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1. DEFINICION.
El reconocimiento es la declaración que hace una persona de estar adeuda una obligación a su acreedor.
Por lo tanto, el reconocimiento es un negocio jurídico, es una declaración de voluntad unilateral que
produce consecuencias jurídicas.
2. CARACTERISTICAS.
El reconocimiento presenta los siguientes caracteres:
3. FORMAS.
Existen dos formas de efectuar el reconocimiento de una obligación. La primera, por acto mortis causa,
la segunda, por acto inter vivos.
Según el artículo 1205º del C.C., el reconocimiento puede hacerse por testamento (en cuyo caso el
reconocimiento produce su efecto a la muerte del declarante) o por acto entre vivos (en cuyo caso
produce sus efectos inmediatamente). Así, él reconocimiento debe ser expreso.
Nuestra ley no admite el reconocimiento tácito, como si lo hace el Código Civil Argentino de 1871, (art.
720º); que, según este cuerpo, resultara de pagos hechos al deudor (art. 721º), o aun de otros actos.
Por acto mortis causa, solo podrá realizarse a través de testamento, por el cual el deudor
reconozca la existencia de una obligación, vale decir de una deuda respecto de uno o de varios
acreedores.
En esta forma resulta evidente que el reconocimiento no sufrirá efectos para quien contrajo la
obligación, sino para sus herederos o legatarios, dada la circunstancia de que solamente opera tal
reconocimiento al producirse la muerte del causante. Resulta evidente, además, que si la
obligación cuya existencia se reconoce revista la característica de intuitu personae (en atención a
la persona), su ejecución resultara imposible por los herederos o legatarios del causante, y se
resolvería en una indemnización de daños y perjuicios, si éstos se hubiesen producido.
Por acto inter vivos, En cambio, de haberse reconocido la existencia de la obligación, su ejecución
si sería factible de ser cumplida por el propio deudor, sea la obligación intuitu personae (en
atención a la persona) o no.
Como el reconocimiento supone la referencia a una deuda anterior, debe pues, hacerse indicación
de tal deuda; tratándose del reconocimiento declarativo. Si no, se estaría dentro de la hipótesis
del reconocimiento constitutivo, ajeno a la comprensión del art. 1205º.
Empero, puede haber casos que originen ciertas dudas.
a) Si escribo en un documento: “te debo S/. 1,000.00 Soles”; en este caso no hay duda que se
trata de un reconocimiento constitutivo, o sea, de algo distinto al carácter de propio del art.
1205º.
b) Si en el documento digo: “reconozco deberte S/. 1,000.00 Soles, en virtud de servicios que me
has prestado”, en este caso es indubitable que se trata de un reconocimiento simplemente
declarativo, el mismo a que se contrae el precepto.
En el primer caso (a), se trata de un acto que crea en si la obligación. Es, pues un reconocimiento
constitutivo, con el mismo carácter que tiene una declaración en el sentido de una promesa de
deuda, en el Código civil alemán de 1900 (art.780º: Para la validez de un contrato por el cual es
prometida una prestación de forma que la promesa debe originar en sí misma la obligación
(promesa de deuda), es necesario, en tanto no esté prescrita otra forma, otorgamiento escrito de
la promesa.). No tiene por qué usarse precisamente la forma del ejemplo: “te debo S/. 1,000.00
Soles”. Igual es una formula empleable, como, por ejemplo: “me obligo a pagarte S/. 1,000.00
Soles”, o “constituyo en tu favor un derecho de crédito por S/. 1,000.00 Soles”. No se requiere,
así, una declaración en determinados términos irremplazables; basta; pero es necesario que la
declaración contenga explícitamente la voluntad de declarar la obligación.
En el segundo caso (b) se está, como lo hemos manifestado, dentro del reconocimiento-prueba.
Es de aplicación el art. 1205º, por consiguiente. Se menciona la obligación primitiva. El
reconocimiento no significa otra cosa, pues, que confesar esa obligación.
En el tercer caso (c), es dudosa la decisión. No se hace referencia a una obligación primitiva; pero
se usa la palabra “reconozco”. No obstante, lo último, no puede tomarse la palabra en un sentido
literal, que es lo propio técnico de la misma dentro del art. 1205º. Se puede hablar de reconocerse
deudor, en el sentido de asumir entonces una obligación. La cuestión es más de interpretación
según el caso, según la intención que se tuvo y los antecedentes que puedan mediar. La no
indicación concerniente a una deuda anterior, hará presumir que se trata de un reconocimiento
constitutivo.
Además, es de interés la distinción, pues el art. 1205º impone que se use una forma determinada
cuando para la obligación primitiva se ha prescrito tal forma. En cambio, tratándose de la promesa
de deuda, se aplican las reglas generales sobre la forma, es decir, el art. 143º, que dice que los
interesados pueden, salvo disposición expresa, emplear la forma que juzguen conveniente.
El art. 1205º no dice, precisamente, que el reconocimiento se haga en forma escrita. Mejor sería
exigir concretamente dicha forma, por lo mismo que el reconocimiento importa otorgar al
acreedor una prueba de su derecho. El precepto, en cambio, contempla explícitamente la
necesidad de utilizar para el reconocimiento la misma forma que corresponda a la deuda primitiva.
Y el requisito se comprende: de otra suerte se burlaría el propósito de la ley, de someter ciertos
actos a formalidades determinadas, pues se emplearía el medio del reconocimiento sin esas
formalidades, sabiendo que el resultado sería crear un efecto jurídico allí donde la ley lo repudia
en principio, por ausencia de dicha formalidad exigida.
4. NATURALEZA JURIDICA.
Existen tres corrientes doctrinarias que intentan explicar la naturaleza jurídica del reconocimiento:
5. EFECTOS.
Los efectos del reconocimiento son los siguientes:
a) Sirve como medio de prueba de la obligación original, lo que tendrá importancia decisiva si esa
obligación no puede probarse de otra manera (por ejemplo, por haberse extraviado el titulo
original).
Si sobre los efectos anteriores no existen dudas, en cambio ellas se han suscitado respecto de la
prescripción ya cumplida. Algunos fallos y autores sostienen que el reconocimiento no importa
una renuncia de la prescripción ya cumplida, a menos que del instrumento de reconocimiento
surgiese esa renuncia expresa o tácitamente. el reconocimiento de deuda implica siempre una
renuncia a los beneficios derivados para el deudor por el transcurso del tiempo; no interesa, por
tanto, que se trate de prescripción no cumplida o cumplida. En cualquier caso, el acto de
reconocimiento será el punto de partida de la nueva prescripción.
CESION DE DERECHOS
En realidad, la cesión es una forma de transferir la titularidad de los derechos, ya sea mediante la compra
– venta, la permuta – cesión, de la misma manera que se trasmite la propiedad de las cosas corporales,
debiendo observarse las reglas particulares del acto jurídico al que corresponda.
1. GENERALIDADES
Las normas sobre la cesión de derechos integran el capítulo único del título VIII – sobre trasmisión de
las obligaciones – de la sección primera del libro VI del Código Civil.
Al optar por la expresión “cesión de derechos” y al ubicar esta figura jurídica en el libro sobre las
obligaciones, el legislador de 1984 se ha apartado de la impropia terminología utilizada por el Código
civil peruano de 1936, que hablaba de “cesión de créditos”. El legislador trata ahora a esta figura, no
como un contrato nominado, tal como lo hizo el Código anterior, sino como una modalidad obligación
consistente en ceder derechos, lo que se adecua a su verdadera naturaleza.
La cesión de derechos es un negocio entre vivos, por el cual una persona originalmente acreedora, por
alguna razón no desea continuar con la obligación, y opta por conceder a un tercero la titularidad, que
le permite exigir al deudor el cumplimiento de su prestación. Es por consiguiente una sustitución
subjetiva, en todo lo demás la obligación permanece igual: la misma prestación y el mismo deudor.
La cesión de créditos no es sino una especie dentro de un género más amplio constituido por la cesión
de derechos. Los derechos comprenden no solo los créditos, esto es, los derechos de obligación de
una persona respecto de otra, sino toda clase de derechos patrimoniales transferibles, siempre que
no tengan por ley un procedimiento de traslación distinto.
2. DEFINICION.
La cesión derechos es la renuncia o trasmisión, gratuita u onerosa, que se hace de una cosa, crédito,
acción o derecho a favor de otra persona. Puede efectuarse por venta, permuta, donación, legado o
cualquier otro título eficaz.
Convención por la cual el titular de un derecho creditorio, llamado cedente, por una causa conforme
a ley, como la venta, la dación en pago, la permuta o la donación, y sin necesidad de consentimiento
del deudor, se obliga a favor de otra persona, llamada cesionario, a transferírselo con la fuerza
inherente al título del cual resulta el crédito, y los derechos accesorios, con la facultad de ejercicios en
idéntica medida que él podría hacerlo, contra el deudor cedido.
La cesión es el acto de disposición en virtud del cual el cedente trasmite al cesionario el derecho a
exigir la prestación a cargo de su deudor, que se ha obligado a transferir por un título distinto. La cesión
puede hacer aun sin el asentimiento del deudor.
Tampoco se exige que la cesión sea a título oneroso, pues el titulo para la transferencia está dado por
la relación contractual o extracontractual que genera la obligación de transferir el derecho.
La cesión es un acto jurídico entre el cedente y el cesionario, y solo entre ellos se generan obligaciones
reciprocas. Lo que para el cedente constituye un derecho es una obligación para el cesionario, y
viceversa.
El Cedido.- Es aquel sujeto que interviene en calidad de deudor, para él nada cambia porque la
obligación es la misma, tiene el mismo objeto. Lo que cambia es la persona del acreedor y para tal
reemplazo no se requiere la aprobación. Como obligado, su único interés es cumplir con la
prestación, no importándole quien pueda ser finalmente el acreedor.
4. UTILIDAD
5. EFECTOS
Se opera la transferencia del crédito, con todos sus accesorios (fuerza ejecutiva, si la tuviere,
el titulo originario, hipotecas, prendas privilegios, etc).
El cedente responde por la existencia y legitimidad del crédito, a no ser que lo haya cedido
como dudoso; en este último caso, en efecto, el cesionario toma sobre si el riesgo.
A partir del momento de la cesión misma y antes de la notificación, tanto el cedente como el
cesionario tienen derechos a ejercer todas las medidas conservatorias de su crédito.
b) Efectos respecto del deudor cedido. La cesión no altera en lo más mínimo la situación del deudor
cedido ni sus obligaciones; solo que sus obligaciones se han trasferido del cedente al cesionario.
Quedará liberado pagándole a este y seria ineficaz el pago realizado al cedente; de igual modo
podrá oponer al cesionario todas las defensas y excepciones que hubiera podido oponer al
cedente. Queda excluida, sin embargo, la excepción de compensación con otros créditos que el
deudor cedido pueda tener contra el cedente, la que no podrá oponerse al cesionario, aunque
fuera viable contra el cedente.
6. NATURALEZA JURIDICA
Se ha dicho que la cesión es un contrato cambiante porque asume la forma de diversos contratos como
la compraventa, permuta o la donación. Cabe decir que no es un contrato diferente a la compraventa,
permuta o donación, sino que asume la misma naturaleza de uno u otro.
Es compraventa si, a cambio de los derechos cedidos, se paga un precio cierto y en dinero. Es permuta
si, a cambio de los derechos cedidos, se recibe otra cosa (que bien puede ser también incorporal, es
decir derechos) y, es donación si los derechos se transmiten gratuitamente.
7. FORMA
En el artículo 1207º el legislador ha considerado necesario prescribir una formalidad que tenga el
carácter de ad solemnitatem. (formalidad para la valides de un acto)
La inobservancia de la forma escrita acarrea la nulidad del acto; su existencia no podrá demostrarse
mediante pruebas supletorias.
Sin embargo, el segundo párrafo del precepto aclara que, si el acto o contrato que constituye el título
de la transferencia del derecho consta por escrito, este documento puede utilizarse como prueba de
que se ha operado la cesión de derechos.
El código civil (art. 1208º) introduce la posibilidad de que se cedan derechos litigiosos, sea que se trate
de controversias judiciales, arbítrales o administrativas.
Desde luego, el cesionario quedara a las resultas del proceso correspondiente, vale decir, en igual
situación jurídica que el cedente en el caso de que no hubiera cedido sus derechos.
El art. 1212º – como luego veremos – obliga al cedente a garantizar la existencia y exigibilidad del
derecho cedido, salvo pacto distinto.
El art. 1209º, dada la especialidad de la cesión a la que él, se refiere, prescribe que necesariamente y
obligatoriamente el cedente debe garantizar su calidad de heredero, pues es este el único título que
hace posible la cesión. La norma no admite pacto en contrario.
Garantizar la calidad de heredero es una cuestión de derecho y no de hecho. Esto significa que el
cedente se responsabiliza por su calidad de heredero por vocación legal o testamentaria vigente.
La cesibilidad del derecho es, pues, la regla general; las excepciones están previstas en forma expresa.
La segunda, cuando la naturaleza de la obligación lo impide; ejemplo: los derechos intuitu personae
(en atención a la persona) no son susceptibles de cesión.
El primer párrafo del art. 1211º, determina los elementos comprendidos dentro de la cesión de
derechos, salvo que se pacte en contrario.
Estos son los siguientes:
a) Los privilegios, entendiéndose como tales las órdenes de prelación para el cobro de una deuda o
para la ejecución de alguna garantía.
b) Las garantías reales (prenda, anticresis o hipoteca).
c) Las garantías personales (fianzas).
d) Los derechos accesorios del derecho cedido, vale decir, todos aquellos que se hubiesen
constituido al amparo de aquel derecho.
Para el caso en que el derecho cedido estuviese garantizado por una prenda, de acuerdo con el
supuesto del segundo párrafo del artículo 1211, podríamos deducir hasta tres posibilidades:
a) Que el bien dado como garantía pignoraticia se encueste en poder del acreedor, caso en el cual
este deberá entregarlo al tercero-cesionario.
b) Que el bien dado como garantía pignoraticia se encuentre en poder de una persona distinta del
acreedor y del tercero-cesionario, vale decir, que se encuentre en poder de otro tercero, caso en
el cual dicho tercero no deberá entregarlo al cesionario, sino que permanecerá como tenedor del
mismo.
c) Que el bien dado como garantía pignoraticia se encuentra en poder del tercero-cesionario, caso
en el cual tampoco habrá necesidad de entregarla alguna, pues lo vendría poseyendo justamente
quien lo requiere para asegurarse el cumplimiento de la obligación del deudor-cedido.
Si bien en virtud de lo establecido por el art. 1212º se impone al acreedor –cedente la obligación de
garantizar la existencia y exigibilidad del derecho cedido, el cedente no está obligado a garantizar la
solvencia del deudor.
Pero es posible, conforme a lo positivo, conforme a lo previsto por la ley peruana, que solo el acreedor-
cedente garantice expresamente la solvencia del deudor-cedido.
Las cláusulas en virtud de las cuales el cedente garantiza expresamente el cesionario, no solamente la
existencia del crédito, sino también la solvencia del deudor.
Los alcances de la garantía están, pues, vinculados a la convención entre las partes; son ellas las que
deben determinar los límites de tal garantía y, también, si esté referida a la solvencia en la época en
que se celebra la cesión, o si alcanza a la época en que pueda exigirse la obligación.
Del texto del art. 1213º comentado, se desprende que los efectos de la responsabilidad del cedente
están vinculados al carácter supletorio de la norma, vale decir, que las partes pueden eliminar,
restringir o ampliar la responsabilidad.
El art. 1217º, finalmente prevé la hipótesis de que un mismo derecho fuese cedido a varias personas.
El código, para estos casos, determina que prevalece la cesión que primero fue comunicada al deudor
o que este hubiese aceptado.
Los otros cesionarios solo podrían accionar por daños y perjuicios contra el cedente, si ello procediere;
pero carecerán de acción contra el deudor cedido para ejercitar los derechos que les fueron
transferidos.