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Satanás – El Príncipe de Los Demonios

Satanás es el jefe de todos los demonios, es la perversa “serpiente antigua” que


tentó a Adán y Eva en el Edén. Su poder e influencia sobre la Humanidad es tan
grande que Jesucristo lo llamó “príncipe de este mundo” y “dios de este mundo”.
Conocido como el “Padre de la Mentira”, Satanás tienta a los hombres de mil y
una formas.
Satanás o Satán, según la mayoría de fuentes incluyendo la perspectiva canónica
del Cristianismo, no es otro que el mismo Lucifer. Así, “Satanás” o “Satán” se
utilizan en general para designar al Diablo después de la caída [1] en tanto que
“Lucifer” se usa generalmente para referirse al Diablo en su esplendor primigenio y
previo a la caída.
El nombre, derivado a partir del latín “Satāna”, tiene en realidad su raíz en el
arameo, lo cual se debe a que “Satāna” se origina a partir del hebreo “satán”,
término que significa “adversario”, “ enemigo” o “acusador”.
El nombre “Satanás” en el Antiguo Testamento
En cuanto a su aparición en el Antiguo Testamento, “Satanás” es un nombre que
se ha introducido para reemplazar a la palabra hebrea “satán” en ciertos
contextos; mientras, en los otros casos simplemente el vocablo “satán” ha sido
traducido como “adversario”, “enemigo”, “acusador”, etc. El punto es que, en su
forma original hebrea, cuando el Antiguo Testamento usó “satán” aplicado al
Diablo, lo hizo no a manera de un simple nombre propio (como “Satanás” en
nuestras traducciones) sino a manera de título nominal que aludía al rol (o a los
roles) del Diablo. Por ello, si las traducciones hubiesen sido más fidedignas,
entonces nos hallaríamos con expresiones como: “Adversario”, “Acusador”,
“Enemigo”, etc. Esto es así ya que en el hebreo no existen mayúsculas pero
evidentemente existen nombres propios; de modo que, por lo que se ha dicho
hasta ahora, traducir “satán” como “Satanás” no es sino un artificio para convertir
lo que era un título nominal en un nombre a secas, ya que en español, al igual que
“David” o “Emmanuel”, no significa nada por sí mismo y solo cobra significado si
se averigua su etimología…Lejos de ser una cuestión superflua, lo anterior es de
gran importancia para entender la naturaleza de Satanás ya que nos permite ver
que, para los judíos, el ser que nosotros conocemos como “Satanás” o “Satán” era
un ser que cobraba individualidad y esencia a raíz de la oscura función que él y
solo él desempeñaba en el marco de la relación entre Dios y los hombres…
Concretizando, en versiones como la de la Reina Valera de 1960, el vocablo
“satán” ha sido traducido 14 veces mientras que en 19 veces se ha elegido la
opción del nombre propio “Satanás”; pero, como lo que interesa en este artículo es
Satanás entendido como el Diablo, entonces solo nos ocuparemos de los casos
en que “satán” se convirtió en “Satanás”. Esos casos son los siguientes:
El Libro de Job
Es el libro que más habla de Satanás en el Antiguo Testamento, 14 de las 19
menciones de Satanás en el Antiguo Testamento de la Reina Valera de 1960
están dentro de él. Éste, que para algunos habría sido el primer libro de la Biblia
en escribirse (anterior incluso al Génesis), nos presenta la historia de un hombre
que es virtuoso y que nunca le ha fallado a Dios. No obstante el Diablo convence a
Dios para probar a Job bajo el argumento de que Job no le ha fallado porque solo
ha obtenido prosperidad de Dios y que, en cuanto tenga enfermedad, miseria y
otros males, no dudará en maldecirlo y por tanto le fallará. Cito: ‹‹Aconteció que
otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás
vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a
Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la
tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi
siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso
de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me
incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a
Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende
ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu
misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas
guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job
con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza››
(Job 2:1-7). Como se ve, el libro no deja dudas de que ese Satanás es el Diablo
pues se dice que salió de la presencia de Dios luego de hablar con él (por lo cual
estaba en presencia de Dios) y, además, cuando Dios le preguntó de dónde venía
él respondió que de rodear la tierra y andar por ella, lo cual da a entender que en
poco tiempo dio la vuelta al mundo, cosa obviamente imposible para un ser
humano. Ahora, lo anterior no basta para afirmar que es el Diablo pero, por
sentido común y por la naturaleza de acusador que se sabe que tiene y que la
tradición teológica le ha dado en gran parte a partir de este pasaje, no queda duda
alguna sobre el hecho de que ese “adversario” era “El Adversario”…De ese modo,
queda claro que el Libro de Job, a nivel teológico, representa a Satanás como un
ser perverso que es suspicaz con la naturaleza humana y desea que Dios ponga a
prueba al hombre a través de las vicisitudes de la vida.
El libro de Zacarías
La mención que aquí se hace de Satanás es ciertamente escueta pero tiene
bastante peso por el carácter simbólico que se le ha dado. A saber: en un plano
literal vemos a Satanás de forma pura en su papel de acusador, aquí él acusa al
hombre ante Dios porque desea la condenación del hombre; mientras, el ángel del
señor hace que le cambien las vestiduras y le den nuevas vestiduras limpias. Lo
anterior, teológicamente hablando, representa lo siguiente: Satanás es el acusador
de la Humanidad, el que quiere que Dios no le perdone sus pecados; no obstante,
Jehová (Dios) se refiere a sí mismo en tercera persona porque la doctrina de la
Trinidad está implícita en el pasaje en tanto que el “ángel de Jehová” representa a
Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad: por ello, en última instancia el
pasaje de Zacarías alude al hecho de que Satanás es quien acusa a la
Humanidad (representada en Josué) y busca su condenación mientras que Dios,
en su misericordia, purifica a la Humanidad de sus pecados (eso es el cambio de
vestiduras) y la perdona volviéndola salva. El pasaje en cuestión es el que sigue
(solo se lo menciona 3 veces): ‹‹Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual
estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para
acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que
ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del
incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas
vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho
vestir de ropas de gala›› (Zacarías 3:1-2)
Salmos 109, 6
En este salmo del rey David solo se lo menciona en esta línea: ‹‹Pon sobre él al
impío, /y Satanás esté a su diestra››. Ciertamente es irrelevante su mención aquí
si la comparamos con las menciones de los textos antes mencionados, sobre todo
si tenemos en cuenta que probablemente, a diferencia de los casos anteriores,
aquí los traductores pudieron haber abusado poniendo “Satanás” cuando, por el
contexto del salmo, bien pudo haber ido “enemigo” o “adversario” como en tantos
otros salmos del rey David en los que él habla de sus enemigos; esta, al menos,
es la perspectiva de algunos grupos protestantes. En cuanto a su sentido teológico
y dando por sentado que esté bien la traducción, la línea es obviamente una
petición a Dios para que castigue al impío dándole la compañía constante de
Satanás, actitud esta que incuestionablemente pertenece a la mentalidad
sancionadora y revanchista del Antiguo Testamento.
1 Crónicas 21, 1
Aquí otra vez Satanás, al igual que en Job, busca que el hombre sea tentado para
que así pueda ser castigado; solo que, a diferencia de Job, David sí cae en la
tentación y así Satanás obtiene que Dios castigue a Israel en la cual mueren nada
más y nada menos que 70000 israelitas inocentes que nada tenían que ver con el
error del rey David…La línea en que Satanás se menciona es esta: ‹‹Satanás
conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo››.
Profundizando un poco mediante la interpretación teológica, este pasaje nos
muestra que muchas veces Satanás tienta a los gobernantes para que cometan
errores que luego habrán de repercutir en el bienestar de todo el pueblo; ya que, y
consecuentemente con lo que enseña el profeta Ezequiel (la enseñanza de
Ezequiel se sintetiza en que cada cual es responsable de su pecado y únicamente
de su pecado), no podemos pensar que Dios haga pagar justos por pecadores,
por lo cual habría que interpretar el pasaje de la manera dicha y dejar aquella
situación como una excepción…
Satanás en el Nuevo Testamento
Aquí, a diferencia de en el apartado anterior, no nos centraremos tanto en el
nombre “Satanás” como en la entidad que representa: el Diablo. La razón de esto
es que, dejando de lado la presencia del Diablo en el Génesis, todo lo esencial
que el Antiguo Testamento puede decir del Diablo después de su caída está
presente en lo que son sus apariciones bajo el nombre de “Satanás”.
Ahora bien, lo primero que hay que tener en cuenta es que es el Nuevo
Testamento el que más importancia da al Demonio. De hecho es Jesucristo la
figura bíblica que más habla del Diablo y prácticamente siempre lo hace
llamándolo “Satanás”. Por ello los Evangelios constituyen el espacio bíblico en que
por primera vez la figura del Diablo se desarrolla de manera detallada como un ser
que en esencia busca oponerse a Dios al punto de ser un enemigo personal de su
Hijo y por tanto de él mismo; en contraste, en el Antiguo Testamento el Diablo era
básicamente un acusador y un tentador, un enemigo de la Humanidad que
lógicamente era también enemigo de Dios pero no obstante era su papel de
enemigo de la Humanidad (como acusador y tentador) el que cobraba relevancia
bíblica. También es en los Evangelios donde por primera vez se complementa a la
figura del Diablo con la teoría del infierno eterno al cual están destinados sus
ángeles y todos aquellos que sigan el sendero de la oscuridad. Finalmente, son
los Evangelios los que nos dan una descripción más detallada de la personalidad
del Diablo (es homicida, es un mentiroso consumado) y de su poder (es “príncipe
de este mundo”, tiene varios demonios a sus servicios). Pero todo lo anterior es en
general, veamos pues ciertos aspectos puntuales.
Los nombres y títulos de Satanás en el Nuevo Testamento
Los nombres y títulos de Satanás expresan muchas veces su esencia y las
actividades que éste ejerce en relación a Dios y a los hombres. El cardenal Jorge
A. Medina Estévez nos da los siguientes dentro de una publicación suya titulada
Satanás y su obra:
Diablo (Apo, 12, 9; Jn. 8, 44);
Demonio (Mt. 7, 22; Mc. 1, 34; Lc. 4, 41);
Príncipe de este mundo (Jn. 12, 31; 14, 30; 16, 11);
Príncipe de los demonios (Mt. 9, 34; 12, 24; Mc. 3, 22; Lc. 15, 15);
Beelzebub (Mt. 10, 25; 12, 27; Mc. 3, 22; Lc. 1, 1, l5.18s);
Mentiroso (Jn. 8, 44; 1 Jn. 2, 22);
Padre de la mentira (Jn. 8, 44);
Pecador desde el principio (1 Jn. 3, 8);
Tentador (Mt. 4, 3; 1 Tes. 3, 5);
Maligno o Malo (Mt. 5, 37; Jn. 17, 15; 1 Jn. 5, 18s; Ef. 6, 16);
Espíritus inmundos o impuros (Mt. 12, 43; Mc. 1, 26; 9, 24; Lc. 9, 42);
Homicida desde el principio (Jn. 8, 44):
Señor de la muerte (Heb. 2, 14);
Dragón (Apo. 12, 9);
Serpiente antigua (Apo. 12, 9; ver Gén. 3, 1ss);
Belial (2 Cor. 6, 15);
Enemigo o Adversario (Mt. 13, 39; Zac. 3, 1s);
Dios de este mundo (2 Cor. 4, 4);
Poder de las tinieblas (Lc. 22, 53; Col. 1, 13);
Seductor del mundo entero (Apo. 12, 9);
Ángel de Satanás (2 Cor. 12, 7).
Acusador (Apo. 12, 10).
Satanás el “Señor de la Muerte”
Una de las cuestiones teológicas más importantes en relación a Satanás es la que
se deriva de la misión de Cristo. Así, se da que a Satanás se le llama “Señor de la
Muerte” y Jesús nos dice que era “homicida desde el principio” por lo siguiente:
teológicamente hablando fue el pecado el que introdujo la muerte entre los
hombres; y, al haber sido Satanás quién indujo a pecar a Adán y Eva, fue él el
principal responsable de que la muerte se haya incorporado a la dinámica de la
existencia humana como una consecuencia del pecado. Pero y si los hombres
morimos aún después de Cristo: ¿cómo entonces se dice que Cristo vino a
“deshacer las obras del Diablo”? La respuesta es que la muerte a la cual Cristo
venció no es la muerte del cuerpo sino la muerte del sujeto, la muerte del alma.
Solo luego de Cristo se abren las puertas a la vida eterna, a la resurrección para
aquellos que le siguen y que “comen de su cuerpo y beben de su sangre”. De ese
modo, la muerte que Satanás introdujo a través del pecado es expulsada a través
del sacrificio redentor de Cristo en la cruz.
Padre de la mentira y astuto agente de perdición capaz de cambiar su
apariencia
Jesús nos dice que en Satanás no habita la verdad y que es “padre de la mentira”.
Pero no es solo un mentiroso sino que también, según se nos cuenta en Corintios
11:3-1 y Timoteo 2:14, es un ser muy astuto que ya desde el Edén vino utilizando
sus argucias para tentar con el instrumento de la mentira y que seguirá utilizando
su astucia para hacer caer a los discípulos de el Salvador (1 Corintios 7,5;
Apocalipsis 2,10). Finalmente, Satanás es un ser que es capaz de aparentar lo
que no es para engañar y descarriar. Por eso en Mateo 7:15 se nos presenta
como un “lobo con piel de oveja”, en muchas partes del Apocalipsis se presenta su
actividad como engañosa y de extravío para “las naciones” o la “tierra entera” e
incluso en 2 Corintios 11,14 se nos dice que puede disimularse “cual ángel de luz”,
lo cual sorprendentemente lo vemos siglos después constatado en el libro
Florecillas cuando se nos cuenta que, estando enfermo y a poco tiempo de morir,
a San Francisco de Asís se le apareció Satanás con la apariencia de un Jesús
esplendoroso, siendo que él logró distinguir el engaño por las cosas poco éticas
que ese supuesto Jesús le decía.
Satanás y su poder sobre el mundo
Jesús nos dice que Satanás es “príncipe de este mundo” y, cuando lo tienta en el
desierto y le ofrece todos los reinos de la Tierra, nos damos cuenta de que Jesús
está en lo cierto.
Para esclarecer el papel de Satanás como ente cuya influencia sobre este mundo
es predominante, resultan perfectas las palabras del cardenal Jorge A. Medina
Estévez, quien nos dice que: ‹‹“Príncipe de este mundo” alude al poder que el
Maligno ejercita en la sociedad, infiltrando en ella antivalores y obteniendo que los
hombres rechacen los designios de Dios y construyan las relaciones sociales
prescindiendo de Él e incluso contrariando su voluntad. Este «nombre» está
relacionado con la afirmación de San Juan de que “el mundo entero yace en el
Maligno” (1 Jn. 5, 19) y es vecino a la expresión “dios de este mundo” (2 Cor. 4, 4),
la que implica que Satanás logra que haya hombres que sustituyan a Dios por
otras realidades: de ahí las diferentes y variadas formas de idolatría que
esclavizan a la Humanidad››
Satanás y la Demonología
Para Peter Binsfeld, dentro de su De confessionibus maleficorum et sagarum (De
las confesiones de los hechiceros y las brujas) publicado en 1589, Satanás sería
uno de los siete príncipes del infierno, el cual sería el grupo de demonios
encargados de gobernar el lugar de las almas condenadas y de representar a los
siete pecados capitales siendo cada príncipe la encarnación de un pecado capital.
En el caso de Satanás, él es el cuarto príncipe y representa a la ira, siendo que
Lucifer es un demonio distinto y ocupa el rango de primer príncipe representando
al pecado de la soberbia.
Collin Plancy, que en su Diccionario Infernal de1863 creó la jerarquía demoníaca
más completa hasta la fecha, nos dijo que el gobierno del infierno se dividía en los
siguientes grupos (que a continuación están en orden decreciente de importancia):
príncipes y dignidades, con 10 miembros; ministros de despacho, con cinco
miembros; embajadores, con 7 miembros; encargados de la justicia, con apenas
dos miembros; encargados de las distintas funciones dentro de la llamada Casa
de los Príncipes, con 12 miembros. Para Plancy, Satanás está en el primer grupo
(príncipes y dignidades) y es el segundo al mando después de Belcebú, siendo un
príncipe destronado y encargándose del llamado “partido de la oposición”. Cabe
mencionar que, para Plancy, Satanás no es el mismo demonio que Lucifer, siendo
Lucifer en el sistema de gobierno el principal encargado de la justicia.
La Biblia Satánica, escrita por LaVey en 1969, nos habla de que el infierno está
gobernado por los llamados “cuatro príncipes de la Corona del Infierno”, un
cuarteto de demonios donde cada miembro representa a uno de los elementos
principales (aire, tierra, fuego y agua), gobierna una de las cuatro grandes zonas
(Norte, Sur, Este y Oeste) del infierno e influencia la correspondiente zona en la
Tierra, además de tener ciertos títulos particulares. Allí Satanás representa al
elemento del fuego, controla el Sur y encarna las características de la rebeldía, la
resistencia, la heterodoxa búsqueda de cambios y la voluntad de progreso.
El Padre Antonio Fortea, quien a la fecha es el mayor exorcista de España y ha
escrito un tratado de Demonología titulado Summa Daemoniaca, nos dice que
Satanás es el demonio que gobierna sobre todos los otros demonios; cito:
‹‹Aunque se suele hablar del Demonio, en realidad hay muchos demonios, cada
uno distinto, pero hay uno que es el jefe de todos los demonios, el más poderoso:
Satanás››. También, y contra la imagen. del demonio cornudo y barbón que hay de
Satanás en el imaginario social, el Padre Fortea nos dice de Satanás que: ‹‹no
tiene cuerpo, no tiene color, ni una forma visual, ni cuernos, ni alas, ni colas. Es
una entidad incorpórea, invisible››.
Por su parte, el Padre Gabriele Amorth ―que es hasta el día de hoy el exorcista
que más exorcismos ha realizado y que además tiene el mérito de haber escrito
varios libros sobre la actividad exorcista y ciertos asuntos de la Demonología―
nos ha hecho saber a través de ciertas entrevistas y de algunos de sus libros lo
siguiente: 1. Satanás ha conseguido y sigue consiguiendo sus éxitos más
significativos a través de la incredulidad con respecto a su existencia. Es así que
ha influenciado para que la sociedad sea cada vez más permisiva, más arreligiosa,
más carente de temor a Dios y apegada al hedonismo. 2. El gobierno de Satanás
se basa puramente en el miedo ya que entre los demonios solo hay odio y no cabe
el amor o la admiración como sucede en el gobierno celestial. 3. Satanás le teme
a la Virgen. más que a cualquier otra cosa ya que, aunque Cristo sea más fuerte
que la Virgen, Satanás aborrece ser expulsado por “una criatura humana” como es
la Virgen, la cual es el espíritu humano con mayor poder para interferir en su
contra.
Finalmente y para ya acabar, algo que muy pocos conocen es la lista puntual de lo
que en este siglo XX más le agrada y desagrada a Satanás. La fuente que nos
informa sobre las preferencias del Príncipe de los Demonios es una fuente tan
confiable como el sacerdote y monje benedictino Marcello Pellegrino Ernetti, quien
murió hace poco (1994) en Venecia pero fue en vida uno de los mayores
exorcistas que hayan nacido en suelo italiano. Él, que además de sacerdote y
teólogo era científico, nos dejo en una de sus obras un recopilatorio de respuestas
que obtuvo de Satanás durante todas las veces que se lo encontró a lo largo de su
extensa carrera como exorcista. La lista es esta:
Lo que más le agrada a Satanás
* La profanación de las hostias consagradas.
* El aborto, porque trae la muerte de niños inocentes.
* La droga, porque priva a los jóvenes de la cordura.
* El divorcio, porque destruye la armonía familiar.
* Los atuendos exhibicionistas (escotes generosos, minifaldas, etc.) de las
mujeres (obvias razones…)
* Los eclesiásticos que niegan su existencia, ya que así le dan más poder de
influir…
Lo que más le desagrada a Satanás
* La confesión, porque libra de culpa a los sujetos y la culpa los acerca a él.
* La Eucaristía, ya que vuelve a los sujetos más resistentes a su influencia.
* La adoración eucarística, porque los acerca a Dios.
* El amor a María y el rezo del rosario, ya que la Virgen. es la mayor adversaria de
él después de Dios
* Las apariciones de la Virgen, ya que causan conversiones masivas.
* La obediencia al Papa, puesto que conserva la unidad cristiana.
* La oración de las almas contemplativas, puesto eleva espiritualmente a los
hombres.
FUENTES: 1 – 2 – 3 – 4 – 5 – 6 – 7 – 8 – 9 – 10
[1] Aquí no hablaremos del Diablo antes de la caída, eso ya lo hicimos en el
artículo titulado “Lucifer – El ángel caído”. En este artículo hablaremos solamente
del Diablo después de la caída y lo haremos sobre todo a partir de la visión del
mismo como Satanás.
[2] http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=235
«El objetivo de las organizaciones ocultas y satánicas es, sencillamente, eliminar
la presencia de Dios de la sociedad, e inician por confundir tu conciencia y razón
del bien y del mal».
La idea, muy difundida entre los jóvenes, del «haz lo que quieras» es «una invitación
al relativismo moral y a una vida sin reglas». «Es la presunción del hombre que quiere
ponerse en lugar de Dios y vivir bajo la enseña del propio placer egoísta», señala.
«Además, en la base del satanismo está la muerte de la esperanza. La invitación a
replegarse sobre uno mismo y a no creer en nada, en el hecho de que la vida es sólo
una jungla en la que los más fuertes triunfan sobre los más débiles»
«El fenómeno del satanismo está además unido a plagas igualmente dañinas y
peligrosas como son la prostitución, la pedofilia y la trata de niños».
El mal es una presencia operante en la historia de la humanidad», lo que
constituye además, «según la doctrina de la Iglesia, una verdad irrefutable». «Sólo
la oración puede derrotarlo»a. Para el exorcista más célebre del mundo, las tres
formas por las que se producen posesiones diabólicas son «la magia, las sesiones
de espiritismo y el satanismo». «También ciertas canciones, cierto rock satánico,
ciertos videojuegos y cierta televisión son usados por el demonio para entrar en la
vida del hombre» 2004-06-23
“En el combate espiritual contra el imperio de las tinieblas solemos subestimar su
poder, por encontrarnos indefensos y desconocer sus estrategias. Pensamos que
el mal intenta con nosotros una guerra abierta, y no es así... El Demonio no
interviene, normalmente, de forma directa en la historia, lo hace por medio de
intermediarios. Su manera de actuar consiste en manejar la mente humana... El
Demonio puede jugar con nosotros y hacer que, creyendo que estamos haciendo
la voluntad de Dios, en realidad destruyamos su obra; como sucedió con aquellos
personajes de La Pasión que -cumpliendo la Ley de Moisés- mataban a Cristo, el
Mesías, nuestro Salvador... La estrategia del mal consiste en levantarnos lo más
alto posible para luego dejarnos caer, y duro...”
¿Por qué cayó luzbel?
Todo aquel que se encuentre en estado de gracia y aunque solo sea
medianamente, le preocupen los temas del alma. El, sabe perfectamente que su
mayor enemigo es el demonio, y tiene dentro de su mente muchas preguntas
incontestadas sobre este tema de demonio, preguntas que nadie, ha sabido
contestarle, y estoy seguro que ello, es más por desconocimiento que por falta de
voluntad, lo cual es normal, si pensamos que no es mucho lo que el Señor quiere
que sepamos sobre este tema y lo poco que sabemos son retazos de textos
bíblicos sacados de aquí y de allá e interpretada a nuestro mejor saber y entender
pues la simbología que muchas veces estos textos encierran, puede interpretarse
de varias formas o maneras. Por otra parte, es de reconocer, que si existen
revelaciones privadas, pero que tampoco nos ayudan mucho.
En cuanto a las revelaciones públicas del Señor, de ellas se desprende un algo
totalmente evidente, que acaba con todas las ideas, que el propio demonio hace
creer, incluso a teólogos y personas consagradas al servicio del Señor, de que “el
demonio no existe”. ¡Vamos! que el demonio es una invención de las oscuras
mentes de los clérigos medievales. Qué más quisiera el demonio, que nadie
creyese en su existencia, de lo que desgraciadamente ahora mismo lo está siendo
a nuestro alrededor, para poder así hacer más efectiva su labor.
En el Antiguo Testamento la palabra Satán figura 18 veces. En el Nuevo
Testamento en 35 ocasiones se menciona la palabra diablo y 21 veces se
utiliza la palabra demonio. Y mencionemos solo de pasada las tentaciones
demoniacas que soportó el Señor en el Desierto de Judá. (Mt. 4,1-11). El cardenal
Ratzinger, entonces prefecto del Santo oficio, hoy en día Benedicto XVI, acerca de
una pregunta que el periodista Vittorio le hizo sobre la existencia del demonio, le
contestó: La Iglesia no lo ha declarado nunca dogma, la existencia del demonio,
porque su existencia es de una evidencia y rotundidad que nunca lo ha creído
necesario. En los evangelios hay evidencias que no dejan lugar a dudas en las
manifestaciones de nuestro Señor, pero quizás haya que plantearse este
problema.
El demonio es nuestro tentador e instigador por excelencia. El demonio es un ser
oscuro y perturbador que verdaderamente existe, aunque a muchos haya logrado
convencerles de su no existencia, y que actúa sobre nosotros con astucia
utilizando su superioridad mental sobre la nuestra; es el enemigo oculto que
siembra errores y desventuras en la historia humana. Todo el sufrimiento que
existe en el mundo es consecuencia y ha sido generado por el mal, y este ha sido
generado por el pecado que es la ofensa a ofensa a Dios. El pecado, la ofensa a
Dios, es siempre a su vez, instigada por el demonio, que es nuestro enemigo
número uno, el cual arrastrado por su odio a Dios quiere apartarnos de Él, nos
porque él nos ame, pues nos odia de la misma forma que odia a todos y a todo,
incluidos los demás demonios ya que lo suyo es el reino del odio que es la
antítesis del amor. El, lo que desea con nuestra condenación, es tratar de
vengarse de Dios, pues sabe perfectamente que nosotros somos todos criaturas
extremadamente amadas por Dios.
Santo Tomás de Aquino por un lado y San Juan de la Cruz por otro, afirman
ambos, que tenemos tres tentadores: el demonio, el mundo de nos rodea y
nosotros mismos, o sea, nuestro dichoso amor propio. Y de estos tres peligros
San Juan de la Cruz, sostiene que el tentador más peligroso somos nosotros
mismos porque nos engañamos solos. Y así es como entramos en el tema que
nos ocupa, porque en definitiva fue el amor propio, si no la causa única si la más
esencial que determinó la caída de Luzbel.
Sabido es que los ángeles son espíritus puros, creados por Dios al igual que
nosotros hemos sido creados también por Él, nuestra diferencia esencial con ellos
estriba en que nosotros somos a la vez cuerpo y alma, y como quiera que el orden
corporal o material es inferior al orden espiritual, el resultado es una mayor
superioridad de los ángeles sobre nosotros, al ser estos solamente espíritus puros.
Pero es de ver que nosotros podemos minimizar esa diferencia en cuanto más nos
espiritualicemos y menos nos materialicemos. Y este proceso está en nuestras
manos sin límite alguno de crecimiento en nuestra espiritualización, que nos la
proporciona el amor al Señor.
A la pregunta que plantea el título de esta glosa, la contestación la da Juan Pablo II el
23 de julio de 1986. Y nos dice: “Como dice claramente la Revelación, el mundo de
los espíritus puros [ángeles] aparece dividido en buenos y malos. Pues bien, esta
división no se obró por la creación de Dios, sino con base en la propia libertad de la
naturaleza espiritual de cada uno de ellos... Los espíritus puros han sido sometidos a
una prueba de carácter moral. Fue una opción decisiva.... La opción realizada sobre
la base de la verdad de Dios, conocida de forma superior dada la lucidez de sus
inteligencias, ha dividido también el mundo de los espíritus puros en buenos y malos.
Los buenos han elegido a Dios como Bien supremo y definitivo... Los otros, en
cambio, han vuelto la espalda a Dios... Han hecho una elección contra la revelación
del misterio de Dios, contra su gracia... Basándose en su libertad creada, han
realizado una opción radical e irreversible, al igual que la de los ángeles buenos, pero
diametralmente opuesta: en lugar de una aceptación de Dios, plena de amor, le han
opuesto un rechazo inspirado por un falso sentido de autosuficiencia, de aversión y
hasta de odio, que se ha convertido en rebelión”.
Ante nosotros este tema de la rebelión de los ángeles aparece como una decisión de
ellos, inexplicable, aparece como incomprensible que un numeroso grupo de ángeles
se revelara contra Dios después de haber tenido, si no la visión beatífica definitiva, sí
una experiencia sobrenatural de la Divinidad, innegable y bellísima, y que decidieran
romper con el Altísimo con aquel famoso “Non serviam”, no te serviré.
En nuestra lucha espiritual o ascética, siempre al final tenemos que enfrentarnos a
una disyuntiva, o amamos al Señor, o nos amamos a nosotros mismos. Explica el
Papa Wojtyla: “¿Cómo comprender esta oposición y rebelión a Dios en seres dotados
de unas inteligencias tan vivas y enriquecidas con tanta luz? ¿Cuál puede ser el
motivo de esta radical e irreversible opción contra Dios, de un odio tan profundo que
puede aparecer como fruto de la locura? Los Padres de la Iglesia y los teólogos no
dudan en hablar de “ceguera”, producida por la supervaloración de la perfección del
propio ser, impulsada hasta el punto develar la supremacía de Dios que exigía, en
cambio, un acto de dócil y obediente sumisión. Todo esto parece expresado de modo
conciso en las palabras No te serviré (Jer. 2,20), que manifiestan el radical e
irreversible rechazo de tomar parte en la edificación del Reino de Dios en el mundo
creado. Satanás, el espíritu rebelde, quiere su propio reino, no el de Dios, y se yergue
como el primer adversario del Creador, como antagonista de la amorosa sabiduría de
Dios. De la rebelión y del pecado de satanás, como también del pecado del hombre,
debemos concluir acogiendo la sabia experiencia de la Escritura que afirma: En el
orgullo está la perdición. (Tob. 4,14).
Su amor propio les hizo mirarse solo a sí mismos y de ahí les llegó su perdición.
Solo Dios es increado, todos los demás ángeles y humanos hemos sido creados
por Dios y cuando el objeto de la creación divina, sean ángeles o personas, lo son
con plena libertad tienen la capacidad regalada por Dios de escoger entre el Amor
que Dios nos ofrece, o el amor solo a nosotros mismos. Mientras el amor a Dios
genera humildad y fortaleza, el amor a uno mismos, el amor propio genera
soberbia y debilidad adobada con odio. El que voluntariamente renuncia al Reino
de Dios, renuncia al amor, pues solo Dios que es amor (Jn. 4,16) es el que genera
todo el amor. El que renuncia al amor de Dios, escoge el reino del odio que es la
antítesis del amor. Y el que se integra en el reino del odio, ese mismo odio le
impide su posible arrepentimiento, para poder dar el salto al reino del amor.
En referencia al carácter eterno del castigo del demonio, y de las almas de los
hombres condenados, el papa Virgilio promulgó contra Orígenes el siguiente
canon dogmático: “Si alguno dice o siente que el castigo del demonio o de los
hombres impíos es temporal y que en algún momento tendrá fin, o que se dará la
integración de los demonios o de los hombres impíos sea anatema”. El infierno
amén de tener una existencia eterna, al igual que el cielo, nunca se acabará y se
encuentra estructurado jerárquicamente. Las penas de los condenados no son
todas iguales. El P. Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, y gran
especialista en el tema escribe: “El Apocalipsis nos dice que los demonios fueron
precipitados sobre la tierra: su condena definitiva aún no se ha producido, si bien
la selección efectuada en su momento que distinguió a los ángeles de los
demonios, es irreversible. Los demonios, todavía conservan por tanto, un poder
permitido por Dios, aunque “por poco tiempo”’. Por eso apostrofan a Jesús: “¿Has
venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?”. (Mt. 8,29)”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro BUSCAR A DIOS.- ISBN. 978-84-611-6451-6.
- Libro MOSAICO ESPIRITUAL.- ISBN. 978-84-612-2059-5.
- Actuaciones demoniacas. Glosa del 20-05-09
- Demonio y demonios Glosa del 11-02-10
- El mal y su instigador Glosa del 19-02-10
- Las armas del enemigo. Glosa del 08-10-10
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=12521
Juan del Carmelo 09.XII. MMX Es.
DEMONIO - EL TEÓLOGO RESPONDE
SOBRE EL DEMONIO Y LAS ENSEÑANZAS DEL PADRE ÁLVAREZ VALDÉS
Responde el Padre Miguel Ángel FUENTES. V.E.
Estimado Padre:
Hace un tiempo atrás me dieron a leer un artículo escrito por el sacerdote Ariel
Álvarez Valdés donde, según me pareció entender, la Iglesia ya no sostenía más
la existencia del demonio y se decía que los casos de posesión diabólica que
aparecen en los Evangelios no eran tales sino en realidad enfermedades
psicológicas que, en los tiempos de Jesús, se pensaban causados por el diablo.
Esto ha dejado tambaleando mis creencias al respecto. ¿Es así, en realidad? ¿Por
qué, entonces, la Iglesia no lo dice públicamente para que no sigamos
engañados?
Estimado:
La existencia del demonio es una verdad de nuestra fe; y los casos que en los
Evangelios son relatados como posesiones diabólicas y exorcismos realizados por
Jesús, son realmente lo que dicen ser. No hay que dejarse llevar por cualquier
viento de doctrina ni aceptar acríticamente las opiniones personales de cualquier
aventurero teológico, por más títulos que ostente. Tenga en cuenta que la norma
de fe es la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, no los teólogos ni los
exegetas. Estos se equivocan cada vez que se apartan de la doctrina definida por
la Iglesia.
Respecto al caso que usted menciona, el artículo en cuestión fue publicado en
diciembre de 1995 bajo el título: «¿El diablo y el demonio son lo mismo?». Las
posiciones sostenidas allí por el autor han sido criticadas por la autoridad de la
Iglesia y, en mérito del autor hay que indicar que públicamente se ha retractado de
ellas. En efecto, según noticia de Aciprensa 11/09/2001, el P. Álvarez Valdés ha
sintetizado sus posiciones erróneas en las siguientes:
AFIRMACIONES ERRÓNEAS
1.“No es posible la posesión diabólica, en el sentido de que un ser personal se
introduzca dentro de otra persona, lo posea y lo obligue a tender hacia el mal en
contra de su voluntad”.
2. “Los casos de posesión diabólica siempre son enfermedades a las que la
ciencia de aquel tiempo no encontraba respuesta natural”.
3. “Jesús vino a enseñar religión, no medicina. En este sentido Jesús permaneció
dentro de los límites de la concepción judía de aquel tiempo. Los
presuntamente poseídos eran en realidad enfermos, pero como la gente
explicaba aquellos trastornos y su curación mediante el lenguaje de ‘posesión’ y
‘exorcismo’, Jesús no tenía porqué hablar con términos distintos de los que eran
familiares en aquel tiempo”.
4. “A la altura de nuestros actuales conocimientos, tanto científicos como bíblicos,
no es posible seguir creyendo en la existencia de los demonios”.
5. “(La Iglesia) lentamente ha ido abandonando su creencia en las posesiones”.
6. “En 1984 Juan Pablo II publicó el nuevo Ritual Romano en el que elimina
definitivamente la ceremonia misma del exorcismo, de la Iglesia Católica”.
7. “En el siglo II la Iglesia preguntó a los científicos de la época por qué ciertas
personas tenían comportamientos sumamente extraños y le contestaron: están
endemoniados. Ante esto, creó la ceremonia del exorcismo. En el siglo XX la
Iglesia vuelve a hacer la misma pregunta a los científicos, y ahora éstos
contestan: tienen raras patologías, cuyas causas a medias ya se conocen.
Entonces (la Iglesia) suprimió el exorcismo”.
De estas afirmaciones el Padre Álvarez Valdés ha dicho en una carta pública: “Por
medio de la presente quiero retractarme de estas afirmaciones, y reconocer que
eran erróneas y contrarias a las enseñanzas de la Iglesia Católica, a la que amo y
deseo servir fielmente desde mi ministerio. Especialmente a la luz del nuevo Ritual
del Exorcismo, recientemente aparecido... Asimismo quiero dejar en claro que me
someto, como siempre procuré hacerlo, a todo lo que la Santa Madre Iglesia cree
y enseña, y que deseo permanecer siempre unido a ella”.
Esperamos que el sacerdote cuestionado continúe con la revisión de sus
enseñanzas en los demás temas que también sostiene de modo controvertido,
como es la historicidad de muchos hechos bíblicos, en particular del Antiguo
Testamento y de la infancia de Nuestro Señor, del pecado original, etc.
Para que se conciencien... de la existencia del demonio
El editorial de Hispanidad.com correspondiente a la
edición del lunes 30 de septiembre es largo, pero les
aseguro que merece la pena. Es una descripción, en
primera persona, de una ceremonia de exorcismo
celebrada en una capilla de Alcalá de Henares
(Madrid), y cuyo objetivo era liberar a una joven
poseída por un demonio. En esa sesión, de dos horas
y media de duración, estuvieron presentes el director
de Opinión de Hispanidad, Javier Paredes, y Luis
Losada, que es el narrador. Otra sesión anterior,
narrada por el director de Religión del diario El Mundo,
José Manuel Vidal, y por el responsable de esa misma
sección en la agencia EFE, ha provocado un gran
revuelo. La sesión se contó en El Mundo, y Vidal
concluía diciendo que lo que él vio "no era un
montaje". De inmediato, la reacción de muchos (por
ejemplo, la de algunos lectores de El Mundo) ha sido la misma: ¿Cómo es posible
que un periódico serio cuente estas cosas? Eso sí, al parecer, nadie se ha
preocupado de adoptar la actitud más científica de todas: comprobar los hechos. En
este caso, como en cualquier otro descubrimiento o testimonio humano, caben tres
actitudes: o alguien engañó a los testigos del exorcismo, o los testigos engañan, o es
verdad que los demonios existen y que pueden poseer el cuerpo de otro espíritu,
porque los seres humanos no son más que un anfibio de cuerpo y espíritu.
Sin embargo, miren por dónde, muchos han decidido, sin comprobarlo
científicamente, que lo narrado es falso. Porque sí, porque no están dispuestos a
aceptar la existencia de espíritus, aunque los hechos les desmientan. Peor para
los hechos, concluyen. Y además se enfadan e insultan a los testigos: ¡Qué cosas!
Les animo a leer el testimonio de Luis Losada, ratificado por Javier Paredes, sin
prejuicios. De sus conclusiones sobre el relato puede depender todo o no
depender nada, pero seguramente pondrá a prueba su ecuanimidad. Allá va:
Regreso de una de las sesiones de exorcismo realizadas por el padre Fortea.
Escribo impresionado. Los gritos de Zabulón, y los rezos del sacerdote y de la
madre de la poseída, todavía martillean mi conciencia. Creo en el "No
prevalecerán", pero tengo miedo. Si pudiera dar marcha atrás, lo haría, sin
ninguna duda, y no hubiera acudido a esa sesión. Mi alma se encuentra inquieta
tras el brutal encuentro con el demonio. Pero tengo que escribir lo que he visto,
porque Dios ha permitido que el demonio Zabulón se apodere del cuerpo de Marta
(nombre supuesto de la poseída) "para que se conciencien" de la existencia del
demonio. Esa es una de las respuestas que Zabulón dio al exorcista cuando le
preguntó por qué no salía de ese cuerpo. Por eso, María (nombre igualmente
supuesto), la madre de Marta, me pidió, al despedirnos, que se lo contáramos a
todo el mundo, para que, cuanto antes, se produzca la liberación de su hija.
-"Padre, ¿podemos contar algo de lo que hemos visto?"
-Podéis contar lo que queráis. Las obras de la luz no tienen miedo de la luz, las
obras de las tinieblas buscan las tinieblas.
Sin duda, algún sentido debe tener mi presencia en ese exorcismo, que, con el
paso del tiempo, acabaré descubriendo. Entretanto, sólo puedo manifestar
motivaciones a ras de suelo. La inquietud periodística, la curiosidad malsana y sin
duda la ingenuidad y la inconsciencia me hicieron aceptar la oferta de mi amigo y
compañero de Radio Intereconomía, Javier Paredes, para acompañarle a una
sesión de exorcismo. Sin preparación psicológica, agarro el coche rumbo a la
parroquia madrileña donde el P. Fortea celebrará la sesión decimoséptima del
exorcismo de Marta.
Marta es una chica joven, de apariencia dulce, que acude con una mezcla de miedo y
esperanza a la sesión, con el objetivo de que la "pesadilla" desaparezca. Al terminar
"todo" nos confesará estar cansada, aunque se siente incapaz de recordar lo que
hemos vivido durante más de dos larguísimas, interminables horas. María, su madre,
es baja, delgada, muy menuda... Está consumida, triturada, pero es muy fuerte, ha
aguantado todo el exorcismo de rodillas junto a su hija.
Sin largas charlas ni preparación alguna, el P. Fortea nos sienta a Javier y a mí en
un banco de la capilla. No hay nadie más. Tan sólo dos indicaciones: apagar los
móviles y permiso para abandonar la sesión cuando lo deseemos. No es un gran
bagaje para asistir a lo más impactante que una persona jamás podrá asistir. Sin
preámbulos, Marta se tumba en la colchoneta que, previamente, ha ayudado a
colocar. Su madre se arrodilla a su lado. Javier y yo permanecemos en el banco
en una actitud discreta, expectante... y acobardada.
El P. Fortea se arrodilla y reza en silencio durante unos minutos. Después se
sienta en la colchoneta delante de la cabeza de Marta. Le pone la mano encima
de la cabeza y comienza a invocar a Dios. Sólo con pronunciar su nombre el
cuerpo de Marta sufre un espasmo, sus pupilas se ocultan y sus ojos
permanecerán en blanco durante toda la sesión. Después, invoca a San Jorge y
Marta vuelve a convulsionarse en medio de gritos desgarradores.
Lo que vivimos Javier y yo durante dos horas y media fue una prolongación de
este comienzo, en un estado de tensión que todavía ahora oprime mi alma. Son
las dos y media de la madrugada. Han pasado más de doce horas desde la
finalización del exorcismo. Sigo tenso y sin paz. Pero rezo. Por Marta y por su
madre. Pero también por todos los testigos que hemos pasado por esa capilla
donde Zabulón se ha hecho palpablemente presente.
En un momento dado, el sacerdote ordena al demonio:
-¡En nombre de Jesucristo, sal de la chica!
-¡No! -responde la voz de ultratumba que sale del cuerpo de Marta. No es la voz
de Marta, es una voz ronca, fuerte y cargada de odio. Hay odio en todas las
respuestas de Zabulón. Hasta un simple sí o un no, se pronuncia envuelto en odio.
Lo palpas.
-"Por mi poder sacerdotal, te ordeno que salgas de esa mujer", prosigue el padre
Fortea.
-¡Aggghh! -responde Zabulón, en medio de espasmos, convulsiones y gritos. Marta
se retuerce. Desde su posición yacente, bota con una elasticidad extraña. Si no fuera
por la colchoneta, se provocaría lesiones graves... Aunque vaya usted a saber,
porque, después de haber estado gritando, muy fuerte, durante más de dos horas,
cuando nos despedimos no apreciamos en Marta el menor signo de ronquera.
El exorcista ordena a Zabulón, una y otra vez, que abandone ese cuerpo, pero el
demonio se resiste. Para presionarle, el P. Fortea le recordaba a Zabulón que estaba
haciendo mucho bien, porque, a través de él, muchos creerían en su existencia.
Marta -o lo que vive dentro de ella- se retorcía con violencia. Entonces, el P. Fortea
volvía al ataque recordando al demonio que le esperaba la condenación eterna, que
no tenía nada que hacer. Zabulón aullaba desesperadamente.
Posteriormente, el P. Fortea "se armó" con una estampa de la Virgen. de Fátima y
una cruz. Con la estampa en ristre instó a Zabulón a que la besara.
-¡Aggggghh! ¡Nooooo! -respondía la voz de ultratumba que salía del femenino y
adolescente cuerpo de Marta.
-En nombre de Jesucristo, te lo ordeno, besa esta estampa -insistía el exorcista.
-¡No quiero! -respondía Zabulón, entre espasmos, gritos y convulsiones del cuerpo
de Marta.
El P. Fortea hace un pequeño receso y pide a San Jorge que le ayude. Ante el
nombre de San Jorge, Marta se revuelve. De entre todas las invocaciones a los
ángeles y a los santos, la de San Jorge, para este demonio en concreto, es la más
eficaz. Pronunciar su nombre produce un efecto inmediato. Ante los espasmos y
alaridos de la chica, siento lástima por Marta, pero miro a su madre, quien, con
gesto sereno, aprueba el ceremonial. Porque no es Marta la que se retuerce, es
Zabulón a quien está martirizando el exorcista.
-Sabes que lo tendrás que hacer tarde o temprano. Te lo ordeno: ¡sal!
-Noggghhh! -responde Zabulón.
-Muy bien, tú lo has querido -responde el P. Fortea- voy a echarte agua bendita...
-¡Aggg! -Zabulón se retuerce ante la idea de ser rociado por agua bendita. El cuerpo
de Marta bota ante las gotas que caen del agua que vierte el exorcista.
Javier y yo seguimos sentados. Él tiene un rosario entre sus manos. De regreso, en el
coche, me dijo que durante las dos horas estuvo pasando las cuentas, rezando
Avemarías y jaculatorias, pidiendo por Marta... y para que no nos pasara nada a
nosotros.
Permanezco inmóvil, tratando de pasar desapercibido. Creo que a Javier le pasa lo
mismo. Tenemos a un demonio delante de nuestras narices en plena "exhibición" de
su poder, odio y furia. Estoy asustado. Sigo temeroso. En un momento, Marta arroja
uno de los rosarios de su madre. Lo cojo y ya no lo soltaré en toda la sesión.
Durante toda la sesión, sólo en alguna ocasión Marta giró un poco el cuello y nos miró
de reojo, con sus ojos en blanco, pero en ningún momento nos miró de frente: eso
gracias a Dios no lo hizo nunca. Parecía como si hubiera una barrera entre ella y
nosotros. Era una barrera muy fina, invisible y frágil, pero yo temía que se pudiera
romper en cualquier momento. Afortunadamente, durante las dos horas y media de la
sesión no nos miró de frente.
El exorcismo continúa. En un momento dado, el P. Fortea sale a descansar,
rezando una parte de la liturgia de las horas. ¿No podría rezar en otro momento?,
pienso para mis adentros.
-¡En nombre de Jesús, besa el crucifijo!
-¡Aggg!, -gime Zabulón.
La madre de Marta se dirige directamente al demonio y le dice: "Yo soy sólo una
criatura, pero amo al Señor, y en su nombre te digo, besa el crucifijo".
-No, -dice Zabulón, amenazando a la madre con las manos de Marta en forma de
garras.
-¡No te atrevas a hacerme nada! ¡Atrás!
Las manos de Marta convertidas en garras prosiguen su acoso sobre la madre:
-¡Atrás!
Entonces la mano se convierte en un cuerno dispuesto a sacar los ojos de la
sufriente madre, forzadamente metida a exorcista.
-He dicho que no te atrevas a hacer nada a esta criatura de Dios, en el nombre del
arcángel San Gabriel, de San Jorge y de todos los santos.
El P. Fortea calla ante esta intervención de la madre y sigue rezando en silencio,
consciente de que el amor de una madre, puede ser una de las fuerzas más
poderosas de este mundo. La imprecación de la madre al demonio continúa
durante un tiempo, que se me hace eterno. Ella le ordena que se incorpore. Tras
varias negativas, finalmente lo hace.
Una vez sentada, la madre le exige que incline su cabeza ante la estampa de la
Virgen. En este momento el cuello de Marta, de un golpe seco, se estira hacia
atrás hasta límites insospechados.
-No ?responde el discípulo de Satanás por boca de Marta. Es impresionante ver el
cuello estirado y la cabeza hacia atrás, en actitud y postura soberbias,
empecinado en no doblegar la cabeza ante la estampa de la Virgen. La madre,
insiste, testaruda, y Zabulón responde con el mismo tono desafiante.
Pero la madre no se rinde. Finalmente, en medio de espasmos y gritos, el cuello
empieza a ceder hasta tocar el pecho con la barbilla. Un proceso duro, que no se
hace sin resistencia de Zabulón, que se niega a prestar reverencia a la Virgen.
Entretanto la poseída ha cerrado los ojos para no contemplar la estampa, mientras
inclina su cabeza. Y María le ordena que los abra. Los abre, pero la expresión es
espantosa, los ojos están totalmente blancos, pero más espantosa es la mirada
odiosa, dirigida como un dardo hacia la imagen. de la Virgen. María.
El exorcista toma la iniciativa. Ordena al demonio: "Besa el crucifijo": ¡Noooo!
Cuando la sesión parecía que no avanzaba, ni hacia adelante ni hacia atrás,
Zabulón, mudo, hace con la mano el signo de "querer escribir".
Inmediatamente, el P. Fortea se va a la sacristía a por papel y bolígrafo. No
parece encontrarlo y yo estoy a punto de ofrecerle mi pluma y mi cuaderno. No lo
hago por miedo a acercarme y por mi apego material a mi pluma de marca.
Afortunadamente, el sacerdote encuentra los utensilios de escritura: un bloc
grande que la madre coloca sobre su vientre, y sobre el bloc coloca un folio. El
bolígrafo no funciona y se sustituye por un lápiz. Marta esta ahora tumbada boca
arriba, con la cabeza hacia atrás y estira el brazo para llegar al folio. En esta
postura es imposible que puede ver su propia mano escribiendo. A toda velocidad
y, por supuesto, sin mirar al papel, la mano de Marta comienza a deslizarse por el
folio. Si los gritos y la voz ronca te hacen sentir la presencia de Zabulón, ahora,
mientras escribe, se le siente todavía más cerca. Javier y yo no entendíamos bien
lo que pasaba. Sólo oíamos las preguntas del exorcista, pero no veíamos las
respuestas escritas. Cuando acabó el exorcismo, Fortea le entregó los dos folios a
Javier, que obran en su poder. De vuelta a casa, ambos tratamos de reconstruir la
escena. Fue entonces cuando Javier me hizo notar que las letras no se metían
unas por otras: la escritura era clarísima y las tildes de las íes estaban colocadas
perfectamente encima de la letra correspondiente. Los caracteres eran los propios
de la letra impresa, no de la escritura manual. El diálogo oral-escrito, en el que el
padre Fortea pregunta y Zabulón responde escribiendo a través de la mano de
Marta, dice lo siguiente:
-Quería desesperaros porque tenía refuerzos.
Con esa frase escrita, Zabulón explica el estancamiento del exorcismo que se
había producido durante la primera hora.
-¿Qué refuerzos, quién ha venido? -pregunta el exorcista.
-¿Satán? responde Zabulón-, pero ya se ha ido. Y, a continuación, y sin preguntarle
nada, vuelve a escribir: "Falta 1 persona". Y subraya el "1" varias veces.
-¿Qué persona?
Ante esta pregunta, la mano suelta el lápiz y Marta cierra fuertemente los
labios.Zabulón no quiere responder.
-Dame un signo para que sepa quién es -insiste el exorcista, pero los labios de la
endemoniada permanecen sellados.
En este punto ya estábamos agotados, habían pasado casi dos horas. No respiramos
durante toda la sesión y mantuvimos un estado de tensión y miedo como jamás he
atravesado en mi vida. El exorcista sigue tratando de que Zabulón bese el crucifijo,
reconozca a su Rey, etc, con escaso éxito. Entonces llega uno de los momentos para
mí más impactantes. El sacerdote cambia de postura y, sin querer, da una patada a la
vasija del agua bendita, que se derrama por toda la capilla. Escucho una risa sorda, y
odiosa del más allá. Zabulón se regocija del error del P. Fortea. Me estremezco.
El exorcista no parece darle ninguna importancia. Estoy impresionado. No le importa
nada, no le impresiona nada. Todo es normal. Yo estoy que me subo por las
paredes... Entonces, el sacerdote decide darle de comulgar a la poseída. Se reviste
con una estola, va hacia el Sagrario y se coloca a los pies de la endemoniada. Coge
una sagrada forma y la levanta en alto. La endemoniada, tendida en el suelo, boca
arriba, cambia la expresión de su rostro, es todo terror y comienza a arrastrarse hacia
atrás, para alejarse lo más posible del sacerdote. Repta boca arriba con los mismos
movimientos de un lagarto. Entonces, en nombre de Cristo, presente en la hostia, el
sacerdote le ordena que se arrodille diciéndole: "Ante el nombre de Cristo, toda rodilla
se doble". Zabulón-Marta, tras una cierta resistencia, se arrodilla. Javier y yo, desde
que se abrió el Sagrario, caímos de rodillas y vamos a permanecer así hasta que
vuelva a introducir el copón en el Sagrario.
-Al fin y al cabo, te deberíamos estar agradecidos, -dice el P. Fortea-, gracias a ti,
muchos creerán en los demonios. ¿Te das cuenta cómo tú también sirves a Dios?
-¡Noooo! -responde escuetamente Zabulón.
-Mira a tu Rey y Señor, -ordena el exorcista con la hostia en la mano.
El alarido gutural del demonio se hace más estruendoso:
-¡Aggg! ¡Nooo!
El Padre Fortea insiste y, tras varios intentos, Zabulón tiene que obedecer y abre
la boca. La hostia permanece en la lengua de Marta, quien mantiene la boca
abierta durante varios minutos. Se niega a tragarla. Mientras tanto, Zabulón emite
gritos, y el cuerpo de Marta se convulsiona. Al terminar todo, Javier y yo
coincidimos en el temor a que Zabulón hubiera escupido la sagrada comunión.
Pero, en ese momento del exorcismo, el demonio, agotado, ya no puede sino
obedecer las órdenes del sacerdote. Pasados unos minutos, y tras las órdenes,
tanto del exorcista como de la madre, para que tragara la forma, la hostia entró en
el cuerpo de Marta. t;
Entonces se produjo la mayor de las convulsiones de toda la sesión. Gritos,
alaridos, gemidos, zarpas, movimientos acelerados del cuerpo. Varios minutos de
tensión máxima. No sabía dónde meterme. Sólo recordarlo me da pánico.
El P. Fortea, permanece impasible. Prosigue el exorcismo musitando palabras que
no entiendo. No es español, tampoco latín, el idioma utilizado en varias de las
exhortaciones de la sesión. Al terminar, le pregunto: "No te lo puedo decir ahora,
te lo diré más tarde". No entiendo la respuesta. En realidad, no entiendo nada...
Tampoco el exorcista entiende el idioma en el que habla Zabulón. El espíritu
maligno repite con insistencia una expresión extraña. El exorcista cree que se trata
de varias palabras que pueden tener algún significado. Pero se trata de una
lengua extrañísima.
Casi al final de la sesión, el sacerdote recuerda lo escrito en el papel: "Falta 1
persona". Se supone que un tercer testigo, y le ordena que le diga la identidad.
Todo esfuerzo es inútil, así que, como "castigo" le ordena que bese el sagrario.
Marta se incorpora con la ayuda del exorcista y de su madre. Caminan y, antes de
llegar al Sagrario, pasan por delante de una imagen. gótica de la Virgen. María:
-Besa los pies que han de aplastar tu cabeza -le ordena Fortea. Y la endemoniada,
tras emitir unos sonidos que sugieren asco y repugnancia, ante la imagen. de la
Virgen. -sonidos emitidos a lo largo del exorcismo antes de besar las estampas o el
crucifijo- besa los pies de la imagen. Javier y yo permanecemos en nuestro sitio,
mientras la posesa y el exorcista se diriGén. al Sagrario. Tras mucha insistencia,
Zabulón pronuncia un nombre que para el exorcista resulta muy claro y que yo, a
pesar de encontrarme a tan sólo 5 metros, no escucho con claridad. Al parecer, se
trata de una persona conocida que permitiría cumplir el objetivo verbalizado en
anteriores sesiones: "Que se conciencien"... de la existencia de los demonios.
El exorcista se da por contento con el nombre, pues es el nombre de una persona
que había pensado invitar, varios días antes de comenzar esta sesión. Aunque el
demonio sigue dentro, decide entonces terminar la sesión. Tumba a Marta en la
colchoneta y no hace nada más. Tan sólo recoge el "material"; agua bendita,
breviario, Biblia, crucifijo, rosario, etc. De repente, Marta abandona la crisis.
Recupera sus ojos y su sonrisa tímida. No recuerda nada. Sólo tiene la sensación
de haber salido de una pesadilla, pero no recuerda nada más.
No es capaz de explicar tampoco cómo entra en "crisis". Le pregunto si es como
cuando uno es anestesiado para una operación y me responde que no. Todavía
no lo comprendo. Ella sabía que iban a "ocurrir cosas". Antes de la sesión se quitó
cuidadosamente los pendientes y los zapatos. Se tumbó "religiosamente" en la
colchoneta y se sometió al "tratamiento" del sacerdote.
Más sorprendente resulta que Marta se encuentre en gracia de Dios y acuda cada
domingo a la celebración eucarística. ¿Cómo es posible que en una misma
persona habite la gracia santificante y el demonio? Todavía no tengo respuesta.
No tengo respuesta para muchas cosas... Sólo sé que lo que Ud. lee, yo lo vi con
mis ojos descreídos y morbosos. ¿Para que se conciencien de la existencia de los
demonios?
No entiendo de psiquiatría ni de teología. Simplemente doy testimonio de lo que vi,
y como notario de la realidad, certifico que lo que aquí se contiene es cierto.
Espero que para el bien del lector, de Marta, de su madre y de cuantos testigos
hemos pasado por esa capilla. Que así sea.
Luis Losada. Economista y periodista.
Testimonio ratificado por Javier Paredes, historiador y periodista, director de
opinión de Hispanidad.com - 2002
[3] http://llamaardiente.blogspot.com/2011/04/confesiones-de-satanas.html Ya no
está el blog
[4] http://www.las21tesisdetito.com/satanas.htm
En libro: Toda la verdad sobre el coludo
[5] http://gramena.blogspot.com/2012/02/satanas-y-el-concepto-del-mal-i.html
SATANÁS Y EL CONCEPTO DEL MAL I
PARTE I: EL DIABLO Y SUS PODERES
1. El Antiguo Testamento dice muy poco acerca del Diablo y ni siquiera apunta a
una conspiración de los seres humanos bajo la dirección del Diablo.
Para los hebreos primitivos Yahvé era un dios tribal, y pensaban a los dioses de
los pueblos vecinos como antagonistas a ellos y a Yahvé, y no necesitaban
ninguna otra grandiosa encarnación del mal. Más tarde la religión tribal se
desarrolló en un monoteísmo; pero entonces el monoteísmo era tan absoluto, la
omnipotencia y omnipresencia de Dios eran tan constantemente afirmadas, que
los poderes del mal parecían insignificantes en comparación. El demonio del
desierto Azazel en Levítico, el demonio nocturno Lilith y los demonios machos
cabríos en Isaías –son todos residuos de la religión preYavista y permanecen
fuera de los límites de la religión de Yahvé; difícilmente entran en relación con
Dios y no son en absoluto poderes que se enfrentan a Dios. Como ocurre con el
dragón que aparece en el Antiguo Testamento bajo los nombres de Rahab,
Leviatán, y Tehom Rabbah- que son tomados de los mitos de creación del
Cercano Oriente y simbolizan el caos primordial en lugar del mal actuando en el
mundo creado. Tampoco el Antiguo Testamento sabe nada sobre Satán en
tanto que gran oponente de Dios y suprema encarnación del mal. Estamos
acostumbrados a ver la serpiente, que engaño a Eva en el Jardín del Edén,
como Satán en guerra con Dios; pero no hay garantía alguna de nada de esto
en el texto. Al contrario, en las pocas ocasiones cuando Satán aparece en el
Antiguo Testamento, figura menos como antagonista de Yahvé que como
cómplice.
Satán, de hecho, se desarrolló partiendo del mismo Yahvé, en respuesta a
ideas cambiantes acerca de la naturaleza de Dios. (1) Cuando Yahvé dejó de
ser un dios tribal y se convirtió en Dios del universo, fue visto al comienzo como
autor de todo lo que ocurría, bueno y malo. Así leemos en Amos (siglo VIII
a.C.): “… Sobreviene una desgracia a una ciudad sin que la haya provocado
Yahvé?”(2). Incluso el Deutero-Isaías (siglo VI a.C.) hace decir a Yahvé: “Yo
modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia, y soy
Yahvé, el que hago todo esto”(3). Pero gradualmente la conciencia religiosa
cambió hasta que se llegó a considerar una incongruencia que Dios fuese el
responsable directo del mal. En este punto las funciones amenazantes y
dañinas de Dios se separan de éste y son personificadas en Satán. (4)
En el prólogo del libro de Job (probablemente siglo V a.C.) Satán aparece como
cortesano en la corte de Dios, y el hecho notable es que induce a Dios a infligir
sufrimiento sobre un hombre inocente. En épocas más tempranas, Dios podría
haber sido perfectamente capaz de realizar esto sin ser inducido, y es que la
misma idea que Dios puede ser inducido o influenciado a hacer algo habría sido
teológicamente intolerable. Esta visión más antigua, pues, impregna todo el
relato de Job en oposición al prólogo; en este antiguo cuento popular Job no
duda en adscribir su desgracia a Yahvé, y no sabe absolutamente nada de
Satán. Un desarrollo similar se puede observar si uno contrasta un relato del
Libro Segundo de Samuel, que puede datar del siglo X a.C., con la misma
historia relatada en el Libro de las Crónicas, no más antiguo del siglo IV a.C. 2
Samuel 24 relata como el Señor tentó a David para hacer un censo del pueblo,
y con qué consecuencias. Cualquier censo era visto como una violación del
poder divino porque hacía a los seres humanos conscientes de su poder. Por lo
tanto, para castigar a David por realizar el censo, el Señor envió una plaga para
reducir la población; después de lo cual el Señor “se arrepintió”. Seis o siete
siglos más tarde semejante conducta era vista como incompatible con la
naturaleza divina. En 1 Crónicas 21, el mismo relato es narrado, y con las
mismas palabras, excepto una diferencia vital: la responsabilidad de tentar a
David es transferida de Dios a Satán.
Ésta historia en Crónicas parece ser un ejemplo en todo el Antiguo Testamento
que sugiere que Satán existe como principio del mal; también es el ejemplo
donde el nombre “Satán” –que significa “adversario”- es usado sin el artículo, de
manera que se convierte en nombre propio. Ya no es un función de la
personalidad de Dios, Satán surge aquí como ser autónomo, un poder que
tiente a los hombres a pecar contra Dios. Este un momento crucial; pues
durante los tres siglos siguientes los Judíos produjeron una demonología nueve,
compleja y de gran amplitud. Desde el siglo II a.C. hasta el fin del siglo I d.C.
apareció un nuevo cuerpo de literatura comúnmente conocida como
apocalíptica, porque está llena de revelaciones supuestamente sobrenaturales
acerca del futuro. Esta literatura abunda en referencias a los malos espíritus
trabajando para impedir el plan de Dios para el mundo. (5)
Aunque esta noción es bastante extraña al Antiguo Testamento, había, en cierto
sentido, sido aprobada por la autoridad del Antiguo Testamento. Esto se llevó a
cabo invocando un par de frases de Génesis 6: “… vieron los hijos de Dios que
las hijas de los hombres eran atractivas, y tomaron por mujeres a las que
prefirieron de entre todas ellas…..Los nefilim (Gigantes) aparecieron en la tierra
por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a
las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos; estos fueron los héroes de la
antigüedad, hombres famosos”. Este misterioso pasaje parece reflejar una
leyenda popular referente a los gigantes y su origen; y y se debe haber
requerido una considerable ingenuidad para relacionarlos con los malos
espíritus y su origen. Pero los Apocalipsis se las arreglan pare ello.
El Libro de Enoch, o I Enoch, relata como los ángeles, liderados por Semjaza y
Azazael, cayeron del cielo debido a su lujuria para con las hijas de los hombres;
de este cruce de razas viene el mal y la impiedad de la destructiva raza de los
Gigantes se extendió a lo largo de la tierra hasta que, en un esfuerzo para
restaurar el orden, Dios envió el Diluvio para destruir la mayor parte de la
humanidad y encadenó a los ángeles en lugares oscuros de la tierra hasta el
Juicio Final, cuando serán echados al Fuego Eterno(6). Pero los Gigantes
permanecieron en la tierra, y dieron lugar a los malos espíritus. Cómo ocurrió
esto no está claro, pero el punto es inmaterial; lo que importa es que los malos
espíritus “se levantaron contra los hijos de los hombres y contra las mujeres”(7).
En otras palabras, son demonios, que atormentan a los seres humanos.
También los extravían haciendo que ofrezcan sacrificios a los dioses
paganos(8) –un papel que existiendo bajo el Cristianismo, como una de las
actividades principales y más siniestras de los demonios.
Este relato en I Enoch data del siglo II a.C., y los Apocalipsis posteriores se
basaron en éste. Muchos de ellos tratan de esos demonios y las nefastas
actividades que llevan a cabo bajo el mandato de su líder, llamado Mastema, o
Belial, o Beliar, o Satán. En el “Libro de los Jubileos” (135-105 a.C.) Mastema
está al mando de una décima parte de los malos espíritus, las otras nueve
décimas partes permanecen confinadas en “el lugar de la condenación”. Dentro
de los límites prescritos por Dios los malos espíritus o demonios llevan a cabo
la destrucción en la tierra –aunque también se dedican a seducir, tentar a los
seres humanos con todo tipo de pecados(9). Todo esto está más claro en el
“Testamento de los Doce Patriarcas” (109-106 a.C.). Aquí el jefe de los ángeles
caídos, Belial, emerge como antagonista y rival de Dios, con quien compite para
obtener la alianza de los hombres: “Elijes las tinieblas o la luz, la ley del Señor o
las obras de Belial?(10). Sus subordinados tientan a los hombres para que
forniquen, con celos, envidia, enfado, crimen –y también idolatría, o culto a los
dioses paganos.
Algunos de los Rollos del Mar Muerto presentan un cuadro muy similar. En
algunos de sus escritos se encuentra la idea que iba a sufrir un espectacular
desarrollo en siglos posteriores: la idea que el Diablo (Beliar, Satán, etc.) tiene
sus siervos entre hombres y mujeres vivientes –colaboradores humanos de las
huestes de malos espíritus. En el documento conocido como “La guerra de los
Hijos de la Luz y los Hijos de las Tinieblas” que data aproximadamente de los
tiempos de Jesús, la secta espera una guerra de cincuenta años donde sus
miembros, como “hijos de la luz”, exterminarán a los “hijos de las tinieblas”, los
“hijos de Belial”. Este será un tiempo de salvación para la gente de Dios, una
época de dominio para todos los miembros de Su compañía, y de total
destrucción para toda la compañía de Satán.
2. La demonología que figura en algunos Apocalipsis y algunos de los Rollos del
Mar Muerto también está presente, modificada, claro, en el Nuevo Testamento.
(11) Al contrario de Yahvé en el Antiguo Testamento, Dios, en el Nuevo
Testamento, tiene a un formidables antagonista en Satán y sus huestes de
demonios subordinados; los Evangelios, Hechos, Epístolas Paulinas, y Libro del
Apocalipsis, están llenos de referencias a esta prodigiosa lucha. Satán lucha
para impedir la expansión del Cristianismo.
Hay que admitir cierta incertidumbre referente a la etapa precisa alcanzada en
la lucha entre Jesús y Satán. Algunas veces parece que la crucifixión de Jesús
ha definitivamente expulsado a Satán. Juan pone en boca de Jesús poco antes
de su muerte, “el príncipe de este mundo ya está juzgado”(12); Pablo mantiene
que mediante su muerte Jesús ha destruido el poder del Diablo(13). Pero en
otros pasajes Satán aparece completamente activo: “…vuestro adversario, el
diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar”(14). Y el libro del
Apocalipsis deja claro que la lucha nunca pude ser decidida definitivamente
hasta la segunda Venida de Cristo; solo en el Juicio Final Satán será “arrojado
al lago de fuego y azufre…..”(15). Aunque estas aparentes inconsistencias son
meras diferencias en énfasis; no pueden oscurecerle gran optimismo y certeza
de victoria que inspiraba a los Cristianos del siglo I.
3. Aunque en la historia de la primera Iglesia Satán y sus demonios era imaginado
como lo es en el NT, gradualmente fue siendo integrado en la doctrina Central
del Cristianismo, la doctrina la caída del hombre, pecado original, y la redención
de la humanidad mediante al crucifixión de Cristo.
Ya en siglo I a.C., el Libro de Enoch señalaba que fue uno de los muchos
satanes menores seguidores de Satán el que extravió a Eva(16). En el primer
siglo d.C., Satán estaba, al menos explícitamente, en relación con la serpiente
en el Jardín del Edén. Sea la serpiente era Satán disfrazado, o Satán actuó a
través de la serpiente. La conexión fue claramente establecida en un número de
Apocalipsis del siglo primero, todos de origen. Cristiano o con tendencias
Cristianas. En particular el “Libro de Adán y Eva”, que fue compuesto en el
último cuarto de siglo, elaborado sobre el papel jugado por Satán en la caída.
Para extraviar a Eva se colgó de los muros del Paraíso, apareciendo como un
ángel y cantando himnos como un ángel; también persuadió a la serpiente para
que ésta le dejase hablar por su boca(17). Este mismo Satán fue una vez uno
de esos ángeles de Dios, pero desobedeció el mandamiento de Dios y llevó a la
desobediencia a otros ángeles, con el resultado que él y sus seguidores fueron
expulsados del cielo.
Este punto de vista acerca de la caída de Satán y la caída del hombre fue
adoptado por los Padres de la Iglesia, desde el siglo II d.C. el apologista Justino
Mártir en adelante. El único punto en disputa concernía a la caída, no a Satán
mismo, sino a los ángeles inferiores. Cualquier cosa que sea lo que quiere decir
el Libro de Adán y Eva, la mayoría de los Padres no podían pasar por alto la
doctrina de fuentes más venerables. El Libro de Enoch, como hemos visto,
mantenía que esos ángeles habían caído porque desearon a las hijas de los
hombres; de lo que sigue que, diferente a Satán, estos no había caído hasta
bien después de la caída del hombre. Pero en el siglo III esta dificultad fue
evadida por el preeminente teólogo Orígenes. Éste proclamó que el pasaje en
Génesis referente a los hijos de Dios y las hijas de los hombres había de ser
tomado alegóricamente; la verdadera caída de los ángeles tuvo lugar antes de
la creación del hombre, es más, antes de la creación del mundo. la Iglesia
Griega siguió a Orígenes; un tiempo después San Jerónimo (c. 340-420) y San
Agustín de Hipona (354-430) implantaron la misma idea en la Iglesia Latina. A
finales del siglo IV se aceptaba generalmente en el Este y el Oeste que la caída
del hombre era parte de una prodigiosa lucha cósmica que había comenzado
cuando algunas de las huestes celestiales se habían rebelado contra Dios y
habían sido expulsadas del cielo. Mientras que los ángeles habitan el alto cielo,
cerca del Trono de Dios, los demonios estaban confinados al aire oscuro
inmediatamente sobre la tierra. Este es el significado original de la famosa frase
de Pablo acerca de la “maldad espiritual en las alturas.” (18), los Padres
compartían este punto de vista. Agustín, por ejemplo, mantenía que “el Diablo
fue expulsado, junto con sus ángeles, de la alta esfera de los ángeles, y fue
arrojado a las tinieblas, o sea en nuestra atmósfera, donde están encarcelados.
(19) También se estaba de acuerdo en que dado que los ángeles poseían
cuerpos etéreos, compuestos de aire y luz, los demonios han de estar
igualmente equipados. De acuerdo con Agustín, esos cuerpos etéreos le
otorgaban a los demonios tremendo poder y percepción y les posibilitaba
transportarse a través del aire a extraordinaria velocidad. (20)
Desde su hábitat en el aire Satán y sus demonios mantienen una guerra
incesante contra los Cristianos. Así es como Pablo los imagina. (21) Y los
Padres se explayan ampliamente sobre las diferentes maneras mediante las
cuales estos persiguen a la nueva fe y a sus adherentes. Pues el Diablo, que no
conoce paz alguna, no puede dejar en paz a los hombres(22), junto con sus
demonios causa tanto la enfermedad individual(23) como los desastres
colectivos tales como la sequía, malas cosechas, epidemias entre los hombres
y las bestias (24). Además, los demonios han ideado nuevas métodos para
afligir a la Iglesia. Por un lado inspiran a las autoridades Romanas para que
persigan a los Cristianos (25), por otro seducen a los Cristianos para que
abandonen la verdadera fe, para caer en el cisma y la herejía. (26) San Cipriano
mantenía incluso que respecto a la actividad de los diablos no habría ni herejía
ni cisma alguno. (27)
Para Pablo como para los Padres, los demonios están presentes en los dioses
del mundo antiguo. Si un Cristiano se atreve a criticar nuevas prácticas o
creencias, después que éstas hayan sido aprobadas por la Iglesia, esto debe
estar instigado por un dios pagano, operando como demonio. Cuando un monje
llamado Vigilantius escribió contra le creciente culto a los huesos de los
mártires, Jerónimo le contesta: “El espíritu impuro que te hace escribir esto ha
sido a menudo atormentado por este humilde polvo (de los huesos de los
mártires)…. Este mi consejo. Vete y confiesa, que lo que ahora niegas, es
Mercurio quien habla a través de la boca de Vigilantius.” (28) La prueba más
segura de la verdad del Cristianismo está en la habilidad de los Cristianos para
exorcizar los demonios de los seres humanos a los que han poseído. Pues
cada exorcismo representa una victoria de Cristo sobre un dios pagano. Este es
el punto de vista de Tertuliano y Cipriano a comienzos del siglo III (29), y era
también el punto de vista de Sulpicio Severus en su vida de San Martín de
Tours, escrita a comienzos del siglo V: “Cada vez que Martín venía a la iglesia,
los demoniacos que estaban presentes aullaban y temblaban como los
criminales cuando llega el juez… Cuando Martín exorcizaba los demonios…
Los miserables demonios expresaban de diferentes maneras los apuros en los
que se encontraban… uno admitía que era Júpiter, otro Mercurio… (30)
La más grande ofensa de Satán, de hecho, está en la persistencia de la religión
pagana. Todos lo que a ésta se adherían estaban adorando a demonios. Esta
interpretación del ritual de la religión Greco-Romana es como un anticipo de
aquellas fantasías del culto a Satán que los clérigos medievales blandirían para
tratar con las actividades de las sectas discrepantes, mil años después.
Sin embargo, las similitudes entre el Cristianismo temprano y las actitudes del
Cristianismo medieval no han de ser exageradas. La atmósfera de mórbida
fascinación que llenaba las descripciones medievales está ausente en las
polémicas de los primeros Padres; es fácil ver por qué. En los días de los
Padres la Iglesia estaba llena de optimismo, todavía segura de su fe y del
triunfo de esta fe. Satán podía ser fuerte, pero estaba dentro del poder de
cualquier Cristiano resistirle. La obra conocida como “El Pastor de Hermas”, que
data de la primera mitad del siglo II, es empático en un punto: el que teme a
Dios no puede ser afectado por ningún Diablo. Satán huye cuando se enfrenta a
una fuerte resistencia, por ellos sólo aquellos sin fe Cristiana han de temerle.
(31) En la segunda mitad del siglo II Ireneo afirmaba que el Diablo huye ante las
oraciones de los Cristianos (32), y Tertuliano estaba convencido que es
suficiente con pronunciar el nombre de Cristo. (33) Si Dios permite que los
demonios tienten a los Cristianos, es en orden a que los Cristianos pueden
avergonzarlo y al mismo tiempo fortalezcan su propia fe. Desde el punto de
vista de Orígenes el poder de Satán y sus huestes ya estaba declinando. Cada
vez que un demonio es resistido con éxito por un Cristiano, es arrojado al
infierno y pierde el poder de tentar de nuevo. Como resultado el número de
demonios en servicio activo está disminuyendo, el poder de los dioses paganos
mengua, y a los paganos se les hace cada vez más fácil convertirse en
Cristianos. (34)
Esta sublime confianza aún inspiraba a la Iglesia cuando cristianizó a los
pueblos Germanos y Celtas de Europa. Pero gradualmente a lo largo de los
siglos nuevas y terribles ansiedades comenzaron a hacerse sentir en las
mentes Cristianas, hasta que llegó a parecer que el mundo estaba poseído por
los demonios y que sus aliados humanos estaban por todas partes, incluso en
el mismo corazón de la Cristiandad.
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1. Roskoff, “Geschichte des Teufels”, Leipzig, 1869, aunque antigua, es una de
las historia más completas acerca de Satán y las huestes demoniacas. Ver
también, aunque es más breve, E. Langton, “Satan, a portrait”, London, 1945, y
H.A. Kelly, “Towards the death of Satan”, London, 1968. Para un desarrollo de
las ideas Cristiana y Judía hasta el Nuevo Testamento ver E. Langton,
“Essentials of demonology”, London, 1949. Un estupendo estudios sobre el
desarrollo del concepto de Satán en K.G. Jung “Satanás en el Antiguo
Testamento, Simbología del Espíritu”, Fondo de Cultura Económica, 1962.
2. Amos 3:6
3. Isaías 45:7
4. Ver H. V. Kluger, “Satan in the Old Testament”, traducc. H. Nagel, North-
western University Press, Evanston, USA, 1967.
5. R. H. Charles, “The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament”, 2
vol., Oxford 1913. Hasta que punto la demonología Judía dependía de una
influencia Iraní, y cuanto le debe Satán al espíritu de destrucción Zoroastriano,
Ahriman, ha sido debatido y no hay conclusión definitiva. Contribuciones acerca
de este tema en J. Duchesne-Guillemin, “Ormazd et Ahriman”, Paris, 1953, y
R.C. Zaehner, “The dawn and twilight of Zoroastrianism”, London, 1961.
6. I Enoch 10:1-11.
7. I Enoch 15:11.
8. I Enoch 19:1.
9. Jubileos 11:4
10. Testamento de Leví 19:1.
11. G. b. Caird, “Principalities and Powers: a study in Pauline Theology”, Oxford,
1956.
12. Juan 16:11.
13. Hebreos 2:14
14. I Pedro 5:8.
15. Apocalipsis 20:10
16. I Enoch 69:4-6
17. Latín, Vita, 9:1. Ver “Apocalypsis Mosis”, 16-20.
18. Efesios 6:12; 2:2.
19. Agustín, “Enarratio in Psalmum CXLVIII”, 9.
20. Agustín, “De divinatione daemonum”, cap. LII, 7.
21. Efesios 6:12.
22. Ireneo, “Adversus haereses”, lib. V, Cap. XXIV
23. Tertuliano, “Apologeticum”, cap. XXII
24. Orígenes, “Contra Celsum”, lib. VIII, 31-2.
25. Justino, “Apología I”, 55.
26. Justino, “Apología I”, 5, 12 y 14; Orígenes, “Exhortatio ad martyrium”, 18 y
32
27. Cipriano, “Liber de úntate Ecclesiae” 15
28. Jerónimo, “Liber contra Vigilantium”, 9
29. Tertuliano, “Apologeticum”, cap. XXXIII; Cipriano, “Ad Demetrianum”, 15.
30. Sulpicio Severus, “Dialogus”, III, cap. VI
31. Pastor de Hermas, “Mandatos” VII y XII
32. Ireneo, “Adversus haereses”, lib. II, cap. XXXII
33. Tertuliano, “Apologeticum”, cap. XXIII
34. Orígenes, “Homilia in librum Jesu Nave”, XV.
[6] http://www.labiblia.com/estudios/doctrinas/satanas.htm
Satanás en el Antiguo Testamento
El uso del vocablo hebreo 'satan' en los manuscritos originales
Satanás es la forma castellanizada de un vocablo que aparece 33 veces en el
texto hebreo del Antiguo Testamento en la forma satán. Se cree comúnmente que
la palabra "Satanás" designa en sí un malvado y poderoso ser sobrenatural, pero
esta creencia carece de fundamento bíblico. El propósito del presente ensayo es
mostrar el verdadero significado de la palabra "Satanás" tal como se emplea en el
Antiguo Testamento.
Es importante reconocer que la palabra hebrea original satán no es un nombre
propio, es decir, el nombre de una persona, sino sencillamente un vocablo común
y corriente que significa adversario, enemigo, acusador o calumniador. En muchas
ocasiones la palabra hebrea satán aparece traducida al castellano en nuestra
Biblia, pero en otras ocasiones los traductores la han dejado sin traducir y con
mayúscula, dando la falsa impresión de que se trata de un nombre propio. (La
palabra satán nunca se escribe con mayúscula en hebreo porque las letras
mayúsculas no existen en hebreo.) Para saber quién es el adversario o enemigo a
que se refiere el vocablo satán en un versículo determinado es necesario leer todo
el pasaje y estudiarlo en su contexto. Como veremos, generalmente resulta fácil
identificar al adversario, aunque esto puede ser problemático en algunos casos.
La palabra satanás traducida al castellano
La prueba de que satán es un vocablo hebreo común y corriente es el hecho de
que a menudo aparece en la versión castellana del Antiguo Testamento en forma
traducida al castellano, de manera que el lector inadvertido de la Biblia se
encuentra muchas veces con la palabra satán sin darse cuenta de ello. En la Biblia
Reina-Valera de 1960, satán es traducida al castellano en 14 ocasiones:
1. Números 22:22 En este versículo el ángel de Dios es un adversario (hebreo
satán) para Balaam, poniéndose en el camino para impedir que Balaam salga a
maldecir al pueblo de Israel.
2. Números 22:32 La frase "yo he salido para resistirte" es la traducción al
castellano de una frase hebrea que dice literalmente, "yo he salido como
adversario (satán) tuyo." Nuevamente, el adversario en referencia es el ángel
de Dios. En estos dos casos, el satán o adversario a que se refiere es el mismo
ángel de Dios, por lo que se puede ver claramente que la palabra satán no se
refiere necesariamente a un ser maligno o malvado. El ángel de Dios fue un
satán para Balaam simplemente porque se opuso a que fuera con los
embajadores de Balac.
3. 1 Samuel 29:4 Los filisteos temen que David se les vuelva enemigo (hebreo
satán) si sale a la guerra con ellos.
4. Samuel 19:22 David dice que los hijos de su hermana Sarvia (Joab y Abisai) le
son adversarios (hebreo satán) porque quieren dar muerte a Simei, mientras
que David ha decidido perdonarlo.
5. 1 Reyes 5:4 Salomón dice que no hay adversarios (hebreo satán), es decir, que
está en paz con las naciones circunvecinas.
6. 1 Reyes 11:14 Hadad edomita es un adversario (hebreo satán) de Salomón.
7. (2 veces)1 Reyes 11:23 y 11:25 Rezón hijo de Eliada es otro adversario (hebreo
satán) de Salomón.
8. Salmos 38:20 David dice que los que le pagan mal por bien le son contrarios
(hebreo satán).
9. Salmos 71:13 David desea que perezcan sus adversarios (hebreo satán).
10. Salmos 109:4 David se queja de sus adversarios (hebreo satán).
11. (2 veces) Salmos 109:20 y 29 David se queja nuevamente de los que lo
calumnian (hebreo satán).
12. Zacarías 3:1 El verbo acusarle es una forma de la palabra hebrea satán.
Este versículo y el siguiente, en los que la palabra satán también aparece sin
traducir, serán explicados más adelante.
La palabra satán sin traducción
Ya hemos visto que en el Antiguo Testamento de la Biblia castellana (versión
Reina-Valera de 1960) la palabra satán está traducida al castellano en 14
ocasiones. Los restantes 19 veces que el vocablo satán aparece en el texto
hebreo del Antiguo Testamento, los traductores lo han dejado sin traducir
(trasliterado) y con mayúscula, dando la impresión de que se trata de un nombre
propio, aunque no lo es. Esta forma errónea de representar en castellano la
palabra hebrea original tiende a reforzar la falsa creencia de que satán es el
nombre de un ser sobrenatural, poderoso y malvado, que merodea en el mundo
con el propósito de inducir a los hombres al pecado. Al examinar los pasajes en
los que la palabra satán es dejada sin traducir, veremos que los traductores
habrían cumplido más fielmente su tarea si hubieran simplemente traducido la
palabra al castellano, dándole su significado de adversario o acusador, así como
lo hicieron en los 14 casos arriba mencionados. Estudiaremos primeramente la
palabra satán en el libro de Job, ya que aparece sin traducir en 14 ocasiones en
los capítulos 1 y 2 de este libro, y sólo cinco veces más en todo el resto del
Antiguo Testamento (tres veces en Zacarías 3,1 y 2, una vez en Salmos 109:6, y
una vez en 1 Crónicas 21, 1).
Satanás en el libro de Job
El "Satanás" más célebre del Antiguo Testamento es, sin duda alguna, el del libro
de Job. En los capítulos 1 y 2 del libro aparece un individuo que pone en tela de
juicio la piedad de Job, sugiriendo que obedece a Dios por interés. Este individuo
persuade al Todopoderoso a que ponga a prueba la fe de Job, quitándole sus
bienes, sus hijos, y finalmente su salud. Este pasaje es considerado como el
principal punto de apoyo en el Antiguo Testamento, por las personas que afirman
la existencia de un diablo sobrenatural; sin embargo, al analizar estos capítulos,
nos daremos cuenta de que no respaldan en absoluto tal argumento, por las
razones que a continuación se detallarán:
(1) La palabra satán en el Antiguo Testamento no es un nombre propio y debería
ser traducida como adversario o enemigo en lugar de aparecer trasliterada (sin
traducir) y con mayúscula como si se tratara del nombre de una persona. La
mayoría de las traducciones modernas de la Biblia reconocen esta verdad,
traduciendo la palabra en el texto o por lo menos añadiendo una nota en el
margen. De la Biblia para explicar que la palabra original satán significa,
sencillamente, adversario. Por ejemplo, en la traducción moderna (en inglés) de
James Moffat, y en las dos traducciones (también en inglés) publicadas en 1917 y
en 1980 por la Jewish Publication Society (Sociedad Judía de Publicaciones),
Satanás no figura en el libro de Job, pues la palabra satán ha sido traducida
Adversary (Adversario). Otras cuatro traducciones en inglés: la Versión Autorizada
de 1611, la Versión Revisada de 1881, la Revised Standard Version de 1952 y la
New English Bible de 1970, dicen Satan (Satanás) en el libro de Job, pero agregan
una nota marginal explicando al lector que la palabra hebrea significa simplemente
the adversary (el adversario).
2. En nuestra Biblia castellana, Job 1:6 se lee de la siguiente manera: "Un día
vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino
también Satanás." Ahora, algunos sacan de este versículo la conclusión de que el
adversario de Job es un ángel malo, alegando en primer lugar que la frase "hijos
de Dios" quiere decir "ángeles," y en segundo lugar que sólo un ángel podría
presentarse delante de Jehová, ya que para hacerlo es necesario llegar hasta la
morada de Dios en los cielos, lo cual es posible únicamente para los ángeles. Sin
embargo, este razonamiento es totalmente equivocado, por las siguientes
razones:
(a) La expresión "hijos de Dios" no quiere decir "ángeles." A los hombres que han
sido llamados para servirle, Dios les llama comúnmente sus hijos, tanto en el
Nuevo como en el Antiguo Testamento; de manera que los hijos de Dios en el libro
de Job son aparentemente los miembros de una congregación de adoradores de
Dios. Véanse los siguientes pasajes:
Antiguo Testamento, Éxodo 4, 22; Deuteronomio 14, 1; Salmos 82, 6; Isaías 1, 2 y
30, 1; Isaías 30, 9, 43, 6, 63, 8, 63, 16, 64, 8; Jeremías 3, 14, 3, 22, 4, 22, 10, 20;
Ezequiel 16, 21; Oseas 1, 10, 11, 1, 11, 10.
Nuevo Testamento. Mateo 5, 9, 5, 45; Lucas 20, 36; Juan 1, 12, 11, 52;
Romanos 8, 14, 8, 19, 9, 8, 9, 26; 2 Corintios 6, 18; Gálatas 3, 26, 4, 6; Efesios 1,
5; Filipenses 2, 15; Hebreos 2, 10, 12, 7, 12, 8; 1 Juan 3, 1, 3, 2, 3, 10.
También es de notarse que el Hijo de Dios por excelencia, Jesucristo, es hombre y
no ángel. (A propósito, esta evidencia nos ayudará también a interpretar
correctamente Génesis 6:2, reconociendo que los hijos de Dios en este pasaje
también son hombres y no ángeles, como afirman algunos.)
(b) La Biblia en ningún momento afirma que la conversación entre Jehová y el
adversario de Job tuvo lugar en los cielos. La expresión "presentarse delante de
Jehová" y otras parecidas se ocupan con frecuencia en ambos testamentos para
describir el momento en que un siervo de Dios se acerca a Jehová por medio de
un holocausto o de la oración. Véanse los siguientes versículos:
Antiguo Testamento. Génesis 4, 16, 6, 11, 7, 1, 10, 9, 18, 22, 19, 27; Levítico 4,
6, 4, 17, 16, 7, 23, 11, 23, 20; Josué 24, 1; 1 Samuel 2, 21, 10, 19; Daniel 6, 10, 6,
26. Véanse especialmente Job 1, 11 y 2, 5.
Nuevo Testamento. Lucas 1, 76, 2, 22; Gálatas 1, 20; Efesios 1, 4; 1 Timoteo 5,
21; 2 Timoteo 2, 14, 4, 1.
En muchas ocasiones en la Biblia, Dios conversa con los hombres mientras éstos
están delante de su presencia aquí en la tierra. El adversario de Job es
simplemente un miembro de la congregación de adoradores de Dios de aquella
localidad. Conoce a Job y duda de la sinceridad de su fe, o quizá tiene envidia de
su prosperidad. Expresa sus dudas a Dios cuando está reunido con los demás
"hijos de Dios" en su acostumbrado lugar de reunión y persuade a Jehová a que
ponga a prueba la fe y la piedad de Job.
(3) Otro argumento para apoyar la idea de que el adversario de Job es un ser
sobrenatural, es la afirmación de que las tragedias que sufrió Job fueron causadas
por el poder de su adversario. Esta afirmación es incorrecta; la Biblia expresa clara
y repetidamente que las tragedias que sobrevinieron a Job fueron producidas por
el poder de Jehová mismo. Por ejemplo, en Job 1:11 el adversario dice a Jehová,
"Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia." O sea, el adversario sugiere a Jehová que aflija a
Job; no hay indicio alguno de que el adversario tenga el poder de hacerlo (véase
también Job 2:5). Ahora bien, existe un solo versículo que pareciera indicar, a
primera vista, que fue el adversario quien afligió a Job: "Entonces salió Satanás de
la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna..." (Job 2:7). Pero si
leemos los dos versículos anteriores (Job 2:5,6), veremos que el adversario había
pedido a Jehová que tocara a Job en su hueso y carne, y que Jehová le había
respondido, "He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida," accediendo a
realizar con su poder divino los deseos del adversario, con el fin de permitir que
Job fuera probado. El deseo de afligir a Job era del adversario, pero el poder para
hacerlo era de Jehová.
El hecho de que Job fue afligido por el poder de Dios se enfatiza en repetidas
ocasiones en el libro. Por ejemplo, en Job 2, 3, Jehová dice al adversario,
aludiendo a las primeras tragedias que le sobrevinieron a Job, "tú me incitaste
contra él para que lo arruinara sin causa." Job mismo reconoce que los males que
le han sobrevenido fueron causados por Dios. En Job 1, 21, después de haber
recibido la infausta noticia de la destrucción de sus bienes y la muerte de sus
hijos, Job exclama, "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová
bendito." Y en Job 2, 9 y 10, la mujer de Job le dice, "Maldice a Jehová, y
muérete," y Job responde, "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no
recibiremos?"
En los restantes capítulos del libro, Job responsabiliza reiteradamente a Jehová
por sus males; véanse Job 6, 4, 7, 20, 10, 2, 19, 6 y sobre todo 42, 11, donde se
nos relata que los parientes y amigos de Job "le consolaron de todo aquel mal que
Jehová había traído sobre él." La mayor parte de libro relata el esfuerzo que hace
Job para comprender por qué Dios le ha afligido; el libro carecería totalmente de
sentido si Job no hubiera sido afligido por Jehová, sino por algún otro personaje
sobrenatural. Y en su respuesta a Job (capítulos 38 a 41), Jehová en ningún
momento niega o evade su responsabilidad por lo que le había acontecido a Job;
simplemente le hace ver que un mero hombre no está facultado para cuestionar la
actuación del Todopoderoso.
Satanás en el libro de Zacarías
Como se mencionó anteriormente, en todo el Antiguo Testamento la palabra
"Satanás," sin traducción, sólo se encuentra en tres pasajes fuera del libro de Job.
Uno de estos pasajes es Zacarías 3, 1,2, donde la palabra "Satanás" aparece tres
veces en nuestra Biblia castellana:
Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y
Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová: Jehová te
reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es
éste un tizón arrebatado del incendio?
Ahora, esto es obviamente la continuación de las visiones proféticas de los
capítulos anteriores y no un relato literal. No se nos dice explícitamente quién es el
adversario del sumo sacerdote Josué, pero un estudio de la situación histórica en
medio de la cual Zacarías profetizó nos sugiere una respuesta. Zacarías pronunció
su profecía alrededor del año 520 antes de Jesucristo. Casi 70 años antes, los
judíos habían sido llevados cautivos a Babilonia cuando el emperador
Nabucodonosor destruyó la ciudad de Jerusalén. Pero en el año 539, un nuevo
emperador llamado Ciro había dado permiso a los judíos para que regresaran a su
país y reedificaran su templo en Jerusalén (véase Esdras 1, 1-4). Bajo el mando
de Zorobabel y el sumo sacerdote Josué, llamado también Jesúa (véase Esdras 2,
2), algunos judíos regresaron y comenzaron a reedificar el templo. Restauraron el
altar y lograron colocar los cimientos de un nuevo templo (Esdras capítulo 3), pero
la obra fue detenida por las amenazas de los enemigos de los judíos que vivían en
la tierra, principalmente los samaritanos. Este era un pueblo bastardo formado de
una mescolanza de israelitas con gente traída de otras regiones por el rey de
Asiria (Esdras 4:1-5). Los profetas Zacarías y Hageo fueron levantados por Jehová
para animar a sus compatriotas a que perseveraran con la obra de edificar el
templo, haciendo caso omiso de las amenazas de sus enemigos (Esdras 5:1,2).
En este contexto histórico, el satán que acusa al sumo sacerdote Jesúa en la
visión de Zacarías simboliza la oposición de los samaritanos que estaban
dispuestos a desafiar aun al sumo sacerdote del Dios viviente para impedir que los
judíos realizaran su obra. El resto del capítulo 3 de Zacarías describe la forma en
que Dios justifica a Josué y reprende al satán samaritano. La visión se cumplió
cuando los judíos, bajo el liderazgo de Josué y Zorobabel, se negaron a seguir
dejándose intimidar por sus enemigos y completaron la construcción del templo
(Esdras capítulos 5 y 6).
Se notará que al igual que en los casos anteriores examinados, el uso de la
palabra satán no implica en lo más mínimo que se trata de un ángel caído, sino
simplemente de algún adversario cuya identidad ha de buscarse analizando el
contexto histórico de la profecía.
Satanás en los Salmos
Otro pasaje del Antiguo Testamento donde ocurre la palabra "Satanás" es Salmos
109, 6:
"Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra."
En este salmo David clama a Dios para que le proteja de sus enemigos, que
obviamente son seres humanos:
"Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han
hablado de mí con lengua mentirosa; con palabras de odio me han rodeado, y
pelearon contra mí sin causa." (vv. 2, 3)
Lo raro de este caso es que la palabra satán aparece un total de cuatro veces en
el texto hebreo del salmo, en los versículos 4, 6, 20 y 29, refiriéndose a seres
humanos, pero sólo en el versículo 6 los traductores de la Biblia RVR de 1960 la
han dejado sin traducción. En los otros tres casos la han traducido al castellano
conforme a su significado verdadero. Por ejemplo, en el versículo 4 la palabra
"adversarios" es la traducción correcta de la palabra hebrea satanás, y en los
versículos 20 y 29 la frase "los que me calumnian" es la traducción de una frase
hebrea que dice literalmente "mis satanases." No existe la menor evidencia de que
la palabra satán que aparece en el versículo 6 se refiera a algo que no sea un ser
humano, por lo que es difícil de entender por qué los traductores optaron por
dejarla sin traducir, dando la impresión de que se trata del tentador sobrenatural
de la mitología. La vasta mayoría de las traducciones modernas de la Biblia
traducen la palabra satán del versículo 6 conforme a su significado real de
"acusador" o algo por el estilo, evitando toda sugestión de que se trata del ángel
caído de la superstición popular. Por ejemplo, la Versión Reina-Valera
Actualizada, corrigiendo la versión de 1960, traduce "un acusador"; la Biblia de
Jerusalén traduce "fiscal"; la versión Dios Habla Hoy dice "abogado"; la Biblia
francesa de Segond traduce un accusateur (un acusador); la Revised Version de
la Biblia inglesa dice adversary (adversario) y la Revised Standard Version en
inglés dice "an accuser" (un acusador) al igual que la New English Bible, la
traducción de la Jewish Publication Society (Sociedad Judía de Publicaciones), y
la de James Moffat. Por lo que se ve claramente que el aparecimiento de la
palabra "Satanás" en Salmos 109, 6 de la versión RVR de 1960 es una traducción
equivocada que de ninguna manera apoya la existencia de un tentador angelical.
Satanás en el libro de Crónicas
El capítulo 21 de 1 Crónicas comienza de la siguiente manera:
"Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de
Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel
desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo
sepa."
A continuación, la narrativa revela la forma en que Joab intenta disuadir al rey de
que lleve a cabo el censo, advirtiéndole que sería pecado. Sin embargo David
insiste, y Joab se ve obligado a obedecer. Pero la actitud de David desagrada a
Dios, quien castiga al pueblo con una peste que causa la muerte de setenta mil
hombres. Finalmente, cuando el ángel destructor se apresta a devastar la ciudad
de Jerusalén, David logra detener su mano y construye un altar en el sitio donde el
ángel se detuvo. En este mismo sitio se edificaría más tarde el glorioso templo de
Salomón.
Ahora, las personas que creen en un diablo sobrenatural ven en la alusión a
Satanás en el versículo 1 evidencia de la existencia de un poderoso diablo
sobrenatural. Sin embargo, la realidad es muy distinta, porque al consultar el relato
del mismo incidente tal como se describe en 2 Samuel capítulo 24, descubrimos
que Dios mismo fue quien incitó a David a que hiciese el censo:
"Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a
que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá."
De manera que la incitación que 1 Crónicas atribuye a "Satanás," 2 Samuel la
atribuye a Jehová. ¿Cómo se ha de resolver esta aparente contradicción? La
respuesta es que no hay contradicción. En este caso, Dios mismo hizo el papel de
adversario para con el pueblo y su rey. Acordémonos de que la palabra satán
simplemente designa un enemigo o adversario, quienquiera que sea, y que la
identificación del adversario en una situación determinada se ha de deducir del
contexto. Puede que parezca extraño para algunos que Jehová mismo haga el
papel de satán para con su pueblo, pero en realidad los advirtió en repetidas
ocasiones de que se les volvería enemigo si se apartaran de sus mandamientos.
Ya vimos un caso en que Su ángel hizo el papel de satán para con Balaam. En el
libro de Isaías el profeta describe la actitud de Dios para con los israelitas de la
siguiente manera:
"Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les
volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos." (Isaías 63:10)
En Jeremías 30:14 la palabra de Jehová dice:
"Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo
te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la
multitud de tus pecados..."
y en Lamentaciones 2:4-5 el mismo profeta Jeremías recalca:
"Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, y
destruyó cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sion derramó como fuego
su enojo. El Señor llegó a ser como enemigo, destruyó a Israel..."
Habiendo contemplado esta evidencia de la forma en que Dios dijo que se había
comportado con su pueblo escogido, y teniendo en mente el hecho de que la
palabra satán significa precisamente enemigo o adversario, estamos en condición
de apreciar la realidad de que por extraño que parezca a primera vista, Jehová
mismo es el "Satanás" de 1 Crónicas 21:1, de la misma manera que su ángel lo
fue en dos ocasiones en Números 22.
Conclusión
Así se concluye el examen de los pasajes donde ocurre la palabra "Satanás" en el
Antiguo Testamento de nuestra biblia castellana. El primer hecho fundamental que
hemos descubierto es que la palabra hebrea satán ha sido traducido muchas
veces en el texto bíblico, pasando inadvertida de la mayoría de los lectores de la
Biblia. El segundo hecho sorprendente es con cuán poca frecuencia satán es
vertida "Satanás" en la Biblia castellana; ¡solamente en cuatro lugares en todo el
Antiguo Testamento! El tercer hecho importante es que el Antiguo Testamento en
ningún momento asocia a "Satanás" con la idea de un ángel caído. En el libro de
Job designa a algún conocido envidioso de Job. En Zacarías, describe a los
samaritanos que se oponían a la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. En
Salmos 106 obviamente se refiere a un ser humano y en 1 Crónicas ¡denota a
Dios mismo! Ahora, el Antiguo Testamento cubre unos 1,500 años de la historia de
Israel, el pueblo de Dios, revelando con suma franqueza y lujo de detalles sus
constantes transgresiones. Si un poderoso ser malvado realmente fue quien
instigó a los israelitas y a otros a que se rebelaran continuamente contra su Dios,
es extraño, por decir lo menos, que la Biblia no lo revele. En su lugar, clara y
repetidamente culpa a los seres humanos mismos por su dureza de corazón,
absteniéndose totalmente de echar la culpa sobre un supuesto ángel rebelde cuya
existencia en ningún momento menciona. La realidad es que satán es, repetimos,
sencillamente una palabra hebrea que significa adversario, enemigo o algo por el
estilo. Generalmente designa un hombre o grupo de hombres, pero
ocasionalmente denota al ángel de Dios o incluso Dios mismo cuando éste se
coloca en la posición de antagonista para con determinada persona o grupo de
personas. La idea de un ángel caído que deambula por el mundo tentando a los
hombres es un mito pagano que no encuentra ningún apoyo en la Biblia y que por
lo tanto debe ser rechazado por todo cristiano que desea fundar su fe sobre la
Palabra de Dios.
James Hunter
Publicado por la Misión Bíblica Cristadelfiana
[7] http://lascosasquenuncaexistieron.com/2010/11/26/corte-infernal/
Al igual que los ángeles que tienen una jerarquía angelical, conocida también
como Triadas, los demonios están organizados jerárquicamente. Conforme a la
demonología, se cree que la jerarquía infernal es tan compleja que asemeja a un
estado feudal en donde cada uno de sus miembros poseen diferentes atributos y
funciones otorgados por Satanás. Desde luego, aunque los demonólogos
coincidían en que existía una corte infernal, resultaba difícil, si no imposible,
coincidir en una organización específica. Nosotros les presentamos las
propuestas más conocidas a lo largo de la historia:
Alfonso de Spira propuso la siguiente jerarquía en 1467:
 Demonios del destino.
 Trasgos.
 Íncubos y Súcubos.
 Ejércitos y Hordas.
 Domésticos o familiares: demonios con forma animal que conviven con
las brujas.
 Drudes, demonios en su mayoría femeninos.
 Demonios de la unión con hombres.
 Demonios del engaño.
 Demonios que tientan a los Santos.
 Demonios que guían a las personas, generalmente ancianos a los aquelarres.
De acuerdo De Praestigiis Daemonum et Incantationibus ac Venificiis (1563),
escrito por Johannes Wier, los principales jefes del infierno son Astaroth, Andras,
Leonardo y Asmodeo y la Corte Infernal se compondría de la siguiente manera:
 1,111 legiones, cada una con 6,666 demonios.
 72 príncipes
 7, 405, 926 diablos.
Por su parte, Peter Binsfeld publicó en 1589 su famoso De confessionibus
maleficorum et sagarum (De las confesiones de los hechiceros y las brujas) en el
cuál la Corte Infernal estaba organizada por demonios relacionados con los 7
pecados capitales:
1. Soberbia, Lucifer
2. Avaricia, Mammon
3. Lujuria, Asmodeo
4. Satanás, ira
5. Gula, Belcebú
6. Celos, Leviatán
7. Pereza, Belfegor
En el Compendio Maleficarum, escrito por Francesco Maria Guazzo en 1608 se
habla de la siguiente jerarquización:
 Demonios de las casas superiores del aire.
 Demonios de las casas inferiores del aire, principales responsables de las
tormentas.
 Demonios que viven en el campo y el bosque.
 Demonios femeninos del agua.
 Demonios subterráneos: responsables de los sismos.
 Demonios de la noche.
Sebastián Midhaelis habló de 3 categorías en 1613:
 1er categoría compuesta por Asmodeo (lujuria), Astaroth (pereza y vanidad),
Baalberith (asesinato y blasfemia), Belcebú (altivez), Gresil (impureza),
Leviatán (ataca las creencias religiosas), Sonnilón (odio) y Verrin (impaciencia).
 2a categoría: Camal (lujuria), Clavel (seduce a los que se oponen a la
pobreza), Karo (compasión), Rosal (sensualidad) y Soplador (demonio de la
desobediencia).
 3er categoría: Belial (arrogancia), Olivier (codicia) y Juvart (se encarna en los
cuerpos de otras personas).
Pero es quizá gracias a Collin Plancy y su Diccionario Infernal, publicado en
1863, que debemos la jerarquización más completa, basada en los siguientes
grupos:
 Primer grupo: Príncipes y Dignidades: Belcebú, jefe supremo del imperio del
infierno y fundador de la orden de la mosca; Satanás, príncipe destronado, jefe
del partido de la oposición; Eurinomo, príncipe de la muerte; Moloch, príncipe
del país de las lágrimas; Plutón, gobernador de las regiones inflamadas; Pan,
príncipe de los íncubos; Lilith, princesa de los súcubos; Leonardo, caballero de
la mosca; Baalberito, gran pontífice y señor de las alianzas; Prosperina,
princesa de los espíritus malignos.
 Segundo grupo: Cuerpo de Ministros del Despacho: Adramelech, gran canciller;
Astaroth, tesorero general; Nargal, jefe de la policía secreta; Baal, general en
jefe de los ejércitos infernales; Leviatán, gran almirante.
 Tercer grupo: Embajadores: Belfegor, embajador en Francia; Mammón,
embajador en Inglaterra; Belial, embajador en Italia; Rimmón, embajador en
Rusia; Thamuz, embajador en España; Hutgin, embajador en Turquía;
Mautinat, embajador en Suiza.
 Cuarto grupo: Justicias: Lucifer, justicia mayor; Alastor, el que ejecuta de
sentencias.
 Quinto grupo: Casa de los Príncipes: Verdelet, maestro de ceremonias, jefe de
los eunucos del serrallo; Chamoos, gran chamberlán; Melchom, tesorero;
Nisroth, jefe de cocina; Behemus, copero mayor del infierno; Dagón, panadero;
Mullin, primer ayudante de cámara; Roboals, director de los teatros; Asmodeo,
superintendente de la casa de juegos; Nibes, gran farsante burlesco; Anticristo,
charlatán; Boquet, llamado también “El mono de Dios.”
Por último, en El gran diccionario del ocultismo (2005), Roberto Mares propone la
siguiente Corte Infernal:
 1 Emperador: Belcebú
 7 Siete Reyes: Asmodeo, Bael, Belial, Bylethm, Paymon, Pursan y Zapan
 17 Duques: Agares, Alocer, Astartoth, Batymb, Berith, Bune, Busas, Chas,
Eligar, Gusayn, Muros, Pricel, Sytry, Velefar, Vepar, Zepar,
 13 Marqueses: Andrias, Androlag, Arias, Cimeries, Farreas, Fénix, Gamigym,
Lamón, Loroy, Marchacias, Naberus, Riere y Sabnac,
 10 Condes: Barbetos, Botin, Decaridia, Futur, Halfas, Ipex, Morux, Raym, Vine
y Zalcos
 10 Presidentes: Amy, Buer, Caim, Forcas, Haagenty, Glasialabolas, Goap,
Marbas, Oze, Volac
 Varios Cortesanos y Seguidores.
[8] http://llamaardiente.blogspot.com/2011/05/confesiones-de-satanas-ii.html Ya no
está el blog
[9] http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=19130 No aparece; dice que
se han recibido encabezados duplicados desde el servidor.
[10] http://www.grupotortuga.com/Padre-Fortea-Hay-muchos-demonios
Padre Fortea: ’Hay muchos demonios, pero el más poderoso es Satanás’
Viernes.24 de septiembre de 2010 1749 visitas Sin comentarios
Que lo sepas...
El padre José Antonio Fortea pertenece a la Diócesis de Alcalá de Henares
(Madrid), pero actualmente vive en Roma.
Las leyendas sobre el diablo con cuernos, cola y tridente nunca llegaron a la casa
de José Antonio Fortea, en Barbastro (España). Su hogar no era nada religioso y
por eso no se preguntó si esa criatura maligna existía o no. A los 15 años sintió la
vocación y decidió ser sacerdote. En ese camino primero conoció a Dios, y luego,
al diablo.
El sacerdote, de 42 años, terminaba estudios en historia de la Iglesia y le pidieron
que su tesis la hiciera sobre el exorcismo. Sin pretenderlo -aclara- se convirtió en
especialista en demonología (estudia a los demonios) al punto de ser designado
como uno de los pocos sacerdotes exorcistas que tiene el Vaticano (vive en
Roma).
Desde hace 16 años, se dedica -literalmente- a liberar personas poseídas por el
demonio. Vino a Colombia, no a realizar exorcismos, sino a hablar de fe y
conversión cristianas.
¿El diablo existe?
Creer en Dios supone creer en lo que Él ha dicho. Y Él ha hablado de la existencia
del demonio y ha advertido, al final del Padre Nuestro: "líbranos del mal", que se
puede traducir como "líbranos del maligno".
¿Hay evidencia del demonio?
Nunca he visto a ningún demonio. Ni me han tocado ni me hacen cosas. En eso
he actuado como un científico; así lleve hábito, no estoy desprovisto de la razón.
He visto muchos posesos a lo largo de mi vida, hay fenómenos que no son
enfermedades mentales y que se han liberado con exorcismos. No se puede sanar
a un esquizofrénico con un exorcismo.
¿Hay un único demonio?
Aunque se suele hablar del demonio, en realidad hay muchos demonios, cada uno
distinto, pero hay uno que es el jefe de todos los demonios, el más poderoso:
Satanás.
¿Por qué suceden las posesiones?
Todos aquellos que acuden al espiritismo, la brujería y, peor todavía, al satanismo,
quedan en peligro de ser poseídos. Esa es la ley general, pero hay casos que no
se explica por qué ocurren, así no hayan acudido a esas prácticas.
¿Cómo ocurre una posesión?
Un espíritu posee un cuerpo y lo mueve a su voluntad: habla a través de él, grita,
convulsiona...
¿Cómo se realiza un exorcismo?
A través de lecturas sucesivas de la Biblia y de un intenso trabajo de oración.
¿El exorcismo es suficiente para una liberación?
Cuando un poseso recibe el exorcismo, pasa un tiempo razonable en ser liberado.
Se requiere un número de sesiones. El demonio se resiste, porque sabe que está
condenado a salir.
¿Qué tan frecuentes son los casos?
Hay pocos casos de posesión, siempre ha habido pocos casos; siempre los
exorcistas han sido pocos.
Un caso que recuerde...
El más impactante, por la violencia, la furia de los gritos y de las convulsiones, le
ocurrió a una chica; mucha gente fue a orar con el equipo de oración y muchos
tuvieron problemas para dormir durante una semana.
¿Ha sentido al demonio?
Un cierto número de veces, estando solo en mi casa o en otros lugares, he sentido
una presencia maligna. Y yo no soy nada sugestionable. Y mentiría si no
reconociera que sentí esa presencia maligna de un modo intenso y poderoso. Yo
tenía un gato y vi cómo se agazapaba detrás de las cortinas, mirando un punto
concreto del aire; no es normal que un gato se esconda, tiemble y mire hacia un
punto concreto.
¿Se siente perseguido?
No me siento especialmente acosado, pero la razón me dice que el demonio, dado
que existe, tiene unas cuentas pendientes conmigo.
¿La figura del diablo con cuernos y cola, es correcta?
El demonio no tiene cuerpo, no tiene color, ni una forma visual, ni cuernos, ni alas,
ni colas. Es una entidad incorpórea, invisible.
¿Qué debe hacer una persona en estos casos?
Debe pedir ayuda a un sacerdote.
¿Hay que tenerle miedo al demonio?
Hay que tener miedo a pecar, a ofender a Dios.
Conectado con la tecnología4
El padre Fortea lleva 16 años practicando exorcismos, labor que ha combinado
con la vida de parroquia. Pertenece a la Diócesis de Alcalá de Henares (Madrid),
pero actualmente vive en Roma, donde adelanta su doctorado en teología.
Ha escrito 12 libros, de los cuales cinco han sido sobre el exorcismo. Uno de los
más vendidos es ’Memorias de un exorcista’. Tiene una página en Internet
(www.fortea.ws) y un blog que alimenta a diario con diversas reflexiones sobre la
fe.
JOSÉ ALBERTO MOJICA P.
REDACCIÓN VIDA DE HOY
- Fuente: http://www.grupotortuga.com/Padre-Fortea-Hay-muchos-
demonios#sthash.yOZJo7Jd.dpuf

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