carácter y la ética subyacentes son la formación de valores y la confianza. La
confianza subyacente es la verdad. Es por esto que según Cortina (1994) “Obrar racionalmente
significa, en principio, saber deliberar bien antes de tomar una decisión con objeto de realizar la
elección más adecuada y actuar según lo que hayamos elegido. (…)”, concepción con la cual
estoy de acuerdo, debido a que el desarrollo del carácter comienza con la formación de valores
de una persona por la cual desea vivir. Los valores se forman a medida que una persona crece y
se desarrolla consciente o inconscientemente. Estos valores determinan los tipos de ética que una
persona elige usar para tomar decisiones importantes y triviales.
Lo anterior se traduce a que la ética basada en el carácter también conocida como "ética
de la virtud”, tiene como enfoque la determinación de lo que hace que una persona o carácter sea
bueno en lugar de lo que hace que una acción sea buena. La ética de la virtud argumenta que una
buena persona realiza consistentemente buenas acciones. Y esto se relaciona directamente con lo
que comenta la autora sobre el forjarse un buen carácter.
Con respecto a lo mencionado por Cortina (1994) “(…) consiguiendo un buen carácter,
que nos permita hacer buenas elecciones y tomar decisiones prudentes.”, infiero en que aquellos
a quienes llamamos prudentes deliberan bien sobre lo que es bueno y ventajoso para ellos
mismos y sobre la vida en general. Uno no delibera sobre cosas que no cambian o que no están
en poder de hacer. Por lo tanto, la prudencia no puede ser conocimiento científico o un arte. La
prudencia es una disposición con verdadera razón y capacidad para acciones relacionadas con los
bienes humanos. La prudencia es la virtud de esa parte del alma que puede formar opiniones.
Por otra parte, Cortina (1994) menciona “(…) que la Ética en un primer sentido, es un
tipo de saber practico, preocupado por averiguar cuál debe ser el fin de nuestra acción, para que
podamos decidir que hábitos hemos de asumir, como ordenar las metas intermedias, cuales son
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los valores por los que hemos de orientarnos, que modo de ser o carácter hemos de incorporar,
con objeto de obrar con prudencia, es decir, tomar decisiones acertadas.”; es interesante tal
planteamiento debido a que debemos concebir a la ética como un proceso de cuestionar,
descubrir y defender nuestros valores, principios y propósitos. Se trata de descubrir quiénes
somos y ser fieles a eso ante las tentaciones, los desafíos y la incertidumbre. No siempre es
divertido y casi nunca es fácil, pero si nos comprometemos a ello, nos preparamos para tomar
decisiones que podamos respaldar, construyendo una vida que sea verdaderamente nuestra y un
futuro del que queremos ser parte.
Ser responsable significa responder a la naturaleza y al objetivo de la libertad. Así como
lo menciona Cortina (1994) “(…) De ahí que la libertad sea un elemento indispensable del
mundo ético, al que va estrechamente ligada la responsabilidad”. El papel de la responsabilidad
es preservar la posibilidad de libertad, es decir, la posibilidad de que la libertad encuentre formas
innovadoras de actualizarse. El sentido más profundo y el papel principal de la responsabilidad
es responder a la libertad que invoca no solo su preservación, sino también por su propia
naturaleza, su implementación, ya sea en un sentido cualitativo o cuantitativo, respondiendo a las
elecciones y decisiones presentes, tal como lo sustenta Betancur (2016) manifestando que “(…)
es pertinente ingresar tres significantes que se relacionan: la responsabilidad, la
corresponsabilidad y la libertad”. Es pues viable pensar que la responsabilidad toma a partir de
este momento un lugar diferente cuando se tiene la posibilidad de elegir entre varias opciones,
dado que el sujeto es libre de optar entre estas alternativas, así mismo, es responsable de sus
elecciones y de sus actos: la responsabilidad de los actos es una condición del sujeto. Pero no
basta con ser responsable de los actos, sino también de las consecuencias que estos actos tienen
con relación a los demás.
Conociendo un poco el alcance que tiene la ética sobre el carácter formado desde la
libertad y la responsabilidad, es importante realizar una distinción entre lo que es la ética y lo que
es la moral. El segundo documento, titulado Diferencia entre Ética y Moral, menciona que “La
ética trata sobre la razón y depende de la filosofía y en cambio la moral es el comportamiento en
el que consiste nuestra vida.”; planteamiento del cual estoy de acuerdo, debido a que se debe
tratar y aplicar ambos términos de manera distinta pero en conjunto. En pocas palabras, la ética
consiste en el código moral que guía las elecciones y comportamientos de una persona a lo largo
de su vida. La idea de un código moral que se extienda más allá del individuo para incluir lo que
está bien y lo que está mal para la comunidad y la sociedad en general. La ética tiene que ver con
los derechos, las responsabilidades, el uso del lenguaje, lo que significa vivir una vida ética y
cómo las personas toman decisiones morales.
De acuerdo a Betancur (2016) “La ética y la moral están de moda. A su alrededor se tejen
imaginarios, creencias, calificativos y afirmaciones que hablan en su nombre, sin conocerse a
ciencia cierta cuál es la significación que se tiene de la ética o a cuáles códigos morales hacen
referencia”; tanto es así que, muchas personas se enojan con la palabra "moralidad" pero se
sienten bastante cómodas usando el término "ético" e insisten en que hay una diferencia crucial
entre los dos. Por ejemplo, algunas personas dicen que la ética se trata de normas externas
impuestas socialmente, mientras que la moral se trata de la conciencia individual. Otros dicen
que la ética es concreta y práctica, mientras que la moral es más abstracta, o de alguna manera
está vinculada a la religión. Entre los filósofos no hay una distinción clara y acordada, y la
mayoría de los filósofos usan los dos términos de manera más o menos intercambiable.
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Referencias
Betancur, G.E. (2016). La ética y la moral: paradojas del ser humano. Revista CES Psicología,
Cortina, A. (1994). Ética de la Empresa: claves para una nueva cultura empresarial. Madrid:
Editorial Trotta.