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MISTERIO DE DIOS

Alberto Múnera, S.J.


2019-3

TEMA 7
NOVEDAD ABSOLUTA EN EN LA PLENITUD DE LA REVELACION
CARACTERISTICAS INESPERADAS DE DIOS: PADRE-HIJO

EXPOSICIÓN DEL PROFESOR

1. En la plenitud de la revelación tenemos la respuesta a la pregunta:


¿Quién es Dios?

* La afirmación fundamental del cristianismo es que la plenitud de la revelación


de Dios acontece en Jesús de Nazareth.

* Debemos preguntarnos: que Dios se nos revela en Jesús ¿significa que Jesús
nos ofrece verbalmente datos sobre Dios? ¿En qué sentido nos "informa" Jesús
sobre Dios? O ¿podemos decir que Jesús es la revelación de Dios? En último
término ¿qué revela Dios de sí mismo en Jesús?

* Si en Jesús acontece la plenitud de la revelación de Dios, a la pregunta: ¿Quién


es Dios? podemos responder adecuadamente: Dios es Jesús.

* La razón gramatical de esta expresión es la siguiente: cuando utilizo el verbo


ser en una frase, trato de aplicar un predicado al sujeto con el fin de conocer
mejor el contenido de ese sujeto. Si digo: "Jesús es Dios", conozco al sujeto
(Jesús), pero le aplico un predicado cuyo contenido desconozco (Dios). Así me
quedo sin saber algo más sobre Jesús y no he respondido a la pregunta: ¿Quién
es Dios?

* Pero si digo: "Dios es Jesús", hay un sujeto que no conozco y pretendo conocer
“Dios” y le aplico un predicado cuyo contenido sí conozco “Jesús”. Así logro
descubrir quién es Dios, en términos de la revelación cristiana.

* Porque si Jesús es la plenitud de la revelación de Dios, sólo conocemos de


Dios lo que conozcamos de Jesús. Esto equivale a decir que en Jesús, Dios se
nos revela plenamente de manera que en Él, en Jesús, obtenemos todos los
"datos" que podemos recibir sobre Dios.

* Por eso Dios (para nosotros) es el hombre Jesús.

2. Primeros textos claves


Jn 8, :24 Ya les he dicho antes que morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo
Soy, morirán en sus pecados.» 25 Entonces le preguntaron: «¿Quién eres tú?» Jesús
les respondió: «Desde el principio, lo que les estoy diciendo. (…) 24 Ya les he dicho
antes que morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus
pecados.» (…) 28 Les dijo, pues, Jesús: «Cuando ustedes hayan levantado al Hijo del
hombre, entonces sabrán que Yo Soy.» (…) 58 Jesús les respondió: «En verdad, en
verdad les digo que antes de que Abrahán existiera, Yo Soy.»

13, 19 «Les digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, crean
que Yo Soy.

Nota a 8, 24: “Yo soy” es el nombre divino revelado a Moisés, Ex 3, 14, y significa que
el Dios de Israel es el único y verdadero Dios, Dt 32, 29. Aplicándose este nombre,
Jesús se coloca como el único Salvador hacia al cual tendían toda la fe y la esperanza
de Israel.

Nota 8, 28: La fórmula “sabrán que Yo soy” o “que yo soy Yahvéh” afirma el poder divino
o anuncia una fulgurante intervención de Yahvéh (…) Aquí se anuncia la glorificación de
Jesús por su “elevación” en la cruz.

* Véase el himno de Filipenses 2, 6-11: 5 Tengan entre ustedes los mismos sentimientos
que Cristo: 6 El cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado
igual a Dios, 7 sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo.
Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, 8 se rebajó a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. 9 Por eso Dios
lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. 10 Para que al nombre de
Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua
confiese que Cristo Jesús es el SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Nota a Fil 2, 9b: Este Nombre es el de “Señor”: es decir el nombre divino inefable que,
en el triunfo de Cristo resucitado, se expresa mediante el título de “Señor”.

Aquí se afirma que a Jesús le otorgó Dios "el Nombre que está sobre todo
nombre". Este "Nombre" le corresponde en propiedad. En Israel el nombre
equivale a la realidad de la persona.

* Allí mismo se afirma que Jesús "siendo de condición divina no retuvo


ávidamente el ser igual a Dios".

* En estos textos se aplica a Jesús el nombre propio y exclusivo del Dios del
Antiguo Testamento. ¿Qué significa esta identificación que la comunidad post-
pascual hace entre Yahvéh y Jesús?

* Hablando de la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento respecto a


la revelación de Dios podemos decir: el mismo Dios que se revela en el Antiguo
(Yahvéh) es el mismo que se revela en el Nuevo (Jesús). Pero la novedad
absoluta del Nuevo consiste, precisamente, en que el hombre Jesús sea el
mismo Dios del Antiguo.
* El Nuevo Testamento aplica a Jesús el Nombre de Dios en la versión más
frecuente en el uso popular. Los israelitas evitaban utilizar el nombre "Yahvéh" y
lo sustituían por la expresión "el Señor" o "mi Señor" (Adonaí). Son múltiples los
textos en que Jesús es "el Señor".

* La comunidad primitiva toma los tres nombres típicos, exclusivos del Dios del
Antiguo Testamento, sinónimos de Yahvéh, y se los aplica a Jesús. Estos
nombres son:

+ "el Santo" (Kadosh), el totalmente Otro, el totalmente separado, el


trascendente. En latín, "sanctus" es el participio pasado del verbo "sancire" =
separar, cortar.

+ "el Señor" (Adon), el dueño y dominador de todo porque todo proviene de Él.

+ "el Altísimo" (Shaddai), el que está por encima de todo, el supremo.

* Así el himno cristiano del Gloria: "porque sólo tú eres el Santo, tú sólo eres
el Señor, tú sólo eres el Altísimo, Jesucristo".

* La causa religiosa de la muerte de Jesús fue haberse atribuido carácter de Dios


según la fórmula "Hijo del Bendito" o "Hijo de Dios", "sentado a la diestra del
Poder". "Sentarse a la diestra" significa tener la misma categoría. "Bendito" y
"Poder" son sinónimos de Yahvéh". Ver Marcos 14,61; Mateo 26,63.64. En esto
consiste la "blasfemia".

Mc 14, 61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó


de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» 62 Jesús respondió: «Sí, yo soy; y
veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.»

Nota a Mc 12, 61: Calificativo que sustituye el nombre de Yahvéh, que los judíos
evitaban pronunciar. De igual modo “el Poder” en el v. 62.

Mt 26, 63 Pero Jesús callaba. El Sumo Sacerdote le dijo: «Te conjuro por Dios vivo que
nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.» 64 Respondió Jesús: «Tú lo has dicho.
Pero les digo que a partir de ahora verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del
Poder y viniendo sobre las nubes del cielo.»

Nota a Mat 26, 64: “El Poder” es un equivalente de “Yahvéh”.

3. Jesús es "el Hijo"

* Es necesario comprender qué significa en el Nuevo Testamento esta


autopercepción que Jesús manifiesta de sí mismo como "Hijo". Y
correlativamente es indispensable comprender qué significa "el Padre".

* Se tiende inicialmente a pensar que Yahvéh es el Padre y que Jesús es el Hijo


de Yahvéh. Y los textos mencionados de Marcos 14 y Mateo 26 parecieran
indicar esto. Pero según el contexto, según la exégesis, y basados en los textos
de Juan 14, lo que se está señalando allí con la palabra "Hijo" es la igualdad de
categoría con Yahvéh. De nuevo: se está aplicando a Jesús todo el contenido de
lo que era Yahvéh para el Antiguo Testamento. Se está señalando que Jesús y
Dios-Yahvéh son una misma realidad.

- Afirmar que Dios-Yahvéh es el Padre de Jesús podría significar que Jesús no


posee aquella realidad que es Yahvéh (ser Dios), sino que es un hombre que
llama a Dios con el nombre de "Padre" o "Papacito", lo cual ya era un dato
conocido en el Antiguo Testamento, donde Dios-Yahvéh es "Padre" de todos los
miembros del pueblo de Israel.

* Por otra parte, todos los textos del Nuevo Testamento, a excepción de 6,
cuando utilizan la palabra "Dios", propiamente se están refiriendo al "Padre".

Ver artículo de Rahner “Theos en el Nuevo Testamento”, Escritos de Teología I:

“En Rom 9, 5 s. Cristo es llamado o on epi panton Theos. En Jn 1,1 el Logos es


llamado Theos. En Jn 1,18, monogenes Theos. En Jn 20,28 dice Tomás al
Resucitado: o kyrios mou kai o Theos mou. En 1 Jn 5,20 se dice de Cristo: outos
estin o alethinos Theos. En Tit 2,13 se habla de la doksa tou megalou Theou kai
soteros emon Iesu Xristou.

Tenemos, pues, seis pasajes en los que el hecho de la naturaleza divina en


Cristo es expresado con el predicado Theos. (P.154-155).

“Resulta, pues, el siguiente cuadro: no existe en el Nuevo Testamento pasaje


alguno en el que o Theos tenga que ser referido inequívocamente al Dios
trinitario como unidad de la trinidad de personas. Por el contrario, hay una
multitud aplastante de pasajes en los que o Theos designa al Padre como
persona trinitaria. Hay que tener en cuenta que los pasajes en los que se habla
de o Theos, sin que sea posible deducir de ellos mismos inequívocamente a
quién se refiere exactamente, nunca contienen algo que no se diga en otros
lugares del Dios que, en ellos, aparece –directa o indirectamente- como el Padre
en sentido trinitario. Existen tan sólo seis pasajes en los que, con precaución y
con una cierta inseguridad –proveniente, naturalmente, no de la realidad misma,
sino del sentido lingüístico de la palabra-, Theos se refiere a la segunda persona
de la Trinidad. Añádese que en el Nuevo testamento no se dice o Theos del
pneuma agion.

Este hallazgo nos autoriza, pues, a afirmar: cuando el Nuevo Testamento habla
de o Theos significa –con excepción de los seis pasajes citados- al Padre como
primera persona trinitaria. O Theos significa al Padre, y no sólo supone por él,
ya que el empleo supositivo continuo, y prácticamente exclusivo, de una palabra
prueba que tal palabra significa también la realidad por la que supone, sobre todo
si aparece como sujeto de dicha realidad, y no sólo como predicado. Las pocas
excepciones en el empleo de Theos, cuya forma lingüística misma muestra que
son excepciones, no autorizan a afirmar que, en el uso lingüístico del Nuevo
Testamento, o Theos signifique a la Trinidad en la unidad de su naturaleza
individual, y que por ello suponga de igual manera por las tres personas divinas
tomadas individualmente.

La siguiente observación confirma esta impresión. Cuando hay que expresar


teológicamente con todo rigor y exactitud la persona y la esencia de Cristo, se le
llama o uios tou Theou; así en la confesión de San Pedro en Cesarea de Filipo
(Mt 16, 16. (…) En todos estos casos se dice siempre “hijo de Dios” Y el sentido
teológico es siempre: Hijo del Padre” (P. 162-163).

Es decir: cada vez que aparece la palabra "Dios" deberíamos leer "Dios-Padre".
Con esto evitaríamos interpretaciones erróneas en la comprensión del Nuevo
Testamento.

* Pero veamos: "Padre" es una expresión cuyo correlativo es "Hijo". Si el Nuevo


Testamento afirma que Dios es "Padre", está afirmando inevitablemente que es
también "Hijo". No puede haber Padre sin Hijo.

* En el Nuevo Testamento Jesús es "el Hijo". Es decir: es el Hijo del Padre. Eso
significa ser Hijo. Dicho más exactamente: Jesús es Dios-Hijo. Así como se
afirma que el Padre es Dios-Padre.

* En todas las cristologías del Nuevo Testamento, la característica de Hijo es la


de aquello que constituye a Jesús.

* Tratando de penetrar en el sentido de la palabra "Padre" y su correlativo "Hijo",


entendemos que en Dios ocurre una realidad originante y una realidad originada;
en Dios ocurre una realidad generante y una realidad generada; en Dios ocurre
una realidad engendrante y una realidad engendrada; que Dios genera o
engendra, es generador o engendrador, y a la vez es generado o engendrado.
Tendremos que ver qué significa esto. La comprensión de los otros términos
neotestamentarios aplicados a Jesús, nos permitirán captar mejor de qué se
trata.

4. Jesús es "la Palabra", "la Sabiduría".

* Es indispensable analizar los textos de Juan en el Prólogo de su Evangelio y


en el inicio de su primera carta. ¿Qué significa que Dios es "Palabra"? Nuestro
lenguaje nos permite entender que Dios se expresa Él mismo, se comunica Él
mismo, se dice Él mismo, se pronuncia Él mismo. Así el contenido de esa
expresión, de esa comunicación, de esa dicción, de esa pronunciación, es Dios
mismo.

* Tenemos, entonces que Dios se expresa y resulta expresado; es comunicante


y comunicado; es diciente y dicho; es pronunciante y pronunciado. Dios-Palabra
es Dios expresado, comunicado, dicho, pronunciado. Así Dios es Dios-el-que-se
expresa, Dios-el-que-se-comunica, Dios-el-que-se dice, Dios-el-que-se-
pronuncia, Dios-el-que-genera-esta-expresión, comunicación, dicción,
pronunciamiento. Este es Dios-Padre. Y Dios es Dios-expresado, Dios-
comunicado, Dios-dicho, Dios-pronunciado. Este es Dios-Palabra, sinónimo de
Dios-Hijo.

* Y Dios-Palabra se hizo uno de nosotros, se encarnó. Jesús es Dios-Palabra


encarnada, Dios-Palabra hecho hombre. Jesús es Dios-Palabra humanado. Ver
el himno de Filipenses 2,6 ss.

* Por eso al comienzo de la carta a los Hebreos, se dice también que Dios nos
"habló en el Hijo". Jesús es la Palabra humana que Dios-Padre nos dirige. Dios-
Padre nos habla humanamente en Dios-Palabra, Jesús; y Jesús es el mismo
Dios-Palabra dirigida a nosotros en términos humanos.

* Pablo en 1Cor 1,24 llama a Jesús "Sabiduría" de Dios: significa que Dios
"sabe". En Dios sucede el fenómeno de "saber", de "conocer". Entonces Dios se
conoce y le resulta un conocimiento de sí mismo; Dios se sabe y le resulta un
saber, una sabiduría de sí mismo. Dios es Dios-cognoscente y Dios-conocido,
Dios-sapiente y Dios-sabido o Dios-sabiduría. La sabiduría de Dios es todo lo
que sabe de sí mismo. El conocimiento de Dios es todo lo que conoce de sí
mismo. La sabiduría de Dios es todo Dios en cuanto expresión de su
conocimiento. Es su conocimiento expresado.

* Dios genera su conocimiento o su saber de sí mismo. Este es Dios-


cognoscente. El que genera su conocimiento es "Padre" de ese conocimiento,
de esa sabiduría de sí mismo. Dios-conocimiento o Dios-sabiduría es Dios-
conocido o Dios-sabido o sabiduría de Dios. Es el resultante o término del
conocer de Dios-cognoscente. Ese es el conocimiento-"Hijo", o sabiduría-"Hijo"
de Dios. Jesús es la sabiduría o conocimiento de Dios. Jesús es lo que Dios
conoce o sabe de sí mismo, es Dios mismo conocido o sabido, y humanado.
Jesús es la Sabiduría de Dios humanada.

5. Jesús es la "imagen". En él reside el "pleroma".

* En Col 1,15 Jesús es llamado "imagen" del Dios invisible. 15 Él es Imagen de


Dios invisible, Primogénito de toda la creación, 16 porque en él fueron creadas todas
las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones,
principados, potestades. Todo fue creado por él y para él; 17 él existe con anterioridad
a todo, y todo tiene en él su consistencia. 18 Él es también la cabeza del cuerpo, de la
Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero
en todo, 19 pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, 20 y reconciliar
por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo seres de
la tierra y de los cielos. Significa que Dios origina una réplica de sí mismo y así
tenemos a Dios-"original" y Dios-"réplica", Dios-"modelo" y Dios-"imagen". En
Dios ocurre, entonces, un manifestarse, desbordarse, transferirse. Y así resulta
Dios en cuanto origina su manifestación, su desbordamiento, su transferencia, y
el término de esta realidad que es Dios mismo en cuanto manifestado,
desbordado, transferido: como una imagen respecto al modelo, como una réplica
del original. Es Dios-original y Dios-originado, Dios-que se manifiesta y Dios-la-
imagen que es su manifestación. El que genera esta manifestación o
transferencia de sí mismo es Dios-Padre, Dios-original. Es Dios que genera o
engendra la imagen de sí mismo. El Hijo es Dios-imagen del Padre, es Dios-
manifestado, Dios-desbordado, Dios-transferido. Jesús es Dios-imagen
humanada.

6. Jesús es el “resplandor”, la “impronta” de Dios

* En Heb. 1,1, el Hijo es llamado "resplandor de su gloria e impronta de su


sustancia", refiriéndose a Dios. habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio
de los Profetas. 2 En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo, a quien
instituyó heredero de todo y por quien también hizo el universo. 3 Él es resplandor de
la gloria de Dios e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra
poderosa. Él, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la
diestra de la Majestad en las alturas, 4 con una superioridad sobre los ángeles tanto
mayor cuanto más excelente es el nombre que ha heredado.

Esto tiene el mismo significado de imagen. Se trata de que Dios como gloria
(kabod) se refleja o posee un resplandor. Y la esencia de Dios es un original y
una impronta o imagen. Dios-que-se-refleja es el Padre. El Hijo es Dios-
resplandor o Dios-reflejo del Padre. Dios-Padre es la esencia que se reproduce.
El Hijo es la misma esencia reproducida o impronta de la esencia. Jesús es el
resplandor de Dios, humanado. Jesús es la esencia de Dios reproducida y
humanada. O es la encarnación de la impronta de la esencia de Dios.

* En Col 1,19 dice Pablo: 19 pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la
Plenitud. Significa esto que la Plenitud que constituye a la Divinidad es
comunicada de Padre a Hijo. Hay, pues, una Dios-Plenitud originante y una Dios-
Plenitud originada. En el Hijo reside toda la Plenitud lo mismo que en el Padre.
De allí se siguen todas las consecuencias para el mundo y para la humanidad,
que Pablo presenta en el himno de Colosenses. Por eso Jesús es el Principio, el
Primogénito de toda la creación. Por eso todas las cosas fueron creadas en él,
por él y para él.

7. Jesús en otros textos de Juan

* "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). El Hijo es el camino del Padre
hacia nosotros y de nosotros al Padre. También es "la puerta" del Padre hacia
nosotros y de nosotros al Padre. El Hijo es la salida del Padre y por eso la
creación (salida del Padre) ocurre en el Hijo y por el Hijo.

* "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices 'muéstranos al Padre'. No
crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?" (Jn 14-10). El Hijo es idéntico
al Padre porque precisamente es el Padre comunicado, entregado, expresado,
salido. El que ve la expresión, la comunicación, la Palabra, la salida del Padre,
lógicamente ve al Padre que se comunica, se entrega, se expresa. Porque en la
expresión está el que se expresa, en la comunicación está el que se comunica,
en la Palabra está quien la pronuncia, en la salida está el que sale. Jesús es
Dios-Hijo humanado. En él está Dios-Padre. Por eso quien ve a Dios-Hijo ve a
Dios-Padre.

* Esto se confirma con la expresión de Jn 16,28: "Salí del Padre y he venido al


mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre".

* Jesús es el enviado del Padre (Jn 17,3.8; ver Mt 10,40 y paralelos). 3 Ésta es la
vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú has enviado,
Jesucristo. 4 Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me
encomendaste realizar. 5 Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía
a tu lado antes que el mundo existiese. 6 He manifestado tu Nombre. a los hombres que
tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han
guardado tu palabra. 7 Ahora ya saben que procede de ti todo lo que me has dado; 8
porque las palabras que tú me diste se las he transmitido a ellos, y ellos las han aceptado
y han reconocido en verdad que vengo de tu parte, y han creído que tú me has enviado
a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has
dado; y han guardado tu palabra. 7 Ahora ya saben que procede de ti todo lo que me
has dado; 8 porque las palabras que tú me diste se las he transmitido a ellos, y ellos las
han aceptado y han reconocido en verdad que vengo de tu parte, y han creído que tú
me has enviado.

El Hijo, como salida del Padre, en cuanto comunicación de Dios a nosotros es


"enviado" o "envío" del Padre.

* Jesús da a conocer o comunica o cuenta o narra lo que es el Padre: Jn 1,18 A


Dios nadie le ha visto jamás: lo ha contado el Hijo Unigénito, que está en el seno del
Padre. Mt 11,25 Por aquel entonces, tomó Jesús la palabra y dijo: «Yo te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y
se las has revelado a gente sencilla. 26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu decisión. 27 Mi
Padre me ha entregado todo, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre le conoce
nadie, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

El Hijo, conocimiento del Padre y sabiduría suya (lo que Dios conoce de sí
mismo), es el único que conoce la realidad del Padre. Cuando el Hijo se hace
humano, comunica o narra lo que conoce. Pero no es una narración verbal. Sino
que, al conocerlo a él, se conoce al Padre. Y de esta manera vital, existencial,
nosotros recibimos en el Hijo humanado la mejor, la más perfecta, la plena y total
"narración" de lo que es el Padre.

* "Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío" (Jn 17,10). Toda la realidad de Dios-Padre
es propiedad de Dios-Hijo. Por eso Dios-el-Padre y Dios-el-Hijo son uno (Jn
17,22). Por eso, quien recibe a Jesús, recibe al Padre (Mt 10,40). Sólo hay una
realidad que no es común a los dos: el Padre no es el Hijo y el Hijo no es el
Padre. Porque no es lo mismo ser Padre que ser Hijo.

8. Consecuentes precisiones cristológicas

* A partir de los textos del Nuevo Testamento, esto es, a partir de la fe pascual
propia de los primeros cristianos y nuestra, no es posible pensar a Jesús como
un sujeto diferente de Dios. Jesús es Dios-Hijo encarnado, humanado. De esta
afirmación fundamental de nuestra fe se siguen otras afirmaciones no menos
fundamentales:

* Para nosotros, Dios es: Dios-Hijo humanado, es decir, Jesús; y es


simultáneamente: Dios-su Padre. Tan Dios es Jesús como su Padre. Dios es
Dios-Padre y es Dios-Hijo. En Dios existe la realidad Padre-Hijo.
Inevitablemente. Constitutivamente.

* Toda expresión, comunicación, salida de Dios, es operación de esa realidad


Padre-Hijo. siendo el Padre la fuente u origen de esa expresión, comunicación o
salida, y siendo el Hijo la expresión, comunicación o salida de Dios. Jesús es esa
expresión, comunicación o salida de Dios-Padre, constituida en humano, en un
sujeto concreto, histórico. Es Dios-Hijo humanado.

* Por eso: Jesús no es un simple sujeto humano que tiene un Dios. Si así fuera,
negaríamos la divinidad de Jesús. Por eso Jesús no tiene "fe en Dios", porque
esto supondría que Jesús es un sujeto distinto de Dios. Por eso Jesús no ora a
Dios, sino que Jesús ora a su Padre o se comunica con él.

* Hay relación y comunicación entre Dios-Padre y Dios-Hijo, de lo cual se deduce


que ser Padre y ser Hijo en Dios es una realidad diferente, sin que ser Dios en
el Padre sea diferente de ser Dios en el Hijo.

* No se puede pensar que Jesús fue simplemente un hombre extraordinario que


tuvo una experiencia más profunda o radical de Dios. Jesús es Dios-Hijo
humanado. Su experiencia de Dios es experiencia humana de ser Dios, más
exactamente, de ser Dios-Hijo. No es experiencia de un Dios diferente de él
mismo. Lo que posee Jesús es experiencia de Dios-Padre, correlativa a su
experiencia de Dios-Hijo.

* Otro problema totalmente diferente es cómo aconteció el fenómeno Jesús


histórico. Es allí donde hay que situar la pregunta sobre la conciencia de Jesús
sobre su divinidad. O la pregunta sobre la fe de Jesús o sobre su oración o sobre
su vida religiosa o sobre su experiencia religiosa. En términos del Jesús histórico
se podría afirmar que fue un hombre absolutamente idéntico a nosotros en todo.
Por tanto, según explica Rahner, no tuvo conciencia formal, objetual, temática
de su divinidad a partir de su inmediateidad con Dios-Hijo o Dios-Logos; porque
esta inmediateidad con la divinidad estaba en el fondo de su ser pero no interfería
con su desarrollo conciencial humano, aunque se experimentaba y se declaraba
Hijo de Dios-Padre; su fe era fe en Dios-Padre y su oración era a Dios-Padre.
Sólo en el fondo de su ser había un inmediateidad con la divinidad del Logos, sin
que interfiriera con su conciencia temática humana. Entonces, si asumió
totalmente la humanidad igual a la nuestra (menos en el pecado), sin que hubiera
tenido conciencia humana temática objetual humana de su divinidad como Dios-
Hijo encarnado, se entiende su palabra en la cruz “¿Padre, por qué me has
abandonado?”.

Sólo después de la experiencia pascual captan los seguidores de Jesús que al


percibirse Él y declararse como Hijo de Dios Padre, el Dios-Yahvéh de la religión
judía era Dios-Padre y era Dios-Hijo: sucedía en Dios una paternidad y una
filiación, siendo el hombre Jesús ese Dios-Hijo de Dios-Padre.

9. Sobre la conciencia de Jesús respecto a su divinidad

Así lo expresa Rahner en su artículo Ponderaciones dogmáticas sobre el saber


de Cristo y su consciencia de sí mismo. Rahner, Escritos de Teología, V.

La base es la unión hipostática: Depende de cómo se comprenda ésta para


resolver el problema.

Tiene por tanto pleno sentido, y no es ningún artificio de una dialéctica


paradójica, adscribir a Jesús desde el comienzo un talante fundamental de
inmediateidad para con Dios de índole absoluta y al mismo tiempo un desarrollo
de esa originaria autoconciencia de un absoluto estar entregada al Logos de la
espiritualidad humana. Puesto que ese desarrollo no se refiere a fundamentación
del talante fundamental de la inmediateidad para con Dios, sino a la tematización
y objetivación objetuales, que suceden en conceptos humanos, de ese talante
fundamental, no siendo éste un saber acuñado, pluralmente proposicional, ni
tampoco una visión objetual.

Ambos conceptos no sólo no se contradicen, sino que se exigen mutuamente


desde su propia esencia. (…) Puede por tanto hablarse sin trabas de un
desarrollo espiritual, incluso religioso de Jesús. Puesto que no niega la
consciente inmediateidad absoluta para con el Logos, sino que está sustentado
por ella, la interpreta y la objetiva.

* En términos de “Cristo de la fe”, Jesús no es un simple sujeto humano que tiene


un Dios. Si así fuera, negaríamos la divinidad de Jesús. Por eso Jesús no tiene
"fe en Dios", ni "ora a Dios", ni tiene "experiencia de Dios", ni adquiere o
suministra "datos" sobre Dios. Ni es idéntico a nosotros en todo porque hay un
elemento que lo diferencia radicalmente: Jesús "no peca". O es idéntico a
nosotros, menos en el pecado: Heb 4,15 Pues no tenemos un sumo sacerdote que
no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, ya que ha sido probado en todo como
nosotros, excepto en el pecado. Entendiendo pecado como la realidad ontológica
de "no-ser-Dios". Jesús en esto no es idéntico a nosotros pues él "sí-es-Dios".
* Sin embargo tenemos que reconocer que no hay una distancia absoluta entre
el Jesús histórico y el Cristo de la fe. Porque muchos datos sobre Jesús en los
Evangelios, si bien son vistos desde la fe pascual, no son inventados. Y allí se
percibe un Jesús que realmente era mucho más que un simple judío piadoso o
un poco atrevido en sus expresiones.

* Pero hay que tener en cuenta que los Apóstoles y los discípulos lo que
conocieron fue un ser humano idéntico a nosotros en todo. La experiencia
pascual de la resurrección y del Espíritu Santo les permitió captar, entender que
ese Jesús humano que había convivido con ellos, era Dios-Hijo humanado. Los
Evangelios incluyendo el Evangelio paulino, no inventan datos históricos, pero sí
transfieren al Jesús histórico su comprensión de fe sobre el sujeto Jesús y lo
perciben entonces como el Cristo, Dios-Hijo humanado, y así los describen como
si esta realidad que sólo fue posible después de la experiencia pascual y del
Espíritu Santo, hubiera sucedido históricamente en vida de Jesús. Los
Evangelios no son una videograbación del Jesús histórico sino un testimonio de
fe pascual y pneumática referida al Jesús histórico.

10. Historicidad de lo propuesto en el Nuevo Testamento

Aplicando lo que expuso sobre la exégesis, el Concilio es consciente de la


manera como se escribieron los textos del Nuevo Testamento y lo primero que
hace es reconocer que los Evangelios tienen origen apostólico, esto es, que,
aunque no fueron escritos directamente por ellos, sin embargo, quienes los
escribieron lo hicieron basados en la predicación de los Apóstoles. Con esto se
reconoce que los datos en ellos consignados, fueron transmitidos por los
Apóstoles por vía oral, por predicación, y sólo posteriormente fueron puestos por
escrito: “La Iglesia siempre ha defendido y defiende que los cuatro Evangelios
tienen origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato de
Cristo, luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos y los varones
apostólicos nos lo transmitieron por escrito”. (DV 18).

Como hay quienes piensan que al aplicar la exégesis se está afirmando que lo
que narran los Evangelios son inventos posteriores a la existencia histórica del
Señor Jesús, el Concilio ratifica el valor histórico de lo narrado en los Evangelios
debido a que sus fuentes son precisamente los testimonios de los Apóstoles que
fueron testigos presenciales de hechos y palabras del Señor Jesús. Esto ayuda
a percibir que se reconoce el carácter histórico de lo que se narra, aunque es
obvio que las narraciones están impregnadas de la fe de los predicadores y de
quienes las compilaron, por lo que la exégesis indicará que lo narrado tiene base
histórica, pero es ante todo un testimonio de fe de los seguidores del Señor
Jesús. Histórico en este caso no significa videograbación de lo ocurrido sino
comprensión desde la fe, de la persona del Señor Jesús y de los acontecimientos
por Él vividos, presentación de hechos históricos pero interpretados con una
comprensión o inteligencia especial de esos hechos, es decir por la fe infundida
por el Espíritu Santo: “La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído
y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar,
comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo
y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al
cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron
a sus oyentes lo que Él había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de
que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y
por la luz del Espíritu de verdad”. (DV 19).

11. Lo que dispuso el Concilio para la Iglesia respecto a la Sagrada


Escritura y se tiene que cumplir

El Concilio señala lo siguiente: “Es necesario, por consiguiente, que toda la


predicación eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada
Escritura, y se rija por ella”. (DV 21).

Es doloroso comprobar cómo la predicación eclesiástica muchas veces se


dedica a tratar diversos asuntos sin hacer siquiera referencia a la Sagrada
Escritura. Y más preocupante es que cuando se acude a los textos, se procede
sin cumplir las disposiciones que los Obispos establecieron en la Constitución
Apostólica Dei Verbum sobre la exégesis, la prevalencia del Nuevo Testamento,
lo esencial de la revelación que es Dios mismo y su plan salvífico.

Solicita el Concilio a los exegetas y a los teólogos investigar la Sagrada Escritura


con sus instrumentos especializados y que los ministros de la palabra conozcan
estos desarrollos de comprensión que presentan la exégesis y la teología, para
que su predicación sea acorde con lo establecido. (DV 23).

Insiste el Concilio en que la teología se fundamente en la Sagrada Escritura, lo


mismo que la predicación pastoral, la catequesis, toda instrucción cristiana y la
homilía litúrgica (DV 24). Más aún, solicita que todos los clérigos, sobre todo los
sacerdotes, “se sumerjan en las Escrituras con asidua lectura y con estudio
diligente, para que ninguno de ellos resulte "predicador vacío y superfluo de la
palabra de Dios que no la escucha en su interior", puesto que debe comunicar a
los fieles que se le han confiado, sobre todo en la Sagrada Liturgia, las inmensas
riquezas de la palabra divina”. (DV 25).

Debería ser imperativo un continuo estudio de la Sagrada Escritura según las


normas de la Constitución Dogmática Dei Verbum por parte del clero. Este
estudio se supone que asume el resultado de la exégesis y de la teología sobre
los diversos temas. Sin embargo, es lamentablemente evidente que esto no
sucede y que el aporte de gran parte del clero en su predicación y enseñanza, lo
mismo que la catequesis, sigue los esquemas de comprensión de la Biblia
anteriores al Concilio Lo grave es que como dice el Concilio, “Porque el
desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo" (DV 25). De
manera que la falla que puede decirse estructural en la predicación y la
enseñanza por parte de aquellos a quienes se les ha confiado, no permite
acceder debidamente al conocimiento del Señor Jesucristo.

A veces sucede que ni siquiera se acude a las introducciones y notas que con
tanto esfuerzo los exegetas y los teólogos han aportado a las traducciones de la
Biblia que se utilizan corrientemente en la comunidad cristiana, aunque el
Concilio insistió en que estos fueran los textos que se utilizaran para el servicio
del anuncio de la Palabra de Dios en todas sus formas: “Incumbe a los prelados,
‘en quienes está la doctrina apostólica, instruir oportunamente a los fieles a ellos
confiados, para que usen rectamente los libros sagrados, sobre todo el Nuevo
Testamento, y especialmente los Evangelios por medio de traducciones de los
sagrados textos, que estén provistas de las explicaciones necesarias y
suficientes para que los hijos de la Iglesia se familiaricen sin peligro y
provechosamente con las Sagradas Escrituras y se penetren de su espíritu’”. (DV
25).

12. Consecuencias de las afirmaciones de fe del Nuevo Testamento

- ¿Cuál es el Dios que se ha predicado: el del Antiguo o el del Nuevo Testamento?


O ¿se ha predicado una mezcla de los dos? ¿Se ha predicado a Dios-Jesús? ¿Se
ha predicado a Dios-Padre de Jesús? ¿Ha captado nuestro pueblo la realidad
neotestamentaria de Dios?

- ¿Qué efectos ha tenido la presentación de Dios que hemos hecho hasta ahora?
¿En qué nos hemos diferenciado del Judaismo o de otras religiones o de una
presentación filosófica de Dios?

- ¿Hemos admitido realmente la novedad absoluta del Nuevo Testamento? O ¿la


hemos diluido de manera lamentable?

- ¿En qué podría afectar a nuestro pueblo en términos sociales una experiencia de
Dios como Dios-Padre y Dios-Hijo, y éste, humanado? ¿Cómo podría ser afectado
nuestro cristianismo si admitiéramos la revelación del Nuevo Testamento sobre
Dios como lo dispone el Concilio en la Dei Verbum?

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