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El principal concepto jurídico que manejará la investigación es respecto a la situación de los

INMIGRANTES EN COLOMBIA, y las diferentes situaciones que podrían obligar a nuestro país
a socorrerlos de diferentes formas, sabiendo que esa ayuda tiene unos topes mínimos y máximos. El
objetivo entonces, es entender hasta qué punto Colombia debe socorrerles y desde que punto se
desliga de la responsabilidad de ayudarles, y determinar finalmente si Colombia ha cumplido o no
con los tratados internacionales de derechos humanos que respectan a esta problemática, que al entrar
a nuestro ordenamiento jurídico, hacen parte del bloque de constitucionalidad.
Sabemos que Colombia ha sido ajena a la problemática de inmigrantes debido sobre todo a las
condiciones socio económicas que siempre han rodeado a nuestro país, debido a que, por excelencia,
ha sido un país que provoca olas de emigrantes hacia otros países, y no al contrario. Hoy, existe una
situación política diferente a la de anteriores años, y aunque Colombia sigue siendo un país que por
sus situaciones particulares provoca desplazamiento interno que a la postre se convertirá en
desplazamiento de ciudadanos hacia otros países, existen también otras naciones que experimentan
este fenómeno con sus propios condimentos, específicamente y como gran ejemplo, Venezuela.
En el mundo, es amplio el abanico de normativa jurídica que acoge y protege a los migrantes en un
país extranjero, fundamentados especialmente en acuerdos de carácter internacional referentes a
derechos humanos, como más adelante lo veremos. En Colombia, al existir en el aspecto legislativo
un aletargamiento que resulta pasmoso y preocupante, provocado por la total ineficiencia e ineficacia
del congreso Colombia, ha sido la corte constitucional la que se ha encargado de llevar las riendas de
actualizar el ordenamiento jurídico colombiano en su conjunto.
Por esto, en la jurisprudencia colombiana podemos encontrar guiños bastante grandes referentes a la
relación entre preceptos y principios constitucionales con la ayuda en distintas áreas (social,
económica, en salud, etc) a la que deberían poder acceder los migrantes que, por distintos motivos,
llega a nuestro país. A continuación, mencionaremos algunos de ellos:
- Además de las ya mencionadas en un trabajo anterior T-459, T-321, T-338 o C-834, llaman
la atención algunas otras sentencias que entran directamente a definir el grado de protección
que los migrantes deberán tener en nuestro país. La sentencia T-421 del 2017 inicia dándonos
una oportuna diferenciación entre dos conceptos que, podrían sonar parecidos, pero tienen un
trasfondo algo diferente, como lo son los refugiados y los migrantes, siendo las dos, las
formas de extranjeros que se pudiesen encontrar en nuestro país: “Los extranjeros presentes
en un Estado pueden ser de diferentes tipos: migrantes o refugiados. De acuerdo con la
ACNUR, los primeros son aquellos que “eligen trasladarse no a causa de una amenaza
directa de persecución o muerte, sino principalmente para mejorar sus vidas al encontrar
trabajo o educación, por reunificación familiar, o por otras razones. Los segundos son
“personas que huyen de conflictos armados o persecución […]”. (Sentencia T-421, 2017)
- La corte constitucional ha sido reiterativa, en especial respecto a los derechos de salud, que
los ciudadanos migrantes de otras naciones en nuestro país, pueden acceder al sistema de
salud en base a principios internacionales, tratados internacionales de derechos humanos y la
misma constitución nacional, como lo establecido en el artículo 100 constitucional (Sentencia
SU-677, 2017).
- En la sentencia T-210 del año 2018 nos da nuevas luces respecto de la integración de los tres
componentes antes mencionado (principios internacionales, tratados internacionales y
constitución) en pro del respeto por la difícil situación que atraviesan los migrantes: “De
acuerdo con el derecho internacional, los Estados deben garantizar a todos los migrantes,
incluidos aquellos que se encuentran en situación de irregularidad, no solo la atención de
urgencias con perspectiva de derechos humanos, sino la atención en salud preventiva con un
enérgico enfoque de salud pública. No obstante, de acuerdo con otros instrumentos de
derecho internacional y a algunos desarrollos recientes de soft law sobre el contenido
mínimo esencial del derecho a la salud de los migrantes, se ha establecido con fundamento
en el principio de no discriminación, que (i) el derecho a la salud debe comprender la
atención integral en salud en condiciones de igualdad e ir mucho más allá de la urgencia.
Por eso, de contar con estándares más bajos, (ii) pese a los limitados recursos disponibles,
los Estados tienen la “obligación concreta y constante de avanzar lo más expedita y
eficazmente posible hacia la plena realización del artículo 12” del Pacto de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales mediante la adopción de medidas; especialmente y con
mayor rigurosidad, cuando dichos estándares atentan contra una obligación de naturaleza
inmediata, como lo es la obligación de no discriminación en la prestación del servicio de
salud.”, instando y reiterando también la corte que los ciudadanos de otros países si pueden
accionar el aparato judicial así no tengan definida su situación legalmente, debido a que “los
sujetos de la protección no lo son por virtud del vínculo político que exista con el Estado
colombiano sino por ser personas” (Sentencia T-210, 2018)
Como vemos, quien ha materializado realmente la protección a las personas migrantes, ha sido la
corte constitucional, que mediante la mutación interpretativa basada en la constitución de textura
eminentemente abierta, ha modernizado y actualizado un sistema normativo o legal que pálidamente
consagra cánones que vayan en pro de la protección de derechos humanos de extranjeros migrantes
(como la interpretación realizada de las leyes 1751 de 2015, 1438 de 2011 o incluso la ley 100 de
1993, realizada en la emblemática sentencia SU-677 de 2017).
Es aquí cuando surge la pregunta de hasta dónde va la obligación del estado y desde donde empieza
la negligencia del mismo.

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