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ESTILOS DE VIDA SALUDABLES.

El concepto de estilo de vida no constituye un ámbito de estudio nuevo. Según revisiones


históricas como las realizadas por Ansbacher (1967), Abel (1991) o Coreil et al. (1992), los
orígenes de este concepto se remontan a finales del siglo XIX y las primeras aportaciones al
estudio de este concepto fueron realizadas por filósofos como Karl Marx y Max Weber. Estos
autores ofrecieron una visión sociológica del estilo de vida, enfatizando los determinantes
sociales de su adopción y mantenimiento. Desde la orientación sociológica, la mayoría de
definiciones convergen al atender el estilo de vida como un patrón de actividades o conductas
que los individuos eligen adoptar entre aquellas que están disponibles en función de su contexto
social.

A causa de la diversidad de disciplinas que utilizaron el término estilo de vida, existen


innumerables definiciones y aplicaciones del mismo. Concretamente, esta definición describe el
estilo de vida del siguiente modo:

“Forma general de vida basada en la interacción entre las condiciones de vida en un sentido
amplio y los patrones individuales de conducta determinados por factores socioculturales y
características personales” (WHO, 1986, p.118).

Por lo tanto, el término estilo de vida saludable tiene en cuenta tanto aquellos comportamientos
que implican un riesgo para la salud como aquellos otros que la protegen, tal y como defiende
Dellert S.

Durante la segunda mitad del siglo XX, el ámbito de aplicación en el que el término estilo de
vida ha tenido más impacto ha sido el área de salud. En los años 50 es cuando empieza a
utilizarse en el contexto de la investigación sobre salud pública y en el intento de buscar
explicación a los problemas de salud que empezaban a caracterizar a las sociedades
industrializadas.

La Promoción de la salud

Los Lineamientos de Política de Promoción de Salud, MINSA, (2005) define promoción de la


salud como:
“Un proceso que busca desarrollar habilidades personales y generar los mecanismos
administrativos, organizativos y políticos que faciliten a las personas y grupos tener mayor
control sobre su salud y mejorarla.

La Organización Mundial de la Salud define promoción de la salud, como “un proceso mediante
el cual los individuos y la comunidad están en condiciones de ejercer un mayor control sobre su
salud y de este modo mejorar su calidad de vida”.

La promoción de la salud es importante porque:

• Construye una cultura de salud en la población

• Garantiza la equidad

• Empodera a la población para ejercer el control sobre los determinantes de la salud

• Promociona prácticas de autocuidado de la salud y estilos saludables de vida a la población

• Mejora la salud en las poblaciones

• Prevenir y controlar las enfermedades y accidentes

• Desarrolla estrategias de salud intersectoriales

• Orienta el sector sanitario hacia resultados de salud

• Establece políticas y mecanismos de gestión del cambio

• Dirigir sus acciones hacia los determinantes responsables de las pérdidas de salud

El Instituto Nacional de Salud (INS), entidad del Ministerio de Salud (Minsa), advirtió que cerca
del 70% de adultos, entre mujeres y varones, tiene sobrepeso y obesidad, por lo que consideró
necesario fomentar hábitos alimentarios y estilos de vida saludables, lejos del consumo excesivo
de las grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio, presentes en gran cantidad en la comida
‘chatarra’.

El Centro Nacional de Alimentación y Nutrición (Cenan) del INS, en nuestro país el 69.9% de
adultos padece de sobrepeso y obesidad; seguidamente, estos males afectan al 42.4% de jóvenes,
al 32.3% de escolares, al 33.1% de adultos mayores y, finalmente, al 23.9% de adolescentes”

Por tal motivo el Minsa realiza campañas sobre la “Promoción de estilos de vida saludable”
actividad organizada con motivo del Día Mundial, cada 07 de abril a fin de promover en la
población hábitos de vida saludable. Este evento, cuenta con la participación de diversas
autoridades de Salud Pública del Ministerio de Salud.

Es fundamental promover hábitos saludables como la actividad física. El deporte es esencial para
mantenernos saludables y con energía. Se debe hacer del ejercicio un hábito para mantener
alejadas diversas enfermedades y sentirnos bien. La familia es el lugar donde empieza la
educación para prevenir enfermedades, aprender hábitos saludables y donde debe reforzarse una
vida sana con deporte. Es allí donde empieza la educación de cómo mejorar nuestra salud y
prevenir una serie de enfermedades y muchos males. Hay que reforzar estilos de alimentación
(saludable) en la familia. Somos un país orgulloso de sus alimentos y muchas veces no sabemos
combinar bien lo que comemos. La familia puede ayudar mucho en este campo, estás campañas
son una oportunidad para dar a conocer lo que hace el Minsa y para fortalecer lazos de
cooperación y reciprocidad con otros actores claves en el mantenimiento de la buena salud de la
población como son los gobiernos locales.

Hábitos de vida saludable

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social”, lo que supone que este concepto va más allá de la existencia o
no de una u otra enfermedad. En consecuencia, más que de una vida sana hay que hablar de un
estilo de vida saludable del que forman parte la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de
la salud, el trabajo, la relación con el medio ambiente y la actividad social.

Desde esta perspectiva se puede determinar que los hábitos necesarios para llevar una vida
saludable son los siguientes:

Dieta equilibrada: una alimentación saludable se rige por incluir todos los alimentos
contemplados en la pirámide nutricional, pero en las proporciones adecuadas y en la cantidad
suficiente (no más) para mantener las necesidades nutricionales del organismo en función del
consumo energético que éste realiza con la actividad diaria. El valor energético diario de la dieta
debe ser de 30-40 kilocalorías por hilo de peso. Los hidratos de carbono deben ocupar un 50-
55% de los nutrientes, con no más de un 10% de azúcares simples. Las grasas han de ser un 30%
del valor energético total, repartiéndose del siguiente modo: un 15-20% de grasas
monoinsaturadas, un 5% de poliinsaturadas y no más de un 7-8% de saturadas. Las proteínas
consumidas no deben superar el 10% de la dieta. Finalmente, se debe aportar al organismo unos
20-25 gramos de fibra vegetal.

Hábitos tóxicos: el tabaco, el alcohol y las drogas inciden de forma muy negativa sobre la salud.
La única tolerancia se refiere exclusivamente al vino o la cerveza, de los que incluso se
recomienda el consumo del equivalente a una copa diaria.

Ejercicio físico: las recomendaciones generales determinan unos 30 minutos diarios de actividad
física, siendo suficiente caminar a paso rápido durante este tiempo. Ello permite quemar las
calorías sobrantes y fortalecer músculos y huesos, pero también ayuda a controlar la tensión
arterial, el colesterol y los niveles de glucosa en sangre, además de contribuir a la eliminación del
estrés y ayudar a dormir mejor, adquirir un estado de relajación y evitar cambios de humor,
mejorar la autoestima y el estado de satisfacción personal.

También puede ser un buen medio para desarrollar una saludable actividad social cuando el
ejercicio se hace en compañía.

Higiene: una higiene adecuada evita muchos problemas de salud: desde infecciones a problemas
dentales o dermatológicos. El concepto de higiene no sólo se refiere al aseo y limpieza del
cuerpo, sino que afecta también al ámbito doméstico.

Productos tóxicos: son muchos los productos a los que la exposición del organismo, puntual o
continuo, puede resultar en un serio riesgo para la salud. La contaminación ambiental de las
ciudades está considerado como uno de los factores de riesgo más importantes para la salud.

Equilibrio mental: no se refiere a la existencia de enfermedades mentales, sino al estado de


bienestar emocional y psicológico, necesario para mantener y desarrollar las capacidades
cognitivas, las relaciones sociales y el afrontamiento de los retos personales y profesionales de la
vida diaria. El estrés, el cansancio, la irascibilidad, la ansiedad son, entre otros, algunos de los
signos que indican que el estado mental no es del todo saludable.

Actividad social: las relaciones sociales son un aspecto fundamental para la salud del ser
humano y, en consecuencia, para un envejecimiento saludable. El aislamiento social puede llevar
a un deterioro gradual e irreversible de las capacidades físicas y mentales, incluso a la
incapacidad física y la demencia.

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