Sie sind auf Seite 1von 17

LA CAUSA n·NACIONAL.

CONCEPTOS SOBRE LA REVOLUCION DE 1884 Y1885

_--
y S&BR:& Id:. REFB-RMA BE fd. f;~N~T I TtfG IB- ?t.
--
1
El respeto que debemos á la sociedad, el amor á la. Patria
v el deseo de dar la razón de nuestras opiniones indicar el
é

inóvil de todos nuestros actos, por poco que éstos se relacionen


con I:t marcha política del Estado, y por humilde y oscuro que
nuestro nomhre sea, nos ponen hoy lit pluma en la mano para
exponer á nuestros amigos y conciudadanos nuestras ideas tan-
to sobre el origen, naturaleza y tendencias de la revolución en
que se halla el país; como sobre el grave y trascendental asunto
de la reforma. de la Constituci ón nacional, que en estos momen-
tos tiene preocupados á todos los espíritus, como el gran pro-
blema de c:Jya solución depende el porvenir de la República y
sin duda la suerte de las generaciones que nos han de suceder.
A lo primero nos vernos impulsados por aquel sentimiento de
dignidad que proporciona al hombre la satisfacció n de asegurar
que en su "ida práctica va guiado por convicciones sinceras y
honradas, hijas talvez de la meditación y de la propia ésperien-
cia; y á tocar el arduo punto de la reforma nos atrevemos, porque
nos parece de alta importancia en las actuales circunstancias,
la dilucidación por medio de la. prensa, de las altas cuestiones
de que próximamente deben ocuparse los legisladores, sabido
como es que del choque de las opiniones resaltan la luz y la ver.
dad, y sentado corno está el precedente de que las constituciones
no se fabrican al golpe de la rutina 6 al impulso de capricho-
sas voluntades, sino que nacen y deben producirse espontanea-
mente, como hechos cumplidos é inevitables que corresponden :i
las necesidades actuales de la comunidad y deben representar
fielmente el sentimiento público sellando así con caracteres im-
perecederos el ideal de la época,'
Necesario es, por tanto, que la opinión se manifieste en
todos los modos pos~bles y qu.e la idea salvadora vaya-siquiera
sea espresada con imperfecciones- á todas las capas sociales y
cale en ellas hondamente, para r¡ue se comprenda, se admire y
- 2 --
se acepte franca. y decididamente, como todo lo que es ue dura-
lleras consecuencias pam. los pueblos y los individuos.
Ha, pasado la. sangrienta y cruel campaña de las armas,
preciso es que empiece ahora la campaña civil de las ideas;
pues así corresponderemos á una ley inherente á nuestra natu-
raleza luchadora, que tanto da laureles al guerrero afortunado,
como otorga recompensas inmortales á los hombres de valor
moral que haciendo caso omiso de las críticas de los partidos,
obtienen el triunfo positivo de sus convicciones en el campo
inofensivo de la conciencia pública.
Es inohjetable que el país está atrevezando una, crisis vio-
lenta y es de esperarse que de ella se levante con poderosas
fuerzas á las alturas que anhela el patriotismo: está la Repúbli-
ca conmovida profundamente y desangrada por causa de la in-
sensata y fratricida gue rra que acaba de sostener. Vemos aquí
á los vencedores satisfechos de su obra y con el corazón repleto
de sanas intenciones; y vemos allá á los vencidos no bien re-
puestos aún de las fatigas de la lucha, que observan con una
mirada. de desconfianza lo que VIL á ser de la República . Nece-
citamos pues corresponder á las esperanzas nacionales y demos-
trar qu~ se hace un uso prudente de la victoria y que liberal-
mente van á darse garantías á todos los partidos y á todos los
ciudadanos.
II
Desde nuestro humilde puesto veiamos al señor N üñez, en
su calidad de liberal independiente y jefe de este partido, en-
cargado de regir los destinos de la Nación, cuando apareció la
revolución de Diciembre de 1884 en adelante, No teuiamos
cargo alguno que hacer á ese Gobierno, y éramos-como somos
hoy-adictos á las ideas de regeneración y reforma que aquel
eminente filósofo y publicista ha veniJ o propagando hace algún
tiempo, ideas que aceptaron y aceptan unos cuantos de nues-
t ros caudillos y hombres grandes, y que hoy ha sintetizado con
admirable precisión uno de los más notables jóvenes del partido
liberal, don Diójenes A. Arrieta, en un escrito muy luminoso
que ha circulado recientemen te.
iCómo pues dejarnos arrebatar por el torbellino de una in-
justificable rebelión, á sabiendas de que no se trataba de defen-
der con ella los principios, sino ciPo derrocar á un Gobierno odia-
do por algunos? No podía ser y por ésto no fuimos partidarios de
la revolución, sino que procediendo reflexivamente nos consti-
tuimos en amigos y defensores del Gobierno legítimo de la Re-
-3-
pública, lamentando sí que una gr:tn p~ rte ? el libe ~11 ~is1l10 hu-
biera entrado ciegamente en una evolució n sin prestigio moral
ni bandera.
Con los liberales independientes permanecimos serenos al
lado de ln causa de la legitimidad, y hoy tenernos In. satisfac-
ción de haber obrado bien, sin haber quebrantado nuestras
ideas ni hacer traici ón á nuestra. causa. .
Garantes también de la honradez del Gobierno Naciona l
eran pnra Boyacá hombres como los señores Aristides Calde-
rón Nepom uceno .M teus, Sol6n Wilches, Payán, González
Lin~ros, Nepom uce no Gou zález Osma (muerto en servicio.her6i-
co de la causa. nacional), Aldana y cien más uotabilidudes
del partido liberal y fundadores de este . . .• iAdónde las des-
confia nzas?
POI' eso en Jos primeros días de la guerra formulamos pu-
blicarnente nuestros conceptos acerca del origen y carácter de
ella; y en una boja volante, que circuló en el Estado dijimos:
"Hénos aquí sumidos en 105 abismos de la gnerm civil,
dando al mundo muestras inequívocas del atrazado estado del
país, de su industria nula y de sus salvages costumbres polí-
ticas !
Hé ahí al partido liberal suicidándose en los campos de ha-
talla y desga ná ndose vanamente) tan solo por lleva¡' adelante
inclinaciones anárquicas de algunos de sus miembros) y por se-
guir en persecución de falsos ideales, vanos también, que han de
desaparecer, en medio de las ondas del progreso uni versal, como
sombras efímeras!
, Empezaba el país ,á engrandecerse con su merecida reputa.
ción de libre y progresista y con sus naturales ventajas: una
aurora explendorosa anunciaba, el día prometido de nuestro ade-
lanto material; y hé aquí la más injusta de las rebeliones, que
acaba, de un golpe, con todas esas esperanzas; y que, enarbolan-
do el estandarte de la libertad, sacrifica el derecho inmola á
é

la m isn~a, li bertad, ll~vanao á todas partes la devastación y el


exterminio: una ~'ebeh,6n que, en nombre del partido liberal,
anon~da las sublimes Ideas de esa histórica y gloriosa comunión
política, caba la tumba de las instituciones, llevn el hambre 11.
los ho&ar~s" implanta un ré~im en nihilista y olvida en absoluto
los pl'lllCIJ,)lUS. de la l{epúb~lcl1, puesto que desprecia las prácti-
<las humanitarias, que, el! tiempo de guel'l'll, rigen en todos los
pueblos cultos.
Esa revolución demagójicll. se inició en el Estado de San-
-4-
tnuder, y huy S~ ha gcncl:ll lizlldo en tuda la l{t~públi C:¡I, no ya
ú virtud de sus triunfos, sino por el mimen) lh~ los comprometi-
dos y por la hábil explotación que se hace de la candidéz de los
espíritus,
Examinemos las causas de este movimiento, para demos-
trar su sinrazón y para convence rnos de que la bandera de
la revolución no es la del verdadero partido liberal, de que
-el alarma difundida procede de intereses privados, no de los
altos intereses del país, y, en fin , de que solo á la sombra de
la paz podemos conservarnos ho01'a(108 y aparecer engrande-
cidos.
Todo 10 que está pasando tu vo origen en las elecciones
p.tra Presidente del Estado de 8i1 ntallller, ocurridas en el año
próximo pasado; y los nombres con los cuales se inició esa lucha
fueron los de los señores Eustorgio Sf,!gar y Francisco Ordoñez,
ambos liberales igualmente dignos de aquel pasajero encargo.
é

Los vencidos en el campo eleccionario levantaron el grito


de la rebelión contra el J efe Oficial de aquel Estado soberano,
señor General Salón W ilches, apellidándolo traidor y cu-
briéndolo de infundados cargos; incurriendo así en la fin-
grante contradicción de perseguir con las armas en la mano,
al mismo ciudadano que, meses antes. era el objeto de los
elogios del partido radical y el caudillo escogido como candi-
dato para Presidente de la República : ceguedad iuaudita que
está demostrando que la revolución actual no tiene mas fin es
que el pode¡' ni mas móviles qua el Presupuesto nacional.
La guerra apareció allí, conmoviendo toda la República; y
¿qué sucedió j : que el valiente General Salón Wil ches dejó su
puesto de Presidente, tra tó con benevolencia á sus enemigos y
entró en una combinación patriótica, para devolver la calilla á
los ánimos y la paz á los pucblos,
U na Convenci ón es convocada, pero de enmedio de los ca-
lores del combate y del seno de las conturbadas pasiones, no
bien contenidas aún, surgen el fraude y la violencia en el sufra-
gio, de parte de los enemigos del sosiego público: esa Conven-
ción se reune y pone mayoría revolucionaria con algunos miem-
bros espúreos, y su primer acto es la inmotivada é injusta depo-
sición del encargado constitucionalmente de ese Gobierno, Doc-
tor .N. González Lineros, quien funcionaba como Designado en
un período legal aún no concluido y bajo el imperio de una
Constitución aún no reemplazada por otra. El señor González
Lineros desconoce la Convención que tales actos ejecuta y que
tan Ilegalmente estaba formada, algunos miembros legítimos de
5
ellll se retirnn prottstaudo contrn las iniquulades de llque! CUe!
po, y IIlIlS luégo !L,S n~i"' r. lIs l.llJ~ antes habían sido .tr:lt~d o~ C(II,1
hidulcuía por los gohlPl'Ilo' ; ac to IH1. 1y d ~1 Estad», "\ uel\ (-' 11 (í la"
arfllil~. No los f, lvorece ni la opinión III la suerte, y l.lt-'·'I ~a \·o.
rielas pero con el corazón lleno de odio, invn.lcn el tei n ton o de
Boyad y toman por pretexto no ya la causa I Il~al de Sa nt.all-
der, sir.o la dlj la rebelión gClJeral, contra el Gobierno coustitu-
cional de la Naci ón.
No cueutau con recu rsos procurados por apoyo algllno ex-
poutaneo, y para Sil hsistir inv.ulen las hahitaciones .de los pací1
ficos ciudadanos y toman viol e nYlll1 t'n~e la pr¡)lm~dad Ilgena
desde l:t humi l.ie rución d«l mendigo alojado en su «hozn, hasta
el ahorro acumulado del honrado industrial: Jos pueblos levan-
.
tan un clamor :tl1g11st.H1do pOI'q ue v en 1a fi' el::l que vl.e I H~ (L
(, \leIier
su snngl'lj y á talar sus ealllpo:>; mas ese grito no e, Ol tl0,Y, t:n
cambio, la miseria y la desolación aparüce n en tildo el t -rntort o
de Boyad; y este valeroso E,t ado, cuna de la libertad, ha que-
dado ultrajado ignominiosamentr..
El partido radical qllt-', dpsIle hace alglín tiempo, p:;t:lrcti-
rado del poder, por sus culpnhles extrnvios, a co je :t i o~ d t'llI :tgo -
gos santaud ereanos, los auxilia, fje une CU:I ellos .v eurrn en la
rebelión tomando pllr pretexto para ello d odio al I'artidll cou-
servador, vencido años ha en los campos de \,atal::I , y l"lIU ese
[antasma se expnnta á los espíritus pusilriuim«s y S l~ rre.rn ]\l'll -
sélitos para la causa de la revolución.
Dícese que el Presidente de h Repúb lica In:e tr aición tÍ
las instituciones, fundando tal aseveración en la proyectad» re-
forma de la Constitució n nacional; cuando no .lehier» st'r ésto
sino moti vo de aplauso y adhesión al Gobierno nacioua1, q ue
no hace otra cosa sino servil' de apoyo á la muvoria de la Na-
ción, qlle pur medio de las Asambleas de llls Estados ha pedido
esa reforma, en puntos indispensables pal'll la marcha próspera
y tranquila de la República, quizá avanzando en el terreno de
las libertades públicas y consolidando el orden qne es la uece-
sidad palpitante del país.
. El far~ido libe.ral independiente es ofendido por los prosé-
lites de ra G emag~gla y apelllda~ o. tránsfugn, por los que ou
1854 en 1871 y cien veces más hicieron alianza COl! el partido
conservador, pam fines no tan nobles ni tan elevados COl IJO los
q ue hoy son causa de la inte] igencia en que li berales y conserva-
?or~s. están para sostener la paz, la legitimidad y los derechos
individuales, que es la causa de la patria comull."
- G-
Iunugur.i.lo el Gobierno del Estado Ú Gitrgu del señor don
Clodomiro Tej.II1<t, hombre civil de alt:t importancia y caballero
cuyo::; precedentes públicos y privados intachables nos eran
muy conocidos, no vacilamos ll ll momento en prestarle nuestro
pequeño y decidido apoyo, porque veíam os en (; [ al representan-
te de la cuusa rIe l orden, qne t rníu BOY:tcá la oliva de la paz
á

en medio de nqu-lla situació n desesperante, de naufrajio social


y de nnnrquia; y q u'~ se encargr:.ba (l e devolver á. los pueblos
las garantias que la guerra le había quitado: guerra de destruc-
ción que había arruinado este Estado moral y materialmente,
necesitrindose urgente men te de un gobierno que contara con la.
opinión pública y fuera para. la sociedad, elemento reparador y
vivificante.
Los resultados han correspondido á nuestras esperanzas:
TJorque ya ú costa, de medidas fuertes dictadas por el deber y
la necesidad, ya con una política de conciliación y benevolencia,
el señor Tejada ha conseguido hacer entrar al Estado en el ca-
milla del orden.
III
Tanto mas inj ustifica ble había sido la rebelión, cuanto
que como nosotros lo sabiamos perfectamente, concurrían las
siguientes circunstancias:
Prilllera.-Que el señor N' iiñez, aun ant es de venir á pose-
sionarse de la Presidencia, había manifestado terminantemente
su disposici ón de gobernar con todos los partidos, bajo el pié de
una unión bien entend ida; y efectivamente al organizar su pri-
mer Ministerio, incluyó en él á los señores Borrero y Salgar
como representant es de In. fracción radical; y mas luégo á los
señores Gabriel Gonzá lez Gnit áu y Sant os Acosta, con el mis-
mo carácter; y nombró también par:L puestos importantes, no so-
lamente en el Gobierno sino en el Ejército á radicales notables
p.ara. dar así pruebas determinant es de sus patrioticas disposi-
cienes.
Segunda.-Porqne en lo coucerniente al Estado de Boyaeá
nada ten ía de reprobablu para. el partido liberal la conducta del
Ejecutivo nacional; pues que no solamente uo había infrinjido
el Presidente N úñez los cánones doctrinales sino que en SUR ac-
tos oficia les otorgnb« distinciones y favor á caructerizados miem-
bros del partido de oposición, con exclusión de las personas que
habían luchado heroicamente en este Estado pOLo la candidatura
del señor Núñez en el memorable período de la evolución.
.Tercera. -Porque en lo tocante á la cuestión de Santander,
,.
I

que :i 110 ser p OI' UIl quijotismo ridículo cm estrañn (¡ B l\ya c~í ,
tambi én el Presidente de ln RplHíblicn, había obrado con sa\na.
previsión, plles que cuando e-talló l:t revollli:ió.1l contra .el se-
üor Wilc he~, 110 quiso intervenir con la Gl1:trlll:l Co IOlllblana,:i
despecho de I:l ley de orden piibli -o, :~i l:O que dl'jÚ q.U? se CU Ill-
pliernu allí por entonces los a Cl1 l1tc(~1 1I.1 Je n tos pel'l lllt J do~ por el
querer de las mayorías, Cll una cues tió n q Ill' ya ,mas bien era
social que política, y en la cual estaban comprometidos todos los
partidos.
El señor N ri ñez, sahemos, deseaba fJlle el Gobernador de
San tander fu era el señor General Eustorg:« S:dgar, y si la Con-
vención se hubiera limitado li llenar su cometido, probablemen-
te aaí habrín sucedido, pero no consintieron en ésto los qne
querían hacerse magnates de ese Estado; y de ahí el disturb io,
la desorganización de la Convención, el prete-to de I:l guerra &c.
de todo lo cual dedujimos que la revolución local de Santander,
extendida tÍ, Royacá y tÍ toda lit Naci ón, inopinadamente, 110 era
una insurrección justificable, sino una CII Pst.IÓn personal de don
Fortunato Bernal y don D:lI lit"1 Ilern ánd ez,
Ullal'ta.-Porque cu.mdo muchos liberales volaban tÍ tornar
parte en la revoluci ón, ala: mudos porque el señor N úñez ha bía
cntrrgado el parque tÍ los conservadores, noso tros veiamos erl
esta operación, no la traición qlle encontraban los espíritus sus-
picaces y maI prevenirlos, sino un neto enteramente nat II mi y
nada j ustifica tivo de una insurrección: un movimiento instintivo
de la propia conservación, obligada para un Gobierno ilustrado
que comprende la ponderosa responsabilidad de su encargo y
acepta el a¡:oyo <1("sinteresado que se le ofrece.
Teniamos ti la mano y leíamos el n úmero 6.279 del "Dia-
rio Oficial," donde contestando el señor Canal al llamamient o
que se le hacía para que organizara el Ejército de Reserva
decía:
"Bo!Jotá, Bnero 3 de 1885.
Señor Doctor Rafael Núñez, Prosideuto de los Estados Üuidos de Co,
lornbis, &c., &0., &0.
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • . • • • • • • • • " t ••••••••••• •• ••••••• i ••

• • • • • • • • • • • •
. • • • • •
. .. • • lo ••••• ••••••••••

D~bo ade,más manifestar tÍ, usted, que inmediatamcnte que-


el ~obl~rno disponga que el Ejército de Heserva sea desarmado
y licenciado, se lIe~ará ti cábo esta medida, sin obstáculo ni in-
convenientes de ~IDguna clase. Nada sería más satisf:lCtorio
para lo voluntarIOs r¡ue el pronto restablecimiento de la paz
- 8-
nacional, sin necesidad de derrnnmr en lJUeVOH frntricidns com-
bates la sangre, siempre preciosa, de nuestros compatriotas de
todos los partidos; pues de este modo aquél (¡ quP. dichos volun-
turios tienen el honor de pertenecer, podría dar, y así lo desea,
un alto ejemplo de abnegación y de civismo, apresur ándose á

deponer 'las armas con la misma prontitud y entusiasmo con


el ue ha venido á cmpuñnrlns.
Tan noble ejemplo seriu una saludable enseñanza, v abrigo
la convicción de que así se harían imposibles las revoluciones
armadas; toda vez que los espíritus inquietos y amig"s del de-
sorden lleguen A persuadirse de que los colombianos, cansados
y{¡ de la anarquía. desoladora en qlle hemos vivido, nos agrupa-
remos, corno está sucediendo hoy, al rededor de los l\'1agistra-
dos legítimos, sin mas aspiración qU Hla de conservar el orden
y la p:tZ, que es d ferviente anhelo de los pueblos y la primera
necesidud de la ReplÍb!ica.
Leonardo Oanal,"
y el partido conservador hu correspondido á lit conducta
prometida, como puede verse por el oficio que el señor Coman-
dante general del Ejército de Reserva <1\1igió al señal' Secreta-
rio de Guerra y Marina de la Unión con fecha 21 de Mayo últi-
mo, en el ouul ofrece proceder á verificar el desarme y licencia-
miento del Ejército de Reserva, si el Gobi erno lo estima con-
veniente.
IV
Se ha pensado y no sin muchn raz ón, en la organización
de un gran partido nacional que sea el fruto de los comunes es-
fuerzo- y el colmo de las aspiraciones de los aliados en esta gra-
ve emergencia: que personifique y sintetice los principios de to-
lerancia, justicia y conciliaci ón de que est án animados los libe-
rales independientes y los conservadores. Con ésto es indudable
que se pondrinu las bases p:lm una paz sólida y verdadera y se
obtendría el sosiego tan desearlo por este pueblo conturbado
eternamente pO I' las luchas intestinas; es decir que, como dice el
señor Arrieta en su libro "La Regeneración," podriumos ll-gar á
la posesión "del pr')greso sin sacudimientos y de la libertad
sin tempestades;" ó en otros de 8 US ndnurables términos, que-
dariamos "equidistantes de las exajeruciones que llevan i las
petrificadas utopías de lo pasado y de las impaciencias que
arrastran súbitamente á los vertiginosos abismos de lo desco-
nocido."
Fácil es llegar á ese resultado si se procede, como hasta
'-9-
hoy, por unos y otros, con sinc.eridad y buena fe. Elle pa~,ti.d.o
nacional seríaante las demas naciones, como el eco de una CIVl!l-
zación aventajada y reflejaria con fidelidad I.os res?landore ~ de
un natriotismo puro y verdadero (Ille nos daria honra y pro::.pe-
ridad.
En ese camino Be han dado ya pnSll:; jigantescos; avance-
mos pues, y habremos llegado á una brillante soluci ón de nues-
tras permanentes é ingratas discordias. .
El partido nacional ha recibido ya IiU bautismo de Blmgre y
nada es tan natural como que él aparezca organizado, compacto
y vigoroso, después de una lucha heroica en que se ha mezclado
el esfuerzo simultaneo de elementos poderosos, ooronados por
una victoria completa. .
Déjesele á cada ciudadano libertad pnm pensar y sentir
como á bien tenga y fórmese una legión de hombres buenos,
que se encarguen de conducir al país por la Henda del progreso,
practicando In. libertad en el orden y sembrando el gérmen de
uno. eterna unión entre los colombianos.
La lucha de 1884 y 1885 ha sido quizá una crisis salu-
dable.
La cuesti ón era de vida ó muerte para la República, y ha
triunfado la vida: la vida. de la República amplia y generosa,
que es In hija de los ciudadanos dignos, de los hombres honra-
dos é independientes que aman y respetan los santos é inalie-
nables derechos de la humanidad.
v
Tampoco era Il1 vÜ\' O detenuiuuute dc la gu erra la proyec-
tada reforma de la Constitució n nacional, que ya habían solici-
tado en 1884 lag legislaturas de los Estados, pues la reforma
pued e y debe hacerse.
Sin la pretensión de acertar, ui Cal! los elementos necesa-
rios pam tratar tan delicado ?('pocio, vamos en seguida á expo-
ner someramente nuestras oprrnoues,
Desde que se expidió I~ Co~stitucion de Rio-Negt'o, y
cada día con mayor vehemencia, viene notáudose la necesidad
de ,una reforma t,l'ascendental e~ las instituci?nes, que haga éstas
faCl~llleDte pra~twables y efectlv.as; que evrte erróneas y diver-
sas mterpretaciones ,en sus ,payaJes OSCU1'oS 6 dudosos; que con-
cuerde con las,necesluades diarias y notorias del país, que equi-
pal'e la federaci ón y la soberanía de los Estados, con los derechos
de todos IOB colombianos y haga practicable el equilibrio de los
- 10 -
part;llfoS, esos factores obligados de la moralidad' en pI Go-
bi,erno.
En la práctica había venido sintiéndose también la palpi-
tante necesidad dp, la refo rma, pel'o bien sabido es que la mis.
ma Constitución presentaba dificultades invensibles para ello.
Necesitá base conforme al artículo 92, 1.0 Que la reforma fu era
solicitada por la mayoría de las legislaturas de los Estados;
2.° Qu« la reforma fuera discutida y oprobadn en ambas CálUa~
ras, coufo -me á lo establecido para la expedición de las leyes' y
3.° Que la reforma fuera ratifi cada pOI' el voto unánime del Se-
nado, teniendo un voto cada Estado.
Necesirábase igualmente, para que de otro modo pudiera
verificarse la reforma, que se reuniera una Convención con vaca-
da al efecto por' el Congreso, á solicitud de la totalidad de la"
legislaturas de los Estados, compuesta de igual número de Dipu-
tados por cada Estado,
Estas dificu tades eran el imposible mismo y en vano se'
luc haba por reunir tan complicadas condiciones; y como sin em-
hurgo, después eh vei nte años, subsiste y crece la necesidad de-
la reforma, ha llegado el momento de efectuar los anhelados-
cambios.
La revolución levantada en todo el país de 1884 á 183;) Y
que fu é ó ha sido vencida 001' la gran mayoría de la Nación, el
derecho de la victoria, el clamor püblico, la solicitud de las le-
gislatur3s de los Estados &c. &c., auto:izan hoy sobradamente
al J efe de la Nación para proceder á poner en planta la refor-
ma, con el derecho que tiene el pueblo soberano de darse á sí
mismo las leyes é instituciones qne le convengan.
El señor Núñez debe pues resolver, con ese valor moral
que lo caracteriza, la convocatoria de los representantes del
pueblo colombiano, con el objeto de rever la Constitución de
186:3. quitarle los defectos que tiene y modrñcarla de tal ma-
nera qlJ(~ quede satisfecho el querer de los pueblos.
No será esto un paso reprobable, pues que, simplemente
significa el acto que ejecuta el soberano de reasumir sus facul-
tades intrínsecas y ejercer sus derechos indisputables.
Apoyemos, pues, al Presidente de la Unión en esta obra
magnífica y comuniquémosle algo así como el aliento de la vo-
luntad popular, que es reactivo admirable y que implica estímu-
lo para el magistrado en los momentos de prueba. No es éste
sino un fenómeno nnturul y espontáneo de las democracias que
bien se compadece con los principios de la República y particu-
larmente con la idea liberal.
11
Esta en el uitet és del partid» liberal genuin o invit ar ¡\ lo
rn remhros del partido conservador, hoy ya, n~tab !emell te :Id ela~­
tado en ideas, á revisar de acuerdo In. Constituci ón de la R;~u­
blica, nuestra pntrin común. emprender la .refor.ma c?n espíritu
'fraternal y justiciero.y dar á todos lospartirlos 1Il ter és en mn u-
tener las instituciones así fo rmuladas.
Deber án amputarse los miembros gangren oRu~ , f.c¡uella,
.part(>s (le la Constitución qne han sido 'causa de los desa-tres ~x·
perimentndos, y todo lo que sea escollo en la 111 , rchn p r()g r?~IVa
de la Unión hácin el fomento de sus grandes recursos materiules .
Cuáles sean los precisos términos en que dcba. qncd.ar ?Oll-
cebidn I:L nueva Constituci ón, no nos toca á nosotros indicar,
quizá ni calcular: ellos s-rán la obra admirable del e(~ n c ll.niO de
las grandes inteligencins del país, el fruto de la meditaci ón de
los fil ósofos y el producto de las voluntades ilustradas de todo"
<,los hom bres de bien que lleven algún contingente ti la construc-
ción de ese edificio perfecto, destinado á resis ir el embate de
todos los vientos contrarios y á garantisar, al través de los
tiempos venideros, el derecho de todos los colombianos.
Se traerán á la. memoria,todas las Constitnciói.es que han
'regido en el país, se tomar án en consideración las Constitucio-
nes de todos los paises semejantes al nuestro en ideas, costum-
'bres y tendencias, y se escojerá de todo aquello, comoen delica
da selección, de lo bueno lo mejor.
VI
En una prod ucció n que CQn el título de "Adelante! Ade-
1ante!" circuló pocos días há, se demostró con citas históricas
-de precisión incontestabh-, que en los veinte años de vigencia
-de la Constitución de 1863, ha habido 41 rebeliones con las
que s~ ha destruido horriblemente la riqueza ptíblic; y se ha
reducido al país á una situación económica lamentable.
Curar esa llaga. mortal, dando solidez al orden público ge-
neral y cortar de ra.lz las causas de las revoluciones, ya locales
ya generales,.será sin duda uno de los P' incipales puntos de In.
reforma y quizá el que merece preferente atención. Bastante
se haría con incrustar algo así como el texto de la ley de 1880
sobre orden p úblico, cuyo benéfio.. influjo se ha tocado con buen
éxito, Si esto se obtiene en la, reforma, cónsultando :\ la vez la
autono~í& de los Estados, el derecho de las mayoríns y la re".
ponsabilidad legal d~ los mandatarios, se hnbrá dado el glllpe
~áglCO en la fuente inagotable del bienestar social, y el escon-
dido tesoro de la paz se habrá descubierto pam esta tierra de
- 12 -
promisión, que 11010 necesita paz para coronnr sus altos des-
tinos.
Punto de reforma imprescindible y que es reclamado con
instancio. por la opinión, es el relativo á la duración de los pe.
ríodos presidenciales y ti la reunión menos frecuente del Con-
greso.
Demasiado sabemos ya que es funesto el corto período de dos
años de la Presidencia naciona 1, pues que con él se mantiene en
constante y peligrosa. agitación á la. República, Yi' por el perma·
nente trabajo eleccionario que implica violentas perturbaciones
en la sociedad y en el Gobierno, ya porque en una administración
tan corta, ningún programa político puede llevarse á efecto, nin-
guna mejora material concluirse, nada sério ni bueno hacerse;
todo lo cual envuelve la más terrible desmoralización en los go·
bernantes y el estancamiento del progreso, si no es el alarmante
retroceso de la Nación.
La reunión anual del Congreso es un ga~to imitil y ruinoso
pa.ro. el país: es semillero de iuicuas y personales pretenciones;
es el constante dilapidar del tesoro y un verdadero estorvo para.
que el Poder Ejecutivo administre libre y honradamente las Co-
sas públicas : con esae anuales reuniones-que han dado también
en ser permanentes- se convi erte en un caos la legislación y se
dá al pode¡' legislativo un alcance superior 111 que le conceden
los sanos principios republicanos.
Preciso seré darle al Poder Judicial mas respetabilidad é
independencia, ya haciendo inamovibles ri los Jueces durante su
buena conducta, ya aumentando el número de los asuntos de que
debe ocuparse, ya haciendo todo esfuerzo por alejarlo del conta-
gio de la política militante, ya, en fin , allegándole todo el apoyo
posible y todo el prestigio moral de las instituciones, á efecto de
que la pureza, la integridad y la eficacia predominen siempre
en los actos de este ramo principal del poder público, de quien
dependen la propiedad, la vida y el honor de los asociados.
Creemos pun to esencial también en la proyectada reforma,
el arreglo y la uniformidad en todo el país de la legislación ci-
vil y penal, á efecto de acabar con la desesperante anarquía que
se ha introducido en Colombia por la diversidad de las legisla-
cienes de los Estados, debido á la cual ni el Estado civil de las
personas puede establecerse con propiedad, ni probarse de un
Estado á otro de los de la Unión; ni las mismas acciones de los
hombres tienen una. misma sanción legal en los distintos terri-
torios de la Nación.
El § del artículo 9." ha presentado serias dific ultades en
- 13 -
su aplicación, pues 9u,e no se pu~de deducir con clfL~idl\d Ili el
hecho de dar fe y cr édito á los regIstros, acto" ~en.tencIIlR y pro-
cedimientos judiciales de los otro' Estados, en cierra pI deber
de darles fuerza obligatoria ó simple autenticidad; sobre é~ t(l s e
han suscitado en los tribunales de Boyad úrd nas cuestiones
entre los particulares, de las cuales n» siempre es posible que
salga ileso el derecho de propiedad,
No perjudicarla al sistema de la íederuci ón ni :~fectaría la
soberanía de los Estados, lllgún ensanche en las fun ciones dele-
gadas al Gobierno general, para que la acci ón de éste sea más
eficaz en todo CllSO, y se sldg:\ así de un círculo extrecho que es
incompatible con el buen Gobierno de la. Unión y hace nug:üo-
rio todo esfuerzo de la entidad nacional ton favor de todos los co-
lombianos, por gent'roso que sea, Entra en este capítulo lo con-
cerniente ¡\ las milicias de los Estados, la elección dp. los emplea-
dos nacionales, inclusive Senadores y Representantes, la demar-
caeión territorial &c,
Requieren también reforma los artículos constitucionales
referentes á expropiaciones ton tiempo de gup.I'ra, responsabilidad
de los empleados ó funcionarios públicos, formn ci ón de las mili-
cias nacionales, sistema eleccionario, giLrtlntías efectivas del su-
frngió, duración de las sesiones de los cuerpo- I I 'gi:~;Iil tivos nacio-
nales, contribuciones y peajes; nombramiento de Designados y
su período, sobre lo cual se han presentado varia s dudas; apro-
bación de los Secretarios de Estado, que es asunto capital r so-
bre el cual la actual Constitución no es bastante fil o-óficn; Corte
Suprema Federal, á la que indudablemente habrá d. darse otra
organizaci ón, á efecto de que queden en ella reprc.--ntados to-
dos los Estados, y se ocupe no solamente de lo que hoy le está
atribuido, sino de varios otros importantísimos asuntos relacio-
nados ya con la responsabilidad de los altos fun cionarios naci ó-
nales, Yll con las disputas eleecionarins, ya con IaH diferencias
entre los Gobiernos seccionnles y Federal, ya en fin con miilti-
pIes y delicadas funciones de altísimo interés p ;ll'a d puis,
de lo cual deberán OCUplll'Se los legisladores PIII';\ designados,
No es nuestro ánimo presentar nuevas i.leas acerca de la
refor~l\.de ~a~ instituciones, ahora pOl'que no lo permiten nues-
tras limitadlsimas fitcul~ades, ahora porque tampoco lo consien-
.. espacIOS de este escrito, ya en fin I)orqlle , co-
ten los extrechos
mo antes se JIJO, los términos de la reforma vendrán ¡\ indicar-
l?s los hombres competentes, las ilustraciones del país, 11)8 par.
tidos e~ masa, como que va á tratarse del porvenir de la
Repúbhca y de la suerte de todos los colombiallos; siendo de
- 14 - -
esperarse que de lit reunión de las illteligcll cias s:tlga una obra
si nó perfecta á lo ménos buena.
Por eso nos limitmnos tocar aquellos puntos culminantes,
á

que todos conoc-n, sohre los cuales se ha escrito y se ha dicho


demasiado, los defectos cardinales de la carta fundamental; por-
que por ellos y tal vez sdlo con ell -s, habr ín causa justificativa
pura intentar ron ánimo tranqui lo y resuelto h deseada re-
forma.
Di-po-icion-s deberán incluirse en la nueva Constitución
para hacer eficaz el derecho de sufragio, á efecto de que el prin-
cipio d- la altemabilidud sea un hecho cumplido; para Ilue la
Iglesia y el E,t ado ar monicen y sean ambos elementos de mo-
ralidad y prngre!,o; para que "l crimen sea rigorosnmente casti-
gu.lo, de tal manera que la lenidad de las penas desaparezca y
sea reemplazada pOI' castigos ejemplares, de aquellos que sin
matar al individuo lo conviertan de delicuente en hombre honra-
(Jo, y de gangrena para la sociedad en saludable fuerza.
Como resultado de esas instituciones fonnuladns en medio
de lit más franca inteligencia de los partidos, veremos la prácti-
ca de la tolerancia en todos sus manifestaciones, y la participa-
ci ón equitativa de aquellos en el poder público, tan aconsejada
como remedio para acabar con nuestras diarias contiendas.
VII
Boyaeá, la tierra privilegiada, donde la libertad ganó su
mejor victoria; el Estado m á-, fuerte y más populoso de la Uníón,
pide la reforma de la Constitución Nacional, porque sabe que
con ella vendrán días de grandeza y de paz para sus laboriosos
habitant es; y en fin, porque esa serú b única recompensa de los
sacrificios innumerables que esta revolución le ha causado; y si
no favoreció la causa de la rebelión sino la de la legitimidad, si
ha sido víctima de esta guerra insensata, necesario es que su voz
autorizada se levante en solicitud de la calma apetecida por los
pueblos.
Manifestemos, pues, ese patriótico entusiasmo con hechos
tangibles, de los cuales deduzca el Presidente de la República,
que este pueblo favorece sus planes y es como siempre el prin-
cipal eje sobre que debe jirar el movimiento de la regene-
ración.
Boyacá á su turno modificará su Constitución adaptándola.
á la. nueva organización nacional é incertando disposiciones aná-
logas á las que comprenda la reforma general. Entre tanto,
debe ser apoyo de la política del señor Núñez y agente podero-
so en la grande obra proyectada; pues l\SÍ podrá ver el día de .su

- - 15 -
resurr.-cción y volver ¿[ h altura de donde descendi ó p~r fa in-
vnción ,le su'tel'l'itorio y el saqueo «fcctundo por el gl'lIlO de la
destrucción .
El Gobierno civil y militar del ¡'>bdo, que cn,n ~u c~ndu c ­
ta honru.ln y patriótica en altísim~ , gl'a~1 0, .s~ hn dlstIngUl?o en
medio de la guerra, ya por el, espíritu ]Ustl?l:ro que l~ pUla, ya
pol' la i 11 tegridn d. firmeza y tino con que d mge la políncu y J:~s
milicias existentes en Boyaea, merece el apoyo y la ~ll as deci
didn cooperación de parte de todos los hombres de bien: de lo
contrario tendríamos que desesperar y creer que aquí ya n~ es
posible ningtín Gobierno serio .v honrado y que el buen erite-
rio había desaparecido de los pueblos.
Segun el sentido virtual del urtículo 20, de la Constitución
nacio nal, en tiempo de guerra, puede el Gobi . . rno general nomo
brar empleados con autoridad y j urisdicción en los Estadoíl;
y esta facul tad se halla también consignada en un nrtíeulo
del Código Militar, Por tanto, y habiéndose destruido en
Boyacá el régimen legal y const. tucional por consecuencia
de la participaci ón que en la rebelión contra el Gobierno
Federal tornó el encargado del Poder Ejecutivo seccional y
por el nbandono en que de hecho quedó el Estado con tal
motivo, el establecimiento del nuevo Gobierno era no solo
un fen ómeno natural, previsto pOI' las leyes, sino una neceo
sidud para los pueblos, con tanto mayor razón cuanto que
éstos en masa desconocieron el Gobierno rebelde y procla-
maron otro que representaba sus ideas y sosten ía la causa
nacional. que es también la de la paz y la de la seguridnd
pública.
El señor Tejada, elevado á la primera magistratura no so-
lamente por la voluntad de los boyac-nses sino tam bién por el
llamamiento del J -fe de la Nación, tiene toda la autoridad
moral y todo1'1 prestigio de la opinión, para llevar (I cabo sus
conatos patrióticos, que no son otrossino el restabiecimiento del
orden público, la reconstitución del Estado y el imperio de la
ley. Necesario es, por tanto) que se le coutinúe i- restnndo el
concurso de las buenas voluntades, para que no desmaye en su
árdua y filantrópica. labor; porque nsi como de parte del Gober-
nante son menester la buena intención y la integridad republi-
cana, de ,la de los a,,?cii,ttlus se requiere ~l persistente apoJo á
la autoridad constituida, la prudeucia y la moralidad en
todo sentido.
, La República para salvarse de la anarquía, no necesita
smo de gobiernos honrados, que practiquen la tolerancia, que
1~
fome nten la conciliación entre las parcialidades politicue y que
admini..tren la, justicia en toda situación,
Garantías p:ua todos, inclusive para lo. vencidos; honra-
dez, economía y pureza en el manejo de la hacienda pública; la
dignificación del Gobierno en todns sus manifestaciones; la cen-
sura de todo abuso, sea cometida por los urnigos ó pOI' los ene-
mig"s, la corrección de todo atentado y el castigo ejemplar del
crimen, he nhí los cnruct éres que sobresalen en el actual Gubier-
no ejecutivo de Boyncú ; y si á ésto agregamos el esfuerzo que
hace por alentar el espíritu del progreso, por fo mentar los po-
cos establecimientos de educaci ón que existen en el Estado y
fi lialmente, por combatir la rebelión y apnga!' el incendio de la
guerra devol viendo la calma á los pueblos por todos los medios
convenientes, preciso es congratularnos con la. marcha política
del Estano y prometemos días de paz y de mejoramiento,
Agente el señor 'I'ejada, pOI ' deber y por profundas convic-
ciones, de la política del Pr-sidente de la. Unión, es en el fond o
el tipo del independiente, que con más interés trabaja tanto
pOI' el triunfo de la causa de la legitimidad como porque se lle-
ven á cabo las anheladas reformas constitucionales y se obtenga
al fin el régimen inconmovible de las instituciunes y un estado
social que c~n perfecta solidez Iwocure la tranquilidad p ública.
Si por la senda del derecho es capaz de proceder con varonil
energía en el cumplimiento de sus deberes, tambi én es enemigo
de las persecuciones apasionadas y de los odios violen tos, por-
que por educación y por temperamento los repugna. Tal es y
debe ser el carácter del buen Gobernante, Ojalá que los pueblos
sep':n estimar esas cond iciones del señor 'Fejada y sigan atar-
g ándole, como hasta hoy lo han hecho, su valioso concurso para
sacar avante el honor y buen nombre del Estado y pal'a reivin-
dicar sus gloriosos títulos,

La historia, justiciera é imparcial, dictará su fal1<) \inapela-


ble sobre los acontecimientos políticos <le la presente época y
ella será para los buenos ciudadanos, la recompensa imperecede-
ra de acciones ejecutadas hoy en beneficio del país y enmedio de
la reflexión y el patriotismo, La historia habrá de resolver
quién es el responsable de la sangre derramada, de la riqueza.
destruida, de las agonías del pueblo y del descrédito y la ruina
de la Nación: si el Gobierno que ejerció el derecho de la pro-
pia defensa ó la revolución que buscó en el suicidio el remedio
para curar los males de la Patria. '
Tunja, Junio de 1885,

Das könnte Ihnen auch gefallen