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estables, a través de las cuales ejerce el monopolio del uso de la fuerza (soberanía)
aplicada a una población dentro de unos límites territoriales establecidos.1234567
Muchas sociedades humanas han sido gobernadas por estados durante milenios, sin
embargo, la mayoría de las personas en la prehistoria vivían en sociedades sin estado.
Los primeros estados surgieron hace unos 5500 años junto con el rápido crecimiento de
las ciudades, la invención de la escritura y la codificación de nuevas formas de religión.
Con el tiempo, se desarrolló una variedad de formas diferentes, empleando una variedad
de justificaciones para su existencia (como el derecho divino, la teoría del contrato
social, etc.). Hoy, sin embargo, el estado-nación moderno es la forma predominante de
estado a la que están sometidas las personas.
La palabra Estado viene del latín status,8 y este del verbo stare (estar parado).9 De ahí
pasó a significar a algo parado, detenido, como en statu quo. El verbo stare se vincula
con una raíz indoeuropea *sta-, que está presente en el verbo griego ίσταμαι (histamai
que se puede traducir como: establecer, poner en pie, detener, estar en pie).
Como término polisémico, designa también a todo aquel país soberano, reconocido
como tal en el orden internacional, así como al conjunto de atribuciones y órganos de
gobierno de dicho país.8
Los hablantes de inglés americano a menudo usan los términos estado y gobierno como
sinónimos, y ambas palabras se refieren a un grupo político organizado que ejerce
autoridad sobre un territorio en particular.11
El concepto de Estado difiere según los autores,12 pero algunos de ellos definen el
Estado como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para
establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa
sobre un territorio determinado.
Probablemente la definición más clásica de Estado, fue la citada por el jurista alemán
Hermann Heller que define al Estado como una «unidad de dominación, independiente
en lo exterior e interior, que actúa de modo continuo, con medios de poder propios, y
claramente delimitado en lo personal y territorial». Además, el autor define que sólo se
puede hablar de Estado como una construcción propia de las monarquías absolutas (ver
monarquía absoluta) del siglo xv, de la Edad Moderna. «No hay Estado en la Edad
Antigua», señala el autor.14 Asimismo, cómo evolución del concepto se ha desarrollado
el "Estado de Derecho" por el que se incluyen dentro de la organización estatal aquellas
resultantes del imperio de la ley y la división de poderes (ejecutivo, legislativo y
judicial) y otras funciones, como la emisión de moneda propia.
Adolfo Posada: Son los grupos sociales territoriales con poder suficiente para
mantenerse independientes.
Herman Heller: El Estado es la conexión de los quehaceres sociales. El poder del Estado
es la unidad de acción organizada en el interior y el exterior. La soberanía es el poder
de ordenación territorial exclusiva y suprema.
Monopolio de la fuerza legal: para poder ser un estado es necesario que estados
modernos y contemporáneos desarrollen el uso exclusivo y legítimo de la fuerza
para poder asegurar el orden interno. Es por esto que el Poder Legislativo crea
leyes que son obligatorias, el Poder Ejecutivo controla con el uso de
mecanismos coactivos su cumplimiento y Poder Judicial las aplica y ejecuta con
el uso de la fuerza, que es legítimo.
El Poder muestra dos facetas distintas aquí en sentido estricto y legitimo en la otra cara.
En el primero es conocido como Poder estricto cuando es aludido en el sentido de
fuerza coactiva, o sea aplicación pura de la fuerza. Mientras que en el segundo se lo
concibe cuando es fruto del reconocimiento de los dominados. De este modo el pueblo
reconoce como autoridad a una institución por excelencia y le delega su poder.
1. Por un lado están los Estados con plena capacidad de obrar, es decir, que puede
ejercer todas sus capacidades como Estado soberano e independiente. En este
caso se encuentran casi todos los Estados del Mundo.
2. Por otro lado se encuentran aquellos Estados con limitaciones en su capacidad
de obrar por distintas cuestiones. Así, dentro de esta tipología se puede
observar, a su vez, una segunda clasificación de estos:
1. Estados neutrales. Aquellos que se abstienen en participar en conflictos
internacionales. Esta neutralidad se ha ido adaptando en función de:
1. Si posee neutralidad absoluta por disposición constitucional. Es
el caso de la Suiza. También Suecia entre 1807 hasta 1993
mantuvo una neutralidad absoluta en asuntos internacionales.
2. Si es un país neutralizado. Son Estados neutrales respecto de
alguien y de algo concreto. Es una neutralidad impuesta por un
tratado internacional, una disposición constitucional o por
sanción internacional. Fue el caso de Austria, que en 1956, tras la
retirada de las fuerzas ocupantes de Francia, Reino Unido,
Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
estas redactaron una constitución donde se dispuso que Austria
debía ser neutral respecto a las cuatro fuerzas firmantes.
2. Estado soberano que renuncia a ejercer sus competencias
internacionales. Son Estados dependientes en materias de relaciones
internacionales. Suele ser el caso de microestados que dejan o ceden las
relaciones internacionales a un tercer Estado, bien circundante, bien con
las que mantenga buenas relaciones. Es el caso de San Marino, que
encomienda las relaciones internacionales a Italia; de Liechtenstein, que
se la cede a Suiza, o Mónaco a Francia.
3. Estado en Libre Asociación con otro. Es un Estado independiente pero
en el que un tercer Estado asume una parte de sus competencias
exteriores, así como otras materias tales como la defensa, la economía o
la representación diplomática y consular. Es el caso de Palaos respecto a
Estados Unidos de América.
4. Estados bajo administración fiduciaria. Son una especie de Estado
tutelado de una forma parecida a lo que fueron los Estados bajo mandato,
no posibles actualmente, y bajo protectorado. La Sociedad Internacional
protege o asume la tutela de ese Estado como medida cautelar o
transitoria en tiempos de crisis. Fue el caso de Namibia hasta 1998.
5. Estados soberanos no reconocidos internacionalmente. Son Estados
soberanos e independientes pero al no ser reconocidos por ningún otro
tienen muy limitada su capacidad de obrar. Puede no ser reconocido bien
por una sanción internacional, bien por presiones de un tercer país (caso
de la República de China, no reconocido por evitar enfrentamientos con
la República Popular China, aunque mantiene una gran actividad
internacional), bien por desinterés (caso de Somalilandia). Otro caso
referente a esto fueron los bantustanes, únicamente reconocidos por la
República de Sudáfrica y rechazados por el resto de la Comunidad
Internacional.
ESTADO
En todas las sociedades humanas, la convivencia pacífica es posible gracias a la
existencia de un poder político que se instituye sobre los intereses y voluntades
particulares. En Estado, organización que acapara este poder en las civilizaciones
desarrolladas, ha tendido a conseguir el bien común mediante distintas formas de
gobierno a lo largo de la historia.
Además de lo anterior, los autores coinciden en que el Estado tiene fines y, aunque no
son elementos que lógicamente formen parte del concepto, sí son constantes y, en
última instancia, pueden identificarse con el bien común, la felicidad de la sociedad, la
justicia social, etc.
Otras doctrinas han afirmado que el Estado no está reconocido por la Ley y que la
personalidad de aquél se manifiesta en órganos típicamente diferenciados como pueden
ser el Parlamento, la Corona, etc.
Dado que no es nuestro propósito tratar extensivamente el tema del Estado sino el de la
Administración Pública, es suficiente saber que el Derecho Positivo Mexicano reconoce
la personalidad del Estado, pues a éste y a otras entidades, la Constitución Política del
los Estados Unidos Mexicanos les otorga personalidad jurídica con derechos y
obligaciones. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, máxima autoridad del
Supremo Poder Judicial Federal, en el decurso de su historia ha reconocido que el
Estado Mexicano tiene una doble personalidad. En su obra de Derecho Administrativo,
Gabino Fraga afirma que el Estado ostenta una personalidad única y que cuando se
habla de la personalidad del Poder Ejecutivo, del Legislativo o del Judicial, se trata de la
misma personalidad del Estado, pero manifestada en forma diferente.
El Estado es una obra colectiva y artificial, creada para ordenar y servir a la sociedad.
Su existencia se justifica por los fines que históricamente se le viene asignando. El
Estado existe para realizar esos fines y se mantendrá en tanto se le encomienden esas
metas. Con su fuerza irresistible, no puede prescindir de lo que es el alma de la
organización política, su principio vital, su motor interno: el fin. Es la finalidad del
Estado. Es la idea objetiva de un bien superior, que no puedan realizar las comunidades
menores, la que aglutina las voluntades de los miembros de la sociedad para constituirse
en Estado.
La actividad del Estado, es decir, lo que el Estado debe hacer, se define por el conjunto
de normas que crean órganos, fijan su funcionamiento y los fines que deben alcanzar.
La exigencia lógica del Estado se precisa por los fines o propósitos que una sociedad
organizada le ha venido señalando de acuerdo con su propia naturaleza.
Las funciones del Estado y los poderes públicos que le corresponden, son potestades
constitucionales que dividen, lógica y políticamente, la acción del Estado con fines
democráticos y técnicos y evitan la concentración de la fuerza estatal en una personal o
entidad.
Dos aspectos del bien del Estado: 1. La existencia del Estado implica, a su vez, la
defensa contra sus enemigos, que pueden existir en su interior o en el exterior. 2. La
conservación del Estado supone el buen funcionamiento de su máquina administrativa,
y supone, además, la existencia de una sana economía estatal.
En el último tercio del siglo XX pueden identificarse cuatro fines fundamentales del
Estado, en los cuales se pueden integrar la totalidad de sus actividades; en primer lugar,
los fines de la política general y orden público; en segundo lugar, los fines de desarrollo
económico; en tercer lugar, los fines del desarrollo social.
El liberalismo capitalista es la exaltación del hombre como base del progreso social. En
el ser humano existen elementos propios y vigorosos para estimular el desarrollo social
que se debe concretar y proteger. Son esas fuerzas las que lo sostienen, sin necesidad de
intromisiones peligrosas que destruyan las libertades fundamentales. Es el
fortalecimiento de los intereses que tiene a su cargo el Estado.
El Estado sólo se justifica por los servicios públicos y por los fines sociales que tiene a
su cargo.
Liberalismo, desde los siglos XVIII y XIX a la fecha. Respecto al valor histórico del
liberalismo, nada tenemos que objetar, pues el liberalismo cumplió su misión gloriosa al
destruir en su época las formas arcaicas de la vida social del Estado monárquico
absolutista y despótico, que amparaban intereses y prejuicios de otros tiempos.
Los defensores actuales del liberalismo sostienen que éste es un sistema de principios
universales y hasta eternos, los cuales no podrán desaparecer, porque sobreviven en los
principios o verdades que toda sociedad juzga como invariable, y agregan que muchos
de los males de la era moderna, se deben al olvido o negación de esos valores o ideales
del viejo liberalismo.
Las funciones del Estado son los medios o formas diversas que adopta el derecho para
realizar los fines del Estado.
La actividad del Estado se expresa en nuestra constitución, artículo 49, en las tres
funciones clásicas, cuyos respectivos órganos ejercitan partes del poder estatal, que es
único, aunque las funciones son múltiples y constituyen la forma de ejercicio de las
atribuciones.
La relación entre poder y función debemos pasar al estudio de las funciones del Estado.
En puridad a cada poder debería corresponder una función específica, es decir, al Poder
Legislativo le corresponde la función legislativa, al Poder Ejecutivo la función
Administrativa, y al Poder Judicial la función jurisdiccional.
El Estado moderno, a diferencia de otras épocas, se caracteriza por ser el creador del
Derecho.
LA FUNCIÓN ADMINISTRATIVA.
Los fines del Estado señalan los propósitos generales o metas por alcanzar que se
incorporan a los textos constitucionales y desarrolla la legislación administrativa.
El poder del Estado, unitario y coactivo, desenvuelve su actividad por medio de las
funciones del mismo.
Las funciones del Estado comprenden a la función legislativa que tiene como acto
básico la ley, a la función administrativa el acto administrativo y la función
jurisdiccional a la sentencia.
TERRITORIO
EL TERRITORIO, ELEMENTO FÍSICO DEL ESTADO
Hay autores que niegan lo anterior, que el territorio sea un elemento indispensable para
el Estado. Tratan de desmaterializar totalmente al Estado con la mira de asegurar en
cualquier hipótesis la preponderancia del elemento humano sobre el territorio.
Por otra parte, no puede hacerse parangón del Estado con la Iglesia, en este aspecto
territorial, porque la misión y fines de la Iglesia, puramente espirituales, son diferentes
de la misión y fines del Estado, en los que se involucran fundamentalmente intereses
materiales. La tierra, interés material, tiene en la comunidad política una categoría y una
función primordiales.
Tiene una función negativa en cuanto circunscribe, en virtud de las fronteras, los límites
de la actividad estatal y pone un dique a la actividad de los Estados extranjeros dentro
del territorio nacional. Estos límites se encuentran. establecidos por el Derecho
Internacional.
El Estado fija sus límites por una autonomía sujeta naturalmente a las contingencias
históricas y a la convivencia con los otros Estados.
Pero la función del territorio no se circunscribe a estos límites. A esta función negativa
se añade una función positiva, que consiste en constituir el asiento físico de su
población, la fuente fundamental de los recursos naturales que la misma necesita y el
espacio geográfico donde tiene vigor el orden jurídico que emana de la soberanía del
Estado.
El Estado, para realizar su misión y sus fines, tiene necesidad de un territorio, es decir,
de una porción determinada del suelo que le proporcione los medios necesarios para
satisfacer las necesidades materiales de su población. Esta obligación que tiene el
Estado de proporcionar los medios necesarios a su población es una de sus obligaciones
específicas.
El Estado, dentro de su territorio, está capacitado para vigilar a los habitantes que se
encuentren dentro del mismo. El dominio de un espacio determinado le permite
controlar a la población, le permite considerar a esa población como población del
mismo Estado.
Por otra parte, en el aspecto internacional, goza de la exclusividad con que posee su
territorio y en caso de invasión puede defenderlo de acuerdo con sus posibilidades
militares.
El Estado que pierde su territorio desaparece, pues ya no tiene espacio donde hacer
valer su poder, donde desarrollar su misión. Del territorio depende también su
independencia frente al extranjero.
LA POBLACIÓN
Los hombres que pertenecen a un Estado componen la población de éste. La población
desempeña, desde el punto de vista jurídico, un papel doble. Puede, en efecto, ser
considerada como objeto o como sujeto de la actividad estatal. La doctrina que ahora
exponemos tiene su antecedente en la distinción, esbozada por Rousseau, entre súbdito
y ciudadanos. En cuanto súbditos, los hombres que integran la. población hállanse
sometidos a la autoridad política y, por tanto, forman el objeto del ejercicio del poder;
en cuanto ciudadanos, participan en la formación de la voluntad general y son, por ende,
sujetos de la actividad del Estado. Es, pues, completamente falsa la tesis que concibe a
éste dividido en dos personas distintas, no ligadas por vínculo jurídico alguno: el
soberano, por una parte, y el pueblo, por la otra.
El conjunto de derechos que el individuo puede hacer valer frente al Estado constituye
lo que en la terminología jurídica recibe la denominación de status personal. Las
facultades que lo integran son de tres clases, a saber:
1. Derechos de libertad.
2. Derechos que se traducen en la facultad de pedir la intervención del Estado en
favor de intereses individuales.
3. Derechos políticos.
EL PODER
Toda sociedad organizada ha menester de una voluntad que la dirija. Esta voluntad
constituye el poder del grupo.
Tal poder es unas veces de tipo coactivo; otras, carece de este carácter. El poder simple,
o no coactivo, tiene capacidad para dictar determinadas prescripciones a los miembros
del grupo, pero no está en condiciones de asegurar el cumplimiento de aquéllas por sí
mismo, es decir, con medios propios. Cuando una organización carece de poder
coactivo, los individuos que la forman tienen libertad para abandonarla en cualquier
momento. Ello aparece con toda claridad incluso en las organizaciones no estatales más
poderosas del mundo, como la Iglesia Católica. Esta última no puede, por sí misma,
constreñir a sus fieles o a sus sacerdotes a que permanezcan en su seno, a no ser que el
Estado le preste su apoyo.
Si una organización ejerce un poder simple, los medios de que dispone para sancionar
sus mandatos no son de tipo coactivo, sino meramente disciplinarios. El poder de
dominación es, en cambio, irresistible. Los mandatos que expide tienen una pretensión
de validez absoluta, y pueden ser impuestos en forma violenta, contra la voluntad del
obligado.
Cuando una agrupación no estatal ejerce un poder de dominación, éste tiene su fuente
en la voluntad del Estado. Ello equivale a sostener que no se trata de un poder propio,
sino derivado. Dicho principio, universalmente admitido en nuestros días, no posee, sin
embargo, valor absoluto. En las épocas en que el poder político no se había consolidado,
habría sido imposible postularlo. Durante la Edad Media, por ejemplo, hubo
agrupaciones no estatales que gozaban, en mayor o menor medida, de un poder de
dominación independiente. Éste fue el caso de la Iglesia Católica, que a menudo hizo
valer su autoridad aun en contra del Estado. Lo mismo ocurrió con numerosos señores
feudales, cuyo poder no era siempre el producto de una delegación de origen estatal.
Una primera reflexión sobre la población de los Estados nos permite darnos cuenta que
se agrupan en muy diversa cantidad en los mismos, que igualmente tienen muy diversas
condiciones geográficas de extensión, localización en el globo terrestre, etcétera, y es
que, como explica Dabin, la población se encuentra repartida entre los diversos Estados
que existen en la superficie terrestre; es decir, no existe un Estado que abarque toda la
población mundial. Pero si tratamos de averiguar las causas de esa división ¿qué criterio
seguiremos para explicar el reparto de la población en diversos Estados existentes?
Por último, y éste es el criterio generalmente seguido, una clasificación mixta. Se toma
en cuenta la población de un mismo territorio y se ve, además, si presentan
homogeneidad de características los habitantes de un territorio para explicar que formen
un Estado diferente.
Población. Ningún Estado existe sin una población que lo integre, por grande o
diminuta que sea, o por diversa que ésta pueda resultar en materia cultural, racial
o lingüística. De hecho, existen muchos Estados plurinacionales (varias naciones
organizadas en un mismo Estado), ya que lo importante es que los pobladores
estén de acuerdo en regirse por las mismas instituciones y compartir un destino
político afín.
Territorio. Todos los Estados poseen un territorio y unas fronteras que
delimitan su área de soberanía y ejercicio de ley, de la de los Estados vecinos.
Dicho territorio es suyo para administrar, ceder, proteger o explotar
económicamente de la manera que mejor le parezca, siempre y cuando no ponga
en jaque los territorios vecinos.
Gobierno. Todo Estado debe contar con instituciones firmes y duraderas para
gestionar la vida en sociedad, así como con autoridades para regirlas y métodos
soberanos para decidir quién ejercerá dicha autoridad en su territorio. Dicho
gobierno ejercerá la política y la administración del Estado por un tiempo
definido en base a las reglas jurídicas, culturales y políticas de la población.
Soberanía. Ningún Estado existe si otro toma por él sus decisiones, así que todo
estado requiere de autonomía y de fuerza para ejercer y defender sus decisiones.
De no poseerlo podremos estar frente a una colonia, un Estado asociado u otras
formas de dominación de un Estado sobre otr
Fuente: https://concepto.de/estado/#ixzz5zj853uGZ
EL GOBIERNO.
El Gobierno es esencialmente la acción por la cual la autoridad impone una línea de
conducta, un precepto, a individuos humanos. Los gobernados son los habitantes del
Estado, nacionales y extranjeros, que se encuentran en el territorio estatal.
Se trata de relacionar los individuos entre sí y a éstos con los órganos del Estado, o bien,
de relaciones entre los distintos sectores del gobierno.
El ordenar cubre normalmente todo el campo delimitado por los fines de la agrupación
política.
Por tanto, observamos que este primer aspecto o primera tarea de la autoridad se
confunde con la misión del Derecho positivo en sentido amplio y que comprende reglas
generales y funciones concretas o administrativas. La autoridad está en aptitud de crear
el Derecho positivo.
Vemos que el Derecho en esta forma nace del aspecto de la actividad de la autoridad
que hemos considerado como Gobierno.
Esta función de elaboración del Derecho en su aspecto formal por medio de las órdenes
que dicta el Estado, se ve condicionada por la orientación hacia la consecución del bien
público.
https://es.wikipedia.org/wiki/Estado