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El sueño, entendido como una función neurológica es una de las conductas más importantes
en el repertorio de los seres vivos, es un fenómeno cíclico, en el cual los organismos entran
en un estado de reposo que les permite realizar tareas de reparación, limpieza y preparación
para desempeñar las funciones del día a día.
Si nos enfocamos en los mamíferos, más exactamente en el ser humano nos encontramos
con que el sueño es una actividad cíclica que sigue un ritmo circadiano, es decir de 24 horas
(Rensendiz, 2016), durante éste periodo, contrario a lo que se podría pensar, se llevan a
cabo importantes tareas metabólicas, y es que si bien, el nivel de actividad orgánica es bajo,
hay estructuras como el sistema nervioso que llevan a cabo importantes tareas durante el
mismo.
Es así como la hipófisis, una glándula influida por el hipotálamo segrega la hormona del
crecimiento durante las fases iniciales del sueño (Plat, 1996), .Otra hormona, el cortisol es
secretada en las fases finales; esta última tiene repercusión en el nivel de azúcar en sangre,
el sistema inmunológico y la descomposición de proteínas (Davidson JR, 1991). Y como
estas, otras hormonas son liberadas con diferentes propósitos en esta fase de reposo.
En la actualidad existe evidencia de los efectos adversos que se generan como consecuencia
de la desincronización entre el reloj biológico y el metabolismo. Un claro ejemplo son los
problemas de obesidad que se asocian al sueño insuficiente. En un experimento en el que se
restringió el sueño a los participantes, se observó una disminución en los niveles de una
hormona conocida como leptina, la cual se encarga de producir sensación de saciedad en el
organismo. A su vez los niveles de ghrelina, hormona que estimula el apetito aumentaron,
dando como resultado una mayor sensación de hambre y elevados niveles de apetito
(Spiegel K, 2004), igualmente se encontró una ansia por alimentos ricos en calorías,
carbohidratos y almidón. Como todos sabemos, la ingesta de este tipo de alimentos,
asociada con los estilos de vida sedentarios son desencadenantes de obesidad.
Otro caso que podemos citar es la relación entre la diabetes y el sueño insuficiente. La
diabetes es una enfermedad metabólica crónica, consistente en altos niveles de azúcar en la
sangre, que se presentan como consecuencia de una inadecuada cantidad de insulina, la
hormona que metaboliza la glucosa. (Medlineplus, 2018)
Pues bien, se han realizado estudios que indican que en adultos la disminución en la
cantidad del sueño está relacionada con una probabilidad 2 veces mayor de padecer
diabetes tipo 2 (Rensendiz, 2016), (Knutson KL, 2008). En otro estudio el riesgo de
padecer esta enfermedad era un 30% mayor en personas que dormían menos de 6 horas por
noche, comparados con los que dormían siete horas. (Rensendiz, 2016) (Holiday EG,
2013).
La explicación a esto radica en que, según estudios, la cantidad de insulina liberada puede
verse reducida por la restricción del sueño, ocasionando un enlentecimiento en el
metabolismo de la glucosa (Spiegel K T. E., 2009) dejando de esta manera niveles
considerables de glucosa en sangre. Otra posible explicación es que durante los sueños de
corta duración se libera cortisol, una hormona que como ya dijimos aumenta los niveles de
azúcar en sangre (Rensendiz, 2016)
De esta manera vemos como el sueño es una actividad que guarda estrecha relación otros
importantes procesos llevados a cabo en nuestro organismo, los cuales deben operar de
manera coordinada para conservar la homeostasis y el correcto funcionamiento del cuerpo y
la mente humanos.
Referencias
Reséndiz, M.2016
Apnea obstructiva del sueño: guía practica para el médico general, el paciente y sus
familiares. México: Trillas.
Knutson, KL. Van Cauter, E. (2008). Associations between sleep loss and increased risk of
obesity and diabetes. Annals of the New York Academy of Science, 1129
Holiday, EG. Magee, CA. Kritharides, L. y otros. (2013). Short sleep duration is associated
with risk of future diabetes but not cardiovascular disease: a prospective study and meta-
analysis. Plos one, 8
Spiegel, K. Tasali, E. Leproult, R. y Van Cauter, E. (2009) Effects of short and poor sleep
on glucouse metabolism and obesity risk. Nature Reviews Endocrinology, 5
Referencia:
Un estudio de (Escobar et al, 2010) Comprobó que el periodo de tiempo en que las
personas empezaron a dormir menos por el ritmo de vida más acelerado, debido a que las
computadoras y la vida nocturna empezó a prevalecer en la sociedad, existió un aumento en
personas con obesidad y diabetes, lo cual tuvo una amplia relación entre sí, siendo estos
datos concretos y reflejo de su condición.
Otros autores que agregan a esta hipótesis son (Rand, MacGregor & Stunkard, 1999)
asegurando que en trabajadores nocturnos se ha reportado mayor prevalencia de sobrepeso
y obesidad que en la población general, con alta predisposición a enfermedades metabólica,
entre otras.
Podríamos con base en esta información experimental, concluir que la relación es directa,
no solo porque se encuentre ubicada en la misma zona de ejecución, sino, porque en su
desarrollo como función, se complementan la una de la otra.
si no tengo el tiempo esperado de sueño mi cuerpo estará trabajando como una maquina
encendida a toda potencia, y no en su necesaria reparación, lo que exigirá mantener nuestro
cuerpo sobre cargado, influenciando así de manera directa la ingesta de alimentos, ya que el
metabolismo estará siempre activo y dando como resultado el sobrepeso, la obesidad y
demás patologías desencadenantes de un mal descanso.
De ahí entonces que el equilibrio en esas diferentes áreas sea factor fundamental para el
balance de nuestras funciones primordiales y la conservación de la salud.
(2 me gustan)
Juan David, buenas noches, importante resaltar cuando refieres que el sueño es
una actividad que guarda estrecha relación otros importantes procesos llevados a
cabo en nuestro organismo, los cuales deben operar de manera coordinada para
conservar la homeostasis y el correcto funcionamiento del cuerpo y la mente
humanos, y para complementar un poco tu aporte te agregaría que Con la pérdida
de sueño, la baja leptina y la alta grelina pueden dar señales poderosas dobles de
que el cuerpo tiene un déficit de energía, aumentando entonces la ingesta de
comida.
Referencia :
Patrones de sueño y salud International. Journal of Clinical and Health
Psychology [en línea] 2002;2(mayo): [fecha de consulta: 9 de noviembre de 2011]
Saludos