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El artículo habla específicamente de los procesos de transformación urbana que se han desarrollado
en el continente Latinoamericano. Hay un traspaso de una estructura urbana y social relativamente
estable en la sociedad moderna e industrial, a una sociedad contemporánea más compleja y
fragmentada.
Santiago es un caso en Latinoamérica, desde el año 1973 con el comienzo de la dictadura militar se
han establecido políticas de desarrollo urbano con enfoques neoliberales que se han evidenciado a
través de los actores que las promueven: empresarios privados e inmobiliarias; los efectos de las
políticas anteriormente mencionadas han generado grandes procesos de segregación socioespacial.
La hipótesis y argumento central del texto plantea que las transformaciones socioespaciales barriales
urbanas producto del desarrollo inmobiliario y la falta de regulación en Santiago de Chile, revelan
una pérdida de vista de la forma urbana y sus estructuras de sentido para la vida ciudadana,
generando los fenómenos de latino gentrificación y polarización, con implicancias negativas para el
logro de sustentabilidad social urbana.
Por otra parte, las prácticas comunitarias transforman el espacio social, lo significan físicamente, y
solidifican las construcciones. El sentido de comunidad para los vecinos se puede construir y
dinamizar, por ejemplo, en torno a la inseguridad, generando cohesión social a partir de un sentido
comunitario de inseguridad que contribuye a reforzar las estructuras de fragmentación propiciadas
por las políticas urbanas.
Zonificación, confinamiento territorial, gentrificación:
La zonificación con origen en Alemania del siglo XIX, ha contribuido a agudizar externalidades
negativas como la congestión, la contaminación, la inseguridad ciudadana y la homogeneidad
socioeconómica, que se traduce en extensiones urbanas de pobreza aglomerada y “dura”, que
finalmente terminan en el confinamiento territorial: 1) externo, en el caso de comunidades pobres
es construido desde fuera y puede ser vivenciado muy negativamente por sus habitantes; 2) auto
confinamiento, cuando la comunidad (sectores medios y altos de la sociedad) se dinamiza frente al
riesgo, peligro, desconfianza de los otros (de las otras comunidades peligrosas) y se convierte en el
principal vector de sentido (cohesión social).
Los guetos son otra unidad de estudio en el artículo, los autores del artículo están en contra de la
definición de Seligman, quien señala que los guetos son factor de desesperanza aprendida. Ellos
creen que a pesar de ser una forma de subordinación, son un conducto de protección, unificación y
cohesión. Pero que también sufren consecuencias como: estigmas, restricciones, asignaciones
espaciales específicas y paralelismo institucional, esto último significa que se les priva de las
instituciones que constituyen la vida cotidiana.
La latino gentrificación hace referencia al mismo proceso pero fomentado por otros puntos de
tensión social como el género, las nuevas formas de consumo de cultura y principalmente su relación
con el proceso de globalización, si bien en el pasado este proceso era más bien esporádico en la
actualidad es generalizado. La globalización, además de la estrecha relación entre el Estado y el
sector privado, son la principal estrategia para renovar los centros urbanos históricos. La latino
gentrificación posee 4 particularidades: 1) La ciudad se divide en áreas dispares debido a la presencia
de pobreza urbana y exclusión social; 2) Las viviendas a gran altura, que son subsidiadas por el
Estado, al igual que la tendencia a vivir en comunidades cerradas, son expresión física de la exclusión
anterior mencionada; 3) Quienes “consumen” este tipo de viviendas, estàn eligiendo el centro para
vivir una vida urbana “de moda” y cerca de sus trabajos; 4) El consumo de estos se asocia con el
consumo de commodities, como departamentos con apariencia “global” y seguridad entregada por
rejas y cámaras de vigilancia.
Existen tipos de gentrificación, éstos los podemos dividir en la siguiente tabla:
La Polarización:
El enfoque de ventanas rotas (broken windows approach) alude a los imaginarios de falta de
estructuras y control social que evoca el deterioro físico y la obsolescencia urbana, y esto fomenta el
temor de los ciudadanos a salir de sus casas. Se apela a la supuesta territorialidad animal, para
enunciar que cualquier otra persona es potencialmente peligrosa, lo que obliga a protegerse desde
el espacio interior. La búsqueda de seguridad transforma el espacio urbano con intervenciones
anticipadas para intensificar el control social mediante diferentes medidas sociopolíticas y de
carácter policial y penal. En este sentido la expectativa de un acto criminal está determinada por la
propia experiencia (victimización personal o directa), o por modelos de observaciones e
informaciones de terceros que aparecen creíbles. El miedo no tiene sólo una forma material sino que
también está la posibilidad de que sea, de la vulnerabilidad, de la psicosis o de la paranoia.
Si bien antes existía una segregación socioespacial que se caracterizaba por distancias geográficas,
en la actualidad se da un proceso en el que los grupos socioeconómicos distintos se encuentran más
cercanos, por lo que se dan nuevas dinámicas de diferenciación.
Los datos entregados respecto a las situaciones anteriores y sus posibles soluciones pueden
resumirse en el siguiente cuadro:
Conclusiones:
Los hallazgos muestran para los procesos de transformación socioespacial barrial pericentral y
periférico, una fase de latino gentrificación y polarización. Esto signifi ca que la segregación ha
mutado hacia polarización en un escenario de cercanía geográfica donde la pobreza y la
desarticulación espacial generan bloqueo de la relación entre vecinos. En estos barrios, el gran
perdedor frente a estos procesos de transformación es el espacio público. Lo que es más cívico
dentro de la ciudad genera inseguridad, los espacios públicos. De manera que lo público queda
como residual, no deseado y al servicio de quien no tiene otra alternativa.
La comunidad se cohesiona en función de imaginarios globales de miedo, riesgo y amenaza, pero
donde la cercanía de la pobreza los personaliza, estos signos muestran un tránsito de un fenómeno
de segregación socioespacial a un fenómeno de polarización social en estructuras urbanas
fragmentadas. El potencial de inseguridad impacta directamente tanto a aquellos afectados por la
criminalidad así como a las potenciales víctimas, no existe una correlación directa entre el desarrollo
de la criminalidad y el sentimiento de inseguridad percibido en la sociedad. El sentido de inseguridad
es un fenómeno generalizado y parece ser de importancia mayor que la amenaza real, es un
construcción social.
En la medida que la ciudad obliga a la convivencia y a defi nir políticas de integración de las
“diferencias” que a menudo están en el origen de la inseguridad y del miedo, es el único espacio
capaz de mitigar verdaderamente el miedo sin renunciar a esta complejidad. Es decir, desde esta
perspectiva la ciudad sería un antídoto contra el miedo, pero no tan solo por la tradición histórica de
lugar cerrado y de comunidad humana sino, por la ciudad como espacio de convivencia y de
intermediación entre intereses diversos y contrapuestos.
Actualmente, en el contexto latinoamericano como global, se discute fuertemente sobre medidas de
mejoramiento de la calidad de vida en las ciudades. Entre ella, cobra significancia la promoción de
diversidad socio espacial como la vida comunitaria entre distintas generaciones, diferentes grupos
étnicos, entre ricos y pobres, y también como herramienta estratégica de planificación para rescatar
la ciudad íntegra de su proceso de segmentación con nuevas conexiones y redes que apoyen la
cohesión comunitaria en la reducción de conflictos y las causas de estos. Las reflexiones se orientan
en el camino de promover el enfoque del urbanismo ciudadano caracterizado por una política
urbana, centrada en la valoración de la realidad plural y diversa de los barrios y comunidades.