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I. SALUTACIÓN, 1:1
1. Santiago, siervo de Dios y del Señor
Jesucristo, 1:1a
2. “A las doce tribus de la dispersión”, 1:1b
3. Saludos, 1:1c
II. CUIDADO CON EL DOBLE ÁNIMO QUE PUEDE
VENIR CON LAS PRUEBAS-TENTACIONES, 1:2-18
1. Las pruebas-tentaciones, 1:2-4
(1) “Sumo gozo”, 1:2
(2) Paciencia, 1:3
2. La verdadera sabiduría de la vida, 1:5-8
3. El destino del ser humano, 1:9-11
4. La bienaventuranza de la integridad, 1:12-15
5. La naturaleza de Dios y la naturaleza del
hombre, 1:16-18
III. CUIDADO CON LA FALSA RELIGIÓN DEL
DECIR PERO NO HACER, 1:19-27
1. Ser pronto para oír, 1:19a
2. Ser lento para hablar, lento para la ira, 1:19b
3. Despojarse de toda inmundicia y toda maldad,
1:21a
4. Recibir con mansedumbre la palabra
implantada, 1:21b
5. Ser hacedor de la palabra, 1:22-24
6. Prestar atención a la perfecta ley de la
libertad, 1:25a
7. Perseverar en la perfecta ley de la libertad,
1:25b
8. Sólo quien siga estos pasos es dichoso, 1:25c
9. Sólo quien siga estos pasos tiene un servicio
religioso puro e incontaminado que no es el
exterior de las formas, 1:26, 27
IV. CUIDADO CON HACER ACEPCIÓN DE
PERSONAS Y HACERSE A UNO MISMO JUEZ, 2:1-
13
1. El juicio verdadero nace de un espíritu
imparcial, 2:1-4
2. El juicio verdadero se sustenta en la
obediencia a la ley real, 2:5-9
3. El juicio verdadero culmina en la misericordia,
2:10-13
V. CUIDADO CON LA “FE” SIN OBRAS, 2:14-26
1. La fe sin obras está muerta en sí misma, 2:14-
17
2. La fe y las obras se necesitan mutuamente,
2:18-20
3. La fe y las obras obran conjuntamente la
justificación, 2:21-26
VI. CUIDADO CON LO QUE UNO DICE, Y CON
HACERSE A UNO MISMO MAESTRO, 3:1-12
1. “No os hagáis muchos maestros”, 3:1, 2
2. Ejemplos prácticos, 3:3-12
(1) Los caballos, 3:3-4
(2) Los barcos, 3:4
(3) El fuego, 3:5
(4) La lengua y sus efectos, 3:6-12
VII. TEMA CENTRAL: LA SABIDURÍA DE LO ALTO,
3:13-18
1. La sabiduría de abajo, 3:14-16
2. La sabiduría de lo alto, 3:17
3. Los frutos de ambas sabidurías, 3:18
VIII. CUIDADO CON LAS PASIONES ENGAÑOSAS,
4:1-12
1. Las pasiones dominan nuestra vida, 4:1
2. Cuidado con la codicia y las pasiones, 4:2, 3
(1) “Codiciáis pero no tenéis”, 4:2a
(2) “Matáis y ardéis de envidia, pero no podéis
obtener”, 4:2b
(3) “Combatís y hacéis guerra”, 4:2c
(4) “No tenéis, porque no pedís…”, 4:2d, 3
3. Cuidado con el adulterio espiritual, 4:4-6
4. Diez imperativos de la vida cristiana, 4:7-10
(1) Primera dupla, 4:7
(2) Segunda dupla, 4:8
(3) Tercera dupla, 4:9
(4) Cuarta y última dupla, 4:10
5. Las pasiones y los hermanos, 4:11, 12
IX. CUIDADO CON LA VANAGLORIA, 4:13-17
1. La vanagloria y jactancia, 4:13
2. El futuro, 4:14
3. La solución a la jactancia y la vanagloria, 4:15,
16
4. Corolario, 4:17
X. OCTAVA ADVERTENCIA: CUIDADO CON LA
RIQUEZA Y CON OPRIMIR AL POBRE, 5:1-6
1. Recomendación inicial, 5:1
2. Riquezas que se han podrido…, 5:2, 3
3. Clama el jornal de los obreros, 5:4-6
XI. CUIDADO CON EL DESÁNIMO Y EL
DESALIENTO, 5:7-12
1. Primera recomendación, 5:7, 8
2. La paciencia y la murmuración, 5:9
3. La paciencia y el camino de la felicidad, 5:10,
11
4. La paciencia y la integridad de espíritu, 5:12
XII. CUIDADO CON NO CONSIDERARNOS LOS
UNOS A LOS OTROS, 5:13-20
1. La vida en comunidad nos ayuda en todos
nuestros estados de ánimo, 5:13
2. La vida en comunidad nos ayuda en nuestra
necesaria sanidad, 5:14-18
(1) Nos pone en circunstancias de que nuestros
pecados sean perdonados, 5:16a
(2) Se fortifica en la oración del justo, 5:16b-18
3. La comunidad hace volver a la verdad a
aquellos que estan extraviados, 5:19, 20
XIII. CONCLUSIÓN
AYUDAS SUPLEMENTARIAS
Allison, Roy. Comentario sobre la epístola universal
de Santiago. México: El Faro, s/f.
Alonso, José, SJ. Carta de Santiago, en La Sagrada
Escritura. Madrid: B.A.C., 1967.
Barclay, William. Santiago. Buenos Aires: La Aurora,
1974.
Bonnett y Schroeder. Comentario del Nuevo
Testamento. Buenos Aires: Junta Bautista de
Publicaciones, 1952.
Carroll, B. H. Santiago. El Paso: Casa Bautista de
Publicaciones, 1941.
Deiros, Pablo A. Santiago. Miami: Caribe, 1992.
Eerdman, Charles. Las epístolas generales. Grand
Rapids: T.E.L.L., 1976.
Gomes Coelho Filho, Isaltino. Tiago, nosso
contemporâneo. Rio de Janeiro: JUERP, 1987.
Garret, James Leo. Teología Sistemática, 2 Tomos. El
Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1996.
Gregory, Joel. Santiago, una fe que obra. El Paso:
Casa Bautista de Publicaciones, 1986.
Harrop, Clayton. La epístola de Santiago. El Paso:
Casa Bautista de Publicaciones, 1941.
Knoch, Otto. Carta de Santiago. Barcelona: Herder,
1969.
Kunz y Schell. Fe en acción (Serie encuentros
bíblicos). Buenos Aires: Certeza, 1972.
Michl, Johann. Cartas católicas. Barcelona: Herder,
1971. Tomo VIII.
Támez, Elsa. Santiago: Lectura latinoamericana de la
epístola. San José (Costa Rica): Departamento
Ecuménico de Investigaciones, 1985.
SANTIAGO
TEXTO, EXPOSICION Y AYUDAS PRÁCTICAS
I. SALUTACIÓN, 1:1
En cuanto a si este versículo, junto con
Santiago 2:1, son adiciones poscristianas hechas
a un escrito precristiano, ver la Introducción.
La primera palabra de la Epístola distingue a su
escritor: Santiago. Este nombre era una forma
helenizada del hebreo Iakob 8290, un nombre
bastante común entre los judíos de todos los
tiempos. Jacobo.
Es interesante notar que su nombre no vuelve a
aparecer en el resto de la carta. No sólo que no
aparece su nombre, tampoco aparece otra
referencia personal a su escritor. A diferencia de
Pablo, Juan, y otros escritores bíblicos que sí las
hacen, Santiago no hace referencias directas o
indirectas a su persona en toda su epístola, salvo
en este primer versículo. Esto ha llevado a
algunos a pensar que quien realmente escribió
esta carta no era ningún Santiago, sino que fue
atribuida a Santiago, especialmente teniendo en
cuenta que Santiago fue el primer pastor de la
iglesia de Jerusalén y, que por esta causa una
carta de su autoría gozaría de mucha autoridad y
popularidad.
Sin embargo, como ya hemos dicho en la
Introducción, los argumentos de silencio no
prueban nada en contra de los argumentos
escritos. Como la epístola comienza identificando
a su autor por nombre, mientras no se tengan
argumentos sólidos y convincentes que prueben
lo contrario, es correcto sostener que la autoría
de esta epístola corresponde a alguien de nombre
Santiago. En cuanto a quién de todos los
Santiagos del NT corresponda, también ha sido
discutido en la Introducción. La posición que
hemos tomado es la tradicional: que el autor de
esta epístola fue el medio hermano de nuestro
Señor, de nombre Jacobo, o Santiago.
1. Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo,
1:1a
Además de identificarse por su nombre,
Santiago se llama a sí mismo siervo de Dios y del
Señor Jesucristo. La primera cosa que puede
llamar la atención con esta descripción es que,
siendo Santiago medio hermano del Señor, no
haga referencia directa a ello. Esto no debe de
extrañarnos, ya que tampoco Judas se distingue a
sí mismo como medio hermano del Señor, aunque
sabemos que lo fue, pero sí como hermano de
Santiago (Jud. 1). Pero ambos, Santiago y Judas,
se llaman a sí mismos siervo de Jesucristo.
Santiago no se llama a sí mismo apóstol, ni
obispo de Jerusalén, ni utiliza otro tipo de título o
referencia que le distinga. La iglesia cristiana a
través de los siglos, sin embargo, lo ha
considerado un apóstol de Jesucristo. El título
que Santiago utiliza para sí es el de siervo, doulos
1401
, palabra que distingue a quien es un esclavo
en el sentido de haberse convertido en propiedad
de un amo (Mat. 8:9). En esto se iguala Santiago a
Pablo (Rom. 1:1; Fil. 1:1; Tito 1:1), quien también
fue considerado apóstol por la iglesia a pesar de
no haber sido de los doce.
Santiago se reconoce como siervo de Dios y del
Señor Jesucristo. Textualmente, esta frase podría
también traducirse de Jesucristo, Dios y Señor.
Siendo esta epístola de fecha tan temprana, llama
la atención que Santiago equipara a Jesucristo
con Dios. Es un reconocimiento implícito del
mesianismo de Jesucristo. Jesús es el Señor,
Jesús es Dios, Jesús es el Mesías, el Cristo de
Dios.
Jesús es el Señor. El título Señor, Kurios 2962, lo
toma Santiago de la LXX, donde se lo usa como
traducción de Elohim 430 y Jahweh 3068, los
nombres de Dios. También hay que recordar que
los romanos aplicaban este título al emperador, a
quien asignaron durante algún tiempo,
especialmente durante Nerón, atributos divinos.
Jesús es el Cristo. La palabra Cristo, Cristos 5547,
es la traducción griega del término hebreo para
Mesías. Ambos términos significan “ungido”.
Jesús es el ungido de Dios. Tan difícil como
pueda parecer en una época tan temprana del
cristianismo, Santiago comienza su epístola
reconociendo la divinidad de Jesús, el Cristo de
Dios.
2. “A las doce tribus de la dispersión”, 1:1b
La epístola va dirigida a las doce tribus de la
dispersión. Para una discusión del significado de
esta frase, ver la Introducción. Baste recordar
que no hay razón para pensar que esta carta
estuviera dirigida solamente a los creyentes de
entre los judíos. Siendo esta una época muy
temprana del desarrollo del cristianismo, los
creyentes estaban reuniéndose todavía en las
sinagogas, lo cual hace difícil distinguir
taxativamente entre judíos y no judíos. La carta
fue escrita para todo aquel que supiera leer, y
particularmente a quienes tenían a Jesucristo
como su Señor. De la misma manera que parece
raro aceptar que en una época tan temprana
Santiago hubiera asignado divinidad a Jesucristo,
también parece raro aceptar el que se haya
referido a los cristianos como el nuevo Israel en
época tan temprana, sin embargo, esto no es raro
para un hombre iluminado que no teme llamarse
siervo de su propio medio hermano, a quien le
reconoce su divinidad.
3. Saludos, 1:1c
Saludos es una mejor traducción del griego
jairein 5463 que “salud”. El verbo saludar, jairo 5463,
como expresión de saludo se encuentra sólo
cuatro veces en el NT (las otras tres son en Hech.
15:23; 23:26; 2 Jn. 11). La aparición aquí está
íntimamente ligada con la de Hechos 15:23, una
carta también escrita por Santiago, o al menos
por su amanuense personal (ver Introducción). El
uso de esta palabra como saludo es una prueba
más de la autoría de Santiago el medio hermano
del Señor.
II. CUIDADO CON EL DOBLE ÁNIMO QUE PUEDE
VENIR CON LAS PRUEBAS-TENTACIONES, 1:2-18
Como todo buen pastor, Santiago comienza
identificándose con su rebaño. Ellos están
esparcidos, perseguidos, pasando por diversas
pruebas. La palabra griega pruebas, peirasmos
3986
, puede significar varias cosas: (1) Un
experimento, un intento, una prueba para ver si
algo funciona, como en Juan 6:6. (2) Una prueba
de la fidelidad o del amor de alguien, como en
Gálatas 4:14. (3) Una tentación, una invitación al
pecado, como en Mateo 4:1. (4) Una adversidad,
una aflicción, un problema enviado por Dios para
probar el carácter, la fe o la santidad de alguien,
como en 1 Corintios 10:13. (5) Una tentación
hecha a Dios por parte de los hombres, como en
Salmo 78:41 y Hebreos 3:8.
De un modo u otro, Santiago parece incluirlas a
todas en este pasaje de apertura de su epístola.
1. Las pruebas-tentaciones, 1:2–4
Las dos traducciones posibles de peirasmos 3986
en español son “prueba” y “tentación”. Cuándo
traducir cual es algo que los traductores debaten.
Para evitar el debate, y darle a la palabra el
sentido inclusivo en que Santiago parece usarla,
propongo traducirla prueba-tentación. Prueba
destaca el sentido positivo de la palabra, y
tentación el sentido negativo. Prueba-tentación
intenta rescatar la ambigüedad intrínseca del
término peirasmos, que le permite a Santiago
jugar con sus múltiples significados y enriquecer
su texto. El argumento de Santiago es muy
sencillo, pero de algún modo difícil de explicar:
Las pruebas-tentaciones enfrentadas
correctamente son enriquecedoras, pero
enfrentadas incorrectamente pueden ser muy
dañinas.
Las pruebas-tentaciones son algo en lo cual,
según Santiago, caemos. Las pruebas-tentaciones
nos acometen sin que podamos hacer nada por
evitarlas. La traducción os encontréis (voz pasiva)
intenta rescatar este aspecto imprevisto de las
pruebas-tentaciones. La palabra griega peripesete
4045
(comparar con el español peripecia, pirata,
experiencia, empírico) significa caer en algo
como por ejemplo en Lucas 10:30, en que el
hombre a quien el samaritano ayudó “cayó en
manos de ladrones”. Las pruebas-tentaciones nos
atacan, caemos en manos de ellas, según
Santiago, como piratas que en el medio del mar
atacan nuestras naves. No podemos evitarlas,
debemos aprender a tratar con ellas. Santiago, al
igual que Pedro (1 Ped. 1:6), las califica como
diversas: es decir nos atacan de todos los lados,
en todos los tiempos y de todas las maneras. El
carácter humano está siempre siendo probado,
muy particularmente en aquellos momentos en
que no estamos conscientes de ello.
Frente a las diversas e inevitables pruebas-
tentaciones, Santiago tiene tres apreciaciones.
Semillero homilético
La victoria en medio de las
pruebas
1:1–12
Introducción: Una característica
de los auténticos cristianos, es el
de ser victoriosos en medio de las
pruebas y dificultades. Ellos ven
las bendiciones de Dios a pesar de
las pruebas, porque se encuentran
revestidos del poder del Espíritu
Santo y tienen plena confianza en
su Señor.
I. La victoria se da en el siervo de
Dios, 1:1–3.
1. La prueba al siervo produce
gozo (v. 2).
2. La prueba al siervo refuerza la
fe (v. 3).
3. La prueba al siervo genera
paciencia (v. 3).
II. La victoria se da a los cabales,
1:4–6.
1. Debido a la calidad de vida (v.
4).
2. Debido a la sabiduría perdida (v.
5).
3. Debido a la seguridad de la
respuesta (v. 6).
III. La victoria se da con la corona
de vida, 1:7–11.
1. Por la firmeza de su ánimo (v. 8).
2. Porque tendrá su exaltación (v.
9).
3. Porque su existencialismo
descansa en Dios (v. 11).
Conclusión: La victoria está dada
por el Señor, para quien haya
soportado las dificultades y
aceptado el reto en medio de las
pruebas y llegado a ser auténtico
en él (v. 12).
Joya bíblica
Bienaventurado el hombre que
persevera bajo la prueba; porque,
cuando haya sido probado, recibirá
la corona de vida que Dios ha
prometido a los que le aman (1:12).