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Discurso de Alberto Ortuño Juárez (Segundo de Bachillerato

A)

Buenos días. Primeramente deseo agradecer a las autoridades


del Colegio, a su personal directivo y profesoral, por organizar
este importante acto, que año tras año, queridos padres,
familiares, profesores, tutores, director, sacerdotes amigos y
compañeros.

Gracias por acompañarnos hoy en un día tan importante y


esperado para nosotros, el día en el que decimos adiós a muchas
cosas a nuestros compañeros, profesores, tutores, nuevos y
viejos amigos, todos ellos gente que hemos visto a diario durante
muchos años día sí día también.

Ya han pasado 15 años desde que nuestros padres decidieron


traernos a este colegio para completar nuestra formación
académica y religiosa, otros os incorporasteis más tarde. Los días
previos fueron de preparación para el gran día en el que iríamos
muy guapos, peinados a más no poder y de estreno, con zapatos
nuevos, uniforme nuevo y muy importante, una mochila nueva,
para llevar el desayuna o “petisuise” pegando tumbos. Nuestras
madres con el alma en un puño, y nosotros llorando no queriendo
separarnos de ellas.

Nuestras nuevas profesoras Elvira y Manoli nos recibieron con


mucho cariño y una gran sonrisa, a pesar de estar toda la
mañana limpiándonos los mocos y las lagrimas, aguantando
nuestras pataletas, cabreos y más mocos. Pero superado todo
esto, llegó lo que más disfrutábamos de pequeños, las
excursiones a sitios como los bomberos y a la Cala Capitán.
Poco a poco fuimos creciendo, nos íbamos convirtiendo en “Niños
grandes”, y terminaríamos nuestra etapa en Infantil con un
emotivo acto de graduación. Y ya por fin lo mejor de todo, ¡nos
vamos al patio de los mayores!

Llegó Primaria, profesores nuevos, algunos de ellos ya no están


con nosotros, nuestros primeros exámenes, los cientos y cientos
de copias, la catequesis “la época de los tazos…” En esta etapa
el gran acontecimiento fue nuestra Primera Comunión, que
preparamos con mucho cariño con la hermana Trini y nuestras
catequistas, siendo la última generación que celebró su comunión
en nuestro colegio. Y seguimos creciendo.

Llega la “edad del pavo” y con ella Secundaria, clase hasta la una
y media y un profesor para cada asignatura, los primeros viajes
de varios días, los viajes “fenómeno” a la nieve, los chismorreos
varios con Paco Solsona y sus críticas constructivas, las
hormonas sudorosas y olorosas, chicas con pinturas de guerra y
chicos machotes por todos lados.

Se acerca el final, y por fin ya estamos en Bachiller, comienza la


cuenta atrás, el típico todo lo que hagáis ahora cuenta, había que
tomar decisiones que afectarían a nuestro futuro. Pero no todo
era estudiar, tuvimos nuestro viaje a Italia con el emblemático
guía turístico Don Juan…

La cuenta atrás llega a su fin y con ella nuestra estancia en este


colegio termina.

Hemos pasado aquí toda nuestra vida o una parte de ella, con
malos y buenos momentos, pero nos quedamos con los mejores,
las excursiones, las convivencias, los festivales, los primeros
amores y desamores, nuestros amigos, los viajes, nuestros
profesores, etc… y todo gracias a nuestros padres que tomaron la
decisión de traernos a este colegio y nos dieron la oportunidad de
vivir esta experiencia juntos. Muchas gracias.

Discurso de Gonzalo D. Montoya Alcocer (Segundo de


Bachillerato C)

Muy buenas noches a todos, antes de nada, quiero remarcar, que


estos discursos son de cada uno de nuestros compañeros de
segundo de bachiller, y que a través de ellos hemos intentado
poner palabras a sus sentimientos, y dar voz, a su emoción,
sentida hoy, en el momento en que nos graduamos, poniendo fin
a una etapa de nuestra vida, que tiene como telón de fondo este
colegio de Santo Domingo.

Ahora mismo, vienen a mi memoria tantos y tantos días, pasados


entre estas mismas columnas, tantas clases, tantos recreos,
tantas horas, de tiempo fugaz, invertidas, y por qué no,
aprovechadas, en este inolvidable lugar que construyó Loaces.
Tanta felicidad, que no cabe en un trozo de papel…

Raras veces noshemos encontrado mal en esta casa, que es a la


vez escuela y templo, que ha sido testigo y testimonio de siglos
de convivencia, en los que miles de personas, han aprendido
mucho más, de lo que se puede encontrar en un libro de texto.
Aquí, nos han hablado, del pasado, del presente y del futuro, aquí
nos han enseñado, a crecer en fe, y en esperanza, a crecer en
amor.

Imposible sería nombrar a todos los amigos, en el sentido más


amplio de la palabra, que de aquí nos llevamos, tanto profesores,
que son hoy para nosotros ejemplos de vida que seguir, como
alumnos, compañeros inolvidables, que ocupan ya un lugar en la
historia de este colegio. Ambos han hecho, que en esta escuela
eterna, nos sintiéramos cada día, seguros, cómodos, y lo que es
más importante, queridos, es decir, que nos sintiéramos, como en
casa. Pero sobre todo quiero hablaros de las personas con las
que hemos compartido este último año, es decir, hablaros del
segundo de Bachiller del curso 2010/2011, que bajo el timón de
sus radiantes tutoras, ha surcado posiblemente más en
tempestad que en calma, este curso que nos lleva hacia una
nueva etapa de nuestras vidas. Curso, que ha sido lugar de
encuentro, de unas personas especiales por las que apetecía
venir cada mañana al colegio. A todos vosotros gracias, no
cambies nunca, y enamorareis al Mundo.

Terminamos, terminamos nuestra vida en el colegio, nuestras


horas de convivencia, unas veces fáciles y otras no tanto, muchas
veces de alegrías, y otras de pena, pero que forman ya y para
siempre, parte de la historia personal, de todos los alumnos que
formamos segundo de bachiller, especialmente de toda la
promoción de 1993, grabada en nuestros corazones, y en los de
todas las personas que nos quieren y comparten la alegría,
diluida en la emoción y la despedida, del día de hoy.

Adiós a todos, y adiós a nuestro colegio, un adiós, que nos abre


las puertas, de la vida universitaria, y de un futuro prometedor
para todos nosotros. Por último, quiero deciros, que doy gracias a
Dios, del que tanto nos han hablado entre estos muros, por
habernos traído, a este inolvidable lugar, y por haber puesto en
nuestro camino a todas y cada una de las personas que en él se
nos han cruzado, no os olvidaremos nunca, porque siempre
seréis parte de nosotros, y aunque posiblemente no os lo
digamos demasiado, os queremos de verdad. Deseo también,
que dentro de mucho tiempo, volváis la vista atrás, y os acordéis
de aquellas palabras, pronunciadas en la graduación de aquel
curso de segundo de bachiller. Y si esto sirve, para sacaros una
sonrisa, y para que os sintáis orgullosos, de lo que habéis sido y
de lo que seréis, este discurso de hoy, habrá merecido la pena.
Muchas gracias a todos, y gracias Señor por traernos en tu infinita
bondad, a este bendito colegio de Santo Domingo. Muchas
gracias.

Discurso de Juan Antonio Rives Cruz (Segundo de


Bachillerato B)

Buenas noches a todos. En primer lugar, me gustaría dar las


gracias a mis compañeros, que me han dado la oportunidad de
hablar en representación de ellos y particularmente a los dos
cursos de ciencias de segundo de bachiller, tanto el de ciencias
de la salud como el de ciencias tecnológicas, los cuales me
gustaría que se sintiesen representados en este discurso. Puesto
que somos de ciencias, que mejor manera de empezar a hablar
que echando unos cálculos. Muchos estamos en el colegio 15
años, lo que equivale a 5475 días, que sin contar vacaciones,
festivos y fines de semana se quedan en 2775 y si lo miramos en
horas vienen a ser 66.600 y así podríamos pasarnos un buen rato
haciendo números.

Pero como siempre dicen los profesores, las matemáticas en sí,


no tienen utilidad, solo nos sirven para aplicarlas a otras ciencias
como podrían ser la física o la informática. Esta noche,
únicamente las vamos a utilizar para resaltar, que después de
tanto tiempo entre estos muros, es difícil olvidarlos, más bien
imposible. Pero esta noche no quiero hablar de los muros, pues al
fin y al cavo, solo son piedras. En esta velada quiero recordar
verdaderamente el significado que estos conllevan, el de colegio,
que no tendría sentido sino estuviesen en el, todas las personas
que hoy estamos aquí, tanto los alumnos que lo llenamos, como
los profesores, como la familia, que siendo niños tomaron la mejor
decisión para nosotros, y que no tendría éxito, si cada año no
saliesen de él alumnos como todos nosotros, que sin lugar a
dudas hemos aprendido en él, hemos recibido cariño y hemos
hecho infinitas amistades. En este colegio hemos tenido tiempo
para todo. Hemos pasado momentos de alegría que nunca
olvidaremos, como cuando misteriosamente, las cruces se
movían solas por las paredes o entrabas a clase y el aroma te
embriagaba, recorriéndote por el cuerpo un extraño escalofrío.
También hemos llorado por razones como caernos siendo niños
para estrenar nuestro
s pantalones nuevos con un parche, o de mayores por razones
más serias, como pueden ser, que no te vayan bien los exámenes
o que te falle un amigo.

Pero todos estos momentos no han servido para otra cosa que no
sea formarnos verdaderamente como somos y que algún día
lleguemos donde queramos. En esta tarea, han tenido mucho que
ver los profesores que ahora os encontráis ahí sentados, nos
habéis enseñado además de las diferentes materias a soñar, a
sentir, a creer, a no rendirnos. En esta labor me gustaría destacar
especialmente a alguien, alguien que con un pellizco en el pezón
podía hacer que te metieses los faldones en menos de un
segundo, o por el contrario que escupieras en chicle de la boca al
instante en que empezaba a apretar, alguien que al grito de ¡eres
un cínico! o ¡nene, tu no eres consciente! Te hacía saltar de la
silla y reflexionar si estaba bien lo que estabas haciendo. Sí,
estoy hablando de Felipe el de dibujo, Felipiño para algunas,
profesor del cual nunca sabremos cosas como si lleva un tatuaje
o si de joven boxeaba, pero si otras como el valor, el coraje o la
perfección. Queremos decirle, con permiso de la actual profesora
de dibujo, que a pesar de que por desgracia no haya podido estar
durante todo el año con nosotros, tiene todo nuestro apoyo y que
para nosotros siempre será nuestro profesor de dibujo que nunca
olvidaremos. Para finalizar, me gustaría resaltar, que una vez más
las ciencias se equivocan, porque yo os aseguro que algo muy
grande como pueden ser las 66.600 horas que al principio
nombrábamos, si pueden caber en algo muy pequeño como es el
corazón de todos los alumnos que hoy nos graduamos y que
siempre llevaremos en él, este colegio y todo lo que ello implica.
Muchas gracias.

Discurso de Irene Guilló Cases (Segundo de Bachillerato D)

En primer lugar, buenas noches y muchas gracias a todos por


acompañarnos en un día tan especial como este.

Nosotros, segundo de bachiller C y D, a diferencia de nuestros


compañeros de ciencias, nos sentimos más atraídos por las
letras. Dentro de esta rama, muchos han podido conocer cuál ha
sido el origen de nuestra lengua y cómo ha evolucionado hasta
nuestros días, de la mano de mitos y dioses griegos y romanos;
otros en cambio, hemos conocido la estructura de nuestra
sociedad gracias a la economía, que para muchos ha sido una
guerra difícil de batallar, pero que también nos ha enseñado que
con esfuerzo y perseverancia podemos llegar a alcanzar todo
aquello que nos propongamos.

Las letras, nos han permitido también, ampliar nuestra


imaginación y transportarnos a lugares de ensueño de la mano de
autores clásicos y no tan clásicos, que nos han posibilitado, no
solo tener más conocimiento literario, sino también histórico con
sus múltiples referencias a cada época en la que estos se
situaban, mientras otros, nos encargábamos de conocer cómo se
originó aquello en lo que actualmente desarrollamos nuestra vida
y cómo ha ido evolucionando hasta hoy, no sólo en el medio físico
sino también económica y políticamente.
Es mucho lo que las letras nos pueden aportar, sobre todo,
ayudándonos a conocer todo aquello que no debemos repetir de
un pasado, para mejorar el futuro. Por lo que no se las puede
despreciar ni decir de ellas que son a las que todo el mundo
acude cuando no sabe dónde ir, porque a todos nosotros nos han
aportado algo especial, nos han hecho conocer más acerca de
nuestro entorno, e incluso de nosotros mismos. Son ellas, las que
nos han permitido plasmar en este discurso todo lo que este
colegio representa para cada uno de nosotros, que a buen seguro
no es poco, ya que después de tantos y tantos años entre estas
paredes, son miles las anécdotas que podríamos recoger en
enormes libros como los que ahora se encargan de que leamos.

Habladores, imaginativos, soñadores, en ocasiones un poco


magantos, quizás estas sean algunas de las características que
poseemos en común, pero especialmente son nuestras
diferencias, las que han hecho que formemos unos grupos tan
heterogéneos pero al mismo tiempo tan unidos, incluso en
ocasiones, un poco estresantes para aquellos que nos han de
soportar 5 días a la semana durante cada trimestre, donde la
típica “aquí se viene a aprovechar el tiempo no a hacer el tonto”
es el pan de cada día, pero sin duda será algo que echemos en
falta cuando nos encontremos dentro de esta nueva etapa que
estamos a punto de emprender.

Todo lo aprendido y vivido a lo largo de estos años gracias a las


letras y todo lo que estas nos han aportado, lo trasladaremos el
día de mañana a una profesión en la cual desarrollaremos, todas
las facultades que hemos ido adquiriendo y que nos han ido
enriqueciendo tanto culturalmente como personas que es aún
más importante, y para lo que han jugado un papel fundamental
cada uno de nuestros profesores. Por ello, para finalizar, me
gustaría agradecerles a todos ellos por habernos ayudado a ser lo
que hoy en día somos. Muchas gracias.

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