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EL CINE
Y SU
DOBLE
ELBOD
Avatares del doppelgänger en pantalla
Se dice que cada uno de nosotros tiene un doble que pertenece al pasado o que viene del
futuro. La literatura tiene registros sobre la existencia del doppelgänger. Es curioso cómo
actúa esa versión malvada de uno mismo. Resulta que es como mirarse al espejo. El cine ha
desentrañado ese misterio y el doppelgänger ha tomado acción a través de la pantalla para
jugar a que existe la magia. En esta nota conoceremos más acerca de ese misterio.
Eduardo A. Russo
El doble

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Introducción: figura y En cierto modo, maravilloso mutó en un doppelgän-


ger más perturbador. Como otros
estructura
Planteemos una sospecha inicial: la
podría afirmarse ingredientes del caldero de la ima-
ginación que bullía en esa centuria,
cuestión del doble mantiene una re-
lación oscura y crucial con el cine.
que el cine no era muy tempranamente fue a recalar
en el cine. Si el Doppelgänger era
Si bien hay dobles en relatos orales
o escritos de numerosas culturas, o
otra cosa que una aquel doble fantasmal que marcha
al lado de un ser vivo ¿cómo no iba
prosperan también en otros modos de
creación de imágenes como la pintu-
factoría de dobles a ser convocado por esa maquinaria
que hacía moverse en pantalla a figu-
ra o la fotografía, los dobles parecen
activarse con particular énfasis cuan-
espectrales de ras demasiado espectrales para ser
cuerpos vivos, pero demasiado rea-
do llega el momento de su aparición y
evolución en pantalla. El doble como
seres vivientes. listas y animadas para comportarse
como meras imágenes?
presencia acuciante, engañosa, admo-
nitoria, persecutoria, incluso posible
Otra dimensión El asombro y eventual estremeci-
miento de los espectadores se pro-
y fatal suplantadora, suele requerir
la asistencia del poder mimético de la
fundante del ducía ante fenómenos que, en cierto
sentido, renovaban por medios tec-
imagen. Y aquella que produce el cine
le resulta particularmente eficaz.
cine estaría nológicos algo del viejo poder de las
apariciones.
Cuando se toca el tema del doble representada por Ya sea en versión antigua o moder-
en relatos e imágenes, uno de los mo-
dos de acercamiento más frecuente Georges Méliès: na, la misma presencia del doppel-
gänger desafía aquello más íntimo de
consiste en abordarlo como figura
claramente reconocible y recurrente la orientada hacia cada uno: su condición única, su iden-
tidad. En el contexto del cuento ma-
a lo largo de la historia de las ficcio-
nes literarias y luego cinematográfi- la presentación de ravilloso de las tradiciones populares,
esas presencias eran admisibles en un
cas. Sin duda, es un leitmotiv que en
el cine retorna una y otra vez dentro metamorfosis. universo de correspondencias sobre-
naturales aceptado por una mentali-
de diferentes marcos genéricos desde A través del espejo
la comedia hasta el thriller, la cien- dad abierta al influjo de lo numinoso.
cia ficción o bien, por sus peculiares En la modernidad romántica dicha
implicaciones, acostumbra asentarse aparición ya no será ese inespera-
tarnos a una variante altamente
con cierta preferencia en el cine fan- do doble que podrá ser acechante o una ancestral tensión entre la vida, que atravesaría, por ejemplo, toda la te de Praga (1913), de Stellan Rye y
influyente: la del doppelgänger. El
tástico y de terror. Encarar al doble eventualmente un mensajero pro- la imagen y la muerte. historia del cine familiar: esas pelí- Paul Wegener, y así quedó, iniciando
término fue acuñado por Jean Paul
de ese modo inclina a reseñar y co- tector proveniente de un orden su- culas donde uno ve en pantalla, en el tratamiento del tema, cuando ac-
a fines del siglo XVIII, arraiga en el En su intelección del doble en la
tejar unos cuantos casos célebres en perior, sino que se convierte en una otro tiempo, a esos que han rodeado cedió al rango de libro en 1919. Para
núcleo mismo del romanticismo ale- raíz de la imagen cinematográfica,
pantalla, obligadamente relacionados anomalía perturbadora y fundamen- su vida o (en caso más perturbador) apreciar el complejo entramado con
mán y forma parte crucial del imagi- Morin, acompañando algunas intui-
con sus fuentes o correspondencias talmente inexplicable. Y además co- a los ya ausentes. Si en el antiguo el que el doppelgänger cobra su in-
nario decimonónico. Doppel, doble, ciones de André Bazin, se remonta-
en el campo literario, toda vez que la lapsa a la razón, que sanciona a esa Egipto, el doble (Ka) era una de las quietante identidad cultural en el
y gänger, andante, el que marcha. ba a los ritos funerarios y a ciertas
situación lo permita. Es una aproxi- aparición como imposible. varias formas del alma, precisamen- cine, no está demás recordar que en
Advirtamos que la noción alude no prácticas de la imagen como con-
mación lícita, aunque acaso ejercida te la de la réplica espectral que ase- el germen de aquella película guio-
solo a la duplicación de alguien, sino servación de la vida in efigie, en un
con demasiada frecuencia. Lo que guraba al difunto el tránsito exitoso nada por el escritor Hanns Heinz
a su aparición en movimiento, con recuento que luego prolongaría con
intentaremos aquí intenta adentrarse La máquina de hacer por la tierra de los muertos, el doble Ewers concurrían el William Wilson
un andar que no es azaroso, sino em- mayor detalle en su libro El hombre
en otra dirección: exploraremos algu- romántico será, por lo contrario, un del estadounidense Edgar Allan Poe
nos ángulos significativos, ahondan-
peñado en seguir al original con la dobles y la muerte (1957). En cierto modo,
agente ominoso: así lo atestigua rá- y un poema del francés Alfred de
obstinación de una sombra. podría afirmarse que el cine no era
do en cierto suelo común que deja en Hace exactamente sesenta años, Ed- pidamente la imaginación cinemato- Musset, más una pizca del Fausto
otra cosa que una factoría de dobles
evidencia las distintas manifestacio- Desde los tiempos románticos fun- gar Morin publicó un libro excepcio- de Goethe. De allí en más, los dobles
espectrales de seres vivientes. Otra gráfica cuando el doppelgänger hace
nes del doble en el cine y de un doble dantes de E.T.A. Hoffmann hasta nal, El cine o el hombre imaginario. pulularon entre el drama psicológico
dimensión fundante del cine estaría lugar a la pesadilla.
del cine, propio de este medio, para las pesadillas victorianas de Robert Desde una perspectiva que cruzaba y el terror, trasvasándose de la Ale-
representada por Georges Méliès: la
encontrar algunas estructuras clave L. Stevenson, el doble marchó, con filosofía, sociología y antropología, mania de Weimar al thriller ameri-
orientada hacia la presentación de
dentro de lo que podríamos conside- su particular insistencia, a lo largo formulando un ensayo que aún hoy cano y el film noir, en un legado que
metamorfosis. Otro modo de leer la El escalofrío redoblado también impactaría de modo crucial
rar, en sentido amplio, una antropolo- del siglo XIX. Según apunta Anto- es posible leer con provecho. En sus duplicidad inicial del cine entre Lu-
gía de lo cinematográfico. nio Molina Foix, algunas tradiciones capítulos iniciales, Morin instalaba Un detalle interesante de El doble, el en las ficciones paranoides de la dé-
mière y Méliès. Ya no la oposición
nórdicas y germánicas y planteaban influyente estudio que desde el psi- cada dorada de la ciencia ficción, du-
al doble como asunto fundamental entre realismo y fantasía, o la más
coanálisis dedicase a este tema Otto rante los años cincuenta.
en sus relatos populares la confron- del cine, desde los tiempos de los cuestionable aún, como recordaría
Dobles antiguos y tación con el doble como mala señal Lumière y sus contemporáneos. El Godard, entre presunto documen- Rank, radica en que el mismo co- El bagaje europeo de un realiza-
o nefasto anuncio de la desaparición autor proponía que esos cuerpos en tal y ficción, sino una bipolaridad de mienzo del libro recurre a la ficción dor como Robert Siodmak garanti-
modernos del afectado. Como tantos otros ele- pantalla, proyectados por extrañas opuestos igualmente fantasmáticos cinematográfica. De hecho, la prime- zó el compromiso imaginario en El
Como alude a cierto núcleo imagina- mentos recuperados por el romanti- máquinas de captura y restitución, e inquietantes: dobles y metamorfo- ra redacción de ese estudio, en tan- espejo oscuro (1946), drama policial
rio que el cine explotará de manera cismo desde ciertos rincones lejanos convocaban a una espectral fiesta de sis. El cine Lumière llamaba al do- to artículo escrito hacia 1914, está hollywoodense donde Olivia de Ha-
radical, resulta inevitable remon- de la historia, el viejo doble del relato (re)apariciones que ponían en juego ble y con él a una inquietud patente estrechamente ligada a El estudian- villand interpretaba a dos gemelas

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que compensaban su imposibilidad


de diferenciación física con la radical
y recurrencias: los asuntos de dop-
pelgänger suelen tener estas tortuo-
de ese duelo provocado por un doppel-
gänger: los efectos visuales. Pero no
nadora y con efectos infaliblemente
hilarantes esa afección por el doble
Un número de En las fronteras mismas de una
identidad en estado de inminente
oposición de sus atributos psicológi-
cos y morales. Como el cine es afec-
sas, dobles gamas de relaciones. aquellos FX que ostentan su presen-
cia espectacular, sino toda una gama
que impregna al cine. Se trata de la
conocida como broken mirror rou-
larga tradición derrumbe, se hace obligatorio citar
las dificultosas fronteras estable-
to a dobles y espejos, ese mismo año de argucias ópticas, fotográficas hace tine. En ella, un personaje que ac- en el cine cómico cidas entre personajes y extremas
Hollywood agregaba a la tradición ¿Cómo aparecen los ya un tiempo digitales destinadas a cidentalmente ha roto un espejo de performances actorales en Persona
central del doppelgänger otra ape-
lación a los gemelos antitéticos en
dobles? hacerlos aparecer simultáneamente
en pantalla ante los azorados ojos del
cuerpo entero, o de medio cuerpo,
juega a redoblar las acciones de otro
revela de forma (1966) de Ingmar Bergman. En el
cine europeo resulta difícil olvidar,
Vida robada (A Stolen Life, Curtis
Bernhardt, 1946) en un tour de force
Uno de los aspectos interesantes que
la puesta en escena de un doppelgän-
espectador. Así, desde las virtuosas que, inadvertidamente, se enfren-
ta al marco creyendo su superficie
aleccionadora revisando este tema, a la producción
de un cineasta obsesionado con los
dobles exposiciones (que hicieron ga-
interpretativo a cargo de Bette Davis
interpretando a dos hermanas, una
ger implica en pantalla es el frecuente
recurso al lenguaje cinematográfico
nar el Óscar a mejores efectos visuales aún intacta. Max Linder la realizó
en su cortometraje Le duel de Max
y con efectos dobles como el recientemente des-
aparecido Andrzej Zulawski, desde
a Vida robada) a complejos mecanis-
todo bondad y la otra, como quiere
la ley de las compensaciones, más
y a los efectos especiales. Por cierto,
cualquier película que proponga do-
mos preimagen digital, integrando (1913), y la paternidad de la rutina
fue disputada con el oscuro dúo có-
infaliblemente su primer largometraje, La tercera
parte de la noche (1971), hasta la alu-
pantalla verde y movimientos com-
bien lo contrario. Paralelamente tuvo
lugar otra extraña correspondencia:
bles interpretados por el mismo actor
o actriz suele hacer uso cabal de esa su-
putarizados de cámara en que lleva- mico alemán Schwarz Bros., quien
la registró legalmente como propia y
hilarantes esa cinatoria Una mujer poseída (1981);
y en un registro más contemporá-
ron al pasmo en Dead Ringers, para
en México y sin ningún contacto con
Hollywood, Roberto Gavaldón pro-
perchería fundadora del estilo clásico
en el cine que es el plano-contraplano.
recalar en plena era digital con la la explotó intensivamente en el vau-
deville europeo y americano de la
afección por neo, puede oficiar como contraejem-
plo del efecto dramático que produ-
posibilidad de clonación ad nauseam
ponía a Dolores del Río en similar
desdoblamiento en el hipnótico dra-
Filmar un diálogo o un encuentro de
dobles siempre ha explotado magis-
marcando, en cierto sentido, el fin de segunda década del siglo XX. Linder
puliría la rutina al punto máximo
el doble que cen los dobles a lo que ocurre en la
misteriosa La doble vida de Vero-
la era del asombro por el doble, des-
ma criminal La otra. Esa historia,
casi veinte años más tarde, sería a su
tralmente a ese artificio de montaje
que permite al intérprete una biloca-
plazando la inquietud hacia lo que esa en Siete años de mala suerte (1921),
pero mientras tanto, incursionó en
impregna al cine. nica (1985), de Krzystof Kieslowski,
donde el doppëlganger, en un extra-
presencia oculta.
vez filmada en Estados Unidos como
Quién yace en mi tumba/Gemelas
ción cinematográfica. Pero la historia
del cine demuestra que a menudo hace
ella Charles Chaplin ligándola explí-
citamente con el doppelgänger en
Se trata de la ño giro posromántico, resulta más
bien el doble fantasmal que pasando
Mortales (Dead Ringer, Paul Hen-
reid, 1964). En ella, las gemelas an-
falta algo más, esto es, hacer convivir
en pantalla a esas dos presencias en- El doble puesto a el revelador corto The Floorwalker
(1916). Harpo y Groucho Marx, en
conocida como al más allá permite conectar un ser
viviente con una dimensión oceáni-
tagónicas serían protagonizadas por frentadas, original y copia. Todo allí prueba: la rutina la inigualable Sopa de Ganso (Leo
broken mirror ca más allá de sí misma. Frente a la
una Bette Davis ya madura y propen- vacila y se abre la dificultad angustio-
sa a los estremecimientos del grand sa de precisar quién es quién, si es que
del espejo McCarey, 1933) la llevaron hasta el rara apología de una identidad abier-

guignol. No deberíamos extrañarnos esto es posible. Aquí aparece el nada Un número de larga tradición en el
delirio –e incluye en un momento
inolvidable la irrupción de un tercero
routine. ta y en suspenso elaborada por Kies-
lowski, tal vez el caso más pertur-
de estas raras series de coincidencias desestimable desempeño espectacular cine cómico revela de forma aleccio- en discordia dentro del duelo de do- bador y claustrofóbico de un drama
bles–. Y pronto la rutina accedió al de dobles fue propuesto por David
ámbito hogareño vía televisión en un devorador y mortífero organiza la Cronenberg en Pacto de amor (Dead
célebre pasaje de Yo quiero a Lucy, intriga entera de Psicosis (1960), Ringers, 1988). En este film mesura-
enfrentando a Lucille Ball y el mis- aunque tal vez la pieza hitchcockia- damente extremo, la crisis de identi-
mísimo Harpo en un duelo que de- na que de modo más ejemplar haya dad de los gemelos Mantle cede ante
muestra por el absurdo y con desopi- incursionado en la tradición del dop- la vida presentada como un evento
lantes detalles el poder de los dobles pelgänger sea el capítulo dirigido material, polimorfo y sin salida, ha-
en pantalla. Hasta hoy, es posible ver por el cineasta para la serie Alfred ciendo de cada ‘yo’ una ficción frágil,
el número en varios sketches que, en Hitchcock Presenta: El caso de Mr. una cáscara que cede ante una pul-
toda la gama de calidades posible, Pelham (1955). Tom Ewell interpre- sión de muerte de la que el doble no
retoman y comentan desde el humor ta allí un ejecutivo inexorablemente es más que una máscara.
la vieja conmoción del encuentro con desplazado por un doppelgänger que
el doble. invade su espacio hasta los ámbitos
más íntimos, en una trama cuyos De lo especular a lo
determinantes oscilan entre lo psi-
especulativo
Obsesionados por el cológico y lo decididamente diabóli-
co. El tono del episodio despliega un En la primera versión cinematográfi-
doble humor negro y desesperado hasta lo ca de Frankenstein (J. Searle Dewey,
Un director clave, en lo que a dobles terminal: el asedio hace tambalear 1910), se produce un instante reve-
respecta, ha sido Alfred Hitchcock. no solo la identidad de quien padece lador cuando la criatura, una copia
Es posible ver sus implicancias más su presencia, sino también su mun- malhecha del barón Frankenstein, es
negras en un registro que por el rea- do entero. Como si introdujera por derrotada: literalmente se disuelve
lismo accede a la metafísica en las su misma aparición una suerte de en un espejo de cuerpo entero. Pre-
desventuras de El hombre equivoca- anomalía cósmica, una cuña de ex- vio al auge del cine fantástico ale-
do (1956), con su seriedad desusada plosiva antimateria en el mundo co- mán, este pequeño film rodado en
para el cineasta, y sin duda es una nocido. Y hablando de obsesos, bien la factoría Edison revela ese curioso
oscura atracción ligada al nudo entre las variaciones sobre Hitchcock que saber del cual Mario Praz advertiría:
erotismo, muerte y doppelgänger lo desarrolla Brian de Palma entre los llamar ‘Frankenstein’ a la criatura,
que motoriza el giro en espiral eter- setentas y noventas como intrinca- llevando el nombre de su creador,
Vida robada no de Vértigo (1958). No hace falta dos ensayos donde el doppelgänger bien podría designar un oscuro jue-
destacar hasta qué punto un doble es un elemento central. go de dobles generado por una cien-

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cia sin límite, como ocurriría en el tadas al cine ofrecen un verdadero convoca un mundo que parece os- jugando desde sus años iniciales
más evidente Dr. Jekyll y Mr. Hyde, catálogo de dobles en sus diferentes cilar entre su fuente declarada y las tiene que ver, sin dudas, con cierto
de Robert. L. Stevenson. Estas na- posibilidades narrativas. Entre ellas oscuras ficciones de un Kafka, don- tipo de desdoblamiento. O más bien
rraciones prototípicas, ancestros de destacamos por su condición bri- de la irrupción del doble es un factor de una secuencia de desdoblamien-
la ficción especulativa, no son sino llantemente reflexiva Una mirada a que instala una corrosiva anomalía tos en serie.
dos muestras de la presencia de esta la oscuridad (A Scanner Darkly, Ri- en un mundo normativo tan absur-
La irrupción de un doble en pan-
configuración del doppelgänger en chard Linklater, 2006). do como implacable. En El hombre
talla instala al espectador en una po-
la matriz del género. Al menos desde duplicado, la coartada psicológica y
sición por la cual resulta interpelado
Metrópolis (1927), la figura del robot una serie de elementos de trabajoso
de modo inmediato. Como si en esa
suele convocar al doppelgänger en Extrañezas del simbolismo instalan al doble como
situación resonase esa duplicidad que
sus versiones más letales, despla- enigma a descifrar, aunque –para
zándose de lo fantasmagórico hacia doppelgänger bien de la película– toda interpre-
se abre al ver un film, sentado en una
butaca y a la vez dentro del espacio
lo maquínico; mientras las invasio- contemporáneo tación posible no disipa el clima de
del cine, sabiendo que está viendo
nes alienígenas optan por suplantar pesadilla. Ambas, más allá de sus lo-
Arribando a la pantalla actual y más una película y a la vez sintiéndola
uno por uno al género humano repli- gros parciales, hablan del potencial
allá de difundidos casos mains- como algo que lo mueve de modo tan
cando dobles casi perfectos, como lo intacto de un arquetipo del cual aún
tream como El club de la pelea o El intenso que no debería ser solo eso.
atestiguan Invasores de Marte (W. cabe esperar avatares significativos.
cisne negro, en ese terreno que va- Vive su vida, y a la vez, temporaria
Cameron Menzies, 1953) o La inva-
gamente puede calificarse como cine pero simultáneamente, esas otras vi-
sión de los ladrones de cuerpo (Don
independiente; dos rarezas recien- das fantasmales que se despliegan de-
Siegel, 1956) ¿Cómo se invade a la
tes se suman al tema y variaciones Epílogo: el doble lante suyo. En la doble vida que rige
Tierra? Armados de pragmatismo,
los extraterrestres suelen pensar
del doppelgänger en el cine: El do- que acecha en la al espectador cinematográfico sospe-
ble, (The Double, 2013), del británi- chamos, de manera oscura, que allí
que más efectivo que arrasar el pla-
co Richard Ayoade y Enemy (2013)
oscuridad toma lugar el inquietante encuentro
neta con armas galácticas, pueden
del canadiense Dennis Villeneuve. Examinar al doppelgänger lleva a entre lo reconocible y lo desconocido;
ser los dobles.
La primera, adaptada del relato del pensar el cine y nos recuerda a ese una situación en esos términos que
Dentro del género, acaso quien mismo nombre escrito por Fiodor sujeto ante la pantalla que no por Rimbaud plantease de forma insupe-
más lejos llevó las implicancias del Dostoievsky. La segunda, versión familiar resulta menos extraño: el rable en una carta a George Izambard,
doppelgänger fue Philip K. Dick, de El hombre duplicado, de José espectador. Parte sustancial del jue- el 13 de mayo de 1871: Je est un autre, Una mirada a la oscuridad
cuyas ficciones profusamente adap- Saramago. La película de Ayoade go que los espectadores han venido yo es otro.

DUPLAS DE órdenes del primero. De igual ma-


nera, Scream muestra a Billy y Stu
reencuentro entre ambos persona-
jes. Un escenario semejante se per-
esposo, impulsado por el clima gé-
lido y la soledad, pierde la razón y

TERROR como jóvenes asesinos –bajo la más-


cara de Ghostface–, pero con menor
fila en Planeta Terror (2007), con el
añadido de que la pareja protagonis-
convierte a su pareja en presa de su
locura. Otra cinta de esta naturaleza
Amanda Ramos Taira capacidad para idear un plan que los ta utiliza este vínculo con el propósi- es Miseria (1990), en la que el per-
libre del fatal desenlace. to de salvar a la humanidad de una sonaje interpretado por Kathy Bates
pandemia zombie. secuestra al escritor accidentado y
Tal como reza el dicho, dos cabezas Así como los trastornos menta-
lo retiene por la fuerza a fin de sa-
piensan mejor que una y los persona- les pueden crear asociaciones entre Sin embargo, el amor no es el úni- ciar su enfermiza obsesión.
jes del cine de terror no son la excep- personajes, el lazo afectivo es fuente co motivo para la conformación de
ción. Funny Games (1997) y Scream: de estrechos vínculos. La película parejas cinematográficas. En Está Finalmente, las duplas no nece-
La máscara de la muerte (1996) son sueca Déjame entrar (2008) y la detrás de ti (2014), la supervivencia sariamente implican la presencia de
ejemplos de duplas compuestas por norteamericana Una chica vuelve a individual es el eje central y, para tal dos seres. En la novela de Stevenson
psicópatas asesinos que se alían en casa sola de noche (2014) exploran fin, mantener relaciones sexuales en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr.
busca de diversión, más allá de que cómo la conexión romántica logra cadena es fundamental para la sal- Hyde (1996), la lucha entre el bien y
la primera se acerque al género de te- que el miembro racional de la dupla vación de cada eslabón. El engaño el mal tiene como campo de batalla
rror sin pertenecer a él. Por supuesto, apoye y se convierta en cómplice de hacia el otro integrante de la efíme- a un mismo individuo con dos per-
ambos casos presentan notables dife- las conductas sobrehumanas e ine- ra dupla se justifica mediante la pri- sonalidades antagónicas. Las adap-
rencias. Haneke crea un ambiente de vitablemente mortales de su pareja. mitiva pulsión de vida. taciones de 1920 y 1931, llevadas a la
sólida complicidad entre Paul y Peter, Ejemplos similares se encuentran pantalla grande, presentan al per-
cuyas mentes enfermas se comple- en El regreso de los muertos vivien- Por otro lado, existen películas sonaje del médico como el modelo
mentan al tratarse de personalidades tes 3 (1993) y Rec 3: Génesis (2012). cuyas duplas poseen intereses con- a seguir: un hombre decente y cari-
opuestas: mientras Paul representa En esta última película se advierte trapuestos y la historia gira alrede- tativo, mientras que la encarnación
la seguridad y el carácter fuerte de que tal lazo conforma el núcleo de la dor de dos personajes: el asesino y del lado decadente y malévolo del ser
quien posee el mando, Peter es el tipo historia y permite que la dupla supe- la víctima. Un claro ejemplo de esto humano recae en Mr. Hyde, quien
sumiso y dependiente que cumple las re situaciones nefastas para llegar al es El resplandor (1980), donde el termina aniquilando a Jekyll.
El resplandor

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