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ENSAYO SOBRE LA PROPUESTA ARTÍSTICA DE YOKO ONO:

El arte conceptual desarrollado por Yoko Ono tiene una estrecha relación a las manifestaciones
feministas dadas en su época. Por un lado, el feminismo como concepto fomentaba la toma de
conciencia de la mujer de la opresión y dominación del que han sido objetos por parte del
hombre. Asimismo, era esencial aceptar todos los cambios sociales requeridos para propiciar
la liberación femenina de dicha explotación. Es así que diversas voces femeninas se
involucraron de forma profunda con el movimiento y, por diversos medios, se buscó fomentar
la realización de este ideal.

El arte en sí, por su papel tan ligado al espectador, tomó un papel fundamental en este hecho.
Uno de los que más tuvo repercusión de carácter social fue el llamado performance feminista.
Este tuvo sus raíces en el teatro de guerrilla y en las revueltas universitarias y callejeras de los
movimientos feministas norteamericanos de los años 60-70. El cuerpo de varias artistas
feministas es el soporte de la obra, su cuerpo se convierte en la materia prima con el que ellas
experimentan, exploran, cuestionan y transforman. La performance es un género que permite
a las artistas buscar la definición de su cuerpo y sexualidad sin tener que pasar por la mirada
masculina.

Es así que la obra de Yoko Ono nunca estuvo ajena a este hecho. Como representante del arte
conceptual y siendo parte del movimiento fluxus, Ono buscó fielmente construir una relación
entre su obra y el remitente de ella, que concluyese influenciando implícitamente a entender
de qué iba el feminismo. Yoko Ono fue una de las pocas mujeres artistas y de las pocas
personas no- occidentales que estaban empujando los límites del arte en Nueva York, a inicios
de la década de los 60.

En su obra maestra, Cut Piece, podemos quizá comprender las intenciones que marcaban su
trabajo. La propuesta en sí, desarrollaba la idea de implicar al público en la obra. Un público
que resultaba potencialmente agresivo al trasgredir el cuerpo prácticamente inerte y pasivo de
la artista, la cual representaba fielmente al rol social que tomaba la mujer en esos años. Así, los
espectadores tomaban parte, destrozando trozos de su ropa sin impedimento alguno. El acto
continuaba hasta despojar en su totalidad el cuerpo femenino de esta y dejarla expuesta a la
mirada social y a la inminente crítica. “Los espectadores fueron recortando las partes de mí
que no les gustaban. Al final sólo quedaba yo, firme como una piedra, pero ni siquiera eso les
satisfacía: querían saber qué había en esa piedra”. Con esta frase, la artista suscitaba sus
intenciones: evidenciar la presión a la que la mujer era sometida, tanto por un público
masculino que daba por sentado la actitud pasiva de esta y a la vez de un público femenino
que humillaba y criticaba lo expuesto ante ellos.

Con aquella obra, Yoko Ono sentaba y abría paso al entendimiento de lo que era un
movimiento con el que se sentía plenamente identificada. Al pertenecer a una cultura ajena a
lo americano y no cumplir con los estándares femeninos de la época, repercutir en el ámbito
artístico fue difícil para ella. "Creo que ella jamás habría recibido tantas críticas si fuera,
digamos, rubia". Este comentario fue hecho por su hijo para un documental sobre su vida, y
nos cuenta cómo influía en su aceptación como artista, el hecho de que fuese una mujer de la
cultura oriental.

Para sintetizar, el feminismo de la época de Yoko Ono nunca buscó elevar a la mujer a la
categoría del varón, sino aceptar que el rol femenino en la sociedad es trascendente por si
mismo e independiente de su relación con el hombre. La mujer es capaz de mostrar su
potencial en el ámbito laboral desde su perspectiva. La mujer es sinónimo de liberación y lucha
si nos remontamos a su historia y su constante pelea por la aceptación de su importancia
como tal. Y, si nos referimos netamente a Yoko Ono, podríamos decir que ella era nuestro paso
para entender aquello y a propiciar la transformación. Aun cuando en el transcurso de su vida
fue víctima y tuvo que lidiar con lo duro que resultaba ser mujer en un mundo hecho a ventaja
del hombre, su trabajo nunca se aleja de conectarnos hacia nuestro papel en el mundo. El
hecho de exponerse para lograr la liberación de todas es tal vez solo comparable con el
sacrificio propuesto en la Biblia por Cristo. El conflicto interno en busca de una paz global es
algo que conecta a estos dos personajes.

Por ello, y para concluir, el asignarle un sexo a Cristo, que como concepto podemos definir a
un ente dispuesto a sufrir para realizar un bien general en beneficio de todos, solo lo estamos
limitando. Cristo no es hombre o mujer, ya que ninguno ha sido capaz en su totalidad de
propiciar un cambio a tal costo. Yoko Ono es una exponente de dicho sacrificio, pero tal y
como tenemos exponentes mujeres, también debemos recalcar dichas características en
personajes masculinos que buscan también el cambio profundo dentro de lo social. Cristo es
en concepto sacrificio y amor. Decir si es hombre o mujer no es relevante, en sí su persona se
refiere a lo que lleva a cabo y no a si es hombre o mujer. Porque dentro de lo que define el
feminismo, que Cristo fuese mujer no cambiaría lo importante de sus acciones. Y si fuese
hombre, seguiría siendo aquel o aquella dispuesto al cambio. Esto, debido a que ambos
asumen o deberían asumir su importancia dentro de su papel como hombres o mujeres siendo
libres del otro, pero siendo capaces de vivir de forma pacífica con ello.

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