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La Nación - 14 de septiembre de 2007

Otro modo de contar la realidad

Tomas, Maximiliano

Si hasta hace poco los periodistas podíamos seguir mirando para otro lado, ya nos
queda poco tiempo: las nuevas formas de producir y consumir información llegaron
para modificar nuestra profesión de raíz; alcanza con recordar que hasta hace quince
años escribíamos a máquina y transmitíamos los artículos por fax. Las ediciones
digitales de los diarios son, en este sentido, un fenómeno notable: sus nuevos lectores
crecen de manera exponencial en todo el mundo. Vivimos, claro, un período de
transición hacia algo nuevo.

¿Significa todo esto que los medios tradicionales desaparecerán? ¿Que el periodismo
es una actividad en vías de extinción? Me gustaría pensar al revés: que estas
transformaciones moldearán el periodismo gráfico de manera positiva, rescatándolo
de cierto automatismo, de cierta desidia y falta de ambición en la que ha incurrido en
los últimos tiempos, arrastrado por la pauperización educativa y laboral,y por la
avasallante preeminencia de la imagen. Los medios digitales serán, entonces, los que
ofrezcan las noticias urgentes. Y los diarios y revistas deberán brindar, a un lector más
exigente y atento, lo que demandará por su paga: análisis, reflexión, opinión y calidad
narrativa.

Ya existe un género que se ocupa de esto: la crónica periodística. "Literatura bajo


presión", la llama el mexicano Juan Villoro. En la Argentina hay una nueva generación
de cronistas dedicados a trabajar en este tipo de periodismo, que está dotando al
género de un corpus en el que se destacan libros como Los suicidas del fin del mundo
(Leila Guerriero), Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (Cristian Alarcón),
Cristo llame ya (Alejandro Seselovsky), La Patagonia vendida (Gonzalo Sánchez) o Los
imprudentes (Josefina Licitra). Todos ellos (junto a Guido Bilbao, Hernán Brienza, Cicco,
Julián Gorodischer, Pablo Plotkin, Carolina Reymúndez, Daniel Riera, Esteban Schmidt y
Martín Sivak) forman parte de La Argentina crónica, una antología que los presenta en
conjunto por primera vez, al tiempo que esboza el retrato narrativo de un país siempre
al límite. Casi todos ellos reconocen, en sus textos, la influencia del trabajo de Martín
Caparrós, tal vez el mejor cronista argentino contemporáneo.

Más temprano que tarde, el periodismo gráfico deberá cambiar. Deberá fundirse con
otras disciplinas -la historia, la filosofía, la sociología- hasta que las fronteras se diluyan.

El autor es periodista. Compilador de los textos de La Argentina crónica

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