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Diseño Industrial
2018
CONTENIDO
1. Resumen pág.3
2. Introducción pág.3
6. Conclusiones pág.6
7. Referencias pág.7
La banalización del diseño
Resumen
Actualmente es común escuchar que el buen diseño es el que pasa desapercibido para
las personas, pues al no poseer fallas no capta su atención y se mimetiza en los
diferentes contextos en donde está ubicado. Caso contrario es la postura se expone; pues
el “buen diseño” debe diferenciarse en el contexto en el que se encuentra, logrando así
una conexión con el usuario; así mismo, debe resaltar de manera constante por su buen
desempeño y no por las falencias que este pueda presentar.
Para poder resolver esta paradoja es necesario definir qué es considerado como
“diseño integral”. Este es aquel que logra sintetizar las tres funciones o características
en un solo objeto: la forma-estética, la práctica y la semántica. En este punto es crucial
entender que a un buen diseño no solo se le otorga precio, se le otorga valor.
Introducción
Si bien el diseño industrial muchas veces no puede ser definido por quienes están
inmersos en el tema y en la academia, es de imaginarse que quienes no hacen parte de
este grupo, puedan llegar a tener confusiones o realmente no saber cuál es la función
que tiene el diseño en la sociedad. Está claro que los diseñadores no diseñan para ellos
mismos, lo hacen por y para quienes los rodean; es de ahí la importancia de poder
comunicar y transmitir el valor de los diseños en la sociedad a la que pertenecen. Hoy
en día se vive en un mundo totalmente diseñado en todas las escalas posibles, desde lo
macro como lo es una ciudad hasta lo micro como lo es un palillo en la comida. El
diseño es tan natural actualmente, encontrándose presente todos los días durante la
rutina cotidiana, llegando a estar mimetizado con el contexto, pasando desapercibido
por las personas; olvidando que cada objeto tiene una historia un porqué, un quién y un
cómo; y así perdiendo todo el valor e importancia.
He aquí uno de los mayores problemas que el diseño tiene actualmente, la
banalización de este; no por culpa de los usuarios que no lo perciben o que no le
otorgan valor; sino por los diseñadores mismos, sin entrar en generalizaciones y
teniendo claro las excepciones, son ellos quienes no son conscientes de las dimensiones
que abarca el diseño y a la hora de diseñar solo se enfocan por resolver una o dos
funciones, teniendo como resultado un artefacto que puede satisfacer alguna necesidad
pero que no es un digno elemento de “buen diseño” y por ende, no logra sobresalir en el
mercado.
Para poder entender qué hace que un objeto logre sobresalir de los demás, es necesario
comprender las relaciones que existentes entre su función práctica, semántica y formal
estética, sintetizando en lo que yo nombro Diseño Integral.
Diseño y práctica.
Yendo más allá de la promesa básica del diseño, es decir la función práctica;
encontramos dos funciones que se encuentran ligadas a la comunicación: la función
formal estética y la función semántica.
La función formal estética se entiende desde la respuesta a la que se llega por medio
de la forma, esta debe proponer y entender la relación del usuario con el contexto y debe
estar con la capacidad de comunicar y transmitir a la función práctica. Para esto, es
necesario indagar sobre los diferentes procesos mentales de los usuarios profundizando
en la psicología del consumidor y así comprender la manera en que son interpretadas las
ideas y las formas para poder transmitir con éxito el mensaje.
Un buen diseño va más allá de la función como se mencionó anteriormente, el diseño
debe tener consigo un discurso detrás del objeto, contando una historia y un contexto
del cual surgió, como lo afirma Baudrillard, “Así, pues, no se trata de objetos definidos
según su función, o según las clases en las que podríamos subdividirlos para facilitar el
análisis, sino de los procesos en virtud de los cuales las personas entran en relación con
ellos y de la sistemática de las conductas y de las relaciones humanas que resultan de
ello.”1
Dicho discurso hace parte fundamental del objeto, para pasar a captar al usuario y en
donde el diseñador tiene como tarea hallar el modo de entender el humor de la gente y
su conducta, en respuesta emocional al uso de un producto o servicio como lo dice
Norman2, ya que es esto lo que vuelve único el artefacto y lo conecta con los usuarios
que también están netamente influenciados por su contexto o hábitat.
Una vez entendido el discurso que se quiere comunicar, a la hora de proponer la forma
es un error común entre los diseñadores dejar a un lado las proporciones y cánones
1
BAUDRILLARD, Jean. El sistema de los objetos. México: Siglo XXI, 1969, p.4
Diseño Integral.
Figura 1. Mapa conceptual que muestras las relaciones e interacciones de las distintas
funciones en un objeto.
3
OVALLE, Miguel. COMPASÁUREO: investigación y proyecto de diseño. En: Revista KEPES.
Colombia, 2014. Vol. 10, p. 317-33.
CONCLUSIONES
https://monoskop.org/images/1/18/Baudrillard_Jean_El_sistema_de_los_objetos
_1969.pdf.
NORMAN, Donald. Diseño Emocional. 3 ed. España: Paidós Editorial. 2005. p 26-27.
ISSN 1794-7111
http://vip.ucaldas.edu.co/kepes/downloads/Revista10_16.pdf.