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UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS

FACULTAD DE INGENIERÍA
CARRERA DE INGENIERÍA AMBIENTAL

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ANÁLISIS A LA LEY N°30884

“LEY QUE REGULA EL PLÁSTICO DE UN SOLO USO Y LOS


RECIPIENTES O ENVASES DESCARTABLES”

Ensayo

Curso: Gestión y Tratamiento de Residuos Sólidos

Docente: Ramírez Vizcarra de Hizo, Ana Luz

Alumna: Minaya Echevarría, Karla E.

Sección: GT61

2019
El miércoles 19 de diciembre del 2018, el Perú despertó con una noticia revolucionaria
en el ámbito ambiental: la aprobación de la ley N°30884 “Ley que regula el plástico de
un solo uso y los recipientes o envases descartables”. Esta presenta como principal
objetivo -según el criterio del Estado peruano para su aprobación- la reducción de la
producción, uso y distribución del plástico. Sin embargo, mucho antes de que este
precepto entre a instancias del poder ejecutivo, levantó debates entre los sectores estatales
que tienen como deber el garantizar a la población el cumplimiento de su derecho a gozar
de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida; y la Sociedad Nacional
de Industrias (SNI), encargados de defender los intereses de los industriales peruanos en
beneficio de la industria nacional. El análisis de este edicto echa luz entre dos posiciones
con distintos intereses que entran en conflicto, los cuales serán detallados a continuación.
Por un lado, el planteamiento de esta normativa está impulsado por el notable incremento
de los niveles de contaminación en los componentes del ecosistema como los cuerpos
marinos, fluviales y lacustres, según menciona dicha ley. Además, basados en
experiencias de países con aplicaciones similares. Albina Ramírez -viceministra de
Gestión Ambiental- menciona el caso de Colombia, donde Bogotá redujo más del 30% el
uso de plástico de un solo uso en su primer año de aplicación. Este resultado considerable
se espera repetir en Perú e incluso sea mayor, pues como menciona la Sociedad Peruana
de Derecho Ambiental (SPDA), el fundamento teórico que se toma en consideración es
la economía del comportamiento, el cual para el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) es una estrategia económica potente en países de América Latina, donde se plantea
el poder cambiar el comportamiento de las personas a través de modificaciones en su
economía y así orientarlas a tomar decisiones. Si se enlaza lo anterior con la realidad del
país y la ley en cuestión, se observa que efectivamente las personas al tener conocimiento
del costo al adquirir una bolsa de un solo uso en los establecimientos, prefiere comprar
menos que las que obtenía gratis y la mayoría de los casos, asisten con bolsas reutilizables.
Entonces, si esta es la situación en la actualidad, cuando la normativa aún tiene poco
tiempo de vigencia en cuanto a aplicación y su cobro en su primer año es a partir de S/.
0.10, al momento del incremento progresivo, las personas se amoldarán rápidamente a las
nuevas restricciones que menciona el edicto (llegará hasta S/.0.50 en el año 2023). Como
es la prohibición del poliestireno extendido (Tecnopor), sorbetes y vajilla de plástico. Hoy
en día, algunas fuentes periodísticas destacan un cambio incluso fuera de los
establecimientos donde rige la ley, como son los mercados, las personas comienzan a
generar un hábito y utilizan materiales alternativos ecológicos para ciertas actividades
cotidianas.
Por otro lado, la cara contraria a esta situación la lidera Jesús Salazar – presidente del
Comité de Plásticos- quien exige al Estado que los estándares y plazos del decreto sean
técnicamente sustentados, ya que para la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) no está
claro la finalidad del mandato, si es disminuir el uso del plástico de un solo uso, reutilizar
un mayor número de veces o que no llegue al relleno sanitario -es decir, mejorar la
disposición final-. Esta afirmación dada por el presidente es contradictoria, pues la
viceministra e incluso el presidente Vizcarra en su discurso por fiestas patrias habló sobre
el tema y su finalidad. Sin embargo, es clara la molestia de la SNI ante la prohibición,
pues significa un impacto económico para la industria del plástico, comenzando por la
reducción considerable en la producción, en este sector se han realizado inversiones altas
que se volverían en pérdidas, y habrían más de 200 empresas afectadas directamente.
Frente a esta problemática para las Industrias involucradas, es correcto apoyar
parcialmente la afirmación del Comité de Plásticos. La normativa parece distraer del
verdadero desafío: avanzar a una economía circular. Ello es para Salazar el foco al que
debe concentrarse el país para no afectar la parte económica, por eso creó el Comité de
Economía Circular de SNI. Este punto es parte fundamental del desarrollo sostenible al
que el país debe dirigirse; sin embargo, por más que esta ley se encuentre dentro del
componente ambiental, al gobierno se le olvidó los demás componentes: social, los
primeros en verse afectados y salir a reprobar esta iniciativa fue el SNI, trabajadores de
este tipo de industria y algunos sectores de la población que no aún no son concientizadas
sobre los efectos graves del plástico; económico, si bien es cierto que la industria del
plástico no representa un porcentaje considerable del PBI, igual afecta al ingreso
económico e inversiones ya realizadas. Incluso el SNI sugirió realizar reciclaje formal,
pues movería 400 millones de dólares, sumado a la alta informalidad existente en algunas
MYPES distribuidoras de dicho material. En consideración, esta no es una respuesta ni
lógica ni factible, por las diferentes dificultades y limitaciones en cuanto a gestión y
tratamiento de residuos sólidos se refiere. En cuanto a informalidad, las empresas deben
entrar a un registro gestionado por MINAM, PRODUCE, SUNAT y ADUANAS, para
comenzar a comercializar el material aceptado legalmente: biodegradable, bajo los
estándares aceptados bajo la lupa de INACAL (Instituto Nacional de la Calidad). A esto
se le suma la posición de que el impuesto decretado en dicha ley solo aplica a comercios
como Retails que representan 30% del consumo de bolsas plásticas, pero ello no significa
la disminución de la problemática (según menciona SNI), pues la problemática principal
-consideran- es en la informalidad de negocios pequeños, los cuales representan la
mayoría del porcentaje de consumo del producto en cuestión. Sin embargo, al considerar
este porcentaje de 30%, es un buen comienzo, pues la parte fundamental de este edicto es
el cambio de hábito y concientización en la población.
Si se coloca en tela de juicio, cuál será la sustitución que dé la población a las bolsas de
un solo uso, los medios informan sobre un alza en la comercialización de bolsas de tela e
incluso algunas tiendas comienzan a entregar bolsas biodegradables; no obstante, ello no
otorga que su disposición final sea idónea para la adecuada biodegradación de dichas
bolsas. Pues provocará la migración de responsable de contaminación de las bolsas de
plástico a las bolsas biodegradables, si estas no son adecuadamente segregadas en la
fuente mediante una concientización en la población, ni sin un correcto sistema de
descomposición de dichas bolsas y no sean mezcladas con otros tipos de residuos que no
son biodegradables, pues allí se pierde el cumplimiento de la finalidad de esta norma. El
tema en cuestión es ese, la falta de especificación sobre los sistemas de segregación,
disposición final, etc.
Por último, a pesar de que este decreto, al comienzo no haya reflejado claramente el
desarrollo sostenible -equilibrio adecuado de los componentes en todo proyecto- los
componentes sociales y económicos quedan satisfechos mediante el incentivo por la
formalización de las MYPES y la búsqueda de innovación en producción para las grandes
industrias, lo cual aumentará los ingresos de estos y así el PBI nacional no se verá
afectado. En conclusión, es cuestión de adaptación, búsqueda de nuevos hábitos,
innovación y producción, que permita un país progresar no solo un aspecto sino todos por
igual.

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