Sie sind auf Seite 1von 4

Javier Hugo López Rivas

Cooperativa, emprendimiento, colectivismo y comunidad son realidades y


conceptos sustancialmente diferentes, sin embargo, convergen o pueden converger
en los diseños empresariales con ciertas singularidades, las corporaciones
empresariales de tipo cooperativo son según su naturaleza organizacional y
humana, mayormente susceptibles a la sinergia de los fenómenos arriba citados,
hay que decir que este vínculo (cooperativa-emprendimiento-comunidad) haya
cierta complejidad, por lo que, tratamos de dar sólo atisbo teórico frente a una
realidad que demanda soluciones en cuadradas en la pobreza, la inequidad, la
exclusión, el desempleo y el impacto ecológico.

La estructura identitaria de la cooperativa fomenta la configuración de comunidad


en su organización y en las relaciones personales, con vínculos asociativos que
hacen comunidad,

Inicio e impulso del cooperativismo

Recordar que el surgimiento o existe de las cooperativas responde a las nuevas


configuraciones masivas que la realidad política, social y económica necesita en el
mundo. En México al igual que en el mundo, su eclosión se centra en el papel
protagónico de las masas, esto, como un nuevo actor -pasivo o activo- dentro del
universo social. De este modo, las políticas de masas, los movimientos sociales
masivos y la economía de masas, vienen hacer el tópico de las cooperativas,
tocante a la particularidad empresarial-laboral, las cooperativas vendrán hacer un
agregado de los fenómenos masivos gestados desde el siglo XIX, en concordia con
las grandes concentraciones de fuerza laboral para las industrias y empresas, que
incentivan la creación de las cooperativas como un modelo en respuesta a las
anomalías laborales y económicas, pero también, al cuestionamiento de la
racionalidad económica del modelo capitalista.

Con una nueva realidad que apela al interés colectivo, superando el cuadro típico
de las empresas inmaculadamente capitalistas, que defienden el interés
individualizado, por medio del supremo fin; la ganancia económica, que por encima
del trabajo y los trabajadores, fija el éxito y el crecimiento por conducto de la
competencia. Desde la dimensión democrática, la tradición liberal reconoce al sujeto
como un ser autónomo miembro de una sociedad, en la que establece relaciones
concretamente contractuales, teniendo al Estado como actor arbitral (“neutral”)
respetando los procesos “naturales” del mercado en que participan los individuos,
este diseño es un universo análogo a las empresas capitalistas quienes operan
desde la misma lógica, concibiendo al individuo-trabajador desde esta misma
concepción.

“… las cooperativas nacieron de una reacción de la clase obrera contra los abusos
del capitalismo. Los obreros encontraron su fuerza en la asociación” (Aranzadi,
citado en Gómez, 2000: 697-698).
1
Fuente: Gómez Cabranes, Leonor (2000). “Cooperativa y comunidad”, en Revista
Arbor, CLXV, 652, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pp. 697-714.

Fuente: ARANZADI, D. (1976). Cooperativismo industrial como sistema, empresa y


experiencia, Bilbao, Universidad de Deusto.

Orígenes de las cooperativas

El foco fue Inglaterra donde se presentó la presumible, primer cooperativa


denominada Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochdale de 1844, que nace
como una alternativa y solución a las circunstancias económicas y sociales de su
tiempo y contexto, la cual perseguía la organización de su producción, distribución,
educación y gobierno para bastarse a sí mismos en correspondencia a la unidad de
intereses comunes.

Hay que entender a la cooperativa no sólo como organismo económico y de trabajo,


sino en paralelo como una institución formadora y fomentadora de valores y
educación, su contribución toral descansa sobre su alto nivel moral, que apunta al
interés colectivo de sus agremiados, pero también a su entorno social y
medioambiental.

Una cooperativa según la Alianza Cooperativa Internacional es: “… una asociación


autónoma de personas, que se unen voluntariamente para satisfacer sus
necesidades y aspiraciones comunes -de tipo económico, social y cultural-, a través
de una empresa cuya propiedad comparten y que controlan democráticamente”
(ACI, 1995; citado en Gómez, 2000: 699).

Fuente: Alianza Cooperativa Internacional (1995). “La Declaración de la Alianza


Cooperativa Internacional (ACI) sobre la Identidad Cooperativa: un informe”, en
Anuario de Estudios Cooperativos. Universidad de Deusto, pp. 71-97.

Asociación en condición colectivista con vínculos sociales y ambientales con su


entorno externo, con regularidad en estrechos vínculos respecto a las comunidades
aledañas, en línea directa al desarrollo sostenible,

El concepto de comunidad en el movimiento cooperativo reconoce de antaño


conexión directa con el mundo, lo que define su tarea en el mundo con el “Pensar
globalmente y actuar localmente”,

A pesar de que el concepto de comunidad tiene lugar de residencia en el campo de


la sociología, su influencia se ha diseminado en otros terrenos, albergando su praxis
y su influencia en las cooperativas, la relación comunidad-cooperativa ha
encontrado la idónea homeostasis de intereses colectivos para fines comunes, pues
una comunidad se despliega en su robusta cohesión, gracias a los altos niveles de
2
estabilidad colectiva o social, manifestando un consistente sentimiento de identidad,
propio de una conciencia que contempla el nosotros. En el caso de la concepción
comunitaria, el sujeto se funda en un sentimiento y sentido de pertenencia a una
comunidad, la cual implica una compleja red de lazos o vínculos en el horizonte de
una igualdad reciproca y equitativa. En la que nacen consensos a través de la
diferencia. El núcleo cultural de las cooperativas se concreta en un escenario
pletórico de afectos y reconocimientos en el pilar de la identidad laboral, como
también lo es en conexión al cúmulo de compromisos que se fundan en valores,
normas y aspiraciones análogas, todo ello, en un mismo contexto compartido; su
cultura.

La propuesta es que las cooperativas son una sensible alternativa al actual


problema económico y sus consecuencias, la coyuntura que atraviesa el actual
contexto económico, social y político de México hace que las cooperativas sean el
foco sine qua non a las difíciles condiciones que se presentan en nuestro país,
particularmente en el ámbito económico y organizacional-empresarial, asimismo, el
carácter democrático de las cooperativas se presenta como idóneo para el inflado
nivel de desempleo, pues su creación y diseño se despliega a través de la auto-
ayuda, auto-gestión, auto-determinación, auto-responsabilidad y auto-
reconocimiento en calidad colectiva.

El elemento asociativo de las cooperativas, es decir, su carácter democrático y


voluntario, apunta siempre a favor de sus agremiados y al espacio alrededor en que
se coloca ésta.

Los atributos que el modelo cooperativo despliega, son tan funcionales, que se
presentan en otras organizaciones que no son de este tipo, se sirven de su diseño,
organización y ejecución, y aun que no se denominan como tales operan de la
misma forma, este fenómeno lo ha identificado la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), en un informe sobre América Latina del que señala: “… es
significativa la presencia de modalidades empresariales que se rigen por principios
análogos a las cooperativas aunque tienen otro nombre” (citado en Gómez, 2000:
706), algunos ejemplos son las asociaciones de microempresas, empresas
comunitarias, ferias de consumo familiar, etc.

Una de las características fundamentales de las cooperativas es su condición


autonómica frente a las intervenciones externas (Estado o mercado), que le
posibilita tener un amplio espacio de maniobra social y económica, del mismo modo,
equilibra el ámbito político de las relaciones de poder a través de una estructura
moral, armonizando el colectivo en un formato comunitario,

El mercado individualiza el interés y la ganancia, el Estado colectiviza el beneficio,


pero por medio de la dominación y cooptación, empero, la homeostasis
organizacional de las cooperativas posibilita, que no se desborde la política
(gobierno), ni se enajene de su economía (mercado), introduciendo sustancia moral,
ética y comunitaria.

3
Democracia como valor (Rousseau) y como procedimiento (Schumpeter)

LOS VALORES EN LAS COOPERATIVAS

“A mayor heterogeneidad, más débil es la integración social. La diversidad remite a


la necesidad de un marco compartido: la cuestión es qué tipo de marco, si débil-
procedimental —como propone el individualismo— o fuerte-sustancial —como
quiere el comunitarismo—. Es el dilema entre la democracia como valor o como
procedimiento. El comunitarismo propone «una concepción más rica de la
democracia que la que resulta de la simple suma de votos», se trata de llegar a un
consenso creativo, a través del diálogo, de la participación activa y habitual”
(Gómez, 2000: 710).

Organización cooperativa implica procesos cooperativos, en tanto, a las


competencias que cada función o cargo tiene como encomienda realizar en el
entorno laboral, como en principios cooperativos, fundidos en los intereses del bien
común.

Das könnte Ihnen auch gefallen