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Encuentro con Yves Requena

Director Pedagógico del Instituto Europeo de Qi Gong

Fecha del artículo 1/6/2000 Revista Natural España

El Qi Gong, practicado naturalmente en China, lleva a los occidentales a cuestionarse cosas un

poco tontas...
Respuestas muy simples del Dr. Yves Requena, acupuntor y profesor de Qi Gong.

Pregunta: ¿Que es lo que le acercó a la medicina china? Usted había seguido los estudios de medicina
tradicional occidental...
Respuesta: Cierto, pero ya había descubierto el yoga aproximadamente un año antes de empezar medicina. Ya era yogui
cuando entré en la Facultad... Era al mismo tiempo estudiante de medicina y profesor de yoga; eso me llevó de forma natural
a interesarme por las técnicas médicas orientales.

P: Yoga, Qi Gong, Tai Ji Chuan... Cuesta orientarse, encontrar la diferencia entre todos esos métodos orientales.
R: Yoga y Qi Gong están efectivamente bastante cercanos y algunas posturas son incluso comunes a esas dos prácticas. El
Yoga viene de la India, mientras que el Qi Gong viene de China y ambas se han inspirado la una en la otra en el transcurso de
los siglos. Sin embargo, para mí que he practicado el yoga durante mucho tiempo e incluso he enseñado yoga, encuentro que
el Qi Gong abre más hacia el exterior y su manera de poner la energía en circulación es más dinámica. En cuanto al Tai Ji
Chuan, los movimientos son muy próximos y a veces idénticos a los del Qi Gong. Sin embargo es un arte marcial, se realizan
defensas y ataques, con la finalidad imaginaria de enfrentar un enemigo. Sólo es una pequeña parte del Qi Gong con un
propósito bien preciso.

P: ¿Como se pasó del Yoga al Qi Gong?

R: Ha habido encuentros y viajes. Durante uno de mis periplos en China, en 1989, vi cosas extraordinarias, cancerosos curarse
practicando el Qi Gong. Me exalté. Yo ya practicaba desde hacía varios años el Qi Gong y fundé el Instituto Europeo de Qi
Gong.

P: ¿Piensa Usted que el Qi Gong cura el cáncer?

R: No puedo afirmarlo ya que he tenido alumnos que han aprendido Qi Gong y que desgraciadamente se han muerto de un
cáncer. Pero también he visto gente curarse con este arte energético. Es algo muy personal. Tampoco puedo decir que esto
cure la miopatía. Y no obstante, una joven mujer afectada por esta enfermedad me demuestra en este momento que, en su
caso, el Qi Gong hace milagros. No digo que esté salvada. Pero estaba muy mal y ahora vive de forma totalmente normal,
incluso es ayudante de un profesor de Qi Gong. La enfermedad no está erradicada. Mientras tanto, esta chica ha conseguido
superarla dominando (manejando) su energía y guiándola a través de su organismo enfermo... Eso ya es grandioso.

P: ¿Entonces, Ud. forma profesores?

R: Sí. Desde la creación del Instituto, hace once años, he formado alrededor de 200 profesores.

P: ¿Quién se forma en Qi Gong y en cuánto tiempo?

R: La formación está abierta a todo el público. Se pueden encontrar médicos acupuntores, kinesiólogos, fisioterapeutas,
osteópatas, educadores, terapeutas pero también secretarias, artesanos, profesionales liberales, formadores en recursos
humanos, profesores de yoga o de Tai Ji Chuan... La formación de Profesor de Qi Gong dura 3 años, a razón de cuatro
semanas de tres días y una semana de seminario en verano por año. También proponemos una formación de Monitor de Qi
Gong Terapéutico específica para los profesionales de la salud.

P: ¿Y todo el mundo obtiene su diploma al acabar?

R: No, desgraciadamente. Digamos que como media, dos tercios de los alumnos lo obtienen. Los otros necesitan un
complemento y, en ese caso, deben continuar aprendiendo antes de enseñar.

P: ¿Su escuela es la única en Francia?

R: No, fue la primera en Europa en 1989 pero, hoy, otras han visto la luz.

P: ¿Y Ud. cree que todas las escuelas son válidas?

R: Es como en todo: las hay muy buenas y menos buenas. ¡No voy a decirle que tal escuela es mejor que otra, o que la mía
es la única válida! Simplemente, hay que desconfiar de algunas personas que se han olido que es un negocio y se aprovechan
de los novatos. Estoy pensando, cuando le digo todo esto, en un profesor de Qi Gong que se permite decirle, la primera vez
que Ud. lo ve, que tiene usted un cáncer de próstata y que afortunadamente ha tenido la buena idea de ir a verlo porque si no
Ud. moriría en las semanas siguientes... Y pretende que si le da 10.000 francos por adelantado, le resolverá todo eso! Las
técnicas orientales abren las puertas a los charlatanes y los abusos por lo que hay que ser precavido. Aunque la mayoría de
escuelas distan de eso.

P: La idea de colgarse en la energía del cielo o de la tierra también puede parecer un poco disparatada... y dar lugar a
fugas hacia lo irracional...
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R: Es cierto. En todas las técnicas de meditación y más particularmente en el Qi Gong que, a pesar de todo consiste en
“mirarse el ombligo”, se puede patinar, irse en un delirio. Veo en seguida, en mis cursos, a la gente dispuesta a oscilar y la
cuadro: en Qi Gong nosotros guiamos la energía y no es la energía la que nos guía. No se entra en trance. Para ese tipo de
cosas es mejor ir a buscar a otros sitios. Me acuerdo de un seminario que organicé en el desierto. Una participante, la primera
que llegó, empezó a preguntarme si se dormía sólo en las tiendas o eran compartidas porque, cada noche, se iba en viaje
astral. Sintiéndolo mucho tuve que explicarle que cuando voy al desierto a hacer Qi Gong es para estar en el desierto y no en
el cosmos... Tuve que decepcionarla.

P: ¿Usted va, entonces, viajando por el mundo?

R: El desierto es un lugar muy agradable para hacer Qi Gong por lo que me complace mucho organizar seminarios en él. Pero
también voy regularmente a Portugal, a España o a América del Sur puesto que se me solicita como experto pedagógico en
distintos institutos de Qi Gong en el extranjero. Eso me permite también reencontrar numerosos compadres que practican la
disciplina y nos enriquecemos mutuamente de nuestras experiencias y conocimientos.

P: ¿A qué edad se puede practicar el Qi Gong?

R: ¡No hay edad! Una chica de 18 años y un hombre de 78 pueden seguir el mismo curso sin que ninguno de los dos sufra ni
se aburra. Una sesión de Qi Gong es un placer real. Se está feliz, es como si se hiciera un partido de ping-pong o de tarot con
amigos, siempre es un buen momento. Me acuerdo de un seminario en México. Asistían unas sesenta personas y un hombre
tuvo que traer a todos sus hijos (una decena). Cuando comenzamos a colocarnos en la postura del mono, los niños la hicieron
rápidamente y después se giraron para ver como los adultos hacían el mono. Y claro, eso provocó un ataque de risa.

P: Ud. escribe en su libro “Hacia el descubrimiento del Qi Gong”, en el capítulo “Captar la energía de la tierra” que a
medida que uno se entrena y se vuelve experto, las sensaciones son muy claras, como si el agua fluyera o como si el
aire entrara por los pies. ¿Cuántas sesiones hacen falta para sentir los flujos de energía?
R: Alrededor del 80% de personas tienen sensaciones desde la primera sesión. Al principio, son hormigueos, impresiones de
calor. Se siente que pasa alguna cosa.

P: Y para asistir a los cursos, ¿hay una edad?

R: Evidentemente, me parece imposible para un niño. El límite inferior lo sitúo entre 18 y 21 años,
Según la madurez de los individuos. Como compensación uno puede hacerse profesor tarde.
Mi alumno más viejo se hizo profesor a los 75 años y ya lleva 5 años enseñando con mucho éxito.

P: ¿Nos podría resumir qué representa para Ud. el Qi Gong?

R: En primer lugar puede jugar un rol terapéutico evidente ayudando a las personas a sanar, a desembarazarse de su estrés.
Puede ser practicado con gran beneficio por las personas de edad que de esta manera están menos oxidadas, duermen mejor
por la noche y están más enérgicos durante el día.
El hecho de que el Qi Gong no pida capacidades mínimas es esencial. El Qi Gong también tiene un gran rol en el dominio
socio profesional. Ya se está utilizando en el marco de la formación profesional, en ciertas escuelas, en algunas prisiones.
También es una técnica que se desarrolla en el medio artístico: danza, canto lírico, canto, arte dramático, pintura, caligrafía...
puesto que facilita la comunicación hacia los otros, el aprendizaje y desarrolla la creatividad.

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