Sie sind auf Seite 1von 5

Vamos a hacer ahora un pasaje por eso que llamamos infancia pero quiero

plantearles algunos problemas que tengo con la conceptualización de la


infancia y con la vida actual de la infancia
Hace dos o tres meses atrás con un amigo argentino que vive en Río de
Janeiro Walter Cohan, que es para mí uno de los pensadores sobre la
infancia más interesante que hay en este momento, quisimos hacer un juego
sobre coleccionar frases de filósofos acerca de la infancia y ver cuál
nos parecía la peor pero la más influyente siendo la peor. Se entiende en
ese carácter de ser la más mala y que había hecho mella en el pensamiento
contemporáneo sobre qué es la infancia.
Y elegimos una muy famosa de Rousseau, aquel filósofo que escribió
pasajes maravillosos sobre la vida de Emilio, etc. porque veíamos los
efectos que había tenido sobre generaciones enteras y a nivel académico
también, porque veíamos permanentemente citada esta frase. La frase de
Rousseau decía más o menos así "Cada vez que veo un niño me emociono por
todo lo que podrá llegar a ser".
Ahora ustedes dirán que tiene de malo todos hemos jugado alguna vez a qué
serás cuando seas grande; todos vemos en los niños potenciales buenas
gentes; todos esperamos que de esos niños surjan personas que convivan,
que sean democráticos etc. etc. pero la frase tiene un aspecto terrible,
terrible que es: No me emociono por lo que es sino por lo que llegará a
ser.

Bueno, unos me dirán qué quisquilloso como uno le busca la vuelta a las
cosas y sin embargo hay ahí una clave de lo primero que tenemos que
discutir y es cuánto somos capaces de mirar la infancia por lo que es
mientras es y no de mirarla como simplemente un tiempo que ya dejará de
ser. Es decir, aquel que ha matado su infancia, tiene las cejas más
arqueadas, es más oscuro... porque si hay un tiempo en la vida de lo
humano en que se es, es la infancia.

Ustedes me dirán, humm, ya la infancia no puede ser lo que era, ese


discurso es un poco nostálgico, tal vez hubo una época de la humanidad en
que la infancia pudo ser pero que ahora ya no es... está claro, está
claro, sin embargo yo prefiero seguir pensando que todavía hay mucho para
hacer en esto de la infancia y la educación. Y lo primero que quiero
decir en este sentido es que quizás hay que arrancar definitivamente a la
infancia de la línea secuencial de la vida.
Digo hay que arrancar a la infancia de esa lógica secuencial de la vida
en que uno primero es niño, luego es adolescente luego es adulto
y después... en fin parque privado o cementerio público.
Arrancarla no es simplemente un proceso teórico. Por el contrario
arrancarla para mí quiere decir: verla en sí, sin compararla con otras
edades porque siempre, comparándola con otras edades, pierde. La infancia
pierde. Pierde en relación al saber. Pierde en relación a lo que le falta
para. Pierde en provisoriedad. Pierde en cuanto uso del tiempo. Pierde,
pierde.

¿Cómo hacemos para ver la infancia "en sí "sino a través de sí mismo?

Es decir, podemos verla en sí por sí, ¿está claro?"en sí por sí". La


alerta que hago ahora este punto es una alerta muy concreta: si
simplemente la infancia es aquello que viene después del nacimiento y es
sustituida por pre pubertad, adolescencia o como quieran llamarla, el
corolario educativo va a ser siempre que cuanto más rápido se salga de la
infancia mejor es a los efectos de una vida en comunidad, a los efectos
de asumir roles y responsabilidades, etc. etc.
Parte de eso se explica claramente en que cada vez se baja más las edades
de acceso institucional, ¿verdad? Es decir, cada vez se quiere
universalizar el acceso a la enseñanza desde más pequeñitos
ustedes me dirán no es sólo por eso, sino también para que esa infancia
golpeada, violentada, dolida, sufrida tenga otro tipo de contención pero
ojo, porque las instituciones educativas al dar contención también
empiezan a quitarlo de la infancia. Es decir, si hay algo difícil para
las instituciones educativas es dejar que la infancia dure el tiempo que
dura. Nos salimos de la vaina, estamos desesperados para que sean lo más
rápido que se pueda adultos. Ese es un juego muy doloroso para la
infancia porque la infancia ya está secuestrada por los medios y ya está
en gran parte secuestrada por la alianza familia-medio, que está en gran
parte secuestrada por el consumo o por la falta de consumo o por la
distancia con el consumo o por la proximidad con el consumo, pero ya está
tomada por una idea que es ajena a la infancia.
Hace no más de 60 años, un alemán Walter Benjamin retrataba la infancia
del siguiente modo. Hace 60 años decía que el niño caminaba
desacompasadamente, porque quién camina en línea recta es el adulto y el
niño lo que hace es distraerse con todo lo que se le presenta y no estaba
diciendo necesariamente con la vitrinas de los negocios de Berlín sino
que estaba diciendo con cualquier cosa: una baldosa, una planta, un
animal, las piernas peludas de su tío

Camina desacompasadamente porque no tiene una meta en el caminar. La meta


está en lo que pasa en ese tiempo no en lo que vendrá posteriormente.

PARTE 2
Y lo otro que decía Benjamin, fantástico es que un niño es, representa,
la imagen anti-burguesa del mundo y a mí esta expresión me gustaba porque
lo que quería decir es que si el niño colecciona objetos no es para
venderlos, si un niño colecciona objetos no es para hacer unas
colecciones como si estuviera acumulando capital sino que un niño
colecciona objetos porque guarda con ellos una relación de intimidad y de
exploración que el adulto ya no tiene.
Si hoy miramos a la infancia estas dos características que eran típicas
de hace 60 años han desaparecido. Si caminan desacompasadamente es porque
todavía no están maduros o porque todavía no los hemos obligados a
caminar de una manera determinada y si coleccionan objetos, esos objetos
están codificados por el mercado, no por el niño. El niño no tiene opción
a pesar de que hay supuestamente más opciones, es decir, esas mayores
opciones del mercado son menos opciones para el individuo.
Y lo que quiero decir con esto es de qué infancia o sobre qué infancia
estamos pensando qué educación. Si es sobre aquella infancia que solía
caminar desacompasadamente y acumular objetos con el solo placer de
guardar una relación de intimidad (eso era el jugar) o si con esta otra
infancia que ya camina buscando un objetivo y acumula objetos en nombre
de colecciones privadas, o sea privatizado el juguete. Más allá de que
sabemos que hay una infancia que está afuera de lo segundo pero que
también ha perdido lo primero, una gran masa infante que ni camina
desacompasadamente tropezándose con lo que quiera ni colecciona y acumula
objetos como un futuro capitalista
Empecé diciendo que lo que primero les planteo es arrancar la infancia
del tiempo de la lógica lineal de la vida humana. Cuando los griegos,
bueno algunos griegos, hablaban del tiempo decían: estamos ante 3 modos
de pensar el tiempo y esos 3 modos son:
- Cronos, por lo tanto cronología: lo que ocurre ahora tiene un antes y
un después; lo que ocurre ahora se explica en una línea de tiempo; lo que
ocurre ahora se justifica por lo que ocurrirá después
- el tiempo Kairos o Kairós que es aquel tiempo de la oportunidad, un
tiempo raro pero sobre todo que tiene que ver con una conjunción de
factores que hace posible que algo ocurra en este momento y no en otro
momento y que no se explica por la línea del tiempo
- y también por último una línea o un nombre dado llamado Aión que era
pensado por los griegos como el tiempo de la intensidad aquel que no
podrá nunca ser medido. Ese tiempo, el Aión, es el tiempo en el que, por
ejemplo ahora, pensamos que ya estuvimos aquí 8, 9 horas de lo pesado que
está la cosa y que no tiene que ver con el tiempo real ni con la
oportunidad tiene que ver con una sensación interna que cada uno de
nosotros posee sobre lo que vive.
Entonces del tiempo el que nos ha ganado a nosotros a nuestras edades es
claramente el Cronos, claramente nos ha ganado y nos ha ganado de tal
manera, salvo gente muy joven que anda por ahí incluso con guardapolvos
blancos todavía pero más allá de eso, gente adulta como nosotros que y no
se da cuenta cuanto el cronos está metido en cada una de las cosas que
hacemos
La pregunta aquí es: ¿Las instituciones educativas, también perdieron la
batalla en nombre del cronos? Es decir, miremos por favor cuando tengamos
tiempo cómo está organizado el sistema educativo y pensemos si no es puro
cronos, cronos, todo el tiempo cronos. Cronos que quiere decir: está toda
la secuencia armada no solo a lo largo de la vida sino al interior de la
vida. Que es si no, y no me tomen por anarquista, pensémoslo un poquito,
porque lo que estoy diciendo es "no está mal que el cronos haya ganado la
batalla pero eso no quiere decir que para la infancia cronos sea algo
importante, lo que quiere decir es que para nosotros el tiempo que se ha
establecido como tiempo con valor es el cronos".
Sin embargo hay que buscarle al cronos algunos elementos que nos permitan
meter el aión y el kairos. Básicamente lo que estoy queriendo decir es
que estamos frente a un conflicto muy serio desde que la pedagogía es
pedagogía para compatibilizar y poder estar juntos realmente adultos y
niños en instituciones educativas simplemente en términos de esta idea de
tiempo.
El lema central, y vuelvo a mi idea original que es arrancar la infancia
de otras edades, es volver a encontrar en la infancia ese aión que
pensábamos ya perdido. Es decir que lo único que nos queda en la infancia
es recuperar la posibilidad de dar o dejar un tiempo de intensidad versus
un tiempo cronológico o de un tiempo de oportunidad.
Lo voy a decir de otra manera para que quede todavía más firme esta
noción: hay quien dice que el cronos es el tiempo del adulto y de la
tercera edad, hay quien diga que el Kairos es el tiempo de la juventud,
porque es el tiempo de la oportunidad de lo que siempre hay que tomar
como venga porque es este el momento y no me importan otros, y está el
tiempo Aión que es el de la infancia.
La educación es más allá de cualquier eufemismo o definición de
especialistas, un encuentro y un desencuentro de tiempos. Por lo tanto la
primera batalla que uno se plantea aquí es ¿de quién es el tiempo en las
instituciones educativas?
Si es tiempo del adulto pues sepamos que estamos contribuyendo
decididamente al fin de la infancia como tiempo de intensidad. Bueno pero
digámoslo, es decir, no le pidamos a la infancia que sea intensa sometida
a un tiempo cronológico que impera en todos lados. Porque ahí puede haber
una hipocresía que hay que desvelar.
Si de lo que se trata al educar es poner al niño en el cronos, bueno
digámoslo de una vez, hagámoslo de una vez y no le demos tanta vuelta a
la subjetividad porque si estamos tan preocupados por la subjetividad de
los niños pues bueno el combate está entre el aión de ellos, su propia
intensidad, y nuestro cronos, nuestra propia pérdida de intensidad. En
esa batalla que nos ganen los niños ¿o no?
Porque si no nos ganan los niños lo que estamos es ante niños muertos,
niños que ya empezaron a morir.

PARTE 3

Fíjense ustedes que uno de los principales filósofos alemanes de la


época que se llama Peter Sloterdijk dijo hace muy poquito que la
educación siempre había sido como quitar al niño de su dicha y llevarlo
al mundo adulto carente de dicha: como si educar fuera arrancar al niño
de su infancia, adultizarlo lo más rápidamente posible y adultizarlo
quiere decir volverlo desdichado. Porque por lo menos en las grandes
ciudades la vida adulta es una vida sin dicha, nada es dichoso. Por lo
tanto si el acto de educar es este provoquemos ahí una interferencia,
paremos ahí, recapacitemos sobre esta imposición del cronos y dejemos a
la infancia tener oportunidades de aión,
Todos somos capaces de mirar la infancia incluso de mirar nuestra propia
infancia y darnos cuenta donde estaba esa intensidad
¿alguien no la recuerda? y quieren que les diga más esto ni siquiera se
cruza con las clases sociales.
Porque defiendo a ultranza que los niños pobres también tienen aión
porque parece que ni siquiera tienen derecho al aión. es como si alguien
hubiera dicho a los niños pobres ni siquiera tienen tiempo de intensidad,
sólo están en la cronología de la desdicha
No o por lo menos me parece que no sólo están en el tiempo de la
desdicha.
Esto es que no se entienda que simplemente estoy hablando de una infancia
feliz sino que estoy hablando de la infancia ligada a la intensidad del
tiempo, no a la felicidad, sino a la intensidad del tiempo, aquello que
en este segundo puede durar eternamente, a lo no utilitario. y es a eso
sobre lo cual no podemos contribuir. Esta posición mía y de varios sobre
la infancia tiene por lo menos una consecuencia que es ahora sí,
multipliquemos las ideas de infancia; ahora si, digamos sí que hay muchas
infancias; ahora si digamos que no hay una única infancia sino que está
la infancia rural, la infancia ciudadana, la infancia rica, la infancia
de los countries, la infancia pobre, la infancia de la calle, la infancia
miserable, la infancia desnutrida...sí, está bien, pero el criterio que
hace que podamos pensar en la idea de infancia es un concepto de tiempo,
no de clase social, no de macroeconomía sino de tiempo. Y las
instituciones educativas ahí juegan el papel fundamental porque si su
carácter es igualitario, equitativo, como quieran llamarlo, justamente lo
igualitario y equitativo para la infancia es que todos tengan y puedan
vivir un tiempo de intensidad. Eso es lo más equitativo que se puede
pensar y no pensar que todos tengan un derecho de acceso a algo que serán
cuando adultos porque sobre eso no tenemos... nuestra mano no llega tan
lejos, a pesar de las promesas educativas nuestra mano no llega tan
lejos.
si llega al tiempo presente alargado si llega a este presente donde hay
mucho que hacer, pero no llega a todo lo que será un niño en el futuro.
Quitar esa dependencia de la educación no está mal no está mal. No digo
que no tengamos injerencia, lo que digo es que no llegamos tan lejos con
nuestra mano actual
Lo que quiero decir con esto es ¡cuidado con estirar la mano de tal
manera que el niño quede aplastado por la mano, cuidado con pretender que
nuestra mano educativa llegue hasta los límites insondables de la vida
adulta porque la mayoría de las decisiones que se toman después de los
procesos educativos es tan substancial como el de los procesos
educativos, los cortes que se producen en la vida por encuentros azarosos
o por encuentros de otra naturaleza son más o tan importantes como las
decisiones que se han tomado por trayectoria educativa. Eso lo pueden
decir los jóvenes que están aquí o no, pero porqué deciden algo no es
simplemente explicable a través de la historia educativa. También puede
haber un corte absoluto que lo que haga sea un nuevo camino inaugurado no
por el trayecto educativo.
El fundamento de la educación está centrado en nuestra ignorancia acerca
de qué es la infancia. Les pediría que me indiquen cuántas teorías y por
lo tanto cuántas imágenes y por lo tanto cuántos discursos conocemos
sobre la infancia que vuelven opuestas esas mismas imágenes y esos mismos
discursos.
Lo que voy a declarar ahora es que la educación parte de una idea tan
fundamental y tan firme, como decía García Calvo, tan estúpida. El texto
de García Calvo dice así:
"la educación parte de una idea fundamental tan firme como estúpida: que
se sabe lo que es un niño" ¿Se entiende? Es tan fundamental la idea como
tonta, es tan firme como absolutamente naufragante, que sabemos lo que es
un niño... ¿Alguien quiere arrojar la primera piedra y decir "yo si sé lo
que es un niño?" Le podrías decir bueno, yo sé algo de lo que me pasa con
tal nene, pero ¿yo sé lo que es la infancia?
Yo creo que nadie, a no ser por arrogancia por soberbia, pueda decir lo
que es la infancia... es justamente alteridad, es justamente lo que es
otra cosa.
Y García Calvo sigue "lo saben, los que creen que lo saben, porque saben
el futuro de ese niño" yo diría claro, así cualquiera, claro, miro a mi
par y digo yo sé lo que es un niño
"Porque lo saben, porque ellos van a formarlo y conformarlo y todo eso
por su pretendido bien. Se pretende conocer ese misterio siempre
imprevisto y escurridizo de un niño"
Ven porque digo que no tiene que ver necesariamente con clases sociales
que sea imprevisto y escurridizo no tiene que ver conque a que clase
social pertenece "porque no se sabe lo que es un niño y ese no saber del
niño está enseñando al maestro, se aprende de los niños"
¡Dios, está diciendo lo contrario de lo que siempre supimos. no sólo
sabíamos lo que era un niño sino que sabíamos cómo enseñarle.
Lo que Garcia Calvo está diciendo: no solo no sabemos lo que es un niño
sino que deberíamos aprender de él
"Pero en vez de aprender de ellos a cada momento se les enseña lo ya
sabido. Un maestro ha tenido primero que sufrir muchas pedagogías, muchas
malas creencias, que lo convenzan de que es eso lo que tiene que
transmitir a los niños sin permitirse cuestionar la pertinencia de estos
saberes y estas ideas.Pero ahí están los niños. Están para escucharlos y
aprender de ellos y esa debería ser la primera y más honesta tarea de un
maestro: saber oír. Cosa que nunca hacemos".

Das könnte Ihnen auch gefallen