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Delcu,:c,Gilles

El saber:CUl$0sobre Foucault. - la ed. - BuenosAires: Cacms, 2013.


256 p.; 2lxl4 cm.
ISBN 978-987-29224-0-5
l. fÜO$oílaModerna.
CDD190

Titulo:
El saber.Curso sobre Foucault. Tomo I
Autor:
Gilles Ddeuze 1985

Traduccióny not.as
Pablo Ices& SebastiánPuente

'Dise'ÑJ inttriory t11pa:


Manuel Adduci
Jmp"swn: Publidisa

Queda hecho el dep6sito que marca la ley l 1.723.


ISBN:978-987-29224-0-5

lra. edici6n - BuenosAires.Abril de 2013

www.cditoriakactus.com.ar
editorialcactus@yahoo.com~r
,,,.
Indice

4 • Prólogo. Obras de los pasajes pospolíticos

9 • Clase 1 (22-10- 85)


Ver y hablar. Arqueología, archivo y saber.

35 • Clase 2 (29 -10- 85)


El saber y los enunciados.

59 • Clase 3 (5- 11-85)


¿Cómo extraer enunciados? Corpus y hay lenguaje.

91 • Clase 4 (12-11 -85)


¿Cómo extraer visibilidades?
El enunciado como pasaje y murmullo.

119 • Clase 5 {19-11-85)


¿Qué es un enunciado? i
El problem a de la relación
entre enunciado s y visibilidades.
119 • ¿Qué es un enunciado? Función primiti va
y funcion es derivadas.
142 • Relación entre enunci ados y visibilidades. La revolución
kanti ana.

159 • Cfase 6(26-ll -85)


Heterogeneidad y relación entre visibilidades y
enunciados. Kant, Blanchot y el cine.

191 • Clase 7 (10- 12 -1985)


Visibilidad es y enunciado s en Raymond Roussel.
Conclusiones sobre el saber.

229 • Clase 8 (17-12-85)


Del saber aJ poder . Regula ridade s, singul aridade s y
relaciones de fuerza.
Prólogo
Obras de los pasajes pospolíticos

Una escena extraída de un prólogo anterior


E,:pltmada del atstillo
FANTASMA DE LA POLÍTI CA: (cubierto de pies a cabeza con una sdhttna hlanca,

pero fft,va gorra de pol icía y tien e voz de botón ): Documento ck politicidad,
por favor.
CAMILO C. TusAM: Me lo dej é en casa ... digo, en el castillo.
FANTASMA DE LA POLÍTICA: ¡Egoísta, autocentrado, onanista, privarisra!
CAMILO C Tu sA M: ¿Ser o no se r? ¡Esa es la cuestión! ... ¡No ser! (y huyl' des-
aforadamente de /.a escena)

Una declaración polémica


"Hay qu e dejar de hablar de la política, lo político y la politicicbd por 2
aí10s y ver qué pasa" (Luis Barrionu ev o).

Una cita
"T 1mpo co pretendo d eci r qu e no sea leg ít imo, si se quin<:. odi :11:il ¡:\la do.
ivlc parece. s in e mbargo, qu e lo que no debemos ha cer l' S i111:1gi11.1r1His c¡t1e
describimos un pro ces o reaL actual y que no s co n cic rn~· t 11:111.lodc11111Hi:1mos
la csrarizaci<)n o la fasciscización, el es tab lec irni e rno tk 1111.1\'lol t·11<1.1l·.,t:1taL

4
Prólogo.Obrasde lm /"IS!IJf-'pospoliticos.

etc. Todos los que parttopan en la gran fobia al Estado, sepan bien que
están siguiendo la corriente y que, en efecto, por doquier se anuncia desde
hace años y años una disminución efectiva del Estado, de la estatización y
de la gubernamentalidad estatizante y estatizada" (Foucault, Nacimiento de
la biopolítica).

Una reminiscencia onírica


Interior de un sucucho en .una Facultad de la UBA, paredes descascaradas, el
piso lleno de volantes.
MILITANTE r: Si ganamos las elecciones, hay que disolver el Centro de es-
tudiantes.
(Primer plano del Centro de estudiantes en un rincón del sucucho: una fotoco-
piadora y una bandera)
MILITANTE 2: (con cara de horror) ¡No, no! ¡Si dejamos el vacío, lo van a
ocupar Ellos! (Primerísimo plano de Lacara de Militante 2. Se z,e el detalle:
era cara de horrm: .. vacui)

Patio exterior de la misma Facultad. Dos perros famélicos efectivamente se


ocupan de! vario que Militante 1y 2 efectivamente dejaron ... despreocupadamente
en la parrilla. Terminada laji.tena del vacío, siguen vorazmente con las entmñm.
Entm ,z escena un pelado de anteojos, que mira a los perros y rie. Acaricia a
Losperros mientras comen y se mata cada vez más de risa mirando a cámara.

Otra cita
"Como muy bien sabemos, el Estado no tiene entraúas, y no simplemente
en el sentido de que no tengJ. sentimientos, ni buenos ni mJ.los, sino que
no tiene entra11as en el sentido de que no tiene interior. El Estado no es otra
cosa más que el efecto móvil de un régimen de gubernamentalidad múltiple"
(Foucault, La uida de los hombres infames).

Un blanco
Asumir la hipótesis de que el problema de nuestras libertades no pasa
exclusivamente, y ni siquiera principalmente en torno del Estado, tiene sus
problemas. El primero y fundamental es quiz,Í que las nociones de la polí-
tica, lo político, o la politicidad van perdiendo gradualmente consistencia
y entrando correlativamente cada vez más en el régimen de las luchas por
la significación y la resignificación. Que no es el régimen de las luchas por

5
11 \.,l,n

nu esrras libertades. En ronc es, hacerle caso a Barrionuevo : dej;ir el signi ficante
imp erial por dos años y ver qué pasa. El problema es qué pa sa. Es tam os tan
acostumbrados a pensar el probl ema de nu estras lib ertades en el lenguaje de
la política, lo políti co, la politicidad , qu e obl igarse a pen sar más allá es cas i
obligarse al silencio.

Un griterío
UN POLÍTI CO, UN IN TELEC T UAL , UN PERIOD ISTA, UN PANE LISTA, UN TÉ C NICO,
UN C I U DADANO DE BIEN: ¡Boronbonbón, boron bonbón, es la política, que
ya volvió!
U N PEL ADO DE AN T EOJO S INO P O RTU NO: (In terrumpien do el coro con sereni-
dad) Uste d <lijo capaci d ades institucionale s, ust ed en cambi o dijo debate
y reAexió n , usted di jo opi ni ón, usted adminisrración y cons umo, y usred ,
sí, uste d, reconoc imiento (Perdiendo la paci encia, furioso ) ¡Di je régim en
de guberna me ntali da d múltiple , carajo!

Una iluminación postpolítica


Dijo "régimen de gubernamentalidad múltip le". Y nadie puede deci r
que no se trata del problema de n uestr as libertade s y de los poderes , porque
"gubernamentalidad" es ''d irección de las condu ctas". Es el pro blema de la
libertad y el poder sin su pon er el centro y las di stribucione s binaria s de la
política, lo político , la poliri cidad . Porque las dire cciones de nuestras co n-
ductas suponen un campo de vecto res, un campo de las fu erzas qu e son las
que diri ge n . Y esas Fuerzas son punt os sing ulares. A cada cuaL en tonces , o
a varios, o a much os, la co nst elación de los puntos singu lares y el campo de
vectore s que dirig en eFecrivamence las conductas, los visibles y los enunciabl es,
la hum an idad. Y habrá que ver despué s cómo entran C ristina , Mauricio, el
consumo y la expo rt ación de so ja en ese m apa, y si entr an del lado del pode r
o d e la resisten cia.

6
l'l'ologo.Obrasde lm pm11jesp o.<politic
os.

Constelación en clave comedia del empresario de sí mismo

H omo consumu s H omo labora/is


¿Q ué ha y' Tra bajo por resulcad os, ¿visee?

..
¿Q ué pu c·do? Trab ajo por respo nsabilid ad.
;. ¡Trabajo ha sca en el bai10 1
" ,.
Horno mora/is hedonistus H omo medicinnlis
Me ren go que: rnidar. ..
¡Hay que: ser feliz' PerCl'.¿soy feliz' Y
N o vaya a se r cosa
¿Por qué me pr egu ntó eso> ¿Estaré dep rimido?
Dame un a pastilla _.·¡Tengo que hace rme ver 1 que un d ía m e enfe rme . . .
O me: mu era.
;.

'
Homo pulitic us
,:
¿Qué opino >
¿A qui én apoyo? ¿Có mo apoyo 1
'
Humo emoticdn
¡Esro es ind ign ante!
¿Cuán ro a poyo> ¡Esroy aterrado'
¡No salgo rn d padr ó n ' ¡Ay. qu(: tern ura'

Un comentario bloguero

Anónimo
Este tipo de rechazo parec e el de los hippie s de b d éo da del '60.
Anónimo
(
.y>.
Anónimo
Está peri rn ido, los hippie s fueron derrotad os.
Anónimo
¿En Vilcapugio o Ayohuma ? ¿En Wacerlo o?
Anónimo
No lograro n cambiar el mundo
Anónimo
.)
('

Anónimo
En codo caso, no sirve para volver a pe nsar el recom o J e la políti ca
Anónimo
·Y>
.

7
ADVERTENCIA

Las clas es de Gilles Del e uze que se pre sentan en El :•;nhn- CursosobreFoucault
Tomo I en su primera edici ó n cascdlana corresponden al cur so dictad o c:n la
Unive rsidad d e Vincennes entre el 22 Je octubre y el 17 dt' dici embre Je 1985 .
La prc:sencc:edición ha sido prepar ad a en ba se a las de sgraha cione s y grabaciones
exiscences rn el idioma original. La craJucción, la corrección y las not as h an sido
Ínt egra m ent e rea lizada s por Cact us.
Los títulos d e las clases fuero n agregado s por los edi ro res para facilitar al lector
el seguimiento de la o rgani zac ión del curso. Lo mism o vale pa ra los subtítulos de la
clase Je! 19- 11-85, que indi can un camhio import ant e en la problemática d el curso.
Por lo demá s, só lo se han incrodu cido los cambios cstilbricos necesarios para
adecuar d regi scro oral al escriru permitiend o una lec rur a Auida dd ccxto . Toda va
q ue fue po sibl e. opcamo s por conservar los rasgos d e o ralid :id propio s de las cb ses.

Agradnimi entos
La prcsrnte ed ició n n o hubiera siclo po sibl e sin la ayuda filantr ópi ca de la
Fundación Zebr1/los -Berglir1.ffa
en po s d e una cu ltu ra riwnütica y fern ét ica (y dije
Pern ética. no frené tica). ¡Muchas gracias!
Clase 1
Ver y hablar.
Arqueología, archivo y saber.

22 de Octubre de 1985

¿De qu é se tr ata en la H istoria de la locura1? Se tr ata d e d os cosas.


Se trata , para Foucault , de saber cóm o se ha conform ado un modo. ¿Un
modo de qu é? Di gamo s por el momento -aunque despu és ha ya sorpr esas- un
mo do de en cierro de los loc os. ¿D ó nde ? En aquell o qu e en la época se llam a el
«hospital general» o las «casas de corr ección ». Y este en cierro de los locos, o esta
co nstitu ció n del hos pit al general, qu e inclu ye ent re otros a los locos, apar ece
en el siglo XV II, es decir en la época clásica. Paralelam ent e tenemos allí la
medicina. ¿Qu é m edicin a? ¿Puedo decir qu e es la psiqui atrí a? Evident em ent e
no. La psiqui atr ía no existe como di scipl in a. Se habla de las enfermed ad es d e
los nervios, de los hum ores, de las enf erm edad es de la cabeza. Pero no ha y
nin guna razó n par:i J ecir qu e eso es la pr efigur ación d e la psiquiatrí a. Es un a
ram a d e la m edi cina en el siglo XVII.
Fou cault desc rib e lu ego cómo ha evo lu cionad o el hos pit al ge neral, el
asilo y ram b ién la m ed icina, de lal m anera q ue a fines de l siglo XV III y
co mi enzos del sig lo XIX se pr od ujo lo qu e a m en ud o se pr ese nt a co m o un a

1
Michel Foucaulr, Historia de la locura en La ép oca cidsicn, 2 romos, FCE, Bs.
As., 2003.

9
Cinsl' l

especie de liberación de los locos: se rompen las cadenas. ¿De qué se trata
esta. liberación aparente?
He :iquí en líneas generales, de modo superficial, bs grandes n'rbricas de
la Historia de la locura.
1963. Un libro sobre un poeta de comienzos del siglo XX, Raymond
Roussef. ¿De qué se trata? Se trata de una obra en apariencia insólita. Una
obra insólita que parece basarse o envolver lo que el propio Roussel llama un
«procedimiento de lenguaje». Procedimiento del lenguaje que intenta explicar
en un libro intitulado ¿Cómo escribí algunos de mis lihros?.l, donde Roussel
da el siguiente ejemplo. He aquí dos proposiciones: «Les bandes du vieux
billard» y «Les bandes du vieux pillard»4. Entre las dos proposiciones, va a
desarrollarse toda una historia insólita. Y uno se da cuenta rápido de que en
el curso de su análisis Foucaulr atribuye una importanciJ. esencial a un rema
que es importante en Roussel, que es el tema del doble y del duplicado. El
doble o el duplicado.
C:ar;1cterizo así estos libros de Foucaulc de una m.rnera ran superfici:.I, p;Ha
que aquellos que no los han leído puedan elegir cuál tomarán. Una vez más,
si no los han leído, les aconsejo vivamente que al menos tomen uno.
Por ejemplo, los que se interesen en este aspecto del análisis de la poesía de
Roussel y el temJ. del doble, podrían aúadir un prefacio posterior de Foucault
a otro inventor de lenguaje insólito. Se trata esta vez de un prefacio a la ree-
dición de un libro muy extraño, intitulado Gramática lógica', de Jean-Pierre
Brissec, también amor de inicios del siglo XX, inventor de un lenguaje y de
una interpretación del lenguaje muy extraño. Foucaulc lo prologa en la edición
de Tchou , y vuelve sobre Roussel, e intenta analizar lo que presenta como
«procedimientos de lenguaje» 6 . Considera tres procedimientos de lenguaje en
la frontera entre una literatura insólita y lo que llama una «incierta locura,> -es

Michel Foucault, Raymond Rousse!, Siglo XXI, Bs.As., 1976.


·' Raymond Roussel, Comment j'ai écrit certains de mes fines, Jean-Jacques Pauvert
éditeur, Paris, 196.1.
'' La cita complera es la siguiente : « l 0 • Les lettres du blanc sur les bandes du
vicux billard. 2°. Les lemes du blanc sur les bandes du vieux pillard,,. en R. Rousscl,
Cornment jíú écrit cerraim de mes !ivres?, op. cit., p. 11. Este ejemplo será retomado
y explicado más adelante por Dcleuze.
'Jean-Pierre Brisser. La grammaire !ogique. rniui de la science de rlil'u, précédé de 7
propos mr le 7e tznge par Michel Foucau!t, T chou, París, 1970.
'' Hay edición castellana de este prólogo, cf. Michel Foucault, Siete sentencias sobre
ci séptimo ángel, Arena libros, Madrid, 1999.
10
Vrry hablar.Arqueología,archil'O¡• .<abo:
- - - - - --------- - --

decir: ¿es loco o no es loco?-. Los tres procedimientos son: el procedimiento


de Roussel, cuyo análisis retoma; el procedimiento de Brisset, que analiza; y
el procedimiento de un americano absolutamente actual, contemporáneo,
que se llama Wolfson7, y que inventó un tratamiento especial del lenguaje.
Raymond Roussel es entonces de 1963. En el mismo aúo Foucault publica
El nacimiento de la clínica 8 por PUF. Y El nacimiento de la clínica es la con-
sideración de dos cosas: cómo las enfermedades se agrupan en síntomas y, al
mismo tiempo, a qué enunciados médicos remiten dichos síntomas. Todo esto
considerado en dos períodos: siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, el período
de la clínica, el nacimiento de la clínica -ven que el rema de los lugares está
constantemente presente en la obra de Foucault: el asilo, el hospital general,
la clínica-; después, la anatomía patológica.
En 1966 Gallimard publica Las palabras y las cosas'1• ¿De qué se trata en
Las palabms _ylas cosas?¿Se trata de las palabras y de las cosas ... ? Tal vez, ya
veremos todo eso. Pero se trata más bien de un anilisis muy profundo de la
representación en la época clásica, es decir en los siglos XVlI y XVIII. Y luego
de cómo, al final de los siglos XVIII y XIX, dicha representación es sometida
a una crítica, de la cual van a desprenderse potencias más alli de la represen-
tación, que son la vida, el trabajo y el lenguaje. Esto es en 1966.
,\ 1969, La arqueología del saber'º. La arqueología del saber es una teoría de
los enunciados. Y es la gran teoría de los enunciados en Foucault, aclarando
que le da al término «enunciado» un sentido y un estatus que nadie antes le
había dado. Con La arqueología del saber se encadena El orden del discurso' 1,
de 1971, también por Gallimard. En 1971 apareció también un artículo sobre
Nietzsche bajo el título: «Nietzsche, la genealogía, la historia», publicado en
una obra colectiva: Hommaje a Jean Hippolite'2, en PUF.

· Cf. Louis Wolfson, Le Srhizo et leslangues, préface de Gilles Deleuze, Callimard,


París 1970,
Michcl Foucault, El nwimiento de la clínica. Una arqueologíade la mimda médim,
Siglo XXI. Bs_As. 200 l.
'' M ichel Foucaulc, Las palabrasy las cosas.Una arqueologíade las Clenofls humanas,
Planeta-Agostíni, Barcelona, 1984.
1
" Mi chel Foucaulc, La arqueologíadel saber, Siglo X.XI, España, 1999.
' L'ordre du discours es la lección inaugural de Michel Foucault en el College
1

de France, pronunciada el 2 de diciembre de 1970, publicado en Gallimard , Paris,


197 l. (Ed. Cast.: Michel Foucault, El orden del discurso,Tusquets, España, l 999).
12
Michel Foucault, «Nietzsche, la Genealogie, L'Historie» en Hommage a }et1n
J~yppo!ite», PUF, París, 1971.

11
Clmc J.

En 1973 apareció en una pequei'la editorial, bca Morgana, un texto muy


curioso de Foucault, al cual podrían agrupar con el de Roussel y el de Brisset.
Es un comentario sobre un pintor, Magritte, que apareció bajo el título Esto
no es una pipa 11 • ¿Por qué? Porque «Esto no es una pipa» era el título de un
cuadro de Magritte. 14 Lo que tiene de curioso es que el cuadro de Magritte se
contentaba con representar una pipa muy bien dibujada, y con una escritura
muy esmerada decía debajo: «Esto no es una pipa ». Era el título del cuadro.
¿Cómo un cuadro que representa una pipa con toda claridad puede intitularse :
•<
Esto no es una pipa»? Bueno, eso le interesa mucho a Foucault. ¿Por qué ?
Porque ustedes pueden comprender, sin duda pueden presentir, que está allí
el problema de la relación entre un dibujo y un enunciado. ¿Qu é rebción ha y
emre un dibujo y un enunciado? Hay que creer qu e la relación es compleja,
puesto que el enunciado que designa la pipa dibujada se vuelve inmediatam ence
hacia «esto no es», y no hacia «esto es». ¿Qué pasa en este giro?
1975, ViiJlar_ycastigar Allí también se trata de un lugar : la prisión, y ya
1
'.

no el asilo. En efecto, es muy sorprendente que, co n cator ce años de disrancia,


Vigilary cmtigar esté construido de una manera comparable a Historia de la
locura. En Historia de la locura se trataba de un lugar -el asilo o el ho sp ital
general-y de un conjunto de enunciados médicos . En Vigdary castigarse trata
de un lugar, b pri sión . ¿Có mo nace la prisión? ¿Cómo se forma b pri sión ?
¿Cómo se impone el régimen de la prisión? Y al mismo tiempo, se trata del
estudio de un régimen de enunciados: los enunciados d el derecho penal. ¿En
qu é época? En el siglo XVIII.
1976. Aparece el primer tomo de la empre sa a la que se lan za Foucault a
parcir de ese momento , la H istoria de la sexualidad. Empresa que concib e de
cierta m anera en el '76, cuando publica el primer tomo de esa historia bajo el
cítulo La voluntad de saber11'. Pero , si han seguido las fechas, ven que el ritmo
de Fou cault es bastant e regular. Se deb e constatar qu e a parcir del '76 ha y un
gran silencio. Un gran y largo silencio, pue sto qu e el tomo 2 d e la Historia de
la se:,.:ualidadaparecerá rec ién en 1984. Foucaulr no lo ha oculcado, ha di cho

; Mi chel foucaulr,
1
Cm n'estpas une p ipe, Fata Morgana, Momp ellier, 1973 . (Ed .
Cas t. : Michel Foucault , Esto no es una pipa. Ensayo sobre Magritte, Eterna cade ncia,
Bs.A s., 20 12.
11
Rrné Magritce, La Trahison des images, 1929, óleo sobre tela , Art ln scinn e of
'

Ch icago .
" Michel Foucault , Vigilar _ycastigar, Siglo XXI, l:k As., 2002.
Michel Foucaulr, Historia de la sexualidad. 1- La 110/untad de saber, Siglo XXI,
1
''

Bs. As., 2002.

12
arrhi¡,o y .<aba.
Vrr)' hablar. 1lrr¡11tol11gli1,
- -- -- - -- ·- ·--·

clar am e nte qu e fue llev;id o a mo d ificu su pbn ini cia l. ~-bb ía en co ntr ado algo
que impli ca ba una m odificació n rora!. ¿Q u é pasó en esos años <le silen cio?
¿Qué había enconrrado? ¿Có mo modific ó su proy ecto? En todo c;iso , es en
1984 que apare ce n los d os romos sigui ent es. El t0mo 2, él wo de losplacerd
7
,

don de Fou ca ulr se explica sob re la m odifi cac ió n del p royecto d e la Historia
de la sexualidad y la razó n por la cual f"lleco ndu cid o a di cha modifi cac ión . Y
el mi smo afio, el tomo 3, El cuidado de S11 8 •
Bien , cendrem os que m :rn ejarn os entr e to do estO. Es p rec iso señalar, p o r-
tpt e habrem os de reflexio riar sobre esre punto, que Fo u c:rnlr l1;i d esrruido
manus crito s ya mu y avanzados . En parti cular hay un Man et, un libro so br e
Manee. Que no s imp o rt a porque Eíto no es una pipa es un lib ro sob re Mag ritt e
y qu e inclu ye alguna s pág ina s muy int e resa nt es -v erem os- so br e Paul Klee.
Laspalabrasy lascosmcomienza con un a célebr e desc rip ció n, qu e forma parte
de las págin as m ás co no cidas d e Foucault , de un cuadro d e Velázquez, Las
meninrzs19 • Por tanto. el h ec ho d e qu e ha ya ex istido , o de que hay:i realizad o
un m:inu scrito muy l:u go sobr e J'vbn ec d ebe int eres:irn os , puest0 qu e pu ed e
lleva r a que no s pr egunt emo s qu é iba a hace r co n dich o 111 :rnu sc rito. Parece
20
que Fou c wlr dt srrn yó ese m a nu sc rito ;il final d e su vida . Po r o tr a part e, c reo
qu e el testa ment o es rermi nant e y des carta t0da publicación de obra pó smm a.
Lo cual tien e co nsec uen cias para nosotros, pue s a pesar de qu e ha y3 detenido
la publi ca.ción de la Historia de la sexualidad, h abí:i un cuJ.no to mo inritu!J.-
do Lm confesiones de la carne, qu e se enfo caba en los Pad res de la Iglesia y el
período d e la forn13ci ó n d el crist iani smo, en lo qu e resp ect a a la forma. c ión de
la sex ualidad. Es por end e un mom ent0 ese ncia l, fundam ental. Y h:isca.ahor:i
par ece que ese lib ro n o deb e ser editad o ... si es cierto qu e el cesta.m eneo lleva
es;:ico nmin ..1ció n definiti va.
Una vez más, dij e todo esto úni cam ente para qu e vean ha cia qu é dir ecció n
orientarse si no han leíd o a Foucault. Lo qu e a mí m e gu sta.ría es qu e alguno s
de ustedes rom en Vigilary castigar. Pero en cualqui er caso, si no co no cen para

17
Michel hrn cau lr, His toria de 1,,sexualidt1d. 2-· El uso de lo_;plac em, Siglo XXI,
Bs. As., 2002.
1
~ 3- El midado de si, Siglo X.,X
Michcl Foucault. Hi storit1 de !11se:,.:1111lidad. I. Bs.
As., 200.:,.
1
'> Di ego V<:'!ú
.quc7.,Lm menÍllt H. 1656.
20
Recientem enre ~e ha publi cado una co n fere nci a dt' Foucaulc so bre i'vlanet, cL
Michel Foucau lt, Lt1p einture de Ma net, Le Seuil, París, 200/¡ (Ed. Case.: Mi chel
foucaulc , L,r pi nt zm1 de Man et, Alpha Decay, Barcelona, 200 5).
Cfme J.

nada a Foucault, o lo conocen mu y poco, más vale tomar un libro completo


que saltar de un libro a otro.
Bueno, vamos a comenzar. ¿Qué hora es? Voy a comenzar siempre a las 1O,
I O menos cuarto. No obstante, yo estar é a las 9 . Y quisiera que aquellos que
puedan también estén, o al menos aquellos que tengan que verme. Porque hay
muchos que llegan ent re las 9 y media y las 1O, lo cual me mole sta. De esta
manera, hábilm ent e doy un giro, ¿comprenden? Quiero decir que de 9 a 1O
menos cuarto será el momento en que más trabajarán. Es decir, el momento
en qu e, para aquellos que rengan preguntas para hacer sobre lo que hayamos
hecho la vez ant erior, se podrán hacer desarrollos, volver sobre tal punto,
etcétera . Después. a las 1O menos cuarto, a las 10, avanzaré. ¿Com prenden?
Repi to, que quede bien claro: yo estaré aquí a las 9. Ustedes pod rán ser 5, o
1O, o 15 ... Con ellos volveremos sobre la sesión anterior . Se desarrollar á lo
que haya que desarrollar, o bien me plantearán pregunta s o dirán algo, dirán
que tal cosa no funciona, que hay que vo lver sobre tal punto, los que tengan
que hacerlo. Despu és, a partir de las 1O meno s cuarto, se hará la nu eva sesión
por aproximadamenre una hora. Progresaremos, y cada semana volveremos
hacia atrás por un momento. ¡Ay, esto parece abatirlos ... !
Comenzamos. Quisiera marcar bien los recortes. H oy q uisiera comenzar
por una especie de tanteo . Les lanzo un llamam iento: confíen en el autor que
esrudian. ¿Pero c¡ué signifi ca confiar en el aut or? Quiere dec ir lo mi smo que
tantear, que proc eder por una especie de tanteo. Antes de comprender bien los
problemas que alguien plantea, hace falta ... no sé ... hac e falca rumiar mucho.
Hace falta agrupar mu cho, reagrupar las nociones que se están inventand o.
Hace falta mandar a callar en uno mismo, a cualquier precio, las vías de la
obj eción. Las vías de la objeción son las que dirían demasiado rápid o: «¡O h,
pe ro ah í hay algo que no va!». Confiar en el autor consiste en decir se: «N o
hablemo s demasiado rápido, dejémoslo hablar». Hay que dejarlo hablar a él.
Antes de saber el sentido que da a las palabras , hace falta efectuar una especie de
análisis d e frecuencia, ser sensible a las frecuencia s d e las palabra s, ser sensib le
a su estilo propio , ser sensible a sus propias ob sesiones.
Para que esto sea claro, ho y qui siera separar ... Porque no es simple . En
efecto, para mí el pensamiento de Foucault no es simple. Porque creo que es
un pen samiento que inventa coordenadas, un pensamie nro que se desarrolla
según ejes.
Y hay uno de esos ejes -y a mi modo de ver es el pr imero que Foucault
desarrolla en su obra- al que llamar á la arqu eología. Y la arq ueología es ,,la
disciplin a de los archivo s». ¿Pero a qué llama Foucault un arch ivo? Intentar á
de cirlo en un libro preciso, La arqueologíadel saber. Pero no sotros no preten-

14
~tr ¡, ha_,_blnr
. Arqueolog/{/,nnh iz,oy .,nbe7:.
---- --- -

demos aprender literalmente de inmed iato . Vamo s a pregür'lt>lrnos en torno de


qu é gira esto . ¿En romo de qué gira todo el prim er período di:'.F,:m c ntlr , casi
diría desd e la Historia de Lalocura hasta Vigilary castigar? Aquel lo e/1 torno
de lo que gira nos permitir á definir el archivo .
No hay dudas de que el archivo tiene algo que ver con la historia . El archivo
tiene por objeto la formac ión histórica. Los archivos remiten a formaciones
históricas. Eso no nos hace avanz ar. A primer a vista, giramos en las palabras.
Ustede s comprenden, es lo <jUe quiero hacer hoy. El archivo remite a forma-
ciones histórica s. El archivo es siempre d ;irchivo d e una form;ición. Pero esto
no no s díce en absoluto qu é es una formación histÓ'rica ni qué es un arc hivo.
Y he aquí que Foucault nos dice en El uso de losp!ttceres,libro mu y ta rdí o :
Mis libroshan sido estudiosde historia,pero no un trabajode hiJtllrit1dor Todo 1

el mundo sabe que Foucaulr tiene una relación muy estrecha con los p:mid arios
de lo que se llama la Nueva H istoria, grossomodo, los di scípulos de Braudel.
la Escuela de los Annales. Pero una relación quizá muy compleja . Él n os di ce
de mrne ra rerrttlna11re: «Nu soy historlador . Soy y sigo siendo filóso fo». Y sin
embargo, toda un a parte d e su obra considet ;I las formaciones hisrór icas. Y
él nos repite : «De acuerdo , Sóti estudios de hi sto ria, pero no es un tr abajo de
historiador ». ¿Qué qui ere decir ?
Precisa un poco cuando dic e, sien1pée en .ELuso de loJplaceres: «No espt>ren
de mí una historia de los comportamientos ni d e las m entalidáde s»22 • La alu-
sión es clara. Es verdad que la Escuela de los Annates, al meno s en parte ,. n os
propone un a histori a d e los comportamientos y de las mchtali<lades. ¿Qué es,
por ejemplo, una h istoria de los comp o rramienro s? Aquí ta mbi én tyramo s en
torno a signos mu y groseros , mu y bás icos . Pienso en un libro d e historía muy ,
muy int eresant e: Cómose muereen Anjou en el siglo XVI ly en f'Í sigloXVII F'. No
puede decirse mejor, eso es una histo ria de los com portami entos. Puedo hac er
la historia de un compottami erito: el com ponátniento d e la muerte . Podrí a
hacer también «có mo se nace,,: «cómo se nac e en Pícardi e en tal momento ».
Ven clarament e qu e esto mo viliza archivo s. Se pued e concebir un a hi sroria
del in stint o matern al. Se ha hecho. En sum a, el dominio de la histo ria d e los
co mp o rramienro s es infinito: cómo se come, cóm o se muere, cómo se co n rrae
matrim o ni o, cótno se nace, cómo se educ a a los hij os, có mo se da a luz, etc.
Pu ede se r a vect>suna hi storia d e los co mportami enros, y otras un a hi sro ria

1
' Michel Foucaulr , Historia de la sexualidad. 2- El uso de lo, placeres. op . .::it.. P· 12.
2
~ Ibíd em, p. 7 y p. 13.
23
Frarn;:ois Lebrun , Les hommes et la mort en Anj ou, aux XVII et >.Y!II siecles: Essai
de démographie et elepsychologie historiques, Mouron , Pari s-La H ave, 1971 .
15
ClaseJ.
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d e las m entalidad es. Y c reo qu e muchas p erso na s han tomado la obra d e


Foucaulc en sus ini cios co m o sí fuera de ese tipo. Por eso se lo ha aproximado
canto a la Nueva Historia. Ahora bien, Foucaulc no s dice terminant emente :
«No tengo nada qu e ver co n eso» . Y no es qu e diga que no es inceresanre,
para nada, dice qu e n o es su problema. ¿Y p o r qué no es su probl ema ? ¿Q ué
le int eresa entonces?
D e repente , si han leído un poco de Foucault, y co n má s razó n si han leído
mu cho, cenemo s un a lu z. Lo que le interesa no son los co mport amientos, sino
«ver ,,. Las hi sto rias de Foucault giran siempre en torno d e «ver». Ustedes m e
d.irfo qu e no hay m ás qu e aiia dir «ver » a la lista d e los comportamientos, que
ha y comportamientos visuale s. No, no para Fo ucau lc. Habr á que esperar, esto
va a ser muy complicado. Pero ,,ver», para Foucaulc, pert enece a un orden dis-
tinto al del componami e nco. ¿Y qué otra cosa le int eresa? «Hablar ». Y siempre
se puede de cir que «habl a r,, tr adu ce «m entalidad ». Y bi en , pa ra Fou ca ult no .
«Ver» - y ya ha ce falca acos rnmbrars e a esta id ea, aunque no va a ser fácil- n o es
un co mportami ento entr e los J cmá s, es la condi ción de cod o comportami ento
en una épo ca. «H ablar ,, n o es una ex pre sión de la m entalidad, es la co ndici ó n
de la mentalidad de un a épo ca. En otros tér mino s, al hablarno s d e ,,ver» y d e
,,hablar ,,, Fou ca ult pr etend e d esbordar una hi storia de los comportamientos y
de las memalidad es para eleva rse hac ia lascondiciones d e los comportami ent os
histórico s y de las m entalid ades hi stóricas.
¿Qt1é pu ede j11srifica r tal ambi ción? Quedará en nosot ros int ent a r encon -
trarlo. Solo tenemos b impr esió n d e que es así. Foucaulc no trata ,,ver» y
«hJ.blar» como vJ.riabl es de co mportamientos o de mentalid ades. Los trata
co mo condi cion es. Ha y una in vest igación d e las co ndi cio n es de la formación
hi stórica. ¿Y qu é so n estas cond icion es de un a forma ción históric a? So n: qué
se dic e en un a époc.1, qu é se ve en una época . Por el mom ent o -pu es codo va
a cambiar a m edid a qu e av:rnc emos, por ahora empl eo palabr as in exactas - , es
co m o si ca da ép oc a se J efinier;.i, anre todo, po r lo qu e ve y hace ver, y por lo
qu e di ce y hace d ecir. Por lo tanto ,,ver», «d ec ir», ha cer ver y de cir, no perte -
n ece n al mi smo ni vel qu e comportarse o ten er cal o cu ;.d id eJ.. Un régimen de
,,decir » es la cond ició n de toda s las idea s d e una épo ca . Un rég imen de «ver»
es la condi ción de codo lo que ha ce una ép oca.
Recom o aqu í mi tema: inclu so ant es de qu e haya mos co mprendido , no s
vienen a la ment e di ez o cloc<:o hjecioncs. Es entonc es el mom ento de decim os:
,-Ca lm émon os. Esp erem os ,,. Ya es in só liro. Si m e h an seguid o, estJ especie de
institución de «ver» y -d1ahlar » co mo cond icio n t>ses mu y in só lita. Busquemo s
enrun ces co nfirma cione s. De spu és de t 1,d o, <p1i1,;ím e t·,¡uivoco. Si me eq11ivoco,
no tendré confi rm ac ir'm . Busq11emo s cunfirmaciu nes.

1(i
Vrr y hablar . /lrr¡umfogia , archiz ,o y .rnbe,:
-- - - --- --
Intento hac er un cuadro. Pongo de un lado «Ver», d el otro «Hablan ,, y
trazo una raya . Y m e pregunto qu é se me ocurre . Vo y a co mpletar mi cuadro.
Intento llenarlo para estar seguro de que no he trai cionado a Foucault antes
de haber comenzJ.do.
lnmediatJ.m ent e -no sigo el o rden cronológico- m e e ncuen tro con el
libro intitulad o Laspalabras y Las cosas.Las pal abra s y las co sas, ¡qué curi oso
dualismo! Y ustedes m e dirán qu e las cosas no pert en ece n so lo a lo visibl e . ..
No , pero esperemos. Lis <;:osasfin;:ilmenre pe rt enece n a lo visi bl e, las p alab r;:i!:i
pertenecen a lo d ec ibl e. Ver y hablar.
Evidentem ent e no alcan za con esto. Foucault será el primero en denun ciar
el título. Dir:i qu e no se comprend ió en absoluto lo qu e qu ería d ec ir con «las
palabras y las cosas», qu e eso no quiere decir «las palabras,, y n o quiere dec ir
«las cosas ». Q ue el título deb e encenderse iróni ca rn ent e 24 • Sin embargo, la
ironía se no s escapJ.. ¿Por qué es iró nico «las palabr as y las cosas»? Esperemo s.
Demo s un paso má s. Us tede s sabe n que en la esc uela primaria, hace tiemp o,
había do s di sc iplina s fundamenta les: la lecc ión de cosas , qu e se distinguía d e
la lecc ión de las palabras, d e la lecció n de grJ.máti ca. Lecc ió n d e co sas, lecc ió n
de gram át ica. Y eran lo s do s puntJ.le s d e la escuela prinuriJ.. Había una hora
sobre la salina. Se nos mo str aba un a salina , es dec ir -y aquí doy un paso ad e-
lante - una im ;:igen de salin a, un a Fíg 11ra d e sa lina, la sa lin ;:ivisib le. La salina
visib le , o el paraguas visib le, o -digamo s todo- la pipa visib le. Era la lección
de cosas. El mae stro decía: «Esto es un a pip a>,, «Esto es una salina ». Despu és
llegaba la hora siguiente, la gramática. Es ta vez se trat ab a d el orden del d eci r y
no d el orden de l dibuj o. Y el orden d el d ec ir es distinto del o rden del dibuj o.
Y si decir es di stinto qu e ve r, entonces el decir «esto es un a pipa » se enuncia
ne cesa.riamence co mo «es to n o es una pipa », es d ec ir, el de cir no es un ver .
La lecc ión de cosas y la lecc ió n de gramáti ca remit e n esta vez al libri to de l
qu e les hablab a, d e Fo u ca ult co m ent ando a Magritte. El cuadro de Magritt e
es lección de cosas, dibujo esm erad o d e una pipa. Títu lo d el cuadro : «Esto
no es una pipa ,,. E in ev itabl em ent e «esto es una pipa » deviene «esto no es un a
pip:1" , en la m edid:1 en que decir no es ver. D esde entonce s, si lo que veo es
una pipa, lo qu e di go nece sariamente no es una pip a.
Ya veremos qu é qui ere d ec ir. Po r el mom ento, so lo qui siera qu e esté n co n-
vencidos de esto: de qu e antes de co mpr end er lo qu e sea, es p reciso que las
cosas les den vuelta s en la ca beza. Y si n o las dejan d ar vueltas en sus cabezas,

~,, Cf «Michel rouc aulr explique son dernier livre» (Enrr evisca co n J.- J. Brochi er),
l\fagazi ne littéraire, Nro. 28, abril - m ayo 1969, pp. 23-25 , Dits et Écrits, tom o I texto nº 66.

17
ClaseJ.

entonces tendrán objeciones directas, pero al mismo tiempo no comprenderán


nada de nada. Por tanto, cuídense de cualquier objeción.
Estoy en mi segunda rúbrica. De las cosas y las palabras nos hemos deslizado
a lección de cosas, lección de gramfoca . O si prefieren, el dibujo y el texro ,
como nos dirá en fito m; es una pipa. Tengo entonces una tercera pareja: di-
bujo, texto. Por el momento, entonces, hice alusión a dos libros de Foucault:
Las palabras .Y las cosasy Esto no es una pipa.
lercer tema, que se repite constantemente en Foucaulc en un libro preciso,
},7nacimiento de la clínica: lo visible y lo enunciable. Es una pareja de nociones
que I::/,nacimirnto de la clínica invoca de manera constante. ¿Bajo qué forma?
¿De qué manera es visible una enfermedad en cal época? ¿Qué es lo que hace
que se vea? El síntoma es lo que hace ver una enfermedad. ¿Cómo se define
la clínica cuando se constituye en el siglo XVIII? La clínica es anee todo una
nueva manera de hacer ver la enfermedad. Pero al mismo tiempo, la enfer-
medad no es solamente un conjunto de síntomas, esto es, no es solamente
visible; es también enunciable, es una combinación de los signos. Y en tamo
que el síntoma es visible, el signo es legible. Lo visible y lo legible no son lo
mismo. Lo visible y lo enunciable al nivel de las enfermedades, tanto en la
formación clínica como en la formación anátomo-patológica, será el objeto
de El nacimiento de la clínica. Cuarta pareja: visible, enunciable .
Un paso más, entonces. ¿Se podría decir, siguiendo este primer eje que nos
permitirá definir la arqueología, que aquello que fundamenralmence le interesa
a Foucault es la pareja -quinta pareja- de las visibilidades y los enunciados?
¿Qué implica esta progresión, este pasaje a esta nueva pareja, las visibilidades
y los enunciados? Implica que lo enunciable es el enunciado, y que lo visible
es la visibilidad. Me dirán que es lamentable. ¡En absoluto! Esto se complica .
Si la fórmula «lo que es visible es la visibilidad y lo que es enunciable es el
enunciado» tiene un sentido, quiere decir simplemente que los enunciados no
estarán dados, ya hechos, y que las visibilidades no se confunden con los objetos
ni con las cualidades vistas. Entonces se va a complicar. Pero es efectivamente
lo que quiere decir: «los enunciados son enunciables y las visibilidades son
visibles ». Hago entonces un pequeno progreso pasando a esca quinta pareja.
¡Pero me estoy embalando! ¡Hay que evitarlo! Una vez más, hay que cal -
marse . ¿Por qué visibilidad y enunciado son constantes en todo este primer
período de Foucau!t? Y bien, busquemos. Tomo los dos libros que me pareció
que tienen una especie de paralelismo: Historia de la locura, a propósito del
asilo, Vigilar y castigar, a propósito de la prisión.
La Historia de la locura nos dice que en el siglo XVII aparece el hospital
general, la casa de corrección, el asilo. Ahora bien, ¿qué son? Una arquitectura.

18
\,'t-,-y hablar. Arqueología, t1rchiz,o
y sabe1:

Del mismo modo que la prisión es una arquitectura. ¿Qué es una arquitectura?
Es un agregado de piedras, digamos, de cosas , es un agregado material. ¿Se
trata de eso? Sí, por supuesto que se m:ita de eso. Pero si defino el hospital
general o la prisión de esta manera, ¿me dice realmente algo? No gran cosa.
Siempre se podría hablar del «estilo prisión". Cuando digo «¡Ah, ese edificio
parece una prisión!», efectivamente quiero decir algo. Hay un «estilo prisión»,
hay un «estilo hospital general ». ¿Pero qué otra cosa podría ser? El hospital es
un lugar donde se ve. O si prefieren, es 1111 l11garque hace ver. La prisión es
un lugar donde se ve, un lúgar que hace ver.
¿Qué quiere decir esto? Varias cosas. Quiere decir que el asilo o el hospital
general implican cierta manera de ver la locura . ¿Suponen esa manera de ver?
No, lo inverso también es cieno, esa manera de ver los supone. En el asilo
los locos son vistos. Son viscos literalmente, puesto que en el siglo XVII hay
visitas, se muestra a los locos. Hoy en día también se los muestra, pero se-
guramente no de la mi sma manera. En el siglo XVII hay visitas en las que la
gente va a ver a los locos detrás de los barrotes. El hospital general es un lugar
de visibilidad. Pero evidentemente, no solo porque existen visitas, sino por
una razón más profunda. El hospital general implica una nueva manera de ver
la locura. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que no es la misma que en el
Renacimiento, no es la misma que en la Edad media. ¿Se veía la locura en el
Renacimiento y en la Edad media? Evidentemente, se la veía. No de la misma
forma. No había la mi sma visibilidad de la locura. Sin duda esca visibilidad
cubre y comprende la forma en la que el loco se ve a sí mismo.
Tenemos entonces cierta manera de ver la locura. En efecto, y he aquí uno
de los temas esenciales de la Historia de la locura, el hospital generJ.l reúne y
agrupa en un conjunto a los locos, pero también a los vagabundos, los men-
digo s, los desempleados . Y también a los libertino s, los depravados. Todo eso
en un mismo conjunto, el conjunto del hospital general.
Bastante pronto, desde fines del siglo XVII, se elevaron algunas voces para
denunciar esta mezcla. A veces para decir que hay qu e separar a los locos de los
vagabundos, ya que los vagabundos, los desempleados no merecen ser asimilados
a los locos. Otras veces para decir-lo cual no es lo mismo-que los locos merecen
cuidados especiales , qu e no hay que mezclarlos con los vagabundos. Cuando
se elevan esas voces para denunciar la mezcla de los vagabundos con los locos,
la mezcla de los desempleado s con los locos en el hospital general, de golpe se
tiene la impresión de que, por una especie de falca o por una especie de cegue-
ra, por una especie de obcecación, el siglo XVII no había hecho la diferencia.
Lo que Foucaulc mue stra es que no se trata en absoluto de codo eso. Muestra
que si el siglo XVII mezclaba a los locos con los vagabundos y los desempleados,

19
Clmt·I.

lo hacía en nombre de su propia percepción de la locura . No era en nombre


de una ceguera, era en nombre de una percepción perfectamente articulada,
que simplemente será articulada de otro modo en otra formación histórica. Es
-nos dice en Historia de la locura- en nombre de una «sensibilidad colectiva».
H e allí la idea de «percepc ión colectiva». Ha y una percepción colectiva de la
locura en el siglo XVII que funda su asimilación con vagabundos, mendigo s,
libert inos y desempleados.
Por tanto, podría inrenrar definir una manera de ver la locura en el siglo
XVII, que no será la misma que antes (Renacimiento, Edad media) , y que
no sed la misma que después. Será una visibilidad. En efecto, ¿qué es una
arquitectura? Seguramenre que es un agregado de piedras, pero es ante codo y
mucho más un lugar de visibilidad. Antes de esculpir piedras, lo que se esculpe
es la luz . Esa es la idea de Foucault. ¡Es una gran idea! Yo no sé si es verdad o
no, pero su punto de partida es que la arquitectura es un lugar de visibilid ad.
La arquitectura dispone las visibilidades. La arquitectura es la instauración d e
un campo de visibilidad. Y observen que este ascenso hacia la visibilidad es
siempre como un ascenso hacia la condición. Aquello que dispone la arqui-
tectura es la visibilidad que se pr etend e efectuar, una manera de ver, de ver la
locura de tal o cual rn::mera. Y bien, es en función de la man era en la que el
siglo XVII ve la locura , y no en función de una ceguera, que se m ezcla a los
loco s con los vagabundos, etc. Me preguntarán por qué. Ya lo veremos , por
el momento buscamos únicamente puntos de referencia.
¿Y la prisión? ¿No hay que decir lo mismo, aunque surja en el siglo XVIII? Es
una arquitectura , son piedras má s dura s que cualquier piedra. Y bien no, antes
de ser piedras m ás dura s que cu alqui er piedra, la prisión tiene por condición
11nrégimen de l11minosid,1d. Es un a escu lrnr ;.ide luz. No h;.iy orra definición
de la prisión. Luz, ver, ¿pero ver qu é? Evidentemente, no cua lquier cosa . Ver
a los que están en la prisión, es decir ver el c rim en . La prisión es el lugar de
visibilidad del crimen, así como el asilo es el lug ar de visibilidad de la locura .
Esro y;.idebería hacernos reAexio n;.ir sobre 1111 p11nro. Se ha dicho - y sobre
este punco también hab rá que volver , p ero aquí solo agrupamos nocion es-que
Foucault se intere saba especialmente, casi de manera exclusiva , por los medios
de encierro: el asilo, la pri sió n . Inclu so se le h an hecho objeciones al respe cto.
Por ejemp lo, hay una página muy interesante de Paul Virilio 25 que di ce que
lo molesto en Foucault es que el encierro está caduco, y qu e las formas en las
que hoy vivimos no son fo rma s d e enc ierro, sino algo aún peor. D e modo que
Virilio pe nsaba que a Foucrnlt se le escapaba algo fundamental de nuestras

2
' Cf Pau l Virilio, Velocidady política, La Marca , Buenos Aires, 2006.

20
ViTy h11hlm:Arqueologia, archivo y .<
r1be1:
-- - -- -- - ·--

sociedades moderna s, que ya no proceden a través del encierro. Evidentemente


la página de Virilio es mu y intere sante, pero como toda objeción no aporta
absolutamente nada. ¿Por qué? Porque si hubo alguien que dijo antes que
Virilio que el problema no era el del encierro, es el propio Foucaulr. Lo dijo
ya al niv el de los medio s de encierro . ¿En qué sentido? En el sentido de que el
hospital general y la prisión solo secu ndariament e son m edios de encierro . En
primer lugar son lugares de visibilidad. Es decir , lugares de cuadriculado visual.
Y en Vigilary castigarfoucllllt lo desarroll a mucho a propósito de la pri-
sión. Se pr eg untará qué es ~ma prisión, cuál es la función de una prisión. Y va
a bu sca r tm rexto muy fascinanre de 1111 autor de fines del siglo XVIII, de un
reformista , Bentham , que habí a escrito un libro intitulado Le panophticon,
el panóptico 26 • ¿Y qué era el panóptico, que constituía una pri sión modelo?
Era un lugar en el que los habitant es, llamados los «p risionero s», debían ser
vistos a cada inst ante sin ver ellos mismos . Y serían vistos a cada in sta nt e por
personas llamada s los «vigilant es», que por su pane los verían sin ser ellos
mismos vistos. He allí una repartici ón de la luz y d e la so mbra. ¿Có mo se
haría dicha rep art ició n ?
El panópti co era, grosso modo, una circunfer e ncia con espesor llena de
ventanas en la periferia exte rior e interior , de m ::i.
nera tal que la luz p::i.se. En
el centro , una torre con postigo s. En la periferia con ventanas exteriores e
int erior es hay celdas. Las celdas son atravesadas por la luz. La torre cenera!, la
torre de contro l, tiene postigos t:1les que el prisionero no pueda ver nada de
lo que pasa en la torre. Por el co ntrario, desde elb se ve todo lo qu e pasa en
las celd as. En cambio , los pri sion eros no ven siqui era b. celda de al lad o. D e
un lado tie nen «ser visto sin ver»; del otro, «ver sin ser visto,, . Es el panóptico.
En otros términos, la prisión es una forma de luz. Es una distribución de luz
y de sombra antes de ser un montón de pi edras.
¿Impli ca esto una co n cepción de la pintura en fo ucault, una concepción en
la que la luz es co ndi ción de la pintur a, cond ició n del acto de pintar? Puede
ser. Habrá qu e preguntárselo. U n cu adro es una visibilidad. Puedo de cir de
la pintura qu e es el arte de las visibilidades . Es quizá una de las razon es por
las cual es tiene co n la arquite ctura un lazo esencia l, ínt imo.
He justificado ento nces la idea de visibilidad ranro al nivel de la Historia
de la locuracomo al nivel de Vigilnr_ycastigar. Y repito : la prisión es la visibi -
lidad del crimen, el crimen pue sto a la luz, así como el ho spital general es la
visibilidad de la locura en el siglo XVII, la man era en la que el siglo XVII ve
la locu ra, la lleva a la lu z.

e<-Jeremía s Renrham, El Panoptico. Ed. La Piqueta , Barcelon a, 1980.

21
Clasr J.
- - - - - - - -- - -- --- ---- ··- -
-···-· ·-· ---

Pero del orro lado está el enunciado. ¿Por qué del otro lado? ¿Qué quiere
decir? Al mismo tiempo que el asilo, existe en el siglo XVII cierto estado de la
medicina que conlleva una categoría de enfermedad: una vez más, enfermedad
de los humores, enfermedad de la cabeza, enfermedad de los nervios. No se
trata de enfermedades mentales. Los análisis de foucaulr son definitivos: el
siglo XVII ignora la categoría de enfermedad mental. Por razones simples
que veremos. Al nivel de la medicina, dicho siglo nunca distinguió el alma y
el cuerpo, y no existe psicología, por tanto no hay enfermedad mental. Pero
hay enfermedad de los humores, enfermedad de la cabeza, enfermedad de los
nervios, es decir las neurosis -palabra que aparece en el siglo XVIII: se llama
neurosis a las enfermedades de los nervios-.
Hay entonces cierto número, cieno cuerpo, cierto conjunto de enunciados
sobre un grupo de enfermedades. Esas enfermedades son «enunciables ». Pero
he aquí un hecho bruto, en tanto que hecho histórico: la medicina no penetra
el hospital general. El hospital general no tiene como origen la medicina. Más
aun, el hospital general, el asilo, la casa de corrección no tienen nada que ver
con la medicina. En el hospital general no se cura. Pero entonces, ¿de dónde
proviene el hospital general? La respuesta de Foucault -resumo mucho este
análisis- es que proviene de la policía, de ningún modo de la medicina. Y la
medicina cura, pero fuera del hospital general. Todo ocurre como si hubiera
heterogeneidad entre el hospital general, lugar de visibilidad de la locura, y la
medicina, lugar de enunciabilidad de las enfermedades de la cabeza. ¿Habrá
encuentros? Sí, habrá encuentros una vez que ambos se constituyan. Pero la
genealogía es independiente. Habrá encuentro, pero no son la misma forma-
ción. Y en Vigilar y castigar-yo hablaba de un paralelismo- encontrarán que
se ahonda en el mismo tema .
Pero vuelvo un instante a Historia de la locura. ¿A qué conciernen entonces
los enunciados médicos? Puesto que no penetran, no apuntan a lo que se ve en
el hospital general, ¿a qué apuntan? ¿Cuál es el objeto de dichos enunciados?
Los enunciados médicos se refieren a una noción específica del siglo XVII: la
sinrazón. Y sin duda lo que constituye el poderoso interés del siglo XVII, de
la edad clásica, es haber formado dicha noción. El hospital general contiene
a los locos y los hace ver. La medicina enuncia la sinrazón. Una vez más, el
asunto no es saber si hay encuentro entre ambos , el asunto es ante todo decir
y mostrar que las formaciones son completamente diferentes.
Vuelvo a Vigilar y castigar. La prisión es una manera de ver el crimen, es un
lugar de visibilidad del crimen, del crimen castigado; permite ver el crimen
en tanto que castigado. En efecto , es un lugar de luz, que distribuye la luz y la
sombra. ¿Cuál es el régimen de enunciados en la misma época? En la misma

22
Very hablm·. Arr¡umlogia, archivo y .<
abn

época existe un derecho penal. Más au n , en el siglo XV III hay rodo un mo-
vimie nto por la refo rm a del derecho penal. Mov imiento muy int eresante, y
tanto má s cua nro que, desde el mome nto en que se estudia ese der echo penal
y su reforma , nos damos cuenta que el m ovimiento no concierne a la prisión,
y que la prisi ó n es ajena al derecho penal. Seguramente allí tambi én habrá un
encuentro , pero esa no es la cuestión. Sucede que desde el punto de vista de l
derecho penal, la pri sión es solo una sanc ión pani cular de cieno caso mu y
preciso de crimen; pero se prevén todo otro tipo de sanc ion es. Y má s aun, el
derecho penal solo considera a la prisión con un a especie de mal estar fund a-
mental. Como si, frent e a la pri sión, el derecho penal no cesa ra de form ular el
enun ciado : «Esto no es una prisión ». «Esro no es un a pipa ,,, «Esro no es una
prisión ». El d erech o pen al pien sa rod o un régimen de sanciones sin referirs e
a la pri sió n , o con una referen cia míni ma a la prisión. La pri sión es dentro
del derecho pena l un auténtico cuerpo extr año.
¿De dónd e viene enro n ces la prisión? No viene del derecho penal, viene
de lo que Foucau!t llama rá las «técn icas di sciplin arias». 'Jecnicas disciplin arias
del trabajo, del ejérciro, de b escu ela. La.prisión no va a nacer de un conju n to
ju ríd ico, sino de un conju nto disciplinario exrra-jurídi co. ¿Y a qué se refieren
los enun ciados del d erecho ? Así como el siglo XVII tenía en un ciados médico s
que referían a la «sinra zó n», e inventab:i dicha no ción, los en unc iados del de -
recho en el siglo XV III refieren a la «delincue ncia», e inventan d ich a noción.
Entre los enun ciados de delin cuenc ia y la prisión co m o lugar de visibili dad
hay heterogeneidad. H ay encuentros , habrá todo tipo de vín rnlos , pero hay
het erogenei dad , no es la mi sm a for m ación arqueológica. Así como ent re el
ho spit al general y los enunciados de la medicina.
En to nces, ten emos aquí un a nu eva pareja: las visibilidad es, los enu nciado s.
Habrá qu e realizar un aná lisis comparado ent re la prisión como lugar de vi-
sibilid ad del crimen y el derecho pe nal como enun ciad o de delincuencia. D e
igual mod o, entr e el hospital general corno lugar d e visibil ida d de la locur a
y los enun ciados m édicos como enun ciados de sinrazón. Cada uno tien e su
línea propia, independiente de la ot ra.
Co ntinu em os en nu estr a bú squ eda de pareja s. Aquí int ent amos m ostrar
cómo se funda en Fou cault la pareja visibilidad es/enunciados. Ven ustedes
qu e lo visible y lo enun ciable de Et nacim iento de la clíniw se tr ansfo rm ó
en visibilidad /enun ciad o. Una vez más, la arquitectura debe ser rom ada así:
corno régim en de luz .
N ueva pareja. Puedo decir tamb ién que la prisión es una evidenc ia. Sucede
en varias ocas io nes en Vigilar y castigar q ue Fouca ulr se expr ese de ese mod o :
«b prisión es una evidenc ia». Así como el hospi tal genera l es una evide ncia.

23
Clme J.

Es interesante este empleo de la palabra ,,evidencia» 27, puesto que la evidencia


es una visibilidad. Foucault se hace entonces de la evidencia una concepción
histórica. Cada formación histórica posee sus evidencias. Y en la época si-
guiente, lo que ha sido una evidencia, deja de serlo. Que los locos puedan e
incluso deban ser reunidos con los vagabundos, etc., etc., para el siglo XVII
es una evidencia, no una ceguera. En otros términos, se delinea lo que me
parece el gran principio histórico de Foucault: ,tfoda formación histórica ve
todo lo que es capaz de ver, ve codo lo que puede ver». Y el correlato: «Toda
formación histórica dice codo lo que puede decir,). Una formación histórica
se definirá por sus evidencias, es decir Sil régimen de lnz. ¿Y por qué más? Por
sus discursividades. Un régimen de enunciados será llamado por Foucau!t una
«discursividad)>. Evidencia y discursividad.
En La arqueologíadel saber nos encontraremos nuevamente confundidos,
puesto que la pareja evoluciona. Pero evoluciona de cal manera que se corre
un gran peligro. Se corre el riesgo de no ver más que un término de la pareja.
Sin embargo, el otro está ahí. Pero solo se lo designa negativamente. Se encon-
trarán las expresiones «formación no discursiva)>, «formación discursiva>). He
aquí que el ver, las visibilidades, ya solo son designadas negativamente con el
nombre de «formación no discursiva». ¿Porqué? ¿Qué ha pasado?
La primera respuesta, aunque insuficienre, es simple. Consiste en decir
que La arqueologíadel saber es un libro consagrado enteramente a responder
a la pregunta: ¿qué hay que entender por «enunciado»? Por tanto, como no
considera el otro polo, las visibilidades, solo alude a ellas de manera negativa.
Pero la pregunta no hace más que resurgir, la dejo intacta: ¿por qué Foucault
siente la necesidad de consagrar un libro a los enunciados separados de las
visibilidades?
Continúo mis búsquedas, únicamente de terminología, y veo que la pareja
va a desplazarse una vez más, pero siempre bajo la rúbrica ver-hablar. En el
libro sobre Raymond Roussel, Foucault nos dice que, según él, hay dos tipos
de obras en este poet;i. De hecho el libro reconocerá que hay tres, pero por
ahora no puedo tomarlo en cuenta. Nos atenemos a los dos más fáciles.
Foucault nos dice que hay algunos libros de Roussel que describen máqui-
nas extraordinarias. ¿Y qué hacen esas máquinas? Ofrecen a nuestra vista un
espectáculo insólito . ¿Qué quiere decir eso? Ya veremos, más tarde hablaremos
de Roussel, tal como lo ve Foucault y por sí mismo. Hay máquinas extraor-
dinarias que nos hacen ver espectáculos insensatos. Y todo el libro de Roussel
describe esos espectáculos salidos de máquinas misteriosas donde, por ejemplo,

'
0
Mi chel Fou cau lr, Vigilary castigar,op. cit., p. 234.

24
Very hablar Arqurologia, archiz•o_ysabei-.
-----------------

algunos muertos recapitulan los últimos momentos de sus vidas, y no cesan


de recapitulados en cajas de cristal.
Es interesante esta idea de la máquina. Noten que vamos a tener una
confirmación. Lo que buscamos son confirmaciones <le lo que decíamos hace
un momento para la arquitectura. Seguramente no todas las máquinas son
ópticas. Sería tonto decir que toda máquina es óptica. En cambio, no es tan
tonto decir que toda máquina, cualquiera sea, ofrece algo que ver. Además
de lo que hace, coda máqu_ina hace ver algo. La máquina de vapor hace ver
algo. Con más razón las máquinas ópticas. Pero decir que la máquina nece-
sariamente hace ver algo es lo mismo que decir que la arquitectura es una
escultura de luz: máquinas que hacen ver algo que no se podría ver por fuera
de la máquina. En otros términos, la visibilidad es inseparable de una especie
de proceso que habrá que llamar «proceso maquínico». Estas descripciones
de las máquinas o de los procesos maquínicos defi.nen un primer ripo de obra
en Raymond Roussel.
El segundo tipo de obra s son los libros que no de scansan esta vez sobre
descripciones de máquinas en tanto hacen ver un espectáculo, sino sobre un
proceder lingüístico. Ya no sobre un proceso, sino sobre un proceder. ¿Qué es
un proceder lingüístico? Es un régimen enunciativo. El proceso es maquínico,
pero el proceder es enunciativo. El segundo tipo de obras de Roussel atañerá
a procederes enunciativos. He aquí una nueva pareja: procesos maquínicos -
procederes enunciativos.
Intento resumir todo esto . Apelo a términos que no son de foucault para
intentar envolver todo. Hemos seguido una especie de dualismo, un dualismo
muy curioso que se desplaza según los libros de foucau!t, que se matiza, que
coma cal o cual apariencia. Pienso en una terminología empleada por un lin-
güista, Hjelmslev. Retengo solamente las palabras porque pueden ayudarnos.
Hjelmslev habla de forma de contenido y forma de expresión. Llego hasta ahí
en mi invocación porque en Hjelmslev, que es un lingüista, un lingüista puro,
la forma de expresión es una manera de rebautizar aquello que los lingüistas
llaman el «significante,,. Tiene razones para desear ese nuevo baurismo. Y la
forma de contenido es una manera de rebautizar aquello que los lingüistas
llaman el «significado» . Se sabe que es así en Hjelmslev. Yo wmo prestadas
sus palabras, pero propongo de inmediato que supongamos que forma de
contenido no riene nc1da que ver con signilicc1do, y c¡ue forma de expresión
no tiene nada que ver con significante . Y de cierra manera es efecrivamenre
lo que mostrará Foucault.
¿Qué es la forma de expresión en una formación histórica dada? Es el ré-
gimen de los enunciados. ¿Qué es la forma de contenido? Diré, por ejemplo,

25
r:lmr l .

que la pri sión es una forma de contenido, qu e el ho spital general es un a for-


ma d e co nt enido . En efecco, en Vigilary castigar se encuentra varia s veces la
expre sión «forma-prisión », con gu ión entre las dos palabras. La forma -prisión
es un a forma de cont enid o, pues no es una forma de expr esión. La forma de
expresión es el derecho penal. El der echo penal es una form a de expresión y
la pri sión es un a forma de contenido. La m ed icina con sus enunci ados es una
forma d e expre sión y el h ospita l general o el asilo es una forma de conte nido.
So lo que en Foucault, y ya vere mo s po r qué, la forma d e expr esió n no tiene
nada c¡11ever con t1n signifi came , y la forma de co nt enid o no tiene nada q11e
ver co n 1111significado. ¿Porqu é? Po rque las visibilidad es so n irredu crib les a 1111
significado, así co mo los enu nciados son irr educ tible s al signifi canr e. Fo uca11lr
no cesa rá de decir que las discurs ividades se anulan al co loca rse bajo el ord en
del signifi cant e. Ahora bien, las visibilid ades ya no pert enece n al significado.
¿Por qué? H abrá que indag arlo .
Pero h e aq uí que hem os ava nzado. Es pre ciso que m e acepten toda esta
lista en corno de ,,ver » y de «habl ar». Pero al menos hemos arribad o a un a
form ub. ció n mu cho más rigurosa de h pareja de base: campo de visibilidad
- régimen de en un ciados. O, si prefieren , visibilidad y enun ciado . En esto se
fund a el curio so duali smo de Fou caulc. Irred uctibilidad de una for m a a otra:
ver y hablar. Una vez di cho que «ver» no es el ejercicio empírico del ojo , sin o
con stituir visibilid ad es, ver o hace r ver. Y que «enunciar » n o es el ejercicio
empírico del lenguaje, sin o con stituir enun ciados. Ahora bi en , no es fác il
co nstituir visibilidad es, co nstituir enun ciados. No es para nada fácil. No existe
ya hecho , pu esto qu e va ría con las épocas . ¿Y cómo se co n st itu ye tal régimen
de enun ciad os? ¿Có m o se fo rm a tal lu gar de visibilidad ?
En con ces, pu ede que h aya m os h ech o un peq uei'to progr eso. Pr im era
pr egunta : ¿no se volvió má s clara la m an era en la qu e Foucaulc pr etend e d es-
bor dar una histori a de los componamienc os y de las m entalid ad es? Toda v ía
no t r;iro de jusrifi car rodu. ¿Pero no se vuelven ::ilm enos un poco más claras
las sigui ent es fórmu las? Las visibilid ad es n o so n cosas entre las demás cosas,
y b.s visione s, las evidencias, no son acc ion es entr e las otras, sin o que so n la
co ndi ción bajo la cual surg e toda acc ió n , toda pasión, etc. Todo lo que se ha ce
en una época solo pu ede hace rse si sale a la luz. El hacer y el padecer de una
época supon en su rég im en de luz. Y d el mi s mo m odo , codo lo que se piensa
en una época , toda s las idea s de una épo ca sup onen su régim en de enun ciados .
Los enun ciados no son idea s entr e las otras, tampoco simpl es comu ni cac ion es
entr e ideas, son las cond icio nes para el despli egue de toda la red de ideas qu e
se é'feccúa en un a época. Las visibilidad es no so n solame n te data s co mo los
orros, so n co ndi cio nes de luz qu e vu elven po sible el tránsito , el ascenso a la

26
\lí-ry ha blar. Arq uro logía, a rchi vo)' _caber.
·---- -- - ·- - - -- -- -- - - -- -

luz del día de lo que se hace y se padece en una épo ca. foucaulc no hace una
historia de las mentalidade s, una historia de los comportamientos , se eleva
hacia las condiciones propias de cada época que vuelven posibles tanto los
comportamientos como las mentalidades. En otros términos, trabaja como un
filósofo y no como un historiador. Ver y hablar determinan condicione s en la
medida en que «ver» se sobrepasa hacia el campo de visibilidad y «hablar » se
sobrepasa hacia el régimen de enunciados.
¿A qué remite esto? A una manera filosófica de hablar. A saber , ver y hablar
son elementos puros, forman parte de un análi sis de elem entos. Entonce s ,,ver »
no es un comportamiento, «hablar » no es una idea. No se trata de una historia
de las idea s o de una historia de los comportamientos. Se trata de elevars e
realmente hacia las condiciones, a saber, las visibilidades y los enunciado s.
Pero no hemos terminado. Lo anterior al menos no s ha vuelco más fuert es.
¿Fuert es para qué? Para evitar no un contrasentido sobr e foucault, sino más
bien una especie de mutilación. La mutilación con sistiría en hacer de Foucault,
en virtud d e la fuerza y de la originalidad de su teoría de los enunciados, de
la noción totalmente nueva que presenta del enunciado, un autor para el que
solo existen enunciado s, al punto de que lo visible no sería má s que residuos
de enunciados o ilusiones pro yectada s por el enunciado. ¿A qué sería reducido
Foucaulr en esre caso? Dig~moslo bien simple : :1 un filósofo del lenguaje, o
peor, a un filósofo analítico -entiendo por estu la filosofía analítica anglo-
americana-. Ahora bien , seguramente existen razone s para comparar a Foucault
con esros autores , tamo lingüisras como filósofos ana[írico s. Pero yo insisro, una
vez má s, sobre ese dualismo tan extraño , el dualism o visibilidad/ enunciado.
Sin duda algunos de ustedes vieron :1Fouc ault en vida . Bastaba verlo, creo,
para saber dos cosas. Para saber , por supuesto , qu e tenía una pasió n menos por
lo que decía él mismo que por lo que escuch:1ba decir. Pero tambi én tenía una
pasión por ver. Tenía una especie de genio visual, no menos que un genio para
[os enunciados. ¿Por qué digo esto y me refiero a una nora personal ? Porcp1e me
acuerdo de un texto en el qu e un comentador del Greco, el pintor, hablaba de
bs formas alargadas , de los cuerpos alargado s del Greco, y sug ería qu e estaban
en rebción con su astigmatismo !x_El Grec o ten fa astigm atismo. Eso plantea
un buen problema: ¿el alargamiento del cu erp o como técni ca pi ctó rica es un
efecto d el astigmatismo? No, ciertam ent e no. ¿Pero por qu é n o habría una
relación compleja entre ambos?
Bueno , yo insisto sobre la miopía de Fou caulr. Me refiero a st1 pasi ó n po r
ver. i Ha y qu e poner, se debe poner , es leg ítimo poner en relaci ón esta espe -

.'.~ C f. German Beritens , El Astigmatism o del Greco, 191 4 .

27
Clmr / _

cie de pasión por ver con lo que él encendía por «ver,,? Yo les decía que las
visibilidades de las que habla foucaulr no son cosas u objetos. Y podremos
jusrificarlo filosóficamenre. No pueden ser cosas u objeros, son algo disrinro.
¿Pero qué pasa cuando Foucault habla de ellas? Las expresiones que siempre se
repiten de manera constante son: «destello», «centelleo», ,,resplandor>•. Su estilo
mismo es un estilo de luz. La materialidad de su estilo era extraordinariamente
luminosa. Lo visible no es la cosa o el objeto , ni siquiera la cualidad. Lo visible
es lo destellante, lo centelleante, lo resplandeciente. Eso es una visibilidad .
Habrá que indagar por qué. Del mismo modo, les decía que los enunciados
son algo rotalmente distinto a palabras y frases.
Digo entonces que hay en foucault una pasión por ver, no menos que
una pasión por enunciar. Por eso es un gran descriptor d e cuadros. Si ustedes
quieren, enrre mis parejas podría hab t:r puesto-y la añ;¡do al final-descripción-
enunciación . Y una descripción es algo distinto de un enunciado. Foucault
realiza descripciones en toda su obra. Descripciones de cuadros -del cuadro
de Velázquez, del cuadro de Magritte -, pe ro también descripciones de la
prisión, desc ripciones del asilo. Respondo co n esto a la pregunta de cómo se
pu ede hablar de una visibilidad. Es que hablar d e una visibilidad es describir.
Y describir no es lo mismo que enunciar. Foucault camina sobre dos pies ,
sobre do s pies disimétricos, las descripcione s y los enunciados. De modo que
tendremo s que considerar qué es un cuadro, qu é es la teoría de las descripciones
en Foucault, y no solamente qué es la teoría d e los enunciados.
Dicho esto, va a parecer que digo lo contrario. Pero ha y que decirlo . No
dudo de que haya un primado de los enunciados. Los enunciados priman
sobre las visibilidades. ¿Pero qué qui ere decir que priman? Son probl emas
para el futuro. El primado de los enunciados sobre las visibilidades culmina
con La arqueología del saber. Pero Foucaulr jamás volverá. sobre este punto. En
efecto, en La arqueología del saber encu enrran una expresión muy curiosa : «lo
discursivo tiene relaciones discursivas con lo no-disomivo,/'J. No se pued e expresar
mejor el primado de lo discursivo. Lo discur sivo tien e relaciones discursivas
con lo no -discursiv o , es decir, el enunciado tien e relacione s enunciativas con
lo no- enunci ado, con lo visible.
Habd que decir que existe un primado de los enunciados. Pero lo qu e quiero
señalar es que el primado nunca quiso decir red ucribilidad. Les pido que ya
rt:Aexio nen sobre esto, pero nos ocupad enormem ente m~s adelant e. Es un
punto muy meticulo so , muy pre ciso. El prim ado nunca quiso de cir reducti-
hilidad. Y me parece evidente. Toda co mpr en sión de Foucault qu e traduzca

.., < :r. i'vlichel f0ucault. l.f.l nrq11eologin del saber, op. cit., p. 272.
Vrry hablar. A rq11l'11
logia. archil'o )' saber.

el primado del enunciado sobre lo visib le en términos de reductibilidad de


lo visible al enunciado es profund amem e mucilante par a el pen sami ento de
fou caulr. M:ís aun , algo tien e el primado sobre otra cosa solo en la medida
en que esa otra cosa es de otra natural eza. Del primado no se pu ede deducir
la redu cción, codo lo contrario. ¿Q ué qui ere decir «prim:ido ,,? En cualquier
caso, primado no qui ere decir qu e lo visible se redu zca al e nunci ado.
En el punt o en el que estamo s, y si es gue m e conceden esc:i par eja ver-
hablar, habrí:1 que plantear varias tesis :il mismo tiemp o. Son cuacro tesis. Y
creo gu e codas están en Foucaulc.
Prim era tesis: h ay diferencia de natural eza entre ver y hablar , entr e lo visible
y lo enun c iable. En término s más erudir os. no hay isomorfi smo. i-:oucault no
cesará d e d ecirlo. Lo dic e explí citamente en fito no es una pipa y en El naci-
mi ento de la clin icfl, pero el iso mo rfismo es rech ::izado d e manera co nsta nt e
e n rodos estos lib ros. No ha y iso morfism o entre ver y hablar , es decir, entr e
lo visible y lo e nun ciable. Esto qui ere de cir gu e no hay co nfó rmid:id. ¿Qu é
qui ere dec ir «co nformidad »? O bien «form:1 co mún », o bi en «corr espon d encia
biuní voca encre las do s formas, ,. fouc aulr nie ga la co nformidad, b co rrespon-
den c ia, el isomo rfism o ver -hab lar.
En otros términos , nunc a se ve eso d e lo qu e se habla y nu nca se h ab la d e
eso que se ve. ¿fou cault lo di ce? Sí, no cesa d e d ecirlo, por eso digo yu e se
trata d e la prim era gran tesis. Partic ularm ente en el comienzo de Las palabras
y las cosas. M:ís adelante lo veremo s en detall e, pero resum o este gran texto
d e Foucaulr: Lo q ue se ve jamás reside en lo qu e se dice 10• En mi recuerdo es la
pá gina 2 1. Y añade : «Y lo qu e se di ce, por má s qu e proc edam os po r metáfo -
ras, desplazami ento s ... - sigue una frase ba stante larga- jam ás se ha ce ver en
lo qu e se ve» 11•
¿Qu é qui ere decir qu e h ablar n o es ver, qu e ver no es h ablar? Qu e no hay
co njun ció n , sin o disyun ció n entr e ver y hab lar. M e dirán qu e no es ver dad ,
qu e pu ed o hab lar de lo gu e veo y qu e pu edo ver aqu ello d e lo qu e h ab lo.
Si m e dice n eso, es gue no m e han seguid o. Po r supu esco, siempr e pu ed en
d ecirlo, pero la cu estión es si riene algún int erés. H ablar de lo qu e ven solo
pu ed e rener un int erés si se lo com uni can a alg uien qu e no ve. Porqu e si se
trata d e algui en que ve lo mi smo qu e u sted es, n o se ve mu y bien el in te rés de
dec ir lo qu e ven: ,,¡Yaya, un barco!». ¿Compr end en ?
Di syun ció n ver-h abla r. ¿Q ué m ás qui ere d ecir esto? ¿Y qu é evoca? En este
aspecto, Fou c mlt evident em e nt e pa rti cipa d e un co njunco de pensam ient os

.\O au lt. L11s


M ichd Fou <.: palahms y !ns cosm, op . cic., p. 19.
;i /don.

29
C/me J.

que están en cierta relación con otros pensadores. Habrá que ver más de cerca
qué es este tema de la disyunción fundamental ver-hablar.
Una vez más, parece una banalidad, o incluso algo discutible, pero piensen
qu e hace falta comprenderlo de cierta manera en el punto en el que estamos.
Lo que es interesante no es que ver y hablar no sean lo mismo. Lo importante
no es hablar y ver, sino a qué remite hablar y a qué remite ver. Puede ser que
ver y hablar vayan juntos, pero no van juntos aquello a lo que remite hablar
y aquello a lo que remite ver. Una vez dicho que, según Foucault, aquello a
lo que remite «ver>• son visibilidades y aquello a lo que remite «hablar » son
enunciados. Esto quiere decir entonces que entre las visibilidades y los enun-
ciados hay diferenci.1 de naturaleza, no hay isomorfismo.
¿Y qué ha mostrado Foucault en la Historia de la locura? Que no había
isomorfismo enrre el hospital y la medi cina. Cada uno posee su formación. El
hospital proviene de la policía, la sinrazón de la medicina. Del mismo modo,
la prisión proviene de lo disciplinario, b delincuencia de lo judicial. No hay
isomorfismo, no hay forma común.
Ahora bien, digo que esto deb e hacerno s pensar en otros autores. Ante
todo en Blanchot. Y Foucault ha señalado a menudo su reconocimiento, su
deuda con Blanchot. No es cuestión de considerarlo como un discípulo de
Blanchor. Yo creo más bien que hay un encuentro entr e los dos. Sobre todo
porque a partir de la misma tesis, «ver no es hablar», Foucault y Blanchoc van
a desarrollar el tema de maneras bastante diferentes . En efecto, aunque esto
recorre coda su obra, hay un gran texto de Blanchot que está entre sus página s
más bellas, que es un capítulo preciso de La conversación infinita, en la edición
Gallirnard: «Hablar no es ver,>'2. Advertirán que Blanchot no añ ade «ver no
es hablar, ,. Creo que le corresponde a Foucault hacer la recíproca «ver no es
habLir ». ¿Bajo qué condición , qué significa , rnál es la diferencia con Blan chor?
Poco importa, porque lo veremos más tarde. La relación con Blanchoc es un
problenu para nosotros.
Quienes estuvieron acá el año anterior quizá recuerd en que en contrarnos
el mismo régimen de disyunción encre ver y hablar a otro nivel, el del cine ''.
Y cuando trabajábamos sobre la palabra en el cine no s pareció que algunos
autore s del cine moderno hacían de la palabra y de lo sonoro un uso mu y
particular , en el sentido de que era un uso disyuntivo con la imagen visual, que

'·' M;1uricc Blanchot, L'emr etinz infi11i, Gallimard, Par is, 1969, "Parl er, ce n'est pas
rnir " kd. c1 , 1.: /.¡¡ cu1w1-rs,1ció12infi'nita, Madrid, Arena libros, 2008 ).
·.' 1)el, 11ft' ,t· r\' 11,:re al cuarto y úlrimo curso qu e dedi có al c in e , «C in e y p ensam-
'"'" " " • n11 re lirH·s d<' 1<)84y mediados de I 985.

i(I
Vrry hnblm : A rq11eol
ogi11,archil'o _)' .rabn
-- ---- ··-- --- -- - ------ - --
entr e la palabra y la ima gen visual había relac io nes de di syun ció n . N os pareció
qu e esro se verificaba, que era pr esentad o anee tod o po r tre s grandes au rores
actu ales.: los Srraub , Ma rguerit e Dur as, Sybe rberg. ¿Q ué es esca di syun ció n
ver-hablar? Co mo di ce M arguer ice Dur as, es co m o si hubi era dos filmes, el
film de las voces y el film visual. D os film es, es decir, sin isom orfism o. Y las
voces evoca n un aco nt ecimi ent o qu e no verem os, miencr as qu e la im age n
visual pr ese nt a luga res sin aconc ecimien cos, lu gares vacíos o mud os. Los qu e
lo han visco, pien sen po r ejemplo en India Sonl 4 , do nd e la im age n visual es
en viada de un lado y el filin de voz del otro .
Lo que se ve no resid e en lo qu e se di ce. Lo qu e se di ce no hace ver. Están
el ver y el d ecir, pero en una relación di syunci va. D icho de otro m od o, en
una no-rel ació n. Esca ex presió n in sólit a es de Blan chot. Dic e qu e entr e ver y
decir, entr e ve r y hablar, hay un a no-r elac ión. Y :i.ñade q ue esa n o- relación es
quizá m ás absolut a qu e cua lqui er relac ió n . Es curi oso. Si llegan a leer Estono
es u.na p ipa, verán qu e Foucaulc recom a la exp resió n «no- relació n,, dici end o
que entr e el dibuj o y su tírul o, es decir entr e lo vis ible y su enun ciado, h ay
un a no -re lación . D icho de ot ro m odo, hay di syun ción .
De acu erdo, hay di syunción. Pero se vuelve a caer sobr e el siguient e pun to:
esa no- relación debe ser de ciert a m anera un a relac ió n, y ser in cluso m ás p ro-
funda qu e cua lqui er relació n. Las do s fo rm as, la forma de lo visible y la form a
de lo enu nc iable, son irred uc tibl es. N o h ay co nformi da d , ni co rrespo nd encia,
ni iso m o rfismo . H ay no-rel ac ión , hay di syun ción . Y es pr ec iso qu e esa no-
relació n sea, de cierra m anera original y pa radójica, un a relac ión. Y no será
una relació n entr e dos form as, no será un a co n formi da d .
Adviert an en torn o de qu é se está gir and o: estamos de llen o en el pr oblem a
de la verdad cal como lo plant eará Fo uca ult. Pu esto q ue la ve rd ad siempr e fu e
defi ni da po r [;:i con fo rmidad , co n form ida d en cre la cosa y la repr esen ración,
con formid ad ent re el decir y el ver.
Ento nces, b pr im era tesis de Fo ucault es: heteroge neida d de las dos form as,
dif erencia de natur aleza . Lo qu e se ve no reside en lo que se d ice , y viceve rsa .
Segund a resis. ¿Q ué es p rim ero? La pr egunt a no se plant ea. H ay presup o-
sición recípr oca . Am bos se pr esup onen.
Te rcera tesis. N o obsta nt e hay un prim ado d el enun ciad o sob re lo visib le.
Volvem os a nu estro probl ema : ¿de dónd e prov iene ese p rim ado? O bserve n qu e
el prim ado no impli ca reducci ón alguna . D e acuerd o, los do s son irredu ctibl es,
pero un o prima sob re el o tro. Lejo s d e impl icar una red ucc ió n, el pr im ado

'" Ma rguerite D uras, India Song, 197 5.

31
Clase l.

supone la irreductibilidad. Solo puedo ejercer un primado o un po der sobre


lo gue me resiste, sobre lo gue posee otra forma.
Final mente, cuarta tesis: hay capturas mutuas. Esto sin duda va :i.ser lo
más complicado en Foucaulr. A saber, los enunciados no cesan de captar, de
capturar lo visible; las visibilidades no cesan de captar, de capturar enunciados.
¿Pero cómo es posible, si esas dos formas son heterogénea s, irreductibles? A
mi modo de ver, este sistema de la doble captura es lo más bello e n foucault.
Las visibilidades se apropian de enunciados , los enunciado s se :i.propia n de
visibilidades.
Y donde Foucau!t más lo desarrolla es en ese pequeño libro, Esto no es una
pipa. Habla de «incisiones» de los enunciados en lo visible, de «incur siones»
de lo visible en el enunciado. Dice -y aguí cito de memoria, casi de memo-
ria-: Cada uno lanza suflecha al blancodel otro. Y añade: Es una bt1talla1'. Ven
ustedes por qué añade que es una batalla y vive realmente la relación entre
las visibilidades y los enunciados como una batalla. La vive necesariamente
como unJ bat:1lla, y debe ser una batalla, pue sto gue no son la mi sma forma .
No puede haber acuerdo entre las visibilidades y los enunciados . ¿Por qué?
Porque el acuerdo es una forma común o una corr espondencia de forma a
forma. Ahora bien , no hay form a común ni corr espondencia formal entre
lo visible y lo e nunciable. Si hay fenómenos de captura, sucederán entonces
no bajo la forma de un acuerdo, d e una conformidad, sino bajo la forma de
una captura violenta, de un a batalla. Ustedes me dirán qu e no son más que
palabra s. Sí, pero esas palabra s no s permiten delimitar el problema.
D e modo qu e yo me encuentro con estas cuatro tesis fundamentales.
1- Diferencia de naturale za o heterogeneidad de las dos formas, forma de
lo visible , form a de lo enunciabl e. Por tanto , no-relación. 2- Presuposición
recípro ca, cada una pre supone a la otra. 3- Primado de una sobre la otra, del
enunciado sobr e la visibilidad . 4- Captura mutua, :ibrazo de luchador entre
las visibilidad es y los enun ciado s, como en una batalla.
Para no sotros esto ya constitu ye un program:1.. Habd que arreglárselas
con estas cuat ro tesis. ¿Qu é es lo único qu e puedo con cluir por el momento ?
Puedo con cluir qu é es un archivo. Y comprendan que voy a da r un a respuesta
final qu e será , en 1111 senrido, de lo más de cepcionante , y qu e dejar:í de se rlo si
tienen en cuent a todo lo que hizo falta para llegar a ella. Diré que el archiv o
es fundamentalment e audio visual. Solo que esta bana lidad fue tran sformad:1.
por fou cault .

;, Michel Foucault , Esto no es w w pip a, op. cit., p. 22.


'')
. )~
Very hablm: Arqueologia, archivo)' .,abn

Continuemos: ¿qué es entonces la arqueología? La arqueología es el estudio


de las formaciones históricas. ¿Por qué es distinta de la historia? Porque traca
de elevarse hasta las condiciones, lo visible y lo enunciable. Y porque la histo ria
nunca podrá despejar los enunciados y las visibilidades puras. Son elementos
puros, hace falta un análisis filosófico.
¿Qué es entonces una formación histórica? Ahora puedo decir qu e una
formación histórica es un agenciamiento de lo visible y de lo enunciable. Es
una combin:ición, es un;¡ manera de combinar visibilidad es y enun cia do s,
una vez dicho que ambos son irreductibles. Pero no cualquier enunciado se
combina con cualquier visibilidad. Ha y combinaciones, capturas, que impiden
que cualquiera vaya con cualquiera. La coherencia de una época está consti-
tuida por el hecho de qu e sus visibilidades, en virtud de sus formas propias,
son combinable s con sus enunciados, en virtud de sus formas propia s. Este
entrelazamienro, este entrecru zam iento entre visibles y enunciables que varían
según cada formación históri ca es lo que definirá dicha coherencia. Nin guna
formación histór ica posee las visibilid ades y las en un ci:ibilidad es de otra. Desde
el mom ento en que hay una vari:ición d el régi men de enunciados y del c:impo
de visibilidade s, pueden d ecir qu e entramos en om1 for m:ició n histór ica .
Este agenci:imiento d e lo visible y lo enunciabl e como constitutivo de la
formación hist ór ica es lo qu e foucault llamará , en su propi:i terminología ,
un «disposi tivo».
Y finalmenre ... ya tenemos suficiente, ¿no? Termino co n el siguiente punr o:
los dos, ver y hablar, es decir los visib les y los enunciables, constituyen lo que
Foucault llama un «s:iber ». «Saber» es siempre efectuar la no-rela ción entre lo
visible y lo enu nciab le, es combinar lo visible y lo enunci:ible, es operar las
captu ras mutu as entre lo visible y lo enunciable. Y allí se juega el problem:1
de la verdad.
Notarán qui zá que he definido «arch ivo audiovisual», ,,formación histór i-
ca», «combin:ición entre los visibles y los enunciable s» y «saber » de la misma
m:inera. Y sí. Sucede que para foucault no hay nada bajo el saber. "Iodo es
un sabe r. 'Io do es sabe r. No hay experiencia antes del s:iber. Esa es su ruptura
con la fenomenología. No hay, como d ecía Merleau-Ponty, una «experie nci a
salvaje ». No ha y «vivido s» o, más bien , lo vivido es ya un saber. Solo que no
codo saber es una cie nci a . Pero bajo el sabe r no hay nad a.
¿Qué es una formación históri ca? Son los umbr ales de saber, muy diversos
entre sí, que se constituyeron en una época . Un apil:im ienco de umbrales
diversamente orientados. De allí «arqueología del saber». El objero de una
arqueología es el sabe r, pu es «saber ,, es pr ecisamente combi n ar lo visib le y lo
enunciable . ¿En qué sentido?

33
(/,¡g l.

En el sentido de que -comienzo aquí lo que qui siera hacer la pr óxim a


vez- lo visibl e remite a un proc eso y lo enunciable remit e a un proced er. ¿Qu é
es combinar el pro ceso de visibilidad y el pro ceder de la enunciabilidad, el
proced er de la creación de los enunciado s? El proceso má s el proced er es un
procedimi ento. El saber es un pro ced imiento . La verdad no existe ind epe n-
dientem ent t del pro cedimiento, y el proc edimiento es la combinación d el
proc eso visible y del pro ceder enun ciati vo.
He aqu í codo un conjunt o de no cion es. Hem os dado una vuelca por !o
qu e evid ent ement e no es m ás qu e el primer eje del pensamiento de Fou caulc.
La pr óxinu vez, entonc es, estar é aquí desde las 9 para ver con ustedes, co n
los qu e estén, si es qu e existe n cosas sobr e las cuales co nvien e volver. Pero
quisiera qu e piensen en todo esto. Es algo así como el programa de nu estr as
sesio nes siguientes. Enton ces, los qu e vean que esto no les concierne, n o
vue lvan . Los que piensen que les concierne, vuelvan , y si tienen pregunta s las
resolvere m os al principio y despu és continuar em os.
Clase 2
El saber y los enunciados.

29 de Octubre de 1985

¿Q ué tienen para decir sobre lo que deb emos hacer , sobre lo qu e hicimo s
la última vez? [silencio]Este trabajo debe implicar para usted es una espec ie
de colabo ración. Inclu so si no han leído a Foucault, se trata de que despierte
en ustedes comparaciones qu e hacer, o cosas de ese tipo en funci ó n de lo qu e
saben. Cua lquier cosa, y en cualquier dominio ... Les sonrío para alentarlos
[risas]... [silencio] Bueno, ya vendrá.
A los que están aquí por primera vez les pido que me entreguen un papelito
con nombre y dir ección, pero sobre todo con lo que hacen , qu é diplomatura ,
o lo que fuere , y cuáles son este año sus tema s de interés y de trabaj o. Despu és,
como no son muchos, de ser necesario los veré uno por uno.
Int ento recapitular. Nuestra sesión prec edente fue sobre el sigui ent e tem a:
¿qué es un archivo, qué es la arqueología según Foucaul t? Hemos extraído una
idea muy general. Ver y hablar , o más preci same nte -p ero este <•má s pre cisa-
ment e» ya debe parecemos muy important e; no estamo s aún en condiciones
de comprenderlo, solo sabemos qu e los términos que siguen son más pre cisos
que ver y hablar - ; decía que ver y hablar , o má s precisamente, lo visible y lo
en un ciab le, o si pr efieren, las visibilid:id es y los enun ciados, consriruy en dos
formas estab les en cada i:poca. Y qu e hn almenr e una gran pa rre de la ob ra de
Fou caulr -diría qu e desde Historia de la locurahasta Vigilary castigar- consiste

35
Un.,t2
- --- - -- -·- -- ···-- - -

en una rep arti ció n y un estatus de esas do s formas. No dig o qu e los lib ros d e
Foucau lt se redu zca n a eso , di go que lo implican . Conllevan esa di stribución
de dos formas, la for ma d e visibilidad y la forma de enunciabilidad, seg ún tal o
cu;:il épo ca . E insisrí;.ien q11e cierr as inrerpr er::ic ion es de Fo11ca ulr que s::icrific;.in
la concepción d e lo visible a una co nce pción d el enun ciado, d e lo enun c iabl e
o de lo d ecibl e, so n llevadas in evitablemente a mutilar el pensamiento de
Foucaulc. Lo visible y lo enunci able con stituyen , enton ces, d os formas est abl es
en c;:id a épo ca. Cas i habrí a que in ve rtir , inclu so: aquello que d efine un a época
es un campo complejo d e visibilidad y un régimen complejo d e enun ciado s.
En otros tér min os, una épo ca se define por lo que ve y por lo qu e di ce.
¿Q ué si~nifi c 1 enton ces «a rqu eolog ía»? Una disciplin a que a naliza los ar-
chivo s. ¿Y qué es un archi vo? Es la reco pilaci ó n audiovi sua l de un a ép oca , lo
visible y lo enun ci:ible. D esde ent o nces, un a épo ca, o lo qu e ahora pode mos
llam ar un a «forma c ió n hi stó rica», se d efi nirá a través de lo visible y de lo
enun ci;.1ble. Un:-1 époc;.i se d efine po r lo qu e ve} ' por lo q ue en un cia. Lo que
llam arem os una «forma ció n hi stó rica » -Fo ucaulr di ce a veces una «pos icivi-
d ad ,,- es el entr ecru zami ento d e d os fo rma s estab les en una época, lo visto y
lo dicho, lo visible y lo enunci ab le.
Fou cauh pu ede enton ces con siderar que una gran parr e d e su o bra es un
an:í lisis d e cierras forma cio n es hi stórica s. Por eso pu ede d ec ir al comie n zo d e
un libro rec ient e, de El uso de losplaceres: «Sí, coda un a parte de mis libro s
so n esrndios de hi sro ria >,1 • La forma ción hi stó rica se defin e por un régim en de
enun ciado s, por un ca mp o de v isibilidad . Lo cu al implica prin cipalm ent e que
las épo cas , las formacione s histó ricas no ve n lo mismo, no dicen lo mi smo.
Las visibilidad es y los enun ciado s son las variable s de cada forma ción. Va rían
de un:i formación a o rra. Lo vi mo s a propósiro d e do s libros que pr ese ntan
par alelos mu y sorpr end e nt es: Historia de la locuray Vigilar y castigar.
En Historia de la locum el hosp ital general es la visibilidad de la locu ra
en esa ép oc a, en el siglo XV II. El ho spital ge neral ha ce ver la loc un bajo cal
o cual espec ie visu al. Co mo di ce Foucault , h ay una «evidencia •>-tomando
«evidencia ,>en el sentid o d e un a v isibilid ad- d e la loc ura en el hosp ital gen eral
y en las condiciones d el hos pit al gene ral, a sabe r, agrupar a los locos co n los
vagab und os, los de sempl eados y los m endigo s. Es un a visibilidad d e la loc ur a.
La lurnr;:i se dej a ver en el mar co del h ospital genera l. El asilo es la prefigma ció n
de lo que se rá, en el tr a nscu rso del siglo X IX, el asilo psiquiátrico. v ofrece
una visibilidad comp letament e distinta, otra m anera d e ve r.

1
V,·r, la~c 1. 11ot a 2 1.
El sabery lm munáado.<.

ParJ.lelamence, en el siglo XVII, al mismo tiempo que el ho spital general


hace ver la locura de tal o cual manera, los enunciados que conciernen a
la locura son igualmente originale s y giran en torno del siguiente << objeto
discursivo», dirá foucaulc: «la sinrazón,,. La locura es comprendida como
sinrazón. No digan que es obvio, pues la sinrazón como objeto de discurso es
un tema perfectamente original, qu e sin duda no pu ede surgir más que en la
época clásica, en virtud de su concepción de la razón. De sde el siglo XVIII,
la locura ya no será enunciada en relación con la razó n, sino en función de
una coordenada totalmente aiscint;1.
De modo que se puede decir del siglo XVII: manera de ver la locura, hospital
general; man era de enunciar la locura, la sinrazón. Es lo que hac e, respecto a
la locura, la formación históri ca «época clásica».
Vimo s lo mi smo para la prisión . El régimen-prisión se forma en el siglo
XVIII como una nueva manera de ver el crimen. Al mismo tiempo, el derecho
pena.! sufr e una evolución por relación a las épocas prec edentes. ¿Qué es esta
evolución? Es la formación de un nuevo tipo de enunciados cuyo obj eto dis-
cursivo, enunciativo, es la delincuen cia. Prisión como visibilidad del crimen,
enunciado de delincuencia. Esto define también una formación históri ca.
Esto era entonces el primer punto, que creo poder considerar corno adquiri-
do . Se trata siempr e de esca confrontación, al nivel de cada formación históri ca,
entre lo visible y lo enunci:ible. ¿Qué es lo que una ép oc:1ve y hace ver, qu é es lo
qu e dice y hace decir ? Es un m érodo muy firme, en mi opinión muy ori¡;inal.
¿Por qué es original? ¿Por qué Foucault puede decir, una vez más , al co-
mi enzo de El uso de Losplaceres, «hago escudios de historia pero no trabajo s de
hisroriador»? ¿Por qué son rr;.ibajos de filóso fo? Les de cía la última vez qu e la
nueva concepción de la hi scoria, lo que se ha llamad o ,,escuela de los Ann ales»,
nos propone a la vez una historia de los comportamientos y una historia. de
las mentalidad es. Les cité, por ejemplo, la compilación de Cómo se mua e en
Anjou ... en tal época 2 • No es úni camente un estudio de los comportamient os,
es tambi én un estudio de las mentalidades en la medida en que será considerad:1
la m anera de enfocar la muerte, las ideas sobre la muerte. foucault se separa
de esta con cepción. ¿Por qué? Y:itenemos todo s los elementos para respond er.
foucault no hace un crabaio de historiador. No dice en :ibsoluco qu e los
historiadores se equivoquen, dice que su cuestión está en otra part e. Cuando
me preguncaba qué quier e decir esto, mi respue sta era simple, consi stía en
decir que con lo visible y lo enunciable Foucault pr ete nd e elevarse - co n razó n

: Fran¡;oi s Lehrun , Les hornm es et 111rnort en Anjou, a11xXV JJ et X'v7JJ siecles: bst1 i
de démogmph ie et de p~ychologie historiqucs, op. cit.

37
Ut1Jr.!
----------- - --- --

o no, me da igual- hasta una determinación de las condiciones. Lo visible o


la visibilidad no es un comportamiento, es la condición general bajo la cual
se manifiesran, aparecen a la lm todos los comporramientos de una época. Y
del mismo modo, los enunciados no son ideas.
Una concepci ó n muy importante de la filosofía la ha definido siempre
como la búsqueda de las condiciones: ¿bajo qué condiciones algo es posible?
Esa era la pregnnra filosófica. Si pregunto qué son las matemáticas, necesaria-
mente no esraré haciend o filoso fía. Pero si pregunto bajo qué condiciones las
matemáticas son pos ibles , estaré haciendo filosofía. Entonces, me parece que
«no hago un trabajo de historiador» significa para Foucanlr que se eleva hasta
las condiciones que vuelven posibles los comportamientos de una época y las
mentalidades d e una época. En otros términos , Foucault pretende establecer
elementos puros .
De allí el empleo, en L11arqueología del saber, de un término muy insólito :
a priori. En filosofía, a priori sie mpre ha querido decir «independiente d e la
experiencia, ,. Ahora bien, las condiciones de la expe riencia son a priori, es d eci r
no están dada s en la experiencia mi sma . Lo visible y lo enunciable so n los a
priori. ¿De qu é? Son los tt priori de una época, de una formación histórica.
De allí la id ea muy exrraría en foucault, que tendr emos ocasión de volver a
encontrar, de qu e los a priori so n históricos. Mientra s que en Kant «a priori»
e «histórico>, se oponen, aquí hJy a priori histórico. Se trata de las condiciones
de visibili<.fad y de e1rnnciabilidad que permiten definir una época.
Lo visibl e y lo enunci able son entonces elemento s puros que se combinan
para definir h formación histórica, es decir, para deter minar las cond iciones
de dicha formación. ¿Baj o qu é condiciones es posible la época clásica? Bajo
las condi cio ne s de cal forma d e visibilidad y de enunciabilidad. No digo
que se oponga, pero ve n ustedes que esto es algo que lo separa, que sei'lala la
originalidad de la empr esa d e foucault y la impo sib ilidad de reducirla a un
trabajo de hi sto riador.
Diría que en última instan cia las formaciones hi stórica s son estratos, estrJti-
ficaciones. bnpl eo es ta palabr;i porque es có moda y porque remite al término
«arqueología». La arqueología es el estudio de los estr atos . Veremos que se puede
dar al término «estr ato» todo tipo de determina cion es, pero la primera qu e me
autorizaría a emp lea r tal p alabra es que un estrato es pr ecisamente un compuesto
de visible y enun cia ble, un em recru zamiento de visibilidades y enunciados.
De modo q ue las forma ciones históricas son estraro s, son estratificaciones .
Y el pri mer eje de la ob ra de Fou ca ult es el estudio arqueológico de las estrati-
ficaciones . c-sde cir, de las form ac iones hist óri cas definidas por las visibilidades
qu e de sp iiegan y las enu n ciab ilidades que p ro fieren. Digo qu e es un primer

.",8
El s11bay !m ,·nu ,JL'irulos.
-- ·-·-
- -·-- . ···
-·----- ··--··· ---
. ·----·--· -- ---- -- -·- ·-- ·-·------------ - --- -

qc. ¿H3brá otros' Se puede ya plantear esre problema. Sin dudas habrá otros.
[ lt-sde el comienzo, ver y hablar, lo visible y lo enunciable, no agotan todo. Y
desde el principio de su obra Foucaulr es muy consciente de eso. Pero s1 hay
( ,1 ros ejes, habrá que preguntarse cuáles son los ví n cu los con las formaciones

l1istúricas. Si hay orros ejes, pne de ser r¡ue ya no concie rn an a lo esrrarificado.


l .o estratificado se define por la composición, el entrecruzamienro de d os
fimnas estables, lo visible y lo enunciable . ¿Pero codo es estable? ¿Todo es
formación histórica? ¿Todo es estrato?
Hay un texto sublime de Herman Melville , el novelista americano. Es can
hl'llo que se los leo, porque pienso que a foucault le hubiera gustado mucho.
\L· encuentra en una gran novela de Melville que se llama Pierre o las amhigüe-
rlrides.Les leo: Hahía aún millones y mdlone_¡de cosas que no se habí,m revelado
" Pierre. la vi(ja momia estri entemida bajo múlúpll's vendas: ÍJaCI' falta tiempo
¡,11rrzdesenvolver a este re_yegipcio. Debid o a que Pierre comenzaba a atr.111{'si!r con
/11mirada la primera capa super.fiáal del m11ndo, se imagimtbr1 en su lonm 1 qu f
htdJtaalcanzado la sustancia ,w estratifiwd,i. Pao. po r lejos que losgrólogus hayan
,lni-azdido en las profundidades de la tierra. no encontrardn mris Ljlteestrato sub re
,·strato, puesto que hmta su eje el mundo no es mds que superficies superpurstas. Al
/'rráo de un inmenso esjúrrzo nos abrimos una vi'a suúterrrínra en la pirrímirle.
¡, ti! prrcio de andar horriblemente a tientas llegamos al habitrículo central. Con
g1,m regocijo descubrimos el sarcófago, levantamos la tapa y ... ¡no h,iy nadie.' El
,1!111a del hombre es un vado inmenso y atcrrori zante i.
Uno no puede má s que callarse un poco, porqu e es difícil no ser sensible a
L1belleza de semejante texto. Lo leo traduciéndolo a términos inmediatament e
pníximos a Foucaulc. Tod as las formaciones hi stóric as so n estratos , ¿Y qué
1uccmos no sotros, arqueólogos? Vamos de estrato en estrato , de formación en

lormación. No hay que creer demasiado rápido que se ha alcanzado b sustancia


110est ratificada. ¿Hay tma sustancia no csrrarificada? Si h hay, está más allá del
ver y más allá del hablar, más allá de lo visible y de lo enu n ciabl e. pues lo visible
1· lo enunciable se aúnan para fornlJ.r el estrato según tal o cual fórmula. Vamos

,k estrato en esrraro, ¿pero alca nzamos la sustancia no esrratihcada?


Apenas los traspongo: «Po r lejo s que los arqueólogos hayan des ce ndido en
Lis profundidades de b tier ra, no encu entran más que estrato sobre esirato,
lnrmación h istór ica so bre formación histórica. pu esto que hasta su eje el
111undo no es má s que estrato s superpue stos ,,. Y ,,.al precio de un inmenso
n t"uerzo nos abrirnos una vía su bt errá nea en la pirámide , y al pr ecio de andar

1inman J\·1dv illc:, Pierre. o,: !he Amúiguitirs , Harpe r & Brothers, l 852, pp.
;;-.;' rn8.

39
C/(15e2

horriblemente a tientas llegarnos al habitáculo central. . . » Es decir, vamos


de formación en formación en busca de lo no estratificado. Llegamos a la
sustancia no esrrarificada, o al menos al lugar de la sustancia no estratificada,
la cámara central de la pirámide. Todas las caras de la pirámide son estratos.
Pero todos esos estratos están ahí para cubrir la cámara central de la pirámide,
donde borbotea lo no estratificado. ¿Por qué borbotea? Porque si el estrato es
sólido, hay que imaginarse lo no estratificado como extrañamente líquido ,
o peor, como gaseoso. «Llegamos al habitáculo central d e la pirámide. Con
gran regocijo descubrimos el sarcófago». Nos decimos que allí está lo no
esrrarificado. «Levantamos la tapa y .. . ¡no hay nadie! El alma del hombre es
un vacío inmenso y aterrorizante,,.
Quizás sienten entonces que cuando hayamos terminado con este eje,
nos daremos cuenta -y había que decirlo desde el principio- que solo se
trataba de un primer eje . Los estratos o formaciones históricas, es decir los
grandes compuesto s de visible y de enunciable, no agotan el pensamiento de
Foucault. Habrá otro eje, y luego qui zá otro más. Habrá muchos ejes en este
pensamiento. Quizá la novedad de Foucault consiste en haber impuesto un
nuevo sistema de coord enada s.
Pero aquí vemos solamente el primer eje o laprimera dimensión del sist ema
de coordenadas, que resum o por enésima vez: ver y hablar, la combinación de
lo visible y lo enunciable según cada época, es decir, según cada formación his-
tóri ca determinable como esrraro. Tanto las visibilidades como los enunciados
son los elemenros puros de roda estratificación. De modo qt1e en 1111esrrato o
en una formación histórica debo hacerme dos pr eguntas fundamentales, que
son las preguntas no de la histori;i, sino de la filosofía: ¿qu é ves y qué haces ver,
qué dices? O, en los términos más técnico s que vimos la última vez: ¿cuáles
son tu s evidencias y cuáles son tus discursividades?
Este era nuestro tema la última vez: ¿qué es un archi vo, qu é es la arqueología?
La búsqueda de dos condiciones puras. Ven por qué Fou cault emplea, debe
invocar una palabr a como «arqueología ,, para distinguir se de la historia, del
historiador. El archivo no es la historia, es la determinaci ó n de do s elem ento s,
es decir de las condicion es de visibilidad y de enunciabilidad.
Y la vez pasada apenas habíamo s comenzado un segundo tema: ¿qu é es
el saber? Y decíamo s qu e saber es ver y enunciar. Se encadenaba bien. Es un
poco como si, a prim era vista, la formación histórica dijera objetiv am ent e lo
que el saber no s di ce subj etivamente . Saber y form ación hist órica -y esto ya
nos parece extraño- no son más qu e uno. Saber es ver y enunciar , es d ecir,
combinar visible y enun ciable. D esd e entonc es, todo sab er es hi stóri co. Nos
encontr ábamos m;Í.s o menos allí .

,í ()
El snbe1·y los muncindo.<
.

Vuelvo ento nce s a ha cer mi llamami ento: ¿hay intervenciones para este
primer punto sobre el archivo? ¿No? ¿No hay problema, no hay oscuridad?
¿Está muy claro? Entonces conti nuemos.
¿Cómo puede comp rend erse esca espec ie de identidad entre saber y forma-
ción histórica? La identidad entre el saber y la formac ión histórica es el archivo
mismo . ¿Pero cómo comp rende rla concretamente? Es que el sabe r no tiene
objeto ni sujeto. El saber, cal como Foucaulc lo concibe, no es conocimiento
de un objeto por un sujeto. _¿Qué es entonces? Por el momento solo hay qu e
dejarse llevar. Ya encontraremos nt1evas dificultade s en torno de qt1é es el saber,
pero por el momento vamos en bajada. Ya sabemos cómo definir el saber. No
tiene objero ni suj eto, tiene eleme ntos . Tiene dos elementos, lo visible y lo
enunciable. Me dirán que lo visible es su objeto y lo en unciable su sujeto.
No, no es verdad. Tiene do s elementos puros, abso lut amente irreductib les.
En otros términos, no hay nada bajo el saber o anees del saber .
Aquí hay que cuidar nu estras palabras. Porque lo que acabamos de sugerir
hace un rato es que habría dimen siones distinta s a la formación hi stórica y al
estrato. Entonces, si elsaber es uno con el estrato, con las formaciones históricas,
¿las otras dimensiones, los otros ejes que no se redu cen a la formació n hist órica,
tampoco se reducen al saber? No, sin duda no se reducen al saber. Pero no están
bajo ni antes del saber. ¿Podemos ya imaginar qu é serían esos otros ejes? Quizá
son extra-estrato o int er-estraco, pero no están bajo ni está n antes.
Esto es lo que exp lica algo en lo cual Foucaulr insistió desde el comienzo:
su oposición a la fenomenología. ¿Bajo qué forma? Según Foucault, no hay
experienc ia «salvaje» u «originaria ». Son término s emp leados por Merleau -
Poncy. Y Foucault , en repetidas ocasione s, se11ala su separación respecto de
cua lqui er fenomenología afirmando que no hay experiencia originaria . En la
Historia de Lalocura había todavía una ambigüedad, ciertas páginas podían
hacer creer en una experiencia origina ria de la locura . Es decir, cierras páginas
esta ban aún bajo la per spectiva de una fenomenología del loco. En La arqueo-
logiadel saber Foucault dice que no , que en codo caso eso nunca estuvo en su
espíritu. ¿Qué es lo que reemplaza a la fenomenología? Es, dice foucault, una
ep istemolog ía. Es decir, no h ay experiencia que no esté capeada en un sab er.
En ocros térm in os, sobre un estrato no hay má s que sabe r, todo es saber. Lo
cua l impli ca qu e «sab er», para Foucault , tendrá un sentido completamente
distinto de «conocen ,.

Intervención: (Inaudible)
Deleuze : ¿Que la frase «yo sé algo >,no es po sibl e? ¿Por qué? Sí es posible, ya
que los enunciados tienen objetos que les so n propios, que les pertenecen, que

41
no exisren fuera de di o:.. Son objetos di scursivos. Por otra part e, las mismas
visibilid ades tiene n objeros que les son propios. Saber es ver y enun ciar, es
com bin :ir lo visible y lo enunciab le. Ha y objeto s de visibilidad y objetos de
enunci:1c1ón, discursivos. Entonces, decir «yo en un cio algo» es perfectamente
posible. « Yoveo algo» es per fecramen Leposible. Por ejemp lo, «enuncio b de-
lin cuencia,,, ,,veo el crimen en prisión», ,,veo la locura en el ho spital general»,
,,enuncio la sinrazón ». La delinrnenc ia, la sinrazón, son objetos propiamente
discur sivos. La prisión , el ho spital genera l, son lugares de visibilidad. Perfec-
tamenr t puedo decir «veo algo», pero ese ,,algo» es interior al saber. No es un
objeto qu e existiría ind ependientemente del saber o que preexistiría al saber.
Puedo decir «yo sé algo)), una vez dicho que el «algo» es interior al saber, es
decir, es una variable del saber.
¿Qué quier e decir entonces que el saber no se reduce al conocimi enro ?
Más aun , hay una diferen cia raJ1c1l entre saber y ciencia. De modo que , si
se la toma en su sentido riguroso, en tanto concierne a la ciencia, habría que
retirar b pabbrJ que ac1bo de proponerles hace un momenta ., la palabra «epis-
temoiogí:1 ·•. De hech0, b epi sremología de foucaulc conc ierne al saber, y no
especiaimenr e a la cienc ia. Enron ces, <,saber»no es necesariamente científico
y no se reduce a un conoc imiento.
¿Q u~ quier e decir eso? Quiere decir que hay umbrales de enunciados.
¿Que es un umbral de enunciado? Es un nivel a partir del cual un enuncia -
do puede ser cu::ilific.1do como ral o cual. Hay por ejemp lo un umbral de
cienrifici<lad. El 11mbr:d de cienrihcidad debe ser definido por !os caracteres
a partir de los cuales los enunci:idos que !os posean serán llamados «cien-
tíficos » o ,,enunci:i<los de co nocimienro ". Má s aun, al ana liz;ulos Fouca ul r
di sringue vario s umbralt s que remiten a b ciencia: un umbral que llamará
«de epistemol ogizac ión », un umbral que llamará "de cientificidad >,y un um-
br al ,<de form:i.lización ». Las mat endticas , por ejemp lo, alcanzan el umbral
superior de la cienci :.1.,el de formalización. Orras ciencias no, se contentan
cc,n un nmbral de cienr iÍlcidad. Pero entonce s, si se define la ciencia como
un :11odo de s::iber, y decimos que el saber es todo enunciado en tanto qu e
combinable con vi~ibilidades, hay umbrale s de visibilid ad que hacen que la
visión JevL"nt;acientífica.
rse en la ciencia. Es mu y inter esant e esta co ncep -
Pero no ha.ce fo.Irae11foc:1
ción de i:oucaulr. Ya varnos ~1 ver por qu é. Pero ademá s abre la cuestión de los
umbrak s: ¿a putir de qué umbral un enun ciado deviene políti co, cuáles son
los um brale!>de roliriución de un enunciado? Voy a decir cosas muy simpl es,
pero que me parecen im ponances para el análisis de las formacione s histórica s.
Compr end:in que por el momento hay que ser muy prudentes .

42
El saber v los enunciado.-:
.
. ~ ----- -~ -- - - - -- - - -- - ------- ~

Siempre es idiota decir «eso ha existido siempre ». Nunca n ada ha existido


, il'mpre. Tomemo s un ejemplo, el antisemitismo. «Siempr e ha habid o anci-
, t·nlitas ». Bueno, pero decir eso tiene mu y poco inter és. ¿C u :indo comienza
., volverse inter esante? Cuando m e pr egunto en qué formación histór ica el
.111tis emiti smo ha dado lugar a enunciados político s. Y la respu esta puede ser
11\Últiple:en tal, en tal otr a tambi én , etc. Si no, puede hab er un antisemitismo
,k opinión qu e no es retomado en los e nunciado s políti cos de una época, qu e
no int erviene o qu e mayor icai;iamente no intervien e en los enun ciados polít icos
,k un a época. En otros términos , ¿cuándo es qu e los enun ciados anti semita s
!ranquean el umbral de politización ? Se vuelve una bu ena pr egunta.
Y así funciona para rndo. Suc ede qu e los enunciado s impli can reglas d e
lilrmación. Y veremo s que esca idea es tan important e que puede llevarn os m uy
k-jos . Todo enunciado po see sus reglas de formación. Sus reglas d e formación
110 se agotan en eso , pero conllevan la determinación d e un umbr al que h ace:
qu e el enunciado perten ezca a cal o cual um b ral. Ha y reglas de formaci ón sin
l:ts cual es un enun ciado no pu ede ser político, hay reglas de fo rmaci ón sin las
l uales un enun c iad o no pu ede ser dipl orniitico, h ay reglas de for m ación sin

l:ts cuale s un enunciad o no pu ed e ser religioso, etc.


Po r tanto, no solamente hay que hablar d e 1111 umbral de ciemificidad para
l'nunciad os po sibles. Ha y que h ablar de u n umbral de politización. De un
umbral de etización: ¿a partir de qu é m o m emo y d e qué umbr al un en u nciado
es moral? No es para nada obvio. De un umb ral d e este cización. Cuando se
plant ean , por ejemplo, probl ema s del tipo : ¿cuánd o es que la naturJ.lez.a adqu ie-
re un valor estético? O bi en es un falso pro bl ema . o bien es muy interesante,
110 se sabe, tendrá que decí rn oslo el análi sis. Pero ,,¿cuánd o es q ue la naturaleza

;1dq ui ere un valor estético '» signi fica «¿cuán do y cómo es q11e los enunc iados
sob re la naturaleza fran qu ean el umbral estéti co d e la época? ,,. ¿Y qué hay que
dec ir de la o pinión? Lo s enunciados de opinión tambi én tienen un umbr al. Y
lo mismo para las visibilid ad es. Las visib ilidades t:"1mbién tien en u n umbr al.
Esco m e p er mit e enriquecer la noc ió n preced ent e d e :1.rchivo. Hace u n
momenrn decía - y era la primera determina ción- que el archiYo es una estra -
1ificación, un estr;.1ro,un a formac ión h istó rica. Es dec ir -era h primera det er-

111in ación del estrato- que es un a combi n ació n de lo visib le y de lo enun ciab le.
Lso ya co nstitu ye cierto espeso r del estrato . Ahor a pued o añad ir que el estraco
l'\ un ap ilami ento de umbr ales diversam ent e orit:mado s. Y ven usted es que esto
l·nriqu ece la no ció n d e arqueología. Un apilami en to de umb raies diversamente
nri encados según los cuales los en un ciado s podrán ser llamado s «en unci ados
p()lític:os ,, de tal forma ción , ,,enun ciado s esréricos», uenun ci;1dos ciéntífi cos»,
v l c. Lo cual quizás nos permita precisar la idea d e un régim en de enun ciados.

43
C/,1se2

¿Qué comprende el régimen de enunciados? Al menos tres cosas: la de-


terminación del estrato sobre el cual se producen los enunciado s, es decir la
determinación de la formación histórica; la determinación de la familia de
enunciados a la cual pertenece el enunciado; y la determin ación del um bral
-¿es polí tico, juríd ico, estético?-. Notarán que los enunciados de igual famili:.1
pueden perten ecer a umbral es diferente s. Y que enunciados de igual umbral
pueden pert enecer a familias diferentes. Por ejemplo, en una mi sma formación
histórica y al nivel de una mism a ciencia, es decir de un mismo umbral, el
umbral de la biolo gía, tendrán enunciados evolucionistas y enunciados anci-
evolucionistas. Pertene cen a la misma forma ció n, es de cir al mismo régimen,
tienen el mismo umbra l, y sin em bargo no son de la mi sm a familia. La
formación, la fami !iJ., el umbral son entonces característicJ.s de los estrato s.
Continuemos. El saber no es la ciencia. La ciencia es un tip o de saber. Lo
cual quiere decir , parJ. Foucault, que todo saber es fund ame nt alm ent e una
pr áct ica. En efecto, el sJ.ber está he cho de prácti cas: pr ácticJ.s de visibi lida d ,
práct icas de enun ciado. O, si prefieren, pr ;Ícricas discursivas - los enunciad os- y
pr áctic as no discur sivas -la s visibilidades-.
¿Y qu é es la verdad? Es la combinación de lo visible y de lo enunciable ,
siempre volvemo s a eso. ¿Pero en qué caso la combinación supo ndr ía una
verdad? Aquí quizá vJ.mos a tener un probl ema . En cUJ.lquier caso, Fou cau lt
reivindicará una historia de lo verdadero, una historia de la verdad. Y de ciert a
manera tiene razones para pen sar que realiza, al meno s en parte, un punto
fundamental del progr am a de Niet zsche: una histo ria de la verdad. ¿Por qu é
hay una historia de la verdad? Precisam ent e porqu e el saber es cuestión de
práctica. El saber es cuestión de práctica, y la verdad es la relación entre p rác-
ticas discursivas y práctica s no discur sivas.
En otros términos, lo verdadero , la verdad, es inseparabl e de las prá cticas
que la producen, es insepar able de un proc edimi ento. Y es lo qu e indicaba la
última vez de una manera todavía mu y vaga . A saber, que se puede reservar
el tér mino «proc edimiento» pJ.ra designar la relació n entre las dos prác ticas,
práctica discur siva de en un ciad o, práctica no discur siva de visibilidad. Reser-
vamos entonces la palabra «pro cedimiento ». Y lo verdadero nunca es separ able
de los procedimientos po r los cuales no solamente se lo alcanz a, sino que se
lo produ ce.
«Yo quiero lo verdadero». H e allí un enunciado, o la apari encia de un
enunciado. Habrá qu e pregunt arse si es un enun ciado. Ustedes se da n cue nta
de que aún no hemos abordado el pr oblema esencia l: ¿qué es lo que Foucau!t
llama un enunciado? ¿Es lo mismo que un a frase? Por el mom ent o partimos
de una frase, puesco que no ten emos to davÍJ. los m edi os pa ra hacer otra cosa.

44
El sabn y los enunciado.<.

Vamo s muy suav em ent e en nue stro s aná lisis. <•Yo qu iero lo verd ade ro». No
pu ede ser un enunciad o . Sentim os ya qu e los e nunciados y las frases no van
a ser lo mismo . ¿Por qu é? Porqu e esta frase no m e dice gran cosa. Si les di go
qu e consideren la frase «yo qui ero lo verd ad ero», inm edi atam ente ti enen
gan as de saber quién pued e decir algo así. H ay mu chas p ersonas que pued en
dec irlo , pero son tan variada s . .. Aquí avan zamo s mu cho - siempre se avan za
cu and o un o menos se lo espera- ya que ¿n o h abrí a qu e decir q ue en la frase
<•yoq ui ero lo verdadero >,_hay tamos enunciado s co m o perso nas para dec irla? Al
mism o tiemp o reculamos, porque eso querría decir qu e el enun ciado depend e
d e q ui en di ce la frase. Qui zá, pero no solam ent e. D ejem os ent o nces esto a
un lado, to d avía no tenem os los recursos. Ha br á que volver sobr e este punt o,
será centra l para la cues ti ó n d e qu é es un enunciado , y d e cu ál es la di feren cia
entr e una frase y un enun ciado .
Vu elvo en to n ces a «yo qui ero lo verd ad ero ». ¿Qui é n dic e eso y qu é qui ere
d ecir cuando lo dice? ¿Cuál es su objeto ? V im os en qué sentido -p o r la pre gu nta
qu e m e pl ant eaban- se p odí a ha b lar d e un objeto, d e un ob jeto de enuncia d o ,
de un obj eto d e visibili da d . Cua n do Desc irr es dice «yo quiero lo verdad ero »,
no oculta lo que qui ere: qui ere la cosa en persona, q u iere la pres enci a. Quiere
la evidencia. Solo qu e no es posible llega r a la evidenci:i..Pero q uiere b cosa en
per sona, como idea , la cos a en sí mi sm a co mo idea. C ua nd o H u m e en el siglo
XVIII dice «yo quiero lo verdad ero ,>,¿qu é es lo qu e qui ere? Q uiere signos. O el
p ropi o Hobbes, contempor áneo de D escart es, q uiere signos . No q uie re la cosa
en p erso na , la cosa en persona no le dic e mu ch o , qui ere sign os a p arcir de los
cuales podrá inferir lo verdadero. Pero lo verda dero nu nca estar á da do, siem pre
será in ferid o a partir de-otra cosa. Cuanto m ás pr oba bl e sea la inf erencia, más
seg uro será. H e aquí qu e «qu erer lo verdadero ,, ha com enzad o a volve rse m ás
pr eciso . «Yo qui ero lo verdad ero ,, ya da lugar a do s familia s de enun ciad os.
H ay en f oucault un a idea co n muchos matic es qu e ti enen qu e tener en
ment e. Son d os cosas a la vez. ·1esis 1: cada épo ca, cad a form ación h istó rica
dic e tod o y mu estra to d o . Tesis 2 : las visibilid ad es y los enunciad os no está n
dad os inm edi atament e, h ay q ue extr ae rlos. Vam os entonc es a consid erar estos
dos aspecto s.
E[ primer aspecto es qu e no h ay sec reto, n o h ay n ada oculto. Esto qui ere
decir qu e si con sid eran los en un ciad os - entr e parént esis: cómo voy a enc o n-
trarlo s es un problem a qu e sur girá inm edi atamente des pu és- , ven bien que
todo está di cho. Si con sid eran las visibilidad es, está todo m ost rad o . Es evidente .
Inclu so ant es de saber qué es un en un c iad o o qué es u n a visib ilida d , es pr ec iso
desh ace rse d e las ideas pr econ cebid as qu e con siste n en cree r q ue los d iscur sos,
qu e [o di scur sivo, oculta.

45
Om1·.l

Por ejemplo, no hay que ser muy astuto para conocer las reglas que deter -
minan la politización de un enunciado, es decir su naturaleza políti ca. Not en
que los hombres polític os nunca mienten y que, en un sentido, dicen codo con
un cinismo radi cal. Es estúp ido decir que mienten. No mienten en absoluto .
·1omen la actual campañ a electoral. La derecha dice exactamente lo que nos
sucederá tra s las elecciones. Se sabe. Chirac no es en absoluto un ment iroso,
es veraz. No tienen necesida d de ocultarnos nada. Se sabe mu y bien lo que
nos va a suceder, no se nos oculta . No se nos oculta que los tipos jóvenes y
un poco morenos sufrirán controles de identidad. No se puede decir que no s
mienten, nos lo anuncian. No se puede decir qu e nos ocultan que la patronal
podrá despedir sin que el ministerio de trab ajo se inmiscuya. Los hombres
políticos dicen absolutamente codo, no tienen nada que ocultar. O en todo
caso, cuando tienen algo que ocultar se trat a de cosas totalmente personales:
cuando son corruptos, cuando roban dinero. Pero no nos referim os a eso, eso
no es lo important e, eso no es lo grave, sino sus program as. Y tien en siempre
una fidelidad abso l11t;1 para con sus programas.
Mu y al comienzo, cuando la mayoría de ustede s todavía no estaba aqu í,
tomaba otro caso: el discurso del Papa. Nunca hay qu e decir de un di scurso
ni qu e es mentiros o, ni que es insignificante y que habla po r ha blar. Cuando
el Papa habla de la Santa Virgen -y aquí también hay que tener en cuenta el
umbral de religio sida d de los en unciado s-, no habla por hablar ni repr esenta
un arcaísmo. Habla con exactitud, según las reglas del enunciado religioso .
Evidentemente él observa las reglas d el enunciado religioso, sin las cuale s
un enunciado no habría fra nqu eado el umbral de religiosidad. Lo mínimo
que se puede pedir es qu e el Papa logr e qu e sus en unciados franqueen el
umbral de religiosidad, sino ¿qué pasaría? [risas]El Papa no s di ce algo muy
importante. Nos dice que el ecu menismo, es decir una política religio sa
de unidad d el cristianismo , del catolicismo, del prote sta nti smo, etc., está
caduco, y qu e él reinrroduce la universalidad , el uni vers alismo propiamente
católico en contra del ecumenismo. En efecto , siend o que el prob lema de
la Virgen forma parte de los puntos de fricción ent re el catol icismo y la
Reforma, es ob vio que el amor intenso del Pap a po r Li virgen sign ifica algo
que los refor mado s, que los prot estantes captan cabalmente. Entonce s no
se puede decir qu e habla por hablar, sino que, conforme a las reglas según
las cuales un enunciado es religioso, dic e estrictamente codo. Y cuando besa
la tierra, y habla toda s las lengua s, y cuando necesita decir «buen día» cada
vez que desembar ca en un país hablando la lengua de ese país, tamp oco es,
como suele decir se, para dar espec táculo , sino para reivindicar el don de las
lengua s de los apó scoles. Y eso ti ene un sentido en la universalidad católica,

46
El saber y los l'mmcia dos.
---- --- - -- ------- --- ------

un sentido extremadamente preciso . Es decir, es un tipo de enunciado que


dice exactamente lo que quiere decir.
Y para aquellos que gustan de Proust, los remito a un texto de En busca del
tiempo perdido en el cual pone en escena a un embajador de nombre M. de
Norpois. Son dos páginas espléndidas en las que M. de Norpois explica que
el lenguaje diplomático tiene ciertas reglas4. Foucau!t di ría que hay un umbral
de diplomaticidad de los enunciados. Y que, habida cuenca de las reglas de
los enunciados diplomáticos , las actas de reuniones entre los ministros de
diferentes países, por eje-mplo, dicen exactamente toda la verdad. Nunca hay
algo oculto .
Si uno sabe las reglas d e la formación de los enunciados en determinado
ámbito, no nos ocultan absolutamente nada. ¿Q ué quieren qu e oetdten?
Cuando Reagan anuncia, por ejemplo, que bajará los impuestos y que, a
cambio, desmantelará las instituciones d e asistencia soc ial, no pueden decir
que miente o que oculta algo. Es evidente. Es una evidencia. No se puede decir
que Hitler ha ocultado algo. Habría que no haber leído ni una línea de Hitler
para estimar que ocultaba algo. Sería int eresante preguntarse - y es un poco el
problema que ha trabajado Jean-Pierre Fayeº-qué son y cómo puede habl arse
de enunciados propiamente fascistas, y cómo aparecen. ¿Cómo aparecen en
un campo político los enunciados de un nuevo tipo, los en unci ados fascistas?
Ahora bien, lejos de octdtar los fines y los medios del fascismo, Hitl er es el
introductor y el inventor de un régimen de enunciados qu e a partir de allí
reconoceremos bajo la forma de enunciados nazis y de enuncia dos fascistas .
Por eso es muy interesante leer los periódicos, porque en un sent ido está todo
dicho , no hay secreto .
Ahora bien, en su obra Foucault vuelve en repetidas ocasiones y de una
manera muy inreresante sob re el discurso del filánrropo. Mostrará que el filán-
tropo dice exactamente todo y que , literalmente, para saber lo más oscuro de
una época, lo aparentemente más oculto, basta con tomar a! pie de la letra el
discurso del filforropo. Lo más crudo y lo más cínico se despliega en el discurso
del filántropo. Esto nos servirá un po co más rarde, por eso lo des;¡rrollo desde
ahora. Veremos que una de las bases d e la crítica de Foucault al humanismo
tiene su fuente en su crítica del discurso del filántropo.
Pero criticar no quiere decir extraer un secreto. Es una operación mu y
diferente, es extraer las reglas a las que obedece tal tipo de enunciado. Ahora

·• Cf. el inicio de Marce! Prousc, En busm del tiempo p erdido , romo 2: «A la sombra
de: las muchachas t:11 flur».
' Jean-Pierre Faye, Los lenguajes tot,zlita rios, Tauru s, Madrid, 1974 .

47
Clme 2

bien, esras reglas no están dadas, pero no son secreras, no esrán ocultas. No
están dadas porque son reglas. Las reglas no están dadas. Lo que está dado
son los productos, es decir los propios enunciados, incluso si se los encuentra
según las reglas.
Volv;.1mos al discurso del filánrropo, entonces. El primer gran caso de
análisis del discurso del filánrropo, es decir de l régimen de enunciados que le
corresponde, es la liberación de los locos al final del siglo XVIII y a comienzo s
del siglo XIX, casi simulráneamence en América y en Francia. En Francia está
Pinel, repmado como un gran filánrropo en la época, y que libera a los locos de
sus cadenas. Antes de venir revisé «Pinel » en el peque110 Larou sse. Dice: «Sus-
tituyó la violencia por la dulzura en los asilos>> . Por eso es un gran filántropo .
Hay una anécdota célebre, cuya fuente cita Foucault. Se trata del hijo de
Pinel, quien cuenta la entrevista grandiosa del monstruo deforme y del gran
filánrropo. Es el convencion;.11 Comhon, paralírico, regicida -había votado
la muerte de Luis XVI-. Estaba inválido, paralítico, se paseaba en su silla de
ruedas. Y Couchon visita a Pinel en el asilo, y le dic e: «Camarada, cú mismo
estás loco, pues me cuentan que quieres liberar a estas criaturas innobles ». Y
Pinel lo mira desde su altura y le di ce: «Sí ciudadano, y lo lograré ». Y el otro
le dice: «Que ce vaya bien, pero que no se te escapen ,,. Y el monstruo se va
empujado en su silla, y el gran filántropo acaba su obra, rompe las cadenas
de los locos.
Foucaulr 110está en contra, pero nos dice que no hay que quedarse sim-
plemente en este bello relato filial, sino que hay que ver las declaraciones del
propio Pinel. Esto nos interesa de manera directa, nos pone un poco en el
camino para encontrar enunciados. En sus declaraci ones Pinel h abla efecti -
vamente de liberar a los locos, de quitarle s sus cadenas. Es una doctrina, no
puede negarse . Y en efecto, los locos ya 110estarán encadenado s, o al menos
inmediatamente encadenados. ¿Pero qué reemplaza a las cade nas? Pinel no lo
oculta, todo el mécodo descansa sobre esto: es preciso que el loco sea cons-
tantemente visto, es decir vigilado, y constanteme nte ju zgado . Pin el lanza los
dos grandes términos que van a ponernos en la vía de los enunciados: mirada
y juicio. En otros términos, reemplaza las cadenas materiales por la mirada del
vigilante, la mirada perpetua del vigilante, y el juicio perpetuo del curador.
¿Por qué recalco esto? «Mirada» nos remite a visibilidad : que el loco sea visible
las veinticuatro horas del día. Y «juicio » remite a un tipo de enunciado. El
estatus de la locura queda definido en términos de visibilidad y de enunci ado.
Mirada perpe tua, juicio perpetuo.
Por un lado, enronces, aquello que parece pertenecer a la filantropía. Pri-
mero, suprimir las cadenas . Segundo, las aseveraciones constantes de Pinel d e

48
El sabery lo.<enunciados.

,pie el loco no es culpable de ser loco. En el siglo XVII, en los enun ciado s de
l.1sinrazón, el loco era efectivamente, de ci erta forma , culpable de ser loco ,
.1.,irnmo el apasionado era culpable de sus pasione s, culp ab le de no seguir a la
1.1 1 <lll. El conc epto de sinrazón aseguraba la cu lpabilidad. El loco es culpable

,k sn loco. Enunciado filantrópico de Pinel : el loco no es cu lp able de ser loco.


Sin embargo, como dice Foucault -lo s textos de Pinel lo dicen más ex-
1rnsamente-, la idea de Pinel es que el loco ha dejado de ser culpable de ser
loto, que el loco es inocente -gran avance en humanidad-, pero que en su
locura inocent e es responsable de lo que con dicha locura viene a perturbar ,
d orden moral y el orden social. En orros términos, Pinel produjo una ope-
r:H.ión magi stral, hizo franquear el umbral moral a los enunciados sobre la
lornra. Es formid able. El lo co es inocente, pero esta locura inocente lo lleva
.1 perturbar el orden moral y social. No es culpable, es respon sable de aquello

,¡u l' pertu rba el orden moral y social 6 •


U enunciado de la locura franquea el umbral mor al pero , prec isa Foucault
y tien e razó n para todo el comienzo del siglo XIX-, no franqu ea en absolu-
10 d umbral epist emológico, el umbral de la cien cia. A tal punto que P in el

j.1111:ís habla en nombre de un conocimiento de la locura , habla e n nombre


de la moral. Es mucho más tarde que se formará una psiquiatría que invoca
1111 conocimiento de la locura. En ese m om ento los enun ciad os d e la locura
liabr án franqueado el umbral llamado «epistemológico ».
Lo que Pinel hace es otra cosa. Ha ce franqu ea r el umbra l moral a los
rnunciados de la locura. ¿Qué qui ere decir esco? Que si siguen la letra del
discurso de Pinel, ven do s cosas . Por un a part e, qu e existen mejores cadenas
1¡uc las físicas: la mirada del vigilante y el juicio del curador. Segundo punto:
l1.1yuna respon sabilidad má s profunda qu e cualquier culpabilidad, es decir
11ti, profund a qu e la culpabilidad de ser loco . Es la responsabilidad que el
lorn tiene cuando atenta co ntra el orden moral y social. Umbral m o ral de los
rnunciad os sobre la lo cur a.
¿Y cuál es, desde entonces, la operación del asilo en el siglo XIX, po r opo-
, iciún a la situación del siglo XVII ? Se qui ebran las cadenas del loco, pe ro se
lo va a encerrar en una especie de modelo familiar. Y Foucault mu estra mu y
l ,irn qu e a fin de cuentas el psicoanálisis es perfecto, po rqu e ac~ba, lleva a
l.1perfecci ón la empresa de la psiquiatría del siglo XIX . No romp e co n ella.
l't 11.:ssi buscan cuál es la organización del asilo en Pin el, la mirada y el juicio a
p.treir de los cuales el loco será tenido por respo nsable de las alte rac ione s que

'· Cf. Michel Foucaulr , H istoria de la locura en la época clásica, op. cit. , ro mo 2,
1'· 222.

49
Clase2
- - - - -- ---

provoca en el orden moral y social, verán que es la situación del niiío en un


modelo familiar. Y la psiquiatría ya no abandonará nunca el modelo familiar .
El curador no es tratado como un sabio, sino como un padre. Y Pinel es el
primer padre de este nuevo tratamiento de los locos.
Ahora bien , ¿puede decirse que hay algo oculto? No, na.da. En los discurso s
del filántropo de asilo no hay nada ocu lro. Aun más, si el loco se obstina en
alterar el orden moral y social, entonces sí hay que castigarlo. Se lo vuelve
a encadenar. A menudo se lo vuelve a encadenar. Pine l se explica con gran
ingenuidad . Los textos que no s da Foucatilr son inequívocos , y Foucaulc no
interpret a, resume: «Hace falta que la locura ya no cause miedo , en cambio,
es preciso que el loco tenga miedo ,/ . Es la base de codas las terapéuticas de la
locura a principios del siglo XIX. El siglo XVII, que encadenaba a los locos,
nunca se propuso que el loco tuviera miedo. No quiero decir que haya que
caer en la inversa y creer que el siglo XVII era formidable [risas]. Pero no se
decía «lo que hace falta es que los loco s tengan miedo». Se los rranba como
animales, pero porque se les temía . Por eso los trataban como animales . Con
Pinel cambia codo: «Ha ce falta que el loco tenga mi edo ». ¿Se dan cuenta? No
hay lugar para la interpretación. En efecto, es una maner a en qu e la burguesía
se da seguridad respecto al problema de la locura: «¡Son ellos los que deb en
tener miedo, no nosotros! Los normales no cenemos que lener miedo de los
locos, ellos deben tener miedo ». Es el miedo qu e deben tener de lo que va a
suceder si alteran el orden moral y socia l del ho sp ital.
Y coda la reglam entación, codos los enunciados sobre la locur a van a referirse
a una esca la de sanciones. El loco deb erá vivir en el miedo que va a imp edirl e
alterar el orden moral y social. Esca escala de sanciones, que comienza co n una
du cha, no es presentada por Pinel como un medio terapéutico, sino como un
medio para provocar mi edo. Carácter repentino d el castigo: es esencial que el
castigo sea repentino . Y allí los enunciados dicen codo .
Tienen, por ejemp lo, un loco qu e coma una pi edra mientra s pasea. El
vigilante está allí y lo observa -es preci so qu e el loco esté cons tantem ente
vigilado- . Toma una piedra y el vigilante le dice: ,,¡Atención! ¿Q ué tienes en
la mano? Suelta la piedra »ij. Y si no la sue lta . .. . Hace falta que tenga miedo ,
así la próxima vez no recoge rá la piedra , habr á co mprendido qu e no hay que
recoger la piedra. No es cu lpab le de estar loco , de acuerdo, es comp leta mente
inocente . Pero es respo nsab le de las p ert urb aciones que acarrea para el or den
público, es d ecir el orden moral y social. Recoger la piedra es una perturba-

- Cf. ibídem , p. 22 1.
Ibídem, p. 228.

50
El .<
nba y lo.<enuncindo.,.

, ión , perturba el orden social. Y bien, si no la suelta , lo pagará . Y el carácter


I l-penrino del castigo, una vez más, es un factor esencial.

Del mismo modo , en Vigil ar y castigar encontrarán un largo análi sis del
discu rso del filánrrop o de pri sión. Es muy intere sante, porqu e en la mi sma
1·poca de la prisi ón - ya lo vimos- el derecho penal se convierte en un dere cho
l uyos enunciados son sobre la delincuencia. Ahora bien, «la delincuencia »
n una categoría nueva. Es un ob jeto de enunciado, lo que llamaba hac e un
momento un objeto di scursivo . En ese derecho penal, qu e sufr e en aqu el
11wmento toda una renovación, se ob serva ante todo una suavización de las
penas, de las sanciones. El filántropo logra una humanización de las sancio-
I1es, en especial el suplicio, que tiende a desapar ece r lentamente. La prisión
reemplaza al suplicio.
En efecto, en el momento en que no había prisión, las sancione s eran del
tip o suplicio, exilio, galeras , trab ajos forzados. La pri sión no es algo ne cesario
en un régim en de sanciones. Ha y derechos sin pri sion es. En todo caso, la
¡,risión no proviene del derecho . Foucaulr lo ha mo strado de manera defini-
1,va: el régimen penit enciario no proviene en absoluto del derecho. Aun m ás,

l1ay derechos qu e no inclu yen la prisi ón, o que solo la inclu yen en casos mu y
precisos, mu y raros . ¿Có mo se castiga en el siglo XVII? Existen las galeras, el
l'xilio, los suplicios. Eso ya cubre una enorme categoría de castigos . Las lettres
rlr cachet9 , donde sí hay encierro, son un caso que Foucault ha esmdiado mu y
1lc cerca. Ya volveremos sobre esta insticución muy extraúa de la monarquía
francesa. Es exactamente como el «internamient o voluntario » de hoy en dí a:
\e enci erra a alguien por pedido de la familia. M e par ece que el int ernamiento
voluntario actual en psiquiatría es el hered ero directo de las lettr es de cachet.
l\·ro la pri sió n no es necesaria en una escala de sanciones .
Y al mi smo tiemp o que se forma la prisión, el derecho penal sufr e modi-
licacione s por su cuenta , por su lado, de maner a indep endi ente. Ha y lo que
,e llama un a numeración de las pen as: en lugar de supliciar a las per so nas, se
lt.:s da dos años de prisi ón, rres años de prisión , ere. Discur so del filánrrop o.
Pero aquí también, dice Foucault , hay que mir ar m ás de cerca. Es fácil de ver
y está dicho . En los enunciados de la épo ca se insiste enorm ement e en que
b criminalid ad está cambiand o. Se continúa todavía en los enunciado s del
tip o Wesley1t'.

" ()rdene s reales de en cierro . (N . de T.)


111
John Wesley (1703- 17 91 ), pastor angli cano y teólogo ingl és, fundador J e la
i¡;bia merod ista.

51
Clase 2

¿Qu é significa esta evo lució n de la criminalidad? Signifi ca que enrre el siglo
XV11y el siglo XV111hay un fenóm eno muy interesante, qu e fue analizado muy
bien por un histo riado r contemporán eo, mod erno , qu e se llam a Chaunu. Y
Chaunu cuenta una histori a muy inter esante 11• Dice que entre el siglo XVII y
el siglo XVIII -re sum o en líneas mu y generales su estudio- los crím enes cont ra
las personas experimentaron una regresión, pero en cambio se desarrollaron
enormemente los crímenes contra los bi enes. Ha y razones para ello, razones
de todo tipo. ¿Por qu é? ¿Qué implicaban los crímene s contra las per so nas ?
1odo el régim en del siglo XVII está mu y ligado todavía a crím enes rur ales, y
a bandas, a mesnada s, a rebelion es campe sin as, a grandes banda s. Pero suce de
qu e, de un siglo al otro, el modelo urbano se desarrolla mu cho, la circula ción
del din ero se desarrolla mucho , pululan por ejemplo las esta fas. Las grandes
banda s rurales están en vías de desaparición y, en lugar de ellas, tienen el
fenómeno de peque11:1sbandas urban as que se entregan más bien a crím enes
co ntr a los bi enes. Po r supu esto que siempre se nut a, pero la proporción ha
ca mbiad o mu cho . Entonc es, no es tan to que la justi cia se haya vuelto m eno s
severa. Al co nrr;ui o, en los enunciado s de la época se ve que la vieja ju sticia no
es lo sufici ent emente severa para esta nueva crimin alidad: en efecto, se traca
de pequ eñas estafas o de robos qu e, en el siglo XVII, ni siqui era se hubi eran
per seguid o. En un sentido , es un3. ju stici3. dema siado grand e como para captar
el de tal le de la crim inalidad. Co mprenden qu e cu ando la natur aleza d e los
crímene s cambi a y au m entan en una gran propor ció n los cr ímene s contra
los biene s, L:ijusticia se tiene qu e volver más fina, debe estrechar sus mallas.
Debe evaluar los crímenes y la delin cuen cia d e un a man era completamente
distint a. Aho ra b ien , la justicia del soberano , el modelo Real de la justicia,
no podí an capea rlo s. En función d e esta nu eva crimin alidad , hace falta un
reaju ste del pode r de castigar.
Y los enun cia do s del der echo van a traducir , no tanto un hum anismo , no
tanto un aumento en la suavidad de las costumbres. No, se trata de otra cosa.
Tampoco es crue ldad . Es un a especie de muta ció n , es decir un nu evo régi m en
de enun ciado concerniente a la criminalid ad. Es allí que va a apa recer el objeto
discur sivo «delincu enc ia,,. Se trata de captar en las malla s de la ju sticia todo
un domini o de «pequ eña » -ent re co millas- delin cuencia que esca paba a los
enunc iados preced ent es.

11
Cf. Pierr e Chau nu , Annrtles ele Normandi e, dond e P. Chau nu publi ca estudi os
demográfico s e hi stóri cos. C itado en va rias oc asio n es por M ichel Foucaulr en Vigilar
)' castigar , op. cit., pp. 69- 7 l.

52
El .<nbcrylos enu nciados.
--------------- ----------- - - --

¿Qué quiere decir esto? Quiere decir - y aquí invoco un tercer libro de
Foucault- que los enunciados del derecho , pero no solo del de recho, los
enunciados jurídicos, los enunciados polític os, inclu so los en u nciados técn icos,
van a cambiar sing ularmente de natur aleza, de régim en .
Te ndr emos que vo lver so bre todos esto s pt1nros, pero inrenro defin ir mu y
a gra nd es rasgos el pode r del soberano, qt1e se rermi na , dig amos, a fines del
siglo XVII, en las co nd icion es de la monarquía absoluta france sa. ¿Qué es el
pode r del so berano ? Se definiría como un derecho de exrrae r. Son en unciado s
de extra cc ión : la parte d el Rey, o la parte del señor. ¿Qué es lo que corre spo nd e
al se11or, extraído de la pr oducció n , extraído de la vida, extr aído de las riqu ezas?
¿Qué es lo que el señor tiene der echo de extraer? ¿Qu é es lo que el Rey, el
seño r de los se11ores,ti ene el derecho de extraer, tanto sob re los seño res co m o
sobre el pu eblo? Es un derecho de extra cción, es una operación de extracc ió n .
Por otra part e, ¿cuál es la mayor de las extracc ion es? La vid a. Es un derec ho
de mu erte, un d erecho de hacer mor ir. El sobe ran o es aqu el que exrrae y qu e
eventua lm ente dec ide sobr e la mu erte . Este es el viejo régimen de enun ciad o.
El enun ciado soberano distr ibuye las extraccio nes y dec ide eventualm ent e sob re
la muerte. Es decir, el soberano se pregunta: ¿te dejo vivir o decido tu mu ert e?
H acia el siglo XVI II co mienza u na mut ación - resumo muy burdamente-
que v:i a ca mbiar de m anera singub. r el régim en de enun ciado , en el aspecto
político, ju rídi co , reglam enta rio , técnico , etc . Ya no se trata de extraer, de
tomar su parte sobre la produ cción, sobr e la riqu eza. Se trata de hacer producir.
En otros términos , ha cer producir un efecto útil y mu ltip licar el efecto útil.
Oiría que ya no se mua d e un régim en de extracción, sino d e un régim en de
organ ización o de cuadriculado . El probl em a del poder ya no es qué extra er
de las fuer zas vivas, sino có m o componer las fuerza s vivas para qu e produzcan
al máxim o. En otros términ os, es un pro blema d e o rganización y de cuadri -
cu lado, ya no de ext racción . Si ustedes quier en , es lo qu e foucault llam ará
«en un ciados disc iplin arios», «enun ciad os de disciplin a,,, por opos ición a los
«enun ciad os de sobera nía». «Disciplinario » es un régim en de enunciado s, asi
como «soberanía ,, era un régim en de enunciados.
Para lelam ent e, el poder ya no es el derecho de hacer perec er. Así corno ya no
extrae, sino qu e organiza , hace producir y multiplic a lo produci do medi ante su
cuadri culado y su organización , el pod er ya no hace morir , ya no se da como
meta, ya no se da co mo propia la decisión eventual de hacer mor ir, sino qu e
se da co mo meta la gestión y el con trol de la vida. H ay qu e tomar esto mu y
concretam ent e, en las técni cas qu e comi enzan en el siglo XV III , qu e imp lican
toda la estadí stica de la vida, con el empl eo de probabi lid ades: cálculo de pro -
babilidad es qu e co nciern en a la riqu eza, a las poblaciones, inclu so a las cultu ras.

53
Cla.<e2

Es nu estro mundo moderno el que comienza. Nuestro mundo moderno es


disciplinario y gescionario, por oposición al mund o que se terminarí a, segú n
Fouca11lt, hacia fines del siglo XVII, que era un mundo de soberaní a y moní-
fero, en el sentido de que el pod er del príncipe es la decisión eventual de hacer
morir. Gestionar y administrar la vida. Desde inicios del siglo XVIII comienza
la idea fundamental de que no hay nación sin demografía , de que la potencia
de una nación implica coda una demografía en crecimiento, y son empleados
entonces todos los métodos demográficos. ¿En qu é condiciones debe crecer?
Se trat a de los problemas que desde entonces se convierten en los problemas
corri entes del Estado: los matrimonios, las muertes , los na cimientos. La co m-
paración estadística de codo eso entra en el aparato de gobierno. ¿Pero qu é
quiere decir esto? La cuestión ya no es hacer morir , es controlar la vida, hasta
en sus más pequeños d eta lles. Es un tipo de poder completamente distint o.
Entonces, como dice foucault en una página mu y bella de la Voluntadde
saber, resulta evidente que la abolición de la pena de muerte es, desde el co-
mienzo, una tendencia de este nu evo régimen de enunciado. Har á falca mucho
tiempo para llegar a su abolición, pero es obvio que en este nuevo régimen
de enunciado la pena d e muerte es un resabio del viejo poder soberano. ¿Por
qu é? Si el verdadero objeto del poder es la gestión y el co ntrol de la vida, hay
algo mu y chocante en la pen a de muerte para los regímenes de este tipo . Es
por eso que desde el siglo XVIII tienen una denuncia absoluta de la pena de
muerte , que va a proseguirse de autor en autor, de especialista en especialista,
con todos los argumentos que hemo s visto resurgir en Francia en el moment o
en que por fin fue abo lida. En ese momento se recordó qne esos argum entos
ya se encontraban en Viccor Hugo . Pero los argumentos de Víctor Hugo sobre
el hecho de qu e la pena de muerte nunca había impedid o la propagación del
crimen, etcétera, ya se encontraban en el siglo XVIII. Todo estaba allí.
En efecto, el poder se define como una gestión y un contro l de la vida en
sus más ínfim os detalles. Por ejemplo, una mujer debe tener tres hijos. Son
texto s y enunciados que apa recen constantemente en el siglo XVIII. No h ay
que cree r que la anticoncepción existe desde ha ce poco. El siglo XVIII ya
está m et ido en la di scusió n sobre la anticoncepción, sobre su ut ilización en
el campo. No hay que considerar a las granjeras como atra sadas : parece que
desde el siglo XVlll la anriconce pción en el campo plant eaba un problema
extremadamente import ante para las na ciones. Ha y cosas nu evas, pero a veces
nos equ ivocamos en nu estra evaluación de lo nuevo porque no tenemos un
buen método para despejar los enunc iad os.
En fin, sienten que la pena de muert e es en efecro algo inasim ilable para
la nueva co ncepc ió n del poder. Pero no es que para este pod er la muerte n o

54
El snber y lo.<munciado.<
.

exista, dice Foucault, sino que la muerte es siempre el revés de lo que el poder
ha decidido sobre la vida. No era así para el Soberano.
Quiero decir que la muerte moderna, en su relación co n el poder, es el
holocausto. N o es la pena de mu erte , es el holo ca usto, es decir la desapar ición
de grupos enrero s. ¿Y por qu é el holocau sto es verdaderam ent e m ode rno, es la
infamia moderna ? Es mu y simple: no se puede concebir los holocausto s bajo
la vieja forma del Soberano «yo re condeno a mu erte». No se trat a de eso. N o
pu eden comprender el ex_terminio de un grupo, de un pueblo, de una nac ión ,
si no lo relacionan con las condiciones de vida que estima o se da a sí mi smo
el pueblo exterminador. Y creo que esta es una ob servac ión mu y, muy impor -
tante sobre la naturale za moderna de los holocausto s. A saber, los grupo s, los
pueblos exterminado s, son asimilados con microbio s, agentes in fecciosos que
amenazan la vida del pu eblo exte rminador. En otros términos, el exterminio
se produce en nombre de un vitali smo perverso, de un vitalismo propiamente
dem ent e. Tom en el exterminio de los judío s ejecutado por Hicler. ¿En nombr e
de qué se ha ce? El judío es asimilado a un agente patol óg ico, patógeno, qu e
amenaza la salud de la pura na ción aleman a. ¿Q ué reivindica Hicler? l a vida
y el espacio vital. Es en nombre de la vida, de una especie d e vitalismo de la
raza, de una especie d e vitalismo retorcido, que Hicler pro cede a la eliminaci ón
de los homo sexuales denunciad os entonces como agentes bact eriano s.
Es el tema de la vida y de la supervivencia. Las armas atómicas plantean
como condición de supervivencia la eliminación de pu ebl os enteros que serán
considerados como los age ntes infeccio sos de la vida de aquello s puebl os que
se sirven de las arma s atómi cas. La super v ivencia de la raza alemana ya era el
tema fund amental de Hitler. Todos los rema s de holo causto, de armamento
atómico -como dos rúbri cas mu y difer entes- se comprenden enterament e
en función de esca nu eva conc epción de la política como gestión y control
de la vida. ¿Si?

Intervención: (Inaudible)
Deleuze: la colonización de América . .. No puedo respond erle, tendría qu e
pensarlo ... No sé. Pero para plant ear la pregunta es preciso ya tener alguna
idea para una respu esta . Dí game su respuesta [risas].
Intervención: (Inaudible)
Deleuze : ¿Si ya exisría entonces el argumento de un espacio vital? ¡Me
sorprendería! D el mi sm o modo usted podría pr eguntarm e también si en las
colonias o pobla ciones de la Grecia antigua había ya un espacio vital. Yo le
contestaría que ciertamente no. Aunque hacía falta que expo nen población,
que exponen ciudadanos, no se hacía de nin gún modo en nomb re de un

55
Chue2

espacio viral. La idea de espacio vical aparece como tal en el siglo XIX. No
puedo respo nderle, pero es el ejemplo excele nt e de una investigación . Qui en
plante a la pregunta es quien debe responderl a. ReAexione sobr e esto y la
semana próxima no s dirá.

Para terminar esce punto quisiera leerles ese pasaje d e Fo ucaulr que me
parece mu y bello . Es l a voluntad de saber, págin as 179 y 180. Si int ento re-
sumir, el tema del pasaje es qu e en las sociedades mod erna s la pena de muerc e
individual tiend e a abolirs e y los holocaustos tiend en, por las misma s razones, a
desarrollarse. B Occidente conoció desde la época clásica una transformación muy
profunda de sus mecanismo s de pod er. la extracción tiende a no ser más la fo rm a
principal , sino solamente una pieza entre otras que poseenfun ciones de inci tación,
de reforzamiento .. . , etc. La extracción todavía existe para los impu estos . Pero
la verd adera forma del pod er es hoy: un poder destinado a producir foerzas, a
hacerlas crecery a ordenarlas, más que consagrado a obstaculizarlas, doblegarlas o
destruirlas. tl derecho de muert e tenderá desde entonces íl desplazarse, o al menos
a apoyarse sobre las exigencias de un poder que ante todo admin istra la vida y
se ordena en función de lo que ella reclama. Esta muerte qu e sefundaba sobre el
derecho del soberano a defenderse o a exigir que se lo defienda, 11a a aparecer ahora
como el simple reverso del derecho del cuerpo social a asegurar su vida, ma ntenerla
y desarrollarla. Sin emba rgo, lasguerras nunc a han sido más sangrientas que desde
el siglo XIX. e incluso, salvando las distancias, hasta ese momento los regímenes
nunca habían p racticado semejantes holocaustos sobre suspropi as poblaciones . Pero
eseformidable poder de mu erte - y es quizd lo que le da una parte de su fuerza
y del cinismo con el cual ha empuja do tan lejos sus prop ios limites- se da ahora
como el compl emento de un p oder que se ejerce positivamente sobre la 11 ida -n o
era el caso de la mu erte decidid a por el soberano-, que emprende la tarea de
ad min istrarla, aumentarla , multiplicarla, d e ejercer sobre ella controles pr ecisos
y regulaciones de conjunt o. l as guerras ya no se hacen en nombr e del soberano al
que hacefalta defmder , se hacen en nombre de la existencia de todos, se entrena a
pobl aciones entems para matarse recíprocamen te en nombre de la necesidad que
tienen de vivir. Las masacres se 11olvieronvitales. Es en tanto gerentes de la 11iday
de la supervi vencia, de los cuerposy de la raza, qu e tantos regímen es han pod ido
condu cir tantas guerras, haciendo mat ar tantos hombres. Y mediante un giro
que permite cerrar el cfrculo, cuan to más la tecnología mil itar ha hecho virar las
gue rras hacia la destrucción exhau stiva, más la decisión que las ahre y que acaba
por cerrarlas respond.e a la cuestión desnuda de la supervivencia . La situación
atómica estd hoy en la desembocadura de este proceso: el pod er de exponer a toda
una pobl ación a fa mu erte general es el reverso del pod er de garan tizar a otra su

56
El .rnbl'rylos enunciados.

mntinuidad en la e:ástencia. El principio de poder matar para poder vivir, que


,ostenÍtl la tdctica de los combates, se ha vuelto principio de estrategia entre Estados;
pero la existencia en cuestión ya no es aquella, jurídica, de la Soberanía, sino la
rxistencia biológica de la pobl ación . Si efectivamente el genocidio es el sueño de
lospod eres modernos. no se debe rt un retorno, actual , del viejo derecho de matar,
.ie debe a que el poder se sitúa y se ejf'rce en el nivel de la vida, de la espf'cie, de la
raza y de losfenómenos masivos de población.
Podna haber tomado, a·otro nivf'Í, el ejemplo de la pena de muerte. junto a la
guerra, ha sido durante mucho tiempo /,aotra forma del derecho de espada; consti-
tuía la respuesta del soberano a aquel que atacaba su voluntad, su ley, su persona.
Los que mueren en el cadalso se han vuelto cada vez mds escasos, a diferencia de los
que mueren en las guerras. Pero es por las mismas razones que estos últimos se han
1meltomás numerososy aquellos mds escasos.Es por las mi sma s razones que la pena
de muerte se abole y qu e el holocausto se expande. Desde el momento en que el
poder se dio por fimción administrar la vida, lo que volvió cada vez mrís difícil la
,,plicación de /,apena de muerte nofue el nacimiento de sentimientos humanitarios ,
sino la razón de ser del poder y la lógica de su ejercicio.¿Cómo puede un poder ejercer
sus más altas prerrogativas en el ajusticiamiento, si su rol mayor es el de asegurar,
sostener; reforzar, multiplicar y ordenar /,a vida? Para dicho poder la pena capital es
,1 la vez el límite, el rsctíndalo y Lacontradicción 1 • Mientras que el holocau sto no
2

lo es, porque es la condición de superviv encia del pueblo exterminador.


Quisiera concluir porqu e ya no pued en má s. Este era el primer punto: ¿en
qu é sentido todo está sie mpr e dicho, en qué sentido los enunciados no están
oCldtos, no son secreros, en qu é senrido las visibilidades no están ocultas?
Pueden ver y oír en su época todo lo que hay para ver y oír. Sáquen se de la
cabeza la idea de qu e los políti cos los engañan. Es peor, es mucho peor .. . ¡si
sólo no s engañaran! Pero incluso los holocau sros no se ocultan.
Sienten de inm ediato codo lo que hace falca leer, entonces, para conocer
esos pseudo -sec retos. ¡Mucho! ¡Mucho! Todo es bu eno . Y ese será el método
de Foucaulc.
A veces ha y qu e leer revistas médicas para ver lo qu e es hoy la política de
salud. Leer:ín en las revistas médicas declaracione s qu e, personalment e, me
hacen temblar , declara cio nes del tipo: «Vamos hacia un a medicina sin médico
ni enfermo ,, [rism]. Se ve bien lo que qui ere decir: una enferm eda d ya no se de-
hne por síntomas, se dehne por imágenes, del ripu scan ner, ere. Es decir, serán
t rarado s ant es de estar enfermos , ni siquiera tendrán tiempo para enfermarse

1
~Michel f'ou caul r, Historia de la sexualidad. 1- La voluntad de saber, op. ci t .,
l'P· 164 - 167 .

57
Cla-<e
2

[risas].Una medicina por imágenes en lugar de una medicina por signos. Es


muy interesante. Y no se puede decir que lo ocultan, lo dicen: «una medicina
sin médico ni enfermo,,. En efecto, todo pasa entre la imagen y el portador
de la imagen, el aparato de detección. De cierta manera, da escalofríos. Pero
está dicho, que no se nos diga que está oculto. Dirán ustedes que está dicho,
pero en revistas especializadas. ¿Y entonces? Las revistas especializadas no son
secretas. El locutor y el destinatario forman parte del enunciado, eso sí. Pero
que un enunciado implique tal locutor y se dirija a tal destinatario no quiere
decir que es secreto, para nada.
Este último comentario que hago sin duda va a relanzar nuestro próximo
análisis. Del mismo modo, leer revistas militares es muy, muy interesante. No
nos ocultan nada. No se puede decir que un general sea mentiroso. No hay
nada más franco que un general [risas].Es una ley de los enunciados. Pero el
general es incluso más franco que el político, que el diplomático. Es también
el más acerrador. .. pero es el más leal. Un general no miente, nunca miente.
Son muy interesantes las revistas, los estudios militares.
Y bien, todo lo que quería decirles a este nivel es que hay un tema que
Foucault evoca constantemente, que es una regla de su método: lo difícil es
encontrar los enunciados allí donde están, pero en algún lado están; queda
en nscedes encontrarlos, no están ocultos. Eso significa el archivo. Como dice
Foucault -pero aquí emplea un término utilizado de manera muy frecuente
por los lingüistas, o al menos por ciertos lingüistas-, formar el corpus de
enunciados que son característicos de una formación histórica implica ya
mucha inventiva. Hay que encontrarlos allí donde están. Esto quiere decir
que no están ocultos, pero al mismo tiempo que cuesta encontrarlos. Hace
falta que construyan el corpus de enunciados del que parten. Cuando rea-
lizan cualquier investigación sobre una formación histórica, es preciso que
construyan vuestro corpus.
Pasaremos entonces al otro problema: si los enunciados no están ocultos,
pero tampoco están dados, ¿qué hay que hacer? Es todo por hoy.

58
Clase 3
¿Cómo extraer enunciados?
Corpus y hay lenguaje.

5 de Nov iembre de 1985

Lo que estaría muy mal es que no tenga n ninguna pregunta. Pero puede
que las tengan y que se las guarden para ustedes ... Eso está muy bien [risas].
¿No hay necesidad de volver sobre algo, entonces?
Intervención: M e pregunto si no puede consider arse el régimen nazi como
un fenómeno colectivo de enfe rmedad.
Deleuze : Sí, ¿por qué no? Pero tiene poco que ver con Foucault. Estaría en
ust ed preguntarse en qué medida se pu eden consid erar fenómenos colectivos
como enfermedades. Yo no lo sé.
¿No hay entonces problemas respecto al punto en el que estamos, en lo
qu e conc ierne a Foucault?
Intervención : (inaudible)
Deleuze : Es mu y interesante lo que dice. A grandes rasgos, me dice que no
romo lo suficienreme nre en cuenra una evoluc ión en Foucrnlt, o los cambios,
o el progreso d e sus pasos.
Intervención: Utilicé la palabra ,,desplazamiento>, . . .
Deleuze : Sí . . . pero como es una palabra erudira ... En fin, no se are a la
palab ra ... Yo le diría que si se trata de come ntar ciertas nocio nes de Fou cault,
hay do s tar eas bastante diferente s -y sin embargo , hay qu e hacer ambas al
mismo tiemp o-. Una es intentar mostrar la nov edad d e las no cione s y sus

59
Clase3

relaciones, la otra incencar mostrar la evolución que ha atravesado Foucaulr


para llegar a eso. Es basranre cierto que a mí, personalmente, me interesan
menos las cuestiones de la evolución que la cuestión de la coherencia en un
sistema de conceptos nuevos. Por eso considero que su observación está ab-
solmamenre jusrificada. Pero no me parece muy difícil. ..
Tomo un ejemplo. Se puede decir que hasta La arqueologíadel saber, lo que
domina en Foucault es: ¿qué es el saber? Después, con Vigilar_ycastigary con
el libro que paradójicamente se llama La voluntad de saber, uno se da cu enta
muy rápido de que Foucault se lanza a una nueva dimensión, que ya no se
tr3.ta exacramente del saber, sino del poder. Después nos damos cuenta -y aquí
cuesta menos, pues lo dice de forma explícita-, de que con los dos últimos
libros, El uso de losplaceres y El cuidado de si, descubre una dimensión más.
En este sentido, para retomar su palab ra, hay una serie de desplazamientos.
Habrá que seúalarlos.
Insisto sobre el siguiente punto: yo he comenzado por la pregunta ¿qué
es el saber?, entonces a mi modo de ver no rengo que se11alar una evolución
fundamental al interior de esca pregunta. No obstante, la respuesta no es la
misma en El nacimiento de la clínica y en La arqueologiadel saber. Si bien hay
desplazamiento al interior de la pregunta «¿qué es el saber?», no es menos cierto
que es una pregunta que tiene su consistencia y que encuentra elemento s de
respuesta en el conjunto de los libros que van hasta Vigilary castigar.
Despué s hay un desplazamiento, la pregunta se-convierte en «¿qué es el
poder?». Efectivamente, se descubre una nueva dimen sió n. Lo veremos. En
efecto, cuando haya terminado con todo lo que tengo para decir sobre «¿qué
es el saber? ,,, pasaremos a «¿qué es el poder?». E intentaré seúalar que , como
usted dice, hay un desplazamiento. Seguramente hay una nueva dimensión,
pero lo que me interesa aun más es que no es por azar que Foucau!t pasa de
una dimen sió n calificada como ,,saber » a orra dimensión calificada como
«poder». Quiero decir que hace falca que algo en la dimensión del saber lo
haya forzado a pasar a otra dim ensión . Hace falta entonces que la pregunta
«¿qué es el saber ?» se haya chocado con otro problema, con un problema que
se presenta en el seno mismo de la cuestión del saber.
De modo qu e, para dar cuenta de los despla zamientos , todo mi método
consistiría en pregu ntar qué es aquello que en un enunciado -cuando Fou cau !t
lleva su 3.nálisis lo más lejos qu e pu ede- nos fuerza a abandonar el dominio
del saber para instalarnos en el dominio del poder. Ahora bien, es preciso que
ese «algo>,que nos fuer za a abandonar el dominio del sabe r, esté inscrito en el
propio saber. Hará falta entonces qu e de scubramo s en el propio enunciado
algo a lo que el enunciado no puede responder.

60
¿Como exm1cr n1u11riado,;Corpus y hay lenf!.UªJt-
------~-----------

h1 este sentido es que me interesad . la cuestión de qué consistencia tiene


, i Lonjunto de los nuevos conceptos que crea, mucho mis, si ustedes quieren,
,¡11L· el propio recorrido de Foucault. Lo que me interesa no es que Foucault
11.1g;i continuar un análisis del saber por un análisis del poder, sino cuáles son
lo\ puntos de anclaje que han hecho que, en el dominio mismo del saber,

11.1 v;i sido preciso pasar a un problema del poder. Y esto, a mi modo de ver,
\ .1 está presente en la Historia de LaLocura.
Lo que ya está presente qesde la Historia de Lalocura, y de manera plena
,·11La arqueologíadel saber, no es un análisis del poder, que llegará después,
¡wro sí la necesidad de sobrepasar el enunciado hacia una instancia distinta.
\olo más adelante nos enceraremos de que esca orra instancia es la del poder,
¡ino la necesidad de sobrepasar el enunciado hacia otra instancia está plena-
lllrnte planteada en La arqueologíadel saber. Pero rodavía no se podía saber
, 11:ílera esa otra instancia. De modo que, cuando se descubra cuál es esa otra
i 11stancia mediante el análisis del poder, será como si se llenara una especie de
lihnco de La arqueologíadel saber. Entonces, ciertamente se puede hablar de
,kspbzamiento de un libro al otro, pero a condición, me parece, de aúadir
que cada vez que estos desplazamientos se efectúan, vienen a llenar un blanco
dl'I período precedente.
Ahora bien, me parece muy legítimo que algunos consideren que no le
.11rib11yo la suficiente importancia a la evolución. Y en efecro, no es lo que
lll;Ís me interesa. Lo que más me interesa, lo que quisiera decir, es que para mí
todos los nuevos concepros de Foucault se desarrollan sobre tres ejes. Es un
¡wnsamiento de tres ejes, es decir un pensamiento en el espacio, no un pen-
,;1miento sobre un plano. Digamos que hay un primer eje, saber, un segundo
l·jt·, poder, y un tercer eje, deseo.
Lo que quiero decir es que , sin embargo, ambas cosas son cierras. Es cierto
1 ¡11efoucault comienza por el eje del saber, después alcanza el eje del poder,
después explora el eje del deseo. Se dirá que de un eje al otro hay evolución,
l> en todo caso desplazamiento. Pero lo que a mí me interesa en lo que quiero
l1.1cereste año, no es el hecho de que pasa sucesivamente de un eje al otro,
,ino el conjunto de los tres ejes y cómo se distribuyen los nuevos conceptos
c·n función de esos eres ejes que constituyen un espacio.
No es entonces difícil que corrijan lo que digo a cada momento, reintro-
,luciendo la siguiente idea: «¡Ah, pero In comenzado por el saber!,,. Es decir,
,on correcciones que pueden hacer ustedes mismos ... y que pueden implicar
1nuchos cambios. Pero de todos modos no es deseable qu e tengan la misma
lectura que yo, seguramente que no. La lectura que yo les propongo es para
;1yudar a la vuestra. Lo Único que les pido es que tengan a bien considerar lo

61
ClmrJ
-- -- - -- - -- ---- •·- -----

qu e les propon go, pero en abso luto que me den la razón . Por el con trario,
h ace falta qu e con st ruyan , qu e hagan vuestra propi a lectur a.
Lo qu e abordam os la úlrim,1 vez es finalm ente apen.1s el comien zo de l.1
pr egunta que , a mi par ecer, es la más difícil en toda la obr a de Foucault : ¿qué
es un enunciado? Y parece qu e lo que dijimo s está mu y claro , pu esto qu e no
hay pregunta s, pero hay qu e proc eder suavem ent e. Vim os un prim er tema de
fou cault : los enunciado s de una époc a -pu esto qu e los enun ciados remit en a
formacione s históri cas, lo vimo s desd e el comi enzo- nun ca están ocultos. Y
sin emb argo - y amba s cosas deben sostenerse junt as- nunc a están inm edia-
tam ente dado s. Ya com o idea es complicada.
Los enun ciados nunca están ocult os. Lo vimos , no vuelvo sobr e eso por-
que todo va bien . Tod a époc a dice codo lo qu e tiene p ara decir, todo lo qu e
pu ed e decir. No octilta nad a o, por lo menos , lo que ocult a es completam ent e
secundari o, en el sentido de qu e la histori a nun ca se hizo a tr avés de sec retos
de Esta do. El secreto de Estado es ciert am ent e algo mu y pequ eño por relación
al movimiento de la histori a. A grand es rasgos, pod emos decir qu e un a época
di ce codo lo qu e tiene que dec ir. Lo hemos visto , lo desarro llamo s mu cho, así
qu e supon go qu e me lo con ceden , o más bien q ue se lo co nceden a Fou cault.
Pero esto no tendrí a sentid o algun o si él no aiiadi era: «Pero ¡atenció n!, eso
no qui ere decir qu e los enun ciados estén inm ediatam ent e dad os, es decir qu e
sean inm ediatament e legibles».
Enton ces se compli ca. Los enun ciad os no son secreto s, no están ocult os,
y sin emb argo no son inm ediatament e legibles. ¿Q u é qui ere d ecir esto ? Se
compr end e, pero tod avía de manera mu y vaga, si ustedes qui eren , lo qu e
Foucault está diciénd ono s: los enun ciado s nun ca están ocult os, pero atenció n,
solo los alcanzarán si se elevan hasta las cond iciones qu e permit en extr aerlos.
Pero esto nos arroj a un probl ema: ¿extraerlos de qu é? ¿Co mpr end en? Es po r
eso q ue vamos mu y suavement e.
D igo qu e los enun ciados nun ca está n on deos, pero que n o están inm ed ia-
tame nt e dados porqu e es p reciso extr aerlos. En efecto, el enun ciado sed un a
noc ió n original form ada po r Foucault. H ay qu e excraerlos. Pero, una vez más,
¿de qu é? Toda ép oca enun cia codo lo qu e tiene qu e enun ciar, pero si no se
elevan hasta las con d iciones del enun ciad o en dete rmin ada época, no tendr án
op o rtun idad de enco ntr arlo. En otr os términ os, todav ía h ace falta saber leer.
¿Pero q ué es leer para fouca ulr ? U na época no oc ult a nada . .. Sí, pero sólo
para el arqu eólogo qu e sabe leer los enun ciad os. El enun ciado debe ser leído,
es decir -e n este caso- excraído de algo. ¿De qué?
Es preciso qu e se adentr en en este p roblema. Poco im porta sí está n de
acuerdo o no co n el prob lema, no es nu estro asun to. Por un mo m ento es

62
¿Cómo l'xtmcr enunciados:' Corpu..-yhay lenguaje.

¡ircciso que hagan como si estuvieran de acuerdo, aunque después revisen


1·l1cstroacuerdo.
Pero quizá sientan que es aquí donde comienza a ponerse interesante.
l ':1ra mí ya lo era. porqu e Foucault nos decía que roda época dice todo lo que
1 irnc para decir. Ya era un principio de estudio histórico muy interesante: no

luy secreto. Pero el «no hay secreto>• es completado de inmediato por: «si no
,:1hcn leer los enunciados, nunca los encontrar:ín, hace falta extraerlos». Y la
.1rqueología será la extracción de los enunciados de una época, de una forma-
' 1<'>11histórica, en tanto que nunca están inmediatamente dados , en tanto que
11unca son inmediatamente legibles.
Pero entonces, ¿qué es lo que está inmediatamente dado? Quizá avancemos
,¡ nos preguntamos esto . La respuesta de Foucault sería que lo inmediata-
111entedado son palabras, frases, y en rigor -precisaré en un momento este
"v en rigor»- proposiciones. Y Foucault nos dic e: «¡Atención!, lo que llamo
"enunciado•>, lo que siento la necesidad de llamar «enunciado,>, no se reduce
.1 las palabras, ni a las frases, ni a las proposiciones, ni a los actos del habla ».
1-:nefecto, es en este semido que el concepto de enunciado en Foucault es
1:m original que hubiera podido también inventar un término nuevo para

designar eso. Pues Foucault no nos oculta que aquello que llama «enunciado »
110 se corresponde con nada de lo qu e nos hayan hablado hasta el momento

los lingüistas o los lógicos . Reivindica enconces una originalidad radical del
rnncepto de enunciado que nos propone. Y su tesis general será que el enun-
' iado no se reduce a las palabras, ni a las frases, ni a las proposiciones , ni a
los actos del habla.
¿Y entonces? En nuestra lenta progresión -que yo querría muy, muy lenra-
110s detenemo s un poco aquí. ¿Qué pod emos sacar? Saquemos provecho. Eso

quiere decir claramente que si nos quedamos en las palabras empleadas en


u na época, en l:is frases dichas en una época, en las propo siciones deducibles
rn una época, en los actos de habla proferido s en una época , no llegaremos
1captar los enunciados. Más aun, es en ese caso que tendremo s la impresión
de que los enunciados están ocultos. Si ustede s se quedan en las palabras, las
1·1·ases, los acto s de habla, dir án qu e los enunciados están ocultos. No porque
l()S enunciados esté n efectivamente ocultos, sino porque no se reducen a las

¡>alabras, ni a las frases, ni a los actos del habla.


Intentemos dar un ejemplo. Me pregunto por la sexualidad en el siglo XIX .
Ven de inm ediato que invoco un ejemplo qu e Foucaulc desarrollará tardía-
mente, en el primer romo de su Historia de la sexualidad, en el libro intitulado
/.a voluntad de saber. Foucault toma un ejemplo muy bu eno en el comi enzo,
( n el bellísimo comi enzo de La voluntad de saber, en el capítulo intitulado

63
Clme 3

«N oso tr os, los victori ano s». ¿Qu é se escu cha decir sobre el período viccoriano ,
por qu é nos int eresa? A menudo se nos dic e que es un período en el cual se
ejerce un a profunda repr esión de la sexualidad , y particul arm ent e qu e estab a
prohibido habl ar de ella. M ás aun, esca organi za cierta hist oria pre co ncebid a: se
nos d ice qu e en el siglo XIX no se habl aba o se hablab a poc o de la sexualid ad ,
y qu e lu ego llegó Freud . Semejant e conc epción es cu ant o meno s sospechosa .
Llegó Freud y finalm enr e habló de la sexualid ad , nos pu sim os a hablar de la
sexualid ad. Inm edi atament e se no s pre sent an probl em as.
Si tom o la propo sició n - no es un enunciad o-: «Llegó Freud y nos enseñó
qu e el niñ o, desde mu y pequ eño, ya tení a un a sexualidad », ¿qu é es lo qu e n os
percurb a? ¿Qu é es lo qu e per turb a a cu alqu ier alm a hon esta ant e sem ejant e
propo sición ? Pu ede ser qu e hoy ya no se la sosteng a, en gran parte grac ias a
Foucault . Y qu e ya no se la sostenga no quit a qu e se la h aya soste nid o en los
m anu ales de psicoa nálisis. H ace mu cho tiemp o las cos as se nos present aban
así. ¿Q u é es lo qu e inm ed i:u amenr e nos m olesta ? Cosa s d e las que casi es
vergo nzoso h ablar. U no se pregunta: ¿pero no había nodri zas en la época, no
habí a nadi e qu e cam b iara a un n iñ o pequ e110? ¿Qu é qui ere decir qu e no se
sabía qu e habí a una sexual idad in fantil o qu e no se hablab a de ella? C uand o
un a nodriza se en co ntr aba co n o tra, ¿no hablaban de los fenómenos de se-
xualid ad infantil en el bebé? ¿N o se hablaba a sí mi sma cu and o cambi aba al
chiquill o? Es extr año, ¿no les parece? Es cuanco m enos bastant e extraño. ¿Y
los fenóm enos de onani sm o? ¿No era co nocid o el onani sm o? Un o se di ce qu e
evid ent em ent e se conocía ... Ent onces, ¿era co nocido pero no se habl aba de ello?
Es to es Foucault pu ro. ¿En qu é sentid o? N o habr ía qu e aso mb rarse si Fo u-
cault nos dij era -a qu í lo hago hablar yo , pero ha y en él algo equi valent e- : «Le
doy m ás im po rtancia a un enun ciado de nod riza qu e al enu nc iado de un gran
psiqui atr a». Es dec ir, es pr eciso elegir los enun ciados a los que van a diri girse.
Y ya veremos la imp o rrancia de esto para la filosofía en general.
¿Qu é qui ere decir todo esto? H ay un libro qu e sale a fines del siglo XIX, qu e
se con virt ió en el gra n clásico de la época y qu e se realizó indepe ndi ente m ent e
de cu alqui er inA11 e ncia de Freud y del psicoa nálisis. Es el colosal. el enorm e lib ro
de Kraffr-E bin g q ue qu edó como la base de rodo, Psychopathiasexua/is1.Es mu y
int eresant e qu e el tí mi o esté en latín . Ap rovec hemo s el entu siasm o y vaya mos
hasta el subt ítu lo, que nos dice: «pa ra uso d e los j uri stas y de los médicos ».
Reco rremos el libro y vem os que es II na clasificac ió n de rodas las perve rsiones
sexuales existentes e imag inab les, con exposiciones de casos qu e, en su m ayor
part e, oc up an la tota lida d del siglo XIX. Aparecen allí los horro res mis grand es:

1
Richard von Kr;ifft-Ebin~. I'sychop1llhi11 alis, 1886.
Sex11

64
¿Cómo extraer ,'mmci ados>Corpu s y hay lrng11aje.
-- - ----- - -- - - - - - - -
.1111orco n cadáveres, amor po r los excrementos . . . Auténticas abominaciones
'I"(' l"St:in numeradas, con análisis de casos. Y cuando uno hoj ea estos análisis
d libro está en alemán, pero está traducido al francés en Payot -, no s vemos
\ 1 ,rpr endidos por el hech o de que de vez en cuando, en el momento qu e parece
.-1111 :ís impr esionant e, la frase se vuelve latina [risas]. ¿Es una auténtica manera
.11·ocultar? Tengan en cuenta que en la época el peor alumno de sec und aria
,rnía co nocimientos de latín. Segur am ent e imp o rt a que el subtítulo sea «para
11,n de los juri stas y de los mfdicos >, y que los enunci ados incluyan fragm ent os
1k l"rasesen latín. No pode mo s olvidarlo, no podemos obviarlo. Pero aparte
, k t·so, todo está dicho, tod o está enunciado . Y es el libro de la era vict or iana .
¿Comprenden de qu é nos esta mo s d ando cuenta? Si permane ce n en las
¡uLthra s y en las frases, tendrán la impr esió n d e que algo está oculto -y este
,., iodo el tema de ese primer capítulo, «No so tros, los victoriano s,>- . Y sí, hay
1>.1bbras prohibid as. Ha y frases m eta fo rizad as: só lo se hablar á de ta l o cual

, 11,:1medi ante metáfora s. Ha y proposicione s reprimidas . Fou ca ult no discuce


11.1d ;1 de todo eso . Solo que, si se quedan en las palabras, en las frases, y en
I_,., prop osi cion es, van a dec ir qu e ha y algo on ilto . Es po rque no han sabi do
.il, .111 z:u los verdaderos en unciad os. Aun m ;Ís, la era victoriana se d efinirá por
1111:1 :nn éncica pulul ac ió n de los enunciad os de sexualidad. Y uno dirí a que las
¡,:1l.1hr:1. s están prohibid as, qu e !:is frases son m era forizadas, que las proposi cio-
111, so n reprimida s so lo para hacer pulular dichos enunci ado s de sexua lid ad.
Y Foucault sale en bu sca d e esos enun ciad os. ¿Dón de bu sca rlo s? ¿Dónde
,·11tontrarlos? Veamos, ha ga m os la lista. En el primer capítulo descubre un
¡ 11i mcr foco d e enunciados d e sexualidad . ¿Dónd e? En la Iglesia y en las téc-
11i1 :1s de co nfe sión, que acosa n la sexu alid ad, incluida la sexualidad in fantil.
•·< )w '. · sacer dot e n o sabe qu e ex iste un a sexualidad infa ntil, y que di chas mani-
1, , u cion es son ya, d esde la m ás tierna infan cia, el signo del pecado origin al?
t ·11 :1lt1uier sacer dote lo sabe . Ahora bien, los sacerdotes del siglo XIX sab ían
111, lo lo qu e p odí an sab er en esa épo ca sobre la sexua lidad infantil. Y mis
.11111 , a foucault n o le cost ará m ostra r qu e esto es d e larg a d ata, que de sd e el
1 , •1H.ili o d e Tremo la Iglesia se propu so la ta rea d e produci r enun ciad os de
, , 1ulidad . He aquí un prim er foco d e enunci ados .
\q',u ndo foco en el siglo X IX : el gob ierno . Vimos la última vez qu e, co n
, 1, orrer del siglo X IX, pero ya desde el sig lo XV III , el Estado se lan za en una
, , 1d:1dera bi opo líti ca. Es de cir, con cibe en ere sus funcion es una ve rd adera
:·., ._,iiín de la vid a: administrar y co nt ro lar la v ida. ¿Cómo qui ere n que no se
1111 1rt·se en el fenómeno d e la sexualidad en la ciud ad y en el ca mp o, en las
, ""' 11111bresde antico ncepción, en b evo lu ció n de la n atalidad , etc.? Es el
, 1•.t1ndofoco.

65
C/.1.<c 3

1·ercer foco: la escuela . Hay que ser ciego a los enunciados, no saber leer.
no remitirse a los enunciados necesarios -ven que ya se bosqueja el método
de foucault- para creer que en la escuela del siglo XIX no se habla de sexua-
lid ad. En un sentido no se hace otra cosa. Sin dud a es para sancionarla, pero
como hay que sancionarla, canco más se hablará de ella . Tanto la vigilancia
de los nióo s como los reglamentos de las escuelas no cesan de hacer pulular
enunciados de sexualidad. Piense n en las condiciones del internado en el siglo
X]X, es evidente. Habría que ser idiota para cree r que no existe, canco en los
alumnos como en los supervisores, una produ cción incesante de enunciados
de sexualidad.
Y foucaulr toma parricularrnente el ejemplo de aquello qu e en pedagogía
se llamó los movimientos reformistas, en Alemania en el siglo XIX. Sobre todo
en torno de 1111 gran fiLínrropo de la época que se llamaba Basedow . Y relata
el éxito de la educación sexua l en el siglo XIX en torno de estos movimientos :
Para mostrar el éxito de la educación sexual que si' daha a los alumnos. Basedow
había invitado tl aquellos qut Alemania podía considerar como notables (Goethe
fue uno de lospocos en declinar la invit ación). Frente al público reunido. uno de
losprofesoresplantea r1 los dumnos preguntas escogidassobre los misterios del sexo,
del nacimiento, de la procreación: les hace comentar grabados que representan una
mujer preñada, una pareja, una runa. Las respuestasson lúcidas, sin vergüenza, ni
incomodidad Ninguna risa inoportuna llega para perturbarlas, salvojustamente
del lado de un público adulto, más infantil que lospropios niños, y al que el pro-
fesor reprende severamente. Uno creería que es un acta, un protocolo de 1960 .
En 1960. se ha dicho mucho que con los cursos de educación sexual eran los
pad res los que reían socarronamente, incómodos, y qu e los niños escuchaban
muy seriamente. Pero hay que ir más atrás , ya ocurría de este m odo en pleno
siglo XIX. Y Foucault, qu e en efecto no carece de estilo, añade esta frase, una
frase firmada ,,Fou caulr»: Por úlúmo se aplaude a aquellos niños mofletudos que,
frente a los mayores. trenzan con hábil saber las guirnaldas del discurso y del sextr .
Ret engamo s entonces, por un bdo, los eres focos de produ cció n de enun-
ciados, muy inde pe ndi ent es uno del otro: la Iglesia, con la institución de la
confesión , la políti ca de Estado, la escuela . Ha y muchos otros.
Por otro lado, quizá de allí proviene una de las tesis fundamentales para el
mom ento en que Foucault aborde dir ecta m ente la cuestión del poder -una
idea que nos so rpr end erá menos cuando lleguemo s a ese punto , pero será
dentro de mucho tiempo-. A sabe r, la tesis de que el poder no reprime, o

2 Michel foucaulc, H istoria df' la sexualidad. 1- La voluntad ele saber, op. cit. , pp.
:19--40.

66
¿Cómo extraer enunciados? Corpusy hay irnguajr.

,k que sólo reprime secundariamente. ¿Y qué hace? Hace algo mucho más
¡,, .. Cundo y sin duda más terrible que la represión: forma, modela. No hace
, .dlar, sino algo peor , hace hablar. El poder disciplina, normaliza. La represión
n, ompletamente secundaria por relación a las operaciones positivas del poder.
l·.Ipoder no reprime; disciplina, administra, controla, normaliza , etc. No hace
, .tilar, hace hablar. No impide actuar, hace actuar.
En otros términos, la sexualidad es ciertamente el secreto, pero el secreto
,, ,lo está allí para que se hable de él. El secreto designa simplemente cierto tipo
, k enunciados , cierta familiade en11nciados. No significa un in-enunciado o
1111 in-enunciable, sino un tipo particular de enunciados. El secreto es aquello
, k lu que se habla. Y la última frase de este capírulo al que me refiero dic e, en
di: cco: Lo propio de las sociedadesmodernas no es que hayan condenadoal srxo
,1 pamanecer en Lasombra, es qur se hayan condenadoa hablar de él haciéndolo
1•,tÍcr siempre como el secreto'.
Noten que acabarnos de dar un paso bastante con siderable . Y sin duda el
, wmplo de la sexualidad era parti cularmente impr esionante. Si se quedan en
l.1, palabras , ven que hay palabra s prohibidas. Si se quedan en las frases, ven

, ¡m: hay frases que solo se pueden pronunciar con met áforas, metafori zadas.
\i se quedan en las propo siciones, ven que ha y proposiciones reprimida s.
1-videnremente, pero son todo s efectos secundarios. De eso solo pueden
, t1ncluir que los enunciados no se reducen ni a las palabras, ni a las frases, ni
.1 las propo sicione s. Y si cuentan con los medios, si saben elevarse hasta los
n,unciados , ven entonces que los enunciados de una época pululan y que nada
,·,Lí oculto . El secreto no está ahí más que para traicionar se. Ni siquiera para
\1·1· rraicionado, sino para traicionar se a sí mismo . ¿Cuál es sino la operación

(Id sacerdote en el confesionario frente a un niño pequ eí10?Allí se ve bien que


,·1secreto no es reprimido. La Inqui sición siempr e dijo, su lema siempre fu e:
,- 110 reprimo, administro las almas ,,. Bueno, ya no sé lo que estaba diciendo . . .

,· 11 fin, co mplérenlo ust edes mismos .

Esto es muy importante porque nos permite dar un pa so adelante. Acaba-


111o s de fundamentar)' de confirmar un punt o que había qu e co nfirm ar de la
111 :rnera más concreta posible: si el enunciado existe, si es que ha y en unci ados
.1ún no sabemo s lo que so n- no espe ren enco ntr arlos en frases, en palabras,
111proposicione s, en actos del habla . ¿Dó nde los encontr ará n ? Podemo s
, ntonces comenzar a elaborar, o a investiga r cuál es el m étodo de Foucault.
Primera idea de hoy. Habr á tre s, pero quizá no tengamos tiempo de ter-
111inarlas.Primera gran idea de Foucault. ¿Qué hay qu e hacer para extraer los

' Ibídem, p. 47.

67
Clase3

enunciados? Me encuentro frente a palabras, frases, proposiciones. ¿Qué debo


hacer con eso? foucau!t nos dice que respecto del problema que planteo, de
tal o cual problema, debo formar un corpus. Pero tengan cuidado, no es un
corpus de enunciados, puesto que no sabemos lo que son los enunciados.
El corpus es un conjunto de palabras, de frases, de proposiciones, de actos
de habla. Es preciso que parta de ese conjunto llamado «corpus>,. Ven que
hacemos un progreso minúsculo: ya no digo que los enunciados van a ser
extraídos de las palabras, de las frases y de las proposiciones, con las cuales no
se confunden. Digo algo notoriamente diferente: los enunciados podrán ser
extraídos de un corpus de palabras, de frases y de proposiciones. La pregunta
es: ¿qué ha a11adido el término «corpus>,?
¿Va bien? Cuanto más tengan la impresión de comprender, más lejos es-
tarán de hacerlo. Por eso es muy, muy importante ir tan lentamente. Hemos
introducido solamente la noción de corpus, y no sabemos lo que es. Sí se ve
bien lo que se espera de un corpus: solo podrán despejar los enunciados de una
época si han sabido formar un corpus de palabras, de frases y de proposiciones
efectivamente empleadas, efectivamente dichas, efectivamente proferidas en
la época. No se trata de formarlas en vuestra cabeza. Hace falta que esas frases
hayan sido dichas o escritas en la época, hace falta que esos actos de habla
hayan sido proferidos en la época. Por eso es que son historiadores. Más aun,
arqueólogos.
Ahora bien, ¿qué es un corpus? Es muy interesante porque es toda una
cuestión, no es por azar que Foucault retoma este término. Pues así como es
él quien inventa «enunciado,, en el sentido en que va a tomar dicha noción,
«corpus» es un término que toma prestado. Y lo roma prestado de los lingüis-
tas. Hasta donde conozco, nunca hablará de ellos, pero se trata sin duda de
los lingüistas de los que está más cerca. Es una escuela muy interesante, muy
diferente a la de Saussure, una escuela que se llama el «distribucionalismo» y
que tiene como grandes representantes a Bloomfield y a Harris.
A grandes rasgos, lo que nos decían Bloomfield y Harris para fundar s11
concepción del lenguaje, es que nunca se puede analizar el lenguaje en gene-
ral, ni siquiera una lengua, que eso no es verdad. Por eso tuvieron un gran
alcance en lingüística. ¿Cómo se trabaja sobre el lenguaje o sobre una lengua?
Bloomfield mosrraba muy bien que rodos los lingiiisr3s siempre lo hicieron de
este modo, solo que no lo dicen. ¿Pero por qué no lo dicen? ¿Qué es lo que
oculta el hecho de que no lo digan aunque evidentemente lo hagan? Y bien, lo
que hace todo lingüista es partir de un corpus dado, es decir, de un conjunto
determinado, que puede ser ilimitado, pero (jlle no por ello es menos finito de
derecho: un con jumo finiro de palabras, de frases y de proposiciones. Y no se

68
; (.i,rpusy hay Lmg11a;e
¿Gimo extraer enu11cú1tlo.1 .

¡,11nleestudiar un a lengua de otro mod o. Entonc es, ha sta donde conozco, los
.! 1-.111h11 cionali sras d el ripo Bloomfield so n los únicos lingi iisras que reivindican
, ,plicicamente un co rpus. Es decir , para estudiar una lengua, cualquiera sea,
11.1< t· falta partir d e un corpus histór ico dete rminado o determinable.
¿C uál será d esd e enton ces el objeto de la lingüíst ica? De spe jar, en d ich o
, , ,rpus, lo qu e ellos llaman - segu ndo enc uentro con fo u ca ulc- << regularida-
.ln ,,. Despejar las reg ularidad es qu e co nciern en a los eleme n tos de l co rp us.
t ·,->mo concib en esta s reg ularid ad es es un problema compl eta mente distinto.
1\-ro cuando Foucault nos diga en La arqueologíadel saberque es impo sible
.ln rnbrir lo qu e es un enunciado si no se parce de un corpus determinado
<11rpus d e palab ras, d e fra ses, d e proposicio nes y de actos de h ab la-y cuando
11,><>diga- seg und o punto- que un enunciad o es u na regularidad, a tal punto
•p1t· hable de •<regularidad enunciativa », hará falta señala r respecto a esto su
, 1,,hlc encu entr o co n el di scribuci o nali smo.
1)ic ho esto, d os preguntas: ¿cómo co ncibe Foucaulc un co rpu s? Segund a
¡,1t·gunr a: ¿de qu é man era co n cibe 11na regularida d , la cual def-ine el en11nciado?
1 lcspeja r las reg ularid ade s de un corpus es la tar ea común qu e se proponen
l'>l()orn field y foucaulr. Pe ro plant eada esra ta rea com ú n, no hay nada má s en
, , t111ún.La s resp uestas de Foucault a las dos pr egunt as -¿cóm o determinar el
, "rpus ?, ¿có mo definir la regularidad enunc iar iva?- no rienen estrictamente
1i:1da que ver co n las de los lingü istas disrribucion alistas. ¿Co m prenden?
Volve m os enton ces a lo siguieme po rq u e es muy in teresante para la lin -
1·.11ist ica en gen eral. ¿De qu é quier en que hable un lingüista si no de un corpus
, lc1nmi nado , es decir; de un co njunto finito d e p alabras, frases y propo sic io-
11t·,;,Solo que no lo di ce , o hace como si no lo hi ciera . ¿Por qué? Es allí que
l.1 lingüí sti ca es reto rcida [risas]. ¡No está b ien eso! Oculran el corpus del que
¡•.1ncn . ¿Por qu é? Qu izá po rque ti enen preren sio nes form alistas . El análisis d e
l.1, proposiciones reivindica una forma lización. Le co n vie ne ocu ltar su co rpus,
,¡ltt· es un mat erial irr educrible. En otros tér mino s, ¿de qué se oc u pa ant e
1"do el an álisis d e las proposiciones? De enge ndrar proposi cio nes p osib les,
1l1tkp endi encemente d e la cuestión de si corres po nd en a actos de l habla, a
l 1.1~cs que efectivamente fueron formuladas. El análi sis proposicional no puede
l1.1tn diferencia entre lo posi b le y lo real. Entonces, al tiempo qu e parte d e
1111 corpus det erminado , hará como si no partiera d e él. La pret en sión d e la
1111 ¡!.iiÍscica de elevarse hasta la lengua y los fenómenos prop ios del lenguaje,
lun · que a su vez oc ul te el corpus del que parte.
rJ psicoanálisis tamb ié n parte de un corp us. Dir ía qu e el corpus analítico
, , el conj unto de las palabra s y las frases efect ivamente formu lada s por un
¡ • 1cicnte determinado . Lo que dic e el pacient e. Pero es bien sabido que cuando

69
Uase 3
- -- - - - --·--·----·-·-- ·- -·- - - ·-- -·- - -- -- -

el paciente formula una frase, el an alista la sustitu ye por otra. Aun más, es
sabido que el análisis elaborará, con esca intención, un a teoría llamada «de la
doble inscripción ». Es decir, a una frase inscrita en el sistema preconsciente
corre sponde, según leyes de interpretación, otra frase inscrita en el sistema
incon sciente. Esta teoría de la doble inscripción es muy famosa y es retoma-
da en lo que se llama la «hipótesis tópica" en Freud. Dos in scripcion es que
corresponden a dos frases diferente s. Desde entonces, y aunque parca de un
corpus determinado, finito , el psicoanálisi s forzosamente oc u lta tambi én de
manera constante el co rpus del qu e part e, puesro que quiere llegar a frases de
otro tipo, es decir, de otro nivel de inscri pción.
De modo qu e foucault puede decir en La arqueologíadel saber: «Todos los
lingüistas parren constantemente de un co rpus determinad o y finito, pero lo
ocultan,>4. Nos ha parecido que hay que co rregir esa tesis de Foucault: todos,
salvo los disrribucionalistas. De todos m odos, no cambia mu cho las cosas.
Entonces, es pr eciso parrir de un corpus. Y es preciso no oetiltarlo. Al
co ntrario, solo encontraremo s los enunciados si esta mos en condicione s de
d:u las regb s de formación del corpus, b s regb s de constitución del corpus
seleccionado.
Y esto se vuelve muy, muy concreto, si quieren que foucrnlt les sirva para
algo en vuestros propios trabajos. Ustedes tienen un problema. Po r ejemp lo,
¿qué es Dios? O uno m ás pequeflo ... eh ... no se me oc urr e uno m ás pequeúo,
así qu e completen usted es ... [risas] Por ejemplo, ¿qué es un sacerdote? ... O
el problema qu e sea .. . Foucault les dirfa que no avanza rán , qu e no podrán
en unciar nada si no han constituido vuestro corpus histórico. No digo que haya
que permanecer en dicho corpu s, pero ha y que constituir un cor pu s histórico.
Ahora bien, los corptts firmados «Fo ucaulr » son muy, mu y curiosos, por-
que ahí ya hay todo tipo de cosas que es preciso que sientan, que no son del
dominio de si tien e razón o no . Es preciso que sientan su originalidad . Y es
preci~o saber si esta originalidad les conviene . Si no, buscarán otro s autores.
Porqu e hay una marca de Foucault en la constitución de los corpus, y es por
eso que ya no tiene nada qu e ver con BloomfielJ .
No tengo p:ira esto soluciones ya h echas , pero lo que int ento d ecir - voy
muy rápidament e- es que Fouc:iult busca siempre lo que un discípulo su yo,
han~ois Ewald, llam ó «enunciados sin referencia ,,5 . C reo qu e el término es
bastante justo si uno explica el gusro de Foucault. Es mu y impre sionant e que

'' Cf Michel Foucaulr, La ,1rqueología del s11h


er, op. cit.. p. 43 y pp. 188- 189
Cf han c;ois Ewald, «Anarnmi e et corp s politique s,,, Critiq ue 11° .343, diciembre
5

l 975. pp. 1229-12 .30 .

70
¿Lomo extraer enunci ad11_,; r :orpw y hay leng uaje.

n ¡w11mcnte en su obra un gusto a prim era vista casi desmed ido por auto res
11111 v poco cono cidos, e inclu so tan po co conocid os que a veces rozan el ano -
1111 11.110 . Es casi de l nivel, es apenas di ferent e de un «se dice en tal époc a/'.
1\1ido mis palabras porqu e solo pod remo s sacar provech o de esto más tarde,
¡..-1" ¿es por azar qu e Foucault desarrollará despu és coda una teoría del «se»
, 1111 1<1siendo infinit am ente m ás profundo qu e el yo o el rú , )' qu e se opondrá
11nd;1personología lingüística, del tipo Benveniste, precisament e porqu e par a
l 1111l ault la tercera persona _esla única verdad era persona?
H11 eno, ahí d i un paso de más. Es preciso qu e sientan qu e no hay que ir
.J, 11usiado de prisa . Retiro lo qu e dije. Estoy mu y contento de habe rlo dich o,
¡,,·11,lo ret iro de inm ed iato . Vuelvo al tema, me calm o .. .
,:(¿u é quier e deci r enunciado s sin referente, sin refere ncia? En efecto,
h111c·:11drcita basranre poco a los grandes nlósofos. Y esu se le ha reprochado
111111 ho. No es po rqu e no los cono zca, los co noce ad mirabl emente. Pero no
I, ,, t ita. ¿Es por coqu etería? Los conoce, e inclu so yo sup ongo qu e su rebc ión
, .. 11 los grand es filósofos nutr e los nue vos con ceptos q11efurm;i, co menzando

I'''' d de enun ciado. Y esto no impid e qu e, cuand o co nstitu ye un co rpu s, no


·.( diri ja a los grandes textos. Aun más, mu y rarament e se dirig e a los texto s
, li- ¡•.r:111des hombre s, sean grande s filósofos u urros. ¿Po r qu é?
Y como hacemos una especie d e in vestigación, hace falta util izar codo.
1l.1)· ,rn sociólogo de fines del siglo XIX qu e se füm a Gabrie l Tarde. Ha ce
111 1.1microsocio logía, lo qu e él mismo lbm a un a soc iología de lo infiniresi-
111.d . Y presenta su empr esa d e este modo. Di ce que lo qu e le int eresa no son
l.,, t·.\I ru ctura s sociales ya hechas, tampoco las grand es ideas de los grandes
1" ,rnhres. Lo que le inter esa -y aquí cito cxacra menr e- son lttspequt>ñasideas
,/, · lo.; pequeños hombres'.
¿l Ju é son «las peq ueilas ideas de los p equeiios hombr es,,?·lo memos prestado
, 1,·111plos de Ta rde para h acer un a sociolo~fa de lo infinir esim al, lo c¡ue hoy
, 11di:i se llamaría un a microsocio logía. Di ce qu e lo que le inter esa es cómo y
, 11.ind o se introduce un a nu eva costumbr e local. O bien, en qu é de part amento

•· ( h1 dit i, telle époqul'. On ,·~un prun om brt' pt'rsunal in<ldini<lo de rercna person:t que
"" 1 il'IIL' equ ivalenre exact o en cas tellan o. E n c ie nos usos cstilí sricos p11cde repre sent ar
"" ·', , varia~ per sonas ck rermin adas - prim e ra, segunda o rern:ra p1.:rsona d el sin gu lar o <ld
1•1111:ti--. p ero lo rek van rc parad arg u menro que D el..:m.e anun cia, pe ro d esarro llará recién
. 11 L1. , clases 4 y 5- es qu e se ur ili,.a pr inc ipalm..:lllt.: para se 1íala r l:i imlc1 ..:rmi n ació n del
.,q,·111 , ral como nu esrro pronom bre ind eterrn in ;Hlo " 11110 •· y nue str o pm110 111 1Hc' per.,o n al
·, .. . ( )pr a m os por tradu cirlo siempr e por «se,, - a11nt¡ue p ueda im p lica r en alg un os casos
, " 11" forzam it:nr o- pa ra qu e d kct o r pueda seg uir su u~n en el texw. 1Nor a d el rradu c ro r].
( J. Gahrid Tarde, Lm /~ves socia/('s, Sopena, Barcelona , 1906, p. 112.
71
Umr 3

un funcionario de ministerio firmó un día co n una rúbri ca que, diez años


después, se imponía en todo el ministerio. ¿Qué director de oficina inventó
un nuevo cipo de rúbrica? «Eso es microsociología », dice Tarde. ¿Cuándo y en
qué lug ar los campesinos dejaron de saludar al propietario ? Tarde encuentra
eso apasionante .
En Vigilary castigarFoucault hablará de las pequeñas invencion es irrisorias,
y dirá que es preci so relacionarlas con las grandes invencione s tecnológicas.
Por ejemp lo , la p equeña invención irrisoria del coche celular~ vale canco como
la gran invención tecnológica de la máquina de vapor.
Hay un texto muy cur ioso de Foucault que se llama La vida de los hombres
infames'). Es un proy ecto que Foucault solo tuvo tiempo de d esarrollar una
vez . Y él nos dice muy bien lo que pretende, que los hombr es infames no son
los grandes hombre s que alcanzaron la gloria a través d el mal. Por ejemplo - al
menos en sus leyendas - Gilles de Rai s o Sade. No son esos hombres diabólico s
lege ndarios. <•Lo que me interesa a mí» , dice fo ucau lt en ese texto muy, muy
excrai'lo, «son los pequeños hombres infame s»10 • Me pr eg untarán cuál es la
diferencia entre un g ra n hombre infam e y un p equeí10 hombre infame . Es
que un peque1ío hombre infame es un a existencia criminal p ero banal , que es
saca da a la lu z por un breve instante en la medida en que se copa con el poder.
Por ejemplo, un perverso de barrio que en un mom e nto es puesto al nivel de
un suceso. ¿Qué quiere decir «la vida de los hombres infames»? Al coparse con
el poder , estos peque1íos hombres infames ruvieron la necesidad de redactar
una súplica, una especie de pequeña confesión. foucau lt nos dice: «Las como
en mi corpus». Yen qu e está cerca, que casi es un murmullo anónimo .
Foucault se int eresa en los problemas d e la sexualidad. Rea cció n inmedi ata:
va a constituir un corpus d e los enunciados en el siglo XIX. Acabamos de verlo.
¿A quién va a dirigir se·? ¿Ya a dirigirse a los grandes pensadores de la época?
No . ¿Irá a investigar si Freud tenía precur so res? No. Ya a buscar literalm ente
lo que se podría llamar «textos de nodri zas». De a llí el tema d el archivista.
Tomará un manual d e nodriza s. Nada vale m ás que un manu al de nodrizas
si qui e ren saber qu é es la sexua lid ad en el siglo XIX. No tornara siquiera a
Kraffr -Ebing, porque Kraffr -E bing es de st:g11nda m a no. lrá a ver los texros d e
los qu e Kraffr-Ebing saca 5 115 casos. Pueden ser fallos d e la j11sricia, informes

' Cf. Michcl Foucaulr. Vigila r y castigar, op. cit.. p. 244 .


... Mi chel Foucaulc «La vie des hommc s infam es». Les Cahiers du chemin , 1977 .
(Ed . C asr.: Michel Foucaulc, La vida de los hombr es infames, Altamira , Bs.As., 1996 ,
pp. 12 1- 138).
1
" lbzdem , p. 127.

72
¿Como o:rrt1rr munciados? Corp u, y hay lmgunj r.

, le L'Xpertosen medicina, informes de peritaje, manuales d e nodrizas, etcétera.


No son grandes pensadores.
Y aquí otra vez digo algo demasiado pronto. ¿Se puede decir que el perito
, , ;111t0rde los enunciados que propone, que el juez del tribunal es autor del
1.dlo? No. Cuando más tarde Foucault nos diga qu e «autor» es una noción
11111 y relati va y muy compleja, que no ha y qu e remi tir las frases a un autor,
q11iz:icomiencen a comprender qué nos quier e decir. Del mi smo modo, nos
, 1i r:í que «sujeto », «sujeto de .una proposición », «sujeto de enunciación», es una

111i ció n muy, muy confusa. Para un enunciado hay mil maneras de remitir a un
·.11jl·to. No hay una manera unívoca de remitir a un sujeto. Hay mil maneras,
1<,dn depende del tipo de enunciados. Del mismo modo, no pueden decir
,¡11L· el juez que dicta un fallo sea autor del fallo, encontrarán otra palabra.
No pueden decir que el perito que aporta una pericia sea autor de la pericia,
, 11rnntrarán otra palabra . Pero esas palabra s tendrán mucha importancia.
l·n un texto intitulado preci sa ment e ¿Qué es un autor?11 , Foucault dirá: «Si
11,tl'J escribe una cana, usted no es autor de la carta. ¿Qué es usted? Usted
,·, , i~natario de la carta» 12. Si les gustan las palabras, es preciso retener todas
"u~. ¿Cuándo se dirá «usted es autor de la carra ,,? Si usted pasa por la justicia ,
'.I L·s una cana anónima, si se la considera co m o un deliro. En ese momento
11\ledserá autor, en el sentido de autor de un delito. Es decir que los términos
".111cor»o «sujeto » pueden tener tantos , tan ros sentidos . ..
En cualquier caso, ven que vuestro corpus se forma con enunciados sin
1d~-rc:ncia, es decir que no remiten a un autor d eterm inado y que no poseen
111 ü•s:1ri:1mente un sujeto unívoco. Es por eso que tomo como ejem plos
, Lives -:iunque Foucault no se haya intere sado tanto por ellos- las frases y
11·\ tos d e nodrizas, los actos de habla en el momento en que dos nodri zas se
, 11L 11encran y hablan de los chicos de los que respectivamente se ocup:in. Esto
·.11pone, claro, que vayamos a consultar archivos. La Historia de la locura es
, 111n:1me nt e constitución de un corpus de los enunciados sobre la locura en el
, i¡Jo XVII. ¿Y de dónde pro vienen? De la policía, de la medicina de la época .
Y como dice Foucault - y en ese momento tiene incluso una gran alegría-
''º" t:nunciados de la medicin a de la época le deben muy poco a Descanesu .

11
Michd Foucault, «Q u'cst-cc qu 'un aureur? ,, e n Dit.i et Écrits, pp. 789-812. (Ed.
1 ·.1\1. : Mich e l Foucault, «¿Q ué es un amor? ,,, Revi sta Lirora/25/26, 1995).
' · !hírlem, p. 46.
' ' En cu :rnto a la relació n de Dt.·scartes, y del ra cion alis111
0 en genera l, con la locura,
,f /\.lichd i-:oucault , Historia de 111locura en la épom cltisica, tomo 1, capíru lo Il: «El
, ·. 1. 111 encierro,,, pp . 75-79.

73
Clme3
------ ···-

No es que Descartes no tenga importancia -ya veremos b importancia de los


pensador es- , pero por el momento no esd. al nivel del co rpus. Quizás Kant
si podría introducirse en el corpus. Por ejemplo, se introduciría muy bien en
un cor pu s sobre el matrimonio en el siglo XIX. ¿Por qué? Por una de sus obras
meno s co no cidas, que se llama precisamente feÍetafísicadel derecho.No Fun-
damentos de la metafisica del derecho,sino Metafísica del derecho Allí retoma
1
• .

en un ciados jurídico s co rrientes en la época. En ese caso sí form ará parte del
corpus, pero de lo co ntrario ni siquiera iremo s a buscar a grandes juristas,
iremo s a busc ar a la nodri za, al experto, al comisario de barrio, al guardia de
prisión, etcétera, para ver qué enunciados producen .
Ustedes me preguntar:ín si ento nces queda todo librado a la intuición . Sin
duda hace falta mu cha intuición para formar el corpus. Pero no , no qu eda
librado a b intui ció n, hay un pequeño punto metodológico. No podremos
des:i.rrollarlo ahora, pero hay que decirlo, para más adelante. ¿Q ué es el méto-
do ? Para formar mi cor pu s de frases, proposiciones y palabras, es preciso que
tenga una regla qu e no sup onga las frases, las propos icio nes y las pabbras, sino
que se dirija a otra dimen sión . ¿Co mprend en ? No tengo elecció n. A meno s
que encuentren otro m étodo ... Es po sible, pero en ese momento estarán
aba.ndon;.rndo a Foucault.
Si fou caulc tenía esca idea d esde el prin cipio, si neces itó tiempo, si la tenía
a medias, no completamente, po co, mucho, todos esos son problemas que a
fin de cuent as no me parecen ran imponanre s. Pero solo lle~ará a pasarla en
limpio poco a poco.
¿Cuá l es su idea? Para saber a qu é conjunto de frases hay que dirigirse para
fornur un co rpus sobre sexua lidad en el siglo XIX -conjunto muy diverso,
puesto qu e son frases de nodriza s, de expertos, de jueces , de escolares, de profe-
so res, ere.- , es preciso dirigir se a algo qu e no es ni palabra, ni frase; ni siqu iera
enunciado, puesto qu e lo que bu scarnos es saber qué es un enu nciado. Si la do y
de man era brutal, la respuesta de Foucault, cu ando llegue a tenerla plenamente,
será que hace falta que localicen los focos de poder que son productor es de
dicha s frases, los focos de poder en torno de los cuales se organizan las palabras,
las frases y las proposicion es. Ven que da una respuesta muy, muy interesant e.
¿Podía darla desde el comie nzo? El hecho es que en La arqueologzadel saber
no la da de manera explícicJ . Nos queda la dudJ, tenemos la impresión de q ue
la elección del cor pu s qu edJ librada a la intui ció n. Y Jtmq ue nos digamos que
no , que él ya tie ne un m étodo, no lo dice.

1
" No yueda mu y claro, pt ro es probabl e que Ddeuze se refi era aqui a la
Afetap/~ysische
Anfongsgriinde der Rechtslehre, de 1797.

74
Corpus y hay leng11n
¿Ciimo cxtmrr m uncit1dos> jr.

1·11cambio, el método irrump e en Ltt voluntad de saber. Lo descompon go.


h,111;1ult se pregunta cuál es son los focos de p od er qu e conciernen a la sexua -
l1.l.1d rn el siglo XIX. Noten qu e lo qu e import a en esta pregunta es que no
·.,· l1.1cl' ninguna referen cia a palabr as, frases, p ro po sicio nes o acro s d e habla.
h 111 1:1 pregunt a qu e con ciern e a los focos d e pode r. Agrego inm edia tam ente
p11t·sd e lo co ntr ario no tendr ía sentid o, el méto do sería evidenr em eme m alo-:
1,,. (l \ de pod er y d e resisten cia. ¿Cuáles son los focos d e p oder y d e resisten cia
.il pude r qu e co n ciern en a la sexualidad ? La Iglesia b ajo el aspe cto de la con-
l,·\ i1·,11, el go bi ern o b ajo el aspec to de la gesti ó n d e la vid a d e una pobl ació n,
,·1, . 1km os visto la respu esta, qu e no es exhau sti va, pu ed e ser qu e haya otra s.
< :ornpr end en enton ces qu e realmente ten em os un método. Si ha n deter-
111111.,d o los focos de pod er que conciernen a una cuest ió n, pu ed en form ar
, 1 , , 1rpus d e las p alabr as, d e las frases, de las p roposicio nes y d e los actos d e
l1.1l1l;1 co rresp ondi ent es. Van a retener entonc es los enun ciad os d e la escuela,
,le l.1 g.esrión po lít ica d e la vid a y de la conf es ió n, co rri ent es en el siglo X IX .
Nn t·sidad para ustedes, desde entonce s, no de bu scar grandes au to res, sin o
,1, .,halan zarse sobre los m anu ales d e confe sión . D e ser necesa rio, ir a ver los
11.11;1do s llamad os d e «casu ísti ca», pu es la casuí sti ca se ocup a en gran part e del
I "11hlema d e la sexualidad en sus relacio nes co n la co n fesió n: ¿qu é p regunt as
¡,l,11lll':H p;u :1 :1co rralar la sexualid ;id en el p enir ent e, e n el fiel? De sde en ronces,
1, 11t k1 n vu estro co rpu s d e palabra s, de frases y d e prop os icio n es. Y si vu estro
1•1ohkma no es la sexu alid ad, si es la loc ura , es lo mi sm o. Siempr e har á falt a
,¡11L · con st itu ya n un co rpu s d e b ase. Si no h an co nstituid o vu estro corpu s, n o
1111n kn avan za r. Fo ucault d iría qu e vuestro est udi o n o sed serio.
Ls un m éto d o extr año . Y al mi sm o ti emp o , usted es comprend e n , es u n
111 1·1od o qu e verd aderam ent e le pert enece . Y si vo lvem os a plantear la cu est ió n
,le h evolu ció n , creo qu e un a d e las razo nes p o r las cuales pasará d el estudi o
, ltl do mini o del saber al estudi o del d omini o d el po d er, es que y a en el nivel
,lt-1s;1ber y d e ,,q ué es un enun ciado» solo podí a co nsti tu ir m ecodológi cam em e
lm rn rpu s qu e necesitab a d ándo se focos d e pod er y de resistenci a al pod er.
1·\11s eran los índi ces de los lugare s donde h abí a qu e buscar las palabra s, las
l 1.1.
\L'S y las prop os icione s en uso en una époc a .
/\ part ir d e ese mo mento tiene enton ces un co rp us. Po r eje mplo , el co rpu s
,1,· los enun ciados de sexu alidad en el siglo XI X . Dir é qu e to do el libro d e
1, r.1ffr-E b i11g. L-tPsichopathia sexualis, es ya un sub co rpu s. Es un corpu s qu e
1ll'rtl'.n ece al cor pu s m ayo r.
Aquí po dernos enton ces hacer un a pausa. U na d e d os. O bi en podrán dec ir
,. yo m e incli no h acia esto- qu e Fo ucault se di o los me di os para con stituir
, .,,pu s, es d ec ir, realizó su pr ograma , cuyo prim e r nivel era có mo con stituir

75
Cfag 3

un corpus del que se puedan extraer enunciados. O bien podrán reaccionar


y decir: «No, hay algo qu e no va, este m éto do todavía no basta,,. Podrían
incluso decir muchas cosas más. Podrían decir: «No, yo planteo problemas
independientemente de un corpus». Y están en su derecho , pero de sde en-
tonces les hará falta otro método. O podrían estar de acue rdo con que hace
falta un corpus para plantear un problema, pero no acordar con la manera
en la que foucault determina sus corpus . Queda en ustedes reivindicar otro
mérod o, por ejemplo el de Bloomfield, quien constiruye corpus de un mod o
completamente distinto al de Foucaulc. O bien podrían decir: «¡No, no es así,
Foucault no di ce eso!». En ese caso, el asunto me concierne y m e da demasiada
pena , así que no lo tomo en cuenta.
¿De acuerdo? ¿Han comprendido? Bueno, concedámosle su co rpu s. Una
vez má s, no es un corpus de enunciados, pue s la gran tesis es que si han
constituido un cor pu s, entonc es quizá puedan despejar del corpus insta nci as
que habrá qu e llamar enunciados. ¿Q ué es, entonce s, un enunci ad o? No hay
respuesta po sible a esta pregunta si n o han constituido en primer lugar un
corpus de palabras , de frases, d e proposiciones efectivamente sostenidas en
una época dada.
Esto no dice exactamente cómo ha cer un corpus. Cuando usted es se pro-
ponen hacer un corpus, siempre pu ede n fracasar. ¿Q ué qui ero decir ? Vuelvo
siempre a este ejemplo claro: se proponen formar un corpus de la sexualidad en
el siglo XIX. En primer lugar, localizan vuestros focos de poder y de resistencia,
y de allí derivan direcciones del corpus: ir a ver del lado de las nodriza s, ir a ver
del lado de los sacerdotes y de los casuistas, ir a ver del lado de los prefectos
que hacen control de población en la época, ir a ver del lado de las escuelas,
de los movimientos filantrópicos de reforma de la escuela, etcétera. Pero es
obvio que debe n ser sensibles, por ejemplo, ya sea a la aparición de nuevos
término s, como al empleo novedo so de términos ya antiguos .
'forno un ejemp lo. Usted es buscan un corpus de la locura en el siglo XIX.
Tropie za n entonces con ciertos textos de médicos qu e emp lean la palabra
,,paranoia ,,. ·1i-opiezan con otros tex tos de m édicos que emplean el término
«monornanía ". Este términ o tiene una fecha de aparición. Sin duda , la fecha
de aparición remit e a un gran autor. Por ejemplo , a aquel que aisló por primera
vez el término . En este caso preciso, Esquirol. Pero lo que debe interesarles
aun más es el uso corriente del término «monomanía ,, en el siglo XIX. Tienen
entonces ciertas palabras claves, palabras-faros.
Y tienen también tipos de frases. ·1omo un ejemplo qu e está en el propio
Foucault, en Hi storia de la locura. He aquí una frase, es incluso un slogan,
pueden hasta concebirse manifestaci on es con este slogan: «Los locos al asilo ,,.

76
¿Cámo rxtrarr enunciados , Corpus y hay lmgua;e.

huna frase. Aquí vamos a ver de maravill a que si es una frase, no es un enun-
' 1.1t!o. Se puede mostrar que es una frase aunque no ha ya verbo. El análisis
¡11llposicional lo demuestra fácilmente.
"Los loco s al asilo». ¿En qué sentido esta frase forma parte de un corpus ?
1\ rni modo de ver, forma parte de al meno s tres corpus, y so n tres corpus
, Pmpl etamente diferentes.
Primer co rpu s. «Los locos al asilo » significa que no hay qHe m ezcla r los
1,,cns con los vaga bundo s, p~es los vagabundos no lo merec en. Los vagabundos
mer ecen un tratami ento especial qu e debe distinguirlos de los locos. Es una
\'ngü en za para los vagabundos qu e se los m eta en los mismos lu gares que a
lo .\ locos, Les da miedo , corren el riesgo de padecer las crisis vio lent as de los
locos, etc. Yo diría que hay aquí un prim er enunciado para la frase «los locos
.ti asilo». El primer enunciado es: «separemos a los locos y a los vagabundos,
¡)ucs es injusto poner a los vaga bundos con locos ».
Segundo enunciado para la misma frase, «los locos al asilo». Esrn vez significa
ji1slo lo contrario. Es preciso separar a los locos de los vagabundos pu esco que
los locos merecen cuidados especiales . Esta vez es en no mbr e de los locos qu e
\t ' reclama la separación de los locos d e los vagabundos. Es otro enunciado.
'!erc er caso. Aviso que este no era considerado por Foucault , p ero no tiene
importan cia . Te rce r caso, manifestación reaccio naria d e hoy en día. «Los lo-
' us al asilo» sign ifica: «Reco nstruyamos los viejos asilos. Parem os las terapias
h:mial es, reco nstitu yamos el viejo asilo». Es una proposición qu e se podrá
11:imar «reaccionaria » en cuanto a la evolución de las relaci o n es con la locur a.
0
/\bajo la sec co rizac ió n , vo lvamo s a los viejos asilos ». Es un terc er enunci ad o .
Pero nos atenemo s a los dos prim eros . El primero , separar a los locos de
1,,s vaga bundo s pues los vagabundos no merecen ser mezclados con los locos,
('\ lo qu e se dic e d e man era bastant e corriente ya en el siglo XVIII. El otro
rnunciado , sepa rar los vagab und os de los loco s porqu e los locos merecen
rnidado s especiales - y esta vez la separación se ha ce en favo r de los locos-, es
1111 enunciado qu e aparece reci én en el siglo XIX. Yo d iría que no perten ecen
.ti mismo corpus. Ambos p ert ene cen a un co rpu s de la loc ura , pero no forman
¡);ute del mismo régimen de enunciado. El primero pertenece al corpus siglo
\VIII , el segundo a un corpus siglo XIX.
Ven entonce s en qué sentido yo diría qu e efec tiva ment e h ay en Foucault
1111aevolución. Una vez más, para comprend er lo qu e él llama «los focos de
¡)oder y d e resistencia,, habrá que esperar a Vigilary castigar y La voluntad de
,,,her. Pero la dererminación de un corpus, qu e ya se exige d esd e La arqueologi'a
1/d saber, solo pu ede realizars e si se hacen int ervenir rales focos. Us ted es m e
dir::in: «Pero si ya los hace intervenir en La arqueología, ¿cóm o los ll:11na?».

77
Cln.<
r3
·--- -- ------ - -- --- --- -

Está muy bien. Si encontramos eso, al menos tendremos una hipótesis sobre
las transformaciones de Foucault . ¿Y conservará luego su sent ido esa primera
denominación en La arqueología? En mi opinión, sí. Les da un nombre muy
panicul ar que solo podr emos comprender más carde, los llama «singu larida-
des >•.Para constituir un corpus hace falca en prim er lugar haber localizado
cieno número de singularidades . Escas singularidades son lo que má s tarde
Foucault descubrirá como focos de poder y de resistencia. ¿Por qué les llama
«singularidades »? Por el momento no lo considero , no podremos verlo hasta
que sepamos lo que es un enunciado.
Por supuesto que no se erata de aplicar. No obtendrán un corpus aplicando
las reglas de Foucault. Hay que ponerle invención, es un m étodo de invención,
son reglas de invención . Lo que Foucault les propone, ent onces, es que consti-
tuyan vuestros probl emas, un campo problemático. Y la prim era determina ción
de un c:1.mpo problemático será la constitución del corpus correspondient e.
H e terminado entonces con el primer punto . Ya no me encuentro frente
a la inmen sidad , frente a la infinid ad de lo que es di cho en un a época, m e
encuentro frente a cor pus espec ializado s. En última insta ncia , me encuentro
frente al corpus de la época. Por grande qu e sea, será -de derecho- un número
finito d e palabras , de frases, de propo sicio nes y de actos de habla.
De allí un segundo punto . Ven ustedes que nu estra tarea ya está tra zada:
¿cómo vamos a extra er enunciados? Lo único que sabe mos es que para po-
der tener la mínima oportunidad de extraer los enunciados a parti r de las
palabras, de Lis frases y de las propo siciones, hacía falta constituir un corpus
especiali zado.
Dig o de inm edi ato que el segundo paso de Foucaulc - y solo hay tres- me
interesa mucho, pero va a pa recer muy decepc ionant e. Pero ju sta ment e,
cuanto m ás decepcio n ant e parece, mejor es. El tercer paso va a ser lumino so.
El segundo paso cons iste en lo sigui ente. Foucaulr nos di ce que finalmente
un corpu s im plica cierta manera de ser del lengu aje en su totalidad. Esto
parece dec epcio nante, puesto que teníamos la noci ó n mu y espec ializad a de
corpu s, y desembo camo s en consideraciones sobre el lengu aje en su totalidad ,
cuando creíamo s qu e el corpus estaba hecho para conjur arlas. Por eso hay qu e
preguntar se qu é quiere decir Fou cau lt.
Agrup o los textos. En La arqueología del saber, páginas 145-148, texto
esencial, Fouca ult di ce que hay que tomar conciencia de esto : «hay leng uaj e» 15 .
El hay lenguajt. El lenguaj e es un hay. ¿Q ué qui ere d ecir semejante cosa?
Creo que en Las p alabras y las cosas, libro ant er ior a la arqueología, ya estaba

1
' Michel Foucaulr, La arqueologíadel saber, op. cit., p. 188.

78
_ _ _ _ _ __ _ _ _ __ _ _ ¿_C_ó,_11_0 _cx~mcr enrmcir1dos) Corpu s y hay lmg 11{1J
e:

l., misma idea, pero bajo otro nombre. No era el hay lenguaje, sino el ser del
lt11~uaje. Es una expresión insólita: «un ser del lenguaje ». Esta vez, páginas
·,/ -59, 316-318, 395-397 16• ¿Cómo olvidar que en Husserl y en Merleau-
l'o1ny encuentran otra expresión insólita: «el ser- lenguaje, ,? ¿Qué quiere decir
1111 ser-lenguaje, un ser del lenguaje, el hay lenguaje?

En el texto de la arqueologíadel saber Foucaulr nos da una indicación


¡)r<:ciosa. Dice que del mismo modo que sus predecesores dejaron escapar el
, orpus, dejaron escapar el hay lenguaj e. Como si ambos fueran estr ictamente
, orre lati vos. ¿Por qué dejaron escapar el hay lenguaje o el ser- lenguaje? Según
l ·oucault, porque se interesaron en las direcciones que propone el lenguaje
r no en la dim ensión en la cual se da 17 • A fuerza de interesarse y de seguir
una de las direcciones que propone el leng uaj e, se ha olvidado e ignorado la
dimensión en la cual un leng uaj e se da bajo la forma de un hay lenguaje , o
l ):tjo la forma de un ser-lenguaje .
¿Y qué son las direcciones que propone el lenguaje? Y bien, a veces es el
l1L·cho de que el lenguaje designa, es la relación de designación . A veces es la
1,·L1ción de significa ción, el hecho de que el lenguaje significa. A veces es el
l,ccho de que el lenguaje mi smo está compue sto de unidades llamadas sig-
11d1canres. Noten que esro es muy importante: el significante forma parre, y
,o lo forma parce, según Foucau!t, de las direcciones que propone el lenguaje .
Fntonces, cuando ciertos lingüistas definan el lenguaje por el significrnte, no
liarán más que definirlo por una de sus direcciones, en lu gar de alcanzar la
dimensión en la cual se da.
Puedo decir enron ces que la designac ión, la significa ción, el significanre,
,on únicamente direcciones que propone el leng uaje, y no la dimensión en
h cnal él se manifiesta bajo la forma de un hay o bajo la forma de un ser-
knguaje. Ven aq uí , nuevamente, que foucaulr multiplic a sus rupturas con la
1i ngüística. A gra ndes rasgos, puede decir de toda la lingüí stica que solo ha
1cnido en cuenta direcciones y no la dimensión.
¿Qué es entonce s la dimensión en la cual el lenguaje se da bajo la forma
de un hay y en tamo hay?Aquí resum o, queda en ustedes ver los textos. Creo
qu e quiere decir lo siguiente. En Laspalabrasy las cosas emp leará la expres ión
«un agrupamienco del len gu aje». Es raro, hay que subra yar la palabra. Se-
hur amente es importante, porque Fou cault es un autor que durante mu cho
1iempo ha apostado por lo contrario del agrupamiento, es un auror que no

1
'' Mi chel Fou caulr, Las palabrasy las cosm, op . cit. , por ejemplo pp. 49 -52 , 288 -
.'.'JO, 370-372.
17
Mí chel Foucault, La arqueologíadel saber, op. cit ., p. 188.

79
Clme3

cesa de explicar que las cosas solo existen en estado disperso, diseminado. Si
emplea la palabra «agrupamiento •>en estos textos de Las palabras y Lascosas,
es porque tiene una razón important e. ¿Qué quiere decir un «agrupamiento»
del lenguaje, que el ser-lenguaje es un agrupamiento del lenguaj e?
Y bien, co ntrariamente a lo que sucede en Husserl o en Merleau-Ponty, el
ser-lenguaje o el ser del lenguaje, es además histórico. Es decir, el ser-lenguaje
es siempre un modo de ser, una forma de agrupar el lenguaje, y es una forma
propia de una época, es decir, de una formación histórica. lodo pasa como
si cada formación histórica tuviera su maner a de agrupar el lenguaje en un
hay lenguaj e. Esto es interesante porque abre un nuevo campo de estudios
comparativos. Se podrán distinguir las grandes formaciones históricas -entre
otras cosas, no solamente- por su manera de agrupar el lenguaje . El lenguaje,
el hay lenguaje , el hay del lenguaje, nunca será separable de tal o cual modo
que adopta en determin ada formación histórica.
Me dirán que dé ejemplos . Las palabras y las cosasconsidera do s modos de
ser histórico del lenguaje , del ser-lenguaje: el del siglo XVII, y el de fines del
siglo XIX y el siglo XX. Esto debe ba sta r para darnos una ide a. ¿Y qué no s
dice Foucault? Comprenden que ya no se puede responder que aquello que
defin e el modo de ser del lenguaje es la lin giiísrica, puesto que vimos que la
lingüí sti ca se ocupaba de las direccion es y no de esa dimensión según la cual
se da el lenguaje. Digamos cosas mu y vagas, porque estos análisis serían muy
largos, perderí amo s nuestro problema de «¿qué es un enunciado?». Intento
sugerirles, queda en ustedes ver si les gusta esta idea.
Foucault pien sa, me parece, que en la época clásica, es decir en la formación
histórica del siglo XVII, el lenguaje se agrupa de cierta manera, bajo un cierto
modo. Más aun, Foucaulc dirá -y es por tanto un tema important e para él-
que el hombr e es una existencia entre dos modos , el modo clásico del siglo
XVII y el modo moderno, fin del siglo XIX y comienzo del XX. Algunos lo
conoce n, tendremos ocasión de volver sobre esto, se trata del famoso tema de
la muerte del hombre en Foucault 1~. El hombre es una existencia entre estos
do s modos de ser. Es decir, el hombre es una existencia transitoria, vacilante,
entre do s modos de ser del lenguaje, el modo d e ser clásico del siglo XVII y el
modo de ser mod erno, fines del siglo XIX , com ienzo del XX. El hombre ha
existido entre estos dos modos de ser. ¿Qué puede querer decir?
Suponiendo que cada época agrupa el lenguaje de una manera que le es
propia , ¿cómo opera el siglo XVII? Foucaulr dirá que agrupa el lenguaj e en la
representación . No tengo el tiempo aquí para desarrollarlo, pero el análisis de

IK Cf. Michd Foucault, Laspalabras y lm cosm,op. cit., pp .. 373-375 .

80
¿Ciimo cxrmrr enunciados?Corpu.<)' hay iengunje.

l.1 1eo ría del lenguaje en el siglo XVII que Foucault realiza en Las palnbrasy
l¡/1 cosas', va a confirmar la siguiente idea : el lenguaje aparece en el siglo XVII
1

, nmo la nervadura, el cuadriculado de la repres entación. De modo que es en


l.1 representa ción (¡ue el lenguaje se agrupa y manifiesta su se r-l enguaj e o su
l 1,1y lenguaje. La representación constituye la dimensión según la cual se da el
lt'l1guaj e. Y esto es ran cierro que, en efecto, la designación , la significación,
,·1c., serán para el pensamiento clásico dep end encias de la representación.
l~ueno, se trata solamente de hacerles presentir cosas.
¿Qué pasa a fines del siglo XIX? Cuando Foucault comienza a hablar de
lo que pasa para nosotros, los llamados «modernos >•,invoca en sus textos dos
.1ucores como fundamentales para un nuevo ser-lenguaje: Nierzsche y Mallar-
E s curioso puesto que , por una vez, invoca grandes autores. Y agrega a
111<'.-.
/\rraud, así que produce una trinidad de grandes autores 20 • ¿Y qu é no s dice? Nos
d ice que la lingüística del siglo XIX ha desm embra.do el lenguaj e. Por canto ,
evidentemente no es en la lingüística. donde vamos a buscar el ser-lenguaje,
,·\ decir , el agrupamiento del lenguaje . La. lingüística ha desmembrado el
lrnguaj e, por un lado, en lenguas irreductibles o en grandes familias de len-
guas irr eductibles. Por otro lado, lo ha desm embrado según las direcciones
dd lenguaje : designaciones, significaciones, significantes . En ning1'1n caso,
rnconces, es la lingüística la que puede respondernos. ¿Qué es lo que opera el
:1grupamiento del lenguaje a parcir del siglo XIX? Foucaulc responde : ya no
l:t representación , si no algo muy diferente, la literatura . Es la función de la
li1cracura. La lirer acu ra adquiere una función que no tenía.
Por supuesto que antes había una lireracura. Ven inmediacamence la obje-
<ión, pero hay que cuidarse de las objeciones porque son estúpidas . ¿Había
1111alit eratura en el siglo XVII? Sí, había una lit eratura, pero no tenía en
.1bso luro la especificidad Je un poder que solo adquirió a fines del siglo XIX.
! lac ia finale s del siglo XIX la palabra «literatura >,cambia de sentido. ¿Por qué?
Porque en ese momento la literatura de viene la manera de agrupar el lenguaj e
lllás allá de roda representación posibl e.
Y es la tentati va de Mallarmé: agrupar el lenguaje más allá de coda repre-
\tntación. La aus encia de repre senta ción es designada por Mallarmé como
"inanidad sonora ». El se r de la palabra descubierto como inanid ad sonora o,
¡,.ira los que co no ce n un poco, a travé s de otras tantas expresione s espléndidas
que Mallarmé ha ce pulular , acumula. Noten qu e con Mallarmé -en efec to ,
1·sel caso más claro- se realiza un agrupamiento del lenguaje fuera de roda

1
~ Cf. ibídem, cap. III: ,,Represencar ».
~°Cf. ibídem, pp. 297-298 y 371 -372 .

81
3
Cl.11.<e

representación. La literatura deviene la pot encia no representativa que agrupa


el lenguaj e de una manera completamente dist inta , en un ser-l engu aje opaco
que no tenía equivalente en el siglo XVII, pue sta que en el siglo XV II era la
repre sent ac ión la que operaba el agrupamiento de la literatura.
Y para aquellos qu e lo conocen, aquí pueden ver un nu evo encuentro
con Blan chor. Pues Blanchor definirá la literatura m ode rn a exacramente de
este modo, a rravés d e su descubrimienro de un ser-lenguaje irredu ctible a
la des igna ción , a la signifi cación, etc ., y ha cien do de Mallarmé uno de sus
más grandes instigadores, uno de sus m ás grandes iniciadores. La liter atur a
abandona toda exigen cia de la representaci ó n para agrupar un lengua je opa-
co, irr edu ctibl e a roda repre sentación, y para hacerlo ju gar realm ent e como
totalidad d el lenguaje.
Pien sen en los autor es qu e son para nosotros los más imp ortant es. Es obvio
que un a empresa como la de Jo yce solo pu ede co m pren derse sob re el fondo
de un hori zo nt e m allar me ano , que pretende descubrir en la literatu ra, en la
nu eva fun ción de la literatura , el hay lengu aje, el agrupamiento del lenguaje
ligado a nu estra formación hist órica.
Concédanme esto. Lo po co que he dicho no son defini cion es, es un nuevo
terna . Quisiera solamente que evalúen la import ancia de este nu evo tema . Y a
mi mod o d e ver, el est udio de los tipos de agrupam iento del lenguaj e apenas
queda esbozado en Foucault, y apenas esbozado para dos casos, la formación
histórica del siglo XV II , que agrupa el lenguaje en la rep resentació n , y la
for mac ión históri ca del XIX y XX qu e agrupa el lenguaje en la lit eratu ra. Es
entonc es en mucho una tarea que qu eda por continuarse. Salvo quizá porque
Blanchot la ha impul sado particularmente en lo que resp ecta a la literatur a
en su fun ción m oderna.
Pero lo que a mí me inter esa es la co nclu sión inmediata que su rge de allí.
Ven en qué sentid o progresamos al m ismo tiempo que esto parece, una vez
más, de cepcio nant e. Progr esamo s porqu e ahora podemos de cir qu e cuando
co nst ituimo s un cor pus , m ás o menos extenso, pero siemp re finito, pode m os
co ncluir a partir de él un ser-leng uaje, es decir un a man era en la que el lenguaje
se agrup a en función d e dicho co rpu s o, en última in sta ncia, en funció n de
toda la formación hi stórica , es decir , en fun ción del conjunto de los cor pus
de tal formación histórica.
Ven que se deline a algo así como un méto do. N uestro primer paso era que ,
una vez dicho qu e ustedes se encuentran frente a palabras y frases de una época,
no tendrán nada si no co nsti tu yen, si no sabe n cons tituir el co rpu s relativo
a tal o cual p rob lem a que p lant ean , ya qu e no hay co rpu s abso luto, todo
cor pn s es relat ivo . Segund a eta pa: definirán una manera en la qt1e se agrupa

82
¿Cómo rxrrarrenunciados>Corpusy hay lrng11ajr
.

el lenguaje en dicho corpus, es decir, un modo de ser del lenguaje. En última


insrancia, si consideran cada vez más corpus en una época, podrán definir la
11unera en la que se agrupa el lenguaje en una formación histórica, es decir,
t·n una época. He aquí la segunda condición.
Tengo el siguiente problema: si se sienten agobiados, continúo con cosas
l:íciles; si no están agobiados, continuo con algo para lo que m e hac e falta
vllestra atención. A mí me da igual, porque ya anticipo tanto vuestra int eli-
gencia como vuestros desfallecimientos . . . Bueno, veo que puedo continuar
rnn lo difícil. Aunque no es muy difícil.
De allí la conclusión que Foucault extraerá concerniente a este segundo
:1specto, el ser-lenguaje o el agrupamiento del lenguaj e. La lingüí stica pr esu-
pone no solo corpus, sino también que hay lenguaje . Pero es eso lo que no
llega a tratar: el hay lenguaje o el ser-lenguaje. Y si esto es así, si hay lenguaje,
\ ¡ hay una dimensión irreductible a todas las direc ciones, es obvio qu e no se
pu ede hacer empezar el lenguaje. Es imposibl e hacer comenzar el lenguaje.
l Jsredes me dirán que es obvio. ¡Para nada! Al meno s no es obvio tal como
lo enciende Foucau!t. No es obvio pues constantemente hac emo s comenzar
t·I lenguaj e. Y Foucault no quiere que lo hagamos . Todo lo que dirá es que
desde siempre hay un ser-lenguaje, es decir una man era en la que se agrupa
d lenguaje en función de cada época histórica . Todo lo que se puede decir es
1¡uc el ser-lenguaje varía , puesto que es histórico, pero no comienza, no tiene
t omienzo. Aquí tambi én Fouc ault recusa todo problema del origen. M e dirán

q11ees obvio, y yo les respondo que no lo es.


«No har emo s comenzar el lengua _je,>. ¿Con quién se las agarra Foucault?
¡<:on todo el mundo! Pue s, hasta donde conozco, hay tres manera s con las qu e
' L' intenta hacer comenzar el lenguaje. Y a esas tres manera s corresponden tres
f1irmulas célebres. La primera fórmula es «yo hablo ». Cuando se pien sa que
0
vo hablo », se dice algo esencia l, se hace comenzar el lenguaje. La segunda
1<·1rmula -no menos célebre- es «ello habla ». ¿Q ui én pudo d ecir una cosa así?
1'n o en fin, se ha dicho . «Ello habla » también es una manera de hac er comenzar
el lenguaje . Y luego hay una tercera manera, «el mundo habla ». ¡Cuánto más
1110descaen apariencia, cuánto más ambiciosa en realidad! Según Foucau lt,
1g11almenceperniciosa .
Y Foucaulr no quiere ninguna de las tres. ¿Q ué va a decir? ¿Cuál es la fór-
111ulaque responde al hay lenguaje o al ser-lenguaje? Foucaulr tiene su fórmula
v es su respon sabilidad demo strar qu e no se confunde con ninguna de las
, 1 1c1s tres-: «se habla ,, o «hablan », lo que llama «el murmullo anónimo ». Y no
, kj ;irá de reivindi car el murmullo anónimo, pedirá solam ent e qu e se le haga
1111 lugar en el murmullo anónimo. E invocará al creador más grande de mur -

83
OmeJ

mullo anónimo, a Bec kett , diciendo que serí a dema siad o buen o si su propio
di scu rso llegara a ocup ar un pequeño lugar en el discurso de los personajes de
Beckett, qu e codo s sabem os que no son «yo», no so n «mundo » y no so n «ello ».
Ahora bi en, ¿cuál es la dif ere ncia ? Ustede s me dir án qu e entr e «ello habla »,
«se habla » o «el mundo habl a•>, no ha y por qu é pelear se. Sí, si n o les gusta
la filosofí.:i, eso no es imp orr anr e. Si hacen filosofía, quizá se digan q11e hay
grandes diferencias entre esas fórmulas . Di gam os que so n enun ciad os.
¿Qué quiere decir «yo hablo »? Quiere decir qu e el lenguaje comienza co n
aquel qu e di ce ,,yo». ¿Quién es «yo »? Es aquel que lo dice. Es «yo,, aqu el qu e
lo dic e, es «yo» aquel que dice «yo». En otro s tér min os, «yo» es un embra ga-
d or. Los que no han hecho lingüí stica para nad a, olvíd ense , déje nse mec er
por las pala b ras . Par a lo s qu e han hecho un po co -n o h ace falca haber he cho
mu cho- ,,yo» es un shifter, un embragador. C uando di go que es «yo>i aquel
que lo dice, d efiní el primero d e los shifters,el primero de los embr agadores.
«Yo hablo » es el embr aga d o r d el len guaj e.
¿C on qu é comi en za el lenguaje? El lenguaje comien za co n esto s shifters, o
con estos em bragad o res. Aquello que se llam ará un a personología lin gü ística
engendra sino el lenguaj e, al meno s el acto del lenguaje, o el di sc ur so, a pa rtir
d e perso na s lin güí stica s, siend o las do s p erso n as lin güí st icas reales el ,,yo » y
el «tú». Es la p erso no lo g ía lingüí sti ca de Benvenist e. RemÍtanse a Benv eni sre,
Problemas de li'ngüisticagenera/! ediciones Gallimard , al capí tulo so br e los
1
,

embragador es . Pero ustede s ya deben hab er leído todo eso ha ce mu cho tiem-
po ... ¡Ah , no, es cierr o, hay alg11nos d el prim er ciclo! Ustedes no . .. E n fin,
no tiene ningun a importanci a . Pero es mu y bueno Benveniste.
Yen ust edes que la teoría de los embragadores es un a m anera d e ha ce r
co men za r el lenguaj e. Es mu y int eresa nt e. E n Jakobson enco ntr arán larg os
artículos so br e el rol de los em br aga dore s 22 .
Segunda p ropos ició n: «ello habla ». ¿Qu é es «ello »? Es también una m an era
de ha ce r comenzar el lenguaje. ¿Por qu é? Porque esta vez el len guaje co mienza
a partir de un momento que es asignable, que ya no es el de aquel que dice
«yo», el primero que dic e ,,yo».
En el caso de Ben ve ni ste, en efecto, se trat a d e ser el prim ero en dec ir «yo »,
pu esto qu e es «yo» aquel que lo dice. Si digo «soy yo» antes que usted, será
preci so que ust ed espe re, porque no pod emos hablar todo s jun cos. En tonces ,
cuando de cim os «yo hablo » ha y inter és en hablar de prisa, mi entra s que cuando
decimos «se habla » no ha y que apre surar se . En fin, n o imp o rt a.

2
' Émile Benveniste, Probl.emmde lingiiísticagm eml, 2 tomos , Siglo.X,'{], México, 1979 .
22
C f Roman Jakohson, Ensayo
s de lingüísticageneral,Seix Barral, Barcelona, l 975.
84
¿Cómo l'Xfl"ll fr munr iad oJ?Co rpu s y hay lenguaje.
--------

,,Ello habla ,, es una manera d e hacer comenzar el lenguaje distinta a ,<yo


l1:1hlo». Esra vez se dirá que el len guaje co mi enza co n el sig nific anre . Esro es
111qu e quiso decir aquel que dijo «ello hab la». El lengu aje co mi e nza co n el
.,,r.1inca
1 nre , y como hay significan re en el in consc iente y como el incon sciente
,., significanre, el inc o nsc ienr e está estru ctur ado como un lengu aje.
De spués están los qu e di cen «el mundo habla ». Tercera man era de hace r
, omenzar el lenguaj e. Es co m o si el mundo di spu siera en silencio de un sentido
111ud o. El mund o p osee un sentido mudo y lo pro pi o del len guaje es levantar
,.,l. sentid o, recoge r ese se ntid o . El logos es le nguaj e que recoge. Ya no se
1r:ll a del agrupamiento de l lengua je, se trata d el lenguaje en tanto qu e reúne
,·I .,c nrid o mud o del mund o. El lengu aje o el logos en tanto qu e recopilación
,Id sentido mud o d e las cosas d el mund o.
Encu enrr a n esre tema en Hu sserl, d espu és en Heidegger, qu e lo desarrollará
dl' man era panicular, muy particular, y es retomado y desa rrollado de manera
1111,yor ig in al por Merle au -Ponry en ws ob ras finale s, prin cip alm ent e en Lo
1•i1ihle_ylo inv;sibli-5. El lenguaj e, de cie rt a man era , no hace más que llevar a
1,, explí cito el sentido mud o que ya está en las cosas. El lenguaj e se adosa al
\l'Jllido mud o del mund o, a una mud ez llena de sentido, será d esarro llo del
,rnrido del mund o. De m o d o tal que , a tr avés del leng uaje, es el mundo el
,¡11 c habla. El lengu aje co mi enza en la frontera entr e el mund o y bs palabra s.
¡:, la idea d e Merleau -Pon ty.
Ah ora bi en, en un pequeñ o texto de Foucau!t , El orden del discurso24 , estos
1rl's tem as se rán recusad os con una gran violencia . .. vio len cia no, co n un a
1•.r:111fuer za. Si tradu zco a fou ca u!t, la primera fó rmula, «yo hablo », red uce el
lrn guaj e a un a d irecc ión, a la dire cció n de los embragado res, es decir, la del
.,1,jl'co que h abla . La segun da fór mul a, «ello h abl a,,, redu ce el leng uaje a una
,k S\IS direc cion es, la dir ecc ión del sign ificanre. La terce ra, «el mund o habla»,
1 n luce el leng uaje a una de sus dir eccio nes, esta vez el estado del mundo o el
111und o int enc ionado, aludido a travé s del len guaje.
Ln nombre d e su principio Foucault recusa los tres. ¿Cuál es la fórmula qu e
, orrespond eri a la dimensión d el lenguaje indep endi ent em ent e de sus dir ec-
' iones, es decir al agru pamiento del lenguaje o al hay len gua je? No pu ede ser
, ,1r:1que «se habla ». A co ndi ció n de com pr ender qu e en el «se habl a», que es el
110-comi enzo del lenguaje, tomarán su lugar codos los sujetos, cualesquiera sean ,
1.. d os los yo pos ibles e im agin ab les; harán su cad ena rodos los signifi cant es; se
.,lnj:irá todo lo qu e hay po r decir sob re el mundo. Pero el hay lengua je n o estará

-'' Mauri ce Merleau -Poncy, Lo visible y lo invisible , Nueva visión , Bs. As ., 201 O.
·, M ichel Fo ucau lt , El orden del discurso.op. c it.

85
Clase3
- - - - - - --- - - -- - - - - -- --- --- -- ----- ·- ·--- ---

definido por ninguna de estas direcciones, estará definido por la propia dimen-
sión del «se habla », del murmullo anónimo, es decir, del enunciado.
Resumo los puntos. Me dirán ustedes que vamos lento , que nos atascamos ...
Tanto m ejor. No vamos rápido porque recién ahora estalla la pregunta, ya
no podemos retroceder, y tenemos los medios para responder. Primera regla:
con palabras, frases, proposiciones, constituyen un corpus relativo a vuestro
problema . Segunda regla: despejan un hay lenguaje, un agrupamiento del
lenguaje, un ser-lenguaje. Tercer punto: no tien en más que tender las manos
y recog er los enunciados. La acción del ser-lenguaje sobre el corpu s va a en-
tregarl es los enunciados. Y nuestro problema será: ¿qué es un enunciado? La
úlcima vez no teníamos los medio s para respond er a la pregunta , ahora los
hem os adquirido . Ahora podemos considerar que tenemos los medios para
respond er a la pregunta . Y en esto consistió la sesión de hoy.
Para tentarlos, solo puedo decir que todo pasa co mo si, para descubrir los
enunciados, hici era falca no atenerse a las palabras, a bs frases, a las prop osicio-
nes, sino partirlas. Es preciso abrir las palabra s, parcir las frases, parti r las pro-
posiciones para liberar los enunciados. Exactament e co mo se part e una concha.
Nos quedamos ahí, entonce s. Pero de repente, me digo que nos qu eda algo
por hacer. Va a ser fácil, muy fácil. ¿Pueden aguantar todavía? ¿Pueden aguantar
el golpe? D esearía que me dijeran que no ... [risas]. No he parado de decir
desd e el comienzo que el enunciado, lo en unciable , es solo la mirad del saber
en Fouc au lt. Está la otra mitad, está «ver». Me digo entonce s que saquemos
provecho, pues si saber está hecho de dos mitad es, lo que acabarnos de dec ir
para los enunciados debe tener su equivalente en Foucaulr para las visib ilidades.
Si no tuvier a su equivalente, no podría dec ir que Foucaulr le atribuye tanta
importancia al ver como al enunciar. Y si tiene su equivalente, si se pued e
demostrar qu e lo tiene, yo triunfo en secreto. Pues si tiene su equivalente,
es porque sabe r no es simplemente enunciar, sino que es verdaderamente la
combinación de lo enunciable y de lo visible .
Hagamos entonces un paréntesis. ¿Puede Foucault conta rno s una histo ria
análoga e igual de bella a propósito de lo visible? ¿Por qué no? ¿En qué resul-
taría dicha histo ria? En la hi stor ia siguiente.
Primera proposi ció n: las visibilidades, ustedes saben, nun ca están ocultas.
1oda época ve lo qu e puede ver, toda época hace ver todo lo que puede hac er
ver. Solo qu e -presten atención- aunque nunca están oetdtas, las visibilid ades
nunca están inmediatamente dadas. Hasta aquí todo bien, ¿no ? Es incluso
como un calco.
Segunda proposición: si se quedan en las cosas, o incluso en las cualidade s,
o incluso en los estados de cosas, nunca alcanzarán las visibilidade s de una

86
¿Cómo rxtmer oiunciados? Corpus y hay lrng11ajr.
-·------ -- -- -- - --- - --------

qioca. Así como los enunc iados no se reducen a palabras, a frases y a propo-
,ic ion es, las visib ilidades no se reduce n a cosas u ob jetos, a estado s de cosas
( , :1 cualidad es sensibl es.

·1ercera proposición: es pr ec iso qu e extra igan un corpus físico de visib ili-


d:1des. Es decir, es preciso qu e parean las cosas y los obj eto s para extraerl es las
vi~ibilidade s. Formarán vuestro corpus de visibilid ades. ¿Bajo qué condiciones ?
Cuarta propo sición: es pr eciso que haya un ha_y.Así como existe un hny
knguaj e irreductible a tod_as las direcciones lingüísticas, es preciso que exista
1111 ha_yirreduct ible a todas las direcciones sensibles, es decir, fenomenológica s_
;(¿ué es ese hay senci llo? Es el hay en el cual Goethe murió, el hay luz. Ha y luz,
}' cada época tiene un ser- luz , un modo de ser de la lu z, y la luz se agrupa e n
, .ida épo c;;isegún ciérro modo. Lo que definirá las visib ilidad es de 11naépo ca
(-~el hay luz o el ser- luz, que varía de un a formac ión a otra.
¿Por qu é roucault siente, de un extremo al otro de su obra, la necesidad
d(: d escribir cuadro s? ¿Qué es para él un cuadro ? Antes de ser un conjunto
,k líneas y co lores, es 1111 régimen de lu z. ¿Q ué es lo q11edefin e a un rnadro ?
h un agrupa mi ento de la luz . ¿Qué distingue anee todo -n o digo solamente,
ndus ivame nte, sino ante codo-a Velázquez y a Manee? El régime n de lu z qu e
lu v en el cuadro de Velázquez , Lm Meninai .S,y el régimen de luz. que hay en
,·1cuadro de Manee , El bar de Folies-Bergere- 6
.

Así como hay un ser- lenguaje, habría un ser- luz. Y esta s dos seres so n
11l·tcrogéneos. De modo que extrae n lo s enunciados bajo el ser- lenguaje qu e
.H 11ú sobre un corpus lingüístico, y van a extraer las visibi lid ades cuando el
·.n -luz encuentre un corpus visib le -p or ejemplo un cuadro, qu e forma un
, , ,rpus, o un elemento de un corpus -.
¿Y qu é será la visibi lidad? 'Ie nernos que caer parados: no puede ser una
, "'ª• ni un a cualidad, ni un estado de cosas, ni un objeto. ¿Es casual el esti lo
,k 1:oucault? Es tan obv io para él, que no puedo d ecir que sea un problema
rn l·ouca ult . Es su manera d e vivir , entonces n o tiene mucha necesidad de
l 1.1hbr de ella. Hace algo mejor que hablar, ella an ima todo su esti lo. Hay
·.11111 una cosa que le int eresa a Foucau!t en el orde n de lo visible: los destellos,
1, •.<.espejeos , los centelleos, los reflejos, los resplandores. No le int eresan las
, , ":is. En orros términos , las visibilidad es son los centelleos, los espejeos , los
,, ' 1)1:tndores, y no Lis cosas sobre las cual es se forman los rd!ejos. Me pare ce
, ¡11"en este aspecto foucaulr es muy goetheano, en el sentido de la teoría de los

Diego Velá?.quez..Las meninas , 1656.


hlou ard Manee, El bar de FoliesBergere, 1882.

87
Clnse3

colores, del momento en que Goethe trata los efectos de luz. Y las visibi lid ades
so n los efectos de luz, tal como los enunci ados son los efectos del hay len guaje.
¿Foucau lt lo dirá explícitament e? Sí, en un texto mu y importante que
tendrem os qu e ver de cerca , en el libro intitulad o Raymond RousseP, Fo u-
cault no s dice qu e hay do s luces. Es justo lo qu e me hace falta. H ay una luz
primera -foucault emplea esa expresión- que es el hay luz, la manera en la
que la luz se agrupa. Y bajo la acción de esta luz primera ya no hay cos:is, sino
q11e las cosas co mienzan a valer por sus centel leos, sus espejeos , s11sreflejos. Y
Foucault felicita a Raymond Roussel por haber con struido coda su obra entr e
la lu z primer:i y los espejeos o centelleos.
Evident emente puedo de cir, entonces, que «ver» es el segundo pol o del
saber, pu es cu enca a su man era -irreductible a la del enunc iado- una histo ria
análoga. Del mi smo modo qu e es preciso partir las palab ras y las frases p:ira
extra er los enunciado s, es pr eciso partir las cosas y las cualidad es para extr:ier
las visibilidad es. Y así como los enunciados se extra erá n cuando se llegue al
punto de encuentro, a la juntu ra, a la inter feren cia de un co rpu s co n un agru-
pamient o del lenguaj e, los destellos, los cent elleos, los espejeos, se descubrirán
cuando se llegue a la interacci ón entr e un corpus físico y un ag rup ami ento d e
la luz. Entonces las cosas se desvanecerán para dejar luga r a los destellos y los
respbnd o res, ex:icc:imence como las palabra s, las frases se desvanecía n para
dejar lugar a los enun ciado s.
Y la glo ria de Raymond Rou ssel, según Foucault , es habe r hecho obra s de
do s tipos. U na pr imera parte de su obr a, con textos del tipo La vue2~ , donde se
trata d e partir las cosas para ha cer surg ir los cent elleos . Y otro tipos de textos,
co mo fmp ressions d 'Afrique-9, donde se tr ata de partir las palab ras y las frases
para ha cer surgir los en un ciado s. Y así Raymond Rou ssel recorrió, en po esía,
los do s polos del saber, y constitu yó a la po esía como sab er.
Dicho codo esto, nos encontram os ahora frente al tercer punt o. Tenemos
los medio s para extr aer los enunciados, así como tenemos los m edios, qui zá,
para extr aer las visibilid ades. Y bien , ¿qu é es un enun ciado? Es pr eciso que, en
nu estra respue sta, d emos cuenta de su di ferencia co n las palabr as, las frases y
las proposicione s. N os quedamo s ahí. Si llegamos a eso, habr em os terminado
co n la pregunta ¿qu é es el saber?

~; Michel Foucau lr, Raymond Roussel,op. cir.


~
8
Raymo nd Roussel, La 1,ue, Le concerty La source, 190 4 .
~·, Rayrnond Rou ssd . lmpressionsd'Afrique, 19 10 . (Ed . Casr.: Raymo nd Rou ssel.
Impresionesde África, Siruela , España , 200 4 ).

88
¿Como exrm er cnurui ado.r?Corp us y hay leng11ajl'.
- --- - - -- -- --- - - ---
Bueno , ¿hay preguntas, cuestiones . . . ? Quisiera que de aquí a la pró xima
vo . piensen en todo esto. ¿No hay preguntas?
Intervención: (Inaudible)
Deleuze : Ya lo veremos, eso involucra todo lo que queda por venir. Por el
11H>menroser~ preciso que ante todo se asiente muy firmemente la diferen cia
,le naturale za entre ambos, es decir , la razón por la cual no ha y forma común.
l Jsted tiene razón, en efecto hará falta algo que los ponga en relación. Pero
toda vía no llegamos ahí. .
Bueno, si no tienen nada más que decirme .. . ¿si?
Intervención : Usted ha pensado la luz antes de la visibilidad , pero no
11;1 pensado la lingüí stica antes de sus formas históri cas. ¿Por qué no llamar
..lenguas » a esas cosas anteriores a la historia?
Deleuze: No comprendo. Repítelo, repírelo ... Estamos todo s mu y cansa-
dos ... ¿M e preguntas por qué no hablo de lengua s?
Intervención: Cuando hablas de la visibilidad, di ces qu e ha y una luz , que
, , una mat eria, ant es de la visibilidad. Est a m ateria aparece en el mundo co mo
,·I 111 :rneta Venus ...
DeIeuze : ,S1., s1,
, creo que entt.en d o ... ¿y.,
Intervención: Pero sobre la lingüística, no comprendo por qu é no hay
1111;1 lingüística antes d e sus manif esta ciones hiscóric:is . Es decir, no hay una
lrngua, qu e es una materia m etafísica.
Deleuze: Pero para Foucaulr tampoco es así para la lu z. N o h ay luz que no
,t·:1 relativa a una formación histórica.
Intervención: Pero es todavía física a pesar de todo.
Deleuze : No . No par a Foucault. Tampoco p ara Go eth e. Me dices que la
111 1 es una realidad física. Podrías decir también que la luz es una cosa , o que
,·, un estado d e cosa s, etc étera. Pero fou cault no trata a la luz como un físico.
f\ k dirás que no tiene derecho. Yo no lo sé, pero te ruego que leas a Goerhe .
11 1ampoco habla d e la luz como un físico. Goeth e se expli ca mu cho sobre
, , 10, no s dice que N ewton habló d e la luz como físico y qu e él, por su p arte,

'l 'orta otro lenguaj t sobre la luz. ¿Qué es este otro len guaj e ? Coe th e empl eará
, 1 1ámino «fenom enología ». Hace una fenom enología de la luz.
Ln cualqui er caso , la luz para Fou caulr es absolutam ente hi stó rica, pu esto
,¡11l·l'I ser físico de la lm , definible por Newron o po r Ari sró reles, fo rma parte
, 1 mismo de un saber qu e es un sab er perfectament e hi stóri co. Y si tú di ces

, ¡11cinclu so ante s de q ue hubi ese hombr es había lu z, te diré qu e sí, pero qu e


l1.1liíaesrrato s, h,1bía estrarifi cacion es, h ;:ibía una arqu eolo gí;:i. No h;:ib ía hom -
111 ,·,. pero era siempre relativa a una forma ció n histórica . En cualquier caso,
1, 111caulr no pr etend e hac er para nosotr os una físic a de la lu z.

89
Cla_,,.J

Intervención : (Inaudible - sobreLas palabra s y las cosas)


Oeleuze : No, puesto que Foucault siempre ha dicho , y hay qu e creerle, q ue
fue p:ua divc:nir se. Dice, y cito co n exac titud, qu e ese títu lo d ebe entender se
iróni ca merne. Y a11ad e: «Es evidente que Las palabras no designan palabras
y las cma.ino designan cosas ». No se pu ede decir mejor : los enun ciados so n
distinto s d e: b s palabras y las visibi lid ad es son distintas de las cosas. Pero en-
tonces, ¿po r (]li é le llamó Laspalabrasy las cosas?C reo que habí a una razó n ,
pue sto qu e, to m ado al pie de la letra, el títul o sería «De l lado de las palabras
y del bdo de Lis cosas» . D el lado d e las palabras están los enun ciados, qu e no
se redu cen a las palabr as, y del lado d e las cosas están las visi bilida des, que n o
se redu cen a las cosas.

<)()
Clase 4
¿Cómo extraer visibilidades?
El enunciado
como pasaje y murmullo.

12 de Noviembre de 1985

¿Q ué es exactamente lo que Fou cault llama un enun ciad o? Queda a mi


, .ir go inrentar dar una respu esta al final de este pasaje. Será preciso que usted es
111c acorralen si esa respues ta no es clara y co ncreta . La p regu nta es: ¿qu é es

1111 en unci ado , en tanto q ue no se confunde con palabras , ni co n un a frase,


11icon una propo sición? So br e este punt o será pr eciso que sea n mu y severos.
Y \ Í no d oy resp uesta , tendrán qu e decirme que todo esto no va bien .
Dicho lo cual, me otorgo el d erech o de ir mu y lentamente . Es d ecir, d e hacer
l(l\ rod eos qu e m e par ezca n necesarios ya que, una vez m ás, m e parece un a
1>1q;unta compl icada. Y La arqueologíadelsaberes seguram ent e un libro difí cil.
,r,,,,
·1e otorgo ent o nces el der echo a ciertos rodeos, en especia l pa ra respo nd er
.1 1111apr egunta qu e me plantea un o d e ustedes. En efecto, creo que pu ede
l'l.111cear se esta pr egunt a. La leo para qu e la retengan : «Las cosas se pueden
1•<: 11sar sin que haya un a visibilidad. No hay im p licación entre ambas», dic e
,¡11iL ·n plantea la pregunta. «En cambio, no se pu ed en pensar palabras sin que
, , i, tan enun ciad os». D e esto no estoy seguro . «Inclu so si su fuente primera
, -. u n ·se', no se pu eden decir palabra s qu e no sean enunciados, de modo
, ¡11 <·la cau sa de los enunciad os serían los propios enunci ados ». Retengo al
111 l·11os de la pregunta que se puede hablar de ,,cosa s» independientemente
,l.- ..visibilidad », y n o se pu ede hablar d e «pal ab ras» ind ependi ent em ente de

91
Ume-i

,,enunciad os». A mi mod o de ver no es así. Si fuera así, no Funcionaría. Pero


es complicad o inr ent ar aclarar esto.
Nu estra pre gunta fundam ental , siempr e en la rúbri ca ¿qué qui ere dec ir
•<sab er»?, es esca subpr egunt a: ¿qué qu iere de cir «enun ciad o•>?Y sabernos, so lo
para ori ent arn os, qu e el enun ciado no es ni palabr a, ni frase , ni pro pos ición.
Sobr e est o es qu e sentí la necesidad , la últim a vez, d e co men zar por un
desvío, dici énd ome qu e qui zá la ocra mitad , el ot ro aspecto de b cuest ió n ,
la cue stió n de la visibilid ad, pod ía arrojarn os algun a luz sob re la cuest ión
prin cipal del enun ciado.
La últim a vez esti bam os m ás o menos en esto . Les dec ía qu e en el pun to en
el qu e estam os, en cu anto a esca histo ria del enun ciad o, el méto do de Fouc:ntlt
consist e en decir qu e cuando plant ean un probl ema , cu alqui era sea, deben
dar se un corpu s. Parean de un corpu s. U n co rpu s bi en de term inado, según el
probl ema qu e se plant ean , según la investigac ión qu e realiz:.in. Co mp rende n
que a este nivel f oucault no se da el enun ciado. Sería m uy nefasto, sería u n
círcu lo v icioso. Es un co rpu s de palabr as, de frases y de prop osiciones, solo
qu e ya no so n sim plem ent e palabra s, frases y pro pos iciones , pu esto q ue esd n
capead as en ta nro qu e forman un cor pu s. Este es ento nces u n prim er pu nto
en su m éto do.
D e allí la pregunt a sub yace nt e, qu e vim os la última vez: ¿pero cómo se co ns-
titu ye el co rpu s? lr aren de percibir qu e esta pregun ta es ya muy co mpli cada,
pu es si debo co menzar por co nstituir un co rpu s para llega r a co m pre nd er lo
que es un saber , hac e falta qu e los medi os qu e empl eo para co nsti tuir el co rpu s
no pr esup ongan nada d e un saber. D e lo con tr ario, el méto do no fun cionar ía.
En efecto , mi prob lema es, desde el pri nc ipio, qu é es el saber. Y digo, por
eje m plo, qu e saber es enun ciar. ¿Có m o en contrar enun ci:1dos? Pan o de un
cor pu s de palabr as, de frases y de prop osicio nes. ¿Pero có m o co nstitu yo el
corpu s? Si par a con st ituirl o ap elo :1cu alqui er cosa qu e pr esup onga un saber,
esto no va b ien .
D e m odo qu e en los prim eros lib ros de Foucault no enco nrr:ir án reglas
según las cua les él co nsti tuye sus co rpu s. Más :1un , Foucaul t lleg:1d 3 deci r:
«¡Yo so lo hago ficcio nes! M is co rpu s so n ficcio nes»1• Lo cua l qui ere dec ir: «Soy
un a espec ie de novelist a,>.Y no se ha equi voca do. Al mi sm o tiem po. sabem os
bien qu e no es verdad , y qu e desde sus prim eros libro s y:1 te n í:i un a ide:1 qu e
solo más carde desarr ollará. ¿Pero qu é es esta idea?
Si to m o los lib ros siguientes, la resp u esta escalla. Y para nosotros es saris-
faccoria, al menos p rov iso riament e, m ás allá de qu e m ás adel ant e, este a110 , la

1
Cf. Michel Foucaulr, Alicrofisicadel poder, Li piquera, Madrid, 1992. p. 162.

92
¿Cóm () cxtrm.,. vu ibi lirladn ? El mun ciado como pmajey murmu/ lr,.

, , t udiemos de man era directa . Una vez dicho que los criterios de constitución
,Id corp us no deben ser romados de un saber, ¿de dónde serán tomados? Serán
10111adosdel poder. Es decir, dado un problema, con st ituyo el corpus que le
, ( ,rrcsponde en la medida en que det ermino los focos de poder puesros en
111q~opor el probl ema. De allí la idea de Foucault -que ciene desde el co-
111icnzo,pero que solo explicará más carde- de que el poder es estrictamente
111111anente al saber.
¿Q ué resulta de esto concretamente? Lo hemo s visro. Se quiere constituir,
jlllr ejemplo, un corpus de la sexualidad, es decir un corpus de las palabras,
(k las frases y d e las proposiciones de la sexualidad en una época considerada.
,:( :úmo constituir el corpus? La respuesta es muy simple: determinemos los
l11rnsde pod er puesros en juego por la sexualidad en cal momento , por ejem-
l'l1i en el siglo XIX. ¿Cuá les son los focos de pod er, y de resiste ncia al pod er,
¡•11c scos en juego por la sexualidad, por eje mplo , en el siglo XlX? Foucault
1111 s dir á que son el poder eclesiástico, no en general, sino específicamente en
l.1l unfesión; el poder de la escuela, no en general, sino específica menre en el
1(~bmento de internado ; el pod er jurídico, no en general, sino al niv el del
, :,;peno psiquiátrico en perversiones, etc. En cualquier caso, puedo asignar un
1111111ero finiro de focos de poder alrededor de cada uno de los cuales se forman
, 11rnlos de palabra s, de frases, de proposicion es. Constituyo así un corpus.
Vean ustede s que , aunque apenas hemos encarado la cue st ión de qué es
,-1 saber, esto abre para nosotros preguntas futuras. Ya puedo señalarlas, y
l11¡·go abandonarlas inmediatam ente, porque para pasar a estas pr egu ntas
.-., tl.'ndria que hab er te rminado con «¿qué es el saber?». ¿Q ué son esos cen-
111,sde poder? Y sob re todo, ¿por qué Foucaulc rompe de sde el principio
, , ,11 la fenomenología al decirnos todo el tiempo que no ha y exp eriencia
·..ilv:1je , que no h ay experiencia libre? Suced e que la experiencia está siempre
, 1111dicionada y cuadriculada por relaciones de poder. Y a fin de cuentas , la
n pL-rie ncia salvaje sería la experiencia que cenemos de los centros de poder
, 11.1ndonos interpelan, es decir lo contrario de una experiencia salvaje, de
1111 .1 experiencia libre.
l )e :11líla duda de Foucault, la melancolía de Foucault cada vez que dice:
· \ ,i. se me dirá que,, ... Adoraba hacerse objeciones a sí mi smo. Siempr e es
1,11·jor hacerse objecion es uno mismo, porque las de los demá s so n . . . Entonces
I ·, ,11uult decía : «Se me dirá » -es decir, ,,yo m e ob jeto,,- «que la cos:1 no funcio-
11.1.qu e no pa so del otro lado de la línea , qu e me quedo siempre del lado del
I '' ,dn ,,. No obstante, ¡por Dios que no se quedaba del lado del poder! ¿Pero
, ,, , ,1: quedaba del lado del poder en su pensamiento, en el sen tido de que las
, , l.1(io nes de poder, los focos de poder están allí para determinar los corpus?

93
Cwse 4

En un texto mu y bello , tomad o siempre de ese artícu lo «La vida de los


hombres infames », del que les habl é un poco la última vez, Foucau lc dice: Se
me dirá [D eleuze ríe] : ahí está usted otra vez, siempre con Ítz misma incapacidad
pa rafranqu ear la linea, para pasar del otro lado, para escuchary hacer escucharel
lenguaj e que viene de otraparte o de abajo; usted hacesiempre la misma elección,
del lado del poder. de Loque dice o de lo que hace decil2 .
Y yo creo qu e un a de las razones - hay múltiples- del largo silencio de
Fou cau!t entr e La voluntad de saber y El uso de Los placeres, es este pro blema
qu e se vo lvía para él cada vez más ur gente . ¿Có m o pasar del otro lado? ¿Có m o
franquear la línea? ¿No hay todavía algo más allá de las lín eas de pod er? ¿Có mo
alcanzarlo?
Ya ver em os cómo Foucault plantea y resuelve este pr oblema, pero por el
mom ent o pode mo s estar plenam ent e satisfe cho s con est a primera respu esta .
La cu est ión del poder todavía no se plantea, puesto qu e estamo s de llen o en la
cue stión del sabe r. Solamente decimos que Foucaulc mantiene efecrivamence
las co ndi ciones de su apuesta, qu e pu ed e formar su co rpu s d e palabra s, d e
frases y de propo sicio nes sin pr ejuzgar nada de lo qu e está en cuestión: «¿qu é
es el sab er?,,. Puesto qu e él forma el co rpu s de las pal ab ras, de las frases y de
las propo sicio nes en fun ción de los focos de pod er y de resistencia puestos en
ju ego, implicados por el probl ema correspondiente.
Ustedes plant ean un problema. Por ejemplo, ¿qu é pasa co n la sexualidad
en el siglo XIX? Y forman vuestro co rpu s sin círcul o vicioso en la medida en
qu e se preguntan cuál es son las palabra s, las frases y las proposicion es que
giran alrededo r d e los foco s de poder invo lu crado s por la sexualidad o qu e la
inv olu cra n . Esto está claro, ¿no? Es mu y important e para nosotros, pa ra el
futuro , puesto qu e señala ya ciert a relación , cierta pr esupo sición del pod er
por el saber .
¿Q ué hacen, entonce s, una vez que tienen vuestro corpus? Co rpu s qu e es
muy diverso, pero que sostien e su unidad en base al hecho de qu e es el cor-
pu s de la sexualid ad. ¿Qué sucede , qu é indu cen a partir de di cho co rpu s? Lo
vimos las última s veces, algo que pod emo s llamar con diversos nombre s: el
ha_ylenguaj e, o bien un «se habla», o bien un ser-l enguaje, un ser de l lenguaj e.
¿Pero qu é es un «se habla », un hay lenguaje, un ser-len guaje? ¿Es una ge-
nera.lida d vacía? ¿Có m o se vincula con el corpus? ¿Có m o se co nclu ye a parti r
del corpu s? No es comp lic:ido , se acuerdan, es el result ado de las sesione s
pr ecedent es. No se traca d e un un iversal. El ser del lengu aje, el «se habla », es
in separ abl e de tal o cual modo hi stóri co qu e él adopt a por relación a tal o

2
Michel Foucault , La i•ida de los homb res infames , op. cit., p. 125.

94
( El enunciado como pasaje y murmullo.
¿Cómo extraer vi.<ibilidade.<

, 11.d fórmación. Es inseparable de su modalidad histórica. En otros términos,


"'l. «se habla, ,, este hay lenguaje, este ser-lenguaje, es una manera en la que
e I lenguaje se agrupa sobre tal o cual formación.

¿Puedo hablar entonces de la manera en la que se agrupa el lenguaje en


, 1 ,iglo XIX? Sí, en última instancia puedo decir que el lenguaje se agrupa
de cierta manera en el siglo XIX. Pero se trata de un agrupamiento grande,
111uygrande. El ser-lenguaje en el siglo XIX, o el «se habla» en el siglo XIX,
('\ realmente un agrupamiento muy vasto. Comprendan que , de hecho, hay
1111agrupamiento del lenguaje para cada corpus. Cada corpus opera cierto
.1¡~rupamiento de todo el lenguaje. En efecto, el corpus de sexualidad opera
, icno agrupamiento de todo el lenguaje alrededor de la sexualidad. Cada
, urpus opera entonces un agrupamiento y remite a un ser-lenguaje, a un hay
lt-11guaje.Pero puedo hablar de un haylenguaje propio a toda una formación
l1i\1Órica en la medida en que la formación histórica se defina por relación
, nn dichos corpus, con el conjunto de dichos corpus. Habrá entonces un gran
.i¡~rupamiento del lenguaje que corresponderá al lenguaje de la época o de la
lt1rmación. Bu eno , ¿va bien ? Si hay algo que no va, me inte rrumpen.
Diría entonces [mientras dibuja en el pizarrón] que los enunciados son esta
li11eapunt eada, está n como en el cruce entre el corpus de palabras , frases y
¡•rnposiciones, y el agrupamiento del lenguaje sobre el corpus.
O bien, en el libro sobre Raymond Roussel, Foucaulc no s did que para
l'ncontrar los enunciados es preciso partir o abrir las palabras, las frases y las
proposiciones. Ahora bien, ¿qué es lo qu e abre palabras, frases y proposiciones ?
h el hay lenguaje , el agrupamiento del lenguaje sobre el corpus, que obliga
.ti co rpus a abrirse y a soltar los enunciados que, de lo contrario, mantendría
,·ncerrados . Pero «abrir>,, «parcir »... todas esas son metáforas, ¿no?
Estoy entonces en mi línea punteada. Tengo el esquema para el enunciado,
pno es pr eciso que llene el medio. El enunciado surge entre el agrupami ento
del lenguaje y el corpus sobre el cual se agrupa. Esto todavía no nos dice lo
, ¡ue es un enunciado, pero no s obligará a d ecirlo.
Y aquí descansamo s, rengo necesidad de un rodeo. No tengo elección: es
preciso que encuentre al ni vel de lo visible, polo del saber tan esencial como el
de los enunciados , un resultado análogo o un conjunto análogo. Ahora bien,
es cierto que para los enunciados Foucault hac e el análisis direetamente, y para
Lisvisibilidade s lo ha ce d e manera mucho menos directa . Pero los caminos son
1:111 complicados, qu e no sería la primera vez que nos llegu e un poco de clari-

dad d esde el lugar donde no parece realizar análisis absolutamente necesarios.


¿Qué pasa con las visibilidades? Yo diría que es lo mi smo . Ustede s quieren
\:1ber lo que es visible en una época . Vimo s ese tem a. En un a época hay cosas

95
Cúisc-i

que pueden ser vistas, y otras que no. Y cuando pueden ser vistas, son vistas.
Una vez más, si el siglo XVII pone en el mismo lugar a los locos, a los vaga-
bundos y a los desempleados, no es porque no ve la diferencia, es porque ve
una semejanza que dejará de ser perceptible en otras épocas . ¿Qué semejanza?
Eso será la visibilidad.
Si quieren saber qué es una visibilidad, también es preciso parcir de un
corpus. No será el mismo . Esca vez ya no será un corpus de palabras, de frases
y de proposiciones , será un corpus de objetos, de cosas, de estados de cosas y
de cualidades sensibles.
Quizá comprendan de inmediato que lo que está en juego es exactamente
lo mismo que con los enunciados. No sabíamos qué eran, pero sabíamos que
si los enunciados tenían algún sentido , no se dejaban reducir a las palabras,
ni a las frases, ni a las proposiciones. Del mismo modo, no sabemos lo que
son las visibilidade s, pero sabemos que, si existen, no se dejan reducir a las
cosas, ni a los objetos, ni a los estados de cosas, ni a las cualidades sensibles.
De modo que parco de un corpus de objetos, de cosas, etc., y es por eso
que no presupongo nada de lo que hay que encontrar, a saber: «¿qué es una
visibilidad? ». Parto de un corpus, corpus de cosas, de estados de cosas, de
cualidades sensibles en una época. Puede ser, entre otros, un corpus arquitec-
tónico. O bien, si me interesa la pintura, parco de un corpus constituido por
tales o cuales cuadros. Y así como es falso que el lingüista hable del lenguaje
en general, pues parte siempre de un corpus determinado, un crítico de arte
no habla de la pintura del siglo XVII en general, sino que parce de un corpus
determinado, es decir, de un conjunto determinado de cuadros . Y si se toma
otro corpus , sin duda los resultados no serían los mismos.
En cualquier caso, el problema será el mismo de hace un momento : ¿cómo
constituyo dicho corpus? A mi modo de ver, la respuesta de Foucaulr, respuesta
implícita , es la misma que para el corpus de frases: «Apelo a los focos de poder
y de resistencia al poder puestos en juego por el problema que considero ».
Si tengo razón en esta lectura de Fo11cault, es preciso que esto signifique
algo. ¿Qué quiere decir esto al nivel de la pintur a del siglo XVII? Aquí digo
barbaridad es, cosas evidentes. Veo por ejemplo que en el siglo XVII, al me-
nos todo un corpus de pinturas , puede ser determinado como «el retrato ». Y
puedo decir que en la segund a mitad del siglo XIX se producirá un retorno al
retrato, en especial con Van Gogh y Gauguin. No hace falta co nocer mucho
de pintura para saber que el retrato en Van Gogh y Gauguin no forma parte
del mi smo corpus que el retrato en los pintores del siglo XVII. Por canco, el
retrato en general, la pintura de retrato, no formaría un corpus, sino que se
monta sobre varios corpus.

96
¿Como extme r i-úibilidade s:' El emmciad n como pnsnjc _vnmrmu/111.

,.l }11é· cscá en juego en el corpus «retrato en el siglo XVII »? No dig o qu e


·,11l.111w1He,
pero entre otras cosas, y de manera inmediata, relacion es de poder.
, 1 11.dc,; relacione s de poder ? Relacion es de poder entre el pintor y su modelo.
_.< _l,w r.~ el modelo en el siglo XVII? Es ante todo el Señor, o mejor aun, el rey.
, ( ,\11t· es Las meninas d e Velázquez en el célebre com entario que hará Fou-
' .11il1i¡ ¿De qu é se trata? Se crata de un cuadro que nos mu estra a la familia
11·.il }' al pintor como de frente mirando algo, o a alguien, qu e no se ve. Lo
•1w 1nira el pintor, y lo qu~ todos miran, solo se ve en el cuadro bajo la forma
,k 1111reflej o en el espejo, en el fondo. Y lo que todos miraban era la persona
1,.d que - lo vemos en el espejo- mira a aquellos que lo miran. Intercambi o
, 1, 111 i rada s, de acuerdo, pero en torno de una relación de pod er: el poder del
1•1111m y el poder del rey.
í\k narece entonces que a este nivel los propio s análi sis de Fou ca ulr con-
111111.111 que el corpus que voy a consrintir está efecrivamenre de te rminad o en
li1111 ión de los focos d e poder pue stos en juego por el problema plant eado,
I'" ' 1·jl'mplo, ¿qu é es un retrato en el siglo XVII?
l l·ngo enton ces mi corpus arquitectóni co , o pictórico, o lo qu e quieran .
1 l .1.\Ll aquí el paraleli smo entr e mis dos series, el enunci:ido y b visibilidad,
·., ,·, ri(ica. ¿Qu é hago una vez que reng o mi co rpu s - qu e pu ede ser sol o un
, 11.lllro, pueden ser di ez cuadros, pued e ser el conjunto cuadro- arquit ectur a,
I ''" de ser en última in stancia el corpus del siglo o de la formación hi stó rica- ?
l 111.1vez que tengo mi corpus, hago lo mi smo, alzo mi vertical y planteo la
111,¡•,unta: ¿qué es lo que se agrupa en el corpus, sobre el corpus ? Hace un
no era difícil, lo qu e se agr upaba sobre el corpus d e p alabra s, frases
r 1•rnposicione s, era el ser-lenguaje baj o ral o cual mod o. ¿Qu é es lo que se
q•.111paaquí sobr e el corpus físico de las cosas , estados de cosas, cualidades,
, 1, , Me pareció que la respuesta de Foucault era hay luz, o bi en -pero esto
111, \nj fácil de comprender , o quizá sí, no sé- «se ve,,, o bi en el se r-lu z, el
11·.111p:1miento d e toda la luz sobre el corpus.
,:(J11é qui ere <lecir esto) Que 1111cuadro, a f-in d e cuentas, es un .J figura de
111 1. l .n prim ero es la lu z. Aquí no se trata de saber si es verdad, si no es ve rdad,
, 11. .\l' trata de saber ha sta qué punto esta id ea es importante e inter esa nte.
l 111 .1 mala id ea es una idea que no tien e in te rés. Una buena id ea es una idea
111q>11unce, int eresante. Entiendo que Foucaulc quier e dec ir qu e un cuad ro
1:·.111p :1, bajo un modo particular, bajo su modo, toda la luz del mund o. No la
.1,, 1tk, la luz es indi v isible. Agrupa de tal o cual m odo coda la h.ILd el mundo ,

· ¡\ lic h el Foucaulr, las ¡,alahms y las cosas. op. cir., capícul o 1: «Las m en ina s».

97
Clmr .¡

exacta mente como un corpu s de palabras, de frases y d e proposi cion es agrup a


baj o su modo particular todo el lengua je d el mundo.
¿Qué quiere d ecir «lo primero es la luz>,?Quier e decir qu e no tie nen que
creer que la luz es un medio físico. La lu z ya no es un medi o físico, es dec ir,
la luz no es newto niana. Es también un medio físico , pero la luz como m ed io
físico se llamará, por ejemplo, «lu z segunda ». La lu z es algo m :ís. ¿Qué es? Y
bien, es lo que pretendí a Goe the, y no Newton. A saber: es un ind ivisibl e, es
una condi ción d e la experiencia y de l medio , es un a co ndi ción ind ivisibl e.
Es aque llo que los filósofos llama n 1111 a p riori. Los medio s se d esarrollan o se
expo nen en la luz. La lu z no es un medi o, es una condición a prio ri. Es d ecir
que ;ique llo que 11110 pu ede dividir -firmado «Go ethe », conrra N ewto n- es
una lu z segu nd a. La lu z primera es un indi v isibl e.
Ella cae sobre el co rpus de cosas, d e estados d e cosas y d e cualidade s, exac-
tamente como el rodo de un lenguaje, el ser- lenguaj e, ca ía sobr e el corp us
d e palabras , de frases y d e propo sicione s. La luz n o se di vide, cae. Y al caer
captura aqu ello so br e lo qu e cae . En pintur a lo primero es la luz. Primero po r
relación a las lín eas, prim ero por rela ció n a los color es. Los colo res y los tra zos
deri va n de la luz, y no a la inversa . Un cuadro es ante tod o un rrnado de luz.
Me pr egu ntar án por qu é dice eso. Bueno, lo di ce y listo . Está en ustedes
saber si les co n vien e o no. Si no les convi en e, no imp orta. Sient en que es idiota
preg11nt;irse si :1 fin de cuencas es verdad o n o. N o ti ene nin gún senr ido, pue sto
qu e foucault prop o ne un análi sis tal que despeja una co ndi ción por relación
a algo co ndi cionado. Él tien e la impresión , po r ejemplo frenr e a un cuadro,
de qu e la luz ju ega el rol de co ndic ió n por relació n a las lín eas y a los co lores .
¿Se puede hacer un a teo ría igual de interesante en la cual lo prim ero sea el
co lo r? Pregunta estúpida. ¡Hay que h acerl a! Ha y qu e ha ce rla, ya veremos. ¿Es
cu esti ó n d e gusto? No, no es cu estió n de gusto . No es por nar que algun os de
nosotros nos veremos llevad os a decir que la luz no es lo prim ero. ¿Entonces
vale to do ' No, en abso lu to vale todo . Ha y que hac erlo.
Bu eno, ¿qué no s int eresa en el punto en el qu e estamo s? Se ve bien en qu é
sentid o un cuadro es an te todo, pa ra Fo u ca ult , un tra zado d e luz. N o son
líne as sólid as. El tr::izo es, en pintura, una lín ea sólid a. Más allá d e las lín eas
sólid as, o m:ís bien com o co ndi ció n de tod as las líne as só lid as, h ay línea s d e
luz. Y las lín eas d e luz no son línea s sólid as pintadas en amar illo.
Por ejempl o, d el cu ad ro d e Velázqu ez, Fou ca ult no s h ace en un m o m ento,
página 27, una de scrip ción en térm inos de luz. ( .. .) la abertura por donde se
derram,1lfl luz . He :1quí lo que nos di ce, enton ces, sobre la flgur a de luz: E (ttl
conchfl en _forma de hélice ofrece todo el ciclo de Larepresentación: la mirada - la
mira da d el pintor sobr e la tela-, la paleta y el pincel , la tela - d e la que solo se

98
bilida drs' El enun ciado como pa.<aic_v
¿Cómo extraer vi.<i murmull o.
- - ----

,,,. l'I revés- , los cuadros. los reflejos, etc., etc . ( . . . ) no se ve md s que los marcos y
, ·,1,1 luz que baña desde rl exterior a los cuadros, .Y qu e estos ,1 su vez deben recons-

1,111i r en su propia especie, como si viniera de otra p arte, atravesando sus marcos
ti,·madera oscura. Y en efecto, se ve esta luz sobre el cuadro qu e parece brotar m
,/ intersticio del marco; _yde allí sejunta con la .frente, lm mejilla s, los ojos, la
,11irddadel p intor que tiene en una mano la paleta .Y en la otra el fino p;,1cel. ..
:1,/ lf cierra la voluta, o más bien , por int ermed io de esta luz, se abré ¡.
Se ve bien que las lín eas-de lu z no so n lín eas sólidas trazadas po r el pintor.
\011 rea l m enee la co ndi ció n qu e d espli ega el cuadro como ca mp o. ¿Campo de

,¡ut.':? Ca mpo de visibilidad . E n otros término s, así co mo el hay lenguaj e era un


,, priori, pero un a prior i hist ó rico , pu esto qu e era la co nd ició n relati va a tal
, 11rpus o a tal formación hi stó rica, el hay luz es un a pri ori hi stórico. La luz en
l·I siglo XV II es la m ane ra en que la luz se agrupa , ya sea en la pintura del siglo
\V II. ya sea en los retr atos del siglo XV H , ya sea inclu so en un único caso , la
111;1n era e n qu e tod a la lu z d el mund o se agrupa en Las rnmintts d e Velázque z.
De modo que b.s visibi lid ades serán, exacta menr e co m o acabo d e dec ir para
111 ., enun ciados, la línea punteada que se abr e. Par a enco ntr ar las visibi lida d es
l1;1y qu e partir las cosas, ha y qu e abrir las c ualidad es. Las visibilid ades no son
, 11sas ni cua lid ad es. So n lo qu e sur ge en el en cuentro entr e el co rpus de cosa s
\ lk cua lid ades y el ser-luz. Las visibili dade s so n las lín eas de luz.
En otros rér min us, las visib ilid ades no se defin en en prim er lu ga r ni co mo
.1l 10s de un suj eto q ue ve, ni como dato s de un ó rgan o visua l. Sob re todo no
-.0 11 cualidad es , ni estad os d e cos as. Ni vision es. El «se ve» n o es un a visió n ,

, , la luz, exacta m ent e co m o el «se h:ibla ,, es el lenguaje.


Pero ent o n ces, ¿po r q ué llamar a esto visibilid ad es? Porqu e so n da das p or la
l t11., por la lu z como in d ivisible . E n tan to qu e d adas p or la luz, se relac ion an

, 1 ,11 la vista. Pero solo se relaciona n co n la vista en tanto qu e d:id as por la

1111.. Más aun, es por la luz q ue se relacionan co n la vista. En otros términ os,
, , ,mpre nd en qu e so lo se relac ion an co n la vista de manera sec unda ria . En
dn :to, so lo se relac io nan co n la vista por la lu z.
Y a parcir de allí ya no no s d ete nem os, ya no pod em os d eten c:rn os , es un
, k.\ hocamie n ro . Pu es si las visibi lid ades so lo secu nd :iriam enr e están relac io n a-
' L1,co n la vista , no está n rela cion adas co n ella sin serlo tambi én con los demá s
,,,·ntido s, co n el tacto, con el oído , et c. De modo qu e las visibilidad es, lejos
,k ,c r datos d el ó rga no visual, so n co mpl ejos mul tise nsor iales, ópricos , audi -
' " ·os. tá ct iles ... D e hech o, so n co mpl ejos de acc io nes y reacc io ne s, co mp lejos
11ndcisen sor iales de acciones y d e reacciones, de acc ion es y d e pasiones . ¿Po r

' Jb,dem, pp. 20-2 1.

99
Clmc -1
--·----- --·· ·-- --- --

qué llama rlos visibilidad es? Son visibilid ades en tanto que dichos co mpl ejos
solo existen en la m ed ida en que salen a la luz . No existe n en tanto qu e la luz
no los traiga hacia ella, en tanto qu e la luz no los haga salir.
Muy bien, ¿pero lo dice Foucault? Las visib ilidades so n llamadas así
porque enc uentra n su co ndición en la luz, en tanto que elemento ind ivisi-
ble -no Newton, sino Goethe-. Desde enton ces, las visibil idades solo están
relacionadas con la vista de manera secundaria, y en la medida en que la luz
las relaciona con la vista, no lo hace sin relacionarlas también co n los demás
sentidos . ¿Foucault dice eso?
Sí, lo dice. Y lo dice en un pasaje muy curioso de H nacimiento de la clínica,
donde toma un ejemplo que ya no es estético, artíst ico , sin o ep istemo lóg ico .
Trata de lo que pasa en anatomía patológica . Leo el pasaje , a propósito de
los nuevos métodos introducidos por Laenn ec. Ustedes sabe n qu e Laennec
es famoso, entre otras cosas, por haber introducido en la medicin:i , en el
diagnóstico, datos t~ictiles y sonoros, una percusión y una audic ión d e las
enferm ed ades. H e aquí cómo comenca Foucau!t : Cuando Corvisart -es otro
médico de la mism a época - escucha un corazón quefunciona mal-es enton ces
auditivo- , cuando Laenne c escucha una voz aguda que tiembla, Loqu e 1Jen,con
esa mirada que acosa secretamente su audición, y más allá de f'lla la anima , es
una hipertrofia,esun derrame'. Es decir, esa mir ada, ese «se ve», de hecho no es
una mirada, es el ser-luz que trae a la luz no solam ente lo visto, sino también
lo escu chado y lo tocado. No es una cuestión de espacio, es cue stión de salir
a la luz. Cuando Co rvisarc escucha un corazón qu e fun ciona mal, hay algo
lp 1e sale a la luz. ¿Qué? Hiperrrofia.
Y Foucau lt cont inú a: Así, a partir del descubrimiento de La anatomía pato-
lógica, la mirada médica se encuentra desdoblada: hay una mirada local y cir-
cun.iCrita ... Esto es el «yo veo». Veo yo , con mi ojo. ( .. .)hay una mirada Local
y circunscrita. la mirada limítrofe del tacto y de Laaudición. La mir:ida del «yo
veo» es, en efecto, lo que ve mi ojo, que es vec ino de lo qu e siento, de lo que
escucho ... Es un:1 mirada limítrofe del tacto y de Laaudición. que solo cubrf' uno
de los campos sensoriales. U no entre ot ros: existe el campo óptico , pero tamb ién
existe el campo auditi vo, el táctil, etc . Un c:impo entre otros. Y Foucault
nos dice qu e esto no es más que la prim era mirad a, o habrí:1 qu e decir, más
bien, la mirada segu nd a. Pues esta segunda mir ada está condicionada -pero
d e igual mod o que los demás campos sensoria les- po r un:i mirad a primera.
La mirada primer:1 no condicion a la mir:ida segund a sin co ndicionar a su
vez los demá s camp os sensor iales . Es decir, co ndiciona la mir ada segunda en

' Miche l Foucault, El l!t1cimiento de la cli'nim, op. cit. , p. 2.34-235.

100
;G imo extraervi.<ibilidade.<'
El enunciado comopmnje y murmullo.

·.11 -. 1,-L1cionescon los otros campos. Y en efecto, fo ucau lt nos dice: Pero hay
1111,1 111irada absoluta, absolutamente integrante -de h echo no es una mirada ,
, -. , 1 ,n -luz-, que domina y fonda todas las e:xperienciaspercepti vas. fi ella la
,¡11,,·,111tcturaen una unidad soberana lo que en un nivel más bajo recogen el
,,¡o. ,.¡ oído, el tacto6 . El término «mirada abs o luta » evide nt emente no es mu y
kl 11... Por otra parte, lo es ... Ha y qu e sustituirlo por el ser-luz. Es lo mi smo ,
l.1111iradaabsoluta es la luz .
( _)11ienesestuvieron aqu_í los otros años, quizá recuerden que en Bergso n
11.1¡· 1111a tesi s mu y similar: la luz está en las cosas, la mirada está en las cosas.
I /,11• una mirada absoluta -es d eci r, un ser-lu z- qu e domina y funda todas las
11¡,aimcias percepti vas. También es mu y cercano a Heid egger, u sted es sabe n ,
, -.l.1lichtung. Y en el caso d e H eid egge r, la filia ción con Goerhe es inm ed iata.
I', 1,i 110 creo m enos en un a filiación dir ecta con Go eth e, en el caso de Foucaulr,
·.,,l,1,. el tema de la luz co mo condición indivisible.
Y 1:oucault co ntinú a: Cuando el médico observa, con todos sus sentidos abier-
''" C uando observa co n sus ojos, pero tambi én cuand o percute co n su s
, In lrn , cu:ind o escu cha co n sus oídos. Cuando el médi co observa. con todos sus
,m11rlosabiertos, otro ojo se posa sobre la fundamental visibilidad de las cosa/ .
. 1}11L· quiere decir «la fundam ental visibilidad d e las cosas»? Las cosas ya no
, ·.1i11:1hí co mo cosas , las cosas están partidas y abiert as y liberan las visibili-
, l.,d,·\ puras. ¿Y qu é son las visibilidades pura s? Son la rela ción d e las cosas,
,1, l11s estados de cosas, de las cualidad es, con la luz primera como co ndi ció n
111.I I visible . Ene o n ces surgen las v isibilid ad es. C uando la luz primera ca e sobre

l.1·.,o\3S , las cos as se pare en , se agrietan, se abr en. ¿Para hac er surg ir qu é? La
1•111.1 visibilidad que asc iend e a la lu z. Y sin duda esta pur a visibilidad será rela-
, 1,111 ;1da con el ojo , pero n o sin ser relacionad a también co n los demi s sentidos .
l·.11tonces esto est:í mu y bi en, va mu y bien. Tomen a otro pen sador, qu e
, ·.1.1v,:z resulta ser él m ism o un pintor . H abl é d e él en otros años: D elauna y.
. l·11qué Delauna y es también cercano a Goer he? Es mu y simple . N o es lo que
1111 •, dig a, sino lo qu e no s hace ver. Él tiene un a id ea, una id ea d e pint or. La
11 k .1lle pintor de Delaunay es difí cil de hacer en pintura, pero es mu y simpl e
, 1, dL·Lir:las figura s no so n só lid as en prin cipi o, lo primero son las figuras d e
111 1 h dec ir, la visibilidad es la figura relac ionada co n la luz. D esde ento n ces,
1 , 11Ci es un a figur a sólida. La luz es a su vez una condición ind ivisib le. ¿Y
' I'" L·s esa co ndi ción indivi sible? La produ cción de fignras lumino sas. La luz
I '' .,.¡ 11ce figura s qu e le perr enecen . Ven qu e la lu z ya n o está co mp11esra, como

!/,,don , p. 235.
/dnn.

101
C/mt' .¡

en Newton. Esa es la gran divi sión enrre los newtoniano s y los goetheanos.
La luz es una condición indivisible y, desde entonces, produccora. Produce
h~mas que solo le perte ne ce n a ella. En orros términos, la luz es mo vimienr o,
la lu z es produ cc ió n .
D esde enton ces, no ha y que confundir las cosas qu e se mu eve n y los mo -
vimientos de la luz. Y no h ay que confundir tampoco las líneas d e cosas y las
líne as d e luz. Y no hay q ue con fondir tampoco la figur;i de la cosa rn;indo la
luz se topa con ella)' las p ro pias figuras de luz qu e la lu z form::i en la superfi c ie
de las cosas.
¿Y cuál es, para Delauna y, la carea d el pintor ? Partir las cosas, abrir los
estados d e cosas par;i revebr las puras figuras de luz . ¿Y en q ué co nsisri rá esta
reve lación' Serán las cé lebr es f-iguras de Delaunay : los círrnlos, los sem icírculos,
las hélices, con Ligra n división entre figuras lunare s y figurns so br es. La luna
es ran lm co m o lo es el so l. D e modo que, en última in sta n cia, la luz es un a
co ndic ió n bifur cada. Es un a co ndi ció n indivi sibl e, sí, pero posee al m enos dos
caras , la so lar y b lunar. Y b s hélices lumino sas de Debunay, los círc ulo s, los
sernicí rrnl os lu mi no sos de D elaun ay, va n a afir ma r s11prima cía, ranr o so br e
las lín eas só lid as como sobr e los colores. Los co lo res brotan de b luz, las lín eas
b ro tan de la luz . Lo primero es la visibilidad, es de cir la fig ura d e luz.
Y Delaunay decía algo admirable , qu e p ermire co mpr end er la ro talidad d e
su empr esa. Ern 1111ch isre, pero a veces los chi stes .. . En fin, Delaunay arreglaba
sus cue nt as con el cubismo, con los cubi stas, y se pr eguntab a cu ál era el aporte
de Céza nne a la pintur a. Del auna y e ra geni al, habí a visto bien . Decía que
el apo rt e fundamenral de Cézanne a la pintura era haber roto la co m pore ra .
Está b ien , porque romper la co mpotera es parcir las cosas . Cézan ne, en el siglo
XIX, partió las cosas. Sin d uda los impr esio ni stas lo habían preparado, p ero
no habían partido las cosas en su materi alid ;id . Era un rég im en de luz mu y
espec ial. habían h ec ho j11~ar los reflejos sobre las cosas. Pero Céza nn e rompe
la com potera , es decir parte , quiebra la cosa en su m ateria lidJd.
Y Delaunay dic e qu e no vale la pena int entar pegarla de nu evo . Los cubi stas
son tipos-dice , y d e cierra manera con justicia-que co nstant em c nre inr entan
vo lve r a pegar la co mp otera, pero se equi voca n . po nen un p edazo q ue no va
co n o tro pedazo que no va, y pien san qu e la volv ieron a p ega r'. Y en efecro, la
vo lvieron a pega r, pero no hacía falta volver a pegar lo qu e Céz ann e había roto.

$ Roben Delaun ay, ,,[)u C uh isrne :i l'arr ahstrair », d1,cum enr s inédi cs puhl iés par

Pic•rrc>h ancam:l. er ., ui vi, d·un catalogue de l'ceuvre de Roben Delaunav par C uy


f-bba sque, S.E.V.P.E.N ., l 957, p. 1972) .

102
¿Li,:no ,·x1rrtET 11is
ibí/üÍl,des:' U o umcir11lo con 11) p,m ijer flm rmull o.
··--··-- ·-- --

,\1 ( ontrario, había que ir en la dir ecc ión de Céz ann e, es dec ir, hacer surg ir
l.1 \ 1111evasfiguras que Cézanne había vuelto pos ibles, las pura s visibi lidades.
( :omprendan qu e no busco empujar a Fo uca ulc hacia punto s qu e no
,ln :1rrolló . Seg uim os en el ni ve l d e las visib ilidad es. Pero rodas las cosa s im -
l'lll:lll visibilid ades : bast a con romperlas. Ahora bien, hace falt a romperbs. Y
.-1( orpus sólo está. allí para que sur jan las visibil idad es. Y las visibi lid ades no
•,1111 dato s de la vista . So n relac iona das co n la visra. Y má.s aún, m e olvidé d e
'111('en el texr o que les leía,.p. 167, Foucault emplea un térm ino mu y exrraií.o:
/ l,· todos modos el Hm1teabsoluto, elfondo de toda explomcirinperCl'pti1Jt1, estrin
siempre por el plano claro de una visibilidtid por lo menos 1Jirtut1!'.¿Por
1¡11L· ,,visibilid ad virtuak Porque la visib ilidad solo se relacionará rea lm ente,
.1< 1ualmente con la visión, por int erme dio de la lu z, que n o la relacionará con

l.1vista sin relacionarla con los demás sent ido s.


¿Por qu é esto pued e ser un método ? Y me par ece un método mu y rico,
,.111, < po rqu e el m étodo d e las visibilid ades pu ede fundar rndo un ca m po de
.111.ilisisestét icos. V imo s qu e para las :uquit ecruras es igu al. Para co mpr en der
1111 .1 arquitectura hay que ver la como un régimen de disrribución d e la luz.
11.ty regímene s d e luz, regí m enes d e vis ibilidad, exacta ment e como ha y regí-
111 l'11csd e enun c iados .
l lna vez m is, yo les d ecí:i qu e una pri sión, un asilo , un ho spital , son u n
1, !'.Í ,n en d e vis ibilidad. Piénsenlo, es incluso aterrador. Y es por eso que están
1.111ligad os al poder. f;oucaulr era mu y, m uy consciente d e que el poder es
1,n¡il'tuamente aquello p o r lo cua l uno es visto y hablado. El poder nos h a-
l ,l.1 \ no s ve . ¿C u ándo se dan cuenta d e qu e están en el ho spital? C uando en
l1i¡•..1r de la puerca m aciza de vuestra habi tació n , ven esa puerra in qu ietan te
.1 1 rwés de la cu al so n visros . . . ust edes saben, esas tre s pequeií.a s barras. Y

1.lrn1;isestán seg uros d e qu e la puerta no se cier ra, es d ecir qu e la sup ervisora


1·.•·11nal, como se dice en los hospitales y en las escu elas, puede entrar en cada
111\l;IIHe. ¡-Ierr ib le! ¡Terrible!
N i que h abla r d e las prisiones. Vimo s que están hechas para eso: roda su
11,¡1ritectura d e piedra esd h echa para que los pr ision eros sean visrns sin ver,
1 ¡1.11:1 que aquellos qu e los ven no sean viscos. Yo diría que una ecuación de

, .,,, tipo es una ecuación <le visib ilidad . ¿Cómo resolverla? Con piedra s, es
,In ir, con cosas, y con estad os de cosas. Pero lo que ha brin enc imado con
I '", 1ras es vuestra ecuación , es decir, la visibili dad pur a. Los pri sion eros deben
·., 1 1 isros sin ver, los guardia nes deben ver sin ser vistos , Eso es lo que llamaría
11111 visibili dad virtua l. una di str ibuc ión de ver y de ser visto. ¿Qu é es lo qu e

· \li chd fouc ault, El n11cimientor.lela clinica, op . cit. , p. 234.

103
Clmr ·Í

actualiza, lo que realiza esta visibilidad virtual? Respuesta simple: piedras, una
disposición de piedras, una disposición material.
¿Pero qué es esa disposición material, de materiales que pueden tocar, sentir,
escuchar, oír el ruido que hacen, etc.? Es únicamente la actualización de la
figura <le luz. Comprenden que Foucau!t va mucho más allá de decir que hay
un sentido que prima. No dice en absoluto que la visión tiene primacía sobre
los demás sentidos. Nos dic e algo mucho más profundo. Nos dice que la luz,
como condición de la vista, no relaciona lo visible con la vista sin relacionar
lo visible también con los demás sentidos. Es una primacía de la luz, no es
una primacía de un sentido sobre otro. En esto es completamente goetheano.
Digo entonces que ustedes pueden sacar de esto un método de análisis
estético. Pueden sacar también un método de análisis sobre los enunciados
cienríficos. Lo que complica la cuestión -pero esto no podremos verlo hasta
más tarde, hemos visto que será un problema para nosotros al que habrá que
volver- es el hecho de que no tienen la misma forma. Por más que sean com-
pletamente paralelos, entre las visibilidades y los enunciados hay una dif erencia
de naturaleza absoluta. Sin embargo -insisto en decirlo desde ahora- que
haya una diferencia de naturaleza absoluta entre ambos no impide que cada
uno capture continuamente al otro. Solo se podrá aclarar esto más tarde, pero
al menos lo recuerdo: los regímenes de visibilidad capturan enunciados, los
regímenes de enunciado capturan visibilidades.
La literatura no está hecha solamente de enunciados, sino también de
visibilidad capturada por los enunciados. ¿Cómo marcar esta diferencia, en
el lenguaje, entre los enunciados y las visibilidades capturadas? Creo fuerte-
mente en la diferencia de naturaleza, en el lenguaje, entre los enunciados y las
descripciones. Las descripciones no son enunciados, son visibilidades. "Tengo
a mi favor lógicos muy importantes. Por ejemplo Russell, que en su libro
fundador de la lógica moderna, Los principios de las matemáticas 10 , ya señalaba
la diferencia de naturaleza entre las proposiciones y las descripciones. Y de
cierta manera, la literatura moderna -de un modo completamente distinto
al de Russell- ha desarrollado mucho esta diferen cia. Por ejemplo, creo que
la Nouveau roman está hmdada por entero sobre cierta dualidad entre los
enunciados y las descripciones.
En foucault también. Hay enunciados, enun ciados filosóficos. ¡Pero por
qué su obra está, de un extremo al otro, como entrecortada por descripciones ?
Ya sea descripciones de cuadros, ya sea descripciones de cosas que foucau!t
trata como si Íueran cuadros. Por ejemplo , cuando describe la prisión, la

10
Benrand Russell, Los Principios de las mat emritiws, 1903.

104
¿Como extraervi.<ibilidades~
El enunciado comopasajey murmullo.

, lnni be como si fuera un cuadro. En Foucault hay una función propia de la


, h(ripción que no se reduce al enunciado.
i\liora bien, entre los grandes genios de nuestra literatura, de la literatura
11111dnna,me parece que hay un autor que impuso esto. Si ustedes quieren.
,·I ,n:ís grande luminista. Así como hay grandes luministas en pintura -por
, 1<,nplo Delaunay, que no es un colorista, no es un dibujante, es un lumi-
111,¡;1-,hay también grandes luministas en literatura. Creo que el más grande
l11111inistaen la literatura moderna es Faulkner.
;(¿ué resultaría si intento apenas indicar el ejemplo de Faulkner en este
, ._,¡ul'ma que acabamos de concluir? ¿Se puede? Es preciso que un método
1111g;1muchas aplicaciones, que tenga mucha fecundidad. ¿De qué se trata
, 11 l ·:1ulkner? Ante todo, de algo espantoso, espantoso. Todos los sentidos son

, 1111vocados-todos, incluidos los más abyectos- por la luz y las variaciones


, i< 1uz según las horas y las estaciones .
.\i se me preguntara cuál es el objeto fundamental de la descripción, es
,¡,.( ,r aquello que solo puede ser descrito ... cualquier cosa puede ser descrita,
l'rn, también puede ser más que descrita ... Pero si se me preguntara qué es
"lwllo que solo puede ser descrito, diría que es la luz, los estados de la luz.
l'1nísamente porque solo pueden ser descritos, son tan difíciles de describir.
1\quellos que conocen 3. faulkner saben bien que no hay en la historia de la
l111utura mundial, hasta donde conozco, otro autor que sepa describir como
, 1. :1 veces en varias páginas, un matiz de luz que cae sobre un con junco de
, , 1,:t\. Y las cosas son vistas, pero la visibilidad no es eso, pues las cosas que son
, 1•.1.1, son también escuchadJ.s, olidas, etc. Todos los sentidos son convocados
, 11hulkner de manera evidente. Las cosas son vistas, olidas, manipuladas,
111q11cteadas,etc. "Iodos los sentidos se ejercen con violencia, pero con tanta
111.1\ violencia en tanto que todos juntos son traídos a la luz. Son traídos a la
1111,k agosto. Son traídos a la luz de las cinco de la tarde. Entonces las cosas
·., .1hren y la visibilidad surge.
No hay otro autor luminoso como Faulkner. Y quizá está ligado al Sur. Al
·111(k Escados Unidos, que es el lugar de Faulkner. Preciso esto para quienes
11
1 , 111conocen. ¿Qué es lo que hace que posea ese genio de la luz? Quizás está
lw_"'º :i la luz del Sur, la luz de agosto en un Estado del Sur. Sí, puede ser.
, Y qué hace Faulkner? Hace surgir realmente cosas multisensoriales. No
l., 1 r1rn:1cíade un sentido, que sería la vista, sino la pura visibilidad, la visi-
1

l ,tl1tl.1den su aspecto de crueldad, de crudeza absoluta. Es ese ser-luz lo que


, 1!·,1 ura en cada novela de Faulkner . De modo que el corpus faulkneriano
, , 1.1 l·l hay luz tal como cae sobre el conjunto de las novelas de Faulkner, o
, il ,1, r;il novela, o sobre tal página de una novela.

105
Cia.<~
4
- -- ----- - ----

Paralelam ent e, ha y enunciad os faulkneri anos. Y todos saben qu e estos


enu nciado s faulknerianos surgen cuando Faulkner , como segundo polo de
su genio, rompió las frases, las proposiciones, las palabras, relacionándolas
a un todo del lenguaje que va a amalgamarlas. ¿Y qué serán los enunciado s?
Los enunciados faulknerianos será n captados en el punto en que un mismo
nombre remire a dos personas diferentes , o bien en el punto en que una per-
sona po see do s nombr es diferent es. Y allí están las gene;ilogías de Faulkner ,
de esas familia s dd Sur.
Y para volver rodo coherente, aunque no es necesario , añado la pre gunta:
¿qué se ju ega en los dos corpus, el corpus de frases y el corpus físico, qué se
ju ega al nivel de los enunciado s faulknerianos, tanto como al nivel de las
visibilidades foulknerianas? La respuesta es simple: lo que se juega son abomi-
nables rebcion es de poder. A saber, la decadencia del Sur, la deg enera ción de
todas esas familias anrig11amence poderosas. Todos los que leye ron un poco de
Faul kner lo conocen. Son focos de pod er que a la vez co rro en y so n corroídos.
¿Yqué resu lta de codo esre conjunto, de estos enunciados relacion ado s con
estos focos de poder que se a~itan en ellos? La famosa historia- y aquí caigo en
lo más conocido en faulkner-, llena de ruido y furor , contada por un idiota 11 •
La hi sto ria contada por un idiota es el ,,se habla ». Solo habría qu e a11adir que
no so brn enre es conr::ida por un idiota, si no r:imbién vista por un retra sado. Y
el «vista por un retra sado» es la visibilidad, así como el <<
contada por un idiota »
es la enunciabilidad. El enunciado nunca tiene otro sujeto que un idiota, es
dec ir una po sición en el «se,, del «se habla». La visibilidad nunca tiene orro
sujeto que un «se» en el «se ve», es decir un lu ga r en el ser-luz.
H emos saca do entonces codo l.o que se podía d el paraleli smo. Ahora ha y
que vo lve r. Admit amos que ahora tenemo s una vaga idea de lo qu e es un a
visibilidad por distin ción de un a cosa vista. Ra zón de m::ís para volver, y:i no
podem os desviarnos , se tr ata de decir qu é es un enun ciado. ¿En qué un enun-
ciado no es una palabra , ni una frase, ni una proposi ció n ? Hay que int ent arlo .
Quiero decir qu e en el punro en el que es tamo s cenemos, en efecto, una vaga
idea. Los enunciados no sor. frases, propos iciones ... ¿pero en qué? No hay
q11e Alojar hasra no rener 11na posible rcspue sra. Entonces vam os a hu scar.

¿Est::ín bien? No se lo s pregunto porque me preocupe vuestra salud ...


Vamos a desca nsar un poquito ... Pero 1O minuto s, no más de 1O minutos.
¿Tienen pr egunta s que m e permitan no avanzar? [risas]¿No ha y pre gu nta s?
Intervención: Usred hi w un a alusión a la luz en Heidegger. ..

11
\Villiam Faulkner , l :l mido)' fafuria, (l11e Sound and rh..: Fury, I 92lJ).

106
¿Cómo rxrma vú ibifi dad es?El munr iado como ¡,maje .Y murmuflr>

Deleuze: ¡Ah, sí, un paralelo con H eid egger! Pero eso vendrá de spu és.
,\ho ra no. ¿O tra pregunta? ¡¿No hay otra pregunta ?! [risas] Bueno , dado qu e
1111 liay, tene mo s que avanzar.
Yo creo - esto es del dominio del «yo creo ,,, así que arr ég lenselas- qu e
.il menos se pu ede int entar señalar la diferencia entre los enunciado s y
, 1 grupo formado por palabras, frases, proposicio n es, en cuatro ni veles.
f :11:mdo hayamo s visto los cuatro n iveles, ya no podremos m is. Pero n o los
vcn ·mos h oy ... Y bien, ya ~sti, terminamos por ho y [risas]. En fin , ¿no h ;iy
l'rl'gunra s? [risas]
Primer ni vel, entonce s. No solo la lóg ica se 0CL1pad e las proposicion es.
l lc cierta man era la lin güís ti ca se ocupa de ellas . ¿Qué es un a proposic ión en
·.rn1ido lin güístico? Yo dir ía que la lingüísti ca extra e rropo sicion es a parcir
, k las frases. ¿Pero qu é quiero decir? Algo mu y, mu y simple. Una frase es lo
,¡11l· los lin güistas llaman, supongamos, palabra. Palabr:i oral o escrit a. Ahora
l1 1rn, la p alabr a -y sient en <le inm ediaro que m e refiero a la distinci ó n clásica
, 11lin güísti ca enrre lengua y palabra- es siempr e una m ezcla d e he cho, es
•.1rn1pre una papilla , esd. llen a d e cosas . ¿Qué quiere d ecir «una m ezcla de
111cho »? Quier e d ecir qu e m ezcla sistema s mu y dif erente s. C uand o ha b lan ,
1110.clansistemas mu y diferente s. ¿Qué quiere deci r «un sistenu »? Los lin güi stas
111tt ·ntan -y es su primera labor cicnrífica, di cen ello s- d isrin g11irsisre ma s de
1111¡_: ua en la pal abra. ¿Có mo se defin e 1111 sisrema? De dos manera s: por su
l1omogeneidad de conjunto -es d ec ir homogtneidad de las reglas de forma-
' 1t·111- y por la co nst:inc ia de algu no s de sus elem ento s. Elem enros con stanrc s,

111, rnoge n eidad de conj unt o .


Lo que dig o es dicho de m anera con sta nt e por los lin güista s, pero subra yo
, 1hecho de que es mantenido por C homsk y. Por tanto, si u stede s qui ere n , d e
\: 111 smre a C h omsky los lingiii sras no s di cen qu e el trabajo cienríhco sobrt · 1m,1
lcllgua supone que hayam os despejado ya sistema s homogéneos y cohe rentes
,¡11l·co nstituy en el o bj ero del esru di o cienrífi co. N o es !a palabra la q11e pued e
'- t r csn 1diada cie nrífi camenr e. O al men os n o pu ede serlo de fo rm a inrnedi;:¡ra,

">IIH• solament e despu és. Lo qu e cue-nra en pr incipi o es la determina ción de

·.1\lcma s h o mog én eos y coherente s.


Ljemplo: el ameri cano h abl ado. Ejemp lo que invoco con total b ue na Íe,
1.1111 0 má s cuanto que n o lo hablo [ristts]. Al americano hablado le corre sponden
, .11ios sistemas lin gü ísticos . To rnemo s d os de ellos, ret en go dos sistema ~. A un o
1,, 11:unar emos el «americano estándar>,. Al otro ío llamarem os el b!t1ckengilsh,
11 len gu a de los am erica nos n egros. Nadie di scuie qu e hay a imb ric 1ciones,
·.111'l'rposiciones. Pero se pue den defin ir dos sistemas . Por ejempll ), Lis reglas
,kl part icipi o pasado no son las mi smas .

107
Clase4

Cuando digo que el lingüi sta parce de las frases y les extrae proposiciones ,
quiero decir que parte de una m ezcla de hecho -la palabra- y extrae sistema s
cada uno de los cuales es homog éneo y coherente. Por so lo retener dos, un
sistema «americano estándar », un sistema black english.Son di chos sistem as, y
solo ellos, los que constituyen el objero de un estudio cienríh co: investigació n
de las constante s y de las reglas de homogeneidad.
¿Esd claro? Es lo primero qu e me importa. Diría qu e una propo sición en
el sentido lingüí stico es lo qu e forma parte de uno de los dos sistemas. Ven
que la prop osició n lin güí st ica no es exactamente lo mism o que la frase. La
frase m ezcla los sistem as. La proposi ción lingüística perten ece a un sistema
definible por la homoge neid ad de sus reglas y la co nstan ci;i de sus elemenros.
Esto m e basta por el m omento .
Estoy siempr e en mi primer punto. Va a par ecer que pienso en algo comple-
tam ente di stint o. Les decía que un libro fundam ent al sobr e los enun ciado s de
sexualidad es el gran clásico de Kr;iffr-E bing Psychopathia sexualis. A quienes
no lo leyero n, no podría recomendarle s lo suficiente su lecrnra , pu esro qu e
ap renden allí el secreto de toda s b s perver siones . Inclu ida una per versión
fantástica , por desgracia caída en el olvido, la de los co rtadore s de trenz as
(risas)... qu e tu vo en cieno momento un gran éxito en el m etro . Eran indi -
viduo s inn obles que se de slizab:rn detrás de las jovenc itas de bella s rrenzas y
se las co rt aban. Y digo esto porqu e cua ndo leí, con encusiasmo y al mi smo
tiempo el más puro hor ro r moral [risas], qued é estupefacto frent e al hecho
de que Kraffr-E bin g, que h;ibía visco rodo , que co nocí a todo, qu e era periro
de los tribunale s, etcé tera, co nserva una sangre fría imperturbabl e frent e a las
cosas más inmunda s, frent e a casos de sadis mos que los harían estr emece r, o
los m asoqui stas . .. Apenas se puede leer, es insoportable [risas]. O las perso nas
que desenti err an cadáveres ... ¡Abom in acion es! ¡Horro res! ¡Horror es! ¡Ho rror es!
Enton ces Kr;iffr-Ebing ha visto todo, pero luego hay un m om ento en que se
qui ebra. Eso es prodi gioso: el psiqui atra colapsa . Como qu e nun ca se pu ed e
decir: «yo pu edo soportar lo todo ». Él ha soportado to d o, los descripam ienros,
las extrac ciones de vísceras , todo eso. Y es perfecto , es tan obvio para él que
se dirí ,1cp1e di ce cosas in significant es. Luego , de repence, pierde los estribo s.
C uand o habla d e los cortadores de tren zas [risas] ya no entendem os nada, pu es
empi eza a decir - ciro porque qu edó grabado en mi mem or ia par a siem pre
[risas]- qu e «estos indi v iduo s son tan peli grosos qu e hace falta atrapa rlos a
cual q uier precio y retirarl es la libertad »12 • Para los sádi cos qu e m atan, para el

1
~C f. Richard von Kraffr-Ehing , Psychopathi a sexua!is, Payot, París, 1969 ,
observación 396, p. 8.30.

108
¿Crimo extmer uisibilidades? El en11náado mm11 pmnjey murmullo .

\.1rgenro Bercrand que d esentierra los cadáveres, solo ha ten ido frías palabra s de
l1ombre d e ciencia. Por la _jovencita y sus tr enzas, colapsa. Dice que es od ioso .
C urio so, ¿no? Es mu y, muy curioso. Esos so n los umbr ales d e las per-
°'n nas. Las perso na s siempre tienen umbr ales: verá n un sád ico te rrible, un
111;1soquista , y lu ego se les da vuelta una uña y colapsan. M ientras que el día
.1111erior se de jab :rn ha cer quemaduras abominables, se encue ntr an con qu e
1111 sopo rt aban esro.
Co n ozco a algui en .. . Tod o esto es un curso de m o ral, lo transform é en
1111 curso de moral [risas].~-Co no zco ::i.::i.l
guien que sopo rt::i.- y lo comprendo
11111y bien , en virtud de su propi o ofic io está ob ligado a hace rlo- los muerto s,
, 1 L·spectáculo d e los mu e rt os, d e la mu ert e, en las co ndi cio n es má s tristes,
111 :is rerrible s. Pero hay una cosa que no so p orta: l::i.imagen de un barc o que
\(' hunde . No sé si han v isro im ágenes de ba rcos que se hunden , a m en ud o
•,,· ve en el cin e. Y uno cree co m pren der, porque h::i.y algo can patético ... La
111:111era en la qu e se hund e un bar co esr:í en el límite de lo soportab le. Es co m o
"' fuera una mu ert e má s terrible qu e coda muerte humana. Es una espec ie d e
.l\'smoronam ienr o . ..
Y bien, el gra n Kraffr-Eb in g se quebraba frent e a la sola idea de que se
1•11di eran corca r las rrenzas d e un a jove ncita. Sin emb argo, eso no hace mu cho
,1.11 -10... En fin, lo qlle hi ce aquí es lo qu e se llam a un a di gres ió n.
,;Q ué es enronces un en un c iado Kr aff t-Ebin g? Es muy cm ioso, es u n
<1H111 ciad o m ontado sobre d os lenguas . Él escribe en alem::ín. Y en su frase
.1lt-mana , en el momento e n q u e aquello qu e dic e ofend e el pud o r, lo dice
,·11htín y en irálic i. De modo que n o pu eden leer a Kraff t-E bin g si n o han
111cho latín. Por lo menos algo se le esca p a . Oiría que típicamente - y aquí
·., •¡leso mis pa lab ras- los enun ciados de Kraffr-Ebing está n mon tad os sob re
, lo.\ sisrenus. No di go que Krafft-Ebin g ha bla a veces alenün y a veces latín .
r'-lo hab lo de un a m ezcla de h echo, hablo de un a orga ni zac ión de derecho. Los
, 1111 11ciados de Kraffr-Ebing no cesa n de pasar del sistema alemi n al siste m a
l.11in y de l sistema latín al sistema alemán. M e dirán qu e es un caso un poco
, -,¡it·cial. Co ntinuemo s.
Yo creo que Foucault está mu y pró xim o - e inversamente, pues n i siqui era
·., ., i 1:o uca ult lo conocía- d e un lin güista america no, especialista en lo q ue él
111 i\1110 llama soc io- lin güística, que se llam a Lahov. Creo que se pron uncia así,
111,c\ to y seg uro . Labo v realiza estudi os que me parecen mu y, mu y int eresantes.
\ ·.111;1 compre nd er por qu é m e parece cercano a Foucau lt. Realiza estud ios
-... 1.rt·, por ejemplo, un ni110 ame rica no n egro que exp lica algo. Exp lica por
, 11 111ploun juego, un juego mu y comp licad o entre chiquill os ne gros de Har -

1, 111.Y Laho v se pregunta cu J nt as veces en un ti empo corro, por ejemp lo d os

109
Clase 4
- - - - -- - ---- - ---- - - - -

minutos, el ni110 p:1sa del black englishal ,,americano estándar », y viceversa,


con -y esto me p:uece muy interesante- amplias zonas de indis cernibilidad , es
decir segmentos que pueden remitirse tanto al blackenglishcomo al «americano
estándar». Es a veces uno, a veces el otro: a veces tenemos ganas de remitirlo
al black english,a veces al «americano estándar». En otros términos , el niñito
negro no cesa de derrapar, es decir, de pasar de un sistema al otro. Hace una
transversal de sistemas, sus enunciados trazan una transvers al de sistem:1s. No
cesa de pasar de un sistema heterog éneo a otro.
Si me siguen, deben sentir que acá cenemos algo. Me mant engo en estos
<los ejemplos , Kr;1ffr-Ebing y Labov . Dos ejemplos muy, muy diferenres. Pero
piensen , ¿qué hacen ustedes cuando hablan? No cesan de craz:1r tran sversales
entre sistemas. ¿Comprenden? Es por eso que la lingüísti ca no es nada si no
hay una pragmática. Tomo incluso mi ejemplo miserable: cono camino, m e
divierto, me pong o a contar algo sobre las trenzas .. . No es el mi smo sistema
de lo que decía antes. Hago una tran sversal, qu e es una nunera de ga nar
tiempo ... O no , en realidad tengo una elevada preocupación pedagógica que
hace qu e me diga que ustedes están fatigados, que ya no m e pu eden seguir
bien, y entonces intento hacerme el ocurrente ... cosa que no es así. Pero eso
no impide que mi entras hace un momento reivindicaba un sistema homog éneo
filosófi co, caigo ahora en un sistem a de las asmcias que, bueno, v;ile lo qu e
vale. Hago un::i transversal. En la vida uno no para de hacer eso.
¿Qué nos dice Chomsky? Que todo el mundo lo sabe, que esa es la situa-
ción de hecho, pero que una ciencia nunca se ha constituido sob re el h echo,
que un a ciencia deb e recortar en los hechos sus sistemas. Claro está, dice
Chomsky, cuando ustedes h ablan mezclan sistemas, pero la ciencia solo pu ede
ser una ciencia de los sistemas separados uno s de otros . ¿Comprend en? Es
un poco como par a la física. Es claro que la percepción mezcla codo tipo de
sistemas, pero l;i física cienrífica solo puede establecerse si separ;i los sistemas
heterogéneo s para constirnir sistemas homogéneos. ¿Comprenden? Esca es la
po sición de Chomsky.
La posi ción de Foucaulr /La bov consiste en decir que Chomsky no com-
prendió nad a, nada en absoluto. El problema no es de nin gún modo el hecho.
Por supuesto que de hechome zclamos. Pero el problema de derechoes: ¿existen
sistemas homogéneos? ¿Quiere de cir algo un «sistema homog éneo » en lin-
güística? Supongan qu e, de derecho, no haya má s que pasajes, no haya más
que var iaciones, no haya más que transversales entr e sistemas . Entonces todo
cambia: lo que tiene un valor de derechoya no son las proposi ciones, reubicadas
cada una en el sistema coherente y constante, homogén eo y constante, sino
el enunciado . Lo que cuenta es el enunciado.

11O
¿Com(I rxtmtT vinbilid,ulr.,>El emmci,,d1, ,w 110 pmnj ey murmullo.

; Y có m o se d ehn e el enunci ad o, a dif erenc ia de l;:i p ro po sició n ? 'lodo


,·111111ciado es el pasaje en acto de un sistema a ocro, por o pos ic ión a las pro -
¡•<,siciones qu e, por su part e, pert en ece n a cal o cual sist em a. Los enun ciad os
,1,· KrJ.ífr--Ebing so n el co njunto de las reglas según las ClJ;:i )es no cesa d e pasa r,
.-i1una mi sma frase, de un segm emo ale m án a un segm enro lat ín . Lo s enun -
' 1.1dos d el pequ eiío neg rit0 d e Harlem so n el co njunto de las reglas seg ún las
, 11a les no cesa de pasa r d e un segm ent o «am erica no estánda r,, a un seg m ent o
l1 !,1ck english, y a la inversa . E n otros térm in os, las reglas d e un enun ciado son
1\'~las d e va riació n. El en·unciad o es la in stanci a lingüí st ica q ue co mpr end e
l.1, variacion es, es dec ir los pasajes de un sistem a a o tro . Des d e enton ces, el
rnunciado se opo ne a la p ro po sició n . Y n o hab r:í enunciad o si no ha y pasaje
,k un sistema h ete rogé ne o a otro.
Lo cual qui ere decir - y reco no cerá n aquí a Fou ca ulc- qu e el enunciado n o
,·, una est ru ctu ra, sin o una multipli cid ad . Se llamad estru ctura a la d ere rmi -
11. Kión de un sistem a hom ogé neo en relación con sus co nsrante s. Se llamari
11ndriplicidad al co nju nto de los pa sajes y de las regl as de pasaje d e un sisrem a
.1 o tro que le es heterogén eo .

Ahora bien , no ha y sistema s ho m ogéneos, so lo ha y pasaj es entr e sistemas


l1L·rerogéneos. Ent onces - esto es muy co ncr eto- si qui eren de speja r el enun-
' iado qu e co rrespo nd e a un a frase , h e aquí lo que ha y que ha cer: no bu sca r las
¡)ropos icion es lin güí sticas qu e co rr espo nd en a la frase, sin o h acer algo co mpl e-
1:1rnent e distinlO, d eterminar qué pasaje d e un siste ma a o tro efectúa la frase,
t· 11 ambos sentid os, y cuánt as veces . En ese mo m ento tendr án un enun ciad o .

No solam ent e los enun ciados van en multi plicidad, sin o que cada enun ciado
e, él mi smo una mulripli cid ad. No hay estru ctura, so lo ha y mulriplicidades .
Ya está , esto me alca nza para el primer ni vel, yo no pid o má s. Si usted es
pid en m ás, int entar é decir algo m ás, p ero esto ya m e par ece algo mu y, mu y
¡)l·~ctico, qu e mue stra h asta q ué p unt o lo q ue Foucault llama enunc iado no
1iene nin gun a co rrespo nd encia al nivel de las propo sicio nes qu e estudian los
li11gii isras. U na p rop os ició n lin güíst ica está por natural eza d efi nid a po r su
¡)crte n encia a nn sistema h omogéneo d efin id o por co nsta nt es. U n enun ciado
<"., exactameme lo contrario .
Enton ces, wdo s so mo s Kraffr-Ebin gs, aunqu e no h ablemos alemán, n i
l.11in, pu es no dejamo s de p asa r de un sistema a orro. Ustedes m e dirán qu e en
t·I caso de Kraffr -E bing, qu e es m 11y s impl e, se pa sa por razon es de pu do r, es
,k cir razo nes q ue n o t ienen nada qu e ver con el lenguaj e. Y es efect ivame n te
'" que dir ía un lin güi sta. Pero es idiota . Es completamenr e idi ota . Pu es las
r.rw nes de pudor , qu e sie mpre pueden asignarse al exterior del lenguaje, so n
1:1inbién va riabl es de la len gua . Es en tanto qu e ha bla y produ ce enun ciad os

1 11
--í
CltL<e

que Kraffc-Ebing los co mpone con alemán y con latín. Y es el caso de todos
nosotros, siempre estJmos moneados sobre varias lengu as. Efectivamente somos
todos bilingües . Más aún, somos mulrilingües . Solo qu e no lo sabemos. Me
dirán que empleo «len g uJ » en un sentido ilegí timo . En absoluto, lo empleo
en el senrido m;.Ís esrricro: sistema homogéneo definido por constantes.
¡Uf! He aq uí un primer punto muy claro. ¿No h ay preguntas? No hay
preguntas.
Es evidente que h ay que hac er una elección. Quiero decir, no pued en
mantener ambas cosas a la vez: no pueden d ecir que sob re cierto plano son
los lingüi stas los qu e tienen razón, y sobre otro plano, es la multiplicid ad . No ,
no pueden mant ener las do s posicion es. Si creen en las multiplicidad es, solo
pueden decir una cosJ: que cada segmento de lo que dicen, que cada segmento
lingüístico, por peque110 que sea, es pasaje entre sistemas heterogéneos . Jamá s
encontrarán un segm ento, cualquiera sea, que pertenezca únicamente a un
sistema . Me pare ce enton ces que, en este sentido, la teorÍJ d e las multiplici-
dades se opone rJdica lm ent e al estru ctu ralismo.
Y Foucault rienc rJzó n , rodJ la razón, al d ecir ya en La arqueologíadel sabn
que él no es estrucrurali sta. Yo creo que, en efecto, forma parte de los que creen
en un a do ctr ina de las multipli cidade s, en una teoría de las multiplicidades .
Ahora bien, las multiplicidad es no tienen nad a que ver co n est ructuras , son
o trJ cosa. ¿Por qué? Porque, una vez más, son reglas de pasaje entre sistemas
h ete rog éneos, y no reglas de formación de siste ma s hom ogé n eos. Ustedes me
dirán entonces que para que haya pasajes entr e sistem as heterogé neos hace falta
que ha ya sistemas qu e deben ser, cada uno , h omogé neo s. No , no es verdad.
Qu e solo h ay pasajes entr e sistemas het erogéneos quiere dec ir que la idea d e
un siste ma homogé neo es, por sí misma, una abst racción. Y no solam ente
un a abstracción , sino una ab stra cción ilegít im a. Solam ente cuenta el pasaj e.
De allí el segundo nivel. Tomo esta vez la frase. La frase remit e a un sujet0,
pero el suj ero al cua l remir e es el sujeto de enun ciac ió n -llamado extraña -
ment e «d e enunc iació n »-. Una frase tiene un suj eto de enun ciac ión que no
se confunde co n el sujeto d el enunciado . Si digo «El cielo es azu l», «el cielo »
es sujeto d e enun ciado y no d e enunci ación.
¿Qué es el sujeto d e enunciación de la frase ? Es la frase en tant o remit e a un a
persona gramatica l. ¿Qué es un a person a gramatica l? La persona gramat ical
es ,,yo». ,,Yo» es el sujeto d e enun ciac ión de la frase. ¿No import a cuál «yo,,?
No, no importa. Ha y «yoes» que solo en aparien cia son personas gramatica les.
Si digo «yo paseo », no hay diferencia d e n atur aleza enrre esa frase y la frase
«él pas ea,,. En un caso el sujeto de l enun c iado es «él», en el otro el sujeto
d el enun ciado es •< yo» . Entonces en la frase «yo paseo,,, «yo » no es sujero de

112
¿Cómo extraer visibilidade.<?El 0111nc
iado co11wpa.<njey murmullo .

, 111111ciación,es úni camente sujeto del enunciado, inter cambiab le con «él». En
, .1mbio , si digo «yo juro ,,, es ca vez el «yo» no es del tipo «yo pa seo». ¿Por qué?
l '(lrque yo no paseo di ciendo «yo paseo » ... Puedo pasear y decir «yo paseo »,
¡•ero no es lo mi smo. Cuando digo «yo juro >,, yo juro al decir «yo juro ». Ese
, \ el sujeto de enunciac ión , la verdadera persona lingüí sti ca. La verdadera
¡•,·rsona lingüí stica es la pr imera persona.
¿Qué es ese «yo», verdadera per sona lingüí sti ca? Es lo qu e se llamad , lo que
i<>.\ lingüi stas llam an un sui -referencial o, si ustede s pr efiere n , un embragador.
( , 11110 se di ce, ha ce co men zar el discurso. ¿Cuá l es su propi edad muy extraila?

l ,111
l'.ese «yo », sujeto d e enu nciación, no designa ni un a cosa, ni un concepto .
,.l _)ué designa? D es igna t'111icamente a aqu e l que lo di ce . Es «yo ,>aquel qu e
,lin.-«yo», es «yo » aqu el que lo dice. Esa es la fórmula del su i-refe rencial , que
l1.1L"c comenzar el di scur so . En otros términos, la frase encuentra en la primera
¡wrm na el Slljero <le enunciación a través <le!cu al o al cu al se refiere. Ese su-
wrn de enuncia c ió n es el «yo» co m o primera p ersona irr eductible a la terc era
¡wrsona . Por el comrario , el «yo » de «yo pa se o ,>es p e rfe c tam en te reducible a
l.1 1n cera per so na.
l.o que acabo d e res umir d e manera mu y, mu y sumaria , es una teo ría
, .-lchre, al meno s en Francia . La encuentra n por codas parc es, p ero la resumí
¡•.1nicularrnente b:ijo el punto de vista d e Benv eni ste , Problemas de lingüí stica
t, ·11rml13. Aquello s de e ntr e ustedes que hayan hecho lin güística, reconocie-
1,111en lo que contaba un tema muy cercano a aque llo qu e los ingle ses y los
1111n icrnos han llamado los actos de habla .
( lbj ec ión: ¿no hay lengua s sin prim era p ersona? Benv eni ste, quien es un
, ,, d ente lin güista, di ce qu e au n cuando la prim e ra per so n a no apa rece, su
l11r.;1r está ahí . In voca el japonés. Es obvio que en una frase ese ''Yº" com o
·.1qt"lo Je enun ciac ió n pu ede es tar sobre nt endido . No hac e falta qu e m e cit en
l 1.1\l..._que no sea n d el tipo «yo juro ». Evidentemente hay muchas. El he cho
,1,· ,¡u e esté so br ent e ndido n o camb ia nada: la frase remite a un suj eco d e
, 11111 1eiación sobrentendido o expre sado . En otros términ os, dirí a que ese
·.,q<'lo d e enunciación es una constante intrín seca .
l 'no n o ten qu e cualqui era puede ocupar el lu ga r de ese ''Yº" lin güístico .
1 ·. .. r o » el qu e lo di ce . En efe cto , yo digo «yo », p ero en un rato tú dir ás «yo ».
1 l 111 dic es «yo» al mi smo tiempo. Es «yo» el que lo di ce.
l 'llr tanto, la for mula de la frase es: co n stant e intríns eca / va riabl e excr ín -
. ,, . 1. l .a co n stant e intrín seca es el suj eto d e enunciación, el sui - referencia l, el
, 11d,1.q.:,;¡dor. Las vari;.ibles ex trín secas so n la infinid ad d e los ind ividu os qu e

'· l·.111ileBenveni sre, ?robfemm de fingüistim general, op. cit.

113
pueden decir «yo,,. ¿Oe acuerdo? Definiría entonces la frase por su consranre
intrínseca, siendo las variables necesariamente extrínsecas. Es la forma del
"Yº" en lingüística.
Y bien, pu ede que todo esto sea válido para las frases, pero muestra que bs
frases no son algo muy int eresante. Pues- y vuelvo a enganchar con Foucault-
en el nivel de los enunciados verán algo completamente distinto. Un enunciado
remite también a un suj eto . Sí, no hay problema, remite a un sujeto. Pero se
complica, porque no sola mente remic e a un sujeto, sino que corre el riesgo
de remitir a much os sujetos. Más bien, tiene demasiados. Ya siencen que el
«yo» no va a convenir para expresar elsujeto del enunciado. Ti ene demasiados
sujetos. Porqu e por una parte, el sujeto corre serio riesgo de variar en natu-
raleza de un enunciado al otro. En segundo lugar , para un mismo enunciado
se corre el riesgo de que haya varios sujetos, que por supuesro no se reducen
a un «nosotros », qu e son sujetos heterogéneos.
Y bi en, comencemos. Según los enunciados, el sujeto es mu y diferente. He
aquí un texto curioso sacado de una conferencia: ¿Qué es un autor? foucaulr
se pregunta si un enunciado tiene nece sariam ent e un autor. Dice qu e no, que
un enunciado puede tener un autor, que hay a{f!inos enunciados que tienen
un autor. En especial, por ejemplo, los enunciados literarios. Se me dice algo,
yo pregunto de quién es eso, y se me responde: ,<Es de Victor Hugo ». Hay Un
autor. Entonces, ciertos enunciados tienen por sujeto de enunciación un autor.
Pero hay enunciados que no tienen autor. Por ejemplo, ¿diría que soy el autor
de una carta que escribo? A veces sí. Diría que lo soy si es una carta criminal
anónima. En ese caso, «auror>, ya no significa <«Hitar literar io », sino «auror
del delito». Una cart:i anónima tiene un autor: ¡auctor delicti! (¿Ven? Acabo
de hac er co rno Kraffr-Ebing: acabo de producir un enunciado. Como dice
Foucault, los enunciados no son difíciles de producir , se los produce todo el
tiempo. Sin embargo so n raro s. Y en efecto, ambas cosas son muy coherentes ...
Pero bueno, poco imp orta) . En otro caso, entonces, una carca no tiene autor,
tien e un signatario. ¿La función-autor es lo mismo que la función -signatario?
No. Si escribo a un amigo <•No pu edo llega r a la cita, saludos», no puedo decir
que soy el autor de la carta, soy el signatario .
¿Pero si soy Madame de Sévigné? ¡Ah, se complica! Soy signataria por
relación a mi hija, mi bien amada hija, a quien le escribo, pero soy también
autora, puesto que mi hija hac e circular mi carta en los m edio s literarios
diciendo: «¿Vieron qué bu ena que está la carta que acaba de mandarme mi
madr e?,, [risas],y se hacen lecturas públicas de la carta. He aq uí que un mismo
enunciado tiene do s sujetos: Madame de Sévigné como autor, Madame de
Sévigné como signataria. No es lo mismo.

1 14
¿Cotn/J t'xm1er oisibili dade.r?El enu nciado como pm11jey m urmullo .

1;)memos un caso como el que invoca Foucaulr en Prou st, la primera fra-
..,. de é.'nbusca del tiempo perdido: «Durante mucho tiempo me he acostado
1.-i11prano»14. Foucault plantea una pregunta muy simple, y creo que ahora
n1.1111ospreparados para comprenderla . Si soy yo quien dic e la frase, la frase
•.uc: siendo la mi sma, ¿pero es el mismo enunciado? Pude haberla dicho un
·.1.1
il1.1 por casual id ad. Le dije a un amigo: «¿Sabes? Durante mucho tiempo me
lw .,coscado temprano> ,, sin sa ber que estaba en Prou sc. No es una frase muy
, 11111plicada.En ese caso no soy autor , soy locutor d e la frase. Pero cuando
I ', ou st la escribe como pri ~era frase de En busca del tiempo perdido es autor
de h frase. ¿La frase remite so lo a un amor? No, remire a un narrador , que
"" L'S el autor. La frase ti ene do s posiciones de sujeto: el autor y el narrador.
Y Foucault continúa : un contrato tiene un garante-en efecto , es el término
1n ni co-, no ti ene autor. Un texto que se lee en la calle so bre un muro ti ene
1111redactor, que no es lo mi smo que un autor" . Ven que ha y muchísimo s,
( hísimos: autor, redactor, n ;urador, sign;irari o . . . En fin, la lisra es abierta,
11111
¡111nlen in ve ntar m ás.
Ln mis ejemp los he de sbordado hacia el otro caso, a saber , un mi sm o en un -
' 1.1doque remite a varios tipo s de sujetos: el enun ciado de Madame de Sév igné,
, 1rnunciado de Proust , que pasa por un autor y un narrador . . . O bien -para
1," qu e estuvieron aquí los ai'los anteriores, no s detuvimos en ello un lar go
11nnpo- el eje mplo del di sc urso indirecto libre . En el discurso indir ecro lib re
1icnrn cortocircuito de do s suj etos d e po sicion es abso lut amente diferentes .
Vuelvo a decirlo muy rápidamente para los que no estuvieron, para que
, 11111prenda n , porque es esclarecedo r. Un enunciado de discurso indire cto
libr e es muy interesante, es un enunciado que m eten en una en uncia ción
,¡11(· no depend e del mi smo sujero de enunciación. Por ejemp lo: «Yo le dije
'l"l ' 110 haga ese viaje . Ella romaría rodas las pr ecauciones y no recibiría de mí
11111g1 'in consejo ». Esca forma , que encuentran muy a menudo en la n ove la,
, -. 1111discurso indirecto libre, porque el di scurso indirecto sería: «Yo le dije
,¡it <· no haga ese viaje. Ella me respondi ó que tomaría todas las pre ca ucione s
1 ,¡11eno recibiría d e mí nin gú n co nsejo>•. En el discurso indirecto libr e hay
1111.1e~pecie de ruptura . «Yo le dij e que no haga ese viaje ». En lu gar de «Ella m e
1n pondió que ... » , aparece «Ella tom aría rodas las pr ec auciones .. . » . El suj eco
,¡. rnunc iación «ella» se desliza en mi enunciado, cuyo sujeto d e enunc iac ió n
·., ,,· yo. Hay como un d esliza mi ento de un suj eto de enunciación ha cia otro.

'' /\farcel Proust, En busca del tiempo perdido , tomo 1. «Por el camin o de Swa nn »,
1.a, M adrid , 1998 .
\ l, 111

' · 1\'lichel fo ucaulr , ¿Qué es un autor?, op. cit., p. 46 .

1I5
Cia.,,·-1

El discurso indir ecto libre es un caso mu y bell o. Entonce s los lin gü istas, para
dar cuenta del discur so indire cto libre , elucubran a veces teorí as apasionantes.
Es un probl ema muy, mu y bueno. Cuando so n estúpidos dic en qu e el di scur-
so indir ecco libre es un mi xto de discur so dir ecto e indir ecto . Eso es id iota,
no tien e nin gún int e rés. Adem ás no es cierto , gramaticalment e no es ciert o,
puesro que existen los tie mpo s gramaticales del discur so ind irecto libr e, que
no se corresponden co n los tiempos de uno ni d el otro. Hay entonc es una
o rigin alidad del di scur so indir ecto libr e. Y o bser ven qu e hay intromi sión de
un sujeto, es como un vampiro. El discur so indirecto libr e es un sujeto de
enunciación que llega a vampirizar a otro. ¡Mu y bello caso! Ti enen ahí un
enun ciado que remite a do s sujetos d e enunciación.
Y se podría continuar la lista de Foucault de posiciones d e sujeto. Vuelvo
a Kraffr-Ebing , que es rodavía ot ra cosa . Los enunciados de Krafh-E bin g no
re mit en a un autor. ¿A qu é remiten ? A algo mu y, muy espec ial en la litera-
tura. Es lo que se llam a un a co mpila ción, es un co mpilador. El co mpil ad o r
es algo mu y viejo. f elizm ente los hub o . A mi mod o de ver, se form a en los
gri egos y los latinos. Di go que felizm ent e había comp ilad ores pu es co m o ya
no tenemo s mu ch os textos de los gri egos y de los latino s, un a gran parte de
lo poco que tenemos no s llega de compil ad ores. Po r ejemplo , un co mpil ado r
célebr e en los romanos, mu y, mu y útil, fu ent e de todo, es Aulo Celi o. Hi zo
un libro 16 co mpu esto d e pequ e1íos ca pítulo s sobr e las circun sta ncias en que
tal poeta tr ágico dijo tal cosa, y cita, por ejempl o, cin co versos d e un a tragedia
p erdida. Es un a espec ie d e compila ción. En Montaigne ha y una especie de
compilación en acco, aunq ue n o sea solo com pi lador. Los co mpil adores son
mu y imp orta nt es porque g racias a ellos se cono ce n cos as. Y bi en , yo dir ía que
Kr¡.¡ffr-Ebi ng es 1111co mpil¡.¡Jo r. Los enunciado s de Krafft-Ebing remiren ;i tin a
po sición d e sujeto compilador .
¿Qué quiere dec ir to d o esto? Co nclu yo rápidam ent e este segundo punto.
Oiría qu e contrariament e a las frases, qu e remir en a un a co n stant e formal,
el «yo» como primera per so n:i o sujeto de enun ciac ión , el enunci ado remite
a pos icion es d e sujeto variabl es, a veces var ias para un o solo. Y -aho ra van a
compr end e r todo- todas esas posic io nes d e suj eto se ordenan en la co hort e,
en el largo co nej o de un « st: ha b l¡.¡»_Son las figur¡.¡sde un «se»1- má s profundo
qu e cualqui er «yo,,.
Y allí r o ucault se en cu entr a una vez m ás co n Blanchor qu e, hasta donde
co nozco, es qui en h a llegado más lejos en la dir ecció n de la d estru cc ión d e la

I (, Cf Aulo Gelio, Noch es rÍ!icm. Alianza, Madrid, 200 7.


1
- Sohr e el pron o mbr e on, qu e rraduc im os por «se», ver no ta al pi e n º 6 de la clase 3.

116
¿Ctirn,, rxtrfl t'r i'i.<ibilidadcs; U m1111
ci11d
o como pm11jeyn111rmulfo
.

I '' r:-.
onología lingüí stica, de la d enunci a de las perso nas gramaticales en favor
,1, 11ni/1~o de un «se» más profundos. Es decir , es el anti-Benveni ste. Benve-
111:-.t L' denun cia la tercera perso na co mo una falsa perso na. Blanch or esgrime el
..•,,.,. co mo expresión de la no -per so na , y la no -per sona es el verdadero sujeto
,l,·1L" nun ciad o.
1)e modo que todas las posiciones de sujeto, roda s estas posici ones variabl es
,¡11 l· ,1caba111os de ver, viene n 11na tr as otra a sei'i:-ilarfiguras del «se» sin quebr ::ir
•,11 anonimato . Y ese era el ~ue110 de Foucault , cuando decía en El orden del

,li1rnrso: ,do mar mi lug::i. r en un murmullo anónimo ,,' ''. Es decir que el nombr e
¡•mpi o no es m ás <1ueuna figura de ese «se habla,>: Kraffr -Ebing, Mad ame <le
\ ¡··vigné, todo eso, todo, codo , roda s las posiciones de sujeto se alinean como
l.1 \ variabl es d e un ,,se habla ».

¿Co mpr ende n? Vimo s hace un mom ent o que Ll frase se define por 11na
, 1111 stanr e intr ínseca y variabl es extrínse cas. la constanre intrínseca era el «yo »
, <-.mosujeto d e enun ciac ión . Las variabl es extrín secas, codos los indi viduos
,¡11 e podían de cir «yo ». Diría q 11 e el en1111
ci;1do, po r el co nrr ar io, se de fine por
1111 conjunto de var i::i. hles in tr ínsecas. Es la noc ión de variabl e intrín seca. Y
c\l o se encad ena mu y bi en co n mi prim er niv el. Mi prim er ni vel d ecía qu e
,·I l'llltn ciado se define po r reglas de pasaje en tre sisrem:-is h ete rogé neos. Mi
•.q~und o nivel dice qu e el enunci ;1Jo se d efine por var i:1bles inrrin sec 1s, a s;1ber,
el conjunt o d e las posicion es de sujeto a las cuales remi re. Siendo en ron ces cada
IH> sición de sujeto un a fi¡!,ur a del «se». Es un am i-p erso nalism o abso l11ro. N o
lu y con scanre intrín seca ni varia ble extrín seca, so lo hay va riabl es intr ínsecas
dd enun ciad o. Y aquí otra vez está mu y cerca de Labov, qu e hace tambi én
1111ateoría de las variables intrín secas de la lengua.
Hemo s trabajado bien . Estoy entonces en el terc er nivel. D eb erían poder
.1divi nar q ué es ese tercer ni vel. Se los digo par a qu e lo piensen. Volvemos a
h propo sición. Se nos di ce qu e una propo sición tiene un refer ent e, es de cir
,¡ue remit e a un estado de cosas. El estado de cosas puede o no cumplir la
refere ncia . Di go «El cielo es azul ». La pro po sición rem ire a un estado de co-

1
JI es l'I pronombr e co rrespond ie nt e a la terc era perso na del sin gular , «él,,, pero
.1 Jií erenc ia del casrellan o , en fran ces es tambi én pronombre person al neutro Je la
tncc ra per son a , que se utili za pa ra in t rodu cir verb os imp erson ales: p or cj..:mplo. JI
¡,lrnt, «Llu ne », o JIsemhle que, " l'a rece qu e,,. Esta dobll' ur ilización no c.~ ap licable
.d «él" caqel lano y es d e importan cia para el arg umen1 0 - qu e Del cuze cnmpkta rá
, ·11 b1pró xima clase-, po r lo cua l de cidimos m ant ene r e l términ o en fran cú [Nor a

,kl rrad ucro r].


l 'J Cf. Mi ch el Foucault , El ordm del discurso,op. c ir. , p p 3-4 y 48.

117
Cfme4

sas: «cielo azul». Puede ser que el cielo esté negro, enton ces la referencia de la
proposición no se cumple, no es efectuada. Eso no quita que la proposición
tenga una referencia. Diría que en el caso de un a proposición hay referencia
a un estado de cosas. Es la constante intrín seca . Y el estado de cosas está o no
allí para cumplir , para efectuar la referencia . Es la variable extrín seca.
Para un enunciado no es así, es completamente diferente.

118
Clase 5
¿Qué es un enunciado?
El problema de la relación entre
enunciados y visibilidades.

19 de Noviembre de 1985

,;<luées un enunciado?
l·11nción primitiva y funciones derivadas.

Si se acuerdan, estamos entonces en el punto más delicado, que consiste


, 11preguntar, después de todo, qué es concretamente un enunciado. Sabemos
'llll' no se confunde con palabras, ni con frases, ni con proposiciones, ¿pero
, 1>1nose distingue de ellos? ¿Por qué es el punto más delicado?
l~s curioso, el hecho es que Foucau!t da muy pocos ejemplos de enuncia-
dns. Y los ejemplos que nos da nos hacen fantasear. Da como ejemplo de
, 1111nciado«AZERT» -y es incluso , según creo, el único ejemplo desarrollado
, p1l· roma-. Ven ustedes, entonces, que el lector se lleva una sorpresa . ¿Eso

, ·. 1111 enunciado? Además hay que ver que en la letra del texto de Foucaulr

,.,'\/,ERT» solo es un enunciado en cierras condiciones. Entonces uno tiene


11 impresión de que Foucault pone todo su humor en este ejemplo. Ahora
1,,rn, ¿qué es AZERf? Es lo que pueden leer en las primeras recias de una
111.1quinade e.,cribir francesa: A-Z-E-R-T ... y continúa. ¿Es eso un enuncia-
,1"~ Comprenden que nuestra perplejidad se duplica. ¿Y por qué se aferra a
, ,.,e ejemplo, a ral punto que vuelve varias veces sobre esco en La arqueología?
) hn1Cault nos dice: «¡Atención! A-Z-E-R-T distribuidas en las teclas de la
111l(¡uinade escribir francesa no son un enunciado. En cambio, si las vuelvo

119
Cl.asr5
- -- - - --- ---------- -- - ------ - ·-

a copiar en una hoja de papel, son un enunciado» 1• He aquí el ejemplo clave


del enunciado : si las vuelvo a copiar en una hoja de papel, son un enunciado.
¿Un enunciado de qué? Un enunciado del orden de las letras tales como están
distribuida s en una m áquina de escribir francesa.
Nos tomará entonces 1111 largo tiempo reflexionar sobre esre p11nro. Pero de
cierta manera significa que Fou caulr no nos co nsienre con los ejem plos.¿ Y por
qu é? Se pueden hacer hipótesis. Puede ser que renga derecho a co nsidera r que
no ha cesado de producir enunciados en sus libro s precedenres. Eso no nos
hace avanzar . ¿Por qu é no qui ere dar ejemplo s? Pu ede ser tambi én porque todo
ejemplo pasa por pal ab ras, frases y proposiciones . Pero es obvio que afirmar
que el enunciado no se confunde ni con palabras, ni con frases, ni con pro-
posiciones , no impide el hecho de que sea impo sible enun ciar un enun ciado
sin palabra s, sin frases y sin propo sicio nes. El enun ciado se distingue de ellas,
pero es insepa rable. Es por eso qu e, por nuestra cuenca, no s vernos llevados a
buscar má s co ncretam ente los caracteres del enun ciad o en sus difer enci as, y a
la vez en su relación insep:i.rabl e, con palabras, frases y proposi ciones.
Y yo decía -quiero volver porque es fundamental, es un punto fundamental,
sería pre ciso que quede mu y, mu y claro- que hay una primera gran diferen-
cia. ¿En qué co nsiste? En que las proposiciones pertenecen por n:i.ruraleza a
un sistema homog éneo y solo pueden despejarla s, el lógico pero también el
lingüista, en la med ida en qu e det erm inan el sistema homog éne o del cua l
forman part e, del cual son eleme nto s.
Y en efecto, les decía, observen que en este aspecto el lógico y el lingüista
proceden de la misma manera: reivindic an los der echos de cierta abstracció n .
Es decir qu e, en una leng ua dada, reivindican las condiciones bajo las cuales
se puede co nsriruir dicha len gua como ob jeto cienrífico. Y las condiciones
son mu y simpl es: rallar en la leng ua sistemas hom ogé neos . Por ejemp lo, en
el inglés tal co mo se lo habla , se rallará un sistema homogé n eo, el «inglés es-
tándar ». Y yo les decía que un lin güista como Chom sky insiste enormemente
sobre esta co ndi ción , y dic e que no hay ciencia que no proc eda así, que no
ralle sistemas homo gé neos.
Lo cu al quiere decir que el estud io de la lengua y d e las proposiciones en
la lengua se hará en la medida en que sea dete rmin ado el sistema homog éneo.
¿D eterminad o por qu é? Se rracad de fijar co nscances, co nsr,111r
es de todo orde n,
const ant es inrrínsecas . Se defin irá el sistema homo géneo por un co njun to de
constant es intrín secas . ¿Qué quiere de cir ,,constant es intrín secas>,? Y bien,
co nsta nte s fono lógicas que definen 1111 sistema. Pero no so lament e fonológ i-

1
Michel Foucault , La arqueologia del saber, op. cir., p. 14.'3.

120
¿Que es un enunciado? t1 problema de M relación entre enunciados y z,isibilidndes .

, .1~.también con stantes gramatical es, constantes semánticas. Tienen varios


11ivdes de constantes intrínsecas. Estas constantes interiores, intrínsecas , las
,·11cuentran explícitamente en todos los lingüistas cuando hablan, siguiendo
.1 ( :ho msky, de «universales ». Los universale s no son para nada algo qu e se
, m:uentra realizado en todas las lengua s, son las constantes intrínsecas que
,lc1erminan un sistema homogéneo . Respecto de un sistema habrá entonces,
1111 s dicen los lingüistas , universale s fonológico s, univer sales sintácticos, uni-
1·nsale s semánticos. Enronce.s, cuando se determina un sistema homogéneo
,kl tip o «inglés estándar», es definido por constantes intríns ecas. Por ejemplo,
1•01 · los rasgo s fonológicos conservados en el sistema.
Pueden agregar que sobre eso se injertan variables ext ríns ecas. ¿Qué
•.on «variables extríns ecas»? Es aquello de lo que pueden hacer abstracción
, 11;mdo de s;urollan vuestro esrudio científico. Las variabl es extrínsecas so n
.1qL1elloque los lingüista s llamarán, por ejemplo, «rasgos no pertin ent es». Por
,·1rn1plo, variables de pronuncia ción. Son variaciones por fuer a del sistema
11u111ogéneo,so n variaciones que no so n pertinentes p o r relación al sistema
, P11siderado, remiten a determinacion es exteriores. Por ejemplo, el acento de
.1,¡11 el que habla tal lengua . El acento será considerado como no pertinente
por relación al sistema.
Me dirán ust ed es que h:1y mu chos casos en los que el ace nro se vuel ve
1•ntinente . Eso no cambia estrictamente nada , pues en el momento en que
, <>nsideran el acento co mo un carácter pertin ente, ya no lo tratan co mo una
v.1riable extrínseca, sino como una constante que les permi te defi nir lln su b-
·.i, tL·ma homog éneo . Por ejemplo, el francé s tal como se h abla en Picardi e.
1:111 o nces el acento se vuelve un rasgo pertinente . Pero se vuelve un rasgo
¡•crtin ente al convenirse en un a co nstante intrínseca que les permit e definir
1111 subsist em a, él mismo homog éneo .
O bien puede ser que una variable extrínseca no sea necesariament e un
1.1,go no pertin ent e por rela ción al siste ma , sino qu e pu eda ser otr a cos a, qu e
¡ •11l·da ser un rasgo que proviene d e otro sistema qu e int erac túa co n el prim ero.
1 l,·sde entonces, para considerar científicamente di ch o r,1s~o, dicha variab le,
11.1, l' falta rest ituir el otro sistem a que interactúa, y entonces el rasgo d ev iene
,111.1 constante del otro sistema.
Lo que qui siera que compr en da n es qu e los co mportami entos c ientífi -
', ,, . tanto par a la lógica de las propo sicio nes como para la lin güís tica d e las
¡ " po siciones , ju ega n en un a espec ie d e repa rtici ó n: constantes int rí nsecas /
•. .111.,ble s extrínsecas, siendo la co nst:1nte intrín seca la d eter mina ció n de un
1•,11 ma hom ogé neo. Y una vez mi s, cu:1lquier a sabe qu e de h echo cuand o

l11hl:1mos, no n os reple ga mo s en un siste ma ho m ogé neo, sino qu e pasamos

12 l
Clase5
---- - --- --------·--- ---- -----

de un sistema a otro. Pero el hombre de ciencia, el lingüista como cal dirá:


eso es un hecho y únicamente un hecho. Es cierto que una frase pertenece
siempre a varios sistemas. Y pueden tomar un miembro de una frase dada y
decir que tal segmento de la frase pertenece a cal sistema, por ejemplo «inglés
estándar», y tal otro segmento de la frase pertenece a tal otro sistema, por
ejemplo black english.Si llevan el análisis de cualquier frase lo suficientemente
lejos, verán que la frase siempre está montada sobre sistemas diferentes. Pero
se nos dice que eso es un hecho y nada más que un hecho, y que no impide
que la lingüística solo se constituya como ciencia cuando aísla sistemas, cada
uno de los cuales es por su cuenta homogéneo.
Tomo un ejemplo de frase que pertenece a varios sistemas. Pienso en un
texto de Proust muy bello, me parece que es uno de los textos más cómicos
de Proust. Es una gran recepción en la casa de los Guermantes. Se recibe a un
gran duque de Rusia. El gran duque no conoce bien Franci:.1, no conoce los
usos franceses. O más bien, conoce solamente los medios más extraños, las bai-
larinas, los cabarets, etc., pero no conoce todavía el mundo de Saint-Germain.
Asiste todo el mundo, el duque es muy importante. Toda la nobleza francesa,
la aristocracia francesa presenta sus respetos al duque, en un lenguaje de una
cortesía aristocrática muy exagerada. Y hay un chorro de agua en el patio. Y hay
una. duquesa frances:.1que quiere ser presentada al gran duque y pasa al costa-
do del chorro de agua. En ese momento hay un golpe de viento y la duquesa
queda empapada. Y el gran duque, que ya bebió un poco demasiado, mira a
la duquesa ... que está muy avergonzada de estar empapada de ese modo, su
bella ropa coda mojada ... Está muy molesta, y por otra parte se hace notar. Está
muy furiosa. Pero el gran duque, que no conoce las costumbres francesas, cree
que ella lo hizo para hacerle reír. Y creyendo estar completamente a tono, se
pone a aplaudir y grita: «¡Bravo, vieja!» [risas].La frase de Proust es muy larga,
a la Proust, con subordinadas, etc. Es sublime. Es típicamente la frase en la
que paso de un sistema a otro. Paso de un sistema-enunciado de mundanidad
-«PermÍtame, gran duque, le presento a la duquesa>,-, a otra cosa completa-
mente distinta, es decir a un sistem:.1de lenguaje chabacano-,,¡ Bravo, vieja!»- 2 •
¿Qué dirá un lingüista? Que eso no tiene ningún interés, que son variables
extrínsecas . Y dirá que por supuesto existe pasaje de un sistema a otro, pero
que eso no impide que cada sistema sea homogéneo por su propia cuenta.
Tienen un sistema de lenguaje chabacano, cuyo estudio lingüístico pueden
hacer, y tienen luego un sistema de lenguaje mundano, cuyo estudio lingüís-
tico también pueden hacer. Cada uno estará definido por sus constantes. Me

2
Cf. Marce! Proust, En buscadel tiempoperdido, tomo 4: aSodoma y Gomorra».

122
¿Que rs un rmmoad o>fJ problema dr la rt'Ítzczonmtrt' enunciado-<
y 1·isibilidadrs.
- -- -- ·- --
¡ •.w, v entonces que estamos siempre tomados -y lo que digo vale para toda
l., l111gi1í stica- por esta exigencia de las pseudo-ci encias ... No, ret iro lo que
ilw .. [risas]Estamos siempre tomados por esra exigencia ciencífica: o bi en
, 1111 ,1;11nesintrín secas, o bien variable s extrínsecas .
..l)ué es entonces un enunciado? Y bien, un enunciado no es una pro-
l"' "il iún ni una frase . Porque una fras e -aca bamos d e verlo- está hecha de
'-'T,111t ·nto s ca da uno de los cual es pertenece a un sistema hom ogéneo , y una
11111¡io sició n está por entero .en un sistema homogéneo. Un enunci ad o «a la
l 1111l :1ult» no es ni una frase, ni una prop os ición. ¿Por qué? Porqu e aquello
,¡11< lo d efine es la variación inh erente que lo ha ce pasar, intrínsecamente, de
1111 , i.qema a otro . Lo cual qui e re decir que un enunciado es ins eparable de
1111 l .11npo de vectores.

1111enun ciado es in separable de un campo de vectores, siendo los vectores


l.,,. lk chas di recc ionale s por las rnal es el enunciado no cesa de pasar de lll1
... .,, rnLl a otro, de otro a un tercero, o d e volver al primero . N o tendrán el
¡•,·di! de un enunci ado si no siguen esas flechas. Y si un lin gü ist a di ce: «Pero
, -.I'"' razon es extrín secas», eso no es verdad, puesto que el len guaje las expr esa
, , ,11v;triable s intríns ecas.
l·J rnunciado es la varia ción inherente, la varia ció n intrín seca por la cual pa so
1 1111 L"esode pasar d e un sistema a otro. En otros términos, no ha y enun ciado
11,11110 béneo. La heterogeneida d es la regla del enunciado. ¿Por qué? Solo hay que
, 1,,.,r,t· llevar. . . Es la reg la del enunciado porque el enunciado tien e efecriva-
111 , 111t· una regularid ad, pero no tiene homogeneidad alguna. La regularidad del
, 11111 1ciado es su regla d e pasaje. Las reglas del enunciado son lo co ntrario d e las
1,·¡·,l.1, propo sicional es. Las reglas prop osicionales son las reglas según las cuales
11111 prop osición perten ece a tal o cual sistema definido como ho mog éneo por
, , ,11,1;1ntes intrín secas. El enunci ado, por el co ntrario , solo tiene reglas de pa saje,
1,l'L1, de variaci ó n. Es eso lo qu e d efine su regularid ad . En orros términos, las
1,,•.l.1s del enun ciad o son reglas de varia ción, reglas que son ellas mism as va riables .
l lc allí la co mpar ació n que hacía con el lin güi sta Labov, cuan do d ecía que ,
1 1111mo do de ver, Labo v es el úni co en haber v isto algo fu nd a mental: que
1111l1.1hía sistema hom ogé ne o en la lengua. Y me impr esiona h asta qu é punto
, 1 , 1i.ílogo , la pol é mica Labov-C h omsky es, co mo todas las pol émica s, un a
I '' ,k lllica entr e so rd os . C homsk y le respo nd e a Labov aproximadam ente lo
11·_111,·nt e: «Evident em ent e, pero lo que usted di ce no tiene nin gún inter és.
1.,, lrn los lin gü istas sab en que, de hech o, una lengua me zcla va rios siste m as.
1·, , " ,s u no tiene nin gú n interé s por qu e un esrudi o científi co d e la len gua

, ,¡,, , o mi enza a partir del mom ento en que, po r abstracc ió n , di stinguimo s


, 1, I11.t s homog én eos». Y Labov di ce : «Esa no es la cuestión ». Lo qu e Labov

123
Cútsr 5

pretende es que no es legítimo separar en una lengua sistemas homogéneos,


puesto que no hay más que pasajes de un sistema a otro, y cualquier elemento
de la lengua es él mismo un pasaje, es decir, es inseparable de un vector por el
cual se pasa de un sistema a otro. De modo que un enunciado es estrictamente
inseparable de esas líneas de variación inherentes.
Desde entonces, cuando Foucault hable de una familia de enunciados, será
preciso sobre todo evitar un contrasentido. El contrasentido, que sería inducido
por la palabra «familia», con sistiría en creer que una familia de enunciados
es un grupo de enunciados semejantes, homogéneos en cierta forma. Ya
adivinan, espero, la enormidad del error. Lo que Foucaulr llama una familia
de enunciados es exactamente lo contrario, puesto que no hay enunciados
homogéneos. Lo qu e se llama enunciado es una regla, interior a la lengua, de
pasaje de un sistema a otro. Desde entonces una familia de enunciados está
hecha de enunciados heterogéneos por la simple razón de que cada enunciado
es él mismo het erogéneo consigo mismo. El enunciado es la heterog eneidad .
No hay enunciado y no hay fragmento de enunciado que no sea ya pasaje
de un sistema a otro que difiere cualitarivamenre de él. Simplemerne hay
que encontrar el enunciado, y encontrarlo será encontrar codas las lín eas de
variación inherentes que lo trabajan. Entonces, pue sto que cada enunciado es
ya heterogéneo consigo, solo hay agrupamiento s de enunciados heter ogéneo s.
De modo que una familia de enunciados será simplemente el grupo de los
enunciados entre los cuales hay regla de pasaje.
Entre paréntes is, si comprenden todo esto, comprenden al mi smo tiempo
por qué Foucault puede dec ir: «Jamás he sido escructuralista». ¿Qué es una
estructura? Yo no había usado la palabra para qu e no sea demasiado com-
plic1do, pero ahora es simple . Por definición, una estructura es un siste ma
determinado corno homogéneo en función de constantes intrínsecas. Incluso
si esas constant es son relaciones, va de suyo. No digo que las constantes sean
forzosamente términos. En fonología las constantes son relaciones fonológicas.
De modo que podemo s progresar un poco en la terminolo gía qu e Fou cau!t
escoge para sí. A saber, cada vez que en La arqueologiadel saher encu en tren
«familia de enunciados », sobre todo no crean que se trata de enunciados
homogéneo s. Es un medio de dispersión. Una familia de enunciados es un
medio en el cual los enunciados se di seminan, se distribuyen.
Desde entonces, el campo de vectores que es constitutivo del enunciado -el
campo de vectores, es decir las reglas de pasaje de un sistema a otro al nivel
de un enunciado- va a definir lo que Fou c:rnlt llama el espacio asociado o
adyacente del enunciado. El enunciado se definirá por s11esp acio asociado
o adyac ente . ¿Qué es el espacio asociado o adyacente? ... Hmmm ... ya no sé

124
cindr/ t:I.¡,mbl ,·mn de La rrlnción mtrr munciado .<y 1,i.<
¿Que t'.<1111 m1111 ibilidndr.<
.

1,, , ¡ue quería decir . . . Bueno, es el campo de vectore s. Ustedes co mpr end en
q1l l' esto es esencial. Quizá se sorpr endan menos cuando, más tarde , veamos
,¡111 · l;oucault no s dice tambi én qu e un a curva es un enunci ado. En todo caso,
, 11.dqui er enunc iado se define por el campo de vectores gu e le está asociad o.
l{eromen el t:iempl o (¡ue les dab a co n Kraffr-Ebin g. Espero haberlo vuelr o
111 :is claro. En un a misma frase, Kraffr-Ebing pasa de 1111 sistema , el alemfo
n dnd ar, a otro sistema , el latí n. ¿Qu é dirá un lingü ista? Dirá: «¿Ven ? Hay dos
•,Í\l t:n.as ho mogé neos, el sistema alemán y el sistema latín ». Y añadirá : «D e
.1c 11<.:rdo,Kr;iffr-Ebing pasa en la m isma frase del sisrem a ;;ilemán al sisrema
l.11í11 , definid o c Hfa un o por sus co nscrnte s. Pero eso no tiene ningún inrerés
1•:1r:1 nosotr os , lin güistas. ¿Por qu é? Porqu e sucede por razones extrí nsecas.
, lt rwn es extrín secas de qu é nawr aleza? El pudor o la censura . Lo qu e tien e
¡ ,.1r;1 decir es demasiado cru do, enton ces se pone a hablar en latí n».
Me parece qu e Foucault dir ía: ,,De nin gún modo . De acuer do , result a qu e
, , po r razones extrí nsecas gu e d e golpe se pone a hablar en larín. Pero eso
11n quita gu e al nivel del enun ciado haya reglas de pasaje intrín secas, h aya
1111 :1lín ea d e variación inh eren re, y qu <::1m enun ciado de Kraffr-Ebin g pueda
-.n definid o co mo 11ncamp o de vector es c¡ue determina el pasaje del sisrem ;1
.il!'lnán al siste ma lat ín. En otros términos , el pud or y la cens ura no pu eden
·.n simpl emente co nsid erados com o variables ext rín secas, son tambi én, de
11unera inh erente en el enun ciado, reglas de pasaje)).
Y si consideran cua lquier enun ciado, verán qu e existe un equi valent e. 'lod o
-.1,tl'ma, rodo enun ciado, esd entr e varias lengua s y pasa d e un:i. lengu a a otra .
1; t111e11 un enun ciado cienrífico rnalq t1iera. Fo11c rnlr da 1111 mu y bu en ejemp lo,
¡ 1.igin:1.48 d e La a rqueología . Tom a el ejempl o de un enunciad o clíni co en
,·I , iglo XIX, de un enunci ado de med icina clínica . .. no , no es de med icina
, linic:i.,creo que es un enun ciado de anarnmí a p atológica ... no importa. Es
1111l'nun ciado tipo Bicha r o Laenn ec. Y nos dice: Si existe unidad-en dicho
, 11t111 ciado- el principio no es, pues , una forma determina da de enunciados -es
, 1, ci r, el principio no es un sistema hom ogéneo-. ¿no sería mds bien el conjunto
,/,·lm reglas que han vuelto simultán ea o sucesivamente posibl es- la enum eración
l.1 :1grego yo- en prim er lugar, descripciones puramente p erceptivas - es deci r
, 111111 ciado s de descripción- pero tambi én, en segund o lugar, observaciones
1 11,·rlit1tizadas por instrumentos-es decir, enun ciados instrum ent ales-, en tercer
l11r.:ir, protocolos de experiencim de Laboratorios -e nun ciado s de proto colo-,
, .1/rnlos estadú ti cos -tambi én un tipo de enun ciado d iferente- , reglamentos
·,,,, it 11<-"io
nales. prescripcione .( tempéuticas:>1

' \ ,lichel fo ucault, La arq11eologladel saber, op. cit. , pp. 55-56.


125
Clase5

Un enunciado de anatomía patológica en el siglo XIX - y se dirá otro tanto


de cualquier enunciado- está montado sobre un co njunt o de sistemas. Nu nca
se reduce a un único sistema, sino que consiste en un campo de vecto res que
nos hace pasar todo el tiempo de un sistema al otro. Y nunca se encontrarán en
la situación de un sistema homog éneo en equilibrio. Nunca. ¿Es un sueño de
ciencia? No, quizá es un sueño de pseudo-ciencia, puesto que desde el mom ento
en que la ciencia avanza destruye sus propios sistemas de equilib rio. Vean la
física, la q11ímica, etcé tera. Nada pl!ede definirse en eq11ilibrio.
Bueno, esto es lo que quería decir, he aquí el primer punto. Diría que este
primer punro me permite definir el enunciado co m o función pr imiti va - lo
digo por comodidad, aunque Foucault no empl ea este término-, en el senti-
do en que las matemáticas distinguen función primitiva y función derivada,
la primitiva y la derivada. Digo entonces que el enun ciado como función
primitiva es el campo de vecto res asociado al enunciado, es decir su regla de
pasaje, que no es más gene ral que él. Son reglas que no son más generales que
el enunciado , cont rar iamente a lo que pasa en la lingüí stica y en las estructuras.
Es de cir, siempre el enu nciado como regla de pasaje d e un sistema a otro, a
cua lqui er nive l que lo tomen y por pequei'lo que sea el element0 que conside-
ren. De m odo que, por namrale z:1, un enun ciado no puede ser sepa rado de su
relac ión con otros enunciado s, puesro que su regla es la heterog ene idad. De
allí la ide a de la famili a de enun ciado s o de lo que Fouca ult llamará a veces
un a «multipli cidad» -y él opondrá la multiplicidad a la estructura -.
Ese es el primer punto: la función primiti va es el campo de vectores aso-
ciad o. Es esto lo que quisiera que esté muy claro. Ahor a debe estarlo . ¿No hay
problemas, no hay preguntas?
De allí es que había inic iado el otro aspecto , una segun da gran diferen cia .
Segunda gran diferen cia q11eesta vez ya no refiere -como acabamos de ver- a
la relac ió n del enun ciado con otros enun ciados con los cuales forma una fa-
milia en virtud de las reglas de pasaje, ya no a las reglas de variación inhe rente,
sino a la relación del enun ciado con aq u ello qu e le sirve de sujeto, de objeto
y de co ncepto . Y el gran tema d e Foucault será que el sujeto del enu nciado ,
el objeto del enunci ado y el co ncepto del enun ciado. son funciones deri vadas
del propio enunc iado. Y se puede definir el enunc iado ya no co mo función
pri mi tiva, sino por relac ión a sus funciones der ivadas. Podemos defi nirl o por
sus funciones derivadas , es decir, el lugar del sujeto, el lugar del objeto y el
lugar del concepto.
Lo cual sign ifica que ya sabe mos qué esperar: que el sujeto del enunciado
no sea lo mi smo que el sujeto de la frase o d e la p ropos ición, que el objeto de l
en un ciado no sea lo mismo que el objeto de la proposic ión, y que el co ncepto

126
¿Que c.<un mmuúdo? .U problema de l,1relación mtre rnunci,ido .<_v z•i.<
ihilidnde s.

,1, 1 rn11nciado no sea lo mi smo que el signifi cad o d e la palabr a. Al nivel de


, ·,1< \cgund o domini o vam os a reencontr ar, enton ces, los mi sm os result ado s

I"1" hajo otro asp ecto.


Y Lis funci o n es de rivadas d el enunci ad o y;i no aparece n -en la terminol ogía
, 1, 1ou cault- en un espac io asoc iad o o ady;ice nr e, co m o la fun ció n primiti-
1 1 l .;1s fun cio n es de rivadas - es d ecir el suj eto d el enun cia d o, el objeto d el

, 111111 ciado , los co n ceptos d el enu nciado- aparece n en un espac io correl ativo
,1, I v111 ciad o . De modo q 11e el en u nciado se defin irá a la vez po r su esp ac io
111
, .... < iado -el ca mp o de vecto res- y p o r su espac io co rrel at ivo, qu e aún n o
11,111< ,s defi nid o, pero d el cua l sabe m os qu e expo ne el sujeto d el enunci ado ,
, l , .!1jcto del enun ciad o y el con cepto del enun ciad o .
l'.1ra mí está compl eto ... Eso es todo [risas]. ¿Va bi en este prim er p unt o?
111·. 1\lo mu ch o en rudo esro . Pues to qu e se pu ede d efi nir el enun ci;:¡d o tant o
I" 1 1 \l l fun ció n pri m itiva - eso está h ec ho, y en la m edid a en q u e no te nga n
1•11-r .11ntas pa ra planre;i r, está adquir id o-- co m o po r sus fun cion es de rivad as.
1111, nte m os ent o nc es de lermin ar las fun cio nes d erivadas . C reo qu e lo vim os la
, d11111:ivez y estábamos en eso, pero es tan delicad o que m e p reoc up ab a retoma r.
Vimos el prim er asp ecto, la prim era deriva d a de l en u ncia d o . A sab er: ¿cuál
, -. el sujeto del en unciado? Y Fo u caulc nos di ce que el sujeto d el enun ciad o
1" , ,·\ en ab so lut o el sujero d e enun ciac ió n d e la frase .
1 h b íam os visto có m o el lingü ista p o día asig nar el suj ero d e enuncia ció n
, 1, l.1 frase, en el ni vel d el d iscur so , b ajo la form a de l embr agad or o del sui-
1, lnrnc ial. H abía ro m ad o co m o ej em p lo t ípi co la lin güí sti ca d e Benve ni ste,
, 1 ·\'º " co m o pr im era p erso na, pero verd ad era p ri me ra perso na , es d ecir
, 1111 111sui -refe ren cial. «Yo paseo ,, no es un verd adero «yo ». ¿Po r qu é? Porque
, ·. 1111,,_yo,,es tri ct am en te asimil ab le a un «él,,. No hay dife ren cia d e n atur aleza
, 111,,. Lis p ro p os icio n es «yo p aseo » y «él pasea ». Si d icen «yo p aseo», n o h ay
, l1li-1<:ncia de na tur aleza con «P ierre p asea ». En camb io , si d ice n «yo juro»,
11.1 1 1111a di feren cia d e nat u ra leza co n «él ju ra ». ¿Porq u é? Po rqu e cua nd o di cen
· • 1 ¡11r:1,, d esc ribe n , exacta m ent e com o cu an do d ice n «él pasea,, o «yo paseo ».
1 11.111110 di ce n «yo jur o,, n o d esc ribe n, jur an , es d ecir lo hacen . C uando di ce n
, " 1);1seo ,, no lo hace n . C uan do d ice n «yo ju ro,,, ju ra n . En o tro s tér mino s,
, 1 · vn ,, d e la prim era perso na n o es aqu i asim ilab le a un «él», pu esto qu e
, ,1.111do di ce n «él j ur a,,, no h ace n nada, d esc ribe n. C uand o di ce n «yo j uro ,,,
• ·. "' ra cosa. Allí tien en un tope. Se to pan co n la irr ed ucti b ilid ad d el "Yº " a
1111 ··• 1,-. Es decir, con el «yo» como pr im era p erso na pu ra. co m o embra gado r

•, , , ,1110sui-refere nc ial.
.\ l1Pra b ien, qu izá es verd ad . fouca u lt di ce qu e q uizá es verdad par a el sujeto
,¡, , 1111nciación de la frase . ¿Pero es ve rdad p ara el enun ciad o? N o. ¿Po r qué?

127
Ua.,e.5

Porque es cierro que la frase deriva de un sujeto de enunciación, el sujeto que


la pronuncia. Pero el enunciado no deriva de su sujeto. Incluso es lo inverso, es
el lugar del sujeto el que deriva del enunciado. De allí que yo diría literalmente
que el lugar del sujeto es una función derivada del enunciado. Todo depende
del enunciado. Dado un enunciado, él remite a una posición de sujeto muy
variable según su naturaleza.
Pero noten entonces que volvemos a encontrar lo mismo que hace un mo-
mento. Y no es una sorpresa. Hace un momento decía que las concepciones
lógicas o lingüísticas operan por constantes intrínsecas/variables extrínsecas, y
que el enunciado nos presenta un dato completamente distinto: las líneas de
variación inherentes o intrínsecas. Si vuelvo ahora a la concepción del sujeto
de enunciación de la frase en Benveniste, diría que es lo mismo: opera por
constantes intrínsecas y variables extrínsecas.
En efecto, ¿cuál es la constante intrínseca? Es b forma de la primera persona,
es el embragador como constante intrínseca, de donde va a derivar, cualquiera
sea, la frase. Toda frase deriva de un sujeto de enunciación, es decir de un «yo»
primera persona que actúa, no como sujeto del enunciado, sino como sujeto
de la enunciación. Diría que el embragador es una constante intrínseca. Y
en efecto, si se me pregunta quién es «yo», respondo que lingüísticamente es
cualquiera. Es decir, es ,,yo» aqLtelque lo dice, es ,,yo» aquel que dice «yo». Esto
señala bien hasta qué punto «yo>,es lingüístic:imente una constante intrínseca
de lo que Benveniste llama el discurso.
Digo que toda esta manera de pensar opera por constantes intrínsecas y
variables extrínsecas. ¿Qué es la variable extrínseca? Es aquel que dice «yo».
Es decir, puede ser cualquiera. Es «yo» aquel que lo dice. En la fórmula ,,Es
'yo' aquel que lo dice» han reunido la posición de una constante intrínseca y
el juego de las variables extrínsecas: puede ser usted , usted, usted o yo.
No hay que sorprenderse de que todo cambie al nivel del enunciado. El
enunciado remite a una posición, a un lugar de sujeto fundamentalmente
variable. Es una variable intrínseca. Lejos de que el enunciado derive de una
posición de sujeto constante, una posición relativa de sujeto deriva del enun-
ciado y depende de su naturaleza. Es decir que el sujeto del enunciado, como
dirá Foucault. .. no, no lo dice ... pero no importa, lo piensa ... es una variable
intrínseca. La posición de sujeto del enunciado es una variable intrínseca que
se deduce del propio enunciado.
De allí los ejemplos que les daba b vez pasada, (1ue son ejemplos del propio
Foucault. Un texto literario tiene un autor, he allí Lma posición de sujeto.
Pero una carra no tiene un autor, tiene un signatario. Un contrato tiene un
garante. Una selección de textos tiene un compilador. Etcétera. Todas esas

128
¿Que es un m11nci11do
? El problema de la rl'lación entre enunciado.<
y z•isibilidade.,.

•,1111 ¡" ,,iciones de sujeto que no pueden reducir a la forma de un «yo ». Son
111111 1e>11cs derivadas del enunciado, son variables intrínsecas del enunciado.
Y 111;Ísaun, yo les recordaba que un mismo enunciado puede tener varias
I" ,·-1,1unes de sujeto. Les decía la última vez que una cana de Madame de
',, 1·1¡•.11L· tiene evidentemente un signatario, que es Madame de Sévigné en la
1111 di.la en que su carta está dirigida a su hija. Pero remite también a un autor
, 11l., medida en que circula en los medios literarios del siglo XVlI y su hija
, 11111 g;1 copias y la ofrece a la lectura. Desde entonc es Madame de Sévigné es

1111 .n11or.Volvamos al caso de" Prousr. El texto de l:,n buscadel tiempo perdido
"11111ca un autor que es Proust, posición de sujeto, pero pasa también por un
11.111 .Hlor, que no es lo mismo que el autor y que es también una posición de
·.111c11 ,. Qué relación existe entre el :iutor y el narrador es un problema que, por
, 1rn1plo, críticos muy profundo s como Genette, o como Banhes, han estu-
.J1.11lo muy de cerca. La última vez les mencionaba el discurso indirecto libre,
,¡,w me interesa de manera especial como un caso muy bueno, precisamente,
,1, ,·1iunciado que remite simultáneamente a vario s sujetos insertos unos en
, ,11,1\ . Es un enunciado que tiene varias posiciones de sujeto .
l liría entonces que el sujeto es una variable intrínseca del enunciado. Deriva
, lt-1vnunciado, y no a la inversa . Y esas posiciones de sujeto pueden ser múl-
' q ,k, -ven siempre el cerna de la multiplicidad en Foucault- para un mismo
, 11n11ciado.La posición de sujeto no solo varía de un enunciado a otro. Lejos
,le que todos los enunciados tengan una posición de sujeto común que sería
, 1 -.11jcrode enunciación, el «yo », aquí no solamente varía de un enunciado a
, ,11,,, sino que un mismo enun ciado tiene varias posiciones de sujeto.
,:(Jué son entonces esas posiciones de sujeto? Hay que decir que son mo-
, 1,il.Kiones. ¿De qué? De una tercera persona. Son las modulaciones de una
1, 11,·r:i persona, es decir las variaciones intrínsecas de la tercera persona , de
,111¡/ infinitamente más profundo que todo «yo>,4 •
/lué es este iP. Del mismo modo que hace un momento les decía que
¡ ,1,·\ten atención al «yo» de Benvenist e, que no es cualquier «yo », que es el
·· 1, , .• de la enunciación, que no es el «yo•• de «yo paseo» sino el de «yo juro ,,,
d 1111:1 diría -pero esto invierte codo- que el il de Blanchor o de Foucault no
, ·. 1uJ.lquier tercera persona. Ellos inv ertirían completam ente el esquema.
1 •11un incluso que sí, que el il de ,,él pasea», en el sencido de «Pierre pasea»,
, ..,,¡milabl e a un «yo,,. Harían las reducciones inver sas. ¿Cuál es el verdadero
,/ 1-.~el ,,se». Es el «se» inasignable ' . Qui en es cono cen :1 Blanchot recuerdan

' Ver clase 4 1101.a 18.


· Fn fran cés On.

129
Cla.<e5

las muy bellas páginas so bre «se muere>,, idea infinirameme más profunda y
expresión infinitamente más profunda que «yo mu ero» . «Se sufre». Esa es la
terc e ra persona. Elevar algo, elevar una expresión a la potencia del «se».
¿Y qu é si~nifica ya en Blanch or la incensa valorización del «se»?Significa algo
muy simple: codas las posicione s de sujeto no son más que la modulaci ón de
un <<Se>,anónimo, de un «se» qu e es una no-per sona . Se diría que es un Ben-
venisce co mpletamente invertido. El secreto del enunciado está del lado de la
no-persona . Cuando el «se» se desprend e del il ya ni siquiera se pued e hablar
de una tercera persona, se alcanza el dominio de la no -persona . Y las posi cio nes
de sujeto son las variables intrínsecas de la no-persona, las variables intrín secas
del <<Se». «Se habla ,>:los sujetos , cualesquiera sean , como sujetos del enunciado.
Y los sujetos del enunciado son las variables intríns ecas del «se habla ».
Me pr eguntarán ustedes qué quiere decir «se habla ». Hay un texto de
Blanch o c que encuentro particularmente caurivanre, en el que se propone
comentar a Kafka . Lo leo. Ni siquiera quiero com ent arlo .. . La cuestión es si
les dic e algo, lo que sea . Está en la parte del fuego, pág. 29. Es a propósito de
Kafka. Creo que es el texto en el que Blan choc se las agarra más ní t idamente
con los lingüi stas y con la teorí a de los embragador es . . . Implícitamente,
puesto que no dice nada, está sobrentendido . No me basta entonces con escribir
«yo s~y desdichado». En tanto qut no escribo nada más, estoy dema siado cerca
de mí, demasiado cerca de mi desdicha como para que esa desdicha devenga ver-
daderam ente La mía bajo el modo del Lenguaje. Todavía no soy verdaderamente
desdichado. Solo a partir del momento en que Llegoa esta sustitución extraña: «él
es desdichado,,, el Lenguaje comienw a constitu irse en Lenguaje desdichado para
mí, a esbozary a proyectar Lentamente el mundo de la desdicha tal como se realiza
en él Entonces quizd me sentiré CUl'stionadoy mi dolor se experimentará sobre
ese mundo del cual está ausente, en el cual está perdido y yo con él, en el cual no
puede consolarse. apaciguarse. ni compadecerse, en el cual, o.:traño a sí mismo, no
permanece ni desaparecey dura sin posibilidad de durar. Poesía es ent rega. Pero
esta entrega significa que ya no hay nada que entregar, que rne he encaramado en
otro en el que sin embargo no me encumtro 6 .
Bueno, he aquí qu e las posi cione s de sujeto son las variantes intrín secas d e
un «se habla ». Y cuando Foucaulr retoma este cerna de Blanchor , lo renueva
de man era mu y profunda . ¿Por qué? Porque -y no quisiera vo lver sobr e esto,
hago solo un empalme- recuerdan ustede s qu e hemo s visto ha sta qué punto
la teor ía del enunciado en Foucaulc ten ía nece sidad de un «se habla ». ¿Y cuál

6
Maurice Blanchor, La part du jeu, pp. 29 -3 0. (Ed . Cast.: La parte del fuego,
Arena, Madrid , 2008) .

130
¿Qui e.<un enunciad o? El p roblnna d,· /.areuzción entre enunciados,vz•isibilidade.<
.

, -.el estatus de ese «se habla » en Foucault? Si digo que tiene nece sidad de un
..•,e- habla », no hay todavía diferencia entr e Foucault y Blanchoc. Hab ría que
,In ir incluso que Foucaulr recibe su inspir ación de Blanchor . Y es cierro. No
n qu e romp a con Blanchot , es que va en una dirección que ya no es la de
l\hn chot cuando intent a determin ar por su propia cuenra la natural eza de
,v «se habla ,,.
Vimos lo qu e era en Foucaulr ese «se habla », cuyas var iant es son toda s las
I '' •.\icione s de sujero : es lo que llam ará, en Laspalabrasy lascosas,el ser-len guaje ,
, 1 .\l ' f del len guaj e, es decir. la man era en la qu e el lenguaj e se agrupa en cal
1111,m e nto , manera ella m isma mu y vari able. Una vez mis , la m anera en qu e se
.,,.,nip a el lenguaj e en la época clásica , en el siglo XVII, no es b misma m aner a
que en el siglo XIX. El ser del lengu aje es siempr e en ron ces un ser histórico, y
, \ IP qu e con sriru ye la figu ra del «se hab la» en ral m omen to. O bien lo qu e La
,m¡ueologia del saber no llama «el ser del len guaje,,, como Laspalabras_ylas cosas,
1wrn es su equi valent e: el hay lengu aje. El ha_ y del lengu aje qu e es tambi én un
/,,,v histó rico, pue sto que va ría según las épocas. Un a vez q ue se dan el ser del
l,·nguaje , un a vez qu e sup ieron determ inar el ser del len guaje o el hay lenguaj e,
n d ecir el «se habla », todas las po sicion es de suj eto de los enun ciados de la
, ¡1oc 1 corresp o ndi ente devienen var iant es intrín secas de ese «se».
Es mu y curio so. Yo le at ribu yo una importancia enorm e a estas co ncepcion es
, ¡11c luch aron , qu e combatieron roda perso nolo gía, incluid a la perso nología
l111 güísti ca. Es mu y cu rioso que la perso nol ogía ha ya enc ontr ado un refugio
, 11 h lin güístic a con la teoría de los embra gadores. De allí qu e m e pare zca

111t1 y important e la elevación d el «se» y de la tercera pe rso na en cierto núm ero

,k ;1uto res. H abr ía qu e remit irse inclu so al libro de un gran aut or americano ,
11 11i nghetti , que ha habl ado d e cuartapersona del singular. Es un texto mu y
1111p ortan te . En efecto , habrí a qu e dec ir qu e el «se» y el il irredu ct ib le al il
.. ,din ario, ese «se» com o co ndición del lengua je, es efectivament e com o una
, ·,¡1l'cie de cuart a per son a.
Y ent onces yo creo qu e entr e los texto s m ás co nm ovedores de Foucaulc se
, 11tuencran esos en los qu e nos di ce a su m anera, de un a m aner a mu y dis-
' ,.-u , qu e personalment e solo desea eso, ocup ar su lu gar com o un a variant e
11111ín seca d el «se habl a» de su épo ca. Por eje m plo, al co mi enzo del di scur so
1111i I u lado El orden del discurso,qu e es efectiva m ent e un discur so pro nunci ado

¡·•,r 1:oucaulc, encu entr an el siguient e texto: M e habríagustado que detrásde mi


i,.1 ¡,,1 una voz que hable asi: «Hay que continuar,yo no puedo continuar. hay que

( f Lawrence Ferlin gherri, «H e. To Allen G insb erg before 'Th e changc ',,, 1959, en
·,t.,,1i11g o/San Francisco,Poemsby Lawrencefrrl inghetti, New Di rections, 196 1, p. 26.

13 1
Clme 5

decir palabras en tanto las haya, hay que decirlas hasta que me encuentren -ellas,
las palabras-, hasta el momento en que me digan -extraña pena, extraña falta,
hay que continuar. quizá ya está hecho, quizá ya me han dicho -las palabras-,
puede ser que me hayan llevado hasta el umbral de mi historia, ante la puerta que
se abre sobre mi historia; me extrañaría si se abriera 8 • En el tínal, <¡uees cómico
-«me sorprendería si se abre la puerta de mi historia»-, seguramente han
reconocido de inmediato al autor de ese texto. Es uno de los grandes autores
del «se habla)), del gran murmullo: Beckett.
Ocupar su lugar como variante intrínseca del «se habla». Habrá un lugar
Blanchot, habrá un lugar Foucault, habrá un lugar Beckett. Después de
todo, aquellos que no aman ese lugar no llegarán a él. Quiero decir que los
personólogos ocuparán otros lugares, pero en un mundo que no será el de
los enunciados.
Y otro texto que ya he citado, la conferencia de Foucau!t intitulada «¿Qué
es un autor?» termina así: Se puede imaginar una cultura en la que los discursos
circulen y sean recibidos sin que la función-autor aparezca nunca. En efecto, si
,,autor» es una posición de sujeto entre otras, se puede concebir una civiliza-
ción que no conlleve esta derivada, que produzca enunciados con funciones
derivadas, pero no tenga la función-autor. Entonces: Se puede imaginar una
cultura en la que los discursos circulen y sean recibidos sin que la función-autor
aparezca nunca. lodos los discursos, cualquiera júera su estatuto, su forma, su
valor, y cualquiera sea el tratamiento que se les haga sufrir, se desarrollarían en
el anonimato del murmullo. Ya no se escucharían las preguntas machacadas por
tanto tiempo: ¿quién habló realmente?, ¿es efectivamente él y ningún otro?, ¿con
qué autenticidad, o qué originalidad?, ¿y qué ha expresado de lo más profundo
de si mismo en su discurso? Se escucharían otras preguntas, como estas:¿cuáles son
los modos de existencia de ese discurso? -es decir, ¿de qué familia de enuncia-
dos se trata?-, ¿desde dónde se ha sostenido, cómo puede circular y quién puede
apropiárselo?, ¿cuáles son los emplazamientos que están dispuestos para sujetos
posibles?-es la pregunta por el sujeto del enunciado-, ¿quién puede llenar esas
diversas fimciones de sujeto? Y, detrás de todas estas preguntas, no se escucharía
más que el ruido de una indiferencia: ¿qué importa quién hablé')
Entonces, tenemos al menos una primera respuesta a nuestra segunda
pregunta: ¿cuál es el espacio correlativo del enunciado? Yo diría que el espacio
correlativo del enunciado es el orden de los lugares para sujetos posibles en
el espesor de un «se habla». Son las funciones derivadas del enunciado. Ven

Michel Foucaulr, El orden del discurso, op. cit., p. 3.


() Michel Foucaulr, «¿Qué es un autor», op. cit., pp. 60-61.

132
¿Que rs un omncindo; El problema de In relación entrr enuncind05y ,,isibilidndes.

,¡11cya no defino el enunciado como un campo de vectores, como hace un


1110111enro, sino tp1e lo defino como un orden de los lugares y de los sirios en
, 1 «se habla», en el hay lenguaje. Por eso digo que el sujeto del enunciado,
l11nción derivada del enunciado mismo, no tiene nada que ver con el sujeto
,k b enunciación de una frase. Y no descubrirán un enunciado si no señalan
c.11sujeta como un lugar, como dice Foucault, «en el murmullo anónimo».
Noten que en particular el nombre propio toma una función totalmente
di:-;rinta.Ya no es una figllra del «yo», una figma del embragador, es una variante
11llrÍnsecadel «se». Es bajo ~1i nombre propio que soy menos «yo». Y en efecto,
\'t1csrro nombre propio no enuncia una personalidad, enuncia -lo cual es com-
f )lctamente distinto- una singularidad, es decir vuestro lugar en el ,,se habla».

Habría que hacer lo mismo para el objeto del enunciado y para los con-
' cpros del enunciado. Y si llegarnos a hacerlo, podremos decirnos que hemos
1nminado este punto muy delicado sobre el enunciado. Yo decía que la
1111güísrica,no solamente al nivel de las proposiciones, sino también al nivel
<kl sujeto, opera por constantes intrínsecas/variables extrínsecas. Constantes
11llrinsecas: el embragador. Variación extrínseca: ::i.quelque viene :i ocup:ir el
111µ,:ir,aquel que dice «yo».
Consideremos el objeto, el objeto de la proposición. Al nivel del objeto de
l.1proposición -no del enunciado- vamos a encontrar lo mismo. A tal punto
<¡uc esto se vuelve monótono ... Pero cuanto más monótono, más claro es ...
( reo yo ... cal vez, no es seguro.
¿Qué nos dice, en efecto, la lógica de las proposiciones? Nos dice que una
¡,rnposición tiene un referente. O bien, en lugar de referencia, se puede decir
1111cncionalidad. Es decir que la proposición apunta a algo. Y no es por azar
, ¡uc los teóricos de la proposición se han reencontrado, como con naturalidad,
, <,n un vocabulario fenomenológico sobre la intencionalidad. Vean reciente-
111cncea Searle ... Pero no importa, me mantengo en cosas muy gruesas. Yo
di ria que la referencia es una constante intrínseca de la proposición. Toda
l'rnposición apunta a algo. Toda proposición apunta, pongamos, a lo que se
11:illlaráun estado de cosas. Es su aspecto «designación,,. La referencia es una
, (,nstante intrínseca de la proposición. Dicho esto, que efectivamente haya o
1111 un estado de cosas es una variable extrínseca.
Digo «la me sa es verde», es una proposición que apunta a un estado de
, (1\;1s.Resulta que la mesa es blanca. Por tanto no hay, ::i.quíy ahora, un estado
, le cosas que llegu e a completar mi pretensión, mi intención proposicional.
l \1cdes compr end en , el propio estado de cosas es un:i variable extrínseca a
l.1proposición, eso va de suyo. Pero que la proposición apunte a un estado
, 1, rnsas es una constante intrínseca de la proposición. No es complicado.
Clmt'5

Enton ces , se pu ede inclu so hacer escalas . La prop os ición «la me sa es verd e»
conserva todo su sentido aun cuando no ha ya estad o de cosas que llegue a
cumplir la intención, es decir aun cuando esté apoyad o sobre una mesa blanca .
Ha y un es tado de cosas posible , la propo sició n apunta a un estado de cosas
po sible. Es posibl e, sería posible que la m esa fuera verde.
Orro eje mplo: «Encontré un unicornio ». Ustede s n o ign ora n -en fin, se
cree- que los unicornios no existen . O bien : «Encontré un hada ,,. Us tedes
saben que las hada s no existen. O bien: «En co ntr é un vampiro>>. Se di ce que
los vampiros no existen . No es tan seguro, pero supongamos que no existen.
Mi proposi ción tiene siempr e una referencia , es una con stant e intrín sec a. Solo
que esra inten ción no es esta vez como la de ha ce un momento , esta inten-
ción no puede ser cumplida. ¿Por qué? Porqu e la rea lidad del mundo físico
excluye que ha ya vampiros en el mundo . Entonc es no pude haber encontrado
un vampiro. Diría que la re ferencia de mi prop osic ión queda vacía. Esto es
lo que se 11,¡mará un a prop os ición ficticia , <le! ripo «en co nrr é t111 unicornio ».
Tengo entonc es esta vez una intención que no pued e ser cumplida. Ha ce un
m om e nto tení a un a int e nció n que podí a o n o ser cump lida . Aquí rengo una
inte nci ón que no puede serlo . Puedo llamarla una intención seg und a.
Puedo concebir inclu so una int ención tercera, si digo «el círculo es cua-
drado ,,, que es co ntradi cto rio.
Pero d e cualquier m an era la referencia a un algo es una constante de la
proposición . Que esta refere ncia sea efectuada o no es una variable ext rín seca.
Permanecemo s enton ces en una constante intrín seca y una variable extrín seca.
Pasemo s al en un ciado . Allí los textos d e FoucaLtlt en Ln arqueologúzdel
saber son muy, mu y difíciles. l engo la impre sión de que, en el punto en el
que estamo s, renemo s todo como para pod er co m pre nd erlos. ¿Q ué es lo que
pasa? Foll c rnlr nos dice qu e fin;._¡lmente, en la concepción de la referen c ia de
la propo sición, lo que está dado es siempre un mundo com ún. Está planteado
qu e el escad o dt..:cosas al cual se refiere la prop osición se halla en un nrnndo
común al sistem a homog éneo de las proposicion es. Ejemplo: «la me sa es verde,,.
La referen cia proposicional será efecrnada, o efeccuable, por un objeto en el
mundo re;¡I físicam ente d efini b le. «H e encont rad o tll1 v.1111pir
0>•es una inten -
ción vacía. pue sto que nin gú n estado de cosas en el mundo real física m ente
definible co rrespo nd e a eso . Pero puedo conceb ir, secu ndar i;¡menre , 1111 mundo
ficricio. y diré (}lit los vampi ros exisre n en el mund o de la ficció n. Por canro
defino siempre un mund o h o m ogéneo en relaci ón con ral sisrema homogéneo
de proposicione s. Lo mi smo co n «el cí rculo cuadrado ,>.dd iniré un mund o del
sin sent ido o del absurdo , mundo co mún a todo un conjunto de proposiciones
que se lla marfo los sinse ntido s. Esto es lo qu e Foucaulr 110 qu iere.

134
¿Que rs 1111rmmci ado?El problm m de la rrlacirin entre t mmciad os,v1•i.<
i bilidnd,·.•.
- - -- - -'-- - -

En La arqueologla del saber da u n eje mpl o : «La m o ntaúa de oro está en


11
< ::1liforni a» ' . Y pr egunta por qu é es u n enun ciad o. Di go ap rox im ad am ent e

lo qu e les di ce, lo cual en prin cip io va a p arecer mi sterio so . Di ce qu e es un


l·11110ciad o p o rque no basta co n in vo car la ficció n en gen eral. H ay qu e de cir
. 1 q ué reglas p recisas o bed ece esta ficció n pr ec isa - la monr a11 a de oro en Ca li-
lÍJrnia- co mo ficc ión geo lóg ica y geogdfica . A primer a vista l tn O se d ice: «Sí,
de acu erd o». ¿Pero qu é es exac tame nt e lo que quier e deci r?
·1omo un ejempl o d el mi smo tip o qu e me par ece m ás co ntun dent e: «U n
diamante grand e co m o el R itz». Esto d eb e evoca r algo en aqu ellos de ent re
t1stedes que h:in leíd o esa mu y b ella no v ela de fit zge r:ild 11• H abl o para los qu e
, o nocen 1111 po co de Fit zgera ld. Leo esro y esd firm ad o Firzgerald. Es d ecir
que el enun ciado co nti en e su pos ición d e suj eto . ¿Po r q ué? PodríJ. pr esent arlo
hajo la fo rm a de un a esp ec ie de adi vin anza : ¿cuá l es el am o r cu ya po ten cia d e
ficció n pasa co mpl et am ente por un tem a d e la vida ric , )' m od erna , po r un a
,·, pecie d e m od ernid:id rica , en grand es h o teles, y en la cuJ.l la aventur a de estJ.
vida m ovedi z~i. nó m ade, rica, pr ódi ga, va a en gend rar lo s tem as mi smo s de la
l1lc ión ? «U n d iama nt e gr and e co m o el R icz». A propósito d e 1111 enun ciad o
,e mejan te, f o ucaul t tendr ía razón al d ec ir qu e no se tr ata d e in vocar las leyes d e
l., ficción en ge neral. sino qu e hace falta dec ir cuáles leyes, cuá les reglas p rec isas
1utoriza n est:1 fant asía quím ic 1.y geo lógica : un diamante grand e com o el R irz.
M i respue sta sería q ue no h ay que invo car la ficción en gen eral, es evid en re.
Si tomo 1m au to r de ficc ió n . . . eh .. . de repenr e no m e vie ne ,l la me nr e ...
¡Pn raulc! Es evid ent e qu e en los cu ent os d e Perr ault no enco ntrar é di am ant es
;'.r and es com o el R itz. Usted es m e di rán: «Eso n o q u iere decir nada, no existí a
, 1 Ritz ,, [risas]. Sí, de ac uerd o , p ero podría enco ntr ar di am ant es grandes com o

, ;1.,cillos , y no los encuentro . Eso es un hech o , pero en rigo r po drí a enco n trarl os.
1 L1v pi edr itas m ág icas en Perrault , ¿por qu é n o h abr ía di am ant es m ág icos ? Sí,
, k acu erdo, pero los di am am es como cast illos so n algo m uy espec ial. Habr á
, 1 t1e h ace r int erveni r reglas pr ecisas di am an tes-cast illos . Las reglas pr ecisas
, li;1mant es-cas till os no son lo mi sm o qu e las reglas p rec isas d iam ant es-h otel
, , ,smopo lita . Q ue Lt ficción sea engen <lr a<la co m o resulrad o de u n p roceso
, 11s111 o po lira es algo q ne está firm ;1d o «hrzge rald ». Pu ed e est ar firm ad o po r
, 1 l ras perso n as , pero es un a pos ició n de su jeto pa rti cul ar, y eso repercu te sob re

, 1 o bjeto. ¿Qu é quier e d ecir esto ?

M ichel Foucauli. La 11
rqueolog1í1 riel s//her, op. cit., pp. 149-1 5 1.
1
"

'' Fr anci s Sco rr hi zgerald , Un dit1m,mte wn grande como l'I Ritz., N;i vo n a ,
1·. 11u :lo na , 2009.

135
Clme 5

Salto a otra cosa completamente distinta pues se trata de girar en torno de


un tema de foucault para intentar comprenderlo. Hay un texto de Sartre que
me interesa mucho. Dice que el sueño es algo muy delicado porque hay que
pensarlo entre otras dos cosas. ¿Qué son esas otras dos cosas? Por un lado , el
mundo de la percepción. Sartre desarrolla este tema en Lo irnrzginario12 , en
el capítulo sobre el sueúo . El mundo de la percepción es un mundo común.
Podríamos de cir también un mundo homogéneo . Es un mundo común a
una pluralidad abierta de sujetos . Todos nosotros estamos en el mundo, no
es complicado. Pero hay ocra cosa. Cuando uno se duerme, cuando uno está
a punto de dormirse, antes de dormirse realmente y antes de tener sueúos,
s11cede que 11110 riene -o bien pued e producirlo arrificialmenre apredndose
el ojo- imágenes de un tipo mu y especial que se llamarán imágenes hipnagó-
gicas, o bien imágenes pr e-o níricas, es decir previas al sueúo, o bi en - y no es
exactamente lo mismo, pero no importa- luces llamadas entópt icas, es decir
las luce s cuya fuente es el interior del ojo. Si aprietan vuestro ojo, obtienen
también esas luces. uste des lo saben.
Sartre di ce qu e las imágenes de este tipo, las imágen es pre-oníri cas, so n
muy curi osas, pueden ser definidas por el hecho de que valen enreran1t::nre
por sí mi smas. Existen sin mundo, separadas de todo mundo. Y puedo mu y
hien ver algo, nos dice. Por ejemplo , apretando mi ojo produ zco una especie
de superficie verde salpi cad a de manchas blancas y veo un billar con bolas
blancas . Veo un billar con las bolas blancas sobre un tapi z verde. O bien - y
allí quizás alardea- pr ete nde tener una luz entóptica en la cual reco noce el
rostro del Aga Khan . Y Sartre comenta: Si el rostro def Aga Khan se me aparece
yyo pfrnso simplem ente que es el rostro de Aga Khan en imagen. se trata de una
visión hipnagógica". En efecto, lo propio d e la luz entóptica o de la imagen
hipnag óg ica es estar co mo en el aire. Veo un billar, pero es un billar en el aire,
no es un billar en el mundo.
Ven que tengo el billar percibido, el billar en el mundo que intenciono con
proposicione s del tipo «¿quién quiere jugar una partida de billar ?», y tengo
luego mi billar enróptico, pre-onírico, que está en el aire, qu e no está en un
mundo. Y Sartre dice que entre los dos está el sueúo. Pues el sueúo se rodea
de un mundo. El texto es mu y interesance, a quienes les inter ese se remitirán
a las páginas 323-324. Lo propio del sueño es rodearse de un mundo, solo
que el mundo del que se rod ea un sueño nunca es el mismo qu e el de otro

1.' _kan
Paul Sanre, L'inwgi naire, psychologie-phénoménologie tle /'imagúwtion,
Callimard , Pari s, 1%5.
1
' !bú:lem, p. 2 1S.
¿Que es un enunci ado? El problnna de !11relnmin m tre enunci ados y i•isibi/idade.<.

sueño. De m odo que jamás se podrá habl ar del mundo del sueño, salvo a un
nivel abstracto . Es cada sueño el que se rod ea de un mundo. Por eso es a la
vez difer ente de las luces hipnagógi cas y del mundo de la percepción. Más
aun, dice Sartre, no es solo qu e cada sueño se rod ea de un mundo diferente
del de cualquier otro sueñ o, por próximo que sea , sino qu e es cada imagen
de suei'lo la que se rod ea de un mundo.
Más allá de coda sem ejanza Foucaulc-Sartr e, esto me parece important e pu es
creo que es exactamente l_oque quier e decir Foucaulc a propó sito del objeto
del enun ciado. Es lo contrario de la proposición. La proposición apunta a un
estad o d e cosas, es d ecir que conll eva una referencia como constante intr ínseca
y apunta a un estado de cosas en un mundo común a las proposiciones d el
mismo sistema homogén eo. Toda propo sición remite -y por eso coda pro-
posición es referen cial, tien e un a referencia que pu ede o no ser cumplida- a
un mundo común válido para toda s las proposi cio nes del mismo sistema
homog éneo. Co mpr end en entonc es lo qu e nos quiere decir Foucault al nivel
del objeto -es lo mi smo que acaba d e decirno s al nivel del sujeto-: es cada
enun ciado el que se rodea de un mund o , es cada enunciad o el que tiene su
objeto di scu rsivo. El objeto di scu rsivo no es el objeto al cual ha ce referencia
b proposición , es el mundo del que se rodea tal enunciado en su di ferencia
con cualquier otro enunciado.
D esde entonces no hay más que hilvanar: el objeto del en u nc iado es el
límit e de la variación inh erent e tal como acabamos de verla hac e un momen-
to. El objeto del enunciado es el objeto que co rrespond e al enunciado como
regla de pasaje. ¿Qué es ,,un diamant e gra nd e co m o el Rit z»? Es el enun ciado
fitzgera ldiano en tanto que pasa del hotel cos mopo lita a la ficción engendr ada
por dicho hotel, engendr ada por la man era de vivir, por el mod o de vida en
ese hot el. Yo diría que el objeto del enun ciado es literalment e el límit e de las
line as de varia ció n qu e trabaj an el enunciado o, si prefieren, el objeto mu y
preciso que corresponde al campo de vectores correspon d ient e al enunc iado.
Se co mprend e enton ces qu e Foucault di ga y nos diga: «No, n o pueden invo-
car, por ejemplo, un mund o de la ficción en general ,,. El objeto del enun ciado
nun ca es m is general que el enunciado , pert enece al mismo nivel. Mis aun ,
deriva del enun ciado . Es la segund a derivada, la segunda función derivada del
enun ciado - siend o la primera el emplazami en to del sujeto- . El lu gar del ob jeto
del enunciado es la segunda dim ensión. Literalm en te, el objew está en el límit e
J e! camp o de vectores. Parece mi s confu sa qu e la histori a del sujeto , pero es
exacta ment e la misma. Voy en ronces mu y rápido par a terminar con este pune o.
¿Y el co ncepto? Tambi én es lo mi sm o, es la misma histo ria. Por eso la
rrnría del enllnciado en Foucaulr es finalment e muy coherent e. ¿Qué éS d

137
Clasr5

concepto? Aquí tampoco pret endo realizar análisis mu y profundos. Como


primera determinación, el concepro es el significado de una pal:lbra. No es lo
mismo q11e lo designado o el referenre, es el significado de 11na palabra. En
la concepción clásica de la proposición, se dirá qu e el concepro es la var iable
extrínse ca. Que remire a const antes intrínsecas, a saber: el o los significantes.
La constante intrín seca es el significante.
Y aquí tambi én Foucault se hace una concepción completamente diferente.
¿Qué será el concepto discur sivo? Vimos que había un sujeto discur sivo como
derivada del enunciado, un objeto discursivo como derivada del enunciado,
y la tercera derivada del enunciado es el concepto discursi vo. Al cual 3. veces
Foucault lbma muy extra ñam ente ... o no can extrañam ente ... «esquema
preconceptual». Vean Lt1arqueologi,1del saber, p. 80 y 81 14• Y digo que fina l-
mente no es tan extr:J.110pue sto que Foucault podría también llam ar «sujeto
pre-p ersonal » al sujeto del enunciado .
¿Cuál es entonc es el concepto d el enunciado, que tampoco d ebe ser más
general que el propio enunciado? C reo qu e en virtud de nue stro s ;:rn:ílisis pre-
cedente s tenemos b respuesta ya h echa. Yo decía del objeto del enu nciado que
es el límite del campo de vectores o d e la línea de variación co rrespondiente al
enunciado. Esta vez diría -y van a comprend erlo, es clarísimo-que el conc ep to
del enun ciado, el concepto discursivo , el concepto propio al enunciado, está
exactamente en el cruce - co n siste en este propio cruce- entr e los sistemas por
los cuales pasa el enunciado , c:J.dauno de los cuales es homogéneo, pero que
son heterog éneos entre sí. Es el cruce de todos los sistemas heterogéneos por
los c11ale~pasa dererminado en11nciado. Por ejemplo, 1111 concepro de Kraffr-
Ebing esrará en el cruce del doble sistema por el cual pasa n los enunciados.
Ese será su esquema pre-conceptual.
Tomemo s un ejemplo de los ámbitos que Foucault ha estudiado de manera
panicular. En el siglo XIX surgen enunciados referidos a una enfermedad,
a una extraña enfermedad, la monomanía. He aquí un concepto discursivo:
monomanía. ¿Por qu é en el siglo XIX, qu é es lo que pasa? ¿Q ué es este con -
cepto? Impli ca que la psi<¡ui ,mía haya descubierro una especificación muy
extraña del delirio, un delirio de acción. Insisto sob re este ejemplo, puesto
que Foucaulr se ocupará de un caso de monomanía particul arm ente imp re-
sio nante, de monomanía criminal, el caso de Pierr e Riv iere en el siglo XIX1'.
¿Qué quiere decir enton ces un delirio de acción? Quiere decir que el ca ric ter

14
Michl:I Foucaulc, La arqueu!ogi11del saber, op. cit. , p. 98.
1
' Cf. /'v1ichelFoucault, Yó, I'ierrr Ri viere, habiendo degollado II mi madre, mi
hermana)' mi hermano... Un cmo de p11rricidio del siglo XIX, Tusqu ers, Barcelona, 1976.

138
¿Q1u; 1'-' un emmciado; El ¡,robl,'llla de la relnción ent rr enunciados_v visibi/idade.'.

del irant e está en un acto y no en una idea. De go lpe un tipo m ata a su padre,
., su madr e, a sus hermanita s, todo el mundo muer e. O bien, de go lpe un tipo
prende fuego un bo sque o un pajar. Eso se aísla en el siglo XIX.
¡Vaya! ¿Y anees existía? ¿No había mon om anía cos antes? ¡Es la etern a pr e-
gunta! Co mo suele dec irse: «¿Enton ces qu é, no había SIDA anees?». Es una
pregunta clave. Ha y que llegar a mostrar en qué sentido la pr egunta no tiene
, unido. Seguramente habí a SI DA ant es, so lo qu e estaba di stribuido de otro
modo, repartido de otro modo. Cienos síntomas iban ha cia tal enfer m edad ,
otros síntoma s iban hacia cal otra.
La hi sto ria de las enferm edad es es apasionant e po rqu e está en la línea
dr vario s deve nir es. Es cierto qu e hay enfe rmedad es que apar ecen y luego
desapa rece n . Pero hay otra cosa, un d evenir comp letament e di stinto - no
digo más importante- , qu e es el hecho de que la propia medi cin a no agrupa
11i separa las enfermedades de la mism a forma en cal período o en tal otro .
/\quí como los ejemp los que Foucau lt ha ana lizado de maner a particular. En
h H istoria de la locura enc uen tr an una larga descripción, en v:uios cap ítul os,
de la.sincorn atologí a en la m edi cina del siglo XV IJ. Por ejempl o, h:iy codo un
Luadro clínico de lo que el siglo XV II llama «manía ,,. Es obvio que lo qu e el
, iglo XVII llama «manía ,, no deja d e tener relación con lo que hoy llam amo s
"manía,,, pero las dif ere n cias so n muy imp o nanr es. Sería mu y apasionante ,
me par ece, hacer un a hisro ria d e la m edi cina según los agrupam ient os de
~íntomas. Seguramente no deja d e hab er razo nes para qu e la m edicina en un
momento ag rupe los síntoma s de determinada m anera. Pero usted es saben
L¡u e, cual esquiera sean las raw ne s exteriores, ha y a pesar de codo un acto
.,ut ónomo de la medicina, ha y un ac to intrín seco de la medi cina qu e pu ede
, l·r una verdadera invención y qu e aca11e direct am ent e al probl ema d e los
l'n unciado s, a la co nstitución de los enunciados, en el mom ento en que en
h medicina intervi ene un cipo d e enu nciados qu e de repent e aísla o agrupa
, íntoma s de una man era nu eva.
Bueno , el SIDA es ante tod o un agrupamiento de síntoma s que ha sta ahí
¡)('fmanecían diso ciados. Enron ces, cuando se plantea la pr egunta de si cal
rnfermedad existía o no, la pr egunta misma es mu y compli cada. Ha y qu e
preguntar se bajo qu é condición se plant ea la pregunta . Pu ede querer decir
do s cosas. O bien qui ere de cir que quiz á hubo un m omento en qu e ese virus
110 estaba en Eu rop:i. O bien quier e decir qu e ese viru s ya estab a, pero qu e no
,·qaba aislado , es decir que los síntoma s no estab an agrupados sino que per-
111anecíandispersos en cua tro o cin co enferm edade s, y q ue lu ego hubo ciertos
lxtores qu e hicieron que se produ zca un a redistribu ción de la sintomato logía,
1 :dlí se aísla una nue va enfermedad.

139
Clme .5

Vuelvo a la monomanía. ¿Qué hizo que en el siglo XIX se haya aislado y


agrupado un conjunto de síntomas bajo la rúbrica «delirio de acción»? Quizás
razones exteriores, a saber que había un tipo de crimen que ponía en juego
de manera muy, muy interesante la criminología, o más bien el estado de
derecho. Las épocas tienen tipos de crímenes muy diferentes, y puede ser que
los crímenes contra la propiedad, contra los bienes, que conocen una gran
expansión en el siglo XIX, hayan favorecido la emergencia de la monomanía
como concepto. Puede ser.
Entre las formas de la monomanía hay una célebre que es la querulancia.
La querulancia es la manía pleitista, son las personas que tienen pleito tras
pleito. Noten que es raro que conjuguen dos a la vez, lo hacen por segmentos
sucesivos. Sucesión de los pleitos, sucesión segmentaría de los pleitos. Es muy
interesante la querulancia. Y uno se pregunta por qué también se :iísla en el
siglo XIX. Es muy curioso, porque en el siglo XVII, en la época clásica, ya
había querulantes. Ustedes saben que Racine hizo de ello una comedia, Los
litigantes16 • Hay que creer que la querulancia en el siglo XIX adopt:i un :ispecto
complet:imente diferente, completamente nuevo. Cada vez que tengan estos
agrupamientos en el cruce de varios sistemas podrán asignar, en efecto, un
concepto discursivo. ¿Qué es lo fund:imental cuando toman el concepto de
una enfermedad? Un:1 enfermed:id puede conservar el mismo nombre y luego
cambiar completamente de síntoma principal. ¿Qué es lo esencial?
Si me permiten, tomo un tema que me interesó mucho en un momento.
Estaba impresionado por la historia del masoquismo. Y lo que me interesaba
en el masoquismo era que no se ha esperado a Masoch para esta perversión,
siempre ha existido, pero durante mucho, mucho tiempo, el factor fundamen-
tal del masoquismo fueron las técnicas de dolor, la imposición de dolor. Noten
que la sinromatologL1 era lo s11ficienremenre suril como para que se intentara
precisar qué tipo de dolor. Es evidente, los dolores de tipo masoquista son
dolores curáneos, es decir dolores superficiales. No por eso son menos arroces, el
masoquista puede verdaderamente hacerse o hacerse hacer abominaciones. Pero
son del tipo laceración mucho más que del cipo penetración. Son sufrimientos
intensos pero superficiales. A ral p11nro que creo que un caso de masoquismo
en el que hubiera realmente fenómenos internos, dolores internos, no sería
un masoquismo puro, habría que buscar qué ocra cosa interviene.
¿Qué aparece después con Masoch, en el siglo XIX? Lo que toma cada vez
mayor importancia en la sintomatología del masoquismo ya no son técnicas
de dolores, sino el hecho de que la distribución de dolor pasa por un contrato.

J(, _lean Racine, Les Naideurs, I 668 .

140
¿Qué f.< un c1mno11do? D problem11 d,· /11rdacidn entre enunciados y z•isibilidndes.

1 le allí un enuncíado: el masoquísmo es inseparable de un contrato entre los


dos partenaíres, es decir, en el caso más frecuente, la mujer que hace sufrir y el
11ombre que sufre. No digo que siempre sea el caso, pero es lo más frecuente.
Ven que el síntoma primordial ya no es la técnica de dolor, es el régimen del
l ontrato. Diría que el concepto discursivo ha cambiado. ¿Por qué cambia en
l·I siglo XIX? Bueno, hay investígaciones por hacerse.
Pero diría, de cualquier modo, que en los enunciados médicos -aunque
lllteden hacerlo con todos !_osdemás enunciados- hay concepto díscursivo
rnuy precisamente en el cruce de todos los sistemas por los cuales pasa el
t·nunciado correspondiente. Hay objeto del enunciado en el límite de la
linea de variación del enunciado y hay concepto discursivo en el cruce de los
,istemas homogéneos por los cuales pasa el enunciado. Es preciso que hagan
el cuadro de los cruces. En el cruce de los sistemas pueden señalar el lugar del
l oncepro del enunciado.

Todo marcha bien, así que puedo concluir. ¿Qué puedo decir al nivel de
llli segunda gran diferencia entre los enunciados, por un lado, y las palabras,
Lis frases y las proposiciones, por otro? Puedo decir que esta vez ya no se
l rata del espacio asociado, se trata del espacio correlativo o de las funciones

,lerivadas del enunciado. El sujeto del enunciado como función derivada,


l I objeto discursivo como segunda función derivada, el concepto discursivo
l orno tercera función derivada, no se reducen ni se confunden con el sujeto
de enunciación de la frase, ni con el objeto referente de la proposición, ni con
,·Iconcepto significado de L:1palabra. Objero discursivo, concepto discursivo,
,u jeto discursivo, en tanto son las eres funciones derivadas del enunciado, son
v:1riables intrínsecas del propio enunciado.
De modo que, de un extremo al otro de su teoría del enunciado, Fou-
' :mlt no ha cesado de roro per el yugo, si puede decirse así, en el cual nos
li:1bían colocado la lógica y la lingüística, yugo que consiste en imponernos
l.1 alternativa entre constantes intrínsecas o variables extrínsecas. En un
primer nivel, Foucault nos dirá que hay líneas de variación inherentes que,
¡i,lr definición, no son variables exrrímecas ni constantes inrrínsecas. En un
\lgundo nivel nos dirá que hay variables intrínsecas. Y son esas líneas de
\·.1riación inherentes y esas variables imrínsecas las que definen al enunciado
, n todos sus niveles.
VJyan a tomar un descanso. Vayan a reAexionar. ¡Diez minutos, no más!
[ kspués me dirán si hay preguntas para plantear, porque es esencial para lo
, ¡ue queda que la original concepción del enunciado de Foucau!t esté clara.

141
Clase5

Relación entre enunciados y visibilidades.


La revolución kantiana.

Noten que no hemos terminado con el enunciado, pero hemos terminado


con la siguiente pregunta precisa : ¿por qué un enunciado no se confunde
con las palabras, las frases y las proposiciones por las cuales no obstante pasa?
Quisiera que me digan si no está claro . ¿Está claro?
Bueno, entonces todo va bien. Sin darnos cuenca, desde el inicio del año
hemos ya terminado con dos temas . Recapitulo mu y rápidamente esos dos
grandes cernas, puesto que vamos a abordar un tercero .
Mi primera pregunta era qué es un archivo. Ese fue nuestro punto de par-
tida. Y la respuesta muy simple era que un archivo es audiovisual. ¿Pero qué
quiere decir ,,audiovisual»? Podemos enunciar lo que quiere decir «audiovisual»
de dos maneras, una manera amplia y una manera precisa -y eso fue todo
nuestro objeto en las primeras sesiones-.
Manera amplia: un archivo está hecho de una y de otra. A saber, está he-
cho de ver y de hablar, está hecho de contenido y de expresión, está hecho
de evidencia y de discursividad, de visibilidad y de enunciado, de visible y de
enunciable. Y habíamo s partido de la frecuencia de esos términos en Foucault.
En un sentido preciso , ¿de qué está hecho? De una parte y de otra, es
decir del lado de ver y del lado de hablar, del lado de lo visible y del lado de
lo enunciable.
Primera pregunta: ¿de qué está hecho el archivo del lado de lo enunciable?
De tres elementos. Un corpus de palabra s, de frases y de proposiciones, corpus
bien elegido según el problema que se planteen. Lo vimos , no vuelvo sobre
eso. Si hay motivo para volver sobre algún punto, me lo dicen ahora porque
después será demasiado tarde. Un corpus de palabras, de frases y de propo-
siciones bien elegido . Si me preguntan cómo es bien elegido, contesto que
esa respuesta involucra nuestro porvenir, a saber la teoría del poder. Segundo
elemento : se eleva a partir del corpus una especie de diagonal , el «se habla ».
A saber, cómo en tal época el lenguaje se agrupa sobre ese corpus. Es el «se
habla» , o el haylenguaje, o el ser del lenguaje . El lenguaje cae sobre el corpus
y cae de cierta manera . Tercer elemento: en el cruce entre el ser del lenguaje
y el corpus considerado, hay enunciados.
Pueden entonces extraer enunciados a partir de las palabras, de las frases y
de las proposiciones, si comenzaron por constituir un corpus en función del
probl ema que plantean . Si se interesan en la sexualidad, por ejemplo en el
siglo XX, es preciso que constituyan vuestro corpus de palabr as, de frases y de
proposiciones qu e conciernen a la sexualidad en tal sociedad, en tal formac ión.
',
1"f¿,
¿Qur es 11nenunciado? El pmbfema de la rrlacil.Ínentrr r•n111
ciadosy z,fobilidadr.<.

Vnán cómo ese corpus moviliza el lenguaje, es decir cómo el lenguaje cae sobre
c\c corpus de una manera histórica, y extraerán los enunciados.

Del lado de lo visible es el mismo proceso, lo vimos. Se dan un corpus de


visibilidades ... ¡No! ¡Ay, no, qué tonto soy! ¡No, no, no! ¡De ninguna manera!
.\l'ría un círculo vicioso en estado puro. Se dan un corpus de cosas, de objetos,
de estados de cosas y de cualidades sensibles . Lo constiruyen de acuerdo a
reglas, en función del problema que plantean.
A partir de ese corpus de cosas, de estados de cosas y de cualidades sensibles,
de van una diagonal: la manera en la que la luz cae sobre ese corpus -siendo la
lm no un medio físico , sino una entidad indivisible en tal o tal o tal época-.
Así como el agrupamiento del lenguaje no se produce de la misma manera
,·11 ralo cual formación, la luz no cae de la misma manera sobre el corpus de

, , isas, estados de cosas y cualid ades sensibles. Una fornución se definirá por
l.1manera en que la luz cae tanto como por la manera en que el lenguaje se
.,grupa. Decía: concepción goetheana y no newtoniana de la luz.
En el cruce entre la luz que cae y el corpus sobre el cual cae, despejan las
1·1\ibi lidades que, por su parte, no son cosas, ni estados de cosas, ni cualida-
d<:ssensibles, sino que son efectos de luz. «Luz segunda », dice Foucault. Es
, kcir centelleos, destellos, reflejos . ¿Cuál es en ral formación el modo de los
desrellos, de los cenrelle os, de los reflejos? Eso les dará la distribución de lo
,¡ue mira y de lo mirado.
Esto implica un sentido histórico muy particular. La luz del siglo XVII
110es la misma que la del XVIII. Más aun, comprendan que Foucaulc nunca
li:1 pensado que las épocas preexisdan a lo que venía a llenarlas. Sería idiota.
l J11aépoca solo puede ser definida y fechada en función de los enunciados
que sostiene y de las visibilidades que despliega. Una época no es una forma
v:1cía. Si hablo de una época clásica , es respecto a tal o cual problema. Es
mu y variado, un mismo período puede formar una época por relación a tal
dominio o tal corpus y no formarla por relación a tal otro . Si hablo de la época
, Lisica, quiere decir que en función de cierto número de problemas puedo
1 :1racterizar el siglo XVII por cierto número de enunciados y cieno número
de visibilidades. Es decir , por un ser del lengu aje y por un ser de la luz. La luz
dd siglo XVII no cae como la luz del siglo XIX. Para retener dos ejemplo s
.111alizado s por Foucault, la luz no cae en el cuadro de Velázquez como cae en
el cuadro de Manee.
Sobre esto se me plantean preguntas qu e leo mu y rápidamenre, que me
¡•.1recen muy importante s.
En efecto, en torno de nuestra investigación sob re Foucault se podrían
luce r ensayos que salgan de los períodos estudiados de manera explícita por

143
ClasP5

él. Por ejemplo hice alusión, creo que la última vez, a una posible hi stor ia
del retrato. Y seguramente se ha hecho en pintura, hay que invest iga r. Decía
que si coman el siglo XIX, codo lo que ha tenido real importan cia para la
pintura como noveda d dejó de considerar al retrato como un tem a mayor,
un a búsqueda mayo r de la pintur a. Y esro culmina con Céza nn e, para quien el
tema m ayo r de la pintura es explícitamente la naturaleza mu ert a y de ningún
modo el retrato . U na especie de destituc ión del retrato , aun cuando todavía
hici era retrato s. Lo cual no quita que desp ués de Cézanne haya un retorno
al retrato con do s muy grandes pintore s, que son los dos grandes suceso res,
Van Gogh y Gauguin . Y en las cartas de Van Gogh encuentran el descu bri-
miento co mo maravi llado de qu e retorna la época del retrato. Me dirán que
es so rprendente tener un a visión así. .. Van Gogh vivía su obra de ese modo,
al meno s en cierto s m om ento s. Rec uerd en , por ejempl o, los cé lebres retra tos
del cartero . Él ve allí algo mu y importante. H ay un cambi o en el régim en de
las visibilid ades . La pregunta qu e se podrí a plant ear es qu é se ve en un retrato
en el siglo XIX qu e no se veía, que no es lo mi smo que aque llo que se veía en
el retrato del siglo XV II.
La pregunta qu e se me plantea con tinú a pr egu nt ánd om e por las relaciones
entr e el pintor y el mod elo, etcétera ... C reo que todas estas pre guntas podrían
cabe r en esta: si tiene razón Foucault ... poco importa razón o no razón . .. más
bien si es verdad que Foucault ve los cuadro s ante todo co m o regímenes de
luz, y que por tanto sub ordin a el trazo y el co lor a la luz. Lo cual quiere decir
que es en la luz que se disemin an, que se separan y se reúnen los trazos y los
co lores, y que entonc es lo fund ame ntal, aquello que condiciona al resto, es
evident eme nt e el régimen de luz.
Y en efecto, es obvio que hay una luz-Van Gog h. ¿Cuánd o llegará Van Go gh
a co nqu ista r el color ? Durante mucho tiempo co nserva un temor mí stico
frent e al co lor: «El co lor es demasiado fuerte pa ra mí, no soy di gn o del color».
¡Y al pre cio de qué torturas Van Gog h va a co nqui star el co lor! Es obvio que
es la luz la que le da el co lor, ¿pero qué experi encia de lu z? La expe rienci a de
luz de Van Gog h no es la de Velázquez . Habrí a qu e hablar de una especie de
exper ien cia de luz qu e es absol ut ame nt e fundam encal en la ba se de la pintura.
Bueno, esto tendr emo s que verlo porque es esencial.
Digo la o tra pre gu nt a que se m e plant ea porqu e quizás se vuelva a plant ear,
pero en este caso no estoy tan de a.cuerd o en tratarla. La otra pregunt a es cuál es
exacramenre mi relación filosófica con Fou caulr. Es dec ir, si podría yo indicar
las sem ejanzas, las difer encias, etc. No sé, depend erá de lo que usted desea ...
En to do caso, en cuanto a la orra pregunta, la p regunt a sobre las visibilid ades,
sí entra en nu estro pro yecto .. . Así que por el momento me ate ngo a eso.

144
¿Qui e.<un ermnciado? El problema de la relación entre enuncia do.<y ¡,i;ibilidades.

Hemos respondido a la pregunta «¿qué es un archivo?» Pero ven que nos


quedan al menos dos cosas. Del lado de los enunciados, si todo depende de la
elección del corpus, ¿qué son realmente esas razone s que me permiten elegir el
corpus? Y, segundo aspecto, ¿qué es ese ser del lenguaje , ese «se habla» ? Apenas
hemos abordado ese «se habla ,,. De la misma man era, del otro lado, ¿qu é es el
corpus que permite elegir cosas, estados de cosas, cualidades?
Piensen que médicamente existe, por ejemplo, el corpus-Laennec. El corpus-
Laennec implica el oído y las percusiones. Audición y percusión penet ran la
medicina, los enunciados médicos, de una manera nueva. Hay rambién un
régimen médico de la luz. ¿Qué es una visibilidad médica? Devien e visible
algo que antes no era visible. La anatomía patológica vuelve visible muchas
cosas, por ejemplo los tejidos. ¿Qué quiere decir esto, antes no se veían los
tejidos? No, porque los tejidos son un concepto discursivo. No se veían los
tejido s. Para ver los tejidos es preciso que esté formado el concepto de tejido,
concepto discursivo que implica enunciados méd icos. Antes los tejidos estaban
reparcidos de otro modo.
Ven entonces lo que nos queda por ha cer. Pero lo que puedo considerar
como hecho es la respue sta a la pregunta pura y simple «¿qué es un archivo? »
Nuestro segundo gran tema era «¿qué es saber?». Todo esto se encadena.
Permanecimos mucho tiempo sobre ese tema, así que resumo. Digo simple-
mente que para foucault nada preexiste al saber. Quiero decir que el saber
no pre supone, no supone un objeto previo , ni un sujeto preexistente. ¿Por
qu é? Porque saber es una conjunción, una conjunción ent re ver y hablar. Toda
combinación entre ver y hablar según las reglas de formación de lo visible y las
reglas de formación de lo enunciable constituye un saber. Este es el resumen
de ese segundo gran rema. Y es exactamente aquí donde estamos . No hay nada
bajo el sabe r, no hay nada antes del saber. ¿Por qué? Porqu e todo saber es un a
práctica. Más aun, todo saber es por lo menos dos prácticas , práctica de ver,
práctica de enunciado. No se ven estados de cosas, se ven visibilidades. No
se hablan pal::ibras y frases, se hablan enunciados. La conjunción de ambos
es el saber.
D e allí la necesidad de encar~n, para avanzar , un terc er gran tema. Ya adi-
vinan cuál es: ¿cuáles son las relaciones entre ver y hablar, entre lo enunciable
y lo visible? Será nuestro tercer tema , que nos ocupará varias sesiones.
Hago un último llamamiento: ¿hay alguna pregunt a por plantear, ha y al-
¡;una razón para volver sobre algún punto que concierna a este conjunto que
va desde el comienzo ha sta ahora? ¿No?
Entonces, he aquí el tercer rema. Lo hemos preparado porque ya lo en-
contramos en los dos precedent es. Nos encontramos frente a un problema

145
5
C/a_11'
- ----------- ---- --- -- ----

muy complicado. Foucault nos propone aquí eres tipos de textos que parecen
conciliarse muy mal.
A vc::cesnos dice que ver y hablar difieren en naturaleza y que no rienen
nadc1en común. O, si prefieren, que hay una abenura o una falla enrre ver y
hablar. O bien que hay una disyunción ver-hablar, visible-enunciable. Nos
dice rerminantemente que no hay isomorfismo. Lo cual quiere decir dos
cosas: que no hay forma común a lo visible y a lo enunciable, y que no hay
tampoco correspondencia entre forma y forma. Podría no haber forma común
y haber sin embargo lo que se llama una relación biunívoca entre dos formas.
Y bien, ni lo uno ni lo otro. No hay forma común a ver y a hablar y no hay
correspondencia de forma a forma. Ni conformidad, ni correspondencia. Hay
una abertura, una disyunción. A tal punto que, a este nivel, el pensamiento
de Foucault se expresa como un puro y simple dualismo: ver no es hablar,
hablar no es ver.
Esce es un punto en el que se encuentra con Blanchot. «Hablar no es ver»
es un tema caro a Blanchoc. Al igual que para el «se habla», esa valorización
de la tercera persona o de la no-persona, otro tema caro a Blanchot, uno ten-
drá que preguntarse aquí cuáles son las diferencias Foucault-Blanchot. Pero,
grosso modo, hay que decir que a primera vista Foucaulc retoma estrictamente
la tesis de Blanchot. A tal punto que llega a decir, retomando los términos de
Blanchot, que entre ver y hablar hay no una relación, sino una no-relación.
Con un guión : una no-relación. Es la no-relación que hay entre ver y hablar,
es decir la disyunción radical. Lo cual expresa Foucault en un pasaje célebre,
en un texto muy bello de Las palabras y las cosas, págin:i. 25, cuando dice:
Nunca lo que se ve reside en lo que se did 7 •
Si han seguido nuestro análisis del enunciado, escán mejor armados para
comprender, a partir de un detalle, por qué existe esta heterogeneidad entre
ver y hablar. Es inevitable, si recuerdan que el enunciado no se refiere a un
estado de cosas en el mundo, sino que se relaciona con un objeto que le es
propio, que es una función derivada del enunciado mismo. Si el enunciado
se relaciona no con un estado de cosas, sino con un objeto discursivo que es
una función derivada del enunciado mismo, es obvio entonces que existe una
no-relación entre el enunciado y el objeto extrínseco, el estado de cosas en el
mundo. No hay forma común. En ocros términos, entre el ser-lenguaje y el
ser-luz tienen una heterogeneidad absoluta.
Es fastidioso. Creíamos responder a la pregunta <,¿qué es el saber?», pero
apenas respondimos, todo es puesto nuevamente en cuesrión. Porque si hay

17
Michel foucault, Las palabras y las cosas,op. cit., p. 19.

146
¿Qui es un enunciado? El problema de la rel.ación entre munciados y ¡,i,ib ilidad t',·.

una heterogeneidad absoluta entre los dos polos del saber, ¿cómo es que ambos
polos constituirían el saber? Apenas el saber es plant eado en su forma , esa
forma se desmigaja , se dispersa en los dos polos .
He aquí el primer tipo de texto de Foucaulc. Culmina con el empl eo d el
1érmino no-relación tomado de Blanchoc, o con el texto de Lasp alabrasy las
cosas:Nunca lo que se ve reside en lo que se dice. Y viceversa.
Segundo tipo de textos de Foucault: el enunciado prima sobre lo visible.
¿Pero qué quiere decir que.prima? No está claro. ¿Dónde en cu ent ran este
segundo tipo de textos? De un extremo al otro de La arqueologz'adel saber.
Y de cierra manera, en La arqueologz'ttdel saber solo se traca d e enunciados .
¿Cómo es posible que solo se trat e de enunciados en un libro que se intitula
La arqueologz'adel saber? Es porque so lamente los enunciado s son det ermi-
nantes. Pues en efecto, si se lo mira d e más cerca, uno se da cuenta de que
en La arqueología del saber no se habla solamente de los enunciados, y de
q ue Foucault di stingue -re encontramos allí el dualismo de hace un mo-
m ento- las formaciones discursi vas, es de ci r las familias de e nunciado s, y
lo que llama las formacione s no-di scu rsivas. Y lo que llama las formaciones
no- discursiva s, qu e so lo de signa negativamente, corresponde exactamente
-no sería difí cil demostrarlo- a nue str as visibilidades . Pero si corresponden
:1 las vi sibilidad es, ¿por qué en La arqueología las des igna negati vamente? Por
la razón que acabo de decir, porque solo los enunciados son determinantes.
Desde entonc es , las visibilidades so lo serán tratadas negativamente como
formacione s no-discursivas.
Más aun , las v isibilidade s constituirán un tercer espacio del enunciado.
Recuerdan qu e las familias de enunciado s constituían un primer espacio, el
espac io adyacente o asociado . Las funciones derivadas objeto, sujeto, concepto,
constituyen un segundo espacio, el espacio correlativo. Y lo no -discur sivo
co nstituye un tercer espacio, que Foucaulr llama «espacio complementario
d el enunciado, >. He aquí que las visibilidade s, o al menos lo no-discursivo ,
son complementarias del enunciado. El enunciado tien e el primado . Lo que
Foucau!t resume en una fórmula de La arqueología:Lo discursivo tiene relaciones
discursivascon lo no-discursivo1~.
El enunciado tiene el primado, pero vuelvo a decir algo que ya había di cho
porque va a relanzar nuestro análisis , por tanto necesito reco m arlo: no co n-
fundan primado con reducción. D ecir que A tiene el prim ado so br e B nun ca
ha querido decir que B se reduce a A. Más aun, por el contrario, A so lo puede
tener el primado sobre B sí B no tien e la misma forma qu e A . En efecto , si

18
Cf. Michel Foucaulc, La arqueologíadel saber, op. cit ., pp . 272-2 77.

147
Cln.r,·5
-- --·--- - - - - - -- -- - -- ------------ -

B tuviera l:i mi sma forma que A, no sería un primado, sería una reducción.
Aqu ello qu e sufr e el primado de algo es necesariamence de otra forma que
aquello que ejerce el primado. En otros términos, «tener un primado sobre,,
implica una irreductibilidad de aquello sobre lo cual se tiene el primado. Esto
quiere decir que el enunciado solo pu ede ten er un primado sobre la visibilidad
en canto que la visibilidades irreductible al enunciado.
La arqueologia del saber lo reconoce: no se tr ata de deducir lo no-discur sivo
de lo discur sivo. Es preci so qu e haya una forma de lo no-di scursivo y tenemo s
el derecho, gracias a nuestros análisis prece dentes, de decir que la forma de lo
no-discursiv o es la visibilidad junto a su condición, el ser-luz, el hay luz. Ahora
bien, nun ca deducirán la luz del lenguaje. Afortunadamente. No deducirán
del lenguaje la más mínima gota de luz. El lenguaj e no hac e ver nada. Lo qu e
ven no reside en lo que dicen .
Yen ya un primer problema: ¿cómo puedo d eci r a la vez que ha y diferencia
de naruralez a absoluta, y que sin embargo hay primado de lo uno sobre lo
otro, y que por supuesto el primad o no suprime la diferencia de naturale za?
¿Có mo es posible ? ¿Có mo puede ejercerse el primado a pesar de b difrr cncia
de naturalez a y d ejándol a subsistir? Es un primer problema.
En fin , tercer pnnro de visea. Fou canlr no solo nos di ce que har diferencia
de naturaleza , apertura, folla, di syunci ó n entr e lo visible y lo enunciable, no
solo nos di ce que hay primado del enunciado sob re lo visible, sino que -t er-
cer punto- también nos dice qu e hay d esde uno al otro, y perp ecuam ente,
conquistas, coma s, apresamientos, capturas. Y se ve a lo visible capturar el
enunciado, tanto como al enunciado arrancar lo visible. Son luchadores que
se :1brazan. Pero no hay conformidad amorosa, sino un terrible combare. Hay
un co mbate en el que cada uno arranca los miembros del otro. El enunciado
toma en su pin za -puesto que vimos que hay una pinza d el enunciado, es
siempre het erogé neo- un pedazo de visible . Y la visibilidad toma, tJmbién
en su pin za, un rrozo de enunciado, un trozo de lengua. ¡'Ie rrible combate
entre el ver y el hablar!
Y nosotro s, pobre gente, cuando perman ece mo s ahí, en nu es1ra vida co-
tidi:rna, no comprendemos nada porque vivimo s en el polvo del combate. Y
no~ d ecimo s que ese polvo testimonia el acu erdo enrre el ver y el hablar, pero
¡de ningun a manera ! Lo que tomamos como la señal de un acuerdo es el polvo
dL"su combate y es un abrazo de luchadores.
Y cstfo esos textos en los que Fouca.ult lo dice todo el tiempo, pero en es-
pec ial el pequ ei'lo texto en el que comen ca a Magritte, .Estono es unt1pipa. Les
había leído alguno s pasaj es. En Esto no es una pipa afirma en var ias ocasiones
esca especie de combate. Llega a decir , en un pasaje mu y bello: Cada uno tira

148
¿Qué r.<11nerm11cindo~El ¡,roblnnn di' In rrlncíónentrl' muná,1tlo, _v 1•i.<ihilid,1dr.<.
-- - - ---
sobrt'el blanco del otro No son abrazo s amoro sos , so n abrazos d e pelea. Cada
1
·• .

uno tira sobre el blanco del otro. Lo cual qui ere d ec ir qu e el enunciado lanza
Aec lias sobre los blan cos de la visibilid ad , y las visi bilid ades o la lu z la nzan
Hec ha s so bre los blan cos d el lengu aje.
Y bi e n , arr ég lcnsela s . . . Nue stro te rce r te m a implica arr eg lár selas co n estas
tr es cosa s que n o van mu y bien junta s. ¿Có m o puedo d ec ir es tas tr es cosas a
h vez? En prim e r lu ga r, qu e h ay diferenci a d e n atur aleza encre A y B, al punt o
qu e no h ay nin gun a fo rm:-t co mún. En seg und o lu ga r, qu e h ay primado d e A
sobr e B. Y e nt o n ces , ¿có m o pued e eje rcerse ese primado si n o ha y nada común ?
En rcrc e r lugar , qu e existe pr esupo sició n recí pro ca y abrazo co mún d e uno
al o rr o. ¿Pero có mo pu ed en encontrar se sí n o ha y fo rm a co mún ? ¿C ada uno
co mbat e co n un fanta sma ? ¿Có m o pu ed e co mp o ne rse todo esto?
Digo e nton ces qu e e nc u e ntr an en Fo u ca ulc eres cipo s de texcos so br e la
relac ión ver- h ab lar. Los prim eros afirman la h e rerog e neidad r:1dica l. los seg un-
dos :1Ílnn an el pr imad o del e nun c iado sobre lo visib le, los re rcero s afirma n las
pr esup os icion es recíproc:1s y las captura s mutua s entr e lo v isibl e y lo enun ciabl e.
Y bi e n , n os e nco ntr amos fre nt e a un pro b lem a qu e pod ría ex pr esa r de la
sigui ent e rn:rn e r:1:¿có m o es p os ibl e qu e un a no-r elació n sea m:í.s profu nd a qu e
roda reb ció n ? Es d ec ir, ¿có m o pu ed e se r q u e un a n o- relació n vin cu le entre sí
a las forma s entr e h s cu :ik s se esrabl ece como t:11? ¡Qué probl e ma!
Y a aq 11dlus (Jlle han he ch o mu cha filoso fía o 1111 po q11iro -y esro no es un
repro c h e- esta historia d e l:i dif ere n cia d e natur :1leza, el primado de uno sobr e
o rro, el :ibrazo mutuo , n o rm alm e nt e, ínm ediaramente, d eb e ría d eci rles alg o.
Al go co m o en el sentido d e «¡Ah !, esro m e rec u e rd a algo». De :illí m i cuesr ió n
e n es te terce r rema , qu e n os se rvirá un poco d e d esc an so, p e ro llevá nd onos
h ac ia or ras dif-irn lr:~des. Lo qu e q 11is ie r:1 a bordar es (p1e s í, qu e es to n os di ce
algo , qu e se sup one que no s dig a algo . Es tan ev ident e qu e roucaul c n o riene
n eces id ad de c it a rlo, s:1lvo e n raras oc as io n es: es qu e de cierta m ane ra esto no
es aje n o :i un a in spir ac ió n k:inti a n:1.
Y d es pu és de tod o , m e di go que pod e mo s ir en esa dir ec ción canto m ás
cuanto qu e Kanr es un o d e los f-ilósofos qu e Fo 11ca 11lt m ;Í.sha trabajado , aunqu e
h ay a publi ca d o p oco so br e él. Pe ro h a trad u c id o la Antropología de Kant , y
le co n s:igró un co m e nt :irio mu y, mu y ex re n so 2t•_ Y d e man era constant e, e n
esp ec ia l en Lm palabrasy lm cosns, está la refe renc ia a Ka nt.

i•i M ichcl Fo11cau lr, Esto no es un a pipa. op . cir.. p. 22.


2
° Cf. Ernm anuel Kant, Anthrup ofogie du point de l'/.te pm gmntit¡ /11',cradu u ion
Michel fo ucaulc, Vrin , Paris, 1964 . Allí hay un texro llalllado «Cc 11&sl'c1 struuun:
de l'anrh mpo logie de Kant », al cual parece referirse Deleuze y qu e h1l' rehau ti1,;1do

149
Cla.<r5

De allí la cue stión de qu e, n o en todo Foucault, pero sí a cieno nivel,


hay una especie de neoka nti smo . Un neo kantismo muy pani cular. Porque
escuela s neoka mi anas ha habido mu cha s, y no digo en abso luto qu e Foucault
se insc riba en ellas. Di go que su propio pen sami ento pre senta e inventa un
neoka ntism o mu y pani cular .
Vamos a dar entonce s un pequ eiío pa seo por Kant , ya qu e qui zá enco n-
tr emo s allí algo esenci al para Fou cault. Qui siera contarle s lo que sucedió
con Kant, pero desde el punto de vista qu e no s int eresa . C on Kant surgió
una extraña nu eva verd ad. A sab er, qu e el hombre estaba compu esto por do s
facultades het erog énea s. Por tanto, que era por natural eza patitu erto, lisiado .
Estaba compuesto por do s facultades qu e di ferían en naturale za.
¡Ah , qué curio so! ¿Hubo que esperar a Kant para eso? Sí, el h echo es que
hu bo que espe rar a Kant para decir que el hom bre, o el espíritu hum ano,
esd co mpu esto de do s facu ltade s diferentes en natural eza. ¿Por qu é hubo que
esperar a Kant? H e ;iquí un a buena pr eg unt a filosófica. ¿Por qué Des cartes no
podía decirlo ? No podía . Y no es su culp a, no podía. N o hubi era tenido sentido .
¡Ajá! Emon ces renenw s ;,1lgo, algo par a la filoso fía ente ra: ¿qué es un pro blema
para b filosofía? Es un a esrnpid ez creer qu e los filósofos se co nrradi cen. Si
se co mpr end e eso, un o se ave ntm a a co mpr en der mu chas cos as en filosofía.
Kant no s dice qu e estamo s co mpuesro s de do s facultad es ab solutam ente he-
terog éneas. ¿Q ué son en Kant ? No hay qu e apr esu rarse, vim os qu e en Foucault
eran , grosso modo, b facult ad de lo visible y la facu ltad d e lo enunci ab le. En
Kant no es eso . Kant les da incluso varios no mbr es - los tre s son necesa rios- :
recept ividad y espon taneidad; o si pr efieren , intui ción y enr en dim ient0; o
si prefi eren , espac io- ti empo - como fo rm a- y co ncepto . ¿Qu é quie re decir
Kant? Son dos form as: fo rm a d e la receptivid ad, form a de la espontaneid ad.
Lo qu e llam ará intui ció n o recept ivid ad es la forma bajo la cual, para
no sotro s, existe lo dad o. La fo rm a de recep tivid ad es la forma bajo la cu al
recibim os lo dado , sea lo qu e sea eso dado. Por ejemplo , al mirar la m esa tengo
la sensació n de blanco . Es blan co, una percepción de blanco , una sensación de
bl anco. Me es dad o lo blan co . Llamo recept ivid ad a la form a bajo la cua l me
es dado el blan co . Pero la form a bajo la cual me es dad o el blanco es la m isma
form a bajo la cual m e es dado el rojo, o bajo la cu al me son dado s los o lores,
ere. Al fin al de análisis mu y bell os, Kant sena la esta fo rm a co m o la form a Je!
espacio y del tiempo . Y esta forma del espacio y del tiempo bajo la cua l me

recienr em ent e co mo «lnt rodu ction a l'Anch ropo log ie de Kant » por la editoria l Vrin.
(Ed . Cast.: Michel Fo ucaulr , Una lectura de Kt.lnt. lntrod urción a la Antr opo!ogúz en
sentido pmgmdtico, Fondo de C ultur a Eco n ómi ca, Bueno s Aires, 2009).

150
¿Qué es un enunciado;,U problema de la rrlación entrr munc iadosy z,isibilidad1's.

l·s dado todo lo que es dable, o bien bajo la cual todo lo que me es dad o es
dabl e, esta form a d e lo dable en gen era l, gue es el espac io-ti emp o, es lo qu e
l\.am llamará la inrui ció n. La intui ción en Kant no signifi ca algo ad ivinaror io,
, ¡no b facul rad por la cual recibo, en tanto que ser recep rivo, un dato. ¿Está
hien? Es pr eciso que lo siga n bi en porque van a ver que es prodigioso. Es
¡1rodigiosament e intelig ente. Y adem ás mu y bello .
¿Q ué es la forma de la espontaneidad , qué es la espont aneidad? Ya no es
b forma bajo la cual recibo u11 dato, sino la forma baj o la cual co nozco algo.
Ln efecto, conocer es ser acti vo. Y sin duda esa es, segú n Kant, la verd adera
;1ctiv idad del hombre, o una de las verdaderas actividades del hombre. Conoce r
no qui ere decir que algo me es dado, quiere decir mu cho más. En efecto, ¿qu é
l"S conocer? Co nocer es agen ciar conceptos, relacionar co nceptos entre sí. Ahora

hien , el co ncepto es algo qu e formo en virtud de mi inteligencia, no es algo


que me es dad o. De repente me es dado un león, hay un león co rri éndo m e. El
kón está dado, está dado en la incui ción , es decir en el espacio y en el tiempo.
Yo me detengo y formo el co nc ept o de león . El co ncepto de león exp resa m i
;1ctividad. ¿En tanto qu é? En tanto q ue ser pensa nte . For mo el concepto de
kón. Diría enron ces qu e el ent endimi ento es la facu ltad de los conceptos .
La con di ción bajo la cual me es da d o todo lo que me es dado, es el espacio
v el tiempo . ¿Cuál es la cond ición bajo la cua l son forma dos todo s los concep -
tos qu e formo? La condición bajo la cual son for mad os todos los conceptos
lc1rm ab les, o son form ab les todos los co nceptos for mad os, es el «yo pienso >,.
Solo un ser que piensa puede for m ar conceptos . En tanto que un león me
per sigue, hay lo dado y soy un ser rec ept ivo, recibo lo d ad o. En tanto que
lrnmo el co ncepto de león, soy un ser espontáneo, es de cir soy pensant e y
lormo conceptos. El co ncepto es la espontaneidad del pen sami ento .
Y en efecto, no es difícil ver que el <<yopienso » es la co ndi ción de todo
co n cept o. La form a de todo conc epto es la identid ad «A es A». En efecto, la
ide ntid ad «A es A» n o rige lo dado, rige el concepto. «El león es león » es el
l·nun ciado del co ncepto «leó n». ¿Pero bajo qu é cond ición puedo d ecir «A es A»?
l .a det ermina ció n de la cond ició n bajo la cua l puedo decir «A es A», es de cir
lo rm ar un concepto cua lqui era, será uno de los aspe cto s más inter esan tes de
l.i filosofía kantiana. Sucede que , d e ma nera m ás profunda, puedo dec ir «yo
, yo». Es decir que el «yo = yo» es el fund amento de todo «A es A». Esto será
dere rmin anr e para la histo ria de la filoso fía, pero no import a.
Ven que no es comp licado. Kant no es para nada difí cil. 'loma mucho
l·,fu erzo leerlo, p ero es de una claridad .. . La luz kanti ana es algo prodig ioso .
\Í mpl emenre hay qu e leer d iez veces b mi sma frase, y no ha y filósofo qu e no
,ca así. Es únicamente una cuestió n de régimen de lectura. Cuando alguien

151
Clase5

dice que los filósofos son difíciles, es porque no quiere leer diez veces la misma
frase o porque no sabe dónde cortar el texto. Evidentemente, para leer diez
veces la misma frase, no hay que atenerse al punto, es preciso tener un vago
sentimiento de lo que forma un grupo de proposiciones. Desde entonces basta
con releerlas diez veces. Es límpida, la filosofía es verdaderamente la luz pura,
no pueden enconrrar algo más claro que la filosofía.
Entonces .. . ¿qué estaba diciendo? [risas]Todo lo que me es dado, me es
dado bajo la condición del espacio y del tiempo. De allí que el espacio y el
tiempo sean la forma de mi receptividad. Es la intuición. El «yo pienso >•es
la condición de todo concepto. Es porque yo = yo que todo A es A. Lo cual
quiere decir : es porque yo pienso, que pienso conceptos. De modo que el «yo
pienso ,, es la forma de la espontaneidad.
El espacio-tiempo es la forma de mi receptividad, el «yo pienso » es la forma
de mi espontaneidad. Intuición y entendimiento. ¿Está bien? Entr e los dos hay
una aberrma . Y Kanr es el primero en haber definido al hombre o al espíritu
humano en función de una abertura que lo atraviesa . Comprendan que no
es poca cos<1.Quiero decir c¡11emando se habla de algo genial en filosofía, no
es algo complicado. H ay q11epreguntar a los filósofos q11éhan aporrado. Y lo
que las personas aportan en literarnra, en filosofía, ercérera, no es co mplicado.
Entonces no es muy necesario que las personas que no aportan estrictamente
nada escondan lo que aportan los grandes filósofos. No es poca cosa aporrar
algo así, ya que es extraordinariamente claro, al punto que uno se dice: «¡No
es posible que no se haya hablado antes de esta especie de desequilibrio fun-
damental del hombre!".
De allí que vuelvo a mi tema: no podía decirse antes. Y no es que los otros
no fueran lo suficientemenre inteligentes. No, eran tan inreligence s como
Kant, eran también geniales. Por otra parre, de su lado , encontraban cosas.
Puede ser entonces que estuvieran muy ocupados con lo que encontraban ...
No todo el mundo encuentra lo mismo. Pero el hecho es que aquello que
Kant encontraba o inventaba, ellos no podían inventarlo. ¿Por qué? Por una
razón muy simple.
Les pido por un instant e que se coloquen, así como así, en el punto de visea
de Dios. Hagan como si fueran Dios ... Hago la prueba ... No es fácil, no es
fácil, pero ... ¡ya está! [risas]En tanto que Dios, puedo decir algo muy simple.
les digo que para mí, Dios, no hay lo dado. Cuanto meno s no habría que
confundir: hay lo da<lo para las pobr es criaturas. Es inclmo la definición de
la criatura: !a criatura es alguien para quien hay lo dado. Peró yo, Dios, que
soy el creador , soy quien doy. O quien no do y, y en ese caso no habría habido
nada en absoluto, salvo yo. No habría creado . Pero yo creo, es decir que no

152
¿Que eJ un enunciado? El problt'ma di' la relación entre emmciados y z•isibilidades.

hay lo dado para mí. Yo doy a la criatura, una criatura que es de ouo tipo, es
decir hago el mundo. Esto quiere decir algo muy simple: desde el punto de
vi~ta del infinito no hay lo dado.
En otros términos, desde el punto de vista de Dios codo es concepto. Y lo
dado se reduce al concepto, es uno con el concepto, y solo podrán distinguirse
desde el miserable punto de vista del hombre. Es decir, es desde el punto de
visea de la criarura que lo dado y el concepto son dos; desde el punto de visea
del creador, es decir desde el punto de vista del infinito, lo dado se interioriza
('11 el concepto. ¿Comprenden? Es muy importante esto.
Es evidente que, desde el punto de vista de Dios, no hay lo dado. Por eso
L·smuy importante que Dios no crea el mundo con cal o cual material, sino
LOn nada. Creación ex nihilo que definirá la teología cristiana y que será la
¡m1eba de rodas las herejías. A saber, ustedes son heréticos desde el momento
('11 que no coman al pie de la letra la idea de que Dios crea el mundo con nada.

\i no fuera así, el punto de vista del infiniro se ve completamente alterado.


Escuchen, es muy simple. Quizás lo comprendan fácilmente. ·tomo como
, 1..:mplo 1111 texro de Leibniz, filósofo de fines del siglo XVll y comienzos del
, iglo XVIII. He aquí el problema apasionante que plantea Leibniz, que era
11110 de los más grandes matemáticos de su época. Un grandísimo matemático
1de1rnísde 1111 grandísimo filósofo. He aquí el problema: ¿puede haber dos gotas
de agua, dos hojas de árbol, dos manos, etcétera, absolutamente semejantes,
n decir tales que a cada punto de una corresponda un punto de la otra? Esto
quiere decir que no habría diferencia de concepto. ¿Puede haber dos gotas de
.1i4ua absolutameme idémicas, dos hojas de árbol absolutamente idénticas,
düs manos absolmamente idénticas?
Leibniz dice que nosotros lo creemos así, pero somos miserables criaturas.
Lo creemos porque nuestro espíritu es finiro. Y como nuestro espíritu está
11urcado por la finitud, como no podemos ir a lo infinito, dejamos de especi-
liL·ar conc eptos bastante pronro. formamos enronces un concepto de gorJ de
.,gua que conviene a much as gotas de agua . Pero, dice Leibniz., para Dios no
l· ~ :1sí.Dios posee un entendimiento infiniro que conríene todos los conceptos
¡,osíbles. Y e.sos conceptos van al infinito, es decir que en el entendimiento de
1)ios la especificación del concepto es infinita. De modo que, en el entendi-
miento de Dios, si hay dos gotas de agua, hay forzosamente dos conceptos,
,w tendrán el mismo concepto. En otros términos, sí se impulsa el análisis lo
,,tficienremenre lejos, se encontrará siempre 11n car;Ícrer interior pur el cual
,los gotas de agua se distinguen, por el cual una gota de agua no es igual que la
;•,nta de agua de al lado. Lo cual Leibniz. resume diciendo que coda diferencia
n l :i en el concepto. Que es otra manera d e d ecir que no existe lo dado, o al

153
C/a;c 5
-------- - - - ---- --- -- - ·--··-· --···------·

menos que lo dado se reduce al concepto. Sí, si es qu e k1y enrendimicnto


intíniro de Dios.
Kant se opone a Leibni z. Y aquí también, solo los imbéciles dicen que
K,rnt concradice a Leibni z, o que los filósofos se co ntradicen. Kant nos dic e lti
sigui ente. Hagamo s una prueba: co nsideren dos manos, vuestras do s mano s,
las propi as, las personale s. Usted es las co rtan . Noten que no tienen problema
en co rt ar una mano . La otra es más delicado [risas]. Para la otra necesitan la
ayud a de un vecino. Pero se pued e co ncebir que funcione , a pesar de todo.
Co rran vuestra s dos mano s y las toman . . . No se sabe cómo . . . [risas]. Bueno,
las miran. Pu eden pensarlas -pensarlas, no me pregunto có mo está n dadas -
co mo absolutamente idénticas, es decir sin ninguna difere ncia en los rasgos.
De hecho Leibni z tiene razón. Es decir, cada uno sabe qu e no hay dos hoja s
iguale s, que no hay dos manos iguales que no pr esenten nin guna va riación d e
rasgos entre la derecha y la izquierda. Pero Kant di ce que esa no es la cuesti ón .
Ustede s pueden pen sar dos man os absolutam ent e idénti cas, y sin embargo eso
no quita que sean dos. Más aun, por más qu e sean co mpl etam ente idénticas,
jamás podrán sup erpon erlas, no son sup erp onible s: hay un a mano derecha y
una mano izquierda. Paradoja d em ent e: no pu ed en sup erpo ner las dos m ano s
por semejantes qu e sean. ¡Imp osible! La parado ja no es fundam entalmente
incomprensible , sucede que solo pu eden hace r un a sup erpos ición si dispo nen
de una dimensión supl em ent aria . No pueden superpo ner d os triedros semejan-
tes opuestos por el vértice . ¿Por qu é? Por qu e dos triedros es un vo lum en , solo
podrían sup erpon erlos si pudieran ha cerlos mover en un a cua rta dimen sión.
En la m edida en qu e el mund o vivido no posee cuarta dimen sión , no pu ede n
sup erp on erlos.
Kant nos dice: «Pu eden llevar tan lejos co m o quieran h espe cificació n del
concepto, pero nunc a reducirán lo dad o a lo con ceptu al». Ha y en lo dado
algo irredu ctible al concepto. Ese algo es la posición en el espacio. A saber:
derecha e izqui erda, arriba y abaj o , etc. Son decerminacion es irreductibl es a
roda determin ació n conceptual. Volvemos a en con erar aqu í la idea de Kant:
un a heteroge neidad entre el espac io-ti empo y el co ncepto.
Bien, vuelvo a mi preg unt a: ¿por qué Kant pu ede descubrirlo y por qué
Leibniz no podía? Tenemos la respuesta. Es verd;:id qu e la füosoffa del siglo
XVII - y no di go que sea so lo eso-, cualesqui era sean sus relacio nes co n la
religión - eso es otro probl em a-, se hac e y se pi ensa de sde el punto de vista
del infiniro. Para h;:icer como foucault, lo que define c:nronces el enun ciado
de base de la filosofía del siglo XVII, de la épo c;:icLisica, es el enun ciado de
De scart es, qu e nin gún filósofo pondrá en cuesrión - sí hay algun os , pero son
filósofos u n poco m arg in ales- : lo infinito es p rim ero por relac ió n a lo finiro.

I 54
.(Jur n 1111 01111 11111, / 0: · !:l ¡,u , /,/,·1 11,1 ,lt-/,, ,.,.¡,ll'¡,;,,
n1trr· , ·111r11r1,1,/,11 y 11i \1hi/ir/J11/n .

h1 1111t..:xto 11111y lwllu Merbrn -Ponry inrenr;:iba definir la filosofía del siglo
\V II di ci..:ndo: una manera inocente de prnsar el infinito 21 •
l,;1tilusofía del siglo XVII, la época clásica, es una manera in oce nte de pen -
•..1r ..:1infiniro. Piensan de manera audaz el infiniro . Y eso culmina, si ust edes
,¡11inen, co n Pasca l y la distinción de los órdenes de infini ro, sie ndo lo finito
l11ialmenre una especie de cosa que se atasca entre los dif erente s órdenes de
11if1niro. Lo finito no posee suficiencia, deriva de lo infiniro )'<lelos ó rd enes
dt' infiniro, de los infinitos de diferenr es órdenes. Si este pensam iento clásico
de cierra manera se acaba con Pascal, es con la concepci ón de los órdenes d e
i,d--inito.
No quisiera desarrollar demasiado este punto, usted es me dirán si com-
prenden . Pero puedo decir que en un pen samienro filosófi co que privilegia lo
infinito sobre lo finito , que pon e lo infinito en prim er lu gar por relación a lo
finiro, queda complet;:imente excluida la po sibilidad de ca pt a r una heteroge-
neidad entr e lo dado y el concepco. Por una simpl e razó n : desde el punto de
vista de lo infiniro y en el entendimiento infinito , lo dado es completamente
interior al conc epto .
Se tr ata del entendimi ento de Dios, siempre invocado por los filósofos del
~iglo XVTLd el cual el nu estro es solo una parte o una imagen. Spinoza dirá
que nu estro encendimiento es una parte del entendimiento divino. De otra
man era , Leibniz o Descartes d irá n que el entendimiento finito del hombr e
t:s a imag en del encendimiento divino, solo que es finito , mientras q ue el
ent endimiento divino es infinito. El encendimiento divino y el Dios primero,
lo infinito primero po r rela ción a lo finico, g;iranri za un a hom oge neid ad de
lo dado co n el concepto. A saber: desde el p11nro de visea de lo infinito, lo
d ado se reduce al concepco. Hay 11na especifi cación infinit a d el con cepto. Y
es solamenrc porque somos finitos que creem os en la co nsistenci a de lo dado.
Desde nuestro punto de vista de criaturas, eso se expli ca, pero nu estro punto
d e visra de criaturas es el punro de vist;i de la finirud . Es desde el punto de
visr;.ide la finirnd , p or tant o desde 1111punco de visr;i derivado , seg11ndo, que
puedo oponer la receptividad de lo dado y la espontan eidad del concepto.
Pero en sí, es decir en Dios, lo dado se confunde con el co ncepto .
¿Comprenden? Entonce s les falca po co par a captar codo. ¿Qué hace que
Kant deveng a capaz de dec ir: «No, hay do s facultad es heterog éneas , la intuición
y el ent endimi e nto, la rece ptividad y la espontan eidad, el espacio-tiempo y
el «yo pienso ,,? Un golpe fanrást ico del rnal salió l;.i filosofía m ode rn a, o al

21
M :rnrice Merleau-Ponc y, «El g ran rac io n alismo ,,, en Sig nos, Seix-Barral,
fhr ce lona , I %4, pp. 17 9-184.

155
Uasr 5

meno s a rravés del cual Kant anunció una nueva épo ca de la filosofía, 11na
nt1eva formación d e la filosofía. Para res11mir de manera m11y burda , Kant
es aquel que erige la finitnd en prin cipi o consrituyenre. A la reparrición de
la época clásica del infinito consriru ye nre y la finirud co nsrirn ida, Kanc le
op o ne -y es una revolu ción insensar a en la filosofía- el punro de vista de una
finirud co nstitu ye nre. Lo co nsrirny ence es el hombre, es el esp írir11h11mano ,
y no el entendimiento divino. Y es constituyente no porque tenga una po-
rencia infinita. Es co nsriru yenre, por el co ntrari o, en su finitud mi sma y en
las formas de su finirud .
Una vez más , la ide a d e que la finitud pueda se r co nsriru ye nte es un
golpe filosófi co in sensaro, realmenr e de 1111alcance . .. N o sé. bus co en o tros
dominios . . . Es exactamente co mo el pa saje de un rég im e n mu sical a otro
completamente distinto .. . Si busco equivalences en pintur a , ni siguiera sé . ..
Quizá los encontraríamos en arquitectura . . . Es una revolu ció n , una revolu-
ción fundamental. A parcir de Kan t bu scarán el fundamento no del lado de
lo infini to , sino d el lad o de la finitt1d mi sma. So n las formas de la finirud las
formadoras. Por tanr o la finitud es co nstiruyenr e.
Desde entonce s, Kant se ve forzado a ver y a decir aqu ello que el siglo XVI I
no podía ver ni decir. Si lo cons titu yente es la finirud del hombre, ent o nces
lo dado y el concepto no coinciden. Puesto que, en efecto, solo co incidían
de sde el punto de vista del encendimi ento d e Dios, para el cua l n o h ab ía lo
dad o. Por el co n trar io, si lo cons rirn yenre es la fini r11d , enronces la aberrnra,
la di syunción entr e la intui ción y el co n cepto es irred uctibl e, y nunca po drá
ser superada .
Quisiera que a parcir de esto teng an al m enos una id ea de lo que es, en
efec ro, u na gran filo sofía . Y n o es cuestión de gusto, ¿n o ? Sí es una cuestión
de gusto profundamente filosófico que ustedes se sienc;rn o no en afin idad
con Kant, pero la importancia de Kant , por poner un ejemplo , no es una
cuestión de gusrn . Se pued e mu y bien señalar dicha importancia a rravés de
esta espe cie de conmoción que hace qu e todo s los pro bl ema s camb ien cuando
son co ndu cidos hacia un a finirud constituyente en lugar de se rlo a un in finito
di vino. Es esen cial. Y es efec tivam ente por eso que con Kant aparec e lo que
no podía apa recer antes, es decir la heterogeneidad radical entre la intuición
y el co n cepto , entre lo dado }' el co ncepto o , si usred es prefieren, entre el
espa cio-t iemp o y el «yo pi enso ".
Digo ento n ces qu e habd. qu e encontrar una especi e de d erivación por
la cual cu:i.ndo Fo uca ult encuentr a esta especi e d e gran abertur a entre ver y
hablar, st:nrim os que hay una pequeúa cosa en co nn 'm . Po rque fina lm ente
pued o d ecir qu e en Fou caul r ha h abido un a cr írica sufi ciente del «yo pienso ,>

156
¿Qué t'.<un l' IIIITICÚ1do? El problema dr la re&rión entr,, emmci,u/11, y z,isibilidndes.

para que sea reemplazado por un hay lenguaje . Por tanto, ruptura con Kant
en este aspecto. Será la crítica del cogito en foucaulr. Tendremos ocasión de
ver cómo reemplaza el cogito por un hay lenguaje o, si prefi ere n , por un «se
1n11rmura,>. Del mismo modo reemplaza lo dado, la inrui ción, o si pr efieren,
el espacio-tiempo , por la luz . Aquí también sería relativamente moderno,
porque noten que la superación del espacio-tiempo ha cia la luz es algo que
arravesó también a las ciencias con la relatividad. Es como una corrección
moderna del kantismo.
foucaulc realiza entonces esta doble corrección: no la intui ción, es decir
no el espacio-tiempo, sino la luz; no el pen samiento , no el cogito, sino el
lenguaje. Pero es neokantiano en el hecho de que entre esas dos nuevas
insrancias , que son las instan cias de la finiruc.L hay h eterogeneidad Y en Las
palabrasy lm cosasexplicará que el cambio con Kanr se produce cuando lo
infiniro deja su lugar a una finirud cons riru yenre 22 • Es de esca rnanera que
comprenderá a Kant. Y no habrá sido el prim ero en comprenderlo así, pero
es de esre modo qu e podrá trazar su propia filosofía bajo esra forma de un
aparente neo kantismo . A saber, het eroge neidad ent re lo visible y lo enunciable .
Y nada podrá colmar esta abertura entre lo que vemos y lo que enun ciamos ,
entre lo visible y lo enunciable.
Ahora bien, una vez dicho que existe esa abertura, y qu e es Kant quien la ha
cavado o en todo caso quien la ha d escubi erto, ¿cómo salía de ahí? Es preciso
qu e entre el espacio y el tiempo y el «yo piens o» ha ya una relación. Kant no
emplea los términos «abertura», «falla», etcétera, que son románticos, pero
no está mu y lejos , habla de la heterogeneidad , de la diferencia de narural eza .
Y pbnrea la pregunta: «Puesto qu e esas dos facultad es, el espacio y el tiempo
y el 'yo pienso', difieren en naruraleza , ¡por Dio s!, ¿có mu es posible qu e haya
co noci mienr o?». O si prefi eren , ¿cómo es posible sabe r algo? Es decir, ¿cómo
se pued e combinar lo dado y el concepto? Pu est o que conocer es siempre
combinar lo dado y el concepto, ¿cómo es eso posible , si las dos facultades
son completamente diferent es en naturale za?
Ahora bien, ¿qué nos dirá Kant? Quedará para b próxima vez, termino aquí
porq 11eya r11vimos suficiente . Nos dirá que hace falca -ciro aproximadamente,
al meno s en espíritu, pero casi palabra por palabra- que una tercera faculrad
inrerveng:i co mo el arte más mi ste rioso encerrado en nu estra alma. No para
co lnur la aherrura, sino para pon er en relación las dos facultades a pesar de
su abertur a. «Ha ce falca un arte mi sterioso en terrad o en nuestras almas como

e! Michel foucault, Las palabrasy las cos,1s,op. cit., cf el apa rcado 8 del capítu lo
IX, «El Sll tllO an trop ológ ico», p . .r, 1.
157
Cf,151'.)

el más profundo secreto» 2 l. Y Kant va a decir que es una tercera facultad que
sería, de un lado, homogénea al espacio-tiempo, y del otro, homogénea al
pensamiento. Una facultad completamente retorcida, muy, muy misteriosa,
que tiene su nombre: imaginación. Es la imaginación la que establece una
relación entre las dos facultades que están en no-relación, la intuición y el
pensamiento. Y el acto por el cual la imaginación establece dicha relación en
la no-relación es lo que Kant llama el «esquematismo de la imaginación».
Ahora bien, lo que me interesa es que yo creo que, habida cuenta de las
diferencias, Foucault se encontrará frente al mismo problema. Y la vacilación,
la ambigüedad de los tres tipos de textos que acabo de citar, de los que partí,
dan testimonio de este mismo problema. A saber: si las dos formas, la forma
de lo visible y la forma de lo enunciable, están tan abiertas, difieren en natu-
raleza de tal manera que su abertura no puede ser colmada, será preciso que
intervenga un tercero, que sea a la vez, por propia cuenta, homogéneo a la
forma de lo visible y homogéneo a la forma de lo enunciable. Entonces, ¿será
ese tercero la imaginación? ¿Qué nombre tendrá? Lo veremos.
Pero no llegamos al final de nuestras penas con Kanr, pues ¿cómo hará
la imaginación para poner en relación? No es obvio, es un tipo de relación
muy especial, es el punto en el que se necesita que la no-relación sea relevada
por una relación. Es una operación muy complicada que incluso no será una
puesta en relación. Es preciso que la no-relación sea mantenida al mismo
tiempo que es instaurada una relación en la no-relación. El esquematismo,
el arre más misterioso .
Y bien, en Foucault también hay un arte muy misterioso que va a poner en
relación, dentro de la no-relación, los enunciados y las visibilidades.

2
·' lmmanuel Kant, Critica de la razón pura, Taurus, Madrid, 2005, «El
esquematismo de los conceptos puros del entendimiento», p. 130.

158
Clase 6
Heterogeneidad y relación
entre visibilidades y enunciados.
Kant, Blanchot y el cine.
26 de Noviembre de 1985

Yen bien el problema en el que estábamos: si es cierto que saber es entre -


lazar d os formas, es d ecir en trela zar lo visible y lo enu n ciable, ¿cómo es eso
posible, un a vez dicho qu e las dos formas son heterogéneas y no comunicantes?
¿Qué quiere d ecir «het erogé n eas y no comuni cantes»? Qui ere deci r que entre
ellas p asa una suerte de falla, de abertura o, según el término de Blan chot ,
una no-re lación . ¿Cómo se pu ede entonces ent relazar do s formas separadas,
distribuida s por una no-relación ?
Todavía hace falta estar bien seguro s de que concretamente hay tal abertu ra,
una falla, ent re lo visible y lo en un ciable. Ahora bien. yo creo qu e la hay. Si
considero el conjunto de sus lib ros, Foucault lo mue stra a su manera de tres
formas. Lo muestra humo rísticame nt e, lógicamente e históricame nt e.
Humorísticamente . Y bien, basca con plantear la siguiente pregunta: si
hubiera un a forma común entre lo visible y lo enunciable, ¿cuál podría ser? Y
la respuesta se da en el pequeño lib ro Esto no es una pipa. A saber: si hubiera
un a forma común a lo enunciable y a lo visible, dicha forma aparecería en
lo que se llama un caligrama 1• ¿Qué es en efecto un caligrama? Se produce

1
Cf. Michel Fouca ult, Esto no es una pipa, op. cit., cap . 2: "El caligrama d esh echo",
pp. 13-27.

159
Clase 6

cuando la escritura adopta la forma misma de lo visible, es decir cuando se


realiz;.i una unific ación entre lo visible y lo legible. Por ejemplo , hacen un
poema intitulado «La hu evera » y le dan la forma visual de una huevera. No
es complicado, comienzan por un verso ba stante largo [dibuja en el pizarrón],
hacen un verso de este largo ahí, un verso de este largo aquí, habri un verso
cort ito , co n una palabrita sola, otra palabrita , luego rem arca n y llegan a un
caligrama. He aquí una huevera, una bell a hu evera.
Decir que la forma común a lo visible y a lo legible, o a lo visible y a lo
enun ciabl e, es el caligrama, 110 es algo que les haga reír, pero se puede decir que
es una respuesta humorística. ¿Por qué? Porqu e es una forma perfectamente
arrificia l, 110 es la forma espontánea del lenguaj e. El lengu aje no esrá h echo
par a adoptar la forma de lo visible . En otros término s, la forma de lo visible
es una forma propia. Pero si bien el caligram a aparece como proc edimiento
perfecramenre arrificial, va a rener una co nsecuen cia mncho má s imp orrante .
¿Con qu é derecho pued o escribir «esto es una pipa» d eb ajo del cuadro
qu e representa una pipa ? ¿Co n qué derecho pu edo escribir «esto es una pipa »
debajo o al costado del dibu jo de una pipa , o incluso de una pipa visibl e? Y
bien, todo depende de lo qu e quiere decir «esto» . Prim era int erpr etació n: «esto »
sería la pipa dibu jad a. Si «esto» es la pipa dibuj ada, ¿cuá l es el enunciado?
Es [escribe en el pizarrón] <<esuna pipa 11.Ah ora bien «esto>,, la pip:i dibu j ada,
no es un enun ciado. Por tanto el enunciado «esto es una pip a>,se transforma
inmed iatam ente en «esto no es un a pipa ». Segund a interpr etación: «esto » no
es la pipa dibuj ada , «esto 1>es el enunciado. Si ,,esto» es el en un ciad o, el enun-
ciado «esto», que es un enun ciad o, no es un a p ipa, una pipa visibl e. Entonces,
co nfrontad os con la pipa visi ble, no pueden decir «esto es una pipa » sin qu e
el enunciado «esto es una pipa» se transforme en ,<esto no es una pipa ». Por
tanto , lo qu e co rrespond e a la pipa dibujada es el enu nciado «esto no es un a
pipa », y de ningún modo el enunci ado «esto es un a pipa». Es divertido, ¿no?
[risas] De allí el derecho lógico de Magritte a dibujar la célebre pipa y a escribir
debajo «esto no es una pipa ».
¿Va bien , está claro? Esro form a parre de las afinid ades de Foucault con
el surrealismo. Siempre la tuvo. Su relación con Rousse l, su rela ción con
M agritt e ... "lodo este tema del enun ciado de lo visible es mu y surr ealista.
En un contexto más serio , se enc ontra rá lo mi sm o en El nacimiento de la
clínica, do nde Foucau!t mue stra muy bien que la clíni ca, cuand o se forma
en el siglo XVIII, se for m a sobre una especie de postula do so rpr end ente: la
conformidad enr re los síntom as y los signos o, si prefieren, la co nformidad
entre la enferm edad visibl e y la enferm edad enunci able. Como si hu biera
una gram át ica visible de la enfermeda d y una visib ilid ad gramati cal de la

160
y relacióncmre z•i.<ibilidad1·s
1-fnl'rogenf'idad y enunciados. Knm, Bl.fl11d10t
_yel cini'.

enfermedad. La enfermedad debe ser simultáneamente leída y vista. Este se rá


el principio de base de la clínica. Y dura lo que puede durar, pues en el siglo
\IX a la clínica le seguirá la anatomía patológica. Y la anatomía patológica
restaurad. la heterogeneidad entre la enfermedad visible y la enferm edad decible
o enunciable , en condiciones que veremos más adelante, pue s no es lo que
quiero desarrollar hoy. Lo que quiero seúalar es que, hablando preci sament e de
l·sre po stulado de la clínica en el siglo XVIII, Foucault nos dirá que n o es más
que un sue110. Sueií.o del qu~ despenará precisam ente la anatomía patológica.
La anatomía patológica será como el desp ertar de dicho sueño.
Y en la página 117 tienen este texto, que me interesa mucho: La clínica es
(. . .) un equilibrio precario, pues descansa sobre un formidable postulado, a saber,
1¡1te todo fo visible es enunciable y que es ín tegramente visible debido a que es
integmmente enuncia ble. Un postulado de semejante a!ct1ncesolo podía permitir
una ciencít1 coherente si se desarro!laba en una lógica que fuese su continuación
rigurosa. 11.horabien, Laarmazón Lógfradel pensamiento clínico no estri en cohe-
rrncia ,zbsoluta con este postulado, y La reversibilidad sin residuo de lo visible en
lo enunriable sigue siendo en la clinica una exigencia y un límite antes que un
f'rincipio originario. La descriptibifidad total es un horizonte presente y remoto. es
ti sueño de un pensamiento, mucho más que una estructura conceptual de base2.
No se puede decir mejor, al nivel de un ejemplo médico, que b conformidad,
es decir la unidad o la comunidad de forma entre lo visible y lo enu n c iab le,
no es una est ructura , es un sueño. Es un sueño, del mismo modo que el cali-
brama es un sueño, del mismo modo que la posibilidad de enuncia r «esro es
un a pipa » al lado de una pipa visible es un sueiío.
Esro en lo que refiere a la pre senta ción humorísri ca de la irredu cr ib ilidad
de las dos form:is, lo visible y lo en unciable.
Añado que hay también en foucault una pr esenta ción lógica. Ya la vimos,
puesto qu e pa sa rnos hora s y horas sob re la pregunta ¿qué es un enunciado?
Resumiendo, el punro esencial es qu e el enunciado riene un objero específico ,
,·s decir un objeto qu e es una de sus variables interiores. Por tanto, desd e el
punto de vista de una lógica d el en un ciado, este remi te a dicho objeto como a
una de sus variJbles interiore s, no a un objeto v isible presentado como esrado
d e cosas al cu al se referiría el enunci:ido. Lo que va a establecer esta falla entre
d enun ciado que tiene su propio objeto intern o y lo visible irreductible al
,·nunciado es la destrucción de la teoría lógica de la refere ncia. Es otra maner:i
tic decir, pero esta vez de manera lóg ica y ya no humori sticJ, que el único
t·m1nciado que co rrespo nde a la p ipJ visible es «esto no es una pipa» .

.: Michel Fouc.1ult, El nacimiento de fa clinicn, op. cit., p. 167.


1G1
Clme 6
---- -- ---- -- ---- - -----

·1ercer punto: históricamente . Y es sin duda aquél en el que más insiste


roucault, porque en rigor los dos puntos de visea anteriores los renueva, pero
se encontraría n precedentes. Me parece que lo verdaderamente original en
foucault es la demostración histórica de la heterogeneidad de las dos formas,
lo visible y lo enunciable. Y vimos que la pe rseguía a través de dos libros que
se lucen eco, Historia de la locuray Vigilary castigar.Reagrupo cosas que para
ustedes deben ser fáciles .. . Pero justamente, está bien que sea fácil.
¿Qué nos decía la Historia de la locura?Ustedes lo recuerdan: hay un lu-
gar de visibilidad de la locura que es el ho spita l general. Busco enunciados
que corresponden. Empleo «corresponden » en un sentido muy vago, en un
sent ido = x, puesto que sabemos de antemano que no se trata de decir que
tienen la misma forma. Busco enunciados que corresponden. ¿Qué encuentro?
Encuentro por ejemplo enunciados médicos, pero no solamente méd icos,
tambi én enunciados reglamentarios o literarios, que son enun ciados que
refieren a la sinrazón.
Not en que ya tienen todo el método de Foucault. Observen en qué rompe
con la lingüística. La locura no es de ningún modo el objeto, el referente del
enunciado. ¿Por qué? Porqu e el enunciado tiene su propio objeto, la sinra-
zón. Ustedes m e dirán que la sinraz ó n y la locura son lo mismo. No, no son
lo mismo. Hiscóricamence no so n lo mismo, no hay nacb que hacer; el loco
es definido en el hospital genera l, el irraciona l, el hombre de b sinrazón, es
definido en otro lug ar completamente dist into, es de finido al nivel de los
enunciados médicos . Me dirán que ,1mbas cosas coníl uyen . No, no conflu -
yen, en el hospital general se vela por el orden , no se bri ndan cuidados . Por
supuesto que hay que matizar todo esto, hay un mínim o de cuidados. Pero
el acto fundador del hospital general no tiene n::i.daque ver co n una opera -
ción médi ca, y tiene codo que ver con una operación po licial de la que dan
testimoni o la reunión de los locos con los desempl eados, los vagabundos , los
mendigos, etc. Lo vimos.
Blanchot, qu e comprende muy bien pue s es un tema común con Foucau lt,
hace un aná lisis muy bello de la Historiade la locuraen La com,ersaáóninfi1tita:i.
Dice que Foucaulc habla del enfrentamiento en ere la locura y la sinrazón. Asa-
ber : «¿cómo expl icar en el siglo XVII que un hombr e enuncia ble como hombr e
de la sinra zó n pu eda volver a encontrarse en el hospital general como loco?»
No es la misma forma. O también, para retomar la expr esió n de Foucaulc ,

' Cf Mauri cl" Blandrnt , «Loubli, la dérai so 11", No1we!le Rez,ue fm nraise, occub re
1\)(-i j , pp. 67 6-86, r,·wmad o en LE11treti e11infim , p. 292. (Ed. Cast.: M auri ce
BLrnchot, /,a co1w1-rsació11 il1finita , Arena libro s, Madrid , 2008).

162
Hnrmgmeidad_y relaciónentrr l'isihilidadr;y enunnados. Kant, Blm,chot _vt·I un e.

«¿qu é es lo qu e conde n aría a la lo cur a a aqu ellos qu e se aventuraron un a vez


.1 b experiencia d e la sinr azó n ? ¿Qu é relac ió n h ay entr e el sabe r osc uro d e la
sinraz ó n y el saber claro, aqu el que la cie ncia llam a locur a?». E nfr ent amien to
de la locura y de la sinra zó n. Los enun ciad os so n enu nc iad os d e sinr azó n , la
visibilidad es una visibil id ad de la loc ur a. En el hospi ta l general no se cura. Los
enunciados médic os so n enunci ad os sobre o de la sinr azó n , p ero en el hospit al
general, qu e vuelve visible la locura o que es su visib ilidad mi sm a, no se cu ra .
A mi m o do d e ver, Vigilar y castigar lleva el an álisis m ás lejos. Es en tera-
ment e paralelo a la H istoria de la locura, lo vimos. ¿Q u é es lo qu e consi d era
esta vez? Co n sid er a a la pri sió n como lug ar d e visib ilid ad . Lug:.trd e visibil ida d
de l crim en, lug ar d e visibilidad de la infr acció n. V imos que la p risió n era
por de fini ció n un lu gar d e visibi lida d , pu esro que la p risió n es, en efe cro, el
pa n ópt ico . Po r o tra parce, co nsidera el d erech o p enal, qu e es un régime n de
enu ncia do . Y se re co m a la mi sm a p regu nta : ¿hay forma com ú n? Y la respu est a
de Fouca ulr , a tr avés d e largos aná lisis h istóricos, es que n o, q ue n o hay fo rm a
com ú n . En el m o ment o mi smo e n qu e apa rece la p risió n o, si p refiere n , se
generaliza, el de rech o pen al, los enunci ad os d e d erecho penal bu scan en un a
d irecc ión comp ler:une n ce di stinta. El d erec ho p enal no inclu ye la pr isió n en
su h o rizonte . ·roda la evo lu ció n d el de recho pen al en el siglo XV III se hace sin
referen ci:1:1b pr isió n . E n efecto, la pri sió n es un cast igo entre o tros .
¿Qu é pasa, en to nces, de qu é se ocup a el d erecho pe nal? Exacta m ente co m o
los enun ciad os m édi cos se ocu paba n n o de l loco, sino de la sinr azón, el de recho
penal, los e nun cia dos jurí d icos se oc up an del d el in cuente. La «d elin cue nc ia,,,
ese es el o bje ro espec ífico de los en u nciados. ¿Q ué <p 1iere decir, al pie de la
!erra , qu e Li deli nrn enc ia es el objeto esp ecífico de los enllnciados? Qt1iere
d ecir qu e los enun ciad os d el derecho pe nal, en su evo lu ció n en el siglo XVIII,
clasifican y defi nen las infracc io n es de u na ma n era nu eva. La del inc uencia es
el nuevo ob jeto de los enun ciados del derecho, es d ec ir, es u na nu eva manera
d e clasifica r Lis infracciones .
Volveremos a enco ntr arn os m ás tarde con este tem a. Por el mome n to so lo
busco de spejar un esqu em a, u n esq uema casi forma l: de l b d o de lo visible
tienen p risió n , pr isio nero, del otro lad o tie nen enun ciad os, de lincue n cia. l odo
este tem a lo en cuentran en Vigilar y castigar, segu nda parre. capíml os 1 y 2.
Capí tul o 1: análisis de los enun ciad o s de l d er echo pena l e n el siglo XVI II.
Capí tu lo 2: la pri sió n n o rem ite a u n mo del o jur ídico, la pris ió n n o está en
d hor izo nt e. en los objetos de l enun ciado de d erecho penal '1•

1
Cf. Mi che l Fo uca u!t, Vigilar) ' Cttstigttr, op . cit. , parte 2, c:1.p. 1: ,,El cam¡;o
¡~01eraliz,a<lo», cap. 11: «La hen ígni dad d e las penas ».

163
Un.rr6

Pero enton ces. ¿de dónde viene la prisión? Viene de un horizont e completa-
mente distinto, el d e las técnicas disciplinari as. Técnicas dis ciplinaria s que son
absolutamente difer ente s de los enunciados jurídi cos, técnica s di sciplinarias
que encontrar::ín en la escu ela -ven hasta qué punto está lejo s del derecho-,
en el ejército, en el taller. Es un hor izont e completamente di stinto al jurídico:
pu ede n tener un horizonte militar, un horizonte escolar. .. De modo que , en
última instan cia, habría que decir lo mismo: frente a una prisión un enun cia-
do jurídico nunca podrá decir «esto es una prisión ». Frente a una pri sión el
enunciado jurídi co debería decir «esto no es una prisión ». ¡Perfecto!
Segundo punto . Por supue sto que -hay que pr ever la objeción- la prisión
produce enunciados . Y por supuesto que el derecho penal, como forma de
expresión, remite a contenidos, co ntenidos partirnlar es. Es decir qu e, en la
medida en que los enunciados de derecho penal en el siglo XVIII clasifican las
infraccion es de una manera nueva, hace falta que , 111::ís allá d e los enun ciad os,
las infra cc ion es hayan cambiado ellas mi smas d e natural eza en el mundo visible.
Y vimo s qu e en el siglo XVIII tiende :i producir se un:i especie de muc:ición. y si
no una mutación al meno s un:i evolución de las infr:.1eciones. Las infracciones
se convierten cad:i vez más en ata ques a la propiedad .
Y foucault consagra tres, cuat ro páginas ; a ese cambio mu y, mu y im-
po n :rnre. mu y inreresante , que co incide con el fin de las gr;indes revuelcas
campesina s. En el siglo XVII, la criminalidad consistía esencialment e en el
ataque a las p ersonas, con las grandes banda s, las revueltas rurales. En el siglo
XVIII se produce un a especie de conversión , de cambio en las infraccione s que
ha sido muy , muy bi en estudiado por un historiador qu e se llama C haunu .
Son cosas que se pueden enco ntrar en los archivos , él trabaj ó mu cho en los
archivos normandos (· para int entar mo strar cómo se de sarrollan esta dí stica-
mente infra ccion es fundadas sobr e los p egu ei1os agrupamientos de criminale s,
contrariament e a las grand es band as prec edentes, y del tipo de la. estafa, de l
ataque a los bienes, y ya no del ataqu e a las per sonas.
Entonc es, debo decir qu e los enunciados seguram ent e remite n a co nt e-
nidos extrín secos . Y tambi én que las visibilidade s remit en a enun ciado s. Por
ejemplo, la pri sión engendra enun ciados: el reglamento d e la prisión . Los
reglamentos de la prisión son enun ciados. Pero no tiene gran import ancia que
las visibilidad es remitan a enunciados, a enun ciados segundo s, sernndarios, y
qu e los enun ciado s remit an a contenido s extrín secos. Pues eso no guita que

' Cf. lbid em, p 88-95.


'' C f. Pierre C haunu , Annrt!es de No rmandie , op. cit.

164
munc,ado ., Kant, Blanrhot y
Hrterogmridad _y rrlacirin mrr e ¡,J.<ibilidad e.c_1• ti c'in t .

el enunciado nunca tenga en su forma la forma de lo visibl e y qu e lo visible


nun ca renga en su forma la forma d el enunciado.
Y sin embargo -tercer elemento- ha y como un cruce. Es decir , cuando la
pri sión , qu e proviene de un h orizonte compl eta mente distin to del h o rizo nt e
jurídico , se impone, se encarga de realizar los obj etivos del d erecho penal.
Viene de otra parc e, tiene un origen di stinto al d el d erecho penal, pero u na
vez qu e logra imponer se cumple los objetivo s d el der echo penal. Y creo que
tengo razón en mi pr ese nt ac ión del pensamiento d e Foucault , pues si miran
los textos desde má s cerca, di stin guen dos tipos de del incu encia. Un tipo de
delincuencia al que llama la d elincuencia-ilegalismo. Más tarde podremos
expli car por qu é la llama así. Digo so lam ent e qu e la delincuencia-il egalism o
l'S b delin cuen cia co mo noción l¡u e permit e clasific ar de un a man era nu eva las

infrac cione s. Y Fo u cault la distingue d e la delincuen cia--o bjeto . A mi m od o de


ver -el contexto es mu y claro - cuando Foucaulr di ce qu e la prisión produc e
la delincuencia se trata siempr e de la d elincuencia-obj eto. Y es cierto qu e la
p risión produce la delin cuencia- obj eto . Y la d elincuen cia-o bj eto es segunda
1-especro <le la delinrnen cia-i lega lismo , es d ec ir la delincu encia-clasificación
d e las infr acc ion es. Ha y dos ti empo s.
Atraigo vu est ra ate n ción so bre este tema porque vo lveremos a en co ntr arlo
mis urde. Por ejemplo, cuand o nos preguncemos qué quiere decir la muerce
d el hombr e. Verem os en Las palabrasy las cosas que los análi sis hi stóri cos d e
Fou cau lt so n en su m ayo r parte bin arios. ¿En qu é sent ido ? Distinguen la
ma yor ía de las veces dos tiemp os su ces ivos . Uno tendrá qu e pr eguntars e por
qu é esta binaridad mu y, mu y curiosa, mu y so rpr end ent e.
Aquí lo vem os en Vigilary castigar.En el primer tiempo la prisión y el dere cho
f1 enal tienen do s formas diferent es irr ed uctibles . Pero en un segundo tiempo se
cruzan: el d erec ho pe nal reco nduc e prision e ros, es d ecir reaba stece prisionero s
de manera constante, y la prisión reproduce const anteme nt e delincuencia.
De modo qu e volvem os a trop eza r siempre con la neces id ad de m ant en er
csros tres punt os d e vista con los que un o int en ta arr eglárselas. Prim er punto:
l1ererogen eid ad de las dos forma s, n egación de todo iso nw rfisrno. N o hay
iw m o rfism o enrre lo visible y lo enun ci;:ible. Segund o punt o : el enu nc iado
1 il'ne el primado , es el det erminante. Tercer aspecto : h ay captura mutua entr e

lo visible y lo enun ciabl e, de lo visibl e a lo e nun ciab le y de lo enunciable a lo


visible. Es típi cam ent <:'esto: la prisión reprod uce d elincu encia, el d erecho penal
reco ndu ce a la pri sió n o reabastece pri sio neros. Ti enen allí ca ptur a mutu a.
Y ven bien que codo el pen samiento d e l~oucaultse vuel ve, en efecco, tanto
111;is irr edu ct ibl e al análisi s d e las proposiciones, al análi sis lin güístico, en la
:ncd ida en qu e lo visibl e y lo enunciable esrfo en un a rela ción completa m ent e

165
Ume6

distinta, por un a parte , a la d e la proposición y el referent e, la prop osición y el


esrado de cosas; y co mpl e ram ente distinta, por o tra part e, a la del sig n ificado
y el signifi canre. No puedo decir que la prisi ó n es el signifi cad o y el de rech o
penal el signifi ca nte. Ni referenr e de la prop osició n , ni signi ficado de u n signi -
ficante. Foucault puede considerar co n just o der echo, ent o nces, q ue su lógica
d e los enunciados, que es también una física de la visibilidad , se presenta bajo
una forma nueva, o más bien bajo do s formas nu evas.
He retornado rodo esto . .. en fin no sé, espero no haberlo dicho ral rnal . ..
Y hag o el puente con nu estra sesió n precedente. A este nivel, en función de
esta heterogeneidad fund ament al ent re lo v isib le y lo enunc iabl e, nos encon-
crábamos frent e a cua cro co n fronr:J.c io ne s a rea lizar.
La prim e ra confrontación er:J.la co nfr o nt ac ió n co n Kant. ¿Por qué era
necesaria ? Po r una razón mu y simpl e, porque no s venía a la mente, así como
así, como un:J. especie de peq u eño vaho: que d espués de todo Kant había sido
el pr im er filósofo en constrnir al hombre a parrir de dos farnlrade s hetero-
géneas: una faculta d de receptividad - y despu és de codo lo visibl e se asemeja
mucho ::iu1u receptiv id ad- y una facultad de espo nt ane id ad - y despué s d e
codo el en u n ciado, que vimo s que era determinant e, que tenía el primado, se
asemeja mu ch o ::iuna espec ie d e esponta neidad-. Por tan to, ne cesidad de u na
confrontac ión co n Kant bajo la siguiente pr egun ta general: ¿se pued e d eci r
que de cierra manera f ouc ault es neokant iano?
L1 segunda con frontación nec esaria es con Blanchot, a qui en y:J.tuvimos
a menudo la ocas ión de invoca r, p uesto que uno de sus temas fundam ent ales
es que "h abbr no es ver». El «ha blar n o es ven , d e Blan chot y la fo rmula de
Foucault «lo qu e vem os no resid e en lo que d ecimo s», «lo visib le no resid e en
lo enunciable,,, parecen imp on er inmediatamente esta segu nd a con fronta ció n:
¿cuál es la relació n entr e f o u ca u!t y Blanchot?
lercera confrontación necesari::i: con el ci ne . ¿Por qué? Por que codo un
;:ispecro del ci ne moderno, y sin duda los m ás grandes autore s contemporáneos,
se definen de h1manera m ás sumdrí a - si bu sca m os el carác ter mi s sumario en
estos amo res- por hab er introducido en el cine una falla, u na ab ertura funda-
menta l entr e e! :J.udio y lo visual. Indudab lement e han llevado lo audi ovisual a
u na nueva etap::i ha cien do pa sar una falla entre ver y hablar, en tr e lo visible y
b palab ra. Y toJos ustedes son cap aces de reconocer allí, sin duda algu na, eres
de los m ás grand es no mbr es del cine contemporáneo: Syberb e rg, los Stra ub
y Marguerite Dura s. Ahora bie n , me limito a señalar - porqu e si tuvié ram os
tiemp o, hay mater ial al respecto-qu e Foucault sentía evid ent em ent e un inte rés
muy , mu y profundo por el ci ne, en particular por el cin e de Syb erbe rg y de

166
Here,·/lgmtidady rtfaciún o,rrt uisibi/idades y mu11ciarlm . Kant. B!anchor _v 1·/ ci11c.

f\fargueri te Duras. Supongo que tambi én sentía un interés mu y vivo po r los


Seraub, pero no lo sé.
En fin, Foucaulr se vio mezclad o cas i d e m ane ra dire ct::icon un film qu e
vi, pero qne por desgra cia ya no recuc:rdo. Es d film q ue exrrajo René Allio de
h investigación de Foucault sob re Pierre Rivier e 7 • El de Pi err e Riviere era un
caso de monomanía criminal, era un pequeño campesi no que había liquidado
:i todo s los su yos . Y Allio sacó Je ah í un film.

Entonc es, par:i. cuando llegue m os a eso, tendría mu cha necesidad de alguien
:1quíque recuerd e el film. Por un a razó n muy simple . Fo11cault publi có el
rnaderno d el mu chacho , un cuaderno esco lar donde Pierre Ri viere se ex p lica.
formaba parc e, e ra la primera d e las v idas d e los hombres infam es, tal como
fo uca ult las qu e ría , las so ñaba. Y hay allí, entonces, un probl ema abs o luc::i-
rnenr e natural: ¿cuál es la relación entre ver y hablar? Esrá el cu::idern o de: Pi erre
Rivi ere, y luego esrin su comporta mi ento visible antes del crim en y el crim en
visib le. ¿En qué rela ción los poní :1el film de A llio? ¿Es simp lemenr e un ;i voz
L"l1 off que lee el cuaderno? Es un problema . H ag o una hipót esis - pero no m e
.1cuer do , no me ac uerdo para nada-: si es un a voz en off que lee el cuad ern o ,
Li realización del film ha estado por detr ás J e lo que dc:sea ba Fo u c::iu lc. ¿Pero
qué otra cosa se puede hacer entonce s? Ya vere mo s cómo pro ce d e el cine
co ntemporáneo , del cuJl pued e d ec irse qu e rompió de man era completa con
l.1voz en off. Y ne cesar iamente . En fin, este es el ter cer pnnro.
¿Qué pasa? ¿Ha ce calor? Ah , ¿h ay todavía qui enes fum an ? Sean gentiles,
lumen durante el d esca nso . Sí , abran un po co ... ¿Pero q uién fuma ? ¿Vieron
:ti que fumJ ? ¡D enún cienlo! [rism] . H aga n co m o si estu viera n en el su bterrá-
11eo ... Pero ha y qui ene s fuman en el subt errán eo, ¿no? Bueno, ¿ya esd m ejor?
Bien, última confrontación . Si hemo s lleva do bien estas tre s confrontacio-
11cs, estamos m ad uro s para preguntarnos: ¿cuá l es la respuesta de Fouca ult
1·11cuan to a la «rebción » - entre comillas- entre lo visible y lo enunciable?
¿Es igua l a la de Kant, es igual a la de Bl anc ho c, es igual a la del cin e, o ha y
11na res pu esta propia. d e Foucault? Lo cual no s lleva a la cuarta y últim a
l on fro nución . ¿Por qu¿ Fo ucaul t senda tan rn pla ce r y tant a afi nidad co n el
poeta R:1yrn o nd Rou ssel? ¿Q ué sacaba de Ra yrnond Ro us scl? ¿Por q ué sinti ó
l.1necesidad de hacer un libro sobre R ay mond Rou ssel?
ríe aquí nuestro pro grama . Y ya lo h emo s co m enzado, puesto que b últ ima
n ·z de cí::imos qu e ha y una curio sa ave ntur a kantiana. Era ento n ces la p rim era
, nnfrontación. ¿C u:íl es la ave nrur a kanrian:i ' Yo d ec fa que Kan t es el pr im ero

Co11 el mi smo cítuln que el libro, cf. Ren¿ Allio , Yo. Pierre Rit •i <ff h.:1hiendo
.l,g ollfldu i1 mi madre, mi htnn,111a _ymi hennrmo, 1976.

167
C/,ase6

en haber construido al hombre sob re do s facultades heterogéneas, irreducti-


bles. ¿Cuáles son esas dos facultade s irreductibles, h eterogéneas? Son, ustede s
recuerdan, la receptividad y la espontaneidad . ¿Pero qu é es eso?
La receptividad es la facultad de intuición. Por intuici ó n, en sentido kan-
tiano, ha y que encender algo mu y preciso: es la forma bajo la cual es dado
codo lo qu e me es dado. ¿Y cuál es la forma bajo la cual es dado todo lo que
es dado? La respue sta kantiana, muy rigur osa, es que codo lo que es dado es
dado en el espac io y en el tiempo. El espacio-tiempo es e nt onces la forma
de la intuición. ·1c.)dolo que es dado es dado en el espacio y en el tiempo. El
espac io y el tiempo so n la forma de la intuición bajo la cua l capto codo lo que
me es dado y todo lo que es dable. Si se m e habla de algo que n o está en el
espac io y en el tiempo, diré que eso no pued e dársem e. Quizá pueda pensarlo,
lo cual es completamente distinto, pero no puede dárseme. Esta es entonces
la facultad de intuición o el espacio-tiempo como prim era forma .
Segunda forma: la espontaneidad. Esca vez es el «yo pienso ». ¿Por qué el «yo
pien so» es una espontaneidad o una activ idad, a diferencia de la receptiv idad ?
Porque «yo pien so» es el enunciado de una dete rmin ación. Esuna determinación.
E nton ces la última vez me enco ntraba en esta consideración: ¿por qu é Kant
construye de este modo el hombre y por qu é eso no se hizo antes? ¿Por qué
esta idea de las facu ltades heterogéneas tuvo que esperar a Krnt? Mi respuesta
era muy simpl e: la metafísica no puede -no es que no quiera , no pued e- llegar
a este tema de las facultades heterogéneas . Y pa ra llegar a él, Kant efectúa lo
que él mismo llama su ,<revolución », a saber, la sustituci ó n d e la m etafís ica por
la crítica. ¿Por qu é la m etaf ísica no puede? Lo vimos la última vez, porqu e lo
<1uedefine a la meraf ísica d esde el cristianismo , y lo que define su relación con
la teo logía, es la posición de l infinito como primero por relac ión a lo finito.
Solamente si lo infinito es primero por relación a lo finito nuestras fac11lrades
son necesariament e homogéneas de derecho.
Ahora bi en, ¡qué cmi oso~ ¿Por qué si lo infiniro es prim ero por relac ión
a lo finito nue stras facu lrndes son homog éneas de dere cho? Porq ue no so rros
so mos finitos de hecho, pero l:.1fin irnd no es m ;Ü q ue 11n h echo. Lo primero
por relación a lo finito es lo infinito. ¿Y qué es lo infinito ? Es an te todo el
entendimiento de Dios, el entendimiento infiniro. Toda la m eta física del si-
glo XV II está llena de consideracio nes sobre el entendimiento infiniro. ¿Pero
,¡11ées el enrendimienro infinito, el entendimiento de Dios? Dios es el ser
para el cua l no hay lo dado. En efecto, Dios crea, y crea ex nihilo, es decir a
partir de nada, no hay siqui era algo material que le esté dado. Desd e enton-
ces, b distinción de un dado y de un actuado no existe para Dios. En otros
tér min os, la difer encia entr e dado y crea do no existe para Dios. La d iferenc ia

168
Hetaogenridad _y relaciónentre z•i.<ibilidade.,
y munciad os. Kant, Blnnchoty el cine.

L'ntre receptividad y espontaneidad no existe para Dios. Dios es únicamente


t·spontaneidad . ¿Y qué es lo dado , entonces? Lo dado es una espontaneidad
disminuida. Solo exisre lo dado para la criarura, porque la criatma es finita.
Lo dado es solo una espontaneidad disminuida . En otros términos, nosotro s,
siendo de hecho seres finitos, decimos que hay lo dado . Para Dios no lo hay.
En otros término s, es únicamente nu estra finitud la que produce la diferen cia
entre receptividad y espontaneidad . Esta diferencia no vale en el nivel de Dios.
Ahora bien, Dios es el d eref:ho . Quiero decir, es el estado de cosas tal como
es de derecho. ¿Yen ? Es muy simple.
¿Q ué hace Kant? Para que el kantismo sea po sible, es preciso que haya un a
promoción de la finitud. Ha ce falta que la finitud ya no sea considerada como
1111simple he cho, hecho de la criatma. Ha ce falta que la finitud se::ipromovida

:ti estado de potencia co nstitu yente. Y es por eso que a H eidegge r le gusta canto
proclamarse kantian o: Kant es el advenimiento de una finirud const ituyente.
b decir , la finirnd y,1 no es 11nsimple hech o que deriva de 11ninfinito original,
sino que lo orig inal es la finir11d. Esa es la revolución kantiana.
De sde entonces, lo que sale a la luz es la irredu ctib le heteroge neidad de las
dos facultades qu e co mpon en mi espíritu, la recept ivi dad y la espontaneidad;
recep tividad del espa cio-t iempo, espontaneidad del «yo pienso ,,. Finalmente
el hombre deviene deform e. Deforme en el sentido etimológico d e la palabra,
L'.Sdecir des-form e: re ngu ea sobre dos formas hete ro génea s y no-simétricas,
receptividad de la intui ción , espontaneidad del «yo pienso».
Estábamos ahí . Hemo s retomado, y creo, espero que hayamo s agr egado
LOsas. D e modo que está n listos para ha cer un pequeño esfue rzo má s hac ia
:,lgo un poco más difícil. Si h an seguido este tema de Kanr, ya pueden esperJ.r
:1lgo: de Descartes -qui en todavía mant ení a d e 1113.n era explícita el primado
d<.:lo infini to sob re lo finito, y que po r eso era un gran pe nsador clásico , es
d ecir del siglo XVII- a Kant, la célebre fórmula del cogito,«pie nso, luego soy»,
l·ambia completamente de sentido .
Y vamos a ver que si retomo esto, si necesito reto marlo , es porque conciern e
directam ent e a Foucaulr. D espués de todo , la última parte de Lm palabrasy
las cosasincluye una gran cJ.ntidad de refere n cias J. Kant ~, y retoma el tema
11<idegg
.: eriano de la revolu ción kantiana qu e consiste en haber promo v ido la
linirnd co nst it11yenre y en habe r roto d e este m odo co n la vieja metafísica que
11u s prese nt aba 1111
infini ro co nsriniyenre y una fin itud co nst iruid a. Con Kant ,
t·s la finirnd lo que de viene co nst iruyenre. Ahora bien , esce tema es evocado
po r Foucault, no creo que sea uno de los punto s n ovedo sos de Lasprzlabmsy

8
Cf~ pm ejemp lo, Michel fou c1ult, Laspalahms y las cosas,op. cit., pp. 331-3:33.

169
C/asr(,
---·---- - --- ---

las cosas. Simpl em ente Fouc:iult lo utili za d e una m aner a admir abl e. Sin duda
c'.s Heid egger el prim ero en haber definido a Kant p o r esra oper ación de la
finirud con stirn yent e.
Digo enton ces qu e a partir de ese mom ento es pr eciso qu e el cogito tome
un sent ido compl etam ent e di stint o. En efecto -y aquí les pido que pr esten
mu cha aten ción -, ¿cómo se pr esent a el cogi to en De scart es? Habl o para codo
el mundo , inclu so p;ira aquello s que no cono ce n en absoluto a D escart es.
D escarte s n os di ce en primer lu gar «yo pien so». Es la prim er:i.propo sición.
Proposi ció n A: «Yo pie ns o•>. Bien , él pi ensa. ¿Qué qui ere dec ir «yo pi enso»?
<<Yo pi enso» es una d etermina ción. M ás aun , es una de te rmina ció n induda-
ble . ¿Indudabl e? Sí, in dud abl e. ¿Por qu é? Porqu e yo pu edo dudar de codo
lo que qui era , puedo inclu so dudar de que usted es existen , y pu edo incluso
dud:ir d e qu e yo mism o exi sra. Inclu so d e mí, sí. ¿Por qu é no podría dudar?
H:iy so bm ent e un a cos a de la que no puedo dudar , y es de q ue pienso. ¿Por
qu é no pu edo dudar de que pi enso? Porqu e dudar es pen sa r. o se rr:ira de
di scutir , ln y que int ent ar com p rend er. Pu ed o dud :ir de cod o, pu ed o d udar
d e qu e 2 y 2 se:i.n 4. ¿Qué sé yo si 2 y 2 son 4 ? No sé nad:1, pu ed o dud arlo .
Pero no pu edo dud:ir de qu e yo , qu e dudo , pi enso. Por tanto , «yo pi en so,, es
un:i. determina ción indudabl e.
Prop osic ió n B. Se ve bi en que el cogito no es «yo pien so, lu ego .'.>O y», sino
qu e es m:ís co mpli cado qu e eso. Propo sición B: «yo soy ,,. ¿Y por qu é «yo soy»?
Por un a razó n mu y simpl e: es qu e p:1ra pen sa r hay qu e ser. Si pi enso , soy. El
enunci ad o del cogit o en el ni vel B es entonce s: «.Ahora bi en, si pien so, soy,,.
Propo s ició n A: ,,y o pi enso». Prop os ición B: «Ah ora bien , si pi enso , soy,,.
¿Por qu é si pien so , soy? «Yo pi enso» es una determina ció n indudabl e. Es
pr ec iso qu e un a de termin ac ión refier a a algo , a algo ind eterm inado . Toda
d etermina ció n det er min;_¡un indet ermin ado . En ot ros término s, «yo pien so »
sup o ne << Ser», su pon e un ser. No sé en qu é con siste ese ser, no ten go qu e sab erlo.
«Yo piens o» es una det ermin ac ió n qu e supon e un ser ind etermin ado: yo soy.
El «yo pi enso» va a d etermi11:1rel «yo soy », pue sto qu e el <<yopi enso» es una
derem1in ac ión, pero la d erermi 1u c ió n supon e un ind eterminad o.
¡Qu é b ello es codo esto! ¿Co mpr enden ? Lo qu e qui ero decir es qu e no h ay
razó n p arJ hace r o hj ec io nes. ya es mu y fati ga nte co mpr ender. Yo pi enso , yo
soy. Si pien so, soy. ¿Qut soy? En este nivel , una existen cia ind etermin ad a .
Prop os ició n C. ¿Pero qu é es lo qu e soy? Ven qu e la propo sició n C ya no
con siste en «yo soy», sino e n lo qu e soy. ¿Qué es lo qu e soy? Soy un:i cos a que
pi ensa . 1.11cua l qui ere dec ir qu e h d etermin ación «yo pi en so » d etermin a la
existencia ind etermin ada ,,yo soy». A p :1nir d e lo cual debo co ncluir «yo soy
un a cosa qu e p iens:i».

170
. Knnt. Hlmcliot y el ri11c
Het er1,gmeidndy relación entrt' 1•i.rihilidadrs }' munciarl().<
-- ~ ·-- -- -- ---- --- - -·--
--- ··- ·- - - - --..- --

El enunciado del cogito sería enton ces: A) «Yo pien so», B) «ahora b ien,
para pens ar hay que ser,,, C ) «por tanto soy una cosa qu e pi ensa.>,. ¡Ahí está!
En otros término s, diría qu e Descartes opera - y esto es mu y important e
p:1ra mí, p ara el porv enir-con dos término s, «yo pienso » y ,,yo soy,,, y una sola
forma, «yo pienso ,,. En efecto, «yo soy» es una exist encia ind eterminada , por
ende, que n o tiene forma. «Yo pienso » es una forma . El pe nsam iento es una
forma, determina la existencia ind ete rmin ada: «yo soy un a cosa que pien sa».
Hay do s términos, «yo pi enso » y ,,yo soy», y una úni ca fornu, «yo pien so,>.
De donde se concluye «yo soy una cosa. qu e piensa ». ¿Y:i b ien ?
Ahora escuchen a Kant. Kant conserva A y B. Oirá: ,,De acuerdo , yo pienso
(A), y 'yo pien so' es un a determinación ». Y dirá: «D e acu erdo tamb ién con B,
la determinaci ó n impl ica una existenc ia indetermin ada, 'yo pi enso' implic a
'yo soy' . En efecto, la d eterrnina. ción d eb e referir a algo ind eter minad o ». Y
codo sucede como si Kanr ex p erimenr a r;i un bloqueo al fina l Je B. Le di ce a
D escartes : «Usted no pu ede ir má s lejos . No pu ede concluir 'yo soy un a cosa
qu e pien sa'». ¿Por q ué Descart es no pu ede co n cluir eso? Es mu y simpl e. Es
c:ierco qu e «yo pi enso» es un a d ete rminac ión , es decir que d etermin a . ¿Qu é
determina? Determina una existenci a indeterminada, a saber ,,yo soy». Pero
todavía hay qu e sabe r baj o qu é forma -escu chen bi en , :i.qu í les di go un se-
c-rero radi cal, un:i especie de mist erio-, todavía h ay qu e saber b:1jo qu é fornu
la existencia indetermin ad a es determin able. D escartes, un a ve z má s, estaba
dema siado ap urad o [risas]. C reyó que la det ermina ció n podía refe rir dir ecta -
ment e a lo indet erminad o . Y como «yo pienso », la determinaci ó n , impli cab a
,,yo soy », b existencia ind eter minad a, concluía «yo soy un a cosa qu e p iensa,, .
¡De ningún modo! Pu es cu :indo dije «yo soy», existe ncia indet erm in ada im -
plicada en la d etermin:i ció n «yo pi enso», no dij e co n ello bajo qué for m a la
existencia ind eterminada era d eterm in abl e.
¿Y bajo qué forma la ex istenc ia ind eter min ada es determinable? Kant es
mu y, muy prodi gioso co mo pensamiento. Es pr ec iso que int enten vivirlo.
Pueden casi ade lantar se a Kant . Sin hab erlo leído pu eden adi v in arlo, pue s
pu eden adi vin ar lo qu e está dici énd ono s. La exisren cia ind ete rminad a so lo e-s
determin able en el esp acio y e! tiemp o, es d ecir baj o la forma de la recep tivid ad.
La existe ncia indet erminad a «yo soy» solo es dete rmi nabl e en el espac io y el
1icmp o, es d ecir yo m e apar ezco en el espa cio y en el tiemp o. La existencia
i11determina.da. so lo es d eterm inabl e bajo la forrna d e la recepriv idad. ¡Qué
l1isro ria! ,,Yo pi enso" es mi esponta n eid ad, mi dete rmina ció n activa. Pero
lic aquí qu e mi espontaneidad, el «yo pien so », so lo d etermina mi exi ste ncia
indeterminada en el espac io y en el ti emp o, es d ec ir ha.Jo b for m a d e m i re-
' cptividad . ¿Q ué va a resultar d e esto? U na cosa. muy rar a.

17 1
Clmc6

En otros términos, la determinación no pued e referir dir ectamente a lo inde-


terminado, la determinación «yo pienso» solo puede referir a lo determinable.
No hay dos términos, la determinación y lo ind ete rmin ado, hay tres: la determi-
nación, lo ind etermin :ido, lo determinable. Descartes se ha salteado un término.
Pero enton ces, si mi existencia indetermin ada solo es determinable bajo
la forma de la receptividad , es decir como la existencia de un ser receptivo ,
yo no puedo determ inar mi existen cia como la de un ser espon tá neo. Yo, ser
receptivo que solo soy determinabl e en el espac io y en el tiempo, solamente
pu edo representarme mi propia espo nt aneidad, y so lo puedo rep resentár m ela
como el ejercicio de otro sobre mí.
En otros términos , cuando el año pa sado o el anterior , ya no sé, co mp aré
el cogito de Kant con la célebre fórmula d e Rimbaud «yo es otro ,/', me parece
qu e tenía razó n al pie d e la letra . Y tendría razón al pie de la letra si Kant lo
dijera al pie d e la letra. felizmente Kant lo dijo al pie d e la letra en la primera
edición de la Critirn & la razón pura, así qu e todo marcha bien. Leo el texto
lentam ent e. Ahora J eberían comprenderlo con facilidad: El «yo ¡úenso» e:,, :presa
el acto quf dfterm ina mi existmcia ... No hay dificul tad , esto quiere decir el «yo
pien so>,es una determinación y, por eso mi smo, es mi espo ntaneidad. El «yo
pienso" expresa el acto que determina mi existencia. La existencia estd entonces
ya dada a tmvés de él ... En efecto, la existe ncia ind eterminada. La existencia
estd entonces ya dada a través de él, pero no La manera de determinarla. ¿Com -
prtnden? Estoy seguro de que la tradu cción no es bu ena aquí, pero no es
in conv eni ente: no la mane ra de determinarla qu iere decir no el modo bajo el
cual es determinable. La existencia indeterminada está entonces ya dada, pero
no la manera bajo la cual es deter minabl e. Hace falta para ello la intuición de
uno mismo -es decir la receptividad- que tie ne porfundamento una forma. es
decir el tiempo que pert n1ece a la receptiv idad determin able. En efecto , el tiempo
es la forma bajo la cu al mi existencia es determinable. No puedo enton ces -he
aquí lo esencial del aporre de Kant- determinar mi existencia como la dt' un
ser espont áneo, sino que solanzfnte me represento la espontaneidad df mi acto de
pensamiento o de determinación, y mi existencia nunca es determinable más que
en la intuición. como la de un ser receptivo . Mi existencia solo es detam inable en el
tiempo , como Laexistencia de un sa receptivo, el cual. desde entonces, se reprfsenta
su propia espontane idad como la operación de otro sobre él'º.

9
Par a esta co mparación, cf. G illcs Deleuze, Kant y el tiempo, Cacrus, lk As.,
2008. pp. 65 -(>4.

tri Imrnanuel Kant, Critica de la mzón pura, op. cit., par ágrafo 24: «La ap licac i<Ín <le
las ca te gorías a los objetos de los senridos e n gene ral », cf. prim er n ota en par ág rafo 25.

172
1-!etcrogenl'idad_v rrli1ciá11entre visibili dades)' mu nciad os. Kant. Rlanchot_y cl cine.
--- - ---- - -
¿Yen qué bello es? Es lo mismo que cuando les decía. que ha.y un a. a.benura,
que ha.y una falla en el cogito.En Ka.ne el cogitoesrá co mpletamente hsurado. En
Desca.nes era pleno como un hu evo. ¿Por qué? Porque estaba rodeado, ba.11ado
por Dios. Con la finirnd consr iru yent e camino sobre dos piernas desiguales,
receprivida.d/esponta.neidad. Es realmente b falla al interior del cogito. El «yo
pienso», espontaneidad , determina mi existencia, pero mi existencia so lo es
determina.ble como b de un ser receptivo. Desd e enton ces yo, se r receptivo,
me represento mi espont~ne id ad como b operación d e otro sobr e mí, y ese
otro es ,<yo».
¿Qué es lo que ha ce Kant? Ahí dond e De scartes veía. do s términos y una
forma., él ve tres término s y dos formas. Tres términos: la determinación, lo
ind ere rmina.d o y lo determina.ble. Dos forma.s: la forma de lo determinable
y la forma de la d eter mina ción, es decir b intuición, el esp ac io- tiempo, y el
«yo pienso»; b recc ptivida.d y la espontaneidad. H a.y do s formas, do s formas
hercrogénea.s. La recepti v idad no es un a.esponta n eidad degradada, como cree
o como tr:J.t:J.de cree rlo b mera.física del siglo XVII. H ay het eroge neida.d entr e
las dos, de modo que yo, se r receptivo, qu e so lo puedo experimentarme en
el tiempo, solo puedo rep resentar m e mi espontaneidad como la operac ión
de otro sobre mí.
Bueno, ¿en qué Foucault es neokantiano? Foucaulr es neokanri ano porque
supone los siguientes d esliza mi entos, que ya se11alé. El espacio-tiempo deviene
luz. Para ha.blar realm ent e muy rápido, diríamo s qu e pasó Einstein. El espacio-
tiempo d e Krnt deviene luz y define la forma d e la recep tividad , lo visibl e. Lo
visibl e en el se ntido en que lo hemos visto, pu esto qu e ya. ni siquiera sed dado
de sd e un sentido, sino que es la condición bajo la cua.l son d ado s to do s los
da.tos sen so rial es. Lo vimos , la luz no está ligad a o no es una dependencia de
b vista, es la condición bajo la cua.l son da.dos rodos los da.tos de lo s sentid os ,
es b forma. de la recepti vidad. ¿Y cuál es la forma d e la espontaneidad? Ya n o
es el «yo pienso», sino el ,,se ha.hla», el ser del lengu aje o el hay len guaj e. Es la
forma. de la determinación. Hay d os formas irr ed uctibles.
Y a. propósito de esto, después de las transformaciones que hac e sufrir al
kan tismo , Foucrnlt se encuentra necesariam ente frente al mismo problema
que Kant. ¿Qué qui ere d ecir «el mismo problema que Kant »? Quiere decir
que entre la receptividad y la espo n t:me idad, entr e la lu z y el leng uaje, entr e
lo determinable y la deter mina ción , h ay abertura. o no-rebción, y sin emba rgo
es pre ciso que haya una rela ció n.
Bosq uej é la respuesta de Kant la vez pa.sada. Aunque b res u numos , nos
servi rá pa.ra el porv en ir d e nu estros análisis so br e Fouc ault. La. respuesta de
Kant será que ha ce falca un tercer elemento. Y no solamente un tercero pa.ra.

173
Clmc6

poner en relación lo sin-relación, es decir el espacio-tiempo y el ,,yo pienso)>,


la receptividad y la espontaneidad, sino que hace falca que ese terc ero carezca
de forma. Un elemento informal , un oscuro elemento inform al que-e ste es el
gran misterio-por un lado sería homog éneo a la intuición, al espa cio-ti empo,
y, por otro lado, sería homogéneo al «yo pien so», al concepto. Entonces,
receptividad y espontaneidad serían heterogéneo s, pero he aquí que habría
una tercera instancia que, por su cuenca, sería homog énea a la intuición y
hom ogénea al «yo pienso ». ¡Es raro! ¡Qué instancia extr aña! Kam no s dice
qu e es lo má s mi sterioso en el hombre , y que se traca de la imaginación. Lo
má s misterio so del hombr e: una instancia que es homog énea a cada una de
las dos instancias heterogéneas.
¿Y por qu é dice eso? ¿Es arbitrario? Qui ere decir algo muy simple. Escuchen
un poco más. Kant dice que lo propio de la imaginación es esquematizar. ¿Y
qué es un esq uema ? Y bien, es una cosa rara. Un esquema es un co njunto de
determinaciones espacio -temporale s que corresponden a un concepto.
Ejemplo . Un triángulo equilátero tien e un concepto, es un triángulo que
tiene eres lado s y tres ángulos iguales [mientras dibuja en el pizarrún]. Un
triángulo rectángulo tiene un co ncepto , es un trián gulo que tiene un ángulo
recto . ¿Q ué es el esqu enu ? Es la regla de co nstrucció n . ¿Cómo construyen
un triángulo rectá ngul o?¿ Eh? Veo qu e hay algunos que tienen un a auténtica
sonrisa ... m e digo que esos saben . Y hay quienes parec en abstraído s, mu y
mole stos . . . me digo que esos se han olvidado [risas]. Ahora bien, yo no voy a
arruinarles la sorpresa , se remitirán a vuestros manuales ordin arios de geo me-
tría, pero por ejemplo, para construir un triángulo rectángulo ha y qu e trazar
un círculo. ¿Có mo se traza, cu ál es la regla de construcción de un círculo?
Los remito a vuestro manual ordinario. La regla de consuucción del círcu lo
será el esquem a del círculo. Bueno, una vez que tra zaron el círculo, toma n
el semicí rcu lo .. . ¿Cómo se hace para tener un semicírculo? Cons tru cción
del semicírculo. Y así, esqu emas que remiten a esquemas, hasta que después
tra zan vuestro triángulo rec tán gulo. La regla de construcción es su esquema.
Lo mismo con el tri áng ul o equ ilátero . ¿Cómo construirlo? Se construye con
regla y com pás. Regla y compás son instrumentos de construc ció n. Hacen un
trazo con regla, coman un extre mo del trazo, de la línea , proceden con vuestro
compás, hacen algu na cosa más y ya está. Son entonce s reglas de construcción.
Pero vean lo que es un a regla de co nst ru cción. Una regla de construcció n es
una regla que co nscruye, que produce el objeto de un co ncepto. ¿Dónde? En
el espacio y en el tiempo . Y bien, co n eso basta. Es formidable. El esquema de
la ima ginación es también un desntbrimienco kantiano muy, muy grandioso.
Es formidable como no ció n.

174
f-letrrogenridad_v Jf/iJcion rntJe vúibilidndr .,y t•m.01ci11do
.,. Kant, Blnnc!}(}ty, ,¡ ciru·.

Enton ces el esquema es, por una part e, homog éne o al espacio y al ciempo
pu esto qu e determina el espa cio y el tiempo, es una det erminaci ó n de espacio
y d e tiemp o. Me preguntarán en qu é jueg a aq uí el tiempo. Y bien , basta tomar
un esq uema como el del numero. ¿Qué es el esquema d el número ? El esqu ema
del núm ero es la regla seg ún la cual siempre puedo añadir la unid ad al núm ero
pr eced ente. Es un esquem a temporal. Por tant o un esqu ema es h o mog én eo al
espaci o y al tiempo , pu esto qu e d eter mina un esp ac io-tiempo. Pero det er mina
el espaci o y el tiempo como co nform e a un concepco: triángul o equil átero,
número, etc. Observen enco,~ces que es homog éneo al espacio y al tiempo que
det ermina , y homogén eo al concepto cuya construcción d e objeto permit e.
Ejercicio pr ác rico . D efin ición de «leó n ,,. Ese es el concepto. Ust ed es de-
fine n el leó n, se pueden co n ceb ir varias defini cio n es. ¿Y cuál es el esqu ema
d el león? Observ en qu e un esquema no es de ningún modo un a imag e n. Si
pido una imag en de núm ero , m e dirán «dos,, o «tresciencos,,. Pero el esq ue-
ma del núm ero no es eso, sino la regla de produc ció n d e tod o núm ero . Si
les pid o im ;ígenes <le un rriáng ul o equil átero, no rienen difi culra<l, vienen y
rrn;.in 1111 rriáng11lo eq uiLírero ... En Fin, no sé si n o tienen difi c11lrad ... pero
hace n un o, indep endi ent ement e de coda guía de construcción , ha cen un o
aproximadamente . Pero eso no es el esqu em a . El esqu ema no es una ima gen,
es la regla de producc ió n de toda ima ge n como correspondient e al co nc ept o
o como co nforme al concepto. Entonces el esquema del león n o es un leó n.
Una im age n d e leó n es un leó n , aquel león que vi en el circo el o tro dí a, o
qu e vi en la tele . Pero eso no es un esqu ema d e león. Un esquema d e leó n
es mucho mejor, forma parte , en efecro, de los mi sterios de la im ag inaci ón .
¿Q ué ser:í un esq uema d e leó n ? Es siempre un dinami smo , es un din ami s-
mo espacio-temporal. Y aquí pu eden so ñar. . . so ñ emo s ... Cuando tienen un
co ncepto co mo la vaca o co mo el leó n , ¿cuál es el esquem a? ¿Qué es el esq uem a
de la vaca? No es aquella vaca, aquella vaca que co no ce n particu larm ent e. Eso
es una ima gen de vaca. ¿Pero el esquema? Se puede va riar, ¿no ? Para mí, el
esqu ema de vaca es el po te nt e movimiento migratorio qu e ado pta una manada
cualqui era de vacas en una prad era a cal o cual h o ra. D e rep ent e, esos ;rnimale s
que pastoreaban allí, un poco esparcidos, migran en la prad era ... ¡Qu é terribles
cinco de la card e!11 [risas]Las vacas mi gran en la pr adera. Dinamismo espac io-
remporal. ¿Q u é es el esquema del leó n? Es un zarpazo. Eso es un din ami sm o

11
La alusión puede referir al pnema de Federico Ca rci":iLorca, L!11nto por ~f,lltlci o
Sdnchez M~Jz a5,19:34, o mis probablernenre a la frase qu e e, pronunciada literalmen te
por el protago 11i5ta de Pierrotel loco, film de Jean-Lu c Coda rd dL:1965.

175
Cia.<( 6
-- ~- ------------------------------

espacio-remporal. ,dener garras» forma parte de la definición conceptual del


león, pero el dinamismo del gesto sería el esquema.
En otros términos, el esquema es una determinación espacio-temporal en
tanto que corresponde a un concepto. No hay nada más paradójico, puesto
que el espacio-tiempo y el concepto son estrictamente irreductibles. ¿Cómo
puede haber esquemas que hagan corresponder las determinaciones del espacio
y del tiempo a conceptos? Por eso Kant nos dice que el esquematismo es el
arte más misterioso. Las dos formas no son reducibles una a la otra, no son
conformes una a la otra, pero habría una tercera instancia que, por su cuenta,
sería conforme a una y a otra de las dos. La condición, a mi modo de ver, es
que el esquema sea informal. Pero allí Kant nos deja ... simplemente nos deja.
No puede ir más lejos. Pues si es informal, ¿cómo puede ser conforme a las dos
formas? ¡Difícil! La respuesta de Kant: un arte enterrado en las profundidades
de la imaginación 12• Enterrado.
No hay que pedir a un filósofo, cualquiera sea su genio, que vaya m;ís lejos.
Cuando ya se anduvo tamo camino, como lo hizo Kant, cuando además se
está apremiado por otros problemas, que no vaya más lejos no es una carencia.
Queda en nosotros, si somos kantianos, intentar ir más lejos gracias a él. Y
ya está, eso es todo.
Entonces, ¿será ese el caso de foucault? ¿Cuál será la respuesta de Foucault?
Se sabe que, sobre este punto, ya no se puede ser kantiano, puesto que Kant no
dijo nada más. ¿Pero habrá en Foucault algo que funcione, incluso de manera
vaga, como el esquematismo de la imaginación en Kant? He aquí exactamente
mi pregunta para más tarde.
Entonces, puest0 que no podemos llevar más lejos la confrontación con
Kant, paso a la segunda confrontación: Blanchot. Si hiciéramos una confron-
tación general, ¿sobre qué punto se podría cotejar a Foucault con Blanchot?
Creo que se podrían agrupar los temas de comparación posible. Por mi parre,
veo tres fundamentales . Uno lo veremos mucho más carde, así que solo puedo
nombrarlo. El segundo lo vimos, al menos en parte. El tercero es sobre el que
vamos a intentar insistir. Pero aquí los reúno a todos.
En primer lugar, no puedo hablar siquiera de una concepción, pero sí de
una cierta invocación al afuera. El afuera como noción fundamental tanto para
Blanchot como para Foucault. ¿Qué es el afuera? Cubre a la vez la critica de
coda interioridad y el hecho de que el afuera no se reduce, sino que sobrepasa
la exterioridad, puesto que la exterioridad es todavía una forma: el afuera

12
Immanuel Kant, Crítica de !a mzon pura, op. cit., «El esquematismo de los
concepros puros del emendirniento,, , p. 130.

176
fletnogeneidady relacirín mtrl' z.•isihilidade.ry enunciados. Kant, Blnnchot y el cine.
- - - -- - -

como elemento informal. Y en un número de la revista Critique consagrado a


Blanchot, foucalth le hará un homenaje en un texto muy bello intitulado El
pensamiento del afuem 13• ¿Qué quiere decir eso? ¿Es el pensamiento que viene
del afuera por oposición al pensamiento que viene del adentro? El pensamiento
del afuera, el tema del afuera es, creo, un cerna muy original en Blanchor y que
foucault recoma a su manera. Entonces habrá que verlo, pero es para después
puesto que estamos muy lejos de allí.
La segunda semejanza -1? hemos visco- es la promoción del «se» o del il"4 :
la crítica común en ambos a todo personalismo, e incluso a coda personología
lingüística. A saber, la desvalorización del «yo» a favor de la no-persona, es
decir de la tercera persona, y más allá de la tercera persona, incluso más allá
del il, del «se». En Blanchot no solamente hay un «se habla», hay quizá un
«se ve», vamos a verlo. Pero sobre todo hay un «se muere». Es en }:l. espacio
literario donde más se desarrolla la línea del «se muere" 15• Y puede ser que esca
línea tan profunda en Blanchot, la línea del «se muere>,, no del ,,yo muero»,
sino de la muerte como acontecimiento del «se», forme una unidad con el
problema que reservamos para el porvenir, es decir el problema del afuera. El
«se muere» es la muerte que viene del afuera.
Vimos que en Foucault encontrarán, al nivel mismo de la teoría del enun-
ciado, cómo la primera y la segunda persona dan lugar a una no-persona, es
decir la posición del sujeto como variable del enunciado, irreductible a codo
«yo\) y que se presenta siempre bajo la forma de un il, mientras que codos los
i/ coman su lugar en el cortejo de un ,,se»: «se habla».
También encontrarán en Foucault el «se muere», pero muy reinterprerado.
Creo que finalmente -y es una de las cosas tan conmovedoras de su muerte-
1:oucault forma parte de los hombres que murieron aproximadamente como
¡)ensaban la muerte. Y no hay muchos. Aunque no era triste, Foucaulc nunca
dejó de pensar la muerte. Tenía con la muerte una relación bastante especial,
creo que era por su manera de pensar la muerte. Y muy extrañamente murió
como pensaba la muerte. ¿Qué quiere decir eso?
Creo que en }..'lnacimiento de la cl/nica encuentran un análisis bastante largo
de Bichac, del doctor Bichat, médico muy célebre del siglo XIX, precisamente
por haber fundado una nueva relación entre la vida y la muerte, una nueva

1., Michel Foucault, «La pcnséc du dchors», Critique, junio 1966. (Ed. Cast.: El
¡,msamiento del aji1era,Pre -Textos, Valencia, 1989).
11
• Sobre el on, ver clase 3 nora 6 y sobre el il, clase 4 nora 18.
1
Cf Maurice Blanchot, r..'lespacioliterario, Editora Nacional, Madrid, 2002, cap.
'

1V: ,,La obra y el espacio de la muerte» .

177
Clme6

relación m édica enrre la vida y la muerte. Ahora bien, si lee n estas pá ginas de
Foucault en El nacimiento de la ch'nica16, hay algo que es evidente : por inge-
nioso y brillante que sea, no se traca de un simple análisis, ha y un a especie de
tonalidad afectiva en esas páginas de Foucaulc sobr e Bichac. M e parec e que es
como si Foucault nos dijera indi rectame nte, h aciend o el rode o d e un aná lisis
de Bichat, algo qu e le concernía de manera fundamental.
Y si se pr egunt an qu é había d e novedoso en la manera en que Bichac con-
cebía la muert e, creo que ha y algo nu evo, can nu evo qu e hace de Bichat un
pensador mod erno mu y fund amenta l. Existía cierta co ncepció n de la muerte
extendida por codas panes: la mu erte como instante indi visibl e e ine sci nd ible.
Oiría qu e es la con cepción clásica de la mu erte. La mu ert e como instante
indi visibl e e in escindible co n el cual se termin a la vida. Y encu entr an que esta
conc epción es todavía mu y, mu y actual. Es un criterio clásico del homb re.
En el mom ento de la mu ert e, algo inconmensurabl e se produce. Esca co n-
cepc ión clásica an im a toda vía la célebre frase de Malrau x: la mu erte es lo que
tranforma la vida en destirw 17 • Encuentran el equiva lent e en las co ncepci o nes
antiguas, en las con cepcione s mor ales de la Anti güedad . Po r eje mpl o, cuando
se no s di ce qu e el sabio bien sabe qu e antes de la mu erte no se pu ede decir
soy feliz o he sido feliz. Es decir, la mu erte co mo instant e in co nm ensur able
pu ed e camb iar la cu alidad de una vida, y pu ed e cambiarl a retroact ivamence.
La mu erte ent onces co m o instante último, la muerte co m o límit e. Yo diría
qu e es la co ncepción clásica qu e encuentran en los moralistas, pero también
en los médi cos y en los filósofos .
Es inter esa nt e pr eguntarse có m o piensa la muerte cada uno . Muchos entr e
noso tros viven en esa co ncepci ó n clásica. Foucault d e ning ú n m odo. Bichat
de nin gún modo. C reo que Bichat tiene dos no vedade s fundament ales. Es
célebre po r la definic ión qu e d a de la vid a y qll e abr e S\I gran libro sobre la
vida y la muert e, que es un lib ro sublime. Esta definic ión de b vida, célebre en
la histo ria de la medicina, es la siguient e: la vida es el conj un to de Lasfun cion es
que resisten a la rnuerte 18 • Esca defini ció n parece extrañ a, incluso int'1ril po r
compl etam ent e co ntradi ctoria , un a vez dicho qu e la mu erte es la no-v ida.
Pero esro en nombre del pensami ento clásico . El homb re clásico no pu ede
comprend er l;:i defini ción de Bichar por 11na razó n simpl e: la mu erre es la
no-v ida . Defin ir la vida co m o «el co njun ro de las fun cion es que resiste n a la
no -vida » no parece razonab le. En ronces, la mu erte como instant e in escindible

16
Cf. Mic h cl Fouca ult , El nacimim/0 de fa clinica, op. cit., pp . 20 1-209.
17
Cf. Andr é M alrau x, L'Espoir, Ga llim ard , Pa rís, l 9.'37.
18
Xav ier Bich at , Recherchesphysiologiquessur la vie et la mort (l 800 ).

178
Heterogeneidad_¡•rclacidn mrre 1•15ibilidndesy enu nciado.<.Knnt, Blnnchot y el cine.
- -- - - - -- - - -
e inconmensurable bloquea o le quita todo sentido a la frase d e Bichat. Pero
de hec ho esto quiere decir que Bichat no es un hombre clásico. Pue s sobre dos
puntos la formula de Bichat adquiere un sentido que asusta.
El primer punto, la primera originalidad respecro del pensamiento clásico es
la afirmación de que la muene es coextensiva a la vida, que no es un in stante
inescindible, qu e no es un límite de la vida, sino que es coextensiva a la vida.
No se confunde con la vida, pero es coex tensiva a la vida. La muerte es una
potenci:i coextensiva :i la vi~:i. No tienen que esforzarse mucho para d edu cir
de allí el «se•>.Sin mezclar todo, ya que Bichac no dice «se muere ». Pero si la
muene es una pocencia coextensiva a la vida, se muere. Segunda novedad del
pensamiento d e Bich:it: desde entonces, lejos de ser un instante inescindible ,
la muert e está diseminada, pluralizJ.da, multiplicada en la vida . Es coextensiva
a la vida y a su vez enjambra en la vida bajo la forma de muert es parciales.
Primer punto , la mu erte como potencia coextensiva a la vida. Segundo punto,
las muerte s p3.rciales, parc elarias y múltiple s, que :i.demás se continúan después
de la gran mu erte, pue sto que lo qu e se llam:i. la gran muert e es un:i mu erte
legJ.I.Y bi en, no se termin:i. de morir, así como se comenzó a morir. Y si mir:i.n
aunque no fuera más que el índice del gran libro de Bichat -a falta de algo
mejor, algo es algo- verán que se h J.b!a de la muerte cardíaca, de la mu erte
cerebral , de la mu erte pulmonar y d e todo tipo d e otras muerte s. Es con Bichat
que comienza ese tema de las muertes múltiples y parciales.
Ahora bien , creo que Foucaulr es un hombr e que piensa la muert e en un
modo no-clási co, que piensa la muene o vive la muerte a la man era d e Bichar.
Y creo que murió así. ¿Q ué quiere decir que murió así? Que murió bajo la
lorma de un «se muere», tomando su lugar -para hablar co mo él- en una
l·speci e de conejo de la muerte, tomando su lugar en un <<Se mu ere>,. Y murió
hajo el modo de las mu ertes parciales sucesivas.
Allí habría entonc es, si ustede s quier en, todo un d esarro llo de Foucault
del rema común con Blanchot, pero a su manera propia y en su estilo
propio, es decir con esa rec uperaci ó n de Bichat. En fin, b confrontación
,e impone.
Pero paso al terc er punto de confrontación con Blanchot que es el que llega
lOn total naturalidad en el punto en el que estamos de nuestro análisis. Se
nicnentra en Blanchot por rodas panes , pero m e refiero evident eme nte al gran
tl·xto, al texto más decisivo de Blanchot en La conversación infin ita, al texto
111titulado «Hablar no es ver,, 19. Habl ar no es ver, puesrn que el punto en el que

I ') Cf. Maurice Blanchot, «Parler, ce n'esr pas voir», en L'Entretien infi ni, Ga llim ard ,

l ':1ris, 1968, p . .15-45 .

179
Cla.,1· 6

estamo s es exac tam ent e el d e la d efo rmidad , es d ecir el de la het e rogen eidad
encre lo visibl e y lo enunci ab le, al cual responde la fórmula d e fouc ault: fo
qu e vemos no reside en lo que decimos.
El texto d e Blanchoc es mu y b ello , co n grande s virtudes poéti cas. M e digo
entonce s qu e por nue stra parre, en tanto no p oetas, en tanto qu e hacemos
enum eracione s, int entemos poner a punto lo que qui ere d ecir Blan chor. Po rqu e
es mu y, mu y int eresant e. Int ento enum erar, aquí tambi én , para ir lentam ent e.
Primera proposición . ¿Qué qui ere d ec ir «hablar no es ve r»? Y bien , quiere
decir en prin cipi o algo mu y simpl e: que no h ay razó n para h ablar d e lo que
se ve. H ay que partir de una base mu y co n creta: no hay razó n p ara habla r de
lo que uno ve. ¿Por qu é? Porqu e si lub lo d e lo qu e veo , es parlot eo, no vale
la p ena. No es qu e sea imp os ible, es peor que eso . Siem p re pu edo hablar d e
lo que veo, ¿pero qu é int erés tiene? ¿Para qu é sirve habl ar de lo que se ve, si
un o lo ve?
Us tedes m e dir án: «¡Ah , sí, p ero el otro no lo ve!». A lo cua l co nt esto: «¡Ah,
mu y bie n, pero ent o nces ya no !ub io d e eso !». Pu es si puedo h ab lar d e lo q u e
veo bajo la co ndi ció n de qu e le ha b lo a algui en qu e no ve, es porqu e lejos de
h ablar d e lo qu e veo, ha b lo d e lo qu e el otro no ve. De toda s manera s, habl ar
es habla r d e lo qu e alguie n no ve, n o es hab lar de lo que alguien ve. Porq u e
si algui en hablar a de lo qu e ve, o si yo hablara d e lo qu e algui en ve, bastaría
co n ver. No h ay nin gun a razón para mo vilizar el habl a.
En efecto, generalm ente cuando hablo para decir «¿viseeeso?», se sobr enti en-
de «no lo viste». ,,¡Oh! ¿Visee al tipo r::iro?». Eso quier e dec ir «no lo viste,,. O
si hab lo de esa máq uin a que está ahí , por ejempl o. Y le hablo a uste d , porque
usted ve otro cos tJ.do. Entonces yo dirí a : ,,Acá ten go un circuliro rojo y azul.
¿Ha y uno allá?». N o lo veo, enton ces h ab lo d e lo que no veo . Ella va a respon -
derm e habl ánd o me d t: lo qu e ve, pero a mí q ue no veo ... En fi.n. n o es d ifícil.
En úlcimJ. in stJ.ncia , en tonce s , hablar es h ablar de lo q u e algui en no ve
relativam ent e. Pero es un relativo qu e hay qu e elevar a lo abso lut o. Ent onces,
habl ar absolu tam ent e es habl ar d e algo qu e no es ni vis to ni visible. En otros
término s, como di ce muy bi en Blanchot, h ::iblar n o es una visió n , ni siqui era
una v isió n eman cip ada , es d ecir, ni siqui era una visión ge neralizJ.da, liberada
de las !imit ac io nes de la visió n. H:ibla r no es un a visió n m ejor que la visión,
no es una visió n emancipad a y liberada d e sus cond icio nes. El lenguaje no es
un a visión corr egida. Ha y que dec ir enronce s qu e hablar :ibso lut am ent e es
h :iblar de lo que n o es vis ib le en abso luto . So lo ent o n ces, y bajo esta únic:i
co ndi ción , el leng uaje vale la pena .
Segund a propo sició n. D esd e en con ces, cuando d ecimo s ,,hablar no es ver»,
d efinimo s un ejercicio sllperior de la pa b b ra. Les p ro po ngo un co m ent ario

180
Heterogcnridad_ v relacirín mm· 1•isibilidade5y munciado.<. Kan t, Blanchot y el cine.

libre de Blanchot. Leerán el texto en La conversación infinita y podr án mu y


bien tener un comentario di stinto. Así es co mo lo enciendo yo. Quiero decir
que nos vemos forzados a distinguir dos ejercicio s del habla .
A uno lo 11::imaré ejercicio empíric o. H ab lo y hablo, durant e la ma yor part e
del día es preci so que haga un ejercicio empírico del habla . Hablo de lo que
veo en tanto qu e otro no lo ve. Eso si soy mu y inteligente. Si no, durant e las
hora s en las que soy idiota, hablo de lo qu e veo a algui en que también lo ve
[risas].Estoy frent e a la tele.y le digo: «¡Oh, llega n los cowboys!»[risas]. No se
lo hago saber a nadi e, él es sufi cient em ente grande co mo para ver también
que los cowboysllegan. Pero en el ejercicio empíri co di go: «¿Viste? Llu eve».
Supongo qu e él no vio nada . Le hablo entonces a alguien diciéndol e algo que
no ve relativJ.rn ence. A este nivel, el del ejercicio empírico de la pal ab ra, hJ.blo
de cosas qu e de unJ. manerJ. o de otra podrfan tJ.mbién ser vistas.
Lo qu e llamo «ejercicio superior» co nsiste en qu e hab lo de lo que no es
visible o, si prefieren , hablo de lo q11eso lam en re puede ser hab lado. Pero en
efecto es entonc es una segundJ. prop os ició n , porque ¿qu é es eso? El ejercicio
superior del hab la nace cuand o la pabbra se dirig e a lo que sola m en te puede
ser hablad o. ¿Ha y algo qu e so lam ent e pued e ser hab lado? Uno puede detenerse
inm ediatam en te y decir qu e n o, pero p:ira Blanchor hay algo que solamente
pued e ser habl ado. Ha y inclu so mu cha s cosas que so lam ente pueden ser ha -
blad as. Sin dud a para Blanchot la mu erte solame nt e pu ede ser hablada. ¿Pero
po r qu é? ¿Q ué es lo que sola m ent e puede ser hablado y definiría el ejercici o
su perior de la pal abra ?
Not en -y quizá s esto nos conve nga- qu e es tJ.mbi én algo qu e no puede
ser hablad o. Se sobr ent iende, lo que solamente puede ser hab lado es algo que
no pu ede ser hablad o desde el punto de vista del uso empíri co, puesto que
el uso empírico de la palabra es hablar de lo qu e pu ede ser igualm ente visto.
Lo qu e solam ente puede ser hablado es lo qu e se sustr ae a codo uso empíri co
de la pal abra. Entonces, lo qu e solament e pu ede ser hablad o es lo que no
ru ede ser hablado desde el punto de vista del uso empíri co. ¿Est á b ien ? Es
muy simple, ¿no? Quiero d ecir que es co mo mat em ático. Ento nces, lo qu e
solamente pu ed e ser habhd o desde el punto ele vista del ejercicio superior es
lo qu e no pu ede ser habla do.
En otros término s, ¿qu é es lo que solam ente puede ser hablado desde el
punto de visra del ejerci cio sup erior? La respu esta de Blanchot será qu e es el
silencio. Eso es lo que sola ment e pu ede ser habbdo, el silen cio. Es Blan chot
¡)uro. Y es be llo, mu y bello.
En otro s términos, lo qu e solamente puede ser hablado es el lími te prop io
de la pa labra. El ejercicio su pe rior d e una faculta d se define cu;ind o di ch8 fa-

18 1
Clme 6

cultad toma por obj eto su propi o límite , lo qu e solam ent e pu ede ser hablado .
Y de sde enton ces , tambi én lo qu e no pu ede ser hablado .
Tercer a prop osición. D esde ento nces, un o espera qu e Blanchot diga exacta-
m ent e lo mism o para la visión . Pu esto qu e si hablar no es ver, en la medid a en
qu e hablar es habl ar del límite d e la palabr a, hablar d e lo qu e solam ent e pued e
ser hablad o, a prim era vista habrí a que decir tamb ién lo in verso. Si habl ar no
es ver, ver no es habl ar. Es de cir qu e para la visión tambi én habrí a un ejercicio
empírico que con sistir ía en ver lo que tambi én pued e ser, por ejempl o , ima -
ginado , o recordad o, o hablado . Y el ejerc icio sup erior de la vista sería ver lo
qu e solam ente pu ede ser visco. Pero ver lo qu e solam ent e pu ede ser visco es ver
lo que no pued e ser visto desde el punr o de visea del ejercicio empíri co de la
visión . ¿Q ué es lo que no pued e ser visto desde el punt o de visea del ejercicio
empíric o de la visión ? La pur a luz, la luz goech eana. Solo veo la luz cuando
rebota sobre algo . Pero la luz indi visibl e, la pur a luz, no la veo , y es po r eso
qu e es aqu ello qu e solam en te pu ede ser visco. En otro s términ os, así como el
habla encu entra su objeto sup erior en lo qu e so lam ent e pu ede ser habl ado ,
la visea en contr aría su obj eto sup er io r en lo qu e solam ent e pu ede ser visto.
H e aquí la tristeza: ¿por qu é Blancho t no lo dice? Se encu entra allí el sínt om a
d e una dif erencia entr e r ou cault y Blan chot. ¿Po r qu é, h asta do nd e con ozco,
Blanchot no di ce y no di r:í jam ás: ,,y viceve rsa»? Blan ch ot nun ca dir á: «H ablar
no es ver, y viceversa». En el texto de Las palabrasy las cosasque ya les cité
va rias veces Fou cault sí di ce, por el contr ario , «y viceversa»: lo qu e se ve no
reside en lo qu e se di ce, y viceversa, lo qu e se di ce no reside en lo qu e se ve 20 •
En este aspecto manti ene las do s facult ades, ve r y h abl ar, com o equi valent es.
Blancho t no di ce «y viceversa». ¿Es porq ue no habla de la visión ? Sí h abla
de la v isión . H abla de la visión en dos lugar es. D e repent e esto dev iene en
aparien cia m ás misterioso . Blancbot habla d e la visión en este texto d e La
conversación infin ita, «H ablar no es ve r». Y habí a hablado de ella en ot ro tex-
to , en los apéndi ces o los anexos d e l:.:Jespacioliterario, bajo un cículo qu e de
ant em ano nos con viene: «Dos version es de lo im agin ario». En el pun to en el
qu e estam os, si todo va bi en, podemos esperar qu e una versión corr esponda
al ejercicio empíri co de la vista y la otra al ejercicio sup erior d e la vista . Tomo
los do s textos .

20
«Por bien que se diga fo que se ha i•isto, lo uisto no reside jamás en lo que Sé' dice, y
p or bien q ue se qui era hacer ve,; por m edio de imágen es, metáfora s, de comp11mciones, lo
qu e se t'SttÍ di ciendo, el luga r en t'Í que ellas mplnnd aen no es el que desp fieg,z In z1ista,
sino el qu e d efinm las sucesiones de In sinta x is». Michel Foucault, Las p alabras y las
cosas, ()p. ci t ., p. 19.

182
Hnero gmridady relación mm - l'i,rihilid11drsy enunciad os. Knnt, Bl,wchot y el cine.
------

El texto de Et esp,zcio literario nos dice qu e hace falta distinguir dos imá-
gen es. La prim era es la imagen que se asemeja al objeto , y qu e viene d espu és.
Para formar una imagen luce falta haber p ercibido el obj eta. Es la im agen
:i semeja n za. Es entonces una imag en qu e se asemeja al obj eto y qu e llega

<lespu és21 • Simplifico porqn e de lo contra rio sería de m asiad o largo, pero creo
ade m ás que esta simplificación es exacta al p ie de la letra, a11nqt1e Blan ch o r
no se exprese de este modo. La otra im agen -r eto mo un a expresión cr istia n a,
ca ra al cristianismo- es la imag en sin seme janza . U na id ea que va a ser pro-
digiosa para una teoría d e la im agina c ión cristi an a: con el pecado, el hombre
ha seguido existiendo a imagen de Dio s, pero ha perdido la semejanza. La
imagen ha perdido la semejan za, es la im age n sin semejanza . Y esta ima gen sin
sem ejanza es qui zá - y aquí vue lvo al te xto de Blanchot- má s verdade ra que
d objeco. Y en esas página s mu y sorp rend entes , Blanchot di ce : «el cadáve r es
mi s verdadero qu e yo mi smo , a tal punto qu e aquellos qu e m e llora n dice n
,,¡cómo se asemej a, cómo lo ha fijad o la nrn erre en 11naacrimd !»22 . El cadáve r
n o se asemeja al v iviente que fui , el viviente que fu i es a sem ejanza del mag-
nífico cadáve r q11e soy. H a sur gido la image n sin semejan z.l. Al mor ir me h e
limp iado d e la sem ejanza , soy pura ima gen, puro cadáver. Bueno, es la m anera
en la que pi en sa Blanchot, ¿no? H e aquí las do s versio nes de lo imagina rio. Yo
simplifi co mu ch o, ve.ln el rexro 11sred es mi sm os, es muy bello .
En La conversación infinit a encuen tran el mi smo rema de otro modo . ¿Cuá-
les son las dos version es d e lo imaginario? ... No , m ejo r no , retiro la palabra
,,imaginario ». En el texto «Hablar n o es ver» so n dos versione s de la visión ,
de lo v isib le. Primera versió n: veo a di stan cia, percibo a distan cia, capt o las
cosas, los objetos a di sta nci a . Es sabido que no co mi enzo po r captarla s en mí
para proy ec tarla s, sino que cap eo la cosa allí donde está_ Nos lo ha enseúa do
la psic o logía m od ern a. Percibo a di stancia, capeo a di stan cia. Y luego, no s
di ce Blan chot , h ay ot ra v isibilid ad cuando la distancia es la qu e me capta.
Soy capeado por la distancia. Según él, entonce s, ser captado por la di stancia
L"S lo co ntrario de captar a di stanci a. Y según él es el sueño el qu e m e capta

por la di stancia. El momento en que soy ca p tado por la distanc ia en luga r d e


captar a distancia es lo qu e Blan chor llama la fascin ac ió n . Estoy fascin ado. Es
lo mismo : ser captado por la di sta n cia o ver elevarse la imagen sin semeja nza
L·s igu al. El arte, el sueño, so n esos eje rcicios de la v isión .
Entonces, dado que están todos los eleme nt os, ¿qu é es, po r Dio s, lo qu e le
i rnpide a Blan ch ot de cir «y viceversa»? ¡Por Dio s! ¿Qué pasa? Es curi oso. Es

21
Cf . M auri ce Blanchoc, El espi!cic, literario, o p. cit. , pp. 225-227.
22
Ib,dem, PP- 228-229.
18.3
Clmr 6

preciso que vean el texto para ver si tienen la misma impr esión qu e yo .. . Uno
se asomb ra porque está a un paso de decir ,,y viceversa » pero no, no lo dice.
Y no lo dirá . No lo dirá porque -conservamos nuestro m étodo- no puede
decirlo . No puede de cirlo porque eso ar ruinarí a todo lo que pie nsa. ¿Por qué?
Porque si Blanchor pasa por el ejemplo de «ver », no es en absoluto para erigir
otro caso distinto al de «hablar ,,, sino únicamenre para confirmar lo q11eacaba
de decir sob re «hablar». La aventura de lo visib le no ha ce más que preparar la
verdadera aventura, que para Blanchot debe ser la del habla. De modo que la
idea de que hay también un ejercicio sup erior de la visión so lo esd allí como
nivel preparatorio del único ejercicio supe rior que es el de la palabra en tanto
que habla de lo que solamente puede ser hablado .
Y esto se exp lica incluso técnicamente. Se trata de la potencia técnica de
mantener un fondo co mplet amente indeterminado y de hacer su rgir de allí
un a determinación. ¿Q ué son , por ejemplo , los monstruos de Goya? Son la
determinación en tan to que surge inmediatam ente de un indetermin ado que
subs iste a través de ella. Y es lo que Blanchot llama una relación verdade ra de
lo determinado co n lo ind ete rminado, una relación cal que lo in determ inado
subsi ste a través de la det erminación y que la determinación surge inm edia-
tamente de lo indeterminado . La determinación que surge inmediatamente
de un indeterminado que subsis te bajo la determ inación es lo que se llamar á
un monstruo.
Y ent onces tenemos la respue sta. A mi modo de ver, Blanchot no puede
decir ,<yvicevers a», puede decir «hablar no es ver» pero no puede decir «ver no
es habla r», porque jamás co ncib ió -y no digo que se eq uivoque - más que una
forma, la determinación . Forma de la determina ció n, es decir el habla . Forma
d e la espontaneidad. Y el habla está en relación con lo indeterminado puro .
Enro n ces «ver,, se deslizará en lo ind eterm in ado puro, o bien no será más
qu e una etapa preparatoria del ejerc icio del habla.
No te nemos necesidad, entonces, de ver la difer encia con Foucault, ya lo
hicimos. Basta con recordar que para Foucaulr hay dos for m as, la forma de
lo visible y la forma de lo enunciable. Contrariamente a Blanchot, Foucault
le dio forma a lo visib le. U stede s me dirán que esta diferencia es minúscula .
Yo creo que es muy im po rtante , que no es minúscula. Para Blanchot todo
pasaba por una relación de la dete rminación con lo ind eterminado puro . Para
Foucault - y por esto es kanti ano y no cartes iano- codo pasa por una relación
de la determinación con lo determinable, teniendo ambos una forma propia.
Ha y un a forma de lo det ermi nab le al igual qu e hay una forma de la det erm i-
nación. La luz es la forma d e lo dete rminabl e así como ti lenguaje es la forma
de la determinaci ón. Lo enunciable es una forma, pero lo visible tambi én.

184
!-leta ogen eida d _y relación mrre 1.•isibil idade .<)' mr mr iad os. Kant, Bianchot y rl cinc.

Desde entonces, roucault se verá for zado a añadir el «y viceversa». Y no es una


pequeiía adición, es una modifi c ición del rema de Blan chot «hablar no es ver».
Y de golpe esto nos arrastra hacia nuestra tercera confrontación . Si Blan-
chot no había arriesgado el «y viceversa », si Foucault hace pasar la abertura,
la falla entr e dos formas, forma de lo enunciabl e y forma de lo visible, forma
de la determinación y forma de lo determinable, ya ante s de él lo habían
hecho quienes llevaban el cine hasta las potenci as de lo audiovisual. Y de un
audiovisual creador. Y un audiovisual creador iba a consistir no en un con-
junro audiovisual, sino por el contrario en una distribución del audio y de lo
visual a un bdo y al otro de un a abertura. Y digo que es esro lo que define al
cine mod erno. Como lo vimos el a110 pasado ~\ solament e resumo, intento
resumir para los que no estaban o retomar de sde esre punto de vista, porque
me importa mucho. Aquí también quisiera enum erar.
Primera proposición. ¿Qu é pasa en esas obra s, de las que se sabe qu e no
convocan muchos espect adores, pero que al mi smo tiempo son las que ha-
cen hoy el verdadero cine, como las de Syberberg, las de los Straub o las de
Margu erite Duras? ¿Qu é es lo que no s impa cta inmediatam ente? Oiría que
es el uso nov edoso de la palabra , de lo sonoro. Est e nu evo uso de lo sonoro
se inserta completamente en nu estro problema. ¿Por 9ué?
Porque durante mucho tiempo, al meno s en aparien cia -es mucho má s
complicado- hablar era hac er ver. El cine d evino sonoro bajo esa forma , lo
sonoro era realmente una dim ensión de la imagen visual. Hablar hacía ver.
Por otra parte, el hablar podía no ser visto, pero se trataba en ese caso del
habla fuera de campo . Ahora bien , el fuera de campo -lo no visto, palabra
no vista, oída pero no vista- es una dimensión del espacio visu al. El fuera de
u mpo es una dimensión del espacio visual pu esto qu e es una prolonga ción
del espacio visual fuera del cuadro. Enton ces no lo vemos, pero no por eso
deja de ser visual. De hecho no lo vemos, pero el fuera de campo solo puede
ddinirse co mo lo que sobrep asa el encuadre visual. Bajo esw s dos asp ecros
¡1 11edo decir que el primer cin e sonoro era del tipo «hablar es ver»: ya sea en
l.1palabra de las personas qu e se ven en la pantalla y qu e nos hac en ver algo,
1 :1 sea en la palabra fuera de campo, la voz en off q11e viene a llen ar el fuera

de c1mpo, fuera de campo que es una dimensión de lo visual.


Ahora bien, ya no es así en el cine del que habl o. Llega o trJ formula . ¿Cu ál
•: .1 :i ser esa fórmula? Esca vez ha y una abertur a entre ver y hablar. ¿Cómo se

¡qesenta cinem arográfica menre esra abenma? La pal abra c11ent:11111ahistori ;1

.:., D d euze se rencre al cuarto y i'ilrimo cur so que dedicó al cinc. Ciney pens11
miem o,
. 11i1T fines de 198 1 v mediados de 198').
1

185
(J , 1w/1
.. ------ --- -- - - -- - -- - ----

qw· 110.,t· \'l'. 1_;1 p;1Ltlir:1cuenta una historia que no se ve y la imagen visual
tkj;1 vn h1¡_i,;m·, q11t·110 1il'11eno que ya no tien en historia . Es decir, lugare s
vado .,, l11g;11n vat im dt· histori:i. Y de este verd:idero cortocircuito entre esa
hi,1mi ;1 qui' 1w \l' ve y l'Se visto que no tiene hiswria, ese visto vacío, va a
sm¡i,ir 1111;1 npn il' d l' L'moción y de creación muy so rpr endent e.
¿<¿11it·11 sL·rí.1d prilllcro ~ Podría decirse que siempre se puede buscar entre
lo., l illl·.1,1;1.,de prq~11erra ... que se acercaron a eso, o que ya lo hacían . ..
¿I Lty y;1l'lt fvb11kic·wio. algo de ese tipo? Es po sible, pero el hecho es que en
l'st· 111011w11111 1111 podí ;1;iislarse. Quiero decir , lo que digo no podía ser dicho
a1Hl·s dl' l.1,~11n1;1.¿l'or qut'-? Porque aun si algunos lo hacían, no llegaba a
llllt' .stni 11111h1;il de pncl'pción. Aun ahora, cuando nos enfre ntamos a un
lil111dl' 1>t11.1,11 dt · ."iylit-rkrg o de los Suaub, m1esrros h::íbiros percepr ivos
so n l'x11.111.11111·111c e 01111111cio11ados. De modo que, inclu so si un autor como
f'vh11kil'wi11.,1· ,h n1 .,li.1a l'.,o, neo que solo podía aparecer bajo la forma de
1111;1 t·,¡,n 1t· di' pl'1111rlu1i1-111:«¿(~uL: es ese uso de la palabra ?». Pero no podría
lnll\'r ,1· di1li111c111111111 di¡;o ahora yo, de ningún modo por mi propio mérito,
si110p1111¡111· l.,, l 1111di1 i,111t
·s 1od:ivía no estaban ahí.
h1111.ilquin 1.1sc1 ---ysig() t·n esto a Noel Burch-indudablem eme el primero
ful· ( )111. 1i,d" vi11t1de ;ilií. Y sin embargo Ozu lleg:i muy r:irde a lo sonoro
p11rq11l·11" lu 11nniL1. I•:.\ pt'rkcto, como no lo necesita no está apurado por
llq~;u. No \1· l., 1n 11;1 n;1c1;1, pero es hacia 1930, 1931, que hace sus primeros
lil111t ·s \0!11111,s.Y N,11'1B111tli, q11e escribió páginas mu y buen as sobre Ozu 24,
t it'11 1· 111u l11rn,11l.1qw· yo cncuenrro mu y bella , muy buena y exacta. Dice
ljlll' l',\ lllll < h111¡tll' :1p.1H·1L' h di syun ció n entre un acontecimiento hablado y
1111;1 i111 :1¡;1 ·1, v.111.1dv .ll 1111tL -cimi cnto. El tipo habla, rebta un acontecimiento,
¡•,rnt·1.d111l·111c · 111\ir.11iÍ1l:1111l', por orra parte, en un espacio vacío. Le habl a a
1111¡in,1111.111· l11n.1dt· c.1111¡)0, y habla solo, en un espac io vacío. Dis yunció n
u111t· c-1:1c11111n11111, ·1110luhbdo y la imag en vacía de acom ecimiento. Es lo
111i\11111 ljlll' dn ir: d1,~'1111ciúnentre una historia que no se ve y un lugar vacío
1k 111\tori.1.
< :i10 1.ip1d.111H 1111· ., Syhnbcrg, y rom o las forma s má s rudim entarias , las
111;í,l l.t1.1 ., ,k n 11· i 'H H ni i111il'1110 , porqu e cuando se comp lica produ ce eviden-
tc11ll'1111 · r.1.1111k, 11h1.1,111:1l·s1ras pero es más difícil. Por ejemplo en ParsifaF-"la
111111111!.1 ,1·1i.111111y111111pkja, pero el efecto es él mism o mu y co ncr eto. Con el

·' N11,·Il1,1111 11. / ',,,u 1111 I1tteur loinrain, Cahiers du ciném;i-Gallim ard , París,
oh.1cr1
l'I' 1 ··, . 1 ,,, \" "'''' '" iodo 185 .
. ' l l.111. ·. 1111
,•.- 11 \1 kil,n1•.
1• 1,
/ >¡rr_ri+¡
:/ '
tf, 198 l .

1 S(,
f feterogm ridad _yrelación rnt w l'i.<i
hilidndesy enunciado.<.Knnr. Bl11ncho
t y el cinr.
-- - ---- --- - ·-- - -- ·

coc inero de Lud w ii 6 es mu y simpl e. T ien en espa cios vacíos: los castillo s del rey
de Baviera h oy en día. ¿Y qu é es la palabra? Es el tipo que p asea a los turist as
y el co cine ro qu e relat a lo que ha cía Ludwi g en esas h abit ac io n es cuando no
estaban vacías. Me preg unt arán ustede s por qu é pasar po r esce pro cedimi ent o
que vuelve codo ab stracto. Extrañament e vuel ve codo co ncr eto .
N o ten qu e Claude Lanzmann , en Sil film Shoali , h a recom ado el pro-
7

cedimiento co mún a Syberb erg, a Straub, etc . ¿D e qu é se traca ? Se tr ata d e


hace r hablar. Eso evita las re:con stru cc io n es, qu e so n mu y peno sas. Ev ita las
im ágen es de archivo , qu e no son mejor es . Po r un lado, Lanzmann har á habl ar
a las per son as sobr e la deportaci ó n de los judío s; por el otro, m os tr ará los
esp ac ios vacíos, los esp acios ho y en día vacíos. C o ntará un a hi sto ria qu e no
se ve -ningun a imagen de archi vo- y hará ver lu ga res vacíos d e hi storia . Es
lit eralm ent e la técnic a d e Scraub, de Syberb erg o de Margu erit e Dura s. H ay
u n a falla entr e lo que es dich o y lo qu e es visco . H ablar no es ve r.
Y si m e qu edo en las form as m ás rudim ent aria s, digo que es la fórmula
m ás simpl e d e Fortini /Cani 2~ en Str aub . D e un lad o la voz d e Fortini qu e lee
sus pá gina s, del o tro lado los p aisajes vacíos co n los cual es las p ág ina s so lo se
relacio n;:in d e m an era in direc ta . Y a p ro pósito d e 11110 d e sus film es, d e ot ro
film , los Str a11b hablar á n de «la gra n fisur a relúri ca »2 ' 1, esa espec ie d e abertur a
qu e va a di scribuir la palabra y la v isión .
En el caso de Ma rguerite Dur as la rep art ici ó n de las vo ces y d e lo visto
:ilcan za una especie de cumbr e en India Song'º. Los que vieron el film recu erd an
qu e el pro ce dimi ento mu y vivo co nsist e, po r un a parre, en ha cer ve r un baile,
pero un baile mud o. ¿Es qu e n o habl an las perso na s? Sí, hab lan , pero n o abr en
la bo ca.. Es d ec ir que lo que di cen será oído d el o t ro lad o d e la abertura. ¿Qu é
hay en to nc es d el o tro lado ? Ha y una m ezcla d e vo ces, algu na s d e las cual es
so n llam adas por M arguerit e Dur as «voce s int empor ales», y o cra.s «voc es d e
invita.do s,>, es dec ir de las persona s pr ese nt es en el baile pero qu e no abrieron
b boca mi entr as se las ve ía . To d o este cin e está ba jo la ley d e la d isy un ció n
entr e lo visu al y lo son o ro .

.'.<, H ans Ji.irgen Syberberg, Lu dwig - Réqui em p ara un rey virgen [Ludw1/, - Requiem
f ii r ri 11m j ungfi-tiulichen Konig, 1972] .

.'.-C laud e Lanzmann , ,)hoah, 19 85 .


Jea n-M ar ie Srra ub & Danid e Huill et, Foni ni- Cani . 1976 .
1
• ''C( Jean -Cla ud e Bonn er, ,,Tro is cinéaste.~du tl'xte,,, Cinfma togmphe nro . .11, octub re
,lt- 1\J7 7, pá~. .3.El prup iu Srraub hablaba J e:.s~·cu..:n cia rd úri ca y dt.:fi.-,ura ct.:1
m al.
0
' ivlarguerite D ur as, India Song, 1975 .

187
Un.<r 6
---- - ------ -- - --
En la publicación , en b edi ción de LaJemme du Gange", Ma rguer it e Duras
hace 1111co rco prefa cio en el cual lo explica muy bi en. D ice qu e so n d os film es,
el film d e las voces y el film de la visió n . Y entonce s p rovoca , rípi ca pro voca -
ció n, dice q ue los d os film es no tienen esrricra menre n inguna relac ión. Nada
qu e ver. Más au n , si se toca n, ¡todo mue re! La conjun ción los hace morir.
Lo cual evid ent em ente le permit e deci r a Mitr y que es ,,cua lqui er cosa sobr e
cualqui er cosa »>~. Pero ent once s, si uno con ced e que n o es cualqui er cosa sobre
cualqui er cosa , ¿qu é es?
Hay tambié n 1111film mu y inr eresanre de Eusr ac he5.i qu e va exac tam ent e en
ese sentido : pre sentación d e fotos y co m en tar io . Y cuan to m ás se d esa rroll a el
com entario, más se despega de lo qu e mu estra n las fotos . A tal punto - aq uí
tambi én ha y pro voca ción, pero está bi en hech o- qu e uno se dic e: «¿Pero de
qu é habla a fin de cuenras? », «¡No tiene ni n guna relació n co n la foto! », ere. Y
la brec ha encre lo di ch o y lo v isto aum enr a.
Bien, ¿p ero po r qu é hacer todo eso? Es pre ciso qu e no sea cualquier cosa
sobr e cualqui er cos a, d e lo co ntrario no pasaría d e un ejercicio surr ealista un
poco d ébil.
Reto m em os el ejem p lo d e Mar guerice D ur as en India Song. ¿Q u é h ay de
comú n , si es qu e h ay algo, entr e hablar y ver ? No digo una forma co mún , digo
algo en co m ún . ¿H ay algo en co mún entr e h ablar y ver? Y b ien , sí. El ba ile
v isco vale por o tro ba ile que n o se ve, aque l en el que se h a urdido un rapto
y ha nacido un loco amor. El b aile pr esent e, frío, vale po r ese otro baile q ue
no vere mo s. Y las voces del ocro lad o d e la ima gen , las voces no s hablan de
ese viejo ba ile que no veremos. ¿Po r qu é no se lo ve? Es qu e, en la m edida en
qu e-h a v isto n acer el loco amor, ya no es del domini o de lo vis ib le. El amor
loco está más allá d e lo qu e se pued e ver.
Pero entonc es rocamo s algo muy .imporr :rn ce pa ra este cin e. Es un ciclo
mu y curio so . Dir ía qu e la im age n visua l sepu lta algo, rec ubr e algo . La im age n
visual vale por lo qu e h ay debaj o. Es el límit e su per ior d e la visió n , la visió n
qu e ca pt a lo qu e no es visible: «baj o la ti erra, c:ipta ré los mu ercos,, - co nst ant e
en los Scraub -; bajo el b aile, captar é el otro baile sepul tado . Es el ejercicio
sup erio r de la visea. L:i image n visu al vale siempr e p o r lo qu e recu bre . El
añ o pasado v imo s :1 los Srraub hac iend o algun os m inut os d e cin e ubi ca ndo
per so nas sobr e colin as y h ac ién dole s reci t:u un poe m a célebre d e Ma llarm é:

11
.l\,far gueritc Dur as, La Femme du Gange, l tJ74.
i: Cf. _lean Micry,Le Ciném n expérime ntal, histoirc et p erspectives, Seghi:rs, Paris, 1974.
" _lean Eustache, L es photos dA lix , 1980.

188
1-fctaog mádady n·lación entff z•i.ribilid11dt_()' r rl cine.
onmc iadm. Kan t, Bl1111ch11t
--- - -- -

«Y bajo escas colinas están los cadáveres de los comuneros w1" . No veremos
los cadáveres. La cierra vale por lo que entierra. Es constante en los Scraub.
Son ellos los que van más lejos en esca especie de estratigrafía o, como diría
Foucaulc, arqueología. La imagen vis ual es arqueológica.
La imagen visual no tiene má s sentido que el d e enterrar algo qu e esco nd e.
Y la imag en so nora tiene como sentido hacer ascender algo qu e solamente
puede ser hablado, puesto que está esco ndido para la visión : el acontecimiento.
EJmismo aconce cimienco es ~nterrado bajo tierra y liberado en la p alabra .
No es cualqui e r cosa so bre cualquier cosa, es el mi smo acontecimiento qu e
solo tien e una existencia de do s caras: una vez lib erada por la palabr a, una
vez sepultada bajo la tierra.
De modo que ha y un ciclo. Y es el ciclo lo que m e parece impr esionant e, el
ciclo de los Scraub, una especie de ciclo cósmico: cuanto m ás la tierra sepulta
y sustrae el acontecimiento a nuestra visión, y solo vernos espacios vacíos,
más la palabra lo libera.
En otros términos, la palabra es aére:1 y la visión es subterrán ea. Enton ces
es por encima d e su falla, por encima de su abertura, por enc ima de su he-
terogeneidad radical, qu e se establecerá la relación entre hablar y ver. Es por
éncima d e la no-r elación, y es la no-relación entre ve r y hablar la que va a
suscitar de cierra man era la relación entre un ver cada vez m ás enterrado bajo
1ierra y una palabra cada vez más aér ea.

D e allí la importan cia para mí d e lo que d ecía hace un mom ento , de aquel
m o menr o en el qu e Foucaulr tuvo una rela ció n directa co n el cine , co n el film
que sacó Allio del caso de Pierre Riviere. Seguramente Foucault no te nía la
po sibilidad de imponer una relaci ó n entre lo visual y lo so noro, pero es evi-
dente que en un caso como el de Pierre Rivi ere habría propiciado bú squ edas
de este tipo . Puesto qu e estaba el cuaderno del muchacho y el acont ec imi ento,
a1..1uelloque había he cho, es decir esca especie d e liquidación, de asesinat o de
!Oda su familia. ¿No había lugar para sepultar bajo tierra lo v isibl e para qu e
la palabra come un sentido aéreo?
Y ,,sepultar bajo tierra» no qui ere decir qu e la imagen se convierte en cual-
quier cosa. Las imágenes de Srraub, las imágenes de Syberb erg son im ágenes
prodigiosa s. El espacio vacío no es un espacio al cual le falta algo. Los esp acio s
vacío s de acontecimi ento s, sean los d e O zu, los de Srraub, los de Syberb erg. los
de Duras, son espacios extra o rdinariament e vivos. Pero es la vida d e las cosas,
1111aespe cie de vida no org:ínica. La vida de las cosas, la vida de la tierra en tanto
que recubre. Eso es la tierra, la cierra es lo que recub re. Caven en la tierra, ahí

;¡ Danide Huillt'r er Jean-Marie S1nuh, 7imte rét>olur


ion cst 1111 crmp de r.lés
, 1977.

189
tienen lo visible. Pero no cien en lo visible cuando desencerraron la cosa , tienen
lo visible cuando ven la tierra como recubriendo algo. ¿Qué es lo que recubre?
Que del otro lado, del otro lado la palabra dice . Y porque ha y dos lado s es que
existe el ciclo por el cual aquello que está bajo tierra se hunde cada vez más bajo
tierra para que la palabra lo haga salir cada vez má s al aire. No a la luz, sino al aire .
Yo diría que todo este cine plantea el espacio vacío co mo la forma de lo
determinable y la palabra como la forma de la determinación. De ningún modo
me parece que la relación de Foucault con este nuevo ci ne sea una relación de
influencia, creo que no ha habido influen cia en ninguno de los dos sentidos .
No es Foucaulr el que influencia a Dmas o a Syberberg, pero rampoco Duras
o Syberberg influencian a Foucaulr. Es mejor aun, cada uno ha llegado por
sus propias búsquedas.
De allí que ahora no s encontremos anee una cuarta cosa: ¿cuál es la respuesta
propia de Foucaulc? Acabamos de ver un co mienzo de respuesta. Incluso una
respu esta completa, pero no estoy seguro de qu e sea la de Foucaulc. Es más,
estoy seguro de que n o es la de Foucaulc. La respue sta que acabamos de ver
es que la no-relación engendra forzosamente una relación. ¿Y por qué, có mo?
La no-rela ción eng endra una relación porque la palabra y la visión , en canco
que sin relación, alcanzan cada una su propio límite, pero el límit e propio a
cada una es también el límit e común que las separa. Es el límite común lo
que las separa y las relaciona entre sí al separarlas. Es el ciclo d e los Straub.
El límite propio a cada faculcad es al mismo tiempo el límite común que las
relaci o na entre sí al separarlas.
Les diré qu e esa sería mi respuesta para este probl ema. El hecho es que, a mi
m odo de ver, se puede aplicar a Foucault, pero sería un poco ine xacto, porque
creo que él tiene otra respuesta. Tiene otra respue sta . De ahí la nec esidad de
una cuarta y última confrontación. Ha y otra respue sta que Foucault va a busca r
mucho más del lado de Raymond Rous sel, el excra110 poeta de comienzos del
siglo XX. Y más aun, Raymond Roussel le sumini st ra no respuestas, pero sí
varios elementos de respu esta. D e allí que nos q ued emos en esto: confrontación
con Roussel y cuál es la respu esta propia de :Foucaulr en cua nto al problema
de qu é relación hay entre hablar y ver. Lo h aremos la próxima vez.

190
Clase 7
Visibilidades y enunciados en
Raymond Roussel.
Conclusiones sobre el saber.

1 O de Diciembre de 1985

He aquí enton ces donde nos encontramos. Fina lmente no avanzamos, pero
1t·volvemos en un mi smo problema, y a fuerz a de revo lver en ese problema
"de revolver ese problema es qu e llegaremos ::d final. Este prob lema consisre
, irn 1pre en que no s en cont ramo s frent e a dos formas irreductibles: la forma de
In visible, b forma de lo enun ciable. No hay isomorhsmo entre dichas formas.
l ·.11 otros términos, ni hay forma co mún a lo vis ible y a lo en unciablc, ni h ay

, orre sponden cia entre las do s formas. Ni co nform idad - forma común - , ni
, orrespon d enc ia b iunív oca d e una forma a la o tr a. H ay d iferencia de natur a-
ll'1.a o, según el término d e Blanchot, hay una n o-relac ión. U na no-rel ación
, ·111 re lo visible y lo enunc iable. Por lo ramo una disyu nc ió n , una abertura. Es
l.1disyun ció n ent re luz -como forma de lo visible- y leng uaje -como forma
, lt· lo enun ciabl e- .
Notamos en seguida -e insisto porque nece sitaremos volver sobre este punto
111.1, adelante - que un a de las consec uen cias inmediata s de seme jant e punto

, 1, 1·ist;1 es un a cr íti ca fundamenral de la im en cio nalidad. O, si prefieren, una


, 111ic a de la fe nome nología. al m enos baj o su fo rm a vulgar. Por «vulgar ,, no
, 111 ÍL'l1doalgo peyorat ivo, sino lo que fue retenido como lo má s co nocido de
l., lrnomenología: la idea de una int en cio n alid ad , no solamente de la con-
, 1,·11cia, sino también de las sínte sis d e la conc iencia, bajo la forma célebre

191
Cfa.<e7

del «toda conciencia es conciencia de algo,,•. Desde este punto de vista, el


lenguaje, síntesis de la conciencia entre otras, se presenta como apuntado,
como intencionado hacia un estado de cosas o hacia algo. El lenguaje como
apuntando a algo.
Vimos en qué sentido Foucault se opone de manera muy violenta y quiebra
esa relación de inrencionalidad. ¿En qué sentido? En uno muy simple: si se
comprende lo que es un enunciado, se ve que su objeto es una variable intrínse-
ca del propio enunciado. Entonces el enunciado tiene efectivamente un objeto,
pero que no tiene nada que ver con el objeto visible o con un estado de cosas.
El objeto del enunciado es una variable intrínseca o una derivada del propio
enunciado. Desde entonces es imposible que el enunciado apunte a un objeto
que le sea exterior. De modo que el verdadero enunciado que corresponde a
la pipa visible no es «esto es una pipa», sino ,<estono es una pipa». O, versión
seria de la misma idea, en la medida en que los enunciados del derecho penal
no incluyen la prisión, el verdadero enunciado que corresponde a la forma
visible «prisión» no es <<estoes una prisión», sino <,estono es una prisión».
Desde entonces, sería fácil concluir-lo digo entre paréntesis y para preparar
lo que viene- que la ruptura de Foucault con la fenomenología se produce
aquí. Pero sabemos bien que hace falta tomar en cuenta otros factores, que
en su propio desarrollo la fenomenología, tanto en el último Husserl como
en Heidegger, como en el último Merleau-Ponty, no ha cesado ella misma de
sentir la necesidad de sobrepasar la incencionalidad. ¿Y por qué?
Sucede que esta historia de la intencionalidad, esca idea de la dirección o
de la conciencia como conciencia de algo, era muy curiosa porque, ustedes
comprenden, estaba construida enteramente para romper con el psicologismo
y con el naturalismo. Digo todo esto muy rápido, es para aquellos que están
al corriente. Pero la intencionalidad recaía típicamente en otra psicología, en
otro natur:ilismo. En especial era muy difícil -y lo era cada vez más habida
cuenta de la evolución de la psicología-distinguir la intencionalidad del lear-
ning. Ya veremos todo esto con más detalle. De allí que los fenomenólogos se
encontr::iron en una situación muy curiosa porque finalmente fueron llevados
a romper con la intencionalidad. Entonces no se puede decir que Foucault
rompe con la fenomenología porque la fenomenología es llevada también
a hacer su ruptura. De modo que ya veremos que las relaciones l;oucault/
fenomenología son mucho más complicadas.

1
Fórmula que se encuentra en tod() un linaje, Fr:rnz Brentan(), Edrnund Huss erl ,
_lean-Paul Sarrre.

192
y enunciado.<en Raymond Roussel. Conclu,ione.<wbre rl .wbei:
Vi.<ibilidade.<

Pero por el momento no estamos en eso. Simplemente registramos que


li:ty una ruptura de la intencionalidad a favor de una especie de dualismo, de
dí fcrencia de naturaleza entre las dos formas, lo visible y lo enunciable. No
,e puede decir que un enunciado apunte a una cosa o a un estado de cosas.
Estamos entonces en el seno de la no-relación entre lo visible y lo enuncia-
hll'. Y sin embargo, es preciso que haya una relación. Volvemos a caer siempre
\obre el mismo grito. Esto se convierte en un grito, es decir en la señal de
1111:1 urgencia: «Y sin emb:1rgo, ¡es preciso que h:1ya una relación!». Es preciso
,¡ue haya una relación entre b prisión visible y el enunciado «esto no es una
prisión». Es preciso que haya una relación entre la pipa visible de Magritte y
el enunciado de Magrirce «esto no es una pipa».
¿Por qué es preciso que haya una relación? Porque, lo sabemos, la forma
de lo visible y la forma de lo enunciable componen el saber. Si componen el
,:1ber, es preciso que en el fondo de la no-relación entre las dos partes del saber
,e engendre o se eleve una relación. No hay elección. Pero es muy extraóo,
;cómo podremos explicar esto?
Transformemos la pregunta : ¿por qué Foucault siente tanto placer, tanta
diversión y al mismo tiempo tanta admiración en el descubrimiento y en
l:1 lectura de Raymond Roussel? La respuesta es simple: porque además del
placer y de la alegría que ese poeta le da, Foucault encuentra en él esbozos
de solución para este problema. Y esbozos de solución muy curiosos porque
,on en un sentido soluciones ejemplares. ¿A qué hay que llamar una «solu-
1 íún ejemplar»? A una solución que se despeja en condiciones artificiales .
h entonces tanto más pura cuanta que surge relativamente de condiciones
pnfectarnenre arrificiales, más allá de que podamos extenderla después a las
, ondiciones com11nes. A fin de cuentas, quizá haya muchos problemas que
,11r¡;enasí, al nivel de las condiciones artificiales.
En efecto, es al nivel de un procedimiento del lenguaje, de un procedimiento
del enunciado y de un procedimiento de la visibilidad absolutamente extranos,
,¡ue Roussel va a desarrollar poemas que nos aportan, según parece, una o
í11duso varias soluciones a este problema. De allí que intento comprender este
l1hro de Foucault sobre RousscF en función de la propia tentativa de Roussel.
1·I hecho de que los procedimientos de Roussel sean procedimientos poéticos,
, onstruidos por el propio Roussel. es un aspecto . Pero deben estar atentos a
, 1(1s aspectos a la vez: el procedimiento absolmamenre artificial de Roussel y
l.1\ posibilidades, la indicación que dicho procedimiento nos da.

' Cf. Michel Foucault, Raymond Rousse!,op. cit.

193
ClrL<,
·-

La primera dirección que Foucault saca de Roussel es muy simple yya hemos
inlentado abordarla. Consiste en decir: de acuerdo , las dos formas, la forma
de lo visible y la forma de lo enunciable, difieren en naturaleza, pero eso no
impide que estén en presuposición recíproca . Es decir que una presupone a
la otra y viceversa. Lo cual quiere decir concretamente que, de una forma a la
otra, de lo visible a lo enunciable y de lo enunciable a lo visible, hay constan-
temente capturas mucuas . «Captura » no es una palabra que emplee Foucault,
la empleo yo por comodidad. Pero todas las palabras que emplea Foucault son
términos polémicos, de violencia. Y en efecto, ven por qué: si las dos formas
son real mente heterogéneas, irreductibles una a la otra, parece como si se
tratar;1 de una guerra entre ambas, y como si su primera relación no pudiera
ser ocra cosa qu e una guerra, una violencia. Una forma va a tomar algo de la
otra, la otra tomar ,1 algo de la primera. Y será por arrebato, por captura, por
apresamicnro. Sn:ín abrazo s , abrazos de luchadores.
Ya 1:11 Fito no t'S una p ipa este tema de la presuposición recíproca con-
ceb id:i corno cap111ra mutua entre lo visible y lo enunciable es presentado
constanrcmemc por Foucault como una verdadera lucha. Cito, página 33:
Entre ft1f<(tlrtt _yel tc:i:to-es decir lo visible y lo enunciable-, de una al otro,
ht~V ,1taq11rsl,wzados. flerhas arrojadas contra el blan co adverso , intentos de zapa
y dr destrzuáón. r.ol¡)('sde lanza y heridas, una batalla.3. Es una batalla. Hace
falu rcccncr un texto semejante ya que uno se sorprenderá menos cuando
foucault sien ra luego la necesidad de sobrepasar el eje del saber hacia el eje
del pod er rn el que la batalla se explica de manera singu lar. Estos son textos
que conciernl'n al saber, es decir a los dos elementos del saber, lo visible y lo
enu nciabk, y 11srcdesya deben sentir que están completamente tendidos hacia
un dcsrnhrim irn10 del poder como lo que verdaderamente está en juego en
la barall:i. l\ 1giru ,rn:é'n este espacio roto y a la deriva -dond e se encuentran
lo visible y lo enunciable- se tejen extrañas relaciones, se producen intrusiones ,
bruscas invasiones df'structivas, caídas de imágenes en medio de las palabras-caídas
de visib ilid ad en medio de los enunciados-, relámpagos verbales que surcan los
dih11josy los hacen volar en pedazos4. Aquí también afirmación de la lucha , del
asedio. d e b h:it:illa .
¿Y qu é es lo qu e puede ser arrebatado? No sabemos . Veamos si Roussel
puede ;1y11darn o ~. Rous sel es un poe ta de fines del siglo XIX, principios del
XX. A l-'oucault le g ustaba mucho. La Nouveau Roman quiso mucho a Roussel ,

' Míchd Fouc 1ulr. ésto no es una pipa, op. cit., p. 22.
' !lndcm, pp. 49-50 .

104
_yenunciados en Raymond Roussel Conclusiones sobre el .<abe
Visibilit:b,de.< ,:

hay un artículo muy importante de Robbe-Grillet sobre RousseP . Sin duda


algo tenía que ver. Y no es la primera vez que intento señalar una afinidad de
Foucault con la Nouveau Roman. En cualquier caso, ¿qué era tan fascinante
o que es tan fascinante en la obra de Rouss el?
Afortunadamente Rous sel nos ha dejado un libro que tiene por título Cómo
escribí algunos de mis Libro/'. «Algunos », no tod os. Avancemo s entonc es con
confianza: ¿có mo escribi ó Roussel algun os de sus libro s? Él nos lo cuenta de
la siguient e manera. Supongan que les cuento una extraña empresa poéti ca,
supongan un grito de guerr a: «¡Voy a partir las palabras, voy a partir las fra-
ses!». Esto nos interesa pue sto que ustedes recuerdan que hemos visto en todos
nu estro s an álisis prec edentes que el descubrimiento del enunci ado impli caba
pre cisamente , según Fouc aulr, que se partan las palabr as, las frases y las pro-
posicione s. Si no se llega a partir las palabra s, las frases y las p roposicion es,
jamá s se descubrirán los enunciados .
Es ahor a o nunca el momento de preguntars e: ¿pero qué qui ere decir exacra-
menre partir las palabras , las frases y las propo sicio nes? Quier e dec ir con struir
dos frases cuy a diferencia es infinit amente pequeñ a. Eso es abrir la frase, partir
la frase. C on struir dos frases cuya d iferencia es in finita mente pequ eóa.
Rou ssel da un ejemplo que anima una de sus grandes obr as7 . He aquí un a
frase o al menos un fragmento de frase: Les Lettres du blanc sur Les bandes du
vieux billard. Ven que en esta frase Lettressignifica «signos», du blancsignifi ca el
pequeño cubo de tiza que está siemp re pre sent e sob re el billar, bandessignifi ca
«laterales del billar », y bueno , billard significa «bill ar». Co nsid eren la segund a
frase: LesLettres du blanc sur les bandes du vieux pillard. Esta vez pod em os su-
poner que lettressignifi ca «cart as», du blanc signi fica «un hombre blan co,>, las
handes signifi ca «la pandilla », p illard signific a «pillad or», y el hech o de qu e se
haga referen cia a un blan co supon e que el pill ador es un negro 8 •

s Cf. «Eni gm as y rransp arencia en Raymo nd Roussel (196 3)», en Alain Ro hbe-
( ;r illet, Por una nuez 1a novela, Cac tu s, Bs. As., 2012 , pp. 107-114.
6
Raym o nd Rou ssel, Comme nt j'ai écrit certai ns de mes livres, op. cir.
7
Raym ond Rouss el, fmp ressions d'Afrique , 19 1O.
8
Co m o se ve, la ún ica diferenc ia entr e las frases en francés se encuentr a en las
¡ialab ras fin ales : billard («bill ar») y pillard (,,p illad or, saqu eador,,) . El cambio de
, ignin cad o en las frases se sosr iene no sólo en la ambi güedad de bandes («bandas »),
'lll e existe en castellano, sin o tam bién en la de lettres («letr as,,, si~nos gráficos del
0

.ilfabet o» y también «cart as», «misiva s») que ya no existe en nu estro id ioma . Resu lran
.1\ Í: «Las letr as de la tiza sob re las ba nd as del viejo billar» y «bs cart as del blanco sob re
l.1, band as del viejo pillador ».

195
Clasr 7

lengo mis dos frases que se distinguen por lo que Foucault llamará «un
pequeño desgarrón». ¿Qué es el desgarrón, o la pequeña diferencia? Es b!p, b
de billard sobre p de pillard . Si no, las palabras son las mismas. Les lettres du
blanc sur les bandes du vieux pi!bil!ard.
Observen que b!pes exactamente lo que la lingüí st ica llama -sin que Roussel
la haya esperado- una relación fonemática. Es el pequeño desgarrón: «¿Has
dicho b o has dicho p?».«Si pronuncias las b como p, ¿qué has dicho?». «¿Has
dicho les lettres du blanc sur les bandes du vieux billard o du vieux pillar&».
Piensen que este procedimiento animó a muchos grandes autores. Lo encuen-
tran de manera constante en Lewis Carroll. En codo caso, puede decirse que
el procedimiento de los lenguajes paradojales es a menudo de este tipo. No
digo que sea el único posible.
Bien , tengo entonces mis dos frases. He abierto la frase. Esto es partir
la frase, abrir la frase. ¿Por qué extraigo de allí un enunciado? Y bien, si
han comprendido todo lo que hicimos sobre el enunciado, ven que se
trata exactamente de esro. Podr ía decir que en esta construcción arrifi cial
el enunciado es les lettres du blanc sur les bandes du vieux ... [busca una tiza
para escribir en el pizarrón] y al final escribo b!p illard. Ahí está, de las fra-
ses extraje un enunciado. Ustedes me dirán que no es necesario tomarle el
pelo a todo el mundo [risas]. Bueno, si insisten, digamos que es la versión
humorística de algo serio . Pero se puede preferir la versión humorística. Si
se me pregunta en qué se distingu e un enunciado de las frases, diría que
las frases son o una o la otra, son les lettres du blanc sur les bandes du vieux
pillard o du vieux billard. Es una o la otra. El enunci ado es les lettres du blanc
sur Lesbandes du vieux b!p illard. ¿Por qué esto es el enu nciado? Lo vimos.
Aquí las condiciones son completamente artificiales, pero vimos que en las
con diciones narnr,iles del lengu aje el enunciado se definía por la variación
inmanente, es decir por el pasaje de un sistema homogéneo a otro, por el
perpetuo pasaje d e un sistema a otro .
M e doy entonces condiciones artificiales donde esto aparece de manera
clara. Pero es preciso recordarles todo lo que hicimos precedentemente,
dond e ya aparecía en condiciones más serias y, en un senrido, quizá meno s
impactantes . Aquí nos contentamos con despeja r lo que intentamos mo strar
precedentemente de manera seria.
Partiendo la frase, o partiendo las frases, despej é enronces el enunci ado.
Pero he aquí que no pude despejar el enunciado de las frases sin hacer surgir
cierto número de escenas visibles . La visibilid ad va a apa rece r desde que in-
tento que una de las frases se reúna con la otra. En ese momenro me hará falta
suscitar escenas visibles totalmente asombrosas, por in verosími les qu e sean.

196
Vísibilidndr, y munuados en Raymond Roussd Conclusiones wbrc el saber.

Me hará falta suscitar visibilidades paradójicas para asegurar la conjunción


tic las dos frases .
Ejemplo: el viejo pillador [pillardj, que en el relato de Roussel es el rey
l '.1lou, debed estar ligado y tener una especie de disfraz travesti, un vestido de
rnla [robe atraine]. Y el vestido de cola de Talou se ve. ¿Por qué debe tener un
vestido de cola, o por qué debe surgir en el relato un vestido de cola? Porque
t111acola de vestido [traine] es una cola [queue], y porque cola [queue] es el
mango del raco de billar. Y to d o eso al infiniro. A cada instante harán falra
¡)('oliferaciones que hagan n~cer lo visible que no cesa de relacionar la frase 2
lOn la frase 1. Y Roussel va a construir así todo su poema, en el cua l la brecha

u1tre las dos frases , la brecha que suscita el enu nciado, no será co lmada sin
suscitar a su vez visibilidade s, es decir espectáculos insólitos , como el vestido
de cola de Talou.
Bueno, podría desarrollarlo m ucho , pero aquellos a qui enes interese leerán,
s.i todavía no lo hicieron , Cómo escribí algunos de mis libros, o leerá n el gran
1exro de Roussel que co nciern e a esto y que se llama Impresionesde África.
Resumo: al abrir las frases despr endo un enunciado, pero al mi sm o tiempo
suscito, hago proliferar roda una serie de imágenes visuales a través de las cua -
les la frase 2 se conjuga con la frase 1. He aquí típicam ente un fen ómeno de
captura . He abierto las frases, y como una morsa ellas vuelven a cerrarse sobre
visib ilidades. Es exac tamente la captura . He aquí que el enunciado captura
lo visib le. La frase 2 solo podrá reunirse con el enunciado por int ermedio de
escas escenas visuales y violentamente visua lizadas.
Doy otro ejemplo más. Hay un poema de Rousse l mu y bello y muy divertido
qu e se llama Chiquenaude9.¿Cuál es esta vez la frase partida? Es: les versde la
rloubluredans la piece de Forban. .. Noten que forban es «forajido », pero aquí
~¡rve de nombre propio, es el per sonaje, es un personaje que se llama Forban .
/.es versde la doublure dans la piece de Forban talon rouge.Y es un fragmento
de la frase . Podría decir que escuché les vers de la doublure dans la piece de
1-órbantalon rouge. ¿Q ué quiere decir? Talon rouge, un talón de zapato, un
1alón rojo. Les vers son aquí la unidad poética . La doublure qui ere decir que
yu estaba allí LLnatard e en que el doble reemplazaba al actor. Dans /11piece es
rn la pieza. En la pie za intitulada «Forban talon roug e», que es el supuesto
11nmbre de una pieza 10 .

" Raymon<l Roussd, Chiquenaude , 1900.


111
La traducc ión de la frase resultaría : «Los versos del dob le en la pie za 'For h a11
1.11.') 11 rojo '».

197
Clmr 7
-·- ··-- ·-·-·· ·- ----·-·- - ·-·-- - - -- ---

Construyo mi frase con el p equ eño desgarrón. Digo: Les vers de la doublure
dans la piece - ha sta aquí es igual- du fart pantalon rouge. H e abierto las frases,
he formado un sistema d e m o rsa, de doble morsa. En la segunda frase les vers
son el animal, el anim::il qu e se come nuestra s telas. La doub lu re es la pi eza
d e rela aña did a a 1111 rraje. L1 frase se refiere enton ces, al pie de la letra, a un
forro harapiento . Dans la piece ya no es la piez a teatral, es el remiendo que se
añade en cosrnra. Y hnalmenre, du fart p antalon rouge. 11
Tengo enton ces nu eva m ente un enunciado. El enun ciado es el port::idor de
la variaci ó n inrnanenre, montado sobre los dos sistemas. Es blp12 • ¿Cómo va
a reunirse la fras e 2 co n b frase 1? Y bien, supon ga n qu e en la pie za «Forban
calón rojo» ha ya un hada qu e pone en el pant aló n del di::iblo o del forajido una
pieza apolill ada. Pieza apolillada que estará de sti nad a a rasgarse y a arruinar
por eso las empre sas d el forajido. La frase 2 se reú n e co n la frase 1 pue sto
que los gusanos del forro en el remiend o del pant alón oc up an su lugar en los
versos del doble en la pieza de teatro «For ba n calón rojo ».
Bien, si n o hubi éram os vi sto la versión seria d e codo esro, no tendría nin-
gún inr erés. Co mo la vim os, co mpr end emo s que desde que hay enunciado,
el enunciado no pa rt e las frase s sin susci tar vis ibilid ades a través de las cuales
una de las frases se reún e co n la otr a.
Ahora bien, Foucault se 11ala que el título ¿Cómo escribí algunos de mis
libros? excl uy e alg un os o tr os libro s. Volvamo s a ese aspecto. Yo decía que hay
en Rous sel obras sin pro cedimi ento . Y creo que es un mérito mu y grande
d e Foucault el h::iher d emo st rad o en su análisis de Roussel que las obras
sin procedimiento, para las cu ales Roussel no propon e nin gu n a clave, eran
finalmenre h in vers;i d l'. las o bras co n proc edim ien to .
Las obra s sin p roced imi ento so n muy , mu y curiosas, co nsiste n en inter-
m inable s descrip cione s. Este es el aspecto por el cua l la Nouveau Roman ha
estado tan impr esiona d a por Roussel. ¿Pero int ermin ab les descripciones de
qu é? De aqu ello por lo cua l la descripción es intermin able p o r naturaleza . Y
ext raúament c, aquello por lo cual la descripción es intermin able por natural eza
no so n las cosas vi.suak-\, sin o las imágenes , y pr efe rentem ent e las pequ eñas

11Adem ás d'-'la v.1ri:1ci<1n de Forbttn talon rouge (Forban talón rojo) ajó rt pantalon
0

rouge, el camhio ,lt-~ig11ilic.1do Je la frase ~e sosricne en los dobles ~enridos Je vers


{«versos,, y «gman n~••), tlo11h l11re{«dobl e acwr al.. y «forro de un traje o vestido ,,) y
piea («piaa, obra ll".11r al,, y «remiendo , retazo»). Así, la segunda frasl'. resulta: «Los
gusanos del forro en el rn n i,: ndo del fuerte pantalón rojo».
12
L1variació n sigue siendo h!pporque en la segunda frase la t final de.fort es mud a.
Al nivel de la pron unciaci<.>11la diferencia se sitú a enton ces entr e fo rbnn y forpnn.

198
Vi,ib ilidnd e.<
y ,·11unáado., en Raymond Roussel. Condusione s w bTl'rl ,abn

i111ágenesdel cipo eriquetas. Allí esrá el infinito de la visión, lo que so lo se ve


(011 lupa. ¿Por qué, qué quiere decir esto? Vamos a ver.
En sus obras visuales y ya no lingüís ticas .. . Por supuesto que son descrip-
ciones a través del lenguaje, pero so n obras descriptivas.,. ¿Qué pasa en las
ob ras puramente descr ipti vas de Roussel, del tipo -just amenre- de La vue 13?
Roussel pasa cientos y cientos, miles de versos describiendo lo que se ve en
la lupa de un portaplumas. No sé si eso todavía existe , pero en ese entonces
existía y era de lo má s bell~. En Montmartre todavía debe existir. Si q uieren
com pr end er, irán a Montmartre a comprar un portaplumas como ese. Tiene
una pequeña lupa, una lenti lla en la ... no sé ... en la cosa. ,. en el man go.
l)onen vuestro ojo y ven .. , hoy debe esrar simplificado, deben ver un a Torre
liffel y lisro ... [risas]pero en el tiempo de Roussel no era así, veían algo pro-
piamente inagot able, una escena con 80 personajes .. , Cuanto má s pequeno,
más se multiplica. He aquí el portaplumas con lup a. Otro ejemplo descrito por
Roussel en cientos de versos: una etiqueta de agua de Evian. -Iercer ejemplo :
un papel carta co n membrete de un hoce! de lu jo . En espec ial en las ciudades
terma les. Membretes prodigiosos, dond e está el hotel en grande, y luego los
:igüiscas, y llegado el caso cien agüi scas muy, muy pequeños . Esto le da mucho
place r a Rous sel. Hace gruesos lib ros en los que se contenta con describir lo
que se ve en la lupa del portaplum as, en b etiqueta de la botella de agua o en
el membrete del pape l de carta .
¿Q ué quiere decir esto? Y bien , esca vez es la inversa . Foucault tiene toda la
razón al decir que las obras sin procedimiento, bs obras de descripción visual,
w n la inversa del procedimi ento lin güístico. ¿Por qué?
A veces se ve en el cine qu e las personas pasan una tarjeta en la pu erta y
logran abr irla, así como así. Y cada uno de nosotros sueña con poder hacer lo
mismo . Los policías y los band idos lo hacen comúnmente [risas].Una peque na
tarjeta dura y abre n , litera lm ente, pa rten la puerta . La idea de Roussel es que si
t1stedes pasan por las cosas una pequeña et iqueta, la cosa se va a abrir. Es una
lliea mu y extrana, una idea de locos, pero siempre se puede int entar. D eslizan
vuestra pequeña etiqueta entre dos cosas y ¡click!, como un cha squido , y las
losa s se abren .
En otros términos, volvemos a encontrar exactamente el tema qu e obtu -
vimo s de los análisis que me pa recí an serios: para llegar a comprend er lo que
es una visibilidad ha y qu e partir las cosas . M :ís aun, la visibi lidad es lo que
parre las cosas. Así como ha y una relación fundam ental entr e enun ciar y partir
l.ts frases , ha y una relación fundamental entre la visibilidad y partir las cosas .

1
'• Raymond Roussd , La 1 ue, Le concert et la source, 1904.
1

199
Clme 7

¿Por qué? Porqu e en las co ndi ciones de la lupa , de la etiqueta , de la miniatur a,


todo lo que usted es ven. es d ecir los gestos de los pequ eño s personajes, suscita
interminabl es enunciados .
En efecto , he aquí cómo des cribe Roussel un per so naje sobr e la et iqu eta de
la botella de agua de Evian: Una mujer grande. con una frialdad prudente en <'l
trato; tiene, afort unadamente p ara ella, un a idea elevada de su persona y nunca
se intimid a. Noten qu e son p oema s, rima . Cree saber casi todo: es una sabionda .
No hace ningún caso de las personas que leen poco. fi tajante cuan do se habla de
literatura. Su s cartas, sin una palabra chata, sin una tachadura. sólo ven la luz
despu ésd.e borradores trahajosos14 • Ven que el gesto rniniacurizado captado sobr e
la etiqueta va a suscitar todo tipo de enun ciados de acuerdo co n la actitud de
la mujer. La acti tud: es una mujer segura de sí misma, tiene una elevada idea
de su persona y nun ca se inti mida, cree saber casi todo, es una sabionda . Y de
rep ente, todo un Aorecimiento de enunciados ... No hace ningún caso de las
personas que leen poco. Aquí ya se desp ega. H asta allí describía la miniatura,
ahora de spega, a parci r de aq u í son enun ciado s sobr e la muj er y en u nciados
de la propia muj er. Er tajante cuando se hahla de lit eratura. Típ icamente aquí
uno escu cha el enun ciado de la mujer. Sus cartas, sin una palabra chata. sin
una tachadura . Aquí se traca típicament e del domin io de los enunciados.
Voy rápido porqu e de lo co ntrario no s d etendrí amo s por mu cho tiempo.
¿Q ué es lo que pasa? Yo decía qu e para d espejar el enun ciado ha y qu e parcir
las frases. So lo que, cuando parti eron las frases de speja ndo el enunciado ,
suscita n infalibl em ent e roda una prolifera ción d e visibilidade s. In versa m ente ,
cuando parre n las cosas par a despeja r las visibilidad es, las visibilidades llan as,
las visibilid ades etiqu etas, la llaneza de lo visible-v im os en efecto que lo visible
no era la cosa- , no lo ha cen sin ha cer prolif erar un a multitud de enun ciados.
Esas so n en conces las captura s mutuas . D e lo visible a lo enun ciab le, de lo
enunciab le a lo visible, van a pro du cirse todo tipo de capturas. Y en cierto
senti do, ¿por qu é?
Volvamos a lo serio . ¿Qu é mo straban nu estro s esq uema s prec edenc es?
Que b. forma d e lo enun ciab le es doble. ¿Por qué? Porqu e comprende una
condi ció n y un condicionado. La condic ió n es el hay lenguaj e, es el hay del
lengu~1je,lo co ndi cionad o es el enunciad o. La fo rm a de lo visible es doble: la
co nd ició n es la luz, lo co nJi ciona d o es el reflejo , el destello, el cent elleo. Eso
ya es sabid o a partir de nu estros análi sis pr ece dent es. Ahora bien, he aquí lo
qu e me int eresa: ¿en qu é relación están, en cada caso, lo co ndici onado y la

" (J. ibirlem, «La so ur ce» .

200
Visibilidades y enunciado.< s sobreel sabrr.
en Raymond RouJsel.Conclu..-io11r

condición? Siempre y a codos los niveles, lo que surge en Foucault es lo mismo:


es una relación de exterioridad.
¿Qué quiere decir que es una relación de exterioridad? Quiere decir que la
con dición impone a lo cond icionado un régimen de disp ersión, un régimen
de la disemina ción. El lenguaje es la condición de los enun ciados, pero los
enunciados solo existen como diseminados en el lenguaj e. El lengu aje es forma
de exterioridad por relación a los enunciados. Igua l para lo visible . Es cierto
l(Ue la luz es la cond ición .pero, en tanto co ndición , es la forma en la cual
los destellos, los cente lleos se dispersan, se di semin an . La luz es la forma de
exterioridad de los reAejos, de los de srellos , de los cenrelleos . En esre aspecto
hay ruptur a de Foucaulr respecto a Kant . No hay form a de interioridad , roda
forma es un a forma de exter ioridad.
Permítanm e abr ir un paréntes is, ya que esto plant ea un problema. No s
evitaría quizá m alas lectura s de Foucault, inclu so a un niv el invo luntario.
Much as p erso nas tienen la impresión , en la primera lectu ra , de que Fou cault
es ante codo un gran pen sador del enc ierro. Y se invocan siem pr e dos de
sus principale s lib ros, un o sobre el ho spital , so bre el asilo en el siglo XV II,
el otro sobre la pri sión 15. Esta impr esión pu ede valer incluso para autor es
de gra n tal enco, de gran fuerza. Pienso , por ejemplo , en la man era en que
P:iul Yirilio h a criti cado a Foucault en repetidas ocasione s. Ahora bien, en
la medida en qu e se rraca de Virilio, que tiene un pensam iento original y en
ese sentido su problema no es desd e entonc es co mpr end er a Fouca ult, no
es grave. Pero si nu estro problema es compr end er a Foucault, no podemos
segu ir la obje ció n de Yi rili o .
Yir ilio le di ce a Foucault : «Usted está ob sesionado por el encierro, aun
cuando desde el punt o de vista de la peor repr esió n socia l el enci erro es un a
cosa mu y pequ eña. Hay algo mucho má s importante qu e el encierro : el cua-
driculado. Y el cuadriculado en espacio libr e, al aire libr e». Cuand o Virilio
inrenra resumir sn crírica de Foncaulr dic e: «Y bien , finalment e la policía no es
la pri sión , la policí a -como dic e mu y bien- es la adm inistració n vial, es de cir
es el contro l de las calles, el co ntrol de los espacio s libr es y de nin gú n modo
la clausura del espacio ». En o tro s término s lo peligro so, allí donde actúa la
policía es, si ustede s quieren , lo periférico, no el callejón sin salida . Se tr aca
de cua dricular un espacio libr e y en absoluto d e con stituir espacio s cerrado s.
A prim era vista, ent onces, se podrí a tener la impr esión de que la ob jeción
\ e sostiene. De hecho , yo creo que lo que di ce Yir ilio es lo que siempr e ha
dicho fo ucault. Sin duda lo ha dicho en un estilo distinto , con o tro tono.

1
' Historia de In lornm y Vigilar y castigar, ya citados.

201
Cfag 7
---- - ---·--·
-··- -·· ···
·--------- - ------

Lo que quiero decir es que no es importante todo esto. Y no suprime nada


de la novedad de Virilio en cualquier otro aspecto , puesto que, una vez más ,
no es su tarea intentar comprender a Foucault. Pero me parece evidente que
si uno es demasiado sensible al tema del encierro en Foucault -tema que no
obstante existe, pero ya veremos en qué sentido- se corre el riesgo de ya no
comprender en absoluro el conjunto de su pensamiento. ¿Por qué? Porque
es muy evidente gue el encierro en Foucaulc no es y nunca fue una función.
Encerr ar no es una fun ción soc ial, es un medio ambiguo bajo el cual se ejercen
funcione s muy diversas. ¿Qué quiero decir? Algo mu y simple.
El asilo en el siglo XVII y la prisión en el siglo XVIII-XIX son medios de
enc ierro, de acuerdo. Sin embargo no son en absoluro la misma fun ció n social.
En el siglo XV11 el asilo encierra, y encierra a los loco s, a los vagabundos, a los
desemple ados , etc. ¿De qué función es so porte dicho encierro? De un exilio .
Se trata de retirar de la sociedad. La qu e se realiza en el ho sp ital general en el
siglo XVII es la función-exilio. Ahora bien , notarán que el exilio es una Función
de exterioridad , es poner fuera de la sociedad. Allí el medio de encierro está
típicamente al serv icio de una función de exterioridad : exiliar. Solo se encier ra
para y co mo manera de exiliar.
Ustedes me dirán que la prisión en el siglo XIX tambi én es un exilio . Sí, de
cierta manera se quita de la soc iedad, pero eso es una perviv enci a. El 3.specro
exilio interior de la prisió n es una pervivencia que asegura, de hecho, una nueva
fun ció n. Es qu e en el medio de encierro de la prisión se ejerce un cuadr iculado
muy estricto : cu adri culado de la vida cotidiana, del mínimo instante de la
vida cotidiana. Control de la vida cotidiana , control de la cotidianidad. Eso
es mucho má s importante que el exilio, es una función distinta a la del exilio.
La prisión es el lugar de un cuadriculado .
Lo cual le permit e de cir a Foucault, en páginas brillantes, que el asilo es
heredero de la lepra. la priúón es heredera de la peste 16 • ¿Qu é quiere decir en
esas páginas mu y bellas de Vigilar y castigar? Quiere decir que el leproso era la
imagen perfecta y pura del exiliado , el expulsado de la sociedad. El lep rosar io
era b fun ción -ex ilio. La peste no es eso, la peste es otra cosa completamente
distinta. Y es incluso con la peste que ha surgido ese tipo de control de lo
cotidiano. ¿Q ué pasa cuando estalla la peste en la ciudad? Todas las mai'lana s
pasan las personas designada s y se les deb e respo nder sobre el estado de salud
de los habitantes de cada casa. Las reglas de exposición de los cadáve res, de
visita de los enfermo s, esLÍn codificadas en los menores detalle s. Es co n la
ciud:id apestada qu e se establece, según Foucault, el cuadriculado de la ciu-

ic, t\1ichel Foucault , Vigilar y m stigar, op. cit., p. 202.

202
y t·nunciado.<rn Rilynl(md Rou.,sei. Conclu.,ione.<
Vi.<ibilidade,· .<obrel'Í sobn

dad. Es una función-cuadriculado y ya no una función-exilio. No se expulsa


;1 los apestados. Más aun, no solo no es posible , sino que expulsarlos sería

extremadamente peligroso. Y cuando en una casa hay un nuevo apestado,


debe declarárs elo inmediatamente. Nuestro régimen moderno de control de
lo cotidiano surge con la peste. Foucault puede decir enconces que en este
aspecro la prisión comará el relevo de la peste, exactamente como el asilo, el
hospital general, tomaba el relevo de la lepra.
Pero ven que entonces nos.equivocaríamos si creemos que «encierro » explica
h naturaleza de estos dos medios de encierro. De nin gún modo. «Encierro » es
una gruesa ge nera lidad que no nos dice nada. Fo ucaulr nunca fue el pensador
de l encierro. Y por una razón muy simple: es que para él toda forma es una
forma de exterioridad. La función a la que sirve el medio de encierro-asilo es
la función de exterioridad «exilio ,,. La función a la que sirve la pri sión es la
funció n de exterioridad «cuad ricul ado en un medio libr e».
Y es por eso que el derecho penal en el siglo XVIII y en el siglo XIX no
está de ningún modo centrado en la pris ión. ¿Por qué? Porque sueña con un
cuadriculado mucho más suti l y mucho más extendido . Es lo q ue intentará
mostrar Vigilar y castigar: que desde el momento en que los penali stas, el
dere cho penal, los juri stas del derecho penal, sueñan con un cuad riculad o
coexrensivo a la ciudad , la prisión no les inreresa canco. Y que cua ndo la prisión
se imponga en virtud de su propio origen, que vimos que no es un orige n
jurídico, sin o un origen disciplinario, será porque el di scu rso que sostiene en
defensa propia ante los penali stas, los jur istas, sería el siguiente: «Yo, prisión,
soy más apta que nadie para realizar vuestros propios deseos de penalistas , el
gran cuadricu lado, es decir el control de lo co tidi ano . Solo que -añadiría la
prisión- no puedo ha cerlo m ás qu e con mis mod esto s m ed ios, es de cir en un
medio cerrado. No ha llegado aú n la hora de cuadricular un espacio abierto, no
sab emo s hac erlo . Pero desde el momento en que se sepa, perder é mi utilidad ".
Lo qu e cuenca no es el enci erro, sino las funciones de exte rioridad más
diversas a las cuales sirve. Y ven que Foucault sería el prim ero en deci r -y el
acuerdo co n Virilio al respecto .<,e
ría.muy profundo, no habría entre los dos más
qu e un malentendido- que evidentemente lo qu e cuenta es el cuadri culado .
Simplemente sucede que, hi stóricamente, el cuadriculado tuvo que ensaya rse
rn primer lu gar en condiciones an ihciales co m o las de la prisi ón.
Pero ven incluso que los medio s d e encierro son etapas transitorias, variables
de una función de exterioridad. Son literalm emc varia bles de un a func ión
tk exter ioridad. Y las funcion es de exterioridad pueden pr escindir de esas
variab les. El exilio pued e funcionar sin m edio de encie rro. Y así eran tratados
lo J loco s en el Renacimiento. En d Renacimiento se los tiraba en un barco,

2(H
Clase?

estaban exiliados sin estar encerrados. Sí, encerrados de hecho en el barco


pero, como dice Foucault en una fórmula muy bella, eran «prisioneros del
exterior». Entonces, ¿exilio o cuadriculado? Esa es una elección fundamental.
Pero son dos funciones de exterioridad. En resumen, los medios de encierro
son variables secundarias por relación a las funciones sociales que son siempre
funciones de exterioridad.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? A decir que el encierro nunca le
bastó a Foucrnlr, que el encierro es como una especie de experiencia artificial
para hacernos comprender otra cosa. Y vemos bien que no solo las funciones
sociales son funciones de exterioridad, sino también que toda forma es una
forma de exterioridad. ¿Por qué? Porque una forma es una condición: la forma
de lo visible es la condición de las visibilidades, la forma del lenguaje es la
condición de los enunciados. Ahora bien, lo condicionado está con la condi-
ción en una relación tal que solo existe como dispersado en ... no, no en, pues
reintroduciría una interioridad ... solo existe dispersado bajola condición. La
condición pone lo condicionado como disperso, diseminado.
Y quizá. es la única manera de comprender, así que vuelvo a esas historias de
Roussel, a ambos lados: la abertura de las cosas que va a suscitar enunciados,
la abertura de las frases que va a suscitar visibilidades. Si me han seguido, a
primera vista uno debería decirse que esas capturas mutuas, esa irrupción es
puramente verbal porque ¿cómo son posibles las capturas mutuas si las dos
formas son absolutamente extra1í.as una a la otra? Es muy lindo decir que hay
capturas mutuas, ¿pero cómo es posible si las formas, la forma de lo visible y
la forma de lo enunciable, no pueden mezclarse? El problema es exactamente
ese: ¿cómo puede haber captura mutua si las formas no pueden mezclarse?
Escuchen la respuesta posible. No es cuestión de que las formas se mezclen,
sino de que cada una de las formas presente una condición y un condicionado.
Y habiendo dicho yaque la condición no contiene a lo condicionado, que lo
condicionado está disperso bajo la condición. En otros términos, es entre lo
condicionado y la condición de una forma que puede deslizarse algo de la otra.
Puede ser. Al mismo tiempo que digo esto, 11no se dice que es insuficiente.
Pero es quizá una vía, una pequeJí.a vía hacia la solución que buscamos. Es una
pequeña vía: que las dos formas sean formas de exterioridad, y que desde ese
momento lo otro pueda deslizarse en la exterioridad del vínculo condición/
condicionado. Sí, es a medias convincente. No es grave, hay que buscar por
otra parte.
¿Qué retenemos de Roussel? Al menos adelantó mucho, nos permitió
avanzar mucho en la idea de que había capturas mutuas, incluso si todavía
no sabemos bien cómo dar cuenca de ellas. Hay capturas mutuas, es decir no

204
Visibilidad1·s y rnunciado.< en Raymond Rowg/. (i1J1dww110 .<ahrrel s11bn

despejan enunciados sin suscitar lo visible, no despejan visibilidades sin hacer


proliferar enunciados. Las dos formas son absolutamente heterogéneas, pero
están en presuposición recíproca. Hay captura mutua.
Es lo que resumirá Foucault al decir, tanto en El nacimiento de la clíniut
como en Raymond Roussel, dos libros de la misma época, siendo uno la versión
seria del otro, el otro la versión humorística del primero: «Hablar y al mismo
tiempo dar a ver,P. Ven que es muy importante . Quiere decir que hablar y
dar a ver, o hablar y ver son dos formas absolutamente heterogéneas, y sin
embargo hay un «al mismo.tiempo ». El «al mismo tiempo,, es la captura mutua.
En otros términos, toda nuestra vía. de pequeii.as soluciones que se esbozan
consiste en que la captura murua puede funcionar precisamente porque no
es la captura de una forma por otra. Es que todo pasa no solamente como si
hubiera una abertura entre las dos formas, sino también como si cada forma
esruviera atravesad;1 por una abertura: abertura entre la luz y los reflejos, los
centelleos, etc; abertura entre el hay del lenguaje y los enunciados diseminados
bajo el lenguaje. Es entonce s en esre segundo tipo de abertura que se produce
la insinuación, la doble insinuación: lo visible se insinúa en lo enunciab le,
lo enunciable se insinúa en lo visible. Gracias a esto, las dos formas son dos
formas heterogéneas, sí, pero dos formas de exterioridad . Es entonces en la
exterioridad que cad a una define que la orra puede insinuarse y co larse.
Y al mismo tiempo, digo una vez más que esto solo funciona a medias. No
estamos satisfechos con esta solución, puesto que no nos saca realmente de
eso, de esa violencia ... Decir que la doble captura no es la captura de una de
las formas por la otra, sino que es una insinuación de algo gracias a la función
de exterioridad propia a cada un a de las formas, consiste desde ya en repetir
que hay una violencia. Pero después de todo, ¿por qué la exterioridad de una
forma sería penetrable por la otra? Comprenden, cenemos el sentimiento de
haber dado un paso, pero todavía no . .. no estamos satisfechos. Supongo que
no estamos satisfechos.
Y he aquí qu e -segundo punto- Roussel le propone a Foucau lt otra
solución. Pues hay un tercer tipo de obra de Roussel. Hemos visto dos : las
obras de procedimientos lingüí sticos y las obras de visibilidad o de etiqueta.
Luego hay un tercer tipo de obras, más loco que los otros dos juncos, del que
Roussel no habla en Cómo escribi algunos de mis libros, y que produc e tal vez,
me parece, Sil obra más bella . .. en nn
no , no es Sil obra más bella ... Prod 11c e

17
Cf. Michel Foucault, k~ymond Roussef, op. cit., p. 134 y t1 nacimiento rlc la
clini ca, op. cit., p. 15, 155 y 165-166.

205
Cla.1el

una obra muy extraña intitulada esta vez Nuevas impresionesde África 18 • Allí
el procedimiento de lenguaje es completamente diferente. Se los cuento antes
de buscar cómo puede servirnos.
Supongan que dicen una frase, compuesta por ejemplo de tres versos. Les
doy el esquema formal del procedimiento antes de darles un ejemplo , porque
extrañamente el ejemplo es aun más oscuro. Tengo mis tres versos aquí, aquí,
aquí [escribeen el pizarrón]. Supongan entonces que entre el segundo y el
tercer verso, entre 2 y 3, introducen un paréntesis de dos versos. Lo pongo
en línea punteada . Esto cambia todo, ustedes tienen 1, 2, 3, 4, y lo que era
3 se convierte en 5. ¿Por qué no ir al infinito? Entre 3 y 4 van a introducir
un segundo paréntesis , indicado con doble paréntesis, un paréntesis de dos
versos. Tienen de golpe: 1, 2, 3, 4, 5 ... 4 se convierte en 6, 3 se convierte
en 7. Y entre los dos versos de vuestro paréntesis doble pueden introducir
un tercer paréntesis ... etc., etc., etc. Ustedes me dirán que es inconveniente
porque se pierde el hilo [risas].Sí, se va a perder el hilo, ¡pero en prov echo de
qué despiste, de qué trastorno poético!
Es cípicamente el caso de una obra infinita. Quiero decir que cuando se
habla de la obra infini ta nunca es bueno cuando se trata de una imagen o de
una metáfor a. Si uno habl a de ob ra infinita, y bien ¡hay que hacerla! Si no se
hace, es nada. Y en ese momento no hay que hablar de obra infinita. Puedo
decir que Roussel ha inventado concretamente una obra infinita. Pero es muy
complicado, doy solo el punto de partida de las Nuevas impresionesde África.
Foucault analiza un ejemplo. Versión primera ... Uno se encuentra frente
al texto, uno no tiene la versión primera. Es Fou caulc quien restablece las
versiones quitándoles los paréntesis. No lo verifiqué, pero según Fouc ault lo
má ximo a lo que llega Roussel son cinco paréntesis. Que ya es mucho. He
aquí las versiones sucesivas. Primer grupo de cuatro versos, primera versión:

Rasant le Ni !, je voisfuir deux rives couvertes


De fleurs, d'ailes, d'éclairs,de richesplantes vertes,
Dont une sujfirait a l'ingt de nos salons,
D'opaquesfrondaisons, defruits et de rayons19 •

18
Rayrnond Rou ssel, Nouvelle s l mpressions d'Afrique, 1932 .
19
A ras del Nilo, veo huir dos ribera s cubiertas
De flores, de alas, de relámpagos, de suntuosas plantas verdes.
Una sola bastaría a veinte de nue stros salones,
De follajes opacos, de frutas y de rayos.

206
Visibilidades y munciadns m Raymond Roussel. Concluú1111t'.1 _10/m·,·! .,,¡,,.,
··-- ..·-- ··· -

Por otra parre, esto es curioso: suntuosas plantas verdes, una sola bastaría 11
veinte de nuestros salones. Una sola planr:i verde que basta para veinte salones ...
¡Un misterio! Buen o, esta es la primer a versión . Todavía funciona, llegamos a
seguirla. Ya con un poco de esfuerzo, pero llegamos a seguirla. Nos detenemos
al final del verso 3 -U na sola bastada a veinte de nuestros salones- y hacemos
un paréntesis de dos versos. Resulca de ello:

Rasant le Nil, je voisfuir deux rives couvertes


De fleurs, d'ail es, d 'éclairs, de riches plantes vertes,
Dont une sujfirait a vingt de nos salom,
(Doux salons ou sitot qu'on tourna it les talons,
Sur celui qui s'éloigne on fait courir maints bruits)
D'opaques frondaisons, de rayons et de fruit?- 0 .

Ya aquí uno no sabe muy bi'en dónd e está [risas]. Supongan que, puesto que
introduje dos versos en el primer parént esis, meto luego un doble paréntesis
entr e el primer y el segundo verso del primer paréntesis . Resultaría de ello:

(Doux salons ou sitot qu'on tourna it les talons,


((En se divertis sant soit de sa couardise,
Soít de sesfins talents quoi qu'il fasse ou qu'il dise))
Sur celui qui s'éloigne on fait courir maints bruits)
D'opaques Jrond aisons, de rayons et de fruit?- 1.

Continúan. Después del primer verso del doble paréntesis, introducen un


triple paréntesis , de lo cual resulta:

20
A ras del Nilo, veo huir dos ribera s cubiertas
De flores, de alas, de relámp agos, de suntuos as plantas verdes.
Una sola bastaría a veinte de nues tros salon es,
(Dulc es salones d onde , en cuanto ha girado los talon es
So bre el que se aleja se hacen correr tantos rumor es)
De follajes opacos, d e fruta s y de rayos.
21
(Dulce s salones donde, en cuanto ha girado los talones
((Di virti éndose, ya de su coba rdía,
ya de sus acerados talemos, sin que import e lo que haga o diga))
Sobre el que se aleja se h acen co rrer tant os rum ores)
De follajes opacos, de frutas y de rayos.

207
Clase7

(Doux salons oit sitot qu'on tournait les talons,


((En se divertissant soit de sa couardise,
(((Force particulier s quoi qu'on leur fasse ou dise,
jug eant le ta/ion d'un emploi peu prud ent,
Rendent salut pour a>ilet sourire pour dent)))2 1

Puedo entonce s darles la lectur a final para ver si la siguen [se escuchan
expresiones de lament o entre los estudiantes] :

Rasant le Ni/, j e voisfuir deux rives couvertes


De fleurs, d 'ailes, d'éclairs, de riches plantes vertes,
Dont une suffira it a vingt de nos salons,
(Do ux salons oit sitot qu'on tournait les talons,
Sur celui qu i s'éloigne on fait courir . ..

¡Mierda! [risas] Bueno, vuelvo a emp ezar.

...a ving t de nos salons,


(Doux salons oit sitot qu'on tournait les talons,
((En se diverússant soit de sa couardise,
Soít de sesfins tal. . .

¡Ay, no puedo lograrlo! No tr aje el texto donde están todo s los paréntesis.
En fin , comp rendiero n, ¿no ? [risas] N o voy a recon struirlo.
¿En qu é no s int eresa esto? ¿Q ué cosa seria pued e exrraér sele? Y una vez
m ás, lo serio no es mejor. .. No hay nada mejor que esto . Como suele decirse,
forma part e de las cosas que un a vez que alguien las h izo, ya está. No vale la
pena volver a hac erlo. Ha y qu e hacerlo un a vez y eso es todo.
Les señal o qu e en un pre facio mu y intere sant e23 Foucault hi zo un para-
lelo entr e eres gra nd es m anipulador es del lenguaje , inventor es d e lenguajes

22
(Dulc es salone s donde, en cu anco ha girado los ralo nes
((D ivirti éndo se, ya de su cobardía,
(((Much os individu os, se les di ga o se les h aga lo qu e fuere,
Juzgand o el calión de em ple o poco prudent e,
Dev uelven saludo po r ojo y sonri sa por die nce)))
2
Cf. Mi chel Foucau lt, 7 propos mr le 7e ange, pr efacio a Jea n-Pierr e Brisser,
'
La gmmmaire fogique, suivi de la science de dieu (Ed. Cast. : Mi chel Foucault, Siete
sentencias sobre el séptimo ángel, op . cit. )

208
Visibilidades y enunciado.<
en Raymond Roussel.Cand11,w11n ,,,/,,r d mhn:

arrificiales, de lenguajes heterodoxos, que so n Roussel, cuyo an;í[isis había


retomado en un corco prefacio a otra cosa , Brisset, y un americano mucho
más reciente, Wolfson, quien también , como se dice, tiene algo entre mano s,
e inventa un lenguaje a partir de un principio completamente distinto al de
Roussel. Y justamente, lo interesante del texto de Foucau!t es que compara
los tres e intenta mostrar la diversidad del procedimiento de cada uno, el de
Roussel, el de Brisset, que es un escritor también de comienzo s del siglo XX ,
y el de Wolfson, que vive actualmente y es un joven americano que ha hecho
una especie de invención de lenguaje y de tratamiento del lenguaje totalmente
extraños 24 • Roussel no sería entonces el único caso. Pero es al ni vel de Roussel
que Foucau!t ha urdido los análisis más importantes. Y quiero seña lar que es
int eresante, y que en cada caso se trata de una batalla, de una ba talla interior
al lenguaje. Está la batalla Roussel, la batalla Brisset y la batalla Wolfson. A
quienes interese esto, remítanse a los Cahiersde l'art bruf 5 • Es todo el problema
del lenguaje y de la esquizofrenia, en el cual la bibliografía es interminab le, pero
es muy, muy importante, muy interesance, y encontrarán en especia l mucha
información sobre los lenguajes esqui zofré nicos en los Cahiersde l'art brut.
Vemos entonces este nue vo procedimiento, esta segunda solución, esta
proliferación de los paréntesis. ¿Por qué, y en nombre de qué pretendo decir
que es una segunda solución?
Si me han seguido, no es que nos haya mos reído mucho, no es que uno
se ríe , pero todo lo que dije ho y es risueño. No hace reír pero es risueño. Así
como no se lo ve, pero es visible , ¿no? Es algo así. Y bien, lo que me interesa
es cómo finalmente el análisi s llam ado cómico y el aná lisis serio se intercam-
bian. Son lo mismo.
Pien sen en el procedimiento de la prolifera ció n de los paréntesis. ¿Qué
qui ere decir eso? Quiere decir que el enunciado tiene un poder determinante.
Más aun, el enunciado procede a una determina ción infinit a. El enunciado
es la determinación infinita. ¿Qué quier e de cir «la d eterminaci ón infinita»?
Es muy simple, quiere decir -lo vimos concretamente- que dada un a frase ,
pueden siemp re ha cer proliferar los paréntesis que separan do s miembro s de la
frase, d os segmentos de la frase. Es un principio de det erminaci ón infinita en la
frase. Y es también un entrenamiento: hablando así harán revent ar a vuestros

24
Cf. Lo uis Wolfson, Le Schizo et LesLangues
, préfa ce de Gilles Dekmc , P;1ris,
Gallimard, 1970.
2
> Publica ción fundada por _lean O ubuff et, quien también rn:ú Lt Comp,1gnic rlc
l'art brut, cuyo fin era est imular, difundir e inve stigar el arte d l' los locos.

209
Clase7

parientes [risas] . 'fenemos enronces lln principi o de determinación infinita


que es propio al enunciado . Pero esto nos conviene completamente. ¿Por qué?
Les recuerdo nuestro s análisis serios precedentes. La forma del enu nciado es
la determinación o la espontaneidad. La forma de lo visible es la receptividad.
El hay del lenguaje es espontáneo, el hay de la luz es receptivo. Como resultado
de un largo análisis que no retomo , vimos en qué sent ido se podía decir, desde
este punto de vista, que Foucault era kantiano. Lo cual yo intentaba traducir
diciendo que la forma de lo visible es la forma de lo determinable, mientras
que la forma del enunciado es la form a de la determinación. Y las dos for-
mas seguían siendo estrictamente irreductibles, puesto que era el aporte más
profundo de Kant. Nos parecía que el apo rte más profundo de Kanc había
sido mostrar que la forma de lo determinable era irredu ctib le a la forma de la
determinación, y haber reprochado así a todos sus predecesores el hecho de
no haberlo vista, de haber creíd o que la determinación se apoyaba sobre lo
indet erminado. Kant nos decía que no, que la determinación se apoya nece-
saria mente sobre un determinable y no sobre un indeterminado . Ahora bien ,
lo determinable tiene una forma, que no es la misma que la de la determina -
ción. Ha y por tanto dos formas irredu ctib les: la forma de lo determinable y
la forma de la determinación.
La pregunta er:i.entonces: si existe una relación entre lo visible y lo enuncia-
ble, hace falta que la determinación se ejerza sobre lo determinabl e; pero puesto
que las dos forma s son irr eductibles, ¿cómo puede hacerlo? ¿Cómo puede la
determinación ejercerse sobre lo determinable si la forma de la determinación
es irreductib le a la forma de lo d ete rminable, y viceversa?
Vean por qué me intere sa el procedimienco de Rou ssel. La respuesta sería:
sí, pero la fo rm a de la determina ción va hasta el infin ito. Es un poco lo que
dice La arqueologíadel saber. H ay formaciones discursivas, los enunciados, y
luego está lo no -di scursivo . Ha y heterogeneidad de las dos formas . Solo que
lo discursivo tiene relaciones discursiva s con lo no-discursivo. Y es porque la
de terminación va hasta el infiniro que puede reunir se con lo determinable.
He aquí la razón por la cual Roussel nos entrega ría la clave de una relación de
las dos formas en el seno de la n o- relación al nivel de las Nuevas impresiones
de África. ¿Comprenden?
¿Y qué hace que resuene en no sotros el mismo escrúpulo: «No, esto todavía
no basta >,?¿Por qu é todavía no basta? Por una razón muy simple: cuando y en
tanto que la determina ció n va al infinito, ¿qué impedirá que lo determinable
se escape en lo infinito? Es efectivamente lo que sucede en la última técni ca de
Roussel: ya no se ve nada . Ya no se ve nada, la visibilidad se sustrae a medida que
la determinación avanza, la visibilidad retroce de a medida que la determinación

210
Vi.<
ibi/idade.<
y enunciado.<en Raymond Rous.<
ti. Cond u.,i1111r<
w lnr ,.¡ ,,,ha
- ·----- ----- ----- -- -- ···- --

va al infinito. Foucaulr lo presiente, lo reconoce a su manera rnando li:1bla de


una «loca persecución» a propósito de las Nuevas impresiones de ÁfrictZ: bloca
persecución que emprende Roussel cuando pretende llevar el lengua je al nivel
de la determinación infinita. En ese momento las visibilidades se ocu lr;.in ;.i
codo vuelo. A medida que la determinación avanza, la visibilidad retrocede.
Nuestro problema es siemp re el mismo: de acuerdo, hay batalla, pero aún
hace falta que los dos se reúnan , se encuentren. Ahora bien, siempre estamos
diciendo que todo se explicará si los dos se encuentran, pero los dos no se en-
cuentran. Lo visible no encontra rá lo enunciable, lo enuncia ble no encontrará
lo visible, y nosotr os estaremos condenados a decir frente a la prisión «esto no
es una prisión » y frente a la pipa «esto no es una pipa ».
Y bien, hicimos todo lo que pudimos .. . Sucede que fuimos tontos. ¡Fuimos
tontos! Quizás demandamos una solución allí donde no la había. Sí, hay que
aceptarlo. Hicimos todo lo que juzgábamos posible . Yo ya no veo, ya no se
ve. Y bien, es nuestra culpa: ¿qué nos decía que la solución estaba dada al
mismo nivel que el problema? Sucede muy a menudo que una vez planteado
un problema, recibe su solución de una dimen sión distinta a la suya. No hay
ninguna razón para pensar que un problema debe ser resuelto con elementos
incluid os en las condiciones mismas del problema. Incluso podemos decir que
a menudo la solución viene de otra parte. Cometíamos un error al pretender
que la solución surja en el mismo nivel en que era planteado el problema .
Había que atraparla en otra parte.
Es la tercera y última vía hacia la solución . La prim era vía era captura mutua.
La segunda vía era determinaci ón infinita. La tercera vía es: busquemos orra
dimensión para resolver el prob lema.
Ahora bien, esa es la vía de Kant, lo vimos. ¿Recuerdan qué nos dice cuando
se trata de explicar cómo puede haber una relación en el seno de la no-rel ación
receptividad/espontaneidad? Existe el esquema de la imaginación, dimensión
absolutamente misteriosa y oculta. Y que no es una forma. El esquema no es
una forma. Y extrañamente este esquema que no es un a forma es adecuado
por una parre al espacio y al tiempo, es decir a la forma de lo determinable , y
por otra, al concepto, es decir a la forma de la determinación. Las dos form as,
la forma de lo determinabl e y la forma de la determinación, son irreductibl es,
heterogéneas, pero hay algo que es homogéneo a una y a otra. Solo que esca otr a
cosa no es una forma. ¿Cómo algo que no es una forma puede ser homogén eo
a dos formas que, por su parte, no son homogéneas entre sí? ¡Es un mi sterio!
Bueno, el genio de Kant consiste en que intenta hacernos comprend er.
Pero mi problema no es exponer Kant. Lo que me pregunto es si no varn o~
a encontrar en Foucaulc un movimiento análogo, la necesidad d e invo car otr a

2 11
Cla.,e7

dimensión para hacer surgir una. relación de la no -relación. Y bien, sí. Lo cual
querría decir también en qué dimensión se van a encontrar los combatientes,
los luchadores. Puesto que vimos, al nivel de las capturas mmuas, que había
abrazo. ¿En qué dimensión se produce el encuentro entre los luchadore s? No
es al nivel de las formas, las formas son sin relación. Entonces hace falta otra
dim ensión. Y hace falca que esa otra dimen sión sea informal. Es lo que va a
decir Foucault, y m e parece que explícitamente en do s textos importantes.
Un texto de Esto no es una pipa, a propósito de Paul Klee 26 • ¿Por qué a
propósito de Paul Klee? Porque es ciertamente el pintor m ás grande que ha
confrontado los signos y las figuras. O si prefier en, la escritura o el enunciado
y la figura visible. Por ejemplo, a quiene s no hayan ido les suplico que vayan a
ver la exposición «Klee y la música.» en Beaubourg. Todavía no ha terminado.
Pienso en dos peque úos cuadro s que son el caso más simple de lo que quiero
decir. Ha y dos pequeños cuadros, muy pequeño s, que son un a maravilla. Son
los elemento s de un paisaje, tienen árboles, alambrados, manojos de hierba,
Aores, ere., que está n co mpl eta mente disoc iad os entr e sí, diseminados, y están
colocados sobre un pent agrama mu sical. Parece fácil lo qu e digo ¿no? Pero
si intento reprodu cirlo yo , no bastará para hacer cantar al pai saje, para hacer
canear al jardín . En eso co nsiste el genio. ¿Por qué maravilla. sucede, se los
aseguro, qu e no pueden mira.r las dos versiones del jardín de Klee pu esto en
pentagram a musi cal med iant e una simple diseminación de los elementos -el
pro cedimi ento es muy simpl e, los hay más co mpl ejos en Klee- sin ser captu-
rados, fascinados por una espec ie de belleza absolma? ¡El jardín canea! ¿Cómo
hace? C reo que hace que los signos y las figuras se penetren co mpl eramenre en
una dimen sión dist int a a la del cuadro: la música . Klee es el pintor-músico.
Hay otra dimensión no -dada, y allí el jardín canta 17 •
Es lo que dice foucaulr: las !erras y las figmas en Klee se encuentran en un
espacio completamente distinto al del cuadro 28 . Es decir, se encuentran en un
espa cio que no es el de los enunc iado s ni el de las visib ilidade s, que no es el
de los signo s ni el de las figurns. Es un a indi cac ión co rta.
En otro texto, en el análisis que hizo sob re Nieczsche 29, Foucault dice lo
siguiente a prop ósito de los combatientes. Es entonces un texto precio so para

26
Michel fouca ult, Esto no e.runa pipa, op . cit. , capít ulo 3: «Klee, Kandin sky,
Magricte ».
27
Cf. Paul Klcc. Abstract-phantastischerGarten, 1920, «Jardín fantástico abstracto ».
28
Michel Foucault , Esto no es una píprz, op. cit., p . 30 .
29
Michel foucau lt, «Nie tzsc he, la Genealogie, L'Hi srori e,, en Hommage a jerzn
Hyppolite, PUF. Pari s 1971. (Ed. Cm .: «Nietzsche, la genea logía, la hi storia» en

212
Visibilidadesy enunciadosen Raymo11dNomsd ( .i,11,/11
.,i,11
1,·,w/,,,. ,·/ ,,1/,rr.

nosotros , pues to qu e se trata efectivamente de nue stro probl ema . 1-'oucau11


comenta lo que significa la n oc ión nietz schean a de emergen cia y di ce: La
emergencia designa un lugar de enfrentamiento. Hasta ahí va bien: un luga r de
enfrentamiento, es decir que ha y luchadore s, es el abrazo de los lu ch:idor cs.
A su vez hay que evitar imaginarlo como un campo cerrado -entre par én tes is:
denu nc ia de la form a de enci erro - en el que se desarrollan'a una lucha , o como
un plano en el que los adversar ios estarían en igualdad de condiciones. Es dec ir
que el encuentro no se produce en un campo cerrado. Y añade: Es mds bien
un no-lugar. una pum distancia . ¿Qué es un a pur:.1 distancia? Para los que
conocen un po co de ese campo, es típicamente un a no ció n de topología, qu e
es independient e de las formas, completamente ind epe ndi ente de las forma s.
Es entonces un no -lugar. No es un lugar, es un no- lugar, una pur a distancia.
A saber : el hecho d.e que los adversarios no perten ecen al mismo espacio. Ningu no
es respo nsable de una emergencia, ni nguno pued e vanagloriarse de ella, ella se
produce siemp re en el intersticú/ 0 • De acuerdo, el encu entro en tre la form a de
lo v isible y la fo rm a de lo enunciable se produce en el int ers ticio entre las dos.
Desde entonc es, no impli ca mezcla algun a de las do s for m as.
Esto está en una reco pilación colectiva de homen aje a Jea n H y ppolit e. Es
el arcículo de Foucault sob re Nietzsc he, p. 156, en PUE

Intervención 1: Es inhallable .
Deleuze : ¿Es inh allab le?
Intervención 2: Sí, todavía no lo encontramo s . ..
Deleuze: No tien en necesidad de encontr arlo porque yo se los cuent o [risas].

¿Q ué quiere decir esto? H ay una no-relación entr e las dos formas. D e


esa no -relac ió n surgi d una relació n . pero la relación qu e su rge es tá en un a
dimen sión di st int a a la de las do s for ma s, está en una dimensión informal.
Necesidad e nton ces d e un a in stancia inform al. Ta l como Kant debía in voca r
un esqu em a de la imaginación para dar cuent a de la ca -adap tación d e las do s
formas, aquí har á falta tambi én un a dim en sió n informal diferente de las do s
formas para dar cu e nt a de su ca-adaptación. ¿Q ué será?
Bueno . de sca n so . rec reo . D esca nsen solo 1O minuto s para qu e tenga m os
qu e co rrer despu és.

Michel Foucaulc, Microfisica del poder, ed. La piqu era, Madrid , l ') 7')).
'º Ibídem, p. 16.
2U
Cla.<e
7

1enemos que sacar conclusiones , pues no se les escapa que tenemos sola-
mente una sesión más antes de !as vacaciones, y sería excelente que termine-
mos el primer eje del pensamiento de Foucault, es decir el saber, junco con el
trimestre. Por desgracia , me temo que si no voy mucho más lento voy a ten er
que comenzar el segundo eje . . . No importa. Saquemos conclusione s sobre el
saber y la exigencia de otra dimensión, de otro eje.
Primera observación. Puedo considerar, al final de este trimestre , que el
primer eje del pensamiento de Foucault se presentó bajo el nombre de «saber».
¿Y por qué es el primer eje del pensamiento de Foucault? Porque está claro
que bajo el saber, o antes del saber, no hay nada. La experiencia es un sabe r. El
saber no remite a un objeto o a un sujeto previo. Sujeto y objeto son variables
del saber, variables interiores del saber. Queda en ustede s decidir si esto es o
no un idealismo. Puede ser que la cuestión no tenga sentido ... poco importa.
En codo caso, es en nombre d e que codo es saber y ya saber, que Foucaulc
puede romper -allí tambi én- con una noción cara a la fenomenología vulgar.
Es decir, no hay experienci a salvaje.
Sobre esto les cuenco que aunque no hay entre ustedes mucha interv en-
ción, aunque no intervienen oralmente -a fin de cuentas está mu y bien- ,
hay much os de ustede s que despl!és me pasan fichas. Y ha sta ahora son
ficha s de un i11terés mu y ~r;.,nde, es decir que vienen manifie stamente de
personas que conocen los texto s de Foucaulc tan bien como yo, o inclu so
mejor. A quienes hacen esas fich;is, no crean sobre todo que no me inter e-
san, al contrario. Pero considero que no estoy en un punco en el que puedo
cornadas en cuenta en mi análisis. No obstante las guardo mu y bien p :ua
cuando haya llegado para mí el momento, las reto mar é entonces con aquel
de quien procede la ficha.
Ahora bien, lino de ustedes en pani cula r me pasó una ficha diciéndome:
«Es muy lindo decir que no hay experiencia salvaje en Foucaulc, pero eso no
quita que, en todo caso, Foucault empl ee el término 'verdad salvaje'». Y quien
hizo esta ficha me cita los rextos. B11eno, llegó el momento, cendremos que
preguntarno s qué puede querer decir b afirmación de Fou cault de que hay
«verdades salvajes», lo cual implica a pesar de todo un modo de experiencia
salvaje, puesto que la verdad es un asunto de experienci a.
Lo que digo es aproximativo. Si permanecemos en este primer eje, no hay
ningún lugar para una experiencia salvaje que sea como el suelo nutricio del
saber. El saber no tiene otro suelo nutricio que sí mismo. Por tanto, la primera
razón por la cual no hay experiencia salvaje a este nivel es qu e todo es saber
y que no hay nada antes del saber ni bajo el saber. He aquí entonc es nuestro
primer grupo de conclusiones.

214
"""·, .,,¡,,,. ,·}.,,¡,
Vi.,ibilidndes y munci11dm m Raym ond Roum ,/. <.ilfl,-/11, ,.,.

El segundo grupo, segundo tip o de conclusión, es que el saber I Íl'lll' dos


panes: lo visible y lo enunciable. Inclu so si en cienos textos Foucault ;1tt·11t'i;1
la especificidad de las visib ilidades, al punro de darles un nombre negarivo. «lo
no-dicursivo ,, por opo sición a lo discursivo , qu e es el caso de La arqueofogú, dd
saber, nos parece que inclu so en ese caso está bien subrayado que lo no-d iscursivo
es irredu ct ible a lo discursivo. Es decir que hay dua lismo. Y yo dirí a que si hay
du alismo , no hay qu e preocupar se dema siado . ¿Ha y dualismo ? Sí, diría que en
ese nivel hay duali smo , el saber es dual. Y es por no notarlo suficient emente que
muchos pen sadores, incluso cercanos a Fou caulr, mutilan su pensamiento al
no tomar en rnenra lo suficiente el estaru s de la luz y de lo visible para retener
solamente la teoría de los enunciados, lo rnal produ ce una especie de filosofía
analítica de nu evo tipo. Yo creo entonces que al nivel del saber hay dualismo.
Insisto en esto, y qui siera aquí plantear mu y rápidamente la cuestión
del dualismo en genera l. ¿Qué es se r dualista ? Pues a mi modo de ver, hay
al menos tre s duali smo s. Y so lo uno qu e merece el nombre definitivo de
duali smo.
El prim er duali smo es el verdadero. El ve rd adero dualismo consiste en
decir «hay do s, y lo un o es irreductible a lo otro ». Si busco autores que so n
realment e du alistas, diría que hasta donde co nozco hay sob re todo do s. Se
puede decir que no es cierro, pero en fin , yo lo veo así . .. n o es grave. Esd
Descartes, pu es hay en él un auténtico duali smo entre el pensamiento y lo
extenso, entr e la sustancia pensante y la sustan cia extensa, una vez dicho qu e
la tercer a sustancia no supera en nada el duali smo entr e el pensamiento y lo
extenso. Diría q ue D escartes pert enece al dualismo o bjetivo o sustancial. Veo
otro que es Kant . Esta vez es un duali smo subj etivo . Ha y dualismo entre dos
facultades fun da menta les qu e, co m o en Fou cault par a el saber, so n las do .,
parte s con stit uyentes del co no cimi ento: la recepti v idad y la espontan eid:1d.
El dualismo ya no es entre susta ncias o atributo s de sustancias, sino en1r<"
facu ltade s del sujeto. De modo que , de D esca rte s a Kant , está coda la 1r:1m
formación de la su stancia en sujeto. Es el primer duali smo .
Digo que hay un segundo dualismo que es, esta vez, un a er:1p:1pro vi,01 i.1
ha cia lo Uno. Ha cer do s -el duali smo- es una maner a, co mo una c,pc·1w d,
etap a en relación con un fin úlrimo qlle es desc ubrir la unid ad 111:Í.\ ¡ind111 11l.1
Veo dos ejemplos de este dua lism o provi sorio. Pod ría dec irlo dv Sp111111 . 1 1·1,
Spinoza hay efectivamente un a d istin ció n real, un du alismo 1·1111<· , 1 .111il ,111"
«pen sami ento » y el atributo «exte nsión ,,. Solo que di cho du :di \ 111,, n 1111.1, 1 1¡1,
provisoria hacia un a unid ad de la sustancia qu e po see tndm 1,,·.. 111 d 1111.. .. ,
una etapa provi so ria hacia lo U no .

•1 •
Cla..<e
7
-·-- ---- -- -- ---
Intervención: Es un multialismo ...
Deleuze: ¿Un qué?
Intervención: Un multialismo. Es decir, no es un dualismo, sino que hay
infinitos arriburos.
Deleuze : Sí. .. No me complique, no me complique las cosas ... Tienes
razón ... ¡No! De hecho, es en la medida en que hay una sustancia única
que sé que hay 11na infinidad de atributos . Quiero decir, la infinidad de los
atributos es una consecuencia de la unidad de la sustancia. Porque sé que no
hay más que una sustancia, sé entonces que ella no pued e contentarse con
dos atributos. Es decir q11ela infinidad no imerviene ahí , es una consecuen-
cia de la unidad. Lo importante es la superación de los atributos hacia una
sustancia única, de donde se pueden concluir una infinidad de atributos que
no conocemos.

El otro caso sería Bergson . Bergson es célebre por sus duali smos : la duración
y el espacio, la materia y la m emoria. Más aun, todos sus títulos reivindican
explícitamente el dualismo . Pero en Bergson el dualismo no es m ás que una
etapa transitoria hacia un monismo triunfante. Primera etapa, la duración y
el espacio se oponen , materia y memoria se oponen, hay dos fuent es de la
moral y de la religión . Segunda ecap3.,los do s términos opuestos son los grados
extremos de una misma instancia. A saber, el espacio es el grado más dilatado
del impulso vital y la duración es el grado más contraído del impulso vital. U n
mismo impulso vital atraviesa las dos formas duale s, siendo una su extensión
o su dilatación , siendo la otra su co ntra cció n . Sup erac ión del dualismo -por
el cual había que pasar- hacia un monismo.
Ha y un tercer tipo de duali smo. A fin de cuent as, hab lar es siempre hacer
duelos. El duelo está inscrita en la palabra , está inscrito en el lengua je. De
modo que ustede s siempre serán dualistas en las palabras. La cuestión del
dualismo comienza más allá de las palabras. ¿Es ese duali smo un verdadero
dualismo para usted, es decir un dualismo que vale para las cosas? ¿Es un
dualismo-etapa provisoria? ¿O qu é es?
Diría que hay casos en los que el dualismo ya no es etapa provisoria, sino
etapa preparatoria. Me pr eguntar án cuál es la diferencia. ¿Y etapa prepararoria
de qué? Si me pregunto de qu é, creo que veré la diferencia entre el segundo
dualismo y el tercero , del que hablo ahora. Sería una eta pa preparatoria de las
multiplicidade s. En ocros términos, sería una etapa prepar atoria del pluralis-
mo. Ya no una erapa provisoria hacia un moni smo, hacia lo Uno, hacia una
unidad, sino una eta pa preparatoria de las multipli cidades y del pluralismo
puro . Es este duali smo el que me int eresa.

216
Vi.< rn Raymond Rous.,,-1.e_¡,,,./,,,,,,,,,, ,,,¡.,, , 1,,,¡,,.
íbilidadr.<y enunciado.<
----- -- --
Noten que mi tercer dualismo se opone al segundo. ¿Por qué? S11n-dc q11<'
siempre encontré fascinante la noción de multipli cidad porque es un smL111
tivo. Mientras dicen «lo múltiple», no han dicho nada. Mientra s manejan d
adjetivo no han dicho nada porque solo han pu esto un poco de animación
en lo Uno. Pue s, ¿qué es múltiple sino lo Uno ? En otros término s, en última
in sta ncia son platónicos ... Lo cual ya esti mu y bien . Pero si son platónicos,
son de aquellos, del gran número de aquellos qu e dic en que lo múltiple solo
puede emplearse como adjetivo. «Múltiple » es un atributo. ¡Qué asalto al
pensamiento cuando cienos ·pensadores -habí a que ser alemán para eso- pu-
sieron lo múltiple en sustantivo y constituyeron la noción de multiplicidad!
Una multiplicidad.
Noten que una multiplicidad es por lo menos algo extraúo. Habría que ser
lógico para comentar el una, el artírnlo indd-inido. Es evidente que el artÍ-
culo indefinido de «un;¡ mulriplicidad » no puede ser d mismo que el de «un
hombre ». No sería poca cosa hacer la lógica de «un » en «una multiplicidad».
Es el artículo indefinido, es un artículo no 11nific;¡nte .
¿Qué sucede cuando la multiplicidad pasa al sustantivo? Quiere decir que
ya no se relaciona con una unidad cualquiera, ni de la cual derivaría , ni que
pr epararía. Quiere decir qu e lo múltiple debe se r pensado por sí mismo y en
sí mismo . ¿Qué sería una multiplicidad? Serían -1 . No es n + 1, pue sto que
la multipli cidad es lo que retira lo Uno de lo múltiple. De lo contrario, la
multiplicidad nun ca sería erigida. Es siempre sustrayendo lo Uno que obtengo
b multiplicidad . ¿Có mo pensar una multiplicidad? ¿Una multiplicidad es
algo pensable?
La única man era de dirigir una crítica a lo Uno es hac erla en nombre de
la multiplicidad. Mientras opongo lo Uno a lo múltiple, no hago nada que
m o leste a lo Uno . Si exhibo razones por las cua les lo múltipl e debe ser rela-
cionado con la multiplicidad o co n multiplicidad es, puedo decir entonces que
he destruido lo Uno. Pero no pu edo pen sar que h e destruido lo Uno mientras
no haya h echo esta operación que sustantiva lo múltiple.
El acto por el cual lo múltiple ha sido erigido en sustantivo, es decir en
multiplicidad, es un acto científico. Creo que el o ri~en de L-1noción está en
el matemático-físi co Riemann , que es retomado por el macemárico Cantor
como base de la teoría de conj untos . Volverán a encontrarla en Hu sserl. Aun-
que Husserl no sea mu y plur alista, utiliza esta noci ón que tiene una riqueza
c ienrífica intensa . Creo que es Riemann quien le hace esta espec ie de re~alo
a la filosofía : una noción de multiplicid ad.
Todavía no sabemos lo que es una multiplicidad, digo sola mente qu e esd
muy próxima al pen samiento de Foucault. ¿Por qué? Si comprenden rndo

2 17
Clmc 7

lo que acabamos de decir sobre las formas, forma de lo visible y forma de


lo enunciable, ven que no son unidades. Digo que son condiciones bajo las
cuales los enunciados se dispersan, se diseminan, que son condiciones bajo
las cuales las visibilidades se dispersan, se diseminan. ¿Qué quiere decir esto?
Que codo enunciado es una multiplicidad. Y en efecto, es normal, ustedes lo
recuerdan. Por una parte, un enunciado solamente puede ser estudiado dentro
de su familia, es decir que solamente pueden considerar una multiplicidad
de enunciados, nunca se puede considerar sólo un enunciado. Necesidad de
considerar siempre varios enunciados. Y por otra parce, ¿por qué no se puede
considerar un sólo enunciado? Porque si consideramos un sólo enunciado, nos
damos cuenta de que está moneado sobre varios sistemas. No solamente que hay
necesariamente multiplicidad de enunciados, sino también que el enunciado
mismo es una multiplicidad: multiplicidad de sus variables internas, multi-
plicidad de sus variaciones inmanences. Y a mi modo de ver, La arqueologia
del saber lo dice de manera terminante: los enunciados son multiplicidades,
e incluso cada enunciado es una multiplicidad . Un enunciado es ya una
multiplicidad discursiva. Una visibilidad es una mulciplicidad no-discursiva.
En suma, no hay más que multiplicidades y multiplicidades de multipli-
cidades. Es el pensamiento del pluralismo puro. Si intentan pensarlo, es un
pensamiento muy verriginoso, ¿no? Muy imeresanre. Tiene su nobleza filosófi-
ca, pero su nobleza oculca, subterránea, siempre fue golpeada, contragolpeada
por una filosofía más imperial, más clásica.
Bueno , volvamos a mi tema. ¿Qué será el dualismo en una concepción de
las multiplicidades puras, desde el punto de vista de una teoría de las mul-
tiplicidades puras? En primer lugar, el dualismo será el medio más simple
de repartir las multiplicidades en codos los sentidos. Es decir, los dualismos
serán ellos mismos múltiples. Será la mejor manera, la más fácil, de distribuir
las multiplicidades. Diré entonces que hay multiplicidades no-discursivas y
multiplicidades discursivas. Este es un primer aspecto. Luego diré que hay
multiplicidades de enunciados que se relacionan con el lenguaje, siendo el
lenguaje en sí mismo una multiplicidad de nivel superior. Y luego hay mul-
tiplicidades de visibilidades ... etc. A partir del dualismo voy a distribuir mis
multiplicidades. En otros términos, el dualismo será una etapa preparatoria
para una distribución de las multiplicidades. Y solament e cuando me dé
cuenta de que los dualismos han proliferado, se revelarán ellos mismos a su
vez y finalmente como lo que son: lln tipo de mllltiplicidad entre las otras. Es
decir, el dualismo es el primer paso para una tipología de las multiplicidades.
Ahora bien, yo creo que Foucault ha elaborado a lo largo de roda su obra una
teoría de las multiplicidades. Y si me animara a responder a una pregunta que

218
Vzsíbilidndcsy enunciados en Raym ond Rows1·!.( :om / 11,11nu·, ,olnr ,1,,dm
---------

uno de ustedes me había planteado amablemente sobre mi relación plT,onal


con Foucault, diría que una de las cosas que me une y que mis me: h:, unido
a él, es que yo también giraba alrededor de una tentativa para hacer una tipo-
logía de las multiplicidades. Sobre bases distintas a las suyas, y pareciéndome
las suyas extremadamente profundas.
El punto es entonces que sí hay dualismo al nivel del saber. ¿Pero qué nos
reserva ese dualismo? A mi modo de ver, es un principio metodológico al
servicio de la teoría de las _multiplicidades .
Yo no sé, tendría que verificarlo, pero tengo la impresión de que Foucaulr
emplea a veces el término «multiplicidad» ... ¡Sí! En particular al nivel de
la teoría del poder -ya lo veremos-, tiene una fórmula muy curiosa, habla
de vez en cuando de «multiplicidad humana». La palabra se encuentra en
Foucault, pero él prefiere «dispersión», «diseminación», que aparecen de
manera constante. Desde el punto de vista terminológico, su lucha contra
el monismo y contra el dualismo se da a partir de estas palabras. Sobre todo
de «dispersión», que prefiere anres que «diseminación». «Diseminación» será
una palabra más cercana a Derrida. Pero la «dispersión,> en Fouc ault es una
noción que es muy, muy importante. Como para que entiendan hasta qué
punto le atribuyo mucha importancia a la idea de que es catastrófico tomarlo
por un pensador del encierro. Es un pensador de la dispersión. Ahora bien,
me parece que la noción de di spersión es muy próxima, e incluso idéntica, que
es solo otro nombre para el término «multiplicidad». O inversamente, que el
término ,1multiplicidad» es otro nombre para lo que él llama los «espacios de
dispersión». Este es el tercer punto que quería subrayar.
Cuarto punto. Si el saber tiene dos partes , no dos partes exteriores a él entre
las cuales él establ ecería una dirección o un puente, sino dos partes inmanen-
tes, ¿qué es el saber ? ¿Qué es el saber hecho con dos partes constituyentes?
Lo vimos, saber es entrelazar, entremezclar. Aquí hay una especie de esquema
bastante platónico, ¿no? Es el tema del tejido en Platón, que encuentran en
B político. Concebir la constitución de las cosas como un entrelazamiento,
un tejido. Puede ser que Foucault se haya quedado aquí con una especie de
inspiración platónica que le sirve. Y su propia respuesta, por lo tanto muy
original, es que saber es entrelazar lo visible y lo enunciable, lo enun ci:1hk y
lo visible. Es todo el aspecto de la presuposición recíproca entre las dos ft>rlll:l \
y la captura mutua. La captura mutua constituye esta especie de entrd:11:1<!0
entre lo visible y lo enunciable. Y no hay saber que no entrelace lo visihk v
lo enunciable.
Este entrelazamiento constitu ye lo que, desde el comienzo, le.\ p1nponi.1
llamar un estrato. Y sin duda un estrato es una form:1.cic)n hi,H 'irit :1. 1't ll,

. '. 1 ()
Cfnsr7

entonces, ¿por qué emplear este término que es más comp licado que forma-
ción histór ica? Porque <<formación histórica» sería ambiguo, nos deja con la
idea de que una época precede a lo que pasa en la época. Mientras que, para
Foucault, es justamente al revés: una formac ión histórica deriva de deter-
minado modo de entrelazamiento entre lo vis ible y lo enunciable. Es dec ir,
una formación histórica deriva de una manera en la que la luz cae, de una
manera en la que hay lenguaje, y de una manera en la que se entrelaza n los
enunciados del lengnaje y las visibilidades de la luz. Solo pueden definir una
formación histórica secundariamente, cuando asignaron un estrato, estrato
que está constituido por un entrelazamiento. De allí la importancia, una vez
más, del principio histórico que hemos visto : roda formación histórica dice
todo lo que puede decir y ve todo lo que puede ver. No hay nada más que ver,
na da más que decir. De cimo s siempre codo lo que podemos, vemos siempre
todo lo que podemos ver.
El entrelazamiento entre las do s formas ... no, no de las dos formas . .. El
entrelazamiento de lo visible y lo enunciab le const itu ye lo que llamar emo s las
«relaciones de saber ». Las do s formas so n het erogénea s. Por tanto, hay captura
recíproca. Y esto remite a todo lo que vimos hoy a propósito de Rouss el, y lo
que vimos las veces anteriores . Por ejemplo, Rous sel no s propone típicamente
modos de entrelazamiento entre lo visible y lo enu nciab le por captura o doble
insinuac ión.
Úlrimo punto de conclusión. Desde entonces, la conci liación de las cap-
tura s mutuas o de las insinuaciones recíprocas -n o obstante la diferencia de
naturaleza radical ent re las dos formas- exige y no puede hacerse má s qu e
en otra dimensión. Exige un nuevo eje . Un nuevo eje que sin duda no será
igual, pero que tal vez juegue un rol análogo al del esquemat ismo en Kant .
¡Qué trimestre fructífero! Sobre todo porque sabemos cuál es ese nuevo eje. Lo
sabemos, al menos lo esperamos, no sabemos por qué pero lo esperamos. Este
nuevo eje reclamado por las relaciones de saber y preparado por las relaciones
de saber -tal como vimos que el dualismo preparaba algo- está constituido
por las relacione s de poder.
Y no se comprenderá nada de la teoría del poder de Fouc aulc si no se
sub ordina toda su teoría a la afirmación de que el poder no es una forma.
Las formas son las formas del saber. El poder no es una forma, el poder es
el elemento inform:il por excelencia . Y si no se com prende esto, no se co m -
pren de nada, así que no v:ile la pena continua r. No hay forma del poder. Y es
por eso qu e las relacion es de poder son apt:is para instaurar las relaciones de
sabe r, que se establecen entre las dos formas irreductibles del sabe r. El pod er
es necesariamente un elem ento informal.

220
Visibilidndr.ry rnu,,áados en Raymond Rou.< ·, ,ohri·,·/ "'¡,,.,
.<cl I .imd 11,io11,
- --- - ------- -'---
¿Q ué quiere decir que son las relaciones de poder las que van a dar rnenu
de las relacio nes de saber? Todavía no sabemos lo que quiere decir, pero al nivel
en el que estamos ya ten emos todo para presentirlo. Es decir, para d ecirnos
que no nos eq uivocamos, que este es el pensamiento de Foucau!t. Dirfa que
el pod er es el segundo eje de este pensamiento.
Digo que tenemo s todo para presentir que esto funciona. ¿Por qué? Y bien,
hay como tres razones , tres razones pintorescas qu e hemos encont rado.
Primera razón pintoresca . .El estudio del saber presuponía la consti tución de
un corpus. Desde entonces, tropezábamos con la siguiente pregunta: ¿cómo se
puede componer un corpus , sea de cosas sensibl es, sea de frases, de palabras?
Para despejar los enunciados era preciso haber compue sto un corpus de palabras
y de frases. Del mismo modo, ¿cómo podíamo s formar un corpus de cosas y
de estados de cosas desde el cual poder d espejar las visibilidades? Si me han
seguido bien, allí no había elección, b. respuesta de Foucault era que hace falta
necesariamente que las reglas según las cuales se construye un corpus del que
se extraerán los enunciados no presupongan n ada de los propios enu nci ados.
No son entonces los enunciados los que van a guiarnos en la elección del
corpus, en la selección de las palabras y de las frases de las que voy a extrae r
los enunciados de una formación histórica . Son los focos de poder, y por
supuesto, de resistencia al poder. Los focos de poder y de resistencia al poder
alrededor de los cuales zumban las palabras, las frases ... el «se habla ». ¿Dónde
es que «se habla » de la sexua lidad en el siglo XIX? En torno del confesionario,
de la escuela, de la medicina, en torno de los organismo s administrativos que
se ocupan de la biopolítica, de nacimientos, de matrimonios.
Y la respue sta genera l de Foucault es siempre esa. Me parece que tiene
siempr e la mi sma respuesta porque no tiene otra . Al menos tiene el mérito
de reclamar crit erios preci sos para la const itución de los corpus. Ha y muchas
personas que reivindicaron un co rpus, pero hasta donde conozco Foucault es
el único que reclama crite rios prec isos. Y su respue sta, qu e le co nviene com-
pletamente y qu e exp lica todo el desarrollo de su obra, todo el segu ndo eje,
es que sólo los focos de poder y de resisten cia al poder pueden dar cuenta de
las palabras, de las frases que uno retendrá en la co nst itución de un corpus.
Esta es la primera razón por la cual ya se ve que las relaciones de saber se
sobrepasan ha cia las relaciones de poder.
Segu nd a razó n . Las relaciones de saber son, par a hablar de m anera crud ita.
de tipo agoníst ico. Es un a lu cha, un abra zo. So n do s luchadores: lo visihk
estruja al enunciado, pero el enun ciado estruja aun m ás fu ert e ;i lo visd,k.
Y el enunciado co ntinúa aullando «¡Esto no es un a pipa ~,, mi t'ntra s :1hL1 1..1 .,
la pipa . Y la pip::i no cesa de sustr ae rse al abra zo del e111111
ci:ido . h1 fi11 . \011

•'. •'. 1
Clase7

capturas mutuas con escapes . Cada uno tira sobre el blanco del otro , y el otro
desplaza su blanco. Es una lucha , una batalla.
Si el saber está tomado en una batalla semejante , ¿de dónde quieren que
provenga esa batalla , si no es de las relaciones de poder que están haciéndo se
y deshaci éndo se? Esta es la segunda nota pintor esca.
Entre par ént esis, ven allí una segunda razón por la cual no hay experi encia
salvaje. La primera razón era que todo es saber, que no hay nada antes del saber,
y que entonces no hay experiencia salvaje. La segund a razón es que el propio
saber pre supone relacion es d e poder. ¿Cómo habría entonces una experien cia
salvaje, es decir libr e d e las hu ellas del poder? Foucau!t lo dice explícitam ente :
no hay experiencia salvaje porque toda experi encia está ya cuadricul ada y
tomada en relaciones de poder. Me dirán usted es que el poder es él m ismo
salvaje. Ya veremo s, en todo caso no es eso lo que la fenomenología llam aba
«experien cia salvaje».
Lo cual quiere decir finalmenre algo mu y simple , y es mi última nora pin-
toresca. ¿Por qué hac e falta esta otra dimen sión? ¿Por qu é el saber se sobrepasa
hacia el pod er? Es qu e, una vez más, saber es entremezclar «ver» y «hablan ,.
Y no hay nada qu e ha cer, no se puede evitar, di ce Foucaulr. Pero muy a me-
nudo -no dice «siempre », hace solam ent e un a pequeña obse rvaci ó n así como
así- qui zá el pod er no vea nada y no hable. Mudo y ciego. No llega a decir
eso, sino que d irá «casi mudo ». En efecto, desde el m omento en que el pod er
habla, con stitu ye saberes, ¿pero pu ede el poder habl ar por sí mi smo ? Esta
histo ria es compli cada. Habr á qu e cono cer un po co qu é es lo que Foucault
llama «pod en,. Todavía no llegam os ahí. Pero in cluso si el poder no habla y
no ve, inclu so si es ciego y mudo , hace ver y hace hablar .
Y creo que esta observación como accid ental de Foucault es muy , mu y rica,
porque tiene tanta razó n .. . Es un punto en el cu al de golpe . .. U stedes saben,
en filosofía sucede como en todas partes, hay que tener esas dem ostra cio nes
abstract as muy riguro sas y al mi smo tiempo , de repente , un a pequeña cosa
qu e es iluminador a. C uando Foucault dice que el poder hace ver y ha ce hablar ,
que saca a la luz, qui ere decir algo mu y concreto . Saca a la luz y adem ás h ace
charlar, hace h ablar. Las personas creen que hablan , así como así, pero no ,
hablan porque el pod er los ha ce habl ar.
Intent emo s pensarlo realm ente, son cosas mu y sim ples, co mpl etamente
simpl es. Se invita a la señora Fulana a la tele [risas}. Tomen una emisión que
me parece mu y bu ena, Auj ourd'hui M adam~ 1 [risas} ¡Es for mid able! Se trae

1
'Maga zine di ario d e relevisión en Fra ncia de stin ado a las mujere s am as de casa
creado por Armand Jamm o en 1970.

222
Vi.<ibilidndrs en Rnymond Rm11,rl 1 ,.,,, /11,11.,,n ,,,¡,,,, 1,,,/,,,
y n11mcit.1do.<

a una señora desde su provincia y se le pregunta su parl' cn o hic11 .,uli1c· 1111.1


novela o bien sobre otra cosa ... Como decía Raymond D evo.\ 1! la 011.1 vn .
se organiza un coloquio sobre el tema «No ten emos nada que decir» 1l'/li/11 -
«¡Esperen, nadi e tiene nada que decir! ». ,,¡Muy bien , hagamos un coloquio
sobre eso!».
El poder no para de hacerme hablar. Me refiero a cosas tan lamentabll' .\
como los sondeos de opinión. Es algo formidable, el poder no para de hacermt:
hablar . Me entero de que hay un 46% de los france ses que piensan tal cosa, y
entonces me digo: «¡Ah, bue1io! ¿Y yo dónde estoy? ». Evidentemente existe el
tema de los que no tienen opinión. ¡Pero hablan los que no tienen opinión!
Es literalmente el coloquio sobre aquellos y para aquellos que no tienen nada
para decir [risas].
El poder no para de hacernos hablar. No es siquiera que nos meta palabras
engañosas, nos fuerza a hablar. ,,¡Exprésate una vez más, camarada! ». Pero
«¡Exprésate , camarada!» es la fórmula del poder. El poder nun ca ha dich o:
«¡Cállate, camarada!» ... En fin, reriro lo que acabo de decir [risas].El poder
dice «¡Cállate , camarada! » en el momento en que alguien tiene algo para decir.
Es decir, resiste. Ahí sí, ahí sí: «¡Cállate, camarada! >,. Pero de lo contrario, en
la medida en que no tengo nada para decir, el poder me hace habl ar. Y espera
que yo no tenga nada para decir, es mu y vil el poder. Porque lo sabe mu y
bien ... Yo sé que se me invitará siempre a la cele cuando no tengo nada para
decir [risas].Un domingo en el que tenga algo que decir , se me dirá: «Ah, no,
hoy no es posibl e» [risas].Y ustede s sabe n , esto se ve en la cara de las persona s.
De la misma manera, el poder saca a la luz. No es un a metáfora, sacar a la
luz es una operación del poder . ¿Cuál es son sus dos armas? Ha cer hablar, sacar
a la luz. Esto le fascinaba a Foucault. Era mu y sensible a este carácter del poder.
No digo de ninguna manera que tomando estas notas probé algo, pero
es a fuerza de acu mular estas not as muy, mu y concretas de Foucault, que
se comprende lo que querrá decir cuando di ce qu e el poder va a organizar
finalmente los dos polos del saber, y va a entremezclarlos, mediante un golpe
de lenguaje y un golpe de luz : yo te hago hablar, yo te doy a ver.
Y eso le fascinaba. Ya hablé de esto, pero aquí, última nota pintoresc;1,
hay que reagruparlo porque es una noción qu e impresionaba enormem('ntl'
a Foucault: es la lección de los hombr es infames. La lecc ión de los homhr n
infames es lo que acabo de de cir. ¿Qué son los hombre s infames para Fouc:11111;,
¿Qué es esta noción que seguramente lo impre sio naba, que le ha cÍ:1rl'Ír y. , l.,
vez lo emocionaba muy profundamente?

32 Hum orista francés.


l > _.
,
7
C/11.<e

Voy a decirles que, a mi modo de ver, hay tres maneras de concebir la infa-
mia. A codos nos interesa ser un hombre infame ... ¡no ser un hombre infame!
[risas]Es un lapsus, pero seguramente lo corrigieron ustedes mismos. No ser
un hombre infame es la preocupación de codos. Para eso es necesario saber
qué puede ser un hombre infam e. Y creo qu e hay tres maneras de concebir
la infamia.
Hay una primera manera que llamaré «clásica,>. La manera clásica es afirmar
que es infame aquel que lleva el mal hasta sus límites. Es la idea de un exceso
en el mal. ¿Por qué es clásica? Porque consiste en hacer del hombre infame
un héroe que sería simplemence el contrario del héroe. El héroe llega hasta el
extremo de la proeza, y por eso mismo entra en la leyenda. Pero es la misma
leyenda la qu e recoge al hombre infame que llega hasta el extremo del mal.
La transgresión, el exceso, el gasto en el mal.
Creo que el representante de una concepción clásica de la infamia es Georges
Bataille . ¿Qué es la infamia? Es Gilles de Rais 33 . ¿Qué diferencia hay entre
Gilles de Rais y Juan a de Arco? De cierta manera ninguna, una era mariscal
del otro. Y no hay diferencia pue sto que Gilles de Rais llega hasta los límites
del mal, es el hombre de los límites, así como Juana de Arco llega hasta los
límites del heroísmo .
Digo que esta concepción no esd bien. Por una parre, no se intere sa en
la evidencia misma de la inocenci a radical de Gilles de Rais: a saber, que es
una víctima del poder. Y Bataille se forja la idea de un Gilles de Rais culpable
porque la nece sita. Ahora bien, yo no acepto la idea de que Gilles de Rais
sea culpable únicamente para complacer a Bataille. No es justo, eso deshonra
a una gran familia france sa [risas]. Y además no hay razón para creer en la
culpabilidad de Gilles de Rai s, quien fue víctima d e un proce so abominable,
un proceso proveniente del pod er, bajo el simple pretexto de que hace falta un
hombre que haya estado en el extremo del mal. En fin, no está bien. Yo creo
realmente que el libro de Baraille sob re Gilles de Rais no está bien.
Busquemos entonc es otra concepción . H ay una segunda concepción que
está mucho más cerca de Borges. En efecto, Borges escribió un libro un poco
excraúo, Historia de la infamia 34.No hace falta decir que Foucault, que cono -
cía muy bien a Borges, conocía muy bien ese libro. Y no es fácil extraer del
texto de Borges qu é es lo que llama infamia , pero si se coteja con los otros

13
Cf. Georg ~s Bataille, Le proces de Cilles de Rais: fes documents , J.-J. Pauvert ,
1959. (Ed. Casr.: Geor¡;e~ Baraille, El verdadero BarbaAzul. la tragedia de Cilles de
Rnis, Tusqu ers, 1972).
4
' Jorge Lui s Borges, Historia universal de !11infamia (1935).
224
Visibilidad,,,.y enunciadosen Ray/1/owl l<,11,"d, ¡.,,./11,11.,,,,.,,¡,,, , / ,,,;.,.,

textos, yo diría que es una concepción barro ca de la inbmia . Ya 11t11 l.i,11.1.


sino barroca. Esta vez la infamia no es alguien del sol negro, es dn ir q11(' llt-g ;1
hasta el extremo del mal, es oua cosa. Es algu ien can tortuoso, cu ya vida ,.,
tan tortuo sa, que no se pu ede hacer su relato -pu esto que siempn : se I r;11;1
del relato de una vida, como la vida de Gil les de Rais-, no se puede hacer su
leyenda m ás que acumulando po sibilidades o evenrualidadés contradictoria s.
Y esto es lo que le da pla cer a Bor ges.
Yen que son hombre s de pla ceres mu y diferente s. Y Foucaulc va a ser un
tercero. Bataill e experim enta ün placer fantástico por la idea de un Gille s de
Rais que transgr ede todos los límites y que llega hasta el extremo de una expe-
riencia del mal. Eso le produce un auténtico placer. Yo no sé por qué , porqu e
yo no participo d e ese placer. Por el contrario, yo experimento mi placer en la
inocencia de Gilles de Rais. Y luego Borges , a mi modo de ver, tiene placere s
más sutiles que los de Bataille. Lo que le fascina son las vidas tortuosas . No
fantásticas, no hac en cosas extraordinarias ... O a veces las hacen , pero en todo
caso, por minú sculo que sea lo que hacen, es tan tortuos o qu e no puedo dar
cuenta más que invocando sucesivas posibilid ades contradictorias. Cuando
se presenta eso en una vida, Borg es está encant ado , loco de alegría. U na vida
qu e presenta ruptura s tales como: la vida de A es tan tortuosa que en un nivel
es seguro que ha sido asesinado por B; tambi én es igualm ent e seguro que, tres
año s después , es A quien ha m atado a B.
Para Foucault se trata de un hombre cualquiera. Sucede que, por un des-
graciado concurso de circuns tancia s, ese ho mbr e, por un br eve inst ante , es
sacado a la luz por el poder y forzado a expli carse ante el poder.
Tomo ejemplo s que son mu y conocidos, ejemplo s también pincorescos, para
qu e comprendan bien. Padres incestuosos . tfa y muchí simo s, muchísimos , no
solamente en el camp o, sino también en la ciudad . Ustedes enti end en , uno de los
m alos giros que ha tomado el psicoanálisis se produj o cuando pretendió descubrir
el fantasma y dijo qu e la seducci ón del niúo por el ad uleo era un fantasma y ya
no un recue rdo de infan cia. Firmó con eso su gara ntía de respetabilidad porqu e
renun ció a la idea de que efect ivam ente mu cho s niñ os son el ob jeto de agresión
sexual por parte de sus padres . Me pare ce qu e anees el psicoanálisis era al menm
má s sólido y má s valiente. Pero renun ció a ello. Renunció a tantas cosas ...
En fin , padre s in cestu osos . En el campo los hay retr asados, no 1rn1 c lto, 1111
poco retr asados . Y el dí a t n qu e llega n los gendarm es, ni siqui cr:i l 011q 1rrn
den : «Estoy en mi casa, ¿qué me repro chan? ¿¡Uno ya no puede li:1n-r lu qw
quiere en su casa !? ¡Pero es mi hija!,,. Y se le dice: «Ju stam cnlL", n 111l1ij.t .
[risas] . Pero él no ve, no ve mu y bien lo que ha y de espan1o sn. P:11.1 t'·I 111111.1 1•
nada espantoso. Nada.
Clme 7

Es Chéjov. Las novelas de Chéjov son imp o rtant es en la literatura. Y Fou-


cau!t escá mu y próxim o a la concepción de la infamia a la Chéjov. Ha y una
no vela de Chéjov qu e cuenta úni cam ent e la histo ria de un ca mp esino que se
la pasa saca nd o bul o nes de los rieles porque los necesica para pon erle peso a
su línea cuando pesca35 . Entonces los gendarmes están hartos, se lo det ien e
cada dos meses y nun ca comprende. Entonce s pres entan al cipo, al campesino ,
ante el tribunal, y el jue z le di ce: <,Pero escu cha , dat e cu enta , pu edes hac er
descarrilar un tren a fuerza de quitar los bulone s así». Y el otro se ríe: «¡Oh ,
no , Señor presideme!» . Quiere bromear con el señor Presidente : «Por sacar un
buloncito, yo nun ca hice ningún da110». ¡No entiend e nada!
Caso más trágico, otra novela admirable de C héjov36 . Una mucha chita
que sirve d e criada a una hij a de ricos, a un bebé de rico s, no puede dormir
porque el bebico es desagr adabl e, inso po rtabl e y grita tod a la no che , ere. A
la ma11ana deb e hacer otro s trabajos, y no puede do rmir, no puede dormir y
hace meses que no du erm e . .. Ustedes saben, uno se vuelve asesino cuando
no duerm e. Y una noche. co m o sonámbula , estrangula al bebé y se vuelve a
acostar. Y se du erme con un a sonr isa, una sonri sa in genu a, feliz. Es evidente
qu e a la mañana la vend rán a apre sar.
Co mprendan ento nces lo qu e quier e de cir ,,el poder me saca a la luz » y
«el poder m e hace hablar ». Foucaulr estudió personalmente un caso así al
nivel de los archivos. Es el caso devenid o célebre de Pierre Riviere: Yo, Pierre
Riviere, habiendo degollado a m i madre. a mi hermana y a mi hermano 37 • Es
perfecto, porqu e está el acto que devien e visible, el crim en, y está el cuaderno
j11stificar ivo. El enun ciad o)' el hecho visib le. Co n relacio nes variabl es entr e
ambos , pu esto qu e Pierre Riv iere cuenta él mi smo la relación entr e su cr imen
y el cuaderno de man era mu y diver sa. Es mu y inter esante . Pierr e Riviere es
sacado a la luz y llevado a hablar. El hombr e infam e es el hombr e cualquiera
que tiene siempr e algo qu e reproc harse, pero que es sacad o a la luz y llevado
a hablar. ¿Sobre qu é? Denuncias de vecin os, pesqui sa de la poli cía . .. Esos
será n los detonador es. Desd e ese mom ent o va a explayar se en documentos
justificativos. Pierre Riviere har á inclu so su cu;;de rn o.
fou caulc tomará el ejemplo extrao rdinario de las ó rden es reales [Lettres de
m chet] en el siglo XVII. Co mo fou caulc lo mu estra mu y bien , las órde nes reales
nun ca fuero n la arbitrari edad del rey. Fu eron el equ ivalente en el siglo XV II

,; Ant ó n C h éjov, El deli nmellte , 1885.


ic,Ancón C h éjov, Un nsesint1to, 1895 .
_,-Michel Foucault, }'Ó, Pierre R ivil:re, hab iendo degollado II mi madre, rl mi hermana
y rz mi hermano, op. cit.

226
,·, ,,./,,,-,.¡ .,,¡,,.,.
idad"-'_yenunciado.<en Raym ,1J1dRrn,."d i ,,,n, l1nir•11
Vi.<ibi/
- -- - - -- --

de lo que hoy en dí a se llama en psiquiatría , co n un nombre tan rnc11 1t.1d or ,


el «internamiento voluntari o ». Porqu e como ustedes saben, el int crna111il'11tu
vol11nrario no signific a que el propi o sujeto pid e ser llevad o al hospital, \ i1111
que el internamient o es pedido po r la familia o po r los vecinos . En este scnt ido
el internamiento voluntario es la forma actual de las ó rdenes reales. La o rden
real co nsist ía en lo sigui ent e. Una famili a se qu ejaba de un hijo pr ódi go , o
liberrin o, o alcohólico , ere. Le escribí a al rey .. . en fin, al Servi cio de las ó r-
dene s reales. Lu ego había u!la inv estigación , la policía estab a enca rgada de la
inve stigaci ó n. Er a un sistem a mu y justo , era exactam ent e el int ernamient o
voluntario . Y lue go, si la investigac ión llegaba a un result ado , se detenía al
tipo. Era uno de los raros casos d e prisi ón en el siglo XV II. N o había exilio,
sino pr isión para segurid ad de la familia. Y ant es de est ar en pr isión , el tip o
se def endía . Y no solam ente estaba reservado a los nobl es. Fo ucault ofr ece
textos qu e son mu y, mu y co nm ove dores. La muj er del carr etero qu e dic e:
«¡Él me pega!». Un a muj er golpea da reclam aba órd enes reales pa ra encerrar a
su m ar ido. Er a el úni co m edio . El pedido de las órd enes rea les era uno de los
grand es proc edimi entos de la justicia en la m o narquía absoluta.
Esa es ent onces la vid a de los hombre s in fam es: el hombre in fam e es in fame
en tant o qu e, como result ad o de un a acc ión in ciert a, po r supu esto qu e ilegal,
pero de la cual no se da cuenca má s qu e a medi as, es s:icado :1 b luz, co nmin ado
a expli carse con palabr as que van a ser las suyas . De allí, co m o di ce Foucault,
un a literatur a popular extr aordin ar iam ent e ric1, en la qu e había inclu so es-
cri rores especializados que eje rcían en el género de la de fensa co n ocas ió n de
un a d em anda de orden real. Esca es ent o nces un a ter cera co ncepción d e la
in fami a. Un a vez más, me parece mu cho m ás cercana a C héjov qu e a las dos
co ncepcio nes pr eced ent es.
Y bien , esto s pequ e.ñas hec hos , escas pequ eña s no tas no t ienen de nin gún
m odo po r objetivo justificar la idea de q11e el pode r nos hará co mp rende r las
relaciones de saber. N o alca nza rían . Pero sirve n para orientarnos, para hace r
qu e esperem os co n m enos asomb ro un :i expl icac ió n, u na determ inación de
las relacion es de poder tales qu e pu eda n .. . ¿cóm o decirlo? ... engend rar las
relacio nes de saber .. . o d etermin ar las relacio nes de saber.
Y observe n qu e sigu iend o este segund o eje codo será desplazad o. Yo dccÍ:l.
q ue entr e las do s form as de saber hay a la ve·¿, en prim er lu ga r, dif ere ncia
absolut a de forma. En segund o lugar, presu pos ición recíp roca y c:iptu ra m u -
tu a. Y en te rcer lugar, u n prim ado d el enu nciado sobre lo visible. Es dt"cir,
el enun ciad o es dete rm ina nt e. Ah ora vo lverá n a enc ontr ar las m i.rn1; 1:-- 1rn
exigencias. Entr e el pode r y el sab er, entr e las relac ion es de po der v l:i.\ rd .1
cio nes de saber , hab rá di ferencia de natur aleza. Pero, en segund o h1~~;11,lul>r.i

) ) ,'
Clme 7
--- -- - -- -- · ------ ·- · - - - --- --·- - - -- --·-- - --
encre las dos presuposición recíproca y captura mutua -formadoras de lo qu e
Foucault llamará un ,,sistema de poder-saber »-. Y en tercer lugar , habrá un
primado del poder sobre el saber. Es el poder , so n las relaciones d e poder las
que tendrán el rol determinante . El saber solo será determinable , será la forma
de lo determinable por relación al poder como determinant e.
De modo que en el punto en el que estamos, ant es de comenzar el análisis
del poder, nos va a hac er falta un ejemplo de base. Es este ejemplo el que in-
tentaré comentar la pró xima vez. Pido entonces, a todos los qu e puedan, que
vean en La arqueologíadel saber las páginas l l 0-1 l 6 , y que reflexionen so br e
lo siguieme. Forma parte, m e par ece, de los texrns má s difícile s de Foucault,
y no cendremos demasiado tiempo para comenr:ulo. Allí también sentimos
que esto lo hace reír mucho. Dice: «Voy a darles un ejemplo de enun ciado:
AZERT»38 • Como en efecco es casi el único ejemplo que da , uno qu eda pen-
sativo. Y ustedes saben qu e AZER1~A-Z-E-R-T , es la sucesión de las primeras
letra s sobre el teclado de una máquina de escribir francesa. Y Foucaulc nos
dice: «Presten atención, esas letras sobre el teclado no son un enunciado,
pero si las copio sobre una hoja de papel, es un enunciado, es el enunciado
de la sucesión de las letra s sob re el teclado de una máquina francesa \'',,. ¿Qué
puede querer decir esto? A mi modo de ver, es un cexco extremadamente di-
fícil. Mírenlo porqu e todo deriva de allí. Y ve remos que, si comprenden este
punto, la relación entre poder y saber se vuelve límpida. Entonces , una única
consigna: ¡AZERT! [risas].

18
: Michel Foucaulr. La arqueología clelsaber, op. cit. , p. 143.
1
') lrlem.

228
(Jase 8
Del saber al poder.
Regularidades, singularidades
y relaciones de fuerza.
17 de Diciembre de 1985

Ven entonces el problema, que coincide con el final del trimestre: tras una
especie de cuadro del saber según Foucaulc, éramos como empujados . . . quiero
decir, no era por propia vol untad . .. éramo s realm ente empujado s hacia un
segundo dominio , el del poder. Y quiero decir que tengo el presentimiento
de que así le sucedió a Foucault. Es decir, que realm enre comenzó por una
ep istemologí a, o por el ensa yo de const itución de una doctrina del saber , y
que esta doctrina del saber litera lment e lo empujó hacia el descubrimiento
de un nuevo dominio que iba a ser el del poder. De modo que lo qu e ya
buscábamos la última vez era la esp ecie de transición qu e nos ha ga pa sar dd
saber al poder. Y habíamos pro cedido por una serie de nocas, d e nota s lo m;Í~
concr etas po sibles. Y proponíamo s para ho y estudiar de más cerca un 1cxto,
un misterioso texto de La arqueologíadel saber.
Ustedes comprenden, uno siempr e se ha enco ntr ado en un aprieto a b 111,1.1
de respond er a la cuesrión : «¡Pero por fin, denn os un eje mplo de e111111
l i.1do1..
Si es que esa cues tión fuera planteada alguna vez. Al meno s ahm ;i .\.d wn '""
por qu é nos ponía en un apriero. Es que es muy, muy difícil dar 1111 cjrn i¡,1,,
de en unciado. En efecto , los enunciado s se distingu en de las ¡d.il,1.1\ . ti, l.,·.
frases y de las proposiciones, pero al mismo tiempo k s so n , 0111l'lt-1.11,11111 ,·
i11rnanenrcs. No puedo dar un ejemplo de enun ci:ido q11l· 11P 1'·" 1· I'"' 1,, q11<

.'. )1 J
Clmr8
-------··-·-·-·--·-·-- ---------- ------------~

el enunciado no es, palabras, frases y proposiciones. De modo que cada vez


que se me reclame un ejemplo de enunciado, daré una frase o una proposi-
ción, y soiamente podré explicar en qué el enunciado no se confunde con la
frase misma. Pero como no existe más allá de la frase, me es muy difícil dar
un ejemplo. De modo que si alguien mantuviera su exigencia -«¡Un ejemplo,
Lu1 ejemplo de enunciado!»-, Foucaulc respondería corno lo hizo -y a esto
debería referirse nuestra sesión de hoy-: AZERT.
Emonces evidentemente nos llegan los recuerdos. Uno recuerda que los
estoicos, por ejemplo, tenían una palabra secreta. Esa palabra secreta era «bli-
rnri". Era la gran palabra mágica. «Blituri» en los estoicos designa la palabra
que no tiene sentido. ¿Es AZERT entonces el enunciado secreto?
Habría que seguir de muy cerca el grupo de páginas de La arqueología que
les pedí que lean si les resultaba posible, desde la 109 a la 114. Retengo ya
en la página l 09 una primera observación de Foucau!t. Se trata de mostrar
que un enunciado no implica necesariamente una gram:itica o una sintaxis.
Y para mostrarlo, nos dice que una enución es un enunciado . Y añ.ade que
una curva es un enunciado. Un grdjico. una curva de crecimiento, una pirdmide
dr rd,1d.un,t «nubedr puntos,,, forman nzuncit1dos'. Una ecuación, una curva,
son enunciados.
¿Se puede decir lo inverso? Uno tiene ganas de decir lo inverso ... En todo
caso, yo enseguida tengo ganas de decir lo inverso: todo enunciado es una
curva. ¿Pero bajo qué condiciones es legítimo? Sería importante para nosotros,
sería interesante, muy interesante para nosotros, porque sería una manera de
insistir sobre la irreductibi[idad del enunciado respecto de la.frase. Puede ser
que la curva-enunciado implique una frase , pero ya no sería la frase misma,
seria la curva <lela frase. ¿Pero qué es la curva de una frase? Bueno, dejémoslo.
En b.s páginas 113-114 nos dice un poco más. Nos dice lo que es enuncia-
do y lo que no es enunciado en ejemplos tan insólitos como los precedentes.
¿Qué no es enunciado? Letras que toman al azar. Literalmente, un puñado de
!erras. Un puúado de letras, de letras que toman al azar, no es un enunciado.
Como en ese juego de inteligenci:i , el Scmbb!e: rornan un puñado de letras,
tienen en la mano un puñado de letras. Eso no es un enunciado. En cambio,
si copian sobre una hoja de papel esas letras que sacaron al azar, eso es un
enunciado. Hay que ir lentamente porque lo que escá diciéndonos es una
cosa nra. Si copio ese pur1ado de letras, si reproduzco esas letras sobre una
hoj:i de papel, es un enunciado. ¿Enunciado de que Enunciado de una serie
Je letr:.is que no tienen otra ley que el azar. Ha y que retener eso: enunciado

' ?v1ichclFoucau!t. La rm¡:1eulogi,1


del saber,,1p. cir., p. l .37.
230
Dr! ,nhrr ,ti poder Rcg11/11nrl,
u/,·,. •111,i:,d,11,,¡,,,¡,.. 1· , ,. /,,, , , ,,,,, ./, ¡,.,, .. ,
------ -- ---
de una serie de letra s que no tienen otra ley que el :u.ar. l'no 1111 fH111.1do,¡..
letra s, no es un enunciad o.
O bien -pued en ver qu e el ejemplo es equivalente- lct r:1s .,ol•1l' d 1n l.,
do de una máquina de escribir. A-Z-E-R -T so n las primeras kn:i, ,0!11(· el
teclado de las máquina s de escribir fran cesas. Esas letra s sohre el 1nl.1 d11 de
una m;iquina de escribir no es un enunciado . Si las copio o si las di go , ('\ 1111
enunciado . ¿Enunciado de qué? Es el enunciado del orden de las k1ras rn
una máquina francesa 2 .
De repe nce las pr eguntas ; bundan , y uno cree que ha comprendido. Pero
am es de creer que se ha co mpr end ido, h:i.yque ver có mo termin a. Us ted t:s
ret engan bien esto: mi puñado d e letra s no es un enunciado, pero si lo copio
sobre una hoja de papel o si lo digo, es un enun ciado . A-Z -E-R-T sob re el
teclado no es un enunciado, pero si dig o «AZERT » o si lo co pio sobre una
hoja de papel, es un enunciado.
Foucault co nclu ye, página 117 : Una serie de .,ignos... En efecto, las let ras
del Scrabb!e o las letras sobre el teclado son ya un a serie de signos , pero no
son todavía un enunciado . Una serie dr signns sr conver tirá en rnunciado a
condición de que tenga con «otra rosa,, {que p uede serle extrañ mnen te semejante,
y casi idéntica. com o en el ejemplo elegido) una rclatidn especifica que la con-
cienw a ella misma 3 . Es mu y curioso, es Foucaulr p uro. Una serie de signos
-A-Z -E -R-T-de viene enun ciado a condición de qu e ten g:1co n «otr a cosa>,. ..
¿Qu é es la ,,otra cosa»? Los mi smo s signo s sobre el teclado, qu e no son ellos
mi smo s un enunciado, no obstante lo cual el en un ciado les es extrañamen te
semej ante y casi idéntico.
¿Por qu é digo que es ,,Foucault p uro»? Po rque si hay algo, un probl ema
ffoyenr e, un pr oblem a divertido, un problema Liscin :int e qu e lo ha acos ado
- y cada uno tiene sus problema s fascinantes - es el problem a del doble . Y no
podremo s salir adelante con todo esto, con nu estro int ent o de explicación de
Foucault, si no atravesamos esta prueba que es la prueb a del dobl e y el pro -
blem;.i del dob le. Eso lo acosa, lo aco só de prin cipi o a fin . ¿Qu é es el dohlc ?
¿Q ué es ten er un doble? Otra cos a ,,extraíum em e semejante ,, y no ohs1 :111tc
o tra , «excra1íamente semejant e y casi idéntic a,,. Para no sotros es la primn :1
vez: vemo s smgir la existencia del doble en Fou cault.
El enunciado es el doble de algo que le es «exrra tíament e sem cj:intt· y, .1\1
idéntic o». AZERT enun ciado es el doble de A-Z -E-R-T solm· t·l tn l.11lo Y
sin embar go, un o no es un en un ciad o, el otro es un enun ci;Hlo.

Ih,'dern,r- 143.
\ Jb1'dem
, p. 147.
,> \ 1
Clm1'8

Entonces nos decimos que comprendimos, que él dice un:i banalidad.


¿Qué sería decir una banalidad? Sería decir, por ejemplo, que para que haya
enunciado hace falta decir o escribir. Entonces las letras sobre el teclado no
son un enunciado, pero si las digo o si las escribo sobre una hoja de papel,
entonces enuncio. Enunciar implicaría decir o escribir. En otros términos,
sería decir algo que existe. En cierro modo, sería afirmar que para que haya
enunciado es preciso que haya una copia. Es preciso que yo copie la sucesión
de las letras tal como está sobre el teclado o que copie las letras que tomé al
azar. Desde entonces, habría enunciado.
Esto es estúpido. ¿Por qué? Es estúpido, aunque más no fuera porque el
teclado sobre el cual las letras no son un enunciado es él mismo una copia,
porque c1da máquina francesa copia el modelo francés de la máquina. Y por-
que entonces, si hay copia de las condiciones de la enunciación, habría que
decir que las letras sobre el teclado son ya enunciados. Entonces no funciona.
Podríamos decir también: «Sí, ya comprendimos, para que haya enunciado
es preciso que haya designación. En efecto, cuando copio las letras tengo un
enunciado porque tengo una instancia que designa algo. ¿Qué es ese algo?
La otra cosa extrai'lamente semejante y casi idéntica, a saber las letras sobre
el teclado». En este caso diría entonces que hay enunciado cu:rndo hay algo
que designa. O bien, lo cual es lo mismo desde este punto de vista, que hay
enunciado cuando hay algo que significa. Diría que lo designado-A-Z-E-R-T
sobre el teclado-- no es un enunciado. Y ven que en esre caso ya no defino el
enunciado por la condición de copiar, sino por la condición de designar, porque
b segunda serie designa a la primera extrai'lamente semejante y casi idéntica.
Esro rambién sería idiota ... No sería idiota si yo llegara a definir la de-
signación o la significación sin presuponer nada del enunciado. Puede que
eso sea posible, no lo sé. En las definiciones clásicas de la designación y de
la significación el enunciado es pres11puesro. Entonces no puedo definir el
enunciado por la designación ni por la significación, por hi simple razón de
que son dimensiones del enunciado que presuponen al propio enunciado: lo
que designa es él mismo un enunciado. Cuando creía haber comprendido
demasiado rápido, mi segunda respuesta se desploma.
Se me dirá en ronces que hay q11edefinir el enunciado por lo que presupo-
nen todas las otras dimensiones, tanto la designación corno la significación.
A saber, q11e hay c¡ue definir el enunciado como cadena significante. Porque
la cadena significante no presupone el ennnciado, sino que es constituyente
o puede pasar por constituyente. Esto t:impoco funciona en este caso, puesto
que si defino el enunciado por la cadena significante, ¿qué me impediría decir
que la cadena significante está ya sobre el teclado?

232
v ,,.¡,,,,,,,,,. ,/,·/rff> .·,,
Dri Jt1ba al poder Rrg11laridadn . .<111g11!//11,/,,tfn

Y heme aquí volviendo a cero. Y esre retorno a cero signilic:11¡t1l'llll' .1¡•,.11111


la cabeza con ambas manos y me digo: «¿¡qué es esa otra cosa!?». Si el l'l11111t 1.1
do está fundamentalmente en relación con otra cosa extraii.amcntc Sl'lll<'J,1111('
y casi idéntica, si esa otra cosa no es un designado, ni un significado, ni un
significante . . . ¿qué puede ser?
Volvemos a partir de cero. ¿Para qué nos sirvió entonces este largo c1mi110?
Nos sirvió para hacer impasses. Sabemos que eso no se puede, que no se puede
Y entonces surge una pal~bra, una palabra a la cual Foucault le atribuyl·
mucha importancia y que, muy extrañamente, comenta bastante poco. Basta
con mirar el índice de La arqueologíadel saberpara ver en grande, puesto que
es el título de una parte y no de un capítulo, que la primera gran parre se llama
«Las regularidades discursivas ». Y después vemos que el capítulo 2 de la cuarta
parte, de la última parce, se llama «Lo original y lo regulan ,.
¿Y cuál es el tema de este capítulo sobre «Lo original y lo regular »? A gran-
des rasgos , consiste en decirnos que cuando queremos definir un enunciado
el criterio de lo original y de lo banal carece de importancia. Aquí tampoco
hay que ir dema siado rápido. Lo que dice es que el criterio de novedad o de
banalidad no es constitutivo del enunciado mismo. Un enunciado banal no
es menos enunciado que un enunciado original. En orros términos, banal/
original no es una distinción pertinente cuando se quiere saber lo que es un
enunciado .
Esto nos importa. ¿Por qué? Porque vimos que el enunciado se refería al
«se habla>,. Y bien, el «se»4 no es más banal que original. El «se» no es el «se»
de la banalidad. Banal u original no es pert inente por relación al «se habla»
como condición d e toda enunciación .
El enunciado no es entonces ni banal ni original, es regular. ¿Qué qui ere
dec ir «regular »? Que obedece a reglas. ¿Cuáles son esas reglas? Vimo s qu e
son reglas mu y especiales . Cuando comentamos la naturaleza del enunciado,
sentíamos la necesidad , yo sentía la nec esidad de tomar prestado de Labov
el término «reglas facultativas>> a diferencia de las «reglas obligatorias ,,. Son
entonces reglas raras. No toda regla es regla de enunciación. Sin duda el
enunciado implica reglas muy especial es, aquellas que hemos llamado «rq~h :-.
facultativas». Lo cual llevarí a a decir qu e el enunciado es una regubrilhd , pn o
no cu alquier regularidad.
D esde entonces, hay que creer qu e cuando decía «regla faculL11iv.1.. (".111
implicaba para nos otros que dich as reglas se definen por relaci1'i11;1:dg11d,•.11111"
,111elas reglas obligatorias. En orros términos, ¿por reh ciú11:1 q1H·. .\e ,ld1w1 1

·• Ver clase 3, nota 6.

..) )' . )'


CÍll.<l' 8
-- ------- -----------

!:is reglas pro p iam ent e enunciat ivas? N i a lo original, ni a lo banal. Pued e ser
l1ue aqt!Í ava t~cemo s: digo que las reglas e nunciariv as son reglas qll e se ddinen
por relación a sin gularidad es.
¡Ah! Parezco :isombrarme d e hab er hecho un progr eso can grande. Y sí,
porque ¿no ser ía y:i tln a m anera de co nfirmar la di stin ció n entre regla s facul-
rariv.1s y regLi~ ub liharo rias? Las reglas facultativas refieren a singul a ridad es
q ue elbs reg 1dari:~an , mi enrra s que las reglas ob!iga corias refieren sie mpr e a !o
univer sal. Esru sa L-icó m odo, sería una fuerre confirmación. Pero !o dejam os .
Las regla s enu nciativa s referirían a sin gularidade s . Lo molesto -lo digo de
inmediato- es qu e Fo ucault emplea hasrame poco el término «singularidade s».
Sin embargo , lo emple:t. Por ejemplo , en El orden del discurso encuentran
esta frase : B lo!(OSelev:t las singularidades hasta el concepto', hasta el nivel del
conce pto . l nclu so reco rt ándola del contexto, ustede s co m p rend en qu e h:ice
una crít ica d e! logos . Porque el concepto es lo univ ersal. El logos eleva las
singubrid :.i.dcsal co n cepto, es d ecir las transform a en uni versalid ad . Lu ego, d e
ve,_t·n cu J nd o , em pica el término «sin gulan ,, «sin gularid:id », pero al mismo
t iem po n o se pu ed e decir qu e hag:i d e ello un asunto de terminología. Pero
yo creo qué es inclu so mejor. Ustedes saben , en los filósofos siempre h;iy, al
nivel tnm inol ógico, d os tipo s de té rmino s. Están los términos a los cuales
1es atribu yen una import an cia explícita. En el ca.so de Fouc:iult, por ejem -
plo , «enu nciad o ,,. Allí les dic e explícitamente: «¡Atenci ó n ! Lo que enti endo
por enunciado' no es lo que se entiende por 'frase ' , 'propos ición ', etcétera ,,.
Luego h ;:iy términos de los que el filósofo se sirve y respecro a los cuales no
sient e b necesidad de d eci r «¡Atención! ». Y los desli,,a en un rin có n de una
fra~e, así como :.i~í.Q11ed:1en usted es arregl:írselas con eso. Son conceptos ya
no expííciros, sin o implícito s. Ya no son conceptos «mir ad a,,, sino co n cepto s
«gui1ío ,, o «vistazo, ,.
Vuelvo a mi tema . H agá m oslo simple ¿no? [m ientra s dibuja en el pizarrón ]
Parece m atem ática, p ero n o lo es. ¿Q ué es lo que hi ce? Hi ce un a em isió n , una
emi sió n de singularidadé's. Tres sin gularidade s. O, como se di ce en mat em á-
tic as, m arqu é rres punt os singulare s. ·1racé allí, sob re un plan o, tre s punto s
singu lares. U n;i de sus sin gularid ades es qu e no está n sobr e la mi sm:1 lín ea.
Podrí:i h abe r h echo otra emi sió n de sin gularid ades distinta. Hi ce esta, Notarán
qu e mi s punt os singula res son ind eterminado s.
U n esfuerzo m ás. Voy a hacer algo com plec:imente distinto [ uuefve a dibujar
en . p iz,arrón]. Es un ;i seg und a figur a . ¿Q u é hi ce? Para hablar d e manera muy
0
/

~imple , diría qu e u n í los rres punto s singul ares. Tr:icé tr es lín eas. Vamo s mu y

' k l ichel Fouca ult , él orden del disrur.w, op . cit., p 30.


,u/,-, i• "/,1, ,,,,,,.. ,/,· ¡,,,.,. ·,1
lJd ,,,hn 11/pode,: Reg11Íflridodn, <mg11lt1111l

lentamente porque creo que rodo esto está lleno de Lrampas. < :11.11110 111.i,
crean haber comprendido de inmediato, menos habrán comprl·ndid11 . ;(j111··
puedo decir entonces? Antes que decir que reuní mis tres puntos ~i11g11L111·,.
diría que regularicé. En efecto, cada una de estas líneas es una. lím·:1de pu111m
regulares. Una línea d e puntos regulares une una singularidad con 01r;1. l l
si prefieren -e incroduzco un rérmino distinto porque nos va a res11l1:1rmuy
útil- una serie de puntos regulares va de la vecindad de un punto singular a 1:,
vecindad de otro punro singular -y no tengo necesidad de saber matemá1 io
para saber que la no ción de· vecindad tiene una gran importancia- . Aparece
la idea de serie. Entonces, la regularidad es una serie de puntos que va de la
vecindad de una singularidad a la vecindad de otra singularidad.
Ha ce un momento, en mi primera figura, mis puntos singulares er,111
indeterminados. Aquí, cuando regularicé, reciben una determinación, a
saber: vértices de un criángulo. Pero hace un momento, en tanto que puntos
indeterminados, existían como singularidades. Eran indeterminados. "fenía
tres puntos singulares. ¿Es necesario que la regularización sea triangular? Yo
diría que la regularización triangular es una regularidad. Es decir, es una forma
bajo la cual regularicé mis puntos singulares. ¿Es la única, o con los mismos
puntos sin¡-;ulares era posible arra serie -y conrinuamos intentando fijar [;is
palabras que terminológicamente serán muy importantes-distinta de la serie-
criángulo? Sí, era posible otra serie. Vemos de inmediato otra serie posible.
En esca segunda regularización, ¿qué será mi tercer punto singular? Mi tercer
punto singular se determinará de la siguiente manera: punto situado fu era de
la recra AB a través del cua.J me propongo trazar una paralela a AB . Sed orr:1
regularidad. Ven que las regularidades son infinitas. A parrir de este p11n10
podría también proponer trazar una secanre. ¿Va bien?
Ven <¡lle pdcricamenre puedo concebir, quizá, 11na infinidad de snit·s .
Pero me arengo a mi s dos se ries. ¿En qué relación están mis do .s snic,~
¿Convergentes o divergentes? Es decir, ¿misma familia o fami lias dilt·n·111n'
Observen que en mi regubrización triangular ya tengo de hecho trn ,1·11n.
Pero a estas tres series, pre cisamente porque son convergentes, pt1l't1,,, 1 ,11, 1<h ·
rarlas como una única serie. Paso a mi otra regulariza ción y h 1r;11.. 1.111ilw11
como una seri e. ¿Qué relación h ay entre las dos series? ¿1'11\'lltop111l,.. ,,..11
una en la otra? De antemano no lo sé . . . qui zá, qui,:i . ¿lbjn q111 ··,, ,i11l111,,11·
Bajo la condición de conslituir una tercera serie l}lll' cn¡.;lnlw l.1-. ,t.,,. 1••·, ,
dente s. Y bien, si recuerdan vuestra geometría clcnw111;il,( 111111,, 11 l,.q., •1••·
co ndición se prolongarán las dos series. La rc\pttnt:1 110 nt .1 , l.,, l., I '"', 1,
ser que no se prolonguen . En cienos casos 110 st· ¡i111ln11¡•..111 '-., ,,,.,¡.,,,1·..11,
a condición de que introduzcan una nueva ll')',11l.111 1.1, 1,111
. í ""' ,11,.11,/, /,, ,,. 1
Ctm~8
-- - ·- - - - -- -- - --- ·-· - - -· -- - ·- - - --- - - - ··-- --- - -

en el p izar rón } si se sirve n d e uno de los vérti ces del tri ángul o para elevar la
par alela al lado o pu esto . Esa será la condici ón baj o la cu al dem os tr arán qu e
los eres ángulo s de un trián gulo son igu ales a do s rectos. Ahí está, h abrán
he cho converg er vuestr as series.
¡Es perfecto! H em os enc o ntr ado casi todo. Qui ero d ecir qu e no podemos
equi voca rno s con est3. hi stori a. ¿Qu é podem os decir ahora ? Qu e un enun -
ci3.d o es una regularid ad . fou cault lo dice explí citam ent e. ¿Q ué qui ere decir
eso, qu é regulari za el enun ciado? Regulari za punt os sin gulares. Po r eso es
un a regularid ad mu y especi3.l que hemo s llamado «regularid 3.d facult at iva>•.
Regulari za pun tos singular es. Y regul arizar qui ere decir co nstituir un a serie
qu e va de la vecind ad de un punto singular 3. la vecindad de otro punt o sin-
gular. Esas series pu ed en ser múltipl es. Habr á tan tos enun ciados co mo series.
¿Co nvergerán esos enun ciado s? N o h ay respu esta ya hecha , hay qu e ver: si las
series con vergen , sí; si las series diver gen, no. Lo vim os a prop ós ito del tem a
de la fam ilia de enu nc iados . Si ha y co nve rgencia de las series, los enun ci3.dos
sed n de la mi sm a familia.
Ahora bien , el enun ciado es un a regularid ad , pero la emi sión d e las sin gula-
ridades, la pura emi sión de singularid ades no es un enun ci3.do . El enun ci3.do la
supo ne. Si no hay em isión de singularid ades, no hay enun ciad o. El enun ciado
remit e a «otr a cosa ext ra11a ment e semej ant e y c 1si idé nti ca». ¿Q ué es? Es la
emisió n d e singu lar id3.des. En efecto, mi s punto s singulares ind ecer mi113.dos
son extr a1íament e semejant es y casi id énti cos a lo qu e será el enun ciado . El
enun ciado no h ace mi s que añ adir allí un a línea regular q ue V3.de la vecind ad
de un o d e esos punt os a la veci nd ad de ot ro . En o tro s términ os, el enun ciado
conti ene ese «algo extr aií.ament e semejant e y casi idént ico », y sin em bargo ese
«algo ,, es un a cosa distint 3.al enun ciado. El enun ciado es la regularid ad, es la
seri e. ·Iod o enun ciado es serial.
Emre par ént esis, es un a gran co nfirm ació n de su especie de anti-estrnc ru-
ralismo, pu esto qu e Foucault no dejará de int ent ar sustituir el pun to de vista
d e la estru ctur a po r el punt o d e vista de las series.
Yen ento nces qu e Fou caul c nos p ro po ne un a solución co mpl etam ent e
di ference. A-Z- E-R-T sobr e el teclado de la máqui na no es de n ingún m odo
lo qu e d esigna el enun ciad o. A-Z- E-R- T so bre el teclad o de la m áqu ina so n
las sin gularid ades qu e el enun ciad o va a encarn ar, es la emi sió n de sin gul a-
rid ades. C uando vuelvo a co pi ar AZE RT sobr e la h oja de pape l, hago algo
distinto que copi ar y designar lo qu e hay sobr e el teclado. Regularizo las
singularid ades, hago una serie. l o mi sm o para el puñad o d e letr as sacad o en
e!ju ego d e Scrabble. C uand o cop io, hago algo distinto qu e d esignar , enca rno
singul arid ades, las regulari w. En otr os términ os, la pequ eiía dif erencia - «ot ra

236
Del .<aber
al podn Reg11!11
rid,u/n . ,iJ1g11l,111,/,1,/n I' ,,.¡,,, ,,.,,n ,/,. /un :,1

cosa que puede ser extrañamente semejante y ca si idt:lllic1 ,,- ¡1.1,.11·1111 1· d


enunciado y lo que se supone que designa, ni entre el t:IHllll } ' In q11l' ,1·

supone que copia , sino entre la regularidad que constituye por .,i 111i,11u,y l.,,
singularidades que encarna o qu e actualiza.
Es preciso que esto qued e muy claro. Lo que Foucault hizo L' S, a mi modn
de ver, algo formidabl e. En el seno de un sistema gastado, que es t:Id1· Li re
presentación , el de la copia , el de la designa ció n, el de la signihc1 c iú11, d dd
significante, Foucault erigió una especie d e dimensión vertical que redistriln1yc
todo. Produjo una nueva distribución.
Evident emente lo perturbador es que Foucault no despeje tanto, tan l'xplí -
ciramente, tanto como uno de searía, esta noción de singularidad. De cien a
manera es porque la tiene demasiado cerca. Y a mi modo de ver, veremos
en coda su obra y a niveles muy diferentes, nivel es que ya no serán los del
enunciado, que la noción de singularidad es fundamental. Y por una razún
muy simple: es el elemenco de las multiplicidades . Una multiplicidad es un
conjunto de singularidades, es una emisión de singularidades . Y todo su odio
contra lo universal, y toda su críti ca de lo universal, m e parece que quedan si11
comprenderse si no se ve lo qu e quiere decir, a saber : que las cosas proccd1 ·11
por singularidade s. ¿Por qué entonces no lo d esarrolla? Creo que es porqttl'
puede considerar que es una noción adquirida en matemática y en f'ísic1.
Quisiera qu e m editen ustedes mismos porque si no está ab solutamc1111·
claro, vuelvo a comenzar. Todo el resto depende de esto. Dense entonc<:s dm
minutos no de descanso , sino d e reAexión intensa. Porque lo que me p :11n t·
muy, muy curioso, es que esto par ece obvio. Pero lo que hay que evitar, lo
que es absolutamente necesario es compr ender por qué esto ya no tiene 11;11h
que ver con una relación de designación. Si digo que el enunci;ido c\ 1111.1
regularidad qu e encarna o que actuali za puntos singular es , es prl'tiso que
comprendan qu e inmediatament e surge la concepción serial del 1·1111111 1.1dll
Además. con todo s sus problemas. Tornados dos enun ciados, ¿p11cdn1 d(', 11
que son de la misma familia o no? Y bien, serán de la mi srn:i f;1111ili .1 ,1 ¡u1nll'l1
prolongar las series de uno en las series del otro. Si no punlrn. 1H1\1·1.\11d, l.1
misma familia. Ven qu e todo depende de esto.
Es finalmente 11na construcción verti cal. [ Dir;,~fr111/o,,· ,,/ ¡•1:·,11,,,,,¡ l 11 11111
allí las singul aridades. Podrían incluso ponerlas 1·111111.1 np,, 11 .1, , 1, ¡,. , 1
veremos en qué sentido . Las singularidades (•s1;í11,·11 1111.1 , •,1 ,1, , 1, l..
11 , ,,

solo que no son ideas univer sales que esdn l'll d, id11, ··"" 1•1111111-. ·.1111
·.1tl 11,
pequeñas estrellas. En esta construcción vert icil t w111'11 ,·111·.11.1·. ·.111r1ti11111 1 1, ·. 1

indeterminada s. Es una esp ecie de plato11i, 1110d .. l.1·.1111·.11lu11I,.1 \ 111,I'.'' 1,,


nen los enunciado s que las actuali z;in. qui' l.1·. 1·11,.u11111,.. wl11111, 11,I.. -., ,, , ·.
Clasr8

de puntos regular es que van de la vec indad de una singularidad a la vecindad


de la otra. Y que pueden ir de maneras múltiples. ¡Reflexionen!
Lo que acabo de intentar mostrar es que todo enunciado es una curva. Que
se podí a muy bien sacar la recíproca de la fórmula de Foucault: una curva es
un enunciado , pero inversa m ente todo enunciado es una curva, es una curva
que un e singubridades . Pero nada me permite decir que todas las curvas son
convergentes. Si no lo son, no puedo decir que el conjunto de las curvas es
convergent e. Entonces tendría familias irreductible s de enunciados. No es
en absoluto seguro que rodas las series se reúnan en una úni ca serie inclu so
infinita. ¿No hay observaciones?

Intervención : (inaudible)
Deleuze: ¡Ah sí, los ejemplos políticos! Vamos a llegar a ellos en un rato . Los
ejemplos políticos son constantes. Todavía no puedo darlo s, pero les prom eto
que voy a hacerlo. En efecto, h aremos un esquema de curvas no-ma temática s.
Sí, es atinado. Pero no qui ero salir inmediatam ente de las matemáti cas porque
las ne cesito. Las n ecesito un poco.
H ay 1111g r,111filósofo de las mat emáticas q11e se lla ma Lamm an. Y en un
libro suyo me encuentro con lo siguiente . Laurman comenta un texto célebre
de Poincaré que se intitula Sobre las curvas defúúdas por una ecuación dferen-
ciaf' . Lo de «ecuación difer encial ,, no importa mucho, ni siquiera necesitamo s
comprender. Van a ver cómo se puede muy bien leer matemática, inclus o de
muy alto nivel, sin entender nada [risas]. Sin haber hecho mat emática pueden
senrir qt1e es esencial para la filosofía.
He aquí lo que dice Lautman: La teoría de las ecuaciones diferenciale s pone
en evidencia dos realidades absolutamente distintas. Ha sta ahí todavía com-
prendo. Nos anuncia que las ec u ac ion es diferenciales suscitan dos realidade s
heterogéneas, absolutamente di stinta s. Existe el campo de direcciones y los
accidentes topológicos que pued en sobrevenir allí, como por ejemplo la existencia
de puntos singulare s7. Oirá un poco más adelante: existencia y distribución de
lm singularidades en un campo de 11ectores defi"nidopor la ecuación diferencial".
¿Qué es lo que no se co mpr ende sobre esto? Incluso admitiendo que no
comprendemo s nada, no ha y n ecesidad. Hago realment e la rarea de com-
prensión mínima . l::,xistenciay distribución de fas singularidades: supongamos

6
H enri Poin c:ué , Mémnire sur les courhes d~/inies par une équation di/férentielle,
Journal de marh émacique s pures et app liqu ées (1881-1885).
7
Alben Laurman , Lfs mathématiques. lesidee;et lerielphysique,Yrin, Paris, 2006 , p. 295 .
!dem.

238
Drl snhn al ¡,odn Rcg11fari
rl11 ,n 1,/,1,/,·, v ,,.¡,,,11•11n
dn. ,111g11/ ,/ , · /11
11:.,
-- - -

puntos, puntos sob re un pl ano, co mo hic e yo mis tres pu1llm. Yo di , 11il,ui


singularidades, las hice existir, las repartí . En un campu di' l'l'llotn 1/,-j,1/,1/0,
por la ecuación diferencial. ¿Dónde aparecía el campo de v<:ctorl's? /\p.1n·1í.1
cuando tu ve que elegir entre do s organizacio nes de esas singularidades. ¿lb:1.,
tomarla s cada una por relació n a las ou as dos o iba a tomar solam ente b tt ·rt (·u
por relación a las otras? Eran d os campos de vectores dife rentes. Ven <jlll' 110
tengo necesidad d e comentar «campo de vector », solo necesito reconocnlllc
allí. lengo enton ces una exjstencia y distribución de singularida des en un tmnpo
de vectores. He aquí una de las cosas .
Y Lautm an, co n Poincaré, nos dice que también hay otra cosa, que es h
forma de las curvas inte grales. Por poco que sepan, saben que está en relació n
con el cálculo diferencial y el cálculo integral. Se nos dice qu e la existenci:i. y
la distribu ción de las singu laridade s es el asunto de la ecuación difer enci:i.l,
pero ¡atención!, la forma de las curvas integ rales ya no es relativa a la ecuació n
diferencial, sino a bs solucion es d e dicha ecua ción. ¿Y qu é es la forma de bs
curvas integrale s? Es lo que det ermin a las sin gularidad es. Y este es el gran rema
d e Poincar é en di cho informe. Las singu laridad es existen y están di stribuidas
en un campo de vectore s, pero com o puntos ind eterminad os. Recib en su de-
terminación de las curvas integrales que pasan por su vecind ad . Todo depende
de lo que hace la cur va integral en la vecindad.
Y tengo que recomar mi ejem plo, que era rudim enta rio, pero que se revela
al meno s com o tot almente consistent e respecto a esto. Yo di ría que en mis dos
casos no tengo las mismas lín eas int egrales, de m odo qu e las singularidades no
son determinadas de la misma manera. En un caso son determinadas en un
rriángulo que llama rfa «figma inte gral», qu e pasa por la vecindad d e mis m:.s
singul aridades. En d orro caso tengo und figura com pletamente distinta: h.s
paralelas. Es posibl e que am ba s series se encade nen y se prol ong uen en una
mism a serie, pero por el momento no es mi asu nto , puesto que para eso, lo
hemo s visto, har á falta una tercera serie.
Los punto s van a ser dete rmin ados según la for ma de las curvas intcgr;iln
que pasan por sus vecindades. Vuelvo a leer a Laucman: Y allíPoincr1d rli,1i11g11 r
lospuntos de silla, los nodos, losfo cosy los centros~'. Las palabr as so n mu y hu11i1.1 ,,
son los nombre s qu e toman las singularid ade s cuand o son de1n mi1Lllh, 11111
las cur vas integr ales que pasan por su vecin dad. Por los puntm rlr 11//11¡,,11,111
dus cun 1as definidas po r la ecuación, y solamente dos. J::n los n 11rlo1 1(' , n 1 ·,r 1111i1
infin idad de curvas. Alrededor de losfoco s las cun ,as giran rt¡,r11xi11,r111rln,
i' ,i111n ,11
tl la manera de Las espirales. Alred edor d e los centro s lm oir,•,r, 1/' ¡ 1no1 1,111 /,,1¡0
1

9
Jdem.

2Y>
Clasr8

la forma de cicloscerrados... 'º Bueno, no importa, observen que podríamos


bautizar las singularidades según las necesidades. Y tendremos que bautizarlas.
Es solamente bajo esta condición que las singularidades se determinan o son
determinadas: cuando la forma de curvas integrales, o de equivalentes a curvas
integrales, pasan por su vecindad.
En efecto , volvamos a mi historia, volvamos a empezar con mi pura
emisión de singularidades. [Dibuja en elpizarrón] Tres singularidades inde-
terminadas. Incluso supongan, mejor aun, que hacemos una emisión de una
única singularidad. Ahora bien, eso no me dice nada del comportamiento
que tendrá la curva que pasa por la vecindad. Si trazo esto [dibiga], mi
singularidad es determinada como vértice. Y se puede concebir otro caso
[dibuja]. Es incluso más lindo ¿no? Y puedo concebir otro caso más, un caso
así [dibuja]. Lo que cuenta para mí es qu e en estos tres casos la singularidad
será determinada de manera diferente según el comportamiento de la curva
que pasa por la vecindad.
Conclusión: un enunciado no es una estructura, es una función. Es una fun -
ción que consi ste en regularizar las singularidades trazando la curva que pasa por
la vecindad de dichas singularidades. Y veo que del hecho de que el enunciado
es una función, puedo concluir e incluso deducir inmediatament e que el enun-
ciado es serial. Junto con la pregunta: ¿hasta dónde va a prolongar se una serie?
De allí el problema que plantea Foucault desde la introducci ó n de La
arqueologíadel saber, y el interé s profund o que siente por la hi sto ria moder-
na, al m enos bajo un o de sus aspecros. Es que bajo la influencia de Braudel
la historia moderna construyó codo un método llamado «serial »: establecer
series de alcances, de temporalidade s variables, una vez dicho que toda serie
es espacio-temporal.
Acabamos de distinguir entonces do s dimensiones. Es obvio qu e una no
existe independientemente de la otra. Finalmente, sin un a curva integral que
pase por su vecindad, las singularidades permanec en indeterminadas. Inversa-
ment e, no hay curva que no pase por la vecindad de singularidades. Entonc es
un a esrá en la orra. Lo rnal no impide que difieran en naruraleza. Volvemos
a encontrar codos nu estro s temas del trim estre . Hay presuposición recíproca,
hay codo lo que quieran, pero a pesar de todo hay dif erencia de naturaleza.
Hay inmanencia, sí, y sin embargo hay heterogeneidad.
Enton ces hay algo que m e perturba. Me int eresaría al meno s llegar a decir
un poco más sobr e las singularidades ind ete rminadas . ¿Qué puedo decir de
ellas? Ni siquiera pu edo decir en qué consisten. No puedo decir que son los

10
ldem.

240
Dr! .<abnal pode1:Reg11lnridadn v 1,·l,11
..,i11g11l11nt!,1tln w11n il,· /11n;-.i1
-------- --·--··---

vértices de un triángulo, puesto que aquello que las conscituyl' corno vt'Ttin-s
de un triángulo es la regularidad que las encarna. ¿Pero puedo decir :1lgo dl'
ellas en sí mismas? ¿Qué puedo decir de A-Z-E-R-T sobre el tccLido?
¡Ajá!¿Qué voy a poder decir de A-Z-E-R-T sobre el teclado? Les aseguro que
intenté todo, porque es mucho más delicado que las matemáticas. Hice todo.
Quería un manual de dactilografía. Llegué incluso a telefonear a Pigicr' 1...
donde son más bien desagradables [risas]. Pedí hablar con un profesor de
dactilografía ... [risas]Debf haber ido hasta allí, pero tenía que ir muy lejos.
En fin, no rengo nada ... No tengo nada. En ronces me veo forzado a hacer
hipótesis. Pero cualquier dactilógrafo lo sabe ... quizá, si hay uno entre uste-
des ... De todas maneras, lo que voy a decir es falso, pero es fácil de corregir.
Si es que ustedes la encuentran, pondrán la verdad en lugar de lo que digo
[risas].Pero no cambiará nada, estrictamente nada.
Lo que me pregunto es: ¿por qué A-Z-E-R-T en las máquinas francesas?
Noten que hablo de A-Z-E-R-T sobre el teclado, así que me sitúo al nivel de
la pura emisión de singularidades. ¿De qué depende eso?
En el caso de las letras del Scrabblees muy simple, porque diría que es una
emisión al azar. Enrre las letras que saco hay una relación. Diría que esa relación
es aleatoria. Van a comprender de inmediato a dónde quiero llegar. Pero una
relación aleatoria es una relación de fuerza. Sacar letras al azar es una relación
de fuerza entre dichas letras. Si saco letras al azar, tengo por ejemplo A, K,
E, no puedo decir que esas letras carezcan de relación. Tienen una relación,
una relación azarosa. La relación azarosa es una relación de fuerza entre letras.
Retengo solo esto, ya veremos si hay algo que extraer de ahí.
Bueno, la máquina francesa dice A-Z-E-R-T Es aquí donde, a falta de
informaciones -que no quisieron darme-, soy prudente. No puedo decir
que A, Z, E, R, T existan sin relación. Hay efectivamente relaciones. ¿Cuáles
son las relaciones esta vez? No son relaciones azarosas. Creo que si queremos
comprender el teclado de una máquina de escribir, hay que tener en cuenta dos
cosas: relaciones de frecuencia o de atracción -remiten a lo mismo-, relaciones
de frecuencia de grupos de letras o relaciones de atracción de una lctr:1 por
relación a las otras. Los lingüistas han realizado, para cada lengua, estudios
muy avanzados sobre el poder de atracción de una letra sobre hs dnn:Í\, v
sobre las frecuencias de tal o cual grupo de letras. Por ejemplo, WI 1 1 irnc 1111.1

11 Pigier, fundada en
1850, es la más antigua e imporra1J1t· red priv;1(h d,· c" 1wl."
técnicas y de centros de formación profesional en Francia. P1111t u:dmnitc , ni 1/,'l(J .il ,,,
una escuela de secrerarias, en la que se inicia la ens61a111.ad,· l.i 1n:11nia d.ll I il"I',' .d i.1,
que continúa hasta hoy.

24 1
Cla.,1'8

frecuencia alca en inglés. La frecuencia en francés es nula. ¿Qué atrae la letra


Gen francés? Atrae con una frecuencia relativamente grande a U y a N. Poco
importa si todo esto es verdadero o falso ¿no?
Bueno, las letras van a distribuirse sobre el teclado. Se supone que el dac-
tilógrafo alcanza el ideal, es decir teclear con dos manos. Noten que es ya un
campo de vectores. El teclado tiene dos mitades. El teclado está vectorizado,
está vectorizado en dos mitades: con una frontera fluida, pero tiene una mitad
izquierda y una mitad derecha. ¿Qué quiere decir esto? Tienen por ejemplo dos
letras de alta frecuencia, supongamos que G y U -concédanmelo, si no es esto,
es otra cosa-. Es decir que cuando teclean G hay posibilidades considerables o
un gran número de casos en los que seguid una U. Es evidente entonces que
es bueno distribuir la G y la U en las dos mitades, puesto que si ponen la U,
por ejemplo, justo debajo de la G y en la misma mirad, habría que teclearlas
con el mismo dedo. Pérdida considerable de tiempo.
Entonces, lo que va a determinar vuestra emisión de singularidades cons-
titutiva del teclado son los factores tiempo, relaciones entre las dos manos,
de la separación de los dedos, relaciones de frecuencia entre letras propias
a una lengua, relaciones de atracción de las letras. Concédanme que pueda
llamar a este conjunto relaciones de fuerza entre letras y dedos. Relaciones de
frecuencia entre las letras y relaciones dinámicas de los dedos. Diría que esto
es lo que preside la emisión de singularidades sobre el teclado. Esto es lo que
debería haberme respondido Pigier [risas].
El enunciado, dice Foucault, es la regularidad. Es decir que desde el mo-
mento en que hago pasar una curva -aunque más no fuera ficticiamente, todo
esto puede ser completamente ficricio-, desde el momento en que hago pasar
una integral que va de la vecindad de una singularidad a la de otra singula-
ridad, aun si sigue el mismo orden que el teclado, aun si parece que copio
AZER1: hago un enunciado, puesto que he encarnado las singularidades en
una integral. ¿Por qué el primer AZERT no es un enunciado y el segundo
AZERT es un enunciado? Es que el primer AZERT considera la pura emi-
sión de singuLnidades en un campo de vectores definido por las relaciones de
fuerzas, mientras que el segundo AZERT encarna esas mismas singularidades
en integrales, aunque más no fuera en integrales ficricias. He integrado las
relaciones de fuerzas, de ese modo he constituido un enunciado.
Si comprenden esto, tenemos toda la transición del saber al poder. Pues,
¿qué es lo que Foucault llamará «poder,,? Es el momento de decirlo de una vez
y para siempre ... No, seguramente lo repetiremos ... Lo que Foucault llamará
«poder» es toda relación de fuerza, cualquiera sea. Solo que no llama «relación
de fuerza» a cualquier cosa. ¿Qué es una relación de fuerza para Foucault? Esto

242
/Jrl .<11her ·1d,11ln v ,d,,,"'"n ,/,·/110
,1'¡,nde1;Reg11l11ridad1·., . ,111g,d111 .·.,1 .

------ ---- --
es muy importante . Una letra ti en e un poder sobre olra. Si no rn111pn ·11d('l1
esto, no co mprenden nad a de la filosofía polític a d e hrn c udt . l 111;1 kt 1.1 1 irnc
un poder sobre otra. O no lo tien e. Un a letra tendrá un poder de atracción sohlt'
otra. Suponiendo que G comand e a U en una frecuen cia elevada, .~11ponic11do
que en inglés W comande a H en una frecu en cia elevada , dirán que una lc:tra
tiene un poder de atracción sobre la otra. Toda relación de fuerzas es p0tkr ,
y el pod er consiste únicament e en una relación de fuerzas . De dos término s
entre los cuales hay relació11de fuerzas, pued en d eci r qu e uno ejerce un pod er
sobre el otro, o que ambos ejerc en recíprocamente un poder.
¿Cómo se pasa del saber al poder? Tenemo s al meno s nuestra respu esta: se
pasa del saber al poder en la medida en qu e el enunciado, forma del saber, es
una inte gral, oper a la int egración de singularid ad es; y solamente al final un o se
da cu enta de que estas singularidades co mo tal es mant enían entre sí relaciones
d e pod er, relaciones d e fuerza s. En otros términ os, el saber es la integración
de las relacion es de fuer zas, en el sentido m ás general que exista: relacio nes
de fuerzas entre cosas, entre persona s, entre letra s, entre luces, entr e so mbra
y lu z, e ntre todo lo que quieran. He aquí p o r qu é Foucault podrá ha cer una
ontología políti ca.
Diría que ahora esta mos en condi cione s d e distin guir las relaciones de
fuerzas qu e constituyen el poder y las relacion es de formas qu e co nstitu yen el
saber . Las relaciones de formas son los comportamientos de curvas integrale s
que actualizan las singularidades que mantienen entre sí relac iones d e fuer zas.
De allí qu e se vuelva parti cularmente urgente el recla mo d e hac e un mom ento :
un ejemplo distinto del matem ático . O del lingüí stico, porqu e noten que
con AZERT dimos otro ejemplo, uno lingüístico , donde vimos que las let ras
ejercen relaciones de fuer za que el enunciado va a regulari zar.
¿Va bi en? Este p ensamiento m e parece mu y, mu y extrao rdinario . ¡Ha y
tantas cosa s tan nueva s en Foucaulr! Pero me parece qu e uno de los puntos
de novedad más fuerte es este análi sis mu y, mu y extraordinario. ¿Q ué h ora
es?... Bueno , desca nsen un poco .

Algui en vino a h ace rme una observación mu y at in ad a. Dice : «"Iodo mu y


lindo , pero si introdu cimos ya el camp o d e vecto res al ni vel de las sin !-',11h1i
dad es, es decir si tomamos ya las sin gularid ades en relacio n es d e f'111.T1 .as , t·s
casi lo mi smo qu e cornadas al nivel d e las curva s integral es que pas :111por Li
vecindad> >. ¡No es falso! Pero eso no quita que las relac iones d e funz:1 no , 011
toda vía el comportamiento de las cur vas que pa san p o r b vn .:indad . <J11t· lu y:1
una especie de entr elazami ento entr e ambas no quit a qu e el uHnporumicntn
de las cur vas n o está definido po r relacio nes d e fu er, .as. l\tís :11111,vrn <(lit '

245
Cla.<eS

cuando invocaba por ejemplo las relaciones de frecuencia entre letras de una
lengua dada, o las relaciones de atracción de una letra sobre otras, se trataba
de relaciones cualesquiera independientemente de tal curva de integración.
Lo cual no impide que haya una especie de entrelazamiento.
Es exactamente como lo que vimos entre lo visible y lo enunciable. Si
ustedes quieren, Foucault va a decir sobre el poder y el saber exactamente
lo mismo que dijimos durante todo este trimestre sobre las dos formas del
saber, es decir el perpetuo entrelazamiento entre lo visible y lo enunciable,
al punto que, aunque difieren en naturaleza, uno no cesa de suscitar al otro,
de capturar al otro. Entre el poder y el saber también habrá presuposición
recíproca. Pero una relación de fuerzas no es una relación de formas. Por
una razón muy simple: la relación de fuerzas es fundamentalmente informal,
mientras que las curvas integrales, por su parre, siempre definen formas.
Pero en fin, veremos esto el año próximo, solo podremos ver esto de manera
muy progresiva.
Entonces lo esencial es que presientan. Yo siempre apelo a vuestro presen-
timiento ... Quiero decir que hay un modo Je presentimiento filosófico sin el
cual no comprenden nada. Y esto incluye una especie de pseudo-matemáticas.
Pienso que el hecho de que las matemáticas incluyan en sus capítulos más
importantes una teoría de las singularidades consticuye uno de los grandes
crnces con la filosofía. Y esto desde siempre. Me parece imposible comprender
a un filósofo como Leibniz sin tener en cuenta la doble pertenencia filosófica y
matemática de la noción de singularidad, de puntos singulares. Comprenden
que todas las filosofías que reaccionaron contra lo universal solo pudieron
hacerlo en nombre de las singularidades, y de las singularidades comprendidas
ya en el sentido matemático. Y veremos la importancia para Foucault de llevar
lo más lejos posible una crítica de lo universal.
Vamos a tener entonces todo tipo de problemas prácticos. La arqueología
del saberes un libro de método. Si resumo el método diciendo que se trata de
construir las integrales, las curvas integrales en vecindad de las singularidades,
pienso que ya comprenden ahora que eso no quiere decir que Foucault haga
matemáticas. Este método va a aplicarlo directamente a campos completa-
mente distintos. Y tendrá derecho a hacerlo, puesto que habrá despejado las
condiciones bajo las cuales este método no queda relegado a las matemáticas.
Tomemos entonces un ejemplo. Un ejemplo esca vez social. Ya precisé que
no hay razón para mantener, para relegar las relaciones de fuerzas a un campo
social. Una vez más, entre letras de un alfabeto hay relaciones de fuerzas. To-
memos esta vez un ejemplo tomado de un campo social. ¿Hay singularidades
en un campo social? Evidentemente las hay.

244
Del saber ,d poder. Regulnrid11drs
.. ringu/,¡¡-fdíldr5_vrdt1áow'1· rlr_llfl'r:Z.tl.
- --··- - ----

¿Y no hay singularidades en un campo estético? Sí, las hay, hay muchísimas


en un campo esrético. ¿Y no es a fin de Clientas t1na definición del pensamit:n-
to: «pensar es emitir singularidades»? Si lo fuera, se comprendería mejor la
tirada de dados de Mallarmé 12, se comprendería mejor el llamado de Nietzs-
che al juego de dados 13• Pensar es emitir una tirada de dados. ¿Qué son las
singularidades? Son puntos sobre la cara del dado que sale. ¿Esto quiere decir
entonces que se puede pensar cualquier cosa? De ningún modo. Esto quiere
decir justamente que no S(,'.puede pensar cualquier cosa, puesto que hace falta
que las singularidades que emito formen bellas curvas integrales. Y no lo sé
de antemano, siempre hay riesgos. Un pensamiento débil: tiro los dados pero
no sale nada. Es el mal jugador, dirá Nietzsche. Yo diría que pensar es emitir
una tirada de dados. Esto quiere decir, una vez más, que el propio azar es una
relación de fuerzas, relación de fuerzas entre los puntos sobre las caras del dado.
¿Y qt1é rewlra) Bt1eno, quizá las integrales de la fi!osoffa son conceptos. Pero
un concepto no es un universal, es una integral de singularidades. ¿Habría
entonces singularidades noéticas, singularidades de pensamiento? Sí, habría
singubridades noéricas. Y hacer filosofía sería tirar dados. Habrá entonces un
campo filosófico con singuLiridades, y es con eso que fabricaré conceptos, o
que no fabricaré absolutamente nada.
Pero volvamos al campo social. Lanzo, hago una pequeña constelación. Por
supuesto va a parecer que me contradigo -pero es solamente una apariencia-
puesto que voy a nombrar esas singularidades. De lo contrario no compren-
deríamos nada. Me veré obligado a nombrarlas, por lo tanto a prejuzgar ya
las integrales que van a unirlas. Pero corrijan ustedes mismos. Voy a hacer
una pequeña constelación [mientras escribe en el pizarrón]. Lanzo, emito una
singularidad, y la llamo «confesión,,, digo que es un punto de confesión. Un
punto de confesión es una singularidad. Emito otro, un poco más arriba, un
punto de «sacramento•>. Abajo emito un tercero, un punto de «culpabilidad».
A la derecha emito un último punto, un punto de «memorización».
Puedo definir relaciones de fuerzas entre estos pt1ntos en t111campo de
vectores. Mi punto de confesión está tomado típicamente en una relación de
fuerzas confesor-confesado. Es una relación de fuerzas en un sentido amplio,
no quiere decir que el confesor me dé una bofetada ... Vimos que una relación
de fuerzas no era eso. En especial las líneas de atracción son relaciones de
fuerzas. Las atracciones son típicamente ejercicios de fuerza.

12
Cf. Sréphane Mallarmé, Un coup de désjmnais n'abolim le h11111rd.
18')7.
11
Friedrich Nietzsche, Así h11blóZamtustra,Alianza, Bs. A.s., 1995, «Los sic!, sd!os
(O: La canción»Sí y Amén»), pp. 315-316.

245
Clme 8
---- --- - - -- - - - --- --~- - -

En fin , usrede s co mprenden que puedo hacer pasar una curva por la ve-
cindad de codos estos puntos. Es una hipót esis. Me digo que hay algo por
ver, que hay que ver qué me dice la cu rva, la integral que va a pasar por la
vecindad de cada uno de esos puntos. Parro del punto de confesión y trazo
entonces una línea hacia el punto de sacra mento . En efecto. para comulgar,
para recibir la comunión, es preciso que me haya confesado. Esto ya no es la
relación de fuerza de cada punto en el campo de vecrores, es una curva inte-
gral que pasa de la vecindad del primer punto a la vec indad del segundo. De
sacra mento y confesión puedo tra zar dos líne as regulares que tienden hacia la
culpa. El sacramento es una manera de redención de la culpa prim o rdial. La
confesión es la declaración de las culpas secundarias . Si lo que digo es falso,
aquí también corrijan ustedes mismos, no cambia nada. Memori zKió n: el
examen de conciencia que precede a la confesión .
Y bien, puedo extender mi integral, mi línea a la que puedo llamar «de
integra ció n » o «d e actualización» de los puntos singulares. ¿Ha sta cuánd o y
hasta d ónd e puedo exte nderla? Es mu y variable. Primer caso: la extiend o hasta
lo q11epodría llamar un a curva espec ial que fijaría el final de la serie . Diría
que una ser ie está terminada si puedo asignar entre y en el conjunto de las
curvas int egrales que la actualizan aquello que los matemáticos llamarían -s on
palabras muy cómodas- una ,<envolvente». Digamos, una curva que envuelve a
todas las otra s. Son bonitos todos estos términos. Es muy bonito: «la envolvente
de las singularidades». ¿Pero existe tal envo lvente? Es como en matemáticas,
supongo, hay casos en los que no hay envolvente y hay casos en los qu e sí.
Al final de sn vida Foucault se inreresaba cada vez 1m-í s por lo que llamaba
el poder pastoral. Y creo que el libro no publicado, Las confesiones de la carne,
analiza la formación de ese poder de iglesia, poder pastoral. Es una vieja idea
que se encuentra en Platón: el pastoreo de un rebaño como modelo del go-
bierno . Es codo el cema de El Politicoen Platón . ¿Qué es el buen gobernante?
Es el pasto r d e un reba ño . Parecie ra no ser gran cosa, pero es un problema
político fundament al: ¿es pastoral el poder? Es obvio que en su recuperación
del platonismo, el cristianismo sacará p arcido d e la idea de un poder pastoral,
con los Padres de la Iglesia, y va a orientarlo ha cia camino s que estarán evi-
dentemente mu y lejos de Platón, puesto que son caminos criscianos .
El poder pastoral será ame todo un poder de nu evo tipo , un poder que
el Escado no ejerce en absoluto en esa época, que quizá va a prefigurar los
Estados fmuros , y que podría definirse como un a relación de fuerza que se
presentará como con crol de la cotidianidad, de la vida cotidian:i, gest ión de la
vida cotid iana. La mulciplicidad humana , la comunidad human a asimilada a un
rebaño tal que el pascor debe ocuparse del decalle cotidiano de la existencia de

246
D1·/ .<11ber
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cada miembro del rebaño. He aquí un tipo de poder que 1111 tit·m· 1·q111v.iln11l'
alguno, que es absolutamente diferente del poder de la realn .;1. LI u·v110 \c
ocupa en absoluto de la cotidianidad de sus súbditos. El pastor .,l. orn¡i.1 de
la cotidianidad de su rebaño y de lo que pasa en la cabez:i del rdia110. Al r,·v
lo riene completamente sin cuid:ido lo que pasa en la cabeza de las pn .,t 111.1, .
Bueno , diría que con el esquema pastoral tienen como una e11~loha111c,
una envolvente. ¿Puedo d ecir entonces que la serie se termin:i, que esi;í le
rrada por el esquema pastoral? Sí, desde cieno punto de vista, sí. ¿No puelk
ser prolongada? Es probable que, a partir de cierto momento, qu e foucauh
fecharía enrre fines del siglo XVIII y comienzo s del XIX , el poder de Esrado
haya adoptado el modelo del poder pa sto ral de la Iglesia. Es decir qu e el
poder de Estado, con medios completamente distintos, convercirá en objelo
propio una de las pretensiones fundamentales del poder eclesiástico , esto es,
individu:ilizar a aquellos sobre los que se apoya, individu alizar a sus sujeto s, y
por eso mi smo captarlos en su vida cotidiana. Habrá entonces una especie de
relevo por el cual el poder pastoral será -más alli de cambios muy imporr :111 -
ces- relevado por el poder de Estado. El poder de Estado se encamina a exigir
la individu alización de sus sujetos. Bajo esta condición, puedo decir entonces
qu e mi serie se prolonga más allá del poder pastoral. Habrá convergencia entre
la serie pastoral izada y la ser ie escarizada, entre la serie-Iglesia y la serie-Estado.
Bueno, no s contentamos con esto.
¿Qué quiere decir, cuál sería el método de análisis del campo social? Pri-
mer p11nro: fijar las singularidad es pres ent es en dicho campo en canto que
en eran en relaciones de fuer zas constitutivas del ca mpo de vectores. Segundo
pumo: construir las formas institucionales, es decir las curvas integrales, que
acrualizan di chas relaciones de fuer zas: el sacrame nto, lo co nf esional, el poder
eclesiástico en tanto que institución. En la medid a en que las relacione s <le
fuerza y las singularidades se actualizan, en la medid a en que se consideran
como actualizadas en di chas curvas integral es, en dicha s in stituciones , cons-
tituyen verdaderos saberes. Todo un saber que va a desarrollarse al nivel de In
co nfesional como casuí stica, al nivel de los sacramentos, al nivel de los Pad1t·s
de la Iglesia, al nivel de lo que en general se podrá llamar el sab er pastoral.
Y en la medida en que las singularidades con sus relacion es de li.H-r1;1\ w
encarnan en dichas curvas, surgen enunciados. Volvemos a encont r;1r 1H1 l·s1r;1
solución anterior, pero creo que dimos un gran paso hacia dd:-intl· qu t· h v ul·l w
ahora mucho más clar:i. Busco cuáles son los enunciados de sexualithd , ·11 d ,ig lo
XIX. Busco constituir un corpus de frases que conciernen a b scxu;1lid;1d, 1d:1lir:1s
que dicen la sexualidad en dicha época. ¿Cómo constiw yn mi rnrpu s? Hmn)
las singularidade s como focos de poder. Ha y focos, hay centros de podtT, no<los

247
Clmr 8

de poder, puntos de silla de poder , rodo lo que quieran ... Son singu laridad es.
Yo asigno mis singularidades , que son focos de poder. Hago pasar mis cur vas.
Esas curvas son las formas de enunciados que portan por sí misma s un saber.
Tercer punto del método de análisis del campo soc ial. Reto m o los dos
aspectos anteriores. En primer lug ar, asignar las singu laridades y las relac iones
de fuerzas en las que están tomadas. Eso es el problema del poder . Segund o
aspecto, construir las curvas integrales , es decir las integraciones institucionales
que producen enunciados. Ese es el aspecto d el saber. Es el segund o aspecto,
construyo mis series. Tercer aspecto del método serial: ¿cuánd o se termina un a
serie ? Respu esta variable, todo depend e de a qué nivel. Una vez m ás, hay toda
una serie qu e se termina con el poder pastoral pero que, desde otro punto de
vista, converge co n el poder de Estado. Pueden hac er pasar el corte en ta l sitio
o en cal otro segú n vu estra meta . A veces la duración será corta . Siendo toda
serie espacio-temporal , tien en series de corta duración. O pued en construir
tambi én series de larga duración.
Note n aq uí 1111 problema pero para el porvenir: Foucaulr siempr e pr efirió
series de cona dura ción. Si toma n todos sus libro s, salvo los del final, verán que
estudia las cortas duracione s porqu e reme que la larga duración vu elva a llevar
a la historia uni versa l. A lo sumo son series de dos siglos, como en Historia de
la locura. Vigilary castigares inclu so un a serie de 50 año s. Son series cortas.
Salvo co n Bu so de losplaceres,dond e estalla la conversión de Foucau!t hacia
la serie larga, hacia la larga duración. Se trata de h acer la historia de algo que
comienza con los griegos . Es absolucameme insólita una duración tan larga.
De los griegos a nosotros, pasando por los Padre s de la Iglesia, la Hh·toria de
la sexualidad reivindica a partir del segu ndo tomo una larga duración. ¿Qué
pudo pasar? Si hace falta partir de algo mu y, mu y preciso para comprender
la cuestión del cambio en Foucault entre La voluntad de sabery Et uso de los
placeres, creo que un a bu ena manera es preguntarse qu é pudo convertir a
Foucau lr ha cia al man ejo de una serie larga. Porque es un detall e co ncreto.
Este es enton ces como el tercer aspecto: ¿cuándo termina una serie? Y aquí
se ve muy bien lo qu e Foucaulc le debe a los hi storiadore s de su tiemp o , se ve
muy bien lo que le debe a Braudel. Puesto que Braudel siempr e ha m anejado
series, ha constituido series históricas, y más aun, ha distin guido las series segú n
el largo de la duración sobre la cual se desplieg an. Ustedes saben que toda la
conce pción de la historia de Braudel-puede ser que más adelante habl e de esto
m ás precisamente- consist e en distinguir tres tipo s de duraci ón, las duraciones
cortas, las duraciones medias y las largas duraciones, qu e coex isten unas con
o tr as. Tendr emos que preguntarnos cuál es la distribución de las duraciones
por relación a las series en Foucaulr. Todo esto impli ca mu cho s probl emas.

248
DPlsnbn ,1/ podn Reg11laridadP.<. _v rrl 1fl'io11n drf i,cr.w.
si11g11l11ml,1dn
--- - - - --- · - ·· · - ··· - - --- · ·

En fin, ya di entonces un ejemplo. Mí ejemplo, a propósiw Je lasexualidad ,


muestra cómo los focos de poder se localizan en singular idad es, en relaciones de
fuerzas que van a actualizarse en procesos de integración, siendo esos proceso s
de integración constitutivos de saberes.
Tomo otros dos ejemplos que Foucault resume en La arqueologíadel saber.
El ejemplo de la psiquiatría, páginas 233-234. Lo que la ha vueltoposible en
la épocaen la que apareció.lo que determinó esegran cambio en la economía df'
losconceptos, es todo un ji1:_ego
de relaciones-presten atención, van a ver que los
términos de esas relaciones no son saberes- entre-aquí recomienzo mí emisión
de singu laridades - la hospitalización ( l ), el internamiento (2) . las condicionesy
losprocedimientos de la exclusiónsocial(3)-los proc edimientos de exclusión no
son lo mismo que el internamiento- , las reglasdejurisprudencia (4), las normas
del trabajoindustrial (5). En resumen, todo un conjunto que caracterizapara esta
practica discursiva laformación de sus enunciados14• No se puede decir mejor:
es la constelación de los focos de poder, es decir la constelación de las singu -
laridade s, la que volverá posible el trazado de las curvas con stitut ivas de sab er.
Habría que decir aquí que un campo social emite una tirada de dados . Us-
tedes me dirán: «Está bien, emite una tirada de dados, pero no parte de cero>•.
No, no parte de cero . Sin duda que la tirada de dados de cada campo social esd
determinada parcialmente por el estado de las fuerza s del campo pre cedent e.
¿Qu é es eso? Lo digo porque quizás volvamos a verlo más tarde . Ahora lo digo
para los que estaban aquí el año pasado. Eso es exactament e lo que se llama
una suces ión de acontecimientos semi-dependientes o una cad ena de Markov.
Son re-encadenamiento s suc esivos. Cada vez se echa a la suen e, pero según
los datos de la tirada anterior. Una sucesión de tirada s a b. suerte que depen -
den parcia lm ente una s de otras . Eso constitu ye una cadena de Marko v. Las
mutacione s sociales pueden concebirse bajo forma de una caden a de Markov.
Igual aná lisis de Foucau lt para la anatomía patológica. La anatomía pa-
rológica es un saber que se forma a fines del XVIII y comi enzo s del XIX. ¿Y
qué había ant es? De igual modo uno se pued e preguntar qu é había antes de la
psiquiatrí a. No había psiquiatría , había otra cosa. Lo qu e vo lverá po sible a la
psiquiatría es toda una redistribución del campo precedente, una nu eva tirada .
¿Qu é ha y ant es de la anatomía patológica ? La clínica, que es la conqui sta del
siglo XVIII. Será necesaria coda una redi stribu ción de los focos clíni cos para
qu e se vuelva posible la anatomía patológica como saber.
Pagina s 213 -2 14, Foucault nos dic e lo sigui ente , que ha sido demo strado
de m anera mucho m ás extensa en E'/nacimiento de la clínica. La anaromía

14
Mi chel Fou cault , l a arqueología del saber, op. cit., p . .100 .

249
Clase 8

patológica va a descubrir un nuevo campo, un nuevo objeto que va a ser


objeto de saber, y que es el tejido. El tejido es un gran descubrimiento para
la biología, para la medicina. Alrededor del tejido, y tomando como objeto
al tejido, se forma la anatomía patológica. Pero los campos precedentes estdn
constituidos por la masa de la población administrativamente enmarcada y ui-
gilada, estimada según ciertas normas de vida y de salud. Me preguntarán qué
relación tiene esto con los tejidos. Y bien, El nacimiento de la clínica muestra
muy bien qué relación hay entre el descubrimiento de los tejidos y los datos
de este tipo. Los campos estdn constituidos por la masa de la población admi-
nistrativamente enmarcada y vigilada, estimada según ciertas normas de vida y
de salud -todo esto son relaciones de poder-, analizada de acuerdo conformas
de registro documental y estadístico; están constituidos también por los grandes
ejércitos populares de la época revolucionaria y napolf'ónica; están constituidos
también por !as instituciones de asistencia hospitalaria que fueron definidas a
fines del siglo XVlll_y comienzos del XIX"'.
Ven que foucault procederá cada vez haciendo su constelación de singulari-
dades, interrogándose sobre las relaciones de fuerzas que vectorizan esas singu-
laridades, y construyendo luego esas series que son constitutivas de los saberes.
Solo que, si me siguieron, ven que hemos hecho solamente la mitad.
¿Qué acabo de mosrrar? Puedo resumir a muy grandes rasgos diciendo que
las curvas-enunciados -ahora puedo decirlo así, pues todo enunciado es una
curva-enunciado- actualizan relaciones de fuerzas o relaciones de poder en-
tre singularidades. Actualizan, encarnan, etcétera ... Todavía no sabemos qué
palabra emplear, lo veremos más adelante. Pero no hice más que la mitad de
nuestra tarea. Solo que estamos tan cansados que la otra mitad la haremos
rápido. No hice más que la mitad pues ustedes recuerdan que el saber tiene
dos formas irreductibles: producción de enunciados y producción de luz. El
saber es tanto luz como lenguaje. El saber entrelaza la luz y el lenguaje. Más
aun, nos preguntábamos cómo podía hacerlo, ya que la forma-luz y la forma-
lenguaje no tienen nada que ver entre sí y son irreductibles. Estábamos ahí,
en ese problema cruel, puesto que la última vez todo nos había conducido a
esta conclusión: si se quedan en la dimensión del saber, nunca comprende-
rán cómo las dos formas pueden entrelazarse. Ahora bien, ven que tenemos
la solución. Ahora tenemos todo. Pero en un momento en el que estamos
demasiado cansados para ser felices, como siempre [risas].
No puedo salir adelante sin decir lo mismo del otro lado. Del otro lado, hace
falta también que las luminosidades integren por su cuenta puntos singulares

1' lb·¿ ,~5. .


z ern, p. ~1

250
tomados en relaciones de poder, tomados en relaciones de futT1:1.-.Fn 111 rp,
términos, así como los enunciados son curvas, las visibilidades .,011 ( 11;1drm.
Hay algo que me fastidia, y es que Foucault emplea la palabra «cuadro,, --L1
emplea muy a menudo-en un sentido mucho más general, que conviene LIIH<,
a las curvas como a las visibilidades. Pero no importa, no importa ... Si uno
intenta reservar un sentido panicular de la palabra «cuadro», habrá que decir
que las visibilidades integran los puntos singulares ya no en curvas-enunciados,
sino en cuadros-visibilidades.
Es por eso que las visibilidades nunca son cosas. Vimos la última vez, en
especial a propósito de Raymond Roussel, que la visibilidad es la etiqueta
de la botella de agua de Evian, es el papel con membrete del gran hotel. La
visibilidad es siempre un cuadro. ¿Por qué? Porque la visibilidad es un ser de
luz antes que un ser sólido. Y la luz, tal como el enunciado, es una integración
de las singularidades, de los puntos singulares. Y solo pueden definir una luz,
y el camino de una luz, como lo que va de una singularidad a otra. Es decir
que hay series luminosas tal como hay series verbales.
Sobre este punto -quería comentarlo de cerca, pero no podemos más-, los
remito a dos tipos de texto.
La famosa descripción del cuadro de Velázquez, Las meninas c',que les pido 1

que lean desde el siguiente punto de vista -no digo que sea el único punto
de vista para leer ese texto, es un punto de vista posible-: ¿cómo y de qué
manera las líneas de luz se unen y pasan por la vecindad de singularidades en
Velázquez? ¿Qué serán las singularidades del cuadro de Velázquez? Verán que
no se reducen, que son múltiples, que siguen el trayecto mismo de la luz, la
manera en la que el trayecto de la luz se curva, tiene vértices, es decir pasa
por singularidades que distribuyen los reflejos, los destellos, etcétera. Y todo
culmina en la relación de fuerzas de dos singularidades magistrales, de dos
singularidades dominantes: el pintor y su modelo, el rey. No digo que rodo
se reduzca a eso. Al contrario, hay todo un desarrollo de un campo pictórico
extremadamente variado, poblado de singularidades. Pero hay dominan res rn
las singularidades. Las dos dominantes son el pintor y su modelo, la mind:1
del pintor que ve sin que se vea lo que ve, y la mirada del rey que ve sin ,n
visro. Yo diría que se trata de la relación entre estas dos singularidadn. n-L1,i,111
de fuerzas entre el pintor y el rey.
Se puede plantear la siguiente pregunta: de estas dos fuerzas, Li f11c11.1 del
pintor y la fuerza del rey, ¿cuál es la más fuerte? Todo depende del p111110,le
vista. En cualquier caso, eso es lo que marcará la clausura del c11.1dr,,.l·.I, ;11;1

16Cf. J'v!ichelFoucault, [{Is p{lfabras y fas cosf/5, op. cit., cap. 1: "' ·"·'11w11111.1,,,

2'í 1
<:!mi' 8

a ca ra del pinror co n el rey será la en volve nt e d el cu ad ro . Pero ese car a a cara


p asa po r la di stribu ción de la in fant a, d el perro , del bu fó n , etc. Y tien en la lu z
d el cuadro , qu e es b im egració n d e rod as esas sin gul arid ad es bajo un cien o
m od o q ue es el d e Yelizquez. Pu ed en co n cebir ot ros mod os.
Si se remiten al libro sobr e R aymond Roussel, alred edo r d e la p ág in a 150,
ant es y despu és d e esa p ágin a, ti en en el g ran pasaje d e Fou cault qu e an aliza
b s visibilid ad es en Ro ussel. Lo vimo s, lo co m ent é la últim a vez. Ti enen allí
u n rég im en d e visibilid ad d e un tip o co mpl etament e di stint o al d e Velázqu ez,
y q ue proce d e esta vez gradu alm ent e. D esc ribi end o la et iqu eta de la b o tella
de ag ua min eral, R o ussel pro cede p o r un a espec ie d e co nstruc ció n loca l qu e
ava nza gradu alm e nt e, en la qu e co nstant em ent e no s di ce qu e a la d erecha
se ve cal cosa, un poco en el fo ndo se ve cal, et c. Ta l co m o si se pasa ra , d ice
Fo u cault , de un ni cho a ot ro, co mo si se enh ebrara un a su cesió n d e celd as. Y
es esta su cesión de peq ueñas celd as la qu e va a con stituir el cam in o d e la lu z,
un rég im en d e lu z co mpl etam ent e di stin ro 1'1.
Si q ui sieran ha ce r ejercicio s pr ácti cos alred ed o r d e lo q ue hi cim os -l o
hare m os qui zá m i s :idelant e- , p od rían to m ar regím enes de p inwr a y p reg un -
ta rse po r qu é so n reg ím enes d e lu z di ferent es y qu é tip o de sin gularid:id es,
qu é relac io nes d e fuerLas hay en ellos. Pu es d espu és de tod o, h ay relacio n es
d e fuerzas. Así com o d ecí::i.h::i.ceun m o ment o qu e ha y relacio nes d e fu erzas
inclu so entr e las letr as del alfabero. E n ese sentid o , d esde ese ni vel, es q ue se
pu ed e h ablar de un a po líti ca d e la len gua. D el mi sm o m od o, hay relacio nes d e
fuerzas entr e los co lo res. Y pu ede n co ncebir los col o res co m o sin gularid ad es
unida s po r relac ion es de fu erzas en un campo de vecto res. Y si co n sid er:in un
tr ata d o de los co lo res, c11a lqui era sea, no pu ed en d efini r cosas co m o lo frío y
lo cálido, po r ejempl o, sin h acer int erve nir fuerzas :il nivel d el co lo r.
Si hay algui en qu e lo ha m ost rad o de m ane ra defini tiva, es Kan d in sky 18,
qui en no p uede hace r un a pr ese nt ac ión d e los col o res m ás qu e en fun ció n de
las fu erzas :i.fecrad as a cad a un o, en ta nto qu e las fue rzas afect :i.das a cada u no
d etermin an ya la relació n entr e do s co lores. Y el cua dro será la int eg rac ió n d e
cal o cu al relació n de fuerzas entr e co lo res. Po r eso la p intur a d e Kandi nsky
es mu y m ::i.
l llarnad a «ab str ac ta ».
Pu edo dec ir en to nces qu e tenem os nu estra solu ción a la pr egunt :i.d e có m o
las dos form as del saber, lo visibl e y lo enun ciab le, pu ed en entr elazar se au nqu e
no rengan nad a en co mún. Nu estr a respu esta era qu e solo pu ed en entr elazarse

1
.. Cf. Michel Foucaulc, Raym ond Roussel, op. cic., pp . 127- 128.
C f ~ 1a.~sily Kandinsky, De lo espiritual en rl arte, N ueva Y isi6 11. Buenos Aires,
1
~

1967, cap. 5: ,,El lenguaje de las formas y de los colores,,.

252
Del .<
nbn ,¡/ porlrr.Regulandade.<
. .<ingularidadl'
.<y rrlncio1JI'<d1-f11aza.
- -- - --- -- - - - --- ·-- -- - - --- --- -- --

a partir de una instancia que está en otra dim ensión. Ahora la te nemos, tene-
m os la instancia qu e está en otra dim ensión y qu e expli ca el enrrebzamiento
de las dos forma s del saber. Es la distribu ción d e las sing ularidad es y de las
relaciones de fuer zas entr e singularidades. Es lo que llamar ía una dim ensión
in form al. La dimensión in for mal d e las rela cione s de fuerzas por oposición a
la dim ensión formada de las relaciones de formas.
Pero aún hac e falca qu e terminem os de co mpr ender lo que quiere deci r que
las relacio nes de fuerzas son informales. Nos qued a mucho por hacer, porqu e
eso es un mi ste rio. Vean ante todo que cuand o Foucault emp lea el término
«relacio nes de fuerzas» nunc a quiere decir ,<ejercicio de una violenc ia». Puesto
que la relación de fuer za es informal y no co nsiste en una vio lencia, es decir
en una destrucción de fornu, ¿qué es lo que quiere decir enron ces? Ese será
nue stro obj eto a partir de la reanudaci ó n de las clases.
Lo qu e puedo de cir para terminar es algo mu y simpl e. ¿Q ué hay de co mún ,
o cuál es sin duda el pun ro com ún má s profund o entre Foucau lt y Blanchot?
Diría qu e el punto común más profundo es habe r estab lecido, pero de dos
m aneras muy dif erent es, un co njunt o de lazos Íntimo s entr e las eres noc iones
siguientes: lo neutro o el se», lo singul ar, y lo múltiple. Lo neutro o el «se>•se
11

opone a la per sona. Lo singular se opone a lo universal. Lo múltiple se opone


a lo Uno y a lo Mismo.
Lo neutro o el «se» remire a la forma de distr ibu ción de las singularidad es.
Yo decía que pensar es efectu ar un lanzamie nco de dados . Y bien, el lanza-
mi ento de dados es siempr e emit id o en un «se»: «se piensa». Por su parte, lo
sin gular no se opone al «se», puesto que es pr e-p erso nal , no tiene nada que
ver con una perso na. Más au n, no sería difícil mo stra r que una sin gul ar idad es
ya un a relación de fuerzas . En otros términos, el verd adero sujeto es la fuer za.
Y es por eso qu e Foucault se reco no ce nietzsch eano . Y justa m ent e, el único
contras entido es trad ucir por esto que hay vio lencia en rodas partes. Foucau lt
separó de modo abso lu to la relación de fuerza y el efecto de violencia . Ya ve-
remos por qué. Por último, lo sing ular no se opone a lo múltipl e. Se llamará
«multiplicid:1d » a un a co nstelación de singularid:1de s, a una distribución de
singu larid ades en el «se». Eso es exactamente una multiplicidad .
A estos tre s términos alrededo r de los cuales gi raba Blanchot, en tanto que
con stitu yent es de su pensami ento , Fouca ult les asign ó relacio nes y un estatus
muy preci so . Lo cual no era el objeto de Blanchot .
Una vez m:is, tenemos encon ces nu estra respuesta. ¿Q ué es esa otr a dim en-
sión que es b única capaz de asegurar el entrelazam iento de las do s form:1s
irredu ct ibles del saber? Son las relacione s de fuerza o de poder. So n clb s las
que se enca m an en el cua d ro-visibi lidad, así como se encarna n en las cur v:1s-

25 .)
Cla.<l'8

enunciados. Entonces, las dos formas del saber pueden encontrar la razón de
su entrecruzamiento en el elemento informal de las relaciones de fuerza y de
la singularidad.
De allí la necesidad de ir más allá del saber hacia el poder, aunque saber
y poder sean inseparables el uno del otro, a tal punto que Foucault hablará
a ese nivel de un complejo indisociable, de un sistema poder-saber. ¿Qué
podrá haber pasado para que al final de su vida descubra todavía una tercera
dimensión? ¿Y por qué la necesitaba? Será todo nuestro propósito. Es codo,
tengan buenas vacaciones. Descansen.

* * *

254

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