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JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA

El mar peruano es uno de los más reconocidos en el mundo por su riqueza hidrobiológica, la
misma que contribuye a la nutrición de nuestra población. Sus aguas nos ofrecen un sinnúmero
de especies, entre peces, moluscos y crustáceos que hacen variado el menú diario en las mesas
familiares. No obstante, existe un grave riesgo que atenta contra nuestra fauna marina y, por lo
tanto, contra la calidad alimenticia: la contaminación, un problema a tomar en cuenta, por su
directa relación con el estilo de vida consumista de nuestra sociedad. ¿Acaso vamos a continuar
indiferentes, sin enfrentar esta preocupante situación? ¿Podría hacerse algo al respecto? Es
necesario prestar atención al grave problema de seguir contaminando nuestro mar y buscar
alternativas de solución inmediatas para enfrentarlo eficazmente.

Es preocupante observar cómo los desechos que indiscriminadamente arrojamos al mar están
destruyendo la vida de su fauna marina, poniendo en riesgo el sustento alimenticio de la
población en general. Se ha vuelto una práctica habitual verter restos fecales, pesticidas e
hidrocarburos a lo largo de nuestra costa, convirtiéndola en un hábitat nocivo, ya sea de manera
deliberada o casual. Es así como ocurre, por ejemplo, con los derrames de petróleo que se
provocan durante su transporte o por las refinerías. Con respecto a ello, según “El Comercio”,
se supo de un derrame de este combustible en la playa Cantolao (Callao) que contaminó 1000
m2 de su costa (2015). Por casos como estos, las especies que nos proveen el alimento corren el
peligro de extinguirse, si es que no intervenimos para preservarlos.

Además, la gran mayoría de ríos costeros se suman al problema, pues se convierten en grandes
sumideros de ingentes cantidades de desechos, provenientes de las redes sanitarias, lo cual
genera focos infecciosos y atenta contra la salud pública. Según Sedapal, entre los restos que
arrastra el Rímac, 60% son minerales, 25% proviene de los hogares y 15% son industriales, los
mismos que discurren hacia el mar. En consecuencia, de mantenerse esta situación, mayores
espacios de playas se convertirán en áreas contaminadas, no aptas para la extracción y el
consumo de las especies marinas; es decir, afectará la extracción de las especies y la calidad
nutricional de la población.

De acuerdo con este contexto, urge encontrar vías de solución, prontas y efectivas. El mar
peruano es generoso al proveernos de una importante fuente alimenticia para las familias y por
el valor nutricional que representa el consumo de sus especies; pero está seriamente
amenazado. Además, consideremos el grave atentado a nuestra salud que trae consigo no
resolver este problema. Pensemos en el futuro de las generaciones venideras: ellas también
merecen gozar de los mismos derechos que nosotros disfrutamos.

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