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RESEÑAS [231-234] ISSN 0328-8773 (impresa) / ISSN 1853-001x (en línea)

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Usina posporno. Disidencia sexual, arte y autogestión


en la pospornografía
Milano, Laura (2014)
Buenos Aires: Título, 156 pp.

"" Jorge Luis Peralta


Las teorías y prácticas pospornográficas han cobrado y autogestión en la pospornografía— y precisados
un relieve cada vez más mayor en los últimos años en en las páginas introductorias. Milano explica que la
un marco de creciente difusión y proliferación de las producción pospornográfica constituye una respues-
propuestas queer y sexo-disidentes. El libro de Laura ta crítica a la pornografía comercial formulada desde
Milano se suma a una serie de aportes del ámbito las disidencias sexuales, a las que distingue de las
hispanohablante —como Porno y post porno (2009) de diversidades o minorías, pues mientras estas logran
Roberto Echavarren et al. y El postporno era eso (2010) acomodarse a los discursos integracionistas del
de María Llopis— y combina dos esferas, teórica y Estado y a las estrategias mercantiles en boga —que
práctica, que suelen mantenerse en orillas opuestas. ocultan, bajo una supuesta “tolerancia” o “igualdad”,
Especie de manual “para no iniciados” por un lado, un respaldo al orden sexo-genérico dominante—, las
y “cuaderno de bitácora” de su propia iniciación por disidencias se instituyen en una irreductible margi-
otro, Usina posporno invita a conocer y recorrer un nalidad. Son otras las corporalidades y los afectos
universo en el que la autora se ha implicado y com- que ponen en marcha, en sintonía con el impulso
prometido en primera persona sin que esa implica- antiidentitario que es marca distintiva de lo queer.
ción suponga dejar de lado el desarrollo teórico y el
análisis crítico del fenómeno que la ocupa. Fenómeno Desde este posicionamiento disidente, lxs activistas
valorado, además, tanto en sus dimensiones globa- posporno generan una apuesta estética y política: no
les como locales: de allí que la “t” se pierda dando se trata solo de crear representaciones alternativas de
lugar al término posporno que reconoce su origen al la sexualidad, sino de indagar nuevas posibilidades
tiempo que traza su propio itinerario y asume torsio- artísticas; procurar no solo —o más— que la excita-
nes particulares dentro de una geografía igualmente ción del público, en pos de un goce estético. A esta
particular, sudaca o “sud-acá”, como escribe Milano. dimensión del porno en tanto arte debe añadirse su
carácter autogestivo y autocapitalista. Si en algunos
La figura de la usina resulta pertinente en su des- aspectos lo queer no ha conseguido evitar del todo
cripción de las múltiples potencias que despliega el una institucionalización y mercantilización contrarias
posporno al originar producciones artístico-políticas a la rebelión antisistema que lo caracterizó en sus
que desafían los modos de comprender, producir y inicios, el posporno apunta a conservar esa rebeldía,
consumir imágenes y discursos relativos a la sexua- desmarcándose de las lógicas de producción y con-
lidad, así como sugiere y promueve prácticas sexua- sumo del porno convencional. Mediante otras estra-
les que se alejan deliberadamente de los patrones tegias —como el “hacelo vos mismo”— y empleando
impuestos por el sistema patriarcal y heterosexista. las nuevas tecnologías de la información y la comuni-
Y si bien una usina puede invocar el frío universo de cación, el posporno reivindica para sí mismo un lugar
las máquinas, su asociación con el dominio pospor- periférico, pero con un enorme potencial a la hora
nográfico implica todo lo contrario: una producción de perturbar los paradigmas sexuales y de género.
regida por una lógica plástica antes que mecánica,
en la que los cuerpos descubren y exploran articula- El libro se estructura en seis capítulos breves que
ciones de placer y posibilidades subjetivas más allá abordan diferentes aspectos de la pospornografía;
de los binarismos que la pornografía tradicional se al final de cada uno, Milano incluye crónicas que dan
empeña en reproducir y mantener. cuenta de su progresiva familiarización con las prác-
ticas y producciones posporno, primero en España,
Los tres ejes que organizan el recorrido del libro están de la mano de referentes insoslayables como Annie
explicitados en el subtítulo —disidencia sexual, arte Sprinkle y Elizabeth Stephens, y posteriormente en
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Argentina. Se trata de un recorrido interesante que de Lauretis en torno al género como tecnología que
ilustra el modo por el cual la autora toma contacto impacta en la subjetivación de los sujetos con el fin
con representantes internacionales del fenómeno de definirlos socialmente como “hombres” y “muje-
para llevar a cabo, más tarde, una reapropiación local. res”, así como su análisis de las figuraciones de lo
masculino y femenino en el discurso cinematográfi-
El primer capítulo se centra es la esfera discursiva. co, resultan relevantes en el ámbito pospornográfico
Partiendo de la premisa de que el lenguaje no se ya que evidencian la construcción de lo femenino (y
limita a describir realidades preexistentes, sino que de otras identidades “marginadas”) como producto
contribuye a instaurarlas, Milano argumenta que la de una heterodesignación: el hombre construye a la
pornografía, en tanto discurso sobre la sexualidad, mujer como lo “otro” y articula las representaciones
impone una serie de sentidos que la pospornografía en función de lo que su mirada desea ver. En el pos-
viene a poner en entredicho y a combatir. En este porno, en cambio, se alienta la “autodesignación”,
sentido, el posporno resulta impensable sin refe- de modo tal que sean los propios sujetos excluidos
rencia al discurso que lo precede: es frente al porno del discurso porno los que elaboren y visibilicen sus
mainstream, normativo y heterosexista que el pospor- propias imágenes (e imaginarios) sexuales.
no despliega su batería de contraataque discursivo,
posibilitando otras imaginaciones eróticas, así como El segundo capítulo se centra en tres aspectos cru-
corporalidades y prácticas que escapan a los diseños ciales que distinguen al porno mainstream y de los
constrictivos y binaristas del sistema sexo-genérico cuales el posporno va a tomar distancia: el mercado,
dominante. las corporalidades representadas y los roles sexuales
articulados. Milano muestra que la industria porno-
Además de postular el posporno como en una estre- gráfica ha ido adaptándose a las diferentes tecnolo-
cha relación interdiscursiva con la pornografía tradi- gías disponibles (VHS, Internet, DVD) y que al estar
cional, Milano explica que su aparición se debe a una inserta en la sociedad actual de consumo responde
serie de factores, entre los que destaca los debates “... a las mismas lógicas de eficacia técnica y satisfac-
pro y antipornografía en el seno del feminismo duran- ción garantizada que cualquier otra mercancía” (p.
te los años ochenta y la emergencia de la teoría y el 39). La producción masiva de contenidos similares,
movimiento queer a comienzos de los noventa. Ahora regidos por el mismo patrón ideológico (heterosexis-
bien, si por un lado el posporno reacciona al porno y ta) caracteriza a la pornografía. El afán documental (lo
dirige su ojo crítico contra él, también constituye en que vemos es “real”) oculta, sin embargo, su volun-
sí mismo un discurso social que, como tal, puede ser tad de naturalizar —a través de la continua repro-
objeto de nuevas —e impredecibles— lecturas: “... es ducción— un estilo de vida sexual esencialmente
imposible saber, a priori, qué pasará con el ‘producto heterosexual y centrado en el coito. Los espectadores
posporno’ en la instancia de reconocimiento” (p. 21). reciben estas imágenes de forma pasiva, sin que haya
espacio para la reflexión o la imaginación. Es verdad
La revisión de propuestas de tres autorxs esencia- que las nuevas tecnologías han dado lugar a nuevas
les para los estudios de género y de la sexualidad modalidades pornográficas, llevadas a cabo por los
—Michel Foucault, Judith Butler y Teresa de Laure- propios consumidores —como el porno amateur y el
tis— sirve a la autora para delinear algunas caracte- videochat—, pero queda pendiente la incógnita de si
rísticas discursivas del posporno. Si Foucault sostiene estas representaciones avalan el orden sexual vigente
que allí donde hay poder, hay también resistencia, o contribuyen de algún modo a su impugnación.
las producciones posponográfica pueden entender-
se como un punto de fuga hacia nuevas represen- Respecto a la corporalidad, el porno mainstream se
taciones del placer por parte de aquellxs sujetos caracteriza por recortar y fragmentar genitalmente el
abyectos, marginados por las representaciones tra- cuerpo de sus protagonistas, al tiempo que atribuye
dicionales de la sexualidad. De Butler Milano rescata los roles masculinos y femeninos según una lógica
la noción de performatividad: si el género no es algo exclusivamente heterosexual. Milano define el cuerpo
dado, sino que se construye mediante repeticiones pornográfico como un “... objeto puro, cosificado, un
y citas, esas repeticiones dejan siempre un margen autómata condicionado por la rítmica de las pene-
para la subversión. El cuestionamiento de Butler de traciones y eyaculaciones” (p. 43). El rígido guion a
la naturalización de la tríada sexo/género/deseo se va seguir —marcado por el deseo masculino de pene-
a reflejar en el posporno mediante la deconstrucción trar— no da lugar a ninguna trayectoria que se desvíe
de las dicotomías tradicionales que fomenta el porno del coito y del énfasis en la genitalidad.
comercial, y habilita un universo mucho más lúdico y
abierto a la experimentación. La propuesta de Teresa
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El último aspecto de la pornografía tradicional que Las corporalidad(es) articuladas en el posporno son
disecciona la autora es su reforzamiento del orden el foco del capítulo cuarto. Allí donde el porno, con
sexual dominante. Las películas porno no solo exhi- su voluntad hiperrealista, invisibiliza la artificialidad
ben imágenes sexuales: producen saberes y verdades del sexo, el posporno la coloca en primer plano,
en torno al sexo, con el objetivo de naturalizar ciertas mostrando además otros placeres y combinatorias
representaciones en detrimento de otras. Al reificar posibles. Tras avanzar nociones claves para la produc-
por medio de una mirada masculina —y por lo tanto, ción pospornográfica como el poshumanismo (Donna
establecer una jerarquía en la que el varón está siem- Haraway) y el carácter prostético del género (Bea-
pre por encima de la mujer— el porno hace circular triz Paul Preciado), la autora afirma que los cuerpos
masivamente un conjunto de dicotomías funciona- pospornográficos “... se burlan de las imposiciones
les a la lógica heteronormativa (masculino/femenino, sociales del género y se muestran abiertos a cualquier
activo/pasivo, penetrador/penetrado). práctica y rol sexual que logre satisfacer sus deseos”
(p. 75). Algunas corporalidades distintivas de este
¿Cómo y cuándo comenzó la pospornografía a desa- universo —que Milano ejemplifica con produccio-
fiar los postulados heterosexistas y coitocentrados nes pospornográficas contemporáneas— serían los
del porno mainstream? La respuesta se desarrolla a cuerpos drag —mediante su parodia de las conven-
lo largo del capítulo tercero. Milano recupera, en pri- ciones femeninas y masculinas—, los cuerpos intersex
mer lugar, las discusiones que se produjeron en los —que reivindican orgullosos su “desorden”— y los
años ochenta entre las feministas que abogaban por cybercuerpos —cuya virtualidad no los hace menos
la prohibición de la pornografía y quienes proponían, verdaderos—.
en cambio, otras modalidades pornográficas. Sin per-
der de vista el carácter opresivo y violento del porno El quinto capítulo indaga en las prácticas sexuales
tradicional, las activistas prosexo “... reivindicaban que el posporno representa e invita a explorar. A par-
el cuerpo y el placer femeninos como plataformas tir de la propuesta de “contrasexualidad” de Beatriz
políticas de resistencia al control y la normalización Paul Preciado, la autora pasa revista a una serie de
de la sexualidad” (p. 58). También la ola posfeminista alternativas eróticas que apuntan a desterritorializar
—para quien la identidad “mujer” estaba inextrica- el cuerpo sexuado y a desviarse de la ecuación según
blemente conectada con factores como raza, clase la cual el sexo es sinónimo de genitalidad. El Bonda-
social, religión o expresión sexual— y el movimien- ge y Disciplina, Dominación y Sumisión, Sadismo y
to queer —crítico con la tendencia a la igualdad y la Masoquismo (BDSM), el cybersexo, la ecosexualidad,
integración que se apoderó del otrora revolucionario el uso de dildos o el fist-fucking se presentan como
movimiento gay-lésbico— serán potentes disparado- ejemplos de prácticas sexuales que rompen con
res de la pospornografía. el orden sexual imperante y que la pospornografía
expresa artísticamente a través de películas, litera-
Esta breve genealogía se completa con una descrip- tura, fotografías, performances, etcétera.
ción del modus operandi pospornográfico. Recuperan-
do la noción de “táctica” de Michel de Certeau —esto El sexto y último capítulo se centra en las reapro-
es, “maneras de hacer” marginales a los sistemas piaciones latinoamericanas y argentinas del pospor-
de producción dominantes— Milano señala que la no. El mismo debate que se ha dado respecto a la
autogestión constituye una de las principales señas importación de otras corrientes o teorías extranjeras
de identidad del posporno. Si el porno se incorpora —la queer, sin ir más lejos— se repite en el caso de
eficaz y exitosamente al engranaje capitalista, hacien- la pospornografía. Milano sostiene que en América
do uso de sus modos de producción, circulación y Latina el posporno asume características particula-
consumo, el posporno se apropia de la metodología res, en función de los imaginarios sexuales que se
de la cultura punk y de su modalidad característica: el pretende conquistar y de las reivindicaciones femi-
“hacelo vos mismo” (do it yourself). Se trata de utilizar nistas todavía pendientes. En este sentido, la crítica
los recursos disponibles, sin dependencias económi- al porno mainstream y al orden sexual se organiza en
cas, o apelando a las alianzas que se establecen entre estrecha vinculación con las historias políticas loca-
artistas y activistas, y que favorecen la realización de les y a través de estéticas específicas de la región,
festivales, talleres, charlas, workshops y otras tantas como manifiestan las obras del chileno Felipe Rivas
actividades. También ocupan un espacio central las San Martín y del mexicano Felipe Osornio (Leche de
nuevas tecnologías, a través de las cuales es posible Virgen Trimegisto). Además, la pospornografía local
producir contenidos alternativos a los que propone visibiliza problemáticas de género concretamente
la pornografía tradicional. latinoamericanas, como las luchas en pos de la lega-
lización del aborto o la denuncia de la violencia de
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género. Las posibilidades críticas del posporno no De escritura clara y amena, Usina posporno atraerá la
se restringen así, al régimen heterosexual, sino que atención a quienes estén interesadxs en conocer el
pueden extenderse al orden social en un sentido más qué y el cómo de la pospornografía, especialmente en
amplio y poner de relieve las tensiones y desigual- sus reapropiaciones latinoamericanas, pero también
dades entre centro y periferia. El capítulo se cierra será útil para todxs aquellxs lectorxs interesadxs en
con algunos interrogantes para seguir investigando introducirse en el ámbito de las reflexiones sobre el
que conciernen, especialmente, a la especificidad del género y la sexualidad, tanto por su repaso de algu-
posporno latinoamericano, sus desafíos y posibles nas de las principales líneas teóricas en torno a estas
vías de exploración. cuestiones, como por la implicación experiencial de la
autora, que ilustra la posibilidad de conectar teoría y
A los capítulos y crónicas se suman, en el final, algu- práctica y de descubrir, en el proceso, insospechadas
nos anexos, como el posfacio de Felipe Rivas San Mar- posibilidades para aquellos cuerpos y deseos que no
tín —que suma nuevas preguntas en torno al presente encajan en los guiones mayoritarios.
y futuro de las pospornografía latinoamericana—; un
útil Glosario conceptual en el que Milano explica con-
ceptos fundamentales empleados a lo largo del libro;
un ABC posporno que presenta artistas y colectivos
de diferentes latitudes, describiendo sucintamente
las características de su producción; y una completa
Bibliografía en las que figuran textos insoslayables
sobre el tema.tual en el que Milano explica ate Milano
explica atfuturo de las pospornograf mart especifici-
dad del posporno latinoamericano, s

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