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El Pensamiento Político

El hombre siempre ha estado unido a sus semejantes, constituyendo con ellos la vida orgánica de
una sociedad ( Moreira, 2003) donde mediante las interacciones que se han dado al interior de ésta
se ha hecho evidente la necesidad de establecer una sociedad bien ordenada garantizando su
durabilidad, balance e inmunidad (Vallier, 2017). Estas formas de organización se construyen
alrededor de una institución o entidad que se encarga de preservar el orden y garantizar las mejores
condiciones de vida para sus congéneres, de acuerdo a las medidas tomadas bien sea por el
gobernante o por los mismos individuos se establecen las interacciones al interior de la misma y
entre otras sociedades, pues como lo menciona Foucault el cuerpo social se constituye de las
relaciones de poder que lo atraviesan y caracterizan (Foucault 1976). Estas dinámicas se han
convertido en fuente inagotable de estudio y reflexión del ser humano. En este texto se pretende
mostrar como estos cuatro autores tan relevantes para el pensamiento político moderno: Immanuel
Kant, Thomas Hobbes, Alexis de Tocqueville y Friedrich Hegel conciben la vida política de una
sociedad y donde pueden encontrarse puntos afines entre ellos, así como diferencias que marcan la
esencia de cada uno de sus pensamientos.
La vida política es un sistema de conducta incorporado a un ambiente a cuyas influencias
está expuesto el sistema político mismo, donde sus interacciones permiten que este se adapte y
reaccione de acuerdo a las circunstancias (Easton, 1992). Para Kant la base de su pensamiento es la
razón y el proceso cognitivo que lleva a cabo el individuo para comprender y darle sentido a su
mundo pues no es posible conocer las cosas en sí, sino únicamente los fenómenos, siendo este un
proceso muy individual y subjetivo. Sin embargo, el hombre no puede estar determinado únicamente
por la razón, de lo contrario el deber no tendría sentido y es en este punto donde se llega a una parte
esencial dentro pensamiento de Kant: la moralidad y el comportamiento, esto porque un estado de
derecho debe estar constituido por hombres que van más allá de sus móviles internos, inclinaciones
y malos deseos rigiendo su conducta por una legalidad sobre todo racional, un actuar moral que en
términos simples es una acción válida para todos. Kant parte de la identificación del Estado como
un estado de derecho construido sobre las bases de tres derechos: la libertad, la igualdad y la
autonomía haciendo claridad entre hombre, súbdito y ciudadano respectivamente (Rossi, 2000), es
de resaltar que estos no son otorgados por el Estado ya constituido, sino mediante estos principios
el estado de derecho existe, es legítimo y es efectivo (Rossi, 2000).
La durabilidad de un estado civil solo será posible mediante un poder soberano que debe
cumplir con 3 atributos para que pueda funcionar, este debe ser: absoluto, divisible e irresistible. La
divisibilidad hace referencia a un poder central del que se desprenden otros tres poderes que trabajan
articuladamente entre si con la finalidad de garantizar ese estado de derecho, siendo la paz una tarea
política por excelencia y no la felicidad de los habitantes, ya que solamente un gobierno despótico
pensaría en este fin, privando a sus individuos de ser sujetos de derecho y Kant desaprueba esta
forma de gobierno ya que para el solo existen dos: la república y el despotismo.
Mientras que para Kant el objeto final de la política es la paz entre las naciones y justifica la
existencia de las guerras pues este es el camino para lograr dicha paz, para Hobbes el estado natural
es el estado de guerra de todos contra todos (Janine Ribeiro, 2000) donde se da paso a un contrato
del que se obtiene la fundación del poder, al mismo tiempo que busca eliminar la amenaza al poder
estatal (Janine Ribeiro, 2000) que para Hobbes reside en el clero pues es esta institución se valdrá
únicamente de las palabras para conquistar un poder mayor que el del Estado y donde las guerras
civiles son suscitadas por ésta. Además, limita el poder del soberano al dejarlo en un plano
meramente racional y terrenal , mientras que para el clero el poder trasciende al plano espiritual y
usa el recurso de la muerte eterna, paraíso y castigos divinos dando motivos suficientes a los
ciudadanos pata tener y obedecer, pues nadie va a querer pasar la eternidad en sufrimiento. Estas
guerras civiles se constituyen para Hobbes la peor de las guerras pues de estas no se obtiene
productividad ni utilidad alguna, solo destrucción. Caso contrario a las guerras externas de las cuales
siempre se puede obtener algo. Para Hobbes la sociedad vive entre dos estados: la paz bajo un
gobierno absoluto que reconoce el poder concentrado en un monarca y el estado de guerra
generalizado que se mencionó hace un momento. Estas guerras son la consecuencia del poder detrás
del poder y no una falla o azar; aquí entra nuevamente el clero pues se convierte en la única
institución con la capacidad de respuesta en una guerra, no obstante, la única forma de lograr la paz
es atacarlo y desmontar sus pretensiones (Janine Ribeiro, 2000).
Para Hobbes la vida en sociedad va en contra del eje de nuestra naturaleza (Janine Ribeiro,
2000) otorgándole relevancia al ser individual como lo expresa Dri (2000): “Cada cual debe buscar
su orientación en la vida y llevar a cabo sus luchas”. (p.214). haciendo referencia a la separación
del particular del universal creando un nuevo problema donde para la sociedad política los
individuos aislados en contraposición deben ser conducidos de alguna manera a vivir juntos a lo que
llama: unidad (Dri, 2000). Este para Hegel es el problema del Estado que tiene cuatro posibles
soluciones: el estado absolutista, el estado liberal, el estado democrático y el estado ético, siendo
este ultimo el ideal para Hegel pues como lo menciona Dri (2000)“Es el estado como plena
realización de los seres humanos que recoge todos los logros de la historia: el derecho, la moral
individual hasta llegara la ética en la cual residen los valores mas altos de la humanidad”.(p.215).
Para Hegel al igual que para Kant la razón juega un papel crucial en la construcción de una realidad
pues solo la razón tiene la capacidad de comprenderla.
Hegel toma la voluntad como configuración propia del ámbito político (Dri, 2000) y
configura a su vez al sujeto, estableciendo en él su lugar más exacto y punto de partida haciendo
claridad que se trata de una voluntad libre donde el sistema político es el reino de la libertad realizada
(Dri, 2000) y en el cual el Estado está constituido por la totalidad de los sujetos que en él residen.
La sociedad civil está unida a los individuos por dos puntos: las necesidades materiales y las leyes
cuyo fin es proteger la seguridad tanto de las personas como de la propiedad (Dri, 2000). Hegel al
igual que Kant concibe unas formas aceptables de gobierno y rechaza profundamente la forma
dictatorial o despótica que estas puedan adoptar, pues solo buscan destruir el orden. Kant concentra
su tesis en el individuo y alega que toda manifestación particular debe tener la capacidad de
comprenderse en un movimiento de superación hacia lo universal y entiende al estado moderno
como la eticidad en su sentido pleno (Rossi, 2000) cuyo fin es la realización de la libertad con la
responsabilidad que conlleva aportar los medios para que esta se cumpla, encontrando en la
monarquía constitucional el ejemplo de libertad para todos.
La formación del pensamiento de Hegel se da en una época de grandes cambios y
revoluciones como lo fueron la revolución francesa y revolución industrial, este clima convulso
llevó a Hegel a cuestionar y buscar nuevas explicaciones a los fenómenos políticos y sociales de la
época, pues la forma en que estos venían siendo analizados se quedaba corta y resultaba insuficiente
para satisfacer la realidad, caso similar ocurre con Tocqueville, quien en su viaje a Estados Unidos
encontró la oportunidad para estudiar una sociedad con perfil democrático que no se había visto
influenciada por largos periodos de aristocracia, esto con el fin de comprender la transición de
poderes hacia la democracia que estaba viviendo la Europa de la época y cuáles eran las
implicaciones de esta nueva forma de gobierno al interior de la sociedad. Tocqueville entiende esta
transición como algo irreversible y continuamente se balancea entre un mundo y otro, pues Francia
se encontraba bajo la centralización de un poder que no le permitía avanzar ni lograr la igualdad de
sus habitantes y fue en allí en la expansión de la igualdad de condiciones donde Tocqueville pudo
dar una caracterización a la democracia (Cohn, 2000) reconociendo la libertad como una de sus
máximas. Esta igualdad que viene con la democracia es aplicable tanto al plano social haciendo
mención a la igualdad de condiciones y al plano político con la igualdad ante la ley, no obstante,
esta libertad y voluntad para actuar representan uno de los problemas de la democracia, pues al dejar
correr los impulsos espontáneos la sociedad tiende a perderse por lo que se hace necesaria una
deliberación y legislación en el tema (Cohn, 2000), otro de los problemas a los que se enfrenta la
democracia es la dualidad entre descentralización y centralización, con la primera porque el poder
se va de la mano de las libertades civiles y autonomía política local, repartiéndose entre los
miembros de la sociedad pero a su vez centraliza ese poder en cada uno en lo que Tocqueville llama
autogobierno, que para él constituye la propia forma política de la libertad (Cohn, 2000) pues el
poder concentrado en una sola entidad lleva al despotismo mientras que el trasladarlo a un ámbito
individual permite aunar esfuerzos con los demás y contribuye al desplazamiento del despotismo. A
esto le llama soberanía popular y aquí Tocqueville hace una diferencia entre la democracia como
forma de ser del pueblo y la soberanía popular como forma de gobierno que solo es eficaz cuando
se encuentra profundamente arraigada en los propios individuos (Cohn, 2000).
Mientras que Kant y Hegel conciben un Estado dividido en poderes, siendo para Hegel el
poder el príncipe donde desarrolla el concepto de soberanía encarnada en el monarca, el poder
gubernativo que hace referencia a las tareas de los funcionarios del estado y el poder legislativo que
tiene a su cargo las leyes y donde participan los otros dos poderes, Kant aborda esta división de
poderes como el corazón del modelo republicano y que solamente estando coordinados y
complementados entre ellos se puede garantizar la constitución del Estado, delimitando claramente
sus funciones. Estos poderes para Kant son el legislativo donde se encuentra la premisa de lo
universal, las leyes, en el plano de la premisa particular entraría el poder ejecutivo que se encarga
de administrar y ejecutar la adherencia a las leyes universales y el poder judicial que tiene bajo su
cargo el juzgar y sentenciar lo que es conforme al Estado (Rossi, 2000). Hobbes y Tocqueville no
construyen un estado basado en la división de poderes entre entidades, sino que para Hobbes este
reside únicamente en el monarca pues es una figura fundamental y necesaria para la conservación
de la vida, la igualdad, la libertad y la propiedad y para Tocqueville se trata de un poder
descentralizado de un gobernante, como se mención anteriormente, y centralizado en los ciudadanos
en forma de autogobierno que a su vez da paso a la soberanía popular.
Estos autores concuerdan en el rechazo por las formas de gobierno despóticas y dictatoriales
pues no permiten el desarrollo del individuo, ni protegen los intereses de la propiedad privada, así
como tampoco conservan la libertad pues todos coinciden en que se hace necesario establecer una
figura a cargo de velar por los intereses que atañen a cada sociedad, con la plena conciencia que esta
figura puede fácilmente dejarse corromperse por el poder y gobernar para si y sus intereses, en un
ciclo entre los dos extremos de gobierno. La solución a este loop viene dada por es establecimiento
de un contrato entre los ciudadanos y aquella figura de poder, que para Hegel al igual que Rousseau
se expresa como la entrega de todo en un contrato social, a cambio de la libertad plena y bajo la
obediencia de las leyes que la misma sociedad ha construido (Dri, 2000); para Kant este contrato es
una idea de la razón y se constituye como un fin en si mismo que va mas allá de la simple asociación
y que necesariamente debe cumplir con dos condiciones: la protección de la propiedad privada y la
autonomía (Rossi, 2000). Este contrato para Kant busca unificar la voluntad de un pueblo y darle
una voz para que sea promulgada a través del legislador, Hobbes sin embargo entiende este contrato
como aquello que permite la creación y fundación del estado, pero al mismo tiempo entra en una
encrucijada pues si el contrato se realiza entre el estado y los individuos, ¿quién es garante de su
veracidad y cumplimiento? Si el estado nace de un contrato entonces no puede comenzar a existir,
porque mientras no haya estado ningún pacto tendrá valor (Janine Ribeiro, 2000). Para solucionar
esta paradoja, Hobbes argumenta que los pactos que son susceptibles de ser violados por la
contraparte no son válidos y en el contrato que da lugar al Estado los súbditos no tienen derecho a
oponerse al soberano, mientras que para Kant el incumplimiento de este legitimaría una rebelión en
su contra. Tocqueville se aleja de esta figura de asociación política mediante un contrato y se
concentra en un gobierno que es empoderado por la misma sociedad con el fin de alcanzar su libertad
política mientras que el concepto de igualdad se da en un plano social.
La sociedad moderna se construyó sobre los discursos de estos pensadores, cada uno desde
su proceso intelectual aportó ideas que hasta hoy siguen vigentes y que han ayudado a comprender
mejor el intricado sistema político y la interacción con la sociedad. Todos están de acuerdo que el
hombre debe vivir en sociedad no solo con fines de supervivencia como lo era en sus momentos más
primitivos, sino con el fin de elevar su individualidad a la máxima expresión que es el Estado. Kant
lo aborda desde la razón, Hobbes desde una figura a la que llama Leviatán donde recoge las dos
condiciones entre las que vive el hombre y desde allí parte en la edificación de su visión política,
Hegel desde la dialéctica y Tocqueville desde la democracia y el individuo.
Referencias

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Moderna. De Hobbes a Marx (pp. 247-266). Buenos Aires: CLACSO. DPC-FFLCH.

Dri, R. (2000). La Filosofía del Estado Ético. La Concepción Hegeliana del Estado. En A. A.
Boron, La Filosofía Política Moderna. De Hobbes a Marx (pp. 213-241). Buenos Aires:
CLACSO. DPC-FFLCH.

Easton, D. (1992). Categorías Para el Análisis Sistémico de la Política. En A. Batlle i Rubio, Diez
Textos Básicos de Ciencia Política (1st ed., pp. 221-22). España: Ariel. Recuperado desde
http://webs.ucm.es/info/cpuno/asoc/profesores/lecturas/easton.pdf

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Económica.

Janine Ribeiro, R. (2000). Thomas Hobbes o La Paz Contra el Clero. En A. A. Boron, La Filosofía
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Moreira, M. (2003). ¿Qué es La Sociedad? (pp. 2,6).

Rossi, M. (2000). Aproximaciones al pensamiento político de Immanuel Kant. En A. A. Boron, La


Filosofía Política Moderna. De Hobbes a Marx (pp. 189-209). Buenos Aires: CLACSO.
DPC-FFLCH.

Vallier, K. (2017). THREE CONCEPTS OF POLITICAL STABILITY: AN AGENT-BASED


MODEL. Social Philosophy & Policy, 34(1), 232-259.
doi:http://dx.doi.org.ezproxy.umng.edu.co/10.1017/S0265052517000115

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