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Introducción
El estriado ventral es una estructura anatómica integrada al sistema
estriado-palidal que conforman la estructura subcortical conocida como
caudo-putamen y las porciones internas y externas del globus pallidus
(véanse monografías anteriores). Asimismo, la capa externa del núcleo
accumbens (NAc, denominada también como coraza externa) es una
estructura de transición que delimita el sistema estriado-palidal y lo que
se denomina la extensión amigdalina. El conocimiento de estas estructuras
ha influenciado mucho sobre la experimentación y la convergencia de ideas
sobre la relevancia de estas áreas neuroanatómicas en el desarrollo del
fenómeno adictivo. En este contexto, basándonos en la importancia de
estas estructuras neuroanatómicas, podemos conceptualizar la adicción
como una alteración de naturaleza motivacional caracterizada por un estado
compulsivo incontrolado en el consumo de drogas, en donde las drogas
asumen un control predominante sobre la expresión de conductas normales,
y los estímulos relacionados con la drogas actúan como potentes incentivos
en las conductas de búsqueda de psicoadictivos, y en los comportamientos
relacionados con la ingesta de los mismos. Como hemos mencionado en
varias ocasiones, desde el punto de vista sobre el término contextual de
reforzamiento, la adicción es más que un simple estado de reforzamiento
inducido por las drogas adictivas. Por ejemplo, la cafeína, el principio activo
del café, no está considerada como un droga psicoadictiva, a pesar de
sus propiedades psicoestimulantes y de reforzamiento, como lo testifican
millones de personas consumidoras de este alcaloide.
Las propiedades de reforzamiento-positivo que poseen múltiples
drogas están bien relacionadas, aunque en forma insufi ciente, con
sus propiedades psicoadictivas, por dos razones: las propiedades
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de reforzamiento de las drogas, esto es, que promueven la
autoadministración (vía intravenosa) de éstas, son instrumentos que
permiten la exposición repetida de diferentes drogas de abuso, en este
contexto, este mecanismo, determina el desarrollo y la consolidación
de una adicción. Por otro lado, las propiedades de reforzamiento de las
drogas de abuso son elementos necesarios que favorecen el desarrollo
de múltiples mecanismos de aprendizaje asociativo que, a su vez,
confi eren el valor o el contexto motivacional a un estímulo, y permiten
predecir la disponibilidad de la droga, que en forma conjunta, actúan
como potentes incentivos en la expresión de conductas asociadas a la
búsqueda de drogas. En este cuadro descriptivo, un dogma hipotético
es que las propiedades adictivas de múltiples drogas están relacionadas
con su capacidad de estimular la transmisión dopaminérgica en
la capa externa del núcleo accumbens y en lo que se denomina la
extensión amigdalina. Aunque las drogas comparten esta propiedad
con reforzadores naturales (comida, sexo), este efecto no produce una
habituación ante la exposición repetida de drogas, como es el caso
de los reforzadores convencionales. Es por ello que la estimulación
repetida del sistema de transmisión dopaminérgica, inducida por la
actividad farmacológica intrínseca de las drogas de abuso, en la lámina
externa del NAc como en las regiones que comprenden la extensión
amigdalina, facilitan en forma anormal la adquisición de propiedades
de motivación que inducen los estímulos que se asocian en forma
particular con el consumo de drogas. Finalmente, estos eventos
neurobiológicos determinan la capacidad que poseen las drogas
para controlar la expresión de conductas anormales que, entre otra
situaciones, prevalecen sobre otros contextos conductuales naturales,
estableciéndose el fenotipo de un síndrome adictivo.
Es importante señalar, que esta hipótesis mencionada (las propiedades
adictivas de las drogas de abuso están relacionadas con su capacidad de
estimular el sistema dopaminérgico en la región mesolímbica del SNC) no
debe confundirse con la teoría referida como sensibilización inducida por
incentivos en el fenómeno adictivo. Esta teoría prácticamente postula que
los estímulos asociados al consumo de drogas ilícitas, adquieren un valor
motivacional, como un resultado de un proceso independiente de la actividad
del sistema dopaminérgico que se encuentra asociada al desarrollo de la
adicción, y que estos incentivos son los que en algún momento predominan
e inducen el estado anormal adictivo relacionado con el deseo de búsqueda
de drogas (en inglés, craving) mediante la liberación sensibilizada de
dopamina por las neuronas dopaminérgicas.
Notas
* Investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”
(INPRF)
Agradecimientos: Proyecto INP-2040 y Fundación Gonzalo del Río Arronte.
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