Sie sind auf Seite 1von 6

Niños furiosos: Cómo lidiar con la conducta explosiva

childmind.org/article/ninos-furiosos-como-lidiar-con-la-conducta-explosiva

Cuando un niño, incluso un niño pequeño, pierde el control y se vuelve agresivo, puede plantear
un riesgo grave para sí mismo y para otros, incluyendo a los padres y hermanos.

No es raro que los niños que tienen problemas para manejar sus emociones pierdan el control y
dirijan su angustia a un cuidador, gritando y maldiciendo, lanzando objetos peligrosos o
golpeando y mordiendo. Puede ser una experiencia aterradora y estresante para usted y
también para su hijo. Los niños suelen sentirse apenados después que se han agotado y
calmado.

Así que, ¿qué debe hacer usted?

Es de utilidad entender primero que el comportamiento es una forma de comunicación. Un niño


que está tan abrumado que arremete con violencia es un niño angustiado. No tiene la habilidad
para manejar sus sentimientos y expresarlos de forma más madura. Puede que le falten
habilidades verbales, o de control de impulsos, o de solución de problemas.

Los padres algunas veces ven este tipo de comportamiento como manipulador. Pero los niños
que arremeten con violencia suelen ser incapaces de manejar la frustración o la ira de manera
más efectiva; es decir, hablando y resolviendo cómo alcanzar lo que quieren.

Sin embargo, la forma en que usted reacciona cuando un niño arremete con violencia tiene un
efecto en si él continuará respondiendo a la angustia de la misma manera o aprenderá mejores
formas de manejar sus sentimientos de manera que no se vuelvan abrumadores. Algunos
consejos prácticos:

Mantenga la calma. Ante un niño iracundo, es fácil sentirse fuera de control y encontrarse
gritándole a él. Pero cuando usted grita, tiene menos posibilidad de llegarle a él. En
cambio, solo lo estará poniendo más agresivo y desafiante. Tan difícil como pueda ser, si
se mantiene calmado y en control de sus propias emociones, puede ser un modelo para
su hijo y enseñarle a hacer lo mismo.
No se dé por vencido. No le aliente a seguir este comportamiento al aceptar lo que él
quiere para hacer que se detenga.
Elogie el comportamiento apropiado. Cuando él se haya calmado, elógiele por recobrar la
compostura. Y cuando él trate de expresar sus sentimientos de forma verbal y calmada, o
trate de llegar a un acuerdo en un área de discrepancia, elógiele por esos esfuerzos.
Ayúdele a practicar las habilidades para solucionar problemas. Cuando su hijo no esté
angustiado, es el momento para ayudarle a que pruebe cómo comunicar sus sentimientos
y cómo proponer soluciones a conflictos antes de que se intensifiquen en estallidos
agresivos. Puede preguntarle cómo se siente y cómo piensa que podría solucionar un
problema.
1/6
Sistemas de time-outs (tiempo de reflexión) y de recompensas. Los time-outs para el mal
comportamiento no violento pueden funcionar bien en niños menores de 7 u 8 años de
edad. Si un niño es demasiado mayor para los time-outs, usted querrá pasar a un sistema
de refuerzo positivo por la conducta apropiada —puntos o fichas para algo que él quiere.
Evite los desencadenantes. El Dr. Vasco Lopes, psicólogo clínico, dice que en la mayoría de
los niños que tienen crisis emocionales frecuentes, estas suceden en momentos
predecibles, como a la hora de las tareas, de acostarse, o cuando es el momento de dejar
de jugar, bien si es con Lego o Xbox. El desencadenante suele ser el que se le pida hacer
algo que no les gusta o que dejen de hacer algo que sí les gusta. Las advertencias de
tiempo (“nos vamos en 10 minutos”), dividir las tareas en instrucciones de un paso
(“primero, ponte los zapatos”), y la preparación del niño para situaciones (“por favor,
discúlpate antes de levantarte de la mesa de la abuela”) pueden ayudar a evitar las crisis
emocionales.

¿Qué tipo de rabieta es?

La forma en que usted responde ante una rabieta también depende de su gravedad. La primera
regla para manejar las rabietas no violentas es ignorarlas lo más frecuentemente posible, ya que
incluso la atención negativa, como decirle al niño que pare, puede ser alentadora.

Pero cuando un niño comienza a pasar al plano físico, no se recomienda ignorarlo ya que puede
causar daño a otros o también a sí mismo. En esta situación, el Dr. Lopes aconseja poner al niño
en un ambiente seguro que no le dé acceso a usted o a ninguna otra posible recompensa.

Si la niña es pequeña (generalmente de 7 o menos edad), trate de ponerla en una silla para time-
out. Si no se queda en la silla, llévela a un área de respaldo donde pueda calmarse por sí misma
sin nadie más en la habitación. De nuevo, para que este enfoque funcione, no debe haber
ningún juguete ni juego en el área que pueda hacerlo gratificante.

Su hija debe permanecer en esa habitación durante un minuto y debe calmarse antes que se le
permita salir. Luego, debe volver a la silla para time-out. El Dr. Lopes explica que, “Lo que esto
hace es darle a su hija una consecuencia inmediata y coherente para su agresión y elimina todo
acceso a cosas gratificantes en su ambiente”.

Ayude con técnicas conductuales

Si su hijo está teniendo muchas arremetidas con violencia —lo suficiente como para asustarle
frecuentemente y perturbar a su familia— es importante obtener ayuda profesional. Hay
buenas terapias conductuales que pueden ayudarles a usted y a su hijo a superar la agresión,
aliviar su estrés y mejorar su relación. Puede aprender técnicas para manejar esta conducta con
mayor efectividad y él puede aprender a frenar la mala conducta y a gozar de una relación
mucho más positiva con usted.

2/6
Terapia de interacción entre padres e hijos. La PCIT (del inglés Parent-child interaction therapy) ha
demostrado ser de mucha ayuda para niños entre los 2 y 7 años de edad. El padre y el hijo
trabajan juntos a través de un conjunto de ejercicios mientras el terapeuta adiestra a los padres
a través de un audífono intrauricular. Usted aprende cómo prestar más atención a la conducta
positiva de su hijo, ignorar los malos comportamientos menores y ofrecer consecuencias
coherentes para la conducta negativa y agresiva, todo mientras permanece calmado.

Capacitación para el manejo parental. La CMP enseña técnicas similares a la PCIT, aunque el
terapeuta suele trabajar con los padres y no con el niño.

Soluciones proactivas y colaborativas. Las CPS (del inglés Collaborative and Proactive Solutions) es
un programa que se fundamenta en la idea de que la conducta explosiva o la mala conducta es
consecuencia de un retraso en las habilidades en vez de, digamos, un intento de obtener
atención o probar los límites. La idea es enseñar a los niños las habilidades de las que carecen
para que respondan a una situación en una forma más efectiva que con una rabieta.

Descifrando la conducta explosiva

Las rabietas y las crisis emocionales son especialmente inquietantes cuando ocurren con mayor
frecuencia, mayor intensidad o después de la edad en la que se esperan para su nivel de
desarrollo —esos terribles dos años y durante la edad preescolar. A medida que el niño crece,
la agresión se vuelve cada vez más peligrosa para usted y para el niño. Y puede convertirse en
un gran problema para él en la escuela y también con los amigos.

Si su hijo tiene un patrón de arremetidas violentas puede que se deba a un problema


subyacente que necesita tratamiento. Algunas razones posibles para la conducta agresiva
incluyen:

TDAH: Los niños que tienen TDAH se frustran con facilidad, especialmente en ciertas
situaciones, tales como cuando se supone que deben hacer tarea o ir a la cama.

Ansiedad: Un niño ansioso puede mantener sus preocupaciones en secreto, luego arremete con
violencia cuando las exigencias de la escuela o del hogar ejercen presión sobre él que no puede
manejar. Generalmente, un niño que “mantiene la calma” en la escuela, la pierde con uno o
ambos padres.

Discapacidades del aprendizaje no diagnosticadas: Cuando su hijo tiene arrebatos


repetidamente en la escuela o durante el tiempo de tareas, puede que se deba a que el trabajo
es demasiado difícil para él.

Problemas de procesamiento sensorial: Algunos niños tienen problemas al procesar la


información que están captando a través de sus sentidos. Las cosas como demasiado ruido, las
multitudes e incluso la ropa que “pica” puede ponerlos ansiosos, incómodos o abrumarlos. Eso
puede conducir a acciones que le dejan a usted desconcertado, incluso a la agresión.

3/6
Autismo: Los niños que se encuentran en todos los puntos del espectro suelen ser propensos a
crisis emocionales importantes cuando se sienten frustrados o se enfrentan a un cambio
inesperado. También suelen tener problemas sensoriales que los hace angustiarse y agitarse.

Dado que hay tantas causas posibles para los estallidos emocionales y la agresión, la clave para
la obtención de la ayuda que usted necesita es un diagnóstico preciso. Puede que quiera
comenzar con su pediatra. Ella puede descartar causas médicas y luego derivarle a un
especialista. Un psicólogo o psiquiatra infantil capacitado y experimentado puede ayudar a
determinar cuáles problemas subyacentes están presentes, si es que hay alguno.

Cuando los planes de conducta no son suficientes.

Los profesionales están de acuerdo en que, cuánto más pequeño se pueda tratar al niño, es
mejor. Pero, ¿qué pasa con los niños de más edad e incluso con los niños más pequeños que
son tan peligrosos para sí mismos y para otros que las técnicas de conducta no son suficientes
para mantenerlos seguros a ellos y a otros que les rodean?

Medicación. La medicación para las condiciones subyacentes, tales como el TDAH y la ansiedad
puede hacer que su hijo sea más accesible y educable. A los niños que tienen problemas
extremos de conducta se les suele tratar con medicamentos antipsicóticos como Risperdal o
Abilify. Pero estos medicamentos deben asociarse con técnicas conductuales.

Zonas de apoyo. La capacitación de los padres puede, de hecho, incluir aprender cómo usar
zonas de apoyo de seguridad en su hijo de manera que usted pueda protegerle a él y a usted de
daños.

Ámbitos residenciales. Puede que los niños que tienen conductas extremas necesiten pasar
tiempo en un centro residencial de tratamiento, algunas veces, pero no siempre, en un contexto
hospitalario. Allí, reciben tratamiento conductual y, con mayor probabilidad, farmacéutico. Los
internados terapéuticos proporcionan estabilidad y estructura las 24 horas del día, siete días a la
semana. La meta es que el niño internalice el autocontrol de manera que pueda regresar a casa
con una conducta más apropiada con usted y con el mundo en general.

Tratamiento diurno. Con el tratamiento diurno, un niño que tiene problemas extremos de
conducta vive en casa, pero asiste a una escuela que tiene un plan de conducta estricto. Tales
escuelas deberían tener personal preparado para manejar con seguridad situaciones de crisis.

Los niños explosivos necesitan padres calmados y seguros

Puede ser un trabajo desafiante para los padres aprender a manejar a un niño agresivo con
abordajes conductuales, pero para muchos niños puede suponer una enorme diferencia. Los
padres que son seguros, calmados y coherentes pueden tener mucho éxito en ayudar a los
niños a desarrollar las habilidades que necesitan para regular su propia conducta.

4/6
Esto puede exigir más paciencia y disposición para probar técnicas diferentes que las que
podría tener con un niño que se desarrolla normalmente, pero cuando el resultado es una
mejor relación y un hogar más feliz, bien merece la pena el esfuerzo.

Related Reading

Qué Hacer si el Suicidio le Preocupa

¿Es normal la ira de mi hijo?

Cómo manejar rabietas y crisis


emocionales

Tres trampas
frecuentes de la
crianza

Problemas de
comportamiento
en niños en edad
preescolar

Cómo disciplinar a niños pequeños de 1 a 3


años

Popular on childmind.org

How Using Social Media


Affects Teenagers

Social
Media
and
Self-
Doubt

Does
Social Media Cause Depression?

What to Do (and Not Do) When Children Are Anxious

5/6
CBD: What Parents Need to
Know

What Is

Trichotillomania?

Powered by

6/6

Das könnte Ihnen auch gefallen