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La carretera con la que quieren

pavimentar el Amazonas
Medio Ambiente
5 Feb 2017 - 8:36 AM
María Paulina Baena* - Pablo Correa**

Una carretera selva adentro, entre los municipios de


Calamar y Miraflores (Guaviare), acabaría con la
promesa de Colombia de reducir a cero la deforestación
en la Amazonia. Las obras que se han hecho a espaldas
de todos tienen enfrentadas a varias instituciones.

Imagen aérea de la trocha que une Calamar con Miraflores y se convertiría en una vía pavimentada.
“Aquí para la gente de Miraflores. Les mandamos esta pequeña prueba de cómo
estamos trabajando con el alcalde, el gobernador (…) en esta vía tan importante
para nuestro municipio”. Esto se escucha en un video grabado por funcionarios
del departamento de Guaviare mientras recorren la trocha que conecta a los
municipios de Calamar y Miraflores, “es una vía que va a abrir al municipio las
puertas del desarrollo. Aquí le estamos cumpliendo a Miraflores y a toda esa
comunidad que tanto necesita y que tanto ha esperado este gesto de voluntad de
sus gobernantes”.

En lo que no repararon los funcionarios mientras grababan el video con un


celular, en medio del zarandeo provocado por la vía despavimentada que se
extiende por casi 138 kilómetros y a la que sólo entran camionetas 4x4 o
cuatrimotos de aventura, es que esas pueden ser las primeras escenas de lo que
podría terminar siendo la destrucción del corazón de la Amazonia colombiana.

Si la trocha que ha existido ahí desde hace 16 años, construida por las Farc, se
aplana, amplía y pavimenta, se convertiría en la vía por la que entraría la
deforestación masiva, las fincas ganaderas, los problemas legales por tierras no
titulables y una idea de desarrollo totalmente contraria a la que necesita la región.
¿Y la promesa que hizo Colombia en la Cumbre de Cambio Climático de París de
2015, al comprometerse a reducir a cero la deforestación en el Amazonas? La
carretera de Calamar a Miraflores sería el principio del fin de esa promesa.
Todos contra todos
El problema ha crecido en silencio y ha provocado un enredo político y judicial a
todo nivel. En esta historia están involucrados los alcaldes de los municipios que
toca la carretera, la Gobernación de Guaviare, la Corporación del Norte y Oriente
Amazónico, el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Transporte, la
Fiscalía y la Fuerza Pública. Y por si fuera poco, el frente Primero de las Farc,
que se negó a participar en el proceso de paz, se declaró en disidencia y sigue
operando en la zona.

La problemática carretera aparece en el Plan Vial de Guaviare junto a otros 13


corredores viales que suman unos 618 kilómetros. La Gobernación, en cabeza de
Nebio de Jesús Echeverry, argumenta que es necesaria para llevar desarrollo a
estas zonas incomunicadas por la violencia. El tramo que conecta a Calamar con
Miraflores, dicen, es una alternativa para las más de 5.000 personas que viven en
este último municipio. Tan evidente es la obsesión por estas carreteras, que el
logo de campaña del gobernador era un poncho y un sombrero descansando sobre
el mapa del departamento, mientras resaltaba en azul las letra V -I- A de
Guaviare.

Testigos de la zona vieron el año pasado maquinaria pesada trabajando en


algunos tramos. Los funcionarios de la Corporación del Norte y Oriente
Amazónico (CDA) se vieron obligados a intervenir, porque se trata de una zona
de reserva forestal, un gran trozo colmado de bosques primarios, humedales y
nacimientos de agua que suplen los acueductos de San José del Guaviare.
“Aunque la red vial es de 10 metros de ancho, generaría un esquema de
colonización que ya se está viendo”, comentó César Meléndez, director de la
CDA.

Fragmentando el Amazonas
Las carreteras no vienen solas. Todos lo saben. Especialmente en sitios como este
del Amazonas. Un análisis del Ideam sobre los corredores viales y la densidad de
deforestación demuestran que el aumento de la densidad de carreteras o la mejora
en las condiciones de navegabilidad, es el dinamizador más importante en los
procesos de intervención del bosque en Colombia. En el bioma amazónico, entre
los años 2000 y 2012, el 50 % de las zonas deforestadas se encontraban a una
distancia menor de 2 kilómetros de un segmento vial y el tamaño de parche
deforestado en las zonas próximas a vías es en promedio de 4,55 ha.

La construcción de carreteras ha llamado la atención de científicos ambientales.


En un estudio reciente publicado en la revista Science se estimó que los 33
millones de kilómetros de carreteras construidas en el mundo convirtieron a la
Tierra en una colcha de 600.000 retazos. Pierre L. Ibisch, quien dirigió esa
investigación, cree que “la parte amazónica de Colombia es aquella con menos
impactos creados, perteneciendo a los bloques más grandes y ecológicamente
valiosos de las áreas sin caminos de todo el mundo”. En su opinión, “ya que
Colombia se destaca por esta situación especial a nivel mundial sería un
candidato ideal para proponer una estrategia nacional para valorizar y conservar
las áreas sin caminos -algo que podría inspirar acciones similares en otras
partes”.
Pero no es así como los gobernantes locales y muchos funcionarios están
pensando. Como explicó Meléndez, los sobrevuelos y las imágenes de
percepción remota dan cuenta de que ya hay asentamientos. “La Gobernación
está empeñada en generar colonización en el departamento, cuando más del 80 %
del territorio es zona de reserva forestal. Este es un departamento ambiental y la
visual que tienen nuestros gobernantes es volverlo agropecuario”. Lo único que
se ha intervenido, de los 5 millones y medio de hectáreas del departamento, son
489 mil hectáreas asignadas a zona de reserva campesina donde son permitidas
intervenciones como esquemas de pequeñas economías y de seguridad
alimentaria, que corresponden al 8,9 % de todo el territorio.

La gente quiere una solución


Un líder de Miraflores, que prefirió mantenerse en el anonimato por amenazas de
grupos armados, contó que el municipio está en el atraso absoluto. El transporte
actual consiste de una pista de tierra en la que sólo pueden aterrizar avionetas con
una carga mínima de tres toneladas y un transporte fluvial que funciona en
invierno por el río Unilla y que eleva los costos de carga dramáticamente en
verano. “Entre Miraflores y Calamar, una embarcación que transporta 60
toneladas se demora cerca de tres días en invierno, pero en verano tarda entre 8 y
15, y sólo con el 15 % de la capacidad de la embarcación”, aseguró.

Por eso, para él resulta crucial sacar a Miraflores y a su población del


encapsulamiento. Asegura que en Miraflores no se está tumbando selva. Dijo,
más bien, que lo único que se está interviniendo es la vía que comunicará a las
veredas y que ya estaba hecha. De hecho, Héctor Solano, director de Planeación
del departamento, comentó que esta vía fue lo que quedó de esa época cocalera
cuando las Farc dominaban el territorio y confirmó que, en efecto, este tramo en
particular es delicado y no será tan fácil de intervenir por las limitantes
ambientales. Asegura que están actuando y tomando decisiones pensando en la
protección ambiental.

Sin embargo, el ingeniero Jaime Viasus, secretario de Obras Públicas de


Guaviare, parece pisarse las mangueras con su colega. Según él, las restricciones
ambientales son una piedra en el zapato para sacar adelante el plan vial: “En este
momento la Gobernación tiene radicados documentos donde se está solicitando
ampliar el área sustraída para poder empezar a trabajar”.

Para Rodrigo Botero, director general de la Fundación para la Conservación y el


Desarrollo, “la llamada trocha Calamar-Miraflores, es un ejemplo de la ausencia
de planificación entre el desarrollo vial, las consideraciones ambientales, la
atención de poblaciones y la frontera agropecuaria”. Para el experto, es la punta
del iceberg de la nueva apertura de la frontera agropecuaria en la Amazonia.
“Nada más contrario al espíritu de las metas ambientales del país”.

Impunidad ambiental
Quienes están a favor de la carretera argumentan que se trata de una vía ya
establecida que sólo necesita mantenimiento y mejoras, y, por lo tanto, no exige
licenciamiento ambiental. Del otro lado, quienes se oponen, aseguran que eso es
una interpretación tramposa de las normas y esa carretera es sencillamente
“ilegal”.

El asunto ya escaló al plano judicial y se ha convertido en un tema candente en


las mesas de seguridad regional. Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente,
asegura que el caso ya fue presentado ante la Fiscalía General. “En Colombia
tiene que fortalecerse la autoridad ambiental. Hay muchas personas que no saben
que están cometiendo delitos ambientales y los que saben que los están
cometiendo piensan que no les va a pasar nada. Tenemos que empezar a priorizar
los delitos ambientales”, comentó. Existen indicios y evidencias sobre la
especulación de tierras alrededor de este territorio, tanto de personas de la región
como de afuera de ella.

No es un escenario fácil para ninguna autoridad. Ni municipal, ni regional, ni


nacional. El periodista AlfredoMolano Jimeno, quien ha cubierto el proceso de
paz, dice que “esta es la única zona en la que no habrá posconflicto porque sigue
siendo un territorio en disputa. Allí opera el frente 1 de las Farc, que
tradicionalmente manejó la coca y muchos recursos de la guerrilla. Cuando se
declaró en disidencia el Secretariado de las Farc nombró a Gentil Duarte, quien
estuvo en los diálogos de paz, nuevo comandante del frente. Pero a los pocos
meses Duarte se declaró también en disidencia”.
¿Y la solución?
La solución, dice José Yunis, director del programa Visión Amazonia del
Ministerio de Ambiente, que recibirá en los próximos años hasta US$200
millones de Noruega, Inglaterra y Alemania para ayudar al país a detener la
deforestación en la Amazonia, cree que lo correcto en este caso es pensar en que
estos municipios sí tienen derecho al transporte, pero deberían ser multimodales.
Es decir, que contemplen avenidas fluviales y transporte aéreo de bajo costo.

El ministro Murillo dice que es un caso difícil y “hay que considerar todas las
opciones. Mirar cómo respondemos al problema de comunicación de las personas
de Miraflores y otros municipios, pero sin ese alto precio ambiental”.

Héctor Solano, director de Planeación del departamento, no descarta una apuesta


por un tren “que disminuiría la aglomeración, porque iría de un punto a otro sin
paradas”.
Rodrigo Botero cree que incluso el país debería discutir la posibilidad de reubicar
un municipio como Miraflores y ofrecer así oportunidades económicas reales a
sus pobladores y cerrar definitivamente el avance de la frontera agrícola.

Colombia: las mafias de la


deforestación en el Guaviare
por Antonio José Paz Cardona en 4 julio 2017

 Entre el 2012 y el 2015, las hectáreas de coca sembradas en el Guaviare pasaron


de 3851 a 5423 hectáreas, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito.
 Las cifras de incautaciones de madera en Colombia son alarmantes. Entre enero y
mayo de este año la policía incautó 36 251 metros cúbicos de madera en el país.

(Este artículo es una colaboración periodística entre Mongabay


Latam y Semana Sostenible de Colombia)

En Colombia existen ocho grandes núcleos de deforestación. Según


reportes del Instituto Hidrología, Metereología y Estudios Ambientales
(Ideam), allí se concentran la mayoría de alertas y el departamento más
afectado por este fenómeno es el Guaviare, pues en su territorio se
encuentran tres de las zonas más críticas.

El asunto se vuelve de grandes proporciones si se considera que todos sus


municipios padecen por la tala indiscriminada de árboles. El primer punto
caliente está ubicado en las veredas de San Jorge, San Antonio Alto, La Unión
y El Chaumal, pertenecientes al municipio de San José del Guaviare y se
extiende hasta el de La Macarena en el Meta, afectando
considerablemente al Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena.

El segundo núcleo abarca los municipios de Calamar y El Retorno y pone


en riesgo al Área Natural Única (ANU) Nukak, importante para el país debido
a su riqueza natural y cultural. La tercera zona crítica del departamento se
encuentra en el nororiente de San José del Guaviare, en las veredas Caño
Mosco, Caño Negro, Caño Blanco y el resguardo indígena Nukak Maku,
pueblo indígena que cuenta hoy con menos de 1000 habitantes.
En el Guaviare se encuentran 3 de los 8 núcleos más grandes de deforestación en
Colombia. Foto: Semana Sostenible.

A diferencia de otros núcleos del país, donde la deforestación ha logrado


reducirse hasta en un 4 % , en Guaviare el problema persiste e incluso
aumenta en comparación con las mediciones del Ideam durante el 2016. El
incremento en la deforestación se debe al desarrollo vial, a la ampliación
de la frontera agropecuaria, al desbosque y siembra de pastos para la
especulación de tierras, y a los cultivos de uso ilícito.

Según datos de la Dirección de Carabineros de la Policía Nacional, la Reserva


Natural Nukak tenía 786 hectáreas afectadas por la deforestación en 2011 y en
2015 ya iban cerca de 1170. Es decir, un incremento del 49 %.
La Reserva Natural Nukak tenía 786 hectáreas afectadas por la deforestación en 2011 y en
2015 la cifra ascendió a 1170. Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia.

“En departamentos como Guaviare y Meta, existen grupos organizados al


margen de la ley que se aprovechan de la deforestación para explotar la
región a través de la minería ilegal y ampliar las rutas del narcotráfico.
Entre ellas se encuentran disidencias de las FARC y bandas criminales
como el Clan del Golfo y Los Puntilleros”, aseguró a Semana Sostenible y
Mongabay Latam el general Rodrigo González, director de Carabineros y
Seguridad Rural de la Policía.

El Clan del Golfo, que opera principalmente en Córdoba y el Urabá del Chocó y
Antioquia, ha ampliado sus zonas de influencia a otras regiones del país, entre
las cuales se encuentra gran parte del territorio amazónico. Por su parte, los
Puntilleros surgen como banda luego de la muerte de Martín Farfán, alias
Pijarvey, quien dirigió el autodenominado Bloque Libertadores del Vichada,
creado luego de la desaparición de las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC).

Las AUC fue el grupo paramilitar más grande del país. Surgió, en un comienzo,
principalmente como fuerza armada en contra de las guerrillas en zonas rurales
de gran tradición ganadera. Este grupo, cuyos líderes eran los hermanos
Castaño, se desmovilizó por completo en agosto de 2006 en un cuestionado
proceso de paz con el entonces gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez.
Sin embargo, luego de su desmovilización, alguno

Esta zona del municipio de San José del Guaviare es una de las más deforestadas del país.
Es utilizada por narcotraficantes y personas que desean sacar provecho de la construcción
de la vía marginal de la selva. Foto: Fuerza Aérea Colombiana

s disidentes conformaron y consolidaron otros grupos paramilitares más


pequeños (también llamados neoparamilitares o Bandas criminales (Bacrim),
entre los que se encuentra el Bloque Libertadores del Vichada. Por su parte el
Clan del Golfo es el grupo neoparamilitar más grande en el momento. Antes
eran conocido como Los Urabeños o el Clan Úsuga. Su cabecilla, Dairo
Antonio Úsuga, alias Otoniel, es uno de los hombres más buscados
actualmente por la Policía colombiana.

Estas bandas subsisten gracias al narcotráfico y han deforestado gran


parte del departamento para ampliar nuevamente los cultivos ilícitos de
coca, aprovechando la condición selvática del territorio y su difícil
acceso. De hecho, las hectáreas de coca cultivadas en el Guaviare
pasaron de 3851 en 2012 a 5423 en 2015, según reportó la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

La madera que se pudre

Deforestar esta región selvática tiene un gran impacto para el medioambiente,


sobre todo en momentos en los que se habla de cambio climático y donde una
de las principales estrategias para mitigar su impacto, en países como
Colombia, es frenar la tala indiscriminada de árboles. Como si esto fuera
poco, en Guaviare, a diferencia de otras zonas del país, la madera talada
ni siquiera tiene un uso en el mercado negro. Imágenes de la Fuerza
Aérea muestran cómo alrededor de las zonas afectadas la madera se
pudre sin ningún uso.
En el Guaviare se encuentran grandes reservas naturales, además del Parque Nacional
Natural Serranía de Chiribiquete, una de las más recientes áreas protegidas en Colombia.
Foto: León Dario Peláez/Semana.

Esto se debe, según fuentes de la Policía Nacional, a que transportarla


resulta supremamente costoso para los grupos criminales, ya que se trata de
zonas donde no existen vías y donde la población más cercana puede
encontrarse a cinco horas navegando el río. Además, el principal objetivo es
apropiarse de las tierras para luego extorsionar a quienes deseen realizar
minería o expandir su frontera agrícola y ganadera.

Sin embargo, existen más actividades ilícitas que dependen de la deforestación


para lograr su objetivo. Una de ellas es conocer el trazado de vías para habitar
cerca de ellas y obtener una futura compensación económica por
reasentamiento.

Esto es lo que ocurre con la vía marginal de la selva, un proyecto de más de


120 000 millones de pesos (aproximadamente 40 millones de dólares) que a
futuro pretende unir a Ecuador, Colombia y Venezuela, en busca de una salida
por vía terrestre desde el Pacífico hasta el Atlántico, sin cruzar la cordillera de
Los Andes. Grupos de personas eran sobornados u obligados a asentarse
cerca del área por donde pasaría la carretera. Al hacerlo, empezaron a talar
indiscriminadamente los árboles en las veredas de Puerto Cachicamo y El
Capricho en Guaviare, así como las veredas Nueva Colombia y la Tigra en los
municipios de Vista Hermosa y Puerto Rico en el Meta. El objetivo era obtener
millonarias compensaciones por parte del Estado una vez que empezara la
construcción de la obra vial, recursos que terminarían en manos de miembros
de Los Puntilleros, el Clan del Golfo y disidencias de las FARC.

Muebles para el Estado

Aunque existe un gran subregistro de la madera que se trafica en


Colombia, las cifras de incautaciones realizadas por la Policía son
alarmantes. Solo entre enero y mayo de este año se incautaron 36 251
metros cúbicos de madera en el país, lo que equivale al cargamento
completo de 1647 camiones aproximadamente.
EN EL DEPARTAMENTO DEL GUAVIARE SE DA UNA ECUACIÓN
TAN CRIMINAL COMO IRRACIONAL: SON ARRASADAS MILES DE
HECTÁREAS DE BOSQUE NATURAL PARA REDUCIRLO TODO A
PRADOS EXTENSOS AL SERVICIO DE LA GANADERÍA.
E s como si al mar le sacaran el agua. Tal cual. Eso justamente es

lo que ocurre con el departamento de Guaviare. Se trata de una franja de


5,5 millones de hectáreas exuberantes, en el oriente colombiano, a la que
le hace justicia el famoso verso del poeta Aurelio Arturo: “Donde el
verde es de todos los colores”. Pero al Guaviare, día a día, sin tregua y
con voraz dedicación, le arrancan su verde. Su selva estratégica, que
conecta la Amazonia con la Orinoquia, está siendo arrasada para
convertir esos suelos en áridos campos de pastoreo al servicio de la
ganadería.

EL INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI


DETERMINÓ QUE EL 63,2 POR CIENTO DE
TIERRAS DEL GUAVIARE TENDRÍAN QUE
PRESERVARSE POR SU IMPORTANCIA
ECOLÓGICA .

Por cuenta del posconflicto el país está “descubriendo” el Guaviare. Hace


unos lustros la idea de visitar el departamento sonaba tan peligrosa como
inviable. Pero según el ex secretario de Turismo y Cultura departamental,
Jorge Díaz, en 2015 cerca de 12.000 turistas visitaron Guaviare. En 2016
esa cifra llegó a los 16.000 y en 2017 la cifra aumentó a 24.000 turistas
entre nacionales y extranjeros. Por carretera, San José está a 8 o 10 horas
desde Bogotá, pero además hay un par de vuelos directos de capital a
capital.

Dos tipos de pasajeros son característicos en esos aviones:


los ecoturistas y los investigadores. Los primeros suelen ser jóvenes que
buscan aventuras alternativas en territorios míticos, los segundos,
emisarios de universidades, entidades públicas y hasta laboratorios
privados que indagan sobre mil asuntos que estuvieron vedados por
cuenta de la guerra. El grueso de los visitantes se queda en San José o se
mueven, si acaso, a sus zonas aledañas. Registran la postal memorable
que el paisaje ofrece e ignoran que la paz, paradójicamente, está trayendo
una tragedia ambiental para el Guaviare.

Según el Ideam, las principales alertas tempranas de deforestación, del primer


periodo de 2018, se concentran en los departamentos amazónicos de Caquetá,
Putumayo, Meta y Guaviare.
CRÉDITO: RODRIGO BOTERO GARCÍA.
Las principales amenazas a los bosques del Guaviare son el acaparamiento de tierras
y la actividad ganadera.
CRÉDITO: RODRIGO BOTERO GARCÍA.
En este departamento la deforestación ha aumentado porque ahora es más fácil
acceder a los bosques, donde antes permanecían los grupos armados.
CRÉDITO: RODRIGO BOTERO GARCÍA.
Los principales motores de la deforestación en Colombia son praderización, cultivos
ilícitos, desarrollo de infraestructura vial, incendios forestales, ganadería extensiva y
la minería ilegal.
CRÉDITO: RODRIGO BOTERO GARCÍA.
La ganadería afecta el suelo por el pisoteo constante. Esto daña la compactación en
los terrenos. Y, además, la tierra pierde su capacidad de sostener cultivos.
CRÉDITO: JUAN CARLOS SIERRA.
En febrero de 2018, las quemas de los pobladores del Guaviare se salieron de
control y acabaron con parte del bosque. Miles de hectáreas terminaron calcinadas.
CRÉDITO: RODRIGO BOTERO GARCÍA.
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Para observar la desgracia de la deforestación hay que tomar un campero


y adentrarse un par de horas por las trochas escarpadas que apuñalan
la selva: un foco crítico se observa, por ejemplo, al nororiente del
departamento en las veredas Caño Moscoso, Caño Blanco y Caño Negro,
territorio que es una suerte de isla –cada día más estrecha– para el pueblo
indígena nukak makú, con una menguada población de apenas mil
habitantes.

Un estudio del Instituto Geográfico Agustín Codazzi analizó los suelos y


la zonificación de tierras del Guaviare, y determinó que el 63,2 por
ciento del departamento, es decir, 3,5 millones de hectáreas, tendrían que
preservarse “por su importancia ecológica y porque sus bosques de
galería, selvas húmedas, serranías y sabanas, son el hogar de un sinfín de
fauna y flora silvestre”.

De hecho, gran parte del departamento –alrededor del 90 por ciento de su


territorio– es intocable, al menos en el papel. Ese porcentaje, según las
cuentas de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y
Oriente amazónico, Guainía, Guaviare y Vaupés (CDA), es el resultado
de la suma de las tierras declaradas como parque natural, como reserva
forestal o como resguardo indígena. Los cálculos de la misma entidad
indican que un millón de hectáreas protegidas han sido intervenidas
ilegalmente por los colonos.

TRAS LA SALIDA DE LAS FARC NO SE HA DADO


UNA LLEGADA ESTATAL QUE CONTROLE LA
DEPREDACIÓN AMBIENTAL .
Es poco el Estado que se ve Guaviare adentro. Lo que hay, por sobre
todo –a lado y lado de las vías improvisadas, especialmente en las que
conectan con los departamentos vecinos de Meta y Caquetá– son colonos
carcomiendo el bosque, ganado desperdigado en encerramientos de
cientos y cientos de hectáreas, y grupos disidentes.

En Colombia, solo en 2017, se arrasaron 220.000 hectáreas de bosques.


Una extensión similar al departamento del Huila. La cifra implica un
aumento del 23 por ciento con relación al año anterior, y esta zona de la
Amazonia, el llamado pulmón del mundo, fue la región más afectada
concentrando el 65 por ciento del arrasamiento nacional.

El departamento de Guaviare, en los últimos cuatro años, ha tenido un


crecimiento progresivo del fenómeno de la deforestación. Según
el Ideam, en 2014 se arrasaron 6.892 hectáreas, en 2015 desaparecieron
9.634, en 2016, la cifra llegó a 11.456 y en 2017 la deforestación arrasó
con 38.221 hectáreas.

La guerra que la selva del Guaviare está perdiendo


Los legendarios árboles del bosque han sido reemplazados por
vacas y praderas. Aquí la tierra ya no es lo mismo y los cultivos
no prosperan.
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El importante incremento está relacionado con la salida de las Farc como
autoridad de facto en zonas del sur y oriente del país. Esa guerrilla no era
una organización ambientalista ni nada por el estilo (son incalculables los
ecosistemas degradados por cuenta de las voladuras de oleoductos, por
ejemplo), pero sus lógicas de poder contuvieron por décadas el avance de
los colonos y así se menguó el derribamiento de selvas y bosques.

“En los territorios de guerra había inestabilidad, lo que implica falta de


garantías, de derechos, y eso contenía tanto a la gente como a las
empresas, por tanto no había motores de deforestación, simplemente
porque los que habitaban esos territorios eran actores del conflicto”,
explica Germán Corzo, investigador del Instituto Alexander von
Humboldt, quien además da cuenta de una de razones que explican la
preocupación ambiental de la guerrilla: “En el Instituto tuvimos un
conversatorio con gente proveniente de las Farc, y ellos nos contaron que
en algunas zonas del sur del país preservaron el bosque porque era su
refugio, es decir, lo protegían por razones de estrategia militar”. En el
posconflicto ya nada de eso ocurre.

EN LAS VEREDAS CAÑO MOSCOSO, CAÑO


BLANCO Y CAÑO NEGRO HAY UN FOCO
CRÍTICO DE DEFORESTACIÓN . ESTE ES UN
TERRITORIO CERCANO AL PUEBLO INDÍGENA
NUKAK MAKÚ.

Tras la salida de las Farc no se ha dado una llegada estatal que controle
la depredación ambiental, con un agravante, los principales depredadores
no son realmente familias desposeídas sino terratenientes que acumulan
grandes extensiones y que “voltean” el uso natural de los suelos,
haciendo de las selvas praderas donde pasta ganado de engorde. Según la
CDA, la tasa de uso de tierra para ganadería en el departamento es de una
hectárea por cada animal. Una proporción ecológicamente insostenible.

A dos horas por trocha desde San José está Colinas, que fue territorio de
reincorporación para cerca 700 exguerrilleros. Uno de los líderes allí es
Noel Gutiérrez Galvis, a quien llaman Didier. “Si no hubiéramos estado
nosotros, las Farc, estoy seguro, y lo digo con mucha responsabilidad, ya
no habría selva por aquí”, asegura. Y agrega que el grupo prohibió a los
campesinos deforestar sin sentido, que se les permitía apenas tumbar las
hectáreas necesarias para desarrollar cultivos de pancoger y que quienes
se pasaban de la raya eran “multados”.

Guaviare, tierra de bosques arrasados


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1|4

Una herida profunda: la marginal de la selva

Al mismo tiempo que la guerrilla, a punta de terror, contuvo la


depredación forestal de familias desposeídas y de ricos terratenientes,
también sus lógicas de economía ilegal le hicieron un profundo daño a la
selva. Nada conspira más contra los bosques vírgenes que las vías. Los
expertos lo llaman “fenómeno espina de pescado”.
Significa que conforme se avanza con el trazado de una vía (sin importar
si es legal o ilegal, o si es un trazado en planos o que físicamente se esté
abriendo trocha) la sola noticia de una vía en lo profundo e inaccesible
de la selva, provoca que colonos, campesinos y terratenientes se tomen
los linderos de lado y lado para hacerse con tierras que a mediano y largo
plazo tendrán un valor significativo. Y al instalarse de facto arrasan con
la vegetación. La imagen aérea que se observa de esas cicatrices
longitudinales es muy similar al esqueleto de un pez.

Y las economías ilegales son responsables de muchas trochas y vías que


se tejen en la selva. La guerrilla desarrolló esos pasos para movilizar el
narcotráfico, el contrabando y hasta los secuestrados. La vía más famosa
que se le adjudica a las Farc es que une a La Macarena con Vista
Hermosa, en el Meta. Son 139 kilómetros conocidos como la “Trans-
Jojoy” pues el Mono Jojoy lideró su ampliación y mejora en los años del
despeje.

EL DEPARTAMENTO DE GUAVIARE, EN LOS


ÚLTIMOS CUATRO AÑOS, HA TENIDO UN
CRECIMIENTO PROGRESIVO DEL FENÓMENO DE
LA DEFORESTACIÓN .

Otra vía, de carácter legal, pero no por ello menos cuestionable desde el
punto de vista ambiental, y concretamente por el inmenso costo en
términos de deforestación, era la llamada Marginal de la Selva, una
troncal que contemplaba un recorrido de 1.507 kilómetros que conectaría
al Putumayo con Florencia y San Vicente del Caguán (Caquetá), pasando
por San José del Guaviare (Guaviare) y continuando hasta Villavicencio
(Meta) y Yopal (Casanare), para terminar en Arauca (Arauca).
En marzo de este año, el ex presidente Juan Manuel Santos decidió
cancelar la futura carretera por terrenos amazónicos, ya que era
totalmente contraproducente para el medio ambiente. En su momento,
Santos dijo que las trochas que la guerrilla abrió en medio de la selva
serían destruidas para evitar que la deforestación siga en aumento, ante la
expectativa de valorización de los predios aledaños a esas vías.

La idea era que esta megavía atravesara todo el sur y oriente del país,
conectando a Colombia con Venezuela y Ecuador. Parecía un proyecto
de desarrollo muy atractivo, pero en términos ambientales era una de las
principales amenazas para la preservación de la Amazonia y la
Orinoquia.

Cámaras trampa
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Es sobre esas vías y trochas, planeadas o improvisadas, que los


ambientalistas y entidades expertas observan los principales corredores
de deforestación. Justamente, el tramo de la Marginal de la Selva
proyectado entre San José del Guaviare y La Macarena, es una de las
ocho zonas críticas que registra el país con alta afectación de
deforestación. El Ideam ha encendido las alertas a lo largo de las veredas
San Jorge, San Antonio Alto, La Unión y El Chaumal, del Guaviare, así
como en la vereda Jordán de La Macarena.

Una apuesta que tiene la nación para consolidar una propuesta de


desarrollo sostenible en 2030 es el Modelo de Ordenamiento Territorial
Regional de la Amazonía Colombiana (Motra), el cual permitirá
reconocer sus dificultades de desarrollo, sus características sociales y
culturales, y así brindar una solución a la necesidad de conectar a los
pueblos de la región. Este proyecto, liderado por Visión Amazonía y
DNP, acogerá a los seis departamentos amazónicos.

“Hay que reconocer a las hidrovías como un actor principal de transporte


en la Amazonia, grandes cuerpos de agua que nos pueden ayudar a
conectar pasajeros, carga y mejorar las frecuencias del transporte aéreo”,
dijo Ricardo Lara, líder del programa de planificación de Visión
Amazonía.

Especies representativas en Guaviare


COMPARTIR
Mono negro, cachón, maicero
(Cebus apella)
Se alimenta de frutas e invertebrados. Vive en grupos, donde siempre hay un macho
dominante. Este mono divide su tiempo así: 12 por ciento en descanso, 21 por ciento
en viaje y 66 por ciento en alimentación.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Lechuzón de campo, búho campestre
(Asio flammeus)
Es el ave rapaz nocturna con mayor actividad diurna. Mide en promedio 37
centímetros y pesa hasta 500 gramos. Es de vuelo lento y bajo.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Cardenal pantanero
(Paroaria gularis)
Vive cerca de cuerpos de agua. Mide cerca de 16 centímetros y puede pesar hasta 32
gramos.Se alimenta de frutas, semillas y artrópodos pequeños.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Puma, león colorado
(Felis concolor)
Es una especie amenazada por la pérdida de su hábitat. También es perseguido
porque ataca en ganado. El puma es un animal solitario.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Oso mielero
(Tamandua tetradactyla)
Se caracteriza por tener unas garras fuertes que usa para alimentarse y defenderse de
sus depredadores. No tiene muy buena visión, pero sí un gran oído.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Macarenia o ninfa de las aguas
(Macarenia clavigera)
Crece en el agua y se caracteriza por ser colorida. Hay rosadas, rojas, amarillas,
verdes y moradas. La ninfa de las aguas crece y se alimenta de los minerales de las
rocas.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.
Gentianales
(Psychotria sp)
Son flores que crecen en los bosques. Muchas de estas especies son utilizadas para
productos químicos. Sus frutos son consumidos por varias especies de aves.
CRÉDITO: EKON7 - COMUNICACIÓN VISUAL.

1|7
MINAMBIENTE.GOV.CO
En Guaviare, durante los calurosos meses de inicio de año, es cuando
más se ve el dantesco cuadro de la selva siendo devastada. Pero arrasar el
bosque no es sencillo. Se requiere método. Lo primero que hacen quienes
se ocupan de esa misión es “desocolar”, esto es tumbar a punta de hacha
o macheta la vegetación de tamaño mediano que haya dentro del
perímetro escogido.

Luego, con el área algo despejada y con motosierras en mano, se procede


a talar los árboles mayores. Los tumban y ya en el suelo los pican para
acelerar el secado. El teatro de la destrucción se deja así unas semanas
antes de proceder con el paso final: incendiar el bosque acribillado.

El fuego que se levanta es tan virulento que muchas veces alcanza a los
bosques en pie, y hace de las suyas más allá de lo calculado. En febrero
de este año la tragedia ambiental fue inocultable. Los organismos de
socorro detectaron siete incendios activos en simultánea, cuatro de gran
envergadura y tres menores que, junto a las decenas de quemas
controladas, consumieron cientos de hectáreas de selva.

Junto a la masacre forestal se da una mortandad de fauna incalculable.


Más tarde, entre las cenizas del bosque se siembra pasto o surge maleza.
Y se obtiene así una nueva pradera donde levantar ganado. Ese es todo el
proceso de la selva devorada a mordiscos: el cáncer que se expande por
el Guaviare profundo.

Héroe del bosque


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Explorando la magia del Guaviare
La primera vez que el ambientalista Rodrigo Botero visitó las selvas del Guaviare
tenía 20 años. Era un momento histórico. Había una tregua entre la guerrilla de las
Farc y el gobierno del presidente Belisario Betancur. En este primer viaje entendió
la magia e importancia de este territorio, donde, para esos días, se mezclaba la
biodiversidad, el conflicto de ruralidad, los problemas por la tenencia de la tierra y la
abundancia de cultivos de coca.
Esa visita fue decisiva. Fue así como Rodrigo decidió trabajar en este territorio.
Años más tarde creó la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible y
uno de los lugares donde focalizó su acción fue en el Guaviare. Y se enfocó en la
conservación de la selva y desarrollo local.

Inició con un programa para indígenas y campesinos enfocado a sacar provecho de


las plantas medicinales y otros productos forestales. Todo estos sin afectar su
equilibrio porque, como él lo dice, “hay formas de vivir del bosque y dentro del
bosque”.

Los años que estuvo allí también le sirvieron para aprender la importancia de este
territorio sagrado y del significado para sus pobladores.

La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible desarrolló un


proyecto bandera. Apoyó con información técnica el proceso de ampliación de
Chiribiquete, trabajo que hizo de la mano con Parques Nacionales Naturales de
Colombia. Sus estudios hablan de la importancia de la Conectividad de la
Amazonia, los Andes y la Orinoquia, la biodiversidad, y la necesidad de conservar
este lugar para el bienestar de la humanidad.

Otra de sus apuestas tiene que ver con frenar la deforestación. Trabaja de la mano
con campesinos en la promoción del manejo forestal comunitario. Intenta buscar
modelos diferentes que la ganadería. Dicha actividad está acabado con las selvas del
Guaviare y es la menos sostenible de las alternativas económicas del territorio.

Les ofrece un manejo responsable, con los frutos, resinas, colorantes, plantas
medicinales, flores y semillas que están disponibles en este bosque. Y no solo eso.
También promueve que trabajen en comunidad y les ayuda a llevar sus productos al
sector privado para que sean comercializados.

Rodrigo también cree que el Guaviare tiene un gran potencial en ecoturismo. Por
eso, lidera un plan piloto para que los amantes de la naturaleza puedan conocer
diferentes especies de aves, contemplar los tesoros arqueológicos y disfrutar de
caminatas en los senderos mágicos que ofrece esta selva.
FOTO: ARCHIVO PERSONAL.

Las amenazas en Guaviare


Apropiación de baldíos.
Deforestación.

Cultivos ilícitos.

Ganadería extensiva.

Turismo después del boom de Colombia: magia salvaje.

Colonización de las tierras dejadas por las Farc.


SEGÚN EL IDEAM EN 2014 SE ARRASARON 6.892
HECTÁREAS , EN 2015 DESAPARECIERON 9.634 , EN
2016, LA CIFRA LLEGÓ A 11.456 HECTÁREAS Y EN
2017 LA DEFORESTACIÓN ARRASÓ CON 38.221
HECTÁREAS .

Paralelo a la ganadería, cada vez toma más fuerza otro motor


de deforestación en el departamento: la especulación con la tierra. Desde
hace meses, en el Guaviare circula el rumor de que el gobierno local
solicitará a las autoridades ambientales una sustracción de terreno a las
áreas protegidas. Esas oídas se suman a la falsa noción de muchos
pobladores, de que el bosque no puede ser titulado. Así, muchos están
invadiendo la selva y arrasándola, a la espera de que en un futuro
próximo les adjudiquen la propiedad de los terrenos ocupados.

José Noé Rojas Bermúdez llegó hace 22 años a estos territorios y durante
los primeros 15 años se dedicó a depredar todo el bosque que pudo.
Ahora vive con sus cuatro hijos junto a un cerro exuberante desde el cual
se aprecia la inmensidad de la Serranía de la Lindosa, a 17 kilómetros al
sur de San José del Guaviare. “Yo tumbé cientos de hectáreas de selva
con motosierra, me gustaba ese oficio, en un año tumbaba 70 hectáreas y
trabajaba por contrato. Era feliz con una motosierra. Ahorita todo eso son
rastrojos”, dice. Luego hace una mueca de pesar y agrega arrepentido:
“Hay gente que no le tiene lástima a la selva, y siguen, tumban en un año
hasta 100 hectáreas. Para mí todo eso quedó en el pasado. Ahora trato de
cuidar la naturaleza”.

Al preguntarle qué lo hizo cambiar de parecer don José Noé habla no


como un campesino, de 61 años, que vive en los confines del Guaviare
sino como una persona formada y sensata. Su opinión está influenciada
por lo que le dicen sus hijos, quienes a través de Internet investigan sobre
el valor estratégico de la selva y las implicaciones de devastarla. José
Noé, además de escuchar, ha podido verificar la información con su
propia experiencia: “Me doy cuenta cómo se ha incrementado el
calentamiento global. Hace 19 años que estoy acá, y antes el agua del
estanque no se secaba, ahora sí, y escasea”.

Este es un producto periodístico de la Gran Alianza contra la Deforestación que promueve el interés y
seguimiento de actores clave, líderes de opinión y opinión pública nacional y local sobre problemática de
deforestación y las acciones para controlarla y disminuirla

PERIODISTAS: María Camila Restrepo, Daniela Guzmán, Jose Guarnizo, Jose Monsa lve y Jaime Flórez. ·
EDITORES: María Cristina Castro y Ruby Marcela Pérez. · CORRECCIÓN DE ESTILO: María del Rosario
Laverde. · FOTOGRAFÍA: Danilo Canguçu, Daniel Reina, León Darío Peláez, Juan Carlos Sierra, Fernando
Trujillo y Patricio von Hildebrand. · DISEÑO Y EDICIÓN MULTIMEDIA: Edwin Javier Sanabria López ·
ILUSTRACIONES: Ekon7 - comunicación visual · SEO: Diego Felipe Diaz Lugo. · VIDEO: Cristian
Leguizamón, Andrés Barajas, Daniel Ramírez, Felipe Reyes y Eduardo Contreras. · REDES SOCIALES: Dalia
Victoria Medina Albarracin y Tatiana Jaramillo. · DOCUMENTOS: Documento de nominación del Parque
Nacional Natural Serranía del Chiribiquete, ‘La maloca del jaguar’, para la inscripción en la Lista de
Patrimonio Mundial. · AGRADECIMIENTOS: IDEAM, Instituto Humboldt, Parques Nacionales Naturales,
Fundación Omacha, Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, Fundación Puerto Rastrojo,
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Cooagronevada y Dirección de Carabineros y
Seguridad Rural de la Policía. Esteban Payán Fundación Panthera

¿Cómo referenciar artículos de periódico con


normas APA?
Referencias y Bibliografía 259 Comments

Cuando queremos referenciar un articulo de periódico nos podemos encontrar con dos posibilidades:
artículos impresos y artículos en linea.

REFERENCIAR UN ARTICULO DE PERIÓDICO IMPRESO:


Para referenciar un articulo de periódico se usa la forma básica:

Apellido A. A. (Fecha). Título del artículo. Nombre del periódico, pp-pp

REFERENCIAR UN ARTICULO DE PERIÓDICO IMPRESO CON AUTOR:


Manrique Grisales, J. (14 de noviembre de 2010). La bestia que se tragó
Armero. El Espectador, pp. 16-17.

ELEMENTOS:
Nombre: Se pone el primer apellido seguido de las iniciales.
Fecha: Entre paréntesis se pone la fecha de la publicación del articulo o del periódico.
Titulo: Titulo del articulo tal como sale en el periódico.
Nombre del periódico: Nombre del periódico tal como sale en la portada del periódico. en cursiva.
Paginas: Paginas entre las que esta impreso el articulo.

REFERENCIAR UN ARTICULO DE PERIÓDICO IMPRESO SIN AUTOR:


Drogas genéricas. (25 de septiembre de 2010). El Tiempo, p. 15

ELEMENTOS:
Titulo: Titulo del articulo tal como sale en el periódico.
Fecha: Entre paréntesis se pone la fecha de la publicación del articulo o del periódico.
Nombre del periódico: Nombre del periódico tal como sale en la portada del periódico. en cursiva.
Paginas: Paginas entre las que esta impreso el articulo.

REFERENCIAR UN ARTICULO DE PERIÓDICO ONLINE:


Bonet, E. (2 de febrero de 2011). Miles de personas oran en la plaza Tahrir de El Cairo. El
Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/
ELEMENTOS:
Nombre: Se pone el primer apellido seguido de las iniciales.
Fecha: Entre paréntesis se pone la fecha de la publicación del articulo o del periódico.
Titulo: Titulo del articulo tal como sale en el periódico online.
Nombre del periódico: Nombre del periódico tal como sale en la portada del periódico. en cursiva.
Recuperado de: Dirección url donde se puede encontrar el articulo o el periódico.

La plantilla en Microsoft word con estas configuraciones la encontrará


en: http://normasprod.wpengine.com/plantilla-en-word-con-normas-apa-2015/
Información tomada de:
Centro de escritura Javeriano (Ed.). (2013). Normas APA. Cali, Colombia: Pontificia Universidad
Javeriana. Recuperado de: http://portales.puj.edu.co/ftpcentroescritura/Recursos/Normasapa.pdf

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Los ojos del mundo están puestos en la Amazonia y en los 72.843 incendios que, según el Instituto
Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, han devorado una cantidad hasta ahora indeterminada
de hectáreas de selva y bosques nativos.
Lo que ocurre en ese país involucra a otras naciones como Colombia, que también tienen parte del
denominado pulmón del mundo y, por esa razón, la pregunta que surge es ¿qué se está haciendo para
cuidar la parte que le corresponde a nuestro territorio?
En total son más de 483 mil kilómetros cuadrados, casi el territorio total de España, que comprenden los
departamentos de Amazonas, Caquetá, Putumayo, Guainía, Guaviare, Meta, Vaupés y Vichada.
Actualmente toda esa zona tiene una orden de protección especial, sujeta a derechos, que la Corte
Suprema de Justicia otorgó tras una tutela presentada por menores de edad, asesorados por la ONG
Dejusticia, el año pasado, en la que se evidenció que el Estado no había enfrentado la problemática
ambiental que tenía en riesgo esa extensión de tierra.
Valentina Rozo, investigadora de Dejusticia, una de las tutelantes, afirmó que los mandatos que dio la
Corte en su sentencia (ver informe), no se han cumplido a cabalidad por parte del Gobierno y algunas
entidades encargadas del cuidado del medio ambiente en esa región del país.
“En una de las órdenes que era crear un plan de acción por parte de la presidencia, lo que se hizo fue que
a través de una directiva presidencial se le delegó el trabajo al Ministerio de Ambiente. Esa cartera hizo
un documento al que le llamó Plan de Acción, pero que se basó en una estrategia que ya existía, no hubo
nada nuevo”, reveló Valentina.
Agregó la investigadora que para las otras obligaciones impuestas, “tampoco se ha dado una respuesta
positiva” como en la actualización de los Planes de Ordenamiento Territorial por parte de los municipios
que están en la Amazonia. “A nosotros no nos volvieron a convocar, entonces, desde el cambio de
gobierno solo tuvimos una reunión inicial con el Ministerio de Ambiente, pero desde entonces no hemos
sido tendidos en cuenta para hacer parte del proceso, tal cual está ordenado por la Corte”.
Gobierno responde
La lucha contra la deforestación, que de hecho es una de las principales razones por las que se han
facilitado las conflagraciones en Brasil, aseguran, ha sido una de las banderas del Gobierno para
responder a la protección ordenada por la Corte a la Amazonia.
Desde el Ministerio del Medio Ambiente se confirmó, con base en datos del Ideam, que en esa región, la
deforestación disminuyó (después de una década de crecimiento) en 5.971 hectáreas, pasando de
144.147 hectáreas deforestadas en 2017 a 138.176 en 2018.
“Frente a esto ofrecimos la realización de un proyecto conjunto entre Perú, Ecuador y Brasil para
avanzar en la prevención de incendios forestales en el Amazonas, también la construcción de una agenda
conjunta para hacerle frente a los efectos del cambio climático. Colombia está teniendo buenos
resultados y por eso ofrecemos cooperación”, afirmó el ministro del Medio Ambiente, Ricardo Lozano.
A esto se le suma la operación Artemisa, en la que Fuerzas Armadas, Fiscalía y Ministerio de Medio
Ambiente, buscan combatir la ilegalidad, implementar alternativas productivas, fortalecer la información
para adjudicar tierras rurales y fortalecer el monitoreo permanente que permita anticipar amenazas,
especialmente en la Amazonia.
Precisamente, el Ministerio de la Defensa detalló que en lo corrido de este año se han realizado 64
operaciones militares que han permitido incautaciones fauna y ha reforestado cerca de 136 mil unidades
de flora, apoyado 55 operaciones de control de incendios forestales, así como la captura de 117 personas
por delitos ambientales.
Para Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, la
situación en Colombia no es motivo de tranquilidad, y explica por qué.
“Colombia tiene un área muy pequeña de la Amazonia continental y para ese tamaño el volumen de
deforestación es muy grande y está afectando áreas críticamente sensibles, porque son ecosistemas de
gran biodiversidad, que no se conocen y que cumplen un papel ecológico fundamental”.
Este experto explica que también es vital cuidar las demás regiones que conectan con la Amazonia para
tener una conectividad en el ecosistema.
“Es como en el cuerpo humano, necesitamos tener todo conectado. Si usted interrumpe el paso de sangre
a una pierna, esta se gangrena y eso es lo que está pasando con esos ecosistemas: se están apretando
puntos críticos de la circulación, en este caso de genes, especies y energía y esto puede generar la muerte
en el largo plazo de la zona afectada”, concluye Botero.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
INFORMELAS ÓRDENES DE LA CORTE SUPREMA
· Ordenó a la Presidencia formular un plan de acción para contrarrestar la deforestación en la
Amazonia.
· Dispuso a todos los municipios de la Amazonia actualizar los Planes de Ordenamiento
Territorial para ayudar a detener la deforestación.
· Instruyó a las autoridades len a construcción de un “pacto intergeneracional por la vida del
amazonas colombiano.
· Decretó a las corporaciones ambientales realizar planes con medidas policivas o judiciales para
frenar la deforestación.

RICARDO MONSALVE GAVIRIA


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Periodista. Magíster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados de la Universidad
Complutense de Madrid
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