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Nicéforo II Focas (963- 969) se casa con la viuda de Romano II, gobernando “en
nombre” de los hijos de Romano II, Basilio y Constantino. Conquista Antioquia pero
sin embargo cuando vuelve a la Capital muere por una intriga de su mujer,
colocando al armenio Juan Tzimiscés como regente.
4. A esto se le unió, que el mismo año de 1071 los mercenarios liberados por
Roberto Guiscardo, bajo protección papal (postura ambigua) le arrebatan a
Bizancio el sur de Italia con vistas a la costa adriática de los Balcanes y que los
turcos tomaban posición en la frontera del Danubio.
5. La situación económica se derrumbó, fallando el aprovisionamiento de gano
en la capital.
El nuevo emperador no daba solución al problema militar ni económico (le llamaban
“Parapinakes”, “el menos de un cuarto”). Desbordado por la situación política y
económica, el Rey abdica y se hace monje.
En 1081 Alejo Comneno se hace con el trono. Casado con una Ducas, es bien visto
por la aristocraciacivil y la nobleza militar, unificando las dos facciones.
fuerte armada, a cuyo frente está el drongario como jefe supremo (oficina del mar),
fortificándose a su vez los principales puertos como Tesalónica y Atalia.
En s. XI se aprecia la ruptura del sistema themático, cuando el thema de Bulgaria es
recién creado por Basilio II. Así se empieza a extender otra denominación:
catepanato o doukatos (por el ducado occidental). Muchos themas cambian a este
tipo de demarcación, ya que no conservarn acantonadas tropas campesinas ni la
organización fiscal anterior.
En Manzikert (1071), Romano Diógenes no pudo realizar la leva de las tropas de los
themas, por lo que recurrió a los tágmata y contrató mercenarios, de ahí la derrota.
Parece que las ciudades vuelven a recuperar su importancia donde Corinto, Atenas,
Sardes, Antioquia o Éfeso aumentan su actividad artesanal, monedas de intercambio
con los árabes o se refortifican su núcleos.
Las funciones administrativas se mantienen en los themas, en el obispo, o en las
casas de aduanas en vez de en la antigua curia. En puertos como Querson, Tesalónica
y Trebisonda la actividad principal es el comercio marítimo, canalizado a través de
unas oficinas que dependían de la oficina del mar de la capital, a cargo del drongarios.
Evolución:
Tras el Primer Cisma de Focio, Basilio I llega al trono. El patriarca Focio es
represaliado, excomulgado y desterrado. Es repuesto Ignacio (favorable a Roma
excepto en la ortodoxia búlgara). Tras su muerte en el 877, Focio es nuevamente
repuesto. Los obispos orientales proclaman la supremacía de Constantinopla y
rechazan el Filioque en el Credo, ratificando así el cisma. En su Epanagogé (879) Focio
define la figura del Emperador como responsable del bienestar del imperio, defensor
de la ortodoxia del dogma, intérprete y defensor de las leyes, y del Patriarca como
único interprete de los cánones y concilios.
Los sucesores de Focio (tras su final deposición encerrado en un monasterio)
mantienen una actitud de distancia hacia Roma. En 1043 llega al patriarcado el
ambicioso noble Miguel Cerulario, y comienza oponiéndose al acuerdo Roma-
Bizancio para frenar a los Normandos en el Sur de Italia.
Encargó un tratado en el que se acusa a los latinos de ignorar las tradiciones
apostólicas: uso del pan ácimo en la Eucaristía, consumo de carnes prohibidas,
celibato, dejar el Aleluya en Cuaresma, e insistiendo en el tema del Filioque. Obliga a
los monjes latinos a seguir el rito griego y como se niegan los anatematizó y cerró sus
iglesias. El papa León IX le contestó poniendo sobre la mesa el asunto más
importante, ya que se afirma en la supremacía de S. Pedro y en la legalidad de los
usos romanos. Envía a negociar con el Patriarca y el Emperador tres emisarios (entre
ellos Humberto de Silva Cándida, radical de la primacía romana y de la Reforma
Gregoriana), no dando resultado.
En abril 1054, los emisarios depositan una bula papal (cargada de intransigencias y
anatemas) en el altar de Santa Sofía donde se excomulga a Cerulario, salen de la
Basílica, se sacuden el polvo de los zapatos y ante la gente exclaman “Dios es testigo,
que Él nos juzgue”.
Cerulario quema la bula, responde con un Edicto Sinodal reiterando sus anatemas
sobre Roma y haciendo participe a toda la Iglesia de Oriente de lo sucedido. Hay un
intento de mediación del patriarca de Antioquia, que no sirve de nada. Un sínodo de
obispos de Constantinopla pronuncia el anatema contra el Papa, que ya había muerto.
En Bizancio no parece que haya pasado nada y en Roma intentaron reconducir el
asunto (no hablaban de cisma), y el resto de zonas (Sur de Italia, Rusia o Hungría)
tuvieron una convivencia normal.
El cisma hay que interpretarlo desde la visión ortodoxa. El Patriarcado era la principal
fuente teológica de la cristiandad, y les era difícil aceptar la primacía romana. Los
enviados romanos eran defensores de la Reforma Gregoriana, en auge. Miguel
Cerulario aún intentó restaurar las relaciones con Roma, ofreciendo al papa Esteban IX
la reconciliación a cambio del reconocimiento mutuo de sus ámbitos de autoridad, la
latina occidental para el Papa y la griega para el emperador. Pero las presiones en
Roma son fuertes y el Papa no acepta. Por último las relaciones entre Emperador y
Patriarca se deterioraron tras la Epanagogé, donde Miguel hizo fuerte su autoridad.