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Con la creación del grupo de investigación en estudios sobre la oralidad de la universidad de la Salle, Bogotá
y la Red Iberoamericana de Estudios sobre la Oralidad (Colombia), se ha empezado a visibilizar un escenario
académico para la reflexión continua sobre la oralidad en Colombia y América Latina. Durante los últimos
cinco años se han organizado 5 encuentros académicos, 3 nacionales y 2 internacionales sobre el tema,
además de crearse la Revista Oralidad-es, perteneciente a la misma red.
2
Dentro de la comunidad académica que hace referencia a la Oralidad, es común encontrar un alto grado de
referencia a la Obra de Walter Ong, Oralidad y Escritura – Tecnologías de la Palabra.
cuestionamiento, que, siguiendo las orientaciones del seminario, “una cosa
es hacer ciencia y otra es pensarla”3, lo que está en juego es pensar una
posibilidad de conocimiento desde un hacer tan cotidiano como la
oralidad. La misma obviedad del acto la camufla sobre un velo de
simplicidad que ha ocultado o invisibilizado un tratamiento de mayor
profundidad y reflexión.
3
La Epistemología desde una perspectiva de las Ciencias Sociales, escrito por José Hoover Vanegas.
4
Víctor Vich Y Virginia Zabala. Oralidad y Poder. Herramientas Metodológicas
5
María Abascal Dolores. Teoría de la Oralidad.
No es fácil, ni sencillo reconocer que en la actualidad nuestro conocimiento
del mundo y los fenómenos que en él ocurren, así como nuestra propia
existencia, se halla en medio de una profunda crisis que algunos la han
llamado “de paradigmas”6, es decir, estamos situados en un momento
privilegiado del pensamiento, en el cual, el paradigma clásico (tradicional)
no es capaz de responder las preguntas fundamentales y los nuevos
paradigmas no han sido del todo aceptados por la comunidad legitimadora
del conocimiento. Ello implica la necesidad de plantear un diálogo,
descubrir o construir nuevas historias, abrir horizontes integradores que
contraríen el pensamiento impuesto.
6
Sobre este asunto son muchos los que han escrito, entre ellos propongo revisar a Edgar Moran, Immanuel
Wallertein, Emil Corioran e invito a que se lea al colombiano José Rozo Gauta,
del sesenta), se ha venido iniciando un proceso de integración entre
ciencias naturales y sociales. Para ello fue necesario realizar aperturas en
ambos campos, abandonar viejos dogmas, y poner en tela de juicio
verdades establecidas, fundamentalismos y posicionamientos, no
solamente de las disciplinas, sino también de la perspectiva aislacionista de
algunos científicos.