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COMERCIAL Y ADUANERO
INTEGRANTES:
1.- INTRODUCCIÓN.-
Bolivia se constituye conforme la Constitución Política, en su Artículo Primero en un
Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente,
soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías, asimismo por
disposición de su Art. 8 los valores que sustenta el Estado son unidad, igualdad,
inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad,
armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de
género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social,
distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien.
Dentro de la sociedad Boliviana como cualquier otra, sus individuos sean de Derecho
Privado o Público, suscitan diversas disputas o controversias, fruto de las relaciones
jurídicas que éstas entablan, para la resolución de estas acuden ante las diferentes
instituciones con jurisdicción y competencia para resolver los mismos, siendo estos
en principal medida los Tribunales de Justicia, no obstante en especial en las
actividades comerciales por imposición de la misma ley, los participantes están en la
obligación de resolver sus controversias mediante el Proceso Arbitral, el cual cuenta
con sus características propias, constituyéndose en un Método Alternativo de
Solución de Controversias, empero donde se contraponen intereses.
Todo proceso donde se contraponen intereses, conlleva la necesidad de resolver esta
disputa en mérito de valorar elementos de convicción, adecuando la resolución a
emitirse sobre los hechos que se demuestren por las partes.
El presente trabajo estará enfocado en determinar que el fallo dictado dentro del
proceso Arbitral- Laudo Arbitral, es susceptible de ser anulado mediante el Recurso
de Nulidad, cuando este no se encuentre debidamente motivado, para lo cual se
examinará la normativa
nacional, el marco teórico de la presente investigación, se incluye conceptos al
derecho del debido proceso, se revisa la norma fundamental constitucional de nuestro
País, la norma adjetiva civil, la jurisprudencia relativa al tema de estudio y la opinión
de algunos autores que hacen referencia al presente tema de investigación.
2.- MARCO TEÓRICO
Durante el proceso de búsqueda de un tema para la elaboración de trabajo final como
requisito para aprobar el Módulo IV del Diplomado en Derecho Comercial y Aduanero
del Postgrado de la facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Simón, se
presenta este tema como objeto de estudio, el cual sin duda por sus propias
características, es como se podrá advertir en adelante un elemento indispensable en
la administración de la justicia y es que esta labor no recae únicamente en Tribunales
de Justicia con Jurisdicción y Competencia que la Ley les reconoce, sino también
nace de la voluntad de las propias partes en controversias para acudir ante una
Tercera Persona, individual o Colegiada, para que esta en mérito de su pericia y
sujetando su decisión en las permisiones, facultades o requisitos establecidos por
ley, emita una resolución de cumplimiento obligatorio para estas.
El presente trabajo pretende centrarse precisamente en uno de los requisitos
establecidos por ley, para que esa resolución concretamente denominada Laudo
Arbitral, surta plenos efectos y sea de cumplimiento obligatorio bajo conminatoria de
exigibilidad judicial, este requisito concretamente es la motivación que todo Laudo
Arbitral debe tener.
El presente trabajo, es el resultado de un intenso análisis de las normas vigentes, la
Constitución Política del Estado, La Ley de Conciliación y Arbitraje el actual y el
abrogado, ahí genera el tema central, el cual da la necesidad de evitar y prevenir de
que en futuros Laudos Arbitrales, dictaminados conforme las normas lo establecen,
en este caso se tenga presente de que la motivación en los Laudos, sea incorporado
como una causal de nulidad dentro la Ley de Conciliación y Arbitraje, elemento
esencial que debe dar seguridad a la resolución arbitral pronunciada.
En la actualidad existe un vacío jurídico fundamental de la motivación, por tal motivo
se debe adecuar la resolución, sin vicios a fin de evitar futuras interposiciones de todo
tipo de recursos jurisdiccional y extrajudiciales.
2.1,. LA MOTIVACIÓN COMO ELEMENTO DEL DEBIDO PROCESO.-
El elemento motivación tiene gran importancia y constituye la base del presente tema
de investigación, en el sentido de que dan a conocer aspectos que de alguna manera
u otra consolidan la misma, siendo el método investigativo el resultado óptimo a las
referencias que realizan las diferentes disciplinas respecto a este tema, y por otra
parte se dará el análisis en la parte teórica, dando a conocer su doctrina aplicable,
además la legislación nacional, jurisprudencia nacional y Legislación comparada que
sustentan el presente trabajo de investigación.
Al margen de todo lo descrito, cabe mencionar que los acápites de relevancia para
fortalecer el presente trabajo de investigación, corresponde al análisis e
interpretación conceptual, doctrinal y legislación comparada, de la que puede
evidenciar el análisis para definir que el conjunto de razonamiento de hecho y de
derecho, que darán fuerza a la necesidad de complementar el Art 112 del Ley de
Conciliación y Arbitraje.
Como primer paso estamos en la imperiosa necesidad de saber que es la motivación
y cual es su alcance en la actual línea jurisprudencial emitida por el máximo Tribunal
de Justicia de nuestro Estado en ese entendido se tienen las siguientes
consideraciones:
Motivación.- Es el Conjunto de razonamientos de hecho y de derecho, en los cuales
el órgano jurisdiccional o administrativo, fundamenta su decisión se la consigna en
los considerando de la resolución de la sentencia.
MOTIVAR: De acuerdo a lo expresado por Otero Parga, “motivar significa explicar la
razón o motivo que se ha tenido para hacer algo, en la sentencia es la razón que
impulsa a los jueces a decidir de una manera u otra.” (Otero Parga Milagros,
“cuestiones de argumentación jurídica, México, 2006”).
MOTIVACIÓN DE LAS DECISIONES JUDICIALES: La motivación es el instrumento
jurídico enderezado a garantizar que el poder actúe racionalmente y dentro de ciertos
límites. Implica la necesidad de acreditar la racionalidad de las decisiones, vale decir,
que el ejercicio más o menos discrecional que representa la sentencia, no es, sin
embargo, un ejercicio arbitrario. La motivación debe ser configurada como un
instrumento de comunicación que se inserta en un procedimiento comunicativo, que
se origina por el juez y que está encaminado a informar a las partes, y también al
público en general, aquello que el juez pretende expresar. El “cierre” del discurso que
constituye la motivación y su consiguiente despersonalización, provocan que ésta no
refleje todo aquello que el juez ha querido expresar, sino solo aquello que el intérprete
está en capacidad de “comprender”. El carácter instrumental que tiene la motivación
respecto de la “decisión”, puede ser visto desde diversos aspectos:
a. Como base para la determinación exacta de la decisión, lo que deriva en su
uso para la “interpretación” de lo decidido;
b. La motivación como discurso que está destinado a cumplir una función
“justificadora” de la decisión, es decir, para validar, racionalizar, volver aceptable la
decisión, lo que implica el uso de la motivación para la determinación de la ratio
decidendi que juega como principio vinculante en el estare decisis (Taruffo, “La
motivación”, p. 117-118)
FUNDAMENTAR: “Sugiere la idea de que toda resolución judicial, toda sentencia,
debe hundir sus raíces, hacerse firme en la ley como único apoyo en el que puede
descansar la decisión judicial.” (Otero Parga Milagros, “cuesti argumentación jurídica,
México, 2006”).
LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0646/2017-S1 Sucre, 27
de junio de 2017 DETERMINÓ ENTRE SUS PARTES MÁS SOBRESALIENTES
LOS SIGUIENTES ASPECTOS:
III.2.El debido proceso, en sus elementos de fundamentación, motivación y
congruencia de las resoluciones. La SCP 1585/2014 de 19 de agosto, que citó a su
vez la SCP 0099/2012 de 23 de abril,sobre esta problemática indicó que: “La triple
dimensión del debido proceso, se encuentra reconocida en la Constitución Política del
Estado, que lo consagra como un principio, un derecho fundamental y una garantía
jurisdiccional. Su protección como garantía jurisdiccional, implica a su vez el
resguardo de los elementos constitutivos del debido proceso, traducidos en derechos
fundamentales, entre ellos la fundamentación y congruencia de las resoluciones
emitidas tanto por autoridades judiciales como administrativas, que se constituyen en
normas rectoras de la actividad procesal.
Corresponde en consecuencia, referirse a los dos elementos constitutivos del debido
proceso enunciados: fundamentación y congruencia, dado que los mismos son
invocados como vulnerados por la parte accionante.
Respecto a la fundamentación de las resoluciones, la SC 2023/2010-R de 9 de
noviembre, resume en forma precisa los razonamientos doctrinales asumidos sobre
el particular, señalando: 'La garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus
elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo que significa, que toda
autoridad que conozca de un reclamo, solicitud o dicte una resolución resolviendo una
situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su
decisión, para lo cual, también es necesario que exponga los hechos establecidos, si
la problemática lo exige, de manera que el justiciable al momento de conocer la
decisión del juzgador lea y comprenda la misma, pues la estructura de una resolución
tanto en el fondo como en la forma, dejará pleno convencimiento a las partes de que
se ha actuado no sólo de acuerdo a las normas sustantivas y procesales aplicables
al caso, sino que también la decisión está regida por los principios y valores supremos
rectores que rigen al juzgador, eliminando cualquier interés y parcialidad, dando al
administrado el pleno convencimiento de que no había otra forma de resolver los
hechos juzgados sino de la forma en que se decidió. (…) cabe señalar que la
motivación no implicará la exposición ampulosa de consideraciones y citas legales,
sino que exige una estructura de forma y de fondo, pudiendo ser concisa, pero clara
y satisfacer todos los puntos demandados, debiéndose expresar las convicciones
determinativas que justifiquen razonablemente su decisión en cuyo caso las normas
del debido proceso se tendrán por fielmente cumplidas; (…). Así la SC 1365/2005-R
de 31 de octubre, entre otras.
Del citado razonamiento, se concluye que la fundamentación de las resoluciones
judiciales, constituye un elemento inherente a la garantía jurisdiccional del debido
proceso, lo que significa que la autoridad que emite una resolución necesariamente
debe exponer los hechos, la valoración efectuada de la prueba aportada, los
fundamentos jurídicos de su determinación y las normas legales que aplica al caso
concreto y que sustentan su fallo; lo que de ninguna manera implica una
argumentación innecesaria que abunde en repeticiones o cuestiones irrelevantes al
caso, sino que al contrario debe desarrollar, pero con precisión y claridad, las razones
que motivaron al juzgador a asumir una determinada resolución, claro está con la
justificación legal que respalda además esa situación.
La congruencia por su parte, responde a la estructura misma de una resolución, por
cuanto expuestas las pretensiones de las partes traducidas en los puntos en los que
centra una acción o recurso, la autoridad competente para resolver el mismo está
impelida de contestar y absolver cada una de las alegaciones expuestas y además
de ello, debe existir una armonía lógico-jurídica entre la fundamentación y valoración
efectuadas por el juzgador y el decisum que asume. En ese marco, la congruencia
abarca dos ámbitos, el primero referido a la unidad del proceso; es decir, la coherencia
y vínculo que debe existir entre una resolución y otra dentro de un mismo proceso, y
el segundo en cuanto a la consideración y resolución de todos los puntos puestos a
consideración del juzgador, lo que significa que también debe existir coherencia y
unidad de criterio dentro de una misma resolución, dado que la misma debe guardar
correspondencia con todo lo expuesto a lo largo de su contenido, caso contrario
carecería de consecuencia, siendo inviable que luego de analizar determinados
hechos se llegue a resultados distintos, vulnerando la construcción jurídica que toda
resolución debe tener en aplicación y resguardo del debido proceso (en ese sentido
se expone el criterio mencionado las SSCC 1009/2003-R y 0639/2011-R entre otras)'.
Por su parte, la SCP 0632/2012 de 23 de julio, refirió: 'En este contexto, debe
señalarse que uno de los elementos del debido proceso es la congruencia en virtud
de la cual la autoridad jurisdiccional o administrativa, en su fallo, debe asegurar la
estricta correspondencia entre lo peticionado y probado por las partes; en ese
contexto, es imperante además precisar que la vulneración al debido proceso en su
elemento congruencia puede derivar de dos causales concretas a saber: a) Por
incongruencia omisiva, en virtud de la cual, la autoridad jurisdiccional o administrativa
emite una resolución sin considerar las pretensiones de las partes, vulnerando con
esta omisión el derecho a un debido proceso y también el derecho a la defensa; y, b)
por incongruencia aditiva, en virtud de la cual, la autoridad jurisdiccional o
administrativa, falla adicionando o incorporando elementos no peticionados o no
discutidos por las partes en el decurso de la causa. En el orden de ideas antes
señalado y concretamente en lo referente a la incongruencia omisiva, la SC
0486/2010-R de 5 de julio, establece y concatena el debido proceso con el principio
de congruencia
señalando lo siguiente: De esta esencia (es decir de la naturaleza jurídica del debido
proceso), deriva a su vez la congruencia como principio característico del debido
proceso, entendida en el ámbito procesal como la estricta correspondencia que debe
existir entre lo peticionado y lo resuelto; ahora bien, esa definición general, no es
limitativa de la coherencia que debe tener toda resolución, ya sea judicial o
administrativa, y que implica también la concordancia entre la parte considerativa y
dispositiva: sino que además, debe mantenerse en todo su contenido, efectuando un
razonamiento integral y armonizado entre los distintos considerandos y
razonamientos contenidos en la resolución. La concordancia de contenido de la
resolución y su estricta correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto,
conlleva a su vez la cita de las disposiciones legales que apoyan ese razonamiento
que llevó a la determinación que se asume.
En base a esas consideraciones, es que quien administra justicia, emitirá fallos
motivados, congruentes y pertinentes'. Asimismo, en relación a la incongruencia
aditiva, la citada Sentencia Constitucional, señala que: '…la congruencia ha venido
clasificada en diversos tipos o categorías que nos interesa anotar a los fines que se
seguirán, y así es moneda corriente hablar en doctrina de incongruencia «ultra petita»
en la que se incurre si el Tribunal concede «extra petita» para los supuestos en que
el juzgador concede algo distinto o fuera de lo solicitado por las partes; «citra petita»,
conocido como por «omisión» en la que se incurre cuando el Tribunal no se pronuncia
sobre alguno de los pedimentos que le han sido planteados, etc.' (Principios
Constitucionales en el Proceso Civil, Consejo General del Poder Judicial, El deber
Judicial de Congruencia como Manifestación del Principio Dispositivo y su Alcance
Constitucional, Madrid 1993, Mateu Cromo, S.A., Pág. 438). Es decir que, en segunda
instancia, pueden darse casos de incongruencia 'ultra petita' en los que el juez o
tribunal decide cuestiones que han quedado consentidas y que no fueron objeto de
expresión de agravios (extra petita); y cuando omite decidir cuestiones que son
materia de expresión de agravios por el apelante (citra petita)”.
12.-ttps://jurisprudenciaconstitucional.com/sentencias/18101-sentencia-constitucional-1765-
2013