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ENSAYO SOBRE EL ABORTO

PRESENTADO POR:

ROMERO ORTEGA GRACE

PRESENTADO A:

JUAN ARAMENDIS

SEXTO CICLO 01

COLEGIO SANTA CATALINA DE SIENA

MAICAO – LA GUAJIRA
EL ABORTO

En pocas palabras el aborto es la interrupción del embarazo, ya sea en forma


voluntaria o involuntaria. Pero detrás de esta fría y breve definición hay mucho
más que se debe analizar, desde el contexto en el que sucede, hasta su razones,
si hay peligro para la madre o el feto, o si es una decisión personal y consciente
de la mujer que se somete al procedimiento.

El aborto siempre ha sido un tema polémico y motivo de debate entre quienes


están en contra de su legalización y quienes buscan se despenalice en los países
en los que el ordenamiento jurídico está en contra. Otra de las razones por las que
la discusión se acalora es el componente religioso que los devotos traen a la
mesa, invalidando las convicciones personales de quienes no creen en su misma
doctrina y quienes buscan el respeto a sus ideas y posiciones. Lo que el aborto
pone en evidencia es la imposibilidad de mantener un diálogo abierto y
respetuoso, porque para ambas partes la posición del otro es la inadecuada, y
encontrarse en un punto medio imposible.

A pesar de las dificultades, una especie de punto medio se ha conseguido en


algunos países donde el aborto es legal bajo algunas circunstancias específicas, y
solo en esos casos. Para quienes están a favor del aborto este paso es
insuficiente, porque borra de plano la posibilidad de la mujer de escoger si quiere o
no llevar a término un embarazo que no puede ser interrumpido porque no cumple
con los requisitos del estado (enfermedad para el feto o la madre, violación).

Para quienes están en contra sigue siendo una concesión inconcebible, dado que
sin importar las condiciones de la gestación, de la madre o del feto, se busca llevar
a término un embarazo sin importar las consecuencias.

El argumento más utilizado para defender la práctica del aborto es el que afirma
que la mujer tiene el absoluto derecho de disponer sobre su cuerpo.

La libertad de cada persona es inviolable y por lo tanto, si la mujer no desea tener


un hijo aunque ya esté embarazada, el estado debería garantizarle ese derecho y
proveerle la atención necesaria para llevar a cabo el aborto. Hay que pensar
solamente en el caso de una madre de tres hijos que es cabeza de familia, y que
no tiene como sostener financieramente a un cuarto; o la mujer que queda
embarazada dentro de una relación abusiva y violenta y que no quiere traer el
mundo a un hijo que crezca en las mismas circunstancias; o quien es muy joven
aún para afrontar los retos de la maternidad y no cuenta con la infraestructura
económica ni el apoyo emocional para convertirse en madre. Todos los casos
anteriores son válidos. Pero no lo son para la ley de muchos países.

Por otro lado hay que ver las condiciones sociales de determinado país de manera
global y no en el caso específico de cada mujer. Países en vía de desarrollo en
donde hay miles de millones de personas atrapadas en ciclos de pobreza e
ignorancia, son también los ambientes más propicios para embarazos indeseados.
En esos mismos países hay clases más privilegiadas en donde las mujeres
cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar a término
un embarazo; pero estos son casos aislados.

Hay que buscar el bienestar global, y pensar en resolver las necesidades de los
más pobres, no satisfacer a los más ricos e influyentes. Abortos realizados en
clínicas ilegales y hospitales clandestinos son los que causan más muertes entre
mujeres en edad fértil; permitir el aborto sería, respetar la libertad de cada mujer
de disponer de su cuerpo, y proveer a la sociedad de una sistema de salud
respetuoso que ponga el bienestar de las mujeres como una prioridad.

Otro argumento de quienes están a favor del aborto habla de que el embrión
fecundado, en la primera etapa del embarazo, aún no constituye un ser humano,
sino un conjunto de células y por tanto, al decidir interrumpir el embarazo, en
realidad no se está acabando con la vida de una persona. Aquí la conversación
adquiere niveles ontológicos porque se entra a debatir cuándo comienza la vida y
cuándo un ser humano se convierte en tal.

Algunos países permiten el aborto antes de las 12 semanas de gestación y otros


países lo permiten hasta más avanzado.

En la otra cara de la moneda, quienes están en contra del aborto, en inglés


llamados pro-life, señalan que el principio a la vida es más importante que el
derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, ya que se trata de proteger la vida
de un ser indefenso. Regresamos a la discusión de cuándo el feto es un ser
humano, pero sobre todo a poner sobre la mesa que los derechos de la mujer
están en las manos del estado.

Por otro lado hay que preguntarse por qué los derechos de las mujeres, sobretodo
este tan íntimo y relevante, está en manos del estado. ¿Acaso los hombres tienen
que pedir permiso para hacer libre uso de su cuerpo? ¿Cuándo se ha visto a un
hombre demandando al estado para someterse a una vasectomía? ¿No es, en
alguna medida, un procedimiento que pone en peligro la vida?. Los estándares
con los que se tratan las necesidades de los hombres y mujeres son diferentes, y
moralmente escurridizos.

Para tomar una posición al respecto del aborto hay que, primero, informarse. El
aborto seguirá siendo un tema que siempre generará enfrentamientos entre la
sociedad, ya que va a crear una división entre sus detractores y sus defensores.
Pero hay que también pensar si no estamos muy entrados en la historia como
para tener que poner bajo el lente de aumento la vida privada de las mujeres, sus
opciones, sus preferencias y sus sueños. Los legisladores no tienen derecho a
decidir sobre lo que las mujeres quieran hacer respecto a un embarazo, porque
cada potencial niño que viene al mundo trae a sus espaldas las consecuencias de
las elecciones de sus padres.

Si una madre considera que no quiere traer el mundo a un niño por las razones
que sean, hay que escucharla y darle la oportunidad de que este proceso,
doloroso y emotivo, se haga en un ambiente respetuoso donde ella sienta que su
voz cuenta. Así mismo también hay que escuchar a la madre que, a pesar de los
diagnósticos médicos, quiere llevar a término un embarazo que se considera
riesgoso. El punto clave de la discusión es darle, por fin, una la voz a las mujeres.

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