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SUMARIO

ITER CRIMINIS
INTRODUCCIÓN
1.- CONCEPTO
2.- DOCTRINA.
2.1 Fases del Iter Criminis
2.1.1 Fase Interna
2.1.2 Fase Intermedia.
2.1.3 Fase Externa.
2.2 Fundamentos de su punibilidad
2.3 Elementos de la tentativa
i. El Elemento Objetivo
ii. El Elemento Subjetivo.
iii. El delito putativo.
iv. El agente provocador.
3.- DIFERENCIAS ENTRE LOS ACTOS DELIBERATIVOS, LOS ACTOS
PREPARATORIOS Y LOS ACTOS DE COMIENZO DE EJECUCIÓN
3.1 Actos deliberativos
3.2 Actos preparatorios
3.3 Actos de comienzo de ejecución
4.- DIFERENCIA ENTRE LOS ACTOS DE COMIENZO DE EJECUCIÓN Y LOS
ACTOS PREPARATORIOS
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN

En el estudio de la Teoría del Delito, uno de los temas más interesantes sin duda
alguna, lo constituye el llamado Iter Criminis. Siendo éste uno de los puntos
álgidos en la disertación de dicha Teoría. Ahora bien, en ese camino del Delito, en
el lugar intermedio entre su inicio y su consumación, se encuentra un paraje de
reversa, que le permite al sujeto que ha emprendido una acción con intención
criminal, retrotraer suplan y volcarse de nuevo a la legalidad
ITER CRIMINIS

1.- CONCEPTO
La expresión latina iter criminis significa “camino del delito”, vida del delito y
alude a las distintas etapas por las que atraviesa el delito desde que la idea
de delinquir germina en la mente del autor hasta que el delito alcanza su
pleno perfeccionamiento, es decir, hasta su consumación.

2.- DOCTRINA.
2.1 Fases del Iter Criminis
2.1.1 Fase Interna
“Los momentos sucesivos de la fase interna o psicológica son: la
ideación, la deliberación y la resolución delictual.
La ideación es el instante en que surge en el delincuente la idea de
cometer delito, momento en que en su mente surge la intención de
realizarlo. Idea que puede ser rechazada o no. La idea de delinquir
es lo que los escolásticos llamaron “tentación” y es la que primero
aflora en el camino del delito.
La deliberación es el proceso siguiente a la ideación. Consiste en la
“meditación sobre la idea criminosa”, donde se examinan los “pro” y
“contrae”; período de lucha interna donde hay contraposición entre
aquellas ideas criminosas y las del deber o del temor al castigo.
La resolución delictual, llamada también etapa de la intención o
voluntad, de delinquir, es el momento Cumbre, en que, como
producto de la deliberación el agente decide, llevar adelante su
propósito criminal; etapa con la que queda agotado el proceso
interno del iter criminis.

Bramont Arias, nos dice que, “los hechos constitutivos de la fase


interna, escapan al Derecho Penal, porque, siendo el Derecho
relación entre personas, los pensamientos íntimos no son, objeto de
su consideración; porque castigarlos significaría invadir el campo de
la conciencia; porque, aún cuando se les suponga conocidos, no
causan daños ni violan precepto penal alguno"1.

“ROMAGNOSI, en los momentos en que el Derecho Penal se afinca,


recoge las frases de BURLAMAQUI: “Los actos puramente internos,
los simples pensamientos, que no se manifiesten con ningún acto
exterior nocivo a la sociedad, por ejemplo la idea agradable que
alguno se forma de una acción malvada, el deseo de cometerla, el
designio que alguno concibe sin llevarlo a la práctica, etcétera, todo
esto no esta sometido a penas humanas, aunque después ocurra
por casualidad que los hombres tengan conocimiento de ello”.

Más tarde PELLEGRINO ROSSI sostuvo retóricamente: “El


pensamiento es libre y resiste a la acción material del hombre;
puede ser criminal y no podría ser aprisionado. Sólo que la amenaza
del castigo haría mas rara su manifestación, disminuiríase el número
de imprudentes por aumentar para acrecentar el de los malhechores.
Esto es cubrir las chispas, para tener el placer de asistir al
incendio”2.

“Para nosotros el ITER CRIMINIS se inicia como un proceso


psíquico que acá tarde se ha de transformar en acción, pero queda
perfectamente esclarecido, que la ilicitud sólo se refiere a los
hechos, ya que la violación subjetiva de la norma penal es
insuficiente para fundar una pena. Este principio de “exterioridad”
reviste visas constitucionales en el caso peruano, cuando el numeral
59 de nuestra Carta fundamental prescribe que nadie podrá ser
perseguido por razón de sus ideas, lo cual representa una conquista
fundamental de la cultura contemporánea, A pesar de los
antecedentes expuestos, hay autores que sustentan parecer opuesto
alrededor del problema de la punibilidad de las ideas”3.
2.1.2 Fase Intermedia.
“Queda dicho que entre la fase interna STRICTO SENSU del ITER
CRIMINIS, y la fase externa o proceso propiamente ejecutivo del
delito, existe una fase intermedia, la resolución manifestada, que es
castigada solamente en ciertos casos previstos por la ley.
De modo general, producida en la fase interna la resolución criminal,
ella puede manifestarse hacia el mundo exterior de dos maneras: o a
través de un actuar del sujeto dirigido hacia la producción del hecho
criminoso, o, tal resolución se proyecta fuera de la monte humana
por acto de mera comunicación voluntaria a terceros. El segundo
supuesto ni lógica ni jurídicamente puede entenderse como una
acción que da inicio al hecho delictuoso, y ni siquiera como acto
¿preparatorio del hecho criminal, tratándose solamente de una
resolución delictual manifestada que castiga la ley en determinados
casos.

BRAMONT ARIAS nos dice que el límite para la punibilidad de las


ideas “es la resolución manifestada do cometer un delito, en la cual
la ley castiga, no propiamente la idea resolutiva, sino su expresión,
lo que ya constituye un acto externo aunque no materializado; en
otros términos, la idea criminosa aflora al exterior, surge ya en el
mundo de la relación, pero simplemente como idea o como
pensamiento exteriorizado, antes existente sólo en la mente del
sujeto. La manifestación no es incriminable; y por excepción, existen
figuras de delitos cuyo tipo se agota con la manifestación ideológica.

2.1.3 Fase Externa.


“En la fase externa se abandona el dominio psicológico de las
intenciones -o de la resolución simplemente manifestada- y se arriba
a la materialización de la voluntad delictual. Pueden distinguirse
hasta tres momentos sucesivos: previo a la ejecución (actos
preparatorios), de ejecución (tentativa, frustración, consumación) y
posterior a la ejecución (agotamiento)”5.

2.2 Fundamentos de su punibilidad


“Los actos preparatorios participan, por lo general, de la condición de
equívocos, esto es, no reveladores por sí mismos de la intención clara de
cometer un determinado delito. Son, por eso, formas indeterminadas cuya
trascendencia exterior aun no puede fijarse y por eso a su sanción se
llegarla sin certeza y con una clara o marcada posibilidad de que se
incurra en la arbitrariedad o el error, desestimulándose el desestimiento
bajo la amenaza del castigo, aspecto este último que no conviene a los
fines del derecho penal.

Garófalo, representante de la escuela positivista, ha sostenido el criterio


de la punibilidad de dichos actos, señalando para ese efecto el índice de
peligrosidad criminal y al ser realizados, según dice, por delincuentes
habituales, posición endeble ya que ni la peligrosidad del sujeto, ni la
habitualidad, son factores que los determinan, ni mucho menos son
condiciones para su existencia. Sebastián Soler, tras admitir la posibilidad
de castigar ciertos actos preparatorios por vía de excepción únicamente,
es radical en cuanto a que no es posible prohijar cierta tendencia
moderna que proclama el castigo de los mismos casi en forma
indiscriminada, pues esto, dice con justa razón, equivaldría a volver
a “...La historia de las crueldades e injusticias cometidas en nombre de
ese ascetismo jurídico que constituye una lección demasiado firme para
que pueda pensarse seria mente en la conveniencia de retomar un
camino que tantos trabajos y dolores costara abandonar...” y es que en
estos casos dicha posición tiende al castigo de los actos preparatorios
inspirada en una idea moralizadora del derecho penal.
Como se expuso al inicio siguiendo la doctrina de la impunidad que
pregona la escuela clásica, la misma debe ser regla en lo que concierne a
los actos preparatorios, pero con prescindencia de todo absolutismo, debe
admitirse su castigo en ciertos casos excepcionales cuando así lo amerita
la calidad del bien jurídico protegido por la norma principal, ante, como lo
afirma Soler, “...la necesidad de reforzar la defensa de ciertos bienes
jurídicos en razón de su extraordinaria importancia...”6.

2.3 Elementos de la tentativa


“Los elementos son las distintas partes que integran un todo. La
existencia de cada uno de los elementos es necesaria para que ese todo,
como tal, pueda existir o configurarse. En esta Sección pretendemos
determinar cuáles son los elementos de la tentativa. Para ello es
necesario tener en cuenta tanto la opinión de los diferentes autores, como
la propia definición de tentativa contenida en el artículo 24 de nuestro
Código Penal.
En relación a la doctrina, se aprecia una cierta disparidad de criterios a la
hora de señalar dichos elementos. Esta disparidad, Sin embargo, no es
de orden sustancial, sino más bien de orden formal o sistemático, y
encuentra justificación, las más de las veces, en las características
propias de las diferentes legislaciones, las cuales poseen ciertas
particularidades que los mismos autores hacen resaltar.

Por ello, aceptamos la conclusión a que llega Francisco Pavón cuando


afirma que: “Con ligeras variantes, los autores consideran como
elementos de la tentativa:
a) Un elemento moral o subjetivo, consistente en la intención dirigida a
cometer un delito;
b) Un elemento material u objetivo que consiste en los actos realizados
por el agente y que deben ser de naturaleza ejecutiva; y
c) Un rebultado no verificado por causas ajenas a la voluntad del
sujeto.”7
ii. El Elemento Objetivo
“Constituidos por un principio de ejecución, por lo que no pueden ser
actos de tentativa los meramente preparatorios. Tenemos por
consiguiente:
a) La existencia de una actividad material constituida por los actos
externos que el agente realiza para lograr el fin propuesto en su
resolución interna.
b) Es necesario que dicha actividad sea fragmentable, es decir, que
pueda cumplirse en varios momentos.
La tentativa es jurídicamente inconcebible cuando el agente se
propone un delito que se perfecciona en un solo acto, de acuerdo con
la forma como se ha estructurado el tipo.
Por excepción existen ti pos que no suponen una actividad
fragmentable, como sucede en los delitos de omisión simple,
consistentes en no ejecutar voluntariamente un movimiento corporal
que pudo haberse realizado y cuya no "acción" la ley sanciona por la
sola conducta omisiva, con prescindencia del resultado que
sobrevenga.
Tampoco cabe la tentativa en los delitos de ejecución simple, “qui
unico acto perdiciuntur” llamados comunmente unisubsistentes, donde
la acción, entendida como ejecución material de la decisión, tiene que
cumplirse en un sólo acto, así por ejemplo como sucede en la injuria
verbal (art. 145 del Código Penal).
c) El delito que se comienza debe ser determinado, lo que puede
interpretarse de dos maneras:
Primera: la tentativa tiene que contextualizarse en un tipo
determinado; si falta el tipo, no hay tentativa.
Segundo: la tentativa depende de la modalidad de delito a que se
encamina la conducta, lo que significa que el concepto de tentativa es
relativo. En la práctica pueden darse las siguientes situaciones:
 determinadas acciones que son consumativas respecto a una
figura concreta, pueden ser tentativa de otra;
 un hecho penal puede estar tipificado como infracción más leve y
no llegar nunca a ser tentativa de un delito más grave;
 los hechos realizados pueden considerarse como delito, los
cuales, sí progresaran, configurarían otro mayor, y, en caso de
desistir voluntariamente de la prosecución, no dejarían de serle
imputados al agente.
d) Que no se practiquen todos los actos que debieran dar por resultado
el delito; se debe establecer por ello el hecho o hechos que faltan
para la consumación.
e) Es necesario que se presente la interposición de un obstáculo o
impedimento ajeno a la voluntad del agente.
Durante todo el proceso de generación del delito debe mantenerse la
intención de conseguir la perfección del tipo; si el resultado no se produce
será por circunstancias Imprevistas o casuales y no debido al
arrepentimiento o desistimiento del sujeto activo.
El artículo 24 de nuestro Código Penal no regula el arrepentimiento activo
ni el desistimiento.
En el desistimiento y en el arrepentimiento activo el bloqueo a la
producción del resultado se debe a causas internas y no a causas
externas, como sucede en la tentativa.
En el desistimiento el logro del resultado no se da por la propia voluntad
del agente. Para que el agente no responda, el resultado no se debe
producir y sólo será punible el desistimiento voluntario cuando las
acciones realizadas constituyan por sí un delito. Ejemplo: durante un robo,
el agente quiebra la puerta y se introduce en el Interior del local, pero
decide no llevarse nada.
En el arrepentimiento activo se ha desarrollado toda la acción delictiva;
ejemplo: el agente le da todo el veneno y luego le lleva al hospital para
que le hagan un lavado; tiene que encontrarse cerca del hospital para
poder salvarle la vida a la víctima. En el arrepentimiento la sanción os
igual que la impuesta al delito consumado porque las posibilidades de que
el resultado no se produzca os menor que en el desistimiento voluntario.
Si bien es cierto que el contenido informativo del artículo 24 regula sólo la
tentativa, dejando sin normativisar el arrepentimiento activo y el
desistimiento, en la praxis judicial estas hipótesis doctrinarias serán
resueltas no como hipótesis de tentativa si no como actos delictivos en
aquellos casos en que lo hayan constituido”8.

ii. El Elemento Subjetivo.


“...solamente existe tentativa del delito doloso, siendo el dolo de la
tentativa el mismo que se da en el delito consumado. Tiene por lo tanto
que darse un propósito delictivo que anime al agente a alcanzar la
realidad jurídico-penal de un tipo”9.

iii. El delito putativo.


“Situación que constituye un límite entre los hechos externos y los
internos que dan la formación del delito. En esta figura si bien es cierto,
existen actos extremos que requieren el mismo proceso de la formación
de un delito, estar fuera del derecho penal, por no estar tipificado en la
Ley; lo que realmente existe es una confusión en el agente, al creer que
efectuando una conducta determinada estar cometiendo un delito; cuando
en realidad lo que existe es una situación carente de tipo y por ende hay
error en el agente y aquí cabe el principio de nuestro Código Penal,
prescrito en su artículo primero que dice:
“Nullun crimen nulla poena sine previa lege”
llamado también el principio de legalidad; pero no faltan autores que
confundan esta situación jurídica, con el delito imposible; porque la
conducta del individuo a pesar de que éste tenga el pleno convencimiento
de que está actuando dolosamente, no puede ser sancionado por un
delito no tipificado.

Por su parte Frías Caballero nos dice:


“El delito imposible no puede nunca ser confundido con el delito putativo,
pues el verdadero delito putativo, es el llamado error al revés, sea cuando
el agente está plenamente convencido de haber delinquido y su conducta
no está prevista en el cuerpo legal como delito”.
En apoyo de esta tesis se puede enunciar el principio harto conocido y
vigente en la doctrina Penal, que en Derecho Represivo, todo lo que no
está prohibido, es permitido.
Se discute también si esa actitud dolosa del agente, no prevista por la
Ley, debería ser sancionada; principio fundamentado en la intención de la
doctrina subjetivista y que también analizaremos más adelante.
Muchas legislaciones fundamentadas en esta doctrina, castigan el agente,
debido a su intención, y no al resultado, por lo que se discute, como
repito, si se podría sancionar -por medio de la analogía, sea ampliando el
hecho realizado -no punible al tipo similar previsto en la Ley Penal para no
dejar impune a individuos que se proponían cometer un delito que no era
delito.
También esta posibilidad de aplicación analógica, está descartada de
nuestra Ley, y es un principio legal que se consagra en el artículo dos de
nuestro cuerpo punitivo, que prohibe la aplicación analógica.

La tesis de la prohibición analógica de nuestro cuerpo Legal está también


apoyada en el mismo principio expuesto por Francesco Carrara, cuando
dice: “Sí el hombre está sometido a la ley penal, en cuanto es ente que
puede dirigir. Esta subordinación suya, tiene causa en su inteligencia y en
su voluntad, pero a nadie puede atribuírsele voluntad de violar una ley
que no existe, o que no conoce, por tanto no puede ser delito una acción
sí no ha sido expedida y promulgada la ley que la prohíbe”.

Todos los momentos o fases aquí enumerados están fuera de la acción


del Derecho Penal. Claro está, con las excepciones y situaciones
apuntadas, según los diferentes puntos doctrinarios y con base en la Ley.
Pero es evidente que la formación del delito no termina en la enumeración
hecha hasta el momento sino que arribamos a la segunda etapa,
constituida por tres fases: los actos preparatorios, los actos de ejecución y
los actos de consumación, o llamada por otro nombre, la fase material, en
donde el delito o la situación jurídica delictiva, es importante por adquirir
plena autonomía y donde más se nota la intervención del Derecho Penal,
llamadas por Carrara y Antolisei, la fuerza física del delito”10.

iv. El agente provocador.


RUPERTO MUSES BARBERO, estima que entre los casos de
imposibilidad fáctica pueden ser incluidos el delito impulsado por el
“agente provocador” y el “delito experimental”. En el primer caso el autor
“cree que podrá consumar el delito", pero ello no; sucede, porque la
víctima está advertida o porque la autoridad competente está queriendo
sorprenderle “con las manos en la masa”. En el segundo caso se quiere
comprobar la conducta do un sujeto, con lo que el agente provocador
(persona o acción) fomenta un verdadero experimento.
En la hipótesis prevista nos referimos sólo al -agente provocador que
pretende el desarrollo de un delito que no pase del grado de tentativa, y
de ninguna manera aquel, que con distintos fines (como poner al autor en
evidencia o lograr sobre él un mayor dominio), le interesa lo mismo que su
acción conduzca a la tentativa o al delito consumado. Legando el grado
de la consumación, no entra en juego la inidoneidad o no idoneidad de la
tentativa.
Quedando circunscrita la acción al grado de tentativa, hay que estar a lo
prescrito en los principios generales: tratándose de sujeto y medios
idóneos, habrá tentativa, no consumándose el delito por causas ajenas a
la voluntad del autor; siendo imposible la tentativa además cuando los
medios son inidóneos. Al respecto, RUPERTO NUÑEZ BARBERO, nos
dice que es lo cierto que en general, la intervención del agente
provocador produce una imposibilidad de que el daño se verifique y, por
tanto, desde el ángulo de la idoneidad de la acción, bien podría
considerarse como posible causa de inidoneidad en aquélla; agregando
“si el agente provocador provocó una actividad en virtud de la cual el
provocado había de desembocar en la realización de un resultado, o
simuló ser el sujeto en relación con el cual dicho resultado debía
realizarse, falta, por consiguiente, el interés de poner en peligro o dañar”.
Sucede en los casos referidos que el delito no puede pasar de grado de
tentativa, aun cuando aparentemente se haya consumado. “Pero lo que
debe tomarse en cuenta, para calificar la tentativa es si el agente
provocador facilitó de tal modo los hechos o tenía tales conocimientos,
que los medios o el objeto se hayan tornado por eso inidóneos (delito
imposible), o si el hecho sólo fue interrumpido en su comienzo de
ejecución (tentativa)”11.

3.- DIFERENCIAS ENTRE LOS ACTOS DELIBERATIVOS, LOS ACTOS


PREPARATORIOS Y LOS ACTOS DE COMIENZO DE EJECUCIÓN
3.1 Actos deliberativos
Son aquellos actos mediante los cuales el agente piensa en perpetrar un
delito determinado, concibe la idea de perpetrarlo, tiene la intención de
perpetrar un delito determinado. Los actos deliberativos son impunes. Ya
hemos dicho que las intenciones, los deseos y los pensamientos
criminales, mientras permanezcan en el fuero interno del sujeto activo,
mientras no se exterioricen no constituyen delitos; y, en consecuencia, no
dan lugar a ninguna clase de responsabilidad penal. Al examinar los
caracteres del Derecho Penal, indicamos que éste es un regulador
externo de la conducta humana, o un regulador de la conducta humana
exterior; por ello mientras las intenciones, deseos y pensamientos crimina-
les, por vehementes quesean, no se exterioricen, no constituyen delitos;
y, en consecuencia no dan lugar a responsabilidad penal alguna ("Nadie
puede ser castigado por sus pensamientos").

3.2 Actos preparatorios


Como regla general los actos preparatorios también son impunes; ahora
bien, los actos preparatorios se caracterizan porque son multívocos o
equívocos, lo que quiere decir que tienen varios significados, varios
sentidos posibles.
Entonces tenemos que la multivocidad o la equivocidad es la
característica de los actos preparatorios; por ejemplo: una persona
compra un veneno
¿Para qué compra el veneno?: puede ser para matar a otra persona, pero
también puede ser para matar ratas: un acto preparatorio, un acto
multívoco, un acto equívoco, un acto que tiene varios significados
posibles. Otro ejemplo: una persona compra una escalera.
¿Para qué compra la escalera?: puede comprarla con la finalidad de
perpetrar un hurto con escalamiento, pero también puede adquirirla para
subirse en ella y pintar las paredes y el techo de su casa: es un acto
equívoco, es un acto multívoco, un acto que tiene varios significados,
varios sentidos posibles, es decir, un acto susceptible de varias
interpretaciones diferentes. Como se dijo anteriormente, estos actos
preparatorios que se caracterizan por su multivocidad, por su equivocidad,
por regla general no son punibles, como no son punibles los actos
deliberativos. Sin embargo, esta regla general comporta una excepción:
hay ciertos actos preparatorios particularmente alarmantes que causan un
especial desasosiego en la colectividad, hay actos preparatorios de una
peculiar gravedad; pues bien, estos actos preparatorios de una peculiar
gravedad, que causan una especial alarma en la colectividad, han sido
tomados por el legislador penal para formar tipos legales autónomos, es
decir, el legislador penal, en gracia a la peligrosidad de estos actos
preparatorios y a la alarma que despiertan en la colectividad, ha tomado
estos actos para convertirlos en tipos legales o tipos penales autónomos,
los ha convertido en delitos autónomos y ha señalado la sanción penal
aplicable a quien o a quienes los perpetren.
Por ejemplo: la violación de domicilio. La violación de domicilio de
ordinario es un acto preparatorio de la perpetración de otros delitos: un
robo, un hurto, unas lesiones, un homicidio, etc.. El Código Penal, en vista
de la especial alarma que produce despierta este acto preparatorio en la
colectividad, ha formado con este acto preparatorio un tipo legal
autónomo.
La violación de domicilio es un delito previsto en el Código Penal, aunque
posteriormente no se perpetre el homicidio, ni el hurto, ni las lesiones, etc.
La violación de domicilio en sí, es un delito previsto en el Código Penal
vigente.
Otro ejemplo: Una persona porta indebidamente, lícitamente o
ilegítimamente porte indebido, ilícito o ilegítimo de armas es, de ordinario,
un acto por de la comisión de otro delito: de ordinario un homicidio o, por
lo menos unas lesiones personales. Ahora bien, este acto preparatorio
está previsto como delito en la ley penal; aun cuando no se perpetran
siquiera el delito de lesiones personales; el porte indebido de armas, en
sí, es un delito, un delito autónomo, previsto en el Código Penal vigente.
Otro acto preparatorio que ha tornado el Código Penal para formar un tipo
legal o tipo penal autónomo. Lo mismo ocurre con el delito de amenazas;
de ordinario, quien amenaza posteriormente cumple la amenaza. Las
amenazas son un acto preparatorio de la perpetración de otro delito: de
ordinario un delito de homicidio o un delito de lesiones personales, Pues
bien, las amenazas en sí, aunque no se cumplan, están previstas como
delito en el Código Penal. Con estas excepciones y otras más, los actos
preparatorios son impunes, no son punibles; la regla general es la
impunidad de los actos preparatorios.

3.3 Actos de comienzo de ejecución


Es muy importante su estudio, sobre todo para establecer la diferencia
fundamental, trascendental, que existe entre los actos preparatorios, que
como regla general no son punibles, y los actos de comienzo de ejecución
que sí lo son en la medida y en el sentido que vamos a explicar
posteriormente, cuando nos refiramos ala tentativa de delito y al delito
frustrado.
Ahora bien: ¿Cuál es la diferencia que existe entre los actos preparatorios
y los actos de comienzo de ejecución?... Ha habido muchísimas teorías
para tratar de establecer tal diferencia. Pensamos que la única correcta es
la propugnada por Francisco Carrara, que se puede esquematizar en los
siguientes términos: los actos preparatorios se caracterizan por su
multivocidad, por su equivocidad; es decir, tienen varios sentidos, varios
significados posibles, son susceptibles de diversas interpretaciones; se
compra una escalera ¿por qué?: puede ser para perpetrar un hurto, pero
también puede ser para pintar las pared una casa. Se compra un veneno
¿para qué?...puede ser para matar a la suegra, pero puede ser también
para matar ratas: actos multívocos, actos equívocos. La multivocidad, la
equivocidad, caracteriza los actos preparatorios que, regla general, son
actos impunes, no son punibles. En cambio, los actos de comienzo de
ejecución son unívocos o inequívocos; la univocidad o la inequivocidad
caracterizan los actos de comienzo de ejecución. Se ha dicho que
comprar un veneno es un acto preparatorio, y por tanto, como acto
preparatorio que es, debe quedar impune; sin embargo, si el sujeto activo
después de comprar el veneno lo mezcla con una bebida que ofrece al
sujeto pasivo, ya se trata de un acto de comienzo de ejecución; o bien es
un acto preparatorio y como tal impune el comprar una escalera, pero si el
sujeto activo compra la escalera y la apoya en la casa de otra persona y
comienza a subir por ella, ya ese acto es unívoco, inequívoco, tiene un
significado, es un acto de comienzo de ejecución que se caracteriza por la
univocidad o inequivocidad; este acto un solo sentido, a saber: el agente
quiere perpetrar un hurto con escalamiento u otro delito.

4.- DIFERENCIA ENTRE LOS ACTOS DE COMIENZO DE EJECUCIÓN Y LOS


ACTOS PREPARATORIOS
Esa es la diferencia que existe entre los actos preparatorios, que se
caracterizan por la multivocidad, y los actos de comienzo de ejecución, que se
caracterizan por launivocidad; multivocidad significa que el acto o los actos
tienen varios sentidos posibles; univocidad significa que el acto tiene sólo un
sentido indiscutiblemente un sentido.
BIBLIOGRAFÍA

1. EZAINE CHAVEZ, Amado. Iter Criminis. San José, Instituto de


Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad de Costa
Rica, 1981, 3-4 p.
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Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad de Costa
Rica, 1981, 3-4 p.
3. EZAINE CHAVEZ, Amado. Iter Criminis. San José, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad de Costa
Rica, 1981, 6 p.
4. EZAINE CHAVEZ, Amado. Iter Criminis. San José, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad de Costa
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5. EZAINE CHAVEZ, Amado. Iter Criminis. San José, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho, Universidad de Costa
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